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Poetic Writing and Communication in an Era of Globalization (1500-2000 WORDS)

Gustavo Osorio de Ita

Introduction

La escritura de poesía representa un fenómeno particular en la era contemporánea. Estamos


constantemente expuestos a una incesante y vasta proliferación de discursos: alguien habla por
teléfono, trabaja sobre una tesis en su computador, mira desplazarse el timeline de sus redes sociales,
notifica de su regreso a casa por mensajes en el móvil, piensa si faltará mucho para la hora de la cena.
Estamos en un espiral centrífugo de información, donde mensajes, ideas, sentimientos y todo tipo de
comunicación se desplazan en todas direcciones todo el tiempo.
En un mundo así, un mundo de una globalización tan rápida que es muchas veces imposible
seguir la pista incluso a nuestros propios pensamientos, ¿en dónde queda la poesía en tanto
comunicación? ¿En dónde queda un discurso que es proclive al detenimiento, a la meditación, a la
relectura y a la contemplación?
Pienso ahora que quizás puede existir, que quizás seguimos escribiendo y leyendo poesía
puesto que ésta existe en sus múltiples formas de comunicar: la poesía, en tanto texto, permite generar
colecciones de sonidos, de imágenes y de ideas, por lo cual tiende a garantizar la comunicación de su
mensaje a través de su multiplicación de vías de comunicación. Así, escuchamos un poema, la
plasticidad de sus versos nos apela, como el canto de los antiguos aedas griegos; retomamos una
imagen, una imagen que se queda tatuada en el fondo de nuestra mente, una imagen que incuba y se
va volviendo idea; una idea que existe con nosotros, que es íntimamente parte de nosotros mismos.
Así, pienso, existe y se despliega, a grandes rasgos, la poesía en tanto discurso comunicativo.

I. Poetic writing as a collection of sounds

El poema apela a un registro sonoro, a una materialidad inmanente que le da plasticidad y


forma propias. Esta materialidad -una colección de sonidos- se articula sobre la idea de un ritmo,
cuyo uso permite la transferencia de lo más primitivo y elemental en tanto seres humanos; el ritmo
sostiene la pertenencia a un grupo, a una comunidad, a un sentimiento.
De acuerdo a Octavio Paz, poeta mexicano ganador del Premio Nobel:

El ritmo no es medida: es visión del mundo. Calendarios, moral, política, técnica, artes,
filosofías, todo, en fin, lo que llamamos cultura hunde sus raíces en el ritmo. Él es la fuente de todas
nuestras creaciones. Ritmos binarios o terciarios, antagónicos o cíclicos alimentan las instituciones,
las creencias, las artes y las filosofías. La historia misma es ritmo. Y cada civilización puede
reducirse al desarrollo de un ritmo primordial. Los antiguos chinos veían (acaso sea más exacto
decir: oían) al universo como la cíclica combinación de dos ritmos: "Una vez Yin —otra vez Yang:
eso es el Tao" (Paz, 1995)

Así podemos notar que el ritmo deviene una forma de comunicación primigenia. Un puente
sensorial que cala en lo profundo de la circunsancia humana de aquel que se expone a un texto poético.
Más allá de los significantes y los significados, este ritmo transmite una emoción colectiva, comunica
en cierto modo la humanidad latente a través del texto poético.
Por otra parte, podemos retomas al poeta francés Paul Valéry, quien al reflexionar sobre la
escritura de El cementerio marino sustentaba:
La poesía debe extenderse a todo el ser; excita su organización muscular con los ritmos,
libera o desencadena sus facultades verbales de las que exalta el juego total, le ordena en
profundidad, pues trata de provocar o reproducir la unidad y la armonía de la persona viviente,
unidad extraordinaria, que se manifiesta cuando el hombre es poseído por un sentimiento intenso
que no deja de lado ninguna de sus potencias.
En otras palabras, podemos notar que la articulación de la colección de sonidos es quizás un
“algo” que nos excede, una condición preexistente que no se detiene en el autor, sino que va más allá
de él, comunica más allá de él, un excedente significativo operando a manera de comunicación
intuitiva, al nivel de las pulsiones, del instinto; un garante de la comunicación de la emoción poética
entre los seres humanos en seres humanos.

II. Poetic writing as a collection of images

Ezra Pound, al consolidar las bases del movimiento imaginista, hablaba de la propensión del
discurso poético a formar elementos verbales que propusieran un imaginario para el lector. A lo
anterior lo denominó phanopoeia y lo definió como “a casting of images upon the visual imagination”.
Esta imaginación visual pienso es precisamente la articulación a la cual intenta aproximarse el
discurso poético en tanto comunicación imaginaria; al escribir un poema no se trata solo de la
representación, sino más bien de la re-creación de mundos imposibles, de formas inestables, de
espectros, fantasmas, quimeras; el texto poético, más allá de limitarse a imitar, pretende edificar y
potenciar la realidad. Al escribir poesía, tal y como escribe el poeta chileno Vicente Huidobro, “el
Poeta es un pequeño Dios”
Ahora bien, entre la creación de imágenes y el ritmo en la poesía debe de existir un equilibrio.
Volviendo a Valéry, podemos retomar una imagen:

Me gustaría ofrecerles una imagen simple. Imaginen un péndulo que oscila entre dos puntos
simétricos. Asocien a uno de esos puntos la idea de la forma poética, de la potencia del ritmo, de la
sonoridad de las sílabas, de la acción física de la declamación, de las sorpresas psicológicas
elementales que les producen las aproximaciones insólitas de las palabras. Asocien al otro punto, al
punto conjugado del primero, el efecto intelectual, las visiones y los sentimientos que para ustedes
constituyen el «fondo», el «sentido» del poema en cuestión, y observen entonces que el movimiento
de su alma, o de su atención, cuando está sometida a la poesía, completamente sumisa y dócil a los
impulsos sucesivos del lenguaje de los dioses, va del sonido hacia el sentido, del continente hacia el
contenido, ocurriendo todo primero como en la costumbre habitual de hablar; pero a continuación,
a cada .verso, sucede que el péndulo viviente es llevado a su punto de partida verbal y musical.
(Valéry, 1939)

Un equilibrio, una armonía, una oscilación entre la impulsividad natural del ritmo y la
elaborada arquitectura de la imagen. Pienso ahí radica la potencia general comunicativa del poema
en tanto locución, es decir en tanto un objeto que pretende encontrar significado y comunicarlo. La
imagen suscita entonces la apertura hacia un imaginario, es la llave de acceso a la propuesta de “idea
de mundo que lleva a la maravilla”, de acuerdo a Paolo Virno, es decir la propensión a encontrar
siempre desencadenamientos semánticos en el discurso, de maravillarse con las mismas palabras de
siempre porque han sido articuladas para generar imágenes que no han existido nunca.

IV. Poetic writing as a collection of ideas

Pero los significados, los cuales en poesía considero se gestan a través de la negociación entre
sonido y sentido que he señalado con anterioridad, también implican una transferencia y relación con
el mundo exterior. El teórico y crítico Anthony Easthope en el libro Poetry as a discourse, refiere que
la poesía se manifiesta como un “hecho social”, es decir que cumple con requerimientos de
acreditación y validación de una determinada sociedad desde el momento en que es reconocida y
publicada como “poesía”. Sin embargo, el crítico norteamericano también señala que la poesía tiene
la particular función de poder operar como un discurso que modifique la ideología puesto que
representa la participación de una subjetividad autónoma. Así, el poema es un ser comunicante.
En la era contemporánea, marcada por una globalización que asemeja una
semiosferahipercargada, el texto poético, en tanto discurso y subjetividad con intenciones de
comunicar, considero encuentra múltiples realizaciones; es tanta la velocidad, tanta la simultaneidad
del desplazamiento y deslizamiento de los significados que el texto poético se vuelve muchas veces
inestable. Esto considero no es necesariamente perjudicial para el sentido del mismo, más bien la
cuestión es aceptar la idea de que siempre nos encontramos ante un texto inacabado, un texto que
siempre se abre a múltiples, distintas e insospechadas formas de comunicación en un mundo que
cambia demasiado rápido. En breve, entender hoy al texto poético como una idea que transmuta
rápida y constantemente, así como los sujetos que la escriben y que la leen.

V. Poetic writing as a discourse

Para concluir, considero que, además de considerar al texto poético como un objeto que se
construye –entre sonidos e imágenes– el cual se disemina en el mundo de las ideas, de manera vital
es necesario hoy tener una voluntad expresiva, es decir, pretender que el poema se vuelva un discurso.
Lo anterior implica un reconocimiento sobre nosotros mismos: saber qué queremos decir y encontrar
la forma de decirlo para que llegue a la mayor cantidad posible de lectores. A veces es colocándose
en el lugar del otro, buscando el grado empático, viviendo una vida ajena. Otras veces es a través de
la traducción, volcando las palabras, encontrando cómo se transmutan en distintas culturas. A veces
es mirando hacia lo profundo de uno mismo, aceptando las oscuridades personales, los miedos, las
ansias, los traumas y las felicidades más inocentes, los deseos más antiguos, los sueños más nuestros.
Estas pienso son solo algunas de las rutas en que la poesía puede comunicar hoy en día. No
son rutas estables, ni marcadas, ni trazadas, ni mucho menos resultan una garantía. Pues dependemos
también de la fortuna: que un verso recorra millas, siglos, y que encuentre al lector para el que fueron
escritos. Que la poesía en un mundo tan caótico, tan convulso comunique lo que desea comunicar y
que salve a aquel para quien fue escrita.

BIBLIOGRAPHY

Paz, Octavio. “Ritmo” in El arco y la lira. FCE, México, 1995.


Valéry, Paul. “Sûr la poésie” in Conferences (5). 1939.

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