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¿Y… SI LLENAMOS LA CIUDAD DE MARIPOSAS?

La Ciudad, ese maravilloso escenario


para transformar en beneficio de tod@s...
…en ella reconocer cuánto puede aportarle nuestro compromiso
y nuestra participación sumándole cotidianamente
belleza y poesía a cada uno de nuestros actos...

Durante el 2014, en los Consejos de Niños, empezamos a descubrir que los chicos estaban
interesados en pensar el medio ambiente, tanto en su cuidado como en lo que se le podía aportar.
En el trabajo semanal en los espacios de reunión, en los paseos por la ciudad, en sus charlas entre
juego y juego, comenzaron a surgir interrogantes, deseos, propuestas, para pensar sobre nuestros
espacios verdes. Varios de nuestros recorridos nos llevaron a distintos lugares donde lo verde era
protagonista, permitiéndonos reflexionar sobre cuánto usábamos en esta ciudad los espacios de
aire libre.

De los textos de los chicos surgían elementos como plantar allí, aportar a su limpieza, concientizar
sobre su cuidado a los demás, generar conductas domiciliarias que estuvieran asociadas al cultivo
y a la utilización de productos naturales en lo cotidiano.

Escuchamos lo que el relato de los chicos nos decía y encontramos que les preocupaba mucho el
cuidado de los espacios públicos, que en cada visita a las plazas y parques de Rosario, las plantas
ocupaban su atención. Nos preguntábamos cómo podrían los niños ayudarnos a mejorar el espacio
verde para que los vecinos lo disfruten y lo cuiden al sentirlo propio.

¿Cómo aportar, entonces, a construir una ciudad donde el espacio público sea más bello, más
amigable, donde sea posible disfrutar de la maravilla de la naturaleza en cada rincón? ¿Cómo
pensar el uso de lo público a partir de poder sugerir aportes con los que se embellezca la ciudad?

La propuesta nació acompañada de las ganas de los chicos de contarles a otros lo que ocurría en
la Ciudad de los Niños, donde todos los domingos abrimos el espacio para que en él se hagan
realidad las propuestas de los chicos. Así, allí, fuimos construyendo a la vista de todos, un espacio
verde lleno de flores y de frutos; no fue azaroso que entre las flores buscáramos y consiguiéramos
semillas y plantas de Asclepias. Estas plantas ya desde la propuesta de La Granja de la Infancia,
nos sorprenden cotidianamente por cómo atraen a las mariposas Monarca y como una vez que
ellas las descubren, se afincan en sus hojas y se puede seguir allí todo su ciclo reproductivo.
Imposible sustraerse del deseo de tener esa maravillosa prueba de la vida misma al alcance de
nuestra cotidianeidad.

En palabras de los chicos:

“Las mariposas representan a la alegría, la alegría de sentir que sus colores son parte de vos.”

“Las mariposas me suenan a música, me gustaría que olieran a frutilla e hicieran ruidito. Me
gustaría ser como ellas porque vuelan”.

“Las mariposas son una obra de arte, pueden significar el símbolo de la paz, alegría y felicidad por
los colores que tienen”.
En nuestra intención de sensibilizar a niños y adultos para lograr que tengan una mejorar relación
con el medio ambiente, la mariposa operó en Ciudad de los Niños como una herramienta donde
una vez más desde lo bello y la sensibilidad humana nacen las ganas de modificar el entorno.

Cuando nuestras falsas Banderitas Españolas, que es así como se conoce comúnmente a las
Asclepias, empezaron a crecer en nuestro jardín, muchos se arrimaron a preguntar y a comentar la
existencia de tantas mariposas a nuestro alrededor, fenómeno que en el transcurso de este tiempo
ha ido incrementándose llamando la atención a mucha gente.

Es así como algunas personas comienzan a pedirnos semillas de esta planta y surge la necesidad
de producir un intercambio de ellas por lo que inicialmente preparamos con los niños del proyecto
de Posconsejo “Amigos del Medio Ambiente” sobrecitos con semillas de Asclepias.

De la asociación de un niño surge la idea de que sembrar Asclepias era sembrar mariposas. Como
todas las ideas fuertes, esta atravesó la producción de nuestros consejos y se transformó en el
posible proyecto a realizar por todos los consejeros al finalizar este año 2014. Preguntados los
chicos por estos deseos que expresaban cotidianamente, de cuidar el medio ambiente, de sembrar
flores en él, encontramos que lo que surcaba era una asociación continua entre el sembrar algo y
el color, la alegría, lo primaveral, la esperanza, y poder aportar a través del propio esfuerzo todas
estas cosas a los demás.

Se nos presentó la relación como pares de un mismo binomio. Desde la magia de un niño pero
también desde la percepción de un adulto sembrar mariposas es sembrar “primavera, ilusión,
movimiento, suavidad, fantasía, felicidad, juventud, belleza, libertad, música”, en fin “las cosas
buenas y simples de la vida, la suerte y la buena fortuna” y que eso se lograba con una acción tan
simple como diseminar semillas de Asclepias por la ciudad.

“Las mariposas son delicadas, suaves, primaverales; tendrían olor a caramelo, a helado, a
chocolate, a flor o a frutilla. A mí me gustaría que olieran a manzana.”

Proyecto ¿Y… si llenamos la ciudad de mariposas?

El Proyecto consiste en realizar una campaña en la que se trabaje en dos ejes:

Por un lado, invitar a las personas a sumarse a esta campaña decidiéndose a plantar en sus casas
Asclepias.

Por otro, pedirle al Municipio que nos ayude a plantarlas en los parques y plazas de la ciudad.

Para esto generamos un pequeño volante, que contiene en su interior una mariposa realizada en
papel reciclado, con la particularidad de que dicha mariposa tiene dentro suyo las semillas de
Asclepias requeridas para sembrar la planta. Esta mariposa plantable está acompañada de las
instrucciones para llevar a cabo esta acción.
En este folleto están presentes varios de nuestros ejes de trabajo. Por un lado, la reutilización de
los elementos de descarte en la fabricación de papel reciclado que a la vez tenga dentro las
semillas de Asclepias y, como no podía ser de otra manera, tenga forma de mariposa. Sumarle
belleza al binomio mágico y ponerle forma a la asociación infantil; así…”sembrar Asclepias será
sembrar mariposas” y ponerse a plantar nuestra mariposa plantable será dar un comienzo mágico
al ya mágico ciclo vital de las mariposas monarcas.

Por otro lado, la necesidad de que la modificación no sea en lo privado sino en lo público para así
poder llegar a todos, pero conscientes de que esto público no se hace solo; incluso no puede
hacerlo solo el Estado, sino que requiere del compromiso y la participación de todos para que su
realización esté garantizada.

Mientras trabajábamos con los chicos el tema, surgió el interrogante de si en lo público no se corría
el riesgo de que las plantas fuesen rotas. Aparecía allí la dificultad de aportar algo que estaba
considerado valioso por los chicos con el riesgo de que no sea valorado por los otros. Sin embargo,
la intervención certera de una de las niñas nos hizo reflexionar. Ella nos dijo: “Con que antes de
que sean rotas, las flores y las mariposas hayan servido para que un señor que estuviese triste
esté un poquito menos triste, ya habría tenido sentido”.

“De cualquier manera, las mariposas, son inocentes, no le hacen mal a nadie, así que nadie les
hará mal, yo asocio las mariposas con la paz, la esperanza y la alegría.”

Pensamos que la posibilidad de sembrar asclepias en los espacios públicos, podría ser realizada
en algunas de las barrancas linderas al rio, por las que el tránsito peatonal no es frecuente. O en el
caso de los parques, sumarlas a matas de otras especies.

Las asclepias no son plantas que de por si llamen la atención. Por lo que los chicos consideran que
podrían estar protegidas:

“… otra cosa por lo que me gusta es que no se pueden ver de cerca, de cerca son como una
manchita, como un puntito de lejos y te podés confundir como si alguien está festejando algo como
un fuego artificial.”

“Las mariposas son pequeñas, son sencillas, pero a la vez misteriosas. “

“Las mariposas para mí son parte de la naturaleza que como que siempre están todo el tiempo con
las flores, y a te las podés confundir”

Palabras finales:

De esta manera estaríamos aportando a fortalecer la pertenencia de niños y niñas a través del
protagonismo en la construcción de los espacios públicos de su ciudad,

El afuera, el aire libre, necesita afianzar el estar conectado con sus simbolismos positivos.

Con estas acciones, estaremos aportando a devolverles a los niños un territorio, para jugar, pasear,
moverse, estar, hacerlo suyo, convertirlo en espacio compartido con otros, el espacio público como
un espacio para vivir, para crecer juntos, para compartir con el otro todo lo aprendido, lo vivido, lo
imaginado y transitado.
El afuera ofrece juegos, aventuras, misterios, construcciones y poesía, que los niños deben
sostener y defender, para ellos y para nosotros los adultos. Hacerlo desde este llamado a la
sensibilidad a reforzar lo bello, puede ser una puerta a que más adultos puedan sumarse a la
propuesta de una ciudad que los contenga a todos.
La ciudad debe ser para los niños y, a través de ellos para todos, ese lugar poderoso de encuentro,
de convivencia, de comprensión de las diferencias, en torno a un proyecto común que implique el
respeto, la solidaridad, y la ponderación y el disfrute del espacio público.

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