Vous êtes sur la page 1sur 2

El dióxido de carbono es un gas inodoro, incoloro, ligeramente ácido y no inflamable.

Es la forma energéticamente más estable de


carbono y como tal es un compuesto clave del ciclo natural del carbono. Es uno de los gases llamado “de efecto invernadero”, contribuye
a que la Tierra tenga una temperatura habitable. Sin embargo, un exceso de CO 2 provoca una subida excesiva de la temperatura, dando
lugar al calentamiento global.

El CO2, también llamado anhídrido carbónico, es soluble en agua cuando la presión se mantiene constante, y está formado por una
molécula lineal de un átomo de carbono ligado a dos átomos de oxígeno, de la forma O = C = O

Si el dióxido de carbono es expuesto a temperaturas muy bajas (por debajo de -78°C), se puede congelar y
convertirse en sólido. Este recibe el nombre de "hielo seco", que en el teatro se usa para generar un humo
artificial.

Entre las industrias que usan dióxido de carbono cabe citar la elaboración, conservación y congelación de
alimentos; la metalistería; el sacrificio de ganado; la recuperación de petróleo y las fundiciones. El dióxido de
carbono se usa en fertilizantes, propulsores en aerosol, medicina y cilindros para inflar balsas salvavidas.

Algunos extintores usan dióxido de carbono porque es más denso que el aire. El dióxido de carbono puede cubrir un fuego,
debido a su pesadez. Impide que el oxígeno tenga acceso al fuego y como resultado, el material en combustión es privado
del oxígeno que necesita para continuar ardiendo.

Hablando del dióxido de carbono, podemos explicar en forma sencilla una aplicación práctica de la Ley de Henry:

En el proceso de elaboración de bebidas gaseosas se incluye, al final del proceso de fabricación y previo al sellado de los envases, una
solución de dióxido de carbono gaseoso en agua, bajo presión, cerrando luego el recipiente (botella o lata) a una presión elevada, de
modo que el envase de gaseosa sin abrir, está bajo una gran presión de CO 2 (g).

Cuando el consumidor de la bebida abre la botella, la presión del gas se reduce rápidamente, hasta alcanzar la presión atmosférica y se
desprende una parte del gas CO2 de la solución en forma de burbujas. Este burbujeo se hace más fuerte si el cambio de presiones se
hace más rápido y el gas en su abrupta salida, emerge de la solución y hace que la bebida se derrame del envase. Si se deja abierta la
botella de refresco (o la lata), la bebida “pierde el gas”, porque el CO2 liberado se escapa a la atmósfera.

En los vinos espumosos el CO2 disuelto se encuentra también bajo presión, pero el CO2 se produce por un proceso de fermentación
dentro de la botella, en lugar de agregarse artificialmente, como en el caso de la bebida de cola carbonatada.

Vous aimerez peut-être aussi