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Durante incontables generaciones, los países cretos y más de uno está dispuesto a denunciar a un sos-

vecinos de Vrec y Tabor han convivido en relativa paz, pechoso vrecano por el precio adecuado (que no será bajo
comerciando prósperamente entre ellos a pesar del odio para unos forasteros vrecanos...). Su pista les llevará a Lordil
mutuo que se profesan ambos pueblos. Esto se hace mientras este compra en una herboristería. La más míni-
patente en una larga historia de pillaje, pero también en los ma señal de conflicto por parte de un grupo de extranjeros
frecuentes crímenes a ambos lados de la frontera. Después hará que las autoridades los lleven a todos al calabozo, por
de tantos años de tensión, ahora la guerra parece a punto lo que si quieren atrapar al guardia deberán actuar con gran
de estallar y cualquier conflicto podría ser el detonante. discreción. Si le siguen los conducirá hasta una pequeña
casa en los límites de la ciudad, a la que entra rápidamente.
Los personajes se encuentran escoltando al
barón Mogmardi, un diplomático vrecano enviado para En realidad Lordil ha huido para poder cuidar,
entrevistarse con el conde Túrdenor en su palacio al otro y quizás ver por última vez, a su anciana madre, que se
lado de la frontera. Su misión es renovar los viejos tratados halla gravemente enferma y morirá de manera inevitable
comerciales y así suavizar en lo posible las fricciones con el durante los siguientes días. Con todo, Lordil no tiene in-
país vecino. Lo que en principio parece una tranquila estan- tención de marcharse hasta el fatal desenlace. De hecho,
cia para los personajes se ve interrumpida al segundo día, si le presionan demasiado revelará que es el hijo bastardo
cuando son convocados antes del alba a la alcoba del barón. del conde Túrdenor, y amenazará con una cruel vengan-
za si les causan algún daño a él o a su madre; un inten-
Uno de sus guardias personales, llamado Lordil, to desesperado de ganar tiempo, pues en realidad Lordil
ha desaparecido sin dejar rastro. Dadas las circunstan- no es hijo del conde. ¿Dejarán ir los personajes a Lordil,
cias su señor sospecha que ha huido hacia Tabor y, bien por respeto o por miedo a represalias? ¿Cumplirán
afortunadamente, solo hay una ruta posible a lo largo de su misión y asegurarán la paz entre las dos naciones?
las tierras fronterizas. La estancia del barón concluye en Tal vez encuentren un modo de lograr ambas cosas.
cinco días, por lo que este les pide a los personajes que
busquen al fugitivo y se lo traigan antes de ese momento, A ojos del barón Mogmardi, sin embargo, la úni-
vivo o muerto. La paz entre Vrec y Tabor pende de un hilo: ca solución válida es encontrar a Lordil a tiempo, o bien
el tiempo apremia y la discreción es fundamental. El barón lograr demostrar efectivamente que los vrecanos no han
les da una abultada bolsa de monedas y, prometiendo más intentado infiltrar a un espía en Tabor. Esto último no será
como recompensa, les ordena partir inmediatamente. fácil, ya que el conde Túrdenor conoce todo lo sucedido, y
está decidido a forzar un conflico con Vrec...
Lo que no sospechan es que el conde Túrdenor,
que tiene muchos espías, está al tanto de lo sucedido y
quiere usar la situación en su beneficio. Ha puesto también
a varios de sus mejores agentes tras la pista de Lordil para
capturarlo. Dependiendo de la pericia y astucia de los per-
sonajes podrían lograr adelantarse a esos agentes o encon-
trarles durante el camino y tener que lidiar con ese problema,
o incluso coincidir cuando todos encuentren al fugitivo.

El camino de los viajeros no es fácil mientras siguen


la pista del guardia de aldea en aldea. El mero hecho de ser
vrecanos (lo cual es difícil de ocultar) hace que la mayoría
de las gentes mire con recelo a los forasteros: tratan de
causarles problemas y las autoridades los vigilan estrecha-
mente buscando cualquier pretexto para detenerlos, por lo
que los personajes tendrán que jugar bien sus cartas para
conseguir información. Por su parte Lordil les lleva apenas
un día de ventaja y viaja evitando los pueblos, aunque oca-
sionalmente busca comida o refugio en ellos y puede llegar
a ser visto. Después de investigar un poco, pronto resulta
evidente que se dirige a la pequeña ciudad de Cabardel, a
poco más de un día de camino hacia el norte. ¿Qué busca allí?

No debería resultar demasiado difícil encontrarle


una vez en la ciudad. Sus calles están llenas de ojos indis-

Escrito por Efrén Álvarez Salvado, editado por Jesús “Rolero”, maquetado por José Francisco Riera e ilustrado por David Sánchez.
Esta obra está distribuida por Rolero bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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