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La guerra civil
americana
Titulo:
Secesión
L a guerra civil americana
© J o h n K e e gan, 2009
Edició n original en ingles: The American C iv il War. A M ilitary ílisiory
2009, Hutchinson
D e esta edición:
© Turner Publicaciones S.L., 2011
Rafael C a lv o , ,J2
2 8010 M adrid
www.turnerlibros.com
P rim era edic ión: septiem bre de 2011
I S B N : 978-84-7506-948-7
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V _Vi>moncé ím libro anterior ro n e s ta Irase: “ L a Prim era G u erra
M undial fue una guerra cruel e in necesaria". Tam bién la G u erra de
Secesión fue cruel, por los sufrim it'iiIüs que iiilligió a los participan
te s y la a n g u s L ia que causó a q u ie n e s en ella perdieron a su s seres
T
L . J w geografía, el m ás im portante de los factores que in fluyen en el
d esarrollo d e una guerra, lia teñirlo una im portancia m eridiana en las
guerras en N orteam érica, dundo la inm ensidad, varied ad y ra rárte r
dram atico del territorio obligan a los soldados a adaptarse a sus de
m anilas con m ayor rigor que en casi cualquier otra región del m undo.
Ya en tfilii num erosas guerras europeas habían tenido lugar en Ñor
team érica. Estas guerras habían adoptado nom bres am erican os por la
parte de los com b ates que se libró en el nu evo continente: la G u erra
de Sucesión E sp añ ola se llam ó la G u e rra de la reina A n a, la de la
Su cesión Austríaca se llam ó la G u erra riel rey Jo rg e , la G u erra d e los
Siete A ñ o s. 17¿4-«7(Í3, se llam ó la G u erra Fran co-India. L a G u erra de
los Siete A ñ o s se originó en N orteam érica, pero se. extendió hasta el
olro larlo del A tlántico pro vocan do cam p añ as en E u ro p a y hasta en el
océano Indico, lo que dem uestra la im portancia com ercial alcanzada
por la N orteam érica colonial tle m ed iad o s del siglo xvttt.
La geografía había con d icion ad o los enfrentam ientos en suelo ñor
leam erican o entre ingleses y franceses, los principales protagonistas
de las gu erras coloniales. En un principio habían com b alido por el
control tle puntos clave en el litoral atlántico. A l exten d er su d om i
nio tierra adentro, el conllicto giró en torno al control tle las vías de
com unicación, principalm ente los nos. Y a en 17/;.|, al estallar la G u c
rra Fran co-India. Francia había definido una política estratégica para
N orteam érica, centrada en asegurar el dom in io de cuanto controlaba,
b uena parte de los G ran d es Lag o s y los alluentes orientales del M is
sissippi, y en negar a Inglaterra tuda oportunidad ríe penetrar en el
territorio de N u eva Francia. Esta política, que dio en llam arse la “ p o
lítica de postas” , se inició en la d écad a tle 1680, cuantío el gob ern ad or
D T borville com enzó a construir fuertes que b loqueab an los cam inos
que con ducían desde las llanuras cosieras, crin an d o los m ontes A p a
laches, hasta el territorio de O hio, l>anado por los gratules afluentes
del M ississippi, los ríos O h io . T ennessee y C un iberlan d, Los franceses
tam bién estaban d ecididos a ro n lm lar los otros tíos m ás pequeños
del norle, el M oh aw k y el K icheliou, que conducían desde la costa de
N u eva Inglaterra basta “ la gran carretela d el continente", el rio Sun
Lorenzo, L a lógica de la política francesa era sim ple. C o m o les fallaba
población, en tanto que los colon os ingleses eran num erosos, para
dom inar el continente necesitaban con linar a los ingleses en la cosía
al osle de los A palaches y retenerlos allí m ediante las operaciones rio
la m ilicia colonial francesa, mi pequeño ejército regular francés, y sus
aliados indios. D urante ocb eilla años la política do postas funcionó a
la perfección. Al final, sin em bargo, el núm ero ele h om b res resultó d e
cisivo. En 17.54, cuando había tan solo cinc nenia y cinco m il colon os
franceses, el núm ero d e ingleses había ascendido a un m illón y m u
chos de ellos buscaban brechas en las d efen sas francesas para llegar
hasta el interior por iniciativa propia. El desfiladero de C um berlanrl,
el sitio por donde era m ás sencillo cruzar los A palaches, había sido
descubierto en l/.rto y los aven tureros lo íilili/.aban para llevar m e r
can cías a los indios del olro lado y cam b iarlas p or pieles, el principal
producto de valo r de N orteam érica. En 17J¡f) los ingleses irrum pieron
on el valle del San L orenzo y destruyeron las bases del poder fran
cés en M oni real y Q uebee. U na voz adu eñ ados del San Lorenzo, los
ingleses se hicieron enseguida con ol con lrol de los G ran d es Lagos y
llegaron hasta ol M ississippi. A quello significó ol (¡11 do N u eva Fian
cia, puesto que su “ política do postas" d ep en d ía del conlrol de dos
cordones, la cad en a de los A palaches y la línea del M ississippi. para
poder im pedir )¡i entrada de los ingleses en la vasta región interm edia,
ol territorio de O hio. ol “ V iejo N oroeste” , y las inm ensas extension es
que llegarían a ser el centro de Estados U nidos. L a política francesa
fracasó. Su dim inuta pob lación do colonos, reforzada con ayu da do
sus aliados indios, sim plem ente fue tragada por la enorm idad do su
im perio, que en su m ayor parte no fue colonizado en absoluto L o s
franceses habían con tribuido m ucho a definir los contornos do lo que
sería E slad os U nidos. H abían recorrid o el M ississippi a lodo lo largo,
d esd e su co n flu e n cia co n el M issou ri hasta el ( ¡o lio He M é x ic o ; ha-
Iiíhii fu n d ad o las c iu d a d e s d e N u e v a O rle a n s y S i. I.o u is; h ab ían p e
netrado hasta las C o lin a s N eg ras ríe D ak o ta. Pero no h ab ían llegado
h asta el P a rific o ni d escu b ierto las R o co sas.
[.os b ritán ico s, d u ran te el b re v e p erio d o en q u e g o b e rn a ro n N or
team érica sin o p o sició n , pu co a ñ a d iero n a los logros franceses. Su
im p erio n o rte a m e rican o sigu ió sien d o costero. In clu so p erp e tu a ro n
el e m p eñ o d e los fra n cese s en m an ten er a los c o lo n o s al este di' los
A p a la c h e s, aun q ue m ás c o m o una co n cesió n h acia los in d ios de las
tierras «leí O liio que co m o u na politirn estratégica. 1.a g u e rra que
lib raron p ara su p rim ir la reb elió n d e sus co lo n o s tu vo lugar en m ía
z o n a m u y restrin gida, a lo largo d e la ro sta atlán tica y d e la fron tera
con C a n a d á . A l igual q u e a los fran ceses, su escasez ríe h o m b res les
im p e d ía atacar las trece c o lo n ia s d esd e tierra ad en tro. A d iferen cia
ríe los fran ceses, su d o m in io del m ar. au n q u e no les serv ía d e m ucho,
c o m p e n sa b a su in ca p acid a d d e m an io b ra r en el interior. S il d ecisió n
d e lle v a r la g u e rra h a sla el S u r en los últim os años de la ( ¡tierra de
In d e p e n d e n c ia no ob stacu lizó la c a m p a ñ a d e los co lo n o s c o m o se
h a b ía e sp e ra d o . A lo largo d e toda la gu e rra C íeorge W ashingion se
m ostró su p e rio r a los in gleses p o r la h ab ilid ad con que utilizaba las
v ías llu viales p ara cu b rir sus lín eas de a v a n c e V los b o sq u es c o sle ro s
ro m o esco n d ites. .Sin em b a rg o , la g e o g ra fía h u m an a y física riel n o r
deste d e N o rte a m é rica resultó d e c isiv a c o n tra los in gleses. Nn e x is
tían carreteras largas, y los rios de la c o sía ntlán tira no se rv ía n com o
ca n a le s estratégicos, pues eran estrech o s y fluían d e oeste a este. I.as
c a m p a ñ a s entre 177(1 y fueron p re cu rso ra s en m u ch o s asp ecto s
de las d e iS tíi y tfitia durante la (Ju e rra de S ec e sió n , y p o r las m ism as
razon es: c a rre te ra s m alas o in existen tes, m a p a s e rró n eo s, au sen c ia de
m ap as y rios que fluían en el sentirlo e q u iv o c a d o .
L a g e o g ra fía frustró los intentos de los fran ceses por co n q u istar N o r
te a m érica y so c a v ó los de los in gleses. En el m o m en to en que c o m e n
zó la G u e rra de S ec e sió n en N o rte a m é rica en iHfit, la exten sión políti
r a d e lo q ue e ra p o r en to n ces listad o s U n id o s a g ra v ó ol p ro b le m a. El
hecho d e que a p e n a s e x istie se una p ersp e c tiv a g e o e stra lé g ica gen eral
del territorio d e lista d o s U n id o s con stitu yó una gran d esven taja p ara
el N orte. L o s ge n e ra les (enian lina n o ció n , ro m o la tenía W inlield
Se o H d esd e ('I p rin cip io , <le a d ú n d e e n v ia r los e jé rc ilo s y qué sitios
d eb ían asegurar, Pero d esc o n o c ía n las d ificu ltad es que los esp e ra b a n
en el tra yecto o in clu so si tales d esp lazam ien to s eran p osib les. Por una
parte, estaba la a u sen cia de m ap a s; p o r la otra, la au sen c ia en todo
E stad os l 'n id o s del tipo de co n o cim ie n to rlfl terren o q u e los sóid a
d os en E u ro p a , inclu so en un p aís tan vasto ro m o la R u sia eu ro p e a ,
p o d ían d ar p o r supuesto.
L o s ejércitos e u ro p e o s tenían u n iversid ad es d e E stado M a y o r y a c a
d em ias de g e o g ra fía m ilitar d o n d e se estu d iab a y c o teja b a el a c e rv o
g e o g rá fico . F.u E stad os U nirlos 110 e x istía n ad a p arecid o , ni en el Ñ or
te ni en el Sur. West Point e ra una a c a d e m ia di' in g en iería m ilitar en
sentido estricto. N o h a b ía en el p aís nin gu n a otra escu ela d e c ie n cia
m ilitar e q u ivalen te o superior. L a s a cad e m ia s m ilitares d el .Sur, insti
tuciones estatales o p riv a d a s c o m o el IMV y la C in d a d e la , e ran im ita
cio n es de YVesl Point y de mcnoT n ivel a c a d é m ic o . Si L sta d o s U n id o s
h u b ie ra contarlo co n una u n iversid ad ríe gu e rra V d e Estarlo M a y o r y
h ub iera reu n id o el co n o cim ien to to p ográfico d isp o n ib le , un grad u a d o
p u d ría h a b er resu m id o los p ro b le m a s g e o cstra té g ico s que enfrentó el
E jé rc ito de E stad o s (.'n id os en i8(ii d el m o d o sigu ien te:
El p rin cip al p ro b le m a al q u e se en fren ta b a el g o b ie rn o federal en su
esfuerzo p o r restau rar ¡a U n ió n e ran las distancias. D esd e la frontera
n orte <le V irg in ia h asta N u e v a O rle a n s h ay m il seiscien tos k iló m e
tros. D esd e la b o ca de la b a h ía de C h e sa p e a k e hasta el M ississipp i en
M em p h is h ay casi 1.4 50 kilóm etros. D e sd e L o u isv ille ‘ K en lu eky), has
la M o b ile : A la b a m a ¡, h ay m ás ríe o ch o cien to s k ilóm etro s. El territorio
ile los o n ce estarlos sece sio n ista s fo rm a pites un losen c u a d rilá te ro de
casi d os m illo n es q u in ien tos mil k iló m etro s cu ad rarlos ríe e xten sió n .
N o h a y c a rre te ra s d irectas que p en etren en esta e n o rm e á rea; en g ran
p arle ríe la m ism a, las carreteras solo tien en un a im p o rtan cia local y
no se co n e cta n co n las tle los estarlos o siq u ie ra los c o n d a d o s v e c i
nos, y a m entid o se d e sv a n e c e n sin razón aparen te. L o s ferro carriles
garan tizan cierta co m u n ic a c ió n a d istan cia, a través d e una longitud
lotal ríe solo k ilóm etro s, en c o m p a ra c ió n con los 2 2 .5 0 0 k iló
m etros tle rieles q ue h a y en el territorio tle la U n ió n . L o s ferro carriles
s u re ñ o s, n o o b sta n te , so n p o c o s ó lid o s , y on su m a y o r ía h a n s id o fa-
I >ri< ;u lo s t o n p ris a y e c o n o m iz a n d o . T a m p o c o se a lie n e n a un a n c h o
d e v ía e stá n d a r. A lg u n a s lin e a s tie n e n la m e d id a n o r m a l d e 1.J.3 c e n tí
m e tro s, p e io a lg u n a s s o n d e i;j 2 y o tra s d e if>7 c e n tím e tro s ; a llí d o n d e
se ju n ta n e s n e c e s a rio re a liz a r u n tr a n s b o rd o , E n c o n s e c u e n c ia , h a y
s o la m e n te d o s ru tas d ire c ta s en el S u r, u n a q u e v a d e s d e R ic h m o n d
h asta C u r in th (M is s is s ip p i;, p a s a n d o p o r C h a tt a n n o g a : la o tra , to d a
v ía en c o n s tru c c ió n , d e s d e M o n t g u m c r y ( A la lia m a ) , h asta P e le r sb u rg ,
p a s a n d o p o r A tla n ta , A u g u s ta y W ilm in g to n . A m b o s siste m a s a p e n a s
se in le r c o n e r ta n , y los ú n ic o s e n la c e s e n tre e llo s so n d e C h a tt a n n o g a
a A lla n ta y la c o n e x ió n , m e n o s útil, d e C o r in lli c o n M o b ilc .
[.a fa lla d e c o n e x ió n e n tre lo s s is te m a s fe r r o v ia r io s s u re ñ o s e s iá dio
la d a p o r g r a n d e s a c c id e n t e s g e o g rá fic o s , en e s p e c ia l la c a d e n a d e los
A p a la c h e s , q u e d iv id e d ia g o n a lm e n te e l A lto d e l B a jo S u r ’, la c o n e x ió n
fe r r o v ia r ia C h a tt a n o o g a -A lla n ta utiliza el p a so d e C lu itla n o o g a p a ra
c ru z a r la s m o n ta ñ a s . S i b ie n lo s A p a la c h e s d ific u lta n la s c o m u n ic a c io
nes te rre stre s d e l S u r, ta m b ié n o fre c e n lin a v a lio s a b a r r e r a d e fe n s iv a
c o n tra lo s a ta q u e s d e s d e el te rrito rio d e la U n ió n e n el M e d io O e s
te, p ro te g ie n d o el n o rle d e V ir g in ia y la s C a r o lin a s ríe u n a in v a sió n ,
a u n q u e ta m b ié n p r o p o r c io n a n a lo s e jé rc ito s n o rte ñ o s, e n r a s o de
a d o p ta r e sto s u n a e stra te g ia o fe n s iv a , una v ía e n c u b ie r t a d e a c c e s o a
los e sta d o s a tlá n tic o s d e l c e n tro d e s d e e l v a lle d e S h e n a n d o a h .
I.o s A p a la c h e s no s o n el ú n ico a c c id e n te g e o g rá fic o im p o rta n te q u e
b r in d a p ro te c c ió n a lo s r e b e ld e s . D e ig u a l im p o rta n c ia s o n la s río s
s u re ñ o s y los d e las tie rra s fro n te riz a s. F.l O h io y su s g r a n d e s a ílu e n
les, el C u r n b e r la n d y el T e n n e ss e e , fo rm a n u n a lín e a d e fo so s q u e
p ro te g í1 i-l A lio S u r c e n tra l, m ie n tra s q u e e l M is s is s ip p i, c o n el cu a l se
c o n e c ta n , p r iv a a la U n ió n d e to d a e s p e r a n z a fie p e n e tr a c ió n , in c lu s o
si ro n ta s e c o n v ía s de c o m u n ic a c ió n d e s d e el O e ste .
l ’o r o tra p a r le , e sto s g r a n d e s a c c id e n t e s to p o g r á fic o s o fr e c e n a lg u
nas v e n ta ja s a la U n ió n , n o so lo d e s v e n t a ja s , til M is s is s ip p i y los A p a
la c h e s im p o n e n c rític a s d iv is io n e s in te rn a s, s o b r e lo d o el M is s is s ip p i.
S i c o n s ig u ié s e m o s lo m a r lo . J'ex a s y A r k a n s a s q u e d a ría n a is la d a s d e l
resto d e la C o n fe d e r a c ió n . I.a c u e n c a o rie n ta l d el M is s is s ip p i d e v ie n e
e n to n c e s un e s c e n a r io d e g u e r r a in d e p e n d ie n t e , c u y o d o m in io d e b e -
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Atlántico
■lerrocarrifes
estadounidenses en 1861
T
A . ^ . i vid a m ilitar para la inm ensa m ayoría <le los ¡ñ w n r s , del Norte
y del Sur. que m archaron a la guerra en 18ÍÍ1 com enzaba ¡untándose
ro n am igos, verin n s y com pañ eros (le ríase en la reunión inform al
de la que saldría una com pañía o un regim iento. C asi ninguno <lc
los que se incorporaban sabía nada del olicio de soldado: ninguna
preparación , ningún m anual de arm as, ningún bábilo de ob ed ecer
órdenes. H abía p o ro s instructores, uno o dos oficiales de la m ilicia en
el m ejor d e los casos, tal vez un veterano de la (iu e r ra ríe M é x ico o
un inm igrante reciente que hubiese se rv id o en algún ejército europeo,
íla h ia que apren d erlo lodo, de cu alquier m anual d e entrenam iento
disponible. El apren dizaje com en zab a ro n form ar filas y m archar al
unísono, girar a la izquierda y a la d erecha, avanzar, retroceder. Si se
disponía de arm as, los recluías procedían luego a m anejar cu alesq u ie
ra m osquetes o rifles hubiese a m ano, prim ero los m ovim ientos b ási
cos, después los pasos necesarios para cargar y efectuar un disparo,
aunque el tiro con m unición de verd ad ven dría m ás adelante.
E n las prim eras etapas de la creació n de la co m p añ ía tenía lugar el
nom bram iento de oficiales, usualm ente elegid os entre quienes tuvie
sen e xp e rie n cia m ilitar o entre los notables de la localidad que hu
biesen lom ad o la in iciativa en la fo rm ación de la unidad. IJn m étodo
com ún de nom bram iento era m ediante elecciones, aunque a m enudo
esto creaba p ro b lem as si aquellos que se creían con derecho al cargo
no eran electos. I.as duras pruebas del servicio podían con ducir a la
sustitución de aquellos design ados (pie resultasen in adecuados.
A m edida que la unidad apren día los rudim entos, oíros asuntos
prácticos adquirían im portancia: conseguir uniform es y albergue, rea
fizar los preparativos culinarios. En e l Norte el gob iern o pronto c o
m enzó a sum inistrar chaquetas azules estándares, gorras y pantalones,
a m enudo para reem plazar vestim en tas privadas, que a veces eran
versiones ríe a lu d irlo s extranjeros, t om o el traje francés de zuavo, el
estilo cazador, o las plum as y pantalones a lo (ja rib a ld i. Las unidarles
sureñas se vestían, o liien ellas m ism as, o hien a expen sas riel estarlo,
al principio, siem pre que era posible, tle gris cadete; m ás adelante,
al agotarse los sum inistros, ro n una lela artesanal Leñida de un color
parduzco que dio en llam arse buttimut |nogal|.
A l principio los soldarlos vivían en cu alesqu iera edificios rpte hllbie
ra disponibles, salones o escuelas públicas, m olinos, tabernas; algunos
ríe los prim eros en llegar a W ashington en 18Ü2 fueron albergarlos en
los m uscos ele la capital. Sin em bargo, tan pronto co m o podían, los
nu evos regim ientos procuraban adquirir tiendas y establecer cam p a
m entos hien ordenarlos. El alojam iento estándar era un tipo de tienda
llam ado Sibley, una estructura en form a tle cam pana con capacidad
para dieciséis hom bres. M ás com ún, p or ser m ás práctica so b re el te
rreno, era la tienda de cam paña pequeña, que se form ab a exten d ien
do el cobertor im perm eab le del soldarlo a la m itad en un palo o una
cuerda. Podía cob ijar a cuatro o, si se apretaban, a seis. En su interior
el soldado se acostaba en la m aula que llevaba doblarla en su muchi
la. C o m o la guerra com enzó a inicios riel veran o, aquella e xig u a ropa
tle ca m a lo m antenía caliente. D urante el prim er in vierno lus ejércitos
ap ren d ieron a im p rovisar estufas portátiles.
Lo s sum inistros son el p rim er prerrequisito en una gu erra y sie m
pre han form arlo parte ríe las prim eras p reo cu p acio n es d e los c o
m andantes. W ellington, tanto en la India co m o en la pen ín sula Ib é
rica, escribía constan tem ente acerca ríe la n ecesid ad de b ueyes, que,
al ser con ducirlos ju n io al ejército en m archa, pro po rcion ab an carn e
y tam bién se los podía e m p le a r com o bestias de carga. Pero incluso
cuantío se co n tab a co n an im ales p ara el transporte de provisiones,
la naturaleza p e re ce d e ra de los com estibles era una preocu p ación
constante. En co n secu en cia, h istóricam ente los co m an d an tes han
sucu m bido a m enudo a la tentación tle ab astecerse d el cam po, lo
que en la práctica im p lica saqu ear a la p o b lació n local, un recurso
deficien te pues en v en e n a las relacio n es con los civile s y con stituye
adem ás una fuente poco liable. Los ejércitos con su m en rápidam ente
las zon as en cam p añ a y los do cab alle ría a la velo cid ad del rayo. Ya
en el siglo xix los m inisterios de gu erra hacían gran d es in version es
en el d esarro llo de m étodos para p re se rv ar los alim en tos. L a m arg a
rina fue in ventada gracias a un con cu rso que organ izó el em p e rad o r
N apoleón 1 11 para en con trar un sustituto de la m antequilla destin a
do a sus ejércitos en cam paña.
Tam bién hacía falla fuego p ara cocinar, lo cual hicieron desde el
principio, y m uy m al, los propios soldados. D eb ido a la abundan cia
de alim entos en la N orteam érica agrícola, rara vez hubo escaseces
al principio, aunque la dieta era m onótona. Los ejércitos de la Cíue-
rra «le Secesión, y en especial el de la U nión , se ben eficiaron d e los
recientes adelantos en la p reservació n de alim entos, sobre todo del
enlatado. F.n con secu encia, el ejército unionista Tara vez se q uedó
corlo. El soldado norteño, gracias a una red ríe sum inistros e x tra o r
dinariam ente eficiente, con taba con una ración regular de alim entos
básicos. D e hecho, com parando sus rario n es regulares con las de
los ejércitos b ritánico, francés y ruso, se calculó que el sold ad o de
la U nión era el m ejor alim entado. Las regulaciones del ejército de
la U nión prescribían una entrega in dividu al diaria de 3,^0 gram os
de carn e de cerd o o tocino o algo m ás de 5 5 0 gram os de carne de
res fresca 0 salada, junto con 170 gram os de pan blando o harina o
m edio kilo de pan du ro o 5 5 0 gram os de harina de maíz. A cada
cien racion es se añadían casi siete kilns d e frijoles o guisantes secos,
cuatro kilos y m edio de arroz, la m ism a cantidad de granos d e café,
casi siete kilos de azúcar, 3,76 litros ríe vin agre, ap ro xim ad am en te
dos kilos de sal, trece kilos y m edio de patatas, y un litro de m elaza.
A iodo m enos a la carne y el pan se le llam ab a “ racion es pequeñas".
El soldado con federado com ía p eo r que el norteño excep to al inicio
ile la guerra. En el Su r ab u n d ab a la com ida, pero el sistem a sureño
de distribución era deficiente y errático. L o s sold ad os norteños co n
taban con un apro visionam ien to regular que llegab a p o r ferrocarril
y en carrom atos. E l apro vision am ien to con fed erad o era m ucho más
azaroso y a m enudo llegaba en mal estarlo tlespués «le haber e sp era
rlo jun to al ferrocarril dem asiado tiem po p ara poder seguir viaje. La
dicta básica era m uy pareci«la a la del ejército ríe la U nión , pero el
pan (1<> m aíz sustituyó al trigo y rápidam ente se v o lvió cansino, y en
lauto ijue la ración del soldado unionista se in crem entó durante la
g u e n a , la del con fed erad o se redujo.
En la práctica, el soldado vivía de carne salada, galleLíis. café y unos
bollos llam ados “ crackers", que los hom bres solían m achacar y reco
cer. I^js suplem entos m ás com unes eran vegetales secos, frijoles, gui
santes o patatas desecadas. U na vez conseguida la com ida, el siguiente
pro blem a era cocinarla. Eos soldarlos se turnaban para cocinar en cu
m erlorcs ríe seis u ocho. L a harina era convertida usualm ente en torti
tas, cuya m asa cocían al fuego en torno a una bayoneta o baqueta I.os
utensilios ríe cocina escaseaban drásticam ente, por ser los prim eros
pertrechos que se destarraban en la vísp era de una batalla y porque
los soldados se servían ríe ellos para cavar trincheras. Esto, sum arlo a
la incom petencia del cocinero, haría caer en picarlo la calidad de la
cocina. Las carnes, y m uchos otros alim entos, se freían. De hecho freír
era la única técnica culinaria al alcance de los soldados, aunque sus
resultarlos, hartarlos en grasa, eran poco apetitosos. U na de las razones
por las que se freía parece haber sirln la escasez de utensilios de cocina;
los sartenes eran lo m ás asequible, tal vez porque eran fáciles tle llevar
encim a durante la m archa. L a m ayo ría de los píalos tle los soldarlos
eran toscos guisos ríe m igas ríe galleta V vegetales secos con piltrafas tle
carne, a m enudo llam ados “ cush” o “ hoosh".
Los en víos de alim en tos desde los hogares, tle los rú ales, so rp ren
dentem ente, los co n fed erad o s d ep en d ían en gT an m edirla, a m enutlo
llegab an en m al estado o en co n ten ed ores rotos. L o s sold ad os ñor
lefios tam bién recib ían paquetes d e alim en tos, y tam bién p ro d u c
ios frescos que les co m p rab an a los car rom atos de v iv an d e ro s qui
los seguían en la m archa. Pocos sold ad os m urieron tle inanición,
aun que m uchos, sobre todo los con federarlos, a m en ud o pasaban
ham bre. Incluso los m ejor alim en tarlos record ab an la m onoton ía
constante tle las galletas y el cerd o salado. E l café era e l principal
con su elo del sold ad o. Parecía hab erlo sie m p re en ab u n d an cia del
larlo ríe la U n ión , y se solía in tercam b iar p or tab aco sureñ o, y a que
el Su r era in capaz de sum inistrarlo en las can tidades que b eb ían los
ejércitos norteños.
El alcohol, aunque no figuraba en las raciones, era dispensado ron
liberalidad, sobre lodo por razones m édicas, y era lid ia n te asequible.
Lo s oficíalos, in cluyendo algunos generales, a m enudo eran acusados
de ingerirlo en exceso, tinu acusación de que file objeto ( ¡la n l. In
du dablem ente G rant sucum bía en ocasiones a la b ebida, pero por lo
general era cuando se e n co m ia b a separado de su esposa, que ejercía
sobre 01 una inlluencia benéfica en todo sentido. Sil defecto era e m b o
rracharse cu ando se b ailab a bajo presión; norm alm ente (iran í estaba
perfectam ente sobrio.
L a m ala cocina era una causa com ún de los trastornos intestinales
que padecían lodos los soldarlos y que fueron una do las principales
causas de m uerto entro las tropas. En los prim eros m eses, regim ientos
enteros podían caer con diarrea o disentería, y aunque la in cid en
cia m erm aba a m ed id a quo las tropas se curtían en las cam pañas, el
D epartam ento fie G u erra de la U nión regislró más do un m illón do
casos enlre i8(ii y i8 (ij, de los que oincuonla y siolo mil fueron vícti
mas m oríalos. El tratam iento o ía rudo y exp ed ito: un poco de opio,
estricnina, calom elan os y w hisky era el recurso m as com ún. M uchos
soldados se atiLutucdicahan. a m enud o con rem edios que les llegaban
do sus hogares. L a m alaria, que causó m uchas bajas entro los so ld a
dos norteños en cam pan a 011 el valle del M ississippi 011 los veranos
do i8 (ü a iSíi.j, tam bién era tratada con whisky, ¡unto con quinina. El
1 ¡fus, com ún al no babor agua lim pia dispon ib le, tam bién so trataba
ro n quinina, asi com o con trem entina, carbonato do am onio y una
pildora m uy utilizada llam ada h/ut mass (m ercurio y creta).
A pesar de la evolu ción do los tratam ientos quirú rgicos y m édicos
el rosto do la guerra en vid as hum anas fuo m uy alio, alred ed o r de
(¡20.000 entro i8(¡i y i8(i/í, de los (pie 3(10.000 fueron b ajas do la
U nión, y 26 0 .000 con federadas, [.as m uertes por enferm edad se p ro
dujeron en una proporción do dos a una, 011 relación con las m uertos
por h erid as; cifras que los con tem porán eos hubieran aceptado com o
perfectam ente norm ales. De hecho, la in cid en cia de enferm edades
fatales fuo un poco m ás baja en los ejércitos do la G u erra de Secesión
que en los <le la G u e rra de C rim e a y inuclio m ás baja que en las g u e
rras napoleónicas.
Las enferm edades diezm aban de form a sostenida el núm ero de hom
bres disponibles para el servicio; a m enudo llegaban a inutilizar a la
mitad de un regim iento. El estado de debilitam iento cpie prim aba en
am bos ejércitos era en gran m edida a consecuenc ia de las etifenneda
des. La deserción y el absentism o no autorizado eran otros farlores, que
se hacían notar sobre todo en los periodos d e desm oralización, rad a
vez m ás com unes desde 18(13. Los soldados abandonaban las filas si no
se los supervisaba, o extendían su tiem po de perm iso, o sim plem ente
no regresaban al térm ino de su licencia. Eso tenía el efecto de disuadir
a los com andantes de con ceder perm isos, aunque en principio esle
era un derecho del soldado, a m enudo generosam ente concedido. I,os
soldados sureños, que servían con frecuencia en sus distritos natales,
llegaban a tener basta cuarenta días de perm iso. A lgunos soldados de
la U nión no tuvieron licencia alguna durante toda la guerra. A m edida
que la situación em peorab a para «'I Sur, algunos desertores se juntaron
en bandas arm adas, escondiéndose en los bosques, para resistirse a ser
devueltos a las filas. L a deserción pacen ’ haber sido m enos com ún en
el ejército de la lln ió n . que im plantó un sistema de severos castigos
para los que eran capturados, incluyendo la pena de muerte, h u ía n le
i 8().<5 la deserción se vo lvió endém ica del ejército confederado, llegan
do a haber basta cien mil ausencias nn autorizadas en lodo m utílenlo
Y este núm ero fue creciendo a m edida que se acercaba la derrota.
H abía pocos incentivos m ateriales para la obediencia. La paga de la
U nión eran trece dólares al m es, en una época en que la econ o m ía de
g u erra florecía. El soldado con federado co b rab a m enos, once dólares,
en un papel m oneda que com enzó a depreciarse en iKtia y hacia el
final de la gu erra había perdido todo valor. Por otra paite, la paga
con federada solía retrasarse, h veces hasta seis m eses o un año.
El d e b er y la devoción hacia los com pañ eros eran los m otivos que
m antenían a los hom bres en las lilas. L a reputación personal contaba
m ucho en las unidades donde los hom bres pro venían de la m ism a
localidad y se conocían desde antes de enrularse. F u los regim ien
los sureños un buen nom bre con fería especial poder, y se procuraba
uumU'iierlo, entre otros m edios, escribiendo cartas a casa, las cuales
viajaban con asom brosa rapidez.
Lo s m otivos inm ateriales tam bién eran im portantes. M uchos n o r
teños se sentían indignados ante la rebelión y con sideraban un d e
ber im portante la tarea «le suprim irla. A lgu nos norteños eran adem ás
abolicionistas con ven cidos, aunque hasta los abolicionistas e x p re s a
ron distintos puntos de vista al enfrentarse al espectáculo del m odo de
vid a de los negros en el .Sur. L o s sureños, al m enos al inicio, detmn
ciaron enérgicam ente la opresión norteña, y en su m ayoría p erm an e
cieron horrorizados liasia el final am e la perspectiva de la liberación
de los negros, lo que para m uchos constituyó la principal razón para
pelear.
La religión vino a reforzar estos sentim ientos. Estados U nidos en
el siglo x ix era una nación profun dam ente religiosa. A principios de
siglo, un poderoso m ovim iento evangelista, el Segu ndo (irá n D csper
lar, había inundado el país, inspirando en (odas parles la construcción
de iglesias, la fundación (le colegios con fesionales, y la evan geliza
rión. E l rism a Norte-Sur había dividido a las iglesias, sobre todo en lo
locante a la cuestión de si negTos y b lancos podían unirse en oración.
En las iglesias baptistas y m etodistas se originaron farrio n e s sureñas,
que dejaron de com u lgar con sus herm anos norteños. A unque acusa
dos de im píos, los sureñ os continuaron insistiendo en la autenticidad
de su fe cristiana, la cual solían practicar fervorosam en te en las igle
sias de los pueblos y del cam po lan ío los sold ad os yan quis ro m o los
rebeldes se llevaron con sigo la religión al m archar a la guerra. Puede
que los devotos fervientes fueran vistos com o algo extrañ o, pero la
religiosidad era lo com ún, y es probab le que los no creyentes fuesen
la excepción.
La llegad a de la guerra vu lgarizó el sentim iento religioso. La irre
veren cia de la vid a en el ejército, las palabrotas, las apuestas, las
b orracheras, la no ob servan cia del dom ingo, todo esto escandalizaba
a los jóven es d evoto s; y los cristianos ilustres que visitaban a los
ejérritos q uedaban consternados por el libertinaje sexu al dem asiado
visib le. Los ejércitos de la G u e rra de Secesió n , com o es el caso de
los ejércitos de todas partes y de todas las ép oras, no tardaron en
atraer una cohorte de prostiLulas y fueron presa de las enferm edades
de la prom iscuidad sexu al. Sin em b argo, el p erad o no fue el rasgo
distintivo de los ejércitos do la G u erra de Secesió n ; estos siguieron
.siendo religiosos de un m odo m uy característico de la N orteam éri
ca de aquel periodo. A m b o s ejércitos, no obstante su alto ín dice de.
blasfem ia, boi ra d ie ra s y recuri encía a las m ujeres fáciles, estaban
tam bién profundam ente afectados por la práctica con tem porán ea de
la religión. Los regim ientos norteños y sureñ os tenían cada uno su <a
pellán, y algunos de ellos ejercían una p odero sa in lluen cia sobre sus
parroquianos. L a capellan ía del regim iento, al igual que el puesto de
cirujan o tic cam p añ a, era autorizada por el D epartam ento de G u erra
y el capellán solía ser vo tad o por los oficiales. Los capellan es debían
dirigir los oficios religiosos del regim iento, durante1 los cuales p re d i
cab an, se o rab a y se cantaban him nos. Tras el Segu n d o (>ran D e s
pertar, la práctica religiosa era entusiasta y popular tanto en el Norte
com o en el Sur, y exclu sivam en te protestante fuera de las ciudades,
donde estaba aum entando el núm ero de católicos. Los soldados ex
perim entaban con version es durante el servicio, organizaban clases
para estudiar la Riblia, oraban y cantaban him nos con lina entrega
q ue hoy nos asustaría. En sus cartas y d iarios los soldados anotaban la
d evo ció n que m ostraban sus com p añ eros de arm as. A lgunos soldados
“ recib ieron la religión” en las lilas, tal vez a cau sa de los evangelistas
q ue recorrían los ejércitos, así com o todas las dem ás com u nid ades
estadounidense de aquel periodo, y regresaban a sus hogares m ucho
m ás religiosos que al alistarse, aun que en general el servicio en el
ejército alentaba m ás a la irreligiosidad que a lo contrario.
F.n los cam pam entos eran populares los him nos religiosos, com o
tam bién lo era el canto en general. Entre los favoritos estaban “ Je
sús, am ante de mi alm a". “ R o ca de las ed ad es” , y “ Justo com o so y” .
A lgu n as m elodías laicas populares, a m enudo apren didas desde el
otro latió d e las lineas de m anera que los ejércitos parecían cantarse
m utuas serenatas, eran “ L o re n a", “ Justo antes del com bate, m adre", y
“ Plantando tiendas en el viejo cam pam ento".
Un ra< go distintivo del servicio en el O este fue la regularidad con
que los exesclavos entretuvieron con sus cantos y bailes a los regim ien
tos tle la U nión. Un soldado d e Illinois escribió desde V irgin ia: “ H abía
cinco n cgT os en nuestro com edor anoche, i lo s hicim os cantar y bailar!
(irá n diversión. Conciertos gratuitos de negros aquí | | ojalá no tenga
i|ue in n e "." F.l O este resultó tío solo uno de los más disputados e s a
lí arios ele guerra, sino uno en el que los com bates se prolongaron más.
Las últimas rendiciones no se produjeron hasla m ayo de iKíj/j.
L a C o m isión C ristiana, un equivalente eclesiástico «le la C om isión
Sanitaria, era una fu er/a potente en aias de la leligiosirlatl y el evan
golism o en lodo el ejército de la U nión, y brindab a tanto ayu da m ate
rial com o consuelo espiritual a los soldados. Sus representantes eran
tenidos en gran estim a, y no solo p or el café y el papel para escribir
«jue distribuían durante sus visitas a los regim ientos.
Sus generales in vocaban librem ente al A ltísim o en el ejercicio de
sus poderos. V arios de ellos se distinguían por su práctica religiosa,
entre ellos León idas í'olk, que era obispo episcopaliano. L a o b se rvan
cia religiosa d epen d ía en gran m edida del ejem plo im puesto por los
oficiales. M cC lellan y B u m sid c orden aron la celeb ración de olicios
religiosos m ientras que el general O lí v e r O. llo w a r d del Ejército del
Tem iessee dirigía los oficios divinos, y el reveren do coronel G ia n v ille
M nody, que com an d ab a el 740 do O hio, predicaba regularm ente a
su regim iento y a otros. MionLrus que Lincoln no parece babor sido
más que deísta, Robert E. L ee era episcopaliano devoto y Stonew all
(ackson era un fo rm id able presbiteriano. F.l general R osecrans era
católico devoto y por lo tanto tina rareza, pues el carácter de los e jé r
citos del \ o c lo y del Sur ora abrum a<loram ente protestante, aunque
sobre lodo en el Norte h abía tam bién m uchos católicos. Sin em bargo,
los correligion arios do R osecrans en el N orte se destacaban por su
falta de entusiasm o por la guerra. La m ayo ría eran alem anes o irlan
deses y habían ab an don ado sus tierras natales huyen do del pudor
fiel gob iern o, y por lo lauto se resistían a entrar en el servicio militar.
Típicam ente protestante, de corte evangelista, era la m uy extendida
creen cia de que la guerra era el castigo de D ios por los pecados de
Estados U nidos, el pecado de la esclavitud en opin ión de m uchos nor
teños, o las pecam inosas costum bres nacionales para m uchos sureños
puritanos. V in cu lad a a la id ea del castigo estaba la creen cia, de corte
m ilcnarisla, de que un gran acontecim iento, una batalla decisiva a
escala m onum ental, pro vocaría el lin de la guerra.
M uchos soldados, del N orle y del Sur, m urieron antes de v e r el
final d e la guerra. A m b os bandos intentaron en lo posible d ar sep u l
tura cristiana a sus m uertos, lo cual usualm ente d epen d ía del tiem po
disponible y de quién h eredab a el cam po de batalla. Incluso antes
dp que acab ara la guerra, y a el Norte estaba creando im p resion an
tes cem enterios nacionales p a ia sus h éroes caídos. A hrahani Lincoln,
com o es natural, dio un discurso en la inauguración del cem enterio
de G ettysb u rg en noviem b re de Sin em bargo, el gobierno fe
deral no con cedió a los rebeldes la dignidad de un enterram iento d e
cente, p o r con siderar que no lo m erecían. Los m ué ríos sudistas. fuera
del Sur, eran m etidos en apresuradas tum bas en el cam po de batalla,
si los enterraban sus com pañeros, o am ontonados en fosas colectivas,
si eran los norteños los en cargad os de deshacerse de ellos. De ahí el
carácter d e los cem enterios de la G u erra de Secesión hasla el día de
hoy. Este aftartheiddem uestra hasta dónde llegaba el cism a generado
por la secesión. Incluso durante las gu erras m undiales, los ingleses
y los franceses enterraban a los m uertos alem anes, y los alem anes
enterraban a sus enem igos. A Stalin le tocó la tarea de destruir los ce
m enterios alem anes en suelo soviético. La U nión 110 con sid erab a que
los que m orían en rebelión fueran personas. En van o buscaríam os
tum bas con federadas en Arlirigtun o G ettysburg.
VII
PLANES
•n
•Primera Sataffa
{■C^ekvült
efe -Buíí <f(iin
fiM tiYVXAf) ¿ l m ;i xjo « ¡¡/o t
7av,v. ¿
Cauyíetry '
>Disp)9Ctón iü b s'fitfztu
^ , .^ 5 ( M
Qmtto/f.» *}g f^ m iff^earulrU
w u»* □ cJn<yr"
^ SEAUfUOAftCjgSP ■Mm USSAS
V I R. G 1 N » A, j§ r Ju n c io n
Tm*U A 1: i . |
de- b atalla, poro finalm ente logró adoptar la form ación correcta y sus
regim ientos, apoyarlos por las baterías regulares, com en zaron a v a
pulear a los con federado s, El general Evans envió urgentem ente una
solicitud de refuerzos. A p areció una brigada con d u cid a por Joseph E.
Johnston desde lla r p e rs Ferry, consistente en el sexto «le C aro lin a del
Norte, el <liarlo de A lab am a, y el segundo de M ississippi; fue llevada
al frente a toda prisa y logró detener el em puje enem igo, al m enos
por un ralo.
A l p ercib ir que la resistencia se fortalecía, M cD ow ell ordenó a Tyler,
que dirigía las accion es en el Puente de Piedra, que increm entara la
presión. Tyler valoró que sería m ejor ir a presionar por otro [mulo y,
cuando apareció una b rigad a a las órdenes del gen eral VVilliain Te-
cuinsel) Sherm an, la dirigió hacia Farm Ford, justo al norte dol l'uen le
do Piedra. Sherm an, de la prom oción de 1840 de West l’oint. estaba
destinado a con vertirse en uno de los com andantes m ás ilustres de la
(¡tie rra d e Secesión. En prueba de su em in en cia futura, Sh erm an co n
dujo a su brigada hasta el ter reno elevad o «pie dom inaba el cam po de
batalla, un ligero prom ontorio coron ado p or una casa que pertenecía
a la fam ilia lle n ry .
En la C o lin a tle la C a sa lle n r y se con centraría el clím ax de la b a
talla de Bull Run. Johnston fue el prim ero en recon ocer su im p ortan
cia. Im pacien te ante la fijación de lieau regard con e n v o lver el flanco
d erecho de M cD o w ell, a m itad de la lard e anunció tle repente: “ La
batalla está allí, vo y para a llá ' y, m ontando de un salto galopó hasta el
escenario del com bate. Al llegar, se encontró con que su subordinado
el gen eral T ilo m as J. Jackson, al m ando de una brigada de tropas do
V irgin ia que h abía so ivid o anteriorm ente en el valle de Shen andoah,
estaba estacion ado en la cim a. Jackson. do la prom oción do iK.j(i do
West 1‘oint, era un láctico consum ado. (la b ia posicionado a su b riga
da de tal m od o que ocu paba la “cim a m ilitar’ do la colina, tle m odo
que las tropas federales solo [iridian verlos una voz que alrnnzahan
la “ cim a falsa". Los cinco regim ientos d e V irgin ia de Jackson estaban
ap o yad o s por la Legión de H am pton. una unidad m ixta de infante
ría y cab allería de C aro lin a del Sur, bajo el alto m ando del general
liornard Uee. En su único acto digno de m ención, 1 5 ee espoleó su
caballo h aría adelanto en el m om rn ln en que las Uopas de la U nión
aparec ían en la frontera <le la C a sa U enry, y gritó a los hom bres de
C aro lin a del Sur, y a los m enos resolutos que q u ed ab an del ejércilo de
B eau regaid , que tem poralm ente hab ían eneontrado cam aradas en la
C o lin a de la C a sa U en ry: “ ¡M ira d ! A llí está Jark son resistiendo ro m o
una m uralla de pietlia. i Id a ap o y a r a los virgininnus!” .11
A lgu nos lo h irieron, en núm ero lo bastante grande para ahuyentar
a los reg im ie n to s federales y crear asi una leyenda, la de Stonevvall
|ackson [Jarkson M uralla de l ’¡odra|. Ston ew all, to m o se lo llam ó
después y para siem pre, insistió en que el sob ren o m b re perteneciera
a su brigada, la cual fue ciertam ente llam ad a la b rigad a de Stonew all
por el gob iern o con federado . El com bate alred ed o r tle la C a sa I lonry
duró (oda la lartle. El propio M cD ow ell llegó hasta allí y subió hasta
el piso superior d e la C a sa U en ry, donde un cañ onazo acab ab a do
m alar a la señora U enry, de ochenta y cuatro años. I*oco después
de la aparición tle M cD o w ell. las fuerzas federales, aunque todavía
superaban en núm ero a sus adversarios con federados, em pezaron a
replegarse. A lu caída tle la lartle la retirada se había convertido en
una d esban d ad a total.
No existe un m otivo racional para que el ejército tle M cD o w ell se
d esm oron ase <lel m odo en que lu hizo. Reaureganl había recibido
refuerzos durante el transcurso del com bate vespertino, incluyendo
una brigada traída por ferrocarril desde el valle tle Shenandnah, que
había d esem b arrad o directam ente en el cam po tle batalla, un aco n
tecim iento sin precedentes en la histuria militar. Eos refuerzos habían
con traatacado a las colum nas tle M cD o w ell desplegándose desde m ás
allá del Bull Uun. I.as d os b alerías regulares habían sido severam ente
debilitadas por las d escargas tle corto alcance de los m osquetes de
un regim iento con federado que vestia dt* azul, al que los artilleros
lom aron por uno tle los suyos. Jo b Stuarl h abía ejecutado una efectiva
carga tle caballería, ahuyentando a los Z u avo s de Fuego tle Nueva
York y desorganizando com pletam ente al batallón tle m arines, lo que
no fue nada sorprendente y a que sus hom bres eran rerlutas bisoñns.
Sin em bargo, ninguno tle estos episodios constituyó una acción d e
cisiva; y tic hecho tam poco nadie lom ó decisión alguna. A l in iciar
se el tiroteo alred ed o r d e la C a sa lle n ry , Jo h n sto n h abía cabalgado
basta allí, pero al llegar no logró hacerse con el control. Tam poco
.V lcü o'vell, cuando, bastante después, llegó hasla ese m ism o lugar.
B cau iegard lideró un contraataque subiendo poi la C o lin a d e la C a sa
lle n r y y rechazando a una colum na federal, tras lo cual la retirada de
la U nión se hizo general. E xactam ente por (pié, nadie pod ría decirlo,
lla b ía m iles d e soldados en m ovim iento, dando vueltas de un lado
para otro. Se calcula «pie lia.sla d oce mil federales habían perdido de
vista a sus regim ientos. U n núm ero m enor de con fed erad o s había
sucum bido a la confusión. Probablem ente esa fue la causa del éxito
con federado, no obstante sii falla de organización.
Ya a la caída ríe la larde la b arrera de peaje de W arreilton. que
con ducía de vuelta a A le xan d ria y W ashington, estaba abarrotada rio
soldados, cab allos y transportes m ilitares pugnando por ab an d o n ar el
cam po de batalla: m uchos de los fugitivos se im aginaban tpie la c a
b allería de Htuart. cu alquier tipo de cab allería, les pisaba los talones.
M ezclados con los soldados había m uchos civiles, que habían ven ido
por la m añana en carruajes, con p ro vision es de picnic, p ara ver la
batalla, esperan do que seria com o una especie de espectáculo al aire
libre, linlre ellos h abía p o r lo m enos diez congresistas y sois son ado
res estadounidenses. Al anochecer ya estaban ansiosos por cen ar a
buen recaudo. Los transportes civiles se encontraron rueda ro n rueda
con las cureñas y rajas de m uniciones de la artillería en el apuro por
ponerse luera de peligro
Los con federados estaban apen as en m ejores con diciones. M uchos
do sus regim ientos habían perdido cohesión y sus soldados deam
b ulaban en grupos por el fondo del cam po de batalla, desprovistos
fie oficiales y sin saber qué hacer. Jeflerson D avis, que h abía ven ido
en tren desde R ichm on d, crevó en un principio que habia llegado
al escenario de una derrota sureña, y com enzó a tratar de reunir a
los rezagados. Ll prim ero de los suyos con quien se encontró fue
Slonew all jackson . ven dándose una herida m enor en 1111 hospital de
cam paña. “ Les hem os dado una paliza", gritó. “ H uían com o ovejas.
¡D om e cinco mil hom bres frescos y estaré en la ciudad de W ashington
m añan a!’’ ."1
jark so n . con inusual efervescencia. exag e rab a El ejercito cío lieau-
regard no liab ía obtenido Lina victoria notable. Sim plem ente había
eludido una derrota. y por un m argen com parativam en te estrecho.
No le quedaban fuerzas para perseguir a las debilitadas tropas de
M cD o w ell y m ucho m enos para tom ar W ashington. L a linea del Po
to m ac y los puentes que lu ci tizaban continuaron siendo tan seguros
en los días que siguieron a la batalla de Bull R un ro m o lo habían sido
en sus vísperas. De hecho la linea defen siva m etropolitana se e xten
día aún m ás adelante. C en treviile, un topónim o grandilocuente para
un conjunto d e sim ples chozas de tablas, alb ergab a a varias brigadas
intactas a las órden es del coronel T h co d o re R un yon que pronto fue
ron reforzadas por elem entos del ejérrito de Jlull Run, la brigada de
B lcn ck er y el batallón de soldados regulares del com an dante G e o rg e
Sykes. B eau regard estaba ansioso por rebasar C en treviile, p ero nunca
lo logró.
liull Run había causado estragos en am bos ejércitos. A unque una
cuarta paite del ejército d e M cD ow ell había so b revivid o a las ac
ciones de aquel día, y alred ed o r de un tercio de los de B eauregard,
4<>n norteños habían m uerto, i.ion resultaron heridos y m ás de 1.300
fueron hechos prisioneros; los con federado s habían tenido 400 bajas
fatales y 1.500 heridos, aunque casi ninguno fue hecho prisionero,
siendo esla la ve rd ad e ra prueba de su éxito. Bull R un no fue solo la
prim era gran batalla de la guerra. Fue tam bién el prim er episodio de
un lipo enteram ente nuevo de contienda, una lucha de ideas lib ra
da por pob lacion es apenas entrenadas para com batir. Sus resultados,
tan am biguos m ilitarm ente, logTaron fortalecer las pasiones en am bos
b andos. F.n R ichm ond y en lodo el Sur, la noticia de M anassas, com o
se la llam ó allí, fue recib id a com o una im portante victoria, y por tanto
ro m o un aliento para persistir. Los sureños de a pie pensaban que
sus tropas, inferiores en núm ero, habían derrotarlo a una fuerza m uy
superior, un presagio del futuro V de la victoria final. Ln el Norte, la
noticia hi/o añicos las esperanzas pero tam bién robusteció la deter
m inación. Los patriotas pensaban que tras un revés inicial no tardaría
en ven ir el triunfo. La ju ste/a de la causa de la U nión era en sí m ism a
una garantía de que la reb elión sería derrotada.
Entretanto. en W ashington. Lincoln pasó los (lias que siguieron a la
batalla analizando p o r (|ui* vía podrían hacerse realidad los ideales es
tratégicos. Esbozó algunos vagos propósitos -m e jo ra r el enlrenam ien-
Lo d e las tropas en la fortaleza M onroe. increm enlai la ocu pación
federal de B altim o re- y bosquejó planes de arcion es ofen sivas rontra
el Sur, afianzando el control del ferrocarril d e B u ll R un y ab rien d o un
frente en la parle alta del M ississippi. Y. lo que es m ás significativo,
recalcó la im portancia d e en d u recer el b loq u eo; y com enzó a pensar
en hacer un cam b io en el alto m ando. A u n q u e 110 habían m ediado re
proches ni disputas entro él y M cD ow ell. v a había em pezado a tener
dudas con respecto al militar, que le resultaba d em asiado cauteloso,
falto de resolución, Buscando un posible sustituto, los pensam ientos
de Lin coln se concentraron en el único general de la U nión que había
obtenido algún tipo de éxito rontra el ejército con fed erad o , G e o rg e
M cC lellan , el ven ced o r de las pequeñas batallas en V irg in ia O ccid en
tal a principios de julio. El 22 de julio telegrafió a M cC le llan que se
presentara en W ashington.
No fue ninguna casualidad que el p rim er choque arm ad o de la ( ¡ue-
rra d e Secesión tuviera lugar en la frontera m arítim a de C a ro lin a del
Sur, un sitio don d e las fuerzas arm ad as de un estado enteram ente
secesionista se enfrentaron al poder m ilitar de la U nión en el fuerte
Sum ter. En cualquier otro sitio la con frontación h ubiera sido m ucho
m enos clara; y la división de opiniones y de la pob lación , m enos
acusada. Los frentes de batalla oslaban m enos d elineados en los esta
dos fronterizos, donde había m enos esclavos, 011 caso d e tratarse do
oslados esclavistas, y los votos a favo r de la secesión oran m enos con
centrados y num erosos. A lgu nos oslados fronterizos com o Kansas,
el vecino occidental de M issouri, no oran en absoluto secesionistas,
aunque los inm igrantes sureños habían introducido esclavos en oslo
oslado din ante la atribulada décad a d e t8",o. V irgin ia, un estado casi
norteño 011 lom ó n o s geográficos, era secesionista por m ayoría, poro
sus con dados del norueste contenían m uy pocos esclavos y 110 era
nada seguro que apoyasen al gobierno estatal en una votación a fa
vo r do perm an ecer dentro de la U nión o de abandonarla. K enturky,
Tennessoe y M issouri so hallaban evidentem ente divididos, por conte
ner entre sus electorados con siderab les pob lacion es do esclavos pero
[locos gratules esclavistas. M aryland era con siderado sureño por sii
filiación pero no era un estado com pletam ente esclavista, El dim inuto
D elaw are, aunque tenía esclavos, estaba dem asiado eclipsado por sus
vecin os norteños para arriesgarse a optar p or la secesión.
F.l dilem a de los oslados fronterizos m antenerse firm es dentro ríe
la U nión o seguir a sus facciones esclavistas hacia el S u r-, fue parti
cularm ente intenso en Tennessee, K enlu cky y M issouri, le n n e s s re .
cuya m itad oriental era unánim em ente unionista, fue arrastrado a la
secesión por su gob ern ad or el 8 de junio; no obstante, proporcionó
a la U nión un g ia n mi m ero de voluntarios y fue uno de los estarlos
con regim ientos con nom bres en am bos ejércitos. A Lincoln le dolía
especialm ente el caso de Tennessee, y su estrategia en el escenario
del O este estuvo sum am ente influenciarla por su deseo tic d e v o lv e r
este estarlo a la U nión, K en lu cky era tal vez el estarlo m ás dividirlo rio
todos, tanto que el gobernad or, Ueriah M agolfin , declaró su neutrali
dad, com o si el estarlo fuese una entidad soberana aJ in aigen do E s
tarlos Unirlos (com o, naturalm ente, decían los secesionistas radicales
tle lorio ol país rpie era ol caso), y trató rio negociar con W ashington
y R ich m on d tanto tiem po com o pudo. Finalm ente a R ichm on d so le
fue la m ano e invadió K enlucky, lo tpio p ro vocó que los legisladores
pidieran protección a la U nión. A sí pues, perm an eció dentro tle la
U nión, aunque su gob iern o estatal patrocinado por Richm nnd m antu
vo una procaria existencia durante toda la guerra, lo que perm itió que
los secesionistas contaran el estarlo com o [jarte rio la C o n fed eració n .
Los kcnluckianus se alistaron com o voluntarios en am bos ejércitos,
aunque al term inar la gu erra los ciudadan os del estarlo com enzaron
a m ostrar una curiosa sim patía por la cau sa sureña, dando ¡lie al c o
m entario de que K enlucky “ se separó después tle la g u erra” .
1 .a crisis secesionista adoptó su peor faceta en M issouri, puesto que
allí desem b ocó en una guerra abierta, costosa y despiadada. Los c o m
bates rio baja intensidad que antecedieron a la gu erra en K ansas, que
habían ocasionarlo tantas matanzas entre vecin os, se habían exte n d i
do a M issouri antes rio 186 1, dejan do un legarlo rio odios locales, tpio
se entrem ezclaron con los sentim ientos pro y antiesclavistas, y a que
M issouri era un estado algodo n ero ron una con siderab le pob lación
de esclavos. ]/ js asaltos y asesínalos al estilo de K ansas com enzaron
olra vez en M issouri a raíz de la noticia del fuerte Sum ler. ¡L in coln
babia puesto al com an dante del lucrtc, R o b e il A nd erson, al m ando
de la m ilicia unionista de K enlu cky a su regreso de C harleslon).
D espués de que N alhan iel [.yon salvara el ai señal de Si. Louis,
hubo un inlenlo por evitar la gu erra civil en M issouri, uno entre los
m uchos (pie estaban teniendo lugar en varios puntos de las fronteras,
y tam bién en el inferior sureño, por aquella fecha, lil com andante de
la t.'nióil, el gen eral de b rigada de origen sureño W illiam S. M am ey,
negoció un acuerdo con el general Sterling Price de (pie las tropas
de esle no interven drían de ninguna m anera que e xacerb ara las ten
siones. Price, un oficial de voluntarios, había ofrecido sus servicios
al gob ern ad o r Jark son . Lyon y el congresista Francis Presión B lair
coincidieron enseguida en q ue el acuerdo P ric e -Ila m e y serviría inás
para acelerar la secesión que para im pedirla y, ro n la autorización
presidencial, Lyon se apresuró a retirar a Price de su cargo, el cual
pasó a ocu p ar personalm ente. Él y lílair se reunieron luego ron el
gob ern ad or Jackson y el general Price en Si. I.ouis pura acord ar los
térm inos del gobierno estatal. L y o n exigió el derecho de libertad de
m ovim iento para las (ropas d e la U nión en lodo M issouri. F.l g o b e r
nador se negó y la con feren cia degeneró en una riña. Posteriorm ente
Jackson m andó traer tropas con federadas de A rkansas, Lou isiana y
Texas. Su llegada estim uló los enfrentam ientos entre proser.esionistas
y antisecesiniiislas que y a habían estallado en vario s punios del esta
do. A principios de julio, los federalistas de d os con dados del norte
del estado habían sido desalojados de sus h ogares; activistas anties
clavislas de K ansas, llam ados Jayh aw kers. ap arecieron en el oesle de
M issouri para atacar a los secesionistas. Entonces Lyon auspició una
con vención estatal (pie d eclaró vacantes la gob ernación y oíros cargos
estatales e instaló en el poder un gob iern o firm em ente unionista, y
Irasladn la capital estatal do Jo ffcrso n C ity a Si. Lotus.
E slo con dujo la guerra civil desatada en M issouri a un punto crí
tico- A m b os bandos com enzaron a co n ceillrar tropas. Lyon partió a
enfrentarse con l’ rice en W ilson’s C reek , cerca de Sprin glield, M is
souri, a principios de agosto. L o que ocurrió entonces, aun que trivial
en térm inos m ilitares y por lo poco que con tribuyó al resultado (le la
guerra en su conjunto. I'ue sin em bargo tle sum a im portancia, puesto
que reveló los rasgos que caracterizarían en Lodo lugar y m om ento a
las batallas de la G u e rra de Secesión. Fue un com bate cruento, que
dejó un saldo de cuantiosas bajas en am b as bandos, y num erosos
heridos entre los supervivien tes; pero a pesar de su costo en vidas
hum anas, no lu vo un resultado m ilitar con clu yem e, pues la cuestión
de qtiién con trolaba el estado de M issouri, si el Norte o el Sur, solo
se resolvería en el futuro. YV'ilson's C re e k fue una típica batalla de la
G u erra de Secesión y tam bién fue la p recu rsora de m uchas otras que
vin ieron después.
I.yon, quien com an daba la concentración de tropas de la t'n ió u ,
había estado en cam pañ a en M issouri, com b atiendo en escaram uzas
aquí y allá cu ando se encon traba con el enem igo. A liora h ab ía id en
tificado al principal cuerpo reb eld e cerca de Springfield, y decidió
atacarlo en su cam pam ento cerca de YVilson’s C re e k . Su s tropas su
in aban 6.200 hom bres, quinientos de los cuales eran m ilicianos lo ca
les con casi ninguna preparación y escaso equipam iento. M e jo r entre
nados y m ejor arm ad os estaba el resto de sus hom bres, organizados
en tres brigadas. La prim era oslaba com puesta por sold ad os regulares
del prim ero de infantería y un batallón del segundo de infantería tle
M issouri, y la segund a tle soldados regulares del segundo de infan
lería de Estados U nido s y algunos reclutas locales. La tercera, a las
órdenes del coronel Frailz Sigel, design ado por razones políticas- pero
con exp erien cia en las guerras europeas, estaba integrada por v o
luntarios de M issouri. F.sle pequeño ejército contenía tam bién varias
com pañías de cab allería regular de E stados U n id o s y varias balerías
artilleras, enlre ellas la batería regular F del segundo de artillería tle
Estados U nidos. Al d esplegarse para entrar en cóm b ale el prim er día
de la batalta tle W ilson's C re e k , el lo d e agosto de 1861, Sigel contó a
sus h om b res: eran i . 118 con seis piezas tle artillería.
L1 enem igo superab a con siderab lem ente en núm ero a las fuerzas tle
la U nión , llegando a »o.i7;j hom bres con quince piezas de artillería,
organizados en tíos divisiones, incluyendo regim ientos tle M issouri,
A rkansas, T exas y Louisiana, principalm ente d e infantería poro tam
bién algu n o 1: de caballería. T odos se hallaban bajo el m ando riel g e
neral de brigada lien M cC u llo ch . asistido por ol general de división
Sterlin g IVieo. F.l cam po oslab a lleno do colinas ondu ladas, cortadas
on algunos sitios por barrancos, con W ilson’ s C re e k |el arro yo de Wil-
son| corriendo entro las altas riberas. H abía unas cuantas arboleilas,
<|uo se espesaban en algunos puntos.
I.vun avan zó sus tropas hasta avistar ol cam pan lento enem igo d u
rante la noche del <) de agosto, m ientras que Sigel condujo a sus h o m
bres dando 1)11 gran rodeo lateral hasta Hogar a la retaguardia dol
en em igo al am an ecer riel 10 ríe agosto. F,l clim a era tem plado pero
lloviznaba. F.l plan de Lyon era lanzar un ataque com binarlo ro n lra
los confederarlos. Él atacaría su cam pam ento por el norte, Sigel por
ol sur. A unque los con federados superaban am pliam ente en núm ero
a los federales, no tenían casi ninguna prep aración m ilitar y estaban
m uy m al equiparlos. La m ayo ría llev ab a solo escopetas do caza me-
ñor y m osquetes tle chispa, m ientras que la m ayoría do los hom bres
do la U nión tenia rilles rio percusión.
f.yon esperó a que el sonido tle los disparos desde el sur y los fo
gonazos ríe rifles y cañ ones le indicaran que Sigel había iniciado su
ataque. F.nlonccs avan zó a lo largo riel latió oeste ríe W ilson’s C reek,
ahuyentando a una fuerza de cab allería confederarla, que se retiró a
una lom a que d a lia en llam arse Hloorly Ilili |la colina sangrienta).
Pero cuando los hom b res de Lyon llegaron a la rim a tío la lom a so e n
contraron bajo el fuego do la artillería do l*ulaxki, situarla en una lom a
al otro larlo tlel arroyo. E sla in terven ción perm itió a l’rice organizar
una línea do fuego en Klnody llill.
Sigel, al o ír el ruido ríe! com bato, h abía entilado su artillería contra
ol cam pam ento confederarlo haciendo que sus despavoridos ocupan-
les huyesen en desban dada. Lu ego avan zó hacia el norte para incor
porarse a la batalla por Bloorly [lili. A las seis y m edia tle la m añana
el enfrciilam icilto en Hloorly llill continuaba ganando en intensidad.
\a th a n ie l Lyon, a caballo y enardecido p o r el com bate, envió a la
infantería com an darla por el capitán Jo s c p h Pliim iner hacia el este de
W ilson’s C re e k para proteger ol llanco izquierdo de la U nión, [’lum-
mor vio t'l efecto que el fuego de la b alería de Pulnski estaba haciendo
en sus camarada.'; v avan zó para poder ab rir fuego contra esla. M cCu-
lloch respondió en vian do dos regim ientos de infantería para reforzar
a los rebeldes en el centro del cam po de batalla. Estos se enzarzaron
ro n el enem igo en un m aizal situado al norte de U loody 1 lili, l.as
tropas de la U nión se retiraron del m aizal y se replegaron cruzando
W ilson’s C re e k . una m aniobra que perm itió a los con federado s c o n
centrar toda su fuer/a contra las lineas de la U nión en R lo o d v 1 1 ¡II.
Sigel sufrió entonces un desastroso re v é s al con fun dir un regim iento
de tropas de I.ouisiana que avan zab a con el prim ero tle infantería de
low a de la U n ión , el cual, com o era usual en esta prim era etapa de
la gu erra, aún vestía el uniform e gris de los m ilicianos. C onfundidos
por el ataque de las (pie creían eran fuer/as am igas, los federales ro m
pieron lilas y salieron corriendo. Entonces los con federados concen-
Iraron lodos sus esfuerzos contra Lyon y sus hom b res en B lo o d y I lili.
Ilu b o tres ataques con federados durante las dos horas que siguieron.
I.yon, quien m ostró un arrojo tem erario a lo largo de lodo el com bate,
fue herido levem ente y desm ontado al inicio del m ism o, pero vo lvió
a m ontar a caballo y continuó alentando a sus hom bres, agitando su
go rra y gritando órdenes. L u ego fue herido en el pecho por una líala
m inié y m urió. Poco después, Price, a) m ando de todas las fuerzas
con federadas, organizó sus unidades, apro xim adam en te unos seis mil
hom bres, en una ún ica linea de n ovecien tos m etros d e longitud y
avan zó al encuentro de las tropas supervivientes de la U nión. C o n ta
ban con el ap o yo de la artillería y llegaron hasta una distancia d e seis
m etros del enem igo, abrum án dolo con un fuego continuo.
El frente de batalla en esta e la p a estaba envuelto en una densa nube
de hum o, un efecto com ún del fuego cerrado de los m osquetes en los
cam pos de batalla de la (iu e rra de Secesión, lo que e xp lica por qué
la infantería no dejab a de disparar estando ella m ism a bajo un inten
so fuego: sencillam ente no podían v e r al enem igo y eso los protegía
del efeclo psicológico de los m osquetes disparando a corla distancia.
La U nión resislió con tal tenacidad (pie a pesar de la muerte de su
heroico líder y la granizad a de balas d e m osquete, lograron repeler
a los con federados. No obstante, por oslar debilitados y severam ente
diezm ados no pudieran con solidar sus líneas y. ru an d o los co n fed era
dos retrocedieron para reorganizarse, com enzaron a retirarse hacia el
norte. No se detuvieron hasta que llegaron a Springlield.
Al m antener el control sobre el terreno, los con federado s pudieron
contar VVilson's C re e k com o una victoria. Sin em bargo, el intrépido
Lyon y Sigel habían desai lien ludo sus posiciones en M issouri, y la
U nión logró retener la posesión del oslado y s il gob iern o estatal, aun-
<|iie la C on fed eración instaló nn régim en títere y reconoció a unos
pocos delegad os al C on greso confederado.
Do sus 5 4 0 0 rom batientes, la IJilió n tuvo ¿23 m uertos, 721 heridos
y 2 QI desaparecidos, para 1111 total de I.233 bajas, en W ilson's C reek,
cerca del veinte por ciento do los participantes. L o s con federados
contaron 2(15 m uertos, 800 heridos, y 3 0 desaparecidos, un total de
1.095 bajas de los 10.175 participaron, cerca dol diez por ciento.
En com paración < 011 los baños do sangre dol Esle, com o Fredericks-
b u rg y C h nncellorsville, W ilson’s C re e k no fue una batalla costosa.
Sin em b argo, com o exp erien cia hum ana resultó aterradora, y luvo
características que se repetirían en n iu rbos cam pos do batalla a todo
lo largo do la G u erra de Secesión, in cluyendo una alia proporción ríe
bajas entro los oliciales do alto rango. A d em ás do L yo n , el prim er g e
neral do la U nión (acababa de sor ascendido] que m urió 011 la guerra,
el Norte tuvo tam bién dos coroneles heridos; las cifras equivalentes
do la C on fed eración fueron un coronel mueren, uno m oitalnionte he
rido. un general do brigada y tres coroneles heridos.
M cCLELLAN TOMA EL MANDO
e
O l i l l o h fue una batalla in esperada en un lugar im previsto, al cual el
ejército do G rant llegó bajan do por el rio Tennessee a raí/, do sus v ic
torias en los fuertes U en ry V D oilolson. Su efecto fue la apertura <)c un
nuevo frente en el centro de los Estados U nirlos decim onónicos, en
Tennessee, un estado crucial tanto para la U nión com o para la C o n
federación, puesto (pie colinda con A lab am a, M ississippi y G e o rgia
y, al otro lado d el M ississippi, con A rkansas y M issouri, l’or el norle
lim ita con Illinois, Indiana y O hio, im portantes territorios leales a la
U nión, que la cab allería de M organ atacó en julin de 1862; por el este
tam bién ofrecía una ruta hacia C a ro lin a del Sur. Incluso el este del
propio Tennessee, cubierto por la falda de los A palach es, ap o yab a
unánim em ente a la U nión , siendo el m ayo r reducto de lealtad unió
nisla dentro de la C on fed eración . Al ser una región m ontañosa y re
lativam ente infértil, abundab a en ella una agricultura de subsistencia
casi sin esclavos.
A l com ienzo de la gu erra, en Tennessee 110 se libraron com bates,
porque el gob ierno estatal, si bien 110 se sum ó a la secesión, pactó
una alianza con la C on fed eración . F.sta m edida transparentem ente
evasiva 110 podía durar. W ashington siguió con sideran do a Tennessee
un estado de la U nión , y sus representantes electos continuaron se n
tándose en am bas cám aras del C o n greso. Si bien la C on fed eració n
tam bién con siderab a a lénn essee un estado m iem b ro, sus lideres p o
líticos constituían en el m ejor de los casos un gob iern o en el exilio.
Los con dados del listo habían vo lad o enérgicam ente contra la se c e
sión cuando se celeb ró una con vención. R ichm ond estaba decidido a
p elear por m antener Tennessee fuera de los predios de la U nión, poro
en un principio casi no había Tuerzas opositoras dentro del estado,
hasla que C ra n l y lla lle c k ap arecieron para organizar el Ejército del
Tennessee, al que m ás tarde so enfrontaría el Ejército de Tenncssee de
Bragg. D e esto m odo quedó abierto un n u evo frente, o "lín e a ” , com o
solían llam arse los frentes en la G u erra de Secesión, lil vo cab lo ‘'fre n
te'' no em pezó a usarse hasla la Prin icia G u erra M undial, cuando se
lom ó del vo cabu lario d e la m eteorología, por la analogía con los fren
tes clim áticos de b ajas y alias presiones. H abía un frente evidente en
V irgin ia en la zona de alias presiones entre W ashington y R ichm ond.
No tanto en el G e ste, donde la densidad de tropas era ha¡a y había
pocas ciudades im portantes. Sin em bargo, el centro de Tennessee se
fue con virtien do gradualm ente en lo que una gen eración posterior
recon ocería com o un frente bien definido, cuyos rasgos fundam enta
les eran los rios y los ferrocarriles. I.a « lave para organizar la guerra
en esta región era concentrar I;ls fuerzas dispersas de am bos bandos
y crear ejércitos en cam paña. Los com ponentes principales eran los
hom bres ríe Ila lle c k en Si. L oáis y los con federados de Hoanregard
que habían so b revivid o a Shiloh. G ira s tropas con fed erad as estaban
llegando a Tennessee desde la cosía atlántica y tam bién desde A r
kansas. D urante abril de iH(>2. Ila lle ck logró, haciendo ven ir a Pope
desde el frente del M ississippi en N u evo M adrid e isla N úm ero D iez
y a G ran l desde las in m ediaciones «le Shiloh, reunir un ejército de
cien mil hom bres. F.ntre sus generales habia m uchos futuros líderes
de la U nión, in clu yen do no solo a G rant, sino tam bién a Sherinan y
Sheridan , Don C a rlo s Buell, R osecrans y G e o rg e T ilo m as, la “ R oca
de C h ick am au ga” . L 1 ejército de la U nión en el G e ste estaba o rg an i
zado por Ila lle c k ; sus tres ejércitos llevaban los n om b res de los prin
ó p a lo s ríos do la región: el Ejército riel Tennessee bajo ol m ando do
G ran l. el F.jercilo del O h io bajo el m ando de líuell, y el F.jércilu del
M ississippi bajo ol m ando rio Pope. Puedo que los lectores legos on la
m ateria no com pren dan el térm ino “ ejército", su sentido enteram en
te organizativo y jerárq u ico . Los regim ientos estaban form ados por
(dos) batallones, las b rigadas estaban form adas por (tres) regim ientos,
las d ivisiones estaban form adas por (tres o m ás. brigadas, los cuerpos
oslaban form ados por (dos o más) divisiones, los ejércitos estaban for
m ados por (dos o más) cuerpos. F.ti el b ando d e la U nión los ejércitos
eran nom brados según el río cerca del cual o perab an (por ejem plo,
el Potom ac). lin la C o n fed eració n , los ejércitos recib ían el nom bre
de la región en la que o perab an (por ejem plo , el N otIc de V irgin ia].
A sim ism o los ejércitos tendían a ser regionales en su com posición , de
m anera (¡ue los Ejércitos del Tennessee y del O liío, por hab er sido
creados en el M edio O esle, estaban com puestos principalm ente p or
reclutas di- esa región.
H alleck com enzó su cam pañ a contra Heauregard avan zando sobre
C orinth, un pueblo le iT o v ía rio del norte de M ississippi que los con fe
derados habían fortificado. Intim idado por la noticia de <)ue H alleck
se acercaba, ISeauregard ab an d on ó C orinth a {¡nales de m ayo y se
reliró hacia el sur. Su ejército estaba m uy d iezm ado p or las enferm e
datles y la deserción. No obstante, inició una agresión contra el centro
de Tennessee y K enlucky, y H alleck, en lugar ríe com batirlo, dedicó
sus energías a fortificar aún m ás C orinth. con virtién dola en una de
las plazas m ás fuertes de loda Ih zona de con lliclo. I hillcck al parecer
esperaba que las tropas sureñas le con cederían la ventaja de atacar
sus fortificaciones, p e io eslas no hicieron lal cosa, sino que alacaron
los ferrocarriles tle la U nión y am enazaron con avan zar h acia los es-
Lados m ás m eridionales. H alleck distribuyó sus fuer/as am pliam en te
ro n la intención de salvagu ard ar su nueva área de responsabilidad,
optando por avan zar sólo contra C h altan o o ga com o m edida activa.
En W ashington, Lincoln se estaba cansando del letargo de lla lle r k .
Sin em bargo, respetaba su facultad ro m o organizador, y el n de ¡idío
lo hizo ir a la capital para que asum iera el cargo de general en ¡ele,
en sustitución de M cC lellan . Pero pronto Lincoln se. dio cuenta, com o
ya había descubierto dolorosam en te G rant, que el tem peram ento de
H alleck era tan reacio a la o fen siva com o el del jo v e n N apoleón.
Y ad em ás era igualm ente detallista y «lado a encon trar defectos en
sus subordinados. L 1 m ando de Tennessee pasó a m anos de (iran í,
pero los con federado s perdieron la oportunidad de atacar durante el
interregno, pues B eau regard, d espués d e disgustar a Jefferson D avis
por retirarse por enferm edad en un m om ento tan inconveniente, fue
asim ism o relevado riel m ando y sustituido por Uraxton Hragg. Bragg,
aunque era un luchador, tenía m al carácter e in sidiaba a sus su b al
ternos, con lo cual había perdido el ap o yo de la m ayo ría de ellos. A
diferencia do lla lle c k y fie M cC lellan , tenía un estilo o fen siva y no
seguía el criterio jo in in ian o d e <|ue el propósito de una cam pañ a era
d e sco lo rar al oponen te m ediante m aniobras, sin llegar a com batir
ro n el. Tan pronto com o sucedió a R cuuregard, U iagg se dispuso a
enfrentarse a G ran t en su cuartel general de C orinth. Su prim er plan
fue m archar directam ente contra él. Luego lo reconsideró y optó por
acercarse por el oeste dando un rodeo a través del cen tra tle M issis
sippi. G rant, consciente tle aquel peligro, respondió m ovilizando sus
fuerzas, pero lla lle c k , con su obsesión por defen d er en lotlas partes,
tenia otras ideas con respecto a Tennessee y Kenlucky.
M ientras estaba ausente desplegando sus tropas, B rugg dejó g rá n
elos destacam entos en el norte tle Mis.sissippi a las órdenes de los
gen erales Price y Van D orn. y él se trasladó a K enlucky, desde donde
apareció para am enazar Lou isville y C in rin n ati. A principios de sep
tiem bre de i H(¡2, con vocó a Price y sus dieciséis mil hom bres. G rant,
com prensiblem en te alarm ado, concluyó acertadam en te que el lugar
donde probablem en te Price atacaría sería lu ka, una aldea ferroviaria
cerra tle C orinth que era un gran alm acén de sum inistros, com ida
y pertrechos tle guerra. Para d efen der lu k a seleccio nó una brigada
de YVisconsin, llam ada, por su m ascota, la brigada del Á guila, Ro-
secrans lideró el avan ce m ientras que G rant, con el general F.tlward
O rd bajo su m ando, esp erab a ro m o reserva. R osecran s avan zó hacia
el com bate detrás tle una nube tle escaram uzad oros y ron una batería
acom pañan te. S o b revin o un tiroteo trem endo. Ll suelo estaba cu b ier
to p o r densos m atorrales entre los que com batientes azules y grises
se resgu ardab an en m edio tle la refriega. Ila c ia el linal ríe la tarde
tíos brigadas norteñas y dos sudistas habían sufrido 790 y j 2., bajas,
respectivam ente, de los 3 .10 0 y 2.800 efectivos co n que contaban. No
obstante la disparidad, la U nión llevó la m ejor p arle en el com bate,
obligan do a los con federado s a retirarse.
G ran t agu ardab a com o reserva a p o ro s kilóm etros del cam po tle
batalla, pero la d irección del viento y otros factores crearon una
“ som bra acú stica" que le im pidió escuchar el tiroteo. Se enteró de (pie
el com bate había tenido lugar por un despacho de R osecrans cuando
y a había conchudo. De inm ediato se unió a R osecrans para perseguir
¡i Price y a los con federado s ven cid os, pero para en orm e disgusto de
G ran l, R osecran s abandonó la persecución después de que G ran l lo
d ejara y Price consiguió escapar. Enton ces él y Van D orn unieron
fuerzas. Jun tos sum aban alred ed o r de veintidós m il hom bres, a los
que Price condu¡o hacia el sur de Tennessee para am enazar C orinth,
la base ferroviaria y centro de sum inistros de (iran t, el eje de sus
puestos de avan zada en Jackson, M em phis y B olívar. A principios de
octubre G ra n l delectó (pie el ejercito rebelde, ahora com an dado por
Van D o m . se había reubicado para atacar C orinth desde el norte. El
3 de octubre los rebeldes y a estaban lisios para el asalto. Las (ropas
tle la U n ión , b ajo el m ando tle Rosecrans, estaban m enos prepararlas,
pues R osecran s se había dem orado en concentrar a sus hom bres. Se
hallaban estacionados en el viejo terraplén fortificado con federado
que defendía C orin th , detrás riel filá l había una segunda linea, m ejor
posicionatla, en C ap ítol Ilili. D urante lorio el d ía ^ ríe octubre, los
con federados arrem etieron con fuerza con tra la linea de R osecrans,
sufriendo grandes bajas pero rehusando retirarse. Fuetoit ganando
terreno, organizando un ataque Iras otro, haciendo retroceder a las
h o p as de la l niórl hasta las calles de C orinth. U na form ación que
se retiró fue la llam arla B rigada de la U nión, com puesta p o r los re g i
m ientos que quedaron desorgan izados en .Shiloh. Sin em bargo, una
vez entre las casas de la ciudad, se con centraron y. Iras encontrarse
con otras unidades, reanudaron la resistencia y m antuvieron n raya a
los atacantes. El general R osecrans recorría a cab allo lo que quedaba
de sus lineas en esta fa.se del com bate, y gritaba a sus hom bres que se
m antuvieran firm es. A yu d ad os por la artillería d e la U nión , así lo hi
cieron, repeliendo un ataque tras olro. Finalm ente el cóm b ale se con
centró en lo m o a un terraplén di' la U nión , la b alería R oh in el, donde
la U nión infligió cuantiosas bajas. M ás larde, en el foso tle la batería
fueron encontrarlos cincuen ta y ríos con fed erad o s m uertos, entre ellos
el coron el del segundo tle T exas, al que alcanzaron trece veces. A l
cab o tic la lucha por el control ríe la b alería, los con federado s se ha
lie-ron en retirarla H abían sufrido cuatro mil b ajas: la U nión, dos mil
quinientas. Por oirá parte, la línea tle retroceso ríe los con fed erad o s se
hallaba obstruida p or el río lla lrh io . el cual Van D orn buscó la form a
<le cruzar. L o s puentes eran difíciles de encontrar, pero R osecrans
no se lanzó en su persecución . F.l fue otro ejem plo de un general do
la U nión que ra re cia de voluntad y p erspicacia para ap ro vech ar la
victoria cu ando ganab a. R osecrans detuvo la m archa de su ejército
hacia el lla tch ie durante dos noches sucesivas, con lo cual este a v a n
zaba a paso de tortuga. Sus soldarlos se sentían frustrados y m uchos
continuaron adelante sin órdenes. C u an d o llegaron a la planicie del
llatch ie , las tropas de la U nion se toparon con varias baterías co n fe
derad as defen diendo los vad o s, y se entabló un sangriento com bate,
ro n refuerzos por am bos bandos. Finalm ente se produjo un impassi
en la lucha, lal com o G rant pudo reconocer incluso desde lejos. E n
vió órdenes a R osecran s de que se retírase, p ero m ientras Van D orn
con seguía escapar, R osecrau s insistió, algo m uy típico de él, en (pie
estaba a punto de obten er una gran victoria y en que (iran t le estaba
escam oteando una oportunidad dorada. Van D orn encontró refugió
tras sólidas defensas en H nlly Springs. en el norte de M ississippi. una
posición d em asiado fuerte para ser atacada sin una larga preparación,
cosa que G rant tam bién reconoció. R osecrans continuaría quejándose
de la oportunidad perd id a, pero G ran t sabia lo que bacía. F.slaba d e
cidido a term inar con la cam pañ a en el centro de len n essee y trans
ferir sus esfuerzos a un ataque directo contra V icksburg.
[.a cam paña en el centro de 'lennessee, no obstante, no fue c o m
pletam ente estéril para la U nión . A l final d e la m ism a, el oeste de
'len n essee habia quedado bastante libre de tropas regulares co n fe
deradas, aunque no d e guerrillas, y el norte de M ississippi estaba en
m anos do la U n ió n ; el leal este de Tennessee no había podido ser
liberado pero se hallaba bajo a m e n a z a d o ser in vadido por la l'n ió n .
L a gran ventaja para la U nión en esla zona era q ue colin dab a con el
M edio O este, donde e ra posible reclutar tropas en gran núm ero.
til veran o de i8(>:¿ fue por lo dem ás una época problem ática para la
U nión. Tras el ab andono de la C am p añ a Peninsular y la hum illación
de la retirarla rio R ichm on d, el Su r em pren dió la ofen siva en el Este y
reanudó sus incursiones en el norte de V irgin ia y luego en M aryland.
Inm ediatam ente después de la derrota en la segu n d a batalla de HulI
R un tuvo lugar el costoso em pate en Antietam . Y no solo en el csce-
n¡irio del liste parecían ir m al las cosas p ara la U nión, lin el O este,
G rant no conseguía progresar en su cam p añ a alred ed or <)e V ick sh u rg
encam inada a ab rir el valle del M ississippi al tráfico de la U nión.
H abía habido grandes incursiones de cab allería en los inseguros te
n'itorins de la U nión de Tennessee y la liberación de A rkan sas sufrió
vario s reveses. I.n p eor d e lodo fue «pie, en ju lio , H raxlon Ik ag g , el
com andante con federado de M ississippi, inició una invasión a gnm
escala contra K enlu ckv. K entockv era probablem en te el m ás ron
Iroverlido de los eslados lim ítrofes, pues am bos b an d os lo contaban
ro m o parle d e sus territorios gob ern ad o s y tenían regim ientos y gran
cantidad de jó v e n e s de K enlu cky en sus respectivas lilas. Sin em bar
go, el verd ad ero peligro para la U nión en K en lu rky no era político
sino geográfico. Su frontera norle estaba form arla por el río O hio,
al otro lado del ru al se extendía la gran ciudad de C incin n ali. m ás
im portante incluso rpie C h icag o ro m o centro industrial y ferroviario,
ro n una pob lación m arcadam ente unionista y en exlrem o sensible al
peligro ipic representaban los avan ces m ilitares d e la C o n fed eració n ,
lil cam ino hacia C incinn ati. por otra parte, atravesab a un territorio
fácilm ente transitable. .Si la C o n fed eració n lograba establecer un cu
rrcclor de un lado al otro de su sección central, el territorio de la
U nión quedaría piu lid o en dos, exactam ente del m ism o m odo en que
la cam pañ a de la U nión que se d esarrollab a en el valle del M ississippi
am en azab a con partil en dos el Sur. Era vital, por lanío, que la in va
sión de B ragg fuese derrotada.
I.a difirullad estribaba en organizar una Contraofensiva. I.os dos
líderes de caballería con federado s que habían cab algad o lan displi
e rn le m en le p or aquella región, Nalhan B cdfntd Fnrresi y Jo h n II.
M organ, continuaban en activo, m ientras un ejército suplem entario
al de Uragg, com an dado p o r lidm und K irb y Sm ith. avan zab a desde
K n o x v ille hacia el desliladero de C um b erlan d, la histórica entrada
para atravesar los A p alach es, desde donde arribó rápidam ente a Ri-
rhinon d (K enlucky), a solo ires mil doscientos kilóm etros de C in cin
nati. A llí le salió al paso una división de la U nión, pero sus tropas
eran hisoñas y fueron dispersadas con num erosas b ajas entre m uertos,
heridos y hom bres capturados. U raxlon Uragg no sentía dem asiado
entusiasm o por la gu erra ofen siva, poro en aquella etapa y en aquel
lugar, tenía más posibilidades de gan ar (pío su ad versario, D on C arlo s
B uril.
No obstante, desde W ashington, Ilalle ck hostigó lauto a B u ril con
instrucciones de avanzar, do presionar a B ragg y d e pelear, que li-
nalmenLe B u ril 110 tuvo alternativa. No pod ia ad u rii falla d e tropas,
puesto que a m ediados d e septiem bre d os d ivision es d e G ra n l habían
acudido a reforzarlo, m ientras que en l.ouisville y C in cin n ali seseiv
la mil recluías de la localidad oslaban siendo entrenados. D urante
septiem bre, en tanto que B uril se liabia retirado prudentem ente a
l.ouisville, B ragg m íenlo prep arar el escenario para una gran batalla
que resolviera el equilibrio de fuerzas on K enlu rky. D esde su posi
ción cerca de l.o u isville, envió una petición a K irb y Sm ilh. quien
oslaba por entonces en el área de L cxingtnn y 1‘ rankfort, la capital dol
estado, de que se reu niera con él junio a sus veinte mil hom b res en
B ardslow n, al sur de Lotlisville. C o n sus fuerzas com binadas. B ragg
creía p o d er derrotar a Rucil y de esta m anera arreglar las cosas en los
territorios fronterizos. Tam bién pensaba que una gran batalla o b lig a
ría a los kentiickiaiuts a tom ar parlido y los atraería definitivam ente
hacia la C on fed eración .
Ruell estaba por fin cum pliendo los deseos ríe W ashington, y a
p rincipios do octubre alcanzó las cercan ías «leí ejército de B ragg en
B aidstow n . C on cen tró a sesenta mil hom bres, frente a los cuarenta
mil con federados. Lisios se hallaban, duranle la ausencia tem poral de
Bragg, bajo las órdenes del ob ispo León id as Polk, quien con dujo a sus
hom bres hasta la ciudad de l’erryville, al sur do Lotlisville. L o que lo
atrajo hasta alli fue la necesidad de agua, pues el veran o sureño había
secado los arroyos. U na prolongada sequía había convertido al río
C h ap lin en una hilera de pozas estancadas. C o m o esta era la única
agua dispon ible, am b o s bandos la querían , Polk llegó prim ero hasta
ella, pero no lardó en ser atacado por la van guardia del ejército de
Bilell, com an dada por un oficial que llegaría lejos. Philip Sheridau .
Sheridan era agresivo y m anejó sus divisiones con tal eficacia que
derrotó a las fuerzas de Polk y penetró cu las ralles de Porryville, en
persecución de los restos do su ejército. Ln este plinto, B u ril debió
haber com pletado lo que em pezaba a perfilarse ro m o la victoria ríe
IV rryville, derrotando. ron refuerzos, a lo <|ue quedaba riel ejército ríe
Bragg. Sin em bargo, debido al accidente m eteorológico de la som bra
acústica, ningún sonido de la batalla «pie se d esarrollab a en IV rryville
llegó a los oídos de ningún sub ordin ado tle B u ril. En consecuencia,
este no acudió on ayu d a de Shorid an; aunque al caer la noche la línea
con federada oslaba defen dida por una sola brigada (pie se habría dis
persado an lr un ataque contundente. A la m añana siguiente, cuando
liuell posicionó su ejército para un avan ce general, el terreno estaba
vacio. D urante la noche B rag g h abía d ecidido aceptar su derrota y
alejarse con su ejército.
Perryville fue una batalla suntanlenLe típica de la C íu en a de S e c e
sión [ior la am bigü ed ad do su desenlace, no obstante el gran núm ero
de bajas on am bos bandos. La indeterm inación (lo las batallas os uno
de los grandes m isterios de osla guerra. En ol Este. sobro todo de
on adelante, se debió principalm ente al uso do terraplenes fortificados,
de los cuales ora casi im posible desalojar al enem igo. En el O eslo, por
el contrario, sobre todo en los prim eros años, los terraplenes fortifica
rlos eran m enos frecuentes. La exp licación , por lam o, parece estar en
(los factores independientes enlro sí: la falla de m edios m ilitares, tales
cuino grandes Iropas de cab allería o artillería m óvil a caballo, que pu
dieran asestar un golpe pulverizador, y la extraordin aria capacidad de
la infantería do am bos bandos para asim ilar bajas. C iertam en te las ha
ja s do IV rryville fueron altas -4 .2 0 0 federales y 3.400 con federados
poro ninguno de los d os b an d os parecía debilitado. U n testigo ocular,
el com andante J. M on lgo in ery VVright del ejército do Buell, describo
ol extrañ o fen óm en o de la som bra acústica. C ab alg an d o com o oficial
dol estado m ayo r on una m isión independiente, “ súbitam ente dobló
por un cam ino y entonces a unos pocos cíenlos de m etros, irrum pió
ante mi visla la batalla do IV rryville. y ol rugir do la artillería y ol co n
tinuo golpeteo de la m osquetería llegó por p rim era vez a mis oídos
| . | Fuo algo com pletam ente inesperado, y m e paralizó do asom bro.
Fue com o arran car la cortina de delante de un gran cu adro |. | Do
un sallo mi caballo me transportó rio la quietud al fragor do la halalla.
El recodo de un cam ino de herradura solitario a través do los bosques
m t llevó cara a cara ante la lucha sangrienta de milos de hom b res". El
ro m aiid an le W riglu fue testigo de los efectos de la lucha solire un gru
po de hom bres, lo que sugiere (pie la halada estaba teniendo un electo
decisivo sobro ellos: *‘V ¡ al jo v e n Form an con el resto de su ro m p a
ñia del decim oquinto regim iento de K enturky retirarse para dar paso
a los refuerzos, y m ientras pasaban en silencio junio a m í parecían
tam balearse com o hom bres (pie se hubieran enfrentado a una gran
tem pestad. Form an tenía el estandarte en la m ano, y éi y varios de
los de su pequeño grupo tenían las m anos sobre el pecho y los labios
separados com o si les costase respirar. Se adentraron en un cam po y
sin pensar en las balas o en la m etralla se tendieron sobre la tierra eil
un evidente estado de agotam ien to’'.'* Pero a pesar de lales esfuerzos
la línea de la U nión 110 se rom pía, ni tam poco la de los confederados,
igualm ente exhaustos, fíragg, reconociendo que se hallaba en desven
laja num érica, d ecid ió a toda prisa replegarse durante la noche del 8
de o rlu h re y se retiró hasla K n o xv ille y C h allan o o g a. abandonan do
por com pleto su invasión (le K enlucky. La prensa sureña, y varios de
los generales, hervían de disgusto; Uragg fue con vocad o a K ichm ond
para rendir cuentas por su fracaso, perú B 'a g g tenía un am igo rn j e
fferson D avis, quien acep ló sus exp licacion es y le perm itió continuar
al m ando.
L a renuncia de U ragg a sus planes en K enlu cky fue la culm inación
de un fracaso gen eral de los con fed erad o s en el frente central del O es
le. Justo antes de P erryville. los generales Price y Van ü o r n habían
sido derrotados por id general R osecran s en C orin th , en M ississippi.
Luego tuvo lugar olra (lerrola con ted erada en la vecin a luka. G rant,
quien desde lejos se m antenía involucrado en la cam paña, había e s
perado atrapar a los con federarlos en C orinth o en luka y estaba
decepcion ad o por no haberlo logrado. C u lp ab a a R oserran s por un
m ovim iento de las tropas (pie él con sid erab a dilatorio, aunque la re
currencia de la som bra acústica pudo haber ¡ugado un papel. No o b s
tante, por las razones que fueran, los confederarlos habían fracasarlo
en sus esfuerzos por revertir el equilibrio de fuerzas en K enturky y en
Tennessee, en la ¡pie sería la lilliina ofen siva 110 forzada de la C o n
federación al o esle de los A palach es. A l ir am ainando los cóm bales,
(ira n í m in ió sus Fuerzas para rean udar su cam pañ a contra V icksburg,
Los ciudadan os do C in cin n ali y l.o u isville vo lvieron a la tranquilidad,
tras unas sem an as bastante perturbadoras. A u nque en R ich m on d no
se dieron rú enla, el fracaso en el O eslo fue un serio revés para la C o n
federación, pues red u ría su rango de o p cion es estratégicas al trillado
sendero de perpetuar los tem ores de la U nión a un ataque contra
W ashington, o a am agos contra IV nsilvania y M arylan d , escenarios
en los ([lie el Norte disfn ilaba d e ventajas perm anentes. La incursión
en K e n lu rk y y las am enazas contra Tennessee fueron los únicos m o v i
m ientos im aginativos realizados por la C o n fed eració n durante toda la
gu erra; al fracasar eslos y no vo lve r a repetirse, los ob servad ores obje
livos estim aron que ah ora el Sur solo podía esperar la derrota. EHiede
que tardara en llegar, pero desde el lina) de l8()2 era inevitable.
Y había ob servad ores objetivos. D os de ellos eran K arl M a rx y l'rio-
dricli Engcls, por entonces exiliad os en Inglaterra, donde en rnar/o
de j 8(>2 redactaron u n análisis de extraordinaria clarividen cia sobre el
d esarrollo de la ( ¡ u r n a de Secesión. Su interés en esta g u e ira no era
político. C o m o revolucionarios, nn esperaban nada de listados U ni
dos. F.ra sim plem ente que, com o hom b res con un interés profesional
por la guerra, no podían evitar estudiar los acontecim ientos m ilitares
y hacer pronósticos basados en sus lecciones. M arx con cluyó que, tras
la captura del fuerte D onelson. G ran !, a quien había llegado a ad m i
rar. habia logrado un triunfo ciu cial sobre Secesia, com o llam ab a él
a la C on fed eración , lil m otivo por el cual pensaba esto era que M arx
con siderab a a T ennessee y K e n lu rk y com o territorios vilales para la
C o n fed eració n . D e perderse eslos. la cohesión de los estados reb eldes
sería d eslm id a. Para dem ostrar este pum o, preguntaba: “ ¿F.xiste un
centro de g raved ad m ilitar cu ya captura rom pería el espinazo de la
resistencia de la C o n fed eració n , o es esta, com o lo era todavía R usia
en 1812 ¡cuando la in vasión napoleón ica], inconquistable sin. en una
palabra, ocu par cada aldea y cada parróla a lo largo de toda su p e ri
feria?” .
Su respuesta era que G e o rg ia era esle centro d e gravedad. “ G e o r
gia", escribió, “ os la llave de S o re sia". “ C o n la p é rd id a do G e o rg ia, la
C o n fed e ració n quedaría divid id a en dos secciones que habrían p e rd i
do toda con exión entre si” , Para lograr este resultado no sería n ecesa
rio con quistar la totalidad de G e o rg ia, sino solo los ferrocarriles que
atravesaban el estado.
M arx había previsto, ro n asom brosa perspicacia, exactam ente
cóm o se libraría la etapa d ecisiva de la G u erra de Secesión. Expresó
cáusticam ente su desdén por el Plan A n acon d a, y tam bién niinim i
zó la im portancia de lom ar R ichm on d. En este punto su previsión
era errónea. El bloqueo, un elem ento fundam ental de la estrategia
A n acon d a, fue crucial para derrotar a la C on fed eración , com o lo fue
tam bién la caída de R ichm on d, que p ro vocó el fin de la guerra Pero
en casi todos los dom as aspectos, el análisis de M arx resultó extra
ñám ente preciso, testim onio tle su som brío interés por el uso ríe la
violen cia para fines políticos. Este análisis fue publicado en alem án,
en V iena. en la revista D it Presst. Puede que en Estados U nidos no
tuvieran noticia de el.*1
M arx, que tenia un ojo excelente para la geografía estratégica, no
discutió la im portancia de Tennessee y K entucky com o puntos débiles
en las defen sas de la lln ió n . M aterialista com o era, estaba con vencido
de que la en orm e superioridad del poder industrial y financiero del
Norte garantizaría su victoria. Sin em bargo, 110 tuvo suficientem ente
cu cuenta la necesidad de luchar p or esc resultado ni cuán im placable
sería esla lucha.
L A G U E R R A D E L E E EN E L E S T E
Y LA G U E R R A DE G R A N T EN EL O ESTE
• f u e r a n J t C i íJ rtv n
/ ftrfrtfí ¿ j it/lní»Vi
( = ] ■/ lu r t ^ f ív in fo ít r ílM
c=£> 4 c u r ^ t-onfeJersJi)
□n £ > H t iir jJa conf*&r&¿»
de M rC le lla n . <|uien con ocía al hom b re que lo habia estrilo y por
(amo pu<lo autentificar la caligrafía. Incluso r l tim orato M cC Iellan se
con ven ció de que se h allaba ante un extraordinario golpe de suerte.
I.a noticia le llegó el 13 de septiem bre y lo decidió a em plazai sil e jé r
cito tras el nw nlo Souíh, cerca del pueb lo de Sharpsburg. C o m o era
característico en él. M cC lcllati se d em oró en dai la orden d e avan
zar durante la noche y siguió proclam ando, com o de costum bre, tpie
se hallaba en inferioridad num érica, aunque las órden es capturadas
revelaban exactam ente lo conírario. Lee, aunque am enazado por el
d espliegu e «le M cC Iellan , roncentró sus tropas; inform ado por una
b recha en la seguridad del cuartel general ríe la l ’ nión de que la O r
don Especial N ° iq i h abia raid o en m anos enem igas, se m antuvo íir
m e v colocó sus veinticin co mil hom bres, frente a los óchenla mil tle
la U nión, a lo largo de un afluente del l'o lo m ac llam ado A nlietam , el
cual daría nom b re a la siguiente b alalla un los anales norteños; el Su r
la con ocería co m o Sharpsburg. A m b o s nom bres con servarían un eco
aterrado! durante m uchos años; tle hecho, aún hoy lo tienen. Pues el
17 de septiem bre de 18(12 tuvo lugar, no solo la b alalla m ás sangrienta
de la ( ¡u r ir a de Secesión, sino la má.s sangrieula <le cualtpiier guerra
pasada o futura de Estados U nidos, má.s sangrienta que el (i de ¡unió
de H) | j. durante el «lesenibarco en la jilay a de O m ah a el Día 1 1 , o tpie
el íy de febrero de 11)45, ru an do el desem b argo en lw o Jim a. La razón
de la m ortandad de Antietani fue la naturaleza del cam po de balalla:
un espacio constreñulo de solo 5,2 kilóm etros cu adrados entre tíos
rios, el l’olom ac y su afluente el A nlietam . El interior tle este dim inuto
cam po tle b alalla se veía aún m ás reducido por la existen cia de varios
cam pos «le tiro, com o el qile dio en llam arse C orn field [M aizal|, y la
carretera hundida que llam arían B lo o d y Lañ e |C am in o Sangrien(o|.
En este laberinto Lee y M cC Iellan fueron introduciendo sus tropas
a m edida tpie eslas arrib ab an. Las «le L e e estaban llegan do desde
Ila rp e rs l'erry: así pues, aquella m asa total tle 120.000 hom bres se vio
obligarla a cau sarse el m ayo r estrago posible. En D iin k er C h urch , una
pequeña casa de oración, y en el puente «le R ohrb ach sobre el arro yo
A illielain , in ás tarde llam ado Puente de B um side por los repelid os
intentos de aquel general por tom arlo, las tropas tle la U nión c o m
batieron contra los con federados una y otra vez, casi rom piendo la
línea d e l-ec pero sin llegar nu nca a lograrlo, d eb id o a i|tie M cC lellan
se negó a em p lear todas las tropas de que disponía. D urante el trans
curso de aquel hoi rendo dia. el núm ero de m uertos y h e iid o s fue en
asronsn. El total (¡nal fueron 12.40o b ajas de la U nión, y 10 .300 de la
C on fed eración . C ie rtas unidades tuvieron pérdidas elevad ¡sil ñus. F.l
prim ero de le x a s perdió el óchenla p or ciento de sus fuerzas entre
m uertos y heridos. D e los ¿/¡o hom bres del sexto de G e o rg ia, solo
¿4 so b reviviero n ilesos, t i coronel D avid T h om p son del n oven o de
N u eva York anotó un fenóm eno peculiar que presenció durante la ba
lada: en determ inado m om ento vio “ el singular efecto m encionado,
me parece, en la biografía do G o e lh e , en una ocasión parecid a: todo
el paisaje se vo lvió por un instante ligeram ente ro jo 11.1" El hijo de Lee,
que peleó en el Ejército del Norte de V irgin ia duiante la batalla de
Antiotam , recordó el siguiente suceso:
m over algún m iem bro entum ecido, Fredericksburg, para las fuerzas
de la U nión, fue 1111 Anlietam unilateral, d on d e sufrieron 1111 núm ero
sim ilar de b ajas sin ninguna posibilidad de responder.
Tam bién la frecuen cia y el unir lam ieu lo de los in le iv alo s enlre las
batallas libradas en el escenario del Este durante 186:2, anticiparon el
carácter de la Prim era (■ tierra M undial. I.a segunda balalla de lililí
Kun, A nlietam y Fredericksburg tuvieron lugar en el periodo enlre el
jc ) de agoslo y el 13 de diciem bre. Todas ellas fueron batallas grandes,
que arrojaron un gran núm ero de b ajas -u n núm ero cxcep rion alm en -
te elevad o en el caso de A nlietam y F re d riic k sb u rg -, y consum ieron
enorm es cantidades de m uniciones y otros recursos. LSatallas ro m o
esas 1111 podían librarse sin gran des reservas ríe hom b res y equipa
m iento, com o tam poco hubieran sido posibles las sucesivas etapas de
las batallas de! Srtilline O V erdúil. Y al igual que el So m m e y V erdón,
la segunda balalla de Uull Run. A n lielam y Fredericksburg desgasta
ron a los ejércitos. Ya en la N avid ad de 1862, el Ejército del Potom ac
estaba m altrecho y exhauvio por los eslragos del com bate, por el rigor
de la v id a en cam pañ a y en el frente, y p or las exorbitan tes bajas. El
Ejército del N oite de V irgin ia lo estaba aún m ás, debido a la relativa
escasez de recursos hum anos del Sur. Lincoln, aunque estaba d ecid i
rlo a m antener en jaque a la C on fed eración , se alarm ó cu ando oyó
que íiurnside pretendía dar m edia vu ella con su cjércilo y vo lve r a
cruzar el R appah an n ock ante las fuerzas tic L e o ; el presiílenl<> te
m ía con razón otra c atástrofe. B urnside adm itió ante L in coln su tola]
responsabilidad por la derrota y anunció su intención de confesarla
públicam ente. No obstante, todavía am bicionaba llevar a cab o o lra
incursión. D os de sus subordinados, el general John Newton y el g e
neral de brigada )obn C och tíin c. estaban tan preocupados por aquella
disposición suya que fueron h v e r a Lincoln. N egando cjuc fuese su
¡m ención la destitución de B urnside, advirtieron 110 obstante que su
plan deb ía ser prohibido.
Esta fue una crisis en el alto m ando ro n la <]ue Lincoln tuvo que
lidiar personalm ente, por m ás q ue él prefiriese dejar (pie sus generales
Lom aran sus p ro pias decisiones. F.l 1 de enero <1 18IÍ3, Lincoln co n
vo có una reunión en la C asa B lanca. E sla tom ó un cariz sum am ente
insatisfactorio. Uum side pidió la renuncia de lla lle c k y Slanton, pero
tam bién declaró que el ejército había perdido la conlianza en él y
pidió ser relevad o. D os días de infructuosos debates co n clu y eran con
el regreso de Burnside a K uppahannoek, decidido a cruzarlo, pero
pidiendo la aprobación d e lla lle c k . Este se la negó categóricam ente.
B urnside cruzó de todos m od os e intentó un avan ce q ue hubo ríe ser
interrum pido a causa del estado pegajoso de los cam inos. Se la llam ó
Altid Xíauh |la M arch a del Faiigo|, y d esanim ó profun dam ente al e jé r
cito, provocan do severas criticas entre los sub ordinados d e B urn side.
C on stern ad o por lo que él percib ía com o deslealtad, Burnside am e
nazó con destituir a vario s de ellos, incluso llegó a h ablar d e s c o n s o
ladam ente d e ahorcar a Joseph llo o k e r, uno de sus com andantes de
cu erpo. Nu tenia poder legal para hacer ninguna d e estas «osas. La
n oticia de la turbación de Burnside llegó a oídos de Lincoln, q u ie n ,
7
i . -/.i^ virlo rias d e la U nión en el valle del M ississippi en la prim era
mitad d r 186 3 presagiaban el derrum b e de todas las posiciones con-
fetleradas en el O este, pero tod avía dejaban vu ln erable a la U nión en
lo que am bos gob iern os con sideraban el principal escenario de opera
ciones, los territorios fronterizos de V irgin ia. M arylan d y IV nsilvania.
Tam bién b abía am enazas en otras p an es, naturalm ente, y fracasos: en
abril lina (Iota ríe acorazarlos de la U nión fue incapaz de derrotar al
prim ero ríe los fuertes que defen dían el puerto ríe C h arleslo n y sufrió
graves ríanos en el intento. La guerra en Tennessee, cu yo electorado
unionista e ia tan querido por Lincoln, podía (ornarse desfavorable,
pues los ejércitos de B ra g g y B u rk n e r casi superaban en núm ero a! ríe
R osecrans. Y basta era posib le que los ejércitos sudistas su p e rv iv ie n
tes en Louisiana lograsen recuperar N u e va O rleans.
Sin em bargo, la verd ad era am enaza para la U nión era la presencia
sostenida del Ejército riel Norte d e V irg in ia en Frederirksbu rg, desde
euya posición podía atacar M aiylan d o Pensilvania. una m aniobra
que hubiera lieclio cundir el pánico enlre los residentes de las grandes
ciudades norteñas, y ciertam ente hubiera alarm ado m ucho a Lincoln
y su gobierno. Lee, hom bre suprem am ente seguro de sí m ism o, tam
bién poseía una gran con fianza en sus soldarlos, a los que creía c a p a
ces de derrotar a cualquier ejército norteño con que se enfrentaran.
Irónicam ente, a la luz d el desenlace de la ven id era cam paña, el re
cién nom brarlo com andante del Ejército riel Polom ae, general Josepb
llo o k e r, tam bién creía que podía ganarle a L e e y d ab a m uestras tic
absoluta con fianza en su superioridad y en la de su ejército. C o n o cid o
ro m o “ l ’ighting Jo e ” a raíz de un im prudente litular d e un periódico,
habia sirio elegido para suceder a B urilside después de las atroces
bajas sufridas en F redericksburg bajo las órdenes tle este general. En
realidad llo o k e r era un oficial valiente y norm alm ente capaz. l’or
d esgracia, había dec irIirlo desafiar a Leí* a un duelo de tnaníoliriis, un
arlo <>n el que osle era y a un m aestro y acaso el principal experto en
el m undo occidental. F.l 12 de ah iil com enzaron aquellos preparativos
que caracterizan a codas las grandes batallas: evacu ar los hospitales,
in speccion ar el arm am ento, conseguir m uniciones, herrar los anim a
les, repartir provisiones y, en general, disponer lodo lo necesario para
1111 avance.
La prim era en m ovilizarse fue la división de caballería del ejército,
que 1 looker pretendía en viar contra el ferrocarril que traía suministros
a Lee. Sin em bargo, aquella operación requería cruzar el Rappahan
nork, y com o las lluvias torrenciales lo habían desbordado, (Jeo rge
Sloneinan, el com andante de la caballería, 110 lúe capa/ de proceder,
obligando a llo o k e r a posponer el avan ce de su ejército. Lste fue el
prim ero de una serie de reveses, llo o k e r esperaba, interrum piendo el
ferrocarril, sacar por ham bre a Lee de l'redericksburg y obligarlo a p e
lear al descubierto. C o m o preám bulo a la cam paña, dividió su ejércilo,
enviando tres cuerpos al curo lado clel R appah an n ock hacia el este y
los cuatro cuerpos reslanles al oeste hacia C hancellorsville, un punto
del paisaje m arcado por una gran m ansión, la C asa C hancellor, Las
fuerza» luíales de U ouker, incluyendo la caballería, sum aban alrede
dor de cíenlo veinticinco m il; las de Lee, m enos de sesenta mil más la
caballería. Sin em bargo. 1 looker se hallaba en una posición debilitada,
puesto que para dom inar los vad os del río había dividido su ejército,
y de lal m anera que el ejércilo de Lee q uedab a entre am bas mitades.
Inicialm erue M uoker con servó la iniciativa, pues su posición dom inaba
varias carretelas que conducían hasla la retaguardia de Lee, de m odo
que podía corlar las com unicaciones de L ee con llichm ond en caso de
que el Ejército del l ’olom ac avan zase en esa dirección. I’ero a m itad de
la tarde clel 1 de m ayo llegaron órdenes de I lo o k er a sus com andantes
de replegar sus cuerpos de ejército hacia C h ancellorsville. Sus subor
dinados protestaron, acordando entre sí que el descam pado que oro
paban y el terreno elevado de su retaguardia constituían una posición
sum am ente favorable para un ataque exitoso. F.l fuego por e n lo m e s
había cesado y D arius C ouch corrió hasta la C a sa C h an cellor para in
tentar con vencer a Ilo o k e r de que deberían atacar a los confederados
que avanzaban. Inexplicablem ente, algo le había ocurrido a Ilooker.
'lo d o im pulso por sacar partido de su hasla entonces exitosa m aniobra
se había evaporado. ‘‘Todo está bien, C o u ch ", respondió. “ Tengo a Lee
justo donde quiero, 'len d rá que com batirm e en nn propio terreno” .
C ouch pensó que “ librar una balalla defensiva en aquellos m atorrales
era dem asiado.” Salió de allí con la íntima sospecha de que “ mi general
estaba vencido de antem ano"
L o s acontecim ientos revelaron bien pronto lo acertado de su co n
clusión. Ilo o k e r h abía sucu m bido a su inseguridad, una característica
que nunca antes había m ostrado, aunque su com portam iento no s o r
prendió a sus coetáneos de VV’e s I l’oinf. Esta d ebilidad estaba a punió
de ser apro vech ad a por L e e y Ja c k s o n , a ninguno de los cuales le fa l
lab a seguridad en sí m ism o. D e hecho, durante los dos días siguientes,
el 2 y el 3 de m ayo, L e e violó dos reglas in flexibles de ia gu erra -n o
dividir un ejército enfrente del enem igo y no desplazar un ejército
enfrente de un ejército enem igo en orden de b atalla-, y eludiría las
consecuencias, p rincipalm ente gracias a la im perturbable presencia
de ánim o de Jackson. Los dos generales se reunieron durante la noche
del 1 de m ayo en 1111 bosque a unos d os kilóm etros hacia el sudeste
de la C a sa C h an cellar. Ja c k so n se sentó en un tocón, L e e en un cajón
de galletas vacio , con una pequeña fogata entre am bos, para discutir
la situación y sus perspectivas. L a retirada de ] lo o k e r h abía descon
certado a Lee, <]uien prim ero pensó que se debía a (pie el enem igo
había reconocido alguna debilidad en su posición. Sin em bargo, un
reconocim iento personal reveló que las fuer/as federales se hallaban
d esplegadas en ‘‘ una posición naturalm ente fortificada, rodeada por
todas p aite por un denso bosque lleno de enredada m aleza, en m edio
del cual habían sido levan tados parapetos de troncos” , lisia d e scrip
ción aludía a la localidad con ocid a com o VVildemess [la Jungla|, unas
tierras de labranza abandonadas en las que el bosque habia vuelto
a crecer, form ando una de las zonas m enos transitables de todo el
escenario de V irgin ia, aunque habia sitios análogos en oirás regiones.
Q uiso la m ala suerte (pie las ejércitos hubieran de pelear 110 una sino
dos ve c es en aquel fatídico boscaje.
Los dos genéralos al principio dnrlaron (lo la posibilidad do com batir
exitosam ente al enem igo en tales condiciones. Entonces recib ieron un
inform o do |. E 1 5 . Stuart, al m ando do la cab allería, que los avisó (le
que el flanco derecho do Ilo o k o r s c encon traba fuera de la (ungía, no
gu arecido por los obstáculos naturales, y que era vu ln erable a un ata
que sorpresa. Loe ordenó a Jackson, quien accedió entusiasm ado, que
m archara junto con su cu erpo de ejército por un sendero del bosque,
in icm ám lo so unos d iecinu eve kilóm etros on la espesura, [jara atacar
a los federales por la retaguardia. E ra una acción peligrosa, tanto en
la práctica com o en la teoría, puesto que solo cortinas vegetales orul-
larían su avan ce de la vista del enem igo. Jackson. no obstante, partió
con gran con fianza a las 7 :3 0 do la m añana siguiente. Su retaguardia
fue descub ierta y atacada por dos d ivisio n es d e la U nión com an dadas
por ol general D aniel Sickles, pero Sickles no llegó a com p ren d er la
razón de la presencia de Jackson en esa zona. A las cinco d e la larde,
al crepúsculo, los hom b res do Ja c k s o n habían llegado al cam pam ento
de los regim ientos del undécim o cuerpo de llo w a rd . La m ayo ría de
sus soldados oran alem anes, inm igrantes recientes que habían apilado
sus rifles y oslaban p reparan do la cena. En los años que precedieron
a las grandes victorias prusianas en E uropa de j8íi_i a 1871. los alom a
rlos no eran vistos com o un pueblo militar, ciertam ente no en Estados
Unirlos, donde tenían fam a d e m alos soldados. Estos infortunados
estaban a punto de con firm ar osla reputación. l.o prim ero que los
inquietó fue una m anada tle ciervo s en estam pida, que huían rio los
hom bres de Ja c k s o n . seguidos por un tropel d e con ejos y ardillas.
A ntes de que pudieran ad ivin ar la cau sa do aquel sálvese quien [mo
da de anim ales, oyero n el alarido en eivan to de los rebeldes y fueron
acosados p or las tropas de Jackson. L o s reb eldes estaban enardecidos
y pro vocaron un frenético desorden en los regim ientos do la U nión,
persiguiéndolos hasta la vecin a l ’ lank R oad, donde otras unidades
de la U nión se vieron atrapadas 011 aquel frenesí, lil general O liv e r
llo w a rd , cu yo cu erpo do ejército fue el que más sufrió, describió con
ad m irab le franqueza el efecto tlel ataque de los reb eldes: “ M ás rápido
do lo (|iio puede contarse, con (orla la furia do la g T a n i/ a d a m ás sa l
vaje, todo, torio tipo de organización que se atravesase on ol cam ino
de aquella corriente enloqu ecida d e hom bres atorrorizados, tonía que
ced er ol paso o ro m perse on fragm entos” .Js
C ab alg an d o justo <lolrás do la prim ora línea con federada venía
Slonew all Jackson. U n o do .sus sub ordinados exclam ó, m ientras las
ve n rid as tropas do la U nión se dispersab an por el bosq u e: “ C o rren
d em asiado aprisa para nosotros. No podem os seguirlos el paso". Jac
kson gritó en respuesta: “ N unca to rre n dem asiado aprisa para mí. A
por ellos. A por olios". Las tropas d e la U nión com enzaron a o pon er
resistencia y, m ientras su línea de defensa se solidificaba, jackson, a
caballo, se adelantó a sus tropas para hacer un reconocim iento. C u a n
tío él y su grupo regresaban, en m edio tle la creciente penum bra,
fueron d ivisados por hom bres tle la división tle A . P (lili, quienes los
con fun dieron con el enem igo. A una distancia de aproxim ar lam ente
trescientos setenta m etros, abrieron fuego. U n sargento y un capitán
que cabalgaban con Slonew all cayero n m uertos. Entonces un regi
m iento de tropas tle C aro lin a del Norte d isp aró otra an d an ad a y el
general Jackson fue alcan zado Iros veces. U n proyectil se alojó en su
m ano derecha, otro le atravesó la m uñ eca izquierda. U n tercero hirió
su brazo izquierdo en lre el corlo y el hom bro, destrozando el luieso.
C a y ó tle su caballo y cuando llegaron hasta él estaba sangrando co p io
sam ente. F.l capitán Jam es Pow er Sinilh, un oficial riel estado m ayor,
ayu dó al general llill con los prim eros auxilios. C o rlaro n la m anga
do Ston cw all y apretaron un pañuelo on torno de la herida para dete
ner la sangro. Trajeron un grupo tle porteadores do una tropa vecina,
con una litera, en la que colocaron al herido y lo cargaron a la altura
do los hom bros. El fuego de artillería d e la U nión hirió a uno tle los
porteadores tle la cam illa y Slon ew all casi se cae, pero fue sostenido
en el último m om ento. Los porteadores se vieron obligados a ponerse
a cubierto y el general fue tendido sobre el cam ino. C uan d o el fuego
cesó, el capitán Sinilh rodeó a Slon ew all con sus brazos y lo ayudó
a cam inar hasta el bosque, donde una vez m ás los porteadores de la
cam illa lo llevaron en andas. O tro porteador resultó herido y Jackson
cayó a tierra con un grilo tle dolor, pero lo ayudaron a incorporarse y
a v o lv e r a la cam illa, en la que finalm ente llegó hasla un hospital ríe
cam paña instalado cerca de la taberna tle W ildem ess. A llí, cerca tle
la m edianoche, los cirujanos am putaron su brazo izquierdo c e rra del
hom bro y cxlrajcro n una líala de rifle de su m ano derecha.
Sus m édicos y cam aradas se m ostraban optimistas. Ningún órgano
vital hahia sido tocado y se hahia evitado una grave pérdida d e san g re.
R ecibió un torrente de m ensajes de Indo el ejército, expresando su fe
en i|iie se recuperaría. Sobrevivió (luíante tina sem ana, asistido por su
esposa con su hija recién nacida, pero contrajo una neum onía y quizá
lam liién una pleuresía y durante la tarde del dom ingo, id de m ayo de
18(13. m urió. Sus últimas palabras fueron: "C ru cem o s el rio y descanse
mos a la som bra de los árboles” , f le m ín gw ay las adaptó en el titulo de
una d e sus- n ovelas de guerra. A ! otro lado del rio y entre los árboles. I.ee la
m entó eternam ente la pérdida «le jackson, y los líderes del Ejército del
Norte «le V irginia nunca s«' recuperaron; en palabras de L e e : “ F.l valor,
la capacidad y la energía de este hom bre grande y bueno" se habían
perdido para la C on federación , y 110 pudieron ser reem plazados.
D urante el 3 de m ayo, m ientras Jackson sucum bía gradualm ente
a sus heridas, L e e ren ovó su ata«]ue eon tia llo o k er. A m b os ejércitos
estaban ahora d ivíd alo s, pues f lo o k er había en viad o un cuerpo a las
órdenes «leí general Jo h n Se«lgwirk a capturar Fredericksburg. Lee
ordenó a J. li li. Stuart. quien había asum ido el m ando del cuerpo
«le Ja< k so n , que unificara las dos titilarles de! F.jércilu del N orle de
V irgin ia. C o m o el ejército de llo o k e r superaba en núm ero al de Lee,
aquel deb ería haber con servado la ventaja. Sin em bargo, el intrépido
ataque «le L e e y su p ropia m alin lorprelarión de la batalla hicieron
que (lo o k e r p erd iera el valor Su único ob jetivo a lio ia era delcn dei
su posición, para lo cual ordenó ab an d on ar un im portante em p laza
m iento en lla z e l Cirove, a lin de acortar su linea «le defensa. D espués
«le ocu p ar lla z e l G ro v e , los con federarlos siguieron avanzando hasla
otra cu m bre llama«hi l-air V'iow. Las tropas de la U nión obstruyeron
su avance y se entabló un intenso com bate en los m atorrales de la
Jungla, que según la «lescripción «leí general I low nrd con ten ían “ ro
bles esm irriad os, abetos espesos, cedros y enebros, lodos en red ad os
rn una m aleza densa, casi im penetrable, y entrecruzados de ab undan
tes lianas’1. Parecía intransitable, y los escarainuzad ores solo podían
abrirse paso co n extrem a dificultad- No obstante, el com bate alcanzó
una intensidad realm ente sangrienta, que duró m ed ia hora )•' obligó
a la U nión a ab andonar sus posiciones en Fair V icw . l.a artillería
con fed erad a estaba ahora lloviendo fuego sobre el cam po de batalla,
llegando a im pacial la C a sa C h an cellar, d ond e Ilo o k e r habia e sta
blecido su cuartel general. U n cañ onazo alcanzó una de las colum nas
de la casa, en la que se ap o yab a Ilo o k e r, la partió en dos y d e irib ó a
Ilo o k e r. inconsciente, al suelo. D espués quedó en un estado de atur
dim iento. F.l de m ayo dio órd en es a su ejército de cruzar bacía la
orilla norte del R appah an n ock . listo equivalía a adm itir la derrota, y
ciertam ente Ilo o k e r había sitio derrotado de m odo aplastante.
Todo desde un inicio anunciaba un desenlace diferente, l.a s fuerzas
tle Ilo o k e r du plicaban a las tle L e e ; varias veces L e e se h abia m o s
trado vu ln erab le d ivid ien d o su ejército frente al enem igo. Ilo o k e r, sin
em bargo, sim plem ente por falla de valo r y por no com pren d er los
m ovim ientos tle L ee. h abía desp erd iciad o toda ventaja. Incluso justo
al lina!, ruantlo habia anu nciado su fracaso replegan do su ejército
hasta el otro lado del R appahannock, perm itió a L ee alcan zar o lía
victoria, al dejar que S e d g w irk . a quien habia en viado a Frederic-
ksburg, com b atiera sin refuerzos en Salem C hurch los días 3 y ] tle
m ayo. Sedgw ick siguió después al resto del ejército en su retirada a
través del R appahannock. F,l análisis tle Ilo o k e r tle su deplorable
actuación revelaba la autojustifiración tle un débil incom petente. “ Mi
ejército no fue d e n o ta d o . Solo una parte de él había entablado co m
bate. M i J’rim er C u e rp o | j estaba fresco y listo y ansioso por entrar
en acción , com o lo estaba indo mi ejército. Pero m e h abia co n v e n
cido com pletam ente tle la inulilidad de atacar posiciones fortificarlas
y estaba decidido a no sacrificar a mis hom bres innecesariam ente,
aunque esto fuese en detrim ento tle mi reputación co m o buen c o m
b atiente” . Esto era insincero. La posición tle C h an ccllo rsvillc no
estaba fortificada, salvo por la dificultad de la propia Jungla y por
otras defensas y obstáculos im provisados. E n cu alquier caso, 1 looker
sacrificó la reputación tle que gozaba al negarse a com batir en aq u e
llos m om entos y lugares donde pudo haber triunfado. A) igual que
M cC lellan , había d esperdiciado Lorias sus ventajas sin otro m otivo
que su propia indecisión.
El acobardam iento d e Ilo o k e r en C han collo rsville alarm ó a Lin-
ci)ln, quien se pasó las prim eras dos sem anas de m ayo de 1863 in-
lentnndo insultarle coraje, ru an d o no oslaba H alando sim plem ente
de discern ir lo que el gen eral estaba haciendo y lo <|iie se p roponía
hacer. Ya el (i de m ayo Lincoln se había enterado por lin de que había
tenido lugar una gran batalla, sin '‘ ningún triunfo para nosotros", y de
que el Ejército del l ’olom ac se h abía retirado hasta la ribera norte del
R appahannu ck. Sosteniendo el telegram a don d e se le com u n icab a la
noticia, y con el rostro gris a causa de la angustia, cam in ab a d e un lado
a otro por la ('a s a B lanca. repitiendo: “ D ios mío, D ios m ío. ¿Q u é va
a decir el país? ¿Q u é va a decir el p aís?” . A q u ella m ism a tarde, eons
tornado, d ecidió que Lenía que ver e interrogar a 1 looker, y partió de
inm ediato. C u an d o llegó al cuartel gen eral del Ejército del l’o lom ac,
ro n fe re n rió con los oficiales de alto rango, a los que decepcion ó al
no referirse en absoluto a la batalla de C h an cellorsville. Tam poco les
dio ocasión de recom en d ar la destitución de Ilo o k e r. aunque varios
di- los com an dantes de cu erpo la deseaban. No obstante, algunos cri
tiros ile Ilo o k e r hablaron sobre hacer una visita a W ashington para
llevar el asunto directam ente ante Lincoln, a espaldas de su superior,
y sugerir que fuese reem plazado p or G e o rg e M eado, uno de los c o
m andantes de cuerpo. Finalm ente desistieron, puesto que M eade se
negó a ser propuesto.
Lincoln tam bién entrevistó a Ilo o k e r a solas, y en aquella ocasión,
según acostum braba a hacer, entregó al general una carta en la que
e xp o n ía sus p u n ios d e vista y form ulaba las preguntas que necesitaba
que él respondiera. L o qu e realm ente (pieria saber era lo q ue I lo
oker pretendía hacer ahora, puesto que los con fed erad o s estaban en
una posición claram ente dom inante en aquel escenario de la guerra.
Ilo o k e r le envió a W ashington una respuesta extrañam ente evasiva.
D ijo hab er con form ado un plan, (pie estaba dispuesto a revelarle si
L in ro ln lo deseaba. IJn a sem ana m ás larde, el 13 do m ayo, vo lvió a
escribir, anunciando que se proponía atacar cruzando el R appahan
nock do inm ediato, incluso a pesar de que ahora se hallaba en infe
rioridad num érica, 1111 lam ento fam iliar de los tiem pos de M cC Iellan.
A sim ism o, a lo M cC Iellan , solicitaba refuerzos. L in ro ln pidió reunirse
ro n él en W ashington. A b an d on an d o su plan de a la ra r a Loe. llo o k e r
partió enseguida. A su llegada, ol presidente le rn lre g ó olra carta, y lo
dijo que soria m uy satisfactorio que I lo o k er d(*fendiera sus posiciones
rn V irgin ia y s r lim itara a m anleiii'r bajo ob servación a Loo. Tam bién
lo <lijo que lo estaban llegando exp resion es d e inconform idad con su
con ducción d r las o peracion es por p a rir de los subordinados imno
díalos d r llo o k er, lo cual era absolutam ente cierto. A lgunos g e n e ra
les habían escrito al presidente o lo habían irlo a ver a W ashington.
A trrv id a m rn lo , llo o k e r exigió nom bres, que le fueron den egados, y
arlo seguido con m inó al presidente a interrogar a cada general quo
llegase a W ashington.
Itn ok ei debió do haber presentirlo quo las som bras lo cerrab an .
H abía estado in volu crado rn una cam p an a de m urm uraciones cunlra
su predecesor, Burnside, y sabia cóm o se so cavab a la confianza. lista
crisis en el alio niandu so oslaba arrecen tan d o, pur otra parle, deb ido
a que ah ora Loe había puesto en m archa su plan do lle v ar la guerra
al Norto. F.slo fue el inicio de lo (jilo so con vertiría en lu cam paña do
(¡oltysh u rg. L ee había estado en R ichm on d para co n ven cer a D avis
de que solo una espectacular in iciativa podría sacar a la C o n fed e ra
ción {le aquel m arasm o m ilitar, que dejaba al interior del estado re
belde in o rlaliu c n lr am enazado por el ejércilo de G rant en el valle del
M ississippi, donde ahora V icksb urg estaba en peligro de ser tom ada,
y que adem ás, pese a la sucesión d e victorias parciales rn el norlo
de V irgin ia, no lograba ob ten er resultados d ecisivos contra el p rin
cipal ejército de la lln ió n . L e e ai güiliento, y con ven ció a D avis y al
gahinolo, y a) secretario d r guerra Sed d on , que la estrategia co rrerla
era a la ra r en el N orlo, a través d e IV nsilvania, reforzan do el E jércilo
riel Norle de V irgin ia, de ser n ecesario, con las fuerzas defen sivas de
las C aro lin as. E nu m eró un conjunto de desenlaces deseables para
aquella línea de acción : aliviaría a V irgin ia d r la tarea de m antener
a sus propias tropas y reduciría su exp o sició n a las depredacion es
norteñas; ob ligaría al Ejército clol Polom ac a salir d r sus fuertes p o
siciones a lo largo del R ap p ah an n ock hacia Irrrcn os más abiertos en
el norte, donde s r lo podría com b atir 011 circunstancias favorab les;
pondría al Norte en estado de alarm a am enazando las g lan d es ciuda-
(les atlánticas com o Baltim ore, lila d e lfia . quizá inc luso N ueva York y,
por supuesto, W ashington; y, d e obtenerse un desenlace propicio, se
reactivaría la posibilidad de un reconocim iento d iplom ático por parle
de las m onarquías europeas.
La respuesta fue favorable, y el 3 de ¡linio el segundo cuerpo del
Ejército del Nejrte de V irginia levantó sil cainpanienln cerca de Frede
ricksburg y com enzó su m archa hacia l’ensilvania. No quedaba claro
para las fuer/as de la U nión bacia dónde se dirigía Lee, en parle por
que a raíz de una reciente reorganizac ión, las disposiciones del Ejército
del Norte de V irgin ia eran desconocidas [jara sus oponentes. Tras la
im icrlf de Jackson, su segundo cuerpo fue entregarlo a R ichard Kn rll y
el resto del ejército se reorganizó en un prim er y tercer cuerpo bajo las
órdenes<le los generales Jam es I.ongstreel y A nibrose I1. Ilill, cada 11110
con tres divisiones, L a caballería, dirigida por J. E. B. Slnart, consistía
en siele brigadas. Esta form ación seria la prim era en entrar en acción.
El plan de avance d e Leí* no era directam ente hacia el norte* desde
Fredericksbiirg, sitio que im plicaba una marcha lateral hasta el valle de
Shenandoah y luego un giro hacia el norte, rum bo a W inchester, lla r
p eis Ferry y llarrisb iirg . L a cordillera Bine R idge en un inicio cum as
caro sus m ovim ientos, pero ya el 8 de junio era evidente para la U nión
ipie los confederados estaban utilizando el valle com o eje de avan ce y
la caballería norteña se m ovilizó haría el oeste para interceptarlos. El y
de junio, las tropas de caballería de la U nión se toparon ron tos hom
bres de Stuart en B ran dy Staticm, sobre el R appahannock, y com enzó
un com bate que creció hasta convertirse en el m ayor enfrentam iento
de caballería de l:i G u erra C iv il. La U nión lom ó la iniciativa y en ge
neral derrotó a los confederados, para disgusto de: Sitiar!, que estaba
acostum brado a superar a la caballería enem iga. Inusualm ente, para
la G u erra de Secesión, la caballería peleó realm ente com o caballería,
ensillados y em puñando los sables, y no com o infantería desm ontada.
A lfred l’ leasanlon. el com andante de la U nión, interrum pió las ac
ciuiles no bien consideró hab er im puesto su superioridad, aunque las
bajas de la U nión fueron 8í¡T> y las de la C on federación 52;).
F.11 la prim era etapa de la in vasión de lV n silvan ia por Lee, Lincoln
estaba m ás nervioso p or la in capacidad de Ilo o k e r para lom ar me-
didas adecuadas y seguirás contra el avan ce con federado que por las
acciones de! enem igo. Ilo o k e r, a m ediados de ju n io , hizo una m uy
real im ilación de M cC Iellan en sus m om entos de m ayo r indecisión.
Se h allaba a lu n a al norle del R appah an n ock . Su prim era propuesta
a Lincoln fue v o lv e r a cruzar el R ap p ah an n ock y atacar la retaguar
dia del ejército de L e e en Frcdcricksburg. F.l presidente le prohibió
hacer esto, aunque negó estar dánd ole órdenes, y dijo q ue (pieria ser
gu iado por Ilo o k e r y por Ila lle c k , com o general en je fe . F.slo fue
una idea desafortunada. Ilo o k e r había desarrollado una anim osidad
contra Ila lle ck , a quien con siderab a su enem igo. Sus diferen cias p o
dían haberse zanjado si Ilo o k e r hubiera visitado W ashington con una
disposición de ánim o con ciliadora. Pero no lo hizo. Poco después de
hab er propuesto com batir en Frederickshurg, em peoró las cosas pro
poniendo ab andonar por com pleto el escenario del norte de V irgin ia
y m archar contra R ichm on d, dejando a cargo d e oponerse a L e e a
una fuerza lom ad a de la gu arn ición de W ashington. De hab er tratado
d eliberad am en te de despertar a un tiem po todos los m ayores m iedos
de Lincoln. Ilo o k e r no hubiera podido hacerlo m ejor. A quel plan
evocó visiones de los inútiles adem an es de M cC Iellan ante la capiLul
con federada, exigien do refuerzos que solo podían reunirse d esp o jan
do de sus defen sores a la capital d e la U nión. Lincoln contestó a
Ilo o k e r el 10 de junio, a m enos de noventa m inutos de haber recibido
su proposición . Su respuesta fue sucinta y exacta, uno de sus m ejo
res juicios estratégicos en el transcurso de la gu erra: “ C re o que es el
ejército de Lee, y no R ichm on d, vuestro verd ad ero objetivo. Si esle
se ace rca a la cuenca alta del Polom ac, caed sobre su flanco, y por la
¡u ta más corla, a co lla n d o vuestras líneas m ientras él alarga las suyas
| | Si se queda donde está, acóselo y acó selo ” .11-5
Lee no se quedó donde estaba. Su ejército se h allaba ahora furiosa
m ente en m archa, destrozando el valle de Shen andoah y am enazando
las guarniciones federales de W inchester y M artinsburg, al noroeste
de W ashington, aunque no lo bastante cerca para am enazar la c a p i
tal. Todavía. A h o ra Lincoln urgía a Ilo o k e r a atacar, cosa que él por
fin estalla en disposición de hacer, pues h abía puesto en m archa su
ejército por la “ ruta m ás corta" que Lincoln habia idem ilicado. Su Ira
y e rlo ria lo acercó a W ashington v acortó el liem po tle transm isión tle
los m ensajes, <|ue ahora vo laban de un lado para otro. Im prudente
m ente, llo o k e r telegrafió a Lincoln quejándose de que 110 gozab a de
la con fianza de lla lle c k . Estaba preparando el terreno para transferir
la ru lp a de cu alquier fracaso a sus superiores. Lincoln se le adelantó
escribién dole m slrn rrio n cs que lo co lo cab an explícitam ente bajo las
órdenes tle lla lle c k en el cam p o y no solo a efectos adm inistrativos.
“ Para e lim in ar Lodo m alen ten dido", escribió, “ ah ora lo coloco a usted
en estricta relación m ilitar con el general lla lle c k , la de un co m an
dante tle uno tic los ejércitos con el G e n e ra l en je fe de todos los
ejércitos. N u nca fue o lra m i in tención; pero com o eslo p á re te liaber
sido interpretado de otro m odo, le indicaré a él que dé las órden es, y
a usted que las o b e d e z c a '
E sla caria no m ejoró la situación. lla lle c k no estaba ejerciendo de
principal estratega de l;i U n ión , sino Lincoln, l’or otra parte, p or m u
cho que se hubiese desarrollado su pensam iento militar. Lincoln no
podía dirigir directam ente operaciones frenle al enem igo. Solo Ho-
oker estaba en p osirión tle hacerlo, aunque ra d a vez m anifestaba me-
nus capacidad para ello. C o n la esperanza de aliviar sil m ente, que a
todas luces ah ora estaba oprim id a por toda clase de tem ores, Lincoln
escribió a llo o k e r tina carta personal, instándolo a h acer las p aces con
lla lle c k y a atacar la exten d id a línea de com u nicacion es tle Lee, la
cual estaba ahora en posirión ríe poder dom inar, [.a situación no m e
jo ró . llo o k e r fue a W ashington, se reunió ron Lin coln y con Ila lle rk ,
y obed eció a Lincoln al m enos hasta el punto tle trasladar tropas para
proteger IEarpers Ferry, ah ora bajo am enaza inm inente. Pero persistió
en no entablar com b ate con Lee, lim itándose a seguir una rula para
lela a la de los con federados, a cierta distancia hacia el esle. Lincoln,
no obstante, cob ró aliento tras su reunión ro n llo o k e r y com entó a
G id e o n Welles, secretario de la m arin a: “ No podem os sino ven cerlos,
si leñ em os al hom bre. C uán to d epende en asuntos m ilitares de quien
planea y organiza. Puede que llo o k e r com eta el m ism o erro r de Me-
C lellan y pierda su oportunidad. Pronto lo verem os, pero m e parece
que no puede sino gan ar'’ .37 Este fue el tillim o soplo de sus van as es
peranzas en llo o k er. quien casi inm ediatam ente repitió las m uestras
tic (imido/, tic M rC le lla n «luíanle la C am p añ a Peninsular. A h o ra se
había persuadido a sí m isino d e que lo superaban en núm ero y ríe
<]ue no pod ía h acer nada a m enos que recibiera refuerzos. R eiteró su
dem an da ríe liO pas tle la guarnic ión tic W ashington, el punto más tlé
hil de Lincoln. A l recib ir una negativa, pidió perm iso para abandonar
H arpers Ferry, un sitio tle verd ad e ra im porlanriu estratégica, para j>o
rler transferir sus defen sores a su ejército en cam paña. A l recibir otra
n egativa de H alleck pidió ser relevado del m ando. F.n su respues
ta a H alleck alegab a h ab er recibido dem asiadas m isiones, d efen der
W ashington y H arp ers Ferry y enfrentarse a un ejército enem igo más
fuerte. Su valor lo había abandonado com pleta y definitivam ente.
F.stn quedó claro en los telegram as esrritos el 26 y T ¡ de junio. El 27
de junio Lincoln dijo al gab in ete que relevab a a Ilo o k e r tle su cargo.
En su lugar nom bró a G e o rg e M earle, com an dante del quinto cuerpo
riel Ejército del Potom ac.
M eade era un respetado oficial ron una e xp erien cia de m ando con-
sideniblc, aunque de m ando subordinado. Jam ás h abía dirigido 1111
ejército en cam paña. Fue elegido por elim inación. N inguno tle los tie
rnas com an dantes de cuerpo lo igualaba en e xp e rie n cia o capacidad,
aunque el general john R eyn old s, al frente del prim er cuerpo, fue
tenido en cuenta cu ino reem plazo, y propuesto p or el propio M earle.
Las circunstancias del nom bram iento de M earle fueron in ad ecu ad a
mente jocosas. F.l m a v o r Ja m e s lla r d ir , de la oficina del asistente g e
neral, quien se apresuró a ir desde W ashington para llevar la noticia,
encontró a M eade d orm ido en su lecho de cam paña, y com enzó por
in form arle de que sería relevarlo del m ando de sus tropas. M earle
respondió defen sivam ente que y a se lo esperaba. Entonces lla r d ie
le respondió que deb ía asum ir el m ando ríe torio el ejército, a lo que
M eade objetó que no estaba cualificado para ello. H ardie le dijo que
el gobierno no aceptaría una negativa. M earle p o r tanto se som etió,
aunque alegó que no sabia dónde estaban ubicarlas las distintas fo r
m aciones riel ejército. Su actitud era absolutam ente sincera. A unque
algo cascarrabias y propenso a los arranques de mal genio ro n sus
subordinarlos, era un h om b re m odesto en lo personal y, com o d em os
trarían los hechos, d e adm irable firm eza de carácter.
L a lecha de su nom bram iento fue rl 28 tic junio. Federales y co n fe
derados habían estado m aniobrando en P ensilvania durante la m ayor
parte del m es. Los m ejores inform es de la U nión situaban a Longs-
Ireet. com an dante d el prim er cuerpo ro n fe d e la d o , en C ham her.sbuig;
a A. I'. Ilill, com andante del segundo cu erpo, entro C h am b ersb u rg y
C a slito u n : y a F.vvell, con el tercer cuerpo, en C a í lisie, am enazando
lla rrisb u rg , la capital del estado. Stiuirt, con la caballería, estaba b o r
deando las posiciones de la U nión m ás allá de C e n lreville, adentran
dosc en M arylan d. E l ejército d e la U nión estaba desplegado entre
el Potom ac y F rederirk Y el este del m onte South. M earle decidió
enseguida p o sin o n ar el ejército de m udo que im pidiese a L ee cru/ar
el rio Suxquehanna. que divid e l’ en silvania de este a oeste. Ila rd ie
había traído ór<lenes, redactadas por Ila lle c k pero con cebidas por
Lincoln, que le recordab an que deb ía cu brir tanto W ashington com o
B altim ure, pero que debía entablar com b ate con el enem igo, aun
que no establecían n ad a que lim itara su libertad de acción. M eade,
quien poseía una agudeza estratégica con siderable, llegó a la siguiente
conclusión acerca de sus instrucciones y las de Lee. L e e tenia que
atacar, puesto que se hallaba in vadiendo un territorio en e m ig o : si se
retiraba sin presentar com bate, esto constituiría un gran desprestigio.
L ee h abía dispersado sus tropas; las d e M eade estaban relativam ente
concentradas. Si M e ad e las con centraba aún m ás, Lee estaría o b lig a
do a atacarlo. M eade decidió que su m ejor plan era asum ir una fuerte
posición d efen siva y esperar el ataque de Lee. U n análisis del m apa
sugería que Pipe C re e k , justo al sur de la linea del estado de IV nsilva
nía, era un lugar adecu ado para presentar balalla.
La noticia del a van re de las fuerzas de M eade alaim ó a L ee, quien
com enzó a reunir a toda prisa sus tropas dispersas. Las concentró
prim ero en C ashtow n, entre C h am b e rsb u rg y (iettysb u rg. pero ru a n
do le avisaron de que algunas tropas de la Llnión se hallaban en
(¡ettvsbu vg, trasladó hacia alti su punto de concentración. O tra ra
zón para hacer esto fue que sus exp lo rad o re s le inform aron d e que
en (ie ttysb u rg encontraría un sum inistro de zapatos, algo de lo que
siem pre andaban cortos los con federados. F.l 30 de ju n io fue en viad a
una partida de exp lorad ores, y esta descubrió (pie el pueblo y sus
alred ed ores estaban llenos tle tropas de cab allería d e la U nión, Un
segundo reconocim iento. el i de ju lio , desencadenó el inicio de una
im pórtam e batalla.
G ettysb u rg era el re h iro d r un terreno pro picio para operaciones
d efen sivas, LI pueblo, situado al norte do una extensión de terreno
despojado y ondu lado, ron escasos grupos de árb oles, c ía un sitio
acom odad o y próspero, con algunas casas de ladrillos así com o los
grandes y sólidos edificios de la U n iversidad de G otiysbu rg, un senii
nario luterano, am bos con cúpulas que los oficiales del Norte y del
Sur utilizaron sucesivam ente com o puntos de ob servació n . A l sur del
pueblo el terreno form ab a dos cadenas tle cerros, llam adas Se ni ¡na ry
R idge h aría el oeste y C om etery R idge bacia el este. F.l extrem o norle
de C o m etery R id ge con d u cía hasta d os pequeñas colin as: C om etery
1 lili y C u lp ’s 1 lili. H acia ol sur la cad en a cu lm inaba en las alturas
de L iu le R ound Top y R ound Top. Enfrente de las Ruund Tops el
terreno era accidentado y estaba lleno d r pedruscos, con cam p os y
cercas (pie constituirían los escenarios do las m atan/as de D ovil’s Don
|la G u arid a del D iab lo j. W heatficld |ol Trigal] y Pearli O rchard |el
M elocotonal|.
A las ocho de la m añana del i de julio, la cab allería de la U nión , dos
b rigadas en total, tropezó con el avan ce de la infantería confederada.
L o s soldados de la cab allería unionista defen dieron enérgicam ente el
pueblo, ro n la ven taja d e estar arm ados ro n carabinas do retrocarga.
A p ro xim ad am en te a las diez, la infantería de la U nión com enzó a
Hogar 011 su ayu da, com an d ad a por el general Jo h n Roynnlds. Poco
después de su llegada, oslo en vió un inform e a M eado donde le a d v e r
tía q ue el en em igo estaba avan zando en gran núm ero y que tem ía que
ocu para el terreno elevarlo antes que ellos: “ Lo com batiré pulgada
a p ulgada", prom etió, “ y si me veo obligado a entrar on el pueblo,
levan taré barricadas en las calles y lo contendré tanto com o p ueda” ,
l ’o ro después do entregar esta nota a un m ensajero, una bala lo alcan
zó en la cab eza y cayó muerto.
A p ro xim ad am en te en aquel m om ento el general L e e llegaba al
cam po do batalla. Su prim er com entario al in speccion ar la escena,
que evid en ciab a que había un com bate delante de G ettysbu rg, ron
u n id ad es c o n fe d e ra d a s a rre m o lin a d a s en torno a M c P h c rso n ’s R id g e ,
situada d elan te d e S e m in a ry R id g e , fue (|ue él no p reten d ía lib ra r una
batalla ca m p a l aquel día. Sin e m b a rg o , la situ ació n e ra en e x tre m o
vo lu b le , y casi m ien tras d e c ía esto, la lin ca d e la U n ió n q u e se exten
día h asta el otro lad o d e las ca rre te ra s d e C a rlisle y Ila rr is b u rg que
co n d u cía n hasta el p u eb lo d esd e el norte, ced ió , y los fu gitivo s huye
ron e n tropel lia ría el sur ru m b o a C e m e le ry Ilill. L a fu er/a un ionista
q u e estaba en M cP h rrsc m 's R id g e y .Sem inarv R id g e fue ráp id am en te
a h u y e n ta d a : en to n ces L e e c a m b ió d e actitud, y d ecid ió q u e h abía que
co m b a tir lo q ue fuese* n ecesario p ara g a n a r lo d o el terren o d ecisivo
p osible m ientras d u rara el día. L os p risio n e ro s ca p tu ra d o s re ve la ro n
q u e la lleg ad a d e M ea d e , co n el gru eso del ejército unionista, era
inm inente. L e e p o r lan ío d io ó rd en e s de ‘'p re s io n a r" a las u n idad es
de la L 'n ió n h acia el sud oeste ro n el o b je tiv o d e ca p tu ra r C e m e le ry
I lili antes d e q ue p u d iera ser fortificada con trin ch eras. O rd e n ó al
ge n e ra l E w e ll, al frente del seg u n d o cu e rp o c o n fe d e ra d o , q u e tom ara
C e m e le r y Ilill L o s h o m b re s d e F.well, oclu í m il de los c u ales habían
ra id o d esd e a q u e lla m añ an a , e stab an d em a sia d o d eso rg a n iz a d o s para
lle v a r a ca b o aqu ella a cció n , y F.well, que c a b a lg a b a al frente d e su
tro p a en m o v im ien to , fue alcan zad o p o r un d isp aro. L a b a la le dio
en la p iern a que h abia p e rd id o en la seg u n d a b atalla d e M an assas, y
E w e ll le co m en tó al jin e te que tenía al la d o : “ N o d u ele n ad a que te
d isp a ren en tu pala d e p a lo ".
E l gen eral M e a d e se h a lla b a de vu e lta en T an eyto w n c u a n d o le llegó
la m ilicia de R eyn u ld s. E n v ió a su m ejor co m a n d an te d e cu e rp o , W in
(¡cid S. H ancoc k, al lugar. H an c o c k se re u n ió co n llo w a r d , el su ceso r
de R e y n o ld s, y le elijo cpie h a b ía sid o e n v ia d o p ara asu m ir el m an do
fie los tres c u e rp o s d esp leg ad o s en G etty sb u rg . llo w a r d ob jetó que
tenia m a y o r rango. H an c o c k d ijo que* él tenia unas ó rd en e s escritas en
el bo lsillo , y q u e a p o y a ría c u a lq u ie r o rd en que llo w a r d d iera, p ero s e
ñaló que M ea d e le h a b ia e n c arg a d o a él q u e las con firm ase. P asan do
la vista p o r el terren o q ue iba d esd e el p u eb lo ríe G clL ysb u rg h asta los
R o u n d Tnps al sur, c o n c lu y ó : “ C r e o q u e esta es, p o r sil n atu raleza, la
posició n m ás fuerte cpie jam ás h a y a visto p ara lib ra r 1111 co m b ate, y, si
usted la a p ru eb a, y o la elijo co m o ca m p o d e b a talla".
So suponía que E w ell. según la intención de L ee. iba a lo m ar C om e
lorv R id ge. No lo hizo. sino que cabalgó de un lado a olro reuniendo
a sus unidades dispersas. Ln lrelan lo, los hom b res de la U nión c a v a
ban p a ia m ejorar sus posiciones, lo cual hicieron du ran le la noche.
En la m añan a de aquel 2 de julio, el segundo día de la balalla, am bos
b an d os ocu paron posiciones paralelas en .Seminal y R idge y C om e
lery R idge, separad as por un valle poco profundo de alred ed or de un
kilóm etro de ancho. Todas las tropas se hallaban en sus posiciones, los
con federados sum aban cerca de 64.000, los d e la U nión unos ()(j.ooo,
aunque am bas fuerzas se encontraban m uy dism inuidas por los m iles
de bajas sufridas el día anterior. A qu el 2 de julio Loe se proponía
atacar ( “1 flanco izquierdo de la U n ión y luego d esalojar al resto del
ejército del terreno elevado. El general Jam es Lon gsireel, el hom bre
m ás experim en tado con que contaba Lee. y a quien esle le en com en
dó la m isión, no se m ostró nada entusiasm ado. El prefería, co m o le
había dicho a L e e la tarde del 1 de julio, retirarse, lle v ar el ejército
hacia el sur, y librar una b alalla defen siva en alguna o lía parte do la
cam piña pensilvana. A h o ra le reiteraba su propuesta, Lee no quiso
ni escucharla, pese a la razonable ob jeción de l.o n g slre e l de (pie si la
U nión agu ardab a ser atacada, era porque así lo deseaba, y con ello
aludía al sabio axio m a m ilitar de q ue un general 110 d eb ería hacer
aquello que el enem igo desea-
L e e insistió: “A llí están ellos en sus posiciones, y yo v o y a derrotar
los, o ellos m e derrotarán a m í'.3' Lon gstreel contuvo su lengua pero
no dio m uestras de urgencia en ejecutar las órdenes de Lee. -\o fue
sino hasla las cuatro de la larde del 1 de julio que sus unidades se m o
vilizaron. Por otra p aile, ru an d o se pusieron en m ovim iento no fue
hacia el nordeste, com o quería L e e , subiendo por E m m ilslm rg R oad,
a fin de llegar hasta la línea de la U nión desde, el sur, sino en dirección
esle rum bo a las R ound T ops y D e v il’s D en. Pronto los con federados
se vieron inm ersos en un frenético com bate entre grandes rocas g la
ciales en D e v il’ s D en y entre las espigas de trigo en W heatfield. John
Bell Elood, uno de los com andantes de división del cuerpo de Longs-
Ireet, fue una de las prim eras víctim as, al ser herido en un brazo, pero
aquella baja no dism inuyó la ferocidad del ataque confederado.
C u an d o la refriega en D ovil's D en alcan zó su clím ax, el d ecim o
quinto regim iento de A lah am a pasó ju n io a los coin h alien les en di
rección sur, cam ino de Litlle R ound Top, a través de la m ás elevarla
R ound Top F.l ingeniero jefe de M cad c, el general C inu veineur K.
W arren, h abía detectado el peligro justo a tiem po. D e ser tom ada
l.ittle R ound Top, los con fctleiad os pudrían colocar artillería en doble
hilera y hacer llover luego sobre* la línea de la U nión. C ontando con
solo irnos niinulos, en vió al 2 0 ° de M ain c a reunirse con el eipiipo de
señales de la U nión en la cum bre para resistir el avan ce con federado.
F 1 20" de M ain c estaba com an dado por uno de los m ás sobresalientes
oficiales de regim iento del E jércilo de la U n ión , el coronel fuslina
C lia m b e ila in . quien en tiem po <le paz enseñaba retórica y lenguas
extran jeras en la U niversidad ríe Rowrloin. C u an d o las autoridades
de su un iversidad le negaron el perm iso para unirse al ejército, él
pidió exced en cia acad ém ica y se incorporó fie tollos m odos. En Litlle
R ound Top, con 38 6 hom bres, dirigió acciones, bajo el denodado
fuego enem igo, que salvaron al (lauco izquierdo de la U nión y proba
lilem ente a lodo el ejército de M ead e «le la derrota. Sus d os herm anos
eran oficiales en su regim iento. En vian do a lino de ellos adelante a
que buscara un sitio donde recoger a los heridos, y al otro hacia la
retaguardia p ara m antener cerrad as las filas, llegó a la cim a de l.iLtle
R ound Top cuando y a aparecía el decim oquinto de A lab am a. D es
plegó a su com pañía li en ángulo con la línea del regim iento, para
proteger el Ilanco, y entonces orden ó un fuego sostenido. M u y ráp i
dam ente el 2ou sufrió 125 bajas riel total tle 38(1 hom bres, y com enzó
a quedarse sin m uniciones. Entonces C h am berlain orden ó a los que
continuaban en pie calar b ayonetas, y dirigió una carga que desalojó
al enem igo de la colina y capturó trescientos prisioneros.
El éxito <‘ 11 l.ittle R ound Top y el anterior triunfo en D ev il's D en
y W healfield tuvo el efecto ríe m ellar la ofen siva con federada, di
rigida a hacer colap sar la línea tle la U nión, (irá n parte del m érito
correspon d e al general D aniel Sickles, quien, desobedecien do órrle
nes, h abía traído su tercer cu eq io desde C e m e te ry R id ge para ocupar
el saliente form ado por Peach-O rcliarrl y W healfield, profundizando
así la línea tle la U nión justam ente en el punió en que Lee planeaba
quebrantarla, resultó una desobed ien cia inspirada, puesto que frustró
un peligrosísim o golp e del enem igo. O tro pequeño regim iento, el p ri
m ero de M in nesota, de tan solo 262 hom bres, inclinó aquí la balanza
a favor de la L'nión, perdiendo 2 16 sald ad o s entre m uertos y heridos
al cargar al contraataque en respuesta al asalto con federado , til p rim e
ro de M innesota había participado en (odas las haialla.s im portantes
libradas hasta entonces en el Esto, lo que acaso e x p lic a la efectividad
de su acción. H acia las siete v m edia de la noche las unidades de la
U nión habían con seguido a duras penas d efen der el extrem o norte de
su linea en C e m e te ry Ilill, pero la necesidad de m o ver unidades de
un lado a otro h abia debilitado tanto su línea que M eade tem ía (pu
esta 110 podría resistir el día siguiente. C o m o los co n fed erad o s habían
hecho su prim er intento en el extrem o norte riel frente de la U nión
y el segundo en el extrem o sur, M earle esperaba que por la m añana
la zona de p eligra estuviera en el centro. L e (lijo al general John G ib-
bon. quien estaba al m ando ríe la división que d efen d ía exactam ente
el área c e n d al: “ G ilib o n , si L e e ataca m añana, será en tu frente", l.c e
no tenía otra opción que atacar; si interrum pía ah ora el com bate,
h abría admitirlo la d erro ta y se arriesgab a a sufrir graves pérdidas al
retirarse del cam po. M eade, no obstante, tenía sus propios tem ores
en relación con prosegu ir el com bate, y durante la noche con vocó a
un consejo de guerra para con ocer la opin ión (le sus com andantes (le
cuerpo y de algunos de los de división.
D ieciocho años después de la batalla, entre los papeles riel ge n e
ral M eade apareció un arta ríe esta discusión. Se habían form ularlo
tres preguntas: 1. ¿Q uedarse y pelear, o retirarse a una posición m ás
p ró xim a a la b ase ríe sum inistros del ejército? 2. En caso de q u e d a r
se, ¿atacar o esp erar a ser atacados? 3. En caso de esperar, ¿cuánto
tiem po? Se anotaron n u eve respuestas. I lab ia con senso en cuanto a
quedarse, a un (pie algunos de los generales querían “ co rregir" o “ re c
tificar’’ el despliegue del ejército, (¡ib b o n , quien sabia que el ataque
con federado se con centraría probablem en te contra su posición, d e
seaba “ corregir la posición del ejército, pero no retirarnos", y pensaba
que la U n ión “ uo estaba en con diciones de atacar", sino (pie debía
esperar “ hasta que |Lee| se m u eva". Slocu m , quien dirigía el d u o d éci
mo cuerpo, fue el m ás sucinto y resoluto. Su respuesta fue sim p lem en
te: “ Q u ed arse y pelear hasta el fin” . M eade anu nció: “ Esa es [mes la
decisión ’'. E l acta recoge tam bién las fuerzas restantes del Ejército del
Polom ac, d espués de d os días de com bate. L o s cu eip o s tenían (j.ono,
12.500, jj.ooo, (>.000, 8.50 0 , (i.ooo y 7.000 hom bres respectivam ente,
un total de 58.000. L o s con fed erad o s tam bién habían sufrido, pero
con servab an su cohesión y espíritu ofensivo.
I.a m añana del 3 de julio era cálida y húm eda. El ti ruteo en el e x lre
m o norte de la línea com enzó tem prano. L a s tropas de la U nión esta
ban atacando p ara retom ar las trincheras que habían caído en m anos
del en em igo durante el prim er día. E11 el resto del cam po de b alalla se
oían solo tiroteos esporádicos, aunque bahía m ucho m ovim iento, pues
los com andantes de am itos batirlos estaban reorden an d o sus fuerzas.
Lee pasó la m añana cab algando a lo largo de lu cim a de Sem in ary
R id ge. o b servan d o la línea de la U nión que tenía enfrente. H abía
d ecidido que la división de Pickelt del prim er cuerpo de Longstreet
liderara el ataque, con icn zandu ai abrigu de los bosques de Sem inary
R id ge y luegu atravesando los cam pos despejados y desprotegidos
del valle hasta subir por la ladera de C e m etery R id ge. La m ayoría de
los hom bres de l'ickett eran virgin ian os; en las b rigadas designadas
para reforzar su división había alab am iaiios y Lejanos. I.os hom bres
de i’ ickett estaban com pletam ente frescos, pues ven ían de custodiar
el tren de carrom atos del ejército durante los días que precedieron a
la balalla. Longstreet persistió en su reticencia a atacar. C ab alg an d o
ro n L ee en las últim as huras antes de la batalla, vo lvió a sugerir cam
b iar el frente de ataque contra el ala izquierda de los federales. " N o ” ,
respondió L ee, “ vo y a acom eterlos allí donde están, en C e m etery
1 lili. Q u iero q ue tú y la división de l’ ickett realicéis el ataque” . El los
reforzaría con seis b rigadas de las division es «le Eleth y Pender |a las
órdenes de Pelligrew y Trini ble, respectivam ente] del tercer cu erpo.
Longstreet, ante la probable irrilarión de L ee, sostuvo su objeción.
“ Eso m e d ejara con quince mil hom bres. Yo, si m e perm ite, he sido
soldado, desde abajo hasla mi cargo actual. l i e participado en todo
lipo de refriegas, desde las de ríos o tres soldarlos hasta las ríe torio 1111
cuerpo de ejército, y creo poder decir con certeza que jam ás hubo un
cuerpo de quince mil hom bres que pudiera llevar a ra b o con éxito
uii ataque así". “ El gen eral” , com entaría I.ongstreet, “ pareció un tan-
lo im paciente con mis ob servaciones, por lo que no dije nada más.
C o m u él no daba m uestras de cam biar su plan, fui <le inm ediato u
ocu parm e de o igan izar m is tropas para el ataque” .
l.ongslrecL dispuso las baterías artilleras de su ejercito di- m udo que
silenciaran a las de la U nión (había apro xim ad am en te cuarenta bate
rías, o ciento sesenta cañones, en caria bando para cubrir el avan ce
de la infantería). Tam bién ordenó que no se hiciera ningún disparo
o m ovim iento hasla oir la señal de un d ob le cañonazo. Perm aneció
con los nervios crispados durante todo el periodo de espera. I.a señal
fue disparada a la una y siete m inutos, y el cañ oneo subsiguiente se
prolongó durante dos horas. L o s confederarlos dispararon contra las
posiciones de las baterías de la U nión. El com andante artillero de
la U nión, el general Ile n ry 1 lu n i, ordenó a sus baterías reducir el
fuego hacia el linal det bom bardeo, a fin de dar la im presión de que
se estaban quedan do sin m uniciones. El estruendo y el hum o fueron
algo trem endo durante aquel duelo de artillería, el cual causó m enos
daño de lo que parecía, pues gran parle del fuego con federado pasaba
d em asiado alto. Las andan adas de la U nión tam poco causaban m u
cho daño, dado que la infantería con fed erad a perm an ecía a cubierto
Iras la hilera de árboles que h ab ía a lo largo de la rim a dr Sem inar)’
R idge. Finalm ente, ru an do el luego de la U nión m erm ó, Pickett ca
b algó hasta Longstreet para pedirle perm iso para avanzar. Longstreel,
según su propio testim onio posterior, no pudo decir nada, “ por m iedo
a re velar mi falta de con fianza” . Sim plem ente asintió.
A quel asentim iento se tradujo en una orden de lanzarse a cruzar
los 1.28(1 m etros de valle q ue sep arab a am b o s cerros. E l teniente co
ronel Edm und R ice del d e cim o n o ve n o de .Vlassachusetts se h allaba
cerca del gru p o de árb oles en C o m e tery R id ge que l’ ickett había
escogido com o b lan co de su ataque. C u a n d o ap arecieron las largas
lineas de la infantería co n fed erad a, una tras otra, y un tercer cuerpo
de tropas en colu m nas de b atallón en la tercera lila. R ic e o yó gritar
a los h om b res de la U n ió n : “ ¡A h í vie n e n ! ¡A llí vien en ! ¡A h í vien e la
in fan tería!".
A vanzaban con “ [jaso sereno y v iv a z ", con lina línea de escaram u-
zatlores «leíanlo. Intercam biaron disparos to n lus escaram uzar lores ríe
la U nión. quienes rápidam ente alcanzaron la cerca de E m m iisbu rg
R uad que s r extendía a lo largo d r la base de C e m e le ry R idge. F.l
coronel R ice tenía
F.stc fue uno de esos m om entos riel com bate que pueden m edir
se en segundos. L o s hom bres que estaban cerca parecían d isp a
rar m uy lentam ente. L o s que estaban detrás, aunque venían a la
carrera, parecía que arrastraban los pies. M uchos disparaban en
los intervalos de los que tenían enfrente en la d esesperación por
herir al enem igo. E sle m odo de disparar | | a veces recae en
los am igos y 110 en los enem igos. I ;n sargento recibió junto a mí
una hala en la nuca por uno de estos disparos |. | L a arboleda
estaba repleta tle hom bres de Pickelt, en todas las posiciones,
tendidos o arrodillados, había otros con las m anos en alto, en
actitud de rendirse. R eparé especialm ente en dos hom bres | . . |
uno apuntando de luí m odo que yo podía ver el interior del
cañón de su m osquete; el otro, tendido sobre su espalda, ar
m anilo serenam ente un cartucho. U n poco m ás allá había uno
arrodillado, agitando algo blanco con las dos m anos.
L'na batería con federada, cerca de Peach O rchard, com enzó
a disp arar | | U n cañonazo abrió una horrible brecha en la
d ensa multitud de hom bros de azul, «jue se estaba con centran
do m ás allá de los árboles.
R ice reconoció «¡ue, si podía captar la atención «le sus hom bres,
podría con ducirlos rápidam ente a una posición fuera de la línea de
fuego «le la artillería y d e los rifles con fed erad o s; pero, m ientras retro
cedía con el rostro en dirección hacia sus hom bres:
T
-Z. ras la noticia de> la derrota rn (lo llysb u rg . a) ciia siguiente. 4 <lr
ju lio di' l8 í¡3, llegó lu uolicia de la ren dición de V ick sb u rg, que había
sido un elem ento rla v e de la rap acid ad d e la C o n fed e ració n para
cerrar el tráfico por el río M ississippi entre el M edio O este y la salida
al m ar al sur de N u eva O rleans. Esta apertura era m ás sim bólica que
sustancial, ya rjue el traslado de m ercan cías en m asa desde el interior
hasta ol océano p or ferrocarril y a había sustituido el trad irional trá
fico por el rio. N o obstante, el control de la rula del M ississippi era
un elem ento fundam ental del Plan A n acon d a de W infield Scotl y un
objetivo esencial p a ia la esliale gia de la U nión y para la continuación
de la guerra.
Esta victoria tam bién sim plificó el cam ino a seguir en el escenario
del O este, para el cual la U nión no había trazado ninguna estrategia
coherente. L a gu erra en el O este {lo que b oy se conoce com o centro-
sur de Estados Unidos) no había seguido ningún plan organizado,
sino <]ue h abía ido evolu cion an d o com o resultado (le las op ortuni
dades brindadas por los sucesivos triunfos. El prim ero (le estos, del
que se derivaron lodos los dem ás, fue la captura de los fuertes lle n ry
y D onelson. am bo s en Tennessee, en febrero de 1862. G ran t decidió
atacar estos dos sitios porqu e .se h allaban en la frontera co n fe d e ra
da del O este, pero tam bién porque controlaban el m ovim iento por
los ríos C u m b erlan d y lenn essee. M ilitarm ente, los ríos del O este
jugab an un papel m uy diferenLe que los <lcl Kste. F.11 particular, los
ríos orientales de V irgin ia constituían b arreras acuáticas, sum am ente
titiles para un defensor. En el O este, los ríos eran rulas de despla
zam iento, sobre lodo el M ississippi, pero tam bién el O hio, el lén-
nessee y el C u m b erlan d . puesto que ofrecían puntos de penetración
para la U nión en territorio con federado, para el traslado m asivo de
tropas, artillería y sum inistros. El com plejo M ississippi-O hio-Tcnnes-
s e e C u m b c rla n d lenía especial im portancia estratégica, ya i|uc, com o
dijera jefferson. se in lerco n ectabail, y sus punios de in tercon exión o
confluencias proporcionaban gran d es ventajas a tjiiien los ro n lio lase .
Es difícil valo rar cuán agudam ente percib ía (ira n í la im portancia tle
la* tierras fluviales. C o m n para cu alquier otro general en cam pañ a
en el Sur en aquella época, la lalla de buenos m apas le suponía un
obstáculo, pero cabe im aginar <|ue él vislum b rab a las oportunidades.
Por otra parte, no bien fueron lom ad os lle n r y y D onelson. G ran l
descendió por el Tennessee para atacar bien adentro del territorio
confederarlo v lib rar la sangrienta b alalla de Shiloh a orillas del río en
l’ illsbtirg Landing. A q u ella victoria perm itió al com andante principa]
de la U nión en el O este, lle n r y Ilalle ck . avan zar contra el centro
ferroviario de C orinth, el cual el recién llegado general U eauregard
e vacu ó am es d e que pudiera ser lom arlo. U n ejército recién cread o a
las órd en es del general John l ’ope había capturado va para la U nión
las posiciones fortificadas de N u evo M adrid e Isla N úm ero Diez. A si
pues, indirectam ente, la b alalla de Shiloh en el río Tennessee habia
abierto el bajo M ississippi al avan ce tle la U nión . Tras la Loma ríe la
Isla N ú m ero Diez, tan solo el fuerte P illow y M em phis se interponían
filtro las fuerzas federales en Tennessee y V icksb urg en la cuenca
baja del río. M em phis fue tom ada rápidam ente tras la evacu ación de
C orinth, gracias a la intervención de una Hola tle espolones acoraza
tíos, construidos por un ingeniero de Pensilvania. C h arles E lle !. En
una reñida b alalla, el 6 tle jun io, F.llol y vario s parientes cercanos su
vos que prestaban servicio a b ordo tle sus barcos, se enfrentaron a la
flotilla con fed erad a en M em phis y la derrotaron, a cañ onazos y e sp o
lonazos. E l ataque fue bastante inesperado y dejó atónitos a federales
y con federados por su sorpresa y su rápida conclusión. A ntes del lina]
del día, la bandera de la U nión on d eab a sobre la oficina de correos
de M em phis. E n poco m ás tle cuatro m eses, los Lram os vitales de la
m ayor rula lluvial tlel Su r habían caído bajo el control de la U n ión ;
lodos ellos estaban am enazarlos.
F.sla nefasta situación se debía a la naturaleza de la estrategia con fe
derad a en el escenario occidental. Q uien logró que se reconsiderara
la estrategia con fed erad a en el O este fue G eo rge R andolph. secretario
con federado de guerra. F.l creía en la coordin ació n de las operaciones
de todos los ejércitos d esplegados desde los A palach es hasla A rk an
sas, qiu? eran varios. C o m en zó por orden ar al general T heophilu s
Ilu n tcr U olm es del D epartam ento Trans-M ississippi que trajese a su
ejército desde el otro lado del rio para a yu d ar en la defen sa de V ick s
Inirg. A l se r inform ado. JefTerson D avis enseguida veló esla orden.
R ecalcó que se esp erab a de los com andantes de departam ento que
perm an ecieran en sus respectivos puestos y que cu alquier d esplaza
m iento tle tropas deb ía fie ser autorizado por el presidente. R andolph
reconoció acertadam en te que esla m edida privab a tle toda función al
secretario de gu erra y piornam ente renunció. D avis lo reem plazó por
Jam es Sedd on, un sem iiiiválid o pero exp erim en tad o político d e V ir
ginia. Sed d on era m enos propenso a ofen derse que R an d o lp h : ad e
m ás tenía el don de plantar ideas en la m ente d e D avis de lal m odo
que el presidente las asum iera com o propias. La idea fundam ental
tle Seddoti era que la C on fed eració n deb ía salvar sus provin cias oc
cidentales de la U nión , y que esto requ ería la reconstitución, bajo un
solo com undanlc, del D epartam ento tlel O este. D avis quedó c o n v e n
cido, no solo de que a él m ism o se le h ab ía ocurrido aquel plan, sino
tam bién de que h abía escogido al com andante. Joscph F.. Johnslon.
Este Tue un logro extraordinario, ya que D avis y Johnston tenían un
largo historial de rencillas. Sin em bargo, Johnslon era un general ríe
in negable (alentó, pero de ideas m u y diferentes a las de cualquier otro
líder con federado .
En una prim era etapa. A tberl Sidn ey Jo h n sto n y ¡efferson D avis
habían decidido juntos la creación de un cordón defen sivo en el sur
de la C o n fed eració n , a lo largo de tina línea cercana a las laderas
occidentales de los A palaches, que se exten d iera unos cuatrocientos
óchenla kilóm etros, pasando p or B o w lin g C re e n , en K enlucky, y los
fuertes Ile n r y y D onelson. en Tennessee, hasta C olum b us, en el M is
sissippi. C o m o el gn ieso de las tropas con federadas, y d r sus m ejores
Iropas adem ás, deb ía perm an ecer en V irgin ia, en el eje R ichm ond-
W ashiuglori, no había fuerzas suficientes para custodiar la larga bou
lera del O esle, y estas no eran de prim era calidad, ni por su liderazgo,
ni por su equipam iento, ni por su capacidad com bativa. T am poco las
favorecía la configuración geográfica, puesto que balita poco Ierre 110
elevad o donde form ar líneas d efen sivas, y las rulas fluviales corrían
justam ente en la dirección m enos con veniente, al revés tle lo (pie
sucedía en V irgin ia. El Su r tuvo que optar por la defensa de punios
clave, ferrocarriles o ríos, p a ia im pedir el avan ce de la U nión. Fin- en
ese con texto en el que la entrega de plazas (an im portantes com o la
Isla N úm ero Diez les costaría sum am ente caro. Aún peor resultó la
ren dición del llam ado G ib raltar del valle del M ississippi, C olum b us,
en Ketuucky, en febrero de 1862, pues m arcó el inicio del repliegue
sureño. Ya en el veran o de 18(13, la U nión con trolab a todo el cauce
del M ississippi, al sur de C o lu m b u s con excepción de V icksb urg y
Port IIlu isón . El triunfo m ás espectacular d e la U nión en el río ha
bia sido la tom a de N u eva O rleans, la m ayor titu lad de la C o n fe d e
ración. en abril de i8(>v¡. L a lom a de N u eva O rleans fue el prim er
logro destacado de la M arina de Estados U nidos en la guerra hasta
ese m om ento. E l ven ced o r fue el aln iiian te D avid G lasgo w Farragul,
mi oficial regular d e m arina oriundo del Sur, que había servido ron
lealiad inquebrantable a la U nión durante treinta años. C u an d o en
los dias de la secesión Farragul escuchó a otros oficiales de m arina de
ungen sureño discutir la situación m ilitar, decid ien d o si luchar o no
al lado de sus eslados, les advirtió que “ antes razarían al diablo que
ganarían aquel pleito". El habia peleado en la G u erra de 1812, pero
con servab a una m ente perspicaz y original, y el coraje de un valeroso
gu ardiam arina.
Farragul inició la cam pañ a en el M ississippi en febrero de ]8(>¿
ru an d o con dujo una flota tle ocho balandros a vap o r y catorce c a
ñon eras por los bajíos de la desem b ocadu ra del río. y quince mil
soldados a las órden es del general Uenjamin líutler. L os prim eros
obstáculos que encon traron fueron dos fuertes del 'le rc e r Sistem a,
el St. Philip y el |ackson. que habían caído en m anos con federadas
cuando la secesión. Farragul los cañ oneó in lensam enle «luíanle seis
días: cuando am bos fuertes se negaron a rendirse, optó por abrirse
paso a través de la b arrera de cad en a que am bos defendían, lo cual
y a había lograd o para el 25 tle abril co n su flota casi intacta. Entonces
prosiguió rio inm ediato hasta N u eva O rlean s, in tercam bian do fuego
con los defensores rib ereños con form e avan zab a. C uantío llegó a la
ciudad, se reunió ron las Iro sas de liuller que se hallaban cerca. Ya
i‘l 27 tle abril N u eva O rlean s estaban en ruanos tío la U nión ; su t ap
lui'a, por ser !a ciudad m ás g lan d e del Sur, constituyó un trem endo
estim ulo para el prestigio del Norte, y en con cordan cia un m otivo de
depresión para la C on fed eración , liu ller resultó un ocupante severo ;
im puso 1111 estricto régim en militar, aunque la ciudad nunca había
sido un baluarte de la secesión. Ya en junio la Ilota de fa rra g u t h a
bía subido p or el rio hasta V ick sb u rg, tom ando por el cam ino Ratón
R ouge, la capital estatal de Lou isiana, y Na le hez, y había contactado
con la arm ad a federal de la cu en ca alta del rio. IV10 am bas habían
sido tan intensam ente castigarlas por los cañ ones de V ick sb u rg y los
de las m árgen es adyacen tes, que no habían con seguido perm an ecer
en las in m ediaciones de la ciudad ni h acer la m enor m ella en sus
fortificaciones o gu arniciones, las cuales se habían visto reforzadas
por el arribo de tropas com an d ad as por Van D orn. Se h abía vuelto
evidente que solo podrían tom ar V icksburg, y abrir la rula del rio,
con el concurso de 1111 ejército grande que o perase en la orilla este
del M ississippi. L o s com andantes de la U nión se d evan aron los sesos
durante el ano siguiente para d ar con el m ejor m udo de posicionar
dicho ejército.
Las dificultades del ejército de la U nión en el M ississippi se vieron
agravad as al principio por disputas en lorno a la autoridad. A raíz de
sus triunfos contra los fu elles fle n ry y D onelson y en Shiloh. G ia ill
fue nom brarlo com andante del E jércilo del Tennessee el 2", d e octu
bre d e 18(12. D esgraciadam en te, un rival potencial, John M cC Iem an d ,
quien contaba con un respaldo con siderab le en W ashington, puso
en práctica un plan personal para tom ar V ick sb u rg justo en el m o
m ento en tiue G rant com enzaba su p ropia cam paña. A M cC Iernan d,
un excon gresista, lo protegía Stephen D ouglas, y aunque su m entor
luibía m uerto, M cC Iern an d seguía destacándose en la política com o
el principal d em ócrata tle Illinois. Sus doles de oratoria atrajeron un
núm ero significativo tle recluías del M ed io O este a las filas en el M is
sissippi, adon d e había enviado regim ientos form ados, y esle triunfo
le valió ((lie Lincoln, agradecido, le otorgara el rango de gen eral de
brigarla. M cC Iernan d tenía sus propias am biciones. C o m p ren d ía las
ventajas políticas ([lie se d erivab an de una carrera m ilitar exitosa, y
aun que su exp erie n cia m ilitar se lim itaba a unas [incas sem an as de
servicio en la guerra contra los lllack lla w k , desgraciadam ente creía
ser un com an dante de talento, p or lo m enos tanto com o (ira n í, y se
propuso com an dar por su cuenta un ejército y llevarlo a la victoria.
M cC Ioru and, p o r otra parle, tenia su propio canal d e com unicación
con Ilalle ck , el general en jefe, y gozaba del lavo r de Lincoln. C o
m enzó por persuad ir a Ila lle c k en W ashington de que em itiera una
orden (pie aparentara darle una m isión in depen díen le en el O este,
para luego hacerse cargo de los regim ientos de Illinois que estaban
siendo con form ad os y en viados al Sur. L o s regim ientos se in corpo
raban al ejército de (iran t, pero M cC Iern an d explotó la am bigüedad
de los com u nicados de ila lle c k p ara que p areciera que estos estaban
siendo creados para una op eración independióm e contra V icksburg.
(iran t le dio vueltas al pro b lem a de M cC Iernan d durante lodo octu
bre y n oviem b re de 18(12, y lo discutió ro n S h e n n an en varias o casio
nes, [loro sin llegar a una conclusión. M cC Iernan d era astuto, y nunca
desalió abiertam ente la autoridad de (iran t. sino que apelaba a lla -
lleck y a los correligion arios político* en Illinois y en otros estados del
O este en un persistente intento por in crem entar su libertad de acción.
Técnicam ente, M cC Iernan d com alia con autorizaciones por escrito
que justificaban su insubordinación, y se valió de ellas con lodo desca
ro; pero a fin «le rú e n la s se aferraba a una van a esperanza. No ob lu vo
ninguna de las libertades a que aspiraba, y carecía com pletam ente del
tálenlo com o general que alegab a poseer, (ira n í logró ponoile coló
reorganizando el Ejército del Tennessee en cuatro cu erp os y dando
a M cC Iern an d el m ando «le un quinto, el decim otercero, con lo cual
dclinió exactam ente sus facultades. M cC Iern an d, no obstante, conti
nuó com portándose com o si fuese un com an dante b erilo y derecho y
carleán d ose con Ilalleck y Lincoln. Por fortuna, Ilalleck , auuque 110
sim patizara ro n C ra n t, era un purista del decoro m ilitar y lerm inó por
cansarse de las m aquinaciones de M cC Iernan d. Finalm ente, en ju n io
de 18 ^ 3 . M cC Iernan d fue dem asiado lejos. D esafiando una orden del
ejército que prohibía a los subordinarlos escribir sin perm iso a los
periódicos, publicó en uu diario de Illinois un d espacho cu el que
so aulocongratulab a por sus arcion es en C h a m p io n ’s Mili, (¡ra n t in
m ediatam ente lo relevó del m ando, poniendo fin a su extraordinaria
carrera de líder aulnlim lado. C iertam en te, M cC lorn an d no habia ron-
Iribuido en nada a la tom a d e V icksb urg, que durante torio el inicio
riel veran o de 18(13 p erm an eció fuera del alcan ce de C ran t.
F.l pro b lem a d e V icksb urg, aunque exacerb arlo p or las querellas
por el m ando, era fundam entalm ente geográfico. Ya en el veran o de
18Ü3, V icksb urg ora una p od ero sa fortaleza, gracias al terreno que la
rodeaba y a los terraplenes fortificados que su gu arnición con federarla
habia construido. Las colinas Walnut, donde so encuentra V icksburg,
son em pin adas, y en |H0;-J estaban cortadas a pico por m uchos d esfila
deros profundos y boscosos. Sus sim as estaban densam ente cubiertas
de m alezas y cañ as; sus laderas, a veces de doce o quince m elros
de altura, estaban llenas d e árboles m adereros, cu yos troncos caídos
form aban a m enudo b arricadas naturales: am asijos de obstáculos ron
salienles agudos que herían a los atacantes e im pedían su avance.
Los defen sores habían crearlo tam bién m uchas b arricadas artificiales
-tron cos ríe árboles agujerearlos y erizados tle estacas afilad as- en
torno a las defensas tle V icksburg.
Lina fortaleza europea o una fortaleza norteam ericana en el Esto
hubiera m ollificado su entorno buscando crear "terren o m uerto” y
cam pos de tiro al otro lado do una e xp lan ad a lisa que pudiese ser
barrid a por el fuego ríe la artillería y la m osquetería. I¿i naturaleza dol
terreno y la ab un dan cia de vegetación en V ick sb u rg hacían im posible
algo sem ejante. Sin em bargo, am bas cosas contribuían grandem ente
a reforzar las defensas levantadas. A lre d e d o r del recinto, o m uralla
exterior, habia una serio do puntos tle resistencia, plataform as arti
lleras, reductos, fortificaciones, redientes y lunetas, térm inos en su
m ayoría rio origen francés, d erivad o s del vo cabu lario internacional
tle la ciencia d e la fortificación, tpie se enseñaba m eticulosam ente en
West l ’oinl. Estos vo cab lo s figurarían particularm ente en el asedio de
G ra n l en 18(13 a la L u n ela tlel Segu ndo de T exas, el R ed ien te del T er
cero de Louisiana, ol R ed ien te rio la Estacada, ol R eduelo dol Ferruca-
m i. codos d io s bautizados ro n r l nom bro do la unidad quo los había
construido o defendido, o ol do algún d e m o n io coreano. l,;i teoría del
ataque a las fortalezas prescrib ía un avan ce de la infantería contra las
defensas o m urallas exteriores, en un intento de tom arla por asalto y,
si esto fallaba, se m ontaba un asedio m elódico, ron excavacion es y
h n in b aid e os.
L a ciudad fortificada de V icksburg, bajo el m ando del gen eral John
C . Peniberlun, com andante del D epartam ento del M ississippi, ora
una plaza m uy fuerte, pero, aún m ás im portante que los puntos de re
sistencia y las balerías que la protegían contra ol ataque tle la l'iiiú n ,
era la naturaleza de su en lo m o . F.n d iciem b re S lie n n an intentó un
asalto contra V ick sb u rg por detrás, por C h ick asaw Bluff. LI terreno
que escogió para m ontar el asalto, el único dispon ible, fue el pantano
de C hickasaw . lira un triángulo estrecho al que los hom bres de Shor
man tuvieron quo entrar por el ápice, y que ap en as tenía zonas secas.
Entre el 27 d e diciem b re de 1862 y el 3 «le enero de 186 3 se llevaron
a cabo varios asaltos, poro los defen sores sobrepasaban en núm ero a
los atacantes de la U nión y contaban ron ap o yo artillero. A l final las
bajas de lu U nión sum aban 208 m uertos y heridos frente a los
G3 m uertos y 134 heridos do la C o n fed eració n . Sh e n n an se vio o b li
gado a relirai' sus fuerzas. H abía sido derrotado por la geografía, pese
a lodos los esfuerzos de sus in genieros por tender puentes y construir
pontones.
L a tierra que ro d eaba el pantano do C h ick asaw era típica de toda
la cuenca b aja drl M ississippi; G rant la d e s m h ió com o “ un fondo
aluvial poco profun do, de m uchos kilóm etros d e ancho | | de curso
m uy tortuoso, que a voces se extien de hasla unos pocos kilóm etios
en todas las direcciones tle la b rúju la". IIa y terreno elevad o , los acan
tilados de V icksburg, en la o rilla este, pero las orillas en general son
bajas y pantanosas, cortadas en m uchos puntos p or los pantanos que
son el rasgo distintivo del rio. aguas bajas estancadas qtio se socan en
verano poro que crecen 011 prim avera. La navegación era m uy difícil,
puesto que el río y sus afluentes y vías fluviales de tem porada estaban
cubiertos por una d en sa vegetación que a m enudo había (pie cortar
para que p u d iera pasar un b arro . Los m eandros del gran río y de sus
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a flu e n te s oran tan to rtu o so s r o m o los d o c u a lq u ie r río e n c u a lq u ie r
lu g a r d el m u n d o , a m e n u d o fo r m a n d o c u r v a s m u y c e rra rla s , lo q u e
o b lig a b a a lo s n a v e g a n te s a r e c o r r e r d is ta n c ia s la r g a s e in ú tile s p a ra
lle g a r al d e s lin o d e s e a d o . A la s d ific u lta d e s d e la l 'n i ó n d u ra n te la
c a m p a ñ a d e V ic k s b u r g se s u m a b a el c lim a d el v e r a n o , c a lu ro s o , h ú
m e d o y p ro p a g a d o r d e e n fe r m e d a d e s , d e b id o a la g ia n d e n s id a d d e
in secto s.
( ir a n í h a b ia tra ta d o d e a v a n z a r h a c ia el su r s o b r e V ic k s h n r g p o r
la o rilla e ste d e l M is s is s ip p i e n lre n o v ie m b r e y d ic ie m b r e d e i 8(¡2,
e m p le a n d o r o m o ru ta d e s u m in is tro s el M is s is s ip p i C e n tr a ) R a ilro a rl.
q u e lle v a b a lia s la K e n lu c k y . P e ro la s in c u r s io n e s d e la c a b a lle r ía co n
fe d e r a d a , d irig id a s p o r F o rre s ! y V a n D o r n , d e s tro z a ro n su b aso a v a n
z a ila d e I lo lt v S p rin g s , ai noroeste* d e V ic k s b u r g , y lo o b lig a r o n a
a b a n d o n a r a q u e l e m p e ñ o . E n to n c e s re to m ó el p la n d e a c e r c a r s e p o r
el rio d e s d e v a ria s d ir e c c io n e s , in c lu y e n d o lo s e s fu e rz o s d e S h e rm a n
y M r C le m a n d , L la m a b a a los e le m e n to s tle su p la n “ e x p e r im e n t o s ” ,
y do h e c h o lo o ra n , p u e s 110 s a b ía si a lg u n o d e e llo s te n d íia é x ito , y en
In d o s tra b a jó a o s r u ra s , en las c irc u n s ta n c ia s in c ie r ta s q u e p re se n ta b a n
p a n ta n o s in e x p lo r a d o s , m e a n d ro s y a g u a s e s ta n c a d a s c e n a g o s a s . S u
id e a e ra a p r o x im a r s e a b r ie n d o c a n a le s q u e p e r m itie ra n a su Ilota de
c a ñ o n e ra s , c o n su s tra n s p o rte s , a tr a v e s a r d e s d e el n o rte d e V ic k s h n r g
h asta el c a u c e p rin c ip a l d e l M is s is s ip p i sin c a e r b a jo e l fu eg o d e sus
h a te ría s . L a p r im e r a v e z q u e in te n tó m o d ific a r el v a lle dol M issiK sipp i
fue en el v e r a n o d e i8 f¡.\ p e r o p ese a q u e las e x c a v a c io n e s d u ra ro n
v a r io s m e se s, a la la rg a lu v o q u e d esistir p o rq u e no se a v iz o r a b a el fin
do a q u e lla la re a . E n in v ie r n o re a liz ó o tro s c u a tro in ten to s.
F.l p rim e r o fu e un e sfu e rz o p o r c o m p le ta r el r a n a l c o m e n z a d o el
v e r a n o an te rio r, ol c u a l a tr a v e s a b a el istm o ro d e a d o p o r el m e a n d ro
d e b a jo d e M illik e n 's B e n d , u n o d e lo s p rin c ip a le s tra m o s n a v e g a b le s
dol g r a n río al n o rte do V ic k s b u r g . A l c a b o , las c r e c id a s p r im a v e r a le s
dol rio a m e n a z a r o n c o n a h o g a r a los r a v a d o r e s , q u e p e r te n e c ía n al
c u e r p o d e S h e r m a n , y h u b o q u e a b a n d o n a r o ir á v e z a q u e l e m p e ñ o .
E l s e g u n d o fu e un in te n to e n e l la g o P r o v id e n te , o c h e n ta k iló m e tro s
al n o rle d e V ic k s b u rg , d e s d e el c u a l se e x c a v a r o n c a n a le s q u e p e r m i
tiría n a las c a ñ o n e r a s in c o r p o r a r s e al c a u c e p rin c ip a l d e l M is s is s ip p i
seiscientos cuarenta kilóm etros por d eb ajo <le la ciudad y, desde allí,
dando un rodeo a través de pantanos y aguas estancadas, llegar hasla
el vital terreno seco que h abía detrás de ella. Las tropas fueron sum i
nistradas poi i'l cuerpo com an d ad o por el general Ja m o s M ePhrrson.
liste era un ingeniero m ilitar al que (ira n í había identilicadn com o un
com andante sum am ente eficaz en los có m b ales. Poro el lagn l’ rovi
dence sobrepuso sus facultades in geníen les. A rb o le s inm ensos a rrai
garlos on el locho riel río obstruían la ruta y fue m enester ason arlos.
M eses ded icad os a este tipo d e trabajo, unido a las excav acio n es y
dragas, desanim aron a M cPherson y a sus soldarlos, hasla el punto ríe
quo el proyecto hubo rio sor ab andonado, com o lo había sirio ol (le
M illikon 's Bend. Los intentos tercero y cuarto consistieron en e x ca v a r
canales navegables a través (lo lo (pie se llam ab a ol dolía del Yazoo,
y que de hecho era un desconcertante com plejo (le vías llu viales (pie
unían el río Yazoo con el M ississippi al norte de V ick sb u rg; desde
allí, alterando los niveles del agua con el bloqueo de agujeros en las
m árgenes del M ississippi, se esperaba poder llegar hasla el río Talla
hatchie y luego hasla la cuenca b aja del Yazoo, que com u n icab a con
el acceso norte do V ieksb iu g . La dura pru eba m ental que suponía
llevar a cabo aquel proyecto ingenien] afectó lanto al oficial de estado
m ayor a cargo del m ism o, que com enzó a m ostrar síntomas ríe d e s
ajuste nervioso. Su s problem as em peoraron a causa del derrib o de á r
boles de una orilla a la otra del Yazoo por parto de los confederados,
que im pedían el paso de las cañ oneras por aquella vía. lin esta etapa
la cam p añ a parecía m enos una gu erra lluvial que una exp ed ición a
Iravés de 1111 busque subtropical, por lo entrelazadas que estaban las
ram as de los árboles a lo largo de aq uella ruta. La densidad de la
vegetación d e las m árgen es y la com plejidad del curco de las vías llu
viales hicieron fracasar aquel em peñ o, y a la larga este se vio repelido
por los cañ ones con fed erad o s del im provisarlo (norte Pem berton.
Tres m eses se invirtieron en estos laboriosos y estériles esfuerzos in
gen íen les. 1 -os críticos de (ira n í en el Este se quejaron de (pie estaba
desperdician do el tiem po sin con segu ir nada. G rant era refractario
a las críticas, pues tenía una confianza extraordin aria en su propio
criterio; afirm aba que sus “ experim en tos” m antenían desconcertado
a Jo h n Pem berlon. el com andante con federado de V icksburg. Sin rm -
b argo, d eb ió hab erle preocuparlo el efccto d e eslas o peracion es en
sus tropas. que se hallaban vivien d o en con d icion es deprim entes y
anegadas, obligados a realizai una in gen ie cantidad de trabajo pesado
sin ningún resultado perceptible.
A principios de abril de 18Í13 ííra n t estaba desesperado. Todos sus
intentos por llevar el Ejérc ito del Tennessee hasla el terreno seco d e la
ovilla esle del M ississippi, desde donde sí' podía organizar un alaipie
para capturar V icksburg, se habían frustrado. Enton ces se le ocurrió
una n u eva idea. Si no funcionaba, tendría con secu encias nefastas.
Pero si funcionaba, posiblem ente elim inaría todos sus obstáculos y
perm itiría avistar una victoria com pleta. (Irant no se am ilanaba ante
los riesgos, y loria su experien cia en la gu erra hasta ese m om ento
habia increm entado su sed de audacia. A diferen cia de M cC Iellan y
Ilalleck , no cargaba con el laslre de la teoría y de la ciencia m ilitares,
por lo que no hubo de p ad ecer el tem or d e hallarse sin com u nicación
ro n su base, pues era eslo exactam ente lo que ahora se proponía
hacer. Su base y su ejército se hallaban al norte de V icksburg. Pre
tendía transportar sus fuer/as hasta 1111 punto decisivo al sur ríe esta
ciudad. L o que le im pedía reunir sus b arcos con sus tropas eran los
casi veintitrés kilóm etros ríe cañ ones alineados en las m árgen es del
M ivsissippi a am b o s lados de V icksburg. a los que los sold ad os no p o
dían e xp o n erse sin sufrir espantosas pérdidas. Pero los b arcos acaso
podrían co rrer el riesgo, si zarpab an p or sorpresa, a toda velo cid ad y
bajo el am paro de la oscuridad. Este era en esen cia el plan de (iia n t.
L le v aría a su ejército un poco m ás abajo por la orilla oesle, hasla un
punto donde, si la tinta llegaba, podría cruzar en los barcos a vapor
hasta el terreno seco de la costa este, cerca d e la m ism a V icksburg. La
flota de l itz john Porler, entretanto, seria protegida y preparada para
soportar utt intenso cañ oneo. L u ego, al am p aro do la noche, pasaría
frente a las balerías ele norte a sur, para reunirse con las tropas en el
punto escogido, deb ajo de V icksburg. D e esta m anera estaría colocan
dose doblem ente tras las líneas enem igas: en p rim er lugar, al cruzar
hacia el territorio en em ig o ; en segundo, al dejar a la fuerza principal
del enem igo en posiciones fortificadas de banda a banda con su línea
«le co m u n ifació n y sum inistros, (¡ran t estaba decidido a no dejarse
intim idar por los riesgos o ])or la h eterod oxia d e sus intenciones. Lina
voz en la o rilla esto dol M ississippi. se abastecería d r los frutos dol
cam po, cargando solo las m uniciones y h acién dose con com ida y
forraje allí donde los encontrase.
L a buena sucrlo le son rió: la noche del 2¡) de abril, co n sus tropas
acam pad as al sur de V icksb urg en G ran d C u lf, un n egT O del lugar
llegó con la noticia de que era posib le efectuar un cruce un puco más
abajo en B ruinsburg, cerca de G ran d G ulf. La inform ación resultó
ser correcta. En un enfrentam iento que duró cinco horas, la noche
dei if) al 17 de abril, el alm irante D avid Porter bahía pasado frente
a las baterías de V ick sb u rg hasta un punto situado cuarenta y ocho
kilóm etros al sur de la ciudad, con sus cañ oneras protegidas por pacas
de algodón apiladas en las cubiertas, y tripuladas p o r barqueros de
las lilas riel ejército que se ofrecieron com o voluntarios. U na cañ o
nera fue hundida pero tres lograron pasar, y y a el 22 d e abril habían
logrado b ajar por el río dieciséis tran spon es y lanchas. F.l 3 0 d e abril
la flota com enzó a transportar al ejército hasta el otro lado del rio en
Bruinsburg. Para distraer a P em b eiio n . el defensor con fed erad o de
Vicksburg, G rant envió sim ultáneam ente al coronel Ben jam ín Grier-
son a hacer una profunda incursión de caballería con mil setecientos
jinetes. Partiendo de La G ran ge (len n essee), cerca de M em phis, el 17
de abril, G rierso n había rab algad o hacia el sur entre los ferrocarriles
de M obile y O hio y M ississipi C en tral, destruyendo vías férreas y
quem ando locom otoras y vagon es. A sim ism o causó graves daños al
ferrocarril del sur ¡m ies d e unir fuerzas con Banks en B alón R ouge el
2 de m ayo. G rierso n , profesor de m úsica, dem ostró tener un talento
excepcion al com o m erodeador m ontado. A lo largo de una m archa
de (|f)5 kilóm etros y dieciséis días devastó la región central de M issis
sippi, destrozando hasta óchenla kilóm etros de vías férreas y vivien d o
de los frutos del cam po.
Pem herton había hecho salir a su ejército fie V icksb urg para desaliar
a G rant a cam po abierto, para angustia de Jefferson D avis y tlel ge n e
ral jotm slon. Estos le ordenaron que regresara a V icksburg, advirlién-
dole que perdería a su ejército y a V icksburg, si peleaba más allá de la
protección <lr sus defensas. Pom berfon disintió. Tenia treinta mil so l
dados frente a los diez mil fie G ran ! y estaba seguro fie poder retener
a G rant y tal vez de hacerlo retroceder hasta Tennessee. l’or lo tanto
llegó hasta la región central tic M ississippi, m aniobrando «mire el rio V
la ciudad de Jackson. la capital del estado, (ira n í no se inmutó. C o m o
e s c rib id a en sus m em orias: “ M e encon traba aboca en el pais del ene
m igo, un inm enso río y la fortaleza de V icksb urg m e separaban de
mi base de sum inistros. Pero estalla en terreno seco y del m ism o lado
del río tpie ol enem igo. Todas las cam pañas, trabajos, penalidades y
peligros desde el m es de diciem b re hasla este m om ento habían tenido
lugar en aras <iel cum plim iento de este fmicu ob jetivo” .
I.a alusión de G rant a su "Miase fie sum inistros” es sum am ente sig
nificativa. Su propio testim onio sobre V ick sb u rg com enzaba con esta
o b servació n : “ G en eralm en te se tiene por un axio m a de gu erra que
lodos los ejércitos grandes que se desplacen p or un territorio enem igo
d eb en partir d e una base de sum inistros, la cual d eb e ser fortificada
y protegida” . A h o ra G rant se h allab a em b arcad o en una cam pañ a ríe
gran alran ce en el interior de la C o n fed eració n , cu ya naturaleza lo
había ob ligad o a apartarse de la geom etría. F.n la actualidad los es
pen alistas técnicos dirían <|uc estaba “ operan do en lineas exteriores” ,
fiando vueltas en torno al centro de la C on fed eració n en busca de una
brecha por donde penetrar. U n hom bre m enos im aginativo <|ue G ran l
probablem en te h ubiera p rocurado definir geom étricam ente una base
y un frente de operaciones. L o cpie G rant hizo, tras eludir V icksburg,
desafió cotias las reglas tle estrategia do su época. U n a v e z efectuado
el encuentro entre la Ilota de Porter y su Ejército fiel Tennessee, había
utilizado las cañ oneras y transportes para llevar a su ejércilo hasta la
orilla esle del río.
D esde G ran d G u lf había enviado a tíos d esú s cuerpos -e l de M cPher-
son y el del fastidioso M c C le m a n d - a avan zar tierra adentro hacia el
esle rum bo a Jackson, d o n d e jo s e p h L . Johnslon se esforzaba por o r
ganizar 1111 nuevo ejército. A Johnslon le habían asign ado, desde el 9
de m ayo, el alto m ando de todo el M ississippi con federado. C on tab a
con alred ed o r de veinte mil hom bres frente a los veintinueve mil de la
U nión, y puede que hubiera fiado una buena pelea, si G ran l hubiera
avanzado y se hubiera desplegado de m anera ortodoxa. M as (iran í
lio lo hizo. Tras dejar a un lado las reglas de cóm bale jominiaua.s,
abandonó tam bién las reglas de una cam p añ a organizada. En lugar de
Uaor consigo sum inistros, 11 organizar una linea d e sum inistros desdo
la retaguardia, decidió no preocuparse por los sum inistros y vivir de
los frutos del cam po, com o había hecho Sh oim an en ¡a cam p añ a ríe
A rkan sas de i8 fc . D e este m odo ¡nido sorp ren d er a Johnston en Ray-
inond, <‘n las afueras de Jackson, ol 12 de m ayo. D os dias inás Lardo
las tropas victoriosas do la U nión derrotaron a Johnston 011 Jackson,
obligando a IV m boiton a llevar su pequeño ojérrilo hasta uil sitio por
donde pasaba el ferrocarril al osle de Jackson, llam ado C h am p io n ’ »
Ilili, cuyo nom bre provenía do una fam ilia do hacendados dol lugar
cu yo hijo era uri oficial dol decim oquinto do M ississippi. F.l pueblo ora
sum am ente d efen d ib le, por hallarse en una colina a veintiún m elros
sobre la llanura circundante. E l lli de m ayo, la U nión alacó e xito sa
mente C h am p io n ’s 1 lili. El cuerpo com an dado por MtT’ herson abrió
una brecha 011 la linea con federada. F,l cu erpo do M cC Iern an d atacó
ron m enos agresividad. Esto aum entó la falla de conlianza do (iran í
on él, la cual p ro vocó su destitución el U) do jimio.
D esde C h am p io n ’ s Hil!, G ran l prosiguió hasla ol río 1 3 ig lilack, que
so iu lcq io n ia entre él y V icksburg. I.a posición rebelde fue atacada
y rápidam ente desbaratada el 17 de m ayo, Iras lo cual el ejército de
l’om hcrtnn, raido y ham briento, so replegó hasta las lineas do Vicks
burg. (Irant de inm ediato puso a la ciudad bajo asedio, y entre el 19 y
el 1 1 de m ayo lanzó una serie de asaltos contra las defensas, los rúales
roslaron sum am ente ra ro a la U nión, latí caro que un soldado del 9 3 °
regim iento describió ol aLaquc ro m o "h om b res m archando hacia la
muerto en linea d e batalla*. D espués del último y má.s decidido asalto
del 23 do m ayo, (iran t opló por la lá rlira dol asedio m inucioso. D uran
te aquella noche, los soldados de la U nión, cu yos ataques los habían
llevado hasta el b orde m isino do las trincheras con federadas, se retira
ron sigilosam ente hasla posiciones m ás seguras. I^js atacan los habían
sufrido tres mil bajas durante ol gran asalto del ¿ i de m ayo, de las cu a
les por lo m enos mil so debieron a las ridiculas dem andas de refuerzos
de M cC Iernan d a raíz de un triunfo que no habia alcanzado.
Johnslon no apareció ni aparecería durante las sem anas tlt* asedio
que siguieron, aunque el periódico d e V ickslm rg, en un intento por
sostener la moral, relataba constantem ente que se hallaba rafia vez
m ás ie r r a . F.l periódico se im prim ía ahora en el reverso de cuadrados
de papel de em papelar. El papel de periódiro no era el único articu
lo que escaseab a; tam bién (altaban pan, harina, carne y verduras, l.a
gu arnición y ios ciudadanos, que habían e xcav ad o refugios contra la
m etralla a los lados de las calles más bajas de la ciudad, subsistían a
base de carne de m uía y cacahuetes, com plem entados con ratas d e
solladas. (jia n l hizo su prim er intento de asalto el t() de m ayo, y fue
rechazado con num erosas bajas; vo lvió a intentarlo el 22 de m ayo, una
vez m ás sin éxito, pese al apoyo artillero de trescientos cañones que
disparaban fíesele (ierra y desde las cañoneras. El ají de m ayo, l’etri-
berton, desde el interior de la fortaleza, declaró una tregua para poder
enterrar a los m uertos y recoger a los heridos. El hedor «le los cu er
pos en descom posición flotaba en torno a las defensas. A quel m ism o
día, sin em bargo, (lia u t ordenó la reanudación del asedio m inucioso,
dirigido ahora contra el serlo r dom inado por el Reducto del Tercero
ríe l.oiiisiana. u Fort Ilill, com o lo llam aban los soldados de la U nión,
llu b o otros asaltos durante las sem anas siguientes; en los intervalos,
Jo h im y Reb y Rilly Yank confraternizaban de un latió al o lro de los te
rraplenes fortificados, chism eando, intercam biando pullas, am enazas y
fanfarronadas, pero tam bién productos, entre ellos el café do la U nion
y el tabaco con federado, en tanto que duraron tales suministros.
l.as defensas con federadas de V ick sb u rg eran tan fuertes que, com o
sucedería en l'etersbu rg en itf(i.|, la U nión se propuso socavarlas en
un intento por asegurar una brecha. U na vez ab ieria una b rech a para
llegar hasta el terreno seco del olro laclo del río, la defensa exterior
de V ick sb u rg fue atravesarla con sorprendente facilidad. Q u ed ab a la
dilicullad de sitiar la fortificación. Esto se llevó a cabo según la téc
nica europea clásica fie asedio, cavan d o trincheras y paralelas para
poder avanzar, pero fo n una variante estadounidense. Al frente de
los zapadores que iban cavan do, los asaltantes em pujaban iu i escudo
aniibalas, el sap-roller, hecho de m im bre y ram as, que los protegía
m ientras afianzaban los terraplenes. A intervalos los zapadores lam-
bien cav ab an un i'oso de batería, en el que instalaban piezas ríe artille
ría para m anU'ner a los con federarlos bajo fuego a una distancia caria
v e z m enor. Ya el 7 ríe ju n io la balería m ás avan zada estaba a sesenta
y n u eve m etros riel |jaiapcto tle Fort Ilill. Los sitiadores sostenían
un im p lacable fuego de fusilería. Los zapadores tam bién retinaron
su larca tle socavación trayendo un vagón de ferrocarril cargado tle
pacas de algodón para ab sorber el fuego enem igo, pero los rebeldes
revirtieron esta ven taja disparando balas incendiarias contra el vagón,
calcin án dolo p or com plelo. No obstante, las zapas avan zaron y el ¿2
de junio los zapadores ya habían llegado al pie riel parapeto de Fotl
Ilill. F.l coronel Andrevv 1 lickenluoper, tpiien dirigía el avan ce, conci
bió entonces una nueva técnica. C o n v o c ó a voluntarios con e x p e rie n
cia en m inería de carbón , y les pagó para que cavaran un túnel bajo
la posición confederarla. I’ara el 25 tle junio estuvo concluirlo, tenia
cu aren la y un ntelros de largo y term inaba en una cántara rellena con
casi una tonelada tle pólvora. A las tres y m edia d e la lartle riel 25 tle
¡linio aquella gigantesca carga fue detonada y la m ayor p a n e de Fort
Ilill voló por los aires convertirla en p o lvo y cenizas. C u an d o la nube
se despejó, los atacantes vieron consternados que los defensores, anti
cipando la explosión , la cual habían contram inado, habían cavad o un
nuevo parapeto en el interior del fuerte, rlesde don d e podían disparar
a los soldados ríe la U nión citando estos irrum pían en el cráler. G ran l
continuó atacando toda la tarde y la noche hasta que el suelo del era
ler se v o lvió resbaladizo por la sangre, pero las defensas continuaban
resistiendo. Finalm ente, después tle que 3.) hom bres resultaran m uer
los y 2oy herirlos, t i asalto fue cancelarlo.
IVro casi de inm edialo la ( "ilion reanudó las excavacion es, y para el
1 de julio había abierto un nuevo lúnel bajo el ala izquierda riel fuerte,
atestado de pólvora. Los con federados contram inaron, utilizando a seis
esclavos para cavar. E l 1 ríe julio, los m ineros de la U nión detonaron
ochocientos kilos tle pólvora, destruyendo las contram inas con federa
rlas y m atando a todos los contraniineros, con excepción tle 1111 esclavo
que salió proyectado y aterrizó en las líneas de la Unión. Esta vez
ningún contraataque siguió a la explosión, sino que los asaltantes .se
acercaron rápidam ente haciendo fuego conlra la entrada del reduelo,
1» cual los confederaros intentaron fe rra r ron olro parapeto, y a) (¡nal
lo consiguieron. L¡u¡ m aniobras de asedio continuaron a lodo lo largo
del perím etro de V icksburg, donde en algunos sitios am bo s bandos es
taban separados únicam ente por el grosor de un parapeto. Se iniciaron
n u evas minas en varios puntos y las trincheras se ensancharon en p re
paración de un nuevo asalto terrestre. <pie O m ni tenia la intención de
lanzar el (j de julio. La U nión ignoraba, aiuu|ue sospechaba con razón,
que los defensores se hallaban al lim ite de sus fuer/as. F.n M illiken’ s
liond, veinliru atro kilóm etros al norte de V icksburg. el 7 de junio,
dos regim ientos de soldados negros, que desde la Proclam ación de la
E m ancipación tenían derecho a portar an u as, repelieron valientem en
te un ataque con federado, aunque sufrieron bajas considerables.
P em berlon. m ientras tanto, estaba haciendo construir b oles con
la m adera de casas desm anteladas y planean do escapar de esta fo r
ma hacia la orilla este. M uchos en la gu arnición estaban a punto de
am otinarse, pues se m orían de ham bre, lira evidente que m uy p ro n
to Peinhertoii se v e ría forzado a ren d óse. I.a desm oralización de la
gu arnición habia llegado a oídos de (jran t, y este se m ostraba reacio
a m ontar nuevos ataques que tan caro le costaban, johnston se a c e r
cab a por el este, pero, com o se hallaba en desventaja num érica, era
sum am ente im probab le que lograse levan tar el cerco. F.l 1 de julio,
Pem berlon interrogó a sus com an dantes para con ocer sus opiniones
sobre las pro bab ilidades de éxito de un intento por rom per el cerco.
D os respondieron a favo r de la rendición, y los otros dos casi en
los m ism os térm inos, t.a situación de la gu arnición era desesperada.
L os soldarlos, así cuino los tres mil residentes civiles que quedaban,
se m orían ríe ham bre, los hom b res estaban dem asiado d éb iles para
continuar m anteniendo una defensa férrea. E n los días que siguieron
al 1 fie julio el espíritu d e la guarnición se desm oronó. El 3 de julio
ap arecieron b anderas b lan cas en vario s puntos ríe los parapetos, y
se o v ero il vo ces provenien tes del R e d u rlo del ’lércero ríe Louisiana
llam ando a un cese riel fuego. U n a delegación unionista se adelanté) a
investigar y rcgTesó con dos oficiales con federados, con los ojos v e n
darlos según e xig ía el protocolo tle la guerra ríe asedio. U n o tle ellos
era el ayu dante tle cam po de Pem berton, quien llevaba una carta para
G ran l. Pem berton h abia escrito para evilar m ás “ efusión de san gre’ ,
las mininas palabras que utilizó L e e en su rendición en A p p o in alto x
dos años después. Tam bién solicitaba que se nom brasen d elegados
para pactar Iris térm inos de la icndición , un pioccdim ientn n o im al y
con vencional al térm ino de un asedio. La posición de G ran l al resp ec
to era firm e y bien con ocid a. F.ra la m ism a que había adoptado ante
el fuerte D onelson en febrero de 18G2: “ No se aceptan otros térm inos
(|tie una rendición incondicional e inm ediata''.
CJranl, que había com batido junto a l’om borton en M é xico , fue
m enos perentorio en esla ocasión, pero dejó un m ensaje igualm ente
claro. Pem berlon in lcnló pro lon gar las con versacion es reunién dose
ro n G ra n l Tueca di'l frente, pero el com an dante tle la Unión no cedió
ni un m ilím etro. Pem b erlon protestó y p areció que se reanudarían
los com bates, hasta que un sub ordinado tle Pem berlon sugirió que
se seleccionaran oliciales de m enor rango para discutir el asunto,
(ira n í accedió, ba¡o la con d ición de no estar obligado a hacer lo que
eslos acordasen. Su em isario, el general R ow en, regresó do n d e G ra n l
con la sugerencia de Pem berlon de que se con cediesen “ honores de
g u erra” a la gu arn ición , lo que sign ificab a que se les perm itiese salir
pero portando arm as, y luego co n servarlas. G ran t rechazó de plano
esla sugeren cia, pero dijo que liaría un último ofrecim iento antes
tle la m edianoche. Se alenía estrictam ente a su criterio de que el
en em igo se h allaba en rebelión y que 110 pod ía gozar de privilegios
propios de com batientes legítim os. Ln lrelan to, releb ró un consejo
tle guerra, aun sabiendo que era un error, en el cual el general Ja
m es M cPherson, al que G rant len ía en alia estim a, sugirió que G ran l
ofreciese dejar en libertad con dicional a las tropas de Pem berlon.
C o m o , incluso si Pem berlon se ren d ía in co n d icio n alm enle, G ran l se
enfrentaría a la pesada tarea de en viar a los m iles de hom bres de
Pem berlon al cau tiverio, G ra n l accedió y la propuesta fue en v iad a a
la fortaleza. Pem berlon, cu yos ham brientos soldados oslaban a punto
de am otin arse, aceptó, y el | de julio la guarnición salió a recib ir su
libertad con dicion al. A los oficiales de P em b erlon se les perm itió
co n servar sus espadas y una carreta de cab allos. Rl resto tle arm as y
estandartes d e los regim ientos d e b ía ser apilado fuera de las líneas.
Los docum entos de libertad con dicional para los prisioneros lucron
escritos y firm ados, 31.(100 en total. G ran l les perm itió v o lv e r a entrar
a V ick sb u rg y luego los dejó dispersarse. C o m o estaba seguro de
ipie, al quedar en libertad, regresarían a sus hogares y no retom arían
el servicio m ilitar, le pareció que aquella sería tina línea de acción
segura. Y en sentido general lo fue. L o s con federarlos ven cid os esta
ban, ríe hecho, con form es con alejarse caria cual por su cam ino del
cam po <le batalla, un efecto pertu rb ad or de la cam pañ a del valle ríe
M ississippi, con im plicaciones para torio el Sur. L a sucesiva o cu p a
ción de la ciudad fue notable por su b on dad, y las tropas de la lln ió n
distribuyeron sus racion es entre los escuálidos supervivientes. Acaso
el valo r tle sn victoria m ovía a los ven ced o res a ser generosos. C o m o
acertadam en te com entara G ra n l: " I.a caída d e la C o n fed e ració n se
d ecidió con la tom a de V ick sb u rg".
La noticia de la rendición de V ick sb u rg llevó al general Frank G ard
11er, que co m an d ab a la guarnición tle i ’ort ilu d so n , el último d e Ins
obstáculos con federados en el M ississippi, a rendirse el H de julio.
l‘ort Ilu d so n . sum am ente fortificarla, con trolab a una cu rva del rio con
veintiún cañones pesarlos. F.n el m om ento de su rendición, la g u a rn i
ción con taba ron G.340 soldados, pero estos se hallaban debilitarlos
pur la escasez ríe com ida. Mabiau sirio objeto ríe ataques por tierra y
por agua durante m uchas sem anas. L a ren dición constituyó un alivio.
Al igual que en V icksburg, los soldarlos de la U nión ofrecieron sus
racion es a los fam élicos defensores.
Esto no solo dejaba la ruta del M ississippi bajo el control ríe la
U nión , de m odo que, com o dijera Lincoln, “ el l’arlre de las Aguas lle
ga un vez m ás sin escollos hasta el m ar” , sino que tam bién seccionaba
a la C o n fed eració n , privan do a la m itad occidental, que incluía todo
‘le x a s y los territorios ríe M ebraska, N uevo M éxico, N evarla, Utah,
C o lo rad o y lo que seria O klah om a de (orla ayu da m aterial o ríe casi
cualquier otro tipo por parte tlel V iejo Sur. L a C o n fed eració n perdió
inm ensas reservas d e ganad o, cab allos y m uías con la lom a de V icks
burg, y en los dias que siguieron, JelTerson D avis tlijo a K irb y Siriith,
com andante riel D epartam ento tlel O este, que en lo adelante tendría
que arreglárselas solo.
Tras la tom a (Ir V icksb urg, (iran t recibió la siguiente carta de L in
coln:
Mi querido general:
No recuerdo que usted y yo nos h ayam o s visto alguna vez
personalm ente. L e escribo ah ora a m anera de agradecido reco
nocim icnlo por el servicio casi inestim able que ha hecho usted
al pais. Q u isiera decirle algo adem ás. C u an d o usted llegó por
prim era vez a las in m ediaciones de V icksburg. yo pensé que
usted -c o m o al final h izo - debía llevar las tropas al otro lado
del istmo, pasando frente a las baterías con los transportes, y de
este m odo llegar hasla ab ajo; y nunca tuve fe en ello, salvo la
e sp eran /a de que usled supiera m ejor que yo si la exp ed ición
del l’aso del Yazoo. y lo dem ás, podía lener éxito. C u an d o llegó
hasta ah ajo, y tom ó Por! G ibson, G ran d G u lf y sus in m ediacio
nes, y o pensé que usted deb ía bajar por el río y reunirse con
el general B an ks; y cu ando usted tom ó rum bo norte al esle del
Uig Black, temí que esto fuera un error. A h o ra deseo reconocer
personalm ente que usted lenía razón, y que yo estaba e q u ivo
cado.
.Sinceram ente suyo,
A . L in ro ln .•'
C O R T A N D O L A C O N E X IÓ N
C IIA T T A N O O G A A T L A N T A
J
M. victorias <lo mi<ilia<jos t lfl veran o «lo iSti-}. <-n G ettysh u rg y
V icksburg. cam b iaron la suerte de la U nión. En el Este, la reticencia
de M eado a com prom eter su gran d e e inesperado triunfo en (íetlys-
Im rg lo indujo a no perseguir a L e e con la intensidad ijtie Lincoln luí
biese deseado. M eade y L e e se enfrentaron d e un lado al otro del Ra-
pidan sin en labiar ningún có m b ale iinporlante durante los siguientes
seis m eses. E n el O este, la raitla «le V irk sb u rg perm itió a las fuerzas
de la U n ión Incluir contra las guarniciones con federadas de Kentuc
ky y 'len n essee e inaugurar una línea de avan ce h aría el interior de
G eorgia. M ililaim en te, la situación en los oslados fronterizos era ah
solutam enle confusa. D esdo febrero do 186 3 ol presidente D avis habia
conform arlo, con los oslados del otro larlo riel río, el D epartam ento
T rans-M ississippi, bajo el m ando d el general Edm und K irb v Sm ith,
quien lo adm inistraba prácticam ente ro m o un ft>udo independiente:
el “ K irb y Sm ith dom " |ol reino de K irb y Sm ilh|. D avis había dejado
bien claro que K irb y Sniith tendría que arreglárselas solo, cosa que
este liizo sum am ente bien. Utilizó la enorm e riqueza tlel Trans-M is-
sissippi on ganad o, caballos, m uías y pro ducios alim enticios, asi com o
el algodón, tpie ya no era posible transportar hacia el Este, a raíz de
la pérdida tlel control tlel M ississippi, [jara establecer un im perio c o
m ercial. con m ercad os en M é xico , las A ntillas y basta en Europa. A s i
m ism o construyó su p ropia fáb rica do arm am entos en Tyler (Texas), y
encontró vías para sustituir aquellos b ien es m ilitares a los tpio ahora
no tenia acceso. Sin em bargo, la autonom ía dol Trans-M ississippi no
pu<Jo traducirse en éxitos m ilitares, puesto que K irby Sm ilh carecía
de las tropas y del talento m ilitar necesario para derrotar a los ejérci
tos de la U n ión , los cuales, sensatam ente, lo dejaron tranquilo hasta
(pie la gu erra term inó.
lili el veran o ele 18O3, los princ ipales ejércitos de la L’nión en el
O este, adem ás d e los de G rant y Sh crm an . se encontraban en Tenues-
seo y K en lu rky. En Tcnnesse'c, R osecrans m antenía el con siderab le
Ejército del C u m b erlan d , ro n el que había exp u lsad o de M urfrresho-
ro al Ejército de Tennessee d e B rag g en la b alalla de Slon o's R iv e r en
la N avidad de 1862. D esde aquel triunfo bahía perm an ecido inac tivo.
Sin em bargo, en junio R o secran s había atravesad o los pasos de los
m onles C u m b erlan d logrando sorpren d er a B ragg y ob ligán d olo a
retirarse hasla C h allan o o g a, a Iravés del valle del río D uck. A l m ism o
tiem po Burnside, con el Ejército del O h io en Kentucky, avan zó para
lom ar K n o xv ille, cen lro del uriionism o en Tennessee. F.l frat aso de
Bragg en K en m rk y tuvo m últiples causas. El m ism o h abía llegado a no
creer en la.s declaraciones de patriotism o sureño de los con federados
de Kentuckv. C o n frecuencia repetía a su principal oficial de estado
m ayor que los kentuckianos, pese a lodos sus beligerantes alégalos,
“ tenían dem asiadas roses gordas y estaban dem asiado acom odad os
para pelear” . Su rclirad a a C h allan o o g a maree) el final de la C o n fed e
ración en Kentucky. Sin em bargo, Jefferson D avis estaba decidido a
ap o yar a B ragg, pese a su m anifiesta in capacidad corno com andante.
A u nque B ra g g se hallaba en m alos térm inos con sus com andantes
subalternos y 110 era popular enlre sus soldados. D avis lo reforzó con
tropas del ejército de Johnston, e intentó co n ven cer a Lee para que se
lo uniera con el Ejército del Norte d e V irgin ia m ovim iento al que
L ee se resistió particularm en te-, y organizó el traslado del cu erpo de
Longstreet desde el norle de V irgin ia por tren hasta G e o rg ia , en un
lorluoso viaje de m ás de mil cuatrocientos kilóm etros a lo largo de
una d ocen a de ferrocarriles distintos.
Estos refuerzos vigorizaron al ejército tle Hragg hasta ol punto de
que este con tem pló la posibilidad de pasar al ataque. Era evidente
que las iropas do la U nión en ién n essee tenían com o ob jetivo invadir
C íeorgia y capturar la vital con exión ferroviaria de C hattanooga-At-
lanla. La rula que tenían ante sí 110 e ra nada fácil, pues el acceso a
G e o rg ia estaba bloqueado por el cauce del río Tennessee y por el ra
mal sur de los A palaches, sobre todo las alturas del m onle I-ookuut y
M ission ary R idge, que dom in aban C h allan o o g a. El plan de B ragg era
tentar a R osecran s a adentrarse en las m ontañas y luego ra e r sobre
sus colu m nas en cuanto salieran de los pasos. Su s prim eros intentos
por lograrlo fracasaron a causa de la tim idez de sus subalternos a la
hora d e ejecutar la em boscada. Sin em bargo, a m ed iad o s de s e p
tiem bre, el arribo de los refuerzos de Longstreot otorgó superioridad
num érica a ios con fed erad o s y envalentonó a los pusilánim es. C uatro
de los generalas presentes habían com batido en la m ism a unidad en
M éxico . U n o de ellos, G e o rg e T ilo m as, había nacido en el Su r pero
luchaba del lado de la U nión, y ¡ugó un papel d ecisivo en la batalla
que estaba a punto de desencadenarse. C u an d o lirag g lanzó una fuer
te y concentrada o fen siva contra la izquierda de la U nión en la nía
ñaña del ir) de septiem bre, el cuerpo de T ilo m as a cab ab a de llegar a
acpiel escenario. F.l propio T h o m as lo g T Ó situar en posición d efen siva
lodas las tropas que pudo encontrar, aunque afortunadam ente, en el
punto que había escogido para defender, el frente había sido fortifica
do con b arricad as d e troncos durante la noche. U na de las unidades
desplegadas, el 3 9 ° de infantería m ontada de Indiana, con taba con
carabinas S p en cer de repetición, que infligieron multitud de bajas a
sus contrincantes no tan bien arm ados. I.os con fed erad o s se habian
posicionado en la orilla oeste del arroyo C h ick am au ga. un pequeño
afilíente «leí río Tennessee que corría al sur d e C hattanooga. F.l p!au
de B rag g era rodear el llanco izquierdo de R osecrans y cortar sus
com u nicacion es con C hattan ooga. R osecrans frustró esta m aniobra
extendien do su línea, A l am anecer, sesenta m il federales se hallaban
frente a frente con sesenta y dos m il con federado s, y am bos bandos
estaban listos para la batalla.
1.a que sob revin o llegó a ser una de las batallas m ás sangrientas e
intensas que se libraron en el escenario occidental. Las circunstan
cias lo rales favorecían el com bate, pues la m aleza y los árb oles que
cubrían las orillas del arroyo im pedían que am bo s batidos pudieran
verse bien, aun estando m uy cerca el uno del otro. “ Los dos ejercí-
los se encontraron ro m o dos bestias salv a je s", rem em oró un testigo
[iresol acial, " y cada 11110 peleó m ientras pudo m antenerse en pie a lo
largo de aquel encuentro fulm inante y pro lon gado". H acia la m itad
de la m añana el m onte estaba lleno de densas nubes de polvo gris y
el suelo estaba cubierto de cad áveres y de heridos. L a m atanza p ro
siguió durante toda la tarde “ com o si lodos los fuegos de la tierra y
del in lierno se hubieran desencadenado en un trem endo esfuerzo por
destruirse m n ln am en le". Al anochecer, la división con federada ríe Pa
Irick C leb u rn e, com puesta por (ropas d e T exas, Tennessee, A lab am a
y A rkansas. lanzó un últim o ataque que cu rvó pero no logró rom per
la línea d e la U nión . Los soldados norteños levantaron lla m e a d a s ríe
troncos durante la noche y se prepararon para resistir otro asalto de
los con federados.
I.a batalla com enzó de nu evo a las ocho y m edia de la m añana
con un m aque con federado contra el centro de la Unióla. B ra g g aún
esperaba poder rodear la izquierda de la U nión y cortar sus com u n i
caciones con C h allan o o g a, pero los ataques se estrellaron contra las
b arricadas de los norteños. R osecran s hubiera podido m antener su
posición sin dificultades de no hab er com etido un error grave y casi
in explicab le. U n o de sus oficiales do estarlo m ayo r m alinterpreló el
frente de batalla y dijo a R osecrans que habia una brecha, cuando en
realidad no existía ninguna: la culpa pudo hab er sido de la escasa v i
sibilidad del cam po de batalla. Rosecrans, siia em bargo, sin verificarlo
por si m ism o, sacó una división del frente para cubrir la supuesta b re
cha. creando de este m odo una auténtica brecha en sus filas, cu ntía
la cual cargó el cuerpo de Lon gstreet. haciendo retroceder a la U nión
casi un kilóm etro y m edio en aquel pum o.
El efecto fue desastroso: cundió el pánico, afectando no solo a los
soldados de lila sino, vergonzosam ente, tam bién a R osecran s y a v a
rios de sus com andantes, quienes escaparon hacia la seguridad de
C h allan o o g a. El único oficial de alto rango do la U nión que perm a
neció en el cam po fue el general G e o rg e T ilo m a s, quien era am igo
do su ad versario con federado. Jam es Longstreet. l'h om as logró reunir
algunas tropas de su cuerpo en !>i colin a de SnodgTass y form ar una lí
nea de defensa, lista línea resistió durante el resto del día, im pidiendo
que las confederados llegaran hasla la retaguardia del desorganizado
ejército rio la Unión, salvando dt> esto modo la situación. Tlioinas, 1111
hombre silencioso y de habla lenta, fue llamado desdo entonces “la
Roca de Chickamauga'’, y IJlysses S. Granl llegó a considerarlo uno
do los pocos generales indispensables del Ejército do la Unión. Él y
sus hombres aguantaron los ataques, quo persistieron toda lu tarde
hasta que, al caer la noche, ordenó la retirada hasla Rossvillo, un
poco antes do Cliallanooga en Misssionary Ridge, donde Rosecrans
estaba intentando reorganizar sus lilas. El general Emerson Opdycke,
quien observó la conducta de Tilomas durante las últimas etapas de
la balalla, escribió ejemplarmente sobre su dirección de la defensa tle
la linea do retirada. Opdycke vio que solo seis divisiones defendían la
línea. “Enfrente se hallaba todo el ejércilo enemigo, ansioso por caer
sobro nosotros ron la energía que emana do un gran triunfo y de aún
mayores esperanzas. Pero justo detrás tle nuestra línea cabalgaba un
general cuyo juicio nunca erraba, cuya calma invencible jamás se do
blegaba; y, en torno a el, treinta mil soldados decididos a agotar hasla
su último cartucho, y luego a defender su posición con sus bayonetas.
Soldados tan inspirados y con tal comandante son más fáciles de nta
lar quo de derrotar".1'
Tilomas se mantuvo en todo momento bien cerca de la línea tle
batalla, hablando freruonlemenlc a sus tropas y alentándolas. V osle
aliento ora necesario, pues las bajas ascendieron terriblemente: 2.312
confederados muertos, 14.674 heridos, 1.468 desaparecidos; 1.657 ^c‘
dorales muertos, ()-7;jfi heridos, 4.7157 desaparecidos. I.a Confedera
ción contó esla batalla como una victoria, aunque pocas más podría
permitiise a semejante precio. Durante los días que siguieron, Rose
crans so replegó hasta el interior tle las defensas de Clialtanooga. a
las que Riagg puso bajo asedio. I.os confederados lograron ferrar el
cerco hasta el punto do quo a los soldados do la Unión solo podían
llegarles suministros por un camino angosto y accidentado que había
al norle, frccuentemcnle atacado por la caballería confederarla con un
alto costo (<n carromatos destruidos y caballos y ínulas masacrados. El
ejército de Rragg ocupó posiciones en el motile Lookout y Missionarv
Ridge, desde donde dominaban la línea do retirada do la Unión.
Hallec k tom o m edidas para que R osecrans no quedase ab an d o n a
do. A principios de octubre Ilo o k e r llegó a C liickam au ga desde V ir
ginia ro n veinte mil soldados. H abían viajado en tren, efectuando
un viaje d e mil novecientos kilóm etros en once días una m aniobra
logística solo superad a en el siglo x x - , y a m ediados de noviem bre
Sherm an trajo otros diec iséis m il desde M ississippi. V' lo más im por
tante de todo, a G rant se le encargó el m ando do una D ivisión del
M ississippi global, que com prendía desde el río hasta los lim ites ele
G e o rg ia, supervisando los ejércitos del Tennessee y del C u m b erlan d .
R osecrans fue relevad o del m ando tlel Ejército del C u m b erlan d y
sustituido por T h om as. G ran l y a lo había identificado com o un gan a
dor de batallas, y su adm iración por él crecería aún más. La prim era
m edida de G rant fue llevar una rula de sum inistros hasta la ciu d ad ;
los sold ad os la llam aban “ La Lin ea del l’ an Dure*” , pues p or ella He
gabn una provisión regular ele pan duro, y tam bién de carne ele res y
“ pequeñas raciones” , que consistían en café, arroz, azúcar y verd u ras
seras. G rant se percató ele su efecto transform ador: la lasitud dcsapa
rerió y retom aron el vigor y el buen ánim o.
La L in ea del Pan D uro eptedó inaugurada el j 8 de octubre, y el 23
de noviem bre G ran l inició los ataques contra el m onte Lookout y
M issionary R id g e que desem b ocarían en el levantam iento definitivo
del asedio. M ientras llegaban los refuerzos y C h attanooga era reabas-
tecida de com ida y m aterial de guerra, G ran l bahía em pren dido una
ingenie tarea de reparación y reconstrucción de la infraestructura cic
la región. F.11 su em peño por p rivar a la L'nión de la posibilidad de
tom ar posiciones en el estado ele M ississippi y lle v ar a cabo o p e ra
ciones cemita sus soldados, los com andantes con federado s se habían
visto forzarlos a destruir gran cantidad ríe ferrocarriles y alm acenes,
e incluso carreteras. G rant no larde» en supervisar una em presa de
construcción de ferroc arriles que p ro ducía vag o n es y herram ientas ele
trabajo. A fortu nadam ente encontró en su ejército suficientes hom b res
cualificados para esta tarea, una niucslra de lo m ucho que h abía atrui
do a la fuerza ele trabajo de Estados U nidos el auge del ferrocarril en
la d écada de i Kj o . En las tierras interiores de C h allan o o g a, Im bo cpie
reconstruir 182 puentes, algunos con arcos de un kilóm etro y nirdio
de largo. 'Ihm bién s r construyó un gran núm ero tle ponlones para
utilizarlos en ol Lctidido rio pílenlos y to m o lia Isas.
L a batalla para lom ar M ission ary R idge y el monte Lookout c o
m enzó con un m ir e sigiloso del arroyo C h ick am au ga en pontones,
im pulsado ro n rem os que habían sido traídos en carrom atos y v o l
eados junio a olios. Las avan zadillas de la U nión cruzaron sin sor do
tortadas, al am paro de la oscuridad, on la m añan a tlel ¿ 3 do n o v ie m
bre. Ya 011 las prim eras lloras de la tarde habían ocu pado una colina,
O rrh ard K n ob , en la que instalaron una posición artillera. El avallo
al m onte Lookout com enzó al día siguiente; el d e M ission ary R idge,
el 'i ’f do noviem b re. A m b os oran form idables fortalezas naturales. F.l
monto Lookout culm ina a trescientos treinta m etros de altura, en una
e scarp ad a plataform a rocosa, y M ission ary R idge tiene abruptas la
deras de ciento cincuenta m etros. L a capacidad defen siva de am bas
e levacio n es había sirio m ejorarla m ediante e xcav acio n es y oslaban
entrecruzadas de trincheras e hileras do fosos de tiradores. Tam bién
se habían excavarlo trín ch elas com u nicando am bas alluias.
(iran t com enzó su gran asalto a la fortaleza de la m ontaña el 25 do
noviem bre, tras un triunfo el día anterior en M issionary R idge. G ia u l
había recibirlo refuerzos que Sherm an había traído desdo M ississippi
y contaba ron fuerzas suficientes para poner en un aprieto a B ra g g [.a
capacidad rio B ragg para defender aquella posición se veía afectarla
por el deterioro do sus relaciones ron sus subordinarlos, que aunque
nunca fueron buenas, ahora rayaban en el am otinam iento, jeíícrson
D avis se vio obligado a acu d ir desde R ichm on d para m ediar entre
ellos, solo para toparse con las dem andas do que B ragg fuese desliluido
y reem plazarlo por Jo h n sto n o 1 -ongstroot. D avis 110 confiaba e n jo h n s
Ion, m ientras que a Longstreet, com o olicial tlel Ejército riel Norte de
V irginia, sentía que le faltaba autoridad para com andar a los soldados
del oeste. D e m anera «pie B ragg perm aneció en su puesto, con con se
cuencias que tanto el presidente com o el ejército lam entarían.
Talos cuiiseciioncias sobrevinieron poco después do que G ran t ini
ciara sus asaltos ro n lra M ission ary Ritlge y el monto Lookout. El 2.]
de noviem b re los hom bros fio Ilo o k e r enlabiaron cóm b ale con los
confederarlos en un angosto escalón tle las latieras tlel m onte Lookout.
l i a r í a un día brum oso y la neblina se ('(invirtió en una niebla densa,
lo que dificultó (|ui* am b o s b an d os pudieran verse uno al (jiro. F.n
consecuencia, el com bate fue interrum pido, aunque en lo sucesivo se
lo llam ó "la Batalla sobre, las N u bes” . L a noche siguiente, los defenso
res con federado s se escabulleron [jara reunirse con los de .Ylissionary
R idge. I’a ia el 215 de noviem b re, (ira n í bahía elab orad o un nuevo
plan que requería que el cuerpo de Sherm an atacase el flanco derecho
con federado, el de llo o k e r el izquierdo, y que T ilo m as defendiese
el sector central, pero sin atacar. Iras un com bate quo duró toda la
m añana y las prim eras horas d e la tarde, (ira n í decidió que ni Slier-
m an ni llo o k e r podían hacer nada m ás y en vió a T ilo m as órdenes de
avanzar, l’.slns órdenes pro vocaron que veinticinco m il hom bres alra
vesaran 1111 kilóm etro y m edio de d escam pado entro O rchard K n oli y
el centro enem igo. Los hom bres de T hom ns oslaban ansiosos por des
quitarse de su derrota en ChickamaugH y m archaron obstinadam ente
al encuentro de sus oponentes, gritando “ ¡C h ickam au ga! iC hickam au-
gíi!" m ientras avanzaban. Tom aron rápidam ente la línea de fosos do
tiradores al pie de M ission ary R idge y luego com enzaron a ascender
por sus laderas, ignorando las órdenes de sus oficiales de detenerse y
v o lv e r a fo rm ar lilas. L o s hom b res de ap o yo y de reserva se les un ie
ron y pronto los veinticinco m il en pleno cargaron en pos de la c in ia ,
m ientras los con federados corrían desm oralizados delante de ellos.
(ira n í, que con tem p lab a la acción con T ilo m as desdo la altura do
O rchard K n ob , em pezó a interrogar a su séquito, creyen d o que había
sido desobedecido. “ T h om as, ¿quien ordenó a esos hom b res que su
h ieran ?". T ilo m as le respondió (pío no sabía, y quo no había sido él.
Entonces so dirigió al general G o rd o n G rangor, com an dante dol cuai
lo cuerpo del ejército de T h o m as: “ ¿S e lo ordenaste tú, C la n g o r? ” .
“ No, so lanzaron sin órdenes. C u an d o esos tipos so lanzan, ni todo el
inlicrno puede detenerlos” . G ran l les advirtió quo si las cosas no al a
b aban bien, alguien lo pagaría. Entonces el gen eral Joseph Fullerton,
1111 oficial de estado m ayor del ejército (le T ilo m as, salió a cab allo a
hacer averigu acion es, y tam bién a d ar órdenes de proseguir, de ser
posible, con aquella acción. “ Yo no les ordenó (pie subieran, poro
van a tom ar ose c o it o ". A lzó su cantina a m anera de saludo hacia un
grupo de oficiales con fed erad o s que vigilaban desde un m irador, y la
artillería con fed erad a disparó contra él en respuesta.
D urante la noche, el ejérrito de lira g g se retiró por com pleto de la
posición d r C h a lla n o o g a y no v o lvió a intentar penetrar en Tenues
see. Su van gu ard ia se h abia adentrado y a cincuenta kilóm etros en
G e o rg ia. B ragg escribió a Jelferson D avis pura ofrecerle su renuncia
en reconocim iento de la com pleta derrota que había sufrido, y fue
sustituirlo por ]ohnsk>n; e ra mi cam b io que D avis no h ubiera querido
hacer, pero su reserva de generales se había agolado.
D ada la intensidad de los n ím b a le s en las dos m ontañas y la c a n ti
dad de m uniciones gastadas, las b ajas de am bos bandos fueron m enos
num erosas de lo que cab ria esperarse: 7 5 3 federales m uertos, 4.722
herirlos, 3 4 y d esap arecid os; 3(11 confederarlos m uertos, 2.160 herirlos,
desaparecidos.
E l. S IT IO D E K N O X V IL L E
P
-i. Ut'de que jo s ia h (iorgns presintiera después de G ellysb ui'g que la
C onfederación se tam baleaba, pero tío se liallalia abocada a la d es
trucción. C o m o podría hab er dicho A d am Sm ilh. cabe m uchísim a d es
trucción cu un país. Norteam érica se encontraba aún llena ríe soldados
confedera<los, que estaban arm ad os y abastecidos de lo necesario para
luchar y cu ya m oral, pese a lu pérdida d e V irk sh u tg y la derrota de
G ettysburg, se m antenía alta. Lincoln, ansioso por ver com pletada la
victoria de G eltysh u ig, exhortó a M eade a hostilizar al ejército d e Loo
hasta destruirlo, pero M eade perdió su oportunidad. Su persecución
del Ejército riel Norte de V irgin ia fue letárgica. D ebió haber acorrala
do a L ee contra el l ’otom ac m ientras este se retiraba hasta la línea de
V irginia; pero aunque los puentes de W ílianisport habían sido destrui
rlos. M eade vaciló en atacar la defen dida cabeza de puente del ene
m igo, tem iendo una resistencia feroz, lo que concedió a Lee el liem po
suficiente para im provisar un pítenle con los troncos de mi alm acén
desm antelado, cruzar y escabullirse durante la noche tlel 13 al i.( de
julio. 1 -ee se retiró entonces hasta el R appahannoek, y allí perm aneció,
vigilarlo por M eade. intercam biando disparos ocasionalm ente pero sin
entablar com bate, durante los siguientes cinco meses.
“ Poco después de la m edian oche, del 3 al 4 de m ayo [de 186.1J, el
Ejército riel Potum ac salió rio sus posiciones al no tle del Rapidatt,
para iniciar aquella m em orable cam paña que culm inaría con la ca p
tura de la capital con federarla y tlel ejército que la d efen día", anotó
G ran l en sus m e m o rias.11 A u nque ahora era general en ¡efe, su cuartel
general se hallaba en el Ejército riel Polom ac, a cu yo com andante,
el general G e o rg e M earle, G ran l había decidirlo otorgar la m ayor
in dependencia posible. Sin em bargo, era inevitable que M earle e jer
ciese esta libertad tle acción en consulta con su superior, y asi lo
hizo, (iran t determ inó tam bién el curso tle la inm inente cam paña, así
com o las o peracion es de los ejércitos subordinarlos, el <le B utler en
el río {am es, el de Sigo! en el valle de .Hhenantloah. y el de B an ks en
el G o lfo . Sh e im an , al frente del otro gran ejército de la U nión, no se
hallaba bajo una supervisión tan detallada, pero la dirección general
de su a van ce estaba supeditada al objetivo principal de la cam pañ a de
18O4. A l m archar a través de G e o rg ia y las C arolin as. .Sherm an estaría
en cam ino (le c u n w ia r con (iran í, quien estaría com batiendo para
abrirse paso en dirección sur hacia el centro de V irginia.
Pero, pese a la ausencia de efectos negativos inm ediatos, después de
V icksb urg y G eltysb u rg el ju icio de! intendente d e guerra rebelde era
correcto. En julio de iS<>3 la guerra tom ó un rum bo fatal para el Sur.
R clrospeclivam crile resulla fácil ver lo (pie babía sucedido. D os áreas
de vilal im portancia para la supervivencia del Sur se habían perdido
o su defensa se hallaba en peligro. U na de eslas áreas era el norle de
V irginia, que la decisión de L ee de invadir M aryland y Pensilvania
habia convertido en una zona crítica com o defensa de vanguardia,
o glaris, para la C onfederación Su geografia dificultaba su uso para
una cam paña ofen siva por parte de la U n ió n ; su estrecliez y su plétora
de ríos cortos que desem bocaban en la bahía (le C h esap eake p ro po r
cionaban al defensor una sucesión de excelentes lincas de defensa.
M cC Iellan, aunque no form uló expresam ente esta percepción, había
visto correctam ente desde el principio que utilizar el Ejército del Po-
lom at para avanzar entrecortadam ente hacia el sur tle un río a otro
provocaría el desgaste de sus fuerzas y beneficiaría a los confederados.
Su plan de eludir com pletam ente esta región m ediante un m ovim iento
anfibio pero de Manqueo hacia la península de; V irginia fue bt ¡llam e
en térm inos de estrategia, y nadie le ha dado nunca el crédito debido.
Su retirada de 1 larriso n ’s Lan din g después de los Siete D ias fue, por el
contrario, un grave error estratégico. De haberse m antenido abiertos
los desem barcaderos, R ichm ond h ab ría quedado expuesta a una am e
naza perm anente, con consecuencias sum am ente beneficiosas. Aquella
retirada brindó a L e e la oportunidad de organizar sus dos invasiones
en el N orle y reconquistar el territorio por el que lanío tiem po y a tan
alto costo hubn que pelear durante 18(14.
Sin em bargo, incluso al in iciar su avan ce con tra V irgin ia en m ayo
de i8 (ij, (ira n í m antenía el m ás sano respe lo por el ejército de Lee.
A unque su com an dante habia perdido a sus sub ordinados más talen
tosos, (Ira n í d u daba que el Ejército del N orie de V irgin ia p u d ie ia ser
acorralado con Ira algún obstáculo o privad o de su línea de retirada.
Leo era dem asiado hábil y su ejercito estaba dem asiado adaptarlo
a sus m étodos para llegar a verso atrapado a cam po abierto. G ran l
habia decidido que el único m odo seguro de ven cer al enem igo era
reducien do despiadadam ente su núm ero de com batientes. Él siem pre
había estado exento de sentim entalism o respecto a la naturaleza tle
la guerra, la cual despreciaba sin ceram en lr. H ab ía odiado la G u erra
tle M éxico, por p are re rle un acto tle agresión injustificada. Y le dis
gustaba lodo ace rca de la G u e rra tle Secesión liasla ese m om ento:
pero habia apren dido a so b rellevar aquel coste em ocional. L o que lo
sostenía era que la rebelión le disgustaba m ás tpie el derram am iento
de sangre. Si la sangro era el precio tle la restauración tle la L'nión,
él la derram aría. C o n osla disposición d e ánim o partió rum bo al sur
tlesde el K ap id an en m ayo tle iSti^.
Su prim er punto d e encuenLro con L e e garantizó que el coste tle la
batalla fuese alto, lil terreno en el que am bos ejércitos se encontraron
fue el den so b osqu e tle la Ju n gla, Iierras de labor ab an don adas en
las que había crecido un bosque secundario, donde L e e y Ilo o k e r
so habían enfrontado on la batalla do C h an ee llo rsv ille en 18(13. Leo
encontró a G ran t prim ero y atacó. íia jo la densa espesura era difícil
m aniobrar, aunque Lon gslreet logró efectuar un eficaz ataque lateral,
y el có m b ale so redujo a disp arar una andan ada cada vez que la
visib ilidad poim itia ubicar al en em igo. A quellas circunstancias', las
m ism as q ue habían perm itido que Ston ew all Jackson fuese disparado
por sus propias tropas on C h an e e llo rsv ille , p ro vocaron olro e rro r si-
m ilan n en le costoso. L o s con federado s dispararon con tra Lon gslreet,
quien tam bién resultó herido on el b razo: poro la herida, aunque
gTavo, 110 resultó fatal. La Ju n gla si rcsulló fatal para m uchos oíros,
(ira n í h abía esperad o p o d er cruzarla en un solo día y pro segu ir para
enfrentarse a Leo a cam po ahierlo. M eado, sin em bargo, so retrasó a
causa tle la gran c a ravan a tle transporte del Ejército tlel l’olom ac y.
al no q uerer separarse de ella, se con virtió en b lan ro tlel ataque tle
los con federados.
G e ttysb u rg había pueslo lin al uso del norte tle V irgin ia ro m o zona
de contención estratégica tle los con federados. L a pérdida d e V icks
lntrg fue peor, lista inauguró el ahuecam iento tlel Sur. la captura tle
bases v lineas de com unicación en el corazón de la C on fed eración
tlesde las cuales fuera posible organizar cam pañas para agrandar el
vacío en el interior tlel Su r y destruirlo desde dentro. Tam bién signi
ficó el íin de las esperanzas del Sur de organizar con tra el N orle una
am enaza estratégica equivalente a la orquestada por G ran t al em p re n
d er su cam pañ a para capturar la línea tlel M ississippi y partir por el
centro la C o n fed eració n . Sus posibilidades tle éxito, dada la relativa
inferioridad tlel Sur en cantidad de tropas y recursos, nunca fueron
las m ism as que cu ando el N orte partió en dos la C on fed eración .
G rant había p rocurado ansiosam ente evitar com o escenario de
com b ate la Jun gla, don d e el ejército de la l.'nión había sufrido tan
graves b ajas en el m avo anterior. Lee, pensando que su ejército, por
ser nías reducido, se hallaría en m enor desventaja entre la enretlada
m aleza del bosque, estalla dispuesto a arriesgarse a com batir allí. Se
dab a cuenta tle que el enem igo se h allaba peligrosam ente cerca tle
R ichm ond y que. si m an iobraba exitosam ente, acaso podría salir tle
la Jungla y situarse en el cam po abierto que llegaba, atravesan do las
pequeños ríos de la rosta d e C h esap eak e, hasta las afueras d r la ca
pital. A lo largo d e un día de intensos y confusos com bates, el 5 tle.
m ayo las fuerzas de la U nión fueron em pujando hacia el sur a los ron-
federados, a los que .superaban en núm ero, y ya por la noche habían
conquistado un terreno desde el que podrían rae r al tlia siguiente
sobre el llant o derecho ríe Leo.
Lee planeó un ataque a la m ism a hora en el m ism o sector. Pero el
E jército tlel Potom ar atacó prim ero, haciendo retroceder a la v a n
gu ard ia con federarla a través del bosque, hasta que los tíos bandos se
enfrentaron a am bos latios tle 1111 pequeño claro donde Lee tenía su
cuartel general. L as circunstancias tlel cam po tle batalla eran ahora
caóticas; el monto artlia y am enazaba a los m uchos heridos ro n la
m uerte. 1¿1 éxito tle la U nión se h abía deb ido en parte a la ausencia
de la masa eonfcclorada dol cueqK) do Longstroel, que so hallaba i*n
camino desde Tennessee. Justo ¡i tiempo, su vanguardia apareció; el
propio Loo intentó conducirla al combate. Los lejanos que confor
maban la unidad contuvieron a Lee con gritos de consternación, y al
ir llegando más de sus compañeros la suerte del combate se revirtió.
Rii dos huras de lucha, los hombres de Loe hicieron retroceder a las
unidades de Meado casi hasla su punto de partida. Los confederados
se valían de su conocimiento del terreno. Uno de los brigadieres de
Lee sabía de la existencia de un ferrocarril inconcluso, a lo largo del
cual Longstreet condujo a cuatro de sus brigadas a atacar el flanco
de la Unión. Consiguieron lomarlos por sorpresa. F.il la refriega que
sobrevino, las unidades confederadas colisionaron entre si inespera
damente y, lal como ocurriera en Chancellorsville en iK(>3. un tirador
confederado disparó por error contra uno de los suyos, lyongslreot fue
herido en el cuello por una bala que, aunque no lo mató, lo incapacitó
gravemente y lo mantuvo alejado do la acción durante varios meses.
La herida de I<nngslrccC restó ímpetu al ataque de los sudistas, hasla
que Lee logró reorganizar sus enredadas lineas. Al raer la tardo uno
«le sus brigadieres descubrió «pie el flanco de Granl estaba expuesto
y. por iniciativa propia, obtuvo permiso para lanzar un ataque, du
rante el cual fueron capturados dos generales de la Unión. Granl, sin
embargo, se negó a dejarse llevar por la agitación que cundió, l’or el
contrario, se puso a elaborar los planes ríe ataque de la Unión para
el día siguiente.
En todas sus anteriores batallas en el norle de Virginia, el Ejército
del Potomae estaba acostumbrarlo a ser conducido hasta la orilla norte
de uno de los ríos vecinos paia establecer una posición defensiva en
la cual descansar y reabastecerso tras un enfrentamiento intonso. En
los días que siguieron a la batalla en la Jungla, donde hubo un total de
17.500 bajas (las pérdidas confederadas fueron 7.750), los soldados se
sorprendieron cuando Granl y su oslado mayor los alcanzaron, cabal
gando hacia el sur en orden de batalla, como pronto se hizo evidente,
para reanudar la ofensiva. Su objetivo, dieciséis kilómetros al sur de la
Jungla, era el juzgado de Spol-sylvania. Si lograba tomarlo, estaría más
cerca do la capital confederada que ol Ejército dol Norte do Virginia,
y ocuparía una posición que ob ligaría a Lee* a atacar o a retirarse.
D urante el 7 de m ayo hubo escaram uzas entre los ejércitos, sin que
llegara a desencadenarse ningún com bate serio, y (iran t en vió sus
colu m nas de suminislrn.s y su artillería pesada a la retaguardia; M eade
recientem ente h abia intentado reducir su caravan a logística, pero al
atravesar la jungla esUi contaba aún con cuatro mil carrom atos. F.sia
sobreabu n dan cia aseguraba que sus soldados estaban tan bien a li
m entados que podían m archar a b ase ríe raciones pequeñas (luíanle
unos pucos días sin dificultad. D urante la noche tlel 7 de m ayo, las
d ivisiones de com batientes tam bién fueron puestas en m archa. Los
soldarlos, para su sorpresa, se percataron tle (pie avan zaban en vez de
retroceder. A lgu n os com en zaron a cantar. Pese a la certidum bre d e la
batalla, se sentían estim ulados por e) cam b io de atm ósfera que h abía
traído (ira n í al asum ir el m ando.
U n avan ce de cab allería com plem entó el avan ce de la infantería.
Los d iez mil jinetes de Sh eríd an partieron hacia el sur para hostigar
la lin ea tle com u nicacion es de [.ce. I.es salieron al paso sus viejos
enem igos, el cu erpo de cab allería d e J , li. U. Stuarl, que los desafiaron
a com batir. Finalm ente lo hicieron, el 11 de m ayo en Yellow Tavern,
después de que Slierid an causara bastantes estragos en los fe rro carri
les v alm acenes tle sum im slros locales. l.a cabullería de la U nión esla
lia ahora m ucho m ejor arm ad a que sus adversarios, pues ca d a uno de
sus h o m b re s lenia una carab in a de repetición, El encuentro en Yellow
T avern resultó un fácil triunfo para los hom bres de Shcrídan. quienes
dispersaron a los jinetes de .Stuarl en distintas direcciones. D urante el
tiroteo, Stuarl recibió una herida m ortal; su m uerte fue un golpe casi
tan g ia v e para I-ee com o la d e Jackson un año alrás.
M ientras lanío, el ij de m ayo los dos ejércitos en m archa se habían
encontrado en Sp olsylvan ia. El plan de (iran t era flanquear a Lee por
el este y así situarse en el cam ino de R ich m on d , ahora a solo sesenta y
cuatro kilóm etros de distancia, aunque to d avía d efen d id o por los ríos
cortos que habían sido la plaga de las cam pañas en el norte de V irgi
■lia desde los prim eros días de la guerra. Pero no sería el agua lo que
crearía obstáculos decisivos en S p o lsy lvan ia, sino la lierra. El Ejército
de] Norte de V irgin ia, lan pronto supo que tendría que pelear, había
fortificado su frente ro n trincheras y obstáculos <ic m adera. En los
d oce m eses anteriores ca v a r se h ab ía con vertido en un preparativo
autom ático para el com bate en am bos ejércitos, aunque quizá m ás del
l a d o sudisLa, que no podía perm itirse tantas bajas en las andanadas
a ro ñ a distancia com o la U nión. Inusualm ente, la táctira del atrin
cheram iento no p arece que h ubiera sido im puesta desde arriba, sino
adoptada com o m edida de autoprotección por los propios soldados.
I.os obstáculos preexistentes habían ju g ad o un papel m uy e la io en la
victoria con fed erad a en l'rederick sb urg: el cam ino am urallado al pie
de los cerros tle M arye había m antenido a distancia a los norteños
m ientras estos caían por centenares bajo el luego enem igo. Sin e m
b argo, la e xcav ació n intencionada del cam po de batalla había com en
zado antes. A m b o s bandos habían e xcav ad o extensivam en te durante
la C am p añ a Peninsular. U na parte de estas zanjas tuvo com o objetivo
construir defensas de asedio estándares alred ed o r de R ichm on d. Pero
otra parle fueron atrinrheram ien tos “ im provisados” , cav ad o s para d e
fender una posición antes tle un inm inente tiroteo. F.n B eav e r Dam
C re e k (M echanicsville), las tropas de la U nión habían construido b a
rricadas tle m adera, llam adas abolidas, para m antener a distancia a los
con federados, y al día siguiente levan taron extensas b arricad as a lo
largo tle B oalsw aiu C re e k . I.a abundancia tle m adera en la N ortea
m érica del siglo X IX era una en orm e ven taja para cu alquiera tle los
tíos bandos que se estuviera defen diendo. Aun cuantío la b alalla no
se libraba en un bosque, ro m o en Shiloh. C h an cello rsville o la Jungla,
tam bién había troncos disponibles. Por aquella é p o ca las vallas «le los
cam pos solían estar hechas de troncos partidos a lo largo, y con solo
c o rlad as en trozos pro po rcion ab an el m aterial p ara abatidas, b arrica
das y (hevaux-de-frise. L o s granjeros norteam ericanos derrochaban en
el uso tle los troncos, que tle lodos m odos había que den ¡bar paia
crear tierras de labor. L a (ala cotidian a aportaba enorm es cantidades
de m adera y a trabajada que podía usarse de inm ediato en obras tle
ingeniería militar.
A unque a la larga el im pulso por fortificar se im plantó solo entre
los soldados, por la m ás p odero sa tle las razones, la ríe salvar sus p ro
pias vidas, tam bién era parte de la m entalidad m ilitar tle los oiiciales
regulares. West l ’oint era «na escuela de ingeniería, y t'l profesor de
esla m ateria, D enis lla r l M aluin, padre del estratega estadounidense
inás im portante del siglo xtx, A llre d *1 '. M ahan. era un d efen sor tle
las nin as de ingeniei ¡a en el cam po d e batalla. D espués <le estudiar la
gu erra eu rop ea con tem poránea, extrajo de sus estudios la d orlrin a de
que las crecientes b ajas en com b ate p ro vo cad as por el fuego d e largo
ale an te solo podían reducirse si los soldados cavaban . A lgunos de sus
alum nos lom aron ñola. Y a en 1864 oslaban cavan d o, y fortificando
sus e xca v acio n es con troncos cortados, sin ningún incentivo por parte
de sus superiores. En S p o lsylvan ia, los soldados de L e e construyeron
el atrincheram iento m ás fuerte que se vio en los cam p os de batalla de
toda la guerra, (ira n í intentó flanquear sus defensas el c) de m ayo y no
lo consiguió. El 10 tic m ayo envió una fuerza superior a lanzar olro tle
sus costosos asaltos frontales. El ataque repelido por la izquierda del
en em igo tuvo m ás éxito por el centro, d ond e ei jo v e n general E m ory
llp lo n orden ó a las tropas de asalto que intentaran una n u eva tácti
ca. Form ó sus doce regim ientos en cualro lineas, con instrucciones
de no disparar sus filies hasta estar encim a de las trincheras en e m i
gas, las cuales debían ser arrasadas con las b ayonetas. 1 .os siguientes
regim ientos tenían que cruzar hasla la p ró xim a línea de trincheras
enem igas, y asi sucesivam ente, hasta abrir y ensanchar una b recha en
el corazón de la posición enem iga. lip lo n , aunque no pod ía saberlo,
estaba anticipando una solución al p ro b lem a de arrasar posiciones
atrincheradas que se presentaría sesenta años después en el Frente
O rcid e iiial durante la Prim era (¡tierra M undial. L o s hom bres de IJp
Ion hicieron m il prisioneros y abrieron una am p lia b rech a en el frente
de L ee. Luego el ataque fracasó, por una razón que se repetiría a m e
nudo en la Prim era G tierra M undial. L a división de ap o yo que rlebí»
sacar partido de aquel triunfo se dem oró en avan zar y, ru an d o por fin
entró en acción, fue recibida con un fuego con centrado de artillería y
se retiró con num erosas bajas.
F.l 11 de m ayo G ran l decidió lanzar un ataque general contra la
posición con federada, escogien do ro m o blan co un saliente que los
defensores llam aban por su form a MuU Shot |H erradura d e M nla|; su
ápice daría en llam arse Bloody Anglt. [Esquin a San grienta |. Del 12 al
13 tle* muyo luvo lugar una horrenda halada cuerpo a cuerpo duranlc
dieciocho horas, sin ([tic ningún liando ced iera terreno. Se dispararon
enorm es cantidades de m uniciones a co rla distancia, con las trinche
ras llenas hasta el b orde de m u rrio s y heridos cu ya sangre teñía rl
suelo de rojo. Los con federado s no se retiraron sino hasta después del
anochecer. En la sem ana que term inó aquel 12 di- m ayo, el ejército rlr
G ran l había perdido 32 .0 0 0 h om b res entre m uertos, heridos y d esa
parecidos, más que en cualquier otra sem an a de ro m b a le s duranlc
la gu erra hasta ese m om ento. L o s con federados, a pesar d e h allar
se a la d efen siva y detrás de las trincheras, habían perdido m ás d r
18.non hom bres. A lgunos acusaron a G rant de adoptar una estrategia
de desgaste -u n term ino que aún no se rm p le a b a . pero no era esa su
intención. El ru ntiiniaha intentando encontrar una ru la directa hacia
R ichm on d. o un cam po abierto en rl que ob ligar a L e e a pelear en
con diciones en las que la superioridad num érica de la Lim ón d e ci
diera el desenlace. C o m o L e e h abia atajado hábilm ente todas sus
m an io b ias con co n liam an io b ras. G ran l se había visto forzado a librar
batallas cam pales en circunstancias favorab les a los C onfederados. Las
aterradoras bajas de la segunda sem an a de m ayo de i8ti.{ fueron la
inevitable consecuencia. No solo los soldados rasos pagaron el p re
cio. I.ee perd ió veinte generales en los veinte días que culm inaron en
la Esquina Sangrienta. Jam es M c l’ herson com enta que esle episodio
m arcó de form a ostensible a los supervivientes que perm an ecieron en
las íilas. Se los v e ía delgados y p álid os: m uchos presentaban síntom as
•le lo que se llam aría neurosis tle gu erra en la Prim era G u erra M un
dial y fatiga de cóm b ale en la Segunda.
Sp o tsvlvan ia 110 fue r l lin d r la t r n ib lr exp erien cia d r la C am
paña Terrestre. M ás ansioso que nunca por llegar hasla Richm ond,
G ra n l envió su e jérriio a avan zar desde S p o tsvlvan ia hasta rl rio Nor-
lli A nu a, un afluente del Patnunkey, que rodea el acceso norle de
R irh m on d . Sus m eandros b rindab an un (irme ap o yo a los tlancos
de L e e ; cuando G ran t. en pus d e la retirada de [.ce de Sp olsylvan ia,
apareció el 23 de m ayo, este repelió fácilm ente sus ataques. El o b je
tivo de G ran l al retirarse de Sp o lsy lv a n ia y m archar hacia el sur era
enfrentarse a L e e a cam po ahierlo o, si este rehuía el cóm b ale, encon-
lia r el m odo de rodear ol flanco d erecho de L ee y seguir avanzando
hacia R ichm on d por el estrecho corredor enlre los ríos C h csap eak e
y Jam es. Para in iciar este episodio de la C am p añ a le n e s lre , envió
al segundo cuerpo de H ancock, el m ejor y m ás futirle del E jércilo
del Polom ac, a avan zar a lo largo de la carretera llam ad a Tolegraph
R oad. Sus cálculos eran <pie, una vez que Lee se percatara de cpie
hahia un solo cuerpo de la U nión actuando in dependien tem ente del
grueso <le las tropas, haría salir a sus soldados de los terraplenes <¡ue,
com o ya se hahia vuelto norm a, los con federados habían em pezado
a cavar a lo largo de la orilla opuesta del North A n n a, y se arriesgaría
a com batir a cam po abierto. Tan prurito com o L e e fue inform ado del
m ovim iento de G rant, ciertam ente ordenó al E jércilo del Norte de
V irgin ia a ab an d on ar Spotsylvan ia y dirigirse a Norih A m ia. C o n ti
nuaba confiando en que él y su ejército eran capaces de derrotar al
enem igo. Era d em asiado optim ista. L a fuer/a de su ejércilo m erm aba
y ahora sum ab a solam ente, tras las terribles bajas en Spotsylvan ia,
40.000 hom bres, aunque estaba esperando 13.700 de refuerzo p ro v e
nientes de R ichm on d. 1 lab ia perdido a su leal com an dante de c a b a
llería J . F,. R. .Slnarl, y su m ejor su b o rd in ad o ,Jam es LongsLreel, seguía
con valeciendo de las heridas sufridas en la Jun gla; peor aún, el propio
L e e ahora m ostraba señales d e tensión y agotam iento, lo <pic 110 era
de extrañ ar en vista de la tlura prueba que le im pon ía la frecuencia
de los cóm b ales en esta cam p añ a, y las angustias por la pérdida de
sum inistros y soldados.
[.a tarde del 22 de m ayo de todo el Ejército del Norte do
V irgin ia se había estacionado en la orilla sur del N orlh A nna. A q u e
llo no ota lo que G rant había esperado. A h o ra tenía que desalojar a
los con federado s de su posición si quería rean udar su avan ce sobre
R ichm on d. D urante ol 2 3 de m ayo las tropas rio la U nión , aunque a
un costo con siderab le, lograron cruzar el North A n n a en vario s pun
tos, pero dejaron gran p an e do la orilla sur 011 m anos con federadas.
Por desgracia para G ran l, el ingeniero je fe de Lee, el general M artin
L u th er Sm ilh, con venció este de que su precaria situación podía
salvarse si so cavaban trincheras a loda prisa a lo largo del rio y sobro
Tolograph R oad . E l Ejército del Norlo de V irgin ia ya era exp e rto en
atrincheram ientos rápidos y com pletó osla larca durante la n o rh r del
¿3 do m ayo, de m odo que cu la m añ an a del 24 G ran l se enfrentó a
luía n u eva y difícil situación. A m b o s flancos de Loe estaban rehusa
dos, es decir, girados desde la linea principal del fíe n le sobre el río.
Lee y Sm ilh planeaban infligir derrotas a los federales cu ando eslos
perdiesen cohesión al m aniobrar para atacar el foco in dependíen le
de la posición con federada. L a s últimas etapas de la batalla de) ¿ \
de m ayo resollaron desastrosas para la U nión . Sus unidades fueron
rechazadas y sufrieron num erosas bajas. L l frente se desorganizó. Por
la larde del 24 de m ayo, los con federados tuvieron una oportunidad
de lanzar 1111 contraataque con centrado y parar en seco el avan ce
de la U nión. L aillrn iab le n ie n ie para su ejército, Lee fue virtim a de
las Irrisiones de la cam p añ a y cayó enferm o. R ecrim in ab a, desde su
lecho, a sus sub ordin ados: “ Tenemos que atacar | ..] Tenem os que
atacar” . Pero él no estaba en con diciones de dar las órd en es n ecesa
rias, y ninguno de sus sub ordinados era capaz de hacerlo, ] jt batalla
com enzó a declinar. El resto del 24 de m ayo y durante lodo el d ía jt¡
los con federado s estuvieron m ontando contraataques parciales sobre
las posiciones lom ad as por un enem igo m ucho m ás fuerte, en tanlo
G ran l en sayab a m ovim ientos para ro d ear los terraplenes co n fed era
dos por el esle y rean udar el avan ce por Telegraph R oad. F.l 27 de
m ayo. Loe, aún débil físicam ente, reconoció que había perdido la
oportunidad de infligir grave s daños al ejercito de G ran l, y que el
suyo no podía d efen der por m ás liem po la posición del North Anna.
O rd en ó ab andonar las trincheras y buscar una n u eva posición, m ás al
sur, y om in osam en te m ás cercan a a R ichm on d, donde p od er resislir
el avan ce «le G rant. L a rula escogida lo llevó hasla las encrucijadas
de C o id Ilarb o r.
L a batalla de N'orth A nna, aunque 110 fue tan costosa com parada
con la m ayo ría d e las de la C am p añ a Terrestre (2.100 bajas de la
U nión, 1.250 con federadas), resultó d ecisivam ente dañina para el Sur.
Al no p od er d efen der el río c inlligir 1111 serio revés al enem igo. L e e
había perdido su últim a oportunidad de m antener a la U nión lejos de
las defensas de R ichm ond. F.11 C o id Ilarb o r, vo lvió a pelear 1111a vez
m ás en el terreno de las b alallas de los Siete D ias do i 8I)2.
G rant pasó el reslo de m ayo intentando flanquear a Lee por el lado
de Titlew alrr. L ee, aunque obligado a ceder terrilorio, se replegó desde
una posirión segura en el l’am unkey hasta otra en el ’lótopotom ov.
Estas dos pequeñas vías lluviales defen dieron los (lam os de L e e en
la siguiente y casi final etapa de la C am p añ a "lérrestre. G rant hahia
d ecidido q ue el vi lio tle su pró xim o com b ate sería un cruce de ram i
nos llam ado C o id Ilarh o r. Se encuentra cerca de M ech an icsville al
nordeste tle Richm ond, y fue escenario tle una tle las prim eras bala
lias de los Siete D ías de i 8 í ¡ ü. L e e llevaba la delantera y, pese al inten
so hostigam iento de la cab allería tle Sh erídan , consiguió atrincherar
un frenle tle once kilóm etros entre el Painunkey y el Totopotom oy.
Ila b ia repuesto sus pérdidas, pero tam bién lo había hecho G ran l,
en parte reconvirtiendo algunos regim ientos tle artillería pesada en
infantería. Lee pidió refuerzos a R ichm on d, pero pese al fracaso de
la cam pañ a de Sigel en el valle (le .Shenandoah y a la reclusión de
liutler en la zona de Berm utla H undred. nti había tropas para enviar.
L e e tendría que defen d er la posición tle C o ld Ila rh o r con las fuer/as
que tenia a m ano, que ahora sum aban, tras recib ir lodos los refuer
zos dispon ibles, alred ed o r de sesenta mil. G ran l contaba con m ás tle
cien mi! soldarlos, pero su ataque estuvo descoortlinado. Se abstuvo
tle ord en ar un ataque frontal con lra la que reconoció com o una muy
sólida posición enem iga, pero creía -e rró n e a m e n te - que el E jércilo
tlel N orlo tle V irgin ia estaba al lim ite de su resistencia, y esp erab a ro
roñar ro n una clara victoria el resultado de las inm inentes elecciones
presidenciales. G rant com enzó el ataque en m edio tle la nsruridad
el i de junio, luego este se in tem im p ió durante lodo el día. A l ama-
necei tlel 3 de ju n io de tHfi.j, tres cu erpos tlel Ejércilo tlel P otom ar
atacaron, El resultado fue una calam idad, peor que Kredericksburg.
Lo que frustró las esperanzas de victoria tle G rant fueron los prrpa-
ralivos con que los hom bres de L ee procuraron hacer in expugn ables
sus posiciones. La lucha durante los prim eros días tle junio h abía sitio
lan intensa tpie lo que ocu rría en el cam po tle batalla había im pedido
a G ran t y a M earle v e r cuán hábilm ente el Ejército del Norte de V ir
ginia había prepararlo el terreno que defendía. Intensas escaram uzas
en l l a u ’s Shop, a lo largo tlel ló lo p o tn m o y , en el M atadrqu in , en
B úhesela C h u rrh y en el propio C o id Ila rb o r. escaram uzas que bien
podrían haber sido denom inarlas com o batallas por derecho propio,
no solo habían frenado el avan ce ele (iran t sobre R ichm on d, sino (pie
habían solidificado el control con federado de un le rien n altam ente
defen dible, un laberinto de pantanos, m atorrales y barrancos, que les
había p em iitklo e x c a v a r un frente cón cavo, una curva ron oirás dos
co n cavid ad es subordinadas, totalm ente cubiertas por m iles de rilles
y docenas de piezas de aitille ria; el frente cenia unos once kilóm etros
de largo, y sus extrem os descansaban en el T olop otom oy y el C hic-
kaliom iny, por lo que no era susceptible de ser rodeado. So lo podía
ser atacado fronlalrnente. aunque por dónde atacarlo era algo (pie
intranquilizaba a los com andarnos de la l'n ió n , quienes Iratahan de
escudriñar qué se ocultaba tras el m uro de vegetación (pie se alzaba
ante sus hom bres. A l inicio del enfrentam iento en C o id Ilarb o r, una
sem an a anies del i tle junio, un soldado de la U nión de! 110o reg i
m iento de O h io se habia referido al escenario de la acción com o “ esle
sitio con aspecto de ¡u ngía"; el entorno ile las descuidadas lio n a s de
lab or de R ichm on d realm ente record ab a al de la jungla, m ás al norte,
y aunque la línea (pie lo cruzaba habia sido e xca v a d a con bayonetas,
bandejas y vasos -la s palas no eran una preocupación general en
ninguno de los dos ejércitos v la herram ienta para cavar (rin d ie ras no
se h abía inventado to d a v ía -, los soldados del Ejército del Norte de
V irgin ia se habían vuelto expertos en hundirse bajo la superficie cada
vez que am enazaba algún com bate serio. Si bien (iran t no sab ía lo
que tenia delante, sus órdenes para el 3 de junio fueron que el deci
m octavo, sexto y segundo cu erpos avanzaran a las cuatro y m edia (le
la m adrugada y atacaran a lo largo de lodo el frente.
El plan era atacar sim ultáneam ente lodo aquel frente de once ki
lóm etros. pero d eb id o a su form a cón ica la linea de la U nión no lo
gró ejercer la m ism a presión en lo d o s los punios. El ataque divergió.
Tam bién le restaba con centración el hecho de que los atacantes 110
podían v e r claram ente al enem igo, [mes este se hallaba oculto detrás
de parapetos o de la vegetación, Incluso a los defen sores les fallaba
visib ilid ad ; I.ee operab a más de oído que de vista. C u an d o am u rilló
la intensidad del ataque, com entó a un subordinado, al increm entarse
el estruendo de la m osquetería, que aq uello era lo que m ataba y no
la artillería, tu y o rugido em pezaba a hacerse oír. F,l fuego co n fed e
rado com enzó a frustrar los esfuerzos de la U nión por llegar hasta la
posición enem iga, esfuerzos que: en algunos siLios se ren ovaron hasla
catorce veces. L o s asaltos m ás contundentes y frecuentes fueron los
perpetrados en el extrem o derecho de la linea con federada por el se
gu ndo cuerpo de H ancock contra los hom bres de M arvlan d y Alaba-
m a atrincherados a lo largo de Roatsvvain C rcc k . F.l fuego defensivo
era lan inlenso que a las seis en punto el suelo frente a los terraplenes
con federado s estaba cubierto con los cu erpos ríe m uertos y heridos,
m ientras que los supervivientes escarb aban la lieira con cucharas y
uñas procurando levantar el m ás m ínim o refugio. En algunos lugares
las tropas de la U nión llegaron hasla el parapeto enem igo v desaloja
ron a los con fed erad o s; pero Lee, tem iendo debilidad en este punto,
había posicionado su única re serva en la retaguardia, y el terreno p e r
dido fue reconquistado, con pérdidas aún m ayo res para la U nión. Fue
en esle m om ento cuando el general F.vandor l.aw form uló su célebre
com entario de que aq uella batalla “ no era gu erra sino asesinato'1. Los
soldados de la U nión que no estaban m uertos o incapacitados se refu
giaron detrás de los cad áveres de sus com pañ eros o intentaron arras
trarse ríe vuelta, pero cualquier señal de m ovim iento atraía el fuego
de los tiradores. M eade em itía órdenes a in tervalos de quince minutos
de continuar con los ataques, pero estas no pudieron ser obed ecidas,
incluso si llegaron hasla aquellos que se apretaban contra el suelo
bajo el fuego con fed erad o , y no habia tropas frescas para reforzar el
frente. H acia las diez en ¡ututo y a se h abía vuelto obvio que el ataque
era un catastrófico fracaso; ob vio para las torturadas tropas del frente
y progresivam en te o b vio para M eade y los dem ás superiores de la re
taguardia. M eade con tinuaba orden an do avan zar pero sin resultado,
y en algu nos casos se encontró con rotundas negativas a obedecer.
A p ro xim ad am en te de tres m il a siete m il soldados de la l ,’ nióil habian
resultarlo m uertos o heridos, in clu yendo un núm ero d e sp ro p o rcio
nado de oficiales; la m ayoría de las b ajas se había producido en la
prim era hora del asalto de la U nión. C uatro días después de iniciada
la balalla, días invertidos en escaram uzas y disparos desde cubierto.
Leí- y (iran t por 1 ¡n acordaron lina Irogna para recoger a los heridos y
enterrar a los rnucrlos. L os confederarlos, aunque m ucho m ejor prote
gidos, habían tenido m il quinientas víctim as m ortales, l.u el intervalo,
un gran núm ero d r los heridos d e s a t e n d id o s hahia m uerto de ihock,
tle pérdida de sangre o de sed.
(iia n t decidió suspender la ofen siva. M ás tarde escribió en sus me
m orías: “ ,S iem pre lam enté el último asalto a C o id Ila r b o r ". A decir
verdad, toda la batalla fue lam entable, pues hizo m ás dafio a la U nión
que a la C o n fed eració n , y al linal R ichm on d seguia estando lejos.
(iran t tenia ahora que reconsiderar su estrategia para llevar aquella
cam pan a a un desenlace, que le parecía, erróneam ente, que podía
ser rápido. L o que no podia perm itirse, al m enos en esta etapa de la
C am p añ a Terrestre, era otra batalla contra atrincheram ientos, pues
com batir detrás de terraplenes favorecía a los defensores con fed era
rlos, a m enudo en térm inos tle dos o m ás bajas contra una, E n co n se
cuencia, después de C o id Ila rb o r decidió d ivid ir sus esfuerzos, lo cual
si podía perm itirse dada su gran superioridad num érica, instruyó a
Sheridan que con dujese su cab allería a atacar el extrem o sur del valle
de Shenandouli, d e don d e ven ía gran parte tle la com ida del F.jér
cito del Norte de V irgin ia, para destruir sus con exiones ferroviarias
con R ich m on d. l.a incursión de Sheridan solo fue exitosa a m edias,
pues fue in terceptado por la cab allería de Lee, ah ora com an dada por
W ade 1 Lim pión, en la estación de T revilian y no logró unir fuerzas
ro n las tropas unionistas del general D avid llu n te r en el valle. I [lin
ter, hostigarlo por las guerrillas con federadas, logró p o ro m ás que
la destrucción riel Instituto M ilitar de V irgin ia en L e xin glo n . donde
prendió fuego a los edificios antes ríe batirse en retirarla a través tle
las m ontañas hasta el oeste de V irgin ia. Su d esban d ad a fue p ro vo ca
rla por la aparición de! viejo ejército del valle de |ackson. ahora c o
m andado por fubal liarly, quien hizo gala de extraordin aria iniciativa
en el uso tlel valle, com o lo habia hecho en su día Slonevtall. com o
una rula ríe avan ce que am enazaba a W ashington. Tras enfrentarse a
llu n te r en Lyn ch b u rg en junio, liarly se v o lv ió y cruzó el Potom ac
en julio, llegó Iiasla Fretlerick en M arvlanrl, y procedió a siliar las
defensas de W ashington, que habia sido despojad a de su gu arnición
pura reforzar a las tropas do (ira n í rn V irgin ia. U n contingente rio
la U n ión , ol sexto cu erpo, fue enviarlo ríe vuelta a loria prisa y llegó
¡usto a tiem po para disuadir a E arly de m ontar un ataque. H ubo rio
lodos morios un n ím b a lo im provisado, <|ue fue presenciarlo por el
presidente, su prim er avislam iento de la realidad tle la gu erra hasla
ese nioinonlo. O irás tropas rio la U nión m archaban al rescato, y Early
se encontró entro dos fuegos, rio m odo i|ue prudentem ente decidió
retirarse a V irgin ia y escapó sin sufrir bajas. M as ro m o hahia llegarlo
a ocho kilóm etros de la (Jasa Blanca, cau só sensación , y reavivó el
espectro tle un resurgim iento m ilitar riel Sur.
Sem ejante reacción ante lo tpio no era m ás rjue una incursión irn
pertinente fue tlel tritio injustificada. Era la C o n fed e ració n la quo os
lab a ahora 011 peligro, en peligro m ortal, m ientras G ran l avan zaba
inexorab lem ente hacia su capital. Lee había lograrlo contenerlo hasla
ahora m edían le su inigualable habilidad p ara m aniobrar, llevan do a
su perseguidor a un terreno en el que él pod ía alrincherarse y librar
exiiosas batallas defensivas. Pero se estaba quedando sin espacio en
don d e continuar su juego tle evasió n y dilación, encerrado com o es
taba entre la bahía tie C h esap eak e, los cursos inferiores tle sus ríos y
las fortificaciones de R ichm on d. E! 13 de junio G ran l reliró su e jé r
cito tle su posición en Colrl Ila rh o r y m archó hacia el sur, dejando
R ichm on d al oesle. hasla que llegó al estuario del río Jam es, donde
había concertado reunirse con una brigada constructora ríe pontones.
L o que aconteció entonces fue un logro casi sin preceden tes de in ge
niería militar, ol cual fue posible porque Lee. tem poralm ente falto rio
cab allería, había perdido c o n la d o t on (ira n í y no lograba identificar
su p arad ero. M ientras tim ab a su cegu era militar, la colu m na tle p o n
toneros tendió un arco de un lado al otro riel Jam es, do fi.pi m etros
tle largo, y tle osle m odo el Ejército riel Polom ac cruzó con las bolas
secas, justo al este d e C ity l'oin l. La cam pañ a había regresarlo al es
cenario en el que M rC le lla n hizo su p rim er intento por lom ar Ricli-
rnnntl en con la diferen cia rio que ahora las operaciones estaban
en m anos de un hom bre quo b uscaba razones para seguir avan zando,
en lugar tle excu sas para evitar la acción, (ira n í com enzó a cruzar el
|am es el 14 do jlinio, y y a el 15 de junio estaba desplegando los dos
cuerpos m ás avan zados tle los cinco que llevab a frente a las trincheras
i|ue defen dían IVtersburg, la ciudad ferroviaria de R ichm on d, por la
que pasaban cinco ferrocarriles. Su rap lu ra dejaría a Richm ond sin
com u nicación con el resto del Sin y gai anti/.aría la decapitación d e la
C on fed eración .
G ia n t com prendió es tu. V tam bién I,ee, <|uien estaba decidido a
hacer la defensa de l'elersb u rg tan tenaz com o fuese posible. 'Ireinla
y <ius kilóm etros separaban a am bas ciudades, pen i gTaeias a la ex
Iraordinaria habilidad para cavar del Ejército del Norte de V irginia,
adquirida durante las batallas cam pales de la C a m p a ñ a Terrestre, era
posible conectarlas con terraplenes continuos que protegieran los fe
rrocarriles y las afueras de la p ro pia capital. C u an d o las tropas de la
U nión, que habían cruzado el Jam es m ediante pontones, llegaron a las
inm ediaciones de IV tersburg a m ediados de junio, encontraron los te
rraplenes term inados a lo largo de dieciséis kilóm etros, l.o s parapetos
tenían seis m etros tle espesor; y el foso de delante, quince m etros de
profundidad. L as defensas incluían cincuenta y cinco posiciones arti
lleras llenas de cañones. Sm ilh, el com andante de cuerpo de la Unión,
110 se percató de que B ran regard casi 110 disponía de tropas para guar
necerlas. Tem iendo que se repitieran las pérdidas sufridas en anterio
res ataques a trincheras confederarlas, com o en C oid Ilarb o r, no quiso
m ontar un asalto hasla la noche, y aun cuando sus soldados tom aron
kilóm etro y m edio de trincheras, no lograron seguir avan zando, lo
que perm itió a L ee traer refuerzos desde R ichm ond. D urante los tres
días siguientes, am bos batirlos se reforzaron, pues Grane trajo más
hom bres del Ejército del Polom ac desde el otro lado del Jam es y Lee
di-hilitó las drTensas de R ichm on d para refo izar las de IVtersburg. F.l
iX de ju n io el general M eade perdió la pacienc ia con sus subordinados
y ordenó un avan ce general, pero los hom bres, rerord an do C o id Har-
bor, 110 estaban dispuestos a correr el riesgo, U no de los regim ientos
de artillería pesada que habia sido reconvertido en infantería se lanzó
a la carga a cam po través contra los parapetos, solo para perder a tres
cuartas parles de sus hom bres. Entonces M eade ordenó hacer un alto,
con la anuencia de G ran l, quien orden ó al ejército ca v a r trincheras y
esperar hasta que se encontrara un punto débil.
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D espués do esla (Irrisión, la lucha por Petorsburg y R ichm on d se
resolvió cu un em pale que se anticipó a hi lu d ia d e trincheras en el
líe n le O cciden tal sesenta años más tarde, y por la m ism a razón: el
insostenible núm ero d e bajas. D esde prin cipios d e m ayo, al iniciarse
la C a m p a ñ a Terrestre con el com b ate en la Jungla, el ejército de la
U nión perdió sesenta y cinco mil hom b res entre m uertos, heridos y
desaparecidos, un índice de bajas igual a tres quintas parles de las (pie
había sufrido durante los tres años anteriores. G racias a la superio
ridad del Norte en recursos hum anos y a la eficiencia de su proceso
de alistam iento, sus pérdidas aún podían ser repuestas, cosa que el
S o r estaba cada vez m enos en con diciones de lograr. No obstante,
era im posible sostener sem ejantes pérdidas do m anera incesante. I.os
inform es del núm ero de b ajas en los periódicos alentaban a los regi
m ientos cuyo tiem po h abía e xp irad o , aquellos que fueron llam ados
a servir durante tres años en iS íii, a insistir en su derecho ;t d esm o
vilizarse, y tam bién increm entaron el ín dice de deserción, que en su
peor m om ento llegó a ser do cien al día. No fue nada sorprendente
que la lucha por lom ar IV lersburg y R ich m on d d erivara durante la
segunda mitad dol verano do iKti ¡ en un asedio, en el que las fuerzas
do la U nión p ro cu raban rodear R ich m on d p o r ol oeste y los defen so
res extendían sus trincheras p ara im pedirlo. E l E jércilo del Polom ac
tam bién trató de cortar los ferrocarriles que llegaban a la ciudad, y
su cab allería destrozó m uchos kilóm etros do vías de W eldon y South
Sido. Poro los soldados de cab allería no pudieron m ontar un bloqueo
perm anente de ta.s lineas de com u nicación , pues ios con federado s
volvieron a poner en m archa los ferrocarriles, un logro extraordinario
ilada la escasez do casi tocio tipo de equipam iento ferroviario, sobre
lodo de rieles y clavos do linea. El Su r ya estaba can ibalizando los fe
rrocarriles m onos esenciales p ara conseguir rieles para las con exio n es
vitales, lla h ta tam bién otros recursos. U n ferrocarril de T exas que se
había q uedado sin locom otoras m antenía ol tráfico m ediante b u eyes
quo tiraban do los vagones. D urante casi 1111 año de asedio entro iSt> |
y 18(15, l ° s ferrocarriles que llegaban hasta R ichm on d so m antuvieron
activos. Solo cuando se lograse interrum pirlos tendría éxito (‘I asedio.
Entre agosto y diciem b re de 18(14 las lineas apenas se alteraron.
(¡ran l había abrigado la esperanza de que, si apresuraba la C am p añ a
Terrestre, lal vez podría poner fin a la guerra lan pronto llegase hasla el
río Jam es. Probablem ente no era una esperanza realista; pero su incum
plimiento no significó «pie la cam paña hubiese fracasado en sus objeli
vos. Ln un inicio, el Ejército riel Polom ar se hallaba en la m ism a línea
<|tte ocupara al com ienzo ile la gneria y lo separaban di- llichm nud más
tle ciento sesenta kilóm etros de territorio sum am ente defendible que
incluía barreras acuática* tales com o los ríos R appahaunock y Rapidan,
el 'loloptítom oy. el M atlapony, el Pam unkey, el Norlh y el South A n n a
y el C hickahom iny. Etlü e el 4 de m ayo y el 15 de junio de l8(i.|, el
Ejército «leí l’olom ac había reconquistado lodo el lerrilorio entre el R a
ppahaim ock y el Jam es, controlando todas las barreras acuáticas y ten
diendo [mentes sobre ellas, construyendo carreteras y reparando ferro
carriles. Territorial mente, fue uno de los m ayores triunfos de la guerra.
El costo había sido espeluznante. E as pérdidas de (iran í habían sido
de aproxim adam ente 1.30 0 hom bres al día. para un lotal de 52.(100 en
cuarenta días, un precio terrible en térm inos de vidas humanas, aunque
la U nión pudiera perm itírselo y la C onfederación no. Las 33 .0 0 0 bajas
ile Lee eran un saldo perm anente. El efeclo m oral sobre, el ejército de
G rant se hacía patente en el aspecto de los que sobrevivieron a aquella
terrible experiencia para tom ar parte en el asedio de IVtersburg. C om o
describe Jam es M cPherson, aquellos que habían peleado en la cam paña
de m ayo a junio, com batiendo casi todos los días, con duras marchas
enlre los enfrentam ientos y sin descanso de la acción, se habían vuelto
flacos y crispados' . Testigos han com entado que los hom bres del E jér
cito del Potom ac habían envejecido varios años en unos pocos meses.
A sim ism o, desde el horror de M ulé Shoe hasla el rechazo tle C oid
Ilarbor, habían perdido las ganas de atacar terraplenes. Fue también
por esta laxón por lo que Beauregard logro defender Peteisbnrg con tan
pocos hom bres en los prim eros días del asedio, cuando la ciudad hu
biera podido ser tom ada con un solo golpe decidido. L a única unidad
norteña a la que lite posible persuadir de que atacase lúe de nuevo uno
de los regim ientos de artillería pesada que (iran t había reconvertido en
infantería. Y tam bién pagó un precio terrible por su im petuoso asalto
contra los terraplenes, perdiendo (Í32 hom bres de 850.
A unque la disparidad num érica entre defen sores y ataran tes g aran
tizó <pic* G ran l pudiera llevar a buen térm ino t'l asedio a Petcrsbnrg en
poro tiem po, todos sus esfuerzos en el veran o de 18(14 fracasaron. LI
p ro b lem a de. la U nión e ia <|ue cada voz (pie extendían su linea hacia
el sur y el oeste de las defensas con federadas, sus oponen tes siem pre
encontraban hom b res para alargar un poco m ás su linea y gu arn ecer
las n u evas defensas. A linalcs de junio (iran t intentó un nuevo m é
todo. U no d e sus regim ientos de asedio, el ]K° de IV nsilvania estaba
form ado por m in eros de carbón , lin o de ellos sugirió a su coronel,
U en ry l’ leasants, cpie era in geniero de m inas, (pie el regim iento p o
día ca v a r 1111 túnel ba¡o las líneas y vo lar un fuerte con federado (pte
dom inaba uno de los sectores. PleasanLs obtuvo perm iso para inten
tarlo y en un m es excav aro n un túnel de ciento cincu en ta metros (pie
term inaba en una cám ara con cuatro toneladas de pólvora. Luego la
cuidadosa planificación se em pantanó en insignificantes disputas so
bre cóm o proceder, U na form ación de la U nión recibió instrucciones
so b re cóm o ap ro vech ar la devastación cu ando la m ina fuese detona
da. IVro ro m o esta form ación estaba integrada por soldados negros,
en el últim o m inino se d ecidió sustituirla p or lina form ación blanca.
D espués de la e xp lo sió n -q u e abrió un hueco de cincuenta m etros
de largo, dieciocho de ancho y diez de profundidad que septdló a
lodo un regim iento y una batería artillera co n fe d e rad o s-, la fo rm a
ción blanca, que no h ab ía recib ido instrucciones, y cu yo com an dante
se h abía quedado atrás, avanzó dan d o tum bos por entre la d evasta
ción, descendien do por el cráter en lugar de sortear el perím etro, y
rápidam ente fueron víctim as del im provisado fuego d efen sivo de los
con federados y de un bien ejecutado contraataque. Los con traata
cantes sorpren dieron a la división negra, que había sido en viad a con
retraso, en una posición indefendible y m asacraron a m uchos de sus
soldados en el cráter. C u an d o linalm ente el com bate cesó, más de
cuatro m il soldados de la U nión habían resultado m uertos o heridos
y la línea con fed erad a perm an ecía salvo por el inm enso hueco (pie
dejó la e x p lo sió n - intacta.
Tras ser rechazado en W ashington en julio, Ju b al F.arly se retiró al
valle de .Shenandoah, perseguido por Sheridan , a quien G rant dio
instrucciones ad icion ales d e arrasar el valle [jara acabar delinitiva-
(i)etile con el sum inistro de provisiones que de allí llegab a al Ejército
del N orle de Y'irginia. Sheridan acom etió enérgicam ente esla larea,
d escubriendo eil el proceso «jue E arly se había retirado a W inchester,
donde su posición parecía vu lnerable. El íy de septiem bre Sheridan
atacó y dispersó a las fuerzas de Early, captu rando a m iles de pri
sioneros. C u an d o E arly se retiró a l'ish e r’s f
lili, al sur d e Strasburg,
Sheridan atacó otra vez el 22 de septiem bre y lo obligó a adentrarse
casi cien kilóm etros en las m ontañas. Lee reaccionó en vian do a E arly
una división de infantería y una brigada de cab allería. A pesar ríe la
noticia de esle refuerzo con federado , Sheridan ab an d on ó a su ejér
rito y se fue a W ashington a una reunión. M ientras Sh erid an estaba
ausente, E arly concentró sus fuerzas y atacó al am anecer. So rp ren d ió
totalm ente al lijercito del Shen andoah y lo hizo retroceder seis kiló
m etros. l’ero Sheridan había regresarlo la noche anterior, y cu ando se
despertó con el ruido riel com bate, salló sobre su m ontura y cabalgó
hacia el fragor del tiroleu. Atmrjue E arly h abía dispersado una parle
de las fuerzas de la U nión, el sexto cu erpo todavía estaba intacto, y
Sh eridan , gritando a los hom bres rpie lo siguieran, en lo que Ja m e s
M c l’ herson llam a “ el ejem p lo m ás notable de liderazgo personal en
el cam p o ríe batalla en esla guerra"*1 , logró reorganizar sus (ropas
m ientras avan zab a al encuentro tlel enem igo y d esen cad en ó un con-
Iraatarpie rpie p ro vocó «pie el ejército de F.arly se desintegrara, hir-
ven do en desb an d ad a hacia el sur. D e este m odo, la batalla de C ed ar
C re e k , que parecía una d ecidida victoria con federarla, term inó sienrlo
un triunfo de la U nión . C o n el v alle pacilicado y esquilm ado de torla
riqueza. Sheridan pudo finalm ente retirar el Ejército del Shen andoah
y reunirse con (Jrant en las etapas finales del asedio a l ’elersburg.
Pese a las continuas b uenas noticias riel ejército de Sherin an en
G e o rg ia , el fracaso ante Pelersburg p ro vocó un se ve ro d eclive en la
m oral norteña durante el verano de 1864. El partido por la paz e n co n
tró una n u eva vo z m ientras que los republicanos, incluirlo el propio
presidente, se lo m ab an caria vez más pesim istas respecto a la p o si
b ilidad de gan ar las eleccion es presiden ciales ríe aquel otoño. JcíTer-
5011 D avis hizo ofertas de paz, y Lincoln accedió im prudentem ente a
reunirse con los representantes sudistas para discutir sus térm inos. A
[tesar del tem or (le l.in co ln a I: ls m ilicias de guerra d esfavorab les y a
la angustia persona) que lo p ro vocab an los inform es do bajas, la insis
tencia del Sur cu ser tratado co m o un com batiente legítim o ro n de
rocho a la in dependencia continuó p roporcionand o a Lincoln, quien
era <lcl lodo inflexible* en este punto, la con vicción necesaria p aia
resistir hasta una victoria final. L a m isión de paz sudista fracasó, com o
tam bién los esfuerzos siidistas por fom entar la traición en ol M edio
O este, en tanto que las perspectivas electorales de Lincoln m ejoraron
hacia ol final dol verano. He vital im portancia para la cam p añ a presi
dencial fue la conquista <le Atlanta por Sh c m ian en septiem bre, Ir a s
El resultarlo de la últim a sem ana deb iera con ven cerlo de la fu
tilidad d e continuar resistiendo en la lucha. Siento que es así y
considero m i deber librarm e de la responsabilidad de cu alq uier
n ueva efusión de sangre solicitándole que entregue esa porción
del Ejército C o n fed e rad o del Sur co n o cid a com o el Ejército del
Norte de V irgin ia.1'
IR R U M P IE N D O E N E L S U R
C
JL^/he u n an . a quien (ira n í h ab ía dejado al m ando en ol O este -un
térm ino que d u ran lc la guerra se usaba para in dicar las cam pañas no
libradas en V irgin ia, M aiv lan d y IV nsilvaina. sino allí don d e co m ie n
za geográficam ente el sureste d e Estados U n id o s-, recibió el 14 y el
ly de abril dos cartas en las que el general en ¡ele exp o n ía a grandes
rasgos sus planes para la conclusión de la cam paña en el O esle. L a or
den de G rant a Sh erm an y sus ejércitos en Tennessee para la cam paña
ríe i8(>.| y l8(><; habia sido “ avan zar co n lia el ejército de Jo h n sto n , d is
persarlo y adentrarse en el territorio en em igo hasta donde se pueda,
infligiendo torio el daño posible a sus recursos b é l ic o s " .A r le n la s del
Ejército del l’olom ac, G ran l tenía oíros tres ejércitos disponibles en
i8ti,j: los de lianks en N u eva O rlean s, fíutlor en la cosía de V irgin ia y
Sigel en V irgin ia O cciden tal. Sigel era responsable riel valle de S h e
nandoah, tlel que L e e extraía m uchos ríe sus sum inistros; Rutler debía
op erar en el río Jam es cerca de R ich m on d, con el objetivo d e cortar
las com u nicacion es ferroviarias tle la ciudad con el resto ríe la C o n
federació n ; G ra n l con fiaba en que llan ks penetraría en M ississippi y
tom aría M ohile, un im portante centro naval y ferroviario.
Pero la operación clave e ra la ríe Sh erm an , quien com an daba, a m a
nera de fuerza com b in ada, el Ejército del len n essee tle M cPherson
( 2 4 . 4 el E jército riel C u m b erlan d ríe Thom a.s ((>0.773) >' 1 ' Ejército
riel O h io de John S rh o lield (13.559), con una fuerza lolal de 98.797
hom bres. Sil larea parecía sencilla: avan zar desde las inm ediaciones
de Dalton hasta A llanta, ciento cuarenta kilóm etros hacia el sur, dis
persar al Ejercito tle Tennessee tle Jo h n sto n , lan solo ríe sesenta mil
hom bres, y derrotar por el cam ino a las unidades (pie lo com ponían.
E sío era más fácil decirlo que hacerlo. Parte riel problem a tle Sherm an
era su m uy larga y atenuada linea de com unicacion es, que se extendía
linos ;(io kilóm etros a lo largo del ferrocarril W estem -Atlantic has-
la su base principal eti l.o u isv ille ¡K en lu rk y), atravesan do una gran
cantidad d e territorio hostil o p or lo m enos peligroso, l ’or otra parte,
desde Dalton en adelante, los defen sores podían h acer uso de varios
accidentes sum am ente defen dib les, sobre lodo los rios O ostanaula,
F.lowah y C battaliooch ee, y la abrupta lad era del monte. K ennesaw .
A dem ás, la estrategia favorita de Johnston se adaptaba perfectam ente
a aquel terreno, puesto que consistía en eludir el com bate cuando
fuese posible y sacar ven taja m ediante m aniobras.
S h e n n an com enzó a adentrarse en el Sur el 4 de m avo di" 1864,
dejando C h allan o o g a para ir a enfrentarse a Jolinsloii en la ruta que
con ducía basta A llan ta (por entonces 110 era Atlanta la capilal del es
lado de G e o rg ia, sino Milledgevillc*). El có m b ale com enzó en Tunncl
1 lili, uno de los p iros del m onte l.ookout. capturado por Sherm an
el m es anterior. Tras algunas en érgicas escaram uzas entro las a v a n
zadas, T h om as, con el general O liv e r llo w a rd . uno de sus co m an
dantes de cu erpo, estuvo el 7 y el 8 de m ayo intentando d esalojar a
los con federados del terreno ele vad o , para poder abrir un cam ino
hacia adelante. Johnston le opuso 1111a m uy eficaz resistencia, hasla
que M c l’herson, cu ya Iropa se vio sum am ente in volu crada en la re
friega, tuvo «pie retirarse y esperar entre Silgar I lili y el paso tle Ruz
zard RoosI por una m ejor oportunidad. Johnston no se la con ced ería
hasta el i¿ de m ayo, cuando, en la que Ilo w a rd llam ara “ una de sus
retiradas lim pias", dejó abierto el cam ino. Los hom bres de Sherm an
alcan zaron a los suyos en R esaca el 14 d e m ayo, y se encontraron con
que Jo h n sto n , con trincheras y b arricadas, había fortalecido aquella
posición, en opinión de lln w a rd , tanto com o los r e n o s de M arye en
F redericksburg. M ientras el ejército avan zaba, Sh en n an , que había
pasado la noche ante su m esa de n iapas, apro vech ó la oportunidad
para echar una siesta contra el tronco de un árbol. U n soldado que
pasaba com en tó: “ B on ila m anera d e com an darno s'’ . Sherm an, que
eslaba m enos dorm ido de lo «pie parecía, e xclam ó : “A lio ahí, ami
go. M ientras vosotros dorm íais anoche, yo estaba haciendo planes;
y ahora m e estaba echando una siesta". Sherin an, el m enos engreírlo
de los hom bres, d ejó aquel intercam bio allí. A veces lo confundían
con lin ¡oven oficial de m enor rango, pues m edía m onos fie un m elro
setenta, y posaba m enos tle setenta kilos.
íil com andante con federado ro n lra ol quo lucharon on K esaca fuo
León idas l’olk, el o b isp o e p isro palian o reconvertido on general. Du
ranto la noche dol 14 de m arzo, este intentó alejar a los hom bros do
M cP h cison , pero sus esfuerzos fueron rechazados. I.os con federados
perdieron 2.800 hom bres y la U nión 2.747 *‘ n Ia batalla d e R esaca.
Sherm an tenia 1111a actitud enteram ente realista respecto a las b ajas do
gu erra: “ lis necesario cau sar una cierta | | m ortandad, para lograr el
fin” . F u R osara, S h erm an peleó ofensivam ente, Johnston d e fe n siv a
m ente, ayu d ad o por parapetos do tierra. Johnslon se replegó entonces
hacia C alh o u n , A d airsville, y C assv ille donde se detuvo para librar la
batalla de la cam p añ a, pero luego continuó su retirarla hasla m ás allá
del siguiente* ram al de los A p alach es hasla A llatoon a.
Sherm an, quien co n o cía A llato o n a de una visita anterior, decidió no
pelear allí. Iras rep arar ol ferrocarril siguió avan zando hacia Atlanta
pasando por Hallas. Jo h n slo n adivinó las intenciones tle Sherm an y
lo obligó a pelear 011 la parroquia tle N ew Ilo p e tlel 25 al 28 tle m ayo,
una pequeña victoria para la U nión. Sherm an com en tó: “ F.l cam po so
hallaba en un estado casi natural, con pocas o ninguna carretera, nada
que un europeo pudiera en ten der1'.*9 Johnston continuó retirándose,
recogiendo refuerzos por el cam ino hasla reunir un lolal de 62.000
soldados. Su rula lo llevó hasta M ario lia, onlré B iu sli M uunlain y
Lost M uunlain. La línea tle Johnston ora d em asiado larga para su
núm ero de hom bres, tío m odo que recogió sus flancos y so concentró
en Konnosaw. Sh erm an reparó el ferrocarril hasta su cam pam ento,
esperan do la batalla quo sabia llegaría. D urante las vísperas, hubo
constantes escaram uzas, on las quo debieron in terven ir las baterías y
la línea de batalla. Sin em bargo, ol intento de Sh erm an por arrasar la
posición de K ennesaw fracasó, con tres m il b ajas de la U nión y C30
tle los confederados. Sin em bargo. Jo h n slo n q uedó tan dobililado que
ab andonó sus líneas y se reiiró hasla el río C h allah o o ch cc el 10 do j u
lio. Sh erm an rindió hom enaje al m odo on que Johnston dirigió la reti
rarla, diciendo q ue sus m ovim ientos fueron “ oportunos, ord en ad os y
sin d e jar nada atrás” .3” L a U nión “ so había adentrado ciento noventa
kilóm etros en ol territorio enem igo, con un ferrocarril de una sola vía
que tenía que traer ropa, com id a, m uniciones, lodo lo i|ue rei|uc'rían
cien mil hom bres y veintitrés mil anim ales. La ciudad de Atlanta, que
era la p u rria de entrada al interior del im portante estado de G eo rgia,
estaba a la vista; el ejército que la protegía estaba debilitado poro no
derrotado, y teníam os que seguir adelante", ilustrando el principio
tle que "un ejército a la ofen siva tiene que m antenerse a la o fen siva” .
[.a lucha a lo largo del rio O oslanattla fue intensa. F.l 15 de jo
lio. Sherm an dio instrucciones a las Iropas com an dadas p or Ilo o k e r,
quien desde que fuera relevad o del m ando ejercía d r com an dante ríe
cuerpo, ro n extraord in aria ecuan im idad. F.itvió a la caballería e hizo
construir pontones sobre el O osian au la, logrando así la superioridad
num érica. Tras un día de duros com bates, arrasó casi lodo el terreno
que tenía delante. D urante la noche Johnston decidió que no podía
continuar d efen diendo la posición de R esaca y retiró el Ejército tle
Tennessee. Al día siguiente los con fed erad o s com pletaron una retira
da exten siva, hasta la línea de R om e Kingston C assville, a lo largo
del rio Etow nh. O liv e r llo w a rd . com partiendo el m ando ro n Sher
m an, continuó avan zando y recib ió el fuego de la artillería rebelde,
(¡ue m aló a vario s cab allos de la U nión. Sin em bargo, el enem igo os
lab a ahora m uy desm oralizado p o r el e xiloso avan ce unionista desde
R esaca, llo w a rd capturó cerca de cuatro mil prisioneros, incluirlo un
regim iento entero.
Sus ingenieros tam bién estaban reparando enérgicam ente el fe
rrocarril que se extendía de vuelta hasta N ashville y Louisville. La
m añana del 18 de ju lio recibieron por el telégrafo reparado de Re
saca la noticia de que ya estaban llegando el tocino, las galletas y el
café, los pilares de la dieta del soldado de la U nión. Los confederados
continuaban replegán dose, aún m ás de prisa ru ando Johnston, en el
Etow ah, descubrió que la vanguardia tic la l'n ió n estaba al sur de
su posición, con gran núm ero de tropas, en C artersville y Kingston,
donde Sh erm an había m ontado su cuartel general. F.l general llo w a rd
encontró aquella cam piña de granjas y bosques tan pintoresca com o
si nu hubiese guerra, y aquel entorno alentó a Sherm an a dar tres días
de descanso a sus soldarlos, No obstante, la abundancia de m adera
perm itió a am b o s ejércitos construir fu ciles defensas, tanto para el
alaque t om o para la defensa, e inlligirse m utuam ente num erosas bajas
una vez in iciados los com bates. Fue on esla región donde, m ientras
Sh erm an avan zaba hacia A llanta, el ob ispo Polk fui: atravesad o por
una descarga de artillería, m uriendo al instante. M ediante una nueva
retirada, Johnsion habia establecido ah ora su linea en terreno elevado
en el monte Kcnnesavv, uno d e los picos de la cordillera de los A p a la
ches, un obstáculo que finalm ente le pro po rcion ab a una posición que
.Shennan no podía rodear. E sle oslaba en realidad m ás preocupado
por la súbitam ente m anifiesta determ inación de llo o d de corlar la
con exión del Ejercito del Tennessee con su b ase distante, un objetivo
que habia llevad o a la cab allería de Nathan Bcdfnrd Forres! a atacar la
con exión ferroviaria de la U nión. Sherm an había en viado una fuerza
al contraataque desde M em phis para dar caza a Forres!, proclam ando
furiosam ente <|ue no h abría paz en Tennessee hasla ipte Forres! estu
viese muerto. L a fuerza do M em phis trabó com bato con Forresl on
Brice s C m ssro ad s (M ississippi], do n d e sufrió lina seria derrota. F.n 1111
segundo encuentro Forres! fue derrotado en Túpelo y herido, m as no
m urió. T odavía <|uedaba m ucha vida en aquella vieja fiera.
El éxilo de Johnsion en d efen der la posición de K ennesm v llegó, sin
em bargo, dem asiado tarde p ara salvar su propia posición. JcITerson
D avis haría tiem po que le tenía inquina, a raíz de lina insignificante
disputa por cuestiones de rango, pero la verd ad e ra causa de su raída
fue el descontento p opular con su estrategia do evasió n y dilación,
que era casi um versalm ente m alinterprelada com o una aversión al
riesgo de los cóm b ales. Ahora fue relevado del m ando en el O esle y
sustituido por el lugarteniente gen eral Jo h n Bell llo o d , quien, p or el
contrario, era agresivo, atrevido y valiente en lo personal. Sherm an,
intim o am igo de (iran t, anotó sus sentim ientos al em barcarse en su
prim era gran cam p añ a in dependíen lo:
F.l últim o acto ríe Johnston antes de ser destituido fue d efen der los
terraplenes que h abía construido en los cruces riel C'halLahoochee al
norte de Atlanta -d ificultad que la L'nión superó encontrando oíros
puntos jior donde cru z a r-, y luego retirarse Iras las defensas de la
propia Allanta. Su desem peñ o en las sem an as anteriores no había
sido en absoluto d esd eñ ab le; había obligado a Sh erm an a invertir s e
tenta y cuatro días en avanzar solo ciento sesenta kilóm etros, y seguía
podien do luchar.
L a prim era b alalla de llo o d com o com andante del Ejército ele len-
nessee fue en Peach Tree C reek , al norte de Atlanta, dundo se pro
puso llevar a cab o el plan de Johnston de alejar al Ejército del Cuín-
berland m ás hacia el oeste, para que Sherm an no pudiera concentrar
sus fuerzas en Atlanta, llo o d prim ero avanzó desde la posición tle
Peach Tree C re e k el 20 de julio, y atacó al cuerpo que tenía tlelan
te, com an dado por Ilo o k er, que había cruzado el arroyo em pleando
pontones. S o b revin o un com bate encarnizado, que duró cinco h o
ras. Los con federados se vieron ob ligad os a retroceder, dejan do en el
cam po unas 4.796 bajas entre m uertos y heridos, m ientras que las tle
la U nión fueron 1.710. D urante toda la cam p añ a tle Atlanta las bajas
con federadas fueron m ucho m ás num erosas que las tle la U nión, una
gra v e desventaja para la C o n fed eració n , tpte no podía perm itirse tan
tas pérdidas, llo o d se replegó detrás de sus lineas en torno a Atlanta.
Slierm an lo cercó, y llo o d , dejando a la m itad d e sus fuerzas para tle
fentler la ciudad, condujo a la otra m itad, al am paro de la oscuridad, a
rotlear el flanco izquierdo tle Sh erm an m ediante una tortuosa m archa
a través del bosque. Lslo p rovocó la que Sh erm an llam ara “ la batalla
más dura de la ram p aü a".
La línea exterior tle las defensas ríe Atlanta había sitio ya alcanzada.
C o m o (iran t reco rrió :
P
J- aralelam onte a la gu erra terrestre -b astan te desligad a d e ella,
aunque p otencialm enle crucial para su d e se n la c e -, estaba la G u erra
de Secesión en el m ar. I'ue una guerra com pletam ente d om inada
por el Norte, y 110 p o d ía haber sido de oirá num era. L a M arin a de
Estados U n id o s era una institución casi enteram ente norteña. D e sus
siete mil seiscientos m arineros, solo un puñado se unió al Sur. [.a p o
blación d e m arineros de Estados U nidos era norteña, y constituía la
m ano de o b ra de la m arin a m ercan te tlel país, una en orm e reserva de
m arin eros en tren ados que no tenía eq u ivalente en el Sur. C ie rto que,
de los 1.-JIJ4 oficiales regulares de la m arina, 3 7 3 decid ieron unirse a)
Sur: pero las filas dei servicio m ercante pudieron reponer fácilm ente
aquella pérdida. Por otra parte, al principio, el Su r casi no tenía bar
eos. D e los cuarenta y dos n avios a! servicio de la arm ada, casi todos
estaban, o bien ausentes en aguas distantes, o bien en puertos ríe la
U nión. Es verd ad que casi todos los que el Norte con trolaba estaban
anticuados y, en el m ejor de los casos, eran obsoletos: pero el Su r 110
tenía nada con qué com batirlos. Steplien M allory, el secretario de
la m arin a d e la C o n fed e ració n , recon oció desde un inicio que, sien
do esta ca.si com pletam ente in capaz de construir b arcos, tendría que
com prarlos en el extran jero, lo quo de h erh o quería decir co m p rár
selos a Inglaterra. C o n este ob jetivo envió al excap itán fie la M arina
de Estados U nidos Ja m e s Jíu lloch a L iverp o o l, don d e esle llegó a
un acu erdo en jimio de 18(11. L a parle difícil 110 fue negociar con los
astilleros, sino eludir la le y de neutralidad británica. Segú n la L e y de
Reclutam iento «le Extranjeros, que con ten ía cláusulas navales, el g«i
b iem o británico juzgaría a aq uellos astilleros que sum inistraran b a r
cos a súbditos reb eldes de algún estado extran jero am igo. Por tanto,
para trasladar cu alqu ier b arco en cargad o por la C o n fed eració n desde
aguas británicas hasla un puerto neutral, sería necesario hacerlo p a
sar co m o b a rro m ercante, y transportar su arm am en to p or separado.
Bulloch apren dió rápidam ente los trucos n ecesarios, p ero lo v ig ila
ban d e cerca agentes y dip lom áticos de la U n ión , quienes intentaban
im pedir la entrega de p osib les b arcos de guerra. El prim er navio que
B iillorh encargó fue b olad o ro n el nom bre de O re lo , supuestam ente
para el gob ierno italiano. La em bajad a n orteam ericana se percató de
qile era idéntico a una ríe las cañ on eras de hélice a va p o r que estaba
en cargan d o por entonces la M arin a R eal, pero no logró im p ed ir que
zarpara desde L iv e rp o o l. En abril de 1862 llegó hasla Nassau, en las
R aham as inglesas, donde se le sum ó un barco m ercante, ro iifiisain en
le llam ado el Rohamo. que transportaba sus cañ ones y m uniciones.
El Orelo, ahora con ocid o com o Florida, zarpó hacia C u b a , donde se
reunió con el Bahama. E l gob iern o colonial español se negó a dejar
instalar m aterial de gu erra, parte del cual ya se había co lo rad o a b o r
do en las Uaham as. y el capitán, el com an dante de la m arina confe-
d e iad a j. N. M aflill, d ecidió d esaliar «'I b loqueo y llegar hasta M obile
(A labam a). El 1‘torida fue cañ oneado al atravesar el b loq u eo, pero
110 sufrió dañus graves y consiguió lo car puerto en M ubile, donde
perm an eció los siguientes cuatro m eses.
F.n enero de 18(13 se escabulló, evad ien d o el bloqueo, y se adentró
en e l Atlántico, donde capturó algunas em barcacion es, que utilizó
para d esbloqu ear el ran al di1 n av egarió n norteño. D espués de hundir
catorce de ellas, el H on da se dirigió al puerto francés de Urest para
ser reparado- Lu ego recorrió el Atlántico, destruyendo b arro s de la
U n ión , hasla finalm ente atracar en Bahía, Brasil. A llí fue acorralad o
por un balandro de la U nión, que intentó sim ular una colisión con él.
A unque la estratagem a fracasó, el balandro con siguió apod erarse del
1-íorida, y este fue llevado a I lam p ió n R oads y allí se hundió, ap aren
tem ente a rau sa de una auténtica colisión.
El D epartam ento de la M arin a C o n fed e rad a logró adquirir varios
buques de asalto, encargando sil construcción o bien com prándolos
en el extran jero. Entre estos estaba el Georgia, originalm ente llam a
do Ja p a n y ríe p ropiedad británica; durante su c a ñ e ra com o crucero
capturó solam ente ocho barcos, y finalm ente fue llevado hasla Boston
por un navio d r la M arin a do Eslados U nidos quo lo inlorcoptó on las
inm ediaciones de Lisboa.
C o n m ucho, ol crucero con fed erad o m ás exitoso y con ocid o fue
ol c s s Alabama. Fue construido rn L iverp o o l al m ism o liem po y bajo
ol m ism o subterfugio quo ol Florida. En agoslo «lo 18O2 zarpó rum bo
a las A zores portuguesas, don d e lo lian sh ord arn n su artillería y sus
m uniciones, y bajo el m ando del capitán R ap h ael Sem in es com enzó
a asaltar em barcacion es estadounidenses. C o m o oficial de la U nión,
Sem m es había com partido su cam arote durante la C u e rra de M éxico
ro n el futuro capitán John W inslow, cjuien com an daría el b arco fe d e
ral que hundiría en com bate al Alabama al linal de su carrera com o
dep red ad o r do navios com erciales. Sem m es era sum am ente rapaz
corno m arinero y com o líder. Poco después de em pren der su travesía
com enzó a capturar prosas, pero m ientras se dirigía a la entrada del
puerto de N u eva York, el Alabama encontró mal tiem po y sufrió algu
nos daños. En consecuencia, optó por poner rum bo al ( jollín de M é x i
co. dond e, según una inform ación recibida, la U nión se proponía
in vadir T exas por mar, y decidió interceptar la flota enem iga. Pero,
para su consternación. Sem in es se topó, no con 1111 gran núm ero de
barcos m ercantes, sino con una escuadra do cin co buques de guerra
ríe Estarlos U nidos y tuvo <]lie batirse apresuradam ente en retirada.
I'ue perseguirlo por el u ss Halteras, y ob ligad o a com batir, pero se
defen dió exitosam ente, hundió al Halteras y escapó, prim ero hasta el
A tlántico Su r y luego hasla el Pacífico, donde aterrorizó elicazm enle
a las em barcacion es norteñas en aquel océano . L as operaciones del
Alabama en el Pacífico p ro vocaron que todas las em b arcacion es n o r
teñas se refugiaran en los puertos locales, lo que paializó el com ercio
de Estados U nidos en aquellas aguas. L a cuenta final de las presas del
Alabama ascendía a sesenta y cuatro, uno d e los m ayores éxitos jam ás
alcanzados por un b u q u e de asalto. A l no encontrar n u evas víctim as,
Sem m es navegó prim ero hasla las Indias O rientales, luego hasla ol
Á frica O riental, y liuulm enie hasla Rrasil. l’o r el cam ino continuó
atacando em b arcacion es d e la U nión . A su llegada a Rrasil, Sem m es
con cluyó que su b arco necesitaba reparaciones, pues sus calderas se
habían quem ado y ol cob re de la parte in ferior de su casco se estaba
desprendiendo. E n consecuencia, siguió viaje hasla E uropa, donde
en ju n io <le i8(i,i entró en t i puerto francés de C lierliu rgo y obtuvo
perm iso para que el Alahama atracase, l’oco después apareció su viejo
com pañero de a b ord o el capitán W insluw, al m an do del t;ss Kear
sarge. El Kearsarge era casi gem elo del Alahama. del m isino tam año,
de igual potencia, con casi el m isino arm am ento. W insluw declaró
su propósito de e m b arcar a los prisioneros de la U nión retenidos a
bordo del Alábanla. Sem in es se opuso a que las autorid ades francesas
con cedieran perm iso para hacer esto, ya que con ello aum entaría la
tripulación del Keatsarge. Sin em bargo, en cuanto el Kearsarge aliando
nó el puerto, Sem m es envió un recado de que iría Iras él y pelearía,
aparen tem ente porque, por una cuestión de honor, necesitaba de
m ostrar que* el Alabama era tam bién un n avio de gu erra y no solo un
asaltante de rutas com erciales.
El Alabama x a q jó desde C h erb u rg o en la m añana fiel dom ingo i<)
de junio, y detectó al Kearsarge apro xim ad am en te a once kilóm etros
al norte. Sem in es se preparó para la lucha y pronunció pata sus hom
bres un co n m o ved o r discurso, en el que les recordaba que estaban
a punto d e com batir en el C anal de la M ancha, escenario de tañías
glorias n avales para su raza. Se refería a la raza inglesa; los n orte
am ericanos por lo general se consideraban de la m ism a eln ia q ue los
ingleses, incluso O ch e n la años después de la C u e rra de In d ep en d en
cia. L o s dos b arcos se acercaron a una distancia ríe apro xim adam en te
un kilóm etro y m edio y com enzaron a girar en círculo. C om p letaron
siete círculos, sosteniendo un intenso cañ oneo. Sus fuerzas eran casi
perfectam ente p arejas: el Alabama con taba con un cañón giratorio de
cuarenta y cinco kilos, un cañón girator io de vein te centím etros y seis
cañones tle catorce kilos y m edio. El Kearsarge tenía, adem ás de los c a
ñones de calorce kilos y m edio, dos cañ ones giratorios de veintiocho
centím etros. Su ventaja consistía en que su casco estaba cubierto con
cadenas, que servían de b lin d aje; estas cadenas estaban ocultas d e b a
jo d e planchas de pino. F.l Alabama carecía de protección b lind ada. F.l
blind aje del Kearsarge, aunque im provisado, resultó efectivo contra las
an d an ad as del Alabama. F.l Alabama sufrió graves daños cu ando Ires
proyectiles tle veintiocho centím etros penetraron por la portilla tle un
cañón. A l ra b o tle m ás «le una hora tic com bate, justo antes de Ja una
de la tarde, el in geniero jó le tlel Alabama inform ó a Sem in es de que
se habían apagado los fuegos tle las calderas, que el b arro se estaba
detenien do tapidam en te y que com enzab a a hundirse. .Semines por
tanto orden ó arriar la bandera y dio in slru crion es tle ab andonar el
barco. F 1 Ktarsargt solo había sufrido li es b ajas, pero la cubierta y los
niveles inferiores del Alabama estaban ¡«testados de m uertos y heridos.
W inslow envió los dos botes no dañados tle su n ave a rescatar a los
hom bres que había en el agua. L‘ n yate (te v a p o r inglés, el üeerhound,
com an dado por Jo h n Lancaster, que e n aib o lab a la insignia del R oyal
M crsey Y achl C lub, bahía estado o b servan d o de cerca el com bate, y
tam bién acudió a recoger supervivientes. I.a noticia del enfrentam ien
to entre el Alabama y el Ktarsargt habia traído por tren a cientos de
espectadores desde París. Se estim ó que la multitud que contem pló
aquella batalla naval desde la costa y el cab o fueron unas quince mil
personas.
F.l Alabama fue el m ás exitoso de los doce buques tle asalto tle la
C on fed eración . En conjunto, estos infligieron daños por valor de ve in
te m illones de dólares al com ercio m arítim o de la U nión v alleraron
de m odo perm anente el com ercio m undial a fav o r de G ran Bretaña.
Tanto se elevó el coste de los seguros de los b arcos con b an dera esla
dounidense, que los com erciantes en general, y los exp ortad o res e s
tadounidenses en particular, optaron por transportar sus cargam entos
en barcos de otras b anderas, lo que fue reduciendo progresivam en te
la flota m ercante tle F.slatlos U nidos, la cual. Iras hab er sitio una fuer
le rival y m ás gran d e que la de G ran Brelaña, dejó fie ju g a r un pape]
im portante en el transporte del com ercio m undial. N unca se recuperó
del daño p ro vocad o por los buques de asalto de la C on federación ,
I.a ofen siva contra el com ercio m arítim o fue un triunfo co n fed era
do, com o tam bién lo fue su burla del bloqueo. Sin em bargo, las p ér
didas eran d em asiado costosas [jara que el esfuerzo realm ente valiera
la pena. F.l personal de la C o n fed eració n , desde el secretario .Vlallory
hasta Sem m es, estaba com puesto por hom bres cap ace s; M allo ry m e
rece el crédito p or introducir los acorazados en el m undo de la guerra
naval. Pero la m agnitud de esle em peño era d em asiado pequeña para
ofrecer a la C on fed eració n a lp in a perspectiva fie inclinar a su favo r
el equilibrio estratégico.
Datla la inm ensa longitud del litoral norteam ericano, la extensión
tle sus aguas territoriales y la im portancia del com ercio m arítim o para
la econ o m ía estadounidense, h ubiera sido posible anticipar que el
com bate nava! tendría un papel decisivo en una gu erra entre el N o ile
y el Sur. A sí fue, en cierta m edida; aunque de m anera lim itada, por
razones sencillas. F.l Ñ or le era vu ln erable a los ataques por mar, pero
la potencia naval fiel Su r era dem asiado pequeña para inlligir daños
considerables. Tam bién el -Sur era vu ln erable, pero logró eludir el
poderío 111 lid io m ayor del Norte recurriendo ¡ l lácticas irregulares tle
gu erra naval: asaltos a los b arro s m ercantes y burla del bloqueo.
Ya en iHtii la M arina d e E slad o s U nidos, pese a sus pequeñas di
m ensiones y b reve historia, habia adquirido una form idable reputa
ción. A u nque solo con taba con cuarenta y tíos buques de guerra, su
finia habia obtenido victorias en escenarios distantes a lo largo de sus
setenta añ os de existencia. Sus fragatas habían triunfado en vario s
ro m b ale s notables de un solo b arco contra la M arin a Real durante
la G u erra de 181.2. e incluso h ab ía o perado en el M editerráneo en la
cam paña contra los b eyes del norte de A frica a principios del siglo
Nix. l.a calidad de sus m arineros era extraord in aria y sus oficiales re
sultaban tan com petentes com o los de la M arina Real. T iem p o atrás
sus barcos habían estarlo a la van gu ard ia de la ingeniería naval. Pero
al inicio fiel con lliclo todos los barcos supervivientes eran anticuarlos.
N inguno h abia sido botado d espués de 1822, y algunos databan del
siglo x v iii. C asi lodos eran barcos de vela, arm ad os ron cañones de
b anda. l.a rem odelación riel u ss Merrimadc com o el buque blindarlo
c s s Virginia p or parle de la C o n fed e ració n reveló claram ente cuán
obsoletos eran todos aquellos barcos. Solo la casi m ilagrosa apari
ción del USS Monitor evitó la total destrucción de la Ilota fie la U nión
cuando am bos acorazarlos se enfrentaron en 1 lam p ió n R o ad s el g tle
m arzo tle i8(i^.
El Norte1, que con trolaba y constr uía la m ayor cantidad de em barca
ciones lluviales de guerra, dom inó los com b ates ribereños, sobre lorio
en el M ississippi y sus afluentes. Pero en alia mar. el Su r era e) más
activo, desafiando el bloqueo y atacando a los lm rros m ercantes con
naves rápidas construidas o com p rad as en el extran jero. I .si b urla del
bloqueo, aunque no salvo al Su r de la escasez, resultó esencial para
su ecnnnntia de guerra. Varios m iles de em barcacion es lograron bui
lar el bloqueo durante la guerra, de las cuales mil quinientas fueron
capturadas por Iris vario s cientos de b arcos de la M alin a d e F.stados
U nidos epte anclaban en su busca. A u n así, cinco de cad a seis de ellas
lograban reb asar el en cierro; los capitanes y sus tripulaciones esla
lian m ás que dispuestos a afrontar aquel riesgo, pues un viaje exitoso
reportaba en orm es ganancias, vario s m iles de dólares hasta para los
m arineros com unes. F.n su viaje ríe salida estas em barcacion es trans
portaban algo d ó n : en el de entrada, b ienes m ilitares, pero tam bién
artículos de lujo, (pie por lo general eran propiedad del capitán. F.l
peligro de ser interceptados aparecía principalm ente al acercarse a un
puerto n o rteam erican o; el núm ero de puertos abiertos fue m erm an do
en el transcurso de la guerra. La M arin a de Estados U nidos adquirió
una gran habilidad en tender h am p as a los barcos de contrabando,
y el hecho d e que sus destinos fueran lan predecib les facilitaba esla
tarea. Los contrabandistas, ayu dados por partidas desde la costa, lam
bien se especializaron en e vitar las intercepciones. A p ro vech an d o
el mal tiem po y las horas nocturnas se acercaban hasta la costa, y
retiraban las b oyas y luces in dicadoras para poner en peligro a sus
perseguidores.
A l recrudecerse el bloqueo, el Sur rerurrió a m edidas activas. En
1111 inicio el gob ierno tle Richm ond había em itido patentes tle corso,
licencias para navegar com o júralas, a varios propietarios de barcos.
Veinticuatro corsarios llegaron a navegar bajo la b an d e ia con federa
da. Sin em bargo, el corso se extinguió cuando las potencias europeas
les cerraron sus [tuertos a ellos y a sus presas, l/ i práctica tlel corso
tuvo, no obstante, el efecto de elevar los seguros m arítim os a niveles
exorbitantes y de obligar a los propietarios de b arcos estadounidenses
a cam biar las banderas tle sus navios por otras que no fuesen norte
am ericanas. C uan d o el corso perdió electividad, el gobierno sureño,
a instancias del secretario M allory, presidente del com ité de asuntos
navales del Senado tle Estados U nidos antes tle la guerra, com enzó
a contratar ofirialm ente buques para atacar el com ercio m arítim o. El
prim ero fue el c ss Sumltr, capitaneado por R aph ael Sem ines. C o m e n
zando en junio de i8(ii, Sem m cs capturó seis barcos m ercantes norte
ños, ijne condujo hasta los puertos <ie C u b a. Peni el gob ierno español
frustró su cam paña, devolvien do los barcos apresados a sus tripula
ciones. Asim ism o, las autoridades españolas restringieron su libertad
para reabastecerse de com bustible. Sem m cs se trasladó a la «osla de
Sodam érica, donde fue interceptado por el t ss Poií'hatan, a las órdenes
del capitán D avid Porten y se vio forzado a huir hasta Gibraltar, al otro
lado del Atlántico. A llí fue bloqueado por una escuadra de la U nión
y obligado a ab andonar su puesto de m ando. Escapó por su cuenta
hacia el Sur, después de haber capturarlo dieciocho barcos durante su
travesía en el Sumltr.
O lio s buques tle asalto con federado s fueron el c s s Florida, que o b
tuvo treinta y cinco presas, pero fue acorralad o al fin en aguas b rasi
leñas en 18Ü4 y rem olcado hasla (la m p ió n R oads. I.as circunstancias
de su captura fueron tan claram ente ilegales que el gobierno federal
accedió a devo lverlo a un puerto brasileñ o; pero resultó in habilita
rlo, tam bién ilcgalm cn le, p or un b arco estadounidense antes de que
pudiera zarpar. El css Georgia recorrió el Atlántico en 18G3. llegando
hasla M arruecos, donde se libró tina balalla, entre el barco v la eos
la, contra los m oros. H abía capturado n u eve presas y finalm ente fue
retirado riel servicio en C lierh u rg o . F.l c ss .\'ashl)ille recorrió las aguas
británicas durante 18(12, sin cob rar pieza alguna, antes d e ser hundido
por el uss Monto ¡ife en 186 3. F.l c s s Tallahassee capturó cuarenta presas
en el Atlántico antes de refugiarse en L iv e q io o l en abril d e i8 íjj y
ser ven dido. F.l css Shrnandoah tuvo una carrera llena tle aventuras,
atravesan do el C a b o tle I lo m o s pura llegar a A ustralia en l8f>.|, donde
reclutó a m uchos australianos. A principios tle i 8(>5 capturó barcos
de la Ilota ballenera en el estrecho de Bering, en las costas de Sillería,
pero al enterarse de que la guerra había term inarlo navegó hasta In
glaterra y arrió el estandarte con federado el G de noviem b re de 18(15.
H abía capturado treinta y ocho presas. E l c s s Chitkamaiiga recorrió el
Atlántico a finales de i8(i.j, capturando ocho presas, pero com o gran
p aite de su tripulación d escrió en B erm uda, se vio obligarlo a regresar
a W ilm inglon (C arolina del N orle], donde fue quem ado para evitar su
captura en febrero de tHfij;.
L o s buques de usal(o destru yeron c e rra del cinco por ciento de la
flota m eican te estadounidense y, aun que no eran m uchos, deteriora
ron el com ercio m arítim o de Estados U nidos, con un efecto p e rm a
nente. D eb id o a la sustitución de b an d eras y a la ven ta de b arcos nier
cantes a propietarios extran jeros, la m arina m ercan te estadounidense
jam ás recuperó su lugar en el com ercio m undial después de irtfi/;. La
cam pañ a n aval tlel Su r fue extraordinaria, i ’ero el verd ad ero triunfo
naval de la (iu e rra de Secesión correspondió al N orle. A l clausurar
eficazm ente el com ercio m arítim o del Sur, 110 solo p rivó a la C o n fed e
ración de la posibilidad de reab astecer y financiar su cam pañ a bélica,
sino (pie adem ás p rivó a R ichm on d del reconocim iento diplom ático
que tanto ansiaba.
El quid del dom inio naval del Norte fue la im posición del bloqueo.
El b loqueo tenia un fundam ento tanto legal com o militar. I’ara ser re
con ocido por las leyes internacionales, el bloqueo tenia que ser efec
livo. lin a sim ple d eclaració n 110 investía de fuerza legal al b loqueo.
E ra preciso dem ostrar (pie funcionaba. Las escuadras d e la M arina
de Eslados U n id o s que im ponían el bloqueo tenían, por tanto, que
ser realm ente capaces de clau su rar los puertos de entrada del Sur.
C o m o el Su r tenía más de -j.tioo kilóm etros de litoral y cientos de
puertos grandes y pequeños, la tarea de im pon er un b loqueo efectivo
era con siderable. Sin em b arga, la m ayo ría de los puertos d rl Su r p o
dían ser ignorados, puesto que eran dem asiado pequeños o 110 Lenian
suficientes vías de com unicación con el interior para ser fie utilidad
a los con h alian d islas. En total había solo diez puertos sureños lo b a s
tante profundos o con las instalaciones adecu adas para ser tenidos en
cuenta: N u eva O rlean s (Louisiana'j; M obile (A labam a); l’ensacola y
Eem andina (M onda); Savan n ah ((ieo rgia); C harleston ¡C aro lin a del
Sur); W ilm inglon y N ew liern (C arolina del Norte); y N orfolk ¡V ir
ginia). La m ayoría de estos puertos fueron lo m ad o s en las prim eras
etapas de la guerra, los de N ew Uern y le rn an d in a en m arzo de 18(12,
y el de Savam iah quedó clausurado al ser tom adas sus inm ediaciones
en abril. El de N u eva O rlean s tam bién liie lom ado en abril de i 8 (¡2 .
El de l ’ensacola i’uo ab an don ado , puesto que el fuerte federal que
cusí odiaba su entrarla se negó a rendirse, en m ayo de i8(i¿. A m ed ia
dos de i 8(>2 los un iros puertos atlánticos que le quedaban al Su r eran
los <le C hatiesto 11, W ílniinglon y N orfolk. N orfolk, vigilado ríe cerca
por la Ilota norteña que o p erab a en la bahía de C h esap eak e, estaba
d em asiado bien bloqueado para servir com o puerto de entrada. El
de C harleston fue invadirlo por tierra en 18(15; finalm ente solo el de
YY’ilm inglon so b revivió com o puerto tle enlrada y de salida.
La cam p añ a naval con fed erad a fue extraord in aria no por sus re
sultados sino por sus intentos, con m edios n avales revolucionarios
que alteraron p ara siem pre la naturaleza tle la guerra en el m ar, 110
solo con acorazados sino con ‘■torpedos", ro m o se llam ab a entonces
a las m inas, y subm arinos. El p rim er sub m arin o con federado lúe un
m odelo experim en tal, el Pioneer, construido en N u eva O rlean s en fe
b rero de i8(j¿. Fue ab an d on ad o y hundido en el lago l ’o n liiiariraiit al
m es siguiente. E l equipo que lo diseñó, incluyendo a su ¡efe. llorac.e
L aw son Ih m ley, se trasladó a trabajar en M obile (A labam a), donde
construyeron el American Diver. Estuvo listo para efectuar un ataque
con tra la Iluta tlel bloqueo de la U n ión en en ero de 18(13, pero resultó
dem asiado lento para ser usado en la práctica, y, después de su fraca
so, se hundió en la b o c a de la bahía tle M obile durante una torm enta
y no fue recuperado.
M uy poco después de aquella pérdida, Ilu n le y com enzó a trabajar
en su sustituto, que llevaría su m ism o nom bre. Los anteriores e x p e
rim entos ro n propulsión a vap or y electrom agnetism o fueron riese
d ia d o s y este lite construido con un árbol tle trasm isión accionarlo
ro n m an ivela p o r los siete m iem b ros tle la tripulación. Se sum ergía
dejan do entrar agua en sus dos tanques tle lastre.
El Umitcy estuvo listo para ser p ro bado en ¡ulio de 186 3 y hundió
una b arca/a tle carbón en el puerto tle M obile. Lu ego lúe en viado p or
ferrocarril hasta C h arleston (C arolina del Sur), don d e se hundió tíos
veces m ientras era probarlo en el puerto, ahogand o a cinco m iem b ros
de la tripulación en el prim or intento y a loria la tripulación en el se
gundo, in cluyendo a su inventor. Pudieron recuperarlo las d os veces
y se encontraron voluntarios qu e continuaran el trabajo, L a noche
del 17 de leb rero de 18G3, el Hunley atacó al uss Housatonic, de doce
cañones, a orh o kilóm etros de la cosía tle C harleston, y lo hundió,
estrellando un torpedo de palo contra su casco. El Hunley. acaso tam
ílico dañado en el ataque, so hundió después, ahogand o una voz más
a su tripulación. U nos buzos descubrieron los restos del Hunley en
* 9 7 9 y ' (JS rescataron el 8 de agosto d e 2000. F.l e xam en post mortem
de los restos de la tripulación reveló m ás tarde <|ue cuatro de sus ocho
m iem bros habían nacido en Estados U nidos y cuatro eran de origen
europeo. Fueron enterrados, con honores m ilitares, en el M agnolia
C em e te ry d e C h arleston , el 17 de abril de 2004, en presencia de una
multitud de 3 3 .0 0 0 a 30 .0 0 0 personas, en lo que fue descrito com o
“ el últim o funeral co n fed erad o ". El Hunley seria recordado ro n m el
prim er subm arino (pie realizó una acción de gu erra en la historia
naval. L a m arina con fed erad a resultó insignificante com o factor es
tratégico, pero fue una de las más in novadoras qu e jam ás se hayan
organizado.
Los estadounidenses habían sido los p ion eros d e la gu erra sulinia
riña, p u es construyeron y pusieron en m archa un sub m arino experi-
m enlal durante la G u erra de Independen cia. Fue una in iciativa co m
prensible, viniendo de un pueblo que, habiéndose reb elad o contra la
prim era potencia naval del m undo, era incapaz de desaliar a la enor
me Ilota británica. T am bién fue com prensible que la C o n fed eració n ,
al no tener esperanzas de enfrentarse a la M arina de la U nión en pie
de igualdad, retom ase el experim en to subm arino.
XVII
SO LD AD O S N EG RO S
j
_J a am bigua declaración (le Lincoln tic quo la (itierra de Secesión
■‘«■n cierto sentido tenía que ver con la esclavitud" octiliulia mucho más
de lo que revelaba. Los m ás enardecidos antisecesionislas del Norte
eran abolicionistas; sin em bargo. 110 todos los norteños eran ab o licio
nistas, y pocos eran libprarionistas. M uchos consideraban la esclavi
tud, en tanto se m antuviese confinada a los eslados del Sur. com o un
m edio eficaz y conveniente para controlar a tina población extranjera.
Los negros libres 110 eran lin elem ento b ienven ido en Ion estados ñor
teños. Algunos eslados llegaron a ap ro bar leyes electorales contra los
negros, y los prejuicios raciales eran com unes y estaban m uy e xten
didos, sobre lodo enlre los pobres, quienes com petían con los negros
por los em pleos en la base de la pirám ide económ ica. La segregación
en las escuelas e iglesias era la regla y no la excep ción ; pocos negros
poseían derecho al voto, y la extensión ríe esle derecho no era una
causa que respaldaran m uchos abolicionistas; m uchos blancos inc luso
consideraban que con cederles igualdad ante la ley y libre acceso a los
tribunales era ir dem asiado lejos. Sin em bargo, para muchas personas
del Norte resultaba o lm o que la abolición de la esclavitud con llevaba
lógicam ente la em ancipación. Q ué hacer con varios m illones de e scla
vo s liberados era un problem a para el que pocos tenían una solución,
y tam poco d esrab an buscarla. Prevalecía la idea ríe que los negros li
horados preferirían perm an ecer en el Sur, deb ido a su fam iliaridad con
el en lom o y subre lodo con el clim a. Q uien es 110 creían rn estas vanas
esperanzas, y no solo ellos, defendían la id ea de la colonización, es
decir, d e con vencer o coacciona]' a los negros liberados para que em i
grasen a C en lro am érica y <il C arib e o regresasen al A frica O ccidental,
donde se había creado el territorio de Liberia para el asentam iento de
los libertos am ericanos, y la colonia británica d r Sierra [.roñ a para
los antiguos esclavos británicos. C o m o señalara ásperam ente Krederick
Dotiglass, el principal vocero negro (lo la causa (le la em ancipación, la
abolición no tenia m ucho sentido si su resultado linal era la deporta
ción de sus hcnefíriaiins.
I’ern surgió una solución práctica a esle problem a, im puesta por las
circunstancias d e la guerra y no por m otivos de ín d ole social. V fue la
de alistar en el ejército a los negros libres, in cluyendo a los fugitivos
del Su r o "co n tiab aiu lo s", cuino se les llam ab a , p aia pelear en el
frente contra la C o n fed eració n . U na vez acep tad a la idea de reclutar a
los negros, las ventajas resultaron evidentes. El alistam iento de los n e
gros no solo aum entaría el núm ero de soldados activos del N orte, sino
que tam bién privaría al Sur de su fuerza laboral. Sim ultáneam ente,
increm entaría la reputación del N orle en el extran jero, sobre todo en
G ran Bretaña, el país en que el Norte m ás deseaba influir y donde la
opinión pública era m uy sensible a la id e a r le ia em an cipación . G ran
B retaña habia sido pion era en la erradicación del com ercio interna
cional de esclavos, m ediante la labor de la s paliu llas antiesclavistas ríe
la M arina R eal, y los ciudadan os británicos V ic to r ia n o s honraban su
I r a y e c L o r ia antiesclavista. l.a defen sa del Sur del sistem a esclavista fue
su principal obstáculo para o b te n e r el reconocim iento diplom ático de
L on d res entre iftfii y 18(13. A sí pues, había argum entos tanto prácticos
ro m o políticos para !a em ancipación desde m ediados de la G u erra de
Secesión en adelante.
No obstante, existían fuertes objeciones contra ella. A d em ás del
prejuicio racial, que en distintos grados de intensidad y por diferentes
m otivos era casi universal en el Norte, tam bién había factores prác
ticos. ¿Q u e se podía hacer con cuatro m illones de esclavo s lib elad os
cuando estos ab andonasen las plantaciones? ¿C ó m o darles em pleo,
albergue y sustento? lil reclutam iento redu ciría con siderab lem ente su
núm ero -fin alm en te entre mil ochocientos y doscientos mil negros
m ilitaron en los ejércitos de la U nión, v d o s tercios de ellos eran esrla-
vos liberados en circunstancias que prom etían con trolar su conducta
y libertad de m ovim iento, l ’ero había toda clase de dificultades para
adm itirlos en el ejército. Frederick D uuglass argüiría que la libertad
de los negros no valía nada a m enos (pie se peleara por ella. M uchos
soldados blancos sostenían que aq u ella era una guerra de hom bres
Illancos y i]ue el alistam iento d e negros com proniolería los (orm inos
de la luc ha. Pero en últim a instancia el pro blem a se reducía sim ple
m ente a la extendida incredulidad norteña en el valo r co in b aiivo del
soldado negro. ¿S erían capaces do pelear los negros? «!() se escapa
rían, dejando a los soldados blancos en la estacada? H oy en día (pie
los soldados negros se han ganad o una excelen te reputación com o
com batientes en las guerras más encarnizadas d e la repú blica m nder
na, esla cuestión no tiene sentido. D e hecho, la falta de entusiasm o
de la com u nid ad n egra estadounidense p or el alistam iento durante el
conflicto en Irak alarm ó al D epartam ento de D efensa, pues los cu e r
pos de ejército y de M arin a de lvsludos U nido s lian llegado a d ep en
der en gran m ed id a de los reclutas negTos para alcanzar un núm ero
sustancial d e (ropas en sus form aciones de com bate, sobre lodo en la
infantería. Pero en el siglo x ix los africanos aún lio se habían ganado
la form idable reputación m ilitar que alcanzarían después. El reino
zulú todavía era poco con ocid o fuera del sur d e A frica. El ejército
francés, aunque reclutaba en las m ism as regiones de donde provenían
los conlingentes de esclavos, 110 e m p leab a sus regim ientos de negros
fuera del A frica O cciden tal. El R egim iento de las Indias O rientales
Británicas, aunque con taba con soldados de p ro ced en cia idéntica a la
población de esclavos del Sur, solo era em pleado com o fuerza policial
en las colonias. D e m odo (pío ora com prensib le que el estadouniden
se blanco se preguntase si los reclutas negros sabrían pelear, pues,
según la e xp erien cia norteam ericana, pocos lo habían hecho. I.os ne-
gTos que habían participado, en am b o s bandos, en la G u erra R e v o lu
cionaria, o la G u erra do Independen cia com o la llam an los ingleses,
lo habían hecho in dividu alm ente, no com o m iem bros de unidades
negras con form adas. No habia unidades negras 011 el ejército antes de
la guerra, y en el Sur de antes de la guerra la política pública dictaba
que sus habitantes negros perm an eciesen en un estado de pasividad
abyecta.
Sin em bargo, las prim eras m uestras de m arcialidad pnr parle de los
negros durante la G u erra de Secesión tuvieron lugar, parad ójicam en
te. en los estados sureños, no en el Norte. Los negros libres de Loui-
súma, la única parte clel Su r que tenía algo parecido a una com unidad
ríe negros em ancipados, creó una unidad ríe m ilicianos voluntarios, el
R egim ien ta de H om bres do C o lo r Libres, ya desdo m ayo d r i 8(>i . Sus
m iem bros i|tlerían dem ostrar su responsabilidad cívica, pero, aunque
el gob ern ad or del estado designó un coronel para que los com an dara,
estos se aucuabaslecieron de a m ia s y uniform es y solo fueron em plea
ríos para m ontar guardia en la localidad. E l gobierno con fed erad o no
los reconoció en absoluto. Tam bién en m ayo do i8hi se produjo mi
acontecim iento que acarrearía un alistam iento general de soldados
negros. Tres esclavos fugitivos so presentaron on la fortaleza V ínom e,
anunciando <|ue habían sido obligarlos por su am o a ca v a r mía b a
lería con federada. I’oco después un oficial con fed erad o so presentó
exigien do la devolu ción rio los fugitivos, cuino establecía la legisla
ción federal. El com andante del fuerle. Benjam ín 1 ranklin Uullor, so
negó, adu ciendo que el uso darlo a aquellos esclavos los convertía en
contrabando de guerra, y por tanto legitim aba su ronliscación . Do
aqui surgió ol em pico del térm ino ■‘ con trab ando", que en lo sucesivo
justificaría el alistam iento de torios los esclavo s fugitivos tlel Sur. E n
seguida el núm ero «le con trabandos com enzó a crecer rápidam ente,
según estos huían hacia los en claves que la U nión h abía establecido a
lo largo tle la costa atlántica com o resultarlo tle la cam paña anfibia del
Norlo para im pon er el bloqueo. V arios aparecieron cerca de Charles-
Ion (C arolina del Sur), m ientras que la totalidad do la pob larión negra
ríe las Sea Islanrls so encom en dó a los in vasores norteños. A l prin ci
pio los con trabandos oran utilizados ún icam ente ro m o m ano do obra
militar. Sin em bargo, poco a poco, y caria vez con m enos controversia
según aum entaban las bajas en com bate tle los blancos, los negros
fueron cum pliendo funciones m ilitares, l.'n a vez prom ulgada la L e v
de E m an cipación on septiem bre do i8()2, ol reclutam iento do negros
quedó legalm enle autorizado y em pozaron a crearse regim ientos de
negros, com enzan do en Louisiana, don d e, después tle que el ejército
ríe la LIniún la tom ara, el personal ríe las m ilicias tic negros libres rio
i8(ii so dirigió a los ocu pantes y solicitó su reclutam iento com o so ld a
rlos federales. El ¿y «le septiem bre ríe 1862, el p rim er regim iento ríe la
(iu a rd ia N ativa ríe Lou isiana fue adm itido form alm ente en el E jércilo
de listados U nidos. M uchos oíros no lardarían on seguir sil ejem p lo ;
finalm ente se crearon i(i(i regim ientos do negros, cu yos líliilus en un
principio in cluyeron ti ap én d ice "‘ (lo co lo r” o “ descendientes do afri
can os’'. Al final Lo d o s se con virtieron en T ropas de C o lo r «le E stados
U nidos. E l Ejército de lisiados U nidos, aunque solo ora negro en un
Iros por ciento en 18(15, p erm an eció firm em ente segregado. H abía
m onos do cien oliciales negros en los líifi regim ientos de color y nin-
gnno (le ellos tenía un grado superior al de capitán; la paga de los
soldados n egio s era inferior a la de los blancos.
Ju s to al final d e la guerra, cu ando las nubes de la derrota so c e r
nían sobre la C o n fed eració n , surgió incluso allí la idea d e com pensar
la creciente escasez de recursos hum anos reclutando a los esclavos,
l.a propuesta de arm arlos y entrenarlos com o soldados, sugerida por
ol general i'alrick C lob u m o dol Ejército de Tennessee on enero de
t8(>|, fue bien recibida por m uchos do sus subordinados de alto ra n
go, q uienes aceptaron su argum ento de quo ol reclutam iento dr> ne-
g io s exp an d iría con creces la capacidad com b ativa del Sur. O tros,
sin em bargo, disintieron virulentam ente. l.a propuesta de C le b u m e
no hizo más q u e crear división y malestar, hasta que Jefforsori D avis
prohibió que se continuara contem plando o incluso que so la m en
cionara. No obstante, oit n oviem b re do irtfi.j, D avis pidió perm iso al
C o n greso con federado para co m p rar esclavos que serían em picad os
com o cocilloros do cam p añ a y con ductores do transportes, y llegó a
decir: “ ün tanto nuestra pob lación blanca no resulto insuficiente para
los ejércitos que necesitam os y piu lem os m antener en cam paña, 110
parece prudente ni ventajoso em plear al negro com o soldado. I’ero
si se nos presentase la disyuntiva entre la subyugación O ol em pleo
dol esclavo com o soldado, no habría m odo de dudar cuál sería en-
tnnres nuestra decisión ” . Pero osta voz el C o n greso so echó atrás,
y el oxcandidato p resid en cial 1 lo w e ll C o lib afirm ó: “ No so puede
con vertir a los soldados 011 esclavos ni a los esclavos on soldados. El
día 011 que los esclavo s sean soldados será el principio tlel fin de la
revolución. Si los esclavos resultan ser buenos soldados toda nuestra
teoría de la esclavitud está errada*. fi Pero la política del N orte, donde
los esclavos liberados so habían alistado p or docenas do m iles desde
la Proclam ación de la E m an cip ación en enero de 18(13. dem ostró que
los negros podían ser soldarlos valientes y eficaces, lo cual probaba
que la esclavitud era ciertam ente una idea errada, junto a mucha.’;
otras razones. En lebrero de 18(11; el general R ohcrt F. I.ee, crin el
peso de su enorm e prestigio, se habia pronun ciado sobre esle asunto
en una caria a un congresista con federado, en la que con cluía que,
si el reclutam iento de negros era la única form a de evitar la derrota,
habría q ue aceptar a los negros com o soldados. F.n m ar/o de 18(1.;, el
C on greso con fed erad o llam ó oficialm ente a los du eñ os de esclavo s a
poner a disposición dol servicio m ilitar hasla una cuarta parle de los
esclavos (le cada estarlo. A la larga solo se enrolaron dos com pañías
de soldados negros, y 110 participaron en ningún com bate hasta que
el ejército de la U nión llegó a R ichm on d p ara im pon er la rendición.
Irónicam en te, m uchos de los soldados federales in volu crados eran
negros. V eintitrés soldados de las T ropas de C o lo r tle Estarlos U nidos
lograron la M edalla de H onor del C on greso antes de A p p o m alto x.
Posteriorm ente, el Ejército tle Eslatlos Unirlos v o lvió a tratar tle nía
ñera desigual a sus sold ad os negros, una política que no se rectificó
hasta la p resid en cia tle F isen h ow er iras la Segu nda G u erra M undial.
Ila c ia el linal tle la G u erra tle Secesión, la pregunta tle si los so l
dados negTos eran capaces tle pelear h abía q uedado respondida en
varios cam p os tic batalla. En Por! U udson. cerca de V icksburg, la
m añana tlel 27 tle m ayo tle 186 3, dieron sus- prim eras m uestras ríe
disposición com b ativa. Los soldados negros que entraron en batalla
habían sitio m iem bros tle la G u ard ia N ativa C o n fed erad a tle Louisia
na, ahora in corporada al Ejército tle O cu p ación tle Estados U nidos
tle Banks. El objetivo tle la operación e ra abrirse paso hasla la riutlatl
que obstruía el uso tlel M ississippi com o v ía lluvial p o r parte tle la
U nión . El arceso a Pon U udson oslaba defendido por terraplenes en
un abrupto acantilado detrás tle Litlle San tly C reek , ocu pados por el
q” tle R angers Partisanos tle I.ouisiuna. La G u ard ia N ativa los su p e
raba 0 1 núm ero, pero la fortaleza tic la posición y ol apoyo artillero
com pensaban la d isparidad. Por otra parle, la m ayoría tle los soldadas
n egras acab aban tic recib ir sus rifles y todavía eran in expertos en su
m anejo. No obstante, organizaron Iros cargas contra las líneas confe-
floradas y sus bajas llegaron a 37 m uertos y 155 heridos antes «lo qui
la caída do la noche pusiera fin a la batalla, [.a noticia del có m b ale
en l ’ort Ilu d so n lúe m uy difundida en el Norte y citada com o prueba
concluyente d e que lo.s soldados negros podían luchar. F.l New York
Times escribió: “ Ya no es posible seguir dudando de la valen tía y la
(irmo/.a de la raza de color cuando esUi bien dirigirla". F.sto era p ie
m aturo, l ’ort Ilu d so n l'uo una batalla d em asiado peq ueña com o para
erigirse en prueba definitiva.
Sin em bargo, poco después, y cerca de allí, en M illiken 's Uend, tuvo
lugar otra batalla que arrojó un m ejor veredicto. M illiken ’s Bentl,
situada frente a V icksburg, fue uno de los punios de sum inistro de
(iranL durante su asedio d e esta. Estaba gu arnecida por tres regim ion
los negros reunidos por un entusiasta del reclutam iento de negTos,
el general Lorenzo T h o m as; ol noveno y undécim o de infantería de
Lou isiana ^Descendientes do A fricanos) y el prim ero de M ississippi
(D escendientes de Africanos). L o s con federado s locales habían d e
cidido atacar M illik e n 's Bond con los tres regim ientos Lejanos de la
b rigada d el general Ile n r y M cC utloch. A la ra ro n confiadam ente ol 7
de junio do iK(*3, o hicieron retroceder a las tropas de. la U nión hasla
su línea de terraplenes a la orilla del río. Sin em bargo, los téjanos
habían hecho 1111a pausa para saquear el cam pam en to d e la U nión y,
en con secu encia, se habían desorganizado. A l llegar al río cayeron
bajo el fuego de la artillería de la U nión y d e las cañ on eras Chodaui
y Lexington, y tuvieron que retroceder. M cC u llo ch recibió refuerzos,
poro coincidió con ol com andante do la U nión en quo era inútil p e r
sistir. A n illas fuerzas confederadas se retiraron. Sus b ajas fueron j.|
m uertos; las dr; la U n ión fueron j)8 m uertos y 2 3 3 heridos. C h arle s A.
D ana, el asistente del secretario d e guerra, quien había sido enviado
desde W ashington para o b servar las o peracion es de (iran t, esrrib ió
que “ la valentía de los negros en la reciente batalla d e M illiken 's Uend
ha ven ido a revolu cion ar las opin ion es en relación con el em pleo
do tropas negras. O ficiales prom inentes, (pie se m ofaban en privarlo
de esla idea, la ap o yan ahora abiertam ente’’ .5 1 U na dam a con fed era
da, K ate Stone, escribió on su rliario: “ F,s difícil cre er (pie soldados
sureños - y téjanos por añ ad id u ra- hayan sido vap u lead os por una
pandilla híbrida de yan quis blancos y negros, '[len e que h ab er algún
e rro r'.*" F.n M illiken ’ s Rend había habido soldados blancos, un p e
queño destacam ento del 2 3 " de low a, poro la ab rum ado ra m ayoría
de las fuer/as de la t ’ nión había sido negra. No había e rro r alguno
respecto a esto.
M illiken's Bend precedió a irxla una serie d e operaciones por paite
de soldados negros contra posiciones confederadas en el Su r m eridio
nal y cosí ero. l.n a de las prim ólas file el fuerte Wagner, en la entrada
del puerto de C harleston, ol 18 de julio de 18Í13. Estaba m uy bien d e
fendido por cuatro batallones de infantería de C aro lin a de) Sur y abun
d a r le artillería. Las fuerzas atarantes consistían en cuatro batallones de
Hopas blancas y uno <le negros, el 5 4 o de M nssarhuselts («le Color). F.l
í¡.(° había sido reunido por el gob ern ad or de M assachusells y ferviente
abolicionista, John A . A nd rew s, en m arzo de 1863, inm ediatam ente
después de la Proclam ación de la Em ancipación. C o m o la población
negra de M assachusetts era pequeña, A nd rew s tuvo que extender sus
redes y m uchos reclutas provenían d e o lía s partes de N u eva InglaLe
n a , y algunos, entre ellos los hijos de l'rederick D ouglass. de Nueva
York. F.n la p rim avera de iSh.j este regim iento participó en pequeñas
operaciones a lo largo de la costa de C aro lin a del Sur, perú en julio fue
transportado en barco para atacar M orris Island, donde se alzaba el
fuerte Wagner. El objetivo de su llegada era tom ar el fuerte y la isla.
El ataque com enzó en la noche del 18 de julio, después de un b onv
b ardeo prelim inar. El avan zó entre la pleam ar y la bajam ar, v a
deando en algunos m om entos los bajíos de la playa. L o s co n fed era
dos no dispararon hasta ([tle los atacantes llegaron hasla las defensas
exteriores del fuerte; entonces, cuando los soldados negros se lan za
ron al asalto, in iciaron un violento cañoneo y descargas cerradas que
infligieron graneles bajas. El 54 o, no obstante, recom puso los claros
abiertos en sus lilas y siguió adelante. Las (ropas de la van guardia
cruzaron el foso, escalaron la ladera del terraplén y llegaron hasla
su cim a. A lgu nos consiguieron entrar en el fuerte, pero las bajas fu e
ron m uy num erosas. Entre los raid os estuvo R oliert (io u ld Shaw , el
coronel abolicionista del 54 o. F.n el interior del fuerte se entabló un
com bate cuerpo a cuerpo, en el que prim aron las atrocidades de los
enfurecidos con federados, m atando c hiriendo a los sold ad os negros
que intentaban rodearlos. Finalm ente la U nión se batió en retirarla,
pero no sin <pie el sargento YYilliam II. C a m e y se destacase tanto
en com bate que m ás larde le fui' co n ced id a la M edalla d e H onor, la
p rim era que se otorgaba a un soldado negro. M uchos de los heridos
fueron evacu ados o lograron llegar por si m ism os hasta las lineas de la
U nión. Entre los que habían caído en los bajíos, algunos se ahogaron
al subir la m arca. D espués d e la batalla la U nión com enzó a zapar
en d irección al fuerte VVagner, cavando n u evas trincheras, hasta rpte
el 7 «le septiem bre los con federado s abandonaron el fuerte y la isla,
lo que sería el preludio de la tom a de la propia C harleston. R alph
W aldo E m erson rom pu so un treno por la m uerte del joven coronel
Sliaw , quien se hizo céleb re en todo el Norte, al igual que el ¡;.j0 do
M assachusetts, que había perdido 271 hom bres entre m uertos, prisio
neros y heridos.
En los días que sigu ieron al intento p or tom ar C h arlesto n , que se
prolongó en un largo asedio al que solo puso fin la in vasión de I íl s
F ...................................
J . _J I N orlo. a d iferen cia del Sur, constituía 1111 oslado sólido y fun
cional en abril do i8 fii, un oslado sol)ro cu yas ostriicluras, recursos
y m aquinaria do gobierno la gu erra im pon dría unas oxigénelas sin
procedentes, pero <|uo con tinuaría funcionando, casi com o lo había
hecho en tiem po do paz. El Sur, on cam b io, no oxislia com o oslado
hasta í |u o com enzó la guerra. C asi lorio lo norosario para librar aq u e
lla g u e n a había quo traerlo d rl extran jero. Esla laroa h abría resultado
im posible do no haber sido por la existencia do Estados U nido s y
ol hocho de quo las prácticas lógales y políticas do ó ch en la años do
in dependencia ap o llab an un m odelo quo los secesionistas podían mi
lizar para diseñar su n u evo gobierno. A sí pues, la C o n fed eració n , on
la p rim era reunión de los re prese ni aillos do los oslados secesionistas,
celebrarla on V lonlgom ory (A labam a), ol 4 do febrero de 1861, adopló
com o constitución provisional la do Ins Padres Fundadores on 1787
casi on su totalidad. Las únicas m odificacion es fueron las que furia-
lorian los derechos do los oslados y reducían el poder dol gobierno
central y las que e xp licilab aii los derechos do los dueños do esclavos
y la legalidad do la esclavitud. El C on greso provisional ronlodorado
perm an eció on M on lgo m ery hasla m ayo de 18G1, cu an do fue trasla
dado a R ichm on d. No ora un cuerpo electo, sino que sus m iem bros
habían sido d elegados por sus oslados. No habría elecciones hasla el
otoño do i8(ii, aunque en lo sucesivo, peso al escaso núm ero do v o
lam os, el C o n greso ciertam ente asum ió un carácter d em ocrático. U na
dificultad práctica para olo rgar al C o n greso sureño un carácter v e rd a
deram ente dem ocrático era la ausencia do partidos polílicos form ales
en ol Sur: en el m ejor de los rasos estaban los restos del viejo partido
whig y dol I’ ailid o D em ócrata, y estas antiguas d iq u e la s partidistas
servían para identificar a los candidatos. Ya on iHíi 1 la afiliación a
los antiguo.'; partidos habia perdido significar ion en rl Sur. donde la
adhesión a la secesión p revalecía sobro cu alquier otra postura. C o m o
el Su r insistía en la p rim aría tle los derechos de los estados, no es de
extrañ ar ijiie el C on greso y el p iesid en tc experim en taran una buena
dosis de Ilustración a m anos d e lus once asam bleas legislativas esta
tales, (pie se m antuvieron enérgicas a lo largo de toda la guerra, Los
estados reunían tropas, producían pertrechos m ilitares y sum inistra
ban forraje cuando lo estim aban pertinente, no cu ando lo e xig ía el
gob ierno de R ichm ond.
Jefferson D avis era un hom b re de con siderab le talento <¡ue, al p rin
cipio, im puso 1111 respeto generalizado. D e los hom bres de <pie el
Sur disponía para ocu par el ra ig o de presidente, pro bab lem en te él
fuera el m ejor; sin em bargo, no era un político de p rim er nivel. Su
vicepresiden te, A le xan d er Stephens, era un hom bre m u y ra p a /, pero
era un d efen sor fanático de los derechos de los estados, y dedicó la
m ayor parte do sus energías a ap o yar a su estado. G e o rg ia, en contra
del gob iern o central d u ran lc toda la guerra. F.l gabinete de D avis
se vio lim itado tam bién por la escasez de buenos funcionarios. El
D epartam ento de G u erra pasó de m ano en m ano con frecuencia y
nunca encontró un jefe verdaderam en te satisfactorio. El Tesoro, de
lau vital im portancia, solo estuvo a cargo d e dos hom bres, ninguno de
los cuales se m ostró a la altura de las extraordin arias dificultades de
la tarea de hacer funcionar la política financiera tle la C on fed eración .
Ll m ejor funcionario del gabinete, Stophcn M allory, d esem peñ ó ron
gran com petencia el cargo tle secretario de la m arina, pero a pesar tle
los triunfos con federados en el mar, atguel teatro de operaciones tenía
d em asiado poco alcan ce para <|ue las facultades d e M allo ry lograsen
ludo lo <|ue acaso hubieran conseguido hacer en otro departam ento.
Lo s recursos hum anos, las m uniciones y el dinero son la savia v i
tal tle la gu erra. L o s recursos hum anos no fueron un gran problem a
para la C o n fed eració n hasta el último añ o de lucha. L o s voluntarios
y después el servicio obligatorio .surtieron adecuadam en te las filas
hasta que la desesperación com enzó a fom entar la deserción y el a b
sentism o en E l sum inistro de m uniciones fue un triunfo con fe
derado. La com p ra en el extran jero introdujo una gran cantidad tle
arm am en tos enlre lüíii y i8(ia, y tle ahí en adelante rl Jlujrj necesario
se m antuvo gracias a la fabricación iin|>rov¡sa<la. La fundición Trede-
g ar de R ichm on d era una im portante instalación industrial, incluso
com p arad a con sus equivalentes en el Norle. Tredegai produjo mil
cien piezas de artillería durante la guerra, enorm es cantidades de m u
nición y las placas Idindadus que protegían a los acorazados con fede
rados. C uriosam ente, no produjo raíles de línea ni locom otoras, dos
sum inistros (pie la C on fed eración necesitó desesperadam en te (lu ían le
toda la guerra, H abía grandes fabricantes establecidos en Selm a (A la
bam a). y una gran fábrica de p ó lvo ra en Augusta (G eorgia). Ila b ia
otros en M acón y Fayelleville. I.a exp lo ració n determ inó que había
m ás m aterias prim as esenciales p o r e xp lo tar en el Su r de las que se
habían descubierto antes de la guerra.
L1 dinero, ro m o m uchos estados en guerra han descubierto a la
larga dolorosam en te, es d em asiado fácil de im provisar. Estados U n i
dos antes de i8(ii fu ncionab a con m onedas, acu ñadas en oro o plata.
No existía un pape! m oneda oficial. D e hecho, los estadounidenses
tenían una vieja y arraig ad a suspicacia para con el papel m on ed a y
las inversiones b ancarías, e incluso para con los bancos en general. Al
com ienzo de la guerra solo había enlre veinticinco y treinta m illones
de dólares en oro en el Sur, en m anos de ciudadanos p rivado s, bancos
y casas financieras, d em asiado poco para sufragar los costes de la g u e
rra. ¿C ó m o habrían de pagarse las com pras del gob iern o, las expedí
ciones y el jornal de los soldados? El secretario del tesoro C h rislo ph er
M em m in ger era un hom bre inteligente con ideas ortodoxas sobre las
finanzas. D ecid ió que el gob iern o tendría rpie subsistir m ediante los
im puestos, la ven ta de bonos y la em isión de papel m on eda, en ese
orden. L o s im puestos nunca funcionaron en la C on fed eración . Los
ciudadan os de antes de la g u e n a habían con ocid o una tasa m uy baja
de im puestos, y solo sobre transacciones claram ente definibles. Los
im puestos de adu ana eran los m ás com unes y aceptables, ya que las
exportacion es no eran artículos de uso corriente para la m ayo ría de
la gente. M em m in ger decidió in crem entar las rentas estableciendo lin
im puesto sobre la exportación de algodón, en un m om en lo en que la
exportación de algodón casi se había colapsado. Lu ego intentó esla-
b lecer un im puesto sobre la propiedad al cincuenta por ciento de su
valor. Pero los estados declararon que sus registros eran inadecuados
para establecer aquel im puesto, y la m ayoría accedió a pagar al g o
biern o una sum a estim ada, pensando resarcirla más larde m edíanle
la aplicación del im puesto con la esperanza de que el papeleo m ejo
raría. l.a lenta (¡nal fue solo del 1,7 por ciento de los ingresos de la
C on fed eración .
M em m in ger tenia m is esperanzas en la em isión de b on os; a los
efectos esta era una p ro m esa del gob ierno de p agar una lasa de
interés garantizad a rontra la adquisición de papel por parte ríe un
co m p rad o r privado . I.a em isión de bonos, si se la adm inistra ron
eficiencia, constituye un m étodo probado y efectivo para recaudar
dinero, si liay buena voluntad por am bas parles. Sin em bargo, los
bonos tienen un largo historial de ren egoriacion es, en térm inos ra d a
vez m enos favorab les para el prestam ista. A sí ocurrió con los bonos
con federados. El Tesoro con federado com enzó a aceptar com p rar en
form a de hipotecas de fulutas cosechas de algodón. U 11 dinero (pie
aún no existía rom en zó a usarse com o garantía ele devolución d e un
dinero inexistente, el valor nom inal tlel bono, l.o que em pezó com o
una em isión d e quince m illones de dólares dio paso a una em isión de
cincuenta m illones de d ólares y luego de cien m illones de dólares. I.a
etapa linal de esta transacción fue cuando los hacendad os se negaron
a ve n d e r su algodón, esperando obtener m ejores ingresos burlando el
bloqueo con sus exportaciones.*
El hecho de no poder establecer im puestos eficientes y el d eclive
del m ercado d e bonos llevaron al Tesoro con federado a echar m ano
del úliiinn recurso de un gob iern o e m p o b recid o : la im presión di- p a
pel m oneda. E sla práctica com enzó incluso antes ríe que estallara la
gu erra, en febrero de 18G 1. A l p rinripio las em isiones fueron peq ue
ñas, un m illón de dólares para em pezar. Pero ya en agosto de 18(11 la
C o n fed eració n h ab ia puesto en circulación cien m illones de dólares.
* l.o s b o n os co n fed erad o s fueron em itidos y ven dido s con ¿ x ilo en E u ro pa, sobre
todo en Inglaterra, pero estaban resp ald ad o s por el algodón . C u a n d o e) b loq ueo fe
deral interrum pió las entregas de algo d ó n , el m ercado d e los b on os se co lapso , rom -
p lr ta m r n lr d r jp u r s H
r
lí
t
O.
j.
y este m o n to s ig u ió c re c ie n d o . S o rp re n d e n te m e n te , e sto s b ille te s no
c riin m o n e d a fie c u rso le g a l, lo q u e s ig n ific a b a q u e n o te n ía n p o r q u é
s e r a c e p t a d o s c o m o p a g o d e u n a d e u d a . N o o b sta n te e ra n a c e p ta d o s ,
y 110 s o lo los d el Tesoro. A lg u n o s n e g o c io s p r iv a d o s c o m e n z a r o n a
e m itir b ille te s. L o c ie rto e ra q u e en 18 (13, s' n o a n te s, e l p a p e l m o
n e d a . in c lu s o sin v a lo r c o n v e r tib le , te n ia q u e ser u sa d o . L a g e n t e lo
g a s ta b a s a b ie n d o q u e la s tr a n s a c c io n e s m o n e ta ria s e ra n u n a e s p e c ie
d e e sta la n a tu ra l q u e se h a c ia n e c e s a ria e n a u s e n c ia d e c u a lq u ie r o tro
m e d io d e p a g o . Y a a lin a le s d e 18 G 3 h a b ía m á s d e s e te c ie n to s m illo n e s
d e d ó la r e s c ir c u la n d o e n p a p e l, a u n q u e el v a lo r d e l d ó la r d e p a p e l
h a b ía d e c a íd o h a sla a c u a tro c e n ta v o s en o r o .
L a d e p r e c ia c ió n v in o d e la m a n o d e u n a in fla c ió n d e s e n fr e n a d a .
E n tre o c tu b re d e 18(11 y in a iv o d e lo s p r e c io s s u b ie ro n c o m o
p r o m e d io un d ie z p o r c ie n to c a d a m e s. lin a b ril d e iHíij lo s p re c io s
e ra n c o m o p r o m e d io n ó v e n la y d o s v e c e s m á s a lto s q u e en 18(11. E 11 la
p rá c tic a e sto s c á lc u lo s e ra n d ifíc ile s d e h acer, p o r h a b e r tan tas fu e n te s
d e e x p e d ic ió n , in c lu y e n d o lo s e sta d o s y m u c h o s p u e b lo s y c iu d a d e s .
L o s s e llo s d e r o r r e o e ra n u tiliz a d o s c o m ú n m e n te c o m o d in e ro . L o s
c iu d a d a n o s c o n fe d e ra rlo s te n ía n u n a n o c ió n m ás q u e p r e c is a d e los
n iv e le s d e in fla c ió n , p u e s el p re c io d e lo s a rtíc u lo s q u e c o m p r a b a n su
h ía in e x o r a b le m e n t e .J . B . Jo n e s , a u to r d el a c la m a d o R f b f l War C le r k s
Diary |D ia r io d e un e m p le a d o riel D e p a rta m e n to d e C u e n t a re b e ld e |,
nutrí el in c r e m e n to d el c o sto d e lo s a lim e n to s b á s ic o s . E n m a rz o ríe
18(14 ^ p a g a b a tre s c ie n to s d ó la r e s p o r un b a rril d e h a rin a y c in c u e n ta
d ó la r e s p o r u n a fa n e g a d e h a r in a d e m a íz ; en o c tu b re d e 18(14 es Los
p r e c io s h a b ía n a u m e n ta d o h a sta .jajj d ó la r e s y 72 d ó la re s . S u s in g re
so s se h a b ía n in c r e m e n ta d o h asta se isc ie n to s d ó la r e s al m e s , p e ro
se sen tía p o b r e y o p rim id o p o r la s u b id a d e lo s p re c io s y la e sc a s e z
d e d in e ro , [o n es, p o r o tra p arte , e ra ríe c la se m e d ia , til jo rn a l d e los
so ld a rlo s e ra d e o n c e d ó la r e s a l m e s, los o b r e r o s c u a lific a d o s g a n a b a n
en tre d o s y c in c o d ó la r e s al «lía.
L a in fla c ió n d e p r im ía p ro fu n d a m e n te a to d o s e n la C o n fe d e r a c ió n ,
s o b r e to d o a lo s p a d re s. S u e fe c to e r a a g r a v a d o p o r la e sc a se z d e casi
to d o . S¡ b ie n la c o m id a s e g u ía s ie n d o a b u n d a n te en el c a m p o , lo s p r o
b le m a s d e d is tr ib u c ió n a la la rg a c a u s a r o n h a m b r u n a s e n lo s p u e b lo s
y c iu d a d e s C a s i lo d o s lo s d e m á s a rtíc u lo s in d is p e n s a b le s , so b r e to d o
la ro p a , se v o lv ie r o n d ifíc ile s d e c o n s e g u ir e n lu d a s p a r le s . R e su c itó
el te jid o d o m é s t ic o , p u e s las e s p o s a s y m a d r e s v o lv ie r o n a a d q u irir la
h a b ilid a d d e sus a n c e s tro s p a r a su stitu ir los g a s ta d o s v e s tid o s y (rajos
d e fa c tu ra in d u stria l. L o s z a p a to s s e d e s b a ra ta ro n . L o s lu jo s d e s a p a r e
c ie ro n . I.a e s c a s e z si' v o lv ió p a r le d el m o d o d e v id a su re ñ o .
L n tre las e s c a s e c e s e sta b a la falta d e m a n o d e o b ra . L a s lila s d e los
e jé rc ito s c o n fe d e r a d a s e sta b a n lle n a s en u n a p r o p o r c ió n a b r u m a d o r a
d e jó v e n e s d e l r a m p o , q u e d e ja b a n las g r a n ja s a l c u id a d o d e h o m b re s
d e m á s e d a d , d e los e s c la v o s , si los te n ía n , y d e las m u je re s. F.l lu g a r
d e las m u je re s en la s o c ie d a d s u re ñ a h a s id o s u m a m e n te m itific a d o .
H a b ía p o c o m a r g e n p a r a el ro m a n tic is m o en a q u e lla é p o c a . Por c a d a
v a lie n te b e ld a d q u e a s u m ió el m a n d o d e la h a c ie n d a m ie n tra s los
h o m b re s m a r c h a b a n a la g u e rr a , h a b ia c ie n to s d e e sp o s a s de g r a n je
ro s c o m u n e s q u e s im p le m e n te a ñ a d ie r o n a r a r y c o s e c h a r a la lisia d e
in fin ito s tr a b a jo s q u e sie m p re ’ h a b ía n re a liz a d o . P u e d e q u e la g u e r r a
c o n lle v a s e u n a r e s p o n s a b ilid a d d e s a c o s tu m b r a d a , p e ro ta m b ié n (ra jo
a p a r e ja d o m u c h ísim o tr a b a jo q u e c o n s titu y ó u n a d u ra p r u e b a p a r a las
m u je re s. S in e m b a r g o , la m u je r s u re ñ a e s un m u n d o a p a rte in c lu s o
h o y en d ía . a d m ir a d a p o r su fe m in id a d y su p e r s o n a lid a d d e s e n v u e l
la. F.sta d ife r e n c ia h a b r ía c ie rta m e n te «pie a tr ib u ir la a la g u e r r a : q u i/ á
no tan to al tra b a jo q u e se v ie r o n o b lig a d a s a re a liz a r c o m o al p a p e l
q u e tu v ie ro n q u e d e s e m p e ñ a r e n las v id a s d e sus m a r id o s . A lo s e u
ro p e o s la s m u je re s s u re ñ a s les re su lta n m á s a liñ e s a las e u r o p e a s q u e
las n o r te a m e r ic a n a s en g e n e ra l L o s ra sg o s ig u a lita rio s d e las n o r
te a m e ric a n a s s o n p a ra lo s e u r o p e o s u n a d e sus c a ra c te rís tic a s m á s
im p r e s io n a n te s . C a b e p e n s a r q u e la fe m in id a d d e las m u je r e s su re ñ a s
se d e r iv ó d e lo s p a p e le s q u e re p r e s e n ta r o n c u a n tío la g u e r r a d e v in o
e n fr a r a s o y a la la r g a e n d e r ro ta , a p o y a n d o y filia lm e n te c o n s o la n d o
a su s h o m b re s . L a d e rro ta n o íó rm a p a rte d e l e stilo n o rte a m e ric a n o .
L o s e jé r c it o s n o r te a m e r ic a n o s tie n e n un h isto ria l c a si p e r fe c to d e vic-
lo ria s. L a s m u je re s n o r te a m e r ic a n a s tra d ic io tia lm e riL e h a n r e c ib id o a
sus h o m b re s c o m o v e n c e d o r e s . I.a e x c e p c ió n e s e n e l S u r, d o n d e lo s
e jé rc ito s d e la C o n fe d e r a c ió n re g r e s a ro n a su s h o g a r e s y a su s in u je
res v e n c id o s y c o n el á n im o p o r lo s s u e lo s. C o n s o la r a lo s h o m b re s
derrotados, restaurar su autoestim a, fue tina p arle im portante de la la
bor ríe las m ujeres sureñas d espués fie abril «le 186,15. F.sta e xp erien cia
con tribuyó a form ar sus rasgos distintivos.
[.a G u erra de Secesión fue para las m ujeres un m om ento signilicati
vo en la historia de listados 1 .'nidos. Las m ujeres, en la década de i8(io,
110 oran reconocidas por sus capacidades fuera del hogar, aun cuando
habían estado trabajando en las granjas y en las tiendas de sus familias
fluíante generaciones m ientras sus m aridos exploraban oí O este. L a
G u erra d e Secesión hizo que las m ujeres <|ue trabajaban la tierra y cui
daban de sus fam ilias mientras sus esposos com batían fuesen recon o
cidas. Algunas, com o Paulino Cuslitnan, una actriz de N u eva O rleans,
arriesgaron sus vidas ofrecien do sus servicios com o espías.
A l m enos doscientos cincuenta, y posiblem ente hasta mil m ujeres
com batieron en la guerra en am bos bandos, y a fuera vistiendo los
uniform es de sus padres, herm anos, esposos o hijos m uertos, o sim
plem ente alistándose para pelear junto a sus m aridos, o para escapar
del duro trabajo tísico en las granjas y gan ar m ás dinero. C onseguían
1111 ser detectadas porque, en la m ayoría fie los casos, el e xam e n físico
era tan sum ario ijue la m ayoría de las m ujeres no tenia problem as
para pasarlo y com pletar su reclutam iento; los soldados no solían d es
vestirse a la llora de d orm ir; los baños oran pocos y m uy esporádicos;
y los uniform es podían disfrazar las form as fem eninas. U na m ujer que
se alistaba en alguno fie los dos ejércitos se hacia pasar por hom bre
cortándose el cabello, vistiendo ropas de hom bre, en volvién d ose el
pecho y adoptando un nom bre ríe varón, y procuraba con ducirse de
uii inodo m asculino par» no llam ar la atención. Sarali Ermna Ed-
m onds, em pleando el seudónim o de Kranklin T ilo m as, se alisLó en
una com pañía de voluntarios fie infantería de M ichigan y pasó un ano
sin que fuera delectada. Participó en la batalla de lllackb u rn ’s l ord y
en la prim era de liull Run, la C am p añ a Peninsular, A ntietam y l’rede-
ricksburg. Sarah Edm om ls sirvió tam bién com o espía, disfrazada de
ven d ed o r am bulante irlandés o de negro, y proporcionó inform ación
valio sa sobre el enem igo al ejército de la Unión.
A lgu n as m ujeres organizaban bailes y funciones de caridad a lili fie
recaudar fondos para abastecer a las tropas, y otras ofrecían com idas
a las tropas que pasaban p or los pueblos y ciudades. M uchas m ujeres
ayu d ab an en los hospitales y atendían a los soldados heridos y en
ferm os. C la ra liarían . una m aestra de M assachusetls, estableció una
agencia para recolectar y e n v iar sum inistros para las h o p as not teñas
en las in m ediacion es de W ashington. El general W illiam H am m nnd
le con ced ió perm iso para viajai en las am bu lancias del ejército y alen
der a los soldados heridos, e incluso la autorizó a traspasar las líneas,
donde prestó servicios (lu ían le algunas d e las batallas m ás espantosas
y se ganó el sobrenom bre do “ el A n gel del C a m p o de B atalla” . En
18(14 a rr e d ió a servir com o “je fa de en ferm eras” en el Ejército del
Jam es. F,n i8 fij el presidente Lincoln la puso a cargo de la búsque
da de los soldados d esap arecid os del ejército de la l'n ió n . y en el
desem peñ o de esla tarea rastreó el paradero de treinta mil hom bres.
C u an d o la guerra term inó, fue en viad a a la cárcel de A n d erson ville,
en G e o rg ia, para p reparar y m arcar las tum bas de los soldados de la
U nión, lista e xp erien cia la em barcó en una cam p añ a a nivel nacional
para identificar a todos los sold ad os desaparecidos durante la G u erra
de Secesión, y fundó una agen cia de archivos. D espués de la guerra
continuó con su labor hum anitaria con la C ruz Roja Internacional.
En 188 1 Hartón creó la Cruz R oja N orteam ericana y se dedicó a ella
el resto d e so vida.
El otro seclor de la sociedad que la gu erra transform ó fue la co m u
nidad negra, a la cual finalm ente otorgó la libertad. M uchos osrla
vo s se liberaron por sí m ism os, aprovechando la oportunidad de la
ce rran ia del e jérrilo federal una vez fjue esle penetró en el territorio
tlel Sur, desde i8 ír j en adelante. M uchos sureños tem ían q u e esla
invasión p ro vo cara levantam ientos de negros, algo que 110 ocurrió
en la práctica. L o s esclavos fugitivos estaban ansiosos en prim er lu
gar p o r sum arse a los ejérritos norteños, en los rú ales procuraban
ganarse el sustento ro m o m ano de obra o realizando trabajos de baja
categoría. El estatus de estos con trabandos causó a los generales nor
teños sucesivos dolores de cabeza. Algunos generales abolicionistas
ro nliscaron esclavos durante sus incursiones en el Sur a fin de e m
p o b recer a los rebeldes. F.sta práctica se generalizó dorante la lucha
por los eslados fronterizos entre t8(ii y i 8()2. No obstante, el gobierno
norteño la prohibió. L a llegada tic fugitivos a las líneas de la U nión
Iraía ap arejada la necesidad de alim entarlos y albergarlos. H abía (pie
construir y custodiar cam pam entos y d esviar las raciones del e jérci
to hacia las cocinas de estos cam pam entos. U na v e / proclam ada la
em an cipación en enero de 18G3. los fugitivos pudieron ser reclutados
com o soldados. Pero esto no solucionó ro m p id a m e n te el problem a,
ya rpie m uchos fugitivos eran d em asiado jóvenes o d em asiado viejos
o d em asiado débiles para servir en las (¡las. y m uchos eran m ujeres.
El poco acoged or recibim ien to «pie les daban los soldados norteños,
que a m enudo llegó a ser un franco m altrato, no disuadió a los negros
de ir en busca de la libertad. C ontinuaron escapándose cad a vez ipie
se ap ro xim ab an los ejércitos norteños, por lo que algunas partes de
la franja septentrional del territorio sureño quedaron desprovistas tle
habitantes negros.
D e todas las transform aciones que la guerra, y la derrota, p ro vo ca
ron en el Sur. la m ás profunda fue el fin de la esclavitud, t i Sur jam ás
podría regresar a los tiem pos ríe antes <le la guerra, ahora (pie los
esclavos y a no estaban alad o s a la tierra sino que podía m overse lib re
m ente, escoger a sus em pleadores y trabajar tanto o tan poco com o
quisiesen, lin la práctica, naturalm ente, la m ayoría de los negros co n
tinuó residiendo en aquellos entornos que les resultaban fam iliares,
con blancas a quienes ya conocían, y siguieron siendo sim ples culti
vad ores. Pero aun así, lodo era diferente. U n m illón <le negros habia
abandonado sus hogares, para seguir a los ejércitos federales y a la
larga viajar hacia el norte. L a clase de los capataces habia sido diez
m ada p or la gu erra; uu cuarto d e los hom bres b lancos 110 discapacita
dos habían m uerto en com bate o por enferm edad entre iXtii y 18(15.
El Sur jam ás vo lve ría a ser el m isino.
L a derrota represen tab a para m uchos sureñ os un p ro b lem a insolu-
hle. I.a ren dición era d em asiado dura de aceptar de una vez, y m ucho
m enos enseguida. Los sureños se rebelaban contra la id ea de que toda
aquella lucha por la secesión había sido en van o. U n a nueva id ea se
apoderó de la im aginar ión sureña, la id ea de la C au sa Perdida. L a su-
reñidad seria p reservad a creando 1111 N uevo Sur, m arcadam ente (lis
linto del industrial y lucrativo N orle, pero rapaz de so b re v iv ir c in clu
so do com petir adoptando económ icam ente m uchas de las virtudes
del N orlc, en lre ellas el industrialism o y la in dependencia financiera.
L a lucha consciente por el N uevo Sur perdu ró buena parte de lo (pie
q uedaba del siglo x ix . Fue 1111 em peñ o im posible. Incluso anles de la
gu erra. la econom ía sureñ a era d em asiado pequeña e infracapitaliza-
da para com petir exitosam ente con el Norte; después d e 1865 el Sur
oslaba dem asiado em pobrecid o p o r los costos de la secesión y d e la
derrota m ilitar com o para poder retar a su victorioso vecino. Su cre
cim iento ulterior resultó lastim osam ente lento y su reanim ación solo
fue posible gracias a la m igración del capital norteño, una m igración
b asad a en la necesidad del N orte de buscar oportunidades d e in v e r
sión. l’asaria un siglo antes de que un N uevo Sur verdaderam en te
próspero em ergiese d e las ruinas de la derrota.
L a vida interior del Norte se vio m ucho m enos afectada por la g u e
rra que la tlel Sur. L a guerra gen eró en el Norte una prosperidad
creciente y tuvo una m enor intrusión en la vida cotidiana. Parad ójica
m ente, m ientras el sur defen día la causa de los pequeños gobiernos,
la necesidad obligó al gob ierno de R ichm on d a interferir a m uchos
niveles en la v id a social y sobre lodo en la v id a econ ó m ica del pueblo
sureño, El Su r realm ente obtuvo lo peor de am bo s m un dos: un inton-
Lo por ap licar una eco n o m ía autoritaria de im posición de precios, re
quisiciones y canalización de la m ano tle obra, que a la vez resultaba
ineficiente. En el Nnrte, en cam b io, la econ o m ía floreció, d ejad a a su
libre alb edrío por el gob iern o federal, gen eran d o pleno em pleo y sa
larios altos, al tiem po que producía los artírulos cotidianos im prescin
dibles en ab undan cia y lodo cuanto necesitaba un estado en guerra. Y
lodo esto lo hizo sin sucum bir a los m uchos defectos norm ales de las
finanzas en tiem pos de guon-a, tales com o la inflación, los im puestos
exorbitan tes o una «leuda pública paralizadora. El estallido d r la g u e
rra llegó tras varios años en los que la econ o m ía había dado un bajón
que la crisis am enazaba con exacerb ar. E specialm ente preocupante
era la escasez de algodón, que había cerrado o forzado a trabajar
jom adas redu cidas a m uchas fábricas textiles on N u eva Inglaterra.
Esta crisis fue conjurarla de un m odo inesperado. I -as m alas cosechas
en Europa crearon un auge tle la dem an da del grano estadounidense,
<|u p gracias a los avan ces agrícolas con tem poráneos el Norte piulo
satisfacer. F.l com ercio europeo trajo (am liién grandes pagos en oro a
los bancos estadounidenses. A l m ism o tiem po, la dem anda de u n ifor
m es de lana para vestir a los ejércitos federales supuso un auge de la
gan ad ería ovin a y adem ás rean im ó las industrias del hilado, el tejido
y la con fección de ropa. Lo <|iie en 18IÍ1 parecía un periodo difícil
de la vida económ ica norteña se con virtió en i8(Í2 en lina coyuntura
su m ám enle próspera.
C re a r una econom ía de guerra requería, naturalm ente, tom ar m e
didas financieras para hacer frente a los gastos m ilitares. A ntes de la
guerra el goltii-nio lenía m uy pocos gastos. I,os funcionarios públicos
eran escasos y no habia grandes program as de inversiones. F.l ejército
era dim inuto, la m ayoría ríe los b arcos de la arm ad a rayaban en la
obsolescencia. La fortificación del litoral era costosa, pero ya en i8(ii
la m ayoría ríe los sistem as estaban term inados. Eli con secuencia, el
gob ierno federal de los años que precedieron a la gu erra se enconlra
lia en la feliz e inusual situación de contar con m ás ingresos «le los que
necesitaba. La m ayor parle de su dinero pro ven ía de los im puestos
adu aneros. Ila liia m uy pocos im puestos federales y el gob iern o raras
veces solicitaba préstam os. Justam ente por tener tan poca necesidad
ríe dinero antes tle i8(ii, el gobierno carecía de los m ecanism os y Ira
m iles necesarios para in crem entar rápidam ente sus ingresos ru ando
em pezó la guerra. El m odo en que esto pod ría lograrse generó gran
desconcierto y controversia. Salm ón I’ C h ase, el secretario del tesoro,
era un hom b re enérgico y capaz, pero no un financiero experto. A d e
m ás se regía por los dogm as de las finanzas públicas norteam ericanas,
rehuyendo las deudas y recelando tle los bancos. Se dispuso, p or tan
lo, a sufragar la guerra m ediante los im puestos, pero incluso estable
ciendo m odestos increm entos y nuevos lipos de im puestos, arguello
solo alcan zaba para cu brir los gastos norm ales, no los costos e x c e p
cionales tlel pago a los soldarlos y la com pra d e pertrechos bélicos.
Ya a finales de |8<S| la situación financiera de la U nión se estaba
v o lvien d o insostenible, C h ase creía firm em ente en la circulación del
oro com o form a de pago. Pero solam ente había doscientos cincuenta
m illones de dólares en lingotes en los estarlos norteños, y ro m o C hase
pospuse el pago tic las deudas dol gobierno para solven tar la crecien
te «.-risis, el oro com enzó a desaparecer, pues ciudadan os e instilu-
rion es lo acap araban por igual. L a solución inm ediata fue n egociar
un préstam o público, exp id ie n d o bonos con intereses, ven didos a un
precio inferior al valo r nom inal a lin de ofrecer una tasa de intereses
atractiva. La exp ed ició n de bonos a lu larga resultó on éxito, pero al
principio no resolvió la acuciante falla de liquidez. A l agolarse el oro,
sim plem ente 110 liabia suficiente m oneda 1*11 circulación p ara que los
ciudadanos p rivad o s y las instituciones pudieran cum plir con sus o b li
gaciones. l’or tanto, en febrero de 18(12, aunque solo tras un candente
debate, el C o n greso autorizó la exp ed ició n de papel m on ed a; los bi
líeles dieron en llam arse gretnbacks |verdes| debido a su color. El papel
m oneda era visto con gran suspicacia en los E slad os U nido s del siglo
x ix , pero la necesidad dictó sus térm inos y la p rim era exp ed ición
ascendió a ciento cincuenta m illones d e d ólares en billetes, que serían
m oneda de curso legal. Los greenbarks se pusieron de m oda y hubo
otras dos exp ed icion es en i8(ia y 1KÍÍ3. H acia el linal de la guerra el
v alo r total en circulación era de 4 3 1 m illones de dólares.
C o n tra io d o pronóstico, el papel m on ed a no había corrom p id o el
sistem a financiero. Naturalm ente, habia gen erad o inflación, pero m u
chísim a m enos que en el Sur. Tom ando la (asa de i8ln com o too, los
increm enlos de los precios en el ap ogeo de la inflación en el Norte
en 18(1'.] ascendieron a 18-2, La m ayo ría de los norteños trabajadores
se sentía en una m ejor situación. H abía m ucho dinero en circulación,
m ucho para gastar y un surtido razonablem ente am plio de arliru lo s
para com prar. C o m o siem pre sucede en ép ocas de inflación, quienes
dependían de ingresos fijos eran los que pasaban estrecheces. El d e
rrochador prom edio salta adelante y prosperaba. L a expan sión de
la colon ización de las n u evas tierras cultivables que el estado ponía
a la venta, y el alza sostenida de la in m igración europea, constituían
pruebas de la realidad del boom dol papel m oneda. L a L e y de A sen ta
m ientos R urales de 1862 concedía títulos ríe propiedad a los granjeros
que trabajasen una ro n cesión de ciento soseiita arres durante cinco
años. Ya en h abía veinte mil n u evas granjas. Pocos hacendados
eran inm igrantes, pues estos carecían del capital necesario para asu
m ir y cultivar incluso unos terrenos gratuitos, L a in m igración crecía
de ludos m odos, a posar dol peligro rpte los m m igTanlcs afrontaban
a su lindada de? sor reclutados para c>l ejército. D espués dc> una dism i
nución al com ienzo de la g iicria, lu inm igración aum entó d u ran lc ol
con lliclo, sobrepasan do los cien m il on 186 3 y en 18(14. y alcanzando
ol cuarto de- m illón en i8 ( y .
Los con federado s alegaban c|ue el gob iern o federal lograba llenar
las ftlus del ejército d e la U n ió n reclutando inm igram os. C icrlam o n le
no era el caso. C a si la mitad de los sold ad os de la U nión eran mucha-
chns d e las granjas do N’ ut'va Inglaterra y el M edio O este. I’oi otra
parto, las g T H n tles ciudades 011 las c|tie se con gregab an Icis inm igrantes
eran un cald o rio cultivo d e hostilidad hacia el servicio militar. Esla
hostilidad 110 toinó form a do rebelión , com o sí sucedió en el Sur,
donde* en 18G4 un gran núm ero de desertores se habían ido al monte
y organizado hundas arm arlas c|ue com batían con tra las m ilicias esta
lalos enviadas para dispersarlos y rocapturarlos. Sin em bargo, m uchos
norteños se resistieron enérgicam ente al reclutam iento obligatorio. A
m ediados do julio de 186 3 se produjo un m otín en la ciudad de N u e
va York, t|iie p ro vo có ciento cinco m uertes, principalm ente a m anos
de los soldados de la U nión en viad os para suprim ir los disturbios, y
hubo saqueos e incendios por doquier.
I’ero, increíblem ente, y pese a la resistencia al reclutam iento o los
intentos por eludirlo, el aspecto m ás im presionante de la v id a n acio
nal. tanto en el Norte com o en ol Sur. era la lirm oza con que am bas
poblacion es ap oyab an la guerra. El m ovim iento antibelicisia en el
Norte, aunque cob ró fuerza durante los m om entos difíciles do j8<>¿
y al aparecer la fatiga de la gtieira 011 |8I>(. jam ás am enazó con so
cavar la autoridad de Lincoln. L o s procesos norm ales de la política
siguieron su curso durante todos los años de la guerra, ro n elecciones
parlam entarias y locales en i8 f c y una elección presiden cial en 18(14.
Si bien hubo candidatos y partidos anlibelicistas en todas ollas, y en
i8(>2 hicieron pro gresos im portantes, nu nca hubo 1111 m ovim iento an
I¡belicista serio que tuviera una inlluencia con siderab le rn el Norte.
Esto se debió en gran m edida al extraordin ario tálenlo político do
Lincoln. c|ue fue capaz d e m antener el control sobre los in dividu os y
las facciones dentro d rl CongTeso, y de conquistar de m anera directa
y persuasiva la opinión púb lica en el país. Nu rehuía los riesgos, sobre
lodo al insistir en la Proclam ación de la Em an cipación , pero siem pre
evitó q ue su ig ie ra una oposición interna eficaz contra su presidencia
y su política de guerra.
F.n el Sur. aunque la fatiga de la guerra y la d esesperanza se hicieron
casi tangibles desde 18ÍJ4 en adelante, nunca cuajaron en un m o vi
m iento derrotista. I.as peores dificultades d e JefTcrson D avis fueron
con los poco cooperativos gob ern ad ores estatales, m uchos de los cu a
les defendían los derechos de los estados pese a que la e xp erien cia de
la gu erra dem ostraba la creciente necesidad de un poder cent rali/arlo.
1.a fe ('ii la fragilidad del ap o yo sureño a la secesión, tan extendida en
el Norte entre itftii y t8()^, nunca se corrob oró.
XIX
W A L T W I li l'M A N
Y L A S H E R ID A S D E L A G U E R R A
J
M. J i l pro bab ilidad do la m urrio o la desfiguración en el cam p o d r
batalla estaba m uy lejos de las m entes d e los hom b res que p artiero n
en 18G1. So lo se con virtió en una realidad aprem iante una vez in ter
cam b iad os los prim eros disparos. La prim era batalla tle Rnll Run
dejó m il heridos en el ra m p a . En 18(12 Ins regim ientos tle la U nión
se estallan acostum bran do a un índice ríe b ajas del Irein ta ]ior ciento
en cualquier acción, de las cuales la m ayo ría so b re vivía e in g le sab a
en el hospital. L o s so ld ad o s tle la G u e rra tle Secesión no lardaron en
com pren d er lo altas que eran sus pro bab ilid ad es de m orir o resultar
heridos en com b ate; pero con igual rapidez apren dieron a evitar, en
lo posible, ser tratarlos por los m édicos de cam paña, quienes pronlo
adquirieron lam a tle incom petentes y perezosos. Tal reputación no
era in m erecid a; el personal tlel departam ento m édico de antes tle la
guerra estaba m al entrenado, era dogm ático y rara vez estaba al dia
en cuanto a los m étotlos m odernos. Tam poco con taba con un surti
do aderu adu de m edicinas o equipam iento. Los prim eros hospitales
eran im provisados, a m enudo unas pocas tiendas levantadas en las
afueras tlel cam pam ento, atendidas por hom bres sin p reparación que
adquirieron fam a tle haraganes.
Las descripcio n es tlel interior tle los hospitales están entre los
testim onios escritos m ás com u nes tle la G u erra d e Secesión , com o
tam bién lo están las exp resion es tle disgusto ante lo que en ellos se
veía. El ejércilo tle la U nión h abía entrado en la guerra sin contar
en absoluto ro n los recursos m édicos adecuados. E l oficial m édico
tle m ás alto rango tenía ochenta años y sus conocim ientos eran tle la
m ism a antigüedad. El Servicio M édico tle Estados U n id o s poseía solo
veinte term óm etros y carecía tle casi cu alqu ier otro equipam iento.
Los cirujanos eran asignados a los regim ientos a razón de uno por
unidad, ad em ás del cirujano asistente, que era ol único otro hom bre
cualificado. F.n el cam po tenían hajo su cargo a los m úsicos del reg i
m iento, que hacían las ve re s de cam illeros. Estos no tenían la m enor
p rcp aiu eión m éd ica y se ganaron fam a <le lm ixrns, in cn m p elrn lcs y a
m enudo indolentes. Al principio no habia am bulancias especializadas
en transportar a los heridos, los cuales iban dando (timbos hasla el
hospital por terrenos desiguales en carrom atos m ilitares o en carretas
requisadas a algu na grunja. I.a d em ora en evacu ar a los heridos era
a veces extrem a. D espués de la segunda balalla de Uull Kun, tres mil
heridos perm an ecieron en el sitio donde habían caído hasta tres días
después de concluido el com b ate; seiscientos fueron encon trados aún
ro n vida cinco días después d e la b alalla. Pasó una sem ana antes de
que los últim os supervivientes fueran llevados luista un hospital de
W ashington. A m enudo era p referible perm an ecer en un gran ero o
una casa particular, com o m uchos hacían, que ser llevado a los Im p ú
tales, que solían ser antros tle infección, sucios, d esorden ados y p laga
dos- tle parásitos. I.a m ayo ría de los soldados eslahan llenos ríe piojos,
pero, cuando estaban sanos, podían hacer un esfuerzo p o r librarse de
estos bichos. F.n el hospital dependían de otros para que los d e sp io
jaran, una tarea que con frecuencia 110 se realizaba, M uchos soldados
ingresaban con heridas llenas ríe gusanos, fétidas y m uy a m enudo
gangrenosas. D ada la p re v ale n ria de la gangrena, la am putación era
el m étodo quirúrgico preferido. M uchos testigos registraron la im agen
de pilas de brazos y piernas ce rre n ad o s fuera, y a ve ces dentro, de los
hospitales. I.a frecuencia de las am putaciones hizo que los soldados
tuvieran terror a ser internarlos, pese a que, sorprendentem ente, la
anestesia, ro n clo ro fo m iu o é ln , por lo general 110 fallaba en los h o s
pitales de la U nión. A lo largo fie la g u erra, su uso fue siendo rad a vez
m ás infrecuente en el Sur, donde el bloqueo interrum pió el suministro
de m u flio s artículos m édicos de prim era necesidad.
C o m o suele decirse, la G u erra tle Secesión ocurrió en un m o m en to
Ven desde los rain pos. p ad re; ha llegado una carta de nuestro
P ele;
Y ven hasta la puerta, madre -llegó una cajta de tu hijo querido.
A b re deprisa el sobre.
O h esta no es la letra de nuestro hijo, sin em bargo su nom bre
aquí ap arece;
O h una m ano extrañ a escribe p or nuestro hijo querido ¡oh el
alm a asolada de la m adre!
Todo flota delante de sus ojos -e n tre relám pagos n e g ro s- solo
acierta a oír las palabras esen ciales;
(iíac.ion es tru ilras -h e rid a de b ala en el pecho, escaram uza de
cab allería, llevado a) hospital.
D e m om ento déb il, pero pronto estará mejor.
único entre los gen erales de la G u erra de Secesió n , incluso entre los
generales de cu alquier ejércilo O nacionalidad. Fue sin duda un mili
lar extraordinario, si bien un tanto lim itado.
De ios dem ás generales del Sur, pocos m erecen una alüi reputación.
B eau regard era un com andante digno de con lianza de m ediano ran
go. B raxton Bragg, no obstante su fam oso m al genio y su im popula
ridad general, estaba m ás o m enos al m ism o nivel. Joseph Johnston
era superior a am bos en intelecto, pero su estrategia global para el
Sur, la cual G ra n l adm itiría que perm itió <il Su r prolongar con éxito
la defensa del te irilo rio tle la C o n fed eració n , no le pro po rcion ó ni
pod ía pro po rcion arle la victoria. Jo h n sto n ab ogab a por lib rar batallas
d efen sivas y por ceder territorio si era atacado con fuerzas capaces de
inlligir bajas num erosas. D urante su jefatura en G e o rg ia en 18(14 p rac
ticó lo que predicaba. El defecto del plan de Jnhnston, por lo dem ás
sensato, e ra que el Su r tenia 1111a cantidad finita de territorio para en
tregar. y que este plan, de ser adoptado, term inaría por transferir sin
coslo alguno el territorio de la C on fed eración a m anos de la U nión .
A unque no fue autor de ningún plan estratégico, es preciso recon ocer
a U ragg sil con siderab le intelecto militar. De hab er tenido un carácter
más coop erativo, en lugar de ponerse siem pre en m illos térm inos con
sus subordinados, iguales y superiores, tal vez habría podido hacer
m ucho por el Sur.
El Norte no produjo nadie equivalente a |ackson, lo cual fue una de
las razones del dom inio psicológico que este ejerció sistem áticam ente
sobre sus adversarios. Ningún general de la U nión igualó jam ás su
rap acid ad de inspirar a sus soldados o ganar su alecto, lo q ue le p e r
m itía obten er de ellos proezas de resistencia no igualadas por las d e
más unidades o form aciones, del Norte y del Sur. Jackson tenía poca
o ninguna visión estratégica y escasas facultades d e análisis, pero era
casi in ven cib le en un teaLro de operaciones pequeño cu ya geografía
con ociera bien. Sin em bargo, a d iferen cia de Sherm an, no dejó un
legado com o general. Sus talentos eran d em asiado personales y de
efecto d em asiado m om entáneo para constituirse en un sistem a de
operaciones, y aunque fue em ulado y ad m irad o por las generaciones
ven ideras, sus logros no pudieron con vertirse en lecciones o m étodos
para sus potenciales im itadores.
Jackson fue el com plem ento de R ob erl F.. I.ee, al cual sirvió con
gran lealtad, acaso porqu e, siendo Jackson un hom bre p ro fu n d am en
te devoto, le im presionaba la pureza de carácter d e Lee. Incluso r u a n
do estalló la guerra, L ee era con siderado el m ilitar m ás em inente del
país, tanto en el Norte com o en el Sur. Rslo se deb ía en gran m edida
a su carácter y personalidad, com o un gran cab allero sureño, com o
el cab eza d e una de las Prim eras Fam ilias de V irginia. Ila b ia sido un
cadete sobresaliente en West Point y urt exitoso in geniero militar, y
habia com batido con honores en M éxico. C uriosam ente, no tuvo un
com ienzo exitoso en la G u erra de Secesión. No obstante fue elegido
para sustituir a Joseph E. Johnston, herido en las batallas de los Siete
D ías, com o principal con sejero m ilitar del presidente Jelferson D avis,
y le fue con ferido el m ando riel Ejército del Norte de V irgin ia, que
ejerció hasta el linal de la guerra, y luego el título adicion al de c o
m andante en jefe. L o s principales talentos de Lee eran com o láctico
y no corno estratega. Su visión estratégica era m ás bien limitarla. F.n
realidad, tuvo un solo golpe de inspiración estratégica en toda la gue-
n a . que fue llevarla a suelo norteño en 18G3 ro n el ob jetivo <le aliviar
a V irgin ia del peso de la guerra, d e apro vech arse d e lo* sum inistros
que se capturarían, y ríe ele var la m oral del Sur y deprim ir la del
Norte. 1 .a jefatura de Loe. al igual (pie la de Jackson, fue d em asiado
personal para constituirse en m odelo operativo. I’or otra paite, no era
original, pues se liasalia en las hazañas de N ap oleón ; l.e e creía «pie la
ve rd ad e ra estrategia era ir en pos de la victoria, y <pte el m ejor m odo
di' alcan zar la victoria era infligir aplastantes derrotas al en em igo, al
estilo de Austerlitz o Jena, las grandes victorias de N apoleón sobro los
austríacos y los prusianos. Esas eran las victorias que se enseñaban y
se estudiaban en West Poinl, y L e e fue responsable de al m enos dos
victorias de este tipo, C h ailce llo rsville y la segunda batalla de M anas
sas. A unque fue un im itador “ creativo ’' de N apoleón , en realidad 110
puede atribuírsele ninguna originalidad, E11 cam b io, en el cam po de
balalla. L e e era un m anantial de ideas (pie con cebía a gran velocidad
y ejecutaba con sum a rapidez. Esto se evidenció especialm ente en
C lia n ccllo isv ille , su o b ra m aestra miliLar, donde infringió d eliberad a
m ente varias reglas fundam entales de m ando y sin em bargo alcanzó
una im presionante victoria.
Las principales dotes de m ando de Lee eran su cap acid ad de tom ar
decisiones rápidas y acertadas frente al en em igo, d e apro vech ar los
errores del adversario, y el m anejo económ ico de las fuerzas de (pie
dispon ia. Sus defectos eran una exce siv a sensibilidad ante los sen
tim ientos de sus subordinados y una in capacidad para im p on er su
criterio, dos cosas que em anab an d e su crianza com o rab allero de
V irgin ia. Su derrota en G o lly sln irg se deb ió principalm ente a que no
dio órden es directas a Longstreet y no insistió en que fueran ejecu ta
das. L e e fue sin duda un excelen te m ililar y un ad versario form idable,
l’crn tam bién era un gran cab allero y un colega indulgente, cualidades
(pie podían perjud icar el vigor de su voluntad y d e sus decisiones.
[.a jefatura de Lee se vio realzad a por la inferioridad de sus a p ó
llenles durante los prim eros dos años de la guerra. M cC Iellan sim
plem ente no estaba a su altura, ni en firm eza m ental ni en capacidad
de decisión. F.n M ead e, quien com an dó las fuerzas de la U n ió n en
G e llysb u rg , encontró un hom bre (pie lo igualab a en eficiencia, aun
que no en im aginación ni on atrevim iento. So lo ru an do llegó G rant
al F.sle on i8fi.j, Loe se vio am o alguien que lo igualaba, y de lie
rho lo superaba, en calidad. G rant fue el general m ás grande de la
glu m a, un general <[ue se hubiera destarado en cualquier época y
en cualquier ejército. C o m p re n d ía la gu erra en su totalidad y cap
tó enseguida cóm o los m étodos m odernos de com u nicación , sobre
lodo el telégrafo y los ferrocarriles, habían otorgado al com an dan le
el poder de reunir inform ación más rápidam ente y los m edios para
reaccion ar distribuyen do las órdenes apropiadas. U n a vez que sus
cu alidades se hicieron evidentes, com o sucedió en 18(12, ascendió con
g T iin celeridad, ¡ja ra sorp resa de sus coetáneos de West Poinl. N ada
en su vid a anterior an u nciaba su cxce p cio n alid ad ; m ás bien Lodo lo
contrario. H ijo de una larnilia m oderadam en te próspera de Illinois,
fue elegido ro n lra su voluntad para asistir a West l’oint, y sirn d o c a
dete siguió con e xp ectació n e interés un d eb ate en el C o n g re so acerca
de una posible clausura de la academ ia. Sobresalió en sus estudios,
especialm ente en m atem áticas, y e sp etab a p o d rí ocu par un puesto de
profesor después de graduarse, pero la rutina acad ém ica lo condujo al
ejércilo, don d e com batió exitosam ente en la guerra ro n lra M éxico , la
cual reprobó enérgicam ente, por con siderarla una agresión inm oral.
D espués d r la gu erra fríe asignado a C aliforn ia, don d e, separado ríe
su am ad a esposa. Julia Dent. se din a la b eb id a e incurrió en disputas
ro n sus xuperiorrs, lo que lo llevó a ren unciar al ejército. Fracasó en
la v id a civil com o granjero y com o com erciante, vién dose reducido
finalm ente a trabajar com o d ependien te en la curtiduría ríe su padre.
Su reden ción llegó con el inicio fie la G u e rra d e Secesión. La fo rm a
ción y exp erie n cia m ilitar de G ran t r ía n m uy d em an d ad as y, alistarlo
por el gob ern ad or de Illinois para ayu d ar a organizar a los voluntarios
del estado, fue puesto al m ando de un regim iento, al que com an dó
exitosam ente en cóm b ales locales. G ran l dem ostró ser un eiicienle
organizador de hom bres, y luego, com o se vio en uno de los p rim e
ros com bates, un com an d an le enérgico y exitoso con extraordinarias
flotes intelectuales, entre ellas el don tle dictar sin vacilación órdenes
claras en sucesión continua. Fue rápidam ente ascendido ríe coronel al
grad o de brigadier, y se le confirieron m ayores potestades en la cam
paña del bajo M ississippi. Sus victorias en los fu rrias lle n r y y Donel-
son atrajeron la atención de L in coln y aseguraron la aceleración tic- su
carrera. En 18(14, tras superv isar tina cadena de victorias en el O este,
in cluyendo Shiloh y la tom a tle V ieksliurg, fui' am pliam en te recono
cido com o el m ejor genera] de la U nión, convocatlo a W ashington y
nom brado gen eial en je fe , con lo que se inauguró una n u eva etapa,
contra L e e y el Ejército del Norte de V irginia. Lin coln había decidido
que (iran t era indispensable. A 11110 de sus críticos, el presidente le
respondió: “ N ecesito a este h om b re; sabe p elear".
En el O este, (iran t triunfó por su disposición a co rrer riesgos y su
agresividad incesante, pero sus soldados pagaron el precio. La m a
y o ría de sus batallas costaron num erosas bajas. No obstante, (iran t
con servó la con fian/a y d evoción de sus hom bres, q uienes se reunían
en grupos silenciosos a verlo pasar, (iran t parecía sentirse cóm odo
en el O este. A p licó su agudo sentirlo topográfico a sus sinuosos ríos y
en revesadas colinas y m ontañas, y nunca pareció confundido por su
com plejidad . C iertam en te no perm itió que las dificultades del terreno
interfiriesen en el abastecim iento de sus tropas, que nunca se inte
rrum pió, ni siquiera durante los episodios más difíciles de sus c.um
pañas. En la lucha por tom ar C hattanooga, el cruce ferroviario que
resultaba vital para m antener la com u nicación entre las regiones del
sudoeste y del nordeste de la C o n fed eració n , ru an do por un tiem po
el ejército de la U nión se vio constreñirlo en su linea de sum inistros,
(iran t logró inaugurar rápidam ente la “ Línea del l’an D u ro ' para su
plir las necesidades básicas de las tropas, y luego restaurar plena
m ente los sum inistros. G rant tenía tina filosofía fie guerra, que era
m antener al enem igo bajo una presión sin tregua en lodos los puntos
y pelear siem pre que se presentara la oportunidad. Este estilo de m an
ilo constituía una p ru eba m uy dura para sus hom bres. D e hecho, sin
la garantía de refuerzos frecuentes, G rant hubiera lenido «pie desistir
de su deseo de destruir el Ejército riel Norte de V irgin ia antes ríe p o
der lograrlo. La reputación de G rant llegó tardíam ente.
U n a ven taja con siderab le de G ran t fue la de contar con su b o rd in a
dos ríe talento, con los que estableció cordiales relacion es personales.
Este fue el caso sobre torio ríe Sh erm an y Sheridan. Sh erm an era una
especie ele d ob le de G ran l, pues era igualm ente agresivo c im placa-
lile, aun que llegó m ás lejos «pie G ratil con su fe en el efecto m oral
de la fuerza ofen siva sobre la voluntad tle resistencia del enem igo.
Sh en n an se asem ejab a a G ian t en su origin alidad; su deteiim itación
de atacar el espíritu del pueblo sureño fue un m étodo totalm ente n o
vedoso y anticipó la técnica de la gu evia psicológica em p lead a p or los
com andantes europeos del siglo XX contra los m ovim ientos de lib e ra
ción nacional en las cam pañas colon iales posteriores a Sh en n an
llegó a creer que el Su r sólo podría ser derrotado hacien do sufrir a
su pueblo en cuerpo y alm a. Si se destruía la fuente de su riqueza y
arruinaban sus m edios de vida, se con venció a sí m ism o, y a la larga a
sus superiores y a sus propios soldados, los rebeldes se arrepentirían y
caerían en la inactividad. S h en n an aplicó esta filosofía de destrucción
y e xp o lio prim ero en G e o rg ia y luego en las ( 'a r o linas, y funcionó
lal co m o había esperado. No es soqirondenle (pie Sherm an h aya sido
objeto de estudio de m odernos analistas estratégicos en Estados U ni
dos y en el extran jero. Tam bién dem ostró p oseer parle de los dones
com unicativos de (iran t, su rapidez de decisión y su análisis d e sp ia
dado de la situación militar. A u nque no era mi escritor dolado com o
G ran l, S h en n an com pu so va rio s aforism os sobro la guerra que han
pasado a las antologías. I.a m ás con ocida form ulación de sus ideas
fue: “ No oslam os [id e an d o tan solo contra ejércitos hostiles, sino co n
tra un pueblo hostil, y tenem os que hacer que viejos y jóvenes, ricos
y pobres, experim en ten el rigor de la gu erra tanto ro m o los ejércitos
organizados".
Sherm an y G ran l fueron los dos generales m ás sobresalientes de la
g u eria. El legado de Sh erm an fue el m ás perdu rab le, ya que su estilo
de guerrear, brutal y agresivo, era sum am ente im itable. Sin em bargo,
en el cam po de b alalla (iran t era un com andante m ás capaz, con m a
yores logros y m ás victorias decisivas en su haber.
Sheridan, (guien fuera com an dante de cab allería d e G ra n l en el E sle
durante el último año de la guerra, deb ió m ucho al respaldo de G ran l
y, com o él, luvo un com ienzo poco pnim etedor. Su p rim er n o m b ra
m iento fue com o intendente oficial, pero se deslacó en los poco gla-
m ourosos deb eres dol aprovisionam ien to en una g u e n a don d e los
.suministros oran d r capital im portancia. A sim ism o dem ostró lina
inigualable cap acid ad fie liderazgo, m edianil- el ejem plo y la vivirla
inspiración de su persona, com o durante la cam pañ a contra lia rly en
el valle de Sh en an d oah en 18fi.|.
(iran t logró incluso m antenerse en buenos térm inos con el general
M eade, pro verb ial cascarrab ias <jue adem ás tenia m otivos de insalis
facción, después tle que G rant lo nom b rara general en je fe y luego
estableciera su cuartel general con el Ejército del Potom ac, que c o
m andaba el propio M eade. D e ahí en adelante se te atribuyeron a
(iran t sucesivos triunfos que en justicia correspondían a M ead e, p ro
vo can d o un resentim iento que esle último com u n icab a regularm ente
a su esposa. Sin em bargo. M earte no pudo ser despojad o del mérito
de hab er ganado G etlysb u rg , una distinción que tal vez sentó las b a
ses para que m antuviesen una relación estable. M eade no fue un gran
gen eral, pero era sensato y eficiente.
D esde una perspectiva panorám ica, resulla extraordinario que. de
un conjunto de no m ás de tres m il oficiales form ados, Estados U nido s
produjese enlre i8(ji y 18(15 m ilitares de incuestionable grandeza,
G ra n l y Sherm an, de tos cuales Sh erm an fue tam bién un visionario.
A p en as por deb ajo de su nivel, produjo tam bién un talentoso ganad or
ríe batallas en I.ee, quien hubiera brillarlo en cu alquiera ríe las guerras
de m aniobras d r la liuropa de aquella época. No m uy p o r debajo ríe
estos en cuanto a talento cotidiano se* encuentran el d ecidido G eor-
ge l'hom as, y otras rarezas com o N alban B ed lord l'orrest, el genio
autodidacta d e las incursiones de cab allería, [. E. B. S lu ait, Philip
Sheridan , y el crom w elliano Slon ew all Jackson. La G u erra de S e c e
sión sigue aportando abundante m aterial tle prim era calidad para el
esludio riel alto m ando.
El tem peram ento, un farlo r en Ins asuntos hum anos que los histo
riadores p rofesionales suelen pasar por alto, fue m uy im portante para
distinguir, enlre los gen erales de la G u erra de Secesión, a los buenos
tle los m alos, a los eficaces tle los ineficaces.
Fue especialm ente notable en el caso de M rC le lla n . quien casi p o
dría aportar m aterial para 1111 estudio clínico ríe la psicología del alto
m ando. M cC lellan fue una extraordin aria m ezcla de timidez y engreí-
inienlo desm esurado, siem pre dom inado por la inseguridad y la an
gustia frente al enem igo, en com bin ación con una im pertinente fe en
su superioridad sobre lodos los colegas ro n quienes trabajó durante
la guerra, de Lincoln para ab ajo. No era el único que experim en taba
inseguridad. También lla lle c k sentía reducirse significativam ente su
entusiasm o com bativo cuanto m ás se acercaba al enem igo. llo o k e r
padecía la m ism a discapacidad. Ln opinión del profesor T. ila r r v
W illiam s, un excelen te ju ez del tem peram ento de los generales de
la G u e rra de Secesión, Ilo o k e r carecía de la facultad de luchar “ en
el m apa” , fu n cio n a b a bien siem pre y ru an do tuviera sus tropas a
la vista, l 'n a vez <]uc estas se alejaban de su cam po visual, perdía
la capacidad de visualizar su ubicación. L a antípoda de llo o k e r era
W illiam R osencrans, i|uien tam bién solía fracasar cuando e! cundíate
prom etía. Pero su defecto no era la tim idez, sino la sobreexcitación.
Era un con versad or brillan te; y a m edida que se escuchaba a sí m ism o
su excitación iba tn crescendo hasla el punto de p erder la com postura,
y con ella la capacidad de im plem ontar sus planes. Tuvo éxito com o
com an danle de fuerzas m enores, pero en el alto m ando nu nra logró
llevar a buen fin un gran proyecto. Tam bién Jo h n Pope era un co n
versad or brillante, e im presionó m ucho a la sociedad de W ashington
en t8 b i. Pope siem pre estaba prom etiendo pelear y daba la im presión
de que lo haría, pues era alto y de aspecto im presionante. Pero él
tam bién padecía de in eficacia; o lio defecto suyo que afloró posterior
m ente fue su propensión al ronllirto. Se enem istó con M cC lellan , su
inm ediato superior en V irgin ia en i8(Í2, y jam ás recom pusieron sus
relaciones. Pope no era tan conflictivo com o D on C arlo s B u ril, quien
lu vo diferencias con cad a uno de sus colegas y tam bién fracasó en
todas sus em presas. C uriosam ente, le caía bien a M cC le llan , quizá
porque nu nra am enazó con ser su rival en ningún sentid».
Los dos generales que triunfaron consistentem ente a lo largo de la
guerra, (iran í y Sherm an, habían sido bendecidos con tem peram entos
estables. Siendo am igos íntimos, cooperaban de m odo adm irable y
evitaban reñir con los dem ás. G ran t incluso m antuvo la calm a con
M cC Iem an d , cu yo egotism o hubiera puesto a prueba la paciencia de
un santo. En su frenesí p or alcanzar la reputación que creía merecer,
intentó conquistar con intrigas el alto m ando del M ississippi. M agnifi
có cada espaldarazo que Lincoln le dio hasla que, finalm ente. rebasó
los límites del decoro militar y dio a (jran t m otivos incontestables para
destituirlo por insubordinación, evitando asi que Lincoln, que valoraba
sus con exiones políticas en el M edio O este, tuviera que hacerlo.
Lincoln, un com andante en je fe totalm ente in experto, se vio enfren
lado, desde que asum ió la presidencia, a un caleidoscopio de d ificul
tades de carácter entre sus ayu dantes m ilitares que hubiera deprim ido
a un hom bre de m enor valía. E l veredicto sobre los líderes m ilitares
de la U nión durante la G u e rra de Secesión es que hubo dem asiada
personalidad e n ju e g o y dem asiado poco talento. Solam en te Lincoln
dem ostró grandeza desde ol principio hasta el final. Fue una guerra
pro vocad a por su elección y en últim a instancia ganada por su cap a
cidad de negociación, una inesperada h abilidad estratégica.
L A S B A T A L L A S F.N L A G U E R R A D E SF -C F -SIÓ N
T
A . J a cuestión de si el Sur podría haber ganado se hn convertido en
una de las más popularos en torno a este ru n d irlo. I.a respuesta es casi
ro n certeza que no. Las disparidades m ateriales en ruanto a n ú m e
ro de hom bres y pru ducrión industrial hacen sum am ente im probable
que la C onfederación pudiese hab er p revalecido sobre su m ás fuelle
v erin o norteño, aunque en un principio hubo m uchos en el Sur que se
creyeron en posesión de supuestas ventajas decisivas, en particular la
d ependencia europea de las exportaciones de algodón del Sur, y a se
guraban que el agotam iento de esa m ateria prim a forzaría a los estados
industrializados de Europa que eran tam bién sus grandes potencias,
G ran Bretaña en prim er tugar, pero tam bién F ran cia- a reconocer a la
C onfederación com o un estado legítim am ente independiente y a inter
ven ir en su defensa, rom piendo el bloqueo del Norte y sum inistrando
artículos de prim era necesidad, incluyendo crédito, lo que anularía las
ventajas económ icas del Norte. C o m o ahora sabem os, la prudencia d i
suadió a los supuestos defensores del Sur d e ofender a Estados Unidos,
incluso Iras ser objeto de una provocación, com o G ran Bretaña cuando
el incidente del ¡ircnl.
Por esla razón, aunque la pregunta persiste, ya 110 se la estudia con
tanta diligencia. Hasta los sureños m ás descontentos llegaron a a c e p
tar, en los días q u e siguieron al linal de la guerra, que el Sur había
sido derrotado en buena lid y que* era inútil ponerse a soñar con un
desenlace diferente. G ra n parte del crédito por la rápida aceptación
de la derrota por parte del Su r corresponde a R o b e rl E, Lee. por su
intransigente oposición a toda sugeren cia de que, después de A ppo-
m altox, o en lugar de A ppom attox, los supervivientes clel Ejército
de los Estados C o n fed e rad o s d eb ieron haber optado por una guerra
tle guerrillas. La luable decisión de L e e se derivab a d e su adm irable
constitucionalism o y su respeto por la ley, tanto por las leyes com unes
de la guerra com o por las de su país; pero tam bién, com o dejó claro,
(le sil decisión de librar al Sur de los horrores de la gu erra irregular
d en lio d e su propio territorio. L o s sufi im ienlos de acu ellas zonas del
Sur. particularm ente del valle de Shen andoah de su nmadil V irgin ia,
durante las cam pañas de d epredación llevadas a cabo por los ejércitos
de la U nión lo habían co n ven cid o d e que p rologar el conflicto sim
plem ente p o r negarse a aceptar su resultado en los cam pos de batallas
con vencionales no ob raría en interés de sus com patriotas sureños. En
vez de o pon er una resistencia irregular a los resultados de la guerra,
el S u r se consoló con una versión idealizada de la historia de la C o n
federación, que din en llam arse la C au sa Perdida. A fortunadam ente
para los estadounidenses, la C au sa Perdida adoptó la lorina de uua
leyenda y no de un m ovim iento político; una leyen d a sum am ente
idealizada que al final se reso lvía en una descripción del Su r tle antes
de la guerra com o una tierra de m agnolias florecidas, m ansiones con
b lancas colum nas, bonitas dam iselas d e las plantaciones y esclavos
satisfechos, que llegó a su apoteosis ron el gran é xito de ventas de la
novela Lo que el vitnto se llevó, luego convertida por H ollyw ood en 1111
superéxito do la gran pantalla. A la larga. Lo que ti viento se llenó llegó
a ser una especie d e ven gan za del Sur contra el Norte por la popula
ridad e influencia de L a cabaña del Tío lom. A sí com o lla r ric l Ueecher
Stow e (“ la dam ila que d esaló esla gran gu erra” ) había logrado difuil
dir la im agen de un Sur poblado p or esclavistas m ezquinos, d esalm a
dos y crueles, M a ig are l M itrhell logró cam b iar este p an oram a por
uno en el que b eldades sureñas y sus galan es se enseñoreaban sobre
viejos y bonachones sirvien tes negros que llevaban su servidum b re
con el m ejor de los hum ores. El resultado fue que, con el liem p o. Lo
que el viento se llevó ha llegado a ser m ás con ocida que La tabana d (l Tío
lóm y a tener m ás inllucncia.
Puede que Lo que el siento se llenó incluso h aya inlluido en el m odo
de v e r la G u erra de Secesión. Su m em orab le descripción de la batalla
de A llanta y el e xp o lio de la plantación do Tara ciertam ente ayu d a
ron a los leales de la C au sa Perdida a enfatizar el relato d e la valentía
sudisla y de que la gu erra so perdió tras una lucha no del todo justa.
Si esla fuera la única fuente do un lector, osle cierlam ente se pregun-
lan a cóm o un pueblo tan decidido pudo p erd er la gu erra con que
d efen dió su m odo de vida, y si, haciendo las debidas m odificaciones
en el curso d e los acontecim ientos, la C o n fed eració n habría podido
sobrevivir. Si dicho lector acudiese a la historia m ililar de ia guerra en
b usca d e ilum inación, concluiría casi con certeza y ríe inm ediato que
no era posible ningún olro desenlace q ue el que ap o llaro n los sucesos
ríe la guerra.
El prim er conjunto de sucesos que apun ló a la in evilabilidad del
d esenlace real, dejando de Indo las d isparidades m ateriales en el nú
m ero d e « om lialienles, fue el desarrollo fie la im posición del bloqueo.
Al principio, el acceso del Sur a los sum inistros de artículos m ilitares
b ásicos no lem a restricciones; d e hecho, en los prim eros m eses de la
gu erra, la C o n fed eració n logró co m p rar en el exlran jero e im portar
gran d es can tidades de m aterial de gu erra. E n agoslo de iKlii el Sur
había introducido en el país cincuenta m il riltes europeos, pese al
hecho de que y a el bloqueo había sido d eclaiad o e im puesto por
la M arin a de Estados U nidos, que contaba con casi cien barcos en
un m om ento en que el Su r carecía de m arina. E l b loqueo procedió
in exorab lem ente a m edida que la U nión, m ediante acciones en el
m ar y el desem b arco de tropas en la costa, lom aba posesión d e los
puertos y aguas costeras del Sur. En abril de 18(12 toda la costa atlán
tica de la C on fed eración , con excep ción de VVilmington, C harleston
y Savann ah. estaba en m anos de la U nión, y el ejército de la U nión
podía desem b arcar tropas donde quisiese, para guarnecer, si así lo
deseaba, varios en claves grandes que había establecido en lierra.
I.a perdida del liloial de la C o n fed eració n presagiaba el desastre,
puesto que al aislar al Sur del m undo exterior refutaba su afirm ación
de ser soberano e independiente. La siguiente elap a d e su progresivo
aislam iento, de su aislam iento tam bién interno, llegó ro n la con quis
ta de las riberas de los ríos del O este, p rim ero el C u m b erlan d y el
Tennessee tras la lo m a de los fuertes Ile n r v v D onelson en febrero
de 18O2. que condujo rápidam ente a la captura del M ississippi en casi
loria su extensión (m enos V icksburg). El aislam iento de esla área, que
que sería con ocida com o el “ K irb y Sm ith d om ’', no resultó fatal para
la superviven cia del Sur, y a que la región no alb ergab a grandes re ñ
iros poblat ¡únales o fabriles; pero resultó un factor debilitador, pues sí
con ten ía la m ayor concentración de ganado del Su r y era una im p o r
tante fuente de productos agrícolas, l.a caíd a d e los fuertes lle n r y y
D onelson inauguró el dom inio del Norte en el valle del M ississippi y
la serie de ofensivas en Tennessee y luego en G e o rg ia que debilitaron
m aterial y m oralm ente a la C o n fed eració n . La cam paña de G ran t en
el valle del M ississippi resultó una de las m ás com plejas de la guerra,
tanto por sil geografía com o por sus sucesivos acontecim ientos. Vtcks-
Imrg. debido a su ubicación en terreno elevado, y gracias al cinturón
ríe vías fluviales que la rodeaban, era casi in expugn able. H aber logra
do tentar a Pem beiton, el com andante de V icksburg, para que saliera
a com b atir a cam po abierto fue un logro genial por parle de G ran l.
La cam p añ a del O este de G ran t de i8 ()j destruyó toda esperanza de
nuevos irinnfos sureñ os en los estados fronterizos, con solidó el dom i
nio de la U nión sobre el valle del M ississippi, y sirvió de plataform a
para la invasión d e Sherm an contra G e o rg ia y el inicio de su guerra
contra la m oral p opular del Sur.
Los triunfos en el O este en 18(13, sobre todo el de G ettvslm rg, pu
sieron lin para siem pre a la libertad de la C o n fed eració n de m ontar
invasiones contra el Norte. L o s sucesos de i8 (ij, sobre todo la C aín
paña Terrestre, con su terrible cuota de bajas, hicieron flaquear una
vez m ás la resolución del Norte, pero la voluntad de la U nión ríe
seguir luchando resucitó y, una vez iniciado el asedio d e l ’etorsburg,
la determ inación de alcan zar la victoria se m antuvo sin m erm a hasta
el m ism o linal.
Ya en osla eLapa de la guerra, la derrota de la C o n fed e iació n era
inevitable. L a fuerza de sus ejércitos se h allaba en un declive irre v e r
sib le; su m onería había perdido todo valor, y ro n esto su aislam iento
riel m undo exte rio r se h acía com pleto. H abía áreas im portantes del
S u r que ya no estaban bajo el control de R ichm ond, y algunas y a ha
bían sido devastadas, 1111 proceso que habría de continuar.
f-'.n retrospectiva, y a la luz de su p ro gresivo debilitam iento material,
lo que resulta extraord in ario del d esem peñ o bélico de la C o n fed e ra
ción es su resistencia. A sí ro m o el Norte se recuperó de sus reveses
psicológicos, tales com o la invasión de sus territorios fronterizos y
derrotas com o la de F rederirksbu rg, tam bién el Sur tuvo sus recupe
raciones. No pareció ofenderse en lo m ás m ínim o por la tem prana
pérdida de N u eva O rleans, su ciudad m ás grande, o por m asacres
tan terribles com o la de Shiloh. (ie ttysb u rg sin duda lo ensom breció,
com o tam bién la pérdida de V icksburg. en el m ism o d ia; pero un m es
después y a estaba p eleando (an duro com o siem pre. En ningún punto
de la guerra, hasla la huida de D avis d e R ichm on d en abril de iíííí Jj,
prim era deuda de- gratitud te corresponde a Bill Coalidge. l'ue su filan
trópica iniciativa lo que nos llevó, a mi y a muchos otros hom bres y mujeres de
liallíol, a conocer Estados Unidos. En 1957. como becario de C oalidge, hice un
recorrido por el país, fundamentalmente para visitar algunos de los más impor
tanics campos de batalla de la Guerra de Secesión
Doce años antes de emprender aquel viaje, cientos de miles de norteamericanos
regresaban del conflicto más terrible del siglo XX. Sus no tan lejanos parientes ledo
rales y confederados debieron de experimentar las mismas emociones al reunirse
con sus familias, tras sobrevivir a la que sigue siendo hasta hoy la guerra más eos
losa de Estados Unidos.
Asi que es natural que mi segunda deuda de gratitud le corresponda al pueblo
de Estados Unidos. Mi llegada a los Estados Unidos de la posguerra como un
ingles de veintitrés años, supuso salir de la sombra de la reconstrucción europea
hacia la I112 de una nación decidida a hacer realidad su propia versión de una
sociedad democrática. Desde cnlunccs lie tenido la suerte tle regresar muchas ve
ces a este pais y de ser testigo de esla ambición inquebrantable. Son incontables
los individuos e instituciones que han sido mis generosos anfitriones, y la enu
mcración de todos ellos al cabo de ciucuciita años de colaboración constituiría
un libro en si mismo. Pero tne gustaría dar las grítelas al personal de West Point.
Vassar C ollege y la Universidad de Princclon y e l L'S A n n v Ceuter o f Militar)
llislo ry, incluyendo al general Jo h n Foss, quien fue el primer oficial de enlace del
West Pniut de la posguerra en la Koyal M ililary Academ y Sandhur.sl y final 111 ente
llegó a general de cuatro estrellas, y al profesor Jam e s M cPherson de Princclon.
Esloy especialm ente agradecido por las ideas y viigereueiaxaportadas por mi* nu
merosos amigos y colegas, cutre ellos el exseuador Paul Sarbaues, Tom C lancv y
(¡eorge Thompson, quien um am ablem ente tne asistió duranlc mi úllima visila.
Tengo que mencionar a 1111 editor de Knopf, Ash (¡roen, por mi estoica fe en
esle libro y por el conslanle apoyo que lan generosam ente me ha brindado,
(íeorge Andreou, quien sucedió a Ash durante la edición final, ha llevado gentil
mente la balota en ¡a tarca de darme ánimos.
En Inglaterra le doy las gracias a mi agente Anthony Sheil, por prestar, como
siempre, tan cuidadosa atención a este proyecto. Anthony Whillnme, mi editor
di- Random liouse, merece especial elogio por su paciencia y por ser fuente de
aliento mientras escribía esle libro, como también mi editora de imágenes Anne
M arie Ehrlich. Debo una gratitud vitalicia a dos grandes instituciones británicas:
el Ejército y la Royal M ilitary Acadeniv .Sandllnrst, de donde lian emergido (amos
soldados y académicos talémosos. En particular, debo dar las gracias :il mariscal de
(am po iir [ohn Cliapplc, al general sir John Wilsoy, al mayor general Charles Vyv-
van, al coronel Mike Dewai y al teniente coronel Richard llo are. De Sandhurst
be recibido un gran apoyo por parte de mis antiguos colegas Duncan Anderson,
Chrislophcr Duífy y Ned Willmott. También deseo reconocer el apoyo de Tht Dai
l\ TeUgraph y en especial de C on Coughlm, Simón lleííer, David Twiston-Davics
y Pal Ventcr. Quiero dar las gracias al antiguo profesor de la cátedra Chilele de
Historia Militar de la Universidad de O xford, Robert O 'N eill, asi como también oí
profesor actual, Hew Stralchan.
Na hubiera podido acom eter esle libro sin el am or y el respaldo de mi familia.
Mi esposa Susanne ha sido, como siempre, un baluarte, como también nuestras
hijos, nueras v yernos, l.u cy y Brooks Newmark, Tom y l’epy, Matthevv y Sharon.
V Rose y Ja m e s M cCarthy. Sus maravillosos h i j o s , Benjamín, Sam . M ax, I.ily,
Zachnry, Walter, Marcha y Mamie. lodos ellos han canlribuido a hacer más fácil
la travesía de esle libro Asimismo me gustaría dar las gracias a mis am igos de
Kilm inglon Nesta y M ichacl Cray, Shirley Thom as y Eric Coombs. Y. finalmente,
gracias a mi asistente Lindscy VVood. a quien está dedicado este libro. Su tole
rancia y laboriosidad en circunstancias difíciles fueron fundamentales para su
terminación.
NO TAS
27 T. I l a r r y W illia m s , o b . t i l . , p. 11)9.
28 R . 1_ . J o h n s o n y C . C . B u c l, Bditíii ónd Lradfn o / tht Citiil IVar, N u e v a Y o r k . 18 8 4 -
íH Bíí. v o l. 3 , p. (¡8.
2g |a m e * M . M r P lie r s o n , o h . r i l ., p . 5 5 0 ,
30 R . U . Jo h n so n y C . C B u c l, o b c it.. p 662.
31 I b íd ., V 0 L 3 , P- ^ 2 -
32 R. U. J o h n s o n y C. C B u c l, o b . cit., p. 16 1.
33 I b íd ., p . 19 6 .
31 I b íd .. p. 24 9
33 J a m e s M . M c P I m t s o ii , o b . t i l . , p. (¡<¡1.
36 A b r a h a m L in c o ln , o b . c it .. p. 46 4.
37 T . H a r r v W illia im , o b . c i t , p , 2 1 1 .
38 Ja m e s M. M c P h e rso n , o b t il., p. 6 5 3 -6 5 6 .
3g J n l i i l s o n y H ui'l, o b . c il., p p . 3 8 7 3 g o .
40 U. S. G r a n t , o b . c it.. p. ¿ 8 1
41 A b r a h a m L i n c o ln , o b . c it ., p . 4 7 7 - 17 8 .
42 J o h n s o n y B u c l. o b c it., p. 6 7 1.
43 U . S . Í ir a n t , o b . c iL , p . 4 ^ .
4j CJ. S . G r a n t , o b . c it,. p. 117.
45 J a m e s M c P h e r s o n , o b . c il., p p . 7 3 3 - 7 3 4 .
46 ) b id ., p. 77<)
47 K y e W itn e s s lo l liv lo r y , “ S u r r e m le r a l A p p o m a t lo x , ir tííj"T, w iv w .u y e w iliie s ilu ln s -
l o i y .c o m . ig<)7
48 J o h n s o n y B u c l. o b . c it., v o l, 4, p. 250.
49 I b íd ., p. 25 2 .
50 Ib íd .
,<¡ 1 I b íd ., p . 2 5 6 .
54 Ib íd -, p. 2 5 3 .
ib íd .
54 W illi.im T S h erm a n , .Mfmo/is of (itrt/rai Wifiiout 7. ShfnNan^ L u n d re s, 19 7 5 ,
[>. 112 .
55 S ic v e n E W o o d v o rth . Nolhtn^bul Viclory, N u e v a Y o r k , 2 0 0 5 , p. 5 3 9 .
56 Wtllíum T. SIkmman, ob. cil., p. 173.
57 Ibid.. p. 852.
58 K . C n b b , ciU tdu 0 11 J u i m 1* M , M f P lie r s im , o b . r i l ., ]). N 3 5.
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20° de Ylattir af>.|, | j8, 4(19 a9 |> 3 fi5 > 3 (l9 > 3 7 9 . 1 « 3 - 1 " |. l'« i H 3 .
3 lu de Illinois 7 3 ,17 7 455
2 3 “ C lieq xj 3 0 5 alistamiento de voluntarios 17. 69, 70-87,
1 1 IM S . 1 1 9 * i5 fi ' 5 7 . 3 ní'. Io2. I |B> 1 7 4
23o de lown 392
Allatonua, balalla de 3 <¡i
25o cuerpo 398
Allegheiiv, montes 25, 143
3))° de infantería montada de Indiana
Ameritan Dieer 382
3 0 ° regimiento de infantería de Mississi
ppi 299 amputaciones 41 f i -4 17
HiMnarck, O lio vmi 312 Rtill Run» segunda batalla dr 218, 237-228.
236, 4l(j, .141: víctimas de 227 228, 416
Black bu rn*s Ford, batalla de ^ 7
Builoch, jamos 373*374
Blair, hraneta Prr.ilon 15 7 ,3 3 9
Burnside, Ainbrns.e 7*1-71, 102, 121, 149,
Blair, Montgom ery 130
]!)3* 230, 23 2> cs nombrado co
Blakr-McKay, máquina de 78
m a n d a n lo d e la U n ió n 2 3 2 , 2 3 4 ; en la C a u s a IV i cijd a 4 0 9 , 4 jG
b a t a lla d e F r c d c r ic k s b u r g 2 3 4 - 2 3 7 ; en C e d a i C r e e k . b a t a lla d o 3 3 8
el a s e d io a K n o x v i l l e 298, 3 0 5 -30 8
C e d a r . m o n te . b a la lla i-tl. 1 1 (i
B m le i. B e n ja m ín 8 7 , 1 2 3 . 2 7 8 -2 7 9 , 3 18 .
c e m e n t e r io s 1 2 2 . 27;)
32». 3 1 5 . 3 ««
C e n t r a liu (K a n sa s ] 338
C h a m b e i l a i n .J o s h i i a 2 ( 1 4 ,4 6 9 , 4 7 7
c a b a lle r ía i.jp , i j l - 1 5 3 , 2 1 3 , 2 1 0 , 2 2 1 , 2 2 Íif
2 4 0 , 24 C , 2 5 5 . 2 5 9 -2 (10 , 2 8 4 . 287, 3 0 1 , C h a n c e llc ir s v illt1, b a ta lla d e 2 4 Í1-2 3 1, 2 5 2 .
306 3 n « . 3 12 , 3 2 2 , 3 2 8 , 3 3 1 3 3 2 , 3 3 5 . *5 3 . 3 ' 9 . 3 1 '. 13‘- -133 . H 4 i v ii-lim a s
3 4 1 3 4 3 , :U<). 3 3 ü, 355. 361. 363. 36*. de it í l ; J a c k s u n c a e h e r id o y m u e ie e n
C o lu m b ia ¡C a r o lin a d e l S u r) 7 2. 3 6 9 - 3 7 11 í 8 j , 19 9 , 2 1 5 - 2 17 , 2 2 2 , 2 4 2 , 27Í1
C o m is ió n S a n ita r ia 12 1, 4 )8 -4 19 C o s* Ja c o b 14 5
C o m p r o m i s o do M is s o u r i, ol 5 2 , C r á te r , b a ta lla d e l 3 2 . 3411» 3 0 7 3 9 8 , 4 45
C o n fe d e r a c ió n ; a c a d e m ia n a v a l d o la 8 1: c r is tia n is m o , en la p o b la c ió n n e g r a 40
b lo q u e o c o n tra la 7 5 . 8 g . 1 3 5 13 7 . 1 3 3 , C n t le n d c n , C e o r g e 239
1ÍÍ5-IÍÍ6 , ig o - ig íi. 2 2 4 , 3 3 5 , 3 5 Í;, 3 ÍI9 3 7 0 , C ro ss K e ys 203
371.377 37<}; 3 * 1 - 3 8 2 . 3 8 8 , -fln 1>W « 443 <
C r u z R o ja In te r n a c io n a l 408
4 55, 457; viau tambicn P la n A n a c o n d a :
c o n stitu c ió n 9 3 , 4 0 1; c re a c ió n d e la 5 ; C r u z R o ja 408
d e b ilid a d d e l g o b ie r n o c e n a al 73, 95. c u a d r a g é s im a d e M a s s a c h u s e t ts 7 0
101-4 02» ,| ii; e d ific io s fe d e r a le s c o n t r o
cu a rto cu e rp o 304
la d o s p o r lo s r e b e ld e s C o-íit; e s c a s e z d e
m an o d e o b ra jo fi; falta d r 1111 s e r v i c u a r t o d e A la b a m a 15 1
d é c im o d e M a ín e 3 1 D ia d e l A r m is t ic io |- 8
D e la w a r e 6 o , 6 3 - 6 4 . 7 j . 1.5 Í , 3 5 9 d u o d é c im o c u e r p o 2 IÍ5 2 6 G
D e p a rtam e n to de G u erra c o n fe d e r a d o
73 . 4 " * E a d s ,J a m e s B u ch a n a n i<)8
D e p a rtam e n to de Cuena de í Unclus E a r l y .J u b a l 3 3 1 3 : 4 2 . 3 3 8
U n id o s 1 ) 1 , 1 1 1 1 1 0 2 , 1 1 7 , 3 1 2
Edad D o rad a 478. 482
D e p a r t a m e n t o d r la M a r in a c o n fe d e r a d o
E d m o n d s. S arah E m m a 407
Ifl l . 374
E g ip to 9 8
D e p a r t a m e n t o d e S u b s is t e n c ia d e R i l a
d o s U n id o s 8 8 E is e n h o w e r . D w ig h t 3 9 0
en 10 2 , 1 3 4 , 14 2 1 4 3 , 1 5 4 - 1 5 5 ; r o t u n o s E m e r s o n , R a lp h W a ld o 3 9 3
hum anos de 71 7 2 . 10 0 , 13 1 1 3 2 . 3 1 3 , E n h e ld . rifle 2 8 , 7 5 . 9 0 . 4 17 . 4 4 4 , 4 4 8
3 2 6 : r e lig ió n en 3 1 - 3 2 , 1 19 - 12 0
E n g e ls , F r ie d r ic h 223
E jé r c ito d e T c n n e s s e t 9 5 , 1 3 1 , 2 14 - 2 15 , 2 9 8 ,
E r ie , la g o 242
3 " # . 3 '* . 3 1 5 . 3 1 9 . 352 . 3 <¡H-3 % 3«n
e r o s ió n p r o v o c a d a p o r e l v ie n t o 27
E je r c it o d e V ir g in ia 225 226 , 228
e s c la v o s . e s c la v it u d 3 0 , 4 7, 3 9 9 - 4 0 0 , 441
E jc r e ilo d e l C u m b f r l a n d 2 j 2 , a<)K, 3 0 2 ,
4 ( 2 i 47 1 ' a c e p t a d a en la C o n s lK u r iiin
3 0 5 - 3 -15. 3 5 2 d e E s t a d o s L n id o s 3 5 ; u lla b e ii/ ^ c ió n
E jé r c it o d e l J a m e s 3 4 2 - 3 4 3 .4 118 d e lo s ¡ o - 1 1 ; á r e a * d e m a y o r d e n s id a d
E jé r c it o d e l M is s is s ip p i 214 de 3 4 ; a z o ta in a s 3 7 , 3 5 1; seau tarr.
E jé r c it o d e l M is s o u r i 24 0 titu Ley d e E s c la v o s F u g itiv o s
B ro w n in ten to fo m e n t a r la r e b e lió n
E jé r c it o d e l N o r te d e V ir g in ia 2 0 4 , 2 10 ,
5 Í 1; ciiliaíiLU d*i lo s 3 J- 3 M ; c a jia la c M d e
2 15 . 2 3 1. 2 3 5 2 3 6 . 2 4 5. 250 , 254 2 5 5 .
3 7- c o m e r c io d e 4 3 . 5 0 , 16 8 ; c o m o
272. 298. 3 0 3 , 3 12 , 3 19 , 3 2 8 -3 2 9 . 3 3 1.
c im ie n to d e la s o c ie d a d s u r e ñ a 3 0 - 3 2 ,
3 3 3 - 3 3 « . 3 4 3 . 3 ^ 6 , 3 < ¡8 . 3 9 7 , 4 3 5 ! m 3 4 i c o m o fu e n te d e d iv is ió n 1 5 ifi, 3 1 .
la b a ta lla d e S |M iliv lv ;tn ia 322, 326 ;
5 5 ; c o m o g a i a n l í a d e lib e it a d p a i a e s
M r a d e p e r s ig n e al 31J
c la v o s y e s c la v is t a s 5 8 - 5 9 ; c o m o p e c a
E je r c it o d e l O h io 187, 2 14 , 2 9 8 . 3 0 5 . 3 4 3 d o 1 2 1 ; c r e c im ie n t o d e la (i¿ín n -i8 (¡n j
E je r c it o d e l P o to m a c 18 -19 , 17 0 - 1 7 1. 1 7 3 , j í i ; d is p u ta s a c e r c a d e la n N lrn s ió n d e
2íin , 2 2 5 2 2 8 , 2 3 4 - 2 3 6 . 2 3 8 , 2 4 5 -2 4 (1, la 4 9 - 5 5 ; e l N o ite se a v e r g ü e n z a d e la
253 }S 1. 2 5 8 , i f i f i . a j2 , 3111-311, 3 13 . 4 3 ; e n lo s e s t a d o s fro n te r iz o s 15 6 ; es
a p r o b a d a p ú r la c o n s titu c ió n c o n fe d e
3 Vi- 3 l 7 "3 2 i, 3 2 G . 3 2 8 . 3 3 2 -3 3 3 . 3 3 .V
rad a 9 3 , ,jr»i; e n c a p a r d r la 411 y ;
3 3 <í. 341 . 342 3 4 3 . 3 4 5 . 3 7 ' . 3 9 6 . 4 37.
4 6 1 . 4 6 9 ; r e fu e r z o d e l 2 10 , 2 3 8 ; e n la in e s ta b ilid a d s o c ia l d e la 3 7 : la s c o n -
Ju n g la 321 322 v e r& a rin n e * r!u p a / si* d ific u lta n a c a n
sa d e la 3 3 9 - 3 4 0 ; L in c o ln p r o c la m a la
E jé r c it o d e l S h e n a n d o a h 338
e m a n c ip a c ió n d e lo * 72, 17 0 , 2 3 3 - 2 3 4 ,
3 7 1, 38(1-390, 414; matrimonios de expedición de Lew is y Clark 140
3 7 ‘3&i I ' movimiento hacia el oeste Ezra Chuich 35 5
26 ü8: religión de loa 3<]*4<i; reiicen
cia d r M cClellan «-mancipar lo*
2 11, 223; revueltas de 41-42; lémur u Fairfax. juzgado de 143
la cinunL’ i|Kirión en los esJadns. fronte Falh Church 147
rizos 2 33 , temor sureño a la em anci
Faradav, Michael 1(14
pación de los n g ; valor rapilal d r lo*
venias de 42: vida en la plantación Farragul. David 197-198, 278-271). 35 6 ;
captura de Nueva O rleans 189, 1931
3 n' 3 l ' 3 fi
ii|7, 243, 278; en Mobile 33 9 , 3,jtí
E s c u e l a P o lit é c n ic a 1 (>4
fatiga de los combates 470
E sp añ a j.[i
Fayelteville ¡C am lina del N oilej 75, 370,
e s t a d o s fr o n t e r i z o s 2 n , Un, 1 5 5 - i j í i , 17 0 ,
•1°3
198. 233, 241, 297. 35 8 , 4118, 442, 4.58
Federación Am ericana del Trabajo u n ]
Estados Unidos; alfabetización en 24; au
482
seuria de ejércitos regulare* Íi8 7 i(); au
sencia de socialismo en 482; ausencia federalistas sureños Go
di; una clave de oficiales en <¡8, 78-79, hei uuniliiia (Florida) 193, 38 1. 39 3
84; bonos omitidos por 76. 403 404; ferrocarril de Ballim orúy-Ühio 144
rm iui ]Kiis protestante 24, 3 1, jK, 119
ferrocarril de 1.0U¡«vil|ü-Mt:iupim 179
120; crédito extranjero de 76; deuda
du j 0 5; díanos en 24; dimensiones de f e r r o c a r r il d e M o n t g o m e i y - S e l m a 3 (10
‘ Ixiimad, hombres del rifle. Inrmad" ¿6¿, 2 6 3 -2 (17 , ¿6& 269 275, 3 17 . 342.
H am m n i l.-mditig 210. 225, 318 Illinois 17. 3 3 , 52. 71. 131, 145, 189, 280
l u o jin iu 23(1
Jon es,J . B. 405
Juárez. Benito 99
Jungla, la 178. 247 ¿48, 250 251. 319-323,
Ja ck so n , A n d rew liH
3 2Í>. 3 3 5 . 3 4 °
Ja c k so n , C h ib ó m e 14 5 -14 6
Jac k so n , fu t r ir fin, J 9 3
Kansa-í 27, '5 5 ; violencia en Kansas 50,
Ja c k s o n 'M it tix s ip p iJ 217, 2 8 8
5 5 . 5 7 . 7 '. ' 5 5 ' 5 7 - 3 5 8
J a c k s o n , l l i o n i a s "S u > n e « a H * 7(1. 11)3 , Krarsargt. ls s 376-377
■5* ' 5 3 . >63, 2 0 1-2 0 4 , 2 0 6 . ¿ 0 8 , 2 2 6 2 2 8 ,
Kenncsaw Mounlaín. batalla de 4 6 .34 6
231, 2 3 5 . 2 1 / 2 5 °. s 5 5 - 47 8> 3 ' 3 - 3 “ .
3 4 7 .3 5 0 ,3 6 1.117
3 5 4 ' 4 3 0 - 1 3 3 . 1 4 1! b io g r a fía H cn
11 r r í i -11 d e 4 74 : c o m o ( jie s b iie iía iio Kentueky 12. 6o. 6 4 ,135, 155 is; ' 1 ■; 1; .
1 2 1 . 4 3 1 : en la b a ta lla d r C h a n c r ll o r s 174, 176. 182. 215 21G, 223 224, *297-298,
v ílle 2 4 1J-2 5 0 , 3 1 9 - 3 2 0 ; e n la b a ta lla 359, 36 1; invasión dr Bragg d r 216,
d e F r e d r r ic k s b u r g 2 3 5 - 2 3 6 ; c u la s b a 219-2211. 222. 241: milicias en 69, 7),
ta lla s d e lo s S i t i e D ía s 2 n 8 : 011 la c a m 239
p a ñ a d r l v a l l r (Ir S h r iia n d o a h 2 0 2 ; en Kilpalrirk, Hughjudson 363
la p r im e r a b a ta lla d e B u l] R u rt 1 5 1 - 1 5 4 ,
Kitchcner, lord 71
2 0 1 ; r n la s e g u n d a h n la lla d e B11II R u n
2 2 7 2 2 8 : filo s o fía d e g u e n a d e 4 30 ; Knoxville, asedio dr 298, 305-308
m u e r te d e 2 11) 2 5 0 , 2 5 5 . 3 1 ( 1 Koiliggrylz-Sadowa, balada dr 314
J a c k s o iiv illr (M o ridiaj 12 8 , 1 9 3 , 3 9 4 ,
L e y d e K a n s a s -N e b ra « k ;t 5 5 lo s e s ta d o s fro n te r iz o * 1 5 Í ; p r o b le m a s
de p e rso n a l 10 1-1112 , 13 4 , 1 5 5 , 4 2(1: p ío
L e y d e lo s “ V e in te N e g r o s " «3
c la m a la e n ia iir i p a n ó n d e lo s e s c la v o s
L e v de- R e c lu ta m ie n to d e K xU U n jeitis 3 7 3
*33 * 3 -1. í ( l* . 37 *. 3 8íl 3 !t*'. 4 M ; p r o c la
L.ey d e R e c o n s tr u c c ió n (1HÍÍ7) 4(17 ni a n ó n de? A in tits iia y R e c o n s tr u c c ió n
3< )3; se r e ú n e c o n G r a n l 3 1 1 : se r e ú n e
l .e y d e R e q u is ic ió n c o n fe d e r a d a 8 8
con M c - C h 'lljii 1 7 4 -1 5 5 ; v jb r i* l a c a u .ia
I.ibtraior 43
d e la g u e r r a 1 5 . 42» 172
[ .ib e r ia 3 8 5 L in e a d e l P an D u r o , L a 302, 435
I.itüc Sandy. arroyo de 39a Maiina Real 43, 137. 172, 192. 374, 378.
l.iltlr Sorrell (caballo) 354 386
M e m m in g e r , C h r is t o p h e r 9 5 . 4 0 3 404
Mooilv, Ciranvil1t‘ 121
M e m o r ia l D a y 479
Morgan, iutitle gjtí
Mi morm í p t r ío n a L i (Grant) 23, 177. 288. M oi^iii, |<■li 11 IJ. 213, '2IÍJ
3 n9 >3 1/’ 3 3 1 . 1 7 9 in a s q u t i e s d e c h is p a 15 9
M r m p h ix ( Ií-iiik 's s c r ] 12 4 - 12 5 , 12 8 , tl>8, m o v ím ií-u líi r n d e lt* ii« i ríe* lux d<*rtich<iK
18 2 . 19 7 , 2 17 . 24a civiles *6<)
Mtnimatk 11)4 1 9 5 , 3 7 8 mujeres 407*408
m e t o d is t a s 3 1 , 3 9 - 4 0 , 4 2 , 9 8 . 1 1 9 , 3 -,2 Mulc Shoe 324, 33(1
M é x ic o 52 5 3 , 9 9 ,19 6 . 3 4 0 Muríreesboro, batalla de 242. 2<)8
M ic h ig a n 5 2 . 6 8 . 84 Murrow, Edward R. 13.1
m ilic ia s C14. 8 4 , 8 |j, 8 9 . 9 5 , 3 8 8 , 4 1 3 : c o n
t o c a d a » p o r L in c o ln 12, 16 17, 8 2 , 84 Napoleón {cañón) <)o 1)1
M ili S p n n g s , b a t a lla d<- 2 3 9 -2 j<i Napoleón ] 123. 2 1^ 223. 314, 3G0. 362.
M i llik e n 's H end 1 9 8 , 2 8 4 -2 8 5 , 29 2 I3 3 <4 *1 3 . 4 4 5
M i ll i k e i r s B r r n l, b a t a lla d r 391 Na|io1 ró}i III gg, iij
M is s io n a r v R id g r 2 9 8 , 3 ÍH - 3 0 4 , 3C18 Nu^uu, Kuhuinas ]()£, 37.^
M is s is s ip p i 28 , 3 ) , 5 7 , 12 8 , 1 3 5 , 18 1, 2 13 , N a lr h c z (L o u is ia n a ) 128. i<)7, 2JQ
3 9 9 , 4 17 : a lg o d ó n e n 5 0 : la U n ió n c o n N e h ra v k a 27, 16 7 , 2f| \
tr o la el n o r t e d e 2 1 8 ; m ilic ia s en 7 1;
n o g ro s 12 0 * 12 1, 3 6 1) , 3 8 5 ; a lC ah cO zarió n
s e c e s ió n d e 49
d e lo s 4 O -11; a tr o c id a d e s c o n tr a lo s
M is s is s ip p i. río 10 9 , 1 2 5 - 12 8 , 140-, i m p o r
391 l o n i M I 1 l 5 i « > m o « ro p a s 72,
ta n c ia e s t r a t é g ic a d f ! 1 2 7 1 2 8 , 13 7 , 1 ) 1 , 2(|i-2(|2, 3 3 7 , 3 8 5 - 4 0 0 , 4 4 .Í ; d e r e c h o s
1(17. 1 S 1 . 18 9 , 19 7 . 2 7 5 -2 7 6 u le c lo ra lü * <]<* lo s « te e tn d e
la C u e n a do Socosiún on Im 4 -409; N ueva Je rse y 2^ -7 1
religión d e los 39 -4 1; ria n x iambtcn es N u e v a O r le a n s ( L o u is ia n a ; 3 5 , 107, 12 5 .
clavos, esclavitud 12 8 , 1 3 5 , 3 8 1 ; to m a d e 18 9 , 1 9 3 , ir)7,
n e u r o s is d e g u o r r a 3 2 5 > 4 3 . * 4 5 . 2 / 8 29 7 . 4 5 9 , 4 8 0
N o v a d a 5 2 , (¡8 . 29 4 N u e v a Y o r k 2.5, 2 8 . 4 1, 7 1 . 8 4 . 87. 1 1 1
N e w H a m p t h ir c ; i , 84 N u e v o M a d r id 12 4 , 2 14 . 276
P a tte rso n . R o b e r t 8 7 . 1 2 J p ó lv o r a 76
P a it a n . C e o r g o 16 3 Pope, Jo h n 7 0 , 1 0 2 . 2 1 4 . 2 2 ,5 -2 2 8 . 2 76 ,
2 ÍI3 . í ó 8 P o n e r , F i t z jo h n 2 0 6 . 207, 2 0 8 , 2 8 6
Pcnsilvania i j , 17. 25, 28, 84. 198. 223: Powhalan. Uss 3811
invasión dr l.cf dr 20, 2 j | - ¡ j j , Í59, ft e n li& s , B e n ja m ín \ l 18 3
p r e s b ite r ia n o s 3 1
P o r r y v ille , b a t a lla d o 2 2 0 -2 2 2
P r ic e , S t e r lin g 15 7 , 1 5 9 - 1 6 0 , 2 16 -2 17 , 22 2 .
P e lc r s b u r g (V ir g in ia ) io<). 2 1 0 , 2 4 1,
2 3 9 -3 1 °. 3 5 9
3 3 3 * 11+ 3 3 5 3 3 «. 3 4 <>‘ 3 12. 3 (l8. 3 7 °. p i m ic r c u e r p o c o n fe d e r a d o 2 - O, 2 6 6 ,
3flG . 3 9 8 , 451, í 5S
272
P c t líg r e w . J a m e s J o h n s l o n 26 6
P iim o r S is te m a 6 0 6 1 . 9 1
P h ilip p i { V ir g in ia ] 14 3 -14 1
p r im e r a b r ig a d a 2 7 2
P ic k c n s . fu e r le 6 1 . 13 7 , 3 9 3
P rim o ia G u e r r a M u n d ia l 1,5. 7 3 . 8 3 , 187.
P ic k c tt. G e o r g c 1 6 3 , 2 6 6 2 6 7 . ifi í) 2 7 J , 2 1 4 , 2 3 6 , 3 3 4 - 3 2 5 , 4 17 - 4 18 . 4 5 3 , 4 7 " 4 7 '.
3 4 2 , 4 6 4 , 472
•1 7 5 . 4 7 s -1 7 !). l Bl
P ie r c e , P ra n k lin 3 5 p r im e r o d o in fa n t e r ía d e C a li f o r n i a 241
Pillow, fuerte 197, 276,3 ¡1j; soldado* negTm primero de la Guardia Nativa de Louisid
masacrados en c! 3 y,5 396. 35)9. 4.41
3 ^ -3 9 °
Pillotv. Gidcon 176, 180 p r im e r o d r M im ir w ilii 2ÍÍJJ, 272
Pilül Knob ¡Missouri) 3,551 p r im e r o de M is s is s ip p i (D e s c e n d ie n te s
Pinkerlon, agencia de detectives 92, 171 d o A fr ic a n o s ) 3 9 1
PiOMtr 382 p r im e r o d e T e x a s I3 1
R o n iin e l. E r w in 144
Q u a n t r íll, W illia m C l a r k r 3.58
R o o s e v e lt , lY a n k lin D . to o
R o s e c ia n s , W illia m 711, 1 2 1, 14 4 . 2 )4 , 2 1 6
R a m illte s , b m n lla d e 450 2 18 , 2 2 2 , 2 1 2 , 2 ) 5 , 2 9 8 - 3 0 2 , 3 0 5 - 3 0 6 ,
R a n d o lp h , G e o r g c 27 7 308
R a n g e r s He T e x a s 71 R u n y o n . T h e o d o íe «<¡4
R a p id a n . r io 2 2 6 , 207, 3 3 6 R u s ia 2 5 . ;|2 . 17 2 , 2 2 3 . 3 1 4 . 4 7 0
segu n d o d e in fan tería de M issou ri 158 3 2 3 . 4 3 <>- 4 3 5 . 4 .ÍS. 483: baj1 ' d í «83-
18 7 - iHg
segu n d o d e M issi&sip| 11 I
S ih lr y , l l e n r y H o p k in s ?|1
segu n d o d e l e x a s 217
S ir k le t , D a n ie l 2 4 8 , 2ÍÍ4
S e g u n d o G ru í 1 D esp e rta r H4)-i 20
Sir*rra L e o n a 3 8 5
Seis N acio n es C iv ilizadas 463
S ie te D ía s , l> alallas d r l i n Jflj- lílíi, ¿OJ,
Sem in es, K¡i|)li:i.<l 3 7 5 377. 3 « n 2 0 8 2 1 1 , 2 2 j , 2 3 3 , 3 1 8 . 3 2 7 - 3 2 8 . 424)-
Se n a d o c o n fe d e ra d o $ 3 '£14 •1 3 ». 1 3 2
Se n a d o de Estad os U n id o r 5 1 , 5 3 , 1 \4 S i g e l, E ra n / 15 8 -1(11, 3 1 8 , 3 2 8 , 3 4 5
batalla d e n i ¿ a c ió n c o n lo s s o ld a d o s d e la U n ió n
2 .0. 3 3 » 2r)o¡ d e s e r c ió n 7 4 -7 5 , 8 3 - 8 4 ,
Sh aw , K< 1 11<-rl G o u ld 3 9 2 - 3 9 3
1 1 8 ; e q u ip a m ie n t o 3 3 7 5 : in e x p e r ie n
Shouindixtk, c
s
sin
i
) c ía 1 1 3 ; o c u p a r io n e s d e lo s 3 1, 4 5;
S h e n a n d o a h , v a lle de* 1 2 3 , 127, l | l , i,|8 t paga 1 18 . 4 0 5 : p r o v is io n e s d e lo s 1 15
I,r)l *l.i2, 174, 201-202. 226, 235-2.56, 318, 1 1 7» 2y o , 4 5 9 , 4 ( 13 ; r e lig ió n d e lo s 32,
S h r r i d a n , P h ilip 2 i j , 2 2 0 - 2 3 1, a j í , 3 1 3 , s o ld a d o r d e la U n ió n 2 8 - 3 1; c a r ia s a 414)-
3 2 2 . 3 * 8 , a s i . 3 3 7 3 3 8 . 3 4 1 3 4 3 , 4 35 4 2 0 , 4 2 2 ; c a r ia s d e lo s 47- j 8 ; c o tlfr a le r -
137 n iz a c ió n c o n lo s s o ld a d o s c o n fe d e r a d o s
2 9 , 3 3 , 2 3 0 ; d e o r ig e n e x ti a n j e r o 45-
S h e r m a n , VVillinm T. j n , m í , i |1 , 18 3 - 1 8 ),
.|d; d e s e r c ió n 7 4 -7 5 , 8 3 , 8 6 , 1 1 8 ; fa lla
1[J3 . ¿ 14 , * 3 g . 28 0 , 28»). 2 ¡j8 . 3 0 2 3 0 4 .
d e u n a a g e n c ia d e iiiLeligL?rn'i:i f|2, 17 1;
3f l S . 3 >3 . 123 > I3 2 ' 135 ' I 3 H' b i o g r a f ía <le
in e x p e r ie n c ia 113 , 1 2 7 : o c u p a c io n e s
H a ll sob ro 4 7 4 ; e a p lu r a A j a n l a 3 3 ;) ,
3 1, 4 3; paga 1 1 8 ; p a q u e te s d e c o m id a
35 fi-357 . 3(>0 -3(11; un ]á Ik iIu IL d o V ic k v
r e c ib id o s p o r lu s n C 1 1 7 , p r o v is io n e s fa b r ic a d a s p o r e l 7 2 - 7 3 , 7 5 ; a u s e n c ia d e
d e lo s 3 3 , 116 - 1 17 , 2 3 4 , 2i)0, 3 0 2 . 3 0 7 . c iu d a d e s g r a n d e s e n n i : b a s e in d u stria l
3451, 3 6 2 - 3 6 4 , 4 2 8 . 4 3 , . 4 6 3 ; r e c o m b a s e d e 2 5 , 3 6 2 , 4 0 3 . 4 10 4 11 . 443, 45,15;
p e n s a * p a g a d a s a lo s 74; u n ifo r m a c a r á c te r a g r a r ia y rn rai d e 29 , 3 5 , 5 4 .
6 9 - 7 0 , 77. 14 6 . 4 11 ; v o t a c ió n g/jg n i . c o m p a r a c ió n c o n el N o r le ay 30 .
S o m n ie . b a t a lla d e l 7 3 , 187. 2 3 6 . 471 |8 ; c o m p o s ic ió n 29 3 1 ; d e m o n iz a r ió n
d e l n o rte 4 3 -4 4 , 1 1 9 : d ie ta e n 3 6 , 3 8 :
S o u lh A n n a 33G
escasez. e n lien i|>o s d e g u e r r a e n 7 6 -7 8 :
S o u th C a r o li n a M ilit a n A cadem y. ítast fe r r o c a r r ile s d e fic ie n t e s 10 8 -10 9 , 12 8
C in d a d e la , la 1 2 0 ; la e s c la v itu d v is ta c u in o g arcin lia
S p o t s y lv a n ia , b a la d a i l r 12 , 18, 3 2 S , 3 2 4 - d e lib e rta d en 5 7 3 9 : m u je r e s 4 0 6 4 0 7 :
n a c io n a lis m o eil 5 4 * 5 5 ; o b je tiv o s d e
3 2 ¿ 3 ÍI7
g u e rra d e 12 , 124 1 2 6 : p la n t a c io n e s en
S p n n g fie ld (M a s s a c h u s e it s , 81)
3 5 - 3 9 . 5 9 ; p o b la c ió n 7 2, 10G . 13 2 , 2 3 6 ,
S p n n g fie ld , liflc 2 8 , 7 1;, 7 9 . (jn, 4 17 . 4 44 ,
3 13 . 4 5 5 : p o b rez a en 3 6 : p o p u la r id a d
II” d e la s e c e sió n en 6 o , 6 3 ; p r o d u c c ió n
S(. L o u is (M is s o u ri) 3 4 -3 * 1, f i | , 107, 2 1 4 ; d r b ie n e s m a n u fa c tu ra d o s 21, 2¡}, 17 9 :
arsen al d e 64, 1 4 5 , I"j7 r iq u e z a p e í e á p it a d e 2 1 , 3 2 - 3 3 ; tá le n lo
S le p h c n s , A le x a n d e r 4 02
Tallalian.tr, css 380
S lo n e . K a le 3 9 ]
T ap p a n , h erm a n o s 43
S lo n e m a n , C e o i g e 24 C , 3 5 5
T a v lo r. R ic h a r d 139
Stortes R i v c i . b a t a lla d e 24 2. 2 9 8
T a y lo r , Z a c h a r y 8 6 . 14 0
S lo v v e , l l a i r i e t B e e t h e r 3 2 , 42, 4 5 6
te lé g r a fo 77, 1 4 3 , 3 0 7 . 3 4 1), 4 3 4
S t u a i t . J . E . U. 7u , 1 0 3 , 2 2 8 . 2 4 8 , 2)¡(i, 2 5 5 .
T en n esse e fio, 72. 9 5 , 12 7 . 1 3 1 , 1 3 5 . 1 5 5 .
J j< ). 3 2 a - 3 * ^ 1 4 3 7 - p o n e (in al a ta q u e
17 0 , 18 1 - 18 2 , 2 1 3 , 2 1 5 , 2 1 8 , 2 2 2 -2 2 4 , 2 9 ^ 1
d e I t n m n 5 7 ; en la c a r g a d e c a b a l l e
3 0 9 - 3 1 1 . 4 6 7 4 6 8 ; fe r r o c a r r ile s d e 12 9 :
ría e n la p r im e r a h a la d a d r Rtill K un
fre n te d e 2 14 ; I lo o d iiilL-nta (o in a i
'y z ' 3 3 3 6 5 3 6 6 , 3 6 8 ; se d e c la r a la m d e p e n
Slu rgis, S a m u e l 39 6 d e n c ia e n 6 3 ; u n io n is t a s en 6 3 -6 5,
s u b n ia i i n os 1 5 6 , 18 2 , 2 1 3 , 2 1 8 , 2 3 9 - 3 4 0 , 2 4 2 , 2 7 5
T u m o r , N a l 41 W a s h in g to n . G e o r g e 107. 4 2 5
T w a in , M a r k 44 W a t e ilo o . b a t a lla d e 18 7 , 3 1 4 , 4 49
T y le r , D a n ie l 1 W ebb. A le x a n d e i 2G 9 -270
W ilm u l, D a v id 33
W ils o n , J c w 47
W m c h r ili- r l,|« , 2 0 3 , 2 5 J - 1 5 G , 3 3 8
W iin lm v, Jo lin 3 7 5 3 7 7
W ir l/ , I li*in rirh H u r liiia iin 355
Wi&consin 71. H4
W Y i g h l .J . M o n ig o m c r y 2 2 1 222
‘ y a n q u i- 44. 1H |, 12 4 , 1C 9 , 3 9 2 , 4 28
Ytllm v T a v o n l 3 2 2
Y o rk , i l o 200
Y u r k to w n (V ir g in ia ) 1 2 3 , 1 9 3 , 2 n i, 1 0 4
Z u a v o s d e fu e g o de N u e v a York 7 <i, I j l
Z u a\ os du L o u i* ¡jiia 7(1
zuavos í 1C) 7n. 114
zulúes 3H7