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HÁBITAT – HABITABILIDAD LA FORMACION DEL


ARQUITECTO ESTRUCTURACION ACAD....

Conference Paper · May 2013

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Ana Delgadillo
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
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Mtra. Ana María Delgadillo
Dr. Benito Delgadillo
Facultad del Hábitat
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
anadelgadillo@fh.uaslp.mx
bdelgadilloa@hotmail.com
.

HÁBITAT – HABITABILIDAD LA FORMACION DEL ARQUITECTO1


ESTRUCTURACION ACADEMICA

Mtra. Ana María Delgadillo


Dr. Benito Delgadillo
Facultad del Hábitat
Universidad Autónoma de San Luis Potosí

RESUMEN

Si la ciudad aporta el espacio para los procesos públicos y sociales para una convivencia
comunitaria y solidaria; la arquitectura lo hace desde el espacio edificado y habitable, (Villagrán,
1988) y muchos otros espacios, donde podemos reconocer nuestras identidades en el tiempo.
La primera dificultad a la que nos enfrentamos a la definición de la profesión, surge por su misma
heteronomía. A ese conjunto de conocimientos lo podríamos llamar epistemología arquitectónica y
la idea de que cada obra de arquitectura es en realidad una teoría, una teoría propia que se lanza
por tratar de explicar la habitabilidad.

Aprender arquitectura es adquirir ciertos saberes, que permitan entender y solucionar los
problemas que le competen a la profesión. En este sentido su presencia académica debería
provenir desde el saber que le compete: Saber pensar (teoría e historia), Saber diseñar (síntesis) y
Saber ejecutar (construcción). (Delgadillo, 2012).
El saber exige ser abordado en su complejidad, lo que implica la integración de diversas áreas de
conocimiento para el manejo conceptual, Edgar Morin, hace énfasis en la necesidad de abordar el
estudio de la realidad como un sistema complejo, en la trascendencia de dar pertinencia al
conocimiento y en la prioridad de enseñar la incertidumbre. (Morin, 2000)

El objeto de estudio del hábitat en si es la propia complejización del hábitat, se aborda desde los
potenciales de la naturaleza y la cultura para satisfacer sus necesidades de habitabilidad.
El objeto de estudio de la arquitectura es entonces diseño y la materialización del espacio habitable
del hombre, dónde la formación del arquitecto tendrá una capacidad de conocer para transformar
con responsabilidad, el medio habitable del hombre y la naturaleza. Su saber hacer tendrá como
sustento un pensamiento que lo genera, acorde a las condiciones de su lugar y su momento.
El arquitecto por lo tanto adquirirá competencias en su formación para darle identidad y conciencia
en el amplio conocimiento del medio habitable del hombre y la naturaleza, con el objeto de crearlo,
transformarlo y conservarlo de acuerdo a las necesidades del hombre. Incluyendo de forma
transversal aspectos de habitabilidad, sustentabilidad, accesibilidad, interdisciplinariedad.

PALABRAS CLAVE; hábitat, habitabilidad, formación del arquitecto

1
Ponencia presentada en ASINEA 89 Xalapa Veracruz México, 1, 2 y 3 de Mayo de 2013

1
INTRODUCCIÓN

En los últimos tiempos, se han originado cambios importantes en la economía, la política y


la cultura, cambios ligados al surgimiento de nuevas formas de experimentar el espacio y
el tiempo. Su naturaleza y profundidad aún están en debate: la gran crisis de ideas, de
valores y de expectativas. En esa reflexión, la sociedad cuestiona la racionalidad de la
Modernidad atribuyéndole desigualdades sociales, la complejidad de los problemas
urbanos y los desequilibrios en el medio ambiente. Este periodo de crisis, que también se
conoce como de Globalización, implica abandonar las promesas y expectativas de futuro
propias de la Modernidad, para ubicarse en una etapa de restructuración de los
paradigmas de desarrollo.

Ante esta nueva realidad que impone el mundo globalizado, las instituciones de
educación superior, enfrentan desafíos que están en continúa dialéctica entre educación y
sociedad, es por eso, que se elaboran propuestas académicas que coadyuvan para
superar la marginalidad en todos sus aspectos, con modelos alternativos, no excluyentes;
con proyectos regionales sustentables y participativos; formando profesionales capaces
de responder a los nuevos retos, comprometidos con la profesión y la sociedad.

Para (Heidegger, 1985) el habitar es el rasgo fundamental del ser, conforme al cual los
mortales son. Illich, Señala que sólo los hombres pueden habitar. Parece que los seres
humanos no tenemos otra opción, habitamos y por tanto somos y estamos. Así la
arquitectura y la ciudad, sólo es posible entenderla y valorarla si la consideramos
necesariamente habitada. Esta característica constituye lo que es propio de los objetos
arquitectónicos, y que los diferencia de los demás objetos. Lo que hace que una obra sea
arquitectónica y no escultórica o escenográfica o simplemente edificatoria.

Todos los espacios naturales o artificiales son potencialmente habitables, los naturales
pueden o no ser habitados, pero los arquitectónicos necesitan ser habitados, pero no
todos los espacios habitables son arquitectónicos. Los objetos arquitectónicos son
simples medios que no tienen su fin en ellos mismos. Su finalidad está más allá y consiste
en satisfacer necesidades de espacio del hombre, donde pueda habitar y hacer su vida,
es decir, su única posibilidad de ser y estar en el mundo.

2
Lo habitable implica, la relación entre los espacios arquitectónicos y el hombre que lo
habita. Los primeros, como medios necesarios; y por otro lado, la satisfacción de las
necesidades humanas, como el fin de la arquitectura misma. Por tanto, los espacios
deben llenar condiciones que les permitan cumplir las exigencias del hombre que los
habita.

La habitabilidad, que se expresa generalmente en forma cualitativa, dado que el espacio


arquitectónico surge de las actividades de hombre, que son la manifestación explícita de
modos de vida específicos, son expresiones culturales definibles pero no mensurables
espacialmente. Cualquier propuesta que sólo tome en cuenta los aspectos cuantitativos,
olvidando los conceptuales o cualitativos, resultará incompleta y equivocada.

Para gran parte de la arquitectura contemporánea, lo más importante es el objeto y lo


secundario el hombre que lo habita. Lo más importante no es el objeto sino el hombre
para el que ha sido pensado, diseñado y construido. Esto significa tener una posición
teórica y práctica que nos lleve a una visión antropocéntrica de la arquitectura. El hombre
que habita como eje del proceso arquitectónico.

Si la ciudad aporta el espacio para los procesos públicos y sociales para una convivencia
comunitaria y solidaria; la arquitectura lo hace desde el espacio edificado y habitable,
(Villagran, 1988) y muchos otros espacios, donde podemos reconocer nuestras
identidades en el tiempo.

La primera dificultad a la que nos enfrentamos a la definición de la profesión, surge por su


misma heteronomía. La arquitectura en su desarrollo histórico ha ido acumulando
conocimientos que se revelan de tanto en tanto en las buenas obras de arquitectura, se
trata también de del aporte evolutivo de otros conocimientos que se vinculan a ese saber
hacer, a ese conjunto de conocimientos lo podríamos llamar epistemología arquitectónica.

Heidegger señala que existir es entender, es decir la existencia esta necesariamente


vinculada a capturar, que desde la contextualidad de una obra arquitectónica, la
comprensión del hecho arquitectónico está dado por la captura de un todo complejo. Para
Gadamer la comprensión está vinculada al hecho de entenderse con otros sobre “algo”,
ese “algo” que plantea el discurso arquitectónico que lleva a su comprensión inmediata,
por la lectura los códigos insertos en la obra.

3
Lo complejo es sintetizar esos códigos, lenguajes o expresiones, se trata de lo
hermenéutico de la arquitectura, en este sentido es que la arquitectura se mueve sin
problemas entre lo epistemológico y lo hermenéutico. El círculo hermenéutico como
recurso explicativo que sostiene que el todo es más que la suma de sus partes, está la
relación entre partes puede ser puramente hermenéutica, lo cual sitúa a quien piensa la
arquitectura en el papel del sujeto-usuario y ello podría suponer que las experiencia
arquitectónicas son entonces una suerte de apuesta intuitiva, contrario a la enseñanza de
un sistema de aprendizaje convencional.

Dos ideas fundamentales, la existencia de una epistemología de la arquitectura y la idea


de que cada obra de arquitectura es en realidad una teoría, una teoría propia que se lanza
por tratar de explicar la habitabilidad, si esto es así, el empirismo que nos remite a que
cada recurso arquitectónico dispuesto en la obra, no es nada menos que el intentar
identificar ciertas propuestas en los códigos hermenéuticos aplicados, y que de ser
exitosas, se transforman en certezas contingentes.

Aprender arquitectura es adquirir ciertos saberes, que permitan entender y solucionar los
problemas que le competen a la profesión. Esfuerzo que debe estar enfocado hacia la
asimilación de saberes que den lugar a los procesos para la búsqueda de respuestas
acordes a las formas de habitar del hombre. En este sentido su presencia curricular
debería provenir desde el saber que le compete: Saber pensar (teoría e historia), Saber
diseñar (síntesis) y Saber ejecutar (construcción).

Edgar Morin en los siete saberes necesarios para la educación del futuro, hace énfasis
en la necesidad de abordar el estudio de la realidad como un sistema complejo, en la
trascendencia de dar pertinencia al conocimiento y en la prioridad de enseñar la
incertidumbre En la re significación del hábitat es preciso un proceso de construcción de
los saberes y su incorporación en la gestión académica tomando ciertos criterios que
faciliten el propio proceso. ( (Morillo, Luz Marina Cabrera, 1994)

Como dice Luz Marina Cabrera Morillo en su ensayo la Construcción del saber ambiental
la dinámica de construcción de saber individual y de conocimiento colectivo, puede
expresarse en tres momentos dónde el individuo construye su representación de la
realidad confronta su representaciones con las de otros reafirmando y desechando
elementos y confronta sus nuevas explicaciones con el medio, buscando evidencias para
sus argumentos, enriqueciéndolos. (Torres, 1994). Donde el compromiso individual y la

4
interrelación con otros incide en la transformación de las estructuras actitudinales,
metodológicas y axiológicas, generando nuevas actitudes, nuevos modos de proceder
(conductas) y reconstruyendo o reafirmando valores.

LA FORMACIÓN DEL ARQUITECTO

El objeto de estudio del hábitat en si es la propia complejización del hábitat, se aborda


desde los potenciales de la naturaleza y la cultura para satisfacer sus necesidades de
habitabilidad.

El objeto de estudio de la arquitectura es entonces el diseño y la materialización del


espacio habitable del hombre, dónde la formación del arquitecto tendrá una capacidad de
conocer para transformar con responsabilidad, el medio habitable del hombre y la
naturaleza..

El arquitecto por lo tanto adquirirá en su formación competencias de Saber pensar


(teoría e historia), Saber diseñar (síntesis) y Saber ejecutar (construcción) en estructuras
actitudinales metodológica y axiológicas en su formación para darle identidad y conciencia
en el amplio conocimiento del medio habitable del hombre y la naturaleza, con el objeto
de crearlo, transformarlo y conservarlo de acuerdo a las necesidades del hombre.
Incluyendo de forma transversal aspectos de habitabilidad, sustentabilidad, accesibilidad,
interdisciplinariedad.

El universo conceptual de un plan de estudios debe hacerse evidente conceptos


científicos que permitan comprender el ambiente natural y el cultural y la naturaleza de su
interacción Morin (2000) en su disertación sobre los siete saberes fundamentales para la
educación del futuro, hace énfasis en la necesidad de abordar el estudio de la realidad
como un sistema complejo, en la trascendencia de dar pertinencia al conocimiento y en la
prioridad de enseñar la incertidumbre.

En una estructura metodológica se deberán construir competencias particulares que


conlleven cambios de conducta en la interacción con el ambiente natural y cultural, donde
el reconocimiento de la necesidad de disminuir los efectos negativos del impacto
antrópico incidirá en la transformación actitudinal. La formación del individuo deberá
entonces conducir a una actitud comprometida para transformar con responsabilidad, el

5
medio habitable del hombre y la naturaleza. Su saber hacer tendrá como sustento un
pensamiento que lo genera, acorde a las condiciones de su lugar y su momento.

En cuanto al orden axiológico creando conciencia, como dice Morin de la identidad


terrenal y se permea la educación por la ética humana, se esperaría una reconstrucción
de los valores individuales y colectivos.

La arquitectura como región del conocimiento de un todo complejo “el hábitat” definirá su
Plan de Estudios en la formación del arquitecto a partir de la apropiación del conocimiento
por etapas iniciando la formación básica, en los primeros semestres que establece las
bases epistémicas en la construcción de los saberes de Hábitat y de la arquitectura que
concibe el espacio como fenómeno de estudio de la carrera, al hombre en su habitabilidad
como origen y destino de la misma; al término de este nivel se deberá contar con marco
de ideas de referencia, general y abierto, sobre el cual fundamentar su quehacer,
planteando problemas éticos y morales, además de estéticos; así como sus estrategias
para la proyectualidad

La segunda etapa de apropiación del conocimiento se estructura en una formación en la


profesión, implementa el saber y hacer (arché y techne) que de manera conjunta supera
la simple instrumentalidad, para establecer la discusión entre la técnica y el arte; incorpora
la dimensión simbólica a la arquitectura y establece de entorno y contexto ambiental, a la
sustentabilidad de la arquitectura y la ciudad.

La tercera etapa de profundización, se propone como el espacio en el que pueden ser


abordados los elementos emergentes que respondan a la problemática actual que plantea
la sociedad desde la perspectiva del habitarlo que permite otorgar viabilidad y
determinación en la resolución de los problemas de la arquitectura, en los diferentes
niveles de complejidad de la arquitectura. (Delgadillo, Reestructuración académica, 2012)

COMPONENTES ACADÉMICO CURRICULARES

El primer componente está constituido por el conocimiento reflexivo de estructuración del


pensamiento de carácter social, cultural y ambiental.

El segundo por el conocimiento del diseño a través de los propios procesos del diseñar,
crear así como los aspectos metodológicos y estéticos.

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La tercera por el área de conocimiento de la materialización constituida por los procesos
de representación, de producción y gestión.

El espacio curricular donde encuentran mayor concreción el Programa de arquitectura se


ubica en los talleres, que por la naturaleza de su práctica y la intencionalidad con que se
proponen, se llamarán talleres de integración, en tanto que en ellos se propone que
confluyan los conocimientos y las practicas propias de la carrera derivada de las
relaciones entre los diferentes conceptos y elementos que componen el hábitat como
noción epistemológica mayor.

Los talleres de integración, materializan el equilibrio entre los elementos epistémicos y


contextuales de la formación de los profesionistas del hábitat, guiados por lo que se
denominan niveles de concreción; básica, profesionalización y profundización, yendo de
mayores a menores elementos epistémicos y viceversa en cuanto a lo contextual, ejes
que guían la especificidad de las acciones, pues el ejercicio propio del conocimiento
básico transversal, como de profesionalización y profundización, son inherentes,
realizables y simultaneas en todos los proyectos de formación, es decir, en cualquier
proyecto o problema que se le proponga al alumno, no importa el nivel de complejidad,
tendrá que conceptualizar, instrumentar y especificar para su resolución.

CONCLUSIONES

Una representación gráfica de lo que se observa y que curricularmente se propone es una


espiral que guiada por estos tres ejes, transite de menor a mayor densidad y complejidad
de los planteamientos, por lo que entonces se puede pensar en ciclos que comprendan
desde los básico, lo profesional y la profundización; en donde en el ciclo básico, se
proponga el objeto de estudio de la carrera, derivado de la noción de hábitat, en sus
elementos básicos y que hacen la gramática propia de la profesión, el ciclo profesional
donde se plantea las acciones propias de la profesión y cómo son resultan desde esta
gramática del hábitat y de la profesión especificadas en el ciclo básico, finalmente, el ciclo
de profundización, se propone como el espacio en el que pueden ser abordados los
elementos emergentes que respondan a la problemática actual que plantea la sociedad
desde la perspectiva del hábitat; los ciclos, en los talleres de integración, responden a un
aprendizaje de la gramática de la profesión en su relación derivada del hábitat, su

7
aplicación en la prácticas propias del ejercicio de la profesión y en la respuesta dinámica y
hasta prospectiva de lo que la sociedad plantea; lo anterior permite, concebir y
materializar al hábitat en prácticas cambiantes, en constante dialogo con la evolución y
devenir del mundo. (Delgadillo, Noviembre 2012, Facultad del hábitat)

Este planteamiento materializa sus repercusiones en la organización curricular de los


contenidos, lo que lleva a plantear cuestionamientos, como la etapa básica las
asignaturas obligatorias y optativas; con la intencionalidad de que los saberes que
manejen respondan a los ciclos de la formación de los estudiantes, y que también obliga,
por otro lado a su organización temporal, es decir, determinar el número de semestre que
se considere adecuado para cada ciclo.

Por lo cual el egresado de la formación de arquitectura adquirirá competencias con un


amplio conocimiento del medio habitable del hombre y la naturaleza, con el objeto de
crearlo, transformarlo, conservarlo y gestionarlo de acuerdo a las necesidades del
hombre, y será capaz de:

• Problematizar, Identificar y definir problemas de habitabilidad, para


proponer soluciones viables y pertinentes al espacio arquitectónico.
• Proyectar, Diseñar espacios arquitectónicos habitables que
satisfagan las necesidades materiales y existenciales del hombre.
• Especificar proyectos arquitectónicos que hagan posible su
realización en diferentes contextos del hábitat.
• Gestionar y coordinar acciones pertinentes que permitan la
realización del proyecto arquitectónico en la totalidad de su proceso
• Materializar el proyecto arquitectónico ejecutivo en sus diversos
contextos y escala.
• Desarrollar estrategias que favorezcan un desarrollo urbano
equitativo y sustentable, en beneficio del hombre y la sociedad.

Bibliografía
Delgadillo, B. (2012). "El saber ambiental en la arquitectura". Cuernavaca, Morelos: ASINEA.

Delgadillo, B. (2012). Reestructuración académica. San Luis Potosi: UASLP.

8
Gadamer, H.-G. (1992). Verdad y Método. Salamanca: Sigúeme.

Heidegger, M. (1985). En M. Heidegger, Bauen Wohnen Denken. Construir, Habitar, Pensar. (pág.
P.12). Alción Editora. 5ª. edición 1985 p.12.

Illich, I. (13 de octubre de 1985). La reivindicación de la casa. El día.

Morillo, Luz Marina Cabrera. (1994). "CONSTRUCCION DE SABER AMBIENTAL.". La dimensión


Ambiental en la Escuela. Serie MEN, Corporación Universitaria de Ciencias Aplicadas .

Morin, E. (2000). “Los siete saberes fundamentales para la educación del futuro”. . UNESCO.

Torres, M. (1994). Dimensión Ambiental y proceso educativo: una propuesta y un proposito


nacionales, En la dimension ambiental de la Escuela. Bogotá: Series especiales MEN.

Villagran, G. J. (1988). Teoria de la Arquitectura. México: UNAM.

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