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Relación Terapéutica
-INTRODUCCIÓN
-DEFINIENDO LA PSICOTERAPIA Y LA RELACIÓN TERAPÉUTICA COMO MODELO
PARA EL CAMBIO
Esta recopilación consta de cuatro secciones, coincidentes con las cuatro clases
de este módulo. A su vez recoge conceptos y elaboraciones de diversos
autores y modelos, resultando en una síntesis basada en una visión ecléctica e
integrativa.
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Beutler, Larry E. y Clarkin, John F. (1990). Systematic treatment selection. Toward targeted therapeutic
interventions. Bristol, PA (U.S.A.): Brunner/Mazel.
Igualmente cualquier actividad definida como psicoterapia debería ser conducida solo con el
propósito de ayudar a las personas” en la consecución de objetivos mutuamente
acordados.
Factores comunes
Desde un enfoque integrativo, los factores comunes estará guiados por los resultados de un
estudio que revisó 50 publicaciones (Grencavage y Norcross l990) El análisis reveló que los
elementos comunes más consensuados eran:
La relación terapéutica está relacionada con la segunda mayor porción de cambio y las
variables técnicas vienen en un distante tercer lugar.
Existen en un extremo, algunos sistemas de psicoterapia como los conductistas radicales que
ven la relación terapéutica como poco importante. En algunas escuelas de Terapia
cognitiva, ven la relación entre cliente y el clínico como una precondición necesaria para que la
terapia proceda.
Presentamos brevemente su criterio para que podamos utilizarlos para comparar sistemas
sobre la naturaleza de la relación terapéutica.
Por otro lado, con el tiempo también ha ido modificándose la visión que se tiene
del terapeuta, quien ha ido pasando de ser una figura oscura, enigmática y reservada, a
quedar en una posición mas transparente, mas expuesta. Esto, que aparecería como una
desmitificación del rol del terapeuta, ha sido un factor clave a la hora de centrar la práctica de
la psicoterapia dentro de un espacio de limitaciones identificables, permitiendo, a su vez,
reducir la omnipotencia de las expectativas. Además, los psicoterapeutas con el tiempo han
ido descubriendo que su tarea puede ser emprendida en compañía de otro profesional,
- Pacientes que se hospitalizan por sentirse incapaces de realizar las tareas corrientes de la
vida y que por tanto necesitan de protección. Constituyen el grueso del grupo los seniles y los
esquizofrénicos.
- Pacientes neuróticos, cuyos estados de angustia parecen relacionarse con una sensación de
tensión emocional crónica y que a menudo involucra algún desequilibrio orgánico.
- Pacientes psicosomáticos, afectados por dolencias como el asma, la úlcera péptica y ciertas
enfermedades de la piel, en quienes trastornos bien definidos de algún órgano parecen
vincularse con estados de tensión emocional.
- Pacientes crónicos. Aquí se incluyen los tres precedentes, más aquellos pacientes con
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- Sujetos cuyas conductas contrastan con las normas y valores de la sociedad, y revisten
aspectos morales, médicos y legales inseparables. Son pacientes en el sentido de que se
hallan atrapados en esquemas de conducta que son incapaces de controlar. La conducta
desviada parece ser, a menudo, resultado de dificultades emocionales que tienen sus raíces
en experiencias perturbadoras de la infancia, como malos tratos o descuidos por parte
de los padres, hogares deshechos y falta de una socialización que fortalezca conductas pro
sociales.
- Pacientes que reaccionan con crisis emocionales ante problemas de la vida cotidiana que
trascienden momentáneamente sus capacidadesde adaptación.
- Pacientes que tienen dificultades crónicas para hacer frente a la vida y buscan ayuda en
sus luchas con problemas tales como identidad y alineación. Recurren a la psicoterapia
para resolver sus inquietudes espirituales o el sentimiento de que no obtienen de la vida todo
lo que debieran
- Por inadecuación: La respuesta no tiene nada que ver con la naturaleza del estímulo
Estos tipos diferentes de conducta (abierta o encubierta) son los que harían que una
persona busque asistencia psicoterapéutica, frente a las dificultades de adaptación que
plantean.
- Conocerse
- Hacer algo para que le digan si tiene algún problema (consulta o psicodiagnóstico)
- Tener un terapeuta como símbolo de status o para ser igual que los demás, o contar
con alguien incondicional
Esta idea de contexto es útil para: analizar la contribución de los terapeutas al desarrollo de
procesos terapéuticos, estudiar cómo el desarrollo de las ideas y el prestigio de los
modelos son también contribuyentes, y ocuparse de organizar contextos mas favorables
para que el terapeuta pueda operar con efectividad.
Fuerzas de cambio del paciente: Son diversas variables del paciente, significativas en el
proceso de cambio terapéutico. Podemos mencionar:
-Expectativas. Desde que el paciente decide ingresar a terapia (o incluso antes), activa un
conjunto de expectativas acerca de lo que ocurrirá. Estas expectativas de cambio que muchos
pacientes se auto generan, serían una especie de “punto base” del proceso terapéutico.
Las expectativas de cambio del paciente pueden verse fortalecidas por variables tales
como el encuadre terapéutico, la seguridad del terapeuta, la confianza del paciente en el
terapeuta, etc. Incluso algunos autores han planteado que cualquier técnica puede ser
efectiva, total o parcialmente, si es presentada con una gran seguridad y si se generan
expectativas de mejoría.
-Motivación. Se ha señalado que para que un paciente cambie, el primer requisito es que
quiera cambiar. Para esto los terapeutas están enfatizando cada vez más la necesidad de
que el paciente asuma desde un comienzo un fuerte compromiso con el cambio terapéutico.
-Fuerzas de cambio del terapeuta: Son muchas las variables del terapeuta que pueden
aportar fuerzas de cambio. Es el caso de las variables “rogerianas” tales como: la calidez,
empatía, autenticidad, capacidad de aceptación incondicional del otro. También se ha
enfatizado el rol de la seguridad, experiencia, consistencia, inteligencia, dinamismo,
flexibilidad, simpatía, capacidad para comprometerse con el paciente, objetividad,
creatividad, intuición, etc. En realidad, una lista exhaustiva sería interminable. Quizás la
que mas se ha valorado por su aporte al cambio es la empatía, pero se trataría de una
condición necesaria aunque no suficiente. También se ha destacado el rol de la calidez.
Además, al parecer los terapeutas tienden a escoger enfoques psicoterapéuticos según su
personalidad.
En resumen, podríamos decir que lo que parece claro es que la empatía, calidez y
autenticidad del terapeuta constituyen condiciones necesarias pero no suficientes, y que
además es preciso que estas características del terapeuta sean percibidas por el paciente,
no basta con que existan.
Los escasos estudios objetivos de las cualidades personales del buen terapeuta son
de tres tipos. El primero define la competencia de un terapeuta en función de los juicios
que sobre él emiten sus colegas o superiores, el segundo en función de las opiniones de sus
propios pacientes, y el tercero en términos del propio éxito real.
El buen terapeuta surge del primer tipo de estudio (juicios emitidos por sus colegas)
como buena persona en general: es inteligente y responsable, posee un juicio recto y es
creativo. Se lo juzga como sincero y capaz de ofrecer una afabilidad controlada a sus pacientes;
esto es, se deja llevar algo emocionalmente a la situación del paciente pero sin perder
objetividad. Además, el tipo de relación que ofrece a sus pacientes se armoniza probablemente
con su cuadro general de conducta social. Si se conceptúa que cualidades como la confianza
en sí mismo y la energía contribuyen al éxito de un psicoterapeuta, luego la ansiedad
debería obrar en su contra, y existen estudios que confirman precisamente esta hipótesis.
Los juicios sobre terapeutas, emitidos por sus pacientes, coinciden con los de los
propios colegas en cuanto a las cualidades personales vinculadas con el éxito en un
tratamiento. El “buen terapeuta” fue definido como: perspicazmente atento a lo que oye,
interesado, benigno y preocupado, amigo cálido y natural, dispuesto a ofrecer consejo en
forma directa, habla el propio lenguaje que el paciente, es sensato y rara vez suscita un enojo
intenso.
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Como broche a esta sección sobre los atributos personales del terapeuta cabe
agregar como hecho probable, que el más importante ha escapado del estudio sistemático.
Este atributo es el poder de curar o carisma. En tanto el calor humano, la energía, la
persuasiva y cualidades similares son algunos de sus ingredientes, su esencia ha eludido la
definición científica. Cada edad produce personas con grandes poderes de curación que son a
menudo asombrosamente eficaces. Algunos llegan a crear escuelas basadas en las doctrinas
que ellos mismos han creado para explicar sus aptitudes de curar. Es muy posible que la
capacidad de curar, al igual que el talento musical, esté vastamente difundido entre los
hombres aunque de manera muy despareja. Si una persona ha nacido lamentablemente sin
oído para la música, no habrá entrenamiento que lo haga convertir en músico. Dado un
mínimo de talento musical y la determinación necesaria, sin embargo, cualquiera puede
practicar hasta convertirse en un ejecutante competente, pese a que nunca llegará a
virtuoso. Lo mismo podría decirse del talento psicoterapéutico.
En general, el rol de los afectos en la relación ha sido muy enfatizado por los clínicos.
Dado que una importante parte de cualquier relación interpersonal son los sentimientos que
uno tiene acerca de sí mismo y del otro en la relación, la oportunidad para los clientes
de tener una relación abierta y honesta en la cual puedan verdaderamente tratar con
estos sentimientos, muchos de los cuales les han sido problemáticos, es una experiencia
potencialmente invaluable.
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En la C.T (Beck, 1979) se consideran como necesarias, pero no suficientes, que el terapeuta
posea tres competencias relacionales (Rogers, 1951): Aceptación, Empatía y Autenticidad.
Por aceptación se entiende el interés mostrado por el terapeuta hacia el paciente y su
problemática. Interés que no debe de ser demasiado efusivo ni proteccionista. Hay que
señalar que las muestras de este interés terapéutico son interpretadas por el paciente, y
que el grado de aceptación percibida pesa más que la conducta del terapeuta al respecto. Para
detectar esas percepciones es útil utilizar preguntas de feedback dirigidas al paciente, y utilizar
sus respuestas para modular las expresiones de aceptación (p.e "¿Qué piensas y sientes
sobre mi forma de relacionarme contigo?... ¿Qué piensas que siento sobre ti?"). La empatía
se refiere a la habilidad del terapeuta de entrar en el mundo del paciente y
experimentar cognitiva y afectivamente el mundo como lo hace este. El terapeuta puede
facilitar esta labor si devuelve al paciente expresiones referentes a su modo de percibir los
eventos y sus estados emocionales asociados, haciéndolo en forma de hipótesis a
contrastar por el feedback del paciente (p.e, "Cuando usted se encuentra en una reunión
y nadie le dirige la palabra parece pensar que nadie se interesa realmente por usted y
entonces comienza a sentirse muy triste y solitario, le gustaría que alguien tomara la
iniciativa, pero nadie parece hacerlo...¿podría ocurrir así?"). Incluso el terapeuta empático
puede evitar hacer juicios peyorativos sobre la conducta del paciente y sus problemas
relacionales (p.e resistencias) si tiene la habilidad de tener empatía hacia estos problemas.
Puede incluso desarrollar "ensayos cognitivos" sobre las actitudes y emociones del paciente
(p.e imaginándose asumiendo actitudes y emociones similares a la del paciente) y generar
así alternativas a las mismas. La última habilidad, la autenticidad, se refiere a la franqueza
del terapeuta con el paciente, para que este tenga una imagen realistas de lo que puede
(y no puede) esperar sobre el terapeuta o la terapia. Sin embargo es conveniente que
esta franqueza sea conjugada con la diplomacia y se manifieste en momentos oportunos.
Al igual que las otras dos habilidades la percepción del paciente sobre ellas es él, principal
determinante de su reacción, por lo que las "preguntas de feedback" son fundamentales para
adecuarlas a cada caso concreto.
La R.E.T (Ellis, 1989) comparte, en general, los principios antes expuestos con respecto a
la C.T Además puntualiza otra serie de factores. Señala la conveniencia de no mostrar una
excesiva cordialidad hacia el paciente; ya que aunque esto podría hacerle mejorar a corto
plazo, reforzaría sus creencias irracionales de aprobación, dependencia y baja tolerancia a la
frustración. Otro factor es que los terapeutas es deseable que tengan una inclinación
personal de tipo filosófica y cognitiva para aplicar esta terapia de manera mas
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2- LA INTERACCIÓN TERAPEÚTICA:
La psicoterapia cognitiva considera que hay 3 factores básicos que ayudan a mantener la
relación terapeútica iniciada (Beck, 1979):
3- LA COLABORACIÓN TERAPEÚTICA:
La C.T y la R.E.T (Beck, 1979; Ellis, 1989) consideran que estos problemas derivan igualmente
de cogniciones disfuncionales, y que normalmente aparecen en relación a la aplicación de
las tareas para casa y a la evaluación de los progresos terapéuticos.
Ambas terapias consideran que la transferencia deriva de una percepción errónea o irracional
del paciente sobre el terapeuta y lo que puede esperar de este, y que le lleva a
experimentar una serie de sentimientos (positivos o negativos) y a manifestar una serie de
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Para la psicoterapia cognitiva "la resistencia" viene definida por la conducta del
paciente (y del terapeuta) que es anti terapéutica para el logro de los objetivos de
modificación cognitiva. La causa de la resistencia se encuentra en actitudes y conductas
por parte del paciente y del terapeuta que no facilitan la colaboración terapéutica (Ellis,
1983; Beck, 1979).
Nosotros compartimos la exposición de la C.T y de la R.E.T, pero consideramos que cuando los
métodos usuales para manejar estas dificultades son infructuosos, una estrategia alternativa
es la utilización de intervenciones paradojales (p.e Fisch, Weakland y Segal, 1984;
Watzlawick, 1974; Dowd y Swoboda, 1984) o constructivistas (p.e Guidano y Liotti, 1983).
Las intervenciones paradojales se pueden considerar intervenciones cognitivas en tanto y
en cuanto tienen en cuenta para su prescripción el "marco de opiniones personales del
paciente" (marco o esquema cognitivo, p.e Fisch y Cols. 1984). Básicamente consiste en
reformular la resistencia de modo positivo (atribución positiva) y prescribirla, de modo que si
el paciente se opone a su realización deja de utilizarla, o si la sigue se pone bajo la "dirección"
del terapeuta. Para realizar esta intervención de modo prudente, antes se ha de recabar
información sobre las cogniciones del paciente (sobretodo sus atribuciones).
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Consideramos el interés que puede tener el manejo de la relación terapéutica como vía de
cambio cognitivo (junto y/o aparte de las tareas de revisión cognitiva para casa). En
concreto, compartimos la relevancia que puede tener para la psicoterapia cognitiva los
siguientes factores (y que no han sido incluidos suficientemente en la R.E.T y C.T):
2- Tienen fuerzas y grados de accesibilidad variables (Saranson, 1979; Arieti, 1978). Tienen
dificultades distintas para hacerse conscientes.
3- Las cogniciones pueden interactuar entre si, siendo a veces conflictivas entre ellas.
(Saranson, 1979; Wessler, 1986).
4- La relación entre las cogniciones y los vínculos afectivos (Bowlby, 1971, 1973,
1979, 1980).
El Modelo de Watchel
2- Papel de las experiencias tempranas: Las experiencias tempranas son importantes para la
formación de los esquemas cognitivos, sobretodo cuando son reforzadas por experiencias
posteriores, produciendo sesgos en el desarrollo.
3- Cambio: Las posibilidades de cambio dependen en gran parte del contexto social y
relacional del individuo; ya que las nuevas situaciones de la vida ofrecen la
oportunidad de modificar los sesgos del desarrollo, de revisar los esquemas cognitivos.
La teoría del apego puede proporcionar una guía de intervención psicoterapéutica. Bowlby
(1979) describe el proceso de exploración que llevaría a una intervención terapeútica:
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EL PROCESO PSICOTERAPEÚTICO
1ºEvaluación-diagnóstico.
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1º Pedir al paciente que describa las relaciones actuales y pasadas con las figuras familiares
mas relevantes, sobretodo en el periodo de la infancia y adolescencia.
2º Seguir el mismo patrón pero ahora relacionado con recuerdos ("imágenes") de esas
relaciones.
4º Sugerir al paciente hipótesis sobre esas incongruencias y pedirle que siga evocando
más recuerdos (p.e mediante el "flujo de conciencia", una especie de asociación libre
sobre un tema prefijado; o mediante el uso de evocación de imágenes, etc.)
(3) Disociación de
(2)
significados personales
Distorsiones (2) Terapeuta (3) Figura de apego
en la…memoria a
Cognitivas
largo plazo.
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Desde estas perspectivas, la tarea central del terapeuta es lograr entender a su cliente
como un ser-estar en-el mundo es decir en relación consigo mismo, en relación con los
demás y en relación con la naturaleza.
La relación terapéutica es propuesta tanto como proceso de cambio como la primera fuente
de contenido para dicha terapia .Al involucrar a un paciente en un auténtico encuentro, el
terapeuta ayuda al paciente a volverse más consciente de las formas en las que ha evitado
Dicho encuentro, tales como la de permanecer más como paciente que como persona.
La relación terapéutica es una de las mejores oportunidades para los pacientes de elegir
comprometerse en un encuentro profundo y auténtico, porque el terapeuta existencial
está comprometido a responder auténticamente. Si un paciente tiene el coraje de elegir
ser auténtico –con –el terapeuta, entonces el paciente ha cambiado radicalmente de mentir-
para otros o mentirse-a –sí-mismo, a ser –estar con-otro.
En la Terapia de Rogers, sostiene que las condiciones necesarias y suficientes para la terapia
estaban contenidas dentro de la situación terapéutica. Y describió seis condiciones para
que una relación genere un cambio de personalidad constructivo. Y estas tomadas en
conjunto serían suficientes para dar cuenta de cualquier cambio terapéutico.
Estas son:
a) Relación: dos personas deben estar en una relación en la cual cada una realice alguna clase
de percepción diferenciada del otro.
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e) Empatía adecuada. El terapeuta experimenta empatía adecuada por el mundo interno del
cliente y es habilidoso para comunicarle esta comprensión. A través de la empatía sentimos el
mundo privado del cliente como si fuera el nuestro, sin nuestro propio enojo, miedo o
confusión interfiriendo con la experiencia. Con empatía adecuada y consideración
incondicional positiva, los clientes llegan a acercarse a ser completamente conocidos y
plenamente aceptados.
La relación terapéutica gestaltica es tanto parte del proceso como del contenido de la
terapia. Como parte del proceso del estar aquí ahora, el terapeuta insiste en
permanecer centrado en el presente. Y bloquean los intentos inmaduros de hacerlos
responsables de la vida de un cliente que está actuando desamparado, loco etc. A través
de frustrarlo en la relación, los clientes son forzados a crecer , a ser más conscientes de
los juegos que están Jugando para seguir siendo inconscientes o inmaduros. El terapeuta
gestáltico no se basa en consideración incondicional positiva para establecer la relación
terapéutica.
No adopta una actitud directiva frente a la relación terapéutica, ya que el terapeuta tiene
una antropología que asume las dimensiones de unicidad, irrepetibilidad, libertad
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Así es que la relación terapéutica se da en dos planos, una relación básica y humana persona
a persona y simultáneamente la relación terapeuta –paciente.
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RESUMEN
Los sentimientos del terapeuta son importantes para una adecuada marcha de los casos y para la salud
ocupacional del propio terapeuta. Las terapias han sido descriptas de diferentes formas: como
resolución de problemas, como desarrollo humano, como estrategias, estructuras, etc. En este relato
se propone una lectura, complementaria de estas otras, que sería el mapeo de los sentimientos del
terapeuta, en su referencia a múltiples contextos. La propuesta se fundamenta en que el terapeuta es
el recurso más a mano para ser modificado, de modo que esta modificación ayuda a cambiar el sistema
terapéutico. Los sentimientos del terapeuta, vistos como patterns u hologramas, podrían servir
de pasos en la co-construcción de ecologías alternativas.
Haré como introducción un acercamiento al tema de los sentimientos y referiré ejemplos que
pueden surgir en diferentes ámbitos de pertenencia del terapeuta.
INTRODUCCIÓN
"sentimientos son lo que todos nosotros entendemos por tal cosa". Utilicemos, por ahora, esa tautología.
Los sistémicos, hace mucho que nos hemos alejado de esas zonas de ambigüedad, acercándonos
más a las matemáticas, y confiando más en lo observable, en las conductas. Hemos hecho bien.
En parte porque debíamos manejarnos con lenguajes formalizables, de acuerdo con la tradición
científica.
Sin embargo, debo decir que recuerdo una conversación con el Dr. Hugo Cowes, semiólogo, en
la que charlábamos sobre ciencias duras y ciencias blandas, y de la física de relaciones, y de
pronto me dijo: "la única disciplina que habla de la realidad es la poesía". Ahora lo recuerdo
porque creo también, como todos, que los sentimientos son realidades muy importantes.
(1) El Dr. Lino Guevara fue director del Centro de Terapia Familiar de Neuquen. Es director de docencia del Centro de Estudios
Sistémicos (CES)
(*) Este trabajo fue publicado en el Nº 17 de Perspectivas Sistémicas (Julio / Agosto de 1991) y previamente
presentado en las 2ª Jornadas Sistémicas de Intercambio Sistémico, llevadas a cabo el 2, 3 y 4 de mayo de 1991 en la ciudad de
Córdoba. Un numeroso público y la calidad de los trabajos hicieron de este encuentro un importante acontecimiento en el
campo de la terapia sistémica. Perspectivas Sistémicas estuvo presente a través de su representante en Córdoba, el Dr.
Guillermo "Willy" Visotsky, quien nos envía este rico material de su elección. También destacamos la buena organización del
evento por parte del animador principal, el recientemente fallecido Lic. Mauricio Salgado, prestigioso terapeuta familiar de la
ciudad mediterránea: valga este breve comentario como un tardío pero sentido y sincero homenaje póstumo a un
estimado colega.
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Pero como los sentimientos son cosa seria, hay que hablar de ellos aunque debamos transitar
por zonas imprecisas. Imprecisa es la noción vinculada, la noción de "alma". Para decir alma,
los guaraes decían "sol del pecho", y para decir amigo decían "mi otro corazón". Y por allí
andan los sentimientos: en el corazón de los sistemas terapéuticos; en la "buena" o en la
"mala" disposición de los consultantes, y en las resonancias de los consultores. El
término "joining" es una referencia a los sentimientos. Como por ejemplo cuando se dice
que el adecuado calibramiento de la relación terapéutica, es el pre- requisito de una
intervención afortunada. Pero un buen "joining" hace también a la salud ocupacional
del terapeuta. es sabido que hacer terapia implica, para el terapeuta, realizar un complejo
trabajo de administración de sus propias emociones al servicio de la terapia, del equipo,
y de su crecimiento personal. Este es un trabajo complejo, y lo es, en parte, porque la cuestión
de los sentimientos ha sido tratada como "caja negra" en la teoría sistémica. Retomamos
otra vez, ahora la tarea de formalizar valores emocionales. Comenzamos a ponerle
palabras.
LA PROFESIÓN
Esta es una profesión fascinante. Puede ser angustiantes también. Solemos andar por
arenas movedizas. Se requiere además cierta capacidad de sacrificio, si uno tiene interés
por los contextos de descubrimiento. Puede ser que le toque estar a contramano de alguna
institución, en transcursos cuasi contraculturales. Cuando uno "elige la profesión psi", cree
que adquirirá un conocimiento primero, y luego, simplemente, lo aplicará. Por el tiempo
de recibir el título con cierto azoramiento uno sospecha que se va a recibir sin tener el
conocimiento acabado. El azoramiento entonces es seguido de pánico. Uno debe ya
trabajar para subsistir. Siente que no tiene ni la menor idea de cómo se ejerce esta
profesión, y ya es tarde, uno ha caído en la trampa, tiene que empezar a construir casi de
cero el conocimiento necesario para su trabajo concreto ¡mientras trabaja atendiendo seres
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Durante quince años fuimos supervisores el uno del otro; co-terapeutas y confidentes.
Actualmente comparto la tarea con mi compañera Mary Raña, y también con Elsa Peralta,
Alicia Stuller, Pablo Idiazábal y María Virginia Aguirre (cordobesa). Las ideas afortunadas
salen de la tarea compartida. Compartimos también tantos afectos. Hablo de sentimientos,
y de aprendizaje. Me satisface pensar en la "recirculación" de sentimientos e ideas, a la
manera de Boscolo y Cechin en su tarea de entrenamiento.
CASOS Y COSAS
Toda vida humana bien mirada tiene mucho de tragedia. Si frente al caso que nos consulta,
no hemos vivenciado la dimensión de drama de esa vida, es que aún no hemos tomado
contacto. También hemos de vivenciar su dimensión de ternura o el hecho de ser una
comedia de enredos. Pero más allá del ridículo, del absurdo, o de lo sublime, cada hora
participamos de un drama profundo, diferente, original. Así que hacer terapia es una
cosa muy seria como para no tomarla con bien humor. Creo que por eso se requiere
del humor en la terapia, no como catarsis, al estilo del quirófano, no como disimulo, el
humor como forma del conocimiento, como mirador epistemológico. Es que tenemos
el hábito de ocuparnos de los temas externos, el amor, la muerte, la locura. En nuestro
trabajo es común que haya cierta tensión.
No sólo ocurre que el terapeuta contamine los casos con su historia. El también puede
contaminarse con los casos. Las características de los casos pueden determinar en los
terapeutas sentimientos de inferioridad, de superioridad, de confusión u otras
distorsiones. En particular ciertos isomorfismos entre algunos rasgos parciales de cada
caso y aspectos correspondientes de cuestiones que son muy relevantes para su existencia, le
determinan al terapeuta fascinaciones, sesgos y ecos. Como se suele decir, uno puede
quedar "pegado" o "cargado".
Me ha llamado la atención cierta ansiedad del terapeuta por alejarse del consultorio al
termina la jornada. EL apuro con que a veces los terapeutas salimos disparando de la
institución después de la última entrevista del día (la historia clínica de la última entrevista
queda sin transcribir). En ocasiones el apuro no sirve de mucho porque, ya en la calle, otra
vez nos olvidamos dónde dejamos el auto. Y hay que hacer esas caminatas disimuladas, como
mirando vidrieras, para que el señor del kiosco no comente: "¡Dr.! ¿se olvidó otra vez dónde
dejó el coche? ¿Qué tendrán en la cabeza estos psicólogos?"
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Hay pérdidas también, separaciones también, de los compañeros, de los alumnos, etc.
Uno no puede involucrarse y desinvolucrarse como quien se cambia de ropa.
Puede ser entonces que la persona del terapeuta esté limitada, reprimida en su trabajo. Y
puede ser que el trabajo del terapeuta esté demasiado presente en su vida.
EQUIPO
El equipo provee visiones binoculares que a veces compensan esos sesgos del terapeuta, pero
como se ha señalado en otras comunicaciones, el equipo, como conjunto, también puede
entramparse de modos reconocibles.
El equipo recircula sentimientos. Para el logro de un buen clima de trabajo, es posible que el
equipo necesite de una etapa social antes de comenzar la pre- entrevista a modo de
precalentamiento para el ensamble. En esos primeros momentos cada uno informa más o
menos informalmente cómo le va hoy. Cómo están sus familiares, sus miedos, deseos y
realizaciones. Este aggiornamiento permite al equipo habilitar e integrar a sus
participantes. Luego al salir de la entrevista para los diálogos de supervisión, una
información valiosa para comenzar a pensar es: ¿Cómo te sentís? Lo que es decir ¿Cómo
confluyen las influencias de la familia y el tipo de ecos que despiertan en vos? ¿Cómo
se siente de uno y de otro lado del espejo? (aunque uno diga "yo observé", "yo
pienso" es "yo sentí, "yo siento"). Al terminar un diálogo de supervisión, un indicador
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LAS TEORÍAS
El contacto con las familias o personas es un contacto emocional movilizador. Durante las
entrevistas es posible que hablemos de nosotros mismos o que no lo hagamos, según el
modelo teórico que estemos experimentando. Podremos utilizar ejemplos de nuestras
propias vidas y familias, o no lo haremos. Pero siempre hay cierto monto de represión de los
propios sentimientos. Esté uno protegido por el espejo, o esté en directo con la gente. No
tenemos (está bien que así sea) libertad de expresión. Como en el teatro, nuestra actuación
debe ajustarse más al personaje necesario en el guión que se va dando, que al deseo
del actor, de modo que el tiempo de trabajar puede convertirse, peligrosamente, en
ocasiones, en un tiempo entre paréntesis de nuestra vida.
Cuantas más horas trabaja un terapeuta más está expuesto a mil estímulos y represiones. Está
sobreestimulado por las emociones familiares y por sus resonancias, y deberá estar mucho
más controlado que en un intercambio social corriente.
Me pregunto si no será por eso que mi esposa dice que hablar de mí mismo es mi tema
preferido.
La remuneración de la tarea terapéutica puede ser por salario, por prestación, obras sociales,
captación,cooperativas, fundación, etc., todas son imperfectas. Esta cuestión del pago al
terapeuta, debería estar incluida en las evaluaciones y en nuestros intercambios. Puede
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Es raro ver remunerado el tiempo del trabajo en equipo, o el tiempo para leer, para
formarse, etc. Y los terapeutas nos sentimos bien solamente cuando vivenciamos que
podemos capacitarnos permanentemente.
El terapeuta, como persona, vive sus circunstancias, que también le generan sentimientos.
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No creo que estemos ante el fin de la historia, como alguien dice. Sí creo que se derrumban
los muros que nos impedían ver más allá, y las soluciones dependerán mucho de
acuerdos y planificaciones locales. Esto tiene que ver con nosotros porque tal vez, empiece
la era (en palabras de Minuchin) de ver más las relaciones, ver más lo que conecta, la
solidaridad y la responsabilidad, en vez de centralizarnos en lo individual, la territorialidad,
la discriminación y la agresión.
COMENTARIOS
2) que los sentimientos son variables. En el doble sentido, son variables, pero son también
una variable a tener en cuenta para nuevas formalizaciones.
Porque mientras desafiamos a quienes nos consultan, el desafío para nosotros mismos es el
de permanecer enteros y seguir estudiando, creciendo y disfrutando de nuestro trabajo.
Porque existen esos gloriosos momentos en que, por fin, comprendemos. En que todo
cerró, no hay más síntoma y todo se une bellamente en una única configuración general de
sentido: el caso, el equipo, los observadores y nosotros mismos. Se siente acá. Es
fantástico. Es un gran placer. Pero esto no está ocurriendo todo el tiempo. Quedarán
muchos misterios.
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Para concluir, los terapeutas trabajan, tiene familias, pertenecen a equipos, instituciones,
teorías. Hay sentimientos por todas partes. Ahora bien, esquematizando "a la Bateson",
diríamos que, mientras la conciencia (las palabras, lo formal) nos permite ver solamente
áreas de circuitos ecológicos, los sentimientos son patterns. "Como vivimos en un mundo de
estructuras en circuito, es el reconocimiento de la circuiticidad lo que constituye la sabiduría".
"en este planeta el amor sólo puede sobrevivir (sigo a Bateson) si la sabiduría cobra una voz más
eficaz".
Las terapias han sido descriptas como resolución de problemas, como que la solución es el
problema, como crecimiento, etc. Entre estos múltiples senderos, sería interesante
también construir las terapias con el itinerario de los sentimientos del terapeuta, en sus
diferentes momentos, con sus múltiples voces. Obtendríamos así mapas complementarios,
que junto a los que hacemos habitualmente, nos ayudarían, tal vez, a iluminar nuestros
caminos. Un camino de complejidades entre el determinismo y el azar, entre la
turbulencia y la serenidad, entre el rigor y la imaginación.
Bibliografía
Beutler, Larry E. y Clarkin, John F. (1990). Systematic treatment selection. Toward targeted
therapeutic interventions. Bristol, PA (U.S.A.): Brunner/Mazel.
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Dos cuestiones fundamentales guían las actividades del terapeuta en las etapas
tempranas de virtualmente cualquier psicoterapia efectiva. Estas cuestiones son
importantes para el objetivo de establecer y mantener la colaboración y motivación del
paciente durante el tratamiento. Son intermedias en el sentido de que su logro exitoso
aumenta significativamente la probabilidad y magnitud de cambios terapéuticos.
2- Desarrollar un set guía de objetivos y expectativas que sirva como contrato y que a su
vez provea un foco para el trabajo terapéutico.
El éxito del terapeuta en alcanzar los objetivos de las primeras etapas del tratamiento refleja
el grado en que es capaz de aplicar seis puntos fundamentales a un proceso que fortalezca
la relación terapéutica:
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Principios directivos.
Dos principios guían al terapeuta durante las primeras etapas del tratamiento. El
primero de estos principios se dirige al tema de aumentar la probabilidad de cambio, y
el segundo principio se dirige a la cuestión de incrementar la magnitud del cambio.
La preparación del paciente comienza antes de la primera sesión de tratamiento. Las técnicas
que uno puede utilizar para preparar a los pacientes varían ampliamente. Material escrito
que describa la clínica, los servicios y opciones de tratamiento, y los servicios especiales para
aquellas personas con impedimentos físicos, y que describa los procedimientos principales,
es un método para preparar al paciente para el proceso de psicoterapia. Estos
materiales, si no se proveen en exceso, pueden reducir la incertidumbre de los
pacientes y aclarar algunos miedos que puedan impedir que el paciente venga a la primer
sesión de terapia. Para pacientes que son nuevos en tratamiento, o aquellos que tienen
necesidades especiales referidas al setting de tratamiento, este material puede ser
especialmente útil y debería describir los propósitos de la terapia, los procesos que se
seguirán en las entrevistas, y el monto de tiempo requerido para completar estas fases de
evaluación y procesos del tratamiento. Audiotapes, presentaciones en video e
instrucciones computarizadas pueden ser alternativas al material escrito y pueden ser
33
34
La primer pregunta busca conocer la naturaleza del problema; su historia, contexto y familia
del paciente, y la historia de tratamientos previos.
Al finalizar la primer entrevista (sólo raramente esto necesita ser demorado hasta
una segunda entrevista), el terapeuta provee feedback y recomendaciones al paciente acerca
de la naturaleza del tratamiento. Este plan y formulación no debería términos o etiquetas
técnicos, aunque a veces una descripción diagnóstica puede ser aceptable. No es necesario, o
siquiera útil, describir los detalles del tratamiento por anticipado. Lo que beneficia al
paciente es conocer qué es lo que el terapeuta cree que es el objetivo o los objetivos
del tratamiento, qué forma de tratamiento es probable que se tome ( individual, grupal o
familiar), cuánto tiempo es probable que tome el tratamiento, y los resultados que se podría
esperar dentro de ese lapso de tiempo.
acerca de días y horas específicas, modificando el esquema dentro de los límites que son
tolerables para el setting y los objetivos. La discusión acerca del formato del tratamiento
y la demandas, deberían tener una conclusión, con el terapeuta buscando y
proveyendo feedback al paciente, utilizando el input para guiar las decisiones acerca del
tipo de terapia que podría ser de ayuda de acuerdo al problema y a las necesidades del
35
36
Varios autores han sugerido que es ventajoso distinguir entre varias diferentes
cualidades del terapeuta. De cualquier forma, pera mantener el proceso tan simple como
se pueda, en este contexto solo discutiremos aquellas cualidades relacionales diseñadas para
transmitir un sentido de seguridad, apoyo, cuidado y entendimiento bajo un único
término: “apoyo empático”. Apoyo empático no solo implica que el terapeuta
experimenta estas características, sino también que estas son transmitidas a los pacientes
y percibidas por éstos. Apoyo empático, en esta amplia definición, incluye las
percepciones del paciente de que el terapeuta creíble, tiene potencial persuasivo, es
comprensivo, cálido, cuidadoso, capaz de entendimiento emocional y de proveer aliento y
ánimo en un clima de seguridad. Para transmitir estas impresiones, el terapeuta debe
ser capaz de ser sensitivo a los significados y sentimientos que subyacen a la
comunicación abierta y a las palabras utilizadas por el paciente.
Técnicas generales.
El apoyo empático se fortalece tanto por lo que el terapeuta hace, como por lo que no
hace. Es decir, hay estrategias prescriptas y proscriptas que, juntas, fortalecen el desarrollo
de una serie de percepciones positivas por parte del paciente. Estrategias prescriptivas son
aquellas que, por su presencia, son utilizadas para inducir percepciones positivas.
Estrategias proscriptas son aquellas que fortalecen la relación por su ausencia.
Estrategias prescriptas
6- Lograr y expresar la aceptación de aquellas características del paciente que para él son
inusuales, atemorizantes o inaceptables.
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Estos son conceptos ideales, tanto porque requieren el desarrollo de un estado interno
de entendimiento, aceptación y confianza, y además porque requieren la habilidad para
comunicar estos atributos. Las técnicas y modos específicos que comunican estos atributos
no son completamente conocidos, pero las investigaciones han descubierto un número de
procedimientos y técnicas que están claramente relacionadas a este proceso.
La naturaleza de las estrategias proscriptas puede ser mas fácil de especificar que la de las
prescriptas, pero de todas formas son mucho mas difíciles de mantener que de identificar.
Las estrategias proscriptas fortalecen una alianza positiva mediante la evitación de ciertas
conductas.
38
Para ayudar a hacer una distinción entre reflexión e interpretación, puede ser útil
pensar acerca de la construcción de sentencias utilizadas en la comunicación, tanto por el
paciente como por el terapeuta. Cuando una persona dice “me siento deprimido”, está
expresando un sentimiento. Cuando dice “siento que estoy deprimido”, está
interpretando el significado de su experiencia.
Una reflexión por parte del terapeuta puede ser, en el primer ejemplo, “usted se
siente desesperanzado”. Esta respuesta toma la expresión de sentimientos de
En el segundo ejemplo, la reflexión puede tomar un tinte diferente, como por ejemplo
“Usted parece estar realmente confundido, y quizás un poco atemorizado, porque no sabe
39
Una reflexión productiva es usualmente indicada por la respuesta del paciente. Esta toma
la forma de un reconocimiento de la certeza de la reflexión y a menudo es acompañada por
la expresión de sorpresa al reconocer un elemento nuevo en el estado afectivo subjetivo
(p.e. “Sí, creo que realmente estaba enojado y no me daba cuenta”).
40
Reaseguramiento: Tiene que ver con proveer tranquilidad. Es una clase de comentarios
diseñados para proveer confort inmediato y para reducir ansiedad anticipatoria. Ofrece una
estructura, predice consecuencias positivas, e inserta recordadores de logros pasados.
Además, expresa el deseo y optimismo del terapeuta, un deseo de ayudar al paciente a
lograr las metas del tratamiento, y un optimismo respecto de que el paciente será capaz de
hacerlo. En este proceso, el Reaseguramiento reduce la ansiedad asociada con la
incertidumbre, y cimenta la percepción de que el terapeuta es confiable.
El terapeuta puede hacer comentarios tales como “estoy seguro de que todo resultará
bien”, o “recuerde que la mayoría de las veces, sus decisiones han sido buenas”. Son
útiles para recordar al paciente sus fortalezas y para aumentar su auto estima cuando ha
sido dañado, pero su rol principal es imbuir al terapeuta con las cualidades de constancia,
conocimiento y disponibilidad.
41
La Inteligencia Emocional determina nuestro potencial para aprender las habilidades prácticas
que se basan en cinco elementos: conocimiento de uno mismo, motivación, autorregulación,
empatía y destreza para las relaciones.
La inteligencia emocional tiene que ver con la Aptitud Emocional de una persona. La cual se
conforme de dos aspectos fundamentales: Aptitudes Personales, y Aptitudes Sociales.
AUTOCONOCIMIENTO
•CONCIENCIA EMOCIONAL
•AUTOEVALUACIÓN PRECISA
Son capaces de mostrar sentido del humor y perspectiva con respecto a sí mismas
42
Son decididas: pueden tomar decisiones firmes a pesar de las incertidumbres y las presiones
AUTORREGULACIÓN
•AUTOCONTROL
• CONFIABILIDAD
Defienden las posturas que responden a sus principios, aunque no sean aceptadas
•ESCRUPULOSIDAD
•ADAPTABILIDAD
(estar abierto a ideas y enfoques novedosos, y ser flexible para reaccionar ante los cambios)
•INNOVACIÓN
(estar abierto a ideas y enfoques novedosos y ser flexible para reaccionar ante los cambios)
MOTIVACIÓN
•AFÁN DE TRIUNFO
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•INICIATIVA
•OPTIMISMO
APTITUD SOCIAL
•EMPATÍA
Asesoran, brindan consejos oportunos y asignan tareas que fortalezcan y alienten las
habilidades del otro.
APROVECHAR LA DIVERSIDAD
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CONCIENCIA POLÍTICA
APTITUD SOCIAL
HABILIDADES SOCIALES
•INFLUENCIA
Recurren a puestas en escena dramáticas, para establecer con claridad su punto de vista
•COMUNICACIÓN
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•LIDERAZGO
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•ESTABLECER VÍNCULOS
•HABILIDADES DE EQUIPO
49
Frente a esta realidad, se sitúa la evidencia de que la psicoterapia se realiza trabajando con las
emociones y, ciertamente, no sólo con las del paciente o la familia, sino también con las del
terapeuta. Los autores sistémicos europeos han sido más sensibles a ello, quizás porque, al
situarse lo fundamental de su obra en fechas más recientes, no debieron pagar el tributo que
pagaron sus colegas americanos a la diferenciación respecto del psicoanálisis. De hecho, y por
citar sólo a algunos, autores como Cancrini ( 1984 ) y Andolfi ( 1977 ) han explicitado la
importancia del trabajo emocional y Elkaïm ( 1995 ), acuñando el concepto de resonancia, ha
aportado un útil instrumento como alternativa sistémica al juego transferencia /
contratransferencia.
La recuperación por Selvini ( 1987) del apego de Bowlby, así como la teorización
correspondiente a la última etapa de su pensamiento, la sitúa en la misma línea de
reconocimiento del espacio emocional que caracteriza a gran parte de la terapia familiar
europea.
3
El Dr. Linares es Doctor en Psiquiatría, Presidente de la Asociación Europea de Terapia Familiar, Director de la Escuela de Terapia
Familiar del Hospital Sant Pau de Barcelona, autor de numerosos libros y artículos.
(*) Artículo publicado en el nº 56 de Perspectivas Sistémicas ("Vínculos y Emociones"), Mayo- Junio 1999. Manténgase
actualizado suscribiéndose a Perspectivas Sistémicas por nuestro seguro y fácil medio de suscripción on line en esta misma web o
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50
Por otra parte, para muchos autores, las emociones son inseparables del lenguaje,
puesto que son construidas socioculturalmente y sentidas en cuanto expresadas en base a
sistemas de creencias, órdenes morales y normas sociales propios de determinadas
comunidades ( Harré, 1986).
Los construccionistas sociales rechazan el carácter fisiológico de las emociones (una idea,
por otra parte, difícilmente sostenible en la actualidad desde cualquier posición seria) y
coinciden con los cognitivistas en reivindicar la importancia del proceso cognitivo, en
forma de valores y creencias. Pero ahí acaba el acuerdo, puesto que lo que verdaderamente
interesa al socioconstruccionismo son las situaciones y los modos en que se
utilizan las palabras que expresan emociones. Éstas siguen condenadas a la condición
batesoniana de concepto dormitivo o, en la despectiva expresión de Hoffman (1992), a la de
"vaca sagrada de la psicología moderna".
...
El terapeuta sistémico ha poseído dos instrumentos técnicos valiosísimos para moverse con
comodidad en los espacios pragmático y cognitivo: la prescripción y la reformulación.
51
Una pareja que sigue la sugerencia del terapeuta de realizar ciertas salidas nocturnas, puede
encontrarse, en medio de la aparente banalidad de su acción, percibiendo aspectos, el
uno del otro, que antes les pasaban desapercibidos. Por primera vez en muchos años han
salido de la rutina para pasar un rato agradable juntos, y ello les ha permitido
52
Pablo es un niño que no habla salvo en la más estricta intimidad familiar y, aun así, lo
mínimo posible. Sus padres se han ido preocupando progresivamente, a
medida que los silencios de su hijo han empezado a dificultarle la escolaridad y a
arrojar sombras sobre su futuro profesional y social. Lo sobreprotegen no permitiéndole
asistir a colonias "para evitarle situaciones difíciles" y liberándolo de cualquier tarea que
comporte contactos extrafamiliares. Pablo es un chico inteligente, capaz de realizar
brillantes ejercicios escolares siempre que no impliquen relacionarse activamente con
maestros o compañeros. Durante las sesiones de terapia permanece mudo, contemplando el
mundo con ojos grandes y asustados y siguiendo con interés lo que ocurre a su alrededor.
53
Hasta que, un día, la madre cuenta un episodio de su vida que antes había ocultado. Ella
también fue muy tímida de pequeña, y hablaba casi tan poco como Pablo. Ya de mayor,
tuvo varias depresiones que la hicieron sufrir mucho. A raíz de la última, los médicos le
aconsejaron que tuviera un hijo para curarse y ella, en efecto, quedó embarazada y
tuvo a Pablo. Desde entonces no ha vuelto a saber lo que es una depresión y, de
hecho, su carácter ha mejorado mucho, haciéndose más abierta y sociable. A medida que
relata estos hechos se emociona visiblemente y lo mismo le ocurre a Pablo, mientras
que el resto de la familia, el padre y una hija algo mayor, los contemplan con comprensiva
serenidad. El terapeuta siente que también él se ha contagiado de la intensa atmósfera
afectiva reinante: sus ojos se humedecen ligeramente y un leve nudo tensa su garganta.
Despejándosela con un suave carraspeo, comienza a hablar con voz vibrante. También él
se ha emocionado, dice, debido a la honda impresión que le ha causado la historia de
esa relación tan privilegiada entre Pablo y su madre:
"Ahora puedo comprender mejor este silencio solidario de un hijo aferrado a lo que cree su
misión en el mundo: curar a su madre".
El padre es, sobre todo, quien podrá tranquilizarlos, asumiendo las funciones de cuidador
de la madre en su convalecencia y mostrando al hijo cuántas otras misiones fascinantes
hay en la vida.
54
Una pareja está enzarzada en una enésima disputa, en esta ocasión en plena sesión, en
presencia del terapeuta. No se hablan apenas entre sí, pero ambos se dirigen a éste
argumentándole acalorados sobre la excelencia de sus respectivos puntos de vista. La
situación de fondo no es demasiado mala. Se quieren, desean tener hijos juntos y aún no han
tenido tiempo de acumular mucho rencor, pero una feroz simetría los enfrenta
continuamente por nimiedades. Cuando, como ahora, atraviesan un mal periodo, ella sufre
crisis de ansiedad y él tiende a beber en exceso.
Que el terapeuta no niegue, disimule u oculte sus emociones no quiere decir que las
exhiba o imponga desconsideradamente. La inteligencia emocional exige que la persona
administre exquisitamente la expresión de sus afectos de manera que informe sin violentar.
Si, en el caso de la pareja discutidora, el terapeuta hubiera soltado un estruendoso bostezo,
habría corrido un riesgo excesivo de descalificarse como maleducado, lo cual,
probablemente, habría invalidado su trabajo.
La familia Martínez
El terapeuta experimenta primero un vago malestar, que va cediendo la plaza a una sorda
indignación a medida que el juego relacional va definiéndose y cobrando significado.
Finalmente, interviene interrumpiendo al chico: -"Carlos,
55
tu madre discuten y tú te crees que eso te da derecho a intervenir atacando a tu padre. Claro,
como tu madre te está defendiendo con sus palabras … Pero si pudieras controlarte un poco y
mirarle a la cara, verías que, en esos momentos, ella sólo tiene ojos para tu padre. Por eso
eres tú el que termina recibiendo la paliza, mientras que ellos se reconcilian al final …"
Las palabras del terapeuta brotan firmes y cálidas, mientras sus ojos miran intensamente al
chico y su cuerpo se adelanta hacia él. Cuando alude a los padres, su rostro se endurece. Al
acabar el comentario, éstos se muestran avergonzados, con la mirada clavada en el suelo,
mientras que Carlos parece sorprendido y desconcertado. Transcurridos unos minutos de
silencio, el terapeuta anuncia algunas sugerencias para ayudarles a cambiar ciertas
cosas. Lo hace serenamente, mirando a todos sucesivamente a los ojos y mostrándose
amable también con todos.
El terapeuta debe saber que el poder abusivo puede ejercerse mediante la fuerza física,
pero también mediante la seducción, el chantaje emocional, la coacción y la capacidad
verbal de crear realidades amenazadoras, debiendo estar dispuesto a reaccionar frente a
cualquiera de estas formas. Si lo hace de modo controlado y ponderado, estará
testimoniando de una parte su ineludible testimonio ético como profesional y como
ciudadano y, a la vez, estará creando un canal emocional para desarrollar su
intervención terapéutica.
En la tradición sistémica existen ya potentes recursos relacionados con las emociones del
terapeuta: declararse impotente, felicitar efusivamente, criticar y reñir, hablar de la propia
intimidad …De lo que se trata es de despojarlos de una excesiva carga estratégica,
56
Los individuos perciben y piensan a nivel cognitivo, actúan a nivel pragmático y sienten a
nivel emocional. Por su parte, las familias tienen valores y creencias como equivalente
cognitivo y realizan rituales como equivalente pragmático. En cuanto al espacio emocional,
es obvio que las familias no "sienten", puesto que no son agrupaciones de individuos
clonados, pero sí comparten emociones, de distinto signo y en mayor o menor grado.
Por eso, si, trabajando con individuos, el terapeuta tiene la oportunidad de incidir de
modo directo sobre las representaciones cognitivas y sobre la conducta con ayuda de
las reformulaciones y de las prescripciones, si de familias se trata, ambos instrumentos
intervendrán sobre los valores y creencias y sobre los rituales. En cuanto a la inteligencia
emocional, incidirá directamente sobre las emociones de las personas, induciendo algunas y
diluyendo o reforzando otras, mientras que, a nivel familiar, modificará el espacio donde
se comparten las emociones cambiando su composición y la ecuación en que se combinan.
Quizás resida en ello uno de los más claros marcadores de una psicoterapia postmoderna.
57
-Manejo:
b) Iniciar su revisión solo cuando se han podido recoger una serie de incidentes de rechazo.
c) "Jugar doblemente" diciéndole al paciente aclaraciones del tipo: "Por supuesto tú no eres
responsable de haber adquirido tal concepto erróneo...Tu no te has mimado a ti mismo, sino
que han sido otras personas quien te han mimado".
- Manejo:
a) Aclararle al paciente que este concepto se alimenta de dos fuentes: falta de habilidades
personales reales y aversión fobica-evitativa (miedo) a afrontar ciertas tareas.
b) Clarificar con el paciente cuales son sus déficits y aversiones, y trabajar con ellos. c) Tener
en cuenta que el paciente confunde el "No puedo" con el "No quiero" (aversivo).
- Manejo:
b) La terapia cognitiva se basa en el uso del poder del pensamiento "realista", en el uso de
habilidades para corregir las distorsiones cognitivas; sobretodo mediante la comprobación
empírica de estas distorsiones.
58
- Manejo:
a) El terapeuta expone que no sabe ciertamente si las cosas son tan malas como el paciente
las pinta, pero que quiere conocer antes los hechos para tomar una postura. b) El terapeuta
ayuda a distinguir los problemas reales de los pseudo problemas; y en ambos ayuda a
manejar pensamientos catastrofistas y acciones de afrontamiento (p.e enviar a una mujer
que había recibido malos tratos a una Asociación de defensa de mujeres maltratadas).
c) Mostrar también que gente distinta responde de modo distinto ante situaciones similares.
- Manejo:
a) En primer lugar el terapeuta pregunta al paciente por qué cree que no puede cambiar.
- Manejo:
b) Tener en cuenta que el paciente puede mantener dos posturas ante un tema. El paciente
puede entender lo que le dice el terapeuta pero no lo cree (y por ello no modifica su
emoción al respecto).
59
-Manejo:
P.A. o...
b) Utilice técnicas de distracción (p.e relajación, desviar la atención, etc) y cuando esté mas
tranquilo modifique sus P.A...o
c) Decirle que con la práctica logrará mayor habilidad, e incluso programar tareas de
dificultad creciente.
- Manejo:
a) Mostrar que los P.A son automáticos e involuntarios y no, producidos voluntariamente.
b) Mostrar al paciente las desventajas de los P.A y si desea tenerlos. c) Diferenciar entre
hábitos y personalidad.
- Manejo:
b) Sin embargo, comentarle que para obtener resultados buenos el paciente tiene que
esforzarse y trabajar en las tareas que se le asignan.
c) Si el paciente mantiene la creencia de que él no tiene que hacer ningún trabajo y que es el
terapeuta quien debe de sacarle de su estado; el terapeuta puede preguntar al paciente si en
su pasado superó problemas de este modo, que tipos de problemas y con qué resultados; y
además si eso le devolvió al paciente la confianza en sus recursos personales.
60
- Manejo:
b) Cualquier tema que sea importante para el paciente es objeto de discusión (P.e los sueños,
los temas existenciales, las experiencias infantiles..etc).
- Manejo:
a) El terapeuta puede decir que en la manía están presentes las distorsiones cognitivas
positivas.
- Manejo:
- Manejo:
a) El terapeuta muestra que las emociones extremas dependen de los P.A y S.P mas que de
los eventos externos.
b) Pero puede ser útil entrevistarse con esa persona para incluirla como colaboradora
en la terapia o sugerirle un marco terapéutico mas amplio (pareja, familia); en este último
caso si esta no accede, le dice a la persona que ha pedido ayuda que el problema se puede
trabajar, aun así.
61
- Manejo:
a) El terapeuta puede decirle a este paciente, que es posible que en muchas áreas sea mas
brillante que el, pero que el está especializado en el área terapeútica.
13. "LA TERAPIA COGNITIVA NO DARÁ RESULTADO PUES MI TRASTORNO TIENE UNA BASE
BIOLÓGICA":
- Manejo:
- Manejo:
a) Este paciente suele negarse a realizar las tareas para casa o discute frecuentemente con el
terapeuta.
b) El terapeuta dice al paciente: "Yo no puedo obligarle a creer o a hacer algo. Usted es el
último responsable en colaborar o no conmigo. Yo puedo ayudarle a modificar algunas de sus
creencias y conductas, desarrollando otras mas adaptativas, pero no puedo obligarle a
realizar este trabajo".
c) Además al terapeuta con este paciente le pide con frecuencia sugerencias, opiniones..etc.
62
- Manejo:
- Manejo:
a) ¿El hecho de que su cónyuge reaccione igual es una razón válida para usted en el sentido
de si cambia algo?
b) Alguien debe tomar la iniciativa del cambio, y bien podría ser usted.
- Manejo:
a) Usted está aquí y el/ella no. Bien podría iniciar usted el cambio.
63
- Manejo:
b) Explicar que podría ser una buena solución entrenarse en ignorar, al menos inicialmente,
la irracionalidad del cónyuge y centrarse en lo que podría hacerse para reducir el conflicto.
c) Informar de que en las luchas encarnizadas ninguno quiere ceder, creyendo que al hacerlo
el otro gana ventaja. Mostrar la falacia de tal argumento, redefiniendo esa debilidad como
una actitud fuerte basada en la habilidad.
2- "El terapeuta (y otros) deben ayudarme a cambiar, y si "no lo hace son personas
despreciables".
64
. Se les asigna un terapeuta que no les gusta por diversas razones (ideas políticas, edad,
masculinidad, feminidad, etc). El terapeuta puede trabajar con los prejuicios antiterapeúticos
y o (a menudo, acertadamente) concluir la relación.
. Se buscarán las creencias irracionales subyacentes y se debatirán (P.e "Mi terapeuta debe
de responderme como lo hacía mi padre; de lo contrario no podré seguir la terapia").
. Los terapeutas pueden encontrar clientes que no sean de su agrado por diversas razones y
condenarles intolerantemente por ello. Es aconsejable entonces que detecten sus propias
creencias irracionales y las debatan (P.e "Este cliente actúa tan agresivamente como mi
padre lo hizo conmigo, ¡No debería actuar así, y ¡es una persona horrible por actuar así!").
Muchos terapeutas condenan a los clientes y así mismos por diversas conductas, bloqueando
la relación (P.e "Mi cliente debería trabajar en terapia y no lo hace...Fanfarrón!; "Hoy me he
enfadado con el cliente y no debí hacerlo, ¡Soy un pedazo de neuroticazo!).
Un cliente/terapeuta puede fomentar así la resistencia para asegurar que la terapia continúe
indefinidamente (consciente o inconscientemente).
65
. Algunos pacientes obtienen ventajas de sus síntomas (p.e evitar acudir a un trabajo
desagradable por una parálisis histérica). Esas ganancias secundarias es estimulada por
creencias irracionales, mas o menos conscientes como "Ya que el trabajo es malo, debo de
evitarlo a toda costa y decirlo directamente pues sería horrible que se enteraran de mi
opinión").
. Algunos pacientes se resisten al trabajo terapéutico porque creen que no tienen esperanza
en cambiar y están desesperados por ello . Tan pronto como retroceden o recaen, aunque
sea un poco (proceso común en toda terapia) concluyen en sus creencias irracionales y se
desesperan (P.e "Este retroceso prueba que no tengo esperanzas, y que nunca venceré mi
depresión, ¡Esto no debió de ocurrir, soy un depresivo, podría suicidarme!").
. Algunos pacientes se oponen o rebelan contra su terapeuta porque perciben sus acciones
como una intromisión en una intromisión en su libertad. Mantienen Creencias
Irracionales como: "Tengo que evitar que el terapeuta (y otros) me digan lo que tengo
que hacer, pues me controlarían y podrían suceder cosas horribles (como humillaciones
o engaños)".
66
4- TÉCNICAS DE REFERENCIA.
5- AUTODEBATE.
6- PROSELITISMO TRE.
7- DISTRACCIÓN COGNITIVA.
9- INTENCIÓN PARADÓJICA.
14- BIBLIOTERAPIA.
15- IRE.
16- MODELADO.
17- PLAYBACK.
67
a) Comunicarle al paciente sus errores cognitivos; sin apenas utilizar las preguntas empíricas.
b) Interpretar los problemas del paciente sin que este aun maneje mínimamente los
procedimientos cognitivos y conductuales.
68
a) No tener en cuenta que el proceso terapéutico es muchas veces una tarea dura y pesada.
a) Aceptar del paciente su afirmación de que él comprende lo que le decimos sin verificar su
efecto real aplicado por el paciente en su trabajo terapéutico (P.a "Si ya se que mis
problemas provienen de mi creencia de que necesito del apoyo de otros para afrontar mis
tareas"...y el terapeuta junto con el paciente no diseñan "experimentos" para poner esta
creencia o supuesto a prueba).
69
b) Utilizar las técnicas conductuales como vías de modificación cognitiva a través del
entrenamiento en competencias o experiencias que proporcionan evidencia de modificación
cognitiva.
a) A menudo, algunos pacientes tienen una larga historia de fracaso terapéutico y es difícil
trabajar con ellos. Quizás en estos casos sea deseable rebajar el nivel, al menos inicialmente
de las metas terapéuticas.
b) Es preferible en caso de no cambio, a veces remitir al paciente a otro terapeuta, otro tipo
de intervención (a veces otro tipo de terapia) o pedir asesoramiento de un experto en
nuestra orientación. Es decir explorar otras opciones no nos cierra las alternativas.
c) A veces también es útil utilizar otras técnicas de otras psicoterapias (aunque sean
explicadas cognitivamente). Un ejemplo es el uso frecuente en terapia cognitiva de técnicas
estratégicas, hipnosugestivas, etc....(P.e ver Lazarus: "Terapia Multimodal"
13. Detectar y hacer frente a las propias distorsiones cognitivas. Son frecuentes las
siguientes:
a) "Si el paciente no mejora es porque soy un mal terapeuta". b) "Yo he hecho mucho por el
paciente y no me lo agradece".
70
a) Por mantener creencias inflexibles sobre el desarrollo sin dificultades de ellos como
terapeutas, la terapia o los pacientes.
a) Es deseable especificar los problemas y que el paciente los verifique como tales.
b) Cuando termine la terapia volveré a tener estos problemas, y yo necesito una garantía de
que no reaparecerán".
c) Tener en cuenta de que a veces una recaída hacia el final de la terapia puede deberse a
que el paciente esta poniendo a prueba sus habilidades cognitivas, como "prueba de
realidad".
d) Utilizar con el paciente el que él resuma la terapia y sus progresos y que problemas
anticipa para programar su prevención.
a) Una mejoría rápida e inesperada de los síntomas: Se desaconseja poner un fin prematuro a
la terapia, sin haber modificado los supuestos personales que hacen vulnerable a esa
persona.
71
a) Poner en práctica lo aprendido como una oportunidad para ello. El terapeuta aconseja
esto, antes que una vuelta inmediata a la terapia.
1.2. Corregir expectativas terapéuticas irreales, como p.e "El terapeuta me resolverá mis
problemas".
1.5. Fallar en demostrar la base de los problemas en las creencias irracionales (o supuestos o
esquemas) y centrarse demasiado en los pensamientos automáticos.
1.6. Quedarse en el nº1 de inshigt y no trabajar el cambio con tareas para casa y su revisión.
1.9. Trabajar en un nivel o estadio para en el que el paciente no tiene aun habilidad.
2.1. "Tengo que tener éxito con todos mis pacientes todo el tiempo".
2.3. "Tengo que ser muy respetado y querido por todos mis clientes".
72
2.5. "La terapia tiene que servirme a mi también mientras dure para resolver mis problemas
o para divertirme".
2. Estoy dejando que el paciente empeore; el paciente no recibe por lo que esta pagando.
3. No avanzamos con la rapidez suficiente. Debo de estar haciendo algo mal. El paciente
debería estar mejor después de estas 12 semanas. No lo lograré.
4. Se que he dado con el problema. Tendré que comenzar de nuevo. Estaba hiendo por un
callejón sin salida.
6. El paciente recaerá tan pronto como termine la terapia. Realmente no he alcanzado la raíz
de este problema y no seré capaz de hacerlo.
7. Otros terapeutas serían más exitosos y más rápidos. Ellos no tienen fallos.
1. La terapia cognitiva no es apropiada para este paciente. Los problemas del paciente están
demasiado instaurados profundamete, son demasiados severos, demasiado crónicos.
2. Este paciente se me está resistiendo. No quiere mejorar. No quiere hacer lo que yo le digo
a el/ella.
3. Lo que el paciente teme p.e perder el trabajo, etc, es realmente algo temible y él/ella no
73
4. No me gusta el paciente.
8. El paciente está demasiado enfermo, los problemas son reales y terribles. El paciente es
resistente.
D. Soluciones
Espere semanas buenas y semanas malas. No conceptualice los cambios en forma lineal, sino
en forma escalonada o en zig-zag. Coloque un punto de vista y evaluación a largo plazo (p.e
diez semanas).
74
2. EL PACIENTE DICE QUE SUS PROBLEMAS SON MUY COMPLICADOS Y LAS TAREAS NO LE
SERÁN DE AYUDA:
. Explicar que incluso las tareas más complicadas (llegar al espacio, escribir un libro, etc se
componen de pasos sencillos.
. Cuestionarle: "¿Es positivo creer, que incluso antes de intentarlo, las tareas no le
ayudarán?".
3. EL PACIENTE DICE QUE NO HACE LAS TAREAS PARA CASA PORQUE NO LE HAN AYUDADO
EN OCASIONES ANTERIORES:
. Comprobar expectativas del paciente: "¿Espera un cambio rápido, fácil y sin dificultades?".
75
. Si es una distorsión del paciente: Presentar las tareas según el modelo de consumidor: el
paciente desea unos objetivos, el terapeuta conoce los medios. El paciente es libre de
aceptar los métodos, como de comprar o no un producto en el mercado.
. Comprobar con el paciente que entiende el por "autoritario" y la evidencia para ello.
76
BATESON, Gregory (1973).- Mind / Environment. Social Change, nº 1 pgs. 6-21. Reeditado en
"A Sacred Unit" (1991).
CANCRINI, Luigi (1984) .- Quattro prove per un insegnamento della psicoterapia. La Nuova Italia
Scientifica. Roma
ELKAÏM, Mony (1995) .- Panorama des thérapies familiales. Seuil. Paris. GOLEMAN, Daniel
(1995).- Emotinal Intelligence . Bantam Books. New York.
HARRÉ, Rom (1986) .- The Social Construction of Emotions. Basil Blackwell Ltd. Edition Ital. : La
costruzione sociale delle emozioni. 1992. Giuffré. Milano.
HOFFMAN, Lynn (1992) .- Una postura reflexiva para la terapia familiar. En: La terapia como
construcción social. Paidós. Barcelona. 1996. Edition Angl. : Therapy as Social Construction.
Sage Pub. London.
LINARES, Juan Luis (1996) .- Identidad y Narrativa. La terapia familiar en la práctica clínica.
Paidós. Barcelona.
MATURANA, Humberto and VARELA, Francisco. (1980).- Autopoiesis and Cognition. Pays Bas.
D. Reidel Publ. Comp.
MINUCHIN, Salvador and NICHOLS, Michael P. (1993) .- Family healing. Tales of hope and
renewal from family therapy. The Free Press. New York.
ORTONY, Andrew, CLORE, Gerald L. and COLLINS, Allan (1988). The Cognitive Structure of
Emotions. Cambridge University Press. Cambridge.
SELVINI PALAZZOLI, Mara et al. (1987) .- I giochi psicotici nella famiglia. Edition Fran. : Les jeux
psychotiques dans la famille. 1990. ESF . Paris.
77
78
En la psicoterapia individual, la alianza puede ser valorada utilizando distintas medidas: tanto
a través de los informes del cliente o del terapeuta, como a través de informes de
observadores externos (Tichenor & Hill, 1989). Sin embargo, en la literatura de terapia
familiar y de pareja sólo hay un instrumento específico que haya sido ampliamente
usado: las escalas de Alianza de Pinsof y Catherall (1986). Dichas escalas se basan en la
respuesta que dan los clientes que asisten a terapia de pareja o familia a un breve
cuestionario. La investigación sobre esta medida, que está basada en la conceptualización
tripartita de la Alianza realizada por Bordin (1979), ha demostrado que es fiable y
que predice el impacto de las sesiones (Heatherington & Friedlander, 1990) y el
resultado del tratamiento tanto para parejas como para familias (Bourgeois, Sabourin, &
Wright, 1990; Johnson & Talitman, 1997; Pinsof & Catherall, 1986; Quinn, Dotson, & Jordan,
1997).
4
Este artículo fue publicado en el nº 77 de Perspectivas Sistémicas – Julio/ Agosto del 2003 y previamente en la
revista Mosaico (Revista de la Federación Española de Asociaciones Familiares) nº 25, 2003 .
79
80
(3) Seguridad
El siguiente paso fue utilizar una tarea de clasificación para evaluar la validez de contenido
del instrumento; para ello ordenamos aleatoriamente los 44 descriptores resultantes del
proceso de análisis previo y pedimos a un grupo de expertos en investigación clínica (y
que eran también terapeutas familiares) de España (8 expertos) EE.UU. y Canadá (17
expertos) que indicaran qué descriptores reflejaban mejor cada una de los 4 constructos
subyacentes. Si al menos el 75% de los expertos investigadores que respondieron a
nuestra tarea de clasificación seleccionaban la misma dimensión para un descriptor
determinado, se mantenía dicho descriptor entre los indicadores de esa dimensión; si no era
así se eliminaba o se cambia a una dimensión distinta (aquella en la que ese descriptor sí
había sido clasificado por más del 75% de los expertos); téngase en cuenta que se les decía
a los investigadores encuestados que podían seleccionar más de una dimensión para
cada descriptor, destacando la que consideraban más importante. Así por ejemplo, el
descriptor "los familiares se preguntan mutuamente sobre sus puntos de vista", está
incluido en el conjunto de descriptores que reflejan la dimensión de Sentido de compartir en
la familia el propósito de la terapia porque más del 75% de los expertos indicaron que dicho
descriptor refleja adecuadamente esa dimensión. También se les pidió a los
investigadores participantes que comentasen los descriptores si lo consideraban necesario; o
incluso que añadieran otros si los veían muy representativos de una de las dimensiones y no
habían sido incluidos en la lista de 44 descriptores. En un apartado específico del
procedimiento se pidió a los expertos que comentaran su opinión sobre la adecuación
cultural de los descriptores y de las 4 dimensiones de la alianza definidas, es decir, su
ajuste a las características específicas del contexto cultural en el que aplican la terapia
familiar. Los resultados de esta tarea de clasificación, tanto para los investigadores de
Norteamérica como de España, indicaron un alto grado de consistencia y la mayoría de
los descriptores fueron clasificados como conductas representativas de la dimensión
que nosotros previamente habíamos seleccionado. De hecho, la mayoría de los descriptores
fueron clasificados de la misma forma por más del 75% de los jueces en ambas muestras
81
•El cliente indica su acuerdo con las metas propuestas por el terapeuta
•El cliente describe o discute un plan para mejorar la situación (discusión sobre nuevas
soluciones, cambios concretos, etc.)
•El cliente acepta hacer las tareas para casa que se le sugieren
82
•El cliente tiene interacción hostil o sarcástica con el terapeuta (indicador que se puntúa
negativamente)
Seguridad
Ilustración de indicadores:
• El cliente pregunta directamente a los demás miembros de la familia que opinen de él como
persona o de sus conductas
• El cliente se protege de forma no verbal (por ej., cruza los brazos sobre el pecho, no se quita la
ropa de abrigo o el bolso, se siente lejos del grupo, etc.) (Este indicador se puntúa
negativamente)
•El cliente rechaza o es reticente a discutir problemas con otros miembros de la familia
(indicador que puntúa negativamente)
Hay dos partes bien diferenciadas en la tarea de evaluación de la alianza con el SOATIF. La
primera consiste en detectar la presencia de indicadores de comportamiento en el
desarrollo de la sesión. La segunda consiste en hacer una valoración (dando una
puntuación) sobre la fuerza de cada dimensión inmediatamente después de haber visto
la sesión entera. El supuesto subyacente de este método es que la valoración de las 4
dimensiones de la alianza se hace sobre la base de haber detectado la aparición de
indicadores de comportamiento específicos, y que esos comportamientos observables
reflejan sentimientos, pensamientos y actitudes internas de los miembros de la familiar
sobre el proceso de tratamiento y sobre la relación con el terapeuta.
Al finalizar la sesión que se está evaluando, el evaluador debe dar una puntuación para
cada una de las cuatro dimensiones a cada miembro de la familia asistente a la sesión.
Al final de cada sección dedicada a una dimensión hay que puntuar una escala tipo
Likert de 7 puntos con el valor 0 en el centro (para indicar moderado nivel en esa
dimensión, el que representa simplemente estar en la sesión sin más), -3 en un extremo
negativo (nada de alianza, conflicto o rechazo) y +3 en el otro extremo (muchísima alianza).
El manual de entrenamiento y aplicación del SOATIF incluye una serie de reglas muy
detalladas que guían al evaluador a la hora de otorgar una puntuación en cada una de las
escalas. Las reglas o indicaciones-guía se refieren tanto a la frecuencia del comportamiento
como a su importancia y significación en la sesión.
84
MUESTRA MUESTRA
DIMENSIÓN DEL SOATIF
NORTEAMERICANA ESPAÑOLA
Sentido de compartir en la
familia el propósito de la .95 .85
terapia
Aplicaciones
Por otra parte, la versión española del instrumento ha sido utilizada dentro de la
formación de terapeutas con un resultado satisfactorio: someter a los terapeutas en
formación a la labor de observar de forma detallada y sistemática las conductas que
reflejan alianza terapéutica en sus sesiones o en sesiones de otros terapeutas les hace más
perceptivos y sensibles hacia esta importante faceta de la terapia.
Tanto para los investigadores como para su uso en la formación clínica los autores están
trabajando en una versión informatizada y multimedia del instrumento.
Bibliografía
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86
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couple and individual therapy scales. Journal of Marital and Family Therapy, 12, 137-151.
Quinn, W. H., Dotson, D., & Jordan, K. (1997). Dimensions of therapeutic alliance and
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Tichenor, V., & Hill, C. E. (1989). A comparison of six measures of working alliance.
Psychotherapy, 26, 195-199.
87
Presentamos una propuesta cuya idea es que la ejercitación de una serie de disciplinas
y actividades pueden ser útiles para desarrollar los recursos y habilidades personales del
terapeuta. Algunas de estas son: el teatro, el pensamiento creativo, las actividades
literarias, y la teoría de la decisión.
B) se fijan los intereses opuestos de los personajes. El objetivo es el motor para la acción
dramática.
La idea es que cada actor encuentre en sí mismo su propia manera de jugar la escena
Imaginando cómo haría si esta situación fuera real...
88
a) Registro: es la capacidad de percibir las reacciones del otro y lo que estas generan en uno
mismo.
d) Acciones físicas, que tienen que ver con la comunicación analógica, en este caso se
entrena para utilizar en forma voluntaria.
Capacidad para definir y focalizar. Si falta claridad o convicción en los objetivos, la acción
es caótica, desordenada y dispersa. Esto genera en el terapeuta la capacidad de:
-Mantenerse o volver a un foco, a pesar de los esfuerzos del otro por cambiar de tema.
-Dirigir sus intervenciones hacia las finalidades concretas y específicas tener claro qué es lo
que desea modificar.
- Calibrar el qué y el cómo de las intervenciones, de acuerdo con las reacciones que
vaya teniendo el paciente.
89
b) Capacidad para imaginar tareas que ayuden a los pacientes a resolver sus
problemas.
Esto permite estar alerta sobre las inducciones que el paciente produce en la
interación-
•Registro en Terapia.
Capacidad de detectar qué cómo hace el paciente para influir sobre los demás y en
particular sobre el terapeuta. Esto le permite:
•Adaptación en Terapia.
•Credibilidad en Terapia.
•Crecimiento en Terapia.
90
Más allá de las diferencias de enfoques que podamos describir respecto de los diversos estilo
de Relación Terapéutica, podemos observar que convergen en varios aspectos y
fundamentalmente plantean que el proceso de formación de terapeutas debe
entenderse como un “-aprendizaje dinámico que amalgame epistemología, teoría,
técnica y práctica de manera recursiva-“. La formación entendida como un proceso
permanente y continuo a lo largo de la vida profesional, que aúne rigor e imaginación, al
mejor estilo batesoniano y que sobre todo, no cercene la creatividad del terapeuta sino que
respete el estilo del entrenado ampliándole su gama de herramientas y recursos con el
objeto de incrementar la eficacia de sus intervenciones.
Pero por sobretoda las cosas favorecer su desarrollo personal, humano y su nivel de
satisfacción.
INTRODUCCIÓN
Si el trabajo en salud mental debe considerarse un arte sagrado, lejos se encuentra esta
frase de haber sido acuñada por alguno de los Dioses griegos: nada más real y terrenal que la
acción terapéutica en la solución del padecer humano. La psicoterapia implica, entre otras
cosas, ética y responsabilidad, como tambiénformación y capacitación, conocimiento de
la teoría, experiencia clínica y por sobre todo una gran dosis de creatividad.
Todos estos atributos, son los que los entrenadores de terapeutas deben intentar
introducir en sus alumnos.
(*) Esta nota, "FORMACIÓN Y ESTILO DEL TERAPEUTA", compuesta por los tres artículos, fue originalmente publicada en
"Mosaico" N° 16, 1er. cuatrimestre 2000 (revista de la Federación de Asociaciones Españolas de Terapia Familiar) y compaginada
por el Dr. Ceberio. La edición de Perspectivas Sistémicas (nº 60 Marzo/Abril del
2000), a cargo del Lic. Des Champs, sintetizó y realizó pequeñas modificaciones con respecto de la publicación original,
conservando la esencia del escrito primigenio
5 Marcelo R. Ceberio es psicólogo, Dr. en Psicología y Master en Terapia familiar. Hace 20 años que se desempeña
como terapeuta, supervisor y formador. Es director de E.S.A. (Escuela Sistémica Argentina). Además, es profesor titular e
investigador en diversas materias en Universidades e instituciones de la Argentina y el exterior. Ha publicado numerosos artículos
y libros de diversas temáticas en el campo del modelo sistémico, Psicología Institucional y Rorschach.
91
Por último, un formador debe alentar a que el profesional pueda disfrutar de su tarea,
lográndola abrazar con pasión y que no quede reducida a un mero trabajo que debe
cumplirse cotidianamente.
Podemos partir de la condición que plantea la hipótesis o sea, que no existen estilos puros o
representantes de modelos que se caractericen por la exactitud o precisión de seguirlos
exhaustivamente; existen terapeutas que adhieren a ciertas líneas, pero no líneas
"encarnadas" en terapeutas.
El terapeuta, como todo ser humano, en su proceso de "hacer historia" realizará cada
uno de sus actos perceptivos sumando abstracciones que le posibilitarán conformar
estructuras conceptuales, siendo estas mismas, las que dibujarán un mapa determinado de
su realidad. Es este mapa el que convierte a las futuras percepciones en selectivas,
tratando de amoldar los nuevos pensamientos a la estructura conceptual de modo que
no se contradigan.
Desde allí captamos lo que deseamos captar (lo que tradicionalmente llamamos dato) o
por lo menos lo que nuestro mapa permite, por lo tanto, esta es la evidencia de cómo
recortamos la realidad a través de nuestra particular perspectiva, transformando la
percepción en un acto selectivo.
6 Este artículo con algunas modificaciones, es una reproducción del publicado en el libro "La construcción del universo.
Conceptos introductorios y reflexiones sobre epistemología, constructivismo y pensamiento sistémico" de Marcelo R. Ceberio y
Paul Watzlawick (Herder. 1988).
92
Las epistemologías son las constituyentes de las líneas teóricas del conocimiento.
Por medio de la teoría se pautan metodológicamente los pasos del conocer, se construyen
hipótesis, se elaboran estructuras conceptuales que organizarán y acomodarán el
hecho observable bajo una lente normativizada por las reglas inherentes a la misma.
Dicha subjetividad construye al hecho y procesa a éste como una verdad irrefutable.
Las teorías, son a su vez las que respaldan y conforman modelos del saber y del
conocimiento; en este caso los modelos terapéuticos se estructuran partiendo de dichas
bases teóricas y se moldean a través de lo pragmático corroborando o descartando el
sustento por el cual se avalan (el método de ensayo y error). Se conforman estrategias,
técnicas, tipos de intervenciones, dinámicas de operatoria, etc. A posteriori, se desarrollarán
casos clínicos que certificarán el grado de efectividad, comprobando las hipótesis
previamente planteadas.
O sea que todos estos elementos de sus rasgos de personalidad, de sus constructos
personales, conformarán un estilo personal que se pondrá en juego en el plano de lo
pragmático por lo tanto, es inevitable que el modelo que adopte, sufra las modificaciones
que promueve su estilo personal. Esto se corrobora en la práctica: no existen terapeutas que
desarrollen modelos en su más pura esencia porque ni siquiera los mismos creadores de un
modelo lo actuaron de manera ortodoxa, en última instancia lo constituyeron y lo
implementaron de acuerdo a su estilo personal.
93
En forma sintética, podría decirse que la tarea de los formadores se reduce a cuatros pasos
fundamentales:
2. En un segundo momento, se hace necesaria el aporte del mundo de la teoría, o sea, los
modelos teóricos que avalan tal modelo de conocimiento.
3. En tercer lugar, hablamos del modelo sistémico aplicado a la psicoterapia, razón por la
cual se revisan las partes componentes del abordaje psicoterapéutico: planificaciones de
tratamiento, repertorio de técnicas y estrategias clínicas, etc.
De ninguna manera, estos cuatro pasos pueden pensarse en forma sucesiva, -es más
siendo consecuentes con el modelo que enseñamos- debe entenderse al proceso de
aprendizaje en forma recursiva, donde cada paso influencia recíprocamente al resto.
Por otra parte, la introducción de una línea terapéutica generará en el futuro profesional, la
posibilidad de seleccionar las partes de la misma en las que se siente más cómodo u
"oxigenado" para trabajar. Esta es una de las tareas de los formadores de terapeutas: por
una parte, tratar de que el profesional pueda capitalizar sus recursos genuinos y naturales,
patrimonio de su estilo de personalidad, que se traducirán en herramientas en la
psicoterapia. Por otra parte, desarrollar en él aquellas técnicas que no corresponden a sus
características para de esta manera, ampliar su gama de posibilidades de intervención.
Por lo general, los maestros de teatro hace muchos años que trabajan en esta dirección: si el
estudiante tiene facilidad para la comedia, explotan al máximo sus potencialidades en este
género para, una vez instaurado, pasar al tema que le dificulta más; por ejemplo trabajarán
con el alumno el drama hasta que éste logre realizarlo tan bien como el género que le surge
naturalmente.
94
Frecuentemente, en las personas divertidas que suelen animar las reuniones a través de
chistes y gags, el recurso del "humor" es una de las posibilidades a incorporar.
A los más histriónicos, con algunos estudios de teatro, con plasticidad corporal y enfáticos
en su modalidad de discurso, les resultará sencillo traducir estos datos como la técnica de
"hablar el lenguaje del paciente".
Existen personas que tienden a observar por lo general, el lado positivo de las cosas, que
logran extraer el beneficio de las peores situaciones, realizando naturalmente brillantes
reformulaciones, por lo tanto, serán muy creíbles sus "connotaciones positivas" en el espacio
terapéutico.
Las personas predominantemente concretas y prácticas, los sujetos de acción que más que
decir "hacen", emplearán muy bien las "prescripciones de comportamiento". Más aún,
poseen la capacidad de manejar el lenguaje imperativo con sutileza y habilidad para
convencer sin que el otro lo perciba...
95
Estos cuestionamientos tienen como objetivo contactarse con el estilo de intervención que
nos resulte más sencillo de manejar y a la vez, comprender de donde surgió, cuáles
fueron las interacciones que llevaron a desarrollarlo con mayor asiduidad.
En una investigación acerca del estilo terapéutico (Ceberio, 1997, 98), se implementaron
una serie de ejercicios para el futuro terapeuta que apuntan a la construcción de su estilo
personal y a incorporar conscientemente su epistemología. A riesgo de ser reduccionistas,
algunas de las preguntas son las siguientes:
7Como prólogo a estas preguntas, se encuentran ordenadas una serie de reflexiones y cuestionamientos en un trabajo de
investigación que presenta un modelo acerca del "taller de genograma" (M. R. Ceberio. 1998). Las preguntas propiamente
dichas son parte de otro trabajo de investigación sobre la construcción del estilo terapéutico que se incluyen en un libro de
próxima edición (M. R. Ceberio, J. L. Linares).
96
• ¿Me gusta contar historias, anécdotas, cuentos, soy un buen contador, atrapo a la gente con
mi relato?, ¿Alguien era así en mi familia?, ¿De quién lo aprendí?
• ¿En términos de afecto, tengo dificultad o facilidad para acercarme y tocar al otro?,
¿Cómo manifestaba el afecto mi familia de origen?,
¿Cuál era el código?, ¿Quién era el más expresivo?, ¿Se decía con la palabra, con el
cuerpo, con las preocupaciones, etc.?
• ¿Soy histriónico, digo más con el cuerpo o con la palabra?, ¿Manejo bien el espacio
físico, o tiendo a quedarme rígido?, ¿En compensación, me expreso bien, soy elocuente,
parsimonioso, tengo facilidad en mis expresiones? ¿Aprendí de alguien esta habilidad?
• ¿Suelo brindar ayuda y contener? ¿En mi familia fue este mi lugar, o quien lo ocupaba?
• ¿En general, soy paciente, tolerante, impulsivo, en estos términos cómo me calificaría?
¿Quién era así...?
• ¿Soy una persona práctica, de acciones concretas, soy más de hacer que de decir? ¿Dónde
lo aprendí?, ¿Qué me llevó a desarrollar esta habilidad?
• ¿Tiendo a dar órdenes, a dirigir, soy un imperativo explícito o a través de sutileza logro
conducir?, ¿Fui así en mi familia o en los grupos que conformé?.
Las respuestas permiten inferir el recurso en el cual el terapeuta se siente más cómodo,
y cuál es la técnica que naturalmente le surge, de acuerdo a su personalidad y a su forma de
conocer.
Por otra parte, el modelo teórico es el libreto que pautará una serie de distinciones,
descripciones y tipificaciones que nos llevarán a puntuar una secuencia de interacción en
la dinámica del terapeuta o equipo terapéutico y la familia, o en la observación de los
circuitos de un sistema familiar. De esta manera, se categorizará y si la hipótesis elaborada es
coincidente con la que recorta otro profesional, será factible que tengan el mismo objetivo de
tratamiento pero seguramente disentirán en las estrategias, en los caminos a tomar,
dependiendo de todos los elementos de construcción de las realidades que planeamos.
97
El hecho de no adherir ortodoxamente a los modelos tiene sus ventajas: cuanto más
rígida sea la aplicación de la línea teórica, esta rigurosidad termina cercenando la
creatividad del terapeuta. Sobreadaptarse a un modelo determinado, genera imposibilidad
de explotar la originalidad, temiendo apartarse del "manual de instrucciones de la correcta
aplicación del modelo" y por ende, malograr las diferentes inventivas que puedan surgir
en el desarrollo de una sesión.
Este es el caso de los terapeutas jóvenes que comienzan a ejercer su rol y que por la
propia inseguridad, se aferran en forma compulsiva a un modelo determinado, bloqueando
toda iniciativa personal y viviendo con culpa el apartarse del libreto que le indica la
técnica.
98
"Sí, es cierto que un señor dijo... y que lo que dijo fue fruto de...", pero debemos
ampliar el espectro de este análisis, puesto que tomar estos aspectos es solamente
referirnos a una parcialidad. Es necesario dirigir nuestra mirada hacia el contexto que
rodea y favorece –y en numerosas oportunidades perturba- la producción de ciertos
eventos.
Los modelos de psicoterapia –desde los más abarcativos y complejos, hasta los más
simples-; se gestan impregnados por momentos históricos con determinadas características
sociales, crisis políticas o económicas. Tales factores, inciden directamente sobre los
elementos socioculturales propios del contexto en que se desarrollan, generando las
condiciones para que un profesional cree lo que deba crear.
99
Primero fueron las ideas germinales de Bertanlanfy y sobre todo Norbert Winner en el
campo de la Cibernética, abrieron el camino de un nuevo lenguaje que fue
extrapolándose al terreno de la interacción y de la comunicación humana. En décadas
posteriores esto se acentuó y explotó en el famoso Silicon Valey, escenario donde se
desarrollaron y se aplicaron los conceptos de la Cibernética y de la Teoría de los
Sistemas. Fue allí, donde ambas disciplinas impregnaron el área de los circuitos y de las
relaciones humanas y donde términos como la noción de feed-back, interacción,
entropía, caos, crisis, y negentropía, entre otros, comenzaron a resultar habituales, sumado
al concepto de una pragmática de la comunicación humana (Watzlawick y otros, 1967),
más los posteriores aportes de la 2° ley de Termodinámica, la mirada del análisis lineal
causa-efecto que regía anteriormente, fue perdiendo consistencia y estas nuevas ideas,
fueron constituyendo, fueron impregnando tanto el pensamiento cotidiano como el científico.
El Mayo del 68 aplica una inyección de revisionismo a los modelos conservadores, que
llevado a distintos niveles se extendió también al movimiento de trabajadores de Italia.
Franco Basaglia es el emergente que desconfirma al manicomio "La institución
negada"(1974), creando un nuevo sistema de salud mental: “La Desinstitucionalización
Psiquiátrica", y las puertas de los hospicios execrables fueron abiertas...
100
Estos son sólo algunos ejemplos que evidencian que las crisis son el pasaporte y la
oportunidad de insertar una nueva mirada en dirección al cambio, permitiendo además
observar cómo los modelos terapéuticos son el resultado de las variables contextuales, de
momentos históricos, que tienen su por qué y para qué en la articulación y que surgen
impregnados por ideologías, factores económicos, políticos y socioculturales que dejarán su
huella en la elaboración de su metodología.
Algunas conclusiones
Es inevitable que el modelo sufra mutaciones en manos de otro profesional, puesto que su
estructura conceptual, su historia y su cultura, sesgarán "tendenciosamente" su
implementación. El modelo servirá como plataforma y desde allí, el profesional podrá jugar
con su iniciativa y su creatividad, tendiendo en claro que una adherencia ortodoxa
coarta estas últimas condiciones.
Tampoco será necesario que tal guía sea patrimonio de un modelo exclusivamente, pueden
ser varios los modelos los que le proporcionen herramientas al terapeuta.
Tal vez lo más importante es que, como formadores, más allá de la enseñanza de unalínea de
trabajo, generemos profesionales responsables y comprometidos en el difícil rol
de modificar la vida de un ser humano.
101
Keeney, Bradford. "Aesthetic of Change". The Guilford Press, Nueva York, 1983. Versión
cast. "Estética del cambio". Piadós. Barcelona. 1987.
Khun, Thomas. Versión cast. "La estructura de las revoluciones científicas". Fondo de
Cultura Económica, Méjico, 1975.
Spencer Brown. "Laws of the form". Bantam Books. Nueva York. 1973. Watzlawick, P.
Weakland, J., Fisch, R. "Change– principles of problem formation and problem
resolution-" N. W. Norton, Nueva York, 1974. Versión cast. "Cambio". Herder, Barcelona,
1976.
Watzlawick, Paul. "Die erfundene Wirklicheit". Piper Munich, 1988. Versión cast. "La
realidad inventada". Gedisa. Barcelona. 1988.
102
Confieso que cuando me pidieron escribir sobre este tema tuve que vérmelas con los
escozores que siempre me produjo la palabra "formación", o más bien, las asociaciones que
me suscita. Asociaciones absolutamente personales por supuesto que en virtud del
artículo, me vi obligado a considerar con detenimiento. Es a partir de esas
consideraciones que escribo, intentando trascender los aspectos personales en pos de
alguna conclusión más genérica.
Siempre signifiqué la palabra "formación" en el sentido de algo estático, que si bien puede
provenir de un proceso temporal algún día se materializa como el resultado de un
moldeado previo. Usualmente se dice "me formé" , o "me estoy formando" para señalar
el proceso y el fin, dándole al término un giro reflexivo, que por supuesto ocurre en un
contexto, en referencia a alguien; se dice "me formé con fulano" o "me estoy formando en el
instituto tal y cual" .
Estas frases siempre generaron en mí algún tipo de alergia. En primer lugar porque creo que
la formación, entendiéndola como un desarrollo profesional, no tiene fin, es un proceso
continuo. Y en segunda instancia porque la referencia al lugar o la persona "formadora"
(según mi entender) coloca al "formado" en un lugar pasivo, como si fuera moldeado
desde un contexto o por alguien que él diferencia.
Quien habla de formación en estos sentidos se refiere a ella como un sello de identidad,
definida y acabada, y eso me rebela. Creo que una identidad cristalizada en la dimensión
profesional a la larga empobrece.
Desde donde estoy hablando la palabra "formación" debiera tener un bucle reflexivo que la
interrogue constantemente, que la ponga en duda una y otra vez, que deje abierta una
puerta para que la clínica sea capaz de cuestionarla, para que escuche a aquellos
consultantes o contextos que la inquietan; en suma, para que se considere un
conocimiento, o mejor aún, una manera de conocer sujeta a constante revisión, entre
paréntesis, como diría Maturana (1990).
8
Jorge D. Moreno es médico psiquiatra, desde hace más de 20 años es terapeuta sistémico, supervisor y entrenador. Es
supervisor Clínico de ASIBA (Asociación Sistémica de Buenos Aires), investigador y escritor. Ha publicado numerosos artículos y
libros, tanto específicos de la profesión como de ensayos y poesía.
103
Quizás el significado que le doy al término, y con el cual me siento mucho más cómodo,
es el de aprendizaje, porque conlleva la idea de una continuidad, en el sentido de un
sujeto activo con relación a un contexto, a un maestro, que si todo marcha bien en algún
momento (afortunadamente) quedará atrás.
Aprendizaje como lo entiende Giroux (1977) cuando habla de una pedagogía crítica, es decir,
que sea capaz de cuestionar las variables del contexto en el cual se sustenta, la
intencionalidad del poder y las orientaciones sociales que la predeterminan. Es decir, los
contextos en los que se trabaja y las modas y refritos conceptuales. Un aprendizaje que
evolucione en el sentido de las categorías lógicas que propone Bateson (1985) cuando
traduce la teoría de los tipos lógicos a las ciencias sociales.
Marcados estos puntos que definen la posición desde donde escribo me introduciré ahora en
el desarrollo del tema para que el que me convocan.
Desearía en este momento empezar con la diferenciación clásica de teoría y técnica, y desde
la técnica enlazar la práctica clínica, para luego dibujar una curva recursiva que vuelva
sobre la teoría y afine la técnica para introducirse nuevamente en la práctica, para entonces
volver a la teoría y otra vez a la técnica. Estas tresinstancias, que me he
esforzado en mostrar complementarias, han sido durante mucho tiempo disociadas. Así fue
como clásicamente se enseñaba primero la teoría, y luego la técnica en relación a la práctica.
Recuerdo haber aprendido gramática inglesa durante los cinco primeros años de contacto
con ese idioma, y en toda tentativa de conversación, luego del proverbial "good morning",
sólo atinaba a recitar las conjugaciones verbales y las concordancias, de manera perfecta,
eso sí.
Quizás la enseñanza del psicoanálisis haya comenzado a romper estas categorías con lo
que se llama análisis didáctico, donde el futuro psicoanalista se analiza a la vez que aprende
la metodología de su fututo oficio. Pero a mi entender la terapia sistémica rompió más
abruptamente el encuadre del aprendizaje clásico introduciendo la cámara de Gesell y la
enseñanza desde la práctica: teoría y técnica se fundían en el aprendizaje por la acción.
104
Cuando esto ocurre hay un aprendizaje de un modelo de terapia sistémico, pero no del
pensamiento sistémico, y los resultados son más bien pobres con relación a las posibilidades
que se abren desde la epistemología donde éste se fundamenta.
Si así fuera sería una teoría instrumental, surgida "de" y aplicada "a" un determinado
contexto, cuya validación de ningún modo la hace verdadera. Así entendida, tanto la teoría
como el modelo que ilumina se relativizan, y el saber de esta relatividad pone al futuro
terapeuta en un nivel de aprendizaje II, donde no se revisan elecciones sino conjuntos
dentro de los cuales se hacen las elecciones. En el sentido en el que estoy hablando, el
hacer puede redefinir tanto las pautas desde las que ocurre como el objeto sobre el que
opera.
Trato de ser más explícito: un marco teórico define un modelo que distingue un territorio
sobre el cual se trabaja. Si la enseñanza de la epistemología permite que esas
operaciones retroactúen sobre el modelo y el marco teórico, no sólo éstos pueden
redefinirse, sino también el quehacer práctico (es decir la técnica) y el territorio mismo
porque los ajustes de la óptica iluminarán otros carices del territorio. (Por este motivo
subrayo la importancia de aprender no sólo un modelo sino también una forma de
pensamiento que contextualiza tanto los puntos de vista, los lentes, como los territorios
y los modos de aproximarse a ellos).
Ahora bien, ¿dónde ocurre ese proceso? Evidentemente en una persona que deviene en el
oficio de terapeuta. Y esta particularización nos introduce en el estilo, porque el terapeuta
ejercerá su oficio en relación con sus características personales, sus experiencias, su
momento vital, su modo de considerarse e incluirse en el mundo.
Las metodologías de supervisión son muchas, tantas como modelos de terapia hay. Minuchin
hace un muy completo resumen en el capítulo sobre práctica clínica y supervisión, de su
libro "El arte de la terapia familiar" (1998).
Lo interesante es que todos los modos de supervisión son isomórficos con un modelo
terapéutico, cuyos contornos se refuerzan pragmáticamente en la relación supervisor-
terapeuta. Desde este punto de vista el modelo se enseña dos veces, sólo que en esta última
instancia de una manera implícita, con la intención última de olvidarlo. Olvido entre
paréntesis, por supuesto, para que el aprendizaje se haga conocimiento tácito y se
manifieste en la acción (Schön, 1992). En nuestro caso en el quehacer terapéutico.
Tarea difícil la del supervisor, enseñar sin colonizar, estimular sin determinar, para que en la
práctica de su oficio el terapeuta conozca sus límites y particularidades, rediseñe las
herramientas que el supervisor le ofrece y los horizontes que le abre para finalmente
encauzar su aprendizaje en rasgos personales que caracterizarán su estilo.
Queda por último hacer una breve referencia al estilo en tanto no lo considero una impronta
o un sello, sino un fluir en los márgenes de una identidad profesional, de ninguna
manera rígida o estanca, sino sujeta a continuas modificaciones provenientes de un
diálogo reflexivo entre las vicisitudes de la clínica, los horizontes teóricos, y los cambios
personales del terapeuta.
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Bateson, G. (1985) "Las categorías lógicas del aprendizaje y la comunicación", en Pasos hacia
una ecología de la mente. Buenos Aires. Carlos Lohlé.
Bateson, G. (1971) “The logical categories of learning and communication, and the
acquisition of world views", en Steps to an ecology of mind. New York, Chandler
Publishing Company.
Giroux, H. (1992) Border crossings. Cultural workers and the politics of education. New
York and London, Chapman and Hall.
Schön, D. (1987) Educating the reflective practitioner. San Francisco, Jossey Bass.
Artículos On Line
“La Formación y el estilo del terapeuta” (J.Moreno. Mceberino. C. Des Champs.) “El Uso de la
Inteligencia emocional en la construcción de la Terapia.” (Juan L.Linares)
“En torno a la cuestión de los sentimientos del terapéuta Sistémico”. (Lino Guevara)
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www.apsique.com
Yalom, Irvin D.(2002). El don de la Terapia. Carta abierta a una nueva generación de
terapeutas y sus pacientes. Emece Editores. Buenos Aires
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