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Genette, Gérard (1989). Palimpsestos.

Madrid: Taurus

(321) En el apartado LI, Genette se refiere al resumen de la continuación (en ese


momento inédita) de La Recherche que Proust hace para Mme. Scheikévitch sobre las
páginas blancas de su ejemplar de Swann. Genette considera este texto como un
anuncio, pero con una particularidad: que posee un uso privado y que resulta un
resumen esencialmente selectivo. (322) Y que la selección se realiza según dos
principios:
- según la petición de Mme. S. sobre el aspecto de Mme. Swann al envejecer: el
resumen se centra en el hecho de que Mme. Swann “se hizo más bella” según
indica Proust;
- según el deseo de Proust de presentar los nuevos personajes, especialmente,
Albertina.

Este resumen hecho por Proust tiene algunas características que llaman la atención de
Genette:
- está interrumpido por citas, por lo que el resumen no es más que un hilo
conductor o tejido conjuntivo entre las citas, respetando a medias las normas de
enunciación de los resumenes descriptivos.
- (323) Respecto de la actitud narrativa, está escrito en presente (como en los
resúmenos descriptivos), pero utiliza la primera persona (como en el digest).
Este estado mixto es revelador respecto de la actitud de Proust hacia su relato.
Utiliza la forma más espontánea de un resumen autógrafo de autobiografía.

Dos coerciones laterales mencionadas por Genette lo llevarán entonces a apelar al


término de “autoficción”.
- la presencia muy masiva de citas (cuyo régimen es autodiegético);
- el anonimato del héroe, que vuelve incómoda su designación objetiva (llevaba
a emplear el autodiegético en los índices prospectivos de 1913). Este anonimato
es una clave autobiográfica y la única vez que Proust se aparta de él llama a su
héroe: “Marcel”. El movimiento espontáneo de Proust tiende siempre a
identificarse con él, aunque se retracto de modo ambiguo y parcial:

“las páginas en las que unas migas de magdalena, mojadas en una infusión, me
recuerdan (o, al menos, recuerdan al narrador que dice yo y que no siempre soy yo)
toda una época de mi vida, olvidada en la primera parte de la obra” (324).

…Pero sabemos –y Proust lo sabe mejor que nadie- que esta obra no es tampoco una
verdadera autobiografía. Habría que buscar para La Recherche un concepto intermedio
que respondiera lo más fielmente posible a la situación que revela o confirma, sutil o
indirectamente, pero sin equívoco, el “contrato de lectura” del sumario Scheikévitch, y
que es más o menos éste: “En este libro, yo, Marcel Proust, cuento (como ficción) cómo
conozco a una tal Albertina, cómo me enamoro de ella, cómo la secuestro, etc. Es a mí a
quien yo atribuyo en este libro unas aventuras que en la realidad no me han sucedido, al
menos de esta manera. En otras palabras, yo me invento una vida y una personalidad
que no son exactamente (“no siempre”) las mías”. ¿Cómo denominar este género, esta
forma de ficción, puesto que ficción, en el sentido fuerte del término, hay mucho aquí?
El mejor término sería aquel con el que Serge Dubrousky designa su propio relato:
autoficción. (Cita textual, p. 324).

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