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AMOR Y PODER
O
SEXUALIDAD Y PAREJA
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EDITORIAL
SOLAR
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DERECHOS RESERVADOS POR:
EDITORIAL SOLAR LTDA.
ISBN: 958-9196-09-8
Queda prohibida la re producción parcial o total de este libro, por medio de cualquier proceso
repográfico, o fónico, especialmente por fotocopia, microfilme, offset, mimeografo, etc.
IMPRESO EN COLOMBIA
PRINTED IN COLOMBIA
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CONTENIDO
Pág.
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CAPITULO III: RELACION DE PAREJA ...................................................99
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PROLOGO A LA PRIMERA Y SEGUNDA EDICION
Cuando Ignacio me propuso que prologara su libro, no pude menos que sentirme
halagado. Habíamos trabajado juntos, durante lapsos irregulares, desde hacía bastantes
años y sabía del entusiasmo, casi la pasión, con que se dedicaba a las cosas en las que
creía. Conocía su trabajo, había tenido ocasión de oírle exponer sus teorías en varias
oportunidades, a veces a nivel personal, otras, las más en mi cátedra de la Universidad
Nacional o en los seminarios de los martes.
Tanto uno como otro veníamos de sufrir experiencias profesionales dolorosas y, a nivel
personal, yo atravesaba en el momento de su ofrecimiento por uno de esos períodos de
abatimiento y pesimismo usuales en todos los que nos dedicamos a esta disciplina. Por
otra parte no estaba (¡ni estoy!) completamente de acuerdo con algunas de las teorías ni
puntos de vista que Ignacio sostiene.
Prologar un libro no es nada fácil; puede uno caer en facilismo del elogio pecar por
demasiado crítico, con las deformaciones y desaciertos que ambas actitudes conllevan.
Una cosa me animó a aceptar el prólogo.
Estuviera o no de acuerdo con los puntos de vista del autor, lo había visto meterse de
cabeza, hasta las últimas consecuencias, en procura de una actitud consecuente con sus
puntos de vista. Y siempre me di cuenta de que lo que había en el fondo no era otra cosa
que honradez. Tenía muy frescas en el recuerdo las luchas y los dolores de cabeza que se
había ganado en la búsqueda de esa consecuencia. Cuando trabajamos juntos, en más de
una ocasión le vi ganarse animadversiones y malquerencias por seguir unos puntos de
vista, que aún acordes con sus convicciones, no siempre lo eran con la "ciencia oficial"
ni con lo que estaba de moda.
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En El libro, como en Mi nueva casa, no hay nada improvisado. Cuando leía los originales
no podía dejar de pensar en esa situación, que Ignacio llama "experimental" y que está
bien lejos de ser eso. Es experimental en el sentido en que nadie aquí lo ha hecho. No lo
es (ni Mi nueva casa ni El libro) en el sentido de que cada uno de sus pasos o de sus
párrafos es fruto de un concienzudo estudio y de una profunda maduración previas.
El texto no deja dudas sobre la formación cristiana de Ignacio; desde el principio hasta el
final se percibe como telón de fondo el pensamiento bíblico del Nuevo Testamento.
Resulta agradable encontrar también otras constantes: la necesidad de tener siempre
presente el contexto y, aunque en ocasiones diga lo contrario, de una teleología más o
menos explícita para atravesar los períodos "áridos" de la evolución terapéutica.
Resulta bien interesante la forma como elabora la síntesis de las categorías masculina y
femenina, síntesis que sin duda va a escocerles a las feministas de horca y cuchillo que en
forma casi silvestre encontramos en todas las publicaciones que tocan de cerca o de lejos
el tema de la relación de pareja.
La insistencia en destacar la importancia del contexto le opaca un tanto al autor las bases
biológicas de algunas patologías, si es que lo son tales. La violencia y el homosexualismo
son desde luego algo más que comportamientos y me parece que rebasan en su
explicación la simple escogencia temprana de estrategias de relación. Tal como el autor lo
propone, las disfunciones sexuales son afecciones psicosomáticas, con raíces arcaicas que
requieren algo más que entrenamiento y reaprendizaje para obtener una solución de
fondo. Con esta salvedad, resulta por lo menos refrescante encontrar un planteamiento
claro y ordenado de la patología y de la terapia de la pareja. No vendría mal una reflexión
seria al respecto cuando se plantea el tema de los "encuentros matrimoniales", tan en
boga en esta época y cuyos resultados no siempre son exitosos.
Dentro del mismo orden de ideas, es buena la crítica de la actual corriente sexológica. En
la abundante literatura sobre temas sexológicos, se siente uno revisando una y otra vez,
en forma por demás simple y monótona una anatomo-fisiología sexual, que si bien
cumplió una importante labor de des-mitificación, resulta un poco pueril en su intento de
reducir todas las complejidades de la interacción humana a las acrobacias del lecho.
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moral resulta, en última instancia el origen del poder. "A mayor necesidad menor libertad
y viceversa" es un aforismo para pensar.
También a lo largo de todo el texto se respira un hálito de optimismo, que buena falta nos
está haciendo.
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PROLOGO A LA TERCERA EDICION
CONTRA EL YUGO DE LOS CONYUGES
Por Arturo Guerrero
El yugo que el siquiatra Ignacio Vergara pretende liquidar es tan fuerte, tan torpe y tan
doloroso como las cadenas que ilustran la carátula, con todo y los candados, con todo y
los barrotes que aherrojan la felicidad de millones y millones de amantes en el mundo.
Las estatuas ecuestres de nuestras ciudades han eternizado en bronce a los generales,
mientras que los bustos de mármol han consagrado la memoria de los escritores que
cantaron las proezas de esos mismos generales.
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Aunque suene a paradoja, es preciso confesar que esta guerra suprema es la guerra del
amor.
Guerra ésta del amor, que no solo supera en cobertura y en perfidia a las demás, sino que
seguramente está en la base de todas ellas. Guerra cuyos gérmenes son inoculados desde
la primera infancia en el cuerpo y en la mente de los futuros combatientes de la historia
universal de la infamia.
Guerra que se lucha en campos consagrados institucionalmente a la paz. Con armas que
cada individuo lleva por dentro para sabotear la parte más hermosa de la vida. En
episodios épicos que han merecido la pluma y la lira de los mejores cantores populares.
El amor como el yugo, el amor como prisión, el amor como guerra.
Extrañas y duras metáforas para nombrar a la más fuerte de las pasiones humanas. Pero
esclarecedoras del fenómeno que el autor de "Amor y poder" quiso coger por los cachos
para torcerle el cuello y humillarlo en su pretensioso poderío.
Por eso, tras un recorrido por la vida amorosa de los animales y por las etapas del
desarrollo del primer año del niño, es capaz de decretarle la pena de muerte al
enamoramiento y a sus secuelas inevitables, los celos, el control, la inseguridad, el
parasitismo, el temor al abandono, a la soledad y a la misma muerte.
Y llega a proponer una fórmula, que bien podría ser la base para la composición de los
tangos, los boleros y las canciones rancheras del año dos mil: "He descubierto que puedo
vivir sin ti y que mi vida tiene sentido, aun viviendo sin ti; estoy aquí para buscar caminos
que me faciliten el vivir contigo en bienestar, porque me gusta vivir contigo".
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INTRODUCCIÓN
Este libro no es un libro corriente. No nace del deseo de hacer un libro. y no cumple las
leyes y las reglas que un libro debe cumplir. No es una novela, ni un estudio, ni un intento
científico y objetivo sobre un problema humano. No cumple las normas metodológicas de
ninguno de estos géneros literarios.
No nace como libro, ya que su embrión se generó en las reflexiones que un día un
terapeuta me pidió que hiciera respecto a la sexualidad en la pareja. para compartirlas con
otras personas que piden ayuda porque el sufrimiento en sus vidas de relación se les
vuelve inmanejable.
Por las razones de las leyes y de las morales, este embrión no siguió su curso, aunque
busqué un marco en el cual la sexualidad estuviera en un primer plano, el embrión se
rebeló a dejarse reducir únicamente a un planteamiento sexológico y comenzó a crecer
más dentro del contexto de la relación, en la cual lo sexual quedaba relegado al plano de
ser un elemento muy importante, sin ser el pivote y la finalidad última de la relación.
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De la necesidad expresada por cada uno de los participantes de compartir a su vez con
otras personas queridas esta experiencia, comenzó a incubarse la idea de un libro. El
destino de ese embrión tomaba un nuevo curso. Tampoco quería encajonar ese embrión
dentro de las morales de un libro publicable. Dejaría de ser ese ser y pasaría a ser otro. Si
le permitía la vida, debería hacerlo corriendo los riesgos de no cumplir esas reglas.
No ha sido fácil para este embrión crecer como libro. El prurito científico me ha llevado
muchas veces a querer guardar entre un cajón el texto y las grabaciones para compartirlas
únicamente con las personas que la vida pone en mi camino. El anonimato del mercado
me asusta. La crítica desde otros contextos me aburre. Sin embargo las personas que me
rodean me han apoyado y me han empujado a dar este paso. Espero que este embrión,
que nació con el destino de ser palabra viva para ser comunicada personalmente, tolere la
dura prueba de sobrevivir dentro de una carátula y atrapado en la rigidez de las letras
impresas.
Como un ser vivo que quiere ser, tiene enormes carencias. Comparto con él solamente
una parte de la realidad. No describo ni comparto los enormes sufrimientos y fracasos que
se dan cuando dos seres humanos que aún no han resuelto sus propias necesidades
básicas de sobrevivencia, se permiten ejercer su poder de procrear, en un ambiente en el
cual aún ellos son niños que luchan por su propia sobrevivencia, contra sus miedos y sus
fantasmas.
Quiero, en este compartir, mostrar un posible camino para que nuestro propio desarrollo
se pueda realizar, y una vez conseguido esto, poder procrear una vida a la cual vamos a
poder dar lo que es necesario dar, para que nuestros hijos tengan acceso a un desarrollo
de su potencial humano más armónico.
Como en la poesía, me aparto de la realidad. Yo soy padre de tres hijos a los cuales di la
vida estando inmerso en mis miedos y perseguido por mis fantasmas. Gracias a mi
ignorancia pudieron nacer y se están desarrollando, posiblemente también con las
carencias que yo padecí, pero con la ventaja de que al menos veo esas carencias y en la
medida de mis posibilidades busco remediarlas para permitirles un mayor desarrollo de su
potencial humano.
Este no es un manual de cómo criar a los hijos. Pienso que si yo encuentro las vías para
llegar a un desarrollo aceptable de mis potencialidades humanas y he desarrollado mis
capacidades de amar, no voy a necesitar un manual de reglas para criar a mis hijos.
No busco con este escrito establecer una moral de normalidad o anormalidad del ser
humano, ya que creo que una de las condenas que padecemos los seres humanos que
vivimos en esta época es esa invasión de morales que cada vez nos apartan más de la
relación directa con la realidad y nos llevan a vivir en un mundo de ideologías donde cada
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Vez nuestro organismo se encuentra más confuso, desorientado y culposo. Pienso que en
la época contemporánea el reino de la psicología con sus múltiples versiones sobre la
realidad, en la mayoría de los casos contradictorias, ha acentuado esa confusión del ser
humano, alejándolo cada vez más de esa respuesta primitiva, cándida y de verdadera
espontaneidad que caracteriza el modo de vida de algunos grupos humanos llamados.
"salvajes". Los procesos vivos no pueden volver atrás y los ensayos hechos para
reencontrar esas formas de vida primitiva han fracasado, porque ya los hombres que los
realizan no son primitivos; "No se puede poner un remiendo nuevo en un vestido viejo" ni
se deposita vino nuevo en odres viejos.
Cada religión, escuela psicológica, sociológica, filosófica o científica en general busca dar
una explicación al sufrimiento y al fracaso humano creando una ideología y unas pautas
morales que teóricamente, si se cumplen, van a evitarle ese sufrimiento y ese fracaso.
Cada nueva explicación va apartando más a ese ser humano de su relación directa con esa
realidad a la cual debe adaptarse creativamente, instalando pautas que se interponen
entre él y su realidad y haciéndole más difícil el hacer una lectura directa sobre los resulta-
dos de sus actos a corto y largo plazo. La lectura que hacemos de la realidad la llevamos a
cabo a través de los lentes de esas múltiples ideologías, y en cuanto más lentes tenemos
más confusión hacemos. Cualquiera de nosotros tiene la posibilidad de acudir a una de
esas múltiples lentes como son la moral freudiana, la católica, la calvinista, la
neofreudiana, la humanista, la conductista, la de Summerhill, etc. Cuando nuestra hija nos
da un tierno y amoroso abrazo, si miramos con el lente freudiano, estaremos pensando en
términos edípicos de sexualidad infantil; si lo hacemos de acuerdo a la moral católica
descubriremos que no hay un solo lente, sino múltiples lentes de acuerdo a las distintas
tendencias que actualmente existen en la iglesia respecto al amor humano, muchas veces
opuestas entre sí. Y así sucesivamente, con cada una de las múltiples morales, no sólo de
orden religioso, sino político y social. Sumergidos en esa infinita Torre de Babel de
morales, pautas e interpretaciones sobre cada uno de nuestros actos, muchas veces no
logramos darnos cuenta de lo que está sucediendo en ese momento entre esos dos seres
humanos. El padre ha roto su relación inmediata con su hija y la realiza a través de las
ideologías en las cuales en ese momento está creyendo.
Me costó mucho tiempo llegar a entender la vía del Budismo Zen en la cual se pide a la
persona buscar el vacío de pensamiento para poder entrar en relación con la realidad
inmediata. Soy un producto de esa Torre de Babel y muchas veces, pensando que actuaba
con espontaneidad, terminaba por descubrir que lo hacía de acuerdo a una de esas
múltiples morales.
Una de las razones que obsesivamente me impulsa a guardar este escrito en un cajón y
olvidarme de él es la de pensar que con él estoy haciendo otra moral y otro libro de
"normas que debe seguir un ser humano para llegar a ser normal". A veces el
pensamiento Zen que dice: solamente enseñas cuando no enseñas, me hace reflexionar
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Mucho sobre el sentido de hacer público este escrito, corriendo el riesgo de que sea visto
como "una nueva verdad".
En este contexto entiendo frases de Cristo como la de "si no os hacéis como niños no
entraréis al reino de los cielos" o "gracias te doy Padre porque no has enseñado estas
cosas a los sabios, sino a los ignorantes" o "es más fácil que un camello pase por el ojo de
una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos". Pienso que en esta última frase
Cristo también se refiere a los ricos en conocimientos, en ideologías y en morales.
Yo me considero poseedor de esa "adultez", esa sabiduría y esa riqueza que me aleja de la
posibilidad de ser parte del Reino de Dios, y el camino que busco es el volver a ser como
niño, renunciar a la sabiduría y despojarme de las adquisiciones ideológicas que me
atrapan y distorsionan la lectura del mundo y de mi realidad. Este trabajo es un esfuerzo
dentro de ese camino. Busco leer un fenómeno humano desde marcos de referencia lo
más alejados posible de lo preestablecido. Sin embargo, he caído dentro de esos marcos
de referencia porque así me enseñaron a pensar.
He querido buscar modelos de pensamiento como podrían ser los de los niños, y modelos
de conducta que no estén sometidos a morales ideológicas sino a esa necesidad del ser
vivo de adaptarse a su medio para crecer en él y con él. Por eso a lo largo de todo este
trabajo permanentemente estoy haciendo alusión a otros modelos vivos diferentes a los
del hombre, como los de las plantas y animales, los cuales hacen una lectura directa de su
realidad y de la realidad que los rodea permitiéndoles ser criaturas armónicas de una
creación que tiene propio sentido.
En ningún momento considero al hombre como rey de la creación, ni como la criatura más
perfecta. Lo considero una criatura más de la creación, dotado de una conciencia como
producto de ese crecimiento propio de la vida. Así como no considero a las células
nerviosas más perfectas que las células musculares, ya que mutuamente se dan sentido en
ese organismo vivo, en la totalidad del organismo vivo el ser humano adquiere su sentido
en la relación con el resto de organismos vivos.
Si el cerebro quiere crear leyes en su propio beneficio sin tener en cuenta el resto del
organismo. Terminará por morir, ya que su sentido de existir está en esa relación.
En esta visión totalizadora he buscado leer al ser humano como el cerebro del organismo
vivo de la creación, intentando verlo más como un ser biológico que como un ser
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Consciente, racional y lógico, pero sin dejar de lado la importancia que tiene el hecho de
ser un ser consciente.
Además de ser un ser vivo que hace parte del organismo total de la vida, lo veo como un
ser sexuado. Busco resolver preguntas como el para qué de la sexualidad, desde el punto
de vista del desarrollo de la vida misma. Aparecen muchas preguntas cuando se analiza
este contexto, a las cuales no creo dar respuestas ya que a pesar de que el sexo es una de
las cosas que nos contactan más con nuestro organismo vivo, es también una de las cosas
sobre las cuales se ha hecho más moral y más ideología, constituyéndose en una de las
fuentes de mayor desarmonía y sufrimiento en el ser humano.
El fenómeno del amor humano está presente a través de toda esta reflexión, y al mismo
tiempo es el ausente permanente. El último título, Amor y poder reflejar esa lucha
permanente entre esas dos potencialidades humanas; la capacidad de valorar, atender,
tener en cuenta, proteger por lo que es como criatura, y la capacidad de dominar,
manipular, usar, competir, exigir y extorsionar al ser humano en beneficio propio.
He querido hablar del amor como el presente-ausente, sin querer dar una connotación de
maldad al poder, ya que ésta es una potencialidad humana tan válida como el mismo
amor. En esta reflexión busco una respuesta al hecho de que siendo el amor uno de los
valores más profundos y posiblemente el motivador de la creación, se ha convertido en
nuestros tiempos en una de las mayores fuentes de sufrimiento del ser humano. Muchos
de ellos Izan decidido esconderse en la soledad de sí mismos, renunciando al enorme
desarrollo del potencial humano que se da en el amor.
Esta es una reflexión rebelde ante el planteamiento de que el amor por el mismo hecho
de llevarnos al pináculo del gozo y el sentido de la vida, por ti mismo también nos lleva a
los mayores abismos de dolor y desesperación. Croo que el desarrollo de cualquier
potencialidad humana implica una dosis de sufrimiento. Pero intuyo que de alguna
manera estamos metidos en una trampa en la cual padecemos el sufrimiento propio de la
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Lucha por el poder y al mismo tiempo el sufrimiento propio del potencial de amor sin
encontrar los beneficios del uno o del otro.
El resultado de esto ha sido el desarrollo de unos seres humanos conscientes, que tienen
prohibido ejercer el poder porque tienen el mandato del amor, pero permanentemente,
en nombre del amor, han sido sojuzgados y sometidos en el poder. A su vez, cada uno de
nosotros seguimos utilizando estrategias de poder, considerando que actuamos dentro
del reino del amor, sin alcanzar la paz y la armonía que nos da este último y sin conseguir
los beneficios de dominación que nos da el primero.
Así como la Iglesia fundada por Cristo está atrapada en la búsqueda de un poder de
dominación en nombre del amor, sin conseguir ser sal de la tierra y "poder"
transformador de la conciencia humana, siendo al mismo tiempo una fracasada potencia
dominadora, muchos de nosotros en nuestras relaciones amorosas no logramos ser ni
amos dominadores, ni amantes armoniosos. El amor implica la renuncia al poder y hemos
sido formados para dominar; cuando logramos dominar nos sentimos culpables porque
tenernos el mandato del amor.
En mi concepto, gran parte del sufrimiento que consideramos que es propio del amor,
nace de esta confusión y de este mandato contradictorio. El modelo del "amor romántico"
ha llegado a ser el paradigma de estos mandatos en sus dos pilares: entrégate como
amante y posee como guerrero.
Esta reflexión es una búsqueda de caminos que nos permitan un día, tanto ser guerreros
eficaces y sin disfraces, como amantes, en el sentido lingüístico del participio presente
castellano, personas que actuamos en el reino del amor.
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CAPITULO I
SEXUALIDAD
A. Sexualidad humana
Ese poder mirarse a sí mismo que llamamos conciencia, le va a permitir al ser humano,
Joule su aparición, el acelerar vertiginosamente sus procesos de aprendizaje y adaptación
al medio, lo mismo que va a aumentar su capacidad de transformarse a sí mismo y al
medio. Con la conciencia aparece en el ser vivo la t opacidad de ser parte de un sistema y
al mismo tiempo ser observador y modificador del mismo.
De acuerdo con nuestros conocimientos actuales, por primera vez un ser vivo ha adquirido
el poder de darse cuenta de que es un ser vivo que está sometido a las determinantes de
un sistema.
Este darse cuenta o esta conciencia, te capacitan para volverse juez de sí mismo. Puede
aceptar, negar o modificar las pautas del sistema al cual pertenece, manteniendo o
modificando ese sistema. Así como la sexualización de la vida aceleró los procesos de
diversificación, diferenciación y complejidad de los organismos vivos, la aparición
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de seres vivos capaces de verse a sí mismos como "seres vivos", que pueden analizar y
modificar en muy corto tiempo las líneas directrices de ese sistema que los produjo,
aumenta vertiginosamente las posibilidades de cambio de dicho sistema.
El ser humano puede revolucionar el sistema de la vida para acelerar su desarrollo y darle
su sentido último, o para destruirlo. Las dos polaridades de los sistemas vivos son, por un
lado, la estabilidad y la permanencia, y por otro lado el cambio y la mutación.
La aparición de un ser vivo que puede ser actuante y observador al mismo tiempo, carga
el sistema de la vida hacia el polo del cambio y la transformación, de tal manera que se
pone en peligro la permanencia de la vida.
Por su conciencia el ser humano adquiere la libertad ante el sistema y con ella
la responsabilidad por él mismo y por los cambios que genera en el sistema.
La conciencia permite al ser humano liberarse de algunas de las leyes de la vida. Estas
leyes hacen parte de ese sistema que nos es dado modificar.
Esta liberación puede llevarnos a una postura de soberbia y ceguera. Una de las leyes que
más hemos modificado es la de la sexualidad, llegando a cambiar las tendencias
inherentes a ella. En el ser humano hay una relación más estrecha entre el placer y la
sexualidad, que entre la fecundidad y la sexualidad.
Hemos logrado modificar uno de los pilares de la sexualidad como es su relación directa
con la fecundidad y la reproducción de la especie. Tenemos ahora libertad ante esa
tendencia de la vida hacia su propia reproducción; en consecuencia, la sexualidad ya hoy
en día no se considera directamente ligada a la reproducción.
El hecho de ser productos de un sistema que tiene su fuerza propia y sus adaptaciones,
nos coloca en una situación de limitación de perspectiva. La aparición de la tecnología
agrícola con sus insecticidas y fungicidas, aparentemente produjo un salto en el desarro-
llo, pero aún no sabemos si produjo otras variaciones en el sistema de vida total del
planeta que a la larga puedan llegar a ser un error evolutivo.
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Aún no sabemos qué resultados vamos a encontrar a la larga, de la disociación que hemos
logrado crear entre la sexualidad y la fecundidad. A corto plazo nos hacemos responsables
del número de seres humanos que nos permitimos traer a este mundo. Por otro lado la
sexualidad cada día se transforma más en una forma de comunicación reemplazando o
enriqueciendo su antigua única función de reproducción. La obtención del placer por
medio de la sexualidad está también produciendo un fenómeno de incomunicación en la
relación sexual.
Cuando realizamos un acto sexual con el único fin de obtener placer de él, estamos
disociando este acto de todas las fuerzas profundas y a veces misteriosas que subyacen en
la sexualidad humana. Esta forma ele relación en lugar de facilitar la comunicación, aísla al
individuo en su isla de placer.
Aunque una de las funciones de nuestra inteligencia es predecir lo que puede pasar en el
futuro si determinada situación se da en el presente, esa facultad de profesía es muy poco
confiable porque depende de muchas variables.
Reconocemos cuán moda era esa anticipación. Ante esa limitación podemos tomar la
posición del avestruz, y asumir una actitud omnipotente con la cual creemos manejar toda
una infinidad de variables; o la actitud de "más vale loco conocido que sabio por conocer",
negando la posibilidad de cambio, aunque sea indudable el hecho de que esos cambios se
dan; o una actitud respetuosa con la cual aceptamos el "misterio", o sea la existencia de
elementos del proceso que aún se escapan a nuestro conocimiento. Al mismo tiempo nos
esforzamos por ampliar nuestro campo de observación al máximo.
Para poder adquirir control sobre la mayor cantidad de elementos posibles, y de esta
manera predecir y orientar los cambios en cuanto sea posible, para facilitar el desarrollo
de formas de vida cada vez más en armonía con todo el sistema de la vida.
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Por medio del fenómeno de la conciencia hemos disociado la fecundidad de la sexualidad.
Actualmente también estamos haciendo otro tipo de disociación, que ha sido descrita por
el pensador francés Michel Foucault; hemos creado el discurso sobre la sexualidad
apartándonos cada vez más del sexo como algo real y propio de nuestro organismo vivo.
El solo hecho de hablar de sexualidad es estarse refiriendo a una idea y no a una realidad.
El ser humano es un organismo sexuado, ya sea macho o hembra, y al mismo tiempo por
su conciencia se hace una imagen de sí mismo como ser sexuado.
Cuando hablamos de sexualidad nos referimos a esa imagen y no al sexo mismo. Nuestro
organismo es macho o hembra de acuerdo a su carga genética y a sus caracteres sexuales
secundarios. Nuestra sexualidad puede ser masculina, femenina, masculina y femenina,
más masculina que femenina, más femenina que masculina, etc. Nuestro sexo tiene
relación con nuestro organismo y nuestra sexualidad con la conciencia y la imagen que
tenemos de ese organismo actuando en relación con el medio.
El ser humano, por su desarrollo consciente, cuenta con una sexualidad muy compleja. Ese
desarrollo le permite cambiar sus determinaciones biológicas adaptativas. Un león macho
siempre va actuar su rol de macho como parte de su ser mismo. Un ser humano con un
organismo mamífero macho, puede actuar un rol destinado a una hembra. La conciencia
nos da libertad ante nuestro propio organismo biológico. En el ser humano la sexualidad
es una totalidad en la cual están en relación elementos biológicos, psicológicos y
sociológicos. Hay una forma de ser, de pensar, de actuar y de adaptarse masculina y otra
femenina.
B. Masculinidad y feminidad
El ser humano, con la conciencia, adquiere la posibilidad de decidir sus propias estrategias
adaptativas en un diálogo permanente entre sus "tendencias biológicas" y su medio
ambiente. Muchas "leyes de la vida" se convierten por la libertad en "tendencias". No
todos los seres humanos tienen un mismo nivel de libertad. A mayor expansión de la
conciencia mayor libertad. Se ha hablado mucho de la "necesidad sexual" como un
elemento presente en todo ser humano, lo mismo que la necesidad de aire y de alimento.
La libertad que nos proporciona el sabernos seres autodeterminantes hace que esa
"necesidad sexual" nacida de una pulsión biológica pueda irse transformando en un
deseo. La conciencia relativiza la necesidad dándole su cualidad de libertad. Esto hace que
haya seres humanos que "padecen" la sexualidad por estar sometidos a ella como una ley
biológica inexorable. Hay otros que pueden tener libertad ante esa ley y actuar su
sexualidad dentro del contexto de la responsabilidad. No es posible ser responsable de un
acto ante el cual no tengo libertad. Una ley biológica nos exige respirar para poder
permanecer vivos. No podemos decir que tenemos la tendencia a respirar, o que tenemos
libertad de hacerlo o no hacerlo. La responsabilidad presupone lo libertad. La sexualidad
en el ser humano puede ser vista desde la dimensión psicológica o desde la biológica.
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En lo biológico la sexualidad es necesitada por la especie, más que por el individuo. En lo
psicológico sucede lo contrario, o sea, se transforma en una necesidad más del individuo
que de la especie, La necesidad de la especie es la reproducción mientras que la del
individuo es el placer.
Esta capacidad de adaptación rápida y por tanto permanentemente cambiante, crea una
dificultad de encasillar en categorías permanentes los atributos de lo masculino y lo
femenino. Podemos ir de lo más estable a lo más cambiante. De aquellas atribuciones más
marcadas por la herencia filogenética, a las atribuciones menos determinadas por esa
herencia.
1. A nivel biológico: La hembra tiene una responsabilidad más directa sobre las crías
que el macho. En los animales ( algunos peces o insectos ) en los que la
fecundación de los huevos se hace después de la postura de éstos, las crías o son
abandonadas a su destino, sin cuidados de los padres después de nacer, o son
cuidadas ya por el padre, ya por la madre, más o menos con igualdad de funciones.
A medida que vamos subiendo en la escala evolutiva, el desarrollo de las crías está
cada vez más Iigado a la vida de la madre. (En algunas aves la incubación de los huevos
es compartida por los dos de manera igual, como en algunas especies de gansos y
avestruces).
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En algunas especies inferiores, la función del macho queda reducida a la fecundación. En
la mayoría de los mamíferos y en muchas aves, la función del macho es además la de la
protección de las hembras, las que por su relación con las crías, muchas veces están en
desventaja para defenderse por sí mismas o buscar su sustento.
No hacemos esta misma observación en las aves o en otros animales, en los que las
funciones en la crianza no son tan diferenciadas. Es posible que en el desarrollo futuro del
ser humano vayan desapareciendo esas diferencias a nivel de desarrollo osteomuscular ya
que las funciones del macho cada día se igualan más a las de la hembra en cuanto a la
crianza y protección de los hijos. Los caracteres sexuales primarios, que obedecen
directamente a una carga genética no cambian si no hay mutaciones como las que
posiblemente ha generado la evolución. Con el desarrollo tecnológico, el hombre necesita
la fuerza tanto como la mujer y esto hace que poco a poco el desarrollo osteomuscular se
diferencie cada vez menos.
2. A nivel de conducta: Todos los símbolos verbales que utilizamos para definir
conductas los hemos preñado de connotaciones de valor, y esas escalas de valor
las hemos sometido a escalas morales dividiendo el mundo en conductas "buenas"
o conductas "malas", de acuerdo a esas múltiples escalas morales. Este tipo de
valoración moral nos dificulta hacer las observaciones de los fenómenos en sí, para
buscar su significación.
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Al hacer un pobre y somero recuento de algunos fenómenos muy generalizados en las
conductas masculinas y femeninas en los animales, quiero liberarme de esas valoraciones
para poder observar el fenómeno lo más desprevenidamente posible.
Es muy raro encontrar el caso de una especie en la que se agrupen varios machos con la
hembra. El macho tiende a decidir con la lucha o el cortejo su permanencia excluyendo a
otros machos. Esto es comprensible dentro del sistema, teniendo en cuenta que las
funciones del macho quedan reducidas a la fecundación y a la protección física de las
hembras y las crías.
O por qué la hembra "alimentadora", en los papúes reales, que encuentra el árbol de los
frutos que los mantienen, antes de comer llama al macho para que se harte, luego a la
hembra "criadora" y por último ella come lo que queda. Son conductas que, con nuestras
escalas de valores, nos parecen inadmisibles.
Estas breves observaciones nos muestran que en los animales que nos precedieron y de
los cuales tenemos aún muchos elementos, la ausencia de una conciencia desarrollada los
enmarca en un determinismo biológico y de comportamiento que no es propio del ser
humano. Sabemos que en el animal la masculinidad o feminidad, es una totalidad
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resultante de un organismo en relación con un medio. Que al cambiar un factor de ese
sistema orgánico cambia también la resultante. Eb castrar (producir un cambio en el
sistema) a un macho incide significativamente en su forma de vivir masculina, pero
también incide el cambiar su sistema ecológico. La mayoría de animales en cautiverio
pierden su forma de vivir masculina o femenina.
Cuando aparece la agricultura, esa labor en casa pasa a ser compartida por hombres y
mujeres, pero se sigue asignando al hombre la defensa combativa del territorio. Sin
embargo vemos que esas líneas tan definidas, se desdibujan rápidamente, encontrándose
una gran diversidad en esos roles y en esas creencias en las múltiples comunidades
humanas.
Buscamos una forma de pensar masculina y una femenina y encontramos que no hay
constantes. Un modo de comportamiento propio de uno u otro sexo tampoco es claro.
Creamos morales en las cuales dictamos leyes que encasillen uno y otro comportamiento
y esas leyes no se cumplen.
Esta confusión de consignas es producto de nuestra conciencia, la cual nos identifica por
un lado como miembros de una especie, productos de un sistema de vida evolutivo, y por
otro lado nos lleva a vernos como individuos con un valor superior a toda la especie y a
todo el sistema de vida. Hemos adquirido el sentido de vida individual, el cual hace a cada
uno, su propio centro del universo.
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Los seres vivos que nos precedieron no llegaron a tener una conciencia individual, por lo
cual no hacían un juicio de valor sobre el rol que desempeñaban en la manada. La mona
"alimentadora" en un clan de papúes reales obedecía a una pulsión adaptativa, a cuya
solución se había llegado después de muchos ensayos y errores y su rol era el más
adecuado para la sobrevivencia de su especie en un medio ecológico determinado.
El papú macho no gozaba con el poder que tenía, ya que no era "su poder", sino la
solución organizativa que en un momento histórico determinado y en un territorio
determinado, resultaba siendo la más adecuada para el desarrollo de ese sistema de vida.
Es una proyección antropomórfica el pensar que la hembra estaba sometida al macho o
que el macho estaba por encima de la hembra. Eran elementos de un sistema que suplía
sus necesidades como sistema y por añadidura suplía las necesidades de sus miembros.
Es posible que aún siga existiendo este orden y que el ser humano, en su miopía y en su
omnipotencia no lo vea, sin darse cuenta de que, si no usa su conciencia y su capacidad de
manejo de las leyes de la naturaleza para seguir esas tendencias de la vida, permitiendo su
evolución más aceleradamente hacia el perfeccionamiento de la vida misma, ese gran
sistema se encargue de sacarlo de sus planes y seguir sus senderos más pausadamente, tal
como venía haciéndolo con anterioridad a la aparición del hombre.
Algunas filosofías plantearon desde sus comienzos que en el ser humano, tanto macho
como hembra, existía un principio de masculinidad y otro de feminidad. Con esto
quisieron expresar que en un hombre existían elementos masculinos y elementos
femeninos que en una interacción permanente generaban las características de ese ser. Lo
mismo respecto a la mujer en la cual venían elementos masculinos y femeninos en
interacción.
27
Se hablaba de una estructura psíquica masculina y otra femenina, siendo la masculina más
desarrollada. Esta postura, que quiso ser sustentada con argumentos como el del peso
inferior del sistema nervioso en la mujer y otras clases de argumentaciones llevó al
ejercicio de tratos de inferioridad en su contra durante mucho tiempo.
Que un homosexual era una persona que tenía un alma femenina "depositada" en un
cuerpo masculino. Aún se discute si el hombre tiene un modo de pensar distinto a la
mujer. Se ha escrito y dicho mucho respecto a la masculinidad y a la feminidad a nivel de
identidad psicológica y todas esas ideologías han generado estructuras de poder político
justificando relaciones de sometimiento. Es interesante ver el trasfondo ideológico-
político en un relato hecho de la creación del hombre, en donde éste es creado
directamente por Dios de un pedazo de barro y luego de este ser saca una costilla para de
ella formar a la mujer.
El mismo hecho de que lingüísticamente Dios sea masculino y el hijo de Dios sea también
masculino nos hace pensar en una concepción de la masculinidad privilegiada respecto a
la feminidad. No es pertinente en este trabajo extendernos hasta los finales de la teología
judeocristiana con San Pablo y sus expresiones y analogías respecto a la masculinidad y la
feminidad.
Este fenómeno ha sido tan fuerte en el Cristianismo que aun actualmente la Iglesia
Católica no permite a las mujeres ser sacerdotisas. Aunque se ha exaltado mucho la
imagen femenina en la teología de la Virgen, siempre en el trasfondo esa exaltación queda
condicionada a ser "la sierva o esclava" del Señor.
La visión del ser humano de los griegos también estuvo marcada por un desprecio a la
figura femenina. Las mujeres tenían su valor solamente como reproductoras o siervas del
hombre. En el derecho romano el hombre tenía derecho a vender a su mujer y a sus hijos
si ese era su deseo.
A principios de este siglo comienzan a aparecer los movimientos por los que se reclama el
"derecho de la mujer" a ser igual al hombre. Esto se da primero a nivel ideológico para
después generar nuevas correlaciones de poder a nivel político-social. Desgraciadamente
muchos de estos movimientos reclaman la igualdad de la mujer con las mismas estrategias
de poder con las que el hombre ha mantenido por mucho tiempo un sometimiento sobre
la mujer.
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El punto de referencia en esta reclamación ha sido el poder político. Han existido y aún
existen muchas otras culturas en las cuales la cosmovisión respecto a lo masculino y lo
femenino es muy diferente. Sus dioses creadores son femeninos, o masculinos y
femeninos.
Hay dioses como Shiva que puede ser masculino o femenino de acuerdo a sus
manifestaciones. Hay culturas en las cuales los estamentos de poder están mucho más
repartidos de acuerdo a los valores del poder guerrero y del poder que genera la
maternidad y la transmisión cultural directa que significa la crianza.
La estructura psicológica del ser humano es simplemente la capacidad que tiene ese
organismo de hacer una representación de sí mismo, y esta representación puede
cambiarse de acuerdo a las relaciones de poder existentes en cada contexto cultural. Si
llevo la polémica creada acerca de la igualdad de la mujer a términos de igualdad de lo
masculino y lo femenino caigo en un absurdo.
Al mismo tiempo todos los seres de ese universo permanentemente actuaban esa tensión.
A esas dos tendencias o energías fundamentales las llamaron energía o principio Yin y
energía o principio Yang. El principio Yin representa lo femenino y el principio Yang lo
masculino. Lo masculino es a lo femenino, como lo duro es a lo blando. Son categorías
dinámicas de valores que no están relacionadas en estas filosofías con el macho y la
hembra. Lo masculino encuadra unas categorías de formas de relación y lo femenino
otras.
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Algunas de las múltiples atribuciones que se dan a la categoría masculina son: lo fuerte, lo
duro, lo luminoso, lo explícito, lo que se ve, lo que va hacia afuera, el dar, el expandirse, lo
centrífugo, el moverse. En la polaridad contraria, lo femenino encierra categorías de
relación como: lo débil, lo blando, lo tierno, lo oculto, lo sutil, el recibir, el centrarse, el ir
hacia adentro, la quietud. Todo pensamiento, todo sentimiento y toda acción humana
pueden encuadrarse dentro de una de estas dos categorías.
Occidente atribuyó los valores masculinos al macho y los valores femeninos a la hembra,
confundiendo dos órdenes de valores y creando imágenes lingüísticas como "liberación
femenina", como si el día se pudiera liberar de la noche, o el frío del calor.
Por ser un organismo consciente, el ser humano se hace una imagen de sí mismo, la cual
busca actuar para ser consecuente con ella. Si en su educación en forma explícita o en
forma sutil le convencieron de que sentir ternura era propio de las mujeres, si es hombre
va a rechazar todos los sentimientos de ternura que aparezcan en su conciencia. Si es
mujer va a tratar de sentir lo que ella considera que es ternura estimulando cualquier cosa
que se le parezca como puede ser el sentimentalismo y la dependencia afectiva.
Esta imagen de sí mismo que, junto con la forma de sentir y valorar el mundo, llamamos
identidad, tiene más relación con una categoría ideal de valores, que con una realidad. Si
en la relación con sus padres este ser, ya sea hombre o mujer, siente que para ser querido
y aceptado por ellos tiene que renunciar a su ternura porque esto es ser masculino, o
tiene que volverse una persona "sentimentalosa", pasiva y dependiente porque esto es
ser femenina, el crecimiento de esta persona va a consistir en irse encajonando en una
rígida formaleta formada por los juicios de valor de los adultos queridos, acercándose
cada vez más a la muerte.
La esencia del machismo es el haber creado estas identidades rígidas, tanto en el hombre
como en la mujer, que la única posibilidad que tienen cuando interactúan es la de
quebrarse mutuamente por haber perdido en su rigidez la posibilidad de recrearse y
cocrear el mundo en su interactuar. Yo pienso que cada hombre es masculino y es
femenino a la vez. Tiene capacidad de desarrollar su combatividad y su dureza y al mismo
tiempo puede desarrollar su debilidad y su ternura. C.G. Jung, que es uno de los padres de
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La psicología occidental, y al mismo tiempo uno de los pensadores que desbrozó el camino
para el diálogo Oriente-Occidente, plantea que en la estructura psicológica del ser
humano hay un animus o alma masculina y una ánima o alma femenina. Explica muchos
de los conflictos y sufrimientos que éste padece por esa necesidad de negar la una o el
otro.
En La historia de amor de los reyes de Francia, Guy Bretón hace una lectura satírica de ese
poder mostrándonos una historia francesa en la cual los movimientos y los virajes
fundamentales fueron imprimidos por las mujeres, por medio del manejo del hombre que
sustentaba el poder explícito.
Muchas veces nos preguntamos el por qué existen muchas mujeres que siguen reforzando
por medio de su conducta las estructuras de poder machista. La razón posible está en el
hecho de que de alguna manera son conscientes del poder, del "sin poder" que sustentan
en su posición de debilidad.
Por el lado del hombre que niega su feminidad nuestra historia está preñada de muerte,
devastación y desolación promovida por seres desequilibrados en esa búsqueda del poder
violento, por el poder y la posesión misma. Desequilibrados en sus propios organismos
incapaces de recibir lo que necesitan realmente, ya que es función de esa "anima" (alma
femenina) negada y rechazada, la capacidad de ser débiles y ser receptivos. Ese
desequilibrio interno siempre ha encontrado ideologías que lo justifiquen. Toda guerra y
toda violencia están justificadas por una ideología.
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Estas estructuras de poder enfrentan al hombre y a la mujer en una lucha estéril que
impide al hombre desarrollar todas sus potencialidades femeninas y a la mujer desarrollar
sus potencialidades masculinas. El mito del andrógino de Platón puede tener una
explicación diferente. No es que los dioses hayan separado con la espada a un ser
completo, masculino y femenino, para debilitar su fortaleza sino que ha sido ese ser el que
se ha negado el desarrollo de esa parte de él mismo tan valiosa.
Es muy difícil el ser observador y actuante en un proceso. Por esto también es difícil saber
hasta qué punto estamos ligados a las determinantes biológicas de tal manera que un
hombre tienda a desarrollar más sus potencialidades masculinas y una mujer más sus
potencialidades femeninas.
Algunas observaciones pueden darnos respuestas muy parciales sobre esto. Lo que
llamamos homosexualismo, analizado a la luz de estas reflexiones, puede ser
sencillamente, en unos casos, la elección temprana de estrategias de relación femeninas
en el hombre o masculinas en la mujer. Esta elección pudo haber sido hecha en razón de
las relaciones de poder y de carencias existentes en el seno familiar. El niño puede
desarrollar cualquiera de las dos o las dos.
Lo más probable es que va a desarrollar la que le sirva más para adaptarse y satisfacer sus
necesidades en el medio en el cual crece. Si las estrategias de debilidad, sutileza y
ocultamiento son eficaces para defenderse y conseguir lo que necesita y al mismo tiempo
tiene un padre "muy macho" con el cual no puede entrar en competencia con sus modos
de relación masculina, lo más probable es que este niño va atrofiando su "masculinidad".
El hecho de que muchos seres humanos se nieguen gran parte de su desarrollo hace que
las relaciones de pareja y las relaciones amorosas estén marcadas permanentemente por
la carencia y la necesidad. La complementariedad no se da en la abundancia sino en la
carencia. Un ser humano que ha tenido un desarrollo adecuado puede vivir sólo a nivel
afectivo y busca el complemento de sus semejantes para enriquecerse y desarrollarse aún
más en él.
Un ser humano carente no puede vivir solo y busca el complemento de sus semejantes
para sobrevivir. En el primer caso su elección emana de su libertad y su tendencia al
crecimiento. En el segundo no hay una elección sino una búsqueda de sobrevivencia.
Hay una hermosa y enriquecedora liberación femenina en nuestro tiempo que consiste en
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el deseo en la mujer de desarrollar ese animus que le permite entrar en relación con su
entorno, utilizando su parte dura, explícita, combativa, cuando esto conviene, sin perder
su ánima, o sea su capacidad de relacionarse con sutileza, ternura, contención y debilidad,
también cuando es conveniente. La debilidad en nuestra cultura tiene una connotación de
valor peyorativa. Sin embargo, esta es una de las estrategias de guerra de muchos
animales; cuando sienten perdida una guerra, su sobrevivencia depende del poder ser
débiles.
1. Sexualidad y necesidad
Podemos tener necesidades de las cuales no somos conscientes y vivimos como "no
teniendo esa necesidad" o podemos sentir y ser conscientes de necesidades que en
realidad no tenemos y vivimos como "teniendo" esa necesidad en la realidad.
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A nivel biológico una necesidad tiene un límite claro que está dado por la señal de
armonía que da el organismo biológico al quedar satisfecha ésta el árbol no va a absorber
más agua de la que necesita, y el león marino no va a ocupar más territorio del que
precisa para aparearse con sus hembras y fe cundarlas. Va a luchar su territorio hasta el
momento de poseerlo y cesa luego su lucha. Hay una definición de la satisfacción de esa
necesidad que está señalada por la desaparición de la tensión y el restablecimiento de la
armonía. Es un organismo con un código claro de leyes que regulan su equilibrio interno,
en relación con un sistema ecológico que también tiene un equilibrio. Nosotros, además
de poseer ese mismo organismo con un sistema de equilibrio, poseemos ese segundo
sistema de la conciencia, que nos lleva a "darnos cuenta de que estamos satisfechos".
Muchas veces hay una buena armonía en los dos sistemas creando una respuesta
"organísmica" de armonía, en la cual la conciencia y el organismo están de acuerdo en
señalar una necesidad y cuando ésta ha sido satisfecha, también están de acuerdo en
señalar esa satisfacción.
La conciencia nos permite tener una imagen del organismo en su funciona miento y a esa
imagen la llamamos yo. Yo tengo hambre, significa que mi conciencia está percibiendo a
mi organismo sintiendo hambre. Yo odio el mundo, significa que mi conciencia está
percibiendo una imagen de mi organismo (el odio se siente en alguna parte del
organismo), sintiendo algo que es interpretado como un sentimiento de odio.
Yo tengo hambre, puede significar solamente que me veo a mí mismo como hambriento,
aunque ni organismo biológico no esté dando las señales propias de ese desequilibrio
llamado hambre. Hay muchas personas que dicen tener hambre todo el día y comen todo
lo que no necesitan. En este caso no hay acuerdo entra el organismo y la conciencia que
se tiene de ese organismo. Podemos decir que es un yo ajeno a ese organismo. En este
caso no puedo decir yo soy m cuerpo porque me he creado una imagen de mi organismo
que tiene más relación con lo que querían mis padres que con mis propios procesos di
vida.
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Se ha escrito y dicho mucho respecto a la "necesidad" sexual del ser humano. Pienso que
nunca podremos llegar a un acuerdo porque nos estamos refiriendo a un estado de
conciencia que no se puede objetivar. En Seis personajes en busca de autor,' de
Pirandello, vemos claramente este conflicto.
El actor es director, crítico, espectador y origen del drama que se representa. Cuando
hablamos de las necesidades sexuales repetimos la situación descrita por Pirandello:
nuevamente somos observadores y observados de un fenómeno que en la medida en que
lo vamos observando vamos mutando. Para salirnos de ese subjetivismo de `observadores
observados" podemos buscar en nuestros antepasados los animales algún tipo de
conducta sexual que pudiera orientarnos a pensar que existe una forma de apareamiento
y de relación sexual entre los seres vivos que pudiéramos llamar "normal".
Esta exploración en nuestro pasado nos lleva a una enorme gama de formas de relación
entre los seres vivos, que tiene una relación directa con las circunstancias ecológicas y con
las necesidades de cada uno de esos seres vivos en su contexto de vida concreta.
Encontramos que pueden aparearse muchos machos con una sola hembra, o muchas
hembras con un solo macho, o formas do sexualidad más primitivas en las cuales aún está
presente el hermafroditismo tan frecuente en el reino vegetal.
Aún dentro de una misma especie pueden cambiar las costumbres sexuales de acuerdo a
las circunstancias que se estén viviendo. Hay seres hermafroditas que algunas veces se
autofecundan y en otras ocasiones se aparean para fecundarse. La lección final de un
volver al pasado en nuestra evolución es que en el reino animal no hay una "normalidad
sexual" sino que se cumple la ley de la vida que consiste en la búsqueda .Ir la adaptación a
un medio y a una circunstancia generando cambios permanentes en los seres vivos.
También sería simplista el explicar y aplicar una normalidad sexual al ser humano,
basándonos en costumbres sexuales de los animales que nos precedieron. Sería negar el
paso evolutivo que constituye la aparición de la conciencia. Es simplista condenar como
"anormal" una conducta humana porque se parece a la de un animal, y también es
simplista dar una norma moral para el ser humano basado en la observación de conductas
animales. Cuando observamos a nuestros antepasados los animales, buscamos entender
los contextos de sus relaciones con el medio, lo cual posiblemente nos va a ayudar a
entender nuestros propios contextos de relación como seres humanos.
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ningún malestar porque ésta después de fecundada, tiene relaciones con otros hombres
de la tribu. No tenemos ningún motivo para decir que algunas de estas formas de
relacionarse sexualmente, en estos grupos de seres humanos, sea normal o anormal, o
que se irrespete la dignidad de un ser humano por tener una forma y otra de encuentro
sexual.
Es conocido por todos también el hecho del canibalismo de la hembra, que después de ser
fecundada mata al macho y lo devora. A menor escala de evolución, prima la necesidad de
la especie sobre la del individuo. En la raza humana aparece la libertad del individuo ante
la de la especie y parte de esta libertad es la de tener una relativa libertad ante su sexuali-
dad. A mayor libertad menor necesidad y viceversa.
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actuamos en libertad, permitiéndonos desarrollar por medio de ella una mayor
autonomía. Por analogía podemos referirnos al "instinto de territorialidad" con el que
algunos psicólogos explican la compulsión del ser humano a poseer cosas y objetos y a
identificarse con ellos. Podemos creer por un momento que es una pulsión instintiva a la
cual nos debemos someter porque es parte de nuestro ancestro evolutivo, y el poseer
objetos se convierte en una necesidad fundamental y absoluta que en muchas ocasiones
adquiere un valor superior a la vida misma.
En nuestra cultura es frecuente oír relatos de personas que se dejan matar por no dejarse
robar un automóvil o una joya, al mismo tiempo que hay muchos seres humanos que
pierden el sentido de su vida por su necesidad de aumentar permanentemente y sin
ninguna medida, su territorio de objetos.
D. Sexualidad y afecto
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tampoco puede reunir en el tiempo a macho y hembra, a hombre y mujer, durante un
intervalo superior al que exige la necesidad inmediata de satisfacción sexual. A partir de
ella no puede desarrollarse un comportamiento social superior, ni por el número de
participantes, ni por su duración".
A medida que el desarrollo evolutivo del ser vivo va creando seres más complejos, estos
van prolongando el tiempo de relación con la madre. Podemos decir que se van volviendo
más relacionales. Su aprendizaje de estrategias de adaptación es cada vez más marcado
por la relación con la madre, que por las órdenes genéticas. Va apareciendo una capacidad
mayor de adaptación "aquí" y "ahora" histórico. El insecto no aprende nada con excepción
los aprendizajes que hace a través de sus mutaciones genéticas en los pasos
generacionales. Los primates tienen capacidad de aprender en la relación el hombre
aprende a aprender. Esa relación madre-hijo va a marcar su forma de relacionarse con los
mismos miembros de su especie.
Pienso que hemos dejado de ver otra de las tendencias de la vida y de todo sistema vivo,
que es la tendencia a la armonía. Que el desarrollo de la vida hasta el punto de tener
conciencia de sí misma en la raza humana, está acompañado del desarrollo del amor por
la vida, hasta el desarrollo de la conciencia del amor por la vida; a esto le llamo afecto.
A la atracción que se da entre dos seres vivos que los lleva a aparearse para
complementarse sexualmente, lo llamo en este escrito "eros genital".
Esta tendencia a aparearse es la que V.B. Dróscher llama en el párrafo citado "sexualidad".
La tendencia que tiene el ser humano a buscar compañía por razones diferentes al
apareamiento genital se le puede llamar instinto gregario o instinto de amistad o afecto.
Esta tendencia yo la llamo, siguiendo el planteamiento de Roberto Crema en su libro Yo,
nosotros y el cosmos; eros-amistad.
En este tipo de tendencia el ser humano sigue siendo un ser sexuado, aunque la relación
no se dé gracias a la atracción genital. Hoy se dis. cute mucho, sobre todo en las nuevas
generaciones, si es posible tener una relación de amistad en la cual se den las relaciones
sexuales genitales.
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Aunque aparezca como una redundancia el decir "relación sexual genital", en este
contexto es explicativo. Cada vez que un ser humano que tiene una Imagen de sí mismo
sexuada, entra en relación con otro ser humano que a su vez tiene una imagen sexuada de
sí mismo, se da de hecho una relación que tiene un contexto sexual.
La atracción que se da entre dos seres humanos nacida de la pulsión genital se disminuye
una vez que se obtiene la satisfacción de la necesidad. La atracción que nace de la amistad
se refuerza, se fortalece y se estabiliza con el encuentro. Muchas veces veo que las
parejas logran sobrevivir a la frustración transformando la relación de pareja en una
relación de amistad, en la cual está dada la relación genital como un complemento, más
que como un pivote de la relación.
Este "eros afectivo" o "eros amistad" ha sido poco estudiado y al abismo tiempo
culturalmente poco estimado. La tendencia en nuestro medio es la de interpretar
cualquier forma de eros como una forma de eros genital, negando la existencia o la
importancia de otras formas de eros en el ser humano. Esta negación aumenta aún más la
tendencia actual de Ios seres humanos a crear grupúsculos aislados y fuertemente
defendidos, que cada vez generan más distancia entre ellos. De la tribu pasamos a la
familia extensa, y de la familia extensa pasamos a la familia nuclear.
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siente la pulsión de su organismo biológico que despierta al eros genital, va hacia el
prójimo temblando de miedo de perder su isla, como si fuese un cangrejo ermitaño que
tiene que dejar por un momento el caracol que lo protege, para poder cazar su presa.
La teórica libertad sexual no ha facilitado ese salir de la isla de la subjetividad, sino que por
el contrario nos ha llenado más de temores. Salimos y nuestros miedos al compromiso, a
la amistad, a la entrega nos llevan a crear tantas reglas y tantas morales, que terminamos
descubriendo que no hemos salido de nosotros mismos, sino que andamos con nuestro
caracol al hombro aplastándonos e impidiéndonos crecer.
A veces me conmueve el ver la enorme ternura y cariño que acompaña esta camaradería
entre amigos, en contraste con la dificultad que encuentran para pautar reglas que les
permitan vivir su relación de pareja en armonía. Toda la permisividad, la protección y la
aceptación incondicional que se encuentra entre amigos, desaparece automáticamente
cuando aparece la opción del eros genital.
Muchas veces rechazan una relación sexual genital con un amigo o amiga para proteger la
amistad. Se persigue cada vez más explícitamente la posibilidad de ser "amigos y
amantes" y permanentemente se llega a la frustración. La amistad entre el lobo y los hijos
termina cuando estos empiezan a competir por las hembras. Los retozos y juegos de la
juventud, se transforman en lucha. El eros genital es aparentemente contradictorio ya que
así como sirve para unir a dos individuos, imposibilita la unión de más de dos.
Es extraño el ver cómo el ser humano ha calcado todas las estrategias y las dinámicas del
eros genital en el sistema familiar, más que las dinámicas y las fuerzas del eros amistad.
Esta segunda forma de atracción se enriquece cuando el número de participantes de un
grupo aumenta. Hay personas que trasladan a sus relaciones de amistad las dinámicas y
las formas de relación de la atracción genital, y yo creo que esto se da en razón de que se
ha generalizado la forma de relacionarse con exclusividad y posesividad a la familia En la
manada de lobos, en los leones, en los ciervos, en los leones marinos no hay nunca
exclusividad en la amistad, y los duelos por el apareamiento
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aparecen solamente en la época del celo. El ser humano aprende las distintas formas de
relacionarse en el seno de su familia y aunque nazca con la simiente de un eros-amistad,
ésta puede morir si es algo que permanentemente es rechazado en el seno de la familia.
La familia nuclear a veces hace una generalización loca del planteamiento evangélico mal
interpretado que dice: "el que no está conmigo, está contra mí". Esta también es una
dinámica del eros genital. Aunque creemos mil ideologías que busquen anular esta
exclusividad del eros genital, el hecho de que en un determinado espacio y en un
determinado momento, la pareja excluye a un tercero, esto genera primacías y escalas de
valores que no son toleradas dentro de una ideología de la igualdad. El eros-amistad
puede ser el que lleva a un perro a no aceptar un nuevo amo hasta el punto de morir por
él, el que lleva a un amigo a dar su vida por su amigo, o el que lleva a un padre o a una
madre a defender la vida de su hijo con la propia vida.
Nuestro sistema familiar rígido y cerrado ha creado mucha confusión entre los
sentimientos que se dan en las relaciones entre padres e hijos. Linguísticamente la palabra
amar solo se emplea entre personas que tienen relaciones de pareja o entre padres e
hijos. En principio podemos decir que el verbo amar ha pasado a simbolizar una serie de
'sentimientos que se dan entre dos personas que se atraen genitalmente. Muchas parejas
consultan porque "ya no se aman" y en la exploración se encuentra que lo que quieren
decir es que no se atraen físicamente; aunque ahora posiblemente se aman más que
cuando se conocieron, la pérdida de atracción sexual es tenida como una pérdida de
amor.
Cuando me refiero al sentimiento que hay entre dos amigos no uso el verbo amar porque
éste tiene una connotación de pareja. Cuando hablamos de los sentimientos que hay
entre padres e hijos o hermanos volvemos a utilizar ese verbo. Oigo frases a veces
contradictorias aparentemente como: "aunque se haya convertido en mi enemigo, yo sé
que me quiere", "¿qué madre o qué padre puede no amar a su hijo?", "aunque se haya
convertido en un dolor de cabeza, yo lo sigo amando"; "me gustaría llegar a ser amigo de
mi hijo"; "yo sé que mi hijo me ama, pero me gustaría que fuera mi amigo".
Yo no sé aún, después de haber trabajado mucho tiempo con familias como terapeuta, y
de haber sido hijo de familia por 43 años, qué significa eso de querer y amar dentro de
nuestros sistemas familiares. Es fácil entender que cuando dos personas se atraen
sexualmente hay un eros genital. También es fácil entender que cuando varias personas se
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Encuentran a gusto unas con otras y le encuentran gusto a encontrarse, podemos hablar
de un eros-amistad. También es fácil entender que cuando hay un eros genital entre
padres e hijos éste va a ser reprimido por el tabú del incesto y puede ser disfrazado de
eros-amistad actuando de todas maneras con la posesividad del eros genital. Sin embargo
yo pienso que toda la posesividad y exclusivdad que se da dentro de la familia nuclear no
es siempre eros genital reprimido, sino desplazamiento de las dinámicas del eros genital a
otras formas de relación interpersonal.
El que da su vida por sus amigos, está movido por este eros-amistad. El que da su vida por
los enemigos, está movido por otra forma de eros que podemos llamar eros universal.
Eros bajo esta acepción es una fuerza que mueve a los seres vivos hacia la unión, la
armonía y el equilibrio. Hay filosofías que hablan del eros del universo, como una fuerza
que lleva a todos los seres a unirse. La gravitación puede ser una imagen metafórica de
este eros cósmico.
Todas estas formas de eros mencionadas entran en aparente conflicto. El lobezno que
reta a su padre por el derecho de aparearse con las hembras de la manada, está siguiendo
la pulsión de su eros genital sacrificado o poniendo en grave riesgo su pertenencia a la
manada. El ser humano puede arriesgar la amistad con un amigo buscando relación
genital con la compañera de este amigo. Si fuese un esquimal este acto podría tomarse
como un gesto más de amistad, en nuestra cultura es una alternativa.
Algunas escuelas filosóficas orientales hablan de distintas formas de eros, con distintas
energías para cada una de ellas. También tienen disciplinas que permiten a un ser humano
transformar a nivel de su organismo este tipo de energía. El occidental está atrapado en
alguna forma de determinismo biológico que lo lleva a dos opciones posibles: la primera
es la de actuar sus posibilidades de relacionarse genitalmente haciendo algún manejo de
esta energía para que no se vuelva caótica.
El eros genital no permanece en el tiempo y esto hace que con frecuencia la persona
cambie el objeto de su apetencia. Más tarde en este libro veremos algunos recursos que
se utilizan en forma "neurótica" para mantener esa apetencia viva por mucho tiempo; uno
de estos recursos es el de no satisfacerla nunca de tal manera que siempre estaré
esperando lo que me queda faltando.
La segunda opción es la de reprimir este eros con estrategias de evitación que hacen que
toda esa energía orgánica se desplace a la fantasía y al pensamiento creando formas de
ver la vida en las cuales lo genital está presente en todo momento y en todas partes.
La reina Victoria, llamada reina Virgen, fue tan hábil para crear esta forma sofisticada de
pansexualismo (presencia de lo sexual en todo), que aún nosotros estamos padeciendo
ese sistema creado y estimulado por su mente y por su fantasía calenturienta. Recuerdo
aún en mis clases de moral la enorme lista de "pecados venéreos", (era la forma
42
Sofisticada de llamar los pecados contra la castidad, que a su vez era la forma de referirse
a la transformación de esa potencialidad de relación genital del ser humano, en toda una
enorme, emocionante y delirante fantasía de sexo mental), desde el montar a caballo
(porque eso estimulaba las "poluciones nocturnas”), hasta viajar en tren, porque el arrullo
del tren era sensual.
El reprimir el eros genital sin poder transformar toda la enorme energía que cl ser humano
genera en sus órganos genitales, es crear un mundo en el cual cualquier posibilidad de
encuentro real con el ser humano o con el medio que lo rodea (el caballo o el tren en los
ejemplos citados), se va a transformar mentalmente en una relación genital. Se dice que
los fariseos tienen una mente torcida y que juzgan siempre mal. Yo fuí un buen fariseo y
la realidad es que la mente no es torcida sino terriblemente simplista.
Todo el pensamiento y las emociones son movidos por ese eros genital lo cual hace que el
pensamiento se vuelva recto y rígido. Recto en el sentido que siempre va derecho y con
simplicidad a los genitales. Rígido en el sentido que no se puede abrir a otras percepciones
del mundo.
Transformar el eros genital significa que toda esa energía se puede llevar al eros-amistad o
al eros universal. Es la única forma de entender el celibato de los místicos orientales o de
algunos místicos como San Francisco o Santa Clara, en nuestro medio. El eros genital lleva
a una persona a invertir una gran cantidad de su energía de vida en otra persona singular.
Las personas que se sienten llamadas a expandir su eros, a eros-amistad y a eros universal
pueden utilizar estrategias de transformación que les permiten vivir cada vez en función
de más personas y con menos apegos.
El eros genital se caracteriza por el apego y la posesión. El eros universal se caracteriza por
el desapego y la libertad total. El celibato en nuestro medio se ha convertido en una forma
de reprimir toda forma de eros, llevando a las personas que lo practican con honestidad a
contradicciones internas tan profundas que muchas veces fracasan en su vida personal y
en su vida de servicio al prójimo porque se pierden a sí mismos en esa represión.
Estos dos eros son antitéticos de las tendencias que llevan al macho a agredir para
defender su territorio. Son dos polaridades de la vida en las cuales una presupone la
existencia de la otra para lograr un equilibrio. La defensa de la individualidad, de la propia
43
vida, de la estabilidad interna está en el polo de la sexualidad genital; lo que Lorenz llama
instinto de agresión. El respeto y el amor a la vida en cualquiera de sus formas, la
valoración del otro por el otro, (no como recurso de satisfacción de mi necesidad), la
capacidad de dar sin pedir en función del desarrollo de una nueva vida, están dentro de la
línea del eros-amistad y el eros universal.
Respecto a esto, en la obra citada anteriormente, Huber Markl dice: "…la sexualidad es de
entrada una fuerza que puede unir a los congéneres. Sin embargo, está claro que nunca se
ha desarrollado en el reino animal un comportamiento social superior a partir del sistema
de relaciones sexuales. La sexualidad puede reforzar secundariamente la vida social, por
ejemplo, inhibiendo las agresiones.
Por otro lado, otros sectores de pensamiento entre los que se encuentra todo el
pensamiento llamado cristiano de Occidente, hacen una defensa de este tipo de familia,
como única solución para mantener una sociedad organizada y evitar un posible caos en la
convivencia de los seres humanos. Es frecuente oír conceptos como el de "la familia es la
base de la sociedad", "la familia es la verdadera fuente de los valores éticos y religiosos de
la cultura".
En el ser humano hay tres tendencias que lo llevan a constituir una pareja: la primera es la
atracción sexual genital: la segunda es la necesidad de pertenecer a una manada estable,
a la que se da y de la que recibe protección; la tercera es la necesidad de "volver" a vivir
situaciones en las cuales tuvo una fuente segura e incondicional de satisfacción de sus
necesidades en su primera relación con la madre.
La primera no necesariamente lleva a constituir una pareja estable. Retomo la cita de V.B.
Dróscher: "La sexualidad no solo es incapaz de reunir a un conjunto de más de dos
individuos, sino que tampoco puede reunir en el tiempo a macho y hembra durante un
intervalo superior al que exige la necesidad de la satisfacción sexual". Nuestra cultura
tiene muchísimas normas acerca de la sexualidad, las que en su mayoría buscan que este
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factor de temporalidad de la atracción genital sea prolongado al máximo. Dos personas
que se atraen genitalmente pueden prolongar esa atracción en el tiempo a base de
mantener la satisfacción de una u otra forma "medio frustrada" o completamente
frustrada. El "amor romántico" vende la imagen del atractivo permanente y satisfecho lo
cual es una falacia que ha producido muchos sufrimientos. La mayoría de los sexólogos
parten de la premisa de que una pareja que se satisface genitalmente encuentra la
estabilidad. Es fácil descubrir la cantidad de peripecias que lleva a cabo la mente humana
para no declararse satisfecha y poder mantener la esperanza de una futura satisfacción
"real" de su necesidad genital.
Parte de la mitificación del eros genital en nuestra cultura obedece a esta necesidad de
prolongar algo que de por sí se termina y se agota. Esta atracción genital es utilizada como
presión social para constituir la pareja. Los sentimientos propios de este tipo de atracción
son: la posesividad, la dependencia, Zoos celos, la mitificación del otro, la frustración
consecuente a la mitificación y a la agresividad que nace de la frustración. La expresión
estética de este sentimiento son los tangos, los boleros, las rancheras y gran parte de la
poesía romántica.
Los celos nos permiten sentir con permanencia que aún no hemos poseído
suficientemente nuestro objeto deseado. La dinámica de relación en este momento de la
pareja no está centrada en la comunicación ni en la simpatía, sino en la conquista. Mi
necesidad es el poseer el objeto deseado y voy a usar todos los recursos de mi identidad
para conseguirlo. Lo combativo y lo agresivo están presentes permanentemente aunque
sea bajo el disfraz de la seducción.
La obra El imperio de los sentidos, nos muestra en forma descarnada y sin máscaras la
dinámica de este tipo de relación. La segunda tendencia que motiva la formación de una
pareja y una familia es la que describimos como instinto de amistad. En el ser humano se
manifiesta como esa tendencia a reunirse por grupos, clases, clubes, logias, etc.
Permanentemente la familia es mostrada como ese "grupo" ideal. Poco a poco la familia
ha ido generando mitos de lealtad a sus miembros y de desconfianza hacia el medio
externo, que producen una atomización en grupúsculos aislados y paranoides que cada
día refuerzan más sus fronteras de separación.
45
Interacción más profunda. Esta estructuración en grupúsculos aislados va en la dirección
contraria de esa tendencia, creando una sociedad cada vez más combativa, más
competitiva, que a su vez refuerza la necesidad de ir creando "búnkeres" en donde nos
podemos refugiar de los mismos hombres.
Paradójicamente buscamos lo orgiástico por medio de la sexualidad genital que nos lleva
hacia la conciencia de individualidad y soledad, más que hacia la conciencia de fusión. No
creo en la posibilidad de hacer una vivencia sana por medio del sexo en grupo. Peca por la
misma razón de querer hacer una pareja estable y permanente basada en la atracción
genital. "La sexualidad, por su misma naturaleza actúa como una fuerza de unión y de
desunión social".
Este tipo de vivencias de "comunión" muy frecuentes en las culturas primitivas y presente
en todas las situaciones significativas para la tribu, ha ido desapareciendo con la misma
desaparición de la tribu. El eros genital y el eros-amistad crean la tribu. Al desaparecer el
eros-amistad va desapareciendo la tribu y aparece la familia cada vez más rígida, más
pobre y más cerrada. Cristo nos vino a invitar a que trascendiéramos la familia y la tribu e
invitó inclusive a trascender la raza.
O sea, invitó a ir ampliando cada vez más el eros de lo individual a lo universal. Decía San
Pablo que Cristo no sólo redimió a los hombres sino que "toda la creación fue redimida
por El".
El amor universal no es la represión del eros porque somos seres encarnados que amamos
en nuestro organismo y por medio de él. Es la transformación de ese eros en una forma de
amor cada vez menos posesiva y menos controladora.
Es triste ver en nuestras iglesias, que son la asamblea de seguidores de Cristo, las familias
sentándose en una banca para cada una, con mucha incomodidad cuando llega un
"extraño" y se sienta en la misma banca. Se habla durante toda la ceremonia de "amor al
prójimo" pero no aparece ninguna forma de "amor" con excepción de un tímido y
defendido saludo de "paz".
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Cuán lejos estamos de esa "comunión" en la cual había toda una fusión de los cuerpos de
los miembros de una tribu, dejando lejos todos los miedos que nos produce la genitalidad;
hemos creado el símbolo de la comunión por un sacramento, para evitarnos hacer una
comunión real y encarnada. En el prójimo no está Dios sino alguien de quien tenemos que
defendernos, porque cualquier forma de afecto es leída e interpretada como una forma
de afecto genital. Si en una de nuestras iglesias llegáramos a ver un día una fusión de todo
el grupo como una forma de vivir esa comunión universal, posiblemente nos
escandalizaríamos y no veríamos a unas hermosas criaturas de Dios haciendo un
encuentro de acción de gracias, sino una cantidad de órganos genitales buscándose para
poseerse y excluirse.
Si la cebra hembra arriesga su vida por proteger a la cría, este acto no emana de una
evaluación consciente del valor de esa criatura, sino de un impulso que la lleva a hacerlo,
dándonos una imagen analógica de ese amor auténtico.
La conciencia nos permitió llegar a vernos a nosotros mismos como centros do nuestro
universo, muchas veces teniendo libertad para actuar aún en contra de los sistemas de la
vida. Si la expansión de la conciencia se hace únicamente hacia esta tendencia, la postura
ante el universo será: "el universo es para mí". Esta forma de conciencia es la fuente del
amor posesivo. La única cortapisa en la exacerbación de la conciencia individual en el
hombre es el hecho de que muere como individuo y también puede morir como especie.
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En el fondo de cada conciencia individual exacerbada está esa verdad absoluta de que el
universo perdurará, más él morirá, luego, "el universo no es para él".
En los sistemas vivos anteriores al hombre hay una organización que equilibra esas dos
polaridades. El animal es para la manada y la manada es para el animal, siempre
prevaleciendo el valor de la manada sobre el individuo. El ser consciente ha trastocado
estos órdenes. En lugar de "el hombre para la creación", ha creado una serie de
cosmovisiones en las cuales "la creación es para el hombre". Ha elegido la valoración del
individuo por encima de la especie y la valoración de la especie por encima de la vida y la
creación.
Nuestras filosofías, nuestras religiones, y en último siglo, nuestra psicología (que es una
forma de normas y leyes no muy semejante a las religiones que la precedieron) han hecho
énfasis en la individualidad. Son cosmovisiones antropocéntricas. Es decir, de acuerdo a
ellas, el universo se entiende en función del hombre.
Esa actitud del hombre ante el universo, justificada por las múltiples morales (científicas,
religiosas, etc.), es transmitida al hombre como individuo. Para un individuo todos los
demás hombres son parte de ese universo que lo rodea. Lo lógico es que su actitud ante
sus congéneres sea la misma que ha aprendido a tener ante toda la creación.
Antropocéntrico significa que algo tiene valor solamente respecto al ser humano.
Nuestras versiones de la creación del universo nos comunican que éste fue hecho para el
hombre. En Génesis 1.28 leemos: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios
los creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo y les dijo Dios: creced, multiplicaos, llenad
la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los vivientes
que reptan sobre la tierra". En esta visión el hombre es algo diferente de la creación a
quien se le entrega ésta para que la use, la domine y dentro del mismo espíritu, la
extermine.
Los griegos y los latinos también nos muestran una creación que está al servicio de unos
dioses que no hacen parte de ella, sino que la dominan, la someten y la usan para
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Satisfacer sus antojos e infantiles deseos. El ser humano, que es juguete de esos dioses, a
su vez utiliza las criaturas que lo rodean para satisfacer sus antojos. Todas nuestras
ideologías se derivan directamente de etas dos ramas de pensamiento en las cuales el
hombre es visto como un ser disociado del universo, con la orden de usar y abusar de él.
El desarrollo consciente del instinto de amistad va en la dirección opuesta. Esta nos lleva
a vernos como elementos valiosos de una creación valiosa. Somos valiosos en la medida
en que esa creación es valiosa. La actitud ante ella es la de respeto y veneración.
Buscamos con nuestra conciencia entender los procesos de la vida que nos rodea, para
entrar en armonía con ellos y poder ser "cocreadores" de esa creación. Mi prójimo es tan
preciado como yo mismo, desempeñando un papel diferente a mí, en ese enorme
organismo complejo de la vida.
Con la visión antropocéntrica el ser humano ha buscado usar su inteligencia más para
juzgar ese mundo que lo rodea, y de este juicio poder sacar informaciones que le permitan
manipularlo y someterlo.
Los grupos humanos que emanan de esta dimensión, tienen sus fronteras abiertas y están
permanentemente dispuestos a entrar en relación unos con otros, para formar
organismos armónicos cada vez más amplios.
Así como los organismos unicelulares tenían una disposición para entrar en ,elación entre
sí, formando poco a poco organismos pluricelulares, permitiendo el desarrollo y el
crecimiento de la vida; así también, esta potencialidad permite al ser humano hacer un
crecimiento mayor a nivel de su socialización y armonización como un organismo más
complejo y más completo.
A los fenómenos que nacen de esta tendencia del ser humano los llamo "amor auténtico",
en contraposición al "amor posesivo" emanado de la tendencia a la hipertrofia del
individuo.
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La familia nuclear y la pareja, siguiendo los lineamientos de veinticinco siglos de una
orientación antropocéntrica e "individuocéntrica" actúan casi permanentemente en la
línea del amor posesivo, enseñando a las personas que nacen en su seno ser unos
expertos en el manejo de este tipo de amor.
Se puede decir que la tradición hebrea del pecado original se cumple de esta manera. De
acuerdo a ese "dogma" que también fué asumido por la Iglesia Católica, nuestros padres
Adán y Eva cometieron un pecado que ha sido transmitido de generación en generación
hasta nosotros. Las formas de relación del amor posesivo fueron actuadas hace mucho
tiempo por nuestros antecesores y a través de la familia van siendo transmitidas de
generación en generación de una forma en que quedamos marcados por ellas en nuestro
organismo.
Cada uno de nosotros ha aprendido desde muy pequeño a actuar de acuerdo a las reglas
del amor posesivo en el seno familiar. Luego llega a la edad en que establece su pareja con
estas mismas reglas y las actúa con sus hijos. Se vuelven tan parte de nosotros mismos,
que sentimos ser espontáneos cuando las actuamos. "El amor, que a menudo se presenta
como último reducto de autenticidad y autodeterminación en una sociedad hipócrita y
coercitiva, es en realidad la farsa suprema y la más angosta de las jaulas concéntricas que
nos aprisionan", ( C. Frabetti ). Al citar nuevamente a este autor vuelvo a hacer la
aclaración de que me refiero al amor posesivo.
Yo pienso que una de las razones que han hecho que esta tendencia se haya ido
reforzando y perpetuando unipolarmente en la familia nuclear, obedece a que ésta se
constituye obedeciendo a las necesidades de apareamiento genital. Cuando el ser humano
actúa su sexualidad genital, la conciencia que se exacerba es la de la individuación. No en
vano nuestro vocabulario usa palabras como posesión, conquista, seducción, para
referirse a este tipo de relación.
Actualmente la familia se vuelve cada vez más entrópica. Cada vez refuerza más sus
fronteras, impidiendo la apertura y la relación con otros organismos. Cada vez se vuelve
más oligocelular (contiene cada vez menos elementos) y más diferenciada, creando esa
atomización en grupúsculos familiares en desarmonía con el universo que los rodea.
Un organismo vivo cuando está haciendo un proceso de crecimiento y transformación,
muestra una tendencia a la expansión de su energía y de sus formas. Se puede decir que
se transforma permanentemente deviniendo cada vez más rico en sus procesos de vida.
Cuando este sistema vivo está enfermo. Como una amiba enquistada o como un ser
humano con cáncer o deprimido, lo que vemos es una tendencia a la contracción, al
empobrecimiento, a aumentar las fronteras y romper comunicación con el medio.
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Toda la energía de un ser vivo es extraída del medio. Cuando ese ser vivo enferma y
comienza a disminuir su comunicación con el medio, creando murallas que lo aíslan, sus
procesos energéticos se van empobreciendo, llegando poco a poco al agotamiento. A este
fenómeno lo llamo entropía haciendo una aplicación analógica al ser vivo de este
concepto de la física.
En mi concepto, la familia nuclear es ese ser vivo que cada vez se defiende más del medio
aislándose de él, consiguiendo con esto el irse empobreciendo NI su totalidad y en cada
uno de sus miembros transformándose en un sistema suyos miembros cada vez son
menos numerosos y más pobres en procesos de vida.
La tercera tendencia que lleva en nuestros tiempos al ser humano a formar pareja la
nombré como la necesidad de "volver" al seno materno en donde vivió armoniosa y
plenamente. Para muchos el enamoramiento es un renacer de este deseo de regresar al
"paraíso perdido", En muchas de nuestras mitologías aparece esta imagen de un ser
humano que tiene que salir del Olimpo o del paraíso por haber cometido una falta. Esta
puede ser una representación mítica de ese deseo de volver atrás a revivir momentos en
que nos omitimos muy bien.
Nuestra sociedad, por medio de toda la mitificación del "amor romántico" estimula esa
búsqueda del "paraíso perdido" ya que todas las imágenes, las metáforas, las historias y
los cuentos que crea para mantener el mito hablan del encuentro de ese paraíso en donde
sin ningún esfuerzo y sin ningún proceso de crecimiento, dos personas van a satisfacerse
plenamente.
Como en los mitos de la salida del Olimpo o del Edén, cada vez que no encontramos ese
paraíso vamos a recibir la información de que lo liemos perdido porque hemos hecho algo
mal (recreando la culpa original).
Esta búsqueda de una fusión "con la madre" también puede ser la manifestación de esa
potencialidad del ser humano de trascender su propia identidad y llegar a conseguir un
estado de conciencia común con la "madre universal" o la "Divinidad". Solamente las
personas que han logrado desarrolla su capacidad de trascendencia nos han hablado de
ese tipo de estados ole conciencia que se semejan mucho a los estados regresivos.
Nuestra psicología actual aún considera "locura" estos estados expandidos de conciencia.
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Actualmente está tomando fuerza una nueva forma de ver psicológicamente al hombre
bajo el nombre de psicología transpersonal. Este tipo de psicologia ha venido estudiando
con cuidado y seriedad estas formas de conciencia. Llegando cada vez con más certeza y
claridad a describir caminos, ya recorridos por muchos místicos de Oriente y Occidente,
que nos pueden llevar a estas formas de conciencia de ser. Las energías y las fuerzas que
se mueven dentro de estos estados de conciencia las llamé anteriormente el eros
universal.
Esta forma de eros puede llevar a la locura o la expansión de la persona. La persona que
en su conciencia ha llegado a percibir estas fuerzas, se empodera Deja de necesitar la
aprobación de los demás y va desvaneciendo poco a poco sus miedos básicos a la soledad,
a la muerte y al abandono. Es una lástima que nuestras religiones, que en principio fueron
las renovadoras del espíritu (una forma de llamar el eros universal) posteriormente se
convirtieron en los medios que nos aislaron de esa fuerza universal.
El eros genital orienta su fuerza hacia el individuo. Es la energía que permite crear y
defender un yo, que le da fuerza a nuestra individualidad. Desde este eros el mundo se
vive en función de sí mismo. El eros-amistad puede orientarse hacia el yo, o puede
orientarse hacia los demás. Llamo amor posesivo tanto a los actos movidos por el eros
genital como los movidos por el eros amistad que buscan el beneficio personal. Llamo
amor auténtico a los acto., que nacen de ese eros universal y del eros-amistad que se
orientan hacia el beneficio de la creación en cualquiera de sus representaciones. La
tendencia a buscar la fusión con la madre ya es un producto de nuestra conciencia.
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otro ser humano. Nunca ese otro podrá satisfacer sus necesidades. La imagen del amor
romántico ha reforzado esa mitificación haciendo cada vez más profunda la frustración
que aparece cuando ese ser humano descubre la mentira en que estaba comprometido.
Como se ha perdido el sentido del ser en función de ser parte integrante de una creación,
de la cual hablaba anteriormente, 'Cada vez se busca más el sentido en el volver a ese
primer sentido de "ser amado por la madre".
Varemos en los capítulos siguientes cómo poco a poco en el desarrollo del niño, ese
primer sentido de "ser en relación con la madre", se va convirtiendo en el sentido de "ser
en relación con el universo".
En la familia nuclear no se favorece este paso. Busca ser un núcleo autónomo, gimiendo
ser "creación" completa por medio de las leyes, los deberes y las expectativas que crea en
cada uno de sus miembros. Por medio de la fantasía estimulada por el pensamiento
romántico, cada miembro de la pareja convierte el otro en ese universo todopoderoso
que puede saciar absolutamente todas las necesidades.
La fantasía del hombre y la mujer solos en una Isla "paradisíaca" es el ejemplo más claro
de esta forma de pensamiento prepotente infantil que caracteriza la formación de la
pareja, que va a estructurar el núcleo del sistema familiar. "Mientras haya amor, no
importa el resto", dicen los dichos populares nacidos de esta ideología. Este tipo de
pensamiento mágico infantil es el que va a estimular el divorcio de ese núcleo familiar con
respecto al resto del grupo social en el cual está inmerso.
Vemos en nuestras ciudades los enormes edificios en donde viven hasta cientos de
familias, que nunca llegan ni a conocerse entre sí, ya que la utopía es la de crear pequeños
universos autónomos que no permiten ninguna comunicación entre sí.
Cada uno de los padres es forzado por el otro para que se convierta en esa madre
omnipotente y perfecta que puede satisfacer todas sus necesidades. Esta mitificación del
núcleo familiar también se extiende a los hijos creando en ellos una psicología parásita de
sus padres y al mismo tiempo, permanentemente frustrante. El padre y la madre se
comprometen a satisfacer omnipotentemente todos los requerimientos de los hijos, sin
límite de edad y a su vez los hijos se sienten en el deber de exigir a sus padres esta
perfección.
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deje de ser válido para mí. Esta forma de programación del ser humano termina siendo la
forma ideal de propagación de sistemas que "cronifican" las carencias y las miserias
afectivas y espirituales.
Para poder mantener esta falacia de tal manera que la pareja tenga alguna estabilidad en
el tiempo, se mantiene constantemente el presupuesto de que el tú no nos está dando lo
que nos debe dar, porque no quiere hacerlo. Esta es la transacción de culpa que
constantemente vemos y oímos en la familia nuclear. "No es que tú no seas omnipotente,
sino que no haces lo que yo necesito porque eres malo". De esta manera hay una
permanente requisitoria del uno al otro hecha a través de la culpabilización, con una
permanente y crónica frustración.
C. Frabetti dice al respecto: "los enamorados firman con su sangre el siguiente contrato:
Tú vas a fingir que yo soy lo más importante para ti, el centro de tu universo, y yo fingiré
que tú eres el centro del mío ... Tú vas a fingir que yo soy para ti algo único e insustituible,
que estás conmigo precisamente porque soy yo, cuando en realidad mi identidad
profunda te es desconocida e inaccesible, y no soy más para ti que uno de los miles
actores que podrían representar ese papel para ti; a cambio yo fingiré que tú eres para mí
algo único e insustituible, que estoy contigo precisamente porque eres tú, etc.".
Este tipo de falacia es la que hace que en el amor romántico el Edén de los enamorados
sea la isla desierta aislada del resto de la creación. El uno es el universo del otro. La
postura básica es: "Tú eres el universo para mí". Aunque se disfrace en el "yo soy el
universo para ti". Las dinámicas que se generan son las del amor posesivo y excluyente.
Posesivo al extremo de perder la vida si pierdo el control sobre el otro. Poseo convirtiendo
al otro en indis pensable para mí y culpabilizándolo por no llenar mis expectativas. Soy po
seído de la misma manera.
Como todos damos de lo que tenemos, la relación con los hijos se da dentro de las mismas
dinámicas, convirtiendo al hijo en un esclavo y esclavizado: en esa "isla paradisíaca" en
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que se convierte la familia nuclear.
Observamos, en resumen, que en el desarrollo de la vida, la aparición de los seres con una
diferenciación sexual es relativamente temprana. Ya bastante más tarde en esta evolución
aparece lo que podemos llamar un instinto di simpatía que va a generar nuevas pautas de
relación entre los seres vivos.
Que esta tendencia está directamente relacionada con la forma de relación que se da
entre la madre y la cría en los primeros momentos del desarrollo de esa nueva vida. A
medida que se crean formas más complejas de vida, su nacimiento es más inacabado y el
desarrollo va dependiendo cada vez más de esa posgestación que es la relación de la
madre con la cría. En el ser humano aparece un desarrollo mayor de ese instinto de
simpatía que llamamos amor. Esta forma de relación va a depender estrechamente del
desarrollo de la conciencia. Esta última es un producto de la relación con la madre.
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CAPITULO II
CONCIENCIA Y RELACION
El ser humano es un organismo vivo que se diferencia del resto de las formas de vida en
que puede ser objeto de su propio conocimiento. Puede sentir como muchos otros, pero
con la capacidad de observarse a sí mismo sintiendo. Puede "pensar" y describirse a sí
mismo pensando. Esa capacidad de ser sujeto y objeto de sí mismo en el conocimiento la
llamamos conciencia.
Hay una vida que inicia su desarrollo y una vez se "echa a rodar" el proceso, este se
desarrolla con una fuerza propia. En el desarrollo de la conciencia la fuerza propia no se
presenta con el mismo determinismo. Hay una fuerza fuera de ese organismo que
impulsa, promueve y produce esa nueva dimensión del desarrollo.
El animal no decide su propia vida ni la vida de su cría. Obedece sus pulsiones a nivel
biológico y es el resultado relativamente determinado de una relación ya definida con un
medio. El ser humano depende en el desarrollo de su "humanidad" de la decisión de su
madre.
Esta libertad de la madre, aún ante las leyes biológicas, es la que nos coloca en una
situación de profunda dependencia de ella y de impotencia ya que no somos protegidos
por los determinismos biológicos. En el momento de nacer la criatura, la madre es dueña
absoluta de su vida "humana" o de ni muerte.
En realidad no es que sea dueña absoluta, en el sentido que la madre no puede dar lo que
no se le ha dado. Es dueña absoluta de dar lo que se N dió, más incapaz de dar lo que aún
no ha desarrollado en ella misma.
Esto hace que dentro de una misma especie, llamada especie humana, se den organismos
tan diferentes, con costumbres tan disímiles, que a veces es difícil creer que un Gandhi
pertenezca a la misma especie de un Hitler.
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Esta relación en la impotencia y en la necesidad con la madre hace que la criatura sea
completamente maleable respecto a su identidad o conciencia de sí misma. La madre
puede hacer un reconocimiento "amoroso", gozoso y más o menos objetivo de ese
organismo que es su hijo, y por medio de ese reconocimiento ese hijo va creando su
conciencia de ser un organismo armónico, amado, valioso y puede "darse cuenta" de sus
procesos de vida con relativa objetividad. Cuando las condiciones anteriores se dan, el
niño va generando una "conciencia de ser" armónica, o usando otra terminología, un "yo
armónico".
Es un organismo que puede darse cuenta de sus procesos y de la realidad que lo rodea
como amable y valiosa. Usemos como ejemplo la vivencia del hambre. El animal siente
hambre, tiene unos recursos predeterminados para satisfacerla y si su medio se lo
permite, actúa para conseguir lo que necesita. El ser humano siente hambre, tiene
capacidad de mirarse a sí mismo como "un ser que tiene hambre", hacer un juicio de valor
sobre este "tener hambre", y de acuerdo con ese juicio de valor, determinar si satisface o
no la necesidad y en qué medida hacerlo. Además puede "aprender a tener hambre"
(aunque su organismo biológico no esté presentando el desequilibrio que va a producir la
sensación de hambre), por haber hecho un juicio de valoración respecto a "soy valorado o
soy querido porque tengo hambre".
En este caso hay una desarmonía o incongruencia entre un organismo que está en
equilibrio energético y la conciencia de ese organismo que se ve a sí mismo en necesidad.
Posiblemente esa persona siente hambre y satisface esa necesidad aprendida, creando
una necesidad, al organismo biológico de eliminar los excesos. Al satisfacer una necesidad
que realmente no existe en el organismo, se genera un desequilibrio orgánico que
produce a su vez una nueva necesidad.
Aprendemos a vernos a nosotros mismos, a definir nuestro ser, nuestras necesidades y los
recursos para satisfacerlas por medio de "los ojos de mamá". Si mamá es capaz de
reconocer nuestro "ser" como "es" y reconocer sus necesidades tal cuales son, y los
recursos que tenemos para satisfacer esas necesidades de una manera objetiva, nos
vamos a desarrollar como seres que se ven a sí mismos como son, que pueden reconocer
las necesidades que tienen y saber los recursos que tienen para satisfacer esas
necesidades.
Cuando hablo de los "ojos de mamá" uso comillas ya que éste es un lenguaje metafórico.
Realmente la madre está en contacto con las necesidades de su hijo por medio de todo su
organismo. El olfato, el gusto, el tacto, el oído y otras percepciones llamadas para-
normales por nuestra psicología, entran en juego en esta comunicación madre-hijo. Es un
misterio para nosotros los padres el cómo acierta la madre en una necesidad específica
del hijo cuando nosotros nos confundimos y no sabemos qué hacer. El niño llora y la
madre sabe si está mojado, si tiene hambre, si desea ser arrullado; este tipo de
percepción de la madre aunque ha sido estudiado por nuestra psicología convencional, no
ha sido explicado aún dentro de los conceptos convencionales. Se acepta una especie de
"telepatía" o de comunicación en un nivel de conciencia diferente entre estos dos seres
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complementarios.
En el ejemplo del hambre en los primeros meses de vida, el niño siente la necesidad de
comer en forma de un malestar en su organismo. La madre presente va a poder saber que
ese malestar de su hijo se debe a la falta de alimento y se lo proporciona. La madre que
está sorda y ciega a esta forma de "telepatía" explicada anteriormente, en lugar de
satisfacer la necesidad de comida de su hijo, va a satisfacer su necesidad de ser "buena
madre" buscando que su hijo acepte un horario de comida de acuerdo a la moral de la
abuela o el pediatra.
Este niño poco a poco va acomodando su organismo no a sus necesidades sino a las de su
madre creando una conciencia de sí mismo de ser una persona "ordenada en sus
comidas". En esta forma doblega su organismo para que sea como-debe-ser, creando una
imagen de sí mismo que está cada vez más de acuerdo con este debe-ser y en desacuerdo
con ese ser natural.
Durante el resto de su vida va a vivir sintiendo hambre cuando debe sentir hambre,
proporcionando a su organismo alimentos que son tóxicos y no necesita, y dejándolo en
carencia de alimentos que sí le hacen falta. El comer se ha disociado de la necesidad
orgánica de hacerlo y por eso somos tan manipulables por las propagandas. Estas se
dirigen hacia la conciencia disociada que ha olvidado al organismo.
Con la sexualidad se presenta en una forma muy viva esta disociación. El hecho de que
orgánica y biológicamente seamos seres sexuados, y al mismo tiempo que los valores
adjudicados a la masculinidad y a la feminidad sean trabajados cada vez más a nivel de la
imagen del ser que a nivel del ser, por el mismo desarrollo humano, hace que se desdibuje
cada vez más esa relación viva con el organismo, y nos alejemos cada vez más de la
objetividad biológica.
Ese nuevo ser que nace en la relación que llamamos "ser consciente" o "sí mismo" o
"imagen del yo" o de muchas otras formas, de acuerdo a las muchas escuelas psicológicas,
también será sexuado si el reconocimiento recibido es a un ser con un sexo. En esta etapa
de reconocimiento nacerán las discordancias entre el ser de ese organismo y el ser
diferente reconocido por las personas significantes. Cada día que avanzamos en nuestro
desarrollo cultural se enriquecen más los atributos dados a cada uno de los sexos v cada
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vez nadamos en un mayor mar de relatividad. Si la madre considera que es propio de la
masculinidad, porque así lo ha aprendido, el que su hijo no muestre su ternura y sus
emociones y que los únicos recursos relacionales sean del orden de la agresividad, el hijo
pagará el ser hombre con la renuncia a muchas de sus capacidades humanas, para poder
mantener una identidad masculina. Si la madre considera que ser femenina es ser pasiva,
dependiente, no creativa, la hija para poder mantener su identidad femenina, renunciará
a su combatividad y a su feminidad.
La identidad de una persona es como una suma de atributos que esa persona siente que
posee en un momento determinado de su historia. Para saber si posee esos determinados
atributos va a usar su conciencia.
Esta le da una información que puede tener relación con lo que hay realmente en el orga-
nismo o puede tener relación solamente con un mundo ideal creado por la persona en
una conciencia que está separada del organismo. Yo puedo decir que soy masculino
porque nunca siento deseos de llorar; cada vez que alguien contraría mi voluntad me dan
ganas de golpearlo y a veces lo hago, al ver una mujer por la calle la "desnudo con la vista"
y además no me ando con sensiblerías con la gente.
Estos dolores son respuestas orgánicas que reemplazan sentimientos prohibidos. En este
caso la conciencia está percibiendo solamente una parte de la realidad de ese organismo.
La realidad total es la presencia de la ternura, la prohibición de esa ternura, el esfuerzo
orgánico llevado a cabo por medio de la retención de energía en los músculos o en las
vísceras (estómago o intestinos), por último el dolor que produce esa retención crónica.
Cuando hablo de una respuesta o una percepción organísmica, me refiero a aquellas
situaciones en las cuales todo el organismo está presente y soy consciente de todas sus
reacciones. Siento la ternura, mi corazón se acelera, deseo acercarme a la otra persona.
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Siento como me conmuevo en mi organismo y actúo de acuerdo a todo ese movimiento
interior. A esto lo llamo una "conciencia organísmica".
Siendo la identidad una especie de suma o totalización de los atributos que una persona
en un momento determinado percibe en sí misma, cuando éstos pertenecen más al
mundo de las ideas que a la realidad del organismo, o sea cuando son más inventados que
sentidos, como en el caso de la dureza masculina, podemos hablar de una identidad que
estorba, en lugar de ayudar a esa persona a adaptarse a su medio.
La identidad es una percepción total de sí mismo que busca armonizar todas las funciones
del individuo incluyendo la sexualidad genital. Las percepciones que encajan dentro de esa
percepción total, la persona las hace conscientes. Las que no están de acuerdo son
negadas.
También puede percibirlas juntas creando, si esta experiencia se repite con frecuencia,
una asociación entre placer y miedo que en el futuro puede manifestarse en forma de una
eyaculación precoz o una apatía o cualquier otra forma de disfunción.
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Como algo sucio. El sudor y los olores de los genitales son catalogados como sucios. No
solamente creemos que son sucios sino que nuestro organismo tiene una respuesta de
rechazo visceral a ellos. Hay personas que ante algunos de estos olores tienen una
reacción orgánica de vómito. Pueden percibir con la vista atractiva a una persona pero su
olfato los rechaza. Pueden sentirse excitados y con repulsión a la vez.
En este caso vemos dos reacciones orgánicas encontradas, de las cuales la persona tiene
conciencia. Una forma de resolver este conflicto es la de suprimir la conciencia sobre una
de estas dos percepciones. Una reacción organísmica sería aquella en la que se compro-
mete en forma armónica el organismo total y la conciencia sobre ese organismo
comprometido creándose una totalidad de experiencia.
Por el hecho de haber creado tantos valores a nivel ideológico y moral acerca de la
sexualidad en general como de la masculinidad y feminidad, esta clase de experiencias
han dejado de ser valores organísmicos para pasar a convertirse en valores ideológicos,
morales y culturales que muchas veces desmembran el organismo para hacerlo aceptable
a la aprobación social. Un ejemplo acerca de esta forma de ruptura de la totalidad de la
experiencia es la formación machista en la cual al hombre desde muy temprano se lo va
acondicionando a nivel de su cuerpo y a nivel de su conciencia para tener que responder
permanentemente con excitación genital y deseo de apareamiento ante cualquier tipo de
relación con la mujer.
Somos seductores por decreto y esto hace que seamos también solitarios que han
castrado todas sus posibilidades de acercamiento en la ternura, en la sensualidad y en
otras formas de gozo en el encuentro. Parte de esta programación la ha hecho la moral
cristiana con su sacralización de los genitales hacia los cuales ha creado una verdadera
veneración. El sexto mandamiento es el que en últimas marca hoy en día la virtud o el
pecado de un discípulo de la Iglesia. "En una cosa conocerán que sois mis discípulos: que
os amáis los unos a los otros", decía Jesús. "En una conocerán que sois hijos de la Iglesia,
en que juzgáis a los seres humanos de acuerdo a su conducta sexual" dicen los sacerdotes
de su Iglesia.
62
Han producido todas las disciplinas médico-científicas basadas en una concepción básica
mecanicista. Muchas técnicas de sexología actual olvidan la totalidad y el contexto del ser
humano.
Tratar una eyaculación precoz con la técnica "stop and go" (pare y siga) que consiste en
que el partner sexual presiona el pene en el momento en que la eyaculación está a punto
de venir, sin tener en cuenta el contexto de una pareja determinada es lo mismo que
tratar una artritis gotosa usando linimento en el dedo gordo sin tener en cuenta la dieta y
los niveles de ácido úrico.
Tuve que presenciar las frustraciones de muchas parejas que continuaron teniendo serias
dificultades de relación reflejadas en la mecánica sexual, después de haber sido sometida
la mujer a una forma de cirugía plástica que estrecha la vagina para obtener mayor nivel
de "sensibilidad". El uso de "voluntarios" o "voluntarias" que ayudan a practicar las
técnicas, o el uso de material visual sexual también ayudan a disociar la sexualidad del
contexto de la pareja concreta. La genitalidad disociada de la totalidad del organismo por
lo general va a vivirse más en función de la posesión, la dominación y la guerra que en una
búsqueda de un encuentro amoroso.
Cuando la relación del árbol con su medio ambiente falla, sus hojas pueden tornarse
amarillas, o el tornarse amarillas puede ser una forma de adaptación al medio ambiente,
como es el caso de la caída del follaje en el otoño. Si un agrónomo no entiende la relación
de ese árbol, como un todo armónico con el medio, va a querer quitar las hojas que han
cambiado de color, como si este cambio de color fuera una enfermedad.
Esta "curación" puede producir la muerte del árbol. Lo mismo puede suceder con una
mujer que no tiene ninguna vida sexual genital como una forma de adaptación a su medio
específico. Muchas veces queriendo "curarla", podemos forzarla explícita o sutilmente a
tener relaciones, produciendo muchas veces trastornos serios en un organismo. Así como
en el árbol hay que analizar qué pasa con la tierra, el clima y la raíz, antes de proceder a
mutilar sus hojas enfermas, así en el ser humano una manifestación a nivel de los hábitos
sexuales debe ser analizada dentro de un contexto total.
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viene del griego "holos" como totalidad o el todo, es aún un término especializado, quiero
emplearlo en este texto no técnico porque hace parte de un nuevo lenguaje que cada día
va a ser más conocido. En 1986 se fundó la primera Universidad Holística del mundo en
París, y en 1987 se llevó a cabo el Primer Congreso Internacional Holístico en Brasilia. En el
movimiento que lleva este nombre se están agrupando físicos, químicos, médicos,
astrónomos, artistas, creadores en todos los ramos; antropólogos, psicólogos, etc. Busca
estudiar al ser humano como un elemento del universo sin disociarlo ni disecarlo de él. Al
mismo tiempo es un intento de síntesis del pensamiento humano, buscando ese necesario
encuentro entre el pensamiento de Oriente y el pensamiento de Occidente.
Por último este movimiento también fija su atención en estados de conciencia que
actualmente en Occidente no se presentan con frecuencia porque han sido reprimidos y
marginados por los pensamientos oficiales tanto religiosos como científicos, quedando de
esta manera mutilada gran parte de la capacidad de desarrollo de conciencia del ser
humano actual haciéndolo de esta manera muy susceptible de ser alienado.
El modelo holístico aplicado al ser humano hace que se integren todas sus potencialidades
de tal manera que la misma energía producida por el sexo pueda llegar a ser la fuerza que
nos lleva a vivir en relación con Dios permitiéndonos el desarrollo de una espiritualidad
armónica con nuestro ser encarnado. Hasta ahora la raza humana ha sido analizada y
estudiada como un compartimiento estanco dentro de un universo con relaciones de
dominación y de defensa respecto a éste. Lo mismo que se ha hecho con el hombre
mismo dividiéndolo en múltiples compartimientos como son el de su psique, su sexo, su
religiosidad, su cuerpo, su masculinidad o feminidad, su voluntad, su memoria, su hígado,
su cerebro, etc.
En esta división busca cada ver más dicotomizar en vez de armonizar creando
antagonismos por ejemplo entre la sexualidad y la espiritualidad, entre la creatividad y la
voluntad, entro la carne y el espíritu. Es difícil para nosotros entender que toda la energía
de nuestro espíritu se genera en "la carne" por ser seres encarnados. Una versión holística
del ser humano propone ver la raza humana solamente en relación con el todo del
universo, y cada órgano, cada elemento y cada fuera del ser humano en una relación de
co-creación con el resto.
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cuenta el modelo holístico. En un momento de terminado una persona puede considerar
importante disminuir su tiempo de vuelo entre París y New York en tres horas y va a usar
un avión supersónico.
Este vuelo produce un destrozo en una determinada capa de la atmósfera que puede ser
analógicamente equiparado al de la persona que se vuelve loca ente un hecho en que no
se ha tenido en cuenta el contexto. Ha habido muchas denuncias sobre el desastre
ecológico que se está causando en la capa protectora de ozono. Sin embargo parece que
no hay cambios sustanciales en las cosas que hace el ser humano para destruirlo.
En la época moderna los problemas sexuales son tratados como "enfermedades" ya que
tanto la psicología en general, como la sexología específicamente nacen y son
desarrolladas en Occidente por médicos que aplican su forma de pensar y definir los
problemas a los llamados "problemas sexuales". Aún hoy algunas escuelas médicas miran
con celo el hecho de definir el problema de las impotencias o disfunciones sexuales como
únicamente psicológicas y la búsqueda de las milagrosas pastillas que permiten tener una
buena pareja y satisfacerla plenamente sigue dándose en todos los medios.
Hay unos que hacen muchas cosas para ocultar que sus genitales son "infantiles" (sobra
decir que a criterio del médico o del sexólogo que colgó ese título), otros temen mostrar
el tamaño de su pene, porque de acuerdo a las medidas internacionales cada vez más
difundidas, no alcanza el tamaño requerido, otras pasan la vida entera mintiendo a su
pareja porque se consideran "anorgásmicas" de acuerdo a los últimos "tests" de la revista
de difusión sexológica de turno.
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A- La moral y la identidad
Las personas que trabajamos con seres humanos en esa área de la identidad (la imagen
permanente de sí mismo) tenemos que ser muy cuidadosos con las morales de cualquier
tipo. La moral judeocristiana ha disociado la sexualidad mitificándola a tal punto que
convirtió la conducta sexual de acuerdo a unas pautas morales instituidas por ella, en
criterio último para la valoración de una vida humana. Una persona merece su existencia y
el amor de Dios si cumple esas normas, aunque su crecimiento a otros niveles humanos,
como la capacidad de amar al prójimo, sean muy deficientes.
Somos producto de esa moral, y seguimos siendo hombres morales. Aunque hayamos
cambiado las reglas, el espíritu moralista sigue siendo igual. En lugar de decir: "tal persona
está mal porque se masturba", ahora decimos "tal persona está mal porque no se
masturba", antes decíamos: "está mal porque tiene relaciones sexuales"; ahora, "está mal
porque no tiene relaciones sexuales".
Somos producto de una cultura moral y hemos aprendido a buscar nuestra seguridad en la
aprobación que recibimos de los demás por medio del cumplimiento de la moral, llámese
esta moral freudiana, kaplaniana, master y Johnsiana, científica, reichiana, católica-
romana, cristiana, liberacionista, etc.
Entiendo por moral cualquier "norma" que condicione "desde afuera" al ser humano, para
ser aprobado como "normal". Nosotros como terapeutas, en forma muy sutil muchas
veces, y atrapados en un marco ideológico rígido, con mucha frecuencia nos convertimos
en moralistas. Esta situación nos lleva a invitar a la persona, para la cual somos
significativos porque nos tiene como terapeutas, a cambiar una vez más la imagen de sí
misma en busca de nuestra aprobación, en ocasiones llevándola a alejarse aún más de su
propia vivencia organísmica.
Una persona es significativa para otra cuando es valiosa para esta otra. La madre es el
mejor ejemplo de significación. Ella es significativa para el niño en la medida en que todos
los juicios de valor que hace respecto a él, son muy importantes para éste.
Si una persona desconocida le dice al niño que as un bruto, la recupercusión que tiene
sobre ese niño este juicio de valor es muy poca. Más si eso mismo lo dice la madre con
alguna frecuencia a w hijo, éste va creándose poco a poco la imagen de sí mismo como
una po sona bruta.
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Otro ejemplo diciente de la significancia es el del enamorado. Cuando una persona se
enamora de otra, esta otra pasa a ser significativa de tal manera que rus juicios de valor se
tienen cada vez más en cuenta por el enamorado.
Con mucha frecuencia encontramos seres humanos con mucha inseguridad respecto a su
imagen corporal, siendo personas que de acuerdo a los cánones estéticos culturales
pueden ser catalogadas como atractivas. En estos casos encontramos a un enamorado o
un padre que han hecho sobre ellas juicios de valor estéticos desfavorables.
La capacidad de valorar a otras personas nace de la valoración que hemos recibido de las
personas significativas para nosotros. La persona que no ha sido valorada tiene mucha
dificultad de valorar, creándose un círculo vicioso: en la medida en que no puede valorar a
otras personas, éstas no serán significativas para él y no podrá ser valorado por ellas.
El precepto evangélico dice: "al que tiene mucho se le dará más, y al que tiene poco lo
poco que tiene le será quitado", se cumple en esta relación de valoración. Una persona
que se ve a sí misma como mala, tenderá a ver a las personas que la rodean domo malas,
y cuando algunas de ellas le diga que no la ve mala, juzgará lomo equivocada a la que hace
un juicio diferente a su propio juicio de desvalorización.
En mi concepto la persona que ha sido valorada por las personas significativas que la vida
le dió, va a tener capacidad de valorar mucho más facilmente s las personas que la rodean
y al mismo tiempo va a recibir más juicios de valoración positiva del medio en el que
interactúa, pudiendo aceptar esos juicios como veraces. Así, cada juicio aceptado, va a
pasar a ser parte de la imagen de sí mismo, enriqueciéndose cada vez más en la relación.
Por el contrario, cuando no hay capacidad de valorar, los juicios recibidos de valoración
positiva van a ser descalificados, resultando la relación con el medio empobrecedora. Esta
persona buscará permanentemente, para defenderse, estrategias de aislamiento, en lugar
de estrategias de comunicación con el medio.
Esta imagen real de nuestro organismo, la hemos formado cuando las personas que son
significativas para nosotros han aprobado y amado los procesos reales de nuestro
organismo. Cuando, por cualquier moral, un proceso la nuestro organismo es tildado de
"anormal", nuestra necesidad de aprobación nos lleva a resolver el "perder el contacto"
con nuestro organismo. Por medio del contacto permanente con nuestros procesos
organísmicos estamos relacionándonos con la realidad, orientándonos con las señales que
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Recibimos de ese organismo. Estas señales y esta orientación yo la llamo "ética", en
contraposición con la moral. Cada vez que definimos un fenómeno como síntoma,
hacemos una referencia moral a ese fenómeno, que conlleva un rechazo implícito,
convirtiéndonos en fariseos de esa determinada moral.
Muchas veces rompiendo su identidad y entrando en caos por haber perdido o actua do
contra una de esas seguridades adquiridas que llamamos defensas. Esta persona en lugar
de lograr una identidad más congruente y más de acuerdo con su organismo, ha adquirido
una nueva identidad parásita, en conflicto con su identidad anterior, ambas
desconectadas de su organismo.
La función del terapeuta, no debe ser la de cambiar una moral por otra moral, sino la de
facilitar un ambiente en que la persona pueda realmente elegir lo que quiere vivenciar, sin
ningún tipo de presión. El terapeuta de grupo debe buscar el "desmoralizar" a los
componentes del grupo, con el fin de quo cada uno tenga la responsabilidad y la libertad
de hacer su vivencia peo fuera de la búsqueda de "normalidad", y por tanto liberándose
de la necea' dad de aprobación externa.
Es muy frecuente el manejo del poder con la moral. El que sustenta una moral reconocida
tiene un poder de manipulación sobre el prójimo, derivada de esa moral. Muchas veces
las discusiones acerca del bien o el mal sobre determinado acto esconden una lucha por el
poder.
Como más tarde veremos, muchos conflictos llamados o rotulados como sexuales en las
parejas, son únicamente conflictos de poder ante los cuales, como terapeutas, tomamos
partido apoyando a uno de los miembros de la pareja con nuestra moral.
B. Desarrollo e identidad.
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congruente sobre mí mismo.
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características que se llaman humanas. Si digo: soy hombre, estoy refiriéndome con esa
connotación a una forma de relación humana con el medio, o puedo referirme a una
forma de relación masculina, entendiendo por masculina una serie de modalidades
relacionales que son significadas por esa palabra.
Todo lo que tiene que ver con nuestro lenguaje se relaciona con la cultura dominante. Si
soy un guerrero que me alejo de mi hogar en el siglo XI para ir a rescatar el Santo Grial,
matando todos los moros que pueda, voy a ver me a mí mismo como una persona buena
porque en ese momento histórico es bueno hacer eso. Si hoy hago una matanza para
defender la propiedad privada voy a ser considerado malo. Si me acerco hoy en día a una
mujer y muy amablemente le ofrezco una elegante cena y busco satisfacer sus caprichos
mientras consigo que ella satisfaga los míos, voy a ser considerado un caballero.
Hay una segunda forma de ir creando esa imagen que nace de la experiencia misma. El
cruzado para poder hacer sus matanzas y alejarse de sus tierras tenía que disociarse de su
experiencia para entrar en comunicación directa con la moral que le ordenaba dicho acto.
Todos nosotros sabemos que en nuestro interior hay una pauta que se va formando por la
experiencia, que nos impulsa a hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras. Cuando yo veo
una persona en necesidad en una vía pública porque ha sido atracada o atropellada y no la
ayudo, tengo que ir contra algo que hay en mí que me pide ayudarla: Para poder callar ese
algo que me impulsa a dar la ayuda voy a recurrir a cualquier forma de moral que
justifique lo que hago.
Poco a poco de esta manera voy perdiendo el contacto y la sintonía con ese algo interior y
voy necesitando más las morales. La imagen de mí mismo se irá formando cada vez más
de acuerdo a esas morales exteriores, en vez de ser una respuesta a una forma de
experimentar la vida. Si yo ayudo a esa persona en contacto con ese centro que me
impulsa a hacerlo, en mí mismo se da una experiencia con la cual me siento armónico
conmigo mismo y con el mundo en que vivo aunque el acto que realizo me lleve a la
muerte.
La fuerza y la congruencia de la imagen de mí mismo viene del interior brotando de esa
armonía que experimento al realizar determinado acto. Cuando estoy desconectado de
este centro o de ese algo, la fuerza de mi imagen vendrá de la aprobación o el rechazo que
obtengamos por determinado acto. Si la abstinencia sexual nace en mí movida por el
deseo de servir a la comunidad como algo congruente y armónico, no voy a necesitar que
nadie sepa que estoy "ayunando" y mucho menos voy a andar exigiendo a los demás esta
abstinencia. Si nace de una moral, voy a vivir resentido y sintiendo que mi organismo está
disarmónico. Al mismo tiempo la validez de esa moral estará basada en el que la aplique
mucha gente (moral viene de la palabra mos, del latín costumbre).
70
Por tanto me tendré que volver un fariseo de esta moral. Si realizo un acto sexual que
nace de mi centro y en el cual me comprometo armónicamente, la experiencia misma de
la validez al acto y va a darme una información sobre la congruencia de mi autoimagen.
Sin embargo si realizo ese mismo acto sexual obedeciendo a cualquiera de nuestras
morales sexológicas o machistas, voy a tener que encontrar la aprobación en el
chismorreo con los amigos, o en el compartirlo con mi sexólogo de cabecera o en un libro
que me diga que lo que hago está bien.
El desarrollo de esta imagen cambiante y permanente a la vez se hace por etapas en las
cuales, primero se va creando la urdimbre que tiene relación con lo permanente, para
luego en las etapas posteriores de la vida ir enriqueciéndose en la medida que la armonía
de la urdimbre lo permita. Usando una analogía podemos referirnos a esos primeros
movimientos de la formación de la personalidad, como esos primeros pasos que hace el
tejedor cuando comienza a elaborar un tapete. Lo primero que hace es organizar en el
telar los hilos sobre los cuales va a hacer el tejido. En estos hilos ya está la matriz del
tapete.
Otra analogía que sirve es la de los cimientos de un edificio. Aunque en ellos no está el
edificio, el desarrollo posterior de éste va a quedar sometido completamente a estos
cimientos. Sobre una urdimbre de un metro cuadrado es imposible confeccionar un tapete
de diez metros cuadrados; o sobre una urdimbre tejida con alambre rígido y grueso va a
ser muy difícil confeccionar un hermoso velo de seda. Esa urdimbre se construye en los
primeros momentos relacionales de la vida.
No se puede hablar propiamente de relación en estos dos meses, ya que hablando con
exactitud, existe una relación entre dos seres biológicos diferentes, pero a nivel
psicológico (entendiendo por psicológico lo relacionado con la vida de la conciencia) hasta
ahora se está iniciando la gestación.
No se trata de dos organismos como eran concebidos por nuestra filosofía Occidental
dualista con las imágenes de cuerpo y alma o carne y espíritu. Es un organismo vivo que
nace sin todas sus potencialidades desarrolladas, caso contrario a lo que sucede con la
amiba, que nace ya en la plenitud de su desarrollo. El nacimiento como producto de la
sexualidad presupone la relación de un organismo totalmente desarrollado con un
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organismo que, cada vez más en la escala de evolución, va completando su crecimiento a
través de su vida. A mayor desarrollo evolutivo, mayor potencialidad en el momento del
nacimiento y menor desarrollo actualizado.
C. Etapas de desarrollo
1. Etapa autista
Usando una analogía diferente, esos dos primeros meses se pueden comparar a los
primeros días del óvulo fecundado, en los que aún no hay una implantación placentaria
que permita a ese óvulo recibir las energías necesarias para continuar su crecimiento en la
madre a través de la placenta. Son dos meses en que se juega la posibilidad de "ser" ya
que al finalizar este período, ya este organismo se ha capacitado para entrar en relación
con la madre, como la semilla en relación con la tierra o el óvulo fecundado, en relación
con el útero materno. Si en estos dos primeros meses no se dan las condiciones
necesarias, ese organismo malogra su potencialidad relacional y con ella su potencialidad
de conciencia.
2. Etapa simbiótica
De los dos a los seis meses, este organismo establece su primera relación, que llamaremos
simbiótica, con la madre o con un sustituto. En esta etapa se va desarrollando el
organismo en relación con esa madre y van apareciendo poco a poco las primeras
vivencias de identidad relacional. Ese ser se va sintiendo reconocido como parte de esa
relación con la madre y va aprendiendo a sentirse en ella. A sentirse como algo grato
(cuando sus necesidades son gratificadas), algo valioso, y algo significativo. O como
estorbo, sufriente o causante de sufrimiento, algo malo, de acuerdo con la vivencia de la
madre.
72
En el trance se repiten estas vivencias totalizadoras, sin una diferencia clara entre el yo y
el mundo que lo rodea. Esa relación está determinada por la necesidad que tiene el niño y
la plenitud dadivosa que tiene la madre. En estas dos primeras etapas, el niño tejerá la
urdimbre de su estructura psicológica en la cual están presentes las posturas básicas res-
pecto a sí mismo y al mundo que lo rodea.
Responde protegiéndolo del frío y satisfaciéndolo de esta manera. Esto permite al niño
recuperar su equilibrio termico experimentando placenteramente esta armonía
recuperada.
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cual las neuronas sufren, éste me enviará la información y como algo ético que nace de mi
organismo, yo voy a comer para proporcionarle a mi cerebro lo que necesita. Este acto me
lleva a mí armonía orgánica la cual justifica en sí misma el acto. Sería absurdo decir que
me voy a ganar el cielo por haber comido cuando tenía hambre.
Como ser vivo que es en equlibrio dinámico, el niño está permanentemente entrando en
ese equilibrio al satisfacer una necesidad y luego en desequilibrio al aparecer una nueva
necesidad.
Por ejemplo podemos decir que el lactante, en el momento en que hace el espasmo del
músculo cuadrado de la barbilla, cuando está terminando su mamada, llamado "orgasmo
del lactante" por algunas escuelas psicológicas, está experimentando placer. Por analogía
nos referimos a "el sueño placentero" cuando vemos a un niño dormido plácidamente.
Utilizaré la generalización "bienestar", que en nuestro lenguaje abarca una gama mayor
de sentimientos, emociones y percepciones que se presentan cuando ese organismo entra
en armonía. Utilizaré la palabra placer cuando me refiera a un signo orgánico de respuesta
a la satisfacción de una necesidad, cuando sea necesario distinguir la respuesta orgánica
de la respuesta del organismo total.
Usando una analogía, no podrá distinguir entre el "tener un dolor de estómago" y el "ser
un dolor". Cuando este niño, en el cual la simiente de la vida consciente está brotando, es
contenido por una madre que es "toda para él" o sea que está en sintonía permanente
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para reconocer las necesidades de esa simiente, ese nuevo organismo podrá realizar el
ciclo "necesidad-actuación-satisfacción-placer", viviéndose como un organismo armónico.
Hay una vivencia básica de gusto de ser.
En los animales la ley biológica los "obliga" a ser "buenos padres". La libertad adquirida
por la conciencia individual libera al ser humano de esa ley y le permite ser "mal padre".
Le permite tener más en cuenta sus propias necesidades que las de la cría.
No las llamo psicológicas, ya que este término en este trabajo lo utilizo específicamente
para referirme a las actividades de la estructura consciente. Las llamo relacionales porque
son las que han aparecido en los seres vivos desde muy temprano, en la evolución de los
seres en reproducción sexuada. Entre más se ha extendido esa relación de la madre con la
cría para completar el desarrollo por fuera de la relación biológica orgánica (gestación), se
han generado mayor número de necesidades relacionales.
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Los productos adultos de este tipo de relación. Si el lector está interesado en profundizar
en este sistema, recomiendo el libro citado y otro del mismo autor llamado "La vida
amorosa de los animales".
En el ser humano la cría necesita contacto corporal con la madre; podemos hablar de una
relación de contacto. Necesita el reconocimiento visual mientras es amamantado.
Necesita el estímulo auditivo continente mientras es arrullado. Necesita una presión
determinada que le dé la sensación de límite corporal, el cual posteriormente va a ser
parte fundamental de su identidad corporal. Necesita armonía en los movimientos y
vivencias rítmicas específicas de cada relación.
En esta primera etapa el niño cuya madre no está en capacidad de satisfacer estas
necesidades comienza a crear un circuito "necesidad-actuación-insatisfacción-displacer".
Su vivencia básica va a ser de desarmonía. A esta desarmonía se añadirá poco a poco la
vivencia básica de impotencia a nivel del ser. Esta impotencia se va creando al tener la
vivencia orgánica de que con su hacer (su llanto, sus gestos, sus cambios de posición) no
consigue la satisfacción de la necesidad. Cada necesidad que es insatisfecha
permanentemente, creando un circuito de displacer, va a repercutir en el futuro de ese
organismo como puede repercutir en un tapete acabado la falta de muchos hilos de la
urdimbre.
Quedará una falla que no se puede llenar armónicamente aunque en ese estado adulto o
en ese tapete terminado haya los recursos para "rellenar". Encontramos muchas personas
atractivas, con toda clase de recursos para poder conseguir compañía y afecto en sus vidas
adultas y sin embargo andan solitarias por el mundo. Es como si llevasen en su organismo
la prohibición de recibir afecto. Parecen ser personas incapaces de amar y de hacerse
amar.
Aunque en el momento actual cuenten con todos los recursos para satisfacer sus
necesidades afectivas, son como el edificio que le hace falta un cuerpo porque no se le
construyeron cimientos, o como el tapiz que en medio tiene una gran falla porque en su
urdimbre no se colocaron los hilos necesarios.
En esta etapa aún el niño no se vive como un ser sexuado sino como un ser en armonía
con el mundo y él es el mundo, o en desarmonía y por tanto un organismo existente en un
mundo disarmónico y displacentero. Esta etapa es llamada por Pamela Levin "la etapa del
nacimiento de la conciencia del ser". De este ser va a depender posteriormente la
conciencia gozosa de la corporalidad, la capacidad de disfrutar las sensaciones corporales
y la de evitar el sufrimiento. El sentimiento de poder respecto al ser o sea la vivencia cierta
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de poder encontrar la armonía y de tener los recursos y la capacidad de satisfacer
necesidades a nivel del sentido de la vida. La sensación de "es bueno existir". La persona
que tiene fallas a este nivel puede ser exitosa en la vida, pero siempre va a tener en lo más
profundo de su conciencia, un sentimiento de falta de sentido de la vida.
En la etapa simbiótica, que en el niño tiene una relación adecuada dura hasta los seis o
siete meses, el niño va a estructurar su conciencia relacional haciendo la vivencia de tener
una frontera común con la madre. Ya comienza a darse cuenta de que la madre es una
fuente de gratificación externa a él. Si la etapa anterior se ha desarrollado
satisfactoriamente, el circuito "necesidad-actuación-satisfacción-bienestar" comienza a
darse en relación con la madre.
Al tener una madre en conexión con él, este circuito se lleva a cabo dándole al niño las
vivencias que van a conformar la urdimbre de su capacidad de control sobre el medio.
Creará las vivencias iniciales de confianza básica en -el medio y en sus recursos. Podemos
decir que nace la vivencia placentera de la armonía en la relación.
Permanecen memorias gratas cuyos contenidos pueden ser los de sensaciones de armonía
con el todo y en el todo. Estas son las bases psicológicas para posteriores vivencias
místicas. Es difícil para una persona que no tuvo la posibilidad de vivir armónicamente
esta etapa de su vida, el poder tener una vivencia espiritual de relación con su Creador
que esté matizada de gozo y bienestar.
También he conocido a los que ya controlaban esfínteres a los siete u ocho meses de
edad. Muchas veces esto es visto como genialidad, cuando en realidad nos encontramos
la mayoría de las veces con seres humanos que tienen que sacrificar su crecimiento
armónico en razón de su sobrevivencia. Eric Berne llamó a esta forma de adaptación el
"apúrate a crecer".
Este desarrollo nos está mostrando una hipertrofia del yo individual a expensas del yo
relacional. Es posible que en el futuro estas personas tengan muy buena capacidad
combativa en la lucha social y muy poca capacidad de amar. La percepción del mundo y de
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la vida va a ser la de una lucha permanente y si se desarrolla una dimensión espiritual, va
a ser marcada por la lucha y esa desarmonía aún en la relación con el Creador. Van a ser
muy buenos candidatos para religiones en las cuales el fanatismo y la moral son
estimulados como parte esencial del fenómeno religioso.
Este es un árbol que para poder permanecer vivo en unas condiciones muy desfavorables,
va sacrificando e propio crecimiento y de esta manera, quedándose pequeño, puede un
medio pobre. En lugar de competir para que la tierra le dé el agua y los nutrientes que
necesita, va sacrificando su crecimiento para permanecer en una etapa en la que los
nutrientes que le son suplidos son suficientes para mantenerlo vivo.
Así ese niño puede adaptarse a sobrevivir con los pobres recursos que su madre le
proporciona, sacrificando el desarrollo de sus potencialidades. Esta persona va
hipertrofiando su yo relacional a expensas de su yo individual. Aprende a sentir las
necesidades que mamá o papá o las personas que lo rodean quieren que sienta, porque
van a ser las únicas que van a ser satisfechas.
Posiblemente en el futuro va a ser una persona que tiene gran dificultad de tener una
imagen clara de sí mismo, de sentir sus propias necesidades y de actuar de acuerdo a su
propio centro.
Aparentemente sería una persona muy capacitada para el amor, pero realmente se
convierte en un parásito permanente, relacionándose con el mundo que lo rodea como el
niño se relaciona con la madre: esperando que el mundo satisfaga esas empobrecidas
necesidades, sin la capacidad combativa que tiene el adulto. No está capacitado para el
amor en la medida en que no lo puede dar.
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Con poca disponibilidad para entrar en relación con un gratificador que asocia con el
displacer. Ya estará viviendo el conflicto básico necesidad-displacer que va a distorsionar
la relación con la madre en esta etapa. Por otro lado, si la madre no es un gratificador
dispuesto a satisfacer las necesidades del niño, muy posiblemente entrará en
competencia con él a nivel de control y de satisfacción de necesidades.
Esto genera una postura básica de desconfianza en sí mismo (que se venía gestando en la
etapa autista) y en el medio. La identidad relacional va a estar constituida por una vivencia
de desarmonía y competencia por el control. En esta etapa queda configurada la identidad
del "ser en relación".
Vivencias permanentes como las de "la gente goza con mi presencia", "mi existencia es
significativa para...", "mi existir es un motivo de gozo para...", o "estorbo en todas partes",
"me sobrellevan", "me toleran", "soy una carga", "no puedo vivir sin... pero no lo
soporto", han creado sus cimientos en esta etapa.
La vivencia relacional que actualmente algunas escuelas tipifican como esquizofrénica, es
una combinación de fracasos en estas dos etapas. La transacción esquizofrénica se puede
escribir de la siguiente manera: "yo podría ser lo que debo ser, si él (o ella) fuera lo que
debe ser".
Es una transacción doble que implica una falta de identidad en el ser organísmico (no soy
lo que soy) y en el ser relacional (no soy para ella lo que debo ser, ni ella es para mí lo que
debe ser). Cuando las fallas han sido muy profundas ese "no soy lo que soy" va a ser el
área de la conciencia que permite la creación de cualquier tipo de delirio, desde aquellos
sencillos de no ser hijo de mis padres ni de este planeta, hasta los complicados delirios
místicos o políticos.
Cuando estas fallas no han sido tan profundas aparece ese sentimiento de extrañeza que a
veces sentimos, por el cual nos preguntamos en algunas ocasiones quiénes somos, o por
qué estamos en este planeta. A veces también tenemos el sentimiento de no actuar ni
decidir por nosotros mismos sino que hay algo ajeno a nosotros que nos lleva a actuar. La
transacción que nace de gallas en la aceptación y en la confianza en estas etapas es tan
frecuente que yo la he llegado a considerar uno de los elementos psicológicos profundos
que mantiene la familia nuclear unida y vigente socialmente.
Casi que la función de ésta ha llegado a ser ese permanente y constante forcejeo entre
marido y mujer, padres e hijos, buscando cada uno cambiar a los otros. Gran parte de lo
que han hecho nuestras disciplinas psicológicas es estimular esta forma de relación.
Cuando la persona descubre que sus padres no fueron como debían ser, en lugar de
buscar recursos propios para zanjar estas carencias, va a exacerbar esa guerra ya existente
con los padres para conseguir que ellos cambien y le den lo que no le dieron. Esto termina
siendo terriblemente frustrante ya que los padres son las personas menos indicadas para
subsanar esas fallas de "allá y entonces" por varias razones. La primera es que al sentirse
culpables y presionados en lugar del cambio van a buscar la justificación para proteger su
autoimagen. La segunda es que es una utopía "recrear" ellos mismos esa relación ya que
ni ellos son los mismos que fueron cuando su hijo quedó en carencia, ni el hijo es el mismo
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que fué en esa época.
Este tipo de sistema armónico no se da cuando la madre no puede dar el control al hijo y
entra en competencia con él. El hijo necesita controlar a su madre y la madre necesita
controlar a su hijo. El hijo siente la necesidad y actúa para obtener de su madre la
satisfacción de su necesidad La madre no responde a la actuación de su hijo, ya sea
porque no tiene esa capacidad de dar el control o porque está en una relación de
necesidad semejante a la del hijo.
El circuito "necesidad-actuación-control-satisfacción-placer" queda frustrado y el niño
comienza a escalar estrategias diferentes para conseguir ese control, que le producirá la
satisfacción. La necesidad que desencadenó el circuito no ha sido satisfecha y queda
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actuando "por detrás" de la nueva necesidad, que es la necesidad de controlar. Veremos
en la terapia de pareja y en la conducta sexual adulta cómo la necesidad de control en la
relación prima sobre la misma necesidad de relación y de satisfacción sexual. Es frecuente
la frase en argot: "a mí me gusta una mujer y la trabajo hasta que la corono, después ya
no me interesa".
Un día oí una frase en una paciente que atendía en psicoterapia que me aterró. Esta mujer
había tenido un juego de poder muy fuerte con su compañero de relación durante
veintidós años. La historia explícita era la de una mujer muchas veces herida físicamente
por su marido, y muchas veces más herida psicológica y espiritualmente. Cuando le
pregunté el por qué no se separaba me respondió con toda la claridad loca: "¿usted
doctor quiere que después de todo lo que me ha hecho él, ahora lo deje en libertad?".
Leída en su transacción ulterior, lo que esa mujer me decía era que no estaba dispuesta a
ceder en esa lucha por el poder en la relación hasta la muerte, y supongo que en su
versión no relató todos los momentos de la relación en los que ella tuvo el control, por
medio de la culpa generada a su compañero, después de que éste ejercía el control sobre
ella, por medio de la violencia.
Para aclarar podemos usar un ejemplo: un niño de cuatro meses que en un momento
"necesita ser cargado y contenido corporalmente", actúa dirigiendo la mirada a su madre
y sonriéndole; la madre se deja controlar y gustosamente alza a su hijo con cariño; el niño
satisface su necesidad relacional sintiendo y mostrando armonía y placidez.
En este momento ya está establecida la competencia entre la madre y el hijo, cada uno
actuando para conseguir el control sobre el otro. El niño escala un llanto agitado y la
madre en respuesta se agita más, ya sea invalidándose o ya sea agrediendo al niño.
81
Al invalidarse invalida la relación y el niño es invalidado de esta forma, ya que su única
forma de sobrevivir es en la relación. Al agredido el niño es sometido por un poder
superior a él. El necesita mantener el control para poder sobrevivir y en este caso para
hacerlo "decide" ceder el control (no desde la plenitud sino desde la carencia) y pasa a
controlar controlando el control. Esto lo hace, por ejemplo, durmiéndose.
De esta manera le comunica a su madre que ella tiene el control, cuando en realidad él la
ha "tranquilizado" y por tanto controlado, durmiéndose. El acto de dormirse cuando tiene
necesidad de ser arrullado es una forma de ejercer control sobre sí mismo para conseguir
control sobre el medio. Esta es una estrategia que cuando la lleva a cabo un adulto, le da
mucho poder y le ayuda en su crecimiento ya que aumenta su autonomía.
Cuando la realiza un niño antes de su año de vida supone un automutilarse porque está en
su proceso de desarrollo. Si utilizo la analogía orgánica la semejanza se puede hacer con el
ayuno. Si yo como ser adulto que he llegado a la madurez biológica, en un momento de mi
vida veo que me están sometiendo y obligando a hacer algo, manipulando mi necesidad
de comer, mi capacidad de ayunar me va a liberar de esa opresión.
Cuando el niño entra en una relación con la madre, en la cual su actuación no le produce
la satisfacción de la necesidad, su vivencia es la de impotencia. Siente que puede
sobrevivir en la medida en que sus necesidades sean satisfechas y la condición para
poderlas satisfacer es la de po der controlar a su madre como fuente de gratificación. Esa
necesidad do control pasa a convertirse en una necesidad de sobrevivencia general o
inespecífica que está por encima de las necesidades particulares y específicas.
En el caso del niño que necesita ser cargado y contenido y entra en competencia con su
madre para obtener la gratificación, perdiendo en esta lucha, la necesidad de saber que
cuenta con la madre (que la controla), sobrepasa a la necesidad específica de ser cargado
y contenido. El único recurso que le queda es el de ceder el control a la madre. El qua cede
el control en últimas está controlando el control.
En el reino animal vemos al perro que cuando se siente vencido estira su cuello al
adversario Con eso el adversario deja de atacar y se retira. Si analizamos esta acción
podemos ver cómo en últimas el perro vencido es el que "hace algo" con lo cual consigue
que el perro vencedor responda actuando de la maneje deseada. El vencido controla al
vencedor con su sometimiento. Lo mismo hace el niño con la madre. Logra mantener el
82
control por medio de someterse a la voluntad de ésta. Para conseguirlo tiene que
renunciar a la satisfacción de su necesidad y para un niño de cuatro meses renunciar a la
satisfacción de la necesidad, es renunciar a la necesidad misma, produciéndose un estado
de desarmonía orgánica. El resultado final va a ser el de conseguir el control por medio de
una desarmonía.
Es fácil ver estos mismos procesos en parejas adultas que están en lucha por definir quién
controla y quién controla el control. Vemos la mujer frígida o el hombre impotente
quienes han renunciado a la satisfacción de su necesidad sexual, muchas veces en una
lucha por el poder, que tendrá dinámicas diferentes de acuerdo con los múltiples
elementos de ese intrincado sistema de control a veces simétrico y no definido. Por
ejemplo: un eyaculador precoz que siente culpa por su eyaculación y cree que "no le está
cumpliendo a su mujer".
No podemos hacer un análisis causal o lineal de esta situación porque sería más o menos
como explicar el por qué Plutón en un determinado segmento de su órbita hace X o Y
desviación, sin tener en cuenta el resto del sistema solar. Podemos decir que este hombre
ya está desconectado de sus propias necesidades y de su propio organismo porque ha
creado sistemas relacionales competitivos desde sus primeras relaciones.
Que posiblemente ha buscado una pareja que "cuadre" con sus sistemas relacionales
tempranos con la cual sigue perpetuando esa lucha por el control. Que posiblemente con
su insatisfacción está ejerciendo algún control sobre su compañera sexual, la cual a su vez
está buscando ejercer control sobre el por medio de alguna otra estrategia. Que cuando él
actúa una eyaculación precoz, la compañera no acepta el control ejercido por él por
medio de esta estrategia y posiblemente "con mucha bondad" le dice que no se preocupe
que ella lo va a ayudar.
Por medio de esta jugada ella toma el control, cosa que no es aceptada por él y recurre a
hacer mucha culpa por medio de la cual nuevamente logra controlarla consiguiendo su
perdón ... Esto puede ir al infinito, como un punto en una circunferencia en la cual se sigue
un punto al otro hasta volver al comienzo. En el análisis de la dinámica de cualquier pareja
que llega a nuestro consultorio vemos permanentemente estos puntos sin llegar a ver la
circunferencia completa. La mujer de la que hablé anteriormente a los veintitrés años de
matrimonio asistía a mi consultorio buscando un aliado en ese juego de poder, no para
salir de esa lucha que comenzó posiblemente cuando tenía tres o cuatro meses de edad
con su madre, sino para poderla perpetuar ad infinitum.
83
Satisfacer nuestra necesidad de control.
No es este trabajo el sitio para hacer un análisis de nuestro mundo moderno, que se está
destrozando de muchas maneras, todas las cuales tienen en común la búsqueda del poder
y del control en lugar de la búsqueda de la satisfacción de las necesidades de un sistema
vivo que creció en este planeta.
Sin embargo hago alusión a esto porque considero que no se puede hacer una reflexión
sobre la sexualidad humana descontextualizándola de un sistema humano enfermo de
hambre de poder y de control.
Ya algunos autores como Wilhelm Reich y Herbert Marcuse relacionaron el poder político
con el conflicto de la sexualidad humana. Mi opinión es que los sistemas relacionales que
se dan entre dos seres humanos pueden por analogía explicar los sistemas relacionales
que se dan entre enormes masas de seres humanos.
Entre los seis y siete meses aparece en el niño la sonrisa intencional como señal del
comienzo de las etapas de separación e individuación. La fase de diferenciación ocurre
cuando el niño comienza a explorar sita propias fronteras corporales. Hay exploración
permanente de los límites corporales con la formación de una autoimagen corporal, o una
identidad, para emplear el término que usamos anteriormente.
Es un mirar a través del tacto (exploración de las extremidades, de la piel y la vista), que va
acompañado de un alejamiento de la madre y la búsqueda de nuevos recursos
relacionales de sobrevivencia. Este parece ser el sentido do la sonrisa intencional. Esta
etapa es crítica, ya que la madre sana va a permitir este alejamiento con la
correspondiente pérdida del control sobro el hijo.
A su vez ella puede respetar esos nacientes límites individuales, dando cuando el niño lo
solicita y alejándose cuando el niño lo desea. Es muy difícil definir el límite entre la
protección y la sobreprotección; en este período está presente en la madre que no
compite con el hijo y está completamente desdibujado en la madre competitiva.
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La motivación en esta última respecto a la relación está dada en el control más que en el
amor. Aunque esa necesidad de control esté disfrazada de amor. Sabemos muy bien que
en nuestra cultura con mucha frecuencia, control es sinónimo de amor. Muchos de
nosotros nos sentimos no amados al sentirnos no controlados, o en su opuesto, nos
sentimos amados solamente en la medida en que somos controlados.
Gozará el no ser tan necesitada por su hijo y el incremento de su capacidad para entrar en
sistemas de satisfacción de necesidades independientes de ella.
Bajo la mirada del amor, el crecimiento es visto con gozo. Para un ser humano el ampliar
sus posibilidades de relación significa un aumento de poder y autonomía. La función de la
madre es la de acompañar y proteger a ese ser a través de sus etapas de desvalimiento,
para que alcance un día esa capacidad de defenderse y adaptarse por sí mismo en el
medio en que le ha tocado existir.
El gozo de la madre amorosa cuando comienza a descubrir que su hijo la necesita menos,
se puede comparar al gozo de un buen maestro cuando descubre que su alumno ya
comienza a pensar por sí mismo, sin requerir tanto de su ayuda.
Con la sonrisa intencional, o sea, con esa sonrisa que comienza a dirigir "coquetamente"
con la intención de conquistar a su hermanito o a otros seres humanos que lo rodean,
diferentes de su madre, el niño crea ya una capacidad adaptativa y de sobrevivencia muy
superior a la que mostraba en etapas anteriores. A nivel biológico también se dan cambios
que potencializan su capacidad de sobrevivencia, como son la capacidad de asimilar
alimentos muy diferentes de la leche materna y la aparición de los dientes que le
permiten comenzar ya a desgarrar la realidad para poderla digerir.
En la madre que está en buena comunicación con su hijo también se dan cambios muy
importantes en este período. Vemos en las madres de los animales, como éstas
comienzan a alejar "agresivamente" a sus crías y como van limitando cada vez más su
posibilidad de seguir mamando.
La madre del ser humano tiene una serie de cambios, muchas veces a nivel inconsciente.
Tiene períodos en que se quiere alejar a ratos de su hijo; agradece la ayuda de otras
personas para que se queden con él, volviendo a necesitar su propio espacio. A veces
puede sentir rechazo hacia tu hijo en algunos momentos.
Aunque los seres humanos hemos abandonado casi completamente el uso del olfato a
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Nivel consciente, como parámetro de relación, éste sigue actuando a nivel consciente con
mucha fuerza. El niño en esta etapa presenta cambios metabólicos que le producen un
cambio de olor ante el cual reacciona naturalmente la madre. Esta estará capacitada para
alejarse cuando siente que la relación lo pide, y para acercarse nuevamente cuando siente
ese deseo relacional. Este movimiento va a estimular en el niño la búsqueda de otras
fuentes de relación, siempre teniendo la garantía de reencontrar el apoyo materno
cuando la realidad se torna excesivamente frustrante.
En esta edad es muy importante para el niño contar con otros adultos que se van
volviendo significantes para en la medida en que atienden su llamado. En nuestra época,
la disolución de la familia extensa y la tendencia cada vez mayor a formar núcleos
constituidos por la madre, a 'veces el padre y muy raras veces los hermanos que estén en
capacidad de proteger, hace que esta etapa se dificulte cada vez más. Muchas veces una
niñera amorosa puede salvar el desarrollo psicológico de un niño, convirtiéndose en un
adulto significante cuando éste lo necesita.
En esta etapa ya tiene una capacidad mayor de hacer una diferenciación entre su padre y
su madre y comienza a hacer una relación específica con cada uno de ellos. Si hablo de
que una buena niñera puede salvar la salud psicológica y relacional de un niño en esta
etapa, un buen padre va a crear las condiciones necesarias para que el niño cree
urdimbres relacionales diferentes a la urdimbre simbiótica con la cual ha vivido en etapas
anteriores.
En razón de los nuevos roles sociales desempeñados actualmente por la mujer, cada vez
es más necesario que el hombre haga un desarrollo de sus potencialidades maternales
para que en las primeras etapas de esa vida pueda suplir adecuadamente a la madre. En
razón de la separación de la familia tribal y la familia extensa, el hombre que decide
formar un nido ecológico para la procreación y la crianza de nuevos seres humanos, debe
ser consciente de que debe renunciar a sus roles de guerrero u otros roles que lo van a
convertir en un padre ausente.
En la familia extensa esa ausencia del padre era suplida por abuelos u otros familiares. En
el momento actual, por lo general, si el padre se ausenta, hay una fuerte repercusión en el
hijo, que queda marcado por grandes carencias en momentos muy importantes de su
desarrollo.
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comparar, sin alejarnos mucho de la realidad, a esos bebés
de menos de seis meses que sienten que si su madre no los reconoce o los gratifica,
mueren. Esta manera de relacionarnos con los semejantes puede ser el producto de
carencias vividas en esas etapas que no nos han permitido un buen desarrollo de ese "yo
relacional".
La madre que tiene una relación con su hijo en la cual espera que éste llene sus
necesidades, para poder mantener vivas estas expectativas, va a necesitar mantener un
control permanente sobre él. Este control se va a exacerbar en esta etapa ya que ella
comienza a sentir que su hijo no tiene tanta necesidad de ella como la tenía en etapas
anteriores. Al ver que su hijo en un momento determinado mira a la niñera o al padre o a
otra persona que esté en su campo visual, le sonríe y muestra su deseo de estar
con ella, la madre revive su miedo al abandono, y en lugar de gozar de esta señal de
crecimiento de su hijo, comienza a sufrir con ello.
Siente que es "injusto" el que su hijo prefiera en ese momento a otra persona y lo re
siente. Posiblemente va a llenarse de ansiedad porque no es muy claro en su conciencia lo
que está pasando y el temor a que su hijo salga de su control la llevará a buscar alguna
estrategia para retomar ese control.
Si el adulto que es requerido por el niño percibe esto, es posible que haga Más caso al
sentimiento de la madre que al del pequeño, ya que en nuestra cultura un principio básico
es el de que la madre es "la dueña" del hijo.
"Es mi hijo" dicen las madres como reclamando un derecho de propiedad. "Yo soy la que
tengo derecho a tener el control sobre él". Lo más probable es que el niño se vea
frustrado explícita o sutilmente en esta nueva búsqueda y vuelve a su madre a pedir
protección. La madre que en este caso funciona dentro de las reglas de la moral y de
la justicia, va a considerar que su hijo ha cometido un pecado de deslealtad y va a
responder a éste con varios sentimientos encontrados, uno de los cuales va a ser el
resentimiento justiciero. Esto hace que el niño tampoco encuentre en armonía a la madre
al volver a ella, sufriendo un bandono: en su nueva búsqueda y un abandono en el
retorno.
Utilicemos el ejemplo de la niñera que es llamada por el bebé por medio de su sonrisa,
cuando mamá lo está cargando. Ella ve el llamado del bebé y al mismo tiempo percibe los
temores y la censura de la madre por este llamado. Por la relación de poder existente
entre la madre y la niñera ésta desatiende el llamado del bebé teniendo en cuenta los
sentimientos de la madre y aliándose con ella. Ella será un adulto significativo para el bebé
que va a generar frustración por la debilidad que muestra. Una sola mirada de la madre a
la niñera puede reemplazar muchas palabras. Esta obedece la orden de no atender al
llamado del niño. Cuando éste liante la frustración propia de su llamado desatendido
volverá a buscar filio en la madre a quien posiblemente encuentra "resentida" por el
abandono al cual ha sido sometida por su hijo. Es una situación semejante a la de la mujer
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que buscando un poco de autonomía ante su pareja hace algún tipo de llamado a otra
persona. Esta otra se siente incómoda por estar pisando terreno prohibido y desatiende el
llamado. Cuando ella vuelve a buscar refugio en su pareja lo único que encuentra son
golpes por "coqueta".
Esta situación que es fácil de explicar con el ejemplo de la niñera, se da en forma mucho
más sutil con el padre, los hermanos, la abuela, etc. Una madre puede agredir a su hijo
después de pasarlo a recoger en la casa de la abuela en donde pasó la tarde muy juicioso y
muy contento. Posiblemente a nivel consciente ella siente que su hijo "se la vela a ella" y
con los demás es "un lucero". La agresión responde a la angustia que genera el saber que
su hijo pasó una tarde contento y juicioso sin necesitarla.
Por otro lado la madre vivirá culposamente los sentimientos naturales de rechazo
momentáneo a su cría, los deseos de alejamiento temporales, esa culpa lleva a alejarlos
de su conciencia, ya que es una parte de sí misma que no le es permitido aceptar, y busca
la manera de actuar en forma contraria al sentimiento que rechaza.
No es posible decirle a una madre que hacer tal o cual cosa es sobreproteger, ya que lo
que define este fenómeno es un contexto. Si el niño pide protección y la madre se la da en
esta edad, esto no es una sobreprotección. Si no se la da, esto es abandono.
Hay relaciones en las cuales el niño y la madre tienen claridad en esos movimientos de
acercamiento y alejamiento. La madre tiene una capacidad de respuesta clara a la
necesidad de su hijo y éste a su vez tiene una claridad en su necesidad y define sus
movimientos. Hay otras relaciones en las cuales la madre, por la culpa y la ansiedad, no
responde claramente al hijo, y éste ante la confusión de la madre comienza a confundirse
su vez.
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ahogada con el hijo que la invade. A esta madre posiblemente sus prójimos la van a
regañar porque sobreprotege mucho al niño. Ante esto ella busca dar "más libertad" al
hijo, pero éste responde apegándose más a ella. Estos movimientos generan mucha
confusión y culpa en la madre y en el hijo, agravando el sufrimiento de esa relación. Es un
juego permanente de temor al abandono de uno y otro, y al mismo tiempo de senti-
mientos de pérdida de libertad en ambos miembros de la relación, que va poco a poco
constituyendo el terreno propicio para la ambivalencia afectiva. Entiendo por
ambivalencia ese sentimiento confuso de querer y odiar a la vez a la misma persona. Ese
querer nace del miedo al abandono, y ese odiar nace de la vivencia de pérdida de la
libertad.
Este sistema va a generar uno de los modos relacionales descritos en las familias con
transacción esquizofrénica por la mayoría de autores que estudian esta forma de
relacionarse con el mundo. Es uno de los dobles vínculos clásicos: cuando el niño se quiere
alejar de la madre, ésta lo acapara y lo ahoga de cuidados no pedidos por éste. Además lo
culpabiliza con su ansiedad. Cuando el niño se acerca a la madre en busca de gratificación
por parte de ésta, ella lo aleja y lo rechaza sintiéndose "cargada" o "sufriendo" la
voracidad del hijo.
Este niño se encuentra en una situación en la cual no puede satisfacer sus necesidades
lejos de la madre porque eso lo llena de pavor de abandono, de culpa o sobrecontrol por
parte de ella. Si busca a la madre va a sentir el mismo pavor de abandono por el rechazo y
la frustración que siente en la relación. Además aún no está capacitado para liberarse de
esta relación, en la que pierde de todas maneras.
No nos es difícil mientras pensamos en los niños de siete meses, estar pensando en
muchas relaciones de pareja en las que sus miembros no tienen capacidad de obtener la
satisfacción de sus necesidades relacionales con su partner, porque cada vez que lo
buscan son rechazados, pero cuando van a buscar esa satisfacción por fuera del sistema
de la pareja, son culpabilizados, agredidos o amenazados con abandono.
Nuestra literatura erótico sentimental está llena de ejemplos de esta vivencia de doble
vínculo. "Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio; contigo porque me matas y sin ti
porque me muero", dice una cancioncita popular que podría resumir el espíritu de casi
toda nuestra literatura sentimental. El conflicto es que esa vivencia de estar atrapados es
referida al "allá y entonces" de esa primera relación, y que cuando sentimos esas
encrucijadas siendo adultos, no estamos viviendo nuestra situación real sino haciendo
sentimientos transferidos de esta etapa de nuestra infancia.
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Sentido de la vida que podríamos llamar el "sentido dé ser".
Cuando no hemos vivido satisfactoriamente estas etapas, estaremos durante nuestra vida
tratando de subsanar esas deficiencias de nuestra urdimbre con vivencias tales como:
"para qué vivo", "qué sentido tiene mi vida", "soy amado por lo que hago", "la muerte es
mi única salida", "el ser humano es absurdo", "la vida es una cruz", etc.
Gran parte de las dinámicas que mueven las clases sociales tienen sus raíces psicológicas
profundas en patrones de desconfianza que se estructuran en esta etapa. Esta
desconfianza se presenta bajo mil matices y máscaras diferentes que son llamadas por la
psicología racionalizaciones. No me voy a extender sobre los matices socio-políticos que
adquiere este tipo de relación en la cual con el prójimo sólo existen dos opciones: la
primera es que me abandone y no pueda contar con él cuando lo necesito; la segunda es
que me invada y viole mi espacio interior despojándome de mis seguridades básicas. La
madre que en esta etapa abandona y al mismo tiempo acapara es un agente que
reprograma en su hijo lo que fué programado en Ella. Ese "desconfiad los unos de los
otros", un país del otro país, una iglesia de la otra iglesia, un profeta del otro profeta, un
hermano de su hermano, etc., tiene su origen psicológico en esta etapa.
Una buena relación con la madre en esta etapa permitirá posteriormente al ser adulto
vivir con serenidad tanto su soledad como su encuentro con el prójimo. Sabe a nivel del
organismo y sus memorial que hay sentido en el alejarse y en el encuentro. Sabe también
que el encuentro es una forma de compartir su soledad y no la búsqueda de mi paraíso
perdido con la cual anda violentando a sus prójimos para que sean como debió ser su
madre.
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En nuestra cultura se generalizan los sentimientos paranoides y defensivos respecto al
prójimo, y al mismo tiempo se generalizan los mitos que nos prometen salir de una
soledad que es vivida como castigo. Carlos Frabetti en su artículo Contra el amor, se
plantea la siguiente cuestión: "puesto que mucha gente prescinde de los mitos religiosos,
pero casi nadie de los amorosos hay que deducir que el miedo a la soledad es más intenso
e irreductible que el miedo a la muerte". Probablemente la explicación estriba en que la
muerte propia es un fenómeno único, definitivo y que casi todos ven como algo vano y
remoto, algo que al igual que el sol, nos deja mirar al frente, como dice Roche Foucault.
4. Etapa actuante
A los diez meses aparece la fase actuante. Está caracterizada por una orientación de la
energía hacia afuera. Comienza el gateo, el uso de las recientes habilidades psicomotoras
adquiridas, y la exploración del espacio y de nuevas posibilidades afectivas. El deseo
permanente de hacer cosas sin ayuda de la madre muestra la búsqueda fundamental de
esta etapa, que es el mayor apartamiento de la madre, y la configuración de una identidad
más clara de un yo frente a un tú, con una conciencia más clara de ser un organismo
independiente que se explica por sí mismo y cuya razón de existir no depende de su
madre.
Hasta este período de alguna manera se vivía como un apéndice de ella. Ahora aparece
poco a poco la conciencia de ser un otro separado, diferente y por primera vez solitario.
Ha perdido la vivencia de estar fundido en su madre y puede comenzar desde ahora la
Búsqueda de volver a esta fusión extinguida, la cual para muchas escuelas de pensamiento
humano, nunca será recuperada.
El mito del amor romántico se ha fortalecido en este temor a la soledad que aparece
cuando descubrimos que somos un otro diferente, separado y solo. Es una etapa difícil
para el niño, que en el hacer nuevas amistades y relaciones va a estar en un permanente ir
y venir respecto a su madre. Necesita la disponibilidad emocional de la madre y al mismo
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tiempo su disposición a darle la mano en el momento en que lo necesite. Aparece la
relación competitiva con sus hermanos o con otros niños, de quienes recibirá con
frecuencia frustración por su incapacidad de controlarlos. La disponibilidad permanente
de la madre asegurará la "confianza básica en el hacer", se comienza a poner los cimientos
de lo que nombramos a veces saca como: "es una persona que sabe lo que hace", o "lo
que se propone lo saca adelante”.
Cuando las etapas anteriores han sido satisfactorias, este niño comenzará el aprendizaje
del hacer sin la angustia del ser. Su sentido de la vida no estará alienado en el hacer, sino
que este hacer será un nuevo recurso en su evolución que se integra a los desarrollos
anteriores.
Esta etapa es difícil para la madre ya que con frecuencia no tiene claridad respecto al
hecho de estimular al niño para hacer sus cosas solo o ayudarlo. El límite entre la
sobreprotección y la protección es muy difuso.
Es muy importante comprender que este hacer del niño nace de su necesidad de ir
resolviendo el lazo simbiótico, encontrando recursos propios medios de sobrevivencia. Es
una tendencia del yo autónomo para afianzarse.
No tiene que ver con el hacer nacido en etapas anteriores que el niño realiza para
conseguir reconocimiento y protección de una madre que no ha podido satisfacer
naturalmente esas necesidades, y ha forzado al niño a sobreactuar para conseguir el
control sobre ella. No es raro oír en las historias de los esquizofrénicos el caso de niños
que a los seis meses controlaban esfínteres y a los nueve meses comenzaban a formar
frases.
En estos casos el niño tiene que utilizar estrategias que aún no corresponden a su edad
para poder sobrevivir en su ser. Este ser va a quedar alienado y condicionado, dando por
resultado toda la angustia y ansiedad de la actuación que es tan frecuente (pánico en los
exámenes, depresiones severas ante fracasos, timidez, etc.).
El hacer de esta etapa proviene de un ser que en una relación satisfactoria se encuentra
en capacidad de encontrar sus propios recursos. Y en un proceso de crecimiento normal
es impulsado a actuarlos.
Cuando la madre no permite este ir y venir, ya sea porque rechaza al niño después que
éste se ha alejado y vuelve a ella, o porque por excesiva ansiedad y culpa no le permite
alejarse y lo ahoga, o hace los dos movimientos; cuando se aleja lo acapara y cuando está
cerca, lo aleja; toda la energía que naturalmente viene destinada al fortalecimiento de ese
yo por medio de su actuación autónoma, va a ser invertida defensivamente buscando
alejar a la madre cuando lo está ahogando y buscando controlarla y retenerla cuando la
necesita.
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Momento en que su madurez se lo indica. Su hacer va a desarrollarse en función de su ser.
Dicho en forma popular, va a trabajar para vivir más no va a vivir para trabajar. Cuando ha
tenido que desarrollar su hacer precozmente, su ser se alimenta en el hacer. Toda su
razón de existir y el sentido de su vivir dependerá de su capacidad de hacer bien o mal las
cosas.
No es raro en nuestra cultura encontrar gente que se suicida porque quiebra el banco que
dirigen, o aún niños que se quitan la vida por haber perdido un año escolar. Las filosofías
budistas y taoístas nos enseñan permanentemente a "hacer nada" como medio para
encontrar el sentido del ser.
Nuestro sistema familiar está preñado de moral hasta sus raíces tempranas en donde al
niño se le da el mensaje de que su sentido de ser depende de su hacer bien o mal las
cosas. Como el hacer es permanentemente cambiante, nunca será suficiente lo que
hagamos para justificar nuestra existencia. Nuestras Iglesias con sus modelos morales han
ido anulando esa incondicionalidad del amor de Dios que nos ama porque somos y no por
lo que hacemos, creando en nosotros unos alienados de ese hacer para ganarnos el amor
de Dios.
Modelos naturales como el del hombre sencillo del litoral Atlántico que pesca lo suficiente
para satisfacer sus necesidades básicas y luego se dedica a ser, contemplando el mundo
tirado en una hamaca, o viviendo la armonía del universo en su danza, son catalogados de
subdesarrollados o anormales. Estas personas sencillas que disfrutan el universo porque
tienen el tiempo y el espíritu para contemplarlo y convivir con él me recuerdan la
bienaventuranza de: bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de la tierra.
Nosotros, atrapados en la compulsión del hacer, buscamos poseer la tierra por medio de
las morales de posesión como son los títulos de propiedad. Creamos, como consecuencia
de esa compulsión del hacer, la enorme necesidad de comprobar qué tenemos. Pero
como no logramos realmente tener porque hemos perdido la capacidad de contemplar y
de unirnos al universo, tenemos en títulos y escrituras lo que se nos escapa de nuestra
vida real.
93
de nuestro nacer, tanto que muchos de nosotros no sabemos claramente en qué consiste
la conciencia de ser.
5. Etapa de estabilidad
A los tres años ya se ha ido estableciendo la etapa de la estabilidad descrita por Kaplan
como "la permanente y profunda convicción de ser quien se es y no otro".
En los siguientes años vamos repitiendo en el pensar, en el hacer y en el relacionarnos,
estas etapas anteriores, para algunos autores, durante toda la vida, buscando rehacer las
fallas habidas en esa urdimbre. Tenemos la opción de redefinir esa primera urdimbre, o
repetirla confirmándola a través de toda la vida.
El ser humano tiene este elemento inherente como parte fundamental de su existir como
ser vivo. Es un ser que se desarrolla en la relación y al mismo, tiempo es un producto de
una complementación de sexualidades. El ser sexuado es parte de su identidad biológica y
el verse a sí mismo como sexuado llega a ser parte de su identidad consciente. Siendo la
identidad una imagen total, un elemento de ésta puede evocar el todo.
La forma de las hojas de árbol hace parte de la identidad aunque no sea la identidad. Si a
las raíces y al tronco de un mango ordinario se le injerta un mango fino la identidad final
de ese nuevo árbol va a ser una totalidad en la cual las raíces y parte del tronco son de
una clase y las hojas y los frutos son de otra clase. Es un árbol que no es ni fino ni
ordinario sino injerto.
94
un mango y hacer muchas operaciones para que prenda el injerto. Los llamados trastornos
sexuales o disfunciones sexuales y aunque se manifiesten en las hojas y en los frutos,
tienen relación directa con esas raíces y ese tronco que se formaron en las primeras
relaciones con la madre.
El ser sexuado como ser biológico lleva al ser humano a buscar el apareamiento una vez
que su desarrollo genital se lleva a cabo en la adolescencia. Si es un árbol cuyas raíces, su
tronco, sus hojas y sus frutos están en armonía, lo más probable es que las hojas y los
frutos correspondan a la totalidad del árbol. Si este desarrollo no ha sido tan afortunado
porque el jardinero desde muy temprano ha estado tratando de injertar ese arbolito
buscando que de unas hojas y unos frutos que no corresponden a la raíz o al tronco,
posiblemente la aparición de las hojas y los frutos va a ser muy conflictiva y dolorosa.
La forma de las hojas y de los frutos no van a satisfacer ni al jardinero ni al arbolito mismo.
Este último va a sentir que si no satisface al jardinero no tiene razón de existir y se va a
forzar para conseguir que su follaje corresponda a los deseos de su hortelano. El jardinero
aumentará las podas que ya venía haciendo para conseguir adaptar el arbolito a sus
antojos. Si el arbolito tiene follaje de solitario, va a ser presionado y trasplantado a un
bosque en donde se siente ahogado.
Si le gusta la sombra de otros árboles, va a ser trasladado a la llanura para que se adapte
al rayo del sol; si sobre el mango logró prender un injerto de aguacate, no se va a sentir
mango ni aguacate y cada vez que produce los frutos de aguacate va a sentir que está
haciendo algo mal. El hecho es que al llegar a la adolescencia estas hojas y estos frutos se
desarrollan como tendencia propia a un ser' vivo. Al llegar a la adolescencia aparece la
necesidad de apareamiento exacerbándose muchas veces esa diferencia entre nuestra
imagen y nuestro organismo mismo.
Una imagen que produce unos frutos con los cuales no nos sentimos bien, y un organismo
que muchas veces hemos castrado para dejarnos injertar por al jardinero del cual
dependemos para seguir vivos social, afectiva y hasta biológicamente. Esta fuerza de
crecimiento biológica nos vuelve a poner en contacto con un organismo muchas veces
negado y hasta olvidado exacerbando las contradicciones que existen entre éste y la
imagen que nos hemos formado de él. Es como una llamada del organismo, con todo ese
renacer de la energía biológica, para que lo tengamos en cuenta.
La pulsión sexual la vivimos como necesidad. Al ser seres relacionales, que no podemos
disociar la necesidad biológica de la necesidad relacional, como tampoco lo hicimos de
pequeños en la relación con la madre, el sistema que creamos va a tener muchos
elementos en común con ese sistema de relación primario. Sabemos que el niño que
recibe la leche de su madre por fuera de un contexto amoroso y de aceptación va a
quedar insatisfecho y en una situación disarmónica vivida tono "displacentera". En ese
caso hablamos de una necesidad biológica que debe ser satisfecha en un contexto
relacional.
La aparición de la función sexual adulta coincide en la mayoría de seres vivos sexuados
95
con el final de su etapa de crecimiento o sea con la etapa de madurez.
En la mayoría de los animales éstos deben actuar su madurez biológica coincidiendo con la
actuación de su sexualidad. O sea que es una relación que se lleva a cabo entre adultos. En
esto se diferencia de la satisfacción de las necesidades biológicas primarias en relación
con una madre madura. Esta primera relación se hace entre un organismo maduro, no
competitivo, que muestra su madurez dando el control a la criatura, para que ésta tome
de ella, sin retribución, lo que necesita para su crecimiento.
Para que se dé la situación antes descrita, los dos partners deben haber tenido un
desarrollo adecuado de sus etapas primarias. Deben haber tenido madres que permiten el
control al hijo hasta que éste satisface la necesidad y una vez satisfecha ésta, el niño
abandona el control porque ya no lo necesita, hasta la aparición de la siguiente necesidad.
Además, esa carencia de satisfacción ha dejado lagunas en su ser que buscara remediar
con un sobrecontrol, cada vez que contacte con una necesidad básica. A nivel sexual, será
un controlador permanente ya sea en forma complaciente, tomando el papel de madre
nutricia que controla a su compañera (o) proporcionándole placer sin contactar su propia
necesidad de satisfacción, ya sea incapacitándose (impotencia, eyaculación precoz,
frigidez), o ya sea con agresión directa (violadores, exhibicionistas, agresores sexuales).
96
Esta hambre de control muchas veces se disfraza de hambre sexual en los seductores, que
lo único que buscan es llegar a satisfacer su hambre de control sobre una compañera (o) y,
una vez obtenido ese control, la relación pierde todo sentido. En este caso la sexualidad se
vuelve un instrumento de poder, como pueden ser la fuerza o las armas. También es un
instrumento de poder la negación de la satisfacción de la necesidad sexual del compañero
(a), dotándose la propia necesidad.
Otras muchas formas de relación sexual en el ser humano pueden servir para hacer una
calquilla de las carencias básicas. El amor posesivo, los celos, la desconfianza básica en la
relación, el condicionamiento rígido y permanente de la relación.
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98
CAPITULO III
RELACION DE PAREJA
Conviene colocar, para iniciar este tema, un contexto sobre la relación misma de pareja.
Anteriormente anoté, trabajando otro tema, el cómo la relación de pareja, conforme la
encontramos en nuestra cultura actual, obedece a un proceso de evolución en la forma de
relacionarse los seres humanos como seres sexuados. Podemos referirnos a ella como a
un fenómeno que se da en nuestro contexto histórico por una decisión experimental que
hemos ido tomando a través de nuestra evolución cultural. Está más en el campo de
nuestro ser social que en el de nuestro ser biológico.
Hace parte de nuestro ser psicológico, ya que en éste integrarnos nuestra instancia social.
Es una fórmula sobre la cual no podemos aún hacer juicios de bondad o de maldad, de
eficacia o ineficacia, ya que somos parte de ese experimento y no podemos por eso tener
objetividad sobre sus resultados.
Podemos plantear pros y contras de acuerdo con los resultados parciales y los resultados
comparativos, pero no tenemos criterios para declararla como "la buena" ante otras que
son "las malas" o como la acertada ante otras erradas. Posiblemente sea buena en un
contexto y no tan buena en otro contexto.
Busco con la observación anterior retirar juicios morales sobre las diversas formas de
relación entre los seres humanos, que han sido respaldados por hipotéticas leyes
naturales o tendencias naturales.
Descarto, por la observación de la muy corta historia que tenemos de la humanidad, que
el ser humano "por tendencia natural" sea monógamo o polígamo, que sea estable en sus
relaciones o tienda a hacer relaciones transitorias. Tampoco la etología nos da fórmulas
rígidas sobre sistemas de relación, ya que cuando ésta se estudia con una visión abierta
vemos como cada especie animal tiene sistemas de relación de apareamiento en directa
concordancia con el medio ambiente.
Así como la sexualidad fué una fórmula adaptativa de la vida, la forma como se actúa esa
sexualidad en cada especie viviente se relaciona con su funcionalidad adaptativa. Los
gansos de Groenlandia son absolutamente fieles y establecen relaciones indisolubles,
tanto que al morir un miembro de la pareja el otro miembro lo sigue en la muerte.
Los gansos del trópico establecen relaciones de harenes y la fidelidad no cuenta para
nada.
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Comúnmente son muy semejantes.
Eficaz, ¿para qué o respecto a qué? La respuesta más simple sería: siendo un ser vivo y el
resultado muy perfeccionado de un sistema evolutivo vital, sería la de ser eficaz para
conservar y perfeccionar aún más ese sistema vivo. Somos una creación viva y la eficacia
estaría en la capacidad de seguir desarrollando y evolucionando hacia la armonía esa
creación.
Sin embargo, la respuesta no es tan simple. Primero porque el ser humano no se adapta al
mundo real, sino a una representación cognoscitiva de ese mundo,
Puede estar actuando de manera que cree estar adaptándose al mundo real y en ese
actuar, estar destruyendo el mundo real y a sí mismo. Segundo porque por el fenómeno
de la conciencia y de la libertad que nace de ella el mismo proceso de adaptación se
puede distorsionar.
Adaptarse es relacionarse con el medio para obtener la satisfacción de las necesidades, sin
destruir ese medio. Pero, como está planteado en otra parte de nuestro trabajo el ser
humano necesita y "aprende a necesitar", y en ese aprendizaje se puede desviar
aprendiendo a necesitar lo que puede ir contra sus necesidades de vivo. Siendo un
producto de la vida puede crear mundos y necesidades que van contra la vida misma. Esos
mundos y esas necesidades están representados por nuestra cultura y por nuestras
morales. No hago un planteamiento anticultural ni antimoral ya que ese cúmulo de
conocimientos, o dicho de otra forma, de "presentaciones de la realidad", son parte
esencial de nuestra conciencia.
Simplemente invito a tener una actitud crítica y abierta ante esos mundos, con una actitud
humilde del que sabe que no está percibiendo realidad, sino una representación de ella,
que ha sido aprendida, y que puede tener muchos aciertos y muchos errores. Esta actitud
nos lleva a usar nuestros conocimientos culturales como un instrumento para
relacionarnos con la realidad y no como la realidad misma.
Dentro de este contexto paso a hablar de la relación de pareja como una formula cultural
acertada en este momento de nuestra historia (en nuestro medio), como una de las
fórmulas de pautar la relación sexuada de los humanos.
La pareja, como cualquier sistema vivo, puede ser descrita como algo que cambia
permanentemente en un proceso de desarrollo con un nacimiento, un crecimiento, una
madurez, un reposo y una muerte. Igual puede decirse que tiene un nacimiento y muerte
100
Usaré para esta descripción la misma analogía que empleé para describir el desarrollo de
la identidad, utilizando como guía el artículo Los estadios desarrollo de la pareja, de Ellyn
Bader y Peter Pearson.
En principio, se puede decir que la pareja es armónica cuando los dos miembros de la
pareja tienen un tiempo de evolución y crecimiento más o menos crónicos, de tal manera
que viven las etapas de la pareja con necesidades semejantes y sin competencia
patológica.
En la analogía de los estadios evolutivos de la primera etapa de vida, describí las carencias
que hacían que una persona se incapacitara para pasar al estadio siguiente evolutivo. En la
pareja el fenómeno se hace más complejo. Por un lado, cada miembro aporta a la relación
sus carencias básicas y espera satisfacerlas en esta segunda oportunidad que le da la vida,
convirtiendo a cada uno en una persona que necesita el control sobre el otro para obtener
satisfacción de las necesidades presentes de su actual estadio de evolución s necesidades
que no satisfizo en estadios de evolución anteriores.
Por otro lado, en la escogencia de pareja se buscan las personas semejantes, con carencias
semejantes. Las que han logrado un desarrollo bastante armónico porque en sus primeras
etapas de vida contaron con un medio continente y adecuado van a simpatizarse entre sí,
y las que han tenido carencias serias también tenderán a aparearse.
Ya los latinos tenían un dicho popular que decía: "Similia similibus gaudentur": "Los
semejantes se alegran con sus semejantes". Esto hace que muchas parejas que nacen ya
en la carencia y que posiblemente van a tener un desarrollo personal y de pareja muy
truncado.
La frase de Cristo de: que tiene mucho se le dará más y al que tiene poco, lo poco que
tiene le será quitado" (Mateo 13.12), parece ser un principio duro que hace parte de la
ética de la vida. Hay parejas que podríamos llamar "predestinadas al sufrimiento y la
frustración".
101
Lo que busca la última es crear un contexto en el cual una persona determinada pueda
comenzar a reparar esas fallas que han quedado en su formación, por haber sido sometida
a carencias básicas, por fuera de una relación de competencia. El terapeuta es una
persona que, encuadra en un contexto que se llama "relación terapéutica", entra en
relación no competitiva con otra persona, para guiarla y ayudarla a satisfacer esas
necesidades básicas.
Cuando se constituye una pareja en la cual los dos están carentes, se organiza por lo
general una guerra a muerte, ya que cada uno está defendiendo su vida. Son dos personas
que por estar carentes tienen poca posibilidad de dar y al mismo tiempo mucha necesidad
de recibir. La voracidad permanente los lleva a exacerbar hasta la locura las estrategias de
control de uno sobre el otro, con la misma voracidad con la que buscaron controlar a
mamá en los primeros años de vida y no lo consiguieron.
Si nace un hijo de este tipo de relación va a estar destinado a ser la comida de unos padres
hambrientos. Sé que la imagen literaria es muy dura, y sin embargo, la saco de las
palabras de una persona psicótica que en un momento dice que siente que su madre es
una caníbal que se la está comiendo.
Por responsabilidad entiendo la capacidad y los recursos con que cuenta uno persona para
"responder" ante una situación determinada de la realidad.
Hablo de ser iconoclasta de imágenes difundidas por nuestro amor romántico, para
proteger a nuestros semejantes de esperar de unos falsos ídolos, soluciones que nunca les
llega'« y que los abocarán a vivir vidas muy cargadas de sufrimientos y de falta de sentido.
No se trata de volvernos unos fariseos de nuevas morales. Se trata de mostrar nuevas
102
opciones aparentemente más acordes con los esquemas de desarrollo de la vida.
Las opciones que propongo no son "la verdad", ni la realidad misma, sino otras
representaciones de la realidad, que veo y siento más en armonía con una creación vista y
sentida por mí como "buena".
Con la relación de pareja sucede lo mismo. Se supone que se establece entre dos personas
maduras, es decir, dos personas que han llenado sus etapas de crecimiento en forma
aceptable para poder aportar a esa nueva vida, que es la pareja, los elementos
indispensables para el futuro desarrollo de ésta. Podríamos hablar de una terapia de "pre-
pareja" que buscaría postergar no "parto" hasta el momento en que se haga viable la
relación. Hoy en día la psicología familiar, con los aportes que ha hecho la terapia
sistémica y la terapia de familia, cuenta con criterios bastante objetivos para poder acer-
arse a hacer un juicio sobre la viabilidad o no de una pareja. Si en la ciencia médica se
hacen esos juicios sobre la vida, no veo por qué con estos enfoques no podamos llegar a
tener criterios cada vez más acertados.
103
estable y armónica.
Definición de conceptos:
Usaré conceptos muy semejantes a los utilizados en el capítulo precedente para referirme
a las distintas etapas por las cuales puede pasar una pareja en sus procesos de vida y de
desarrollo. Cada etapa será nombrada con dos palabras las cuales hacen referencia a cada
uno de los miembros de la pareja. Estas dos palabras le dan el nombre a un sistema
formado por la interacción de dos elementos que son los miembros de la pareja.
Convencionalmente en los tratados de psicología familiar o de pareja se da un nombre a
cada etapa de ese sistema como puede ser la familia en su estado adolescente. En razón
de la claridad, nombraré el sistema de la pareja refiriéndome a los elementos
constitutivos por aparte.
El hecho de que cada una de las personas que conforman la pareja pueda estar viviendo
etapas de desarrollo personal diferentes hace que la descripción del sistema pueda
desarrollarse por el resultado final de esa interacción, o por los elementos que generan
ese resultado. Puedo hablar de una relación de pareja complementaria en la cual hay
siempre una persona pasiva y dependiente y otra persona activa y dominante. O a la
misma pareja le puedo dar el nombre Simbiótico-actuante, con lo cual indico que es una
pareja constituida por una persona que es pasiva, dependiente que usa las estrategias
adaptativas del niño; y otra persona que está viviendo una etapa de su vida en la cual
busca resolver sus cosas en forma activa, evitando a toda costa la dependencia.
104
a ellas para poder mantener una posición ante su pareja con la cual se siente autónomo
frente a ella. Corresponde a la psicología del niño cuando entre en la etapa del "no". Ante
cualquier ofrecimiento o cualquier orden el niño dice "no" "por principio". Su necesidad
fundamental es comenzar a sentir que él se gobierna a sí mismo.
Cuando dos personas que viven en pareja están pasando al mismo tiempo por esta etapa,
la relación que se da es muy parecida a la de dos niños rebeldes que a todo se dicen no.
Sinérgica: Es una etapa de desarrollo que alcanzan pocas personas en nuestra cultura, en
donde se hace cierto aquel principio de San Francisco que dice: "Es dando como se recibe,
perdonando como se es perdonado, amando como se es amado". El ser humano que ha
llegado a su madurez biológica, psicológica y espiritual se relaciona con el mundo por
fuera de la necesidad. Es como el árbol adulto que dando su follaje y sus frutos a la tierra
la enriquece y al mismo tiempo se enriquece él. El vivir de una persona que ha llegado a
esta etapa se da dentro del amor, y su presencia se convierte en un elemento de
transformación y de armonía en el mundo en que vive.
Cuando dos personas que viven en pareja han llegado a esta etapa muy posiblemente
tienen muy pocas dinámicas de pareja convencional. No serán dos personas que se
satisfacen mutuamente las necesidades, sino que han conseguido una complementación
que les permite el servicio y la entrega al universo del cual forman parte. Hay algunas
culturas indúes que dividen la vida del ser humano en tres grandes etapas:
La primera en la cual recibimos del universo la vida y los elementos que necesitamos para
crecer; la segunda en que devolvemos al mundo lo que nos ha dado, dando la vida y la
protección a los hijos; la tercera en la cual, ya estamos en paz con el universo, podemos
entrar a vivir en armonía con él.
Pero muchos de ellos, consideran que nacen realmente cuando entran en la tercera etapa.
Esta tercera etapa no tiene nada que ver con la imagen romántica de Occidente en la cual
aparecen dos viejitos tomados de la mano y amándose como si fueran adolescentes
aislados del resto del mundo. Todos sabemos que esos dos viejitos aislados van a estar
amargados y mortificándose.
Oriente crea sitios que permiten el reconocimiento y la quietud para esta tercera etapa de
la vida, en la cual muchas veces la pareja ya se ha disuelto porque ha cumplido su función
105
y ha perdido la razón de ser.
1. Simbiótica—Simbiótica
Una de las formas más frecuentes de iniciación de una relación de pareja es por el
enamoramiento o por el apasionamiento.
El enamoramiento es un fenómeno por el cual, hacemos una regresión en nuestro sentir y
el nuestra manera de percibir la realidad. Es un fenómeno "normal" ya que en nuestro
contexto cultural es uno de los síntomas que nos indica que tenemos una capacidad para
el amor. Es una regresión en la medida en que cuando lo vivimos entramos en una
relación de dependencia semejante a la dependencia que vivirnos en nuestros dos
primeros años de vida.
Al mismo tiempo es necesario aclarar que como esta relación se da entre adultos, cada
miembro de la pareja desempeña el papel de niño pequeño que depende
simbióticamente de la madre y el papel del padre protector con capacidad de llenar las
infinitas expectativas del bebé. El término simbiótico que fué explicado anteriormente se
refiere a una forma de relación que se da entre los seres vivos muy semejante al
parasitismo. La simbiosis se refiere a una relación de mutua necesidad como la que se da
entre el pájaro garrapatero o la garza y el ganado de las zonas tropicales muy parasitadas,
o como la que se da entre el pez piloto y el tiburón.
Biológicamente hablando, la simbiosis es una relación sinérgica en la cual cada uno de los
miembros de la simbiosis gana en su relación con el otro. En nuestro organismo hay
bacterias simbióticas que obtienen un hábitat adecuado con alimentación, temperatura
adecuada a cambio de ayudarnos a digerir los alimentos. Aunque en algunas psicologías se
llama simbiótica la relación entre la madre y el bebé, yo afirmo que esa relación, si es sana
debe ser más bien parasitaria, no nociva. La orquídea vive en los grandes árboles,
alimentándose de la materia orgánica que va quedando a su disposición en las orquetas
de éstos.
No beneficia ni perjudica a estos seres vivos.
En esta primera ella de la relación nos referimos al término simbiótico ya que al darse esa
relación de dependencia profunda entre dos seres adultos, se necesita de que de alguna
manera haya alguna forma de sinergia. Ese doble rol de ser bebé y madre del compañero
hace que se de esa mutua dependencia como nuevo elemento. Para muchas personas no
106
es desconocida esa mutua dependencia ya que su relación con la madre fue más
semejante a una relación entre dos adultos que a una relación entre un poderoso y un
inválido. La persona que ha tenido un padre o una madre que se invalidan de cualquier
manera y ha sido forzada a apurarse a crecer para poder proteger a sus padres llega a esta
etapa sabiendo lo que es ser bebé y madre a la vez. Esta es una etapa en la cual, por las di-
námicas que a continuación explicaremos, dos personas crean lazos de dependencia tan
profunda que siente que mueren si ese lazo se rompe. En los enamorados son muy
frecuentes los fenómenos de comunicación descritos por René Spitz en El Primer Año de
Vida del Niño, como la “adivinación” de los sentimientos del compañero o la compañera.
Las otras cosas que la rodean pierden interés hasta el punto en que la imagen romántica
por excelencia es la isla desierta disfrutada con la pareja. El resto del mundo a menudo es
visto y sentido como un estorbo o como un peligro ante el cual hay que cerrar fronteras
para conservar esa maravilla que se está viviendo.
107
viviendo, en ese momento, la necesidad de ser aceptados por el otro como una condición
indispensable para seguir vivos. La falta de confianza básica nos lleva a hacer una lectura
de la relación dentro del contexto de la desconfianzas Esto hace que el posible amor y la
aceptación que estamos recibiendo del otro, esté siendo descontado por el contexto de
desconfianza.
Esta "sin salida" explica por qué nuestra literatura romántica (Romeo y Julieta, Tristán e
Isolda, Love Story, etc.) siempre presenta como un elemento propio de esta forma de
relación, la muerte como solución.
Cuando estas personas con carencias básicas se enamoran, se dan con frecuencia
dinámicas desesperadas en las cuales cada uno está defendiendo su vida. Habrá un
permanente requerimiento de "muestras" de aceptación y de amor de cada uno de los
miembros hacia el otro, y al mismo tiempo habrá grandes dificultades para "dar" ese amor
y esa aceptación en forma incondicional. No existe la urdimbre primaria que permita
construir la actual urdimbre de la pareja.
La interpretación que hacen mutuamente sobre los requerimientos de uno hacia el otro
son vividas en forma defensiva corno "muestras de no amor". En nuestra cultura con
frecuencia aún se encuentra en la mujer la creencia de que el hombre que manifiesta su
deseo sexual, realmente lo que desea de la relación es una utilización grosera del amor
que ella le tiene. Cuando se pregunta a esta mujer si ella tiene deseos sexuales con su
compañero, muchas veces responde que sí.
La persona que no ha tenido un patrón claro de "ser amada", tiene mucha dificultad para
sentirse amada y redefine y distorsiona los datos de la realidad para acomodar sus
vivencias actuales a sus vivencias primitivas. La tendencia que tenemos los seres humanos
es la de pensar que cada nueva situación que se nos presenta está repitiendo los
elementos de situa ciones semejantes anteriores.
Si en la relación con la madre esa persona tuvo que hacer una gran competencia de
control para ser atendida y protegida, y vivió a su madre como una parásita que competía
con ella, en el presente va a creer que vive las mismas circunstancias, aunque éstas sean
diferentes.
108
Una de las observaciones más valiosas que he podido hacer en la comunidad terapéutica
en la que trabajaba, es precisamente el constatar que no es suficiente crear un ambiente
amoroso y aceptador, para que una persona que ha tenido una percepción negativa del
mundo, se sienta amada y aceptada. La tendencia de estas personas es la de percibir la
situación actual idéntica a la situación que los llevó a adoptar esa visión del mundo.
a) El mundo es malo, la gente que me rodea es mala. Mi relación con ese mundo y
esa gente tiene que estar movida por la desconfianza ya que mientras puedan me
harán daño. El dicho: "piensa mal y acertarás" puede convertirse en un principio
fundamental para mi sobrevivencia. Mi postura permanente en el mundo es la
defensa.
b) Yo estoy mal a todos los niveles. Si soy aceptado es porque me tienen lástima o
porque me quieren utilizar. Mi presencia o mi existencia no es motivo de alegría
para nadie, sino que por el contrario soy tolerado. Mi estado "normal" es el estar
mal.
El enamorado con carencias básicas muy grandes tendrá gran dificultad de sentirse amado
y de confiar en ese amor que se le da. Su vivencia del enamoramiento va a ser dolorosa y
lo va a poner en contacto con unas necesidades que siente no resueltas ni satisfechas. R.
Laing describe a estas personas como voraces. Nunca nada es bastante para sentirse
satisfechas y seguras.
Como decíamos anteriormente, simula similibus gaudentur; por lo general estas personas
forman parejas con personas que se encuentran en circunstancias semejantes, no
propiamente para "gozar", sino para entrar en una lucha de sobrevivencia en la cual
sienten que si pierden su compañero ( a ) mueren, y si permanecen con él ( ella) también
mueren, confirmando el paradigma del amor romántico que dice en la cancioncita popular
ya mencionada: "ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, contigo porque me matas
y sin ti porque yo me muero".
Es posible que si una persona muy carente, hace relación con otra que ha tenido un
desarrollo de su identidad adecuado, esta última pueda dar un reconocimiento, una acep-
tación y un amor incondicional permanente y suficientemente duradero, como para que la
primera haga una regresión contenida adecuadamente, que le permita hacer una vivencia
correctiva, y que la haga permeable al amor y la aceptación.
109
Una de las posibilidades psicológicas que tiene el ser humano es la de "volver atrás" en su
historia y revivir etapas o períodos de su vida en los cuales hubo situaciones
desafortunadas para él. Esto es llamado regresión. Si en un período de éstos es
acompañado y contenido por personas que hacen que este vivir sea distinto al primero, se
hablará de "una vivencia correctiva". Si siendo niño un día me llevan a los LLanos
Orientales y me enfermo, me pierdo y además me regañan por haberme perdido, cuando
vuelva, siendo adulto mi manera de ver esos mismos sitios estará distorsionada por mi
experiencia de pequeño.
Si siendo niño he tenido una relación con mis padres en la cual la desconfianza y el temor
están presentes permanentemente, al llegar a mi vida adulta distorsionará cualquier
relación teniendo una especial capacidad de ver y sentir el temor y la desconfianza en mis
relaciones. Si cuando estaba pequeño, cada vez que llegaba al sitio en donde se
encontraban los mayores, recibía un rechazo sutil o explícito, en forma agresiva o en
forma "chistosa", ahora cuando llego a un sitio en el cual hay gente reunida, esas
memorias van a influir en la forma en que percibo ese ambiente en el presente.
Estos tres ejemplos nos sirven para ver cómo nuestras experiencias pasadas influyen en la
forma en que percibimos el mundo en el presente. El mayor problema consiste en que no
solamente percibimos el mundo en una forma distorsionada, sino que con nuestra manera
de actuar en respuesta a esa forma de percibir,"creamos" un mundo semejante al que
tenemos. Todos hemos experimentado en alguna ocasión lo que nos sucede cuando
entramos a una reunión temiendo ser rechazados.
Nuestra percepción distorsionada nos ayuda a ver precisamente a las personas que
posiblemente me rechacen y a buscarlas de alguna manera.
Con el miedo que tengo y la forma como me defiendo, consigo desencadenar el temido
rechazo. La persona que ha sido abandonada una y otra vez por sus padres, anda por el
mundo con mucho miedo de ser abandonada. Ese miedo la lleva a distorsionar la
percepción de tal manera que busca personas abandonadoras y hace lo necesario para
lograr ser abandonada y comprobar su miedo.
Cuando hablo de hacer una regresión para cambiar mi manera de percibir a las personas
me refiero a esa capacidad que describí anteriormente de "volver atrás" y revivir
nuevamente de una manera diferente esas experiencias anteriores. En el ejemplo del niño
que es llevado a los Llanos Orientales no sería necesario hacer una regresión para cambiar
su experiencia.
Basta con que nuevamente vuelva a ese sitio y se dé cuenta de las circunstancias reales y
diferentes que él puede crear siendo adulto. Si disfruta del paseo, no se enferma y busca
los recursos para estar cómodo, podríamos decir que hizo una experiencia correctiva. Si
por miedo viaja aprensivo y repite la experiencia de niño va a reforzar su idea de que los
Llanos son un sitio preligroso y malo.
110
Si el niño que vivió una relación de desconfianza y temor con sus padres establece una
relación de pareja con una persona que tiene mucha capacidad de confiar en éI y al mismo
tiempo mucha aceptación de la desconfianza que él muestra, es posible que no haga una
experiencia correctiva de su visión del mundo. He conocido personas que han
permanecido siendo celosas durante toda la vida aunque la vida les haya dado la oportu-
nidad de cambiar su modo de percibir desconfiado. La persona invalida la experiencia
presente con cualquier racionalización, para poder mantener válida la experiencia
primitiva con sus padres.
Esa primera experiencia está grabada en el cuerpo, mientras que las experiencias actuales
muchas veces no pasan del simple conocimiento. Con mi manera de ver el mundo
desconfiada, nacida de la carencia de confianza, genero desconfianza a mí alrededor,
creando un mundo que justifica mis miedos. Para cambiar ese círculo vicioso se necesita
una regresión "contenida adecuadamente". O sea el volver atrás en unas circunstancias
que garanticen el que no se va a repetir la serie de experiencias que me marcaron con la
desconfianza.
Si esto se da, lo natural es que esta pareja continúe su camino de evolución hacia la
madurez. Sin embargo esa situación es utópica, ya que la relación de pareja se da entre
dos adultos con la regla básica de "doy para que me des". Con alguna frecuencia vemos
parejas "profundamente" enamoradas, con dinámicas de pareja de enamoramiento, doce
o quince años después de casadas, en las cuales aparentemente hay un miembro de la
pareja que contiene al otro con aceptación y amor incondicional.
Son personas "inseparables", que por lo general asisten a consulta por la depresión o el
alcoholismo de uno de sus miembros o por la toxicomanía de uno de los hijos. Al
profundizar en la observación de estas parejas se ve claramente que hay una dinámica
simbiótica-simbiótica, con una competencia por el control muy grande, que a través de los
años ha ido creando reglas de juego de competencia muy larvadas, y detrás de ese gran
cariño, se encubren muchos odios y resentimientos generados por la mutua dependencia.
Hay trabajos magistrales sobre este tipo de parejas simbióticas con competencia
111
Encubierta por el control. Los terapeutas que trabajan en familias con miembros
psicóticos, esquizofrénicos o toxicómanos saben que es el tipo de ambiente ideal para
generar lo que es llamado actualmente la "transacción esquizofrénica", la cual, en esencia,
consiste en una transacción de guerra disfrazada de transacción de amor. Una transacción
de guerra en la cual no puede definirse ni un ganador ni un perdedor ya que esto
significaría el fin de la guerra (o del amor aparente), y la disolución de la pareja, lo cual es
vivido como la muerte.
También afirmo que hay vivencias primitivas en la vida intrauterina y en los primeros años
de vida que van a permitir a ese ser humano formar su urdimbre espiritual. Al llegar a ser
uno con el todo es la suma esperanza del amor y la urdimbre o los cimientos que se
requieren para desarrollar esta potencialidad del set humano y de su conciencia es la
vivencia primal de armonía.
Solamente puede llegar a una conciencia de trance por medio de su sexo, su oración su
meditación (contemplación), o su acción, la persona que guarda el sus memorias
orgánicas recuerdos de una armonía pacífica y armonio sa con la madre.
Las gentes llamadas por nosotros primitivas como los indúes o nuestros campesinos
112
insisten mucho en la necesidad de que la madre, mientras esté embarazada, siempre esté
tranquila porque los sustos "afectan al niño". La ciencia acepta cada día más, la influencia
del período del embarazo en el desarrollo de la futura personalidad; también acepta sobre
el posterior desarrollo las repercusiones que tiene el hecho de que la madre sea
fumadora, use tóxicos o viva durante el embarazo una situación de stress permanente.
Las primeras vivencias en nuestra relación con la madre son grabadas a nivel de nuestro
cuerpo. Los trabajos de Reich, Lowen, Janof, Ida Rolf y otros muchos, nos han llevado a
centrar la atención sobre nuestro cuerpo.
Nuestro cerebro tiene muchas funciones diferentes a las que se relacionan con la
conciencia y el conocimiento. Fundamentalmente es un organizador y ordenador del resto
de nuestro organismo. Parte de esta función está dada por la capacidad de guardar
memorias respecto a adaptaciones acertadas. Si un día soy atacado por un virus, mi
organismo, aunque yo no sea consciente de ello, libera una batalla y crea una defensa, la
cual memoriza.
113
Si en otra ocasión el mismo virus viene a atacar, el organismo ya tiene su defensa
memorizada de tal manera que ya se evita la nueva lucha. Esta es la base del sistema
inmunológico. Nosotros somos conscientes solo de una ínfima parte de lo que sucede en
nuestro organismo, más aún en nuestra cultura que invierte gran cantidad de
conocimientos en informaciones que no tienen relación con la vivencia del organismo.
Durante nuestra vida intrauterina y nuestros primeros años de vida las memorias orgáni-
cas no llegaban a la conciencia porque aún no se habían hecho las conexiones que se van
haciendo durante nuestro desarrollo.
Sin que la mayoría de las veces estos procesos lleguen a nuestra conciencia. El que una
persona sienta el ritmo de la música y pueda danzarla con gozo y felicidad, mientras otra
persona parece anestesiada y su cuerpo se siente como un bloque de cemento, tiene
relación con estas memorias. Parte de estas luchas a las que me refiero son las que se dan
en la adaptación a este mundo.
Así como nuestro organismo archiva memorias inmunológicas y en el momento en que lo
necesita utiliza los recursos aprendidos, de la misma manera su sistema muscular,
endocrino, óseo, dérmico y cardiovascular han desarrollado luchas de las cuales archiva
memorias que van a ser utilizadas en el momento en que el organismo lo considere
conveniente.
Uno de los millones de ejemplos que puedo usar es el siguiente: Cuando el bebé mama y
la madre siente ansiedad, ésta va a enviar un mensaje a través del tono, la temperatura, la
textura del seno, diciéndole con su organismo a su hijo que lo que está sucediendo no es
bueno para ella. Este pequeño organismo que ya acumula toda la sabiduría de la vida, va a
buscar que el organismo de la madre no responda ansiosamente. Para ganar esta lucha
uno de los recursos que tiene es el de mamar con menos energía, lo cual produce menos
sensaciones en la madre y por lo tanto, menos ansiedad.
Él se adapta a los miedos de la madre usando menos energía en la mamada y reteniéndola
en los músculos de su mandíbula y su epigastrio. En las primeras ocasiones el niño tiene
que recurrir al ensayo y error para con seguir su objetivo. Una vez que lo consigue varias
veces, memoriza la estrategia. A través de la vida la va a utilizar cada vez que el organismo
lo considere necesario. No es la persona consciente la que usa o evita la estrategia, sino el
organismo de acuerdo a sus criterios que no tienen relación con la lógica.
La relación sexual implica el compromiso de nuestro cuerpo completo con sus memorias y
sus aprendizajes. El niño que ha aprendido a retener energía en el epigastrio para poder
114
controlar sus impulsos de comer, y en los músculos del cuello y la mandíbula para
disminuir la fuerza de la mamada, porque "siente" que de este modo puede conservar su
comida y su contacto con la madre, muy posiblemente en el coito adulto va a mantener
ese control en su cuerpo; produciendo en esta forma una eyaculación anorgásmica o un
orgasmo bajo control limitado a la zona pélvica.
Cuando hablamos de las vivencias básicas de amor, aceptación y confianza, nos referimos
a vivencias grabadas a nivel de un cuerpo que se entrega, cuya energía puede fluir en
forma armónica a través de todo el organismo, lo cual es llamado por W. Reich "el reflejo
del orgasmo".
Lo sexual es tan sagrado que su arquitectura ha llevado a cabo obras como el Templo del
Sol en Konarak. Occidente hace referencia a esta forma de arte espiritual con curiosidad y
a veces con la malicia enferma del que con su mirada impura ensucia hasta las cosas más
bellas.
En nuestra cultura se ha perdido tanto ese sentido de trascendencia de lo sexual, que los
autores tan profundos como Max Pagés, que han llegado a hacer una fenomenología muy
completa del amor, describen la fusión orgásmica como una utopía irrealizable para el ser
humano. La unión sexual ha quedado muchas veces reducida a un coito en el cual hay
descarga genital que no compromete al organismo total.
La persona con carencias básicas va a llegar a esta etapa de relación de pareja con un
organismo marcado por esas carencias. Un organismo que aún se sigue adaptando a una
primera relación insatisfactoria, ante la cual el único recurso qua tuvo para sobrevivir fue
el morir un poco para no morir del todo.
115
Es un cuerpo cuyas retenciones energéticas lo llevan a tener grandes áreas que están
como muertas. En otros trabajos he usado la analogía del bonsái, que es un arbolito "muy
bonito", atrofiado para poder adaptarse a una situación de carencia permanente y poder
permanecer vivo.
Este arbolito normalmente no tiene frutos y si los tiene son también frutos en miniatura.
Son una caricatura del fruto real. La relación sexual es el fruto de un organismo vivo
maduro. A veces critico algunas formas de terapia sexual que descalifican el contexto del
desarrollo humano y quieren sacar frutos adultos de un árbol que se ha atrofiado para
sobrevivir. Una eyaculación precoz puede ser el reflejo de un buscar mamar sin producir
placer a la madre porque eso es vivenciado como peligroso para la relación.
La persona adulta queda atrapada en un dilema que la disocia. Por un lado se siente
rechazada por su par porque no le proporciona el placer que espera de él y por otro lado
sus memorias a nivel del organismo lo llevan a sentir una gran ansiedad de abandono a un
nivel más profundo, que lo inducen a una respuesta orgánica de eyaculación prematura.
Con técnicas de control muchas veces obtenemos una eyaculación "a tiempo" de acuerdo
a las pautas adultas, y los temores profundos pueden llevar a una reacción de pérdida de
la persona amada por un "inexplicable" desenamoramiento.
O una mujer, en la misma situación anorgásmica, después de una terapia sexual puede
llegar a tener respuestas orgásmicas, pero sorprendida llega a consultarnos porque anda
enamorada de una amiga con quien siente gran ternura y seguridad. U otra persona acaba
de disociar su genitalidad de su respuesta afectiva y adquiere una "gran capacidad sexual"
que la lleva a establecer muchas relaciones, en ninguna de las cuales se siente
comprometida como quisiera hacerlo.
Una terapia sexual debe plantearse como una terapia "organísmica" y en mi opinión a
veces es necesario hacer regresiones terapéuticas con metodologías de terapias
regresivas, tan profundas como las que se hacen en una psicosis o en un trastorno
neurótico profundo. Mi concepción es que esa persona debe volver a revivir en un
ambiente terapéutico (con aceptación, amor y confianza incondicional, en una relación de
no reciprocidad) muchas de esas etapas que quedaron marcadas por una privación
permanente. Un abordaje de este tipo va a incidir sobre lo que llamamos disfunsiones y al
mismo tiempo sobre la forma de relacionarse la pareja. Va a enseñar a amar en la
confianza y en la aceptación.
116
lleva a renunciar muchas veces a sus necesidades para poder mantener el control. Es
semejante al mecanismo que utiliza el adulto con el dinero. El tener dinero no le satisface
ninguna necesidad, pero con el dinero puede satisfacer muchas necesidades. Muchas
veces se desconecta de sus necesidades reales para poder tener dinero y llega un
momento en que el dinero deja de ser un medio y se convierte en un fin, como en el
avaro.
También sucede a nivel de grandes grupos humanos. Un país puede renunciar a satisfacer
necesidades básicas de su población, destinando grandes presupuestos al armamentismo
con el fin de tener un control que no le satisface ninguna necesidad.
Creo que este planteamiento aparentemente simplista y medio loco encierra una
cosmovisión muy profunda que permitiría a la humanidad una salida más sana que la
guerra. Este planteamiento suena igual de loco cuando en el consultorio uno lo propone a
una pareja con dinámicas de sobrecontrol. Es recibido como una cosa utópica y cándida.
La persona que en sus primeros años de vida ha tenido que pelear por el control
permanentemente para obtener pobremente la satisfacción de sus necesidades, va a
tener muchas dificultades de compartir el control en una relación de pareja adulta. Va a
querer siempre tener ese control y cada vez que por la situación de pareja sea necesario
ceder ese control, va a sentir pánico, angustia de muerte y de abandono.
Las frustraciones se multiplican en estos sistemas ya que cada uno vive el satisfacer la
necesidad del otro, como un "ser controlado". Al mismo tiempo cada uno se desconecta
de sus propias necesidades, ya que el vivirse en necesidad ante el otro, crea una situación
de desventaja. El hecho de tener yo una necesidad que tú me puedes satisfacer, me pone
117
en desventaja ante ti. La contabilidad de caricias y reconocimientos es permanente. Las
pruebas de amor se esperan permanentemente con angustia, por falta de seguridad y al
mismo tiempo no se piden, ya que es ponerse en situación de desventaja. La sexualidad
entra en esta economía.
La mujer que está en contacto con sus deseos los calla porque el expresarlos la pondría en
la posición de la mujer fácil. El hombre lo expresa desde la exigencia: "Si me quieres me lo
vas a demostrar". El presupuesto es que el amor se tiene que demostrar porque "yo no
me siento querido sin una serie de demostraciones". Es un sentirse querido desde un
plano moral. "Ella me quiere porque ha hecho, tal y tal cosa por mí". No hay esa
comunicación sutil en que uno se sabe querido sin recurrir a códigos que marquen más o
menos amor.
a) Una pareja aparentemente estable, armónica e inseparable en la que cada uno de sus
miembros va renunciando a sus opciones de crecimiento personales, ya que éstas
ponen en peligro la simbiosis.
Estas parejas inseparables en las cuales es común ver que en veinte años de matrimonio
nunca ninguno de los dos ha estado solo un día sin el otro, por lo general acuden a
consulta el día que por cualquier razón uno de los dos debe alejarse por algún tiempo y el
otro entra en depresión. O por celos patológicos de alguno de los dos, y con alguna
118
frecuencia por alcoholismo de algunos de sus miembros. La razón más frecuente de
consulta son los hijos en la etapa de la adolescencia, los cuales son invitados por los
padres a seguir el modelo familiar de la pareja y los únicos recursos que tienen para salirse
de esa "jaula de oro de amor" son de tipo patológico (trastornos de adaptación a la
adolescencia, toxicomanías, a veces psicosis).
Es muy frecuente en este tipo de parejas que la sexualidad esté aparentemente relegada
al "cuarto de San Alejo". Cuando se pregunta sobre la vida sexual, niegan que exista algún
problema aunque sus hábitos sexuales sean de anacoretas.
La pauta descrita sobre negación consciente o inconscientes del deseo, frustración crónica
y derivación de control y poder sobre el otro, se perpetúa en la misma pareja y a veces en
los hijos que van a establecer a su vez relaciones de pareja con las reglas del juego en las
cuales son expertos. Si su compañera no lea juega el juego, la pareja se rompe para buscar
otra pareja, hasta encontrar la pareja que lo juegue.
b) Los enamorados del enamoramiento: Hay personas que, como el Ave Fénix, están
renaciendo permanentemente de sus cenizas y se están quemando
permanentemente. Es la niña romántica que ha tenido veinte pretendientes o el buen
poeta que vive cantando al amor de flor en flor.
Por lo general el juego de poder es más fuerte y estas personas viven en una sin salida
119
dramática. Si son correspondidos entran en la única relación posible para ellos, que es la
complementaria rígida, o sea que si ellos definen y controlan la relación y no hay guerra
de poder, la persona que han elegido como compañera pierde significación, es "fácil", no
vale la pena y de enamorados pasan a despreciadores. No se explican lo que les pasa.
Viven luchando entre amores imposibles y pretendientes pendejos. Si la persona que
cortejan es una buena jugadora y plantea juegos duros, las experiencias arcaicas de
sufrimientos en estos juegos elevan el grado de sufrimiento y ansiedad a tal punto que el
juego se vuelve intolerable y viene la ruptura y el abandono.
Quedan vueltos cenizas para volver a renacer de esas mismas cenizas y cronificar el
juego. La sexualidad en estas personas está al servicio del juego y pueden pasar del
apasionamiento rotundo a la indiferencia total en pocos días; a veces esto es tan
dramático que se da este pasó en horas. He conocido personas que se sienten
enamoradas de tres o cuatro personas de acuerdo con las jugadas del momento. De la
vivencia profunda de sentir la necesidad de ser reconocidos por la otra persona, pasan
rápidamente al desprecio por ese reconocimiento.
La sexualidad es un instrumento de este juego y es fácil verlos pasar en pocos días de ser
acróbatas sexuales que contabilizaban cinco o seis orgasmos a frígidas o impotentes
respecto a una determinada pareja. Pueden consultar por una disfunSión sexual respecto
a su compañera, pero al interrogarlos pueden relatar relaciones completamente
funcionales con otras parejas.
120
Podemos despistarnos nuevamente creyendo que es en serio y pasar a hacer una alianza
con el marido para fortalecer el polo aparentemente débil. En ese momento ya estamos
metidos en ese juego a muerte de la pareja y estamos tan simbióticos como ellos.
Podría extenderme mucho más describiendo otras dinámicas encubiertas de parejas
simbióticas. Encubiertas siempre por nubes de humo como: Nos odiamos pero no nos
separamos por los hijos, o por motivos económicos o por presiones de la familia extensa,
etc.
Yo considero las disfunsiones sexuales como parte de una dinámica de pareja o de una
forma generalizada de relacionarse por medio de la sexualidad, adecuada para un
momento de la vida pero inadecuada en el presente.
Cuando hay carencias básicas muy marcadas, considero conveniente que cada uno de los
miembros de la pareja explore y busque los caminos para subsanarlas por medio de la
psicoterapia, haciendo énfasis en la necesidad de trabajar en terapias de tipo vivencial
que les permitan hacer vivencias correctivas a nivel organísmico, para que cada uno ad-
quiera más poder consigo mismo.
Buscaré explicar los dos conceptos ya que la finalidad de la terapia es buscar que una
persona que ha vivido y obtiene su seguridad en uno de estos poderes, cambie su
cosmovisión y su forma de sentir el mundo de tal manera que gane en el segundo poder
renunciando al primero.
Poder político: Tiene relación directa con el control. Sea cual fuere el control, si lo poseo
tengo poder sobre la persona que controlo. Mi poder depende de que esa persona asuma
la posición de controlada. El poder no está en mí sino en el controlado, ya que en el
momento en que deje de ser controlado pierdo el poder. (Recomiendo a las personas que
quieran profundizar este tema el artículo de Hay Haley: Tácticas para el poder de
Jesucristo).
El control nace de la capacidad que tiene una persona para conseguir que otra persona
piense, sienta o actúe de acuerdo con los deseos de la primera. Este control se puede
derivar de la fuerza (control armamentista), de la habilidad manipulativa del controlador,
o de la necesidad del controlado.
Es un sistema que se genera cuando dos personas aceptan ese sistema. Es
profundamente engañoso porque las dos o más personas que están metidas en este
sistema son igualmente dependientes. Un antiguo dicho chino dice que es tan prisionero
121
el luchador que está sometiendo al otro como el sometido. El que está sometiendo
depende del estar sometiendo. Recuerdo una escena en la clínica donde trabajaba, en la
cual había dos enfermeros poniendo una llave de judo a un paciente agitado. Lo extraño
de la escena era el que los dos enfermeros hablaban al paciente con un tono de
reconciliación como si el paciente fuera el que tuviera el control de la situación.
Hago mención de este fenómeno porque cada una de las personas que ha recibido
formación en esa Iglesia, también recibió formación en sus estrategias de poder político y
de control. Pienso, parodiando a Renán, que he tenido que alejarme de la Iglesia para
encontrar a Cristo. En mi vida he tenido que comenzar ya adulto a hacer una renuncia
sistemática a ese control y a esos aprendizajes para tener acceso al poder espiritual de
Cristo.
La división dualista del mundo en "bueno y malo", la ley, la moral que ya le organizaba
unas confusiones grandísimas a San Pablo, confusiones que nos dejaron escritos tan
bellos como la carta a los Gálatas o la primera a los Corintios, son estrategias de ese
poder político a las cuales nos es muy difícil renunciar, porque fuimos criados en ellas y
de ellas se derivan nuestras seguridades básicas.
122
Ha desarrollado la capacidad para conocer sus propias necesidades, no las necesidades
que la madre quiere que él tenga. También ha adquirido la capacidad de controlar el
medio para entrar en una relación sinérgica (aquella en la cual se da y se recibe,
generándose una transformación. Es el opuesto de la relación parásita en la cual
solamente se recibe hasta que el parásito consume al parasitado) y recíproca, con
multiplicidad de opciones las cuales le fundamentan su libertad. El control lo ejerce para
satisfacer sus necesidades y lo abandona una vez satisfechas estas necesidades. Esta
capacidad de abandonar el control lo libera de la vivencia de dependencia.
Esa fluidez es parte de ese poder espiritual. No va a necesitar ninguna manipulación para
guiar el viento, sino que va a producir un movimiento sobre sí mismo que lo lleva a tener
conciencia de ser responsable de su propio movimiento. Por otro lado, en la analogía, el
niño pequeño es un molino con muy poca agua, que necesita permanentemente estar en
movimiento porque si no muere.
El adulto es ese molino que puede orientarse en la dirección que quiere y al mismo
tiempo que ya ha terminado su crecimiento, tiene suficiente agua como para permitirse,
sin angustia y sin peligro, el hecho de que haya tiempos en que no hay viento. Sus
reservas interiores le permiten tener una autonomía ante el medio externo. La analogía
sigue siendo pobre, ya que parte del poder interior consiste en poder transformar las
necesidades. Podríamos decir que el niño pequeño es como un molino que necesita ser
movido por el viento del norte para sacar agua. Que depende tanto del viento como del
agua.
El adulto puede ser un molino de viento que cuando hay agua y viento puede extraer
agua y almacenarla, cuando no hay agua puede generar corriente eléctrica y almacenarla,
cuando no hay viento puede extraer agua con la energía eléctrica almacenada, cuando no
hay ni viento ni agua puede producir luz, etc.
Podría seguir creando mil arandelas en la analogía y seguiría siendo una analogía pobre,
ya que el ser humano con poder espiritual tiene una capacidad de transformación casi ad
infinitum.
Esta capacidad de transformación es la que hace que las morales sean las aliadas del no
crecimiento. La moral dice que el molino es para ser movido por el viento para sacar
agua, y que todo lo que sea distinto de esta función es "malo".
Cuando una persona está atrapada en una relación en la cual tiene que sacrificar sus
123
posibilidades de crecimiento y de desarrollo, porque siente que de esa manera puede
conservar a la persona a quien necesita, posiblemente se halla también atrapada en una
percepción errada del mundo, ya sea porque aún se vive como un niño que no puede
renunciar a su madre porque se muere, o porque percibe el mundo a través de un lente
de leyes que le impide explorar otras posibilidades que no la incapaciten tanto.
Es frecuente en nuestra cultura machista encontrar mujeres que aceptan de sus maridos
pautas que están bloqueando sus posibilidades de desarrollo social, psicológico,
económico y por tanto sus posibilidades de autonomía, porque temen perderlos, tanto
como el niño teme perder a su madre.
La trampa de este sistema de relación está en que el amor es la capacidad que tengo de
valorar y "apreciar" a la persona a quien amo, y en la medida en que impido su
crecimiento, estoy negándome la capacidad de llegar a amarla con un amor maduro. En
lugar de un sistema en el cual el "aprecio" mutuo crece con la relación, generando mayor
libertad en cada uno de los miembros de la pareja, se va creando un sistema de
"desprecio" mutuo que genera mayor dependencia y mayor necesidad de control.
Considero que una persona que vive una percepción rígida de la realidad, que no le
permite el desarrollo de la autonomía y el soltar el control, debe de alguna manera ser
invitada a cambiar esa representación de la realidad.
Se le ayuda a encontrar más estrategias para conseguir viento del norte, sin capacitarlo
para girar y orientarse hacia otros vientos. En la pareja simbiótica busco orientar a la
persona para que adquiera esa capacidad de fluir y esa capacidad de tener centro.
Esa capacidad de fluir y de sensibilizarse a otros vientos se facilita mucho con terapias
vivenciales. La capacidad de tener centro con terapias racionales. Pienso que la
combinación es necesaria ya que la persona ha hecho su aprendizaje en forma vivencial-
racional y el ser humano aprende de esa manera.
Hay que permitir a ese cuerpo acorazado y rígido que comience a soltarse, mostrándole a
la persona que con este movimiento no se debilita ni se destruye.
124
También recomiendo prácticas de "centro" como son la meditación,
el yoga, el tai-chi-chuan. Prácticas de fluidez como es la biodanza, talleres vivenciales con
vivencias de regresión, no importando mucho la escuela en que se trabaje. La vivencia
bien hecha no tiene ideología.
Una vez los miembros de la pareja han ganado "centro" y han crecido, ya es posible
comenzar una terapia de pareja propiamente dicha. Estas personas van a poder
comunicarse realmente, ya que tienen capacidad de arriesgar la estabilidad que tienen,
que aunque en sufrimiento, es estabilidad.
Ya podrán llegar a la terapia pudiendo decir: "he descubierto que puedo vivir sin ti y que
mi vida tiene sentido, aun viviendo sin ti; estoy aquí para buscar caminos que me faciliten
el vivir contigo, en bienestar, porque me gusta vivir contigo".
Estas personas van a tener capacidad para seguir el camino de reaprendizaje en el sentir
su organismo, sentir sus emociones y sentir sus necesidades; también en el reaprendizaje
del manejo del control en la empatía, buscando por medio de este control la satisfacción
de sus necesidades reales y pudiendo abandonar el control una vez satisfechas éstas.
La sexualidad pasará de ser vivida como una estrategia de control y una necesidad, a ser
una forma de comunicación, manifestación y creación que va a fortalecer ese centro en
cada uno de ellos.
Esta es una etapa de la pareja en la cual hipotéticamente cada uno de los miembros de la
relación da un paso en su desarrollo. Cada uno de ellos sigue mostrando elementos
simbióticos que nacen del temor a que la relación se termine y el fantasma del abandono
todavía se relaciona con la muerte o la pérdida de sentido del vivir.
En ambos miembros comienza a aparecer, por otro lado, el elemento actuante del
desarrollo. En el capítulo anterior describimos cómo el niño comienza a actuar para co-
menzar a estructurar su yo independiente frente a la madre, antes de cumplir el primer
año de vida.
125
En este momento de la evolución el miedo al abandono y la necesidad de aprobación
siguen siendo muy fuertes, y la nueva necesidad de autonomía que va emergiendo de ese
yo que se fortalece, entra a desestabilizar esa etapa anterior de enamoramiento a veces
gozosa. No siempre los dos miembros de la pareja dan este paso al tiempo. Cuando uno
de los dos permanece en su estadio de dependencia absoluta sin que su necesidad de
autonomía aflore aún, mientras que el otro está viviendo esa necesidad de autonomía
aún con su miedo al abandono, las dinámicas que se dan son diferentes.
Esta relación la podríamos llamar simbiótica -actuante-simbiótica. En este caso las cosas
que hace el partner que comienza a "hacer sus primeros pinitos en autonomía", van a
generar mucha angustia en el partner aún simbiótico porque lo leerá como un pérdida de
control y una amenaza de abandono.
Así como el niño que comienza a buscar personas diferentes de su madre y a darle a ella
señales de que no la necesita espera que la madre le dé permiso de no necesitarla, esta
persona que comienza a actuar espera ese permiso de su compañero (a) y cuando no lo
obtiene da un paso atrac. El niño también cuando percibe la angustia o el rechazo de la
madre da un paso atrás en el proceso de desarrollo.
Con estos pasos adelante y atrás la pareja va "equilibrándose" a veces con el bloqueo del
crecimiento, cuando el temor es muy grande; a veces hacia etapas de mayor madurez.
Cuando los dos miembros de la pareja se sincronizan en su paso a la etapa actuante es
posible que se dé una guerra mucho más fuerte ya que las peleas se cazan en rebeldía. Yo
comienzo a dar mensajes sobre mi poco interés por mi compañera a lo cual responde ella
con mensajes semejantes. Hay sufrimiento y temor, pero si he recibido un adecuado
soporte en los primeros años de mi vida, voy a sobrevivir a esos temores sin dar el brazo a
torcer.
Esta etapa está caracterizada por el conflicto interno que crea esa necesidad emergente,
el cual se refleja en las dinámicas de la pareja. La necesidad de controlar, presente en la
etapa anterior, comienza a entrar en conflicto con la necesidad de no ser controlado.
Aunque no sea muy consciente, es claro para nosotros que en la medida en que
controlamos, somos controlados y estas dos necesidades las vivimos como excluyentes.
Aún nuestra dependencia real es muy grande respecto a las personas que nos rodean
porque nuestro desarrollo a nivel biológico, psicológico y social no se ha completado aún,
generando un conflicto muy grande entre esa necesidad de depender y esa necesidad,
que va creciendo, de tener autonomía sobre nuestras vidas. En la clasificación que
126
Usamos le damos el nombre de simbiótica-actuante, ya que los elementos simbióticos
están presentes y los elementos actuantes comienzan a aparecer con fuerza.
Las primeras estrategias que comenzarnos a usar son las de la rebeldía. Esta
fundamentalmente consiste en "no hacer" lo que las personas de las cuales dependemos
quieren que hagamos. La persona que está viviendo esta etapa aparentemente tiene una
autonomía, pero realmente está presa en la dependencia de ser y actuar siempre en
referencia a alguien que se encuentra fuera de ella. No actúa centrada en sus
necesidades sino en "contra" de lo que quieren de ella.
Hoy en día es muy raro ver este síndrome compulsivo, aunque aún se observa en
personas con normas morales muy rígidas.
Cuando los dos miembros de una pareja comienzan a evolucionar simultáneamente (que
no es lo más frecuente), de lo simbiótico a lo simbiótico-actuante, es posible observar
una competitividad muy grande en la dinámica de pareja. Es frecuente el uso de las
amenazas de abandono por parte de cada uno de los miembros, pero el presupuesto es
que ese abandono no se va a dar, porque ambos son muy conscientes de la dependencia
que cada uno tiene del otro.
Se ven fenómenos muy semejantes a los que se dan en la relación de un adolescente con
su padre rígido. Cada uno busca hacer lo que el otro quiere que no haga y se crean
códigos de comunicación para manipularse mutuamente en esa estrategia rebelde. Si uno
quiere ir a una fiesta dice que no quiere ir para poder ser "obligado" a ir. Si el otro tiene
deseos sexuales va a buscar la manera de camuflar esos deseos, ya que el solo mostrarlos
significa no obtener la satisfacción... Frases como: "yo no tengo que acceder a sus deseos,
cuando él quiera o ella quiera", son muy frecuentes en estas dinámicas de pareja.
Con frecuencia en esta etapa se comienza a involucrar la familia extensa. Si ella descubre
que a él le molesta que vaya a visitar a su madre los días de fiesta, va a rutinizar esas
visitas aunque se dé cuenta que esa conducta no trae ningún beneficio a la pareja.
Cuando la cultura permite desarrollar estas dinámicas a nivel consciente
y explícito, la pareja va a mostrar sus conflictos de poder y descubrir uno de los miembros
127
de la pareja sabe que puede vivir sin el otro, en lo cual se diferencia de la dinámica del
hijo con el padre.
3. Simbiótica Actuante
Esta etapa se va a dar entre una persona que vive un estadio de dependencia parecido al
del bebé ( simbiótica ), y otra que ya ha llegado a un desarrollo psicológico que le permite
vivir por sí mismo, habiendo descubierto que la soledad y el abandono no son peligros
reales para su existencia ni para el sentido de su vida. Por su gran semejanza con la
relación madre-hijo, muchas veces tiende a volverse una etapa estable en la que la pareja
suspende el crecimiento.
Una madre sufrida, pasiva, dependiente por lo general hace fuertes alianzas con los hijos,
quienes se ven presionados a renunciar a su crecimiento por medio de una toxicomanía o
cualquier otra forma de invalidación social, para poder mantener el equilibrio y la
viabilidad de un sistema que está fallando en su base. Esta falla se debe a que esta
dinámica simbiótica-actuante solo se puede dar en forma transitoria porque. si se vuelve
permanente se anula a sí misma.
En nuestro medio con mucha frecuencia la pareja ya tiene hijos en esta etapa de la
relación. Si esta etapa es transitoria y el miembro simbiótico de la pareja continúa su
desarrollo para sincronizarse con el miembro actuante facilitando de esta manera el
camino de desarrollo de la pareja los hijos no van a ser usados. Si la persona simbiótica,
por sus desastrosas experiencias pasadas siente que crecer es muy peligroso, va a
comenzar a presionar a la persona autónoma y actuante para que regrese a un estado
128
Simbiótico. Las dinámicas que se dan en nuestros sistemas familiares para anquilosar a la
pareja en estos estadios son tan complejas que se escapan de los objetivos de esta
descripción del desarrollo de la pareja. En el último capítulo hago algunas referencias a
estas formas de poder.
A guisa de ejemplo puedo describir aquí una de esas múltiples dinámicas que se dan en el
sistema familiar para presionar a la persona que ya ha llegado a etapas de desarrollo
actuantes para que regrese a relaciones pasivas y dependientes que aseguran mucho más
la estabilidad de la pareja: Una madre con sus hijos adolescentes da pasos importantes en
su desarrollo personal y entra a la universidad a continuar una carrera truncada por el
matrimonio la crianza; el padre aparentemente independiente, realmente pasivo-
dependiente comienza a angustiarse y a temer que su esposa lo abandone cuando
establezca relaciones con unos temidos universitarios.
Realmente esto que acabo de decir no es cierto. Las dinámicas que se dan en los sistemas
familiares no son tan sencillas. Una proposición más real sería: la madre temerosa de su
crecimiento y los riesgos inherentes a él, el padre temeroso de ser abandonado, y los
hijos con miedo a que el sistema familiar se desintegre se ponen de acuerdo
inconscientemente y sugieren a uno de sus hijos que tome el papel de Jesucristo para
salvar al sistema. Este que será llamado toxicómano, acepta sacrificar su crecimiento para
conseguir que su sistema vuelva a la estabilidad.
Esta dinámica de la pareja en la cual hay una persona que permanece en estadio de
dependencia simbiótica, relacionándose con otra que ya está dando pasos en su etapa
actuante se puede formar de dos maneras: una cuando no nace el enamoramiento
mutuo sino que un miembro se casa por conveniencia y el otro por enamoramiento.
El segundo caso es cuando dos personas se casan enamoradas y uno de los dos hace un
desarrollo personal más acelerado, o en el desarrollo de la etapa simbiótico-actuante-
simbiótico-actuante uno de los dos miembros, debido a sus carencias básicas, se
encuentra en menos capacidad de arriesgar, hace una regresión a la etapa simbiótica
conformando la dinámica simbiótico-actuante.
Cuando hablo de regresión me refiero a una estrategia de adaptación con la que cuenta
el ser humano, que es su posibilidad de "ir atrás en su historia". Cada cambio de una
etapa de crecimiento a otra implica riesgos, temores, inseguridad. Cuando hay un cambio
de la etapa de desarrollo de niño a la adolescencia, la persona tiene que explorar nuevas
129
formas de ralación con el mundo que la rodea. Sobre estas nuevas estrategias no tiene
experiencia y es posible que el fracaso y el sufrimiento sean muy grandes.
Esta persona tiene la posibilidad, para sobrevivir y evitar sufrimiento, de volver a ser niño.
Este regresarse le permite volver a vivir en unas condiciones ya conocidas, sobre las
cuales tiene experiencia y seguridad. El dicho popular dice: "más vale loco conocido, que
sabio por conocer". Cuando un miembro de la pareja, comienza a sentir inseguridad,
sufrimiento y fracasos en las nuevas formas de relación, buscará volver a la dependencia
pasiva del enamoramiento, como el adolescente, que por medio de la toxicomanía o una
enfermedad mental, vuelve otra vez a ser un dependiente pasivo para ser niño, fracasa
en ese "volver atrás" porque su medio familiar o social no le da la protección
incondicional que está pidiendo por medio de su conducta, así el miembro de la pareja
que "vuelve atrás", muy posiblemente se va a encontrar con la sorpresa de ser rechazado
por su compañero, precisamente por su pasividad, y su conducta dependiente.
Lo que caracteriza a este tipo de pareja es la presencia permanente del miedo y del
resentimiento de la persona que está desempeñando el rol simbiótico, y de culpa y de
lástima de la que desempeña el rol actuante. El actuante no abandona al simbiótico por
culpa y temor a hacerle daño, con una permanente sensación de estar ahogado,
asediado, acaparado por el simbiótico.
Esta dinámica es descrita por R. Laing como el juego de "el voraz" y el "mezquino". El
simbiótico ve al actuante como mezquino y se ve a sí mismo como generoso y sacrificado,
al mismo tiempo que sabe que es visto por su pareja como mezquino. Ve a su compañero
como voraz. En el campo de la sexualidad, por lo general' el simbiótico tiene mucha
necesidad de ternura protección y manifestaciones de cariño por fuera el área genital.
Nunca acepta su dificultad de aceptar la relación a nivel genital, sino que aduce que le
hace falta que durante todo el día y antes del coito su compañero sea afectuoso. El
actuante manifiesta su reconocimiento del cariño que tiene por el otro a través de la
mani estáción de su deseo sexual.
Cada vez que se muestra apasionado, esperando quitar esa imagen de mezquino que
tiene, recibe como retroalimentación el mensaje de que es tan mezquino que lo único
que busca es satisfacer sus necesidades sexuales. El voraz y simbiótico en este caso, cada
vez que quiere demostrar que es generoso y sacrificado, da cariño a su manera al
mezquino, cariño que es recibido por este último como una manifestación de "mira lo
que me deberías dar y no me das".
130
La ternura y las manifestaciones de cariño permanente son vistas por el actuante o
mezquino en ese caso, cómo una forma de atarlo y volverlo dependiente, cosa que en
este momento no quiere aceptar.
Cuando una persona que vive en relación de pareja, hace una terapia, es necesario tener
en cuenta que es posible que él acelere su proceso de crecimiento con relación a su
compañero (a), generando una dinámica de este tipo. Por lo general, este tipo de pareja
no acepta una asesoría sexual ya que la persona simbiótica va a vivir la invitación a un
mejoramiento de la vida sexual como un peligro para su estabilidad y como un cargar el
juego el lado del actuante.
Hago esta aclaración ya que me he encontrado con frecuencia con sorpresas cuando
abordo terapéuticamente a la persona simbiótica buscando su crecimiento y el miembro
de la pareja que parecía como autónomo y "cansado con el matrimonio", comienza a
desarrollar pánico de abandono estableciendo una dinámica simbiótica típica.
4. Actuante - Actuante
131
El niño es motivado por el gusto y por la necesidad, y el padre por la moral o por la ética.
La persona que se está desarrollando por medio del autocontrol para pasar a la etapa
actuante, perfecciona estrategias manipulativas para poder obtener el máximo beneficio
con el mínimo compromiso. Hay cosmovisiones como la de la escuela de Fritz Perls que
han hecho una apología de esta etapa, considerándola el ideal del desarrollo humano. La
"Oración Gestáltica" dice palabras más, palabras menos: Yo soy yo y tú eres tú. Yo no
estoy en este mundo para satisfacer tus necesidades, ni tú estás en este mundo para
satisfacer las mías. Si nos encontramos es bello... y si no... qué se le va a hacer.
Perls fué congruente con su esquema y murió rodeado de gente sin comprometerse con
nadie. En la vida relatada por Shepard nos muestra a un viejo Perls angustiado porque ya
no puede masturbarse y rodeado de varios amantes hombres y mujeres con quienes
tenía una vida sexual aparentemente muy activa. Él consiguió ser congruente con su
cosmovisión evitando hasta el último momento el compromiso con cualquier persona o
132
con cualquier grupo humano.
En otra parte de este trabajo hablo sobre la monogamia como una opción cultural, la cual
se acepta a nivel racional consciente, como una forma conveniente de relación. No es un
instinto, ni una forma "natural de relación". La pareja, en la forma en que la vivimos y la
estamos analizando, es un producto cultural al cual nos acogemos como una fórmula que
ha avenido como la más generalizada en nuestro medio.
Cuando dos personas comienzan a vivir en su pareja la etapa actuante, ambos descubren
que pueden sobrevivir sin el otro. Se han dejado atrás todos esos contenidos emocionales
que nos llevaban a sentir que sin el otro moríamos. Hablando en terminología corriente,
es la etapa en la que muere el enamoramiento. Este es un fenómeno psicoemocional
nacido de nuestra vivencia de necesidad.
En nuestro medio con mucha frecuencia se toman dos caminos radicales. Uno es
culpabilizar a los miembros de la pareja porque "no cultivaron adecuadamente el amor",
muchas veces forzándolos a encuentros o vivencias en las cuales es posible hacer
regresiones pasajeras a anteriores etapas de la relación. En mi experiencia esas vivencias
siempre son pasajeras, ya que el ser humano tiene que estar en una situación presente
muy desfavorable para que mantenga un estado regresivo permanentemente, como en la
psicosis.
Las personas que hacen este tipo de encuentros muchas veces se obligan a mantener
dinámicas de relación que ya son pretéritas en su historia de pareja, para poder mantener
un ideal de relación que ya han vivido y superado de alguna manera. Este forzarse
permanentemente se lleva a cabo por medio de la culpa que cada uno de ellos siente por
"no estar sintiendo lo que debe sentir".
133
una urdimbre afectiva adecuada, esta que es una etapa de "desierto" y muchas veces de
hastío, va a ser la base de evoluciones posteriores muy grandes en la pareja y en cada
uno de sus miembros.
En esta etapa es donde se comienzan a cotejar las cosmovisiones de cada uno sin
presiones afectivas severas. Cuando se permiten más logros personales, ya que toda la
energía invertida en las defensas contra el miedo al abandono, se comienzan a canalizar
creativamente.
La pareja adquiere fluidez y el "matrimonio deja de ser una cruz" que se padece y se to-
lera. Si el "miedo a la libertad" descrito por Fromm, no bloquea este proceso, comienza a
formarse una verdadera amistad entre los miembros de la pareja, que les facilita el paso a
etapas de interacción más sinérgicas y por tanto creativas.
La relación de pareja se puede asemejar a los caminantes que van por el mundo, cada
quien en su dirección.
Al principio el niño camina detrás de sus padres sin saber bien hacia dónde va. El necesita
del alimento, la protección y la guía de ellos. No tiene una meta propia sino que se deja
llevar hacia donde ellos quieran, para poder sobrevivir y poder seguir caminando. Si los
padres no son posesivos, buscarán caminar a un ritmo que pueda ser seguido con
facilidad por el niño, y al mismo tiempo le hablarán de los múltiples caminos que hay y de
sus bondades.
También tendrán claridad para comunicarle al hijo las razones que ellos tienen para estar
siguiendo la senda por la que caminan. Durante este caminar irán enseñando al hijo, poco
a poco, a utilizar sus propios recursos para que un día pueda caminar solo por el sendero
y en la dirección que él elija.
Hay un período en esta historia en que el hijo comienza a sentir fuerzas suficientes para
elegir su propio camino. Esta elección lo lleva a enfrentar su temor a la soledad, y
posiblemente los primeros senderos recorridos por su cuenta serán aquellos en los que
encuentre compañía. Durante este tempo su conflicto estará dado por su deseo de
buscar su propio rumbo y su deseo de ser acompañado. Muchas veces perderá su rumbo
porque queda deslumbrado por una persona que encuentra en el camino que va en otra
dirección o con otro ritmo de marcha.
Otras veces entablará una lucha con otra persona que va en otro rumbo para forzarla a
seguir su dirección y así poder llegar a su propia meta sin perder la compañía. Otras veces
se unirá a un viajante que dice ir en su misma dirección pero que realmente va hacia otro
lado, teniéndose que separar en la siguiente encrucijada del camino, después de haber
invertido mucha energía y esfuerzo en definir y convencer al compañero de que el
camino bueno es el que él lleva.
Otras veces pierde su propio rumbo por no perder la compañía y sigue caminando por
134
mucho tiempo por caminos ajenos, sintiendo mientras camina que no está haciendo lo
que quiere, sin saber cuál es su rumbo, porque anda mirando a su acompañante, en lugar
de mirar al horizonte. Hasta este momento, gran parte de su energía la invierte en sus
luchas por no perder sus compañeros. Hay oposición y competencia permanente y la
energía se invierte en esa competencia.
Un día descubre que puede marchar solo y no muere. Entonces puede comenzar definir
más claramente hacia dónde quiere ir, y qué camino tornar. Ya definirá su ritmo y su
destino. Una vez ya está en marcha puede descubrir que a su lado hay una persona que
marcha a su ritmo y con su propio rumbo. Que marcha a su lado, no porque lo necesita,
ni porque ha renunciado al camino propio por seguirlo, sino porque a su vez ha hecho un
proceso semejante que le ha llevado a definir por sí mismo este camino y este rumbo.
Ya serán dos personas que no se miran la una a la otra y luchan por forzarse
mutuamente, sino que miran en la misma dirección y aúnan sus fuerzas y sus recursos
para apoyarse en ese caminar hacia un destino común. Cada quien sentirá que es su
propio camino y su propia dirección viviéndose como autónomo. A esta fusión de fuerzas
la llamo "sinergia". Es la inversión de dos energías que en lugar de oponerse y anularse
como en períodos anteriores, se suman y se fortalecen.
El trabajo terapéutico en esta etapa debe estar centrado principalmente a nivel adulto. La
motivación fundamental es la conveniencia de la permanencia de la pareja. Es difícil
trabajar con parejas cuyos miembros tienen mucha desigualdad a nivel profesional, o a
nivel de metas de vida ya que desaparecido el enamoramiento, se comienzan a crear las
circunstancias del verdadero amor en el cual, el componente fundamental es la empatía y
la ofrenda. Sin la posibilidad de comunicación a nivel de cosmovisión es muy difícil hacer
empatía.
Entiendo por empatía la capacidad que tiene el ser humano de reconocer amorosamente
la necesidad del otro. Se diferencia de la simpatía en que esta última está dada por un
sentimiento amoroso que yo siento hacia otro, posiblemente porque ese `otro" satisface
una expectativa mía. Es un sentimiento que implica la correspondencia y la retribución ya
que sale de mí hacia el otro y retorna a mí. Muy posiblemente sino hay esa mutualidad, la
simpatía desaparece. Cuando siento simpatía por otro estoy centrado en mí.
Es un sentimiento que aún está regido por la ley y la moral económica del "doy para que
me des”. La capacidad de sentir la empatía presupone el haber trascendido la etapa de
relación por la necesidad. El ejemplo más bello de empatía es el de la buena madre con
respecto a su bebé. Ella es capaz de saber que él tiene hambre, o tiene frío, o está
incómodo porque se ha "poposeado", reconociendo esas necesidades y aceptándolas
amorosamente. Esto quiere decir, aceptarlas como algo que tiene sentido en esa vida del
bebé, y que está bien.
135
Si yo siento simpatía por mi compañera, tendré en cuenta sus valores y necesidades
únicamente en función de mis necesidades. Los reconozco y los valoro solamente en
cuanto satisfacen necesidades mías. Si estos valores y estas necesidades dejan de ser
útiles para mí, la simpatía se convertirá en antipatía, y lo que llamábamos amor se
convertirá en odio.
Con frecuencia planteo que una pareja está madura cuando ya tiene capacidad de hacer
empatía aún en situaciones difíciles como la infidelidad. Es la capacidad de seguir
haciendo una valoración positiva de la otra persona aún ante la infidelidad. La capacidad
de reconocer y valorar en la otra persona sus necesidades y sus cualidades aunque éstas
no me beneficien a mí.
San Pablo en el capítulo 13 de la 1a. a los Corintios define de una manera muy bella el
amor que produce este sentimiento de empatía con estas palabras: "El amor es paciente
y es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no se jacta y no se envanece; el amor no
hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, mas goza de la verdad. Tolo lo sufre, siempre cree, siempre espera y todo lo
comprende".
Esta estructura neurológica que nos marca la diferencia con los mamíferos superiores y
nos produce el fenómeno de la conciencia y con él la libertad, si se pone en situaciones
de igualdad con el paleocortex (instintivo), sale perdiendo. Hay un dicho popular que
dice: "entre santa y santo, pared de calicanto". Yo puedo tener a nivel de neocortex y de
conciencia, una visión muy clara sobre la relación de pareja y sus etapas de desarrollo.
Puedo tener una meta (función de la conciencia), que es la de trascender este desierto
136
de la pareja.
Si no pongo las condiciones adecuadas con esa estructura racional, puedo ponerme en
desventaja, creando situaciones en las que las estructuras arcaicas tomen el mando.
Usando una analogía en otro campo diferente del de la sexualidad, yo puedo tener una
meta muy clara de "no violencia", de pacifismo y ecologismo. Si acepto una proposición
que me hace un buen político, para trabajar en una campaña en la cual él puede utilizar
mis conocimientos a cambio de "muchos beneficios de poder" para mí, es muy posible
que movilice en mí todo ese apasionamiento arcaico por el poder y por el control, que ya
había superado.
Nuestro neocortex no está a cargo sino de una muy pequeña parte de nuestras funciones
psicológicas. Tiene la libertad y la capacidad de anticipar para crear las condiciones que
nos permiten canalizar esas enormes fuentes de energía que están disponibles en nuestro
organismo.
La pareja que está viviendo esta etapa que es árida, la vive porque tiene una meta, que es
precisamente salir de esta etapa para trascenderla. Se presupone que ha decidido
permanecer en pareja a pesar de las vivencias que atraviesa actualmente. El que uno de
sus miembros se permita crear las condiciones necesarias para un nuevo enamoramiento,
es más o menos lo mismo que el niño que se sienta a ver un programa muy interesante
de televisión mientras hace sus tareas de matemáticas. Lo más probable es que no haga
ni una cosa ni otra y nunca sabrá si era bruto para las matemáticas o si lo que le faltó fué
crear condiciones adecuadas.
No hago un juicio moral sobre esta situación, ni doy consejos morales. Una de las
opciones del hombre es la de vivir toda la vida en dependencias sucesivas, con las
emociones y sensaciones que nos producen esas dependencias, y con el estado de
conciencia que necesitamos para satisfacer esas necesidades básicas. En este camino
realmente no existe la libertad, ya que ante la necesidad primitiva no existe sino la
posibilidad de la satisfacción de ésta, o la vivencia de muerte o la muerte misma.
En mi visión del hombre, la búsqueda de la expansión de la conciencia y el facilitar la
creatividad es parte del ser humano.
En otra parte de este trabajo hablaba de los enamorados del enamoramiento. Es una
opción que tiene motivaciones arcaicas, pero que en un adulto de todas maneras se
asume libremente. No hay ningún ser humano que no tenga en últimas la posibilidad de
trascender esa etapa de "ser en necesidad". Pero tampoco hay ningún ser humano que
no pueda elegir como sentido de su vida el permanecer toda su vida como "ser en
137
necesidad".
138
139
En la orientación de parejas que están viviendo esta etapa es importante
la motivación a una búsqueda común y adulta de mayor conocimiento respecto a la
comunicación, a las posibles metas comunes, a la búsqueda de nuevas formas de
acercamiento sexual y búsqueda de nuevos significados de la vida sexual. La sexualidad
misma ya no es vivida como necesidad en sí y es necesario comenzar a buscarle nuevos
significados.
En las primeras etapas los compañeros se miran uno al otro permanentemente, ya sea
para regocijarse en ese mirarse o para no perder un solo movimiento del otro que pueda
ser sospechoso de pérdida de control o de abandono. En esta etapa cada uno mira en su
propia dirección y aparentemente se siente bien en ese mirar separado. Y ahora se va
comenzando a poner las bases para las etapas siguientes que pueden ser descritas con la
frase "amarse no es mirarse el uno al otro, sino mirar en la misma dirección".
O ya sea por la misma angustia que puede producir el hecho de que el compañero o
compañera pueda obtener placer fuera de nuestro control. Aparecen otras estrategias,
como el manejo independiente del dinero asociado con la necesidad de tener cada uno
sus propias reservas que le permitan una seguridad de sobrevivencia en caso de
separación. Cambios de hábitos que se derivan de la necesidad de programación propia
del tiempo. El terapeuta debe proteger y estimular estas estrategias mostrando cómo se
va cultivando el terreno para una relación en libertad que va a permitir una madurez en
cada uno y en la pareja.
140
puede hacer que amanezca? nos trae el siguiente cuento corto:
"preguntaba una pareja de recién casados: “¿Qué debemos hacer para que perdure
nuestro amor?”. Esta fué la respuesta del maestro: “amad los dos juntos otras cosas".
Las etapas siguientes se van a dar en las parejas que han podido llegar a la edad adulta de
la relación. La etapa que acabamos de describir es como la adolescencia de la relación. Es
ese período en el cual cada quien "tira para su lado" buscando afianzar su yo y su
territorio, con todos los accesorios de ese yo, como son la justicia, los derechos, los
merecimientos, los libros de cuentas ya elaborados con una contabilidad adulta.
141
descubre que tiene que pagar su energía a la empresa electrificadora y que "la primera"
no paga nada por el agua porque tiene una fuente natural en sus predios. Comienza a
rebelarse ante esta injusticia y a escatimar la cantidad de energía que cede a la primera.
Esta responde escatimando a su vez la cantidad de agua que cede a la segunda. Ambas
saben que se necesitan y que no les sería posible funcionar a la una sin la otra. Cada una
va a tratar de mostrar a la otra que no necesita de ella para que no la aventajen en los
tratos, pero al mismo tiempo va a tratar de mostrar que sí la necesita para que la otra no
busque la solución a sus problemas por sí misma. Esta etapa de tensiones representa
analógicamente la etapa del enamoramiento y las tensiones posteriores a éste.
La tensión crece y cada una comienza a buscar la solución a sus problemas por sí misma.
"La segunda", con la energía que tiene, va a perforar un pozo profundo buscando su
propia agua, y "la primera", con la fuente de agua que tiene, va a buscar hacer su propia
planta de energía. En este proceso es posible que una aventaje a la otra y en un momento
"la primera" logre producir su propia energía, mientras "la segunda" no ha encontrado
agua. Esta situación crea una desigualdad en la cual "la primera" adquiere mucho poder
sobre "la segunda". Si la tensión en las etapas anteriores ha sido muy grande es posible
que "la primera" abandone a "la segunda" al no darle más agua y ponerla en situación de
peligro de quiebra.
Si las negociaciones anteriores han sido vividas dentro de un clima de amistad, "la
primera" seguirá protegiendo a "la segunda" hasta que ésta encuentre agua. Cuando ya
"la primera" tiene su energía y "la segunda" tiene su propia agua, lo único que las une es
la vecindad. Si "la primera" se dedica a la explotación minera y "la segunda" a la
agricultura, es posible que esa vecindad no sirva para nada y nunca vuelvan a entrar en
conversaciones.
Van a ser como los copropietarios de propiedad horizontal de una gran ciudad, que
únicamente se ven cuando uno tiene problemas con el otro y se estorban mutuamente. Si
ambos se dedican a la agricultura es posible que entren en una etapa de competencia o
de simple tolerancia, recordando los tiempos de mutua dependencia como tiempos que
afortunadamente se superaron.
Un día descubren que están invirtiendo mucho dinero en mantener buenos los linderos y
las cercas. Que hay potreros que no se pueden aprovechar suficientemente porque las
divisiones de las fincas impiden un buen trabajo de arado, y que bastaría con tener un
tractor para las dos fincas, que el camión que baja los insumos agrícolas podría traer un
viaje completo con los elementos necesarios para las dos fincas.
Deciden hacer una sociedad. Ambas saben que no necesitan una de otra, que las dos fun-
cionan autónomamente, pero el rendimiento aumentaría mucho si hacen esa sociedad.
Este sería el paso a la mutua Interdependiencia. Esta etapa no podría ser vivida si
existiera una necesidad en alguna de las partes respecto a su sobrevivencia.
142
Esta etapa ocurre después de que cada uno de los miembros logra la estabilidad. Ninguno
de los dos permanece en la relación por necesidad. Hay una elección por medio de la
libertad que nos da la liberación de la necesidad. Al desaparecer la necesidad como
motivación, el control y la censura también desaparecen de la dinámica de la relación.
Cada miembro de la pareja vive con gusto los logros del otro ya que no existe el temor al
abandono por el crecimiento del otro.
Está madura para poder comenzar a trascender por medio de su sexualidad. Para
nosotros los occidentales es muy difícil tener acceso a los caminos de trascendencia que
nos enseñan algunas cosmovisiones orientales como el yoga tántrico o El Tao, si no
hemos llegado a estas etapas de relación. Cualquier planteamiento de trascendencia a
através de la sexualidad presupone una sexualidad por fuera de un contexto de control y
de cumplimiento de normas o expectativas. El fluir del que nos habla Rajneesh no es
posible en etapas de evolución de parejas anteriores a ésta.
Este crecimiento espiritual nos abre las puertas al amor. Pienso que es una palabra muy
maltratada en nuestra cultura. Cultura que ha nacido y tiene sus bases en la religión del
amor. El resumen de toda la revelación Judeo-cristiana lo hace Jesús en: "Un
mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado a
vosotros".
143
una cultura bélica a nivel internacional, nacional, familiar, interpersonal. Aprendemos a
competir y a luchar desde nuestro primer año de vida y son muy escasas las personas que
en nuestra cultura tienen acceso, después de toda una vida de desaprender lo que han
aprendido, a una vivencia auténtica de amor.
Cuando toco este tema, ya no lo toco guiado por mi propia experiencia ya que me
considero todavía en la etapa de desaprendizaje. Busco llegar a esta etapa como meta de
mi vida. Este estadio lo llamo yo el estadio del amor auténtico. En el esquema que sigo es
llamado el estadio o la etapa sinérgica-sinérgica.
6. Sinérgica — Sinérgica
Uso las palabras textuales del escrito que me ha servido como guía: "Dos personas que
han empleado, con éxito, un tiempo en el estadio de mutua interdependencia, pueden
algunas veces pasar a la fase sinérgica. Aquí los miembros de la pareja parecen sentir un
natural impulso para criar o para comprometerse en algo fuera de la relación, más allá de
ellos mismos.
Parece haber un exceso de energía creativa que ellos desean expresar. Ellos van más allá
de la egocéntrica posición de: ¿qué me preocupa esto a mí?, hacia una sólida conciencia
de que dar para el mundo es nutrirse a sí mismo. Las diferencias en la relación se
convierten en una fuente de creatividad y aprendizaje. En vez de ser amenazadoras, son
usadas por cada uno para expandir sus fronteras. La unión de la pareja creció tan fuer-
temente y el amor fué tan profundo en la época en que lucharon a través de tantas
desilusiones, que evolucionó hasta este estadio". (Ellyn Bader y Peter Pearson.
Tratamiento del sistema familiar A.T. No. 4, 1985).
Estas personas son llamadas esquizofrénicas. Considero que el mérito de su vida es tan
grande que le da sentido a mi vida el dedicar la mayor parte de mi existencia a
acompañarlos en su laborioso y difícil sobrevivir. He llegado a hacer terapia de pareja y de
familia buscando desarrollar el potencial terapéutico que tiene un padre o una madre
144
respecto a su hijo.
Así como Carls Rogers dice que una persona en la relación terapéutica debe ser
absolutamente sana para poder ser terapeuta, y que como no es posible que una persona
sea absolutamente sana en todos los momentos de su vida, la meta del terapeuta debe
ser la de ser sano al menos en los momentos en que está en relación directa con su
cliente, así también pienso que los padres deberían ser absolutamente sanos, al menos
en los períodos de tiempo en que están desempeñando sus funciones de padres.
Es muy frecuente en nuestra cultura que un niño nazca como producto de una relación
en la cual sus componentes viven estadios simbióticos pasivos que a su vez se han
cronificado, porque son el producto de relaciones simbióticas cuya constante es la
carencia de amor, de incondicionalidad, de confianza y aceptación. Nadie da de lo que no
tiene. No es mi intención hacer un juicio a la persona que está muerta de hambre
culpabilizándola por estar muriendo de hambre y por vivir rodeada de personas muertas
de hambre.
Mi intención es la de hacer un llamado a ese ser humano para que use su libertad y ayude
al desarrollo evolutivo de ese sistema de la vida del cual es producto. La conciencia es un
producto de la evolución que acelera vertiginosamente este proceso, como lo expuse al
comienzo de este trabajo. Vivimos el momento en que se abre el diálogo oriente y
occidente, el diálogo entre el desarrollo tecnológico y el desarrollo de la expansión de la
conciencia, el descubrimiento de los antibióticos, de la energía atómica, de la posibilidad
de separar la sexualidad de la fecundidad.
Pienso que estamos al borde de un nuevo cambio cualitativo en ese gran sistema de la
vida. Ese cambio puede ser facilitado creando condiciones de vida nuevas a los seres
145
humanos que están naciendo y van a nacer en años posteriores, de tal manera que no
tengan que invertir tanta vida y energía en sobrevivir y en desaprender conocimientos
que estamos viendo que no nos han sido tan útiles como pensábamos.
Vivimos una gran crisis que nos puede llevar a la destrucción o al cambio, y yo me declaro
partidario de ese cambio. Espero que cada vez este mundo se poble más de los hijos de la
plenitud del amor.
146
CAPITULO IV
LA FAMILLA
Cuando reflexiono sobre el ser humano y busco la relación existente entre su sentido de
ser y su existencia, no me es posible dejar de pensar en eso que nos enseñaron bajo la
figura de "pecado original".
La historia del ser humano, más que ser la descripción del amor y de las creaciones de esa
criatura, ha pasado a ser el relato de sus guerras, sus destrucciones y su caos. Una parte
de esa historia de la humanidad puede decirse que está dedicada al amor. Sin embargo,
detrás de lo que llamamos amor vemos que existe una forma de guerra camuflada
muchas veces más dañina y más nociva que la misma guerra abierta y explícita. Esta
guerra ha sido llamada "el amor romántico".
El ser humano ha elegido el camino de la guerra, no porque sea un guerrero sino porque
puede serlo, como una de sus opciones de realización en este mundo.
147
Este mito nace y se mantiene dentro de una cultura que es regida por dos mandatos
contradictorios: el primero exige al ser humano desarrollar todas sus capacidades de
guerrero y destructor, que sobrevive en la medida en que se asemeja a cualquier felino
carnívoro; el segundo exige a este mismo ser humano desarrollar todas sus capacidades
en el amor y en la mansedumbre como cualquier cordero herbívoro.
El amor romántico, cuyos orígenes se encuentran en una religión del amor implantada
por medio de la guerra, aparentemente cumple este imposible reto: podemos amar
haciendo la guerra o podemos hacer la guerra "amando a nuestros enemigos".
La única forma como el amor puede cumplir su requisito de posesión eterna es por medio
de la muerte de uno o de los amantes. Es claro para mí el que vivimos una contradicción
cultural profunda de la cual trató de redimirnos Cristo, pero "las tinieblas no le
conocieron".
Para no enloquecer dentro de esa contradicción necesitamos creer y mantener ese mito,
a la altura de nuestra ideología como de nuestros cuerpos. Porque es en nuestros
cuerpos en donde sentimos el enamoramiento y es con nuestra inteligencia con lo que lo
justificamos, mantenerlos y recreamos a través de nuestra producción estética, filosófica,
política y hasta teológica.
Muchas veces la llamada "Mariología" católica no hace sino repetir los esquemas ajados
del amor "romántico"; semejándose muchas de sus "canciones" a dulzones boleros que
canta el amado a su amada.
El sitio en donde yo comencé a ver más clara esta contradicción intrínseca de nuestra
cultura fue en una comunidad terapéutica en donde conviví con personas llamadas
esquizofrénicas. Aunque las personas que la fundamos, lo hicimos creyendo que
actuábamos movidas por el amor, rápidamente, en menos de dos años, las personas que
convivieron como teóricos pacientes, nos mostraron que actuábamos como típicos
"cruzados" que escondíamos bajo la "cruz gamada" todos nuestros retos y nuestras
ansias de guerra.
Estas personas llamadas "enfermas" muy pronto nos mostraron que ellos no aceptaban el
trato "amoroso" que les dábamos porque ellos consideraban que nosotros les estábamos
haciendo la guerra. En principio pensábamos que esto se debía a su "enfermedad", pero
posteriormente, en el trascurso de los dos años siguientes, pudimos ver como "los sanos"
realmente estábamos haciendo una guerra disfrazada de amor.
148
Estas personas nos mostraron en forma desenmascarada el cómo nuestro sistema
familiar nuclear es mi campo de entrenamiento en la guerra, con un rótulo equivocado de
entrenamiento en el amor.
Somos profesionales para desempeñar el rol de lobos con piel de oveja, y los llamados
esquizofrénicos lo que hacen es despojarse de la piel de oveja y ser lobos
desenmascarados. Todos hablamos de la agresividad del esquizofrénico, y la cultura crea
cárceles que llevan el nombre de clínicas psiquiátricas en donde se ejerce la violencia en
nombre de la medicina. Lo que hace la mayoría de veces el esquizofrénico es
desenmascarar la violencia implícita a los sistemas familiares llamados "cristianos" que
tienen como mandato el ser violentos en nombre del amor.
¿Cuál es mi definición de poder? ¿Cuál es el juicio que hago acerca del poder? Son dos
cosas diferentes la definición y el juicio. El conflicto de nuestra cultura no está en la
definición teórica del poder. Podemos decir que poder es la capacidad que tiene una
persona o un animal de actuar sobre otra o sobre la realidad que lo rodea, modificándola
de acuerdo a sus deseos.
El león tiene poder sobre el ciervo cuando lo atrapa y lo mata para sobrevivir. El venado
tiene poder sobre el león cuando logra correr más que el primero para salvar su vida. El
primer ejemplo es muy claro y nadie pone en duda el hecho de que el león al matar al
ciervo ejerce poder sobre él. El segundo ejemplo no es tan claro ya que muchos pueden
decir que el león corre detrás del venado porque quiere hacerlo, y no es que el venado
esté ejerciendo poder sobre el león.
Los padres tenían como única función el suplir los alimentos, techo y demás necesidades
materiales del sistema familiar; ni siquiera se le exigía una relación amorosa con su
esposa.
Hoy en día los padres somos aprendices en el manejo de ese vínculo doble.
149
La madre hasta hace poco se relacionaba con los hijos más en la instancia del amor;
creando esa escala de poder en la cual cuando quería amenazar a un hijo le decía que iba
contar a su padre lo malo que había hecho.
La pareja actual, con la explicitación social y existencial del valor de la mujer ha ido
cambiando esas órdenes de poder teniendo que encontrar nuevas fórmulas que permitan
a padre y madre tener una relación de autoridad y poder con los hijos. Hay ocasiones en
las cuales los padres deben actuar frente a sus hijos con un poder y una autoridad claras y
otras ocasiones en las cuales la relación se da fundamentalmente en el amor.
El amor excluye el poder y una de nuestras mayores confusiones nace en nuestra cultura
cuando aceptamos como imagen o representación del mayor amor a un Dios de los
Ejércitos. Cristo fué crucificado porque trató de redimimos del Dios de la guerra que para
mostrar que ama a unos hombres tiene que matar a otros.
El padre y la madre reciben de la cultura la misión de ser los guardianes de ésta. Con esta
misión se crea la doble obligación.
Es muy difícil para nosotros como padres entender el verso de Gibrán en su poema sobre
los hijos cuando dice: "...Podéis darles vuestro amor, más no vuestros pensamientos
porque ellos tienen sus propios pensamientos... Podéis esforzaros en aprender de ellos,
más no intentéis hacerlos como vosotros, porque la vida no marcha hacia atrás ni se
detiene en el ayer... "(El Profeta).
Retomo el planteamiento que venía haciendo sobre el poder ya que una de las cosas que
busco es que los padres vayamos haciendo cada vez más claridad de nuestra doble
función. Que cuando seamos guardianes de la cultura y sus valores, actuemos claramente
en el poder; cuando nos permitamos sentir nuestro corazón podamos comunicar
claramente ese amor a nuestros hijos.
El venado tiene poder sobre el león en la medida en que el león tiene hambre y tiene
necesidad de comerse el venado para sobrevivir. El venado deja de tener poder sobre el
león en el momento en que ya el león se encuentra saciado.
Bajo este criterio, poder es la capacidad que tiene una persona para satisfacer la
necesidad de otra. Este tipo de poder es el que más se da dentro de nuestros sistemas
neuróticos culturales.
Llamo neurótico a un sistema que ha creado tabús respecto a algunas de las fuerzas que
150
Se dan dentro de él y que lo rigen, de tal manera que lo que se da cotidianamente no es
posible nombrarlo...
La sociedad llamada "Victoriana" era movida absolutamente por el sexo, como son
movidos por el sexo todos los fariseos que permanentemente censuran cualquier
manifestación verbal o de otro tipo respecto a la sexualidad. El mismo hecho de que se
genere el tabú hace que determinadas fuerzas adquieran excesivo valor dentro de una
determinada población. Uno de los tabús de nuestra cultura es el del poder. Cuando yo
planteo a un padre y a una madre que debe exigir a su hijo adolescente algo, siempre me
encuentro con que ese sistema familiar invierte una gran cantidad de energía para
camuflar el poder que se debe ejercer como respaldo de la exigencia.
Por lo general van a aducir razones tales como: "es por tu bien" o "no creas que somos
unos tiranos", o "estás enfermo y lo necesitas" o "tu mamá sufre mucho si no lo haces", o
"hazlo como un favor a nosotros". Si el adolescente decide que no le importa que su
mamá sufra, como al león no le importa que el siervo sufra, ya que necesita hacer algo
que considera importante para él, el sistema familiar lo va a considerar o un enfermo o
un perverso y malvado porque no tiene en cuenta el sufrimiento de su madre.
Quiero que se den cuenta que todas las fórmulas que usa el sistema familiar en el control
de los hijos están destinadas a proteger el tabú del Poder como tal. Es difícil llevar a un
sistema familiar actual a que ordene algo a su hijo adolescente respaldado en el poder. Ya
sea el poder físico que tiene el padre para reducir a su hijo en una guerra
desenmascarada cuerpo a cuerpo, o ya sea el poder económico que ejerce el padre
pudiente económicamente sobre el hijo dependiente en este sentido.
Cuando yo pido a los padres que exijan una determinada cosa sencillamente porque "el
que paga manda", por lo general encuentro un tipo de reacción semejante a la que podría
encontrar un "padre victoriano" si su hijo le pregunta el número de relaciones sexuales
que tiene con su madre al mes. Se abren los ojos y hay frases de exclamación como si se
hubiera nombrado el diablo.
Los seres humanos se relacionan entre sí bajo la instancia del amar o bajo la instancia del
poder. En nuestra cultura nos relacionamos todo el tiempo bajo la instancia del poder con
la prohibición de decirlo. Nuestras estructuras políticas también reflejan lo que sucede en
el microsistema familiar. La democracia es una de esas fórmulas de ejercer el poder sobre
los ciudadanos haciéndoles creer que realmente no hay una estructura de poder
propiamente.
O sea, si yo lo manipulo y le ordeno cosas, aunque sea con un fusil por delante, yo no
estoy ejerciendo poder sobre usted, porque usted de alguna manera es el responsable de
que yo lo esté manipulando. Si usted me eligió para que yo lo mandara y ejerciera poder
sobre usted, esto quiere decir que no estoy ejerciendo poder. La "libertad" es la base de
la democracia, es decir, la posibilidad de renunciar a la libertad para que alguien, a quien
151
el ciudadano no conoce esté autorizado para ejercer poder sobre él.
Se consigue dominio y poder sobre otro ya sea a la fuerza; logrando que el otro haga lo
que yo quiero porque soy más fuerte y puedo hacerle daño. El otro se dejará manipular
para protegerse del daño que yo le pueda causar.
Este es el tipo de poder de los ejércitos, de la policía, de la guerrilla, de los sicarios, de los
matones, de los mercenarios o de los "cruzados". Yo explícitamente muestro al otro el
daño que le puedo hacer, y él con esa señal clara, actúa de acuerdo a mis deseos para
protegerse.
No sólo puedo usar el poder de mi fortaleza, sino que me puedo "armar" con un poder
ajeno y hacer que mi prójimo crea que ese poder lo manejo yo. El caso claro de este tipo
de dominación es el de los sacerdotes de todas las religiones que actúan en el miedo.
Invento una imagen de Dios todopoderoso y manipulador, dentro de un contexto de una
moral que yo manejo, aprovechando que ese Dios al que represento es mudo, y usando
el poder de ese Dios, consigo que mi prójimo actúe de acuerdo a mis deseos,
sometiéndose para evitar ser dañado por ese Dios.
Gran parte del enorme poder que ejerce la familia sobre los hijos en nuestro medio se
debe a este fenómeno. Al ser Dios una realidad indescriptible e innombrable, la Iglesia y
la familia con sus morales han inventado una imágen de este Dios que hace que nuestro
mayor enemigo esté dentro de nosotros.
152
La psicología y la psiquiatría en nuestro tiempo han venido recibiendo la misión de liberar
al ser humano de ese ser tirano internalizado y yo pienso que han fracasado porque han
"botado el niño con el agua de la bañera". Ha botado a Dios y no la imagen de Dios que
creó nuestra Iglesia y nuestros sistemas familiares para conseguir un sometimiento
perpetuo. La imagen por excelencia del amor es la de un creador que nos da la existencia
sin ninguna demanda, en la gratuidad absoluta y nosotros hemos ido creando un Dios tan
exigente y aterrorizador que muchas veces tenemos que deshacernos de él para poder
llegar a tener un poco de paz interior.
Hoy en día es absolutamente cierto el siguiente diálogo: "El discípulo dice a su maestro:
—En mi búsqueda de Dios estoy dispuesto a renunciar a todo; a la riqueza, a los amigos, a
la familia, a mi país y hasta a mi propia vida. ¿Puede una persona renunciar a algo más? El
maestro responde con toda calma: —Sí. A tus creencias sobre Dios". (Tony de Mello.
¿Quién puede hacer que amanezca? Ed. Sal Terrae, pág. 149).
Si yo quiero manejar a una persona y ejercer mi poder sobre ella, un recurso que tengo
es el de usar su necesidad para exigirle que haga cosas para mí. Por medio del control que
ejerzo sobre las cosas que hace estoy controlándola durante el tiempo en que no estoy
con ella. Este sistema ha sido empleado durante toda la historia por los amos sobre los
esclavos. Cada día nos "humanizamos" más, lo cual traduce que cada día somos más
esclavos sin darnos cuenta de que lo somos.
Es fácil que cualquiera de nosotros esté trabajando hasta dieciocho horas diarias en
función de una empresa, de un patrón o de unas metas propias. La mayoría de nosotros
en últimas en función del dinero. Hay formas sofisticadas de generar poder como es el ir
creando cada vez más necesidades que van a ser satisfechas si la persona produce
determinadas cosas. Este tipo de sometimiento permanente es el que ha ido
reemplazando al que ejercieron las iglesias en épocas anteriores.
La fórmula de poder es semejante. Yo me apropio de una fuerza que tiene poder. Las
iglesias se apropiaron de un creador que tiene mucho poder. Tiene poder en la medida en
que realmente al encontrarlo, encontramos paz, armonía, poder interior, sentido de la
vida, amor, etc. Yo descubro ese enorme poder que hay en esa fuerza, ya que todos los
seres humanos, por ser conscientes, buscan ese tipo de experiencia.
Como aquel mercader que pone su tienda al lado del río para vender agua a los
caminantes impidiéndoles tomarla por sí mismos, yo creo una tienda que coloco entre el
hombre y Dios, la cual así como la tienda impide al caminante ver el río, esta tienda
también impide al hombre ver a Dios. Como el caminante tiene necesidad de agua,
entrará a esa tienda para conseguir agua, haciendo lo que el vendedor le exija.
Ese vendedor dará una serie de reglas al caminante para que éste se haga merecedor del
agua que necesita. Poco a poco esta tienda se va haciendo tan complicada que el
153
Caminante nunca llega a saciar su sed y permanentemente el vendedor le está explicando
que no puede llegar al agua porque no ha cumplido en forma adecuada las reglas. Lo más
triste es que ese vendedor a su vez, también se muere de sed ya que su atención está tan
centrada en las reglas que termina olvidando que detrás de la tienda hay agua.
Una cosa semejante nos sucede cuando montamos tiendas para vender agua del río. 0
cuando montamos tiendas para crear reglas que nos limitan ver a Dios.
Yo, como el vendedor puedo crear una enorme tienda de instrucciones, preceptos,
regulaciones, rituales, códigos, fórmulas y métodos que vendo para encontrar a Dios, o a
sus equivalentes como son el amor, la paz, la armonía, la felicidad. Yo en principio tendré
tanto poder que puedo ordenar lo que quiero. Es tanta la necesidad de los seres humanos
de alcanzar este tipo de experiencia, que son capaces de dar la vida por conseguirlas.
Cuando existía la esclavitud, el amo era el dueño de la vida del esclavo, pero nunca pudo
llegar a ser dueño "del sentido de la vida del esclavo". Papillón en la Isla del Diablo en una
ocasión dijo: "me pueden quitar hasta la vida, pero nunca me podrán quitar la libertad".
Yo con mi tienda puesta al lado de la libertad puedo hacer que una persona sacrifique su
libertad por conseguir "la libertad".
El mundo moderno aprendió de las iglesias este recurso de poder que va hasta las
entrañas del ser humano y que los esclaviza más allá de la misma vida y también aprendió
a utilizar la familia para montar las tiendas de la moral. A veces tenemos que quitar la
tienda para ver la cristalina y fresca agua del río, que está a nuestra disposición para que
la bebamos en abundancia sin pagar a nadie por ella.
El mundo moderno no quitó la tienda sino que cambió sus contenidos. Sus vendedores
también se mueren de sed como los sacerdotes de las Iglesias. Aunque hablo en tercera
persona, yo también me incluyo entre esos vendedores. "Una de las cosas que hago en mi
vida es ir desmontando mi tienda para poder un día beber directamente del río.
La "tienda de la moral" es tan complicada que llega un momento en que somos tenderos
y compradores a la vez. Como el monje del cuento, nos creemos nuestras propias
mentiras y terminamos pagando muy caro por fantasmas que siempre nos dejan con sed.
154
Estas tiendas no solamente nos crean enormes frustraciones. Por ejemplo, la persona que
compra un Renault 21 creyendo que con esta adquisición realmente va a experimentar
libertad, o la persona que renuncia a una relación afectiva valiosa para ella, creyendo que
así va a experimentar el amor de Dios. Los sacerdotes de la cultura saben muy bien que
solamente con la frustración no se mantiene el poder. Saben que es necesario
atemorizar.
Si se trata de una iglesia moderna se nos va a programar con fantasmas como: "si no
cumple las reglas de nuestra cultura sacrificando lo que sea necesario, hasta la misma
vida para tener éxito, dinero, carro, casa, objetos que le aseguren un puesto en la escala
social, etc., usted va a envejecer solo y desamparado, lo cual es una forma de infierno".
Esto a mí me suena muy parecido a: "Si no cumple los diez mandamientos, usted va a ser
rechazado por Dios y va a ir al fuego eterno".
Hay versiones mixtas de estas dos morales como son: "Si usted cumple los
mandamientos, paga su diezmo, va a tener riquezas y éxito". O versiones como: "Dios no
castiga ni con palo ni con rejo... ". Sobra decir que esos puntos suspensivos son colmados
por los padres en la forma que les de la gana, para apropiarse del poder de Dios y usarlo
sobre una mente infantil que se ve invadida por miedos a través de su crecimiento.
Nosotros los padres somos tenderos que vendemos la mayoría de las veces un agua que
no conocemos o que muy difícilmente recordamos haber bebido muy temprano en
nuestra infancia. Somos vendedores de agua muertos de sed, que aún creemos que si
somos buenos tenderos un día nos van a dar esa agua prometida.
No nos damos cuenta de que nuestros hijos están bebiendo directamente de la fuente de
agua, y creemos que educarlos es separarlos de esas fuentes y hacerlos pasar por esa
tienda, que la mayoría de las veces es una casa de espantos; lo que terminamos haciendo
con ellos es impedirles tener un crecimiento natural llevándolos a vivir un mundo de
miedos y frustraciones en la cual estamos sumergidos nosotros.
Podéis darles vuestro amor, más no vuestros pensamientos, porque ellos tienen sus
propios pensamientos.
155
Podéis intentar ser como ellos, más no intentéis hacerlos como vosotros. Porque la vida
no marcha hacia atrás, ni se detiene en el ayer.
Una de las defensas que tiene todo ser vivo frente al poder y la dominación del otro
consiste en que ese otro no es omnipotente ni omnipresente. En un momento
determinado puede ser omnipotente pero es muy difícil que se convierta en
omnipresente.
El partido nazi se esforzó mucho por convertirse en omnipresente y se las ingenió para
"marcar a los judíos" de tal manera que éstos se tenían que sentir permanentemente
como ante la mirada de Dios. No había ningún sitio en que no fuera ejercido el poder
sobre ellos. Las religiones generan este mismo tipo de poder al colocar en Dios la facultad
del perseguidor omnipresente y todopoderoso, dueño de mi vida presente y de mi vida
futura. Genera tanto poder este tipo de apropiación del poder de Dios, que ni Jesucristo
siendo hijo de Dios logró redimir al hombre de la ley y sus sacerdotes.
El estado será mucho más opresor si sus reglas no son claras o si no cumple esas reglas.
La regla del estado es: "si usted hace lo que hemos decidido que tiene que hacer,
nosotros nos comprometemos a no ejercer el poder que poseemos sobre usted".
Esta dominación es clara y definida y yo, como sometido, me acojo a la ley para evitar
que se ejerza el poder sobre mí.
Toda moral genera poder y éste es ejercido por las personas que se hacen llamar
representantes de dicha moral. La persona es sometida por medio de la necesidad que
tiene de recibir el visto bueno del representante de esa moral. La moral solamente
genera poder en las personas que están desconectadas de sí mismas y de su espíritu. Una
moral genera poder en la medida en que la persona "no está viendo el río". El caminante
obedece unas regias para obtener el agua, solamente si no tiene acceso al agua.
Una persona que está aislada del espíritu va a vivir buscando a Dios en los
sacerdotes, en las iglesias, en los movimientos religiosos, en donde se le darán una
156
cantidad de morales que debe cumplir para ser aceptado. Esta persona se va a someter a
"los dueños de las morales", buscando que ellos le den permiso de satisfacer esa
necesidad natural y hermosa del ser humano que es la de unirse a Dios.
El individuo que no tiene una conciencia de pertenencia a una clase social, va a someterse
a los que manejan la "moral de clase" buscando que ellos satisfagan esa necesidad que
tiene de pertenecer a un determinado grupo humano.
Cristo fué asesinado por los sacerdotes que se llamaban dueños de la moral. Un jefe
espiritual real invita al crecimiento del espíritu y esto hace que las personas que
desarrollan su espíritu dejen de ser objetos de poder de los diferentes moralistas.
Esta forma de poder, depende de la habilidad de la otra persona para dejarse manipular.
Soy poderoso en la medida en que el otro es débil, por tanto dependo de la capacidad de
oprimido para seguir siéndolo. Soy débil en la medida en que acepto que el otro me
manipule con su fuerza o con su capacidad para satisfacer mis necesidades. Judith logra
derrotar al gigante Olofernes en la medida en que este último la necesita sexualmente y
acepta sus reglas de juego terminando "sin cabeza", derrotado por la "débil" mujer.
Soy fuerte y poderoso frente a una persona que necesita una buena imagen de sí misma y
yo tengo la posibilidad de darle mi aprobación si hace lo que yo deseo.
Nosotros somos poderosos ante nuestros hijos de dos maneras diferentes:
Por un lado somos mucho más fuertes física, económica, psicológica y políticamente, esto
hace que podamos "forzarlos a actuar como nosotros queremos utilizando cualquiera de
esas fuerzas; puedo hacer que mi hijo coma cuando yo quiero que lo haga, y lo que yo
quiero que coma, utilizando la fuerza llamada "bruta". Por lo menos hasta los quince años
tengo fuerza física suficiente para "embutirle" la comida; puedo también "convencerlo"
con mis argumentaciones (fuerza psicológica).
Puedo llevarlo a un médico para que le pase una sonda al estómago; él no puede
demandarme por la violación de sus derechos porque el estado me da a mí, hasta su
mayoría de edad, la autorización de hacerlo mientras yo no vaya contra la moral del
Estado.
Por otro lado nuestro hijo es una persona en mucha necesidad. Nosotros somos la fuente
de satisfacción de sus necesidades básicas tanto a nivel fisiológico como a nivel
psicológico. Nuestro hijo, para no morir será capaz hasta de morir un poco. Nosotros
tenemos poder sobre nuestro hijo en la medida en que es un "necesitante". Podemos
conseguir que llegue a automutilarse para conseguir que le demos un poco de amor y
reconocimiento afectivo.
157
Un niño es capaz de enfermarse y hasta morir para dar un rendimiento escolar que sus
padre le exigen como condición para quererlo. Estos padres también están muriendo de
sed de amor metidos entre su tienda moral y sin poder beber del agua del amor de sus
propios hijos.
Esta segunda forma de poder, que nace de la necesidad del otro, es la que permite el
poder camuflado, enmascarado y neurotizante.
Como padres muchas veces no estamos dispuestos a satisfacer las necesidades básicas
fisiológicas y psicológicas de nuestros hijos por temor a perder poder sobre ellos. Al
mismo tiempo andamos satisfaciendo necesidades ficticias de ellos, creándoles con esto
una mayor dependencia. Sin darnos cuenta, cuando damos a nuestros hijos dinero, en
vez de tiempo, aceptación, confianza y reconocimiento, estarnos haciendo este cambio.
El hijo va a seguir durante toda la vida con sus necesidades reales no satisfechas,
buscando acumular dinero con la ilusión de que con él algún día va a poder beber agua de
verdad.
Es más fácil para un niño recuperarse de carencias básicas fisiológicas, porque nuestro
cuerpo es más difícil de engañar que nuestro sistema psicológico. Sin embargo dentro de
nuestros sistemas sobreprotectores que dejan carencias reales y satisfacen necesidades
que no existen, también estamos viendo como nuestra cultura cada vez crea un mayor
número de alimentos artificiales que envician, no nutren y dejan el organismo en una
situación de necesidad.
Si ha recibido esta forma de Coca-Cola del afecto es posible que ande prendido todo el
día a sus padres, angustiado, sintiéndose sediento y que crezca en esta forma llegando a
ser un adulto voraz de afecto en cualquiera de sus formas aceptadas por nuestra cultura
(Donjuanismo, romanticismo, celos, pasivos agresivos, etc.).
El niño no tiene la capacidad de dejar de ser débil, porque su situación existencial es esa.
158
Más concretamente, no puede dejar de ser débil sin hacerse mucho daño. Nuestros
"gamines" son poderosos aun siendo niños, pero para llegar a serlo tuvieron que
sacrificar el desarrollo de gran parte de su poten cialidad de amar.
Cuando nos relacionamos con otro adulto nuestro poder sobre éI depende de nuestra
fuerza física, económica, política; o depende de la capacidad que él tenga de mostrarse
en necesidad ante nosotros. Tengo poder en la medida en que él tenga necesidad.
Pienso que el doble rol que tenernos los padres frente a nuestros hijos, puede ser
ejercido con tres formas diferentes de poder.
El rol de padres como representantes de una cultura a quienes se les da la misión de ser
los guardianes de ésta; lo podemos actuar con: el poder del amor, el poder de la
necesidad y el poder de la fuerza en cualquiera de sus formas.
El rol de padres que como tierra fecunda o como río de agua puras estando a la
disposición de los hijos para que tomen de aquellos lo que necesitan para su crecimiento,
como la planta toma de la tierra sus nutrientes o el viajero toma del río agua sin exigir ni
la una ni el otro nada a cambio, solamente podrá ser ejercido por el poder del amor.
Cuando como padres usamos el poder del amor para ser guardianes de culturas y
morales, estamos prostituyendo ese poder. Cuando usamos el sexo para producir poder
económico u otro tipo de poder, hablamos de prostitución. Cuanto más utilizamos el sexo
en función del poder, más nos alejamos de la posibilidad de vivirlo en la instancia del
amor.
Nuestras iglesias han utilizado el sexo en función del poder moral durante muchísimo
tiempo y esto ha hecho que nosotros pertenezcamos a una cultura en la cual el sexo ha
quedado limitado a la instancia del poder.
El hecho de tener una relación sexual con un prójimo ya genera el derecho de posesión y
de poder sobre esta persona. Es una forma de posesión y de poder en la que las dos
personas lo actúan y lo padecen. En la relación de amistad mientras no haya relación
sexual no hay derecho de posesión.
Este niño va a crecer creyendo que amar es manipular, y que una persona lo ama en la
medida en que se deje manipular. Al mismo tiempo va a creer que amar a otra persona es
dejarse manipular por ella.
159
Nuestros sistemas familiares han llegado a ser invernaderos y laboratorios en donde cada
vez se practican sistemas de manipulación más potentes y más sutiles en nombre del
amor.
Cada vez que yo utilizo el chantaje: "si me quieres haz tal cosa" o "cómo no saludas a
papito que te quiere tanto" o cualquiera otra de las múltiples manipulaciones afectivas
que se dan dentro de nuestros sistemas familiares, estoy prostituyendo el amor. Lo
mismo puedo decir de nuestras iglesias: cada vez que utilizan el amor de Dios para
imponer una regla, están prostituyendo ese amor.
El amor es libre, incondicional, acepta todo, olvida todo, perdona todo, no lleva cuentas
ni merecimientos. El amor no pide ni exige; el amor siempre da. Los sacerdotes nos
hemos constituido en los guardianes de la moral y como guardianes somos expertos en el
poder, no en el amor.
Me incluyo entre los sacerdotes ya que pertenezco a una de las múltiples iglesias que
predican el amor, llamada la psiquiatría y la psicología, como tal, de alguna manera estoy
escribiendo porque en la contra carátula de este libro figuro como sacerdote ( doctor de
la ley se llamaba antes) de esa iglesia.
Como padres nos toca exigir, pero es bueno que no lo hagamos desde la instancia del
amor porque de esta manera lo prostituimos.
Cristo no exigió que le lavasen los pies, sino que por el contrario se ciñó el delantal y se
arrodilló a lavar los pies a sus discípulos. No como ritual, sino como una realidad. No se
trata de hacer el ritual de servir a nuestros hijos arrodillándose a lavarles los pies el día de
la sesión final del colegio en el cual se "juega a que los padres están al servicio de los
hijos", mientras que en nuestra vida diaria somos los amos de ellos.
Es posible que un día se llegue a reconocer que los padres no pueden cumplir esa doble
función de padres amorosos y de guardianes, lo mismo que las iglesias puedan llegar un
día a reconocer que no se puede cumplir la función de guardián y de pastor a la vez.
Mientras no alcancemos esa claridad que posiblemente llegue a crear sistemas familiares
completamente diferentes entre sí a aquellos en los cuales los padres eligen ser
guardianes, volviendo a la congruencia y a la consistencia del derecho romano, y aquellos
en los cuales los padres eligen ser padres, corriendo todos los riesgos del amor, incluso el
de ser entregados por sus propios hijos a los sacerdotes de las distintas leyes para ser
juzgados y crucificados por haber optado por el amor— es bueno que sepamos qué
estamos haciendo con nuestros hijos buscando ejercer un poder claro con ellos,
diferenciándolo del amor, para no cegarlos a esta instancia.
Nombré tres formas de poder con las cuales el padre puede ser guardián:
El poder del amor, el de la necesidad del hijo y por último el de la fuerza.
160
En mi experiencia como asesor familiar, cuando el padre decide ser guardián, debe serlo
en forma consistente y congruente. Debe tener el poder de la fuerza más que el poder de
la necesidad del hijo.
Cuando el padre acude, como argumento de autoridad, a una necesidad que tiene el hijo
por su condición de niño, está mostrando a su vez su propia debilidad. También está
favoreciendo una situación peligrosa para el desarrollo del hijo. Si el hijo necesita para la
formación de su Yo y de la imagen de sí mismo el que el padre se lo diga y actúe en
consecuencia, no es bueno que utilice esta necesidad de su hijo para presionarlo a actuar
de acuerdo a sus funciones de guardián de la cultura.
Por ejemplo, el niño que tiene dos años y le gusta desnudarse para jugar con sus
amiguitos. El padre, como guardián de la cultura (no porque lo quiera ni quiera hacerle un
bien) puede exigirle que se vista. Esto lo puede hacer de tres maneras. La más
aconsejable para mí es la de darle la orden a secas. Si el niño no hace caso, cogerlo
físicamente y vestirlo. Si quiere desvestirse de nuevo, retenerlo hasta que desista. Hay
otros recursos menos violentos como distraerlo e inventarle otros juegos.
La segunda forma va a ser la de informarle al niño que si no se viste es "un niño malo" o
es "pecado", o papá Dios se pone bravo, o los otros niños se van a avergonzar de andar
con él, o cualquier otra forma de internalizar la orden por medio de poner en juego la
propia imagen. La última que he llamado la prostitución del amor va a ser la de decirle
que si no se viste no lo quiero, o que si no se viste no me quiere, o que si no se viste Dios
no lo quiere, etc.
La segunda y tercera forma de poder son las que van a generar el enorme poder que
actualmente tienen los toxicómanos dentro de nuestra sociedad y nuestros sistemas
familiares culposos. Fundamentalmente el poder toxicómano nace de la culpabilidad que
maneja el sistema familiar, dentro de una cultura que ha sido permanentemente
manipulada con la culpa por las iglesias y por las religiones científicas, como son las
religiones políticas, psicológicas y psiquiátricas tan en boga.
A nivel macrosocial es bueno que veamos toda la culpa que genera nuestro cliente
toxicómano llamado Estados Unidos sobre el país, consiguiendo por este mecanismo
derechos de exigir, intervenir, manipular, someter y controlar al teórico culpable de su
corrupción y su toxicomanía. Vemos cómo nuestros gobernantes actúan con la psicología
de padres culposos fomentando situaciones de guerras internas con costos altísimos en
vidas y en desarrollo, para conseguir unas someras felicitaciones (absoluciones) de vez en
cuando, y unas muy frecuentes reprimendas de nuestro paciente toxicómano
161
norteamericano.
Considero que mientras la toxicomanía siga considerándose como una enfermedad, que a
su vez estimula la culpa de los no toxicómanos, este mecanismo va a seguir
retroalimentando el sistema.
Como a nivel macrosocial se hace una prohibición explícita de la dominación del fuerte
sobre el débil, evitando la manifestación de una forma de poder desenmascarado, en el
sistema familiar se utilizan recursos de poder enmascarados para poder mantener la
prohibición explícita del uso del poder. Ambos sistemas son regidos por el poder aunque
se busque permanentemente enmascararlo.
El toxicómano por medio de su autodestrucción y de hacerse cada vez más débil, termina
siendo, por el mecanismo revisado de la culpa, el que ejerce el mayor poder sobre el
sistema familiar. En estos sistemas la autoridad de los padres, que existe en la medida en
que esté respaldada por un poder, desaparece ya que no tiene respaldo. El sistema se
caotiza y lo único que genera es agresividad. La agresividad va naciendo y floreciendo en
este tipo de sistemas.
Esto se llama agresividad. He visto padres o madres usando su poder sobre sus hijos, a
veces de pocos meses. Ya sea que los griten o los agredan de otra forma, nunca entiendo
qué necesidad "real" buscan satisfacer con esta conducta. Otro ejemplo frecuente dentro
de nuestra cultura es el del hombre que tiene conflictos en su empresa; allí adopta
actitudes de sometimiento y pasividad, luego va a la casa y "combate" con su mujer y con
sus hijos. Hace en la casa la guerra que no hizo en la empresa. Sobra decir que esa guerra
no va a tener ninguna utilidad. Lo único que busca es el ejercer "el poder por el poder" sin
buscar la satisfacción de una necesidad.
Los profesionales en este tipo de guerra desconectada de la necesidad son esas personas
que llamamos esquizofrénicos. Por lo general se han vuelto unos expertos en negarse sus
162
propias necesidades para de esta manera no colocarse en situación de desventaja frente
al grupo familiar o a la sociedad en general. Son capaces de tolerar cualquier tipo de
frustración con tal de poder mantenerse el pie de guerra.
Guerra, ¿para qué? Para la guerra misma. Vemos en un sentido macrosocial la misma
situación de los esquizofrénicos cuando dos países tan pobres como Colombia y
Venezuela comienzan a hablar de guerra, basados en la defensa de "principios" como el
patriotismo y las fronteras.
Las guerras que tuvieron nuestros antepasados estaban en relación con sus necesidades.
Poco a poco dejaron de tener relación con una adaptación y comenzaron a hacerse en
nombre de los principios, llegando a generar los genocidios conocidos por todos nosotros
en nombre de facilitar y promover el desarrollo y purificación del género humano.
En el caso familiar muchas veces en nombre de "la verdad", dentro de un sistema que es
una mentira en sí, se le quema la boca a un niño porque dijo "una mentira".
Por lo general el noviazgo es un período de negociaciones muy duro en el cual cada uno
de los miembros de la relación utiliza todas sus armas para conseguir ventajas. Cuando
uno de los dos se siente estafado va a emplear recursos cada vez más explícitos de poder.
El hombre puede por ejemplo utilizar la amenaza de suicidio para conseguir la fidelidad
sexual de la mujer, o simplemente invalidarse con una sobredosis de alcohol, buscando
que ella se llene de culpa y se agreda de tal manera que termine aceptando la exigencia
de él.
O puede ser ella la que se deprime a tal punto que tiene que ser llevada donde un
psiquiatra para conseguir que él acepte una fecha determinada de matrimonio. Puede ser
él el que amenaza con abandonarla sino renuncia a un determinado trabajo que la
capacita para no quedar en situación de desventaja. Ella tendrá que elegir entre "perder
el amor de su vida" o perderse a sí misma. Por lo general va a elegir lo segundo y luego va
a sentir que sacrificó tanto en esa relación que puede exigir lo que le dé la gana, tanto a
su marido como a sus hijos.
Hace poco atendí a una mujer joven catalogada en nuestra cultura como
"hermosa", que consultaba porque golpeaba compulsivamente a su bebé de
siete meses. Sentía que ese bebé había acabado con su vida y deseaba matarlo.
163
Realmente ella había acabado con su vida para no perder el "amor de su vida".
Los mitos que ha creado el amor romántico para poder mantener situaciones de tanta
anormalidad como la que viven una cantidad de núcleos familiares en nuestra cultura,
son muy numerosos y están profundamente arraigados en nuestro organismo.
Aprendimos a comer carne y hoy en día hay muchas discusiones acerca de la dieta natural
del ser humano, llegando muchas personas a decir que la carne es tóxica. Sin embargo
hay muchas personas que sienten que mueren si no tienen la carne en su dieta. Otros
seres humanos aprenden a beber alcohol y pueden morir si no lo consiguen. Otros
aprendieron a usar la tecnología de tal manera que es posible que mueran si llegase a
haber un colapso de ésta por una guerra.
Carlos Frabetti en el artículo citado anteriormente dice al respecto: "La lucha contra la
ideología dominante se libra en muchos frentes y uno de los más duros está en lo más
profundo de nuestro ser, en el centro mismo de nuestra sensibilidad. Es algo terrible pero
si no lo afrontamos, si nos negamos a ver que nuestro corazón es la sede del "bunker"
que el sistema ha construido dentro de cada uno de nosotros, habremos perdido la
batalla de antemano".
164
Es bueno destacar de alguna manera el cómo el sistema familiar nuclear con su tabú
respecto al uso del poder explícito y al mismo tiempo su infinidad de trucos y trampas
para permitir la guerra de poder en nombre del amor, ha ido generando una situación en
la cual la dependencia, la debilidad, el suspender el crecimiento, el incapacitarse produce
mucho más poder que los procesos de crecimiento naturales.
Vivimos una cultura cuya base es el sistema familiar nuclear que invita a la enfermedad y
a la invalidación como recurso adaptativo. Además impide el contacto directo con sus
necesidades a sus miembros porque esto llevaría a las personas a reclamar en forma
clara, la satisfacción de aquellas.
Por lo general en los sistemas familiares en los que hay toxicómanos, esquizofrénicos o
enfermos, éstos reciben mucha más energía del sistema que los que están creciendo y
desarrollándose en forma sana.
Es muy extenso el tema relacionado con estas estrategias de poder sucio y camuflado.
Invaden el mundo de la sexualidad, de la afectividad, de el darse cuenta, de el vivir
encarnado, de la posibilidad de trascender y de la posibilidad de amar "realmente".
Cuando una persona comienza a descubrir que es falso el hecho de que el mundo que la
rodea es el responsable de su bienestar o de su malestar, comienza a despertar y a abrir
sus ojos al reino del amor.
Para llegar a este estado de conciencia que permite el despertar es necesario el haber
"crecido". Al nacer somos personas que dependemos completamente de los adultos que
están a nuestro cargo. De ellos recibimos el permiso de vivir o el mandato de morir.
165
Si estos adultos, que llamaremos padres, van a dar permiso o no a esta criatura, de vivir y
desarrollarse, depende de que ellos a su vez hayan podido vivir y desarrollarse.
Un padre que no ha tenido acceso al mundo del amor posiblemente va a relacionarse con
su hijo en la guerra. Si el padre es un niño que aún siente que el mundo que lo rodea es
su gran madre, de la cual depende para todo, lo más probable es que va a manipular a su
propio hijo para poder obtener de éste las satisfacciones de necesidades que él aún no ha
aprendido a satisfacer por sí mismo.
Si este padre ya ha abierto sus ojos al reino del amor, muy posiblemente va a poder tener
una relación de amor con ese hijo que ha engendrado. El niño al nacer no tiene ningún
poder sobre el padre. Dicho de otra manera el niño no tiene capacidad de hacer que su
padre o su madre actúen de acuerdo a sus necesidades: El padre amoroso va a entregar
el poder que él tiene a ese hijo para que él maneje y controle la relación.
El ser humano que abre los ojos al amor descubre que él es su centro y que sus
necesidades las puede manejar desde "adentro". Como ha tenido todo un proceso de
crecimiento cada vez sus deseos van desapareciendo más. El niño recién nacido es solo
deseo. En la medida en que va creciendo, poco a poco va encontrando una armonía
interior que va apaciguando esos múltiples deseos.
En cuanto crece necesita menos, desea menos y depende menos. Al disminuir el nivel de
sus necesidades y sus deseos consigue con esto (como el esquizofrénico que habíamos
citado) el dejar de dar poder a las personas que lo rodean. Recordemos que uno de los
mecanismos de generar poder es crear necesidad en la otra persona, de tal manera que
podemos exigir algo de ella para luego satisfacer esa necesidad. A menor cantidad de
deseos y necesidades menos manipulable se es. El niño es manipulable por excelencia por
su falta de poder defenderse en forma activa por un lado y por su gran cantidad de
deseos y necesidades.
El adulto que no está abierto al amor va a necesitar manipular al niño ya que por medio
de este indefenso ser va a satisfacer muchas de sus falsas necesidades. Digo "falsas"
porque lo que hacemos para ser adultos sin crecer es quedarnos atrapados en
necesidades "morales", "sociales", de imagen, etc., ninguna de ellas en relación con
nuestra realidad. Un adulto con mucha hambre "moral" muy probablemente va a
relacionarse con esta criatura siempre en función de satisfacer su necesidad de ser
"bueno" (de acuerdo a las categorías de su moral). Desde muy temprano va exigiendo a
esa criatura el que renuncie a sí misma y a la vida que Dios le dió, para que se moldee a
una vida castrada y mutilada que él considera que llena su necesidad. Cuando este niño
no acepta y se defiende de ir muriendo un poco a sí mismo, va a usar la violencia para
conseguir su objetivo. Recuerdo ahora a un padre que hace unos doce años hospitalizó en
una clínica psiquiátrica a su hija y la sometió, con la anuencia del psiquiatra, a
electrochoques porque consideraba que la persona de la cual se había enamorado no era
adecuada.
166
En este caso el padre estaba satisfaciendo una necesidad de moral social a costa de la
vida misma de su hija y sentía que lo hacía por su bien y por amor.
El derecho romano permitía matar a los hijos o venderlos. Los padres eran dueños de la
vida de sus hijos. Hoy en día sucede lo mismo en la familia nuclear pero en forma
enmascarada. El padre que ha abierto los ojos al amor no va a relacionarse con su hijo en
el deseo.
Al no existir los deseos sobre el hijo, tampoco existirán los miedos. Amar al hijo es gozar
su existencia de tal manera que ese hijo se vuelva la encarnación de mi alabanza a Dios.
Tendría que poder decirle desde mi corazón: "Así sin los cristales de los deseos te veo
cómo eres y no como desearía que fueras, y así te quiero ya sin miedos a que te escapes,
a que me faltes o a que no me quieras" (Tony de Mello. Curso de auto liberación interior.
Rev. Vida Nueva).
Si estamos enceguecidos por el deseo y el miedo, vamos a amar la imagen de nuestro hijo
y no a nuestro hijo, sacrificando a nuestro hijo para construir con su cadáver un ídolo de
carne muerta que se parezca a esa imagen que deseamos. Si estamos enceguecidos no
vamos a ser capaces de leer, escuchar y sentir las necesidades de ese pequeño ser que no
tiene ningún poder y que vive gracias a nosotros.
Estar presente significa vivir cada día las necesidades, las ocasiones y las
coyunturas que se presentan. La energía que se invierte en la programación
y el proyecto de vida es muy poca. Nuestros antepasados indígenas invertían la mayor
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parte de su energía adaptativa en resolver los problemas de su presente, atendiendo a
sus necesidades de sobrevivencia en una forma armónica con el medio.
El niño criado en un contexto de amor va a estar en contacto con esas pocas necesidades
que implica el vivir con simplicidad y con armonía. El niño criado en las morales va a tener
todas las necesidades que esas morales le crean. Nunca va a tener energía suficiente para
satisfacer esas necesidades, y cuando ya se acerca eI cumplimiento de esas metas,
siempre se le crearán nuevas metas: Las características fundamentales del amor son:
El amor no juzga: Los juicios son categorías de valores que están en nuestra mente y no
en la realidad. Cada vez que hacemos un juicio dejamos de ver a nuestro hijo y lo
reemplazamos por una idea. Muchas veces cuando queremos adaptar a nuestro hijo a
esa idea preferimos matarlo a él para conservar la idea.
El amor lo cree todo: La fe en el universo, en Dios, en el hombre, en las personas que nos
rodean nos permite tener la certeza de que si yo permito que una vida se desarrolle de
acuerdo a las órdenes de esa vida, de alguna manera estoy permitiendo que la vida se
desarrolle de acuerdo a las órdenes de Dios. Estorbar el proceso de desarrollo de mi
propia vida o de la vida de un hijo mío más para someterme o someterlo a una ideología,
es creer más en la validez de mi pensamiento que en la armonía del universo.
El amor no lleva cuentas: Las cuentas son el resultado de nuestras luchas por el poder y
por el control. Cuando paso a abrir mis ojos a mi presente "perdono mis deudas y me
siento perdonado de ellas" sencillamente porque éstas solo existen en mi cabeza y no en
la realidad. Hay una vieja historia de dos monjes que llegan a la orilla de un río y se
encuentran con una hermosa mujer que quiere pasar al otro lado y no se atreve a
hacerlo. Uno de los monjes la carga sobre sus hombros y la ayuda a vadear el río. El otro
monje se escandaliza y durante más de cuatro horas se va amonestando al primer monje
por haber fallado a la "regla" de su comunidad cargando a esa mujer sobre sus hombros.
Finalmente el primer monje decide hablar y le dice al segundo: yo hace cuatro horas dejé
a esa mujer a la orilla del río y tú aún la llevas contigo.
Nuestra moral psiquiátrica y psicológica todo el tiempo se relaciona con la historia del
"paciente" y por medio de esta historia hace sus pronósticos. Muchas veces no
conocemos a la persona que tenemos enfrente. Hay muchos padres que no conocen a sus
hijos. Al llegar a la casa no se toman el trabajo de mirarlos a los ojos y disfrutar de esa
criatura que tienen enfrente, sino que preguntan por lo que pasó en el colegio e
inmediatamente lo que va a pasar al día siguiente con las tareas y con las previas. Cuando
llega el padre en la noche, en lugar de buscar a sus hijos, van a preguntar a la madre
sobre la "idea" que ésta se ha hecho de ellos durante el día.
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Si el hijo en 1988 en un momento de ira golpea a su padre con un palo en 1989 el hijo
seguirá siendo "el que golpeó a su padre con un palo". Lo mismo sucede entre marido y
mujer. En una ocasión atendí a dos esposos amargados que tenían veintidós años de
casados.
Aún ella le estaba cobrando a él el que le hubiera sido infiel cuando llevaban siete años
de matrimonio. Durante quince años esta pareja había vivido en el pasado. El resultado
de esta situación típicamente moral, ya que ella consideraba que eso había sido un
pecado imperdonable, que debía seguir cobrando toda la vida, fue la presencia de su hijo
esquizofrénico en ese sistema y de una hija suicida. Al no acumular cuentas, el amor no
programa.
La forma como los padres programan a sus hijos es precisamente a base de usar adjetivos
que nacen de las cuentas. Si el niño ha tomado dinero dos o tres veces va a dejar de ser
determinada persona y va a pasar a ser "un ladrón"; si ha dicho dos o tres veces algo a sus
padres que no consideran verdad, va a pasar a ser "un mentiroso"; si alguna vez utiliza el
malgenio para defenderse de la agresión sutil o explícita de los padres, va a ser "un
agresivo".
Desde el punto de vista del poder tengo que ver si el acto que realizó mi prójimo me da
poder sobre él o viceversa, le da poder a él sobre mí. Si descubro que mi prójimo está
viviendo con una compañera que no está legalizada de acuerdo a los códigos religiosos o
políticos, no voy a relacionarme con un prójimo que posiblemente ha encontrado una
nueva forma de desarrollar su amor en este mundo, alegrándome de que encuentre una
forma más rica y armónica de vivir, sino que voy a mirar el libro de cuentas y ajustarle
cuentas con este hecho que me puede dar permiso de ejercer poder sobre él. El prójimo
desaparece y aparece el adulterio que me permitirá, si es necesario, hasta "lapidario" y
quitármelo del camino para que me deje de estorbar.
Cuando se trata de un hijo se da el mismo fenómeno. Si la madre o el padre por vivir por
fuera de su presente, tienen cuentas pendientes con un hijo que le dañó los senos o la
cuenta bancaria, o una posibilidad de aceptar una beca en París, va a "aprovechar" el
hecho de que el hijo en la mesa rompa un vaso para poder saldar esas cuentas dándole
una "rejera" que se grave para toda la vida en el hijo. Este a su vez anotará en su libro de
cuentas la rejera y algún día en la vida va a poder, aplicar un electrochoque a otro
prójimo, o condenarlo a muchos años de cárcel (de acuerdo a la profesión elegida) para
"saldar esa cuenta con la vida… Esta es una forma de pecado original en la cual las
generaciones se van transmitiendo sus libros de cuentas gracias a que se pueden
respaldar en las posibles morales que les permiten salirse de su presente.
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Si el padre o la madre tienen sus ojos abiertos al amor, van a poder ver que su hijo ha
roto un vaso porque estaba distraído o porque siente que de esta forma puede obtener
algo que necesita.
El comprender es propio del amor y para hacerlo tenemos que redimirnos de la ley. Si
estamos ante la ley no podemos comprender ya que no podremos ver al prójimo sino a la
ley. En mis terapias de pareja yo exijo que mientras estén en el proceso terapéutico,
marido y mujer deben mirarse a los ojos por lo menos durante cinco minutos al día. Con
esto lo que busco es que ellos dejen de mirar sus morales y sus libros de cuentas y
puedan pasar a mirarse mutuamente como dos criaturas de Dios que son, para abrir de
esta manera la posibilidad del amor.
Podría extenderme en las virtudes del amor mucho más. Sin embargo es muy difícil
resumirlas. Son las virtudes del presente y de la presencia. Si estoy en el presente, en
presencia de mi hijo, gozando esa obra que Dios ha permitido que se genere por medio
mío, voy a poder cumplir con él lo que nos describe San Pablo. que me permito citar para
finalizar esta comunicación:
"Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles que si no tengo amor no
paso de ser una campana ruidosa y unos platillos estridentes.
Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo el secreto y todo el saber; ya puedo tener toda
la fe hasta mover montañas, que si no tengo amor no soy nada.
Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo, que si no
tengo amor de nada sirve.
El amor es paciente, es amable, atento, afectuoso; el amor no tiene envidia; no se jacta ni
se engríe, no es grosero, ni busca su propio beneficio, no se exaspera, no juzga ni lleva
cuentas del mal, no simpatiza con la injusticia, simpatiza con la verdad. Siempre disculpa,
siempre cree y tiene fe, siempre espera y siempre aguanta".
Termino con este texto porque considero que debe quedar claro para el lector que el
reino del amor es una forma de vida que exige el crecimiento interior el cual a su vez nos
redime de la moral.
Mientras sigamos siendo niños dependientes, vamos a necesitar de una ciencia del bien y
del mal que nos permita reclamar nuestros "derechos". Renunciar a la moral implica el
creer siempre, siempre esperar y siempre aguantar, cosa que es mucho más difícil que el
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acogerme a un código moral, catalogarme como bueno o malo y al mismo tiempo
catalogar a los demás de la misma manera para poder codificar más claramente mis
guerras de poder con ellos.
Acogerse al reino del amor puede significar marginarse de una sociedad moralista. Puede
significar también el criar hijos en el amor y no sacrificar hijos para la moral. Implica un
riesgo tan grande como el que corrió otro gran conspirador contra la moral que fue nada
menos que el hijo de Dios.
Anthony de Mello, SJ. Dice: "La sociedad sólo canoniza a los que se conforman con ella.
En el tiempo de Jesús y ahora. A Jesús no pudieron canonizarlo y por ello lo asesinaron.
¿Quiénes creéis que lo mataron? ¿Los malos? No. A Jesús lo asesinaron los buenos de
turno, los más respetados y creídos en aquella sociedad. A Jesús lo mataron los escribas,
los fariseos y los sacerdotes; y si no andas con cuidado, asesinarás a Jesús mientras vives
dormido" (La iluminación es la espiritualidad. Rev. Vida Nueva).
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LECTURAS RECOMENDADAS
1. Buber, M.
— YO Y TU. Nueva Visión, Buenos Aires. 1977.
2. Rof-Carballo J.
— URDIMBRE AFECTIVA Y ENFERMEDAD. Labor, Barcelona, 1961.
— FRONTERAS VIVAS DEL PSICOANALISIS. Carpos, Madrid. 1975.
3. Castañeda, C.
— RELATOS DE PODER. Fondo de Cultura Económica, México. 1976.
4. Cooper, D.
— LA MUERTE DE LA FAMILIA. Paidos, Buenos Aires. 1974.
5. Crema, R.
— PSICODANCA E ANALISE TRANSACIONAL. Editora H. P. Méndez, Brasilia, 1983.
— EU, NOS E O COSMO. H.P. Méndez, Brasilia. 1982.
— ANALISIS TRANSACIONAL CENTRADA NA PESSOA. E MAIS ALEM H.P. Méndez Ltda.
Brasilia, 1984.
6. De Mello, Anthony
— EL CANTO DEL PAJARO. Sal Terrae, Santander España.
— EL MANANTIAL. Sal Terrae, Santander España.
— ¿QUIEN PUEDE HACER QUE AMANEZCA? Sal Terrae, Santander España
— LA ORACION DE LA RANA I. Sal Terrae, Santander España
— LA ORACION DE LA RANA II. Sal Terrae, Santander España.
— SADHANA. UN CAMINO DE ORACION. Sal Terrae, Santander España.
7. Dróscher, V.
— SOBREVIVIR. Planeta, Barcelona. 1980.
— LA VIDA AMOROSA DE LOS ANIMALES. Planeta, Barcelona. 1982.
— CALOR DE HOGAR. Planeta, Barcelona. 1983.
8. Foucault, M.
— SEXO, PODER Y VERDAD. Materiales, Barcelona. 1978.
— HISTORIA DE LA SEXUALIDAD. Siglo XXI Ed. 1977.
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— EL ARTE DE AMAR. Paidos, Buenos Aires. 1972.
— EL MIEDO A LA LIBERTAD. Paidos, Buenos Aires. 1980.
10. Garaudy, R.
— DANCAR A VIDA. Nova Fronteira, Rio de Janeiro, 1980.
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11. Haley, J.
- EMANCIPACION JUVENIL Y TERAPIA FAMILIAR. Amorrortu, Buenos Aires. 1982.
12. Hesse, H.
- MI CREDO. Bruguera, Barcelona. 1980.
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13. Laim-Emtralgo P.
- TEORIA Y REALIDAD DEL OTRO. Planeta, Barcelona. 1972.
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15. Laing, R. y Esterson, D.
- CORDURA, LOCURA Y FAMILIA. Fondo de Cultura Económica, México. 1979.
16. Laing, R., Phillipson, H. y Russell, E.
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18. May, R.
- EL HOMBRE EN BUSCA DE SI MISMO. Paidos, Buenos Aires, 1970.
- LAS FUENTES DE LA VIOLENCIA. Paidos, Buenos Aires. 1973.
- EL DILEMA EXISTENCIA DEL HOMBRE MODERNO. Paidos, Buenos Aires, 1975.
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- TANTRA, SEXO E ESPIRITUALIDADE. Agora, Sao Paulo. 1981.
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- EL PODER DE LA PERSONA. Manual Moderno, México, 1982.
21. Rogers, C. y Stevens, B.
- DE PERSONA A PERSONA. Amorrortu, Buenos Aires. 1980.
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- EL PRIMER AÑO DE VIDA DEL NIÑO. Fondo de Cultura Económica, México. 1979.
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- LIGERO DE EQUIPAJE. Sal Terrae, Santander España.
24. Waxemberg, J.
- DE LA MISTICA Y LOS ESTADOS DE CONSCIENCIA. Impresora del Sur, Buenos Aires.
1983.
25. Weil, P.
- A CONSCIENCIA COSMICA. Vozes, Petropólis. 1976.
ARTICULOS
1. Bader, E. Pearson, P.
- TRATAMIENTO DO SISTEMA FAMILIAR. Os Estagios do Desenvolvimento do Casal.
A.T. revista de Análise Transacional No. 4. 1985.
2. Frabetti, C.
- CONTRA EL AMOR.
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