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REMOLINO

Tango de 1946

Música: Alfredo De Angelis

Letra: José Rótulo

Enrique Francini como violinista y Armando Pontier su amigo bandoneonista se conocieron trabajando en
la orquesta de Miguel Caló. Habiendo hecho experiencias en otras orquestas deciden conformar una de
las agrupaciones que en su tiempo se convertiría en un icono de la década. En septiembre de 1945
hacen su debut. Fue la orquesta que con la voz de Raúl interpretan las primeras versiones de
REMOLINO. El estilo particular de esta orquesta era innovador y al mismo tiempo milonguero. En 1945,
deciden intentar juntos una nueva etapa conformando una orquesta que se convertiría en un verdadero
icono de la década. Debutan el 1 de septiembre en la inauguración del Tango Bar, mítico local de la
avenida Corrientes al 1200, entre las calles Libertad y Talcahuano, en pleno centro de Buenos Aires.

Con De Angelis surgieron muchos éxitos: “Pregonera”, “Remolino”, “Alelí”, “Pastora” y el vals “Mi cariñito”.
Sobre “Remolino” podemos afirmar que es la obra más lograda de esta creativa sociedad con De Angelis.
No sólo por la delicadeza de sus versos, sino también, por la hermosa melodía. La principal característica
de este momento en el desarrollo evolutivo del tango cantado, es sin duda, la perfecta sincronización y
armonía que había entre el vocalista y la formación musical. El cantante era una voz destacada pero era
también un instrumento más de la orquesta, la que generalmente hacía su lucimiento al principio y en el
medio de la pieza para, después, ponerse a disposición de la voz en el resto del tema. Ser cantor de la
orquesta no significaba únicamente cantar la letra completa de un tango, era fundamentalmente el
resultado de una nueva estructura en la concepción de la pieza, que se planificaba de un modo diferente
de planificación y puesta en escena.

Melódicamente se destaca que párrafos y estribillo están planteados en modo mayor, cuyos párrafos
tienen más densidad rítmica y melódica, en su mayoría escalística y por saltos que definen lo definen
armónicamente, con amplio uso del registro. Su estribillo tiene varias detenciones rítmicas que equilibran
las estrofas y los motivos melódicos consecutivos con desarrollo sobre el salto de quintas descendentes.

En cuanto al poema, la temática es recurrente del tópico de la época, el desamor y el dramatismo del
sufrir por un amor que no se puede olvidar, aun sabiendo que hace mal.
REMOLINO

Vivo sin saber cómo puedo resistir

esta fiebre que se aferra a tu querer.

Son remolinos con tu nombre y mi locura,

con tu risa y mi amargura, que torturan mi vivir. Di mi corazón sin medir por qué lo di

Quiero no querer ¡lo que sufro por vencer! y el amor me regaló su desamor.

este viento de tristeza y soledad. Es el castigo que me da tanta bonanza

Y, nuevamente, me aprisiona el remolino y me roba la esperanza de seguir mirándote.

con tu sombra, con mi sino, sin salvación. Justo y pecador todo di y no pedí

nada más que la alegría de un adiós.

Tu voz... Y voy sufriendo como sufre el que ha pecado

vuelvo a escuchar tu voz. porque quise y he soñado tu redención.

Vuelves en el adiós,

y ¿para qué te quiero así?

y ¿para qué?

Si tu querer,

solo dejó mi corazón,

sin su latir,

sin ilusión.

Tu voz...

vuelvo a escuchar tu voz.

Vuelves en el adiós

y el remolino

con tu risa y mi rencor

y tu reír y mi dolor,

y yo que di todo mi amor.

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