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Teología
La última cristología de
la liberación
A propósito del libro La fe en Jesucristo de Jon Sobrino
Bernard Sesboüé, S.J.

Introducción
Jon Sobrino es considerado como el principal cristólogo
entre los teólogos latinoamericanos de la liberación. Nació en
1938 en Barcelona, de una familia de origen vasco. En 1956
entró en el noviciado jesuita de la provincia de Loyola y al año
siguiente fue destinado a vivir en El Salvador. Desde 1974
enseña teología en la Universidad Católica de este país. En
1976 publicó su Cristología desde América Latina. Esbozo a
partir del seguimiento del Jesús histórico, seguida, en 1982,

E
por Jesús en América Latina. Su significado para la fe y la l título del último libro de cristología de Jon Sobrino es La
cristología. En 1991 escribió Jesucristo liberador. Lectura fe en Jesucristo. Ensayo hecho desde las víctimas. Una obra
histórica-teológica de Jesús de Nazaret, y en 1999 La fe en de profunda inspiración. El enfoque elegido, parcial y de
Jesucristo. Ensayo desde las víctimas, traducida a muchos alguna manera partidista, es el de las víctimas incontables de la
idiomas. Acerca de este último libro de Sobrino, el artículo historia humana y del Dios de esas víctimas. Para comprender esta
que presentamos a continuación contiene parte de la opinión orientación elegida, es necesario interesarse algo por la situación
de Bernard Sesboüé, S.J., teólogo francés, y una de las mayores de América Latina y más precisamente de América central. El
autoridades en el campo de la cristología. autor formaba parte del grupo de los seis jesuitas asesinados en la
Universidad de San Salvador en 1996. Por estar ese día fortuita-
mente ausente, salvó su vida. El Salvador es también el país donde
mataron a monseñor Romero, mientras celebraba la eucaristía,
como tal o cual santo en el pasado. Su causa de canonización está
hoy en trámite. La injusticia y la violencia han tocado de cerca a
J. Sobrino. De tiempo en tiempo surge de su libro un verdadero
grito de sufrimiento en nombre de todos los que «son amenazados,
difamados, encarcelados, torturados y asesinados».
Se debe comprender bien esta motivación emocional y can-
dente de su libro. Se dirá legítimamente que ella no es suficiente
para hacer una cristología. Pero dicha motivación debe volvernos
atentos y respetuosos ante el esfuerzo de un teólogo que propo-
ne una cristología científica, muy informada en la Escritura, la
tradición y el movimiento cristológico contemporáneo, pero que
también quiere que sea un testimonio (martyrion). El autor relee
la fe cristológica para actualizarla: se pregunta qué pueden decir
hoy la persona y el misterio de Cristo Salvador a los débiles y
pequeños, a todos los «crucificados» por las injusticias de nuestro
mundo, por la fractura de la familia humana entre algunos ricos

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y un número inmenso de pobres y por el carácter estructural de en el seguimiento de Cristo. Sin embargo, el kerygma primitivo
la violencia económica. Ya había escrito hace algunos años el anuncia la cruz y la resurrección en su solidaridad inseparable.
teólogo Walter Kasper, ahora Cardenal, que hoy el sujeto de la Así, para comprender la resurrección de Jesús los crucificados de
teología es «el hombre sufriente.» Sobrino parte la historia están situados en el lugar más apto, el
de situaciones concretas y particulares, pero de la cruz. La esperanza del pueblo crucificado es
también mantiene el sentido de lo universal: llegar a ser un pueblo resucitado. Esta perspec-
piensa en otros continentes más allá del suyo tiva da lugar a un triple análisis, hermenéutico,
y en otros momentos de la historia humana. histórico y teológico.
Está consciente de que la perspectiva de las víc- En primer lugar, la resurrección relata la
timas no debe convertirse en irrupción de la escatología en
‘panacea’ y debe abarcar la el acontecimiento de Cristo.
salvación de todos. Al final, Jesús crucificado, víctima
su cristología es una expre- inocente y resucitado, mues-
sión propiamente teológica tra el poder de Dios no sólo
de «la opción preferencial sobre la muerte, también so-
por los pobres». bre la injusticia que provoca
El libro de Jon Sobrino víctimas. Aquí el autor hace
pertenece a la ‘segunda’ ge- referencia a la hermenéutica
neración de la teología de la de algunos teólogos euro-
liberación. Fruto de mucha reflexión, escapa a peos, protestantes y católicos, para sacar de sus
lo que pudo constituir la generosidad un poco enseñanzas el tema de la esperanza, subrayada
ingenua de los tratados precedentes. Corrige, por Pannenberg y Moltmann y en «la audacia
también, ciertas expresiones algo precipitadas de esperar» de Karl Rahner. Esta misma pers-
de sus escritos anteriores. No hay aquí algo pectiva es desarrollada en América Latina por
que pueda despertar sospechas de ideología. la teología de la liberación al esperar que el fin
Por otra parte, el autor afirma claramente que de la historia no será un fracaso absurdo y que
se trata de un «ensayo», no de un manual o de su transformación última mantendrá un tipo
una suma cristológica. Responde a la situación de continuidad a través de la discontinuidad
actual poniendo de relieve algo que pertenece radical.
al corazón del misterio del Cristo y se expresa Entonces, los principios hermenéuticos
en la relación entre «Jesús y los pobres», «Jesús también deben ser elaborados desde las víc-
y las víctimas». Considera que, de acuerdo timas. El autor retoma las tres preguntas fun-
a la enseñanza de la escena del Juicio Final damentales de Kant: ¿qué puedo saber?, ¿qué
en Mateo 25, los pobres son sacramentos de Anónimo, Crucifijo con historia de la pasión, 1200. debo hacer?, ¿qué me está permitido esperar?,
Dios y de la presencia de Jesús entre nosotros. Por honestidad se y agrega una cuarta «¿qué podemos celebrar?» y se las hace a la
pregunta si los teólogos al no ser pobres ni víctimas pueden hacer resurrección de Jesús. La esperanza de los crucificados es el triunfo
una teología cristiana desde la perspectiva de las víctimas. de la vida sobre la muerte, pero también el triunfo definitivo
La obra no escapa al conjunto de condiciones propias de toda sobre la injusticia. A lo largo de los siglos Israel más que preocu-
cristología y confronta su reflexión con la cristología antigua, la parse del problema de la muerte se escandalizó ante la injusticia
que está inscrita en el Nuevo Testamento y se desarrolló en la histórica. A su vez, la resurrección de Jesús expresa la esperanza
época patrística para quedar depositada en las decisiones de los del triunfo final de Dios sobre este mundo de injusticia que da
grandes concilios antiguos. Introduce este largo trayecto una muerte y produce víctimas. Hoy se debe rehacer esta esperanza.
reflexión profunda sobre la resurrección. Tiene entonces tres La resurrección de los muertos es, en primer lugar, la justicia de-
partes que recorreremos brevemente. vuelta a las víctimas. Las víctimas son los primeros sujetos de esta
esperanza. En el mensaje cristiano lo más nuevo y escandaloso no
La resurrección de Jesús: es que uno haya resucitado antes de los otros, sino que haya sido
precisamente este condenado, colgado y abandonado. Esto no le
el resucitado es el crucificado quita nada a la universalidad de la esperanza. La esperanza de los
crucificados no es un lugar excepcional, sino el más común de
La realidad central de nuestra salvación es la resurrección de los lugares. Antes y después de la cruz de Jesús hay muchas otras.
Jesús. Ella muestra en particular el valor reconocido al cuerpo, La buena noticia de la resurrección se hace real en todo acto de
su dimensión social y su grandeza cósmica. Los creyentes saben justicia hecho a una víctima. Es decir, las cruces de la historia no
quién es Dios, quién es Jesucristo a la luz de la invitación a seguir «repiten» la cruz de Jesús, pero ellas abren, de manera analógica,
a Cristo como resucitados. Ahora bien, ¿permite la resurrección de a los «signos de resurrección» y de la venida del Reino de Dios.
Jesús vivir como resucitados en las condiciones de nuestra existen- En la actualidad, son sujetos de dicha esperanza la mayoría de los
cia histórica? Como plenitud escatológica y victoria triunfal ella hombres que son crucificados, asesinados, torturados debido a «la
se reverbera en la historia para darnos esperanza, libertad y gusto injusticia estructural». Ese es el lugar de la universalización de la

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esperanza y la resurrección se convierte en símbolo de esperanza: «seguir a Jesús» es posible para quienes no lo han visto como sus
los malos han matado a Jesús y Dios lo ha resucitado. El escándalo primeros discípulos, es verosímil pensar que se puede tener una
de la injusticia que da muerte es la forma cristiana de afrontar experiencia análoga a la experiencia pascual. Así lo han afirmado
el escándalo de su propia muerte. La esperanza por el más allá varios teólogos (en particular K. Rahner y E. Schillebeeckx).
de la muerte es también una esperanza contra la muerte de las Sobrino retoma diferentes visiones del cristianismo primitivo y
víctimas. Quien ama a las víctimas y está dispuesto a sacrificarse otras que se encuentran a lo largo de la historia, que de alguna
por ellas corriendo el mismo destino, puede ver una esperanza manera son análogas a las apariciones de Jesús. La otra vía es la
para sí mismo en la resurrección de Jesús. Este es el aporte que experiencia de la irrupción de algo cuasi-escatológico en nuestra
la teología de la liberación agrega a la esperanza trascendental en realidad que devela su dimensión «última» (disclosure). El autor da
la resurrección de todo ser humano. dos ejemplos de personas que fueron a El Salvador para ocuparse
La práctica actual debe confirmar este dato. Se trata de llevar de los pobres. Esas experiencias son suficientemente numerosas
la cruz del pueblo crucificado. Nuestra esperanza de llegar a ser como para no parecer esotéricas. Ellas tienen una dimensión
resucitados supone que deseemos ser de cierta manera «resucita- trascendental y teologal. Juntan algo que Jesús ha vivido en su
dores». Esto pasa por la praxis de luchar a favor de las víctimas propio destino. Ellas pueden ayudar a comprender lo que fue
con la posibilidad de convertirse uno mismo en víctima, praxis la experiencia de los discípulos y permitir vivir desde ya como
a la vez social y política, que debe transformar las estructuras y resucitados: son un aspecto de la sequela Christi y aportan en
resucitarlas. No se trata de pretender repetir en la historia lo que nuestra historia la dimensión «de resurrección». Vivir más en el
solamente Dios puede hacer. Sobrino apela a su maestro Ellacuría mundo de la resurrección no demanda vivir menos en el mundo
que hablaba de llevar la cruz de un pueblo crucificado a través histórico. La resurrección de Jesús es la respuesta cristiana a la
de la justicia, la paz, la solidaridad, a través de la vida con los pregunta por la justicia para las víctimas, la pregunta del sentido
minusválidos, en comunidad, con dignidad y celebración. Estas o del absurdo.
son resurrecciones parciales que pueden engendrar la esperanza
en la resurrección definitiva. Como las curaciones y resurrecciones Un Dios que toma partido
hechas por Jesús, que siendo también parciales, engendraban la
esperanza en la resurrección. En el plano propiamente teológico, la resurrección de Jesús
es la revelación de Dios en tanto Dios. Nos dice quién es Dios:
Vivir en la historia como es el que ha resucitado a Jesús y resucita los muertos. Tanto en
resucitados el Antiguo como en el Nuevo Testamento Dios se revela a tra-
vés de hechos históricos. Muestra la «parcialidad» de su acción
En su análisis histórico, Sobrino retoma los relatos de la liberadora en el Éxodo, que no sólo admite una interpretación
experiencia pascual, de las apariciones y de la tumba vacía. La religiosa. El autor cita un número de textos del Éxodo que tienen
realidad de estos relatos nos llevan a una experiencia de gracia: a una dimensión histórico-política: «He visto la aflicción de mi
los discípulos se les ha concedido la gracia de poder «ver» a Jesús pueblo en Egipto, he escuchado su clamor» (Ex 3,7s). El paso
(el famoso ophthe): no sólo han visto a Jesús, él se ha hecho ver. del Mar Rojo es una realidad histórica que, en cuanto se refiere
Es una experiencia escatológica pues con ella ha llegado el fin de a Dios, se convierte en una afirmación kerygmática: «Dios ha
los tiempos. La nueva realidad de Jesús se ha hecho ver como la liberado a Israel de Egipto». De este hecho pasa la fe a la afir-
acción definitiva de Dios. Es necesario pues “volver de nuevo a mación doxológica sobre Dios en sí mismo: «Dios es liberador».
Jesús” y mantener, como en los evangelios, la relación entre el Esta parcialidad se vuelve a encontrar en el Nuevo Testamento:
resucitado y el crucificado. el resucitado es una víctima y la resurrección le hace justicia al
Qué es histórico en la resurrección: «hay textos, los del Nuevo liberarlo de su muerte violenta e injusta. La resurrección es el
Testamento, que afirman que algo les ha sucedido a los discí- triunfo de Dios sobre los ídolos. Los factores de injusticia son
pulos de Jesús. Ellos lo atribuyen a un reencuentro con Jesús al esos ídolos adversarios de Dios.
que llaman el ‘resucitado’». Esto constituye la base histórica del El misterio de Dios revelado en Jesús es el de un Dios siempre
acontecimiento. Estos textos expresan una tradición muy antigua más grande (semper maior) que se hace un Dios cada vez más
y merecen la presunción de historicidad. Los discípulos han vivido pequeño (semper minor). El resucitado sigue siendo el crucificado,
un cambio radical. Se habían dispersado y retirado a Galilea; pero esto explica el espacio asombrosamente largo que dan los evan-
de manera sorprendente regresan a una Jerusalén inhóspita y peli- gelios al relato de la pasión. Dios se revela como el Totalmente-
grosa para formar la comunidad primitiva. Su fe en la resurrección Otro y a la vez como el Dios de la proximidad, de la afinidad
de Jesús es pues histórica y real. Para ellos no hay duda de que a con los hombres. La resurrección habla de alteridad, la cruz de
esa fe subjetiva le corresponde una realidad objetiva, relacionada afinidad. Dios se revela de una manera que está muy lejos de la
con ese mismo Jesús. En razón de un cúmulo de indicios, bien idea de un Dios incapaz de sufrir (apatheia), porque para salvar a
podemos hoy aceptar razonablemente la resurrección de Jesús: la creatura que sufre lo hace de una manera humana mostrando
Dios ha resucitado verdaderamente a Jesús. su solidaridad con ella. También la resurrección es revelación de
¿Podemos vivir en nuestra propia historia una irrupción de la Jesús. En este sentido el autor analiza con finura y pertinencia
escatología del mismo tipo? Es evidente que hay algo irrepetible en la fe prepascual de los discípulos en Jesús en su doble aspecto de
la experiencia de la resurrección de Jesús de sus discípulos. Pero si continuidad y discontinuidad con su fe pascual. Los discípulos

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De tiempo en tiempo surge de su libro un


verdadero grito de sufrimiento en nombre
de todos los que “son amenazados,
difamados, encarcelados, torturados y
asesinados”.

han reconocido primero en Jesús al Mesías esperado, lo que desde


ya constituye una dimensión última que se manifiesta en Jesús y
toca su relación con el reino de Dios, que está presente porque
Jesús está presente. La novedad de la fe post pascual está en que
esa fe que se concentra en Jesús incluye en adelante el escándalo
teológico de la cruz. La cristología que comienza después de la
Pascua se desarrolla de acuerdo a la vía de la práctica: es necesario
confesar a Jesús por su palabra y por su vida, es decir, configurar
la propia vida a la suya. Dar la vida por Cristo es el equivalente
práctico de la confesión ortodoxa, es la forma más radical de
afirmar lo absoluto en Jesús.

Los dogmas cristológicos desde

GUAYASAMÍN, Ternura, 1989.


las víctimas
La tercera parte de la obra aborda las definiciones dogmáticas
de la cristología de los siglos IV y V: Nicea, Éfeso, Calcedonia y
sus consecuencias. La tesis mayor consiste en que sus fórmulas
dogmáticas concentran la atención sobre la persona del Mediador
y en eso conservan toda su pertinencia, pero lo hacen al precio
de debilitar la realidad de la mediación y del Reino de Dios. Una vida de Pablo es expresión práctica de su cristología teórica. Los
vez más Sobrino los analiza desde el punto de vista de las víctimas apóstoles y los primeros testigos de la fe fueron todos mártires.
y según su valor doxológico. Hace brotar de esta aproximación Vivían una cristología práctica, al mismo tiempo que enseñaban
efectos de sentido hasta ahora no considerados, mostrando al una cristología teórica. Desde entonces las dos cristologías se
mismo tiempo las lagunas de las afirmaciones conciliares, debido divorciaron. El distanciamiento de la cristología con la práctica
a su abstracción, de su apartarse de la historia. Lamenta que la ha contribuido a hacerla no-histórica y demasiado «científica».
conceptualización de la identidad de Cristo en base a su relación Ahora bien, ella debe mantener su vínculo con la comunidad
al Padre no fuera acompañada de la misma conceptualización y seguir siendo suficientemente «popular», es decir, superar el
respecto a su vínculo con el Reino de Dios. plano académico. La motivación de la antigua cristología era
Una cristología del Reino de Dios en Jesús habría podido soteriológica. Pero si propone una visión grandiosa de Cristo,
ayudar a evitar ciertas aberraciones que una cristología demasiado ella no tiene ya nada de actual en América Latina y en otras re-
separada de Jesús y de su Reino ha facilitado. Las afirmaciones giones del mundo. Se ha vuelto inoperante para responder a los
dogmáticas conciliares tienen pues necesidad de completarse e problemas de hoy1. Ahora bien, esta constatación no dispensa
interpretarse, volviendo de nuevo al origen de la cristología en a los teólogos de confrontar su reflexión con el valor regulador
la persona de Jesús, a su realidad trascendente y a su historia. El permanente de sus definiciones.
«principio de realidad» nos recuerda que los títulos bíblicos han El primer concilio estudiado es Nicea (325) que proclama la
sido atribuidos al sujeto real e histórico Jesús de Nazaret, porque plena divinidad de Jesús, Hijo de Dios en su sentido fuerte. El au-
la fe nos devuelve siempre a lo que hemos visto y tocado de él. tor sostiene, en la línea de Christian Duquoc, que esta afirmación,
Lo mismo sucede para las fórmulas dogmáticas. Si el Símbolo aunque olvida la cruz, nos anuncia un Dios capaz de sufrir. Los
de Nicea-Constantinopla se refiere todavía a la historia de Jesús Padres proclaman la divinidad de un crucificado. Lo expresado
al mencionar su encarnación, su pasión, su resurrección y su en un lenguaje más funcional en la Escritura, se encuentra aquí
ascensión, Calcedonia ha perdido ese contacto al punto de tener afirmado con todo su rigor metafísico. La fe responde así a una
la necesidad de afirmar dogmáticamente que Jesús es realmente objeción fundamental: o bien Cristo era Dios y no podía sufrir;
hombre, lo que era una evidencia para los evangelios. Con ello o bien ha sufrido y no podía ser Dios. Los obispos profesan la fe
se olvida que la cristología fue un relato y que compromete una tradicional de las Iglesias, no afirman nada nuevo, expresan con
práctica. La existencia de la comunidad primitiva cristiana era una precisiones y conceptos nuevos la relación de Jesús con Dios.
existencia cristológica que asociaba teoría y práctica. Así mismo, la En el rechazo de todo «estadio» ontológico intermediario entre

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Dios y el hombre hay una verdadera deshelenización de la fe. humano en Cristo. Desde este punto de vista trata el tercer
No se trata simplemente de la divinidad en el sentido abstracto concilio constantinopolitano las dos voluntades de Cristo. Pero
de la palabra, sino del Hijo que comparte el Señorío del Padre. él olvida que la tradición patrística sigue siendo deficiente en la
El Concilio realiza de este modo una gran revolución teológica: concretización del hombre Jesús, que entrega su persona en la
al principio cristológico se agrega un presupuesto teo-lógico: en misericordia, la fraternidad y la solidaridad. En fin, Cristo no
Dios hay lugar para Jesús. es sólo verdaderamente hombre; es el hombre verdadero. Por el
Sin embargo, Nicea tiene una mirada esencialista y no his- hecho de asumir de verdad lo humano, se da la posibilidad en
tórica de Dios. Dios es el creador trascendente del universo, no Cristo de revelar al mismo hombre la verdad del hombre. Esto
un Dios que se compromete en los procesos históricos, un Dios se une a las grandes afirmaciones de la Constitución Gaudium
concreto que prepara el Reino para los pobres y que resucita a la et Spes del Concilio Vaticano II.
víctima Jesús. Por lo tanto, el Concilio hace cortocircuito con el
momento de la parcialidad en Dios, momento dialéctico donde Grandeza y límites del dogma de
Dios se compromete en favor de unos contra los otros. Y desde
esa parcialidad Dios será −sin matices− el Dios de todos. Lo uni-
Calcedonia
versal se logra desde lo concreto. El Dios de Arrio no le puede La definición del Concilio de Calcedonia abarca el conjunto
bastar a las víctimas, porque, si creen que Dios tiene primacía del misterio de Cristo y constituye la cumbre del proceso pa-
absoluta y es todopoderoso, también descubren en medio de la trístico. La grandeza de Calcedonia es haber mantenido en la
opresión la dimensión liberadora de este Dios y encuentran la unidad la totalidad que une sin mezcla realidades tan diferentes
liberación en un Dios crucificado. En todo esto juegan al modo como la trascendencia divina y la historia humana. «La fórmula
de dos categorías salvíficas la alteridad radical y la afinidad más es importante, escribe Sobrino, no sólo por las razones del ma-
cercana. Encontramos la analogía en las figuras de monseñor gisterio, junto también a razones teológicas, puesto que puede
Romero, del P. Ellacuría, de tantos sacerdotes, religiosos y profe- iluminar la realidad de Jesucristo y de Dios, e incluso la estructura
sionales. Estas personas estaban sociológicamente en situación de de la realidad» (p.529). Debe ser estudiada como afirmación
alteridad. Pero quisieron hacerse doxológica y no sólo de un
cercanas. A ese precio han podido modo puramente conceptual y
testimoniar verdaderamente la metafísico. “En otros términos,
justicia de Dios.
El Evangelio debe ser anunciado de una la fórmula es una expresión
En seguida, Sobrino aborda manera creíble para nuestros tiempos y no de la fe, pero no sólo porque
el debate sobre la humanidad de como una simple repetición. Ese es el sentido es propuesta por un concilio,
Jesús originado en la tentación de la obra de Jon Sobrino. sino también, intrínsecamente,
gnóstica y doceta mucho antes porque su contenido sólo puede
de la época de los concilios. Esta ser comprendido a través del
humanidad es evidente para el compromiso de la fe» (p. 529).
Nuevo Testamento. Cristo ha sufrido de un modo totalmente La estructura de la fórmula tiene igualmente sentido: su análisis
real. También el debate patrístico, sobre la verdadera humanidad pone de relieve que la relación de lo humano y de lo divino
de Jesús, está lleno de enseñanzas. Muestra el peligro constante en la única persona de Jesús es expresada con cuatro adverbios
de subestimar la valencia de la humanidad de Jesús. El autor negativos, lo que equivale a renunciar a expresar el comentario
estima que la comunicación de idiomas no funciona más que de la unión positivamente.
en una dirección. No se pueden asignar a la humanidad de Jesús Calcedonia no da una definición de la hipóstasis o de la
las propiedades de la divinidad tal como se atribuyen a Dios persona: «Es necesario recordar que en Calcedonia el término
las propiedades de la humanidad: el Hijo de Dios ha nacido, hipóstasis es ontológico y no antropológico y por esta razón es
sufrido y ha muerto. Pero aquí Sobrino parece olvidar que la perfectamente posible que la naturaleza humana incluya rea-
comunicación se hace en la persona y no de una naturaleza a la lidades que llamamos hoy personales, como son la libertad, el
otra. La divinidad no nació ni ha muerto; no es la humanidad autoconocimiento y la dignidad moral» (p. 543).
la que puede soplar el Espíritu Santo sobre los discípulos. Pero Esta reflexión, ya hecha antes por K. Rahner, es totalmente
el Hijo de Dios hecho hombre ha nacido y ha muerto; de su pertinente, porque el término de persona ha evolucionado semán-
pecho humano sopló para extender el Espíritu y es eterno y ticamente después del siglo V y sería contradecir a Calcedonia
todopoderoso. La comunicación tiene entonces lugar en las dos concluir siguiendo su fórmula que Cristo no dispone de una
direcciones. Lo cierto es que la comunicación de los idiomas no plena personalidad humana. El Concilio radicaliza la iniciativa
es un principio a priori, sino la interpretación a posteriori de las de Dios al proclamar que en adelante este Dios está realmente en
palabras evangélicas. La tradición patrística siempre se ha servido lo humano y que en adelante lo humano es divinizado.
de las comunicaciones atestiguadas en la Escritura. También ha Sin duda la fórmula de Calcedonia tiene sus límites, ya re-
tenido la tendencia de ir demasiado lejos en el campo de la om- conocidos por un número de teólogos: en particular carece de
nisciencia del hombre Jesús. No es cierto entonces decir que se lo concreto. En la mirada del autor es una afirmación verdadera,
aceptó humanizar lo divino, pero que se ha rechazado divinizar pero no tiene el acento de un vehículo de revelación, ni de Buena
lo humano. Esto lo afirma el teólogo con el fin de luchar contra Noticia de lo que es Dios y de que es el hombre. No ha puesto
toda forma de docetismo recurrente y por la autonomía de la freno a diversas aberraciones en la presentación de Jesucristo.

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También los títulos aplicados a Jesús pueden ocultar su realidad hace una lectura crítica de la tradición conciliar. En esto su obra
más que revelarla. La definición expresa bien que lo divino asume de interpretación se inscribe perfectamente en la enseñanza de la
lo humano, pero no presenta al Dios del Éxodo y de los profetas, instrucción de la Congregación de la Fe Mysterium Ecclesiae de
de la Buena Nueva y del Reino, de la cruz y de la resurrección. 1973, que destaca la condición histórica de los enunciados de la
No es un Dios concreto presente en un Jesús concreto, ni este fe y la evolución semántica del vocabulario que ellos emplean. Ella
Jesús concreto haciendo presente este Dios concreto. Porque el precisa que esas fórmulas comunican siempre la verdad revelada a
ser Dios y el ser hombre quedan analizados abstractamente y sin aquellos que las interpretan bien. Pero no se sigue que cada una de
referencia a la historia. ellas tuvo y guardará siempre esa aptitud en el mismo grado. Por
Esta ausencia ha tenido una consecuencia negativa sobre el esta razón, los teólogos se aplican en circunscribir exactamente la
problema de la perfección de la humanidad de Jesús cuya condi- intención de enseñar que las diversas fórmulas dogmáticas con-
ción supone una historia, un crecimiento y cambios, todo esto tienen realmente, y con ello hacen un gran servicio al magisterio
incompatible con una omnisciencia preliminar. Así mismo la de la Iglesia al que están sujetos3.
cruz es comprendida de manera natural y no como una historia Es claro que las definiciones conciliares hoy no nos atañen de
la misma manera que las con-
temporáneas. El texto continúa
Su cristología es perfectamente ortodoxa respecto a la divinidad, la reconociendo que ciertas fórmu-
humanidad y la unidad de la persona de Cristo. las han cedido el lugar a otras,
permitiendo expresar de manera
más clara el mismo significado.
que expresa un amor y permite una soteriología sin magia ni Un literalismo exagerado donde un fundamentalismo puede
arbitrariedad y sin crueldad. Calcedonia olvida también la red de incluso llevar a una herejía. Por ejemplo, concluir a partir de
relaciones en las que se inserta Jesús: relación con el Padre, donde la ausencia de persona humana en Cristo, en sentido antiguo, la
se realiza concretamente la filiación de Jesús en su vida y en el ausencia de personalidad humana, en sentido moderno, sería un
acto de morir; relación con el Reino de Dios y con su práctica. grave error. Estos contrasentidos se han dado. Lo mismo puede
Estas críticas pueden parecer severas. Olvidan por una parte que suceder con los títulos que se dan a Jesús en la Escritura, si no son
la función de una fórmula dogmática es delimitar con precisión interpretados correctamente.
la rectitud del lenguaje de la fe en un momento de crisis y no El autor respeta la normatividad de los textos de acuerdo a
de repetir la totalidad del mensaje. Pero en realidad contemplan su intención y su sentido bien entendido, pero señala también
más el uso hecho de la fórmula en la historia de la doctrina que con vigor sus lagunas. De todas maneras reconoce que las defini-
la propia fórmula. Es verdad que demasiado a menudo ha sido ciones conciliares, hechas para enfrentar una situación de crisis
comprendida como una fórmula fundante, lo que no es y no quiso determinada, no tienen la pretensión de exponer una cristología
ser−Sobrino tiene razón en destacarlo−, sino que es una fórmula completa y que en esto son infinitamente más pobres que el men-
reguladora de autenticidad de la fe. No predicamos Calcedonia; saje del NT. Ellas pretenden sólo expresar con rigor los puntos
anunciamos a Cristo respetando la enseñanza de Calcedonia, lo imprescriptibles de la fe. Pero un uso de ellas a veces inapropiado
que es muy diferente. pone en riesgo de que se las tome por lo que no son. Ellas son
conclusiones interpretativas sacadas de la revelación bíblica: por
una parte, ayudan a comprender el sentido del texto bíblico, por
Una cristología en consonancia otra, piden ser comprendidas a la luz de ese texto. Es necesario
con la tradición de la Iglesia entonces siempre volver al mismo Jesús, a su itinerario, a su his-
toria, al hecho de que él fue el revelador de Dios por sus palabras
Una presentación suficientemente amplia de la obra de J. y por sus actos, como lo ha destacado fuertemente el Vaticano II
Sobrino según sus ejes principales era necesaria para poder hacer en Dei Verbum.
un juicio al respecto. Es tiempo ahora de resaltar la originalidad Volver al testimonio fundamental del Nuevo Testamento fue
y el interés, sin olvidar sus límites, reconocidos de partida por el el eje mayor del gran movimiento cristológico del siglo XX. Un
autor que sólo nos entrega un «ensayo». excelente ejemplo es Hans Urs von Balthasar, que ha construido
Subrayemos, en primer lugar, el carácter tradicional de la cons- una cristología muy elaborada sacando los diversos aspectos de
trucción de la obra cuyas referencias esenciales son la Escritura y la figura de Jesucristo gracias a una lectura seria de la Escritura.
la tradición dogmática de la Iglesia. Sobrino no sólo las pone en Todo ese movimiento ha buscado valorar la verdadera humanidad
el centro de su reflexión, más aún, no cuestiona ninguno de los de Jesús, en particular el tema auténticamente bíblico de la fe de
contenidos de fe inscritos tanto en el Nuevo Testamento como en Cristo, que la teología escolástica había olvidado4.
los concilios. Su cristología es perfectamente ortodoxa respecto a Un punto amerita la atención: Sobrino insiste mucho en la
la divinidad, la humanidad y la unidad de la persona de Cristo. No parcialidad de Dios. ¿Es justificable? Las dos grandes imágenes
parece necesario que algunas sospechas, más o menos fundadas, bíblicas de salvación son la liberación de la muerte y la liberación
respecto a los representantes anteriores de la teología de la liberación de la esclavitud, la recuperación de la salud del enfermo y el retorno
se vuelvan ahora contra un teólogo que tuvo el cuidado de emplear a la libertad de la esclavitud. Sobrino privilegia el segundo aspecto,
un lenguaje doctrinal más riguroso que en sus libros anteriores2. pero sin olvidar jamás el primero. Dios está del lado de las víctimas,
El autor, siguiendo a un cierto número de teólogos europeos, no de los verdugos, aunque la propuesta de salvación debe con-

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ducirlos a ellos también a la conversión.
Esta parcialidad es un momento a la vez
real y provisorio en la acción de Dios, un
momento constantemente presente en la
Biblia: Dios elige un pueblo particular
para hacerlo suyo, pero este pueblo será
para los otros. Jesús se dirige en primer
lugar a las ovejas perdidas de la casa de
Israel durante su ministerio público y
raramente sale de su territorio. En su
pueblo se identifica con los pobres, los
débiles y los enfermos y privilegia su
cercanía a ellos. Se opone con fuerza a
los «escribas y fariseos hipócritas» (Mt
23,15). Su misión tiene un objetivo
universal: debe partir de Jerusalén, de
Judea y de Samaria, para llegar a los
confines de la tierra. Su misión pasa
por los judíos en primer lugar, para en
seguida atender a los paganos. La activi-
dad de sus discípulos en los Hechos de los
Apóstoles reproduce el mismo escenario.
Al comienzo, la primera comunidad
cristiana es exclusivamente judía; luego
se abre a los paganos con el segundo Pen-

BELLINI, G., Resurreción De Cristo, 1475.


tecostés. Las misiones de Pablo respetan
ese mismo dinamismo: cuando llega a un
pueblo, Pablo se dirige de inmediato a
la sinagoga, luego, en general después
de diversos conflictos, se torna hacia los
paganos. Toda la historia de los Hechos
testimonia ese movimiento.
En primer lugar y en seguida expre-
san la entrada de la salvación al mundo
de la historia de los hombres. Comporta
un momento mediador que partiendo de
lo particular y de lo concreto se dirige
Las dos grandes imágenes bíblicas de salvación son la liberación
a lo universal. Sobrino no reprocha a de la muerte y la liberación de la esclavitud, la recuperación de la
ciertos textos conciliares lo que dicen, salud del enfermo y el retorno a la libertad de la esclavitud. Sobrino
sino lo que no dicen, porque así hacen privilegia el segundo aspecto, pero sin olvidar jamás el primero.
ellos corto-circuito con ese momento
preferencial y parcial. La preocupación
por los pobres y las víctimas es un aspecto que debe considerar el simple repetición. Ese es el sentido de la obra de Jon Sobrino que
anuncio del Evangelio, para conducir a la conversión de los ricos busca que las afirmaciones sean lo más concretas posibles en la
y de los poderosos, de los que ejercen la injusticia. En su propia situación de violencia que es la suya. Al término de estas reflexio-
coyuntura el teólogo insiste particularmente en ese en primer lugar nes formulo dos deseos: en primer lugar, que esta obra funde,
y ese en primer lugar comprende también las arras del Reino que encienda o confirme un auténtico anuncio del Evangelio; luego,
constituye el esfuerzo constante para la instauración de la justicia que sea igualmente entendido y escuchado en el universo de fe
en el mundo. Esta preocupación es la expresión cristológica de la de los países ricos. Podemos aprender en particular de una nece-
opción preferencial por los pobres. saria solidaridad entre una cristología doctrinal y una cristología
Todos estamos conscientes de que el Evangelio debe ser anun- práctica. Nuestra tarea para todos es creer de verdad en Cristo, es
ciado de una manera creíble para nuestros tiempos y no como una decir, imitarlo y seguirlo en su experiencia. MSJ

1
Se suprime aquí una nota extensa de Sesboüe.
2
He indicado más arriba un error técnico en la comprensión de la comunicación de idiomas.
3
Mysterium Ecclesiae, n° 3 ; DC 1636 (1973), p. 666.
4
Cf. H. Urs von Balthasar, La foi du Christ, Paris, Aubier, 1968 ; J. Guillet, La foi de Jésus-Christ, Paris, Desclée, 1980.

Mayo 2007
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