Vous êtes sur la page 1sur 34

HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1

1. Heers- La invención de la Edad Media.


1. SOBRE EL RIGOR

Habla del surgimiento de distintas escuelas historiográficas y de la necesidad de una especialización por parte del historiador en el
campo de la investigación debido a lo extenso de la materia y a su heterogeneidad.

Toda investigación debe insertarse en un marco cronológico. La división de la historia del pasado en períodos distintivos responde
efectivamente a preocupaciones pedagógicas y es una invención del hombre, fruto de su arbitrariedad. El historiador puede resignarse a
la convención pero no creer en la realidad intrínseca de la abstracción nacida de especulaciones intelectuales en una imagen forzada.

2. LA EDAD MEDIA, UN FANTASMA VIVO


Se debe necesariamente proponer fechas, como mínimo indicativas, que marquen el inicio y el final de la Edad Media. Ésta se sitúa
entre dos tiempos fuertes: el de los mundos “antiguos” y el de la modernidad o el “Renacimiento”.

El problema es ¿dónde situamos los límites? Sin dudar, en la caída del Imperio romano o de su civilización, la decadencia de Roma.
¿Desde qué punto de vista? ¿En el exterior, en la economía, en la política, en la sociedad? Y, al hablar de la caída del Imperio romano
en los siglos IV o V, ¿no estamos imponiendo de una forma muy arbitraria una división del Mediterráneo, al separar Italia y España de
Constantinopla?
El fin de los tiempos medievales no es mucho más fácil de situar. En la práctica de la enseñanza, la fecha 1453 (Fin de la Guerra de los
Cien años, toma de Constantinopla) se pone constantemente en tela de juicio y se sustituye por otras fechas que se juzgan, según cada
lugar, más significativas (reyes, guerras, descubrimientos, cultura)

El concepto de “modernidad” sigue siendo difícil si no imposible de definir.


Un período que, incluso reducido por arriba y por abajo, se extiende a lo largo de varios siglos, a lo largo de casi o de más de un milenio,
¿cómo sintetizar, cómo caracterizar a algo o alguien como “medieval”? Este término, utilizado en numerosos discursos y escritos, es
una fórmula vaga y desprovista de todo significado.

Algunos autores han propuesto romper el bloque cronológico y hablar de la alta y de la baja Edad Media con, entre ambas, una Edad
Media que se quiere “clásica”. Pero aquí se plantean los mismos problemas, aunque sólo sea para fijar los límites entre esos tres períodos.
Se le llama tentativamente a los años situados entre la Antigüedad y la Edad Media, y luego entre la Edad Media y la Edad Moderna,
como tiempos “de transición”. Se los caracteriza inevitablemente por trastornos notables dentro del régimen de las propiedades y de las
explotaciones, y, por lo tanto, de formas de enriquecimiento; también se caracterizaban por el desconcierto y, de un modo más dramático,
por los conflictos, tumultos sociales, motines y “revoluciones”. Estos esquemas se aplicaban naturalmente a otros campos: devociones
y sentimientos religiosos, reglas de vida, o expresiones culturales. Todo ello llevaba a imágenes de enfermedad, de desequilibrios.

La afirmación de la existencia de un renacimiento convence más si se injerta sobre la decadencia, el contraste será más vivo y el concepto
más fácil de creer. Todo en ese período, que engloba los siglos XIV y SV, debe ser decadente. Para explicar esa decadencia de entrada
en el plano material, hacía falta hallar razones, evocar catástrofes, o como mínimo grandes dificultades. Las desgracias son exageradas
de buen grado, adornadas con acentos dramáticos y la prosperidad es obviada.
La certidumbre de una decadencia irresistible se impone siempre de la misma forma en otros campos, en particular en lo referente a las
creaciones artísticas y literarias: a un período de apogeo en el que el gótico clásico respondía a cánones bien definidos sucedió un tiempo
en el que los maestros de obra y los escultores se mostraron incapaces de proseguir el esfuerzo creativo, se habla del arte flamígero, un
arte de fin de época, un arte decadente que se inscribía en un contexto económico y social siempre presentado como muy sombrío, “en
crisis”.

1
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
2. Ferrill- La Caída del Imperio Romano
PREFACIO

Ferrill busca exponer la importancia de los generales y sus ejércitos en cuanto a la decadencia y caída del Imperio Romano. Comienza
aclarando la terminología militar: “la gran estrategia” es el plan global para defender la seguridad e integridad del estado mientras que
la “estrategia” es el plan para ganar una guerra y la “táctica” para ganar una batalla.

Luego aclara que las palabras “declive” y “caída” no son sinónimos, que los romanos empezaron su declive gradual de riqueza y poder
a gran escala siglos antes de que estuvieran en peligro de caer y que la caída de Roma no es necesariamente simultánea con el comienzo
de la Edad Media.

I. EL DECLIVE Y LA CAÍDA DE ROMA

De Gibbon a nuestros días.


“El declive y la caída” de Gibbon, publicado en seis volúmenes desde 1776 a 1778, tiene al menos dos virtudes atenuantes: fue escrito
en un sublime y maravilloso estilo de prosa y fue capaz de percibir y retratar con considerable fuerza los sucesos terribles que sacudieron
al Imperio Romano tardío.

Gibbon empieza con un majestuoso estudio del Imperio Romano en la cumbre de la gran época de los “cinco emperadores magnánimos”,
desde Nerva a Marco Aurelio. Septimio Severo sería descrito como “el principal autor de declive del Imperio Romano”. Éste es
censurado por Gibbon por ignorar los principios republicanos, por ostentar un poder absoluto y por otorgar a los militares un papel
demasiado prominente en la vida pública romana.

Luego del asesinato del decadente Alejandro Severo en 235 se inaugura el periodo de los emperadores de cuartel (235-284). En la
anarquía de las frecuentes guerras civiles, el Imperio empezó a caer hasta que, finalmente, llega la edad de Diocleciano y Constantino,
dos emperadores fuertes que restauraron la paz y la estabilidad en el mundo romano y dieron al Imperio un nuevo estilo de vida.
Diocleciano, “el fundador del imperio nuevo”. La conversión de Constantino, la adopción del cristianismo como religión oficial y la
construcción de Constantinopla otorgó al periodo un estilo nuevo y diferente.

En la última mitad del siglo IV empezó la oleada de las invasiones bárbaras, comenzando con la victoria de los visigodos sobr e el
emperador Valente en Adrianópolis en 378. El Imperio dejó de existir por completo casi 100 años después, en el 476. En esto, Gibbon
está de acuerdo con Voltaire: “Dos azotes derribaron al final a este gran coloso, los bárbaros y las luchas religiosas. Gibbon cree que la
construcción de Constantinopla y la división del Imperio en Occidente y Oriente debilitó a Occidente, y que “la corte bizantina contempló
con indiferencia la desgracia de Roma, los infortunios de Italia y la pérdida de Occidente”.

Es generalmente cierto que Gibbon identifica al cristianismo como la fuente de las mayores debilidades internas del Imperio y ve las
presiones bárbaras en la frontera como la fuerza decisiva en la caída del Imperio Romano de Occidente, “el triunfo de la barbarie y la
religión”.

Con el tiempo han surgido muchas versiones alternativas, algunas hasta definen a la caída de Roma como simplemente “inevitable”. El
enfoque más popular ha sido negar la caída en su conjunto y destacar la continuidad entre Roma y la Edad Media, se basa en el cambio
más que en el colapso y el cataclismo, y en la espiritualidad religiosa más que en la superstición.

En los últimos 200 años destacan 3 obras en particular: “el Declive y la Caída” de Gibbon, los dos volúmenes de Bury; “Historia del
Imperio Romano tardío, 395-565” (1923), y los volúmenes de Jones: “El Imperio Romano tardío, 294-602” (1964). Los tres destacan el
papel jugado por los bárbaros en la caída de Roma.
Una de las mayores contribuciones de Jones: el Imperio Romano no cayó en el siglo V, continuó sobreviviendo en Oriente en lo que
conocemos como el Imperio Bizantino hasta la conquista turca en la mitad del siglo XV. La explicación de la caída de Occidente debería
incluir el relato de la supervivencia de Oriente.

La mayor parte de las debilidades internas que se recalcan fueron comunes a ambas zonas del Imperio. La diferencia principal, según
Jones, fue que “hacia fines del siglo V” Oriente era “estratégicamente menos vulnerable” y “sujeto a menos presiones de enemigos
externos”.
En resumen, a invasión bárbara de Occidente fue la causa principal de la caída de Roma. Los emperadores de Occidente del siglo V no
pudieron frenar los ataques desde ambos ríos, Rin y Danubio, mientras que el emperador de Oriente defendió más fácilmente
Constantinopla, una capital magníficamente fortificada.
2
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Jones argumentaba que el declive del comercio y la industria no fue la causa de la caída de Roma ya que la principal causa del declive
agrario fue el elevado tributo de la tierra marginal lo que impedía que la tierra fuera cultivada. El tributo fue propiciado por el inmenso
presupuesto militar y fue así “indirectamente” el resultado de las invasiones bárbaras.
Desmiente la importancia del factor disminución de población y también deshecha la fuera civil y la rebelión como las principales causas
del declive. Se enfoca en la “ausencia de espíritu público”, en el “declinar de la moral” en lugar de la corrupción política. La ausencia
de espíritu público se reflejó en la forma pasiva en que los romanos de Occidente se enfrentaron a las invasiones bárbaras.
Jones anota que hubo dos motivos por los que Oriente era más fuerte que Occidente: Oriente era “rica y más populosa”, y la riqueza era
distribuida más igualitariamente. Además, los recursos económicos eran mayores en Oriente, los ingresos gubernamentales menos
limitados (mientras los emperadores de Constantinopla pagaban enormes sumas en sobornos a los bárbaros para que marcharan al oeste,
los gobernantes occidentales los enfrentaban oprimiendo con cargas fiscales).

Según Jones, la causa principal de la caída de Roma en Occidente fue que éste estaba más expuesto a los ataques bárbaros. “Las
debilidades internas del Imperio no pueden haber sido un factor decisivo en su declive”, el autor argumenta que la presión exterior fue
la causa de la caída.

Autores como Brown y la escuela de la “Antigüedad tardía” generalmente niegan la realidad de la desastrosa caída de Roma, y es verdad
que es posible que muchos rasgos significativos de la vida romana sobrevivieran al derrocamiento de Rómulo Augústulo, pero no se
puede ignorar que las invasiones bárbaros significaron cambios dramáticos en Occidente. La caída de Roma como entidad política fue
uno de los sucesos más importantes de la historia del hombre occidental.

La destrucción del poder militar romano en el siglo V d.C. fue la causa clarísima del colapso del poderío romano en Occidente.

3
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
3. Riché- Las invasiones bárbaras.
I. EL ATAQUE BÁRBARO (376-423)

i. La llegada de los Visigodos al Imperio.

Hacia el 370, el Imperio de los Ostrogodos fue atacado por las tropas de los Hunos. Los bárbaros que no fueron absorbidos por el ejército
vencedor se dirigen hacia los Visigodos. Estos, cuando a su vez, son empujados por los Hunos, suplican al emperador que les deje pasar
el Danubio y Valente acepta.

Esos millares de bárbaros una vez seguros, buscan ganar el Mediterráneo. Para detener la marcha, Valente se dirige hacia Adrianópolis
e inicia la batalla el 9/8/378 sin esperar los refuerzos del emperador de Occidente. La superioridad de la caballería gótica provoca el
aplastamiento completo de las tropas imperiales y el emperador muere en la lucha.

Impulsados por el avance Huno, los Godos avanzan hacia el Imperio Oriente pero la acción de Teodosio va a impedir la toma de
Constantinopla y a forzarlo a tratar. Éste los termina aceptando como “federados” (382), los instala en Tracia y les abre los rangos del
ejército y de la administración. Mientras Teodosio reinó, los bárbaros se mantuvieron tranquilos e incluso lo apoyan en envergaduras
militares. A su muerte, deja el poder a su hijos (395): al mayor, Arcadio (Rufino), le deja Oriente, y a su hermano Honorio (Estilicón),
Occidente. Éstos niños son dirigidos por “patricios” encerrados en sus palacios, uno en Constantinopla y el otro en Milán (y luego
Rávena).

ii. Alarico toma Roma (410).

Los Godos ocupan de hecho el Imperio Oriente durante algunos años después de la muerte de Teodosio. Para alejar al Visigodo Alarico
de Constantinopla, Rufino le entrega un pesado tributo gracias al cual Alarico se dirige hacia la Iliria oriental. Luego lleva sus tropas
hacia Grecia en donde destruyen y saquean y, por razones desconocidas, Alarico y sus tropas vuelven hacia Occidente dirigiéndose
hacia Italia.
En el 401 toman Aquilea y el gobierno de Rávena se transfiere a Lyon. Estilicón logra calmar los espíritus al reclutar mercenarios
bárbaros e impedir el paso de Alarico hacia Milán, rechazándolo hacia el Piamonte. Vuelve a amenazar Verona y es derrotado.

Alejado el peligro visigótico, bandas ostrogodas desembocan desde los Alpes y devastan la Alta Italia. Estilicón destruye completamente
el ejército del invasor cerca de Florencia.

En 408, Alarico amenaza nuevamente a Italia y sus tropas descienden directamente hacia Roma a la cual pone sitio. La ciudad compra
la retirada de Alarico pero como el emperador espera derrotar a los Godos, no cumple los acuerdos y Roma es sitiada nuevamente.
Alarico obliga al Senado a elegir como emperador a Átalo pero ante su mala voluntad, el rey Godo marcha nuevamente hacia Roma y
triunfa al penetrarla en la noche del 24/8. Los saqueos duran tres días y el 27/8, los bárbaros abandonan la ciudad y dirigiéndose hacia
el sur. Alarico muere en el 410.

iii. La gran invasión del 406.


El último día del año 406, tres tribus germánicas, los Vándalos Silingos, los Vándalos Asdingos, los Suevos y una tribu de origen
iraniano, los Alanos, cruzan el Rin a la altura de Maguncia y penetran en Galia. En vano, los Francos habían tratado de detener a esos
millares de guerreros, pero una vez cruzado el Rin, ningún obstáculo pudo detener al invasor. En su marcha hacia el oeste, los Pirineos
los detienen, entonces se extienden por la Narbonense devastando casi todas las ciudades.
Los invasores no eran sino una avanzada, detrás de ellos, otros bárbaros van a aprovechar la brecha para avanzar hacia el oeste: los
Burgundios, los Alamanes que ocupan Alsacia. Ocupado Estilicón con Alarico, el único romano que trató de defender la Galia es el
usurpador Constantino, pero sus intrigas acabaron por desorganizar la defensa y permitir a los bárbaros pasar a España en 409.

iv. Invasión de España y nueva invasión de Galia (409- 415).

La península ibérica es una región mucho menos rica que la Galia, por lo que después de dos años de pillaje, los bárbaros mismos están
hambrientos y negocian con Roma que los admite como “federados”: los Vándalos Asdingos, los Suevos y los Alanos se reparten
España. A las Galias llegan los Visigodos de Alarico, conducidos por su cuñado y sucesor, Ataúlfo. Éste se concilia con Honorio al
desembarazarlo de un nuevo usurpador, Jovino. A cambio, el emperador instala a sus guerreros como “federados” en la Narbonense
(413), pero al no recibir los víveres prometidos, Ataúlfo rompe el tratado y se adueña de Narbona, Toulouse y Burdeos. Sin embargo,
Ataúlfo se va a presentar como aliado de los romanos ya que este quiere pasar a la posteridad como el restaurador de Roma. Honorio se
niega a esta alianza y por ello Ataúlfo piensa enfrentarlo pero es asesinado y su sucesor, Walia, los termina de desarmar.
4
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
v. Algunos años de descanso (415-423).
A partir de la muerte de Ataúlfo el gobierno imperial parece recobrarse, no esperando ya rechazar a los bárbaros, va a incorporarlos al
Imperio y los va a poner a su servicio. Los Visigodos son vueltos a aceptar como “federados” y bajo el mando de Walia y la orden de
Honorio, hacen entrar en razón a los demás bárbaros.

El Imperio recupera la Galia y la España, los bárbaros son considerados como tropas regulares y a la muerte de Honorio, éste se había
asegurado la derrota de los usurpadores, la instalación legal de los bárbaros y había levantado las ruinas de Italia.

II. EL HUNDIMIENTO DEL IMPERIO DE OCCIDENTE (423-451)

i. El patricio Aecio.

Romano de nacimiento, Aecio es bárbaro por educación ya que de joven fue dado como rehén a Alarico quien lo formó militarmente y
luego pasó a la corte del Khan de los Hunos, entablando amistad con quien sería su enemigo, Atila. Conoce la fuerza de los bárbaros
pero también los odios que los enfrentan y los utilizará a su favor. Gracias a sus mercenarios, Aecio se impone al emperador el cual lo
nombra patricio y le confía los destinos del Imperio de Occidente. Aecio va a concentrar sus esfuerzos especialmente en la Galia.

ii. Victoriosa defensa de la Galia.

a. Aecio impedirá que el sucesor de Walia, Teodorico I, alcance los bordes del Mediterráneo al rechazarle Arlés y Narbona (visigodos).

b. Los Francos parecen deseosos de seguir el ejemplo de los otros bárbaros. Lanza a los Francos Ripuarios hacia el margen derecho del
Rin y a los Francos Salios los bate cerca de Bouchain (norte de Francia). Habiendo detenido la progresión de los Francos, es considera
como “aliados” de los Romanos.

c. Los Burgundios son batidos por los mercenarios hunos y son trasladados por Aecio hacia Sapaudia, entre Ginebra y Grenoble.

d. Una parte de los Alanos son instalados en el Orleanesado, constituyendo una reserva de mercenarios que sirven para manejar las
revueltas.

iii. Pérdida de Bretaña.

Cuando las últimas tropas romanas abandonan la isla en 407 para defender el continente invadido, la Bretaña queda enseguida librada a
los invasores germánicos, los Anglos, los Jutos y los Sajones. Es de creer que hacia 450 los bárbaros comienzan a instalarse sólidamente
Los Bretones se defendieron, pero una parte de ellos huyó ante la ocupación, pasó la Mancha y se refugió en Armorica, adonde llevan
las costumbres y la lengua céltica.

iv. Pérdida de España.

Los Vándalos y los Suevos no permanecieron fieles a su tratado de “federación” y tomaron Sevilla, Cartagena, las Baleares y tratan de
embarcar hacia África. Ésta última región aparecía a los bárbaros como un abrigo contra todo ataque romano. El rey Vándalo, Genserico,
tiene pasta de conquistador y ataca África en un momento en el que está sublevada contra Rávena. Después de derrotar unas tropas
suevas, embarca cerca de Mérida a 80.000 de los suyos para cruzar el estrecho de Gibraltar (429).

España liberada de los bárbaros más revoltosos, los generales romanos enviados contra los Suevos no tienen el genio de Aecio, son
derrotados y deben abandonar a los bárbaros la mayor parte de la península.

v. Pérdida de África.
Genserico desembarca cerca de Tánger y de allí gana lentamente la Mauritania Cesariana (Algeria) devastando todo ante su paso, sobre
todo los edificios religiosos. Habiendo fracasado ante Cartagena, sitia Hipona que, bien fortificada, se mantiene más de un año pero no
llega refuerzo ni de Rávena ni de Oriente y abandonan las ruinas a Genserico. En 435 el Vándalo acepta ser “federado” pero en realidad
se considera jefe del país y cuatro años después vuelve a atacar a Cartago (439).
África en manos de los Vándalos, una de las más ricas provincias se le escapaba al imperio y ya no podría abastecer a Italia. Perdiendo
el dominio del Mediterráneo, el emperador de Rávena se va a encontrar aislado de Oriente.

5
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
III. INVASIÓN DE LOS HUNOS EN OCCIDENTE (451-452).

i. Instalación de los Hunos en Europa Oriental.


Después de haber destruido el Imperio Ostrogodo y de haber rechazado a los Visigodos hacia el sur, los Hunos habían continuado su
marcha hacia el oeste y hacia el 405 estaban instalados en la actual Hungría (Panonia). Las poblaciones iranianas o germánicas fueron
incorporadas a sus tropas, entraron en relaciones comerciales con el mundo civilizado y buscaron ser considerados como “federados”
del Imperio Romano. Para Atila esta instalación es provisoria ya que busca conquistar el Imperio de Oriente.
Atila comenzó a exigir a Teodosio II un aumento en el tributo anual que éste le daba y éste acepta. Pero en 450, el emperador Marciano
se negó a pagar el tributo. Atila bruscamente abandona sus pretensiones en Oriente y se vuelve contra el Occidente.

ii. Invasión de la Galia.


Atila buscó un pretexto válido para entrar en Occidente pero no obtuvo satisfacción, por lo que marchó hacia el oeste y cruzó el Rin. EL
Khan tomó la ruta que habían seguido los Vándalos en el 406 y prefiere alcanzar las tierras de los Visigodos (Orleans). Aecio reúne los
bárbaros de la Galia, Alanos, Burgundios, Francos y quizás Sajones, pero sobre todo obtiene la ayuda militar del rey de los Visigodos
de Aquitania, Teodorico I. El ejército retoma Orleans y fuerza a Atila a replegarse al norte. Cerca de Troyes (hacia el este), los Hunos
ofrecen batalla pero debieron replegarse tras sus carretas y alcanzar nuevamente el valle del Rin.

iii. Invasión de Italia.


De regreso en Panonia, Atila rehízo sus fuerzas y, en 452, intentó de nuevo pero esta vez en Italia. Asediaron Aquilea que cayó después
de meses y siguieron hacia Venecia. Una vez que alcanzó la llanura, nadie lo detiene: Milán y Pavía caen y el emperador deja Rávena
para refugiarse en Roma. El pánico llega al máximo cuando el rey de los Hunos marcha hacia Roma. El prefecto del pretorio y el obispo
de Roma emprenden negociaciones. Atila acepta y, cargado de riquezas, evacúa Italia.
Muerto Atila, su Imperio se dislocó. Los Germanos se sublevaron y los Hunos debieron replegarse hacia los bordes del mar Negro. Por
primera vez en ese catastrófico siglo V, unos bárbaros han sido detenidos. Germanos y romanos se encuentran unidos contra los asiáticos.
Atila vencedor, era el regreso al nomadismo pastoral y a un género de vida que los Germanos ya no conocían. Por primera vez los
Occidentales defendieron su civilización.

IV. EL FIN DEL IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE (452-476).

i. Anarquía en Italia.
En Rávena, Aecio es reprochado por su inacción durante la invasión a Italia y Valentiniano le estrangula con sus propias manos pero es
asesinado en venganza algunos meses después (455). Esta vez es un bárbaro, Ricimero, quien va a jugar el papel de “patricio”. Hasta su
muerte, en 472, ese Suevo va a hacer y deshacer emperadores sin preocuparse de otra cosa (Avito, Mayoriano, Severo, Antemio, Olibrio).
En tales condiciones se comprende que los bárbaros sin escrúpulos ni dificultad hayan establecido sólidamente su dominación en el
“Imperio”.

ii. Genserico, jefe del Mediterráneo occidental.


Para prevenir el desembarco vándalo en Italia, Valentiniano había hecho restaurar las murallas de Nápoles y de Roma y había prometido
su hija al hijo de Genserico. El asesinato del emperador provoca ese desembarco y Genserico dirige “la cuarta guerra púnica”. Desde el
sur de Italia, los Vándalos marchan hacia Roma y el 2/6/455 entran en la Ciudad. Terminado el pillaje que duró quince días, los Vándalos
regresan a África con riquezas y rehenes.
Renuevan sus saqueos en Sicilia, Campania, Córcega y las costas de España. Insatisfecho, Genserico trata de ir hacia el este pero provoca
la reacción del emperador de Oriente. En 468, León I en Constantinopla y Antemio en Roma preparan una expedición en común contra
la flota vándala pero falla. El gobernador de Oriente deja a Genserico la anexión de las grandes islas del oeste y, asimismo, reconoce el
hecho cumplido en el 476 (fecha tradicional de la caída del imperio romano).

iii. Expansión de los Alamanes y de los Francos en Galia.

Los Alamanes y Francos, en la segunda mitad del siglo, van a extender el dominio de su poblamiento.
Al este, los Francos Ripuarios ocupan todo el macizo esquistoso renano de Maguncia a Bonn y descienden el Rin hasta Colonia. Los
Alamanes se instalan en Alsacia y en Suiza oriental, detenidos al oeste por los Burgundios. Al norte, los Francos Salios no sienten
hambre de tierras y su rey Childerico permanece fiel a la alianza con Roma.
6
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
iv. Fundación del reino Burgundio.
Van a extenderse fuera de Sapaudia donde Aecio les había acantonado. En 458 se aprovechan de la anarquía de Rávena y responden al
llamado de ciertos senadores de Lyon exasperados por el peso de los impuestos.

En el 470 ya se han instalado en el Leonesado, en la región de Vivarais y los territorios que bordean la ribera derecha del Durance. Al
norte rechazan a los Alamanes y ocupan la parte occidental de Suiza. Tienen así las vías de comunicación entre Italia, la Galia y Germania
pero no buscan romper con lo que resta de la autoridad imperial.

v. Comienzo de la hegemonía visigótica.


Los Visigodos también van a aprovecharse de la agonía de Roma. Teodorico II al comenzar su reinado renueva la tradición de la amistad
gótica instalando en Roma al senador Galorromano Avito. Teodorico quiere realizar el sueño de su padre de alcanzar el Mediterráneo.
Intenta tomar Arlés y falla, por lo que toma Narbona y ahí se instala sólidamente. Su sucesor Eurico (466-484) rompió deliberadamente
con Rávena y engrandeció su reino en todas direcciones.

Todas las regiones al sur de Loira caen en su poder, pero el bastión de Auvernia resistió largo tiempo, resistencia dirigida por el obispo
de Clermont para evitar la ruina del catolicismo que vendría con la victoria gótica. Vanamente, pues en 475 el gobierno imperial cedió
Auvernia a Eurico.

Así el reino visigodo se extiende ahora desde el meandro del Loira al estrecho de Gibraltar, del océano Atlántico a los Alpes Marítimos.
En el momento en que el Imperio desaparecía, la hegemonía visigótica aparece asegurada por largo tiempo.

vi. El último emperador romano de Occidente.

Ricimero muere en el 472. Emperadores fantasmas, juguetes de príncipes bárbaros van entonces a disputarse el trono. El último derribado
por una sedición militar está a cargo de un antiguo secretario de Atila, Orestes, quien hace proclamar emperador a su hijo, Rómulo
Augústulo. En efecto, algunos meses después de su advenimiento fue amenazado por una revuelta de mercenarios, Esciros, Hérulos,
Godos: esos bárbaros querían tener el mimo estatuto que los “federados”: tierras para sus soldados y tributos para sus jefes. Uno de
ellos, Odoacro, decidió terminar con ese gobierno fantasma, asesina a Orestes y hace encerrar a Rómulo (09/476).

Su primer gesto fue hacer empaquetar las insignias imperiales y enviarlas a Bizancio. El Imperio romano estaba muerto en Occidente.
Desde hacía tiempo que el gobierno de Rávena había dejado de existir de hecho y Odoacro restableció la unidad del Imperio romano en
provecho del emperador de Oriente.

V. LAS ÚLTIMAS INVASIONES DEL SIGLO V (476-511).

El Imperio de Occidente desapareció pero Occidente conoció aún invasiones.

i. Reacción de Oriente ante las invasiones en Occidente.


Los peligros que amenazaban a Occidente a comienzos de siglo también eran inquietudes para Oriente: fue necesario la diplomacia y el
oro para alejar a Alarico o a Atila. Al igual que en Rávena, Bizancio estaba en manos de aliados bárbaros godos, alanos o isáuricos. Pero
los emperadores reaccionaron mejor que sus colegas de Occidente. Ocupados por las intrigas exteriores y las amenazas exteriores, los
emperadores de Oriente asistirán impotentes a la destrucción del Imperio de Occidente, jamás se desinteresaron de la suerte de Roma.
Esto se prueba mediante las intervenciones interesadas o ineficaces por parte de los príncipes para ayudar a Occidente.

Divorcio cultural: el griego tiende a reemplazar al latín como lengua oficial; las Universidades de Alejandría, de Edesa y la de
Constantinopla ofrecen una enseñanza helenística; el derecho romano se orientaliza; el arte bizantino se inspira en temas persas, siriacos,
y armenios. Hay una progresiva escisión entre las iglesias de Oriente y Occidente alimentado por las luchas en cuanto a la doble
naturaleza de Cristo, conflicto que termina estallando en 484 con el primer cisma cristiano.
El emperador Zenón (474-491) parece aceptar el fin del gobierno imperial de Occidente y sin reconocer formalmente a Odoacro, lo deja
gobernar en Italia. Éste no cambia nada en las instituciones de la península sino que las protege contra la invasión de Rugios, recupera
la Dalmacia y, después de haber tomado Sicilia a los Vándalos, concluye un acuerdo con Genserico para asegurar el abastecimiento de
Roma. Hasta 488, las relaciones parecen inexistentes entre este y oeste.

ii. Los Ostrogodos enviados a Italia.


Los Germanos que habían sido absorbidos por el Imperio de Atila (Ostrogodos) fueron instalados, luego de su muerte, en la actual
Bulgaria por los emperadores de Oriente pero no dejaban de sublevarse, saqueaban regularmente los Balcanes y reclamaban otras tierras.
7
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
En 487 su jefe su emperador, Teodorico, amenaza con tomar Bizancio. Zenón los envía a Occidente sin remordimientos y encarga al
jefe ostrogodo que retome en su nombre Italia a los bárbaros de Odoacro. Llegan en primavera del 489 al valle de Po y vencen fácilmente
a las tropas de Odoacro. Una vez ocupado Milán, Teodorico bloquea a Odoacro en Rávena. Éste resiste allí tres años y no pacta sino
después de una promesa de reparto. En un banquete Odoacro fue asesinado (493) y el Senado romano no opuso ninguna dificultad en
reconocer al nuevo jefe de Italia.
iii. Clodoveo conquista la Galia (482-511).
Hasta el arribo de Clodoveo, los jefes francos salios
no han buscado extender hacia el sur su
dominación. Desde su advenimiento (482),
Clodoveo mostró su inmensa ambición y su valor
guerrero: Galia estaba repartida entre los pequeños
reinos francos, alamanes, burgundios y el gran
Estado visigótico a partir del Loira. Siagrio
mantenía el recuerdo del Imperio y no teniendo ya
relación con Roma estaba apoyado en mercenarios.
Tomar el lugar del “Rey de los Romanos” y ocupar
su capital, Soissons, fue para Clodoveo un juego de
niños.
El Loira separa ahora a los reinos franco y visigodo.
Para mostrar su amistad bárbara, Alarico II, sucesor
de Eurico, entregó Siagrio a Clodoveo y durante
algunos años, las relaciones entre los dos reinos
parecían buenas.

Clodoveo en esta época está ocupado en contener el


empuje de los Alamanes, quienes buscan extender su
reino: la ruta del sur está cortada por los Burgundios
así que atacan a los Ripuarios en el noreste pero son
rechazados pero se tropiezan con guerreros de
Clodoveo en camino a socorrer a los Ripuarios.
Después de duras batallas, Clodoveo es el vencedor en
Alsacia y, para proteger mejor a sus primos Ripuarios,
ocupa su reino al igual que el de los Alamanes. El rey
vencedor habría decidido esa misma noche convertirse
al catolicismo. ¿Por qué? Por influencia de Clotilde, su
esposa, de Remigio, obispo de Reims, o quizás como
una estrategia política.

Provocando la guerra con Alarico II, se sabe apoyado


por el episcopado galorromano ya que los obispos
sufrían ante la ocupación visigótica. Sublevaciones
locales prepararían la victoria del rey franco, o al
menos así lo esperaba. La conquista fue bastante difícil
pues muchos Galorromanos preferían la dominación
de un príncipe arriano pero favorable a la cultura y a la
legislación romana a aquella de un católico todavía
bárbaro. Recién en 507, en la batalla de Vouillé muere
el rey Alarico y su ejército se dispersa, abriéndole el
camino a Toulouse a los francos.
8
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1

Teodorico, rey ostrogodo, había intentado prevenir el ataque franco contra el reino de Alarico mediante un esfuerzo diplomático. Ahora
salvará la monarquía visigótica de una total desaparición. Libera Arlés del sitio burgundio y los fuerza también a evacuar la Septimania
(Narbona). Los dos reinos de España y de Italia están ahora más sólidamente unidos.

Así, la conquista de la antigua Galia no está enteramente realizada, pero Clodoveo, reagrupando las poblaciones francas y extendiendo
su dominación desde Colonia al golfo de Gascuña había creado esta “fuerza histórica” que debía estar en los orígenes de la cristiandad
occidental. Moriría algunos meses después en París, donde había establecido su capital.

A comienzos del siglo VI, los pueblos bárbaros que invadieron el imperio romano están definitivamente instalados.

OCCIDENTE DESPUÉS DE LAS GRANDES INVASIONES.


I. ¿Influencias bárbaras o supervivencias romanas?

1. Fusión social.

a. Condiciones de la instalación de los bárbaros.

Los bárbaros representan una pequeña minoría en relación a la población total del imperio. Permanecen en un principio agrupados en
ciertas regiones de los países de Italia, España, y en la misma Galia. El godo en particular sufrió la influencia de la civilización romana.

b. Los obstáculos de la fusión.

Todo opone a vencedores y vencidos (lengua, religión, arrianismo o paganismo, vestimenta, armamento y sobre todo las instituciones
políticas y sociales). Las instituciones políticas de los bárbaros se resumen a una monarquía absoluta apoyada en la fuerza militar. La
idea de explotar metódicamente sus riquezas no está en ellos, viven en un dominio hasta el agotamiento de sus reservas, entonces después
buscan otros recursos. La organización política familiar, jurídica de los invasores era un regreso a la edad primitiva para los romanos.

El rey bárbaro va a velar para que cada grupo guarde su propia legislación, sistema llamado “personalidad de las leyes”, sin duda
supervivencia de la época donde ciertos pueblos se encuentran federados en el Imperio Romano.

c. Los elementos de la fusión.


Los reyes bárbaros adoptan el latín como lengua administrativa. Sabemos que los príncipes bárbaros dejarán en su lugar las instituciones
romanas que encontrarán, y encuadrarán a su causa la aristocracia del Imperio. Efectivamente, en la Galia, Italia, África y España
encontramos los cuadros administrativos del imperio apenas modificados; los mismos impuestos directos o indirectos, los mismos
tributos y algunas veces las mismas instituciones municipales. Para asegurar el funcionamiento de estas instituciones era necesario haber
llamado a quienes de generación en generación habían formado las clases dirigentes del imperio. Este acercamiento de las clases
dirigentes y de vencidos facilita la fusión de dos sociedades. Los matrimonios mixtos, el reclutamiento militar de las poblaciones también
ayudaron a la fusión, particularmente en la Galia y en España. Podemos suponer que la conversión al catolicismo de los invasores
paganos ha contribuido eficazmente a la fusión de las dos sociedades.
La fusión es diferente según el lugar y la época. En los reinos que tuvieron la suerte de durar más tiempo, como los francos o los
visigodos, se pudo realizar una fusión progresiva.

2. Mantenimiento de las estructuras económicas.


Teniendo en cuenta la oposición entre la economía romana y germánica, ¿debemos aceptar la idea de una regresión de la vida económica?
Un hecho que debe ser notado es la inmensidad de las destrucciones materiales después de un siglo de guerras. Sin embargo los textos
que poseemos indican que la actividad agrícola comercial recomienza en el siglo VI.

La “villa” medieval de la que hemos visto el origen continua constituyéndose en sus dos sectores, “la reserva” del proletariado y las
dotes de los colonos restringidos sin paga. Los propietarios son los laicos o los clérigos. Más tarde, esas villas serán absorbidas por
grandes dominios, como consecuencia del vasallaje voluntario de hombres libres.

9
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Las técnicas agrícolas no fueron modificadas por las invasiones, se inventa el molino hidráulico que dio más a los monjes paisanos que
a los invasores germanos. El comercio siguió su desarrollo, siendo la circulación sobre las rutas terrestres y marítimas fueran grandes
todavía en el siglo VI. Estos intercambios comerciales son facilitados por el mantenimiento del sistema monetario antiguo: el sueldo en
oro y el dinero tiene siempre vigencia. Sin embargo, el oro vuelve a ser escaso, hay una decadencia de las ciudades y es la presencia de
los obispos, de su catedral y de su bautisterio lo que va a permitir a las ciudades sobrevivir hasta el día de su resurrección en el siglo XI.

Aporte del arte bárbaro.


Las invasiones arrasaron la antigua cultura y no la reemplazaron. Solo la Iglesia conocerá, adaptándose a sus fines espirituales, la
herencia, la herencia greco-latina.

De la síntesis de las formas antiguas y los elementos bárbaros va a nacer en ciertos países un arte original que será el origen del arte
medieval en Occidente. En efecto, si en África vándala o en Italia ostrogoda el arte antiguo sobrevivió, en Galia, en España y sobre todo
en Inglaterra vemos nacer en el siglo VI y VII las nuevas formas artísticas.

II. Organización y destino de los reinos bárbaros.


1. Los reinos anglo-sajones.

a. Condiciones de la ocupación.
La romanización de Inglaterra fue débil y hubo una resistencia encarnizada por parte de las poblaciones indígenas. Roma ocupó Bretaña,
pero no la civilizó. Cuando las legiones se alejan hacia el sur (segunda mitad del siglo IV) desde que dejan definitivamente la isla en el
año 407, la obra romana es rápidamente arruinada y las ciudades de York, Londres, Lincoln, por un momento caen en decadencia. La
ocupación no se había dado en todas las regiones montañosas de Inglaterra, allá los celtas guardaron sus instituciones pero la invasión
germánica no les permitió la reconquista.
No es sorprendente que los bretones no hayan aceptado la ocupación germánica. Parece que la conquista fue hecha en dos etapas. En el
siglo V los invasores se instalaron en pequeños grupos en las regiones orientales. Desde la segunda mitad del siglo VI y del siglo VII,
los germanos reemprenden la ofensiva y rechazan a los Bretones hacia el oeste. Las mesetas de Cornovaille y el país de Gales son el
refugio de las poblaciones celtas.

Vencidos los bretones no aceptan la dominación de los anglo-sajones: no se produce la fusión, no hay mezcla de pueblos. Los bretones
opondrán su liturgia a la de los germanos y las relaciones entre las diferentes iglesias serán nulas u hostiles.

b. Los comienzos de las monarquías.


Los conquistadores van a permanecer fieles a las instituciones germánicas. Por desgracia, no sabemos nada sobre los comienzos de las
monarquías anglosajonas. Los historiadores ingleses utilizan “Historia eclesiástica” de Beda y las leyes de Adalberto de Kent y de Ine
de Wessex intentando reconstruir la sociedad anglo-sajona del siglo VI. Es importante destacar la anarquía política: no existen reinos
anglo-sajones antes del siglo IX. Instalados en pequeños grupos aislados los unos de los otros, los pueblos invasores van a formar
principados independientes y enemigos. Ignoramos el número, pero puede que Inglaterra haya estado dividida en 16 o 18 reinos.

Toda la historia desde el siglo VI hasta el IX está ocupada por la lucha de poder de esos pequeños reinos. Las instituciones anglo-sajonas
difieren según los reinos. Las fuentes del siglo VII nos muestran los jefes de las bandas convertidos en reyes rodeándose de una nobleza
de guerreros, a la que se les une después de la conquista una nueva nobleza dotada de tierra y cargada de funciones administrativas, la
de los earls. Por debajo de esta nobleza, la base de la sociedad parecía estar formada por la multitud de paisanos libres, además de los
libertos y finalmente los esclavos traídos de Germania o tomados entre los bretones vencidos.
Sin contacto con otras civilizaciones los reinos de Inglaterra permanecen más tiempo bárbaros, y sólo la penetración del Cristianismo
los abrirá al mundo civilizado.

2. Los reinos vándalos ostrogodos.

Caracteres comunes: la religión arriana de príncipes y sus pueblos, la negativa a la fusión social, la conservación de instituciones
antiguas.

a. El reino vándalo.
En 477, a la muerte de Genserico, los reinos vándalos no ocupan más que la parte oriental, la actual Túnez y el este de Argelia. Hubo
una coexistencia de dos sociedades: bárbara y romana. La minoría vándala no buscó fusionarse con los romanos o los púnicos sobre
10
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
todo por razones militares y religiosas, querían preservar el valor guerrero de sus hombres y por ello impidieron todo matrimonio mixto
y toda conversión al catolicismo. Genserico y Huaerico persiguieron cruelmente a la Iglesia.

Al mismo tiempo, los vándalos conservan sus leyes, sus costumbres y gravan con impuestos pesados a los pueblos. No cambia en nada
la organización administrativa del África romana. Cultivan los grandes dominios con el mismo personal, dejaron a los romanos recolectar
los impuestos y juzgar las causas. Genserico permaneció vándalo, pero utiliza a su corte de romanos que redacten sus leyes en latín y
ayuden en su administración.
El rey Hilderico (523-530) se acerca al emperador bizantino, produciendo un descontento en los nacionalistas vándalos. En el 530 se
efectúa el golpe de estado de Gelimer, primo del rey. Esto le provee una excusa a Justiniano para inmiscuirse, ya que desde hace tiempo
buscaba recuperar África. La armada vándala y su célebre caballería son rápidamente batidos por las tropas de Belisario. El reino
germánico había durado apenas un siglo.

b. El reino ostrogodo: Teodorico el grande.


Teodorico (493-526) fue enviado por Zenón a Italia para tomar la sucesión de los emperadores romanos. Tenía una gran admiración por
la cultura antigua y por mantenerla, conservaba la organización administrativa del Imperio. Teodorico guarda el cuidado de la res pública
tanto en el dominio político como en el de los asuntos religiosos. Siendo él arriano, no persigue a los católicos, al menos al principio del
reinado, también intervienen para hacer cesar el cisma que turbaba la vida de la Iglesia de Roma (498).
En 508, Teodorico salva a la monarquía visigoda de la decadencia total y ocupa la Provenza, asegurando así a esa región la prosperidad
que guardará hasta el final del siglo VI. Hace evacuar a los burgundios de la península, protege a Italia recuperando Dalmacia, Retia y
Panonia, y pone todos sus esfuerzos porque esa Italia reconstituida permanezca amistosamente independiente del Imperio Bizantino.

En esta Italia, la ocupación bárbara no parecía haber transformado, el pueblo ostrogodo queda fuera y niega la fusión. Cuando, en 525,
el emperador Justino decide la persecución de los arrianos de Constantinopla, Teodorico envía al Papa Juan I para pedir a Justino que
deje sin efecto ese edicto. Se está en vísperas de un conflicto entre católicos y arrianos cuando Teodorico muere en Rávena (526). Esta
crisis fue el índice de la fragilidad de la ocupación ostrogoda en Italia, todo reposaba en la personalidad del rey, todo va a derrumbarse
después de él.

c. Resistencia de los godos ante la reconquista romana.

Justiniano quiere, por motivos políticos y religiosos, reconquistar Occidente. Liberado del peligro persa por el tratado de paz perpetua
del 532, puede emprender una acción contra los bárbaros del oeste.

El sucesor de Teodorico, Atalarico, tiene a su madre Amalasunta como regente, quien se apoya sobre el elemento romano y por ello los
“nacionalistas” godos imponen en la regencia a su primo Teodeato, que pronto hizo matar a la reina y toma el poder (535). Buena
ocasión para la intervención de Justiniano que envía a Belisario a apoderarse de Italia.

La rápida toma de Nápoles y su posterior entrada triunfal a Roma no significaron la rendición fácil de los ostrogodos, sino que la minoría
bárbara estaba decidida a defenderse hasta el fin y durante 20 años luchan enérgicamente contra los invasores “romanos” (535-555).
Los germanos se someten, pero algunos años después eligen a Totila para emprender la lucha: sus armas expulsan a los últimos romanos.
Justiniano envía en el 551 al viejo Narsés a dar un revés a los ostrogodos. Narsés toma Rávena y desciende delante de Totila. Totila es
muerto y toda defensa desordenada, los godos y el nuevo jefe Teias hacen llamar a los guerreros francos y alamanes que se hacen batir
cerca de Capua (553). Desde el 555 los bizantinos son de nuevo dueños de Italia.

La nación gótica es expulsada de la península y no quedará nada de su ocupación de 60 años. Justiniano reorganiza su conquista por la
“pragmática sanción” del 554, pero él no puede devolver ni la riqueza ni la cultura que el bárbaro Teodorico había preservado
infatigablemente.

3. España visigoda.

La fusión de las sociedades en España que se operó a mediados del siglo VI va a permitir la organización de un Estado que sólo la
invasión árabe del siglo VIII destruirá en parte.

a. Entradas difíciles.
Alarico II, a pesar de la protección de su abuelo Teodorico, muere en 526 y su poder va cambiando. Los francos baten a su sucesor
Amalarico y el rey es asesinado por sus soldados (531). Entonces estallan las sublevaciones en el país Vasco y las revueltas en Andalucía
donde Justiniano para conquistar su reconquista: va a aprovechar la ocasión y la energía del ostrogodo Teudis, antiguo gobernante de
11
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
España bajo Teodorico y sucesor de Amalarico, permite detener la invasión franca y de rechazar a los bizantinos hacia el mar, pero su
asesinato pone todo en cuestión. Hay una lucha por la sucesión que dura 5 años y de la cual sale airoso Atanagildo. Atanagildo busca
desembarazarse de sus aliados de ayer: para resistir mejor, establece la capital en el sitio fortificado de Toledo. A su muerte el período
crítico ha pasado. Justiniano muere y con él los sueños de conquistar totalmente España.

b. Unificación política y conversión religiosa.


Desde la partida de los vándalos a África, los suevos se habían organizado en la región occidental de la península, al norte del actual
Portugal. Estos serán convertidos al catolicismo y así serán considerados enemigos encarnizados de los godos. Fue destruido en el 585
y anexado a la España visigoda. Leovigildo, el rey visigodo, fortifica Narbona contra los ataques francos, y recupera Málaga y Córdoba
de los bizantinos.

Así el reino “unificador nacional” termina con un balance positivo. Pero si la fusión social comienza a hacer de España una gran nación,
el arrianismo del rey pasa a ser un obstáculo para la unidad moral. Su sucesor, Recaredo, rey en el 586, hizo una espectacular abjuración
con su familia. El tercer concilio de Toledo (589) grava esa conversión y organiza la lucha contra el arrianismo. Per parece que en
España la aristocracia gótica habría abandonado difícilmente sus prácticas religiosas.

c. Los caracteres de la monarquía visigoda.

La corte del rey, aula regia, hace recordar a la corte de Rávena: el príncipe, que ha abandonado su costumbre bárbara, se rodea de sus
señores y se hace ayudar en lo que respecta a su administración por el conde de la Cámara Real y el conde del tesoro público.
En el 654, para lograr la fusión, el rey Recesvino (sucesor de Recaredo) suprime la personalidad de las leyes y promulga un código
único, el “liber judiciarum” en 12 libros, todos inspirados en el derecho romano. Otros factores de acercamiento fueron los matrimonios
mixtos, autorizados, desde final del siglo VI, y el enrolamiento de indígenas en el ejército.

Después del 589, la Iglesia juega un gran rol dentro de la monarquía: dirige la política de los reyes. El clero católico sostiene
constantemente a los príncipes en la lucha con la aristocracia. Los nobles querían librar al soberano del cerco clerical o más exactamente
buscaban hacerse independientes. Algunos historiadores como Sanchez Albornoz, ven ya aparecer en la anarquía del siglo VII elementos
de un pre-feudalismo: el rey constituiría una clientela de fieles que unidos por juramentos y dotados de tierra lo habrían garantizado
contra la ambición de los grandes nobles.

El rol jugado por la nobleza en la invasión de los árabes al comienzo del siglo VIII permanece sin conocerse. El reino visigodo no tuvo
fuerza para resistir a los guerreros de Taric y serán necesarios siete siglos para que esa reconquista logre expulsar al islam de la península
Ibérica (toma de Granada 1492). Pese a la fusión de las poblaciones, la monarquía de España no pudo mantener su dominación.

4. Los reinos francos.

a. Desaparición de la monarquía burgundia.

Clodoveo no había logrado incorporar al reino burgundio, que ocupaba la cuenca del Ródano hasta Avignon e interceptaba todas las
relaciones entre la Galia y la Italia. Instalados desde el 475, guardaban buenas relaciones con el imperio. La fusión entre los bárbaros y
romanos se produce bastante pronto, aunque podría haber sido impedida por la fidelidad de los burgundios al arrianismo: el sucesor de
Gundebaudo, Segismundo (516-526), es atraído al catolicismo por el obispo católico de Viena, San Avito.

Desgraciadamente para Segismundo, los vecinos de su reino eran demasiado audaces. Los hijos de Clodoveo invadieron la Burgundia
en el 523 mientras que en el sur sus aliados ostrogodos ocupaban las planicies de Bas-Rhone. La posesión de Arlés y de Marsella hacía
del reino franco una potencia mediterránea (563).

Sólo el nombre de una provincia, la Borgoña, recordará la efímera instalación de los germanos.

b. El reino franco.

A diferencia de los reinos anglo-sajones, los reinos francos nacidos de múltiples divisiones ocasionadas por la muerte de un soberano
guardan sin embargo características comunes e instituciones semejantes.
La principal de estas instituciones es la monarquía. El rey merovingio recuerda más a los jefes germánicos que a los emperadores.
Guarda de sus ancestros la costumbre, los hábitos de guerra y los vicios; actúa por interés y capricho. Si ciertos decretos invocan el
cuidado del interés general es también el sello de una influencia eclesiástica.

12
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Para hacer cumplir los edictos en las diferentes regiones de su reino, los príncipes envían a los condes francos o romanos, que en los
límites de la ciudad tienen plenos poderes y se hacen ayudar por esos que los textos llaman bani hamines, sin duda los notables de la
ciudad. Los abusos del poder del conde no son extraños, pero son denunciados por el obispo de la ciudad.
El obispo merovingio, es en efecto, igualmente poderoso. Los obispos cuentan con la confianza del rey y la simpatía del pueblo. Poseen
numerosas tierras que escaparán el control fiscal, y serán utilizadas para mantener su clero, rescatar a los cautivos, socorrer a los pobres,
construir iglesias o monumentos de interés público. A esto se le agrega el prestigio religioso de esos hombres de Dios.

c. La fusión incompleta y la preponderancia austrasiana.


La acción de los obispos contribuyó en parte a realizar la fusión entre los diversos pueblos de la Galia. Pero esa fusión se realizó casi
únicamente en las regiones comprendidas entre el Loire, el Marne y el Escaut (Neustria), y tuvo una influencia preponderante en las
regiones del este.

Son esas regiones, que llamamos en el siglo VII Austrasia. Las que van a decidir la suerte de la Galia franca. Una familia salida de
Pipino de Lander y Arnulfo acepta imponer su política a los reyes merovingios. La muerte de ellos provoca la anarquía, pero uno de sus
bastardos, Carlos, restableció la situación y a la posibilidad de detener cerca de Poitiers una invasión musulmana (732). El hijo de Carlos,
Pipino el Breve, puede hacer deponer al último rey merovingio y toma su lugar. Para realizar lo que se ha llamado golpe de Estado del
751, Pipino se apoyó sobre las fuerzas germánicas del reino, pero ha tenido igualmente el apoyo de la iglesia y del arzobispo de
Maguncia, San Bonifacio, y además el Papa aprobó el cambio de dinastía., La alianza que se bosqueja entre la familia católica y la
familia carolingia tiene sin duda futuro.

13
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1

4. O’Donnell- La Ruina del Imperio Romano.


I. SER JUSTINIANO

En 658 a.C., dice la leyenda, un colonia griega dirigida por un hombre llamado Byzas fue enviada por los patriarcas de la ciudad de
Megara. Su misión era establecer un asentamiento en la península a unos 500 km al noreste de Atenas, en la ruta a las remotas y heladas
costas del mar Negro. En reconocimiento a los esfuerzos de Byza, la ciudad fundada fue llamada Byzantium, Bizancio. Reclamó todos
los aranceles de aduanas que pagaban los viajeros del Bósforo y así mantuvo una firme prosperidad, conoció casi mil años de ella.

Constantino vio sus posibilidades. En 324, cuando se convirtió en el gobernante indiscutido de las provincias orientales, declaró suya la
ciudad y trazó sus ambiciones. En 330, en su inauguración los rituales mezclaron elementos tradicionales y cristianos, evocando
deliberadamente la antigua Roma en un lugar nuevo. Ofreció tierras en las provincias cercanas, animando a los ambiciosos receptores a
construir también casas en la ciudad. En 332 estableció la entrega gratis de grano para alimentar a los pobres de Constantinopla, tan
familiar para los romanos. Se hizo a la ciudad el centro de la ambición imperial durante 1600 años. En el S.V., Teodosio II la rodeó de
murallas dignas de un reino poderoso y luego un foso, dispuesto a ser inundado cuando la ciudad estuviera amenazada.

Cobró fuerza en el S.V. como resultado de la a. desoccidentalización: el Imperio de Augusto estaba asentado en el Occidente latino,
pero el grueso de su población y prosperidad se hallaba en el griego, situación que perduró durante el Imperio; y la b. desimperialización
de los emperadores: comenzaron a sentirse más a gusto en sus palacios que en los campamentos y las artes de la guerra (+Diocleciano).
La ciudad de Roma crecía y vivía de los impuestos. Los monumentos de la grandeza romana se nutrieron de coaccionar y abducir la
riqueza exterior de este enorme imperio. Tenían el flujo de continuos barcos de grano que cruzaban el Mediterráneo desde África. Desde
el principio, Constantinopla repitió el modelo romano. Alejandría proporcionaba gran parte del gran, y Egipto era lo bastante rico por
naturaleza para compensar los excedentes. El agua provenía de Tracia en acueductos
El circo era el centro de la vida urbana en Constantinopla. En las mejores épocas, el gobierno prestaba atención ligeramente nerviosa a
las facciones porque las carreras podían ser un deporte inofensivo, pero cuando lanzaba muchedumbres a las calles, podía empezar a
parecer político. En las grandes ciudades, la construcción del circo junto al palacio recalcaba su importancia con un palco imperial
presidiéndolo todo. El emperador podía entrar y salir discretamente del palacio al palco y viceversa.

Entre los dos grandes espacios de exhibición pública, el circo y la iglesia, estaba el palacio del emperador: el verdadero corazón de la
ciudad, el auténtico escenario. Éste daba a la ciudad un aspecto impresionante y era hogar de profundos misterios.

Ganar el trono.
Petrus Sabatius de nacimiento, tomó el nombre de Justiniano para declarar lo de cerca que seguía los pasos de su tío Justino. Justino
ascendió en el cuerpo de elite de los 300 guardias de palacio llamados excubitores, hasta lograr el rango de conde en ese servicio, cargo
puramente militar. Se cree que ya era de una edad avanzada, unos 65 años, cuando el emperador Anastasio murió (88) en 518.

Hubo una amarga discusión por parte de los cortesanos del círculo interno quienes querían conservar la iniciativa, mientras en el circo
hubo una aclamación de candidatos “populares”. Al final el nombre de Justino fue propuesto por motivos que más tarde dieron lugar a
especulaciones. Justino fue aclamado en medio de una escena bochornosa y fue conducido al circo con el apoyo entusiasta del Senado,
los soldados y las facciones del circo. Justino tenía asegurado su legado en la forma de sus dos sobrinos: Germano, quien permaneció
en relativa oscuridad con el ejército de Tracia, y Justiniano, quien inmediatamente se hizo con el cargo de conde y luego de general a
cargo de la guardia y corte y finalmente el Consulado.
Anastasio había sido el mejor director financiero que el trono había tenido en muchos años, la economía se había estabilizado: manejó
bien los gastos y redujo los impuestos, murió con 300.000 libras de oro en el tesoro que fueron una bendición para Justino y Justiniano.

Justino permaneció en el trono durante casi 9 años. Justiniano, más joven y ambicioso, estaba razonablemente seguro de hacerse con el
poder. Aprovechó el tiempo del reinado de su tío para consolidar su propio poder, para aprender las costumbres de la corte y la capital,
y para preparar su propio ascenso. El camino quedó despejado cuando Justino murió en 527.

14
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Nuevos estadistas.
En el Imperio de Justiniano, los sacerdotes y burócratas saltaron al primer plano. Basaron su autoridad en los libros que dominaban,
libros de donde podían extraerse las reglas de la vida. Hubo textos legales de muchos tipos en todas las épocas de la República y luego
del Imperio, y dominar las técnicas de las que dependían esos textos era una herramienta crucial para establecer la autoridad legal, una
habilidad a la que recurrían los ricos para proteger sus pretensiones. Durante los primeros siglos del Imperio, los textos legales fueron
segundos en importancia tras la buena voluntad del juez, sobre todo el juez supremo, el emperador mismo.
Los emperadores hacían propia la ley a través de la palabra escrita. Las leyes no eran proclamas cuidadosamente elaboradas con cada
contingencia considerada y un preciso ritual de promulgación que las hiciera parte de la conciencia legal de toda una sociedad. Los
defectos de este sistema legal se sentían ampliamente.

La reorganización de las provincias occidentales en el siglo V hizo incrementar la cantidad de empleados gubernamentales en Oriente,
crecimiento que significó que el gobierno central podía conocer asuntos locales e intervenir en ellos con más rapidez y precisión que
antes. Bajo este nuevo imperio intrusivo y controlador, hubo ambiciosos intentos de codificar las leyes existentes, no obstante, eran
libros de referencia y no publicaciones legales. Finalmente en 439 el emperador Teodosio II creó el libro de leyes que lleva su nombre:
el Código Teodosio.

Justiniano llevó el proyecto de codificación a un nivel lógicamente superior y produjo 3 poderosos conjuntos de leyes cuya utilidad
continúa hasta hoy día. El principal de sus codificadores fue Triboniano el cuestor. El Codex (529) fue sintetizado en el Digesto. Ambos
impusieron de manera efectiva una ley más centralizada, estandarizada e inflexible debido a su claridad, sencillez y organizada
coherencia. El último logro de Triboniano fue la preparación en un volumen compacto de las Instituciones de Justiniano. La enseñanza
estandarizada de la ley significa la estandarización de la práctica de la ley, y las Instituciones tenían claramente en mente ese propósito.
A partir de 533, Justiniano prohibió la enseñanza privada del derecho, para dejar claro que sólo el canon oficial, enseñado a la manera
oficial, sería efectivo. La aplicación de la ley estaba ahora en manos de una seria clase de profesionales.

El nacimiento del Imperio Romano Cristiano.


Hemos visto a Constantinopla y sus sucesores convertirse (mayormente) en cristianos ellos mismos, y los hemos visto inclinar las
ventajas del Imperio a favor de su nuevo credo. Ya con Anastasio e incluso con Justino, y desde luego con el reinado de Teodorico, el
cristianismo era la religión del Imperio tal como habían sido las prácticas tradicionales. No fue así para Justiniano. Éste buscó la
perfección de la unidad cristiana. A medida que las facciones cristianas definían sus respectivas doctrinas con mayor claridad, era
inevitable que diferentes modos de fe se establecieran en regiones diferentes. Justiniano reaccionó a la multitud de cristianismos
divergentes de su mundo emprendiendo de nuevo la más antigua y perversamente atractiva de las doctrinas cristianas: que sólo debía
haber una forma de cristianismo en todo el mundo. Constantinopla obligó a todos sus súbditos con el resultado equilibrador del acta del
Concilio de Calcedonia, con éxito muy limitado. Sus intentos de sofocar el arrianismo en la frontera norte y en Italia agravaron su
enfrentamiento con Teodorico y sus sucesores.

Cuando Justiniano asume en 527, pretendió la unidad y se enfrentó al desacuerdo. Sus instintos iniciales fueron pacíficos y por eso
buscó la reconciliación. Se celebraron debates en Constantinopla entre 6 obispos de la facción calcedonia y seis obispos entusiastas de
Severo, héroe de los anticalcedonios. Los calcedonios e mantienen fuertes en dos puntos: Calcedonia misma, y el apoyo que le dio la
Iglesia romana. En ausencia de un compromiso, Justiniano insistió en la unidad. Esto no hizo más que animar y promover el desacuerdo.

Constantinopla permaneció fiel a la ortodoxia calcedonia, y pudo contar con el apoyo de Jerusalén, pero las simpatías de Siria, Palestina
y Egipto se perdieron. Así el Imperio cristiano de Justiniano adquirió una forma concreta. Por un lado, la ideología oficial prevaleció,
con un clero oficial, enormemente dependiente, que realizaba sus rituales en las iglesias imperiales de la capital. Por otro, la hostilidad
y la resistencia crecieron entre aquellos cuyos sentimientos religiosos no eran respetados por esa práctica.

Hamlet en el trono.

Desde el siglo III, Cesarea había ejercido dos comercios: uno intelectual y otro más mercantil. Procopio llegó de Cesarea en los primeros
años del reinado de Justiniano para abrirse paso en Constantinopla. Escribió la historia de las guerras de Justiniano en 8 libros. Si
Justiniano es la figura central de Procopio, en esas páginas aparece como alguien hosco y silencioso, incluso en un momento es acusado
de comportarse como un bárbaro. Aunque Procopio deja al lector serio sin ninguna duda de que Justiniano era un gran emperador y
héroe, su auténtico desdén aletea inconfundiblemente bajo la superficie y en sus historias públicas consiguió reflejar el ambiguo espíritu
de la época. Procopio sabía cómo manipular la atención de su público para recalcar un argumento.

Justiniano murió sin tener hijos después de 38 años de gobierno, reinado más largo desde Augusto.
15
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1

II. OPORTUNIDADES PERDIDAS.


Anastasio procedía de Dyracchium, le interesó lo suficiente la religión para que se le propusiera como obispo de Antioquía. Llegó joven
a Constantinopla y se convirtió en uno de los silenciarios de la corte. Cuando murió Zenón, su viuda eligió a Anastasio para ser su
consorte y gobernar. Se ganó la fama de generoso e inteligente. Fue un diestro y prudente administrador de recursos y oportunidades.
Tuvo buenas relaciones exteriores y manejó la revuelta de Vitaliano. Cuando Anastasio murió, el tesoro estaba lleno, se pagaban los
impuestos y el mundo romano estaba en paz.

El mítico Oriente.

La frontera entre las influencias romanas y persas cambió continuamente a partir del siglo III, pera hasta la época de Justiniano el efecto
real de esas escaramuzas fronterizas fue ligeramente positivo. Kavadh, rey persa durante 488-531, exigía una frontera desmilitarizada y
buscó relaciones diplomáticas a través de un reconocimiento mutuo de derechos, la adopción de los hijos imperiales mutuos y un subsidio
romano para trabajos defensivos a lo largo de las orillas occidentales del Caspio cerca de la moderna Baku en Azerbaiyán, de lo que
ambos imperios se beneficiarían (ruta tradicional por la que habitantes del norte y las estepas vendrían a saquear las tierras fértiles).
Imperio tenuemente conectado, extendido sobre un amplio territorio y foco de controversias religiosas, hubo una introducción gradual
en las clases altas del régimen de individuos e ideas cristianas.
Una de las ventajas de Persia fue su descentralización. El sha (gobernante) era rey de reyes, y sus reyes subsidiarios, fuertes gobernadores
locales profundamente enraizados en la tierra y el pueblo, eran la fuerza y la debilidad del conjunto. Eran fuertes en tanto que mantenían
al Imperio basado en sus pueblos nativos y extraían apoyos y recursos directamente de ellos, pero representaban su debilidad en tanto
que la posición del sha dependía de su habilidad para apacentar esos gatos reales. Los imperios que tienen que lidiar con circunstancias
así no duran mucho tiempo.

¿Qué había que hacer?


El Imperio romano sobrevivió siempre entre circunstancias adversas. Para empezar, era demasiado grande para poder manejarlo. El
equilibrio entre sus fuentes económicas y las necesidades gubernamentales era tan complicado como para los persas. En su centro había
un sistema gubernamental diseñado para favorecer la putrefacción, la arbitrariedad y la corrupción.

El período tradicionalmente considerado como de más éxito en Roma fue el tiempo de los emperadores Antoninos en el siglo II gracias
a su buena elección de sucesores, arruinado cuando Marco Aurelio eligió a su hijo Cómodo como sucesor. Sucede lo mismo con la
dinastía Severa. Podemos discutir que Zenón y Anastasio llegaron al trono en momentos de interrupción dinástica, demostrando lo que
podía hacerse seleccionando el talento; pero desde la ascensión de Justino la corrupción y los sentimientos familiares volvieron
tristemente a reestablecerse

Ninguno de los emperadores de este período estaba rodeado por hombres de sustancia que pudieran ofrecer un liderazgo capaz de
rivalizar con el suyo propio; los emperadores vivieron en una especia de oscura ignorancia de lo que había más allá del imperio; y la
comunicación era lenta. Finalmente, había asuntos que los emperadores eran incapaces de comprender, lo principal siendo la religión y
la economía. Los emperadores tomaron demasiado a menudo sus propias decisiones políticas basándose en sus propios juicios
teológicos, debilitando así la consistencia política y la lealtad funcional de una sociedad. Tampoco tenían una idea razonable de la
prosperidad de su reino, o su diminución, excepto en términos muy generales. Es un milagro que Roma sobreviviera tanto.

¿En qué se equivocó Justiniano?

 Tendría que haber hecho paz en la frontera oriental basándose en las esferas de influencia acordadas y un interés común en el
comercio. Imagínese una Constantinopla reforzada codo con codo con una Persia reforzada, una Persia más urbanizada gracias
a la influencia de Roma. Esto habría producido una sociedad más abierta y próspera desde el Atlántico al Indo, y también
oportunidades para contactos más sistemáticos y efecticos con el subcontinente indio e incluso con China.
 Podría haber consolidad relaciones diplomáticas con los monarcas del Mediterráneo occidental. Buena parte de las tierras
habían creado gobiernos estables en Hispania, Galia, Italia, y África. Si hubieran iniciado o cimentado una relación con
Constantinopla, los antiguos territorios del Imperio romano podrían haber vuelto a conformar una unidad mucho más fuerte
con sus centros distribuidos.
 Pacificación y desarrollo de su propia patria en los Balcanes. Se enfocó más en conquistar lugares en donde no tenía nada que
hacer mientras desatendía, subdesarrollaba y dirigía mal su tierra natal.

16
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
 Tendría que haberse tomado la religión un poco más en serio. Justiniano llegó al poder con una idea religiosa, apoyar a
Calcedonia, y la promovió incansablemente. Consiguió confirmar la alienación y/o hostilidad de Egipto y Siria.
En el fondo, fue todo sobre su obsesión religiosa lo que permitió a Justiniano echar por tierra sus oportunidades y dejar a sus sucesores
con pocas opciones excepto apañárselas y sobrevivir en el mundo que había arruinado.

III. GUERRAS PEOR QUE CIVILES


Procopio vio perfectamente que Justiniano nunca libró una guerra que tuviera que librar y que, en cambio, estaba ansioso por librar
aquellas en que no tendría que haberse aventurado, nunca terminó una guerra antes de empezar otra, y tenía una capacidad infinita para
negar los catastróficos fracasos que siguieron sus aventuras. Las historias que cuenta Procopio son la crónica pública de la flagrante
ruina auto infligida del Imperio romano.

Sin novedad en el frente oriental


Las historias que Procopio tiene que contar de las guerras persas de Justiniano representan principalmente el período de obtusas
escaramuzas de finales de la década del 530. Las intenciones de Procopio son mostrarnos la llegada del rey persa Khusro (531-579)
como teórica antítesis de Justiniano.

Las escaramuzas a principios del reinado de Khusro concluyeron con la “paz eterna” de 532 comprada por Justiniano que duró 8 años.
A finales de la década de 530, Khusro empezó a exigir tributos. Había una vieja discusión de que Persia se merecía el apoyo romano
por su protección de los pasos del Cáucaso contra invasores de las estepas, protección de la que tanto Persia como Roma se beneficiaban.
Justiniano nunca accedió, así que los persas tomaron la iniciativa. Ciudad por ciudad, Khusro llegó hasta saquear a Antioquía.

Un revivir de la atención romana a principios de la década de 540 llevó a una tregua en 545, que duraría hasta que Justino II frívolamente
volviera a hacer la guerra hacia 570, provocando otros 20 años de conflicto intermitente. Al final del siglo VI, la frontera entre Roma y
Persia seguía siendo como había sido más o menos 200 años antes.

Sorpresa y horror en África.


La flotilla de Belisario zarpa de Constantinopla en junio de 533 y constaba de aproximadamente diez mil soldados de infantería, cinco
mil de caballería y otros mil mercenarios entre hunos y hérulos. Cruzan el mar Egeo, se avituallaran en Sicilia y se dirigen a la costa
tunecina al sur de Cartago. El tamaño de la flota era a la vez su fuerza y su debilidad (suministros, agua, atracos). El África a la que se
aproximaba la flotilla distaba de estar preparada para ella y era fácil de malinterpretar.

Desde la cruzada del Rin en 406 a su aparición en África veinte años después, como mínimo debemos contar con la romanización de
una generación que pasó entre el cruce del Rin y el cruce del estrecho de Gibraltar. Su función en África era la de hombres partícipes
de los dramas políticos locales, decían haber sido invitados a África por uno de los generales romanos de allí. En el curso de una década
suplantaron a esos generales y constituyeron el único poder militar entre Gibraltar y Cirene, y Cartago cayó ante ellos. La ventaja
compartida por todas esas bandas de guerreros era su disposición a establecerse y hacer suyos los lugares donde se asentaban: si la tarea
es defensa, las tropas cerca de sus hogares tienen una gran ventaja: líneas de suministros cortas, fácil reclutamiento de reemplazos y un
apasionado compromiso con aquello por lo que luchan.

Cartago renovó su bahía en el siglo V y continuó con el comercio, en términos más ventajosos para los africanos que en los días de los
impuestos romanos. Dirigieron su provincia igual que había sido dirigida antes. El verdadero golpe de la conquista vándala se sintió
fuera de África. Tarasamudo, contemporáneo de Teodorico, aparece como un monarca benévolo que construye y restaura las glorias de
su reino, como haría cualquier romano. Latín era la única lengua en uso, y cuando los vándalos fueron derrotados y llegamos al período
donde sobreviven más documentación y narrativa, la vida de una tradicional provincia romana se reemprende tan fácilmente que hemos
de creer que nunca se interrumpió realmente.

El régimen era peculiar sólo en cuestión de religión. Igual que los donatistas de África aceptaron una religión mandada por el gobierno
en 411, está claro que cuando el renovado fervor de la religión en el poder se volvió arriano, la mayoría de los africanos, ansiosos por
estar bien con su dios y no muy exigentes respecto a los matices religiosos, consideraron que las iglesias más grandes y más prósperas
eran buenos sitios a los que acudir. Cuando las tropas de Justiniano regresaron e impusieron otro cambio de régimen, el movimiento de
vuelta al cristianismo oficial fue fácil, natural y sin problemas.

El África a finales del siglo V se acomodó en una pauta estable y duradera, en paz con aquellos que la rodeaban, en especial con Odoacro
y Teodorico. Los gobernantes vándalos fueron respetados como iguales y se les dejó prosperar. En cierto modo, las ambiciones de
17
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
reconquista de Justiniano surgieron de su impresión de que tanto África como Italia eran ahora tan amigas que sólo la fuerza testimonial
sería necesaria para restaurar regímenes que le fueran realmente leales.

El derrocamiento de Hilderico (523-530) por su primo Gelimero en 530 dio a Justiniano su pretexto, y la flota zarpó en 533, condenada
a tener éxito. La victoria fue facilitada por un catastrófico fallo de inteligencia por parte de los africanos: la noticia de una rebelión en
Cerdeña había enviado al norte a la flota y fuerzas de Gelimero, dejando al territorio africano sin defensa. Belisario desembarcó al sur
de Cartago, y en el camino encontró a funcionarios locales que prefirieron rendirse antes que luchar, haciendo del viaje más liviano.
Una sola batalla a 15 km de Cartago hizo que la caballería de Belisario y sus hunos vencieran, lo suficiente para que la infantería los
alcanzara y marchara triunfal hacia Cartago el 15/09/533.
Gelimero se atrinchera a unos kilómetros de Cartago para luego rendirse en la primavera de 534. Belisario regresó a Constantinopla tras
lo que parecía su mayor éxito, llevando consigo a muchos prisioneros. Se le concedió el más antiguo de los honores romanos, el Triunfo.

Cartago volvió a su antigua función de capital de provincia, teniendo que consultar a Constantinopla en vez de a Roma. Decididos en
su fidelidad a Calcedonia, los cristianos cartagineses reforzaron al principio las tesis de Justiniano. Sin embargo, cuando Justiniano hizo
su último intento de pacificar Oriente, fue precisamente de Cartago de dónde vino la resistencia más feroz al compromiso, debilitando
así de manera fatal los esfuerzos del emperador en un momento crucial. A finales del siglo VI, la inclusión de Cartago en el mundo
teológico de Constantinopla había hecho mucho por crear otra ruptura entre el Occidente latino y el este griego.

Lodazal en Italia.
Teodahado, gobernante supremo en Italia en el momento de la invasión de Justiniano, era hijo de la hermana de Teodorico, Amalafrida.
Aparece hacia 510 como el hombre fuerte local en la Toscana, usando su conexión con Teodorico para dominar y explotar la tierra en
que vivía. Es conocido por dos cosas: el platonismo y la brutalidad.

El breve reinado de Atalarico (526-534) en apariencias continuó igual que durante el reinado del gran rey difunto, Teodorico, con
razonables perspectivas de estabilidad y éxito, pero con una debilidad manifiesta y potencialmente fatal en la cima. Cuando Atalarico
murió y la legitimidad y la continuidad estuvieron en peligro, la elección recayó en Teodahado, improbable como pudiera ser.
Teodorico había refundado Italia, algo que inspiraría envidia y avaricia. Su dominio y el de sus sucesores se extendió más allá de las
montañas al norte, este y oeste, pero eran sólo tierras periféricas. Lo que Justiniano y Belisario veían era la Italia propiamente dicha, y
la ansiaban, aunque puede que conocieran poco de ella. Su Italia era una cosa limitada, y la arruinarían, y con ello a casi todo el resto
de Italia.
Por eso, en 535, la muerte de Amalasunta dio a Justiniano el pretexto que necesitaba (supuesta inestabilidad e ilegitimidad) para enviar
sus flotas de nuevo, esta vez con una base de operaciones en África y sin duda con más confianza de poder tomar y usar los puertos
sicilianos por el camino.

Belisario fue remontando la costa, tomó Nápoles casi sin oposición y el temblor de su impacto le costó a Teodahado el trono, derrocado
por uno de sus recios ayudantes, Witigis, un general capaz y dotado que podría dirigirlos con fiereza al combate. Witigis heredó un
ejército que no estaba preparado para enfrentarse a una invasión seria, y por eso entregó Roma en noviembre de 536, pero había una
estrategia en su concesión. En enero, Belisario cómodo en la capital, las fuerzas italianas reaparecieron y asediaron la ciudad, el primero
de una serie de tres asaltos.
Un año de salidas, escaramuzas e inercias pasó antes de que Belisario rompiera por fin el cerco. Witigis escapó, pero Belisario logró
cercarlo en Rávena y, en 540, conquistó la capital del reino que Teodorico había refundado y dirigido desde allí. Las fuerzas derrotadas
en Rávena tomaron una decisión bastante sensata, ofreciendo al heroico conquistador el trono que acababa de ganar, pero Belisario
rechazó la oferta. Volvió a Constantinopla y fue enviado a luchar con los persas en el frente oriental.

La guerra en Italia no había acabado. Primero, los francos escogieron el momento de desestabilización para reafirmar su presencia,
saqueando Milán para asegurar su propia posición dominante en la Galia proyectando su poder al otro lado de los Alpes. Emerge un
nuevo líder a la cabeza de los restos godos de esas partes del norte de Italia: Totila, un general del mismo calibre que Belisario.
Totila dirigió esa resistencia goda durante más de una década. Fue capaz de capitalizar la brutalidad del dominio colonial bizantino. Los
años de guerra de Totila fueron inquietantes para gran parte de la Península. En 545, Totila se dirigió al sur, tomó Nápoles y concentró
de nuevo su asedio en Roma. El asedio se extendió durante 546 y acabó con la victoria de Totila en diciembre. Al entrar a Roma, la
ciudad estaba despoblada, pero ésta era sólo un símbolo y no un verdadero objetivo, pues su valor simbólico superaba a su importancia
práctica. La dejó para que Belisario volviera a ocuparla y tratara de restaurarla.

18
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
La historia de Totila no es la de una resistencia a la desesperada, sino que es más justo considerarlo el último general romano que
defendía el antiguo orden contra el torpe martilleo de la ignorancia bizantina. Totila se arriesgó a una batalla campal en Busta Gallorum
en 552, donde encontró la derrota y la muerte. Derrotado por Narsés, general eunuco que había sustituido a Belisario.
La Iglesia de Roma fue siempre ella misma. En 537, Belisario forzó la elección de un papa, Vigilio, quien obedeció los deseos de
Constantinopla en asuntos de lealtad política y acuerdos doctrinales. Había sido el representante de la Iglesia de Roma en Constantinopla.
En 545, las maniobras doctrinales de Justiniano le convencieron de que necesitaba la figura del papado para apoyarlo en Constantinopla
y poco después del segundo asedio de Roma sacó a Vigilio de la ciudad. El liderazgo que la Iglesia pudiera haber ofrecido en los
abismales tiempos finales de la década de 540 fue lastrado por su ausencia. Con líderes como Aecio, Odoacro y Teodorico la ciudad
había sobrevivido, soportado, e incluso sido devuelta a parte de su antigua gloria, pero ahora la depredación fue extensa, continuada e
irreversible.

La ocupación militar se convirtió en el recurso formal del gobierno romano en Italia. Narsés permanecería en Rávena de manera
intermitente hasta 568, y el dominio bizantino continuaría hasta el siglo VIII, siempre basado en el capital de los cobardes, con un puerto
cercano que ofrecía la ruta en barco más directa a Constantinopla.
La respuesta de Justiniano a la victoria fue intentar definir y formar la sociedad que controlaba escribiendo un texto prescriptivo, la
“Sanción Pragmática”, promulgada en 554. Este anula todas las leyes de Totila, una decisión peligrosamente desestabilizadora. Devolvió
a exiliados, prisioneros, esclavos y granjeros contratados el estatus que habían disfrutado antes de Totila, asumiendo que el estado de
las cosas a principios de la década de 540, tras la primera victoria de Belisario, era legal y romano. La disposición favorecía a los ricos
por encima de los que habían sido despojados a la fuerza.

La lotería le cayó a la Iglesia cuando las tierras de las iglesias arrianas fueron confiscadas y entregadas a la Iglesia ortodoxa.
El poder empezó a fragmentarse. Los gobernadores provinciales podían ser nombrados localmente por las tradicionales personalidades
locales, pero también por los obispos. Sin embargo, la recaudación de impuestos dejó de estar centrada en Rávena y cayó en mano de
los gobernadores. Había que contentar a los soldados con compras de comida y artículos a precio de mercado, compras que sólo podían
realizarse en los mercados públicos regulares. El derecho civil sería restaurado, pero en ausencia de una fuerte administración central,
esto significó una justicia improvisada por los potentados locales. Hubo un intento de restauración de Roma y Rávena, especialmente
en esta última gracias al obispo Maximiano (546-56), pero los fondos escasearon y Rávena asumió su destino como capital de provincias.

Un país para viejos.


Tres de los dignatarios del Senado de la época de Teodorico vivieron más de 90 años y se mantuvieron en la cima de la vida pública,
saltando de una cima a otra con destreza y justo a tiempo.

Cetego, único cónsul del año 504, maestro de oficios, y patricio desde 512; Liberio, un patricio que había sido prefecto pretoriano en
Italia y luego en la Galia, prefecto augusto de Alejandría y general en las guerras de Italia hasta que fue relevado; y Casiodoro, cuestor
en Italia, precozmente docto y elocuente, escribía los discursos de Teodorico y su correspondencia oficial, cónsul en el año 514, maestro
de oficios luego de la caída de Boecio, prefecto pretoriano bajo Atalarico y siguió escribiendo cartas para Amalasunta, Teodahado, y
luego Witigis.

Cuando Rávena cae en 540, Casiodoro fue uno de los conducidos a Constantinopla junto con el derrotado Witigis en donde se convirtió
en uno de esos dignatarios romanos emigrados que no tenían ya más remedio que aliarse con Justiniano para buscar la reconstitución de
Italia sobre la base bizantina, ya no romana. Con la Sanción Pragmática de 554 regresa a Italia, a Squillace, en donde pasa el resto de su
vida, funda una biblioteca de teología cristiana y escribe, lee y enseña hasta los 93 años de edad.

Miopía.

O’Donell habla de la ignorancia de Justiniano en cuanto a la prosperidad de las ciudades del norte de Siria, de las Diez Ciudades del
norte de Palestina, entre Jerusalén y el mar de Galilea, de Cesarea. Hace especial énfasis en su ignorancia de Atenas y sus glorias.

Atenas había conservado su sitio en tiempos helenos y romanos como ciudad de los filósofos. Como cualquier centro cultural, tuvo sus
períodos de oscuridad pero nunca perdió su sitio, y en el siglo V volvió a convertirse por derecho propio en uno de los dos centros de
discusión y disputa teológica del mundo romano (el cristianismo había dejado a Atenas intacta en su filosofía). Atenas floreció incluso
mucho después de que los emperadores se convirtieran al cristianismo, acudían a ella estudiantes de todo el mundo griego.
La Academia de Platón había continuado su enseñanza del (neo)platonismo por Proclo y sus sucesores, quiénes se presentaban como
una descendencia auténtica y directa de la misma fundada por Platón. La escuela cae en manos de Marino el Samaritano, Hegias,

19
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Damascio, etc. De haber podido, la Academia habría sido un interesante e importante centro de especulación y análisis en épocas
posteriores para el griego e incluso el cristianismo latino pero no pudo ser ya que Justiniano guardaba una hostilidad contra lo que
interpretaba como paganismo incluso mayor que aquella contra los cristianos anticalcedonios, y el antipaganismo por fin llegó a Atenas
en el siglo V.

Poco después de ocupar el trono, en el año 529 Justiniano se lanzó a la guerra contra el paganismo, el llamado “reinado del terror” contra
los tradicionalistas. Las acciones de Justiniano no atacaron directamente a las escuelas, sino más bien a las prácticas religiosas de los
tradicionalistas que continuaban con las antiguas costumbres, y si las escuelas de Atenas estaban pobladas por este tipo de gente,
entonces fueron afectadas. Los profesores de la escuela dejaron Atenas y se trasladaron a Oriente, muchos buscando refugio en Persia
(se dice que el rey Khusro les dio la bienvenida en Ctesiphon), para luego retirarse a Harran en el lado romano de la frontera.
De todas formas, en todas partes el paganismo sobrevivió y se adaptó de formas sorprendentes: sacrificios, fiestas, y algunos funcionarios
que se “olvidaban” de hacer cumplir las órdenes de Justiniano.

Comienza la balcanización.
Justiniano procedía de los Balcanes, de las tierras que ahora se llaman torpemente República de Macedonia y su mente nunca olvidó su
ciudad natal, ahora llamada Justiniana Prima, y le proporcionó un notable flujo de dinero para edificios públicos adecuadamente
ostentosos para una ciudad diminuta. En esta región, las poblaciones eran solo fortines con una iglesia central; en el siglo V hubo cada
vez menos prosperidad y menos residencias propias de ricos, ahora era territorio de soldados. Las provincias balcánicas eran ahora la
principal fuente de hombres para el ejército imperial.

Justiniano también insistió en que esta ciudad concreta se convirtiera en capital de su región, prefiriéndola a ciudades estratégicamente
mejor situadas. La generosidad patriótica de Justiniano fue un error y un desperdicio.

Entre todas las invasiones que sufren los Balcanes durante el siglo V, comienzan a tomar relevancia el grupo de los eslavos, pueblo que
emergió y se formó a sí mismo por su proximidad a Roma y por la resistencia de Roma a su presencia y hablaban una lengua franca,
argot de frontera común a una mezcla de pueblos que vivían unos cerca de otros.
Una y otra vez, Justiniano volvería a este lugar en busca de soldados, para acumular fuerzas que enviar contra los persas, africanos,
italianos y españoles. Mientras lo hacía, trataba los problemas locales de la región balcánica como asuntos de poca importancia. Vio la
región como un lugar donde podía manipular a los pueblos locales para que se enfrentaran unos con otros y así mantener la paz a bajo
coste.
En un punto, Justiniano buscó soldados al otro lado del Danubio, pero no le gustó que la gente allí mostrara signos de organización,
ambición y habilidad militar. Sabía que no podía enviar fuerzas para cruzar el río y pacificar el territorio, así que hizo del Danubio una
línea divisoria fortificada entre el interior y el exterior del Imperio. Construyó fuertes por la zona inferior del río. Ahora los soldados
romanos trataron el río como una frontera que protegían pero no cruzaban, y por eso abandonaron el otro lado a fuerzas hostiles y casi
completamente nuevas. Las rupturas periódicas de esta barrera sólo confirmaron a Justiniano que la resistencia y la fortificación eran
la política adecuada. Gracias a su cadena de pequeños fuertes, el comercio quedó prácticamente interrumpido, y las comunidades de los
pueblos recién aislados y rechazados crecían en tamaño y en conciencia de sí mismos.

Nada hizo más para formar y animar el crecimiento de los eslavos como una potencia europea oriental opuesta a Constantinopla y sus
propósitos que la decisión de Justiniano de trazar una línea contra ellos. Al final, los eslavos fueron invasores a principios del siglo VII
cuando Heraclio de Constantinopla estaba ocupado con las amenazas de Khusro en el frente persa.

Plagas de la carne.

Justiniano y su gran imperio demostraron ser vulnerables a los más diminutos enemigos, la plaga de bacilo. El signo exterior de la
debilidad de la carne apareció en un estallido de peste a una escala que el mundo mediterráneo antiguo no había visto desde la plaga de
Atenas (430 a.C.) y que no se volvería a ver hasta la peste negra (S.XIV).

No se pueden decir con seguridad los datos de la plaga ni el impacto de la enfermedad pero se le puede seguir la pista. Evidentemente
vino en barco, en un cargamento de África. Se movió rápidamente tierra adentro a través del Nilo y al este de Gaza, saltando a
Constantinopla en la primavera de 542 y avanzando de Antioquía a Siria es verano. Azerbaiyán, Sicilia (542), el norte de África, Roma
hacia 543, Irlanda en 544 y Gales en 547, quizás hasta Finlandia y Yemen. Vino en oleadas, al menos 5 veces antes del año 600 estalló
de nuevo en el Mediterráneo, pudiendo encontrar brotes por toda Europa Occidental hasta mediados del S.VIII.

20
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Procopio recalcó su impacto en la imaginación al igual que Juan de Éfeso: apariciones, seres sobrenaturales, barcos de bronce, espectros.
Muchos murieron, algunos sobrevivieron. Si seguimos las anécdotas, los horrores de la peste son inconfundibles. Si analizamos el resto
de los archivos históricos, sobre todo los arqueológicos, es difícil encontrar algún impacto duradero en el mundo físico.
Las plagas de la carne se convierten en plagas de la mente. Reportes de un año sin verano, luz solar menguada desde Italia hasta China,
sequía en Persia y hambruna en China, veranos fríos en Escandinavia, y nieve en Mesopotamia. Leve depresión agrícola y focos
localizados de hambruna. “Es mejor achacarlo a un estado mental que iba bien con los reveses militares y otras catástrofes humanas de
la época”.

Teodora muere de cáncer en 548, Procopio termina su historia de guerras de Justiniano con el tonto intento de recuperar partes de
Hispania en 550, la gran narrativa del reinado de Justiniano acaba en ese punto. Su sucesor heredó (con Italia y África) mayores
responsabilidades que aquellas con que había comenzado Justiniano, y tuvo una capacidad financiera mucho más restringida.

Plagas del espíritu.


En sus principales provincias de Oriente, el cristianismo con Justiniano tenía un peso que no había tenido antes, importancia que surgía
desde arriba y se traducía en fanatismo, miedo y piedad en muchas formas y lugares distintos. El Justiniano que se había convertido en
el azote del paganismo ocupó con los años un extremo (y arbitrario) contra cualquier forma de cristianismo que desaprobara. La Edad
Media occidental, en contraste y a pesar de su reputación de religiosidad, tardó mucho tiempo en contagiarse de esa obsesiva
preocupación por la religión. La relativa ausencia de cazadores de herejías y sectarismo doctrinal durante siglos en Occidente hizo que
fuera un lugar mucho más civilizado y fácil donde vivir, y nutrió una cultura religiosa que pudo ser obsesiva pero no inmediatamente
divisoria. A la larga, Occidente necesitó a Oriente y sus musulmanes para encontrar una auténtica definición propia; y en las Cruzadas,
el cristianismo occidental aprendería a organizarse en cuestiones de crueldad y fanatismo enraizados en la religión.
El cristianismo de finales de la Antigüedad influyó decisivamente en las sociedades cuando la fe condujo a la práctica. La práctica en sí
llevó a estructuras de doctrina y autoridad que aseguraron la perpetuación y propagación de las prácticas de salvación. Los cristianismos
occidentales no saben cómo dar un paso atrás ante una exageración. Cada paso doctrinal genera controversia y se interna más en lo
improbable con una nueva definición. Los momentos en que la regresión tuvo lugar son dolorosos y disruptivos: la Reforma Protestante
sobre todo.

El Concilio de Calcedonia fue un puente demasiado lejano de la cristiandad. La Iglesia oficial llegó a un callejón sin salida y declaró
que ese callejón era un credo de valor duradero. Los emperadores que reinaron en las décadas posteriores buscaron librarse de la carga
de la obsesión expresando su aceptación del concilio de maneras limitadas y contenidas, no la declararon un error pero sortearon la
afirmación directa de las partes más complicadas e improbables del credo.
Justiniano puede que dudara del resultado. La historia nos lo muestra como un fanático por hacer las cosas bien, por encontrar una
solución que pudiera imponer con éxito sobre todos sus súbditos. Teodora y su apoyo al monofisismo alimentaron sus dudas. La
insistencia de los monofisitas exasperaba a Justiniano, pero también creía que podían ser convencidos, persuadidos y mantenidos en
armonía consigo mismo y su visión del cristianismo e incluso con las tesis calcedonias. Lo que resultó irresoluble fue la intransigencia
de Roma.
Nunca hubo un momento en que Justiniano estuviera completamente en sintonía con los obispos de Roma. Estos le interesaban al
emperador por su importancia eclesiástica y ellos (los obispos) se aseguraron de ser necesarios. El fin del cisma acaciano con la llegada
de Justino en 519 fue interpretado con naturalidad como un signo de que Roma y su intransigencia habían acertado todo el tiempo. En
los años siguientes, Constantinopla puso a prueba a la Iglesia de Roma, una serie de breves papados en la década del 530 mostraron su
apoyo al régimen de los sucesores de Teodorico y su resistencia a las nuevas exigencias de Constantinopla.
La derrota de Witigis en 540 en Italia animaron a Justiniano, el papa Silverio fue depuesto y el títere Vigilio puesto en su lugar para
luego ser arrestado en Roma y arrastrado a Constantinopla en dónde residió virtualmente bajo arresto domiciliario e intentando resistir
las manipulaciones de Justiniano. En sus primeros años en Constantinopla, Vigilio condenó los Tres Capítulos, y proclamó un Juicio
(Iudicatum) oficial en 548 a favor de ellos para luego retirarlo por presión de los suyos y los escritores latinos. Justiniano intenta contar
con el apoyo de Vigilio otra vez en 551, pero éste se refugia en la Iglesia de San Pedro y poco después huye a Calcedonia.

En 553, Justiniano convoca un concilio, el Segundo Concilio de Constantinopla: Calcedonia fue reafirmada, pero los autores de los Tres
Capítulos fueron condenados, y con ellos la resistencia de Vigilio. Tras el concilio, Vigilio es presionado a promulgar otro Juicio que
obedecía al emperador, condenando los Tres Capítulos y apoyando el concilio. Enviado de vuelta a Italia, muere de camino en Siracusa.
En Roma, la condena de los Tres Capítulos escandalizaba a muchos occidentales y fue decisivo para debilitar la idea de que la autoridad
eclesiástica se ejercía desde Constantinopla.
Ningún papa después de Vigilio se sometió de tal manera, y ningún emperador tras Justiniano intentaría ese tipo de autoritarismo 21
teológico.
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
5. Vasiliev- Historia del Imperio Bizantino.
JUSTINIANO EL GRANDE Y SUS SUCESORES (518-610).
Los emperadores del período 518-610.

A partir del 518, el trono estuvo ocupado por Justino el Viejo (518-527), jefe de la guardia imperial; Justiniano el Grande (527-565); y
Justino II o Justino el Joven (565-578). Estos tres primeros emperadores del período fueron ilirios o albaneses, pero ilirios y albaneses
romanizados, su lengua materna era el latín.
Justino II murió sin hijos, y a instigación de su mujer adoptó al tracio Tiberio, comandante del ejército imperial, y le designó césar. A
la muerte de Justino II, Tiberio reinó con el nombre de Tiberio II (578-585). Con él terminó la dinastía de Justiniano. Su sucesor fue su
yerno Mauricio (582-602), y el último emperador del período justinianeo fue el tirano tracio Focas (602-610), que destronó a Mauricio.

Justino I.
Justino I abandonó la política religiosa seguida por sus dos predecesores inmediatos (Anastasio y Zenón), aproximándose
definitivamente a los adeptos de la doctrina de Calcedonia y abriendo una serie de furiosas persecuciones contra los monofisitas, el
gobierno se reconcilió con Roma, dándole fin al cisma acaciano. La política religiosa de los emperadores de este período fue ortodoxa
y el Estado se enajenó, una vez más, la simpatía de sus provincias orientales.

Justiniano el Grande. Teodora.

La Historia Secreta de Procopio pinta con colores muy vivos la vida borrascosa de Teodora en sus años juveniles, obra en la cual se
propone, ante todo, difamar a Justiniano y a Teodora. Al ser hecho Justiniano emperador, su mujer se convirtió en emperatriz. Teodora
se mostró a la altura de la situación, manteniéndose fiel a su marido, interesándose en los asuntos del Estado, demostrando gran
penetración y ejerciendo considerable influencia sobre Justiniano en materias de gobierno. En lo religioso, manifestó con franqueza sus
preferencias por el monofisismo, en lo que fue opuesto a su marido quien se aferró a la ortodoxia. En este punto, Teodora acreditó
comprender mejor que Justiniano la importancia de las provincias orientales monofisitas. Murió de cáncer en 548, mucho antes que
Justiniano.

La política exterior de Justiniano y su ideología.

Las numerosas guerras de Justiniano fueron en parte ofensivas y en parte defensivas. Las primeras, contra los Estados germánicos
bárbaros de la Europa occidental; las otras contra Persia al este y los eslavos al norte.

1. Justiniano dirigió el grueso de sus fuerzas a Occidente. Los vándalos y los ostrogodos hubieron de someterse al emperador bizantino.
Los visigodos experimentaron también, aunque en menor grado, el poder de Justiniano. El éxito se pagó muy caro para el Imperio,
porque tuvo como consecuencia el agotamiento económico completo del Estado bizantino. Además, al trasladarse los ejércitos a
Occidente, el Oriente y el norte quedaron abiertos a las invasiones de los persas, los eslavos y los hunos.

Justiniano, al subir al trono, se tornó en representante de dos grandes ideas: la idea imperial y la idea cristiana. Creyó su sacrosanto
deber reconstituir el Imperio en sus límites íntegros de los siglos I y II. Como emperador cristiano, no podía tampoco permitir a los
germanos arrianos oprimir a las poblaciones ortodoxas, los reyes germánicos no eran sino vasallos del emperador bizantino, que había
delegado en ello el poder sobre Occidente. Tiene la convicción de que es su deber restaurar el Imperio romano único y que debía
introducir en tal Imperio reconstituido una fe cristiana única, tanto entre los paganos como entre los cismáticos.
Las pretensiones sobre las zonas perdidas del Imperio eran convicciones personales, pero también una reivindicación a los indígenas de
aquellas provincias caídas bajo la dominación arriana, quienes verían en Justiniano a su único defensor.

Guerras contra los vándalos, ostrogodos y visigodos. Los eslavos. La política exterior de Justiniano.

Para la expedición contra los vándalos había que transportarse por mar a África del Norte, un ejército debería luchar contra un pueblo
posesor de una flota potente y el traslado del grueso de las fuerzas imperiales a Occidente había de implicar graves consecuencias en
Oriente, donde Persia mantenía con éste continuas guerras fronterizas. En 532, durante un cambio de dinastía en Persia, Justiniano logra
concluir una paz “perpetua” con el nuevo soberano mediante la condición de que el Imperio pagaría un considerable tributo anual al rey
de Persia.
En esta época, los vándalos y los ostrogodos habían perdido muy de prisa su antigua energía y su antiguo valor. Además, las creencias
arrianas de estos germanos hacían que sus relaciones con los pobladores romanos de los países que ocupaban no fueran muy amistosas.
22
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Las continuas revueltas de las tribus beréberes contribuían mucho a debilitar a los vándalos. Justiniano agudizó las discordias interiores
de los vándalos, seguro de que los reinos germánicos no se unirían contra él (había demasiada disensión entre ellos).

La guerra contra los vándalos duró, con algunas interrupciones, de 533 a 548. Al principio Belisario sometió al reino vándalo en masa
y luego volvió a Constantinopla, llamado por Justiniano. Pero entonces estalló una insurrección: los moros, tribu indígena bereber, se
sublevaron y las tropas de ocupación en África tuvieron que pelear contra ellos una campaña muy dura. La lucha continuó hasta el 548,
en que la autoridad imperial fue restaurada en definitiva. La mayor parte de África del Norte, Córcega, Cerdeña y las Baleares se habían
vuelto a convertir en regiones integrantes del Imperio. Justiniano se esforzó con máxima energía en restablecer el orden en los territorios
recuperados.
Más agotadora fue la lucha contra los ostrogodos que duró, también con algunas interrupciones, desde 535 a 554 (durante los primeros
13 años se dio a la par que la guerra contra los vándalos, con razón agotó tanto la riqueza del imperio, talk about obstinate). Un ejército
inició la conquista de Dalmacia (ostrogoda), y otro ejército conducido por mar bajo el mando de Belisario ocupó Sicilia y después
Nápoles y Roma. Poco más tarde (540), Rávena, la capital ostrogótica abrió sus puertas a Belisario.

Entonces apareció entre los godos un jefe, el rey Totila, último defensor de la independencia de los ostrogodos. Una tras otra, las
conquistas bizantinas en Italia y las islas pasaron a manos de los ostrogodos. La situación fue al cabo restablecida por el general Narsés,
quien sometió a los ostrogodos en una serie de hábiles operaciones militares acreditativas de un verdadero talento estratégico. El ejército
de Totila fue derrotado en la batalla Busa-Gallorum en Umbría (552).
La Pragmática Sanción, publicada por Justiniano (554) restituía a la alta aristocracia terrateniente de Italia y a la Iglesia los dominios
que les habían quitado los ostrogodos, así como todos sus antiguos privilegios. A raíz de las guerras, la industria y el comercio italianos
dejaron de desarrollarse y muchas campiñas de Italia permanecieron sin cultivo. Roma fue una ciudad de 2do orden por mucho tiempo.
La última empresa militar de Justiniano se dirigió contra los visigodos de la península ibérica. Aprovechando las guerras civiles que se
habían entablado en España entre diversos pretendientes al trono, Justiniano envió una expedición naval (550). Aunque las tropas
bizantinas no eran muy fuertes, la campaña tuvo éxito. Tras cruentas batallas, Justiniano logró arrebatar a los visigodos el ángulo sudeste
de la península (Cartagena, Málaga y Córdoba, más tarde hasta el cabo San Vicente). La provincia imperial de España quedó, con
algunas modificaciones, bajo el dominio de Constantinopla durante 70 años aproximadamente.

El resultado de todas estas guerras ofensivas de Justiniano fue duplicar la extensión de su Imperio. El Mediterráneo pasó a ser un lago
romano. Las fronteras del Imperio iban de las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar) al Éufrates. Pero en definitiva no logró
reconquistar todo el Imperio romano de Occidente. La mitad occidental del África del Norte, la mayor parte de la península Ibérica, el
norte del reino ostrogodo, al septentrión de los Alpes, quedaron fuera del Imperio. Además, en los vastos territorios reconquistados el
poder del emperador no fue igualmente sólido en todas partes, el gobierno no disponía de suficientes tropas ni medios para establecerse
con más firmeza. Los éxitos de las guerras ofensivas contenían en sí los gérmenes de graves complicaciones para el futuro.

2. Después de la paz “perpetua” convenida con Persia, el rey persa Cosroes, advirtiendo las altas miras del emperador en Occidente, se
preparó a la acción: denunció la paz perpetua y se abrió a las hostilidades contra el Imperio bizantino. Cosroes invadió Siria, saqueó y
destruyó Antioquía, alcanzando la costa del Mediterráneo. Al norte, los persas se esforzaron en abrirse camino hacia el mar Negro y
tuvieron que combatir a los Lazios. Justiniano Logró al fin una tregua de cinco años, para la cual hubo de entregar una gran suma de
dinero. Pero aquella lucha había fatigado a Cosroes, y en 562 Bizancio y Persia llegaron a un convenio que garantizaba la paz de 50
años. El emperador se comprometía a pagar cada año a Persia una gruesa cantidad en metálico, mientras que el rey de Persia prometía
garantizar la tolerancia religiosa a los cristianos de Persia, con la estricta condición de que se abstuviesen de todo proselitismo y el
abandono por los persas de la provincia de Laziquia, logrando que las riberas del mar Negro siguieran siendo bizantinas.
Justiniano había entrado en negociaciones con los lejanos absinios y los himiaritas de Arabia (suroeste de la península arábiga). El
comercio y la vida marítima eran las principales ocupaciones de los habitantes del reino de los sábeos himiaritas. El cristianismo empezó
a propagarse en él a mediados del siglo IV, hallando un serio adversario el judaísmo. En la primera mitad del s. VI, los cristianos
comenzaron a ser perseguidos, por lo que intervino el rey cristiano de Etiopía. El rey absinio ocupó Yemen, se esforzó por devolver al
cristianismo su antiguo rango preeminente y notificó al emperador bizantino Justino I sobre su victoria sobre el judaísmo.

Justiniano tenía la intención de servirse de aquellos lejanos estados para sus planes militares y comerciales, y sobre todo para obtener el
concurso de tales países contra Persia. El principal servicio que los absinios podían prestar era poner fin al monopolio persa del comercio
de la seda. El rey de Absinia consintió en aliarse con Justiniano y prometer hacer lo que se le pedía, promesa que no pudo cumplir.
En la península de los Balcanes, los búlgaros y los eslavos habían devastado sus provincias desde el reinado de Anastasio. En este
período, grandes hordas de eslavos y búlgaros, que Procopio llama “hunos”, cruzaban el Danubio y casi cada año adentraban bastante
23
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
profundo al territorio bizantino. En el reinado de Justiniano comenzaron a manifestar sus aspiraciones al mar Egeo, por lo que
amenazaron a Tesalónica. Las tropas imperiales combatieron con encarnizamiento a los eslavos, y muy a menudo les obligaron a retirarse
allende el Danubio, pero no todos los eslavos eran expulsados y parte de éstos se instaló en el país. La época de Justiniano asentó los
cimientos del problema eslavo en la península balcánica, problema importante para Bizancio a fines del S.VI o principios del S.VII.

Además de los eslavos, los gépidos y los cutrigures invadieron por el norte la península de los Balcanes. Los cutrigures penetraron en
Tracia y uno de sus ejércitos marchó hacia Constantinopla. Justiniano recurre a Belisario.
Las ciudades ubicadas en Crimea, Querson y Bósforo, cumplían un papel esencial en el comercio que mediaba entre el Imperio bizantino
y los territorios de la Rusia de hoy. Hacia fines del siglo V, los hunos habían ocupado la mayor parte de la península y empezaban a
amenazar las posesiones bizantinas de aquella región. Justiniano mandó a reconstruir varios fuertes y edificar largas murallas que
consiguieron alejar el peligro húnico.

El celo evangelizador de Justiniano y Teodora se extendió a los pueblos africanos que habitaban la región del Alto Nilo comprendida
entre Egipto y Absinia. Allí moraban los blemmies y los nobadas. Teodora logra convertirlos a ambos al cristianismo, profesando la
doctrina monofisita.

Haciendo balance de la política exterior de Justiniano, ha de decirse que sus guerras interminables y agotadoras tuvieron fatales
consecuencias para la situación general del Imperio. Requirieron gastos enormes, el legado de Anastasio debió ser de gran utilidad a
Jystiniano. En cuanto a los nuevos impuestos, eran superiores a las capacidades de pago de una población extenuada. Los esfuerzos del
emperador para reducir los gastos estatales haciendo economías en el sostenimiento del ejército produjeron una reducción del número
de soldados, tornando insegura la suerte de las provincias occidentales conquistadas.
Desde un punto de vista de los intereses reales del Estado, las expediciones a Occidente de Justiniano deben ser consideradas inútiles y
nocivas. La brecha entre Oriente y Occidente era ya tan grade en el siglo VI, que la sola idea de reunir ambas regiones constituía ya un
anacronismo. Estas expediciones no podían tener resultados duraderos. A causa de la política exterior de Justiniano, el Imperio atravesó
una crisis económica intensa y extremadamente grave.

La obra legislativa de Justiniano. Triboniano.

Justiniano piensa que un emperador debe ser un legislador y considera ese derecho como santificado por la divinidad, aunque también
estaba motivado por preocupaciones de orden práctico ya que se daba cuenta del estado anárquico de la legislación romana en su época.

En el período del Imperio romano pagano, la única forma de legislación consistía en publicar constituciones imperiales, llamadas leyes
o reglamentos legislativos (leges), el conjunto de leyes creadas por una legislación más antigua se denominaba ius vetus o ius antiquum.
A partir del siglo III d.C., la jurisprudencia sufrió una rápida decadencia, no había órgano central que asegurase la publicación de las
constituciones imperiales, las cuales ya de por sí se abolían o modificaban entre ellas. Todo esto explica la aguda necesidad que se sentía
de reunir los edictos imperiales en un corpus accesible a quiénes debían utilizarlos. Justiniano fue muy auxiliado por las compilaciones
precedentes, a saber, el Codex Gregorianus, el Codex Hermogenianus y el Codex Theodosianus.

Justiniano emprendió un enorme trabajo legislativo que consistió en compilar todas las constituciones imperiales promulgadas hasta su
época y en la revisión de todos los antiguos escritos jurídicos. El auxiliar principal del emperador en esta tarea fue Triboniano. En
febrero de 528 el emperador reunió una comisión de 10 peritos, entre ellos Triboniano. La comisión había de revisar los tres códigos
anteriores, y suprimir todo lo caído en desuso, así como ordenar las constituciones imperiales promulgadas después del Código de
Teodosio. En abril de 529 el Código de Justiniano fue publicado. Se dividía en 10 libros que contenían las disposiciones promulgadas
desde Adriano hasta la época de Justiniano, y pasó a ser la única colección de leyes obligatoria para todo el Imperio.
El trabajo de revisión del ius vetus perteneció exclusivamente al emperador. En 530 Triboniano fue encargado de reunir una comisión
revisora de todos los jurisconsultos clásicos, a efectos de practicar extractos, eliminar todo lo caduco, suprimir todas las contradicciones
y clasificar en un orden determinado el conjunto de materiales reunidos. El nuevo Código se publicó en 533 y entró en vigor en seguida,
siendo conocido por el Digesto o las Pandectas. En él se hallan gran número de repeticiones, contradicciones y decretos caídos en
desuso por la prisa que presidió su ejecución. Se comprueban en los resultados finales cierta arbitrariedad y a veces incluso una
deformación de los textos antiguos. La obra carece de unidad, pero de todas formas prestó en la práctica grandes servicios.
El mismo 553 se publicó un manual de Derecho civil destinado primordialmente a los estudiantes. Se componía de 4 volúmenes y fue
llamado Instituciones. Tenía por objetivo conducir “todas las fuentes turbias del Derecho antiguo a un lago transparente”. Mientras se
desarrollaba este trabajo, no se interrumpió la promulgación de decretos. Se emprendió una nueva revisión del Código y se concluyó en
noviembre de 534. La segunda edición del Código, revisada, aumentada y distribuida en 12 libros se denominó Codex repetitae
praelectionis. Esta edición anulaba la de 529 y contenía los decretos desde Adriano hasta el año 534.
24
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Los decretos posteriores a 534 fueron llamados Novelas. Su inmensa mayoría se publicó en griego, a diferencia del Código, el Digesto
y las Instituciones que estaban publicadas en latín. Justiniano se proponía reunir todas las Novelas en una compilación, pero no logró
cumplir esta tarea. Las Novelas se consideran como la última parte de la obra legislativa de Justiniano.
Era intención del emperador que el conjunto del Código, Digesto, instituciones y novelas formase un corpus legislativo, pero esa
compilación no vio la luz en sus días. La enormidad de la obra legislativa de Justiniano y el hecho de que estuviera redactada en latín
provocaron una publicación inmediata de comentarios, traducciones y abreviaciones griegas de algunas partes del Código. Estos
pequeños resúmenes contenían bastantes errores y omisiones respecto a los originales; pero aun así se impusieron y los reemplazaron
casi del todo. El principal reproche que se podía dirigir a la obra de Justiniano consistía en haber desfigurado el Derecho clásico
abreviando o completando los textos originales. Se hacía cargo de ello a Triboniano.
Se reorganizó la enseñanza del derecho. Se compusieron nuevos programas de estudios. Los cursos se repartieron en un periodo de 5
años. En el primero, el principal tema de estudio eran las Instituciones; en el segundo, tercer y cuarto, el Digesto; y en el quinto, el
Código. Florecen las dos escuelas de Derecho de Constantinopla y Beirut.

Quinto concilio ecuménico.

Justiniano considera su deber restaurar el Imperio Romano, pero a la vez quería establecer en el interior del Imperio una ley y una fe
únicas. Un Estado, una Ley, una Iglesia; estimaba que en un Estado bien organizado todo debía subordinarse a la autoridad del
emperador, se esforzó por todos los medios para subordinar a la Iglesia a él. No sólo se propuso conservar en su mano el gobierno del
clero y presidir los destinos de éste, sino que también consideró derecho que le pertenecía el de definir el dogma para sus súbditos. El
emperador bizantino tenía el derecho de regular la vida del clero, de nombrar los jerarcas eclesiásticos más elevados, de imponerse como
mediador y juez en los debates de la iglesia. Pero también mostró una actitud favorable hacia la Iglesia protegiendo al clero, haciendo
construir nuevos templos y monasterios y concediéndoles privilegios. Esta política de preponderancia del poder temporal en los asuntos
religiosos y eclesiásticos, extremada hasta hacerse sentir en las raíces de las más hondas convicciones religiosas de los individuos, se
conoce en la historia con el nombre de cesaropapsimo, y Justiniano puede ser considerado uno de los representantes más característicos
de la tendencia césaropapista.
Zenón y Anastasio habían entrado en el camino de la reconciliación con la Iglesia oriental monofisita, habiendo, así, roto con la Iglesia
romana. Justino y Justiniano se declararon abiertamente por la última y reanudaron las relaciones con ella. En consecuencia, las
provincias orientales se apartaron de Justiniano, perjudicando la intención de éste de establecer una fe única en su vasto imperio. El
emperador situó en la base de su política religiosa la reaproximación a Roma y por consecuencia asumió el papel de defensor del concilio
de Calcedonia. Bajo Justiniano, la Santa Sede gozaba de autoridad suprema en el campo eclesiástico.
Justiniano entró en lucha con los judíos (Oriente, Palestina), los paganos (diferentes zonas del Imperio, con foco en Atenas) y los
heréticos. Entre los últimos figuraban los maniqueos, los nestorianos, los monofisitas, los arrianos (occidente, reinos germánicos) y los
adeptos de otras doctrinas religiosas menos importantes. El monofisismo era la doctrina que más adeptos tenía, sus relaciones con el
emperador tenían gran importancia política., además, estaban apoyados por Teodora. Por consejo de Teodora, Justiniano, al comienzo
de su reinado, quiso reconciliarse con los monofisitas. Esto se ve en breve con el asunto de los Tres Capítulos.
Los monofisitas reprochaban al concilio de Calcedonia no haber condenado a Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro, e Ibas de
Edesa, a pesar de sus doctrinas nestorianas. Justiniano declara que los monofisitas tienen razón y en 543 publica el edicto. El emperador
quiso hacer obligatorio al edicto en todo el Imperio y exigió que lo firmasen todos los patriarcas y obispos. Ello no resultó fácil de
ejecutar. El Occidente e conmovió a la idea de que consentir en firmar el edicto imperial podía equivaler en algún modo a usurpar la
autoridad del concilio de Calcedonia. La Iglesia oriental, en cambio, ya estaba acostumbrada a la intromisión del emperador. Así,
mientras la Iglesia oriental consentía en reconocer el edicto y condenar los tres capítulos, la occidental se pronunciaba contra él. El
edicto nunca fue reconocido por toda la Iglesia.
Para reconciliarse con la Iglesia occidental, Justiniano necesitaba ante todo convencer al Papa de que aprobase el edicto (leer O’Donnell),
pero la Iglesia occidental no aprobó la concesión hecha por el Papa por lo que luego la retira. Justiniano decide convocar un concilio
ecuménico que se reunió en Constantinopla en 553.
Aquel quinto concilio ecuménico trataba de precisar ciertos puntos respecto a las decisiones de los concilios tercero y cuarto, relativas
en parte al nestorianismo, pero sobre todo a la doctrina monofisita. El concilio (sans Papa) examinó las obras de los tres teólogos y opinó
como el emperador, condenando y anatemizando a los autores. Las decisiones del concilio se declararon obligatorias y Justiniano
inauguró una política de persecución y destierro contra los obispos que no aprobaban la condena.

25
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Occidente no aceptó las decisiones del concilio de 553, sino a fines del siglo VI, sólo luego de Gregorio I el Grande (590-604) hubo
proclamado que nada había sido violado ni cambiado en lo que atañía a la materia de religión.

Estableciendo un balance de la política religiosa de Justiniano, no logró establecer una Iglesia unida en el Imperio. No hubo unidad
religiosa y la tentativa de Justiniano para establecerla debe ser considerada como un fracaso.

Política interior de Justiniano. La sedición de Nika.

Al asumir Justiniano el trono, el Imperio estaba en una situación alarmante: miseria, impuestos, disputas religiosas, dinásticas, políticas.
Justiniano comprendió que el Estado necesitaba profundas reformas internas.
El barrio principal de Constantinopla era el del circo o hipódromo, lugar predilecto de reunión de los habitantes de la capital, aficionados
a las carreras de carros. Los conductores llevaban ropas de cuatro colores: verde, azul, blanco o rojo. Las carreras constituían el
espectáculo más agradable a la ciudad desde que la Iglesia prohibiera los combates de gladiadores. En torno a los aurigas de cada color
se agrupaban facciones muy bien organizadas que pagaban el mantenimiento de los aurigas, los caballos y los carros, y rivalizaban u
disputaban con los partidarios de otros colores. Poco a poco, las facciones de circo se transformaron en partidos políticos expresivos de
determinadas tendencias políticas, sociales o religiosas. La voz de la muchedumbre del circo pasó a ser una especie de opinión pública
y voz de la nación. En el S.VI las facciones más influyentes eran los azules partidarios de la ortodoxia y los verdes monofisitas.
Anastasio, como monofisita, había tendido a favorecer a los verdes. Justino y Justiniano favorecieron a los azules, aunque los verdes
tenían a un representante en Teodosia.
Numerosas causas provocaron la insurrección del 532. La oposición dirigida contra Justiniano era triple: dinástica, política y religiosa.
Dinástica, porque los parientes de Anastasio vivían aun y se apoyaban en el partido de los verdes; política, por la irritación general
contra la administración superior; y religiosa, nacida de los monofisitas. Este conjunto de causas motivó una insurrección popular en la
capital, los azules y verdes se unieron contra el detestado gobierno y la revuelta se propagó muy de prisa por la ciudad. El grito de los
sublevados, Nika (“victoria”), le ha dado nombre a esta rebelión, conocida como sedición Nika.
Un sobrino de Anastasio fue proclamado emperador; Justiniano y sus consejeros, refugiados en el palacio, pensaban ya en huir de la
capital, pero fueron convencidos por Teodora de quedarse. Se dio a Belisario la tarea de reprimir la insurrección (que duraba ya 6 días),
el cual logró rechazar al pueblo sublevado hasta el hipódromo, cercándolo allí y dando muerte a 30 o 40 mil rebeldes.
Una de las características de la política interior de Justiniano es la lucha obstinada que mantuvo contra los grandes terratenientes. El
gobierno advertía que estos eran sus rivales más peligrosos, ya que administraban sus dominios sin cuidarse del poder central. Justiniano
deplora la situación alarmante de las propiedades rurales, pertenecientes al Estado o particulares, en las provincias, bajo el poder
arbitrario de los magnates locales. Resulta que los señores de Capadocia gozaban de plenos poderes en sus provincias, que poseían
tropas propias, hombres de armas y escoltas, y que se apoderaban tanto de las propiedades de los particulares como de las públicas. Se
encuentran indicaciones análogas sobre Egipto, señores que empleaban prisiones propias y mantenían tropas personales. Las iglesias y
monasterios poseían también extensos terrenos.

Justiniano entabló una lucha implacable contra aquellos grandes propietarios rurales. Por medios diversos, como intromisión en las
herencias; donaciones forzadas al emperador; confiscación merced a falsos testimonios; procesos religiosos tendientes a privar a la
Iglesia de sus bienes territoriales, Justiniano se esforzó consiente y metódicamente en destruir la propiedad territorial de grandes vuelos,
pero no logró aplastar por completo a la alta aristocracia terrateniente.

Justiniano advirtió los vicios de la administración, su venalidad, sus robos y sus exacciones, que entrañaban general empobrecimiento
y ruina y daban inevitablemente nacimiento a desórdenes internos en el Imperio; veía en la centralización administrativa y el empleo de
una burocracia perfeccionada y estrictamente obediente, el solo medio de mejorar la situación. Primero dirige su atención al estado
financiero del país, estaba consciente de que las empresas militares exigían enormes gastos y de que los impuestos se recaudaban cada
vez más difícilmente. Su reforma administrativa indica que los funcionaros debían prestar juramento solemne de cumplir con honradez
sus funciones, se les hacía responsables del cobro íntegro de los impuestos de las provincias que se les confiaban, y debían ser vigilados
por los obispos. Así, los funcionarios debían ser gente honrada; y los contribuyentes deben pagar sus impuestos de buen grado, con
regularidad e íntegramente.

Todas las provincias del Imperio no fueron gobernadas de la misma manera. Algunas exigían una administración más firme que otras.
Justiniano, sobre todo en Oriente, reunió varias pequeñas provincias, y en determinadas provincias del Asia menor reunió las funciones
militares y civiles en mano de una sola persona con título de pretor. En cambio, en Occidente hizo subsistir la antigua separación de los
poderes militar y civil, sobre todo en las recién conquistadas prefecturas de África del Norte e Italia.

26
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
El emperador esperaba que con numerosos y apresurados edictos corregiría todos los defectos de la administración, pero las posteriores
Novelas prueban claramente que continuaban las rebeliones, extorsiones y pillajes. En situaciones urgentes, el propio Justiniano tuvo
que recurrir en ocasiones a las mismas medidas que prohibían sus edictos: vendió cargos, creó nuevos impuestos, emitió moneda
depreciada. La severidad con que hacía percibir los impuestos alcanzó extremo rigor y produjo un efecto desastroso sobre la población;
las poblaciones pequeñas se empobrecieron y quedaron desiertas, la producción del país descendió a casi nada, estallaron revueltas.

Para intentar arreglaron, redujo el ejército y con frecuencia atrasó el pago de los soldados. El ejército se levantó contra semejante práctica
y se vengó en las indefensas poblaciones. La reducción dejó al descubierto las fronteras y los bárbaros pudieron penetrar impunemente
en territorio bizantino y entregarse al pillaje. Incapaz de oponerse a los bárbaros por fuerza, Justiniano hubo de comprarlos, y ello
arrastró a nuevas expensas. Se creó un círculo vicioso.
Si a todo esto se le añaden las frecuentes carestías, las epidemias, los temblores de tierra, cosas todas que arruinaban la población y
aumentaban el presupuesto del gobierno, se puede imaginar el panorama desolador que presentaba el Imperio al final del reinado de
Justiniano. Sus esfuerzos con las reformas administrativas fracasaron completamente. El Imperio se hallaba a dos pasos de la ruina.

El comercio bajo Justiniano. Cosmas Indicopleustes. Las fortificaciones.

El período de Justiniano marcó con una huella muy rotunda la historia del comercio bizantino. El Imperio romano de Oriente, con su
capital ventajosamente situada, se convirtió en intermediario entre Oriente y Occidente, papel que conservó hasta las cruzadas. El
imperio bizantino mismo no estaba en relación comercial directa con los países de Extremo Oriente, sino que el Imperio persa de los
sasánidas le servía de intermediario. Hacia el Lejano Oriente existían dos rutas, una terrestre y otra marítima. Por tierra, las caravanas
llegaban desde China hasta Sogdiana y la frontera persa, y las mercancías pasaban de manos de los traficantes chinos a las de los persas,
quienes las transportaban hasta las aduanas del Imperio bizantino. Marítimamente, la mercancía llegaba a Ceilán y trasbordadas a buques
persas, que las llevaban por el océano índico y el golfo Pérsico a las desembocaduras de los ríos Tigris y Éufrates. Así que el comercio
de Bizancio con Oriente dependía estrechamente de las relaciones que hubiera entre Persia y Bizancio, por ello el comercio sufría
grandes trabas y constantes interrupciones.
El principal artículo comercial era la seda de China, cuyo secreto de fabricación celaban los chinos muy estrictamente. Además de seda,
China y la India exportaban a Occidente perfumes, especias, algodón, piedras preciosas y otros artículos que hallaban en Bizancio vasta
salida.

Justiniano intentó encontrar otra vía comercial hacia la India y China para sacudir la dependencia económica de Bizancio respecto a
Persia. Para ello necesitaba establecer relaciones directas con la India por el mar Rojo, pero las naves bizantinas que surcaban el mar
Rojo no eran bastantes en número para sostener un comercio regular. Por eso Justiniano quiso establecer relaciones estrechas con los
absinios cristianos y el reino de Axum y les persuadió de que comprasen seda en la India y la revendiesen al Imperio bizantino. Los
esfuerzos del emperador no tuvieron éxito porque los absinios no lograron contrarrestar la influencia de los persas en la India y el
monopolio de la compra de la seda siguió en manos de los mercaderes pérsicos.

Sin embargo, Justiniano fue favorecido por la casualidad. Unos monjes lograron, burlando la vigilancia de los aduaneros chinos, pasar
algunos capullos de gusanos de seda desde Serinda al Imperio bizantino, donde enseñaron a los griegos el secreto de la cría de dicho
gusano. Se desarrollaron con rapidez fábricas de sedería, la más importante fue la de Constantinopla pero hubo otras en Beirut, Tiro,
Antioquía, Alejandría y Grecia (Tebas). La industria de la seda pasó a ser monopolio del Estado, suministrando al gobierno un importante
manantial de ingresos. Pero por considerables rentas que la industria produjese, no podían bastar para mejorar la situación general.

Justiniano, preocupado de todo lo que interesaba a la vida del Imperio, hizo construir una serie de fortalezas. Levantó en todas las
fronteras del Imperio una línea casi ininterrumpida de fortificaciones. Así restauró y amplió el notable sistema defensivo creado por
Roma en épocas anteriores. También presidió la erección de una gran cantidad de Iglesias, entre ellas la Santa Sofía.

Los sucesores inmediatos de Justiniano. Su política religiosa. Mauricio. Persia. Los eslavos y los ávaros. Creación de los exarcados.
Tan pronto como la poderosa personalidad de Justiniano desapareció de escena, todo el sistema artificial que mantenía el Imperio en un
equilibrio provisional se derrumbó. “El período comprendido entre 565 y el 610 constituye una de las épocas más desoladas de la historia
bizantina. La anarquía, la miseria, las calamidades se desencadenaron en todo el Imperio”.
Los sucesores inmediatos de Justiniano fueron Justino II el Joven (565-578), Tiberio II (578-582), Mauricio (582-602) y Focas (602-
610). El más eminente fue Mauricio, soldad enérgico y jefe experimentado. Los hechos más salientes de la política exterior de estos
emperadores fueron la 1. guerra contra los persas, 2. la lucha contra los eslavos y avaros en la península balcánica y 3. la conquista de
Italia por los lombardos. Desde el punto de vista interior ha de notarse la política rigurosamente ortodoxa y la creación de los exarcados.

27
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
1. La paz de 50 años convenida con Persia por Justiniano fue denunciada bajo Justino II, quién se negó a continuar el pago de la suma
anual estipulada. Se comenzó a pensar en una especie de alianza ofensivo-defensiva contra Persia entre bizantinos y turcos (quienes
veían en Persia a su enemigo principal). Los turcos ofrecieron hacer de intermediarios entre China y Bizancio por vías terrestres, pero
las negociaciones nunca se concretaron porque Bizancio hacia el 570 estaba más interesada en Occidente y las invasiones lombardas; la
relación turco-bizantina no hizo más que hacer aún más tirantes las relaciones de Bizancio con Persia.

La guerra sostenida bajo Tiberio y Mauricio fue más feliz para el Imperio bizantino, favorecido por los disturbios interiores surgidos en
Persia en torno a la posesión del trono. Mauricio conviene un tratado de paz: la Armenia persa y la Mesopotamia oriental se cedían a
Bizancio, el tributo que se pagaba a Persia fue anulado; el Imperio libre de peligro persa pudo concentrarse en Occidente.

En el reinado de Focas se inició una nueva guerra contra los persas y solo concluyó bajo el gobierno de Heraclio.

2. Muerto Justiniano, muchos eslavos se quedaron en las provincias bizantinas y gradualmente fueron ocupando la península. En su
invasión les ayudaron los avaros, pueblo de origen turco. Eslavos y avaros amenazaron la capital y las orillas del mar de Mármara y el
Egeo, penetraron en Grecia y llegaron hasta el Peloponeso. A fines del siglo VI y principios del VII prosiguió el empuje de eslavos y
avaros hacia el sur, sin que los bizantinos pudiesen contenerlo.

3. Muerto Justiniano, Italia cayó fácil y rápidamente en manos de un nuevo pueblo bárbaro-germánico: los lombardos. Sus tropas
comprendían tribus diversas, entre las cuales resaltaban por su número las sajonas. En 568 los lombardos invadieron el norte de Italia.
Eran arrianos de religión y no tardaron en someter la Italia septentrional, que tomó el nombre de Lombardía. Luego se dirigieron hacia
el sur, eludiendo Ravena (en donde permanecía el gobernador bizantino). Sus numerosas hordas se esparcieron por casi toda la península
y ocuparon con la mayor facilidad las ciudades carentes de defensa, así hasta llegar a Benevento. Si bien no entraron en Roma, ésta se
halló rodeada de bárbaros, los cuales cortaban toda comunicación que pudiera tener con Rávena. Así, pronto asistió Italia a la fundación
de un gran reino germánico: el lombardo. El emperador Tiberio, y más aun Mauricio, trataron de hacer alianza con el rey Austrasia para
inclinarle a emprender hostilidades contra los lombardos, pero los francos no hicieron más que recuperar sus antiguas posesiones. Más
de un siglo y medio había de pasar antes de que los reyes francos, llamados esta vez por el Papa y no por el emperador, destruyesen la
dominación lombarda en Italia.
Roma fue asediada múltiples veces, pero halló un defensor en la persona del Papa quien se vio obligado a ocuparse, no sólo de la vida
espiritual de su grey romana, sino de organizar la defensa de la ciudad contra los lombardos: el Papa Gregorio I el Grande. Las invasiones
lombardas pusieron los cimientos a la progresiva separación de Italia y del Imperio bizantino, así que el debilitamiento del emperador
en Occidente.

En su política religiosa, los sucesores de Justiniano favorecieron a los ortodoxos, y los monofisitas sufrieron en ciertos momentos
persecuciones muy severas. Mientras en sus empresas exteriores e interiores Focas sufría fracasos y provocaba la irritación de sus
súbditos, sus relaciones con Roma fueron durante todo su reinado amistosas y apacibles (por las concesiones que hace, entre ellas, la
prohibición de que el patriarca de Constantinopla se llamara “ecuménico”).

Las autoridades bizantinas de Italia no podía oponer resistencia suficiente a los lombardos, entonces el gobierno bizantino decidió
fortificar su poder concentrando en manos de los gobernadores las funciones civiles y militares. Al frente de la administración bizantina
en Italia fue puesto un gobernador militar con el título de exarca, con residencia en Rávena y al que quedaron subordinados todos los
funcionarios civiles. La creación del exarcado de Rávena data a fines del siglo VI, época del emperador Mauricio. El exarca, como
representante de la autoridad imperial, introdujo en su gobierno rasgos, de esencia imperial, del cesaropapismo, convirtiéndose en árbitro
de los asuntos religiosos del exarcado. Todos los asuntos militares, la administración civil, lo judicial y lo financiero dependían del
exarca.
El exarcado de África del norte comenzó a existir en virtud de un peligro análogo al de los lombardos en Italia: los lugareños africanos,
moros o bereberes, que se sublevaban a menudo contra las tropas bizantinas de ocupación. Su origen también se remonta a Mauricio. El
exarca africano poseía iguales ilimitadas prerrogativas que su colega italiano.

De cierto, sólo la necesidad forzó al emperador a crear funciones administrativas de poderes tan ilimitados como los del exarca, quien,
si lo deseaba, podía cambiarse en un muy peligroso rival del emperador. Los exarcas de África gobernaron el país con talento y lo
defendieron con energía y éxito contra los levantamientos indígenas; pero los exarcas de Rávena no lograron conjurar el peligro
lombardo.
La desgracia política exterior de Focas ante avaros y persas provocaron el levantamiento de Heraclio, exarca de África. Cuando Egipto
se unió al sublevado, la flota africana marchó hacia la capital bajo órdenes de Heraclio, hijo del exarca. La capital abandonó a Focas y
se declaró por Heraclio quien ascendió al trono en 610.
28
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
La cuestión de los eslavos en Grecia.
Hay una teoría que sostiene a completa eslavización de Grecia, nacida a principios del segundo cuarto del siglo XIX (¿tan difícil es decir
entre 1825 y 1850?). Figura prominente: Fallmerayer- “la raza helénica, en Europa, está completamente aniquilada”, no hay una sola
gota de verdadera sangre helena, pura de toda mezcla, en las venas de la población cristiana de la Grecia moderna. Una tempestad
terrible dispersó sobre toda a extensión comprendida entre el Ister y los más apartados rincones del Peloponeso, una raza nueva,
emparentada con el gran pueblo eslavo. Los eslavos-escitas, los arnauta-ilirios, los hijos de los países hiperbóreos, parientes de sangre
de serbios y búlgaros, dálmatas y moscovitas, tales son los pueblos que hoy llamamos griegos.

Fallmerayer se fundaba principalmente en las indicaciones que se encuentran en Evagrio: “los avaros, habiéndose aproximado dos veces
a las fortificaciones llamadas Murallas Largas, se apoderaron de Singidunum (Belgrado), de Anchialo y de toda Grecia…”. Fallmerayer
sitúa esta invasión concreta en el 589, y afirma que el golpe final a la población griega lo asestó la peste llegada de Italia en 746. Aquí
también en basa en un pasaje de Constantino Porfirogénito, que observa que “todo el territorio fue eslavizado y se transformó en
bárbaro”. Se discute la traducción exacta, ya que el verbo podría ser “eslavizado” o “esclavizado” (kcio). Luego presenta una nueva
teoría “albanesa”, según la cual los grecoeslavos que habitaban Grecia fueron reemplazados y sometidos por colonos albaneses en el
segundo cuarto del siglo XIV.
Su primer adversario, Carlos Hopf (historiador alemán) cae en otro extremo al querer disminuir a toda costa el papel del elemento eslavo
en Grecia. Según él, las colonias eslavas en Grecia no existieron sino del 750 al 807. La abundante literatura sobre este tema, aunque a
menudo contradictoria y divergente, nos permite llegar a las siguientes conclusiones: hubo en Grecia colonias eslavas muy importantes
a partir de fines del siglo VI, pero su fundación no produjo la eslavización total del país ni el exterminio de los griegos.

Literatura. Instrucción y arte en la época de Justiniano. Examen de conjunto.


La época comprendida entre 518 y 610 legó una herencia muy rica en cuanto a los diversos campos de la literatura y la instrucción. El
historiador principal del periodo Justiniano fue Procopio de Cesarea, quien en sus escritos nos da un cuadro muy completo de un
complejo reinado rico en sucesos. Como historiador se hallaba en situación muy favorable respecto a fuentes e informaciones directas
ya que fue secretario y consejero de Belisario, con quien participó en las campañas contra vándalos, godos y persas. En estilo y
composición, Procopio imita a menudo a los historiadores clásicos, sobre todo a Heródoto y Tucídides, nos presenta un estilo lúcido,
vigoroso, lleno de imágenes.

Tres obras se deben a la pluma de Procopio: Historia, en 8 libros que relata las guerras de Justiniano contra persas, vándalos y godos;
sobre las construcciones, panegírico ininterrumpido del emperador y probablemente escrito por orden de este, contiene una rica
documentación geográfica, topográfica y financiera; y Anécdotas o Historia secreta, que difiera en absoluto de las otras dos, y constituye
un libelo grosero contra el gobierno despótico de Justiniano y de Teodora. Todos los trabajos de Procopio son documentos
contemporáneos de la mayor importancia y nos permiten conocer de manera directa e íntima la historia de ese periodo.

Procopio fue continuado directamente por Agatías, luego por Menandro el Protector, y después por Teorilacto Simocatta. Se habla de
autores que no te van a preguntar en el final (Nonnosus, Teófanes de Bizancio, Evagrio de Siria, Juan el Lidio, Cosmas Indicopleustes,
etc.), después habla de cronistas (Hesiquio de Mileto, Juan Malalas, Juan de Éfeso, Leoncio de Bizancio, los escritores hagiográficos,
trust me, nobody cares)
En el campo artístico, la época de Justiniano ha recibido el sobrenombre de Primera Edad de Oro. La arquitectura de aquel periodo creó
un monumento único en su clase: la iglesia de Santa Sofía, por orden de Justiniano. La segunda famosa iglesia erguida en la capital por
Justiniano fue la de los Santos Apóstoles. Había sido construida pro Constantino el Grande, pero en el siglo VI se hallaba en completa
ruina. Justiniano la hizo derribar y reconstruirla en mayor escala y magnificencia.
La influencia de las construcciones de Constantinopla repercutió en Oriente, como, por ejemplo, en Siria, y en Occidente en Parenzo,
En Istria y, sobre todo, en Rávena. Los monumentos de arte en Rávena se vinculan a la memoria de tres personas: Gala Placidia, hija de
Teodosio el Grande y madre del emperador de Occidente Valentiniano III; Teodorico el Grande; y Justiniano.

Dos de las obras de Justiniano han dejado huella honda en la historia de la civilización humana y justifican con plenitud el sobrenombre
de “Grande” que se le ha dado. Esas dos obras son su Código Civil y la catedral de Santa Sofía.

29
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
6. Dermenghem- Mahoma y la Tradición Islámica.
MAHOMA

Las fuentes.

La fuente esencial será el Corán. No sólo se encuentra allí la doctrina, la predicación, la legislación, sino también juicios sobre los
hechos, exhortaciones a su respecto. Otra fuente es la Tradición, representada por las colecciones de hadices. Reproduce cuanto puede
los dichos y las gestas del Profeta y sus compañeros. Se trata de conservar las enseñanzas y ejemplos del que es “el mejor modelo”.

Tercera fuente, la sira: las biografías que los historiadores construyeron, desde el siglo VIII, basándose en el Corán y los hadices, pero
bajo la forma de un relato cronológico y coherente. Aquí se ha utilizado sobre todo, la Sirat al-rasul (Vida del Profeta) de Ibn Hicham,
la más antigua que resume, poda, y criba una vasta compilación perdida de Ibn Ishak (uno de los biógrafos de Mahoma).

La Meca y La Arabia en el siglo VI.


La tradición sitúa el nacimiento de Mahoma en el año del Elefante. Este año del Elefante, anterior a 572, es, sin duda, el 571. Por
cuestión de simetría, la tradición se complace enmarcando en el período de 40 años la misión profética, contando 10 de predicación en
la Meca para que hagan juego con los 10 últimos de vida en Medina. El nacimiento se situaría, pues, entre el 567 y el 572, siendo el más
probable el 571. La misión se fija, aproximadamente, en el 612.
Nació en la Meca, de Amina, cuyo marido, Abdalah, acababa de morir prematuramente.El abuelo paterno era Abd-l-Motaleb, del clan
de los hachimitas. Los principales recursos de la Meca, situada en un valle estéril, eran el comercio y la peregrinación a la Caaba.

Una gran tribu árabe, los coreixitas, cuyas principales fracciones eran los Banu-Omaya, los Banu-Majzum, y los Banu-Hachim, se había
fijado allí y constituido una pequeña república comercial oligárquica. Las grandes caravanas de verano e invierno eran acontecimientos
señalados: la primera iba al Yemen; la otra, a Siria.

La otra fuente de utilidad y de prestigio, que retenía a los coreixitas en este lugar ingrato, era la santa Caaba. Los árabes no rechazaban
en absoluto la idea de un Dios creador supremo, pero se ocupaban poco de ese Alá. Dedicaban culto a numerosas divinidades. La Caaba,
cubo pétreo entonces a cielo abierto, con la venerada Piedra Negra en un ángulo, se elevaba en el centro de una vasta plaza, donde se
encontraban otra piedra santa, el makam de Abraham, y los pozos de Zemzem. La peregrinación se competaba con la visita a otros
lugares santos: Safá y Merua en la ciudad, Mudzalifa, Mina y Arafa en los alrededores. Tres meses sagrados establecían una especia de
tregua con Dios, interrumpiendo el ciclo tradicional de pequeñas guerras, a beneficio de esta peregrinación y de este comercio.

Es evidente que el que viniera a atacar a esta plutocracia clerical, a combatir el lucro y la especulación, a prohibir todo culto politeísta,
tenía que ser, por fuerza, mal recibido. Este sería el extraordinario destino de Mahoma.

Judíos y cristianos.

Aparte de los politeístas, había en Arabia judíos y cristianos. Las colonias judías prósperas e influyentes se hallaban en Yatrib (Medina),
Jaibar y los oasis del Norte. En el Sur, Yemen acababa de ser tomado por una invasión absinia, convirtiéndose en un Yemen cristiano
de influencia absinia monofisita. En el Norte y Noroeste, las grandes tribus nómadas que las caravanas de la Meca encontraban al ir a
Basora o a Hira, eran cristianas, frecuentemente nestorianas. También existían los hanifs, mantenedores del puro monoteísmo
abrahámico, los relatos los presentan como espíritus ansiosos, viajeros a la búsqueda de la verdad, y algunos no se diferenciaban apenas
de los cristianos, o se convertían voluntariamente al cristianismo.
Mahoma es, con seguridad, un profeta de la raza bíblica semita: lírico inspirado, alma ardiente, corazón intrépido, con las grandezas y
debilidades humanas, jefe, guerrero, promoviendo matanzas semejantes a las del Éxodo, Jueces o Reyes. Tiene de común con Israel, un
severo monoteísmo, un sentido agudo de la redención de un Dios personal y trascendente, siempre preocupado por su comunidad de
elección, una fe invencible en el triunfo final de la justicia. Y estuvo, sobre todo al principio muy cerca de los cristianos, afirmando la
misión de Jesús Mesías, Verbo y Espíritu de Dios, su nacimiento virginal, la inmaculada concepción de María, insistiendo sobre el
anticristo, la Resurrección, el Juicio Final, la vida eterna.

En la intensa crisis religiosa que le hizo levantarse contra el materialismo pagano apeló desde el fondo de su conciencia y de su
inconsciencia, a la Realidad directa. Fue escuchado una noche por la bajada de un Libro a su corazón. El resto de su vida se la pasó
recibiendo, día tras día, en estados de trance, los fragmentos refractados en el tiempo, de esta Madre del Libro.

Hasta entonces los árabes no habían tenido fácil acceso a la revelación. Y he ahí que Mahoma se la facilita para amonestar sobre los
últimos fines a la Madre de las Ciudades (la Meca) y a “los que están alrededor de ella”.
30
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
La juventud de Mahoma.
Amina, madre de Mahoma, era pobre. Abdul-l-Motaleb, el abuelo, puso por nodriza del niño a Halima, beduina. Pasó con ella sus
primeros años en las regiones montañosas próximas a Taif, guardando rebaños con su hermano de leche. Es aquí donde puede ubicarse
la primera leyenda, se cuenta que su camarada vio un día a dos ángeles derribar al joven Mahoma, henderle el pecho y quitar de su
corazón una mancha negra (“¿No te hemos abierto tu pecho?¿Y te aliviamos de tu carga que agobiaba tu espalda?”- Corán). Esto tiene
su importancia por significar que el Profeta, cuando cuenta sólo 4 o 5 años, queda limpio del pecado original, del que solamente Jesús
y María estuvieron exentos.

Amina murió poco tiempo después de haber vuelto con su hijo, este quedó recogido por su abuelo al que perdió a la edad de 8 años.
Pasó entonces a cargo de su tío Abu Thaleb, quien no se preocupó mucho por su instrucción pero lo llevó hasta Bosra, en donde el niño
fue influido.

Mahoma acabó por entrar al servicio de una rica viuda, Jadiya; conduce sus carvanas, llega a ser su hombre de confianza y después su
marido, matrimonio notablemente dichoso, fue fiel más de 20 años. Tuvo de ella 2 o 3 hijos que murieron a temprana edad, y 4 hijas,
siendo Fátima la única que logró posteridad. También adoptó a Zeid ben Hereta, esclavo que él libertó.

La misión del Profeta.

Hacia los cuarenta años (610-612), Mahoma se entregó a las prácticas ascéticas, retirándose a la montaña para orar y meditar. Reflexiona
sobre la creación, sobre el creador, cómo éste ha enviado profetas para poner al hombre en el camino recto, y Libros sagrados para
instruirlo. “El bienhechor pedirá cuentas”.
Los paganos están sumergidos en la oscuridad y no saben aún, absorbidos por su egoísmo y sus cuidados materiales, que la luz existe.
Mahoma llama a un guía. Le es enviado un mensajero con la Verdad. El Corán menciona dos grandes visiones de aquel que más tarde
identificará como al ángel Jibrail, Gabriel.

Según la tradición y las biografías, esto sucedió una noche de la última década del Ramadán; en una gruta del monte Hira se produjo
una infusión de la palabra increada en el mundo relativo, el “descendimiento” del Libro al corazón del Profeta. El elegido se despertó
con la conciencia de que un Libro había descendido sobre su corazón; la visión sigue al sueño: Mahoma ve a un Ángel. Ya en su casa,
Mahoma duda de su cordura y le cuenta a Jadiya lo que ha ocurrido. Ella afirmó su confianza. Él sería el profeta de su pueblo, y ella la
primera en creer en él. El ángel se le vuelve a aparecer cuando su misión lo abruma y se entrega a errar por las colinas.

Durante 3 años la misión quedó reservada para algunos íntimos amigos y familia, y acabó por predicar abiertamente a los coreixitas. En
cuanto a los paganos, el Profeto había insistido primero sobre las llamadas a la penitencia y a la caridad, y sobre la inminencia del Juicio
Final; después, sobre la misión de los profetas anteriores y los castigos sufridos por aquellos que los despreciaron; luego sobre la unicidad
divina absoluta, los deberes de los creyentes, las polémicas contra los oponentes, los acontecimientos, las vicisitudes y la organización
de la comunidad.

Las persecuciones.
La mayor parte de los coreixitas permanecían escépticos. Mahoma, para ensanchar el círculo de los primeros fieles según la orden divina,
comenzó por dirigirse a los musulmanes de su clan hachimita. Encontraría en su clan a uno de sus más violentos enemigos, Abu Lahab,
junto con otros en los demás clanes. El éxito no fue mucho más grande cuando se dirigió a la totalidad de los coreixitas. Hizo, sobre
todo, discípulos entre los pobres, los plebeyos de los arrabales, los esclavos. La aristocracia le era hostil y hacía presión sobre los
humildes para impedir su conversión. Se desataron entonces los ataques virulentos contra los dioses del coreixismo.

El credo fundamental del Islam está formulado, la ruptura es completa:


El (es) Alá, único
Alá, el Eterno.
No engendró ni fue engendrado.
Y no es a El igual, ninguno (CXII)
Alá (es) el creador de toda cosa, y El (es) el único, el victorioso (XIII, 17).
Se dispersaba a los musulmanes cuando oraban aparte. Se pretendía sofocar la voz de Mahoma cuando quería predicar. Y el ángel
ordenaba siempre esperar, soportar las persecuciones, como habían hecho los anteriores profetas. Mahoma estaba, a pesar de todo,
protegido por la solidaridad del clan hachimita. Pero lo esclavos y los débiles sin protector influyente estaban expuestos a muy malos
tratos. Las abjuraciones amenazaban con producirse. Mahoma aconsejó a los más débiles que se refugiaran en Absinia, bajo la

31
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
protección del Negus cristiano. Esta primera “emigración”, como la del 622, demuestra que el Islam naciente no solo simpatizaba con
los cristianos, sino que evadía la concepción tribal de la antigua sociedad árabe hacia la concepción de una nueva forma de comunidad.

Los coreixitas tenían en todas sus fibras las costumbres ancestrales. ¿Qué razones tenían para seguir a un iluminado, impostor o brujo,
que hablaba la lengua rimada y cadenciosa de los inspirados por los demonios, o a un hábil falsificador que repetía las viejas historias y
que no aportaba como prueba de su misión milagro alguno?
El gran argumento era el ejemplo de los antiguos profetas. El Corán habla en forma dinámica, polémica, según un tema general,
constantemente repetido. Incrustadas en el discurso vehemente, estas historias tienen una fuerza persuasiva y un poderoso lirismo.
Mahoma no tiene que desesperarse si no convierte a sus compatriotas; él no es el responsable de la ceguera de sus corazones. Éstos no
comprenden el gran beneficio que Dios les brinda, como es el de enviarles una revelación en lengua árabe, a fin de que cómodamente
pudieran encontrar la verdad.

No existe más que una religión única de los profetas, entre los cuales no es necesario hacer distinción. Los versados en las Escrituras
aprueban al nuevo Profeta porque saben que es verídico. Los antiguos profetas, objetaban los escépticos, hacían milagros para probar la
autenticidad de su misión. Por otra parte, los milagros materiales no convencían a los corazones endurecidos. El solo milagro-prueba
que Mahoma reivindica, es el incomparable Corán.

El Corán.
De este Corán, el mismo Mahoma no cesaba de maravillarse. Recibía sus fragmentos en estados favorables que ahogaban su personalidad
voluntaria y consciente, incluso cuando respondían a sus preocupaciones. Las revelaciones vinieron a ser menos violentas a medida que
Mahoma envejecía y se habituaba a su papel de transmisor. Había muchos modos de recepción, grados más o menos perfectos, al parecer.
A veces oía zumbidos, tañidos, y un discurso confuso cuyo sentido apreciaba cuando el ruido había cesado. A veces el ángel aparecía
bajo una forma humana, a veces parece ser que tenía lugar una intuición más directa e intelectual.

En Medina, Mahoma tuvo secretarios que transcribían los fragmentos recibidos en seguida, y sino los mismos seguidores los escribían
sobre pieles, palmas, vasijas, etc. Los fragmentos se agruparon en capítulos o suras, los cuales fueron clasificados poco tiempo después
por orden de longitud; las más cortas, y al mismo tiempo las más antiguas, compendiadas al final. A la muerte del Profeta, cuatro
medinitas los sabían todos de memoria. El califa Abu Bekr encargó a Zeid ben Hereta transcribirlo todo, posteriormente el califa Otsmán
hizo establecer una vulgata.

El año del duelo.


Cuando fue levantada la excomunión de los hachimitas, el Profeta hubo de sufrir otras pruebas. En 620 perdió, uno tras otro, a su tío
Abu Talib y a su mujer Jadiya. Abu Talib lo había elevado y no cesado de protegerle, pero en su lecho de muerte negó abjurar de la
religión de sus padres. Mahoma intentó llevar su predicación a la ciudad de Taif, sin éxito.

La Héjira.

Entre las tribus árabes, lo esfuerzos del Profeta no resultaron más provechosos que en Taif. Fue en Yatrib donde vino la solución. Los
habitantes convertidos en virtud de la actividad de un enviado de Mahoma. Estos venían de la peregrinación de la Meca, en 620-621,
habíanle jurado fidelidad a Mahoma, comprometiéndose a segur su religión y su moral. La población estaba dividida en dos tribus
hostiles, los Aws y los Jazraj, más tres fracciones judías.

Mahoma hizo ir a Yatrib, en pequeños grupos, a unos 60 musulmanes. El Profeta se esconde, por espacio de 3 días, con Abu Bekr, por
lo que había sido puesto un precio en su cabeza por los dirigentes de la Meca. Tras siete días de marcha llegaron a un pueblo llamado
Quba, cerca de Yatrib, donde se les unió Alí. El viernes Mahoma hizo su entrada en la que iba a ser Medina, la ciudad del Profeta. Esta
emigración, la héjira, tuvo lugar bajo el mandato de Omar, hacia el 638, punto de partida de la era musulmana.
Las hostilidades estaban virtualmente abiertas con la Meca, y la “guerra santa” iba a imponerse. Tanto más cuanto que la situación
económica de los recién llegados a Medina iba a ser difícil. Un lazo de fraternidad y de comunidad de bienes fue establecido entre los
refugiados y algunos huéspedes generosos. Era preciso que todos los medinitas fuesen musulmanes: aparte de los judíos, que rechazaban
las innovaciones, quedaban árabes reticentes y poco dispuestos a obedecer a un extranjero.
Mahoma necesitó ser tan flexible como tenaz. Todos los grupos debían prestarse asistencia mutua y defender conjuntamente la ciudad.
Los judíos tenían libertad de culto, derecho a protección y deber de contribuir a los gastos eventuales de guerra. Pequeñas razzias fueron
llevadas a cabo contra los politeístas de la Meca, en la primavera del 623.

32
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
La Guerra Santa.
En la primavera del 624, el mismo Mahoma partió con 300 musulmanes, de los cuales 70 iban montados, para cortar la ruta de la gran
caravana de los coreixitas, que volvía de Siria bajo la dirección de Abu Sofian. Abu Sofian, advertido a tiempo, cambió de ruta y envió
a pedir socorros. Mil coreixitas, casi todos montados, partieron para aplastar a los musulmanes. Los musulmanes quedaron dueños del
campo de batalla, sobre el cual el enemigo dejó como botín 64 prisioneros y 70 muertos, contra 14. El Corán, en adelante, rebosó de
exhortaciones a combatir. Los coreixitas preparaban su desquite; se imponían una severa disciplina; incluso prohibían llorar a los muertos
de Bedr; solamente se permitían componer poemas feroces, a los que respondían los poetas musulmanes.

El año transcurrió con algunas muertes. La acción más importante fue llevada contra los judíos Banu-Kainoka. Los israelitas de Medina
no ocultaban su hostilidad y estaban en inteligencia con algunos coreixitas. Hubieron de exiliarse hacia el Norte, abandonando sus
tierras, sus esclavos y sus créditos.

La ruptura con los judíos, que decididamente se negaban a reconocer en Mahoma al profeta de los gentiles anunciado por las escrituras,
tuvo una importancia considerable a causa de la evolución del Islam y su consciente aceptación como religión aparte. Fue subrayada
por una manifestación: hasta entonces los musulmanes de Medina oraban en dirección de Jerusalén, pero una revelación ordenó orar en
lo sucesivo en dirección a la Caaba, Mansión de Alá, levantada por Abraham, padre de los creyentes. En seguida los fieles cambiaron,
y del Norte se volvieron hacia el Sur.

Durante algún tiempo, Mahoma conservó su solidaridad con los cristianos. Tiempo vendrá en que se separará también de ellos. El Corán
no considera a Jesús como Salvador, Redentor, Mediador, sino como Mesías, Verbo, Espíritu emanante de Dios. Del mismo modo
parece decir que no fue crucificado. Reprocha a los cristianos el estar divididos en numerosas sectas, el haber olvidado una parte de lo
que Dios les había enseñado, el haber hecho de Jesús otra cosa que un Enviado y un servidor, el haber atribuido a Dios un hijo e
introducido a maría en una trinidad, haciendo de Alá un tercero de tres.

Después de haberse tomado tiempo, los coreixitas se levantaron en la primavera de 625 bajo el mando de Abu Sofian, en número de tres
mil guerreros. Advertido secretamente por su tío Abbás, Mahoma reunió solo un millar de hombres y dos caballos y el pequeño ejército
se dirigió hacia adelante. 300 hipócritas hicieron defección en el último momento. Los coreixitas no supieron explotar su victoria;
saquearon, insultaron y mutilaron a los cadáveres. Abu Sofian cambió de lejos con los musulmanes líricas invectivas, y partió después
de haberles dado cita para el año siguiente, según la tradición, en lo sucesivo anacrónica, de las guerras tribales deportivas y de tiempo
preciso. Los vencidos vinieron a enterrar a sus muertos en el mismo lugar donde habían sufrido el martirio. El Corán sacó lecciones del
fracaso.
En el año siguiente, marzo del 627, fueron 4 mil hombres, coreixitas y beduinos del Nejd, los que se pusieron en marcha contra Medina.
También esta vez los musulmanes fueron salvados del desastre gracias a la inteligencia de un jefe y a la increíble irresolución de sus
enemigos. Fue cavado alrededor de la ciudad un inmenso foso, guardado por arqueros. Los coreixitas se terminaron marchando de allí.
Los tres mil musulmanes movilizados no tuvieron más que aplastar a los Banu-Koraidza que fueron atrozmente destrozados o reducidos
a esclavitud. Los hipócritas comprendieron, y toda oposición cesó en Medina.
Los musulmanes ahora tenían la iniciativa. En abril del 628, Mahoma partió con mil quinientos fieles para hacer la peregrinación. Fue
una vez más, contra los judíos, cuando el Profeta desvió el ardor belicoso de los suyos y su sed de botín. A 140 km al Norte, el oasis de
Jaibar, que había acogido a una partida de refugiados medinenses, y llegado a ser un centro de propaganda hostil en la ruta de Siria.

El Harén.

Su harén era ya el de un gran jefe, y las habitaciones de sus esposas se habían multiplicado. Antes de dejar la Meca se desposó con
Sauda, viuda de un emigrado de Absinia, y estableció relaciones con Aixa, hija de Abu Bekr, con la que se desposó en Medina. Les
acompañó Hafza, hija de Omar. Después contrajo matrimonio con Seineb, mujer de su hijo adoptivo Zeid. Después se desposó con
Umm Selma, viuda de otro emigrado absinio; luego con las judías Rihana y Zafiya. Más tarde con Umm Habiba, hija del jefe pagano
Abu Sofian; después con Maimuna, cuñada de Abbás, su tío. Tuvo también dos o tres concubinas, entre ellas maría la Copta, enviada
por el gobernador de Egipto. Estos matrimonios, de amor o de oportunidad, tuvieron importantes consecuencias. Las intrigas del harén
reflejaban las de la política y originaron repercusiones en la historia.

Alí se había desposado con Fátima, hija de Mahoma. Dos hijos nacieron de esta unión, Hassán y Hossein, los únicos descendientes del
Profeta que debían darle una posteridad: los chorfa (plural de chérif). Los otros yernos del Profeta eran Abu-l-Aci, que vivía en la Meca,
y Otsmán, que se casó con Rokayya y Umm-Kolthum. Pero no tuvieron descendencia.

33
HISTORIA MEDIEVAL Unidad 1
Al matrimonio Alí-Fátima se oponía una parte del harén, fuertemente dividido. La esposa preferida siempre fue Aixa, quien había
formado alianza con Hafza, y estaban sostenidas por Sauda y Zafiya. Umm Selmaa, Seineb y las otras esposas formaban el segundo
partido, que encarnaba, en cierto sentido, a la vieja aristocracia mequinense, en oposición a los hombres nuevos.
Gracias a determinada situación, Mahoma se prohibió desposarse con otras mujeres (entonces eran 9). Sus esposas no debían casarse de
nuevo una vez muerto él; debían permanecer veladas y no hablar con otros hombres más que a través de una portezuela.
Ciertamente mejoró la situación de la mujer en la Arabia de su tiempo. Prohibió el infanticidio y la prostitución de las esclavas. Estableció
el derecho de las mujeres a la herencia (media parte). Proclamó que “la Gloria está a los pies de las madres”, que los esposos tienen
derechos y deberes recíprocos, que las mujeres deben ser instruidas. Limitó el número de esposas legítimas a cuatro. Pero en lugar de
sacar partido de estas reglas con un sentido liberal y progresista, la jurisprudencia y las costumbres más bien las han endurecido.

Toma de la Meca. El triunfo y la muerte.

El triunfo se acercaba. La península iba a ser purgada de la idolatría. La Meca iba a caer como un fruto maduro, Mahoma iba a conseguir
la “brillante victoria” prometida por la revelación. Jalid ben Al-Walid, excelente general, se había convertido, imitado por importantes
coreixitas. Conforme a lo estipulado en la tregua, Mahoma hizo su “visita piadosa” (marzo de 629) a la Meca, vacía, durante tres días,
de casi todos sus habitantes. Después, en Radamán, VIII enero del 630, diez mil musulmanes armados tomaron el camino de la ciudad
santa. Abu Sofian se hizo prender por una patrulla y arregló, después de haber adjurado el politeísmo, los términos de la capitulación.
Casi sin combate, el Profeta entró en la Meca, hizo derribar los ídolos de la Caaba, asió con una mano el anillo de oro de la puerta del
templo y proclamó una amnistía, de la que no fueron exceptuados más que cuatro politeístas. Después fue a orar sobre la tumba de
Jadiya.

LOS CINCO PILARES

Los cinco pilares del Islam son:

1. La profesión de fe, tachahhud.


2. La oración canónica zalá, cinco veces por día, a horas fijas, precedida de abluciones, con actitudes y prosternaciones
estrictamente reguladas.
3. El ayuno saum, durante los treinta días del Ramadán, determinado por la observación visual del cuarto creciente lunar, con
abstinencia diurna de toda alimentación, excitación cerebral producida por el alcohol y excitación sexual.
4. El diezmo legal, zakat, que hay que distinguir de la limosna caritativa voluntaria, sadaka, y de la limosna de la ruptura del
ayuno.
5. La peregrinación, hay, a la Meca y a Medina, donde se venera la tumba del Profeta.

La fe es rigurosa, absoluta, hasta el punto de que se ha podido especificar cada una de las tres religiones abrahámicas por una de las tres
virtudes teologales: la fe caracteriza más especialmente al Islam, la esperanza al judaísmo y la caridad al cristianismo. Contrariamente
a lo que se podría creer, la práctica más bien progresa. La oración quizá no se hace rigurosamente en todas partes cinco veces por día;
es difícil precisar el zakat, así que la limosna voluntaria es hecha generosamente; el ayuno es, casi en todas partes, rigurosamente
observado; y en cuanto a la peregrinación, es la aspiración, la consagración de la vida religiosa del creyente.

La tawhid es la teología de la creencia en el dios único; es, asimismo, para los místicos, la ciencia de la unificación. Los teólogos
partidarios del libre albedrío piensan que existe un bien y un mal absolutos, y que Dios es necesariamente bueno y justo, no un déspota
arbitrario. De igual modo, los teólogos ortodoxos afirman generalmente la predestinación, kadar, y niegan la libertad del hombre,
admitiendo a la vez, sin comprenderla, su responsabilidad. El Corán y los hadices contienen textos en los dos sentidos.
El chiad, guerra santa, no forma parte de los Cinco Pilares. No es más que una obligación comunitaria ocasional, y es demasiado evidente
que se puede discutir sobre su carácter de santidad. También hay que evitar la creencia de que el Islam debe propagarse por la espada.
Las exhortaciones guerreras del Corán se aplicaban a las particulares circunstancias contemporáneas y variaban con ellas.

La circuncisión no es más que una sunna mencionada en los hadices, mas no en el Corán. Las prohibiciones de alimentos, menos
numerosas que en la Biblia, conciernen a la carne de cerdo y a la sangre de los animales que deben ser degollados. Prohíbe matar
inútilmente y hacer sufrir a los animales. La limitación del alcohol se hizo por etapas: puesta en guarda contra los peligros del vino y
del juego, prohibición de orar en estado de embriaguez, precisión de que las bebidas fuertes producen más inconvenientes que ventajas.
Después de un escándalo provocado por Hamzah en las bodas de Alí, se afirmó que el vino y los juegos de azar eran los medios
empleados por Satanás para provocar discordia; más tarde, reprobación formal del vino, de los juegos, de los sacrificios a los ídolos.

34

Vous aimerez peut-être aussi