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Hoy casi no se niega el resarcimiento del daño moral, el cual es sustentado con los continuos y reiterados
fallos jurisprudenciales. Sin embargo, en la doctrina la cuestión no fue tan sencilla. Hubo quienes negaron
la indemnización, otros que la limitaron a supuestos específicos y otros que la consideraron con total
plenitud.
Teoría negatoria absoluta: señala la total o absoluta improcedencia de la reparación económica
para el daño moral. Se funda en argumentos muy precisos: dice que es imposible pagar el dolor con
dinero, la imposibilidad de evaluación del perjuicio ocasionado, entre otros.
Hoy ya no tiene virtualidad esta teoría. Se le ha refutado que de ninguna manera es inmoral, el dinero
tiene como fin compensar la perturbación producida.
Tesis negatoria relativa: otros autores han considerado que el daño moral procedía solo en ciertos y
determinados casos.
Llambias sostenía que debía indemnizarse solo cuando el sujeto demandado hubiera actuado
dolosamente.
Otros decían que la indemnización solo procedía cuando en la medida en que el daño a su vez fuera
un delito del derecho criminal. Postura receptada por Vélez antes de la reforma con la ley 17711.
Tesis amplia: es la opinión mayoritaria y actual desde la reforma con la ley 17711. Considera que la
indemnización procede en todos los supuestos en los que hay y se puede probar dicho perjuicio.
Tanto en el ámbito contractual como extracontractual.
En cuanto a la finalidad del daño moral la incógnita ha sido: ¿es una pena o es una indemnización?
Finalmente la respuesta resulto ser que el daño moral da lugar a una indemnización o resarcimiento. Con
dicha indemnización o resarcimiento el daño moral no se borra ni desparece por la suma de dinero que
reciba la víctima. La finalidad es permitirle al perjudicado una especie de satisfacción.
Aspectos sobre los que recae: la seguridad personal, las afecciones legítimas, el bien de goce:
alcance y tratamiento legal de cada una.
El daño moral son las consecuencias o resultados disvaliosos sufridos por una persona en sus intereses o
en sus derechos subjetivos desde una concepción amplia; sufridos en la seguridad personal, en el goce de
los bienes o en las afecciones personales.
Por lo tanto, como dijimos, el daño moral va a recaer sobre:
Seguridad personal, comprende la protección jurídica a la vida misma de la persona, el amparo a la
actividad física y psíquica, a la disponibilidad del cuerpo, a la identidad, a la imagen, el honor, la
reputación, la privacidad, la igualdad y la libertad.
Goce de los bienes, es el cariño o afecto que tienen ciertos bienes cuando adquieren para su titular
un valor especial.
Afecciones legítimas, constituidas por todos aquellos sentimientos que nacen como consecuencia del
emplazamiento familiar. Por tal motivo, el daño de afección se configura bajo la forma de la tristeza, la
pena o el disgusto de un mal padecido por el ser querido.
Reparación del daño:
ARTICULO 1740.- Reparación plena.
La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado
anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie.
La víctima puede optar por el reintegro específico (recayendo en la víctima la opción por una u otra
modalidad), excepto que la restitución en especie sea parcial o totalmente imposible, excesivamente
oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero.
En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a
pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del
responsable. Cuando se trata de la violación de los derechos personalísimos, dada la primacía de la tutela
de la persona humana, la condena comprende también la publicación de la sentencia condenatoria, en
sentido acorde con la postura de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Los legitimados activos reciben la indemnización a título iure proprio, como daño emergente, por las
consecuencias patrimoniales propias que la supresión de la vida ajena produjo en ellos. Y en base al
apoyo y auxilio económico que les brindaba el fallecido, teniendo en cuenta todas las circunstancias de la
víctima (capacidad productiva, edad probable de vida, sexo, relaciones de familia etc.) y la de los
damnificados (asistencia que recibía, edad, necesidades asistenciales, tiempo probable de ayuda, etc.).
Los legitimados activos presumidos, es decir respecto de quienes rige la presunción legal iuris tantum de
daño, son el cónyuge, el conviviente, los hijos menores de 21 años o con derecho alimentario, los
incapaces o con capacidad restringida aún no declarada judicialmente.
Los restantes legitimados eventuales (hijos mayores, ascendientes, etc.) deberán acreditar el perjuicio.
La indemnización al supérstite e hijos. Comparación y críticas con el régimen anterior:
Cónyuge:
Es heredero necesario ya que padece las consecuencias del daño. Como bien lo aclara el articulado. Es
un legitimado activo presumido, no debe acreditar el perjuicio. Rige la presunción legal iuris tantum del
daño.
Conviviente:
Hoy en día, como bien se observa en el articulado, queda equiparado al cónyuge. Esto es así en razón de
que padece las consecuencias del daño. Es un legitimado activo presumido, no debe acreditar el perjuicio.
Rige la presunción legal iuris tantum del daño.
Sin embargo, en relación con el Código Civil de Vélez fue un tema de discusión. Hubo quienes le negaban
la acción fundándose en que no estaba amparado por los legitimados previstos en la ley, en que la
relación era contraria a la moral y las buenas costumbres, que es una relación que no crea vínculo jurídico,
etc. Otros le reconocían el derecho fundándose en que por la muerte de su compañero se le producía un
daño cierto. Hoy esto ya no es tema de debate.
Hijos:
Resultan herederos necesarios los hijos menores de veintiún años de edad con derecho alimentario y los
hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente. Es un
legitimado activo presumido, no debe acreditar el perjuicio. Rige la presunción legal iuris tantum del daño.
En el caso de los hijos mayores no se aplica la legitimación activa presumida. No existe presunción iuris
tantum del daño. Por lo que son considerados legitimados eventuales, deben acreditar el perjuicio.
Padres:
No se aplica la legitimación activa presumida. No existe presunción iuris tantum del daño. Por lo que son
considerados legitimados eventuales, deben acreditar el perjuicio.
Cabe destacar que hoy en día el CCC regula específicamente el supuesto de perdida de chance de ayuda
futura como consecuencia de la muerte de los hijos.
Hermanos y otros colaterales:
Tampoco resultan ser herederos forzosos. No se aplica la legitimación activa presumida. No existe
presunción iuris tantum del daño. Por lo que son considerados legitimados eventuales, deben acreditar el
perjuicio.
Acreedores y socios:
Los acreedores solo tendrán derecho a reclamar si prueban que la muerte ha sido la causa adecuada que
impide la percepción del crédito. En cuanto al socio, tiene también derecho a pretender la indemnización
por los perjuicios que le haya causado la muerte de uno de sus socios.
Perdida de la chance de ayuda económica futura: concepto; requisitos; indemnización.
El articulo 1745 recepta el supuesto de perdida de chance de ayuda económica futura:
“c) la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este derecho
también compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.”
En caso de muerte de los hijos menores la presunción comprende la pérdida de chance de asistencia
material y espiritual en la ancianidad y en caso de necesidad de los padres, presunción que es más fuerte
en las familias humildes. El artículo 1745 recepta el daño elaborado por la jurisprudencia y aclara que ese
derecho resarcitorio también compete al tercero que tenía la guarda del menor y, por consiguiente, estaba
beneficiado por la presunción de ayuda futura.
Los montos resarcitorios serán diferentes para cada damnificado atendiendo a la distinta situación
vivencial de cada uno de ellos.
Lesiones e incapacidades productivas o económicas: tipos, determinación de la indemnización,
gastos de incapacidad permanente.
Art. 1746: Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica.
“En caso de lesiones o incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe
ser evaluada mediante la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución
de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o económicamente valorables, y que se
agote al término del plazo en que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se
presumen los gastos médicos, farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la
índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se debe indemnizar el
daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada. Esta indemnización procede aun
cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado.”
Tipos:
Incapacidad transitoria: La incapacidad transitoria es la que dura temporariamente porque transcurrido el
período de curación desaparece o remite, por lo que nunca se consolida definitivamente y se indemniza a
título de lucro cesante. A diferencia de la incapacidad permanente. Las reparaciones por incapacidad y por
lucro cesante no son excluyentes entre sí.
La presunción de gastos médicos, farmacéuticos y por transporte, que resultan razonables en función de la
índole de las lesiones o la incapacidad resulta aplicable tanto para la incapacidad transitoria como para la
permanente.
Incapacidad permanente: La incapacidad permanente se da cuando una persona no pueda, a causa de
la magnitud e importancia de una enfermedad o lesión, volver a desempeñar la actividad a la que se
dedicaba.
Puede ser de dos tipos: Incapacidad permanente parcial para la profesión habitual. Incapacidad
permanente total para la profesión habitual.
Determinación de la indemnización:
El capital indemnizatorio debe dar lugar a la producción de rentas que cubran la disminución de la aptitud
del damnificado para realizar actividades productivas o económicamente valorables, dándose el
agotamiento al término del plazo en que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Para
lo cual será de ayuda el uso de fórmulas matemáticas.
Se destaca que la integridad psicofísica de la persona no tiene un valor económico en sí misma, como si
se tratara de una cosa. Por lo que, el único daño patrimonial tiene relación con la disminución de la
capacidad de esa persona para la ejecución de tareas productivas o económicas. Y para medirlo lo mejor
es el empleo de fórmulas matemáticas que vinculen la disminución de la capacidad de la víctima con el
tiempo de vida en el que esta pudo continuar desarrollado esa actividad económica o productiva.
Gastos de incapacidad permanente:
Esta se debe indemnizar aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada, y aunque otra
persona deba prestarle alimentos. Es que el deber de prestar alimentos se funda en la satisfacción de las
necesidades básicas.
En cuanto a los gastos médicos, farmacéuticos o de transporte; se presumen aquellos que resultan
razonables en razón de la índole de las lesiones o la incapacidad. Resulta aplicable tanto para la
incapacidad transitoria como para la permanente.
Punto 4: daños sufridos colectivamente.
La cuestión de la responsabilidad colectiva aparece, en cambio cuando el sujeto no está individualizado
entre un grupo de posibles responsables, y por lógica consecuencia, no se demuestra la relación causal.
La responsabilidad colectiva no ha sido contemplada sino en los casos excepcionales de los cuasidelitos
romanos de effusis et dejectis y de positis vel suspensi. La necesidad de no dejar a las víctimas sin la
reparación por los daños causados, con tanta frecuencia en aquella época, por cosas arrojadas o caídas
de un edificio, cuando no se sabía quién las arrojo o quien las coloco peligrosamente, llevo a imponer la
obligación de indemnizar a todos los ocupantes de la casa en proporción a su interés en la misma.
Hoy , la reiteración de daños producidos por grupos de personas no individualizadas actuando en las más
diversas circunstancias y el concepto cada vez más generalizado de que no debe dejarse a la víctima sin
resarcimiento del daño sufrido.
Sistemas del derecho comparado:
La responsabilidad colectiva ha tenido recepción en el derecho alemán desde la sanción del código civil,
en cambio en Francia se ha seguido una interesante evolución jurisprudencial hasta la consagración
legislativa de este tipo de responsabilidad en el caso de la ley de reformas al CP del 4 de junio de 1970.
Derecho alemán
En el código alemán la cuestión se halla expresamente resuelta en favor de la admisión de la
responsabilidad colectiva.
Derecho Francés
En Francia la jurisprudencia y la doctrina han mantenido durante mucho tiempo el principio de la
responsabilidad individual, tratando de evitar la injusticia que de otro modo se cometería al condenar a un
inocente.
Si la responsabilidad es considerada del lado del autor daño y como una sanción de sus actos
reprochables, la solución restrictiva aparece entonces y los argumentos doctrinarios son irrefutables.
La función esencial de la responsabilidad en su técnica tradicional no es el castigo de los actos injustos,
sino la indemnización de los daños injustos.
Sistema en el derecho nacional: ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿???????????
Legitimación activa: sistema de legitimación colectiva.
Vía procesal y reparación: reglas.
ARTICULO 2º: A los efectos de la presente ley se entiende por "bienes culturales", a todos aquellos
objetos, seres o sitios que constituyen la expresión o el testimonio de la creación humana y la evolución de
la naturaleza y que tienen un valor arqueológico, histórico, artístico, científico o técnico excepcional. El
universo de estos bienes constituirá el patrimonio cultural argentino.
Se entiende por "bienes culturales histórico-artísticos" todas las obras del hombre u obras conjuntas del
hombre y la naturaleza, de carácter irreemplazable, cuya peculiaridad, unidad, rareza y/o antigüedad les
confiere un valor universal o nacional excepcional desde el punto de vista histórico, etnológico o
antropológico, así como las obras arquitectónicas, de la escultura o de pintura y las de carácter
arqueológico.
- En la responsabilidad grupal el del daño causado “individualmente”, por un miembro integrante del
grupo determinado; aunque anónimo.
- En la responsabilidad colectiva, el daño es causado “por todos los integrantes”, o mejor dicho todos
tienen algún grado de participación en él.
1 -En la primera hipótesis, pese a estar en presencia de un daño grupal, el origen es individual, aunque
anónimo. Si la persona, integrante del grupo, fuese “individualizada”, centrará la cuestión en la órbita de
la responsabilidad individual, y no regirán los principios de la responsabilidad colectiva. El ejemplo típico
del grupo de cacería, en los cuales uno de ellos hiere a una persona, y ante la indeterminación de su
autor, se condena a todos los miembros del grupo.
2 -En la segunda hipótesis, serán todos los miembros de esa cantidad de personas los que conjuntamente
ocasionarán el daño.
b) Todos los integrantes han contribuido a generar el daño, aunque no pueda determinarse en que
proporción han contribuido. El ejemplo típico de las avalanchas en espectáculos públicos, o el accionar de
las “barras bravas” generadoras de daños.