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La desilusión conyugal y sus consecuencias para el niño

1. Todas las familias modernas. Sin embargo, algunas logran producir niños que confían en sí
mismos y que son capaces de manejar con éxito ambiente difícil.
 La familia es la variable critica que interviene entre la sociedad y el individuo.
 El sistema familiar es el principal contexto de aprendizaje para la conducta, los
pensamientos y los sentimientos individuales.
 Como enseñan los padres a un niño, es tan importante como que le enseñan, por esto
debemos estudiar la interacción familiar para entender como es el contexto familiar
del aprendizaje
2. La teoría familiar postula que las fuerzas exteriores son importantes principalmente porque
afectan a los padres.
 Si los progenitores, como cónyuges, están desilusionados, uno del otro y por ello se
sienten molestos, confusos, vacíos y desesperanzados, cualquier tensión externa tendrá
un impacto mucho mayor.
 Si los cónyuges, como individuos, no integraron lo que aprendieron en sus propias
familias, sentirán que es especialmente difícil lograr una integración marital que les
permita dar mensajes claros y consistentes a sus hijos.
3. Una relación conyugal es disfuncional, tienen una autoestima baja. Se buscaron
mutuamente para aumentar dicha autoestimación. No obstante, como cada uno
consideró al otro como una extensión de sí mismo, ambos fallaron en dar al compañero lo
que él esperaba y tampoco lograron recibir de él lo que pretendían. ¿Cómo hacen el
papel de padres? ¿Cómo ven al niño?
4. Cada progenitor ve al niño:
 Como un aliado posible contra el otro cónyuge.
 Como un mensajero posible a través del cual el esposo y la esposa se podrá
comunicar.
 Como un posible apaciguador del otro cónyuge.
5. En otras palabras, el deseo que cada progenitor tiene de que el hijo sea una extensión de
sí mismo se ve bloqueado o amenazado por los deseos del otro progenitor.
 Ambos padres pelean entre sí para obtener un lugar de preferencia ante el niño,
principalmente porque ninguno de ellos se siente seguro de tener un lugar de
preferencia ante el otro cónyuge.
6. El problema está en que el niño, por ser hombre o mujer, se asemeja en un aspecto a uno
de sus padres y es diferente del otro. Sexualmente, ya está identificado con uno de sus
progenitores.
 Al principio los cónyuges pueden tratarlo como si fuera un tercer miembro
relativamente asexual del triángulo.
 El padre del mismo sexo que el niño lo vera como a un ser potencialmente “le
pertenece” más.
 El padre de sexo distinto al del niño lo vera como a un ser que potencialmente se
convertirá en alguien igual al cónyuge y temerá que el hijo se vuelva contra él. Esto
hará que dicho progenitor trabaje más intensamente para atraer al niño hacia su lado
y así compensar las deficiencias en la relación conyugal.
7. Si el niño parece tomar partido por uno de los padres, corre el riesgo de perder al otro.
 El padre “excluido” puede alejarse del niño, despreciarlo junto con el progenitor
“escogido” y no darle los cuidados parentales básicos.
8. Además del problema de quien se aliará a quien, en el triángulo familiar, hemos
encontrado que los cónyuges parecen compartir los mismos conflictos básicos, aunque a
menudo den la impresión de estar en polos opuestos en la relación conyugal.
9. Para los padres es menos amenazantes usar al hijo como “monitor cruzado” de los
conflictos conyugales; es decir, hacer que el niño sea el vehículo a través del cual se
puede comunicar hostilidad indirectamente al otro cónyuge.
 Si los padres muestran directamente su hostilidad mutua corren el riesgo de exponerse
a represalias.
 Si los padres tratan de expresar su desilusión mutua culpando al ambiente, pueden
perder la aprobación de la comunidad y se arriesgan a que se ataque su
autoestimación.
10. Si los cónyuges comparten los mismos problemas, pero están en constante conflicto con
el otro, inevitablemente se alterarán las reglas parentales acerca de quien deber ser y
que debe hacer un niño. Las reglas mismas no concuerdan entre sí y los padres las hacen
valer de manera inconsistente.
 Un observador nota si ambos padres critican explícitamente la conducta del hijo,
mientras al mismo tiempo implícitamente promueven dicha conducta.
11. Cuando el niño trata de responder a los deseos contradictorios y no rotulados de los
padres, la conducta infantil refleja y caricaturiza los conflictos no resueltos que existen
dentro de cada cónyuge como individuo y entre los esposos como pareja.
12. El proceso por el cual los padres inducen a un niño a expresar en actos (act-out) los
deseos conflictivos que ambos tienen, es casi completamente inconsciente.
 Muchos padres, debido a su baja autoestimación, no se considera de suficiente
importancia como para ser un factor que influye en su niño: “Mi hijo nació así”.
13. En general, una vez que los padres han enfocado su atención en un hijo de forma
disfuncional, pueden usarlo igual que usarían un símbolo onírico. No obstante, según
señalan Bell y Vogel, el símbolo del paciente identificado (PI) es diferente a un símbolo
soñado.
14. Como se elige al PI. La elección depende de qué tipo de conflictos están sucediendo
entre los cónyuges:
 Ciertas características física, como deformidad, o ser adoptado.
 El lugar numérico que el niño ocupa en la serie de hijos.
 El sexo del niño.
 La edad del niño, porque, conforme crece un hijo, exige cada vez más ser
independiente del control parental.
 A veces, los padres escogen a uno de los hijos para el papel de PI simplemente porque
está a la mano.
15. En algunas familias, el mismo hijo es el PI desde que nace, en otras el papel se comparte
o se pasa de hijo a otro.
 En algunas familias todas las hijas (o todos los hijos varones) se convertirán en el PI e un
momento o en otro.
 En otras, cada hijo se convierte en el PI cuando llega a la adolescencia.
 En algunas familias, dos o más hijos llevan sobre sí la función del PI simultáneamente; o
toman turnos; o uno asume el papel de uno de los participantes en el conflicto
conyugal y el otro asumen el papel de la contraparte.
16. Si un miembro de la familia padece un dolor que se manifiesta por síntomas, todos los
miembros, en cierto grado, reaccionarán a ese dolor. Es imposible que no reaccionen.

Un niño aprende acerca de la gente con la que interactúa, por eso, el nombre de familia
disfuncional a cualquier familia que tiene un PI.

17. Mensajes de doble nivel.


 Si las palabras y la expresión de una persona son discordantes, si dice una cosa y
parece significar otra con su voz o con sus ademanes, está presentando una
manifestación incongruente, y su interlocutor recibe un mensaje de doble nivel.
 Discrepancia es toda esta interacción insatisfactoria que con facilidad se puede
resolver si las gentes logran ser explicitas.
 La comunicación de doble nivel por sí misma, no necesariamente produce conductas
sintomáticas. Pero, bajo ciertas condiciones, en especial cuando se involucran los
niños, la comunicación de doble nivel puede producir una situación viciosa que se ha
denominado “doble vínculo”.
18. Los padres automáticamente sin figuras de supervivencia porque el niño, en forma literal,
depende de ellos para su vida física; más tarde, la necesidad de que los progenitores lo
amen y lo aprueben también adquiere un significado semejante al de supervivencia.
 La forma en que los padres estructuran sus mensajes hacia el niño, determinará las
técnicas de este para controlar su ambiente.
 Desde una edad temprana el niño tiene que ser condicionado a no preguntar:
“¿Quisiste decir esto o aquello?,” y a aceptar los mensajes conflictivos de los padres,
aunque a la imposible tarea de traducir dichos mensajes y convertirlos en una sola
manera de comportarse.
19. Amenazas de los mensajes de doble nivel:
 Si el niño obedece a un nivel de significado, desobedece al otro; por lo tanto, de
manera continua provoca el rechazo de sus padres.
 Debido a que el conflicto en los mensajes está escondido, y el niño ha aprendido a
“no verlo” como el origen de su perturbación, el chico vuelve la culpa a si mismo.
 A un nivel encubierto, el niño se da cuenta bastante bien de la situación imposible en
que lo han colocado, llega a responder en forma encubierta, y utiliza el lenguaje de la
protesta disfrazada que la sociedad denomina conducta “loca” o “enferma”.
20. Homeostasis familiar; es un proceso a través del cual la familia equilibra las fuerzas que
existen dentro de sí misma para lograr unidad y orden funcional.

Como la conducta de un niño problema, dentro de la familia son eminentemente


funcionales, ya que permiten a la pareja conyugal mantener el foco de su atención sobre el
niño, calificarlo como un ser que provoca problemas y desviar así la sociedad del factor que
en realidad los provoca, o sea su propia relación conflictivas.

La conducta desviada de un niño puede ser comportamiento funcional dentro de un sistema


familiar disfuncional.

21. Puesto que para los padres la existencia del “niño problema” es profundamente funcional,
no es raro que sean incapaces de evaluar el grado de perturbación infantil, y que traten
de proteger y perpetuar dicha conducta, no obstante, estos progenitores se mantienen
en un equilibrio muy precario. Después de todo, si el niño problema tiene el poder de
consolidar o destruir el círculo mágico del equilibrio familiar, los padres tienen que tratar
con gran cuidado a dicho niño.
 En cualquier camino que el niño tome, encuentra frustración. Nunca puede hacer lo
correcto porque le piden conductas contradictorias, y lo que hace nunca tiene éxito
porque le dan reglas contradictorias para obtener sus objetivos.
 Si el niño se perturba demasiado, a veces produce un síntoma tan espectacular que la
familia ya no puede esconderlo ni incorporarlo dentro del funcionamiento familiar.
 En estas circunstancias, la familia tiene que premiar en forma encubierta la conducta
perturbadora, lo suficiente para compensar la desaprobación oficial y la frustración
general que el niño cosecha comportándose así.
22. El sistema homeostático que incluye a un “paciente identificado” puede permanecer
relativamente estable largo tiempo.

El PI expresa en actos el principal conflicto que existe dentro de los padres y entre los padres.
Por lo tanto, cuando el chico adopta las características que los padres han inducido y temen
que existan en ellos mismos, y en el cónyuge, el niño se vuelve el objeto de la angustia
parental y hace que las expectativas temidas se vuelven realidad.

23. Al correr el tiempo, incluso el ambiente en el que vive el hijo confirma la etiqueta de PI,
cuando oficialmente responde ante dicho PI como ante alguien diferente, delincuente o
enfermo. Las personas que rodean incluso prestan al PI atención especial y ayuda, como
si el problema se centrara principalmente en él.

La comunidad responde con simpatía hacia los padres, y esto solo corrobora la creencia
parental de que el PI es, de hecho, alguien por quien hay que preocuparse.
24. La comunidad experimenta más y más los efectos de la conducta del niño, empieza a
examinar la efectividad de los padres. Cuando el dedo acusador se dirige hacia los
progenitores, la homeostasis familiar empieza a desintegrarse y entonces ya no vale la
pena seguir acusando al chico. En ese momento, ya no se lanzan acusaciones contra el
hijo, sino contra los padres, como si se tuviera por fuerza que culpar a alguien, liberando a
los otros de toda responsabilidad.

Cada miembro de la pareja conyugal proyecta sobre el otro la responsabilidad de la


enfermedad del chico.

25. Una relación conyugal que requiere de un PI sólo puede acarrear, en todos los aspectos,
desilusión, destructividad y dolor para las tres personas involucradas.
 El PI internaliza los conflictos conyugales, lo cual le dificulta mantener relaciones
hombre-mujer satisfactorias.
 El PI no se le ha preparado para hacerle frente al mundo fuera de la familia.
 El PI siente baja autoestimación.

Una vez que el terapeuta familiar puede ayudar a los cónyuges a tratarse entre sí de una
manera más satisfactoria, los ayuda a liberarse lo suficiente para ver al niño tal y como este
es.

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