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Por lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre una persona está realizando un
juicio moral. La ética, pues, estudia la moral y determina como deben actuar los miembros de
una sociedad. Por lo tanto, se le define como la ciencia del comportamiento moral.
La ética no es coactiva, ya que no impone castigos legales, (sus normas no son leyes.) la
ética ayuda a la justa aplicación de las normas legales en un Estado de derecho, pero por sí
misma no es punitiva desde el punto de vista jurídico, sino que promueve una
autorregulación.
La ética puede dividirse en diversas ramas, entre las que se destacan la ética normativa (son
las teorías que estudia al axiología moral y la deontología, por ejemplo) y la ética aplicada (se
refiere a una parte especifica de la realidad, como la bioética y la ética de las profesiones).
1.2.1. Moral:
ETICA CONCEPTO
ETICA GRIEGO ETHOS - ETHIKA
COSTUMBRES
MORAL CONCEPTO
COSTUMBRES
ÉTICA: es una disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre como ser
individual y social, es la reflexión sobre el ethos de cada individuo, es la luz que nos orienta
hacia lo que debemos hacer u omitir.
CLASIFICACION DE LA ÉTICA:
• ETICA A PRIORI O FORMAL
• ETICA A POSTERIORI O MATERIAL
• ETICA AUTORITARIA
• ETICA HUMANISTA
UNIDAD I LIC. GENARO GARCÍA HERNÁNDEZ Página 1
Apuntes de Ética y Derechos Humanos
CLASIFICACION DE LA MORAL:
• MORAL TEORICA
• MORAL PRACTICA
1.2.2. AXIOLOGÍA:
Es la ciencia que nos permite conocer y debatir sobre los valores que hacen al ser humano.
Debemos de tener bien claro que a lo valores les denominamos virtudes, porque poseen una
fuerza que nos capacitan para afrontar grandes tareas, porque sin fuerza, sin ilusión, no
podríamos acometerlas ni siquiera la tarea de vivir.
Axiología (del griego axios, lo que es valioso es estimable, y logos ciencia), teoría del valor o
de lo que se considera valioso.
Se designa con el término de Axiología a aquella rama de la Filosofía que ocupa y centra en
el estudio de la naturaleza de los valores y los juicios valorativos.
La axiología estudia tanto aquellos valores negativos como positivos, analizando sus
primeros principios que son aquellos que permitirán determinar la valía o no de algo o
alguien, para luego formular los fundamentos del juicio tanto en el caso de ser positivo como
negativo.
Así mismo, lo ético podemos considerarlo a través de la acción; la libertad por ejemplo
representa algo fundamental en nuestra vida; las consecuencias que puede traer el hecho de
arremeter en contra de aquello que es central en nuestras vidas, aquí es donde emerge lo
ético como reflexión moral, porque es en la acción en donde nace y toma sentido el análisis
ético. Por ende cuando hablamos de ética estamos suponiendo la acción, porque cuando se
presenta el dinamismo en los calores es cuando emitimos juicios sobre lo que nos parece
malo o bueno, es cuando presentamos criterios de elección.
1.2.3. Teleología:
El término teleología proviene de los dos términos griegos Télos (fin, meta, propósito)
y Lógos (razón, explicación). Así pues, teleología puede ser traducido como «razón de algo
en función de su fin», o «la explicación que se sirve de propósitos o fines». Decir de un
suceso, proceso, estructura o totalidad que es un suceso o un proceso teleológico significa
dos cosas fundamentalmente: a) que no se trata de un suceso o proceso aleatorio, o que la
forma actual de una totalidad o estructura no es (o ha sido) el resultado de sucesos o
procesos aleatorios; b) que existe una meta, fin o propósito, inmanente o trascendente al
propio suceso, que constituye su /razón, explicación o sentido. En términos de cierta tradición
filosófica, esto equivaldría a decir que dicha meta o sentido son la razón de ser del suceso
mismo, lo que le justifica en su ser. Como se ve, el carácter teleológico de un suceso se
opone a su carácter aleatorio. Sin embargo, de ahí no podemos deducir que teleológico y
necesario (en su acepción epistemológica de legaliforme), sean coincidentes.
1.2.4. DEONTOLOGÍA:
Etimológicamente es la ciencia del deber. Deon, deontos: significa obligación, deber, Logía:
expresa conocimiento, estudio.
El objeto de estudio de la Deontología son los fundamentos del deber y las normas morales.
Dicho propiamente la deontología profesional se refiere al conjunto de deberes reconocidos
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Apuntes de Ética y Derechos Humanos
dentro de una profesión, es decir; las normas a seguir de un medio profesional. Estas normas
determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su
actividad. Siendo estas exigencias de orden moral puesto que regulan el comportamiento
interno del sujeto y apelan a la conciencia y buena voluntad de este. Esto sugiere una de
las intenciones de la redacción de los códigos deontológicos: explicitar la dimensión
estrictamente moral de una profesión, aquellos comportamientos exigibles a los
profesionales, aunque no estén delimitados jurídicamente.
El sentido más antiguo de la ética (de origen griego) residía en el concepto de la morada o
lugar donde se habita; luego referido al hombre o pueblos se aplicó en el sentido de su país,
tomando especial prestigio la definición utilizada por Heidegger: "es el pensar que afirma la
morada del hombre", es decir su referencia original, construida al interior de la íntima
complicidad del alma. En otras palabras ya no se trataba de un lugar exterior, sino del lugar
que el hombre porta a sí mismo. "El ^ethos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la
raíz de la que brotan todos los actos humanos.
El vocablo ^ethos sin embargo, tiene un sentido mucho más amplio que el que se da a la
palabra ética. Lo ético comprende la disposición del hombre en la vida, su carácter,
costumbre y moral. Podríamos traducirla "el modo o forma de vida" en el sentido profundo de
su significado.^Ethos significa carácter, pero no en el sentido de talante sino en el sentido
"del modo adquirido por hábito". ^Ethos deriva de éthos lo que significa que el carácter se
logra mediante el hábito y no por naturaleza. Dichos hábitos nacen "por repetición de actos
iguales" , en otras palabras, los hábitos son el principio intrínseco de los actos.
La Ética como muy bien dice Vidal, es la "realidad y el saber que se relaciona con el
comportamiento responsable donde entra en juego el concepto del bien o del mal del
hombre".
La ética florece a partir de nuestros valores que nos dictan si algo esta bien o mal (correcto o
incorrecto) en un acto humano. Mayor relevancia adquiere cuando el acto afecta a un
tercero.
La Moral (de origen Latín) significa lo mismo que ética ya que traduce el significado
de éthos (costumbre) y ^ethos (carácter/talante), dejando atrás su primera aproximación en
que el término mos solo se refería a "costumbre".
1.3.1. SÓCRATES:
La ironía: Es el arte de hacer preguntas tales que hagan descubrir al otro su propia
ignorancia. En otras palabras, comprender que no sabe nada.
La mayéutica: Consiste en hacer preguntas de modo tal que el otro llegue a descubrir la
verdad por sí mismo.
Según Aristóteles dos cosas se pueden atribuir a Sócrates: los razonamientos inductivos y la
definición de lo universal. Ambos logros refieren, naturalmente al principio de la ciencia.
El saber y la virtud coinciden de acuerdo a la doctrina socrática porque el que conoce lo recto
actuará con rectitud y solo por ignorancia se hace el mal. Esta doctrina, que será criticada
por Aristóteles solo puede ser comprendida si se tiene en cuenta que Sócrates defendía
también el utilitarismo moral: lo bueno (moralmente) es lo útil.
Todo el mundo busca la felicidad y la utilidad y la virtud consiste en discernir qué es lo más
útil en cada caso. Así pues, el saber del que habla Sócrates no es un saber teórico sino un
saber práctico a cerca de lo mejor y más útil en cada caso. Este saber virtuoso puede ser
enseñado y aprendido porque no bastan las aptitudes naturales para alcanzar la bondad y la
virtud.
1.3.2. PLATÓN:
Platón establecía que era la polis y no el individuo el sujeto de la moral, es decir -planteaba-
la virtud no puede ser alcanzada por el hombre sino que el Estado lo debe orientar hacia
fines morales (no por medio de la dialéctica sino por la persuasión).
Al igual que ocurre con los otros aspectos de su filosofía la ética no es objeto de un tratado
específico en el que se aborde el tema sistemáticamente. El hecho de que muchos de los
diálogos platónicos comiencen con alguna interrogación acerca de la virtud en general, o de
determinadas virtudes en particular, muestra claramente, sin embargo, que el interés por el
análisis del comportamiento humano no es algo accidental en Platón. Como hemos visto en
su concepción de la ciudad ideal, el objetivo de la vida del hombre no puede reducirse a la
satisfacción de sus necesidades materiales; más allá de éstas, el hombre debe ser objeto de
un desarrollo completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su
alma, la irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía
de su vida.
Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer, la justicia
en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que debe. Ello implica que
la vida buena para el hombre es una vida en la que se atiendan las necesidades "materiales"
y "espirituales".
Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar correctamente, tanto en lo público como en
lo privado, nos dice Platón en la República, al terminar la exposición y análisis del mito de la
caverna. Cuando alguien elige una actuación que es manifiestamente mala lo hace, según
Platón, creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que nadie opta por el mal a
sabiendas y adrede. En este sentido la virtud cardinal sería la prudencia, la capacidad de
reconocer lo que es verdaderamente bueno para el hombre y los medios de que dispone
para alcanzarlo. La dependencia con respecto al intelectualismo socrático es clara en la
reflexión ética de Platón.
1.3.3. ARISTÓTELES:
"Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen
tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello
a que todas las cosas aspiran". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1). "Siendo como son en gran
número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por consiguiente los fines. Así, el
fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el navío; el de la estrategia, la
victoria, y el de la ciencia económica, la riqueza". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1)
La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se realiza en vistas a un
fin, y el fin de la acción es el bien que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien.
Pero muchas de esas acciones emprendidas por el hombre son un "instrumento" para
conseguir, a su vez, otro fin, otro bien.
No se trata de buscar una definición de felicidad al modo en que Platón busca la Idea de
Bien, toda vez que el intelectualismo platónico ha sido ya rechazado. La ética no es, ni puede
ser, una ciencia, que dependa del conocimiento de la definición universal del Bien, sino una
reflexión práctica encaminada a la acción, por lo que ha de ser en la actividad humana en
donde encontremos los elementos que nos permitan responder a esta pregunta. Cada
sustancia tiene una función propia que viene determinada por su naturaleza; actuar en contra
de esa función equivale a actuar en contra de la propia naturaleza; una cama ha de servir
para dormir, por ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no cumplen su función diremos que son
una "mala" cama o un "mal" cuchillo. Si la cumplen, diremos que tienen la "virtud" (areté) que
le es propia: permitir el descanso o cortar, respectivamente; y por lo tanto diremos que son
una "buena" cama y un "buen" cuchillo. La virtud, pues, se identifica con cierta capacidad o
excelencia propia de una sustancia, o de una actividad (de una profesión, por ejemplo).
La ética agustiniana, aunque inspirada directamente por los ideales morales del cristianismo,
aceptará elementos procedentes del platonismo y del estoicismo, compartirá con ellos la
conquista de la felicidad como el objetivo o fin último de la conducta humana; este fin será
inalcanzable en esta vida, dado el carácter trascendente de la naturaleza humana, dotada de
un alma inmortal, por lo que sólo podrá ser alcanzado en la otra vida.
Hay aquí una clara similitud con el platonismo, mediante la asociación de la idea de Bien con
la de Dios, pero prevalece la inspiración cristiana al considerar que la felicidad consistiría en
la visión beatífica de Dios, de la gozarían los bienaventurados en el cielo, tras la práctica de
la virtud. Además, hay que tener en cuenta que es necesaria la gracia de Dios para poder
alcanzar tal objetivo, lo que hace imposible considerar la salvación como el simple efecto de
la práctica de la virtud, (entre otras cosas por la imperfección de la naturaleza humana que
supone el pecado original), y planteará no pocos problemas teológicos, recurrentes a lo largo
de la historia del cristianismo.
Respecto al problema de la existencia del mal en el mundo (si Dios es la suma Bondad ¿por
qué lo permite?) la solución se alejará del platonismo, para quien el mal era asimilado a la
ignorancia, tanto como del maniqueismo, para quien el mal era una cierta forma de ser que
se oponía al bien; para San Agustín el mal no es una forma de ser, sino su privación; no es
algo positivo, sino negativo: carencia de ser, no-ser. Todo lo creado es bueno, ya que el ser y
el bien se identifican.
La ciudad de Dios la componen cuantos siguen su palabra, los creyentes; la terrenal, los que
no creen. Esa lucha continuará hasta el final de los tiempos, en que la ciudad de Dios
triunfará sobre la terrenal, apoyándose San Agustín en los textos sagrados del Apocalipsis
para defender su postura. De hecho, la oposición señalada será utilizada posteriormente
para defender la prioridad de la Iglesia sobre los poderes políticos, exigiendo su sumisión, lo
que ocurrirá en la alta edad media. Asegurada esa dependencia, San Agustín aceptará que
la sociedad es necesaria al individuo, aunque no sea un bien perfecto; sus instituciones,
como la familia, se derivan de la naturaleza humana, siguiendo la teoría de la sociabilidad
natural de Aristóteles, y el poder de los gobernantes procede directamente de Dios.
La ética de Tomás de Aquino sigue la línea aristótelica, aunque adaptada a los presupuestos
cristianos en los que se basa el pensamiento del aquinate. Aristóteles consideraba que todas
las acciones humanas estaban encaminadas a un fin último concreto (teleología), y respecto
éste, todos los demás son particulares, secundarios pues tan sólo sirven para alcanzar aquel
fin último que unifica, organiza y jerarquiza a todos los demás. El fin de todas las acciones
humanas es adquirir la felicidad (eudaimonía).
La felicidad consiste en perseguir aquello que es lo más natural para la propia naturaleza.
Según Aristóteles lo más genuino del hombre es el uso de la razón, del logos, así el hombre
será feliz en la medida en que desarrolle al máximo su poder cognoscitivo y ejercite la
capacidad racional (intelectualismo).
Para lograr la felicidad, Aristóteles aconsejaba practicar la virtud. Esta no consiste sólo en
conocimiento, como quería Socrátes, pues en dicho proceso de adquisición se interponen las
pasiones, que han de ser encauzadas racionalmente por medio de virtudes prácticas.
Aristóteles no da reglas concretas para conseguir la felicidad, sino que propone que las
conductas virtuosas son aquellas que guardan un equilibrio entre los extremos. Así, por
ejemplo, el valor es el término medio entre la cobardía y la temeridad; la generosidad, entre
la avaricia y la ostentación, etc.
La vía que defiende Tomás de Aquino para llegar a la felicidad, es el amor. Serán buenas
acciones aquéllas que, basándose en el amor y en el conocimiento natural, nos acerquen a
la presencia divina, y malas las que nos alejen del camino de Dios. Este fin teológico es el
que perfecciona a los hombres como seres racionales. Ahora bien, el hombre por sí mismo
no puede lograr este objetivo explícito en las escrituras por lo que necesita la gracia de Dios.
Tomás de Aquino coincide con Aristóteles al considerar a las virtudes como hábitos, acciones
buenas encaminadas a vivir correctamente. Y siguiendo a Aristóteles también enumera las
virtudes fundamentales que según él desarrollan al individuo de una manera racional. Entre
estas podemos citar: virtudes intelectuales (práctica de las ciencias), virtudes morales
(Justicia, fortaleza, templanza) y virtudes teologales (fe, esperanza y caridad).
El teólogo protestante francés y reformista religioso Juan Calvino aceptó la doctrina teológica
de que la salvación se obtiene sólo por la fe y mantuvo también la doctrina agustina del
pecado original. Los puritanos eran calvinistas y se adhirieron a la defensa que hizo Calvino
de la sobriedad, la diligencia, el ahorro y la ausencia de ostentación; para ellos la
contemplación era holgazanería y la pobreza era o bien castigo por el pecado o bien la
evidencia de que no se estaba en gracia de Dios. Los puritanos creían que sólo los elegidos
podrían alcanzar la salvación. Se consideraban a sí mismos elegidos, pero no podían
estar seguros de ello hasta que no hubieran recibido una señal. Creían que su modo de vida
era correcto en un plano ético y que ello comportaba la prosperidad mundana. La
prosperidad fue aceptada pues como la señal que esperaban.
Grocio. Aunque esta obra apoya algunas de las doctrinas de santo Tomás de Aquino, se
centra más en las obligaciones políticas y civiles de la gente dentro del espíritu de la ley
romana clásica. Grocio afirmaba que la ley natural es parte de la ley divina y se funda en la
naturaleza humana, que muestra un deseo por lograr la asociación pacífica con los demás y
una tendencia a seguir los principios generales en la conducta. Por ello, la sociedad está
basada de un modo armónico en la ley natural.
1.3.7. CALVINO:
Aunque la iglesia medieval conocía los diez mandamientos – Pelagio, en su defensa del libre
albedrío, llegó a enseñar que era posible obedecerlos perfectamente, y la mayor parte de la
iglesia pasó a creer que la observación de esos preceptos daba mérito para la salvación –
fue Calvino quien comenzó un estilo casi completamente nuevo de uso sistemático de los
diez mandamientos como base ética. En la Institución, II.vii 8, él hace una exposición de la
ley moral, para lo que utiliza, aproximadamente, cincuenta páginas. Su defensa, en una larga
exposición, es que “los mandamientos y las prohibiciones siempre dejan implícito más de lo
que las palabras expresan… En todos los mandamientos… se expresa una parte y no todo…
la mejor regla, entonces, es que la exposición sea direccionada al designio del precepto…
como el final del quinto mandamiento es que la honra sea dada a aquellos que Dios
determina la honra…” (II.vii.8).
“El propósito de ese precepto es que, como Dios unió la humanidad en un cierto tipo de
unidad, todo hombre debe considerarse responsable por la seguridad de todos. En suma, por
tanto, toda violencia, injusticia y toda clase de mal que pueda herir el cuerpo de nuestro
prójimo, nos es prohibido… El Legislador Divino… pretende que la regla gobierne el alma…
Por tanto el homicidio mental es igualmente prohibido… ‘Aquel hombre que odia a su
hermano es asesino’”.
1.3.8. LUTERO:
Lutero niega la bella construcción de la Ética y tan solo reconoce en ella la obra de la Ley.
Según esta Ética, Dios se ha sujetado al Orden de su creación, y a los principios humanos de
acción ética. Él mismo no es más que una piedra elemental en la construcción de la Catedral
hecha de seres humanos, ética e Iglesia.
Tan pronto como las acciones de Dios, en esta construcción artística, dejan de ser
reconocibles para los humanos, Dios mismo se vuelve incomprensible, oscuro y
desconocido. Como monje, Lutero ya había iniciado su camino en la práctica de las virtudes
y de ganar su justicia ante Dios, por medio de ejercicios y logros devotos. Y él debió
reconocer entonces, que en toda acción devota, siempre se cuela la segunda intención
egoísta, de que con ello se ha ganado algo. Así combatió inclusive contra su propia
consciencia, y cayó en la desesperación. Hasta que reconoció que se encontraba bajo el
dominio de un falso concepto de justicia. Los ojos se le abrieron, cuando leyó la cita de Carta
a los romanos 1,17 “En el Evangelio se revela la justicia que ante Dios tiene valor: el justo
vivirá por la fé.” La justicia, por lo tanto, no es nada que uno pueda ganarse ante Dios, por
medio de virtudes y acciones; sino, la justicia, es una experiencia para la cual uno no puede
emprender nada. Es un regalo de Dios, por su misericordia y tan solo por medio de la Fé. A
ningún ser humano le puede corresponder por su propia fuerza. En este nuevo concepto de
justicia, se destruye, para Lutero, el aparato completo de la Ética medieval. Por ello, trabaja
Lutero en su Ética, con diferenciaciones fijas, para escaparse claramente de esos viejos
principios. La primera diferencia se refiere a la Justicia. Lutero habla de la justicia por de la
fe. Esta es una justicia pasiva. Es prometida y regalada. Por otra parte, está la justicia de la
ley. Ésta es una Justicia activa, que trata el ser humano de ganarse con sus acciones. Ante
Dios cuenta, según la Carta a los romanos, únicamente la justicia por la fe. Así llega Lutero a
la línea básica de sus reflexiones éticas: “Nosotros no somos justos porque hacemos lo
correcto, sino, porque hacemos lo correcto somos justos. ” (según Romanos 3,20).
Lutero dice :
“Si ves lo que estas haciendo, ya has perdido tu nombre cristiano. Es cierto, que uno debería
realizar buenas obras, ayudar a otros, aconsejarlos y darles, pero por ello, nadie va a ser
llamado Cristiano, y tampoco es por ello un Cristiano.” Aquí se puede ver claramente, porqué
se llegó a la Reforma. Pues ya no se trata de curar o reparar daños y faltas, sino aquí se ve
el ideal negado que determinó, durante toda la Edad Media, la Existencia. El ideal de que un
humano debe ensayarse en la virtud, para alcanzar la justicia.
Qué significado tienen ahora, en esta nueva concepción, las buenas obras, es decir, el
comportamiento ético. Para Lutero, son los hechos algo que sigue automáticamente a la fe.
Tal y como un buen árbol da buena fruta.
Las obras no son más que una señal, de que ahí está la fe. Ellas ya no decíden el valor de
una persona frente a Dios. Sin embargo, también sería falso decir, que las acciones en la
ética de Lutero no tienen ningún significado. Bién que lo tienen, pero ya no es un significado
definitorio, enfocado a una meta, es decir, ser reconocido por Dios; sino ahora tienen un
significado consecutivo. En su escrito sobre “Las Buenas Obras” de 1520, Lutero se
posiciona contra la crítica, de que la Reforma destruye la educación virtuosa y moral. Él tiene
en mente mucho más. Ahora sabemos por primera vez, qué son las buenas obras. El hecho
más distinguido es la fe misma. De ella emanan todas las demás obras. Buenas obras son
aquellas que conllevan el nombre de Dios, porque él las ha ordenado, el las quiere tener. Por
ello, Lutero desarrolla sus reflexiones éticas concretas, cada vez más hacia los diez
Mandamientos.
La actitud de Kant frente a la problemática metafísica es por cierto, algo ambigua en tanto
afirma por un lado que no conocemos ni podemos conocer el absoluto (puesto que el
conocimiento humano se limita a la experiencia) pero, al mismo tiempo, considera al hombre
un ente dotado de razón, facultad de lo incondicionado, de manera tal que la metafísica es
considerada una necesidad natural en el hombre. El hombre no puede ser indiferente a la
problemática metafísica, tal es la razón por la cual siempre tomamos alguna posición al
respecto.
Kant busca resolver esta aparente contradicción, pero no en el plano gnoseológico sino en el
moral, en el campo de la razón práctica (es decir, la razón en tanto determina la acción del
hombre). Si bien no podemos alcanzar el absoluto, sí tenemos cierto acceso a algo que se le
acerca. Este contacto de aproximación se da en la conciencia moral, o la conciencia del bien
y del mal, lo justo y lo injusto, lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer. La
conciencia moral, es para Kant, la presencia de lo absoluto o al menos, parte del absoluto en
el hombre.
Mientras que en la naturaleza todo se encuentra condicionado por las leyes de la causalidad
en la conciencia moral rige un imperativo que no conoce condiciones, un imperativo
categórico. La conciencia moral dice 'no mentirás' sin condicionar en modo alguno el
mandamiento, no establece circunstancias particulares bajo las cuales la ley tiene validez o
no, el mandanto es siempre absolutamente válido, de otra forma, no sería una exigencia
moral.
Kant diferencia el imperativo categórico del imperativo hipotético. En este último, el mandato
se halla condicionado o reducido a una circunstancia determinada: 'si quiero ganar su
confianza, no debo mentir porque si no es importante para mí ganar su confianza, mentir o
no mentir, deja de ser un mandato.
La buena voluntad
De acuerdo a la ética de Kant, sólo la buena voluntad es absolutamente buena en tanto que
no puede ser mala bajo ninguna circunstancia: "La buena voluntad no es buena por lo que se
efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos
propuesto, es buena solo por el querer, es decir, es buena en sí misma."
El deber refiere a que la 'buena voluntad', bajo ciertas limitaciones, no puede manifestarse
por sí sola.
El hombre, no es un ente puramente racional, sino que también es sensible. Kant observará
que las acciones del hombre en parte están determinadas por la razón pero existen también
'inclinaciones' como el amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia, el placer... que
también ejercen su influencia. El hombre reúne en su juego la racionalidad y las
inclinaciones, la ley moral y la imperfección subjetiva de la voluntad humana. Entonces, la
buena voluntad, se manifiesta en cierta tensión o lucha con estas inclinaciones, como una
fuerza que parece oponerse. En la medida que el conflicto se hace presente, la buena
voluntad se llama deber.
hombre que salva es un medio a través del cual conseguiré un fin (recuperar el dinero
prestado). Desde un punto de vista ético, es un acto neturo (ni bueno ni malo).
c. Actos de acuerdo al deber y por inclinación inmediata: Quien se está ahogando es alguien
a quien amo y por lo tanto, trato de salvarlo. También el el deber coincide con la inclinación.
Pero en este caso, es una inclinación inmediata porque la persona salvada no es un medio
sino un fin en sí misma (la amo). Pero para Kant, este es también un acto moralmente
neutro.
d. Actos cumplidos por deber: El que ahora se ahoga es un ser que me es indiferente... no es
deudor ni acreedor, no lo amo, simplemente, un desconocido. O pero aún, es un enemigo,
alguien que aborrezco y mi inclinación es desear su muerte. Pero mi deber es salvarlo y lo
hago, contrariando mi inclinación. Este es el único caso en que Kant considera que se trata
de un acto moralmente bueno, actos en los que se procede conforme al deber y no se sigue
inclinación alguna.
El imperativo categórico
El valor moral de una acción, no reside en aquello que se quiere lograr, no depende de la
realización del objeto de la acción, sino que consiste única y exclusivamente en el principio
por el cual ésta se realiza, alejando la influencia de cualquier deseo.
La crítica a la moral.
El nihilismo como alternativa.
La crítica a la moral.
Para Nietzsche la moral es una fuerza terrible y engañadora que ha corrompido a la
humanidad entera. La moral es la gran mentira de la vida, de la historia, de la sociedad.
En “La genealogía de la moral”, Nietzsche trata de desenmascarar la moral. Para ello, enfoca
la moral desde un doble punto de vista.
A) Etimológico: busca las raíces de las palabras “bueno” y “malo” y encuentra que su
significado ha cambiado respecto a lo que significaron en un principio. Bueno significaba
“noble”, “dominador”, “de clase o rango superior” , “aristócrata” (areté, bonus, gut) y malo era
el débil, el simple, el vulgar, el plebeyo, el sometido o de rango inferior.
B) Históricamente: Nietzsche investiga el origen de los conceptos “bien” y mal”. En su origen
encuentra una doble moral:
B.1) La moral de los señores: es la de los fuertes, creativos, dominadores. Estos forman
una casta o clase social que se impone a la clase de los débiles, de los inferiores, de los
vulgares y sometidos. El dominador ama la vida, es duro para sí y para los demás, y
desprecia la debilidad y la cobardía, el miedo, la humildad y la mentira. No se compadece ni
es piadoso.
B.2) La moral de los esclavos privilegia la igualdad, la compasión, la dulzura y la paciencia.
Es propia de los oprimidos y los débiles que a menudo desprecian esta vida y se refugian en
al más allá.
Sepúlveda argumentaba que la guerra en contra de los indígenas era permitida porque todos
los indígenas eran bárbaros, carente de educación e inteligencia. Cometían pecados contra
la naturaleza ya que Dios mismo ordenó según el Viejo Testamento la expulsión de los
bárbaros de la Tierra Prometida. La ley Divina y natural, fundamentada en Santo Tomás de
Aquino, consistía en llevar a los bárbaros a la fe sin excluir los medios no pacíficos. Por eso,
si los indios no obedecían a los españoles en aceptar la fe y su dominio, había que obligarlos
por la fuerza.
Todo valor entonces, estaría plenamente regido por la actividad sensible del cuerpo. Así lo
bueno moralmente no seria otra cosa que aquello que produjera sensaciones agradables al
hombre: el placer. Pero no se entienda aquí la búsqueda de placer como la simple
satisfacción inmediata y amoral de las necesidades fisiológicas y tendencias psíquicas, sino
como la búsqueda del mejor estado físico. La preservación saludable y satisfactoria del
cuerpo humano era considerada como el fin moral por excelencia.
La sociedad para lograr mantener cohesionados a una multitud de individuos crea en cada
uno de ellos ideales que son colectivos en dos sentidos: se presentan en todos los
individuos, y en su consecución solo es posible en la medida en que estos individuos
permanezcan unidos.
TEORIA DE SCHELER: Los valores, para Scheler y su escuela, son objetos captados a
priori, independientemente de la experiencia; se diferencia de los bienes empíricos, en que
son sus depositarios. Como se trata de esencias ideales, pueden ser captados mediante una
intuición emocional y no mediante un razonamiento.
1.4.4. ESTRUCTURALISMO:
El Estructuralismo es una tendencia filosófica que cobró auge en la década de los '60,
especialmente en Francia. Se trata de un "estilo de pensar" que reúne autores muy
diferentes que se expresan en los más diversos campos de las ciencias humanas, o en
corrientes filosóficas específicas como el marxismo.
FUNCIONALISMO:
En este enfoque se considera que los medios de comunicación pueden ser estudiados como
instituciones, al cumplir una función importante en el mantenimiento del orden social y su
proceso de transformación. Es decir, que los mass-media deben ser estudiados desde el
punto de vista de su capacidad para cubrir diversas necesidades.
Una estructura o sistema social puede considerarse para su estudio como un conjunto de
variables interrelacionadas. Para algunos autores, las relaciones de los individuos dentro de
una institución forman una estructura, por ejemplo: la familia, el sistema bancario, etc.;
mientras que para otros, la estructura es toda la sociedad.
Los funcionalistas sostienen que es necesario estudiar a los medios de comunicación desde
el punto de vista de su capacidad para cubrir diversas necesidades de la sociedad, esta
corriente señala que cuando las instituciones que realizan funciones secundarias -como por
ejemplo los periódicos- dejan de existir, de alguna manera la sociedad se transforma y
surgen otras instituciones que las suplen en su cometido de cubrir sus necesidades.
El otro plano que estudia para obtener una concepción analítica de la ética, es el de la
formulación de juicios sobre la corrección o bondad moral de acciones o instituciones, es el
estudio de la ética normativa. Aquí se nos presentan varias corrientes, por una parte el
“utilitarismo” que juzga a las acciones o instituciones por sus consecuencias respecto de un
bien intrínseco, que, según algunas variantes es el placer o la ausencia de dolor y según
otras variantes es la satisfacción de deseos o preferencias, y puede ser egoísta o universal,
positivo o negativo y clásico o del promedio.
Para Rawls los principios de justicia, son válidos si son elegidos por personas libres y
puramente racionales y elegidos a través de un procedimiento equitativo e igualitario para y
por todos. Esto presupone una concepción de las personas morales, de acuerdo con la cual
ellas se caracterizan por tener capacidad para elegir y materializar planes de vida y para
desarrollar un sentimiento de justicia. Se presupone así mismo que las personas son
independientes y separadas entre sí, y que en consecuencia el mal que una sufre no puede
compensarse con el beneficio de otra.
Rawls imagina una secuencia en cuatro etapas en las que el velo de la ignorancia se va
levantando progresivamente, en la que los seres de la posición originaria van eligiendo,
sobre la base de los principios de justicia, principios constitucionales, reglas legislativas y
decisiones judiciales y administrativas en casos particulares, una sociedad regida por estos
principios de justicia será para Rawls una sociedad estable, en la que se produce un efecto
de realimentación que tiende a reforzar la adhesión a tales principios.
La ética, que ha sido vista como la manera de llevar una buena vida según las
circunstancias, también se ha considerado como el conjunto de fundamentos racionales que
modelan las costumbres. Ya sea como guía del carácter o del razonamiento, ha resultado
una orientación indispensable para los seres humanos a través del tiempo. Fernando
Savater la considera una convicción que nos hace ver que no todo vale por igual y que hay
razones para preferir un tipo de actuación a otro. Acorde con esta perspectiva Duplá (2001)
UNIDAD I LIC. GENARO GARCÍA HERNÁNDEZ Página 21
Apuntes de Ética y Derechos Humanos
establece que “la tradición filosófica occidental enseña que el hombre está hecho para el
bien; sólo que él no sabe de entrada en qué consiste ese bien ni cómo buscarlo. La ética
filosófica es precisamente el saber que intenta despejar esta incógnita. Y puesto que la
reflexión ética nace de una inquietud profundamente sentida, la filosofía no es un lujo, sino
una necesidad estricta. Lo cual quiere decir que la filosofía forma parte de ese bien que la
ética, como teoría de la vida buena, se afana por encontrar” (p. 5). Por tal razón, identificar
las circunstancias o fundamentos que guían el proceder de los seres humanos es un factor
indispensable para conocer la tendencia de la ética actual.
La tendencia actual de la ética no resulta del todo alentadora, ya que nos encontramos
justo en uno de los momentos más bajos de la calidad de ésta si la comparamos con otros
tiempos de la humanidad, producto de una inconsecuente relación entre el proyecto
universalista de la ética, el apreciable desdén de las instituciones por comprometerse a
normar las reglas que sustentan la universalidad, y la tendiente competitividad que ha
fomentado la individualidad de los proyectos humanos, razón por la cual se han creado
códigos prácticos, que, en beneficio de una ética cada vez más utilitarista y egocéntrica, han
minimizado el carácter que orienta a la ética hacia los fines que debieran buscar los seres
humanos.