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Ponencia:
“ Te doy gracias a Ti, Dios Señor y creador nuestro, porque me dejas ver
la belleza de tu creación, y me regocijo con las obras de tus manos. Mira, ya he
concluído la obra a la que me sentí llamado; he cultivado el talento que tu me diste;
he proclamado la magnificencia de tus obras a los hombres que lean estas
demostraciones, en la medida en que pudo abarcarla la limitación de mi espíritu”
(26)
La ciencia de punta de hoy dia, en sus más diversificadas expresiones
disciplinarias,ratifica a su modo esas expresiones de Kepler.Sus planteos y
vocabulario así lo demuestran. Viene descubriendo presencias que no están sólo en
la ruta de una específica investigación. Invaden todas las especialidades. Se trata
de otras realidades que piden audiencia en el análisis y que traen incluso el eco de
otras más lejanas. Son realidades que brotan, aquí y allá, sorpresivas, como
duendes que van y vienen.Con sus sosfisticados avances técnicos y matematicos
los científicos descubren que la propia realidad es fuente de maravilla y asimismo de
simbolismo, pues tiene un “metá” agazapado. Al cuarto Quartz se lo denomina
“encanto” y algunos hablan de gracia, utilizando un término sacado del credo
cristiano. Otros de poesía,ya que la realidad pareciera que se muestra y expande
como un amasijo de palabras. Cuando surge el asombro se quieren las palabras
mas expresivas.Si la gramatica común no alcanza,entonces el neologismo avanza.
Vayamos a una reflexión final.
¿Entrará el hombre al tercer milenio con pié y voz celebrantes?. Esta
pregunta en la hora ecuménica que transcurre podría dar a entender que se está
indiferente al rostro sufriente del hombre-Job de nuestros días. Siguen siendo
lascerantes las palabras de Camús, cuando decía que no hay armisticio para una
madre a quien le han matado al hijo, ni para el hombre que entierra un amigo. En
efecto, con qué ánimo celebrar cuando el hambre, la guerra y otras múltiples
miserias son mostradas a diario por los diversos medios de comunicación. Loar
qué, cuando las ilusiones se frustran y el desierto espiritual crece por doquier
Hay que volver a tomar contacto con el Job bíblico pues en Job nos
reconocemos todos con nuestras personales cruces. El dolor que Job juzga injusto
deriva hacia un diálogo personalísimo con Dios, para recriminarle primero y alabarle
más tarde. El Libro hace notarial inventario de los crueles padecimientos. Pero
también hay -y esta es la gran paradoja-, un mensaje celebrativo. Dios obligará al
hombre-dice Chesterton- a ver cosas, aunque más no sea contra el negro trasfondo
de la nada.... Despliega ante Job un extenso panorama de objetos creados: el
caballo, el águila, el cuervo, el asno montés, el pavo real, el avestruz, el cocodrilo, y
los describe de tal manera que parecen monstruos que pasearan al sol. El conjunto
es una especie de salmo o rapsodia del sentido del asombro. El hacedor de todas
las cosas se muestra sorprendido ante las cosas que El mismo hizo. (27)
No se trata con esto de ofrecer un analgésico para dar breve asueto al
homo patiens si luego el sufrir será igual o quizás más fuerte.Con todo, en la
sequedad también se puede florecer. Como lo hacen las cactáceas en los páramos
y que paradójicamente se llaman plantas suculentas. El cardón es una de ellas. Es
una penca que habita nuestra América. Esa elevada y rústica cisterna vegetal
cubierta de espinas se desarrolla en un medio inhóspito. Padece los solazos y los
frios nocturnos más intensos. Se eleva al cielo en oración como un cirio pidiendo
auxilio. No teme porque confia en lo alto. Aprovecha todo lo escaso que le ofrece el
ambiente, para alimentar su suculencia interior y seguir acunando su sueño:
florecer. En su taller vegetal prepara las formas y los colores de la flor. Y cuando
llega la estación, en la cúspide, aparece el pompón de su pompa. Son flores de una
belleza impar. Quienes vayan por nuestro Noroeste, siguiendo la ruta calchaquí,
verán florecer los cardones en el mes de noviembre. (28). Imitemos al que hizo
flores de sus penas, y hagamos nuestro el canto del poeta José Ramón Luna : Por
fuera espinas / y adentro ternura / -así es el cardón- / cacharrito fiero / ieno de agua
pura / lo mesmo que io. (29).
NOTAS