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LA CULTURA Y LA SOCIEDAD EN LOS TIEMPOS DE GUERRA.

En nuestro
país hemos vivido uno de los conflictos más largos, intensos y tristes que hayamos
conocido. Tres generaciones completas de colombianos hemos convivido con los
asesinatos, las masacres, las violaciones de los derechos humanos, los
secuestros, los crímenes de lesa humanidad y las desapariciones.

Aunque solemos olvidarlo, el efecto más perverso de las guerras, sin excepción,
es la deshumanización de las relaciones humanas fundamentales y la ruptura del
tejido social que garantiza la convivencia. Pasa en todas las confrontaciones
armadas, pero su magnitud crece de manera exponencial cuando permanece
durante décadas, se vinculan diversos ejércitos irregulares y el narcotráfico
permea todos los ámbitos del conflicto.

Cinco millones y medio de personas han tenido que dejar sus tierras en estas
últimas dos décadas y salir de noche a buscar una nueva vida, como si ellos
fueran los propios asesinos. Lo que sería igual a que todos los habitantes de
Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Bucaramanga y Santa Marta, sumados, tuvieran
que abandonar sus casas. Son tragedias humanas de proporciones y angustias
inimaginables.

Aun así, el impacto más silencioso, perverso y duradero de la guerra es el que ha


afectado la estructura valorativa de los colombianos. La guerra que hemos vivido
impactó la cultura, las esperanzas, los proyectos de vida y la ética colectiva. Se
impuso lo que Antanas Mockus llamó la cultura para la cual “todo vale” con tal de
lograr los propósitos buscados. Por ello, en Colombia, ante una muerte, hay
personas que afirman: “Por algo será”. Y al decirlo, terminan por avalar y justificar
el asesinato. Son expresiones que evidencian lo poco que valoramos la vida en el
país.

Los ciudadanos hablamos todo el tiempo contra la corrupción, pero somos los
primeros en evadir impuestos o en sobornar a la policía. Por esto mismo, la mitad
de los jóvenes de 15 años que están estudiando en las escuelas en zonas de
conflicto, creen que pueden atropellar a sus compañeros, si eso los beneficia. Se
trata de una cultura que valora positivamente a quien realiza trampas al fisco, se
salta las filas o hace todos los cruces indebidos en el tráfico, en las leyes y en la
ética.
La guerra en Colombia hace mucho adquirió una dimensión cultural. Por ello,
fácilmente los valores de las mafias se incluyeron de manera generalizada en el
lenguaje cotidiano. Llamamos “capo” al mejor en los equipos de ciclismo, decimos
que no hay que “dar ni perder papaya” y los padres les indican a sus hijos que
“hay que pegar antes de que les peguen”. En educación también usamos un
lenguaje propio de la guerra: llamamos “desertor” a quien abandona la escuela y
muchas de ellas cuentan con una “banda de guerra”.
MODUS OPERANDI DE LAS FARC:
Las Farc han cambiado su estrategia a la acción de pequeños grupos, evitan la
construcción de grandes campamentos y la concentración de tropas. Ese
reacomodamiento, sin embargo, no significa mayor fortaleza, pero sí demuestra
una capacidad de adaptación de la guerrilla a las nuevas condiciones de combate.
Según el informe, esa adaptación obliga a las Fuerzas Militares a cambiar de
estrategia, que, para el ataque al Bloque Oriental, al mando del ‘Mono Jojoy’,
dieron un gran salto en movilidad aérea, en inteligencia y en construcción de redes
de cooperantes entre la población.

Y es que las bajas de la Fuerza Pública, entre muertos y heridos, en el año 2010,
ascienden casi hasta 2.500. La cifra ya supera a la que se registró en 2002
cuando se presentaron 2.236 y a 2009, año en el que se registraron 2.320 bajas,
indica el informe basado en fuentes judiciales.

MODUS OPERANDI DEL PARAMILITARISMO

Desde comienzos de la década de los sesenta la Fuerza Pública y los organismos


de seguridad del Estado han sido formados bajo los parámetros de la doctrina de
la Seguridad Nacional y la aplicación de los fundamentos del Conflicto de baja
intensidad. Dentro de tal propósito se han implementado mecanismos prestos a la
eliminación del "enemigo interno", representado en la existencia del comunismo, la
subversión o insurgencia.

Así, en el marco de dicha estrategia a comienzos de la misma década se


recomienda por parte de asesores militares norteamericanos la conformación de
organizaciones de "tipo antiterrorista" y para la "lucha anticomunista". En
desarrollo de tal propósito es dietado el decreto 3398 de 196S, el cual fue
convertido posteriormente en legislación permanente a través de la ley 48 de
1968, por medio de los cuales se dio el fundamento legal para la organización de
la "defensa nacional", la "defensa civil" y la promoción en la organización de las
"'autodefensas".

Bajo el amparo de dichas normas e inclusive desbordándolas, miembros, de la


Fuerza Pública entrenaron, dotaron de armamento y adoctrinaron habitantes en
zonas de Conflicto con la finalidad de involucrar de manera directa a la población
dentro de la Confrontación y apoyar a los cuerpos oficiales en la lucha
contrainsurgente.

Como propósito encubierto del accionar criminal de estos grupos aparece el


amedrentamiento a la población con el fin de generar una atmósfera de miedo y
temor que conlleve a la destrucción de las organizaciones sociales, políticas,
sindicales y de derechos humanos, e impida la libre expresión de la inconformidad
social.
Hasta la presente se ha constatado cómo los grupos paramilitares han sido
desarrollados en diversas regiones del país con el claro propósito de actuar en la
defensa y protección de intereses políticos, de proyectos económicos (explotación
de recursos naturales como el petróleo y el carbón), y la defensa de sectores
vinculados a la actividad agropecuaria y al narcotráfico.

MODUS OPERANDI DEL NARCOTRAFICO:

En las últimas operaciones adelantadas por la policía nacional se ha podido


establecer que para operaciones pequeñas de envió de alcaloides, sé están
utilizando principalmente lanchas que transportan productos de consumo para los
habitantes de las diferentes regiones del Pacifico, camuflando en estas pequeñas
cantidades de drogas, hasta reunir un gran porcentaje y posteriormente ser
enviadas en lanchas rápidas a diferentes países de Centro América, entre estos
tenemos, Panamá, Honduras Costa Rica y México, que luego es enviada
principalmente a Estados Unidos, lugar donde tiene mejor comercialización.

LOS FALSOS POSITIVOS


Consiste en asesinar un grupo de personas inocentes, para que el ejército, fuerzas
militares o el gobierno las muestren como falsos positivos, en la guerra contra las
FARC. El país se ha escandalizado con la historia de las múltiples ejecuciones
extrajudiciales que, durante el gobierno de Álvaro Uribe, se calcula que llegaron a
cobrar más de 3.500 víctimas inocentes que eran presentadas por militares como
guerrilleros dados de baja, y por las cuales hay más de 2.000 uniformados
detenidos. Pero esa historia tiene una cara desconocida: la de los militares que se
negaron a incurrir en esa práctica.
HISTORIA DE COLOMBIA Y EL CARIBE.

PRESENTADO POR: IVAN MAURY MENDOZA.

PRESENTADO A: FREDDY GARCIA.

20 DE NOVIEMBRE DE 2017.

UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL CARIBE.

BARRANQUILLA ATLANTICO

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