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OVALLE
Colegio de Calidad en Clave de Evangelización
2.-REPERCUSIONES EN CHILE
La crisis de 1929 significó para Chile la pérdida de los mercados internacionales para sus productos de
exportación, especialmente, la de la demanda estadounidense. Si consideras que el 85% de las
exportaciones chilenas iba a Estados Unidos, y que las exportaciones representaban, aproximadamente,
el 50% del ingreso del Estado chileno, te podrás hacer una idea del impacto que la crisis de 1929 generó
en la economía chilena. Para ello, revisa las estadísticas que se ofrecen en el lateral de esta página.
Como Estados Unidos ya no demandaba recursos naturales, en nuestro país los productos comenzaron a
acumularse en los puertos de embarque. Las empresas que los producían, imposibilitadas de acceder a
los ingresos que esas ventas les habrían significado, comenzaron a verse presionadas por sus propios
acreedores: otras empresas que les prestaban dinero, o bien, les vendían insumos (herramientas,
alimentos) para la producción y los trabajadores, que pasaban meses sin recibir sus sueldos y salarios.
Para resolver sus propias deudas, muchas empresas comenzaron a vender secciones o sucursales con el
fin de obtener dineros frescos; pero como la situación se estaba generalizando, cada vez escaseaban más
los compradores. En estas circunstancias, muchas empresas quebraron.
El sector productivo de nuestra economía más afectado por esta situación fue la industria salitrera, de la
cual dependía el 70% de nuestra riqueza exportadora. Dado que de la industria salitrera dependían
numerosas empresas e industrias que vendían sus productos a las oficinas salitreras, la quiebra de estas
rebotó en la crisis de numerosas de esas empresas. De este modo, la crisis se generalizó rápidamente en
Chile durante el año 1930, a través de numerosas quiebras que dejaron como secuela inmediata una
marea de cesantes.
En la siguiente tabla se entregan los principales indicadores de la crisis en Chile, comparando los datos
para 1928 (un año antes de la crisis), y 1932 (el momento en que la economía chilena tocó fondo).
3.-QUIEBRE SOCIAL: CESANTÍA, DESCONTENTO Y PROTESTAS
Decíamos más arriba que la crisis provocó un exorbitante número de cesantes, especialmente en la
industria salitrera.
Dado que muchas oficinas salitreras cerraron, el Norte Grande se convirtió, en el breve plazo de unos
meses de 1930, en un desierto salpicado de pueblos fantasmas. Sus habitantes habían migrado, muchas
veces con lo puesto, y otras tirando de carros de mano en los que llevaban todos sus enseres y
pertenencias. Las olas de cesantes migraron primero a los puertos cercanos en busca de nuevos trabajos
que les sirvieran para comprar comida, pero como en ellos la crisis de los parados estaba igual o peor,
muchas familias migraron a las ciudades del centro del país, especialmente a Santiago, donde se
asentaron en los márgenes de la ciudad, en poblaciones cuyas viviendas eran construidas con materiales
de desecho.
Esto llevó a que se produjeran cambios demográficos en el país, especialmente en la distribución de la
población: la ciudad de Santiago pasó de 836 mil habitantes en 1930 a poco más de un millón de
habitantes en 1940, siendo las comunas de San Miguel, Quinta Normal, Conchalí, Cisterna y Puente Alto,
las que más crecieron, es decir, las comunas a las que accedieron estos nuevos sectores populares,
aunque la comuna de Santiago seguía concentrando más de la mitad de la población total. Otro tanto
ocurrió en Valparaíso (que creció más de un 10% en su población) y en otras ciudades del centro y sur de
Chile, aunque en menor medida que en las dos ciudades principales del país.
El resto de la población trabajadora, que vivía ya en las ciudades, tenía sus propios problemas, también
provocados por la crisis. En muchos casos, los que habían sobrevivido a la cesantía habían visto reducidos
sus salarios reales, por el encarecimiento de los alimentos, cada vez más escasos, y, sobre todo, debido a
la desvalorización de la moneda. Como muchas familias trabajadoras, vivían arrendando piezas y
habitaciones, cuyo precio había aumentado con el correr de los años, se organizaron ligas de
arrendatarios que comenzaron a presionar al gobierno para que se dictara una ley que los eximiera,
primeramente del pago de sus deudas, y del pago de los cánones de arriendo (en el caso de las
propiedades rurales y suburbanas), después.
El desempleo, la carestía de la vida, la depreciación de la moneda, el desabastecimiento de los
mercados, fueron creando una situación de miseria que afectó principalmente, a los sectores de más
bajos recursos, a pesar de los intentos de la Iglesia y otros sectores de la sociedad que organizaron
comedores y otras instancias de ayuda para los más necesitados.
Con el tiempo la población comenzó a ver superada su capacidad de resistencia, y empezaron a surgir,
tímidamente primero, pero luego con mayor fuerza, movimientos de protesta social, principalmente en
contra del gobierno al que la población veía como el principal responsable de la perpetuación de la crisis.
Desde mediados de 1930 comenzaron a producirse olas de protestas en las principales ciudades de Chile,
desde Antofagasta a Concepción, lideradas por los estudiantes universitarios y los obreros, los últimos
agrupados en la Unión General de Obreros y Empleados de Chile.
De los tres ejemplos anteriores, el gobierno de Arturo Alessandri siguió la línea y el espíritu de las
reformas que se realizaron en Estados Unidos durante la década de 1930. Como en Estados Unidos, el
gobierno apostó por disminuir la cesantía y la inflación. Pero, no fueron un calco o una copia de las
estadounidenses y dado que eran dos economías tan distintas no era posible una aplicación automática
de ellas.
Para resolver la crisis chilena, Alessandri designó a Gustavo Ross en el Ministerio de Hacienda,
quien era un político y empresario de corte liberal. Lo primero que hizo, apenas asumió, fue hacer un
diagnóstico de la hacienda pública para establecer los dineros efectivos de las arcas fiscales (del Estado)
El resultado de este informe fue lapidario: el Estado debía a sus acreedores internacionales una suma
total de $ 1.060 millones de la época, es decir, mucho dinero. Gran parte de esa deuda se había debido a
la desastrosa política de compras de la COSACH, que había asumido las deudas y las quiebras de las
oficinas salitreras.
¿Qué hizo Ross? Disolvió la COSACH, y en su reemplazo estableció la Corporación de Ventas del
Salitre y el Yodo, que compró, a precios de mercado, e salitre producido en Chile, para revenderlo
internacionalmente. Con la ganancia obtenida el Gobierno comenzó a pagar la deuda internacional del
Estado.
En el ámbito interno, para combatir la inflación, entre 1933 y 1935 Ross congeló los sueldos y
salarios, lo que redujo la inflación, pero como los salarios de 1932 ya eran bajos, el precio del
congelamiento lo pagaron los sectores populares y por tal razón, las huelgas y protestas aumentaron.
Para terminar con la cesantía y la falta de oportunidades laborales para la población, el ministro
desarrolló un programa de obras públicas (Cuya estrategia era similar a la de Estados Unidos), con el
objetivo de captar a la población cesante. Gracias a este programa se fundaron numerosas escuelas que
impulsaron la educación comercial, técnica y minera. En 1936, se aprobó la ley de caminos, por medio de
la cual el Estado destinó poco más de 200 millones de pesos a la construcción de caminos y carreteras.
Estas medidas tuvieron resultados dispares. Por una parte, como se vio en la página anterior, los efectos
más negativos de la crisis se resolvieron, la cesantía disminuyó considerablemente, sin embargo, los
sueldos y salarios de la población seguían siendo bajos. Hubo avances en la construcción de viviendas
sociales, pero la mayor parte del pueblo continuaba viviendo en casas construidas con materiales de
desecho.
“Gobiernos Radicales”
En 1938 llegó al poder el Frente Popular, una alianza de centro-izquierda, cuyo proyecto de gobierno
combinaba el proceso de modernización de tipo capitalista con otro de democratización social, de tipo
socialista. El proceso modernizador se basaba en la industrialización del país con un fuerte apoyo del
Estado, el desarrollo urbano y la ampliación de la educación. El de democratización se refería al
mejoramiento de la distribución del ingreso, la solución de los problemas sociales y el reconocimiento de
derechos sociales y políticos a los sectores marginados. La derecha política aceptó el proyecto
industrializador, pero a cambio, los gobiernos radicales debieron renunciar a cualquier posibilidad de
realizar reformas agrarias u organizar sindicatos campesinos, en otras palabras no se debía tocar ni un
pelo a la fuente del poder tradicional: las haciendas de los terratenientes.
EN LO SOCIAL :
Se continúa con un plan de viviendas populares:
EN LO EDUCATIVO :
Creación en 1947 de la Universidad Técnica del Estado, mediante la agrupación en un sólo
organismo de la Escuela de Ingenieros Industriales, del Instituto Pedagógico Técnico y de los
grados técnicos de la Escuela de Artes y Oficios, de las escuelas de minas del Norte y de las
Escuelas Industriales.
Es en la política donde ocurren cambios decisivos: El presidente habla iniciado su
mandato con un Ministerio de Radicales, Comunistas y Liberales.
A partir de las elecciones municipales de abril de 1947 las relaciones del PC con el gobierno se
deterioran.
Entre junio y octubre se producen huelgas de la movilización en Santiago, de ferrocarriles y de los
mineros del cobre, salitre y Carbón. El Presidente responde, cambiando su gabinete e
incorporando a miembros de las FF.AA, consigue del Congreso facultades extraordinarias y
militariza las zonas mineras en huelga, deteniendo y relegando a Pisagua a cerca de 500
opositores.
En 1948 logra hacer aprobar la ley de Defensa de la Democracia, que deja fuera de la ley al
Partido Comunista, y elimina de los registros electorales a 20.000 ciudadanos. Desde 1948, la
Derecha se incorpora plenamente al gobierno, en el llamado GABINETE DE CONCENTRACIÓN
NACIONAL.
Lema de su
gobierno:
Principales
acontecimientos:
Obras:
Pregunta 4) ¿Que fue la ISI? (Industrialización por Sustitución de importaciones)? ¿Cómo se manifestó?
DOCUMENTO 2:
En resumidas cuentas, el colapso del comercio internacional derivado de la crisis mundial impuso un cambio
radical del modelo económico imperante en el país. El “desarrollo hacia afuera” basado en la exportación de
recursos naturales en el contexto de políticas de libre mercado, sucumbió al cerrarse los mercados, siendo
entonces reemplazado por el denominado “desarrollo hacia adentro”. El instrumento fundamental del nuevo
paradigma, en la consideración de las elites de la época, fue la industrialización basada en la sustitución de
importaciones. Para alcanzarla fue necesario recurrir a la intervención estatal de las principales variables de la
economía y a la transformación del sector público en un agente productivo. Así pues, la adopción de este modelo
económico respondió, en buena medida, a la necesidad de insertarse en las nuevas condiciones de la economía
mundial que se extendieron hasta bien avanzada la segunda posguerra.
Historia del siglo XX chileno. Editorial sudamericana. Santiago 2001
DOCUMENTO 3:
Según lo establecido por el proyecto gubernamental, una única entidad estatal asumiría en forma explícita
funciones que por vez primera respondían al diseño de políticas de largo aliento, a propósito de las cuales el
Estado emergería como un agente económico rector. Sus intervenciones se centrarían en otorgar apoyo crediticio a
los distintos sectores productivos, así como en la puesta en práctica de una labor de tipo empresarial; ambas
dimensiones se desarrollarían mediante inversiones públicas, tanto directas como indirectas, en actividades
productivas, excediendo así la forma como tradicionalmente se comprendía la intervención estatal. El proyecto de
creación de empresas públicas constituyó una fuente de preocupación para los empresarios industriales, los cuales
temieron que éstas pudieran representar una competencia desleal a sus propias actividades.
En relación con la cuestión energética, se estableció un plan que comprendía el apoyo inicial, a través de
préstamos, a pequeñas empresas eléctricas, así como la inversión destinada a construir nuevas centrales en Ovalle,
La Serena, Copiapó, El Salado y Tocopilla. La actividad industrial también recibió un importante respaldo directo; se
privilegió el uso de productos de fabricación nacional en las empresas afiliadas, y se impulsó una campaña
propagandística en favor del uso de los bienes producidos en el país; se le entregó, asimismo, apoyo técnico,
créditos y aportes directos a las diferentes iniciativas industrializadoras. De esta manera, las empresas particulares
y semifiscales recibieron importantes incentivos. El desarrollo de empresas estatales, por su parte, constituyó más
bien una excepción; éstas se redujeron exclusivamente a aquellos ámbitos en donde los privados no tuvieron
participación, debido a la magnitud y envergadura que significaba su instalación y funcionamiento.
Las áreas industriales privilegiadas por la CORFO fueron la metalurgia, principalmente en el ámbito de la
siderúrgica. La acción del Estado consistió en aumentar la capacidad de la ya existente usina de Corral; luego, en la
creación, concurriendo también capitales privados, de la Compañía de Acero del Pacífico S.A. (CAP), en 1943; y en
el inicio en 1947 de las obras en Huachipato, sin duda el proyecto industrial más importante de la década. En la
industria textil, por su parte, se prestó especial atención a la producción de algodón, lana, yute, sisal, lino y seda.
Es más, se apoyó a la agroindustria en general, así como también los productos químicos, e insumos claves para la
construcción. La elaboración del azúcar de betarraga alcanzó particular interés, creándose, en 1952, la Industria
Azucarera Nacional SA. (IANSA).
En los sectores maderero y pesquero, dada la magnitud de las reservas del país y la escasez de datos estadísticos,
se procedió a impulsar estudios que abarcaran áreas tales como la extracción, almacenamiento y transporte de los
mismos. Por añadidura, se elaboraron programas de atención y apoyo a pequeñas industrias. En un primer
momento, el desarrollo alcanzado por el área fabril fue en verdad notable. Considérense las cifras
correspondientes al período. Entre 1940 y 1953, el sector industrial creció a un ritmo anual de 7.5%, aumentando
su contribución al ingreso nacional de un 13.8% entre 1925 y 1929, a un 21.7% entre 1948 y 1952. Historia del
siglo XX chileno. Editorial sudamericana. Santiago 2001