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1.- Objetivos
2.- Metodología
3.- Contenido
A. Bloque de Constitucionalidad.
1
Elaborado por Iván González Amado, consultor Programa de Derechos Humanos USAID,
operado por MSD.
1
El bloque de constitucionalidad es un concepto traído a Colombia desde
el derecho francés en donde se concibió como una noción amplificada
del derecho positivo constitucional en la jurisprudencia del Consejo
Constitucional, para dar valor normativo al preámbulo de la Constitución
francesa de 1958, y se introdujo por primera vez en el ordenamiento
jurídico colombiano a través de los artículos 9, 53, 93, 94, 101 y 214 de
la Constitución Política de 1991, de los cuales se ha hecho énfasis como
eje rector del concepto en materia de interpretación de las leyes sobre
derechos humanos, en el artículo 932.
3
g. Las reglas del Derecho Internacional Humanitario y aquellas que
establecen controles judiciales y garantías para proteger los derechos y
se encuentran incluidas en los tratados internacionales (artículo 214)3.
3
Rodrigo Uprimny sostiene respecto de esta integración normativa: “La anterior sistematización
de las técnicas de reenvío debería permitir, a su vez, determinar con cada vez mayor claridad
cuáles normas integran el bloque de constitucionalidad, tanto en sentido estricto como en
sentido lato. Así, conforme a esa dogmática, habría que concluir que hacen parte del bloque en
sentido estricto (i) el Preámbulo, (ii) el articulado constitucional, (iii) los tratados de límites
ratificados por Colombia, (iv) los tratados de derecho humanitario, (v) los tratados ratificados
por Colombia que reconocen derechos intangibles, (vi) los artículos de los tratados de derechos
humanos ratificados por Colombia, cuando se trate de derechos reconocidos por la Carta, y (vi)
la doctrina elaborada por los tribunales internacionales en relación con esas normas
internacionales. Como es obvio, esta lista genérica incluye específicamente los convenios de la
OIT y la doctrina elaborada por los órganos de control de esa organización internacional. Y de
otro lado, para integrar el bloque en sentido lato, habría que agregar a las anteriores pautas
normativas (i) las leyes estatutarias y (ii) las leyes orgánicas, en lo pertinente”. (UPRIMNY,
Rodrigo, “EL BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD EN COLOMBIA. Un análisis jurisprudencial y un
ensayo de sistematización doctrinal”, en www.djs.org.co.
4
CORTE CONSTITUCIONAL, C-225/95, M. P. Alejandro Martínez Caballero, en
www.ramajudicial/jurisprudencia
4
Posteriormente, en la misma vía, sostuvo la Corte que
5
Ídem.
5
sentencia que se comenta, que teniendo esta naturaleza, deben
integrarse al ordenamiento jurídico a través del bloque de
constitucionalidad. Dijo al respecto la Corte:
6
El valor de esta decisión, en materia del bloque de constitucionalidad,
estriba en el hecho de que se identifican los contenidos del mismo, no a
partir de normas jurídicas concretas, sino de la función que éstas
cumplen en razón de la protección de bienes jurídicos de especial
preponderancia y, por ello, fungen como patrones de comparación en la
determinación de la constitucionalidad de las leyes y, agregaríamos, en
la interpretación y aplicación de ellas, como consecuencia de un mandato
que emana de la misma Constitución Política.
6
CORTE CONSTITUCIONAL, C-479 de 1992, MM. PP. José Gregorio Hernández Galindo y
Alejandro Martínez Caballero, en www.ramajudicial/jurisprudencia.
7
CORTE CONSTITUCIONAL, C-067/03, M. P.: Marco Gerardo Monroy Cabra.
7
1.2. Bloque de constitucionalidad en sentido lato y en sentido
estricto.
8
SC-358/97 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz).
8
constitucionalidad de la legislación. Conforme a esta acepción,
el bloque de constitucionalidad estaría conformado no sólo por
el articulado de la Constitución sino, entre otros, por los
tratados internacionales de que trata el artículo 93 de la Carta,
por las leyes orgánicas y, en algunas ocasiones, por las leyes
estatutarias. (...)
En suma, es posible afirmar que aquellas normas que
pertenezcan al denominado bloque de constitucionalidad lato
sensu, se caracterizan por: (1) ser parámetro para efectuar el
control de constitucionalidad del derecho interno; (2) tener un
rango normativo superior a las leyes ordinarias (en algunos
casos son normas constitucionales propiamente dichas y, en
otros casos, ostentan una jerarquía intermedia entre la
Constitución y la ley ordinaria); y, (3) formar parte del bloque
de constitucionalidad gracias a una remisión expresa efectuada
por alguna disposición constitucional9.
9
CORTE CONSTITUCIONAL, C-191/98, M. P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz, en
www.ramajudicial/jurisprudencia.
9
constituyen parámetros de control constitucional aquellos
tratados y convenios internacionales que reconocen derechos
humanos (i) y, que prohíben su limitación en estados de
excepción (ii). Es por ello, que integran el bloque de
constitucionalidad, entre otros, los tratados del derecho
internacional humanitario, tales como los Convenios de
Ginebra, los Protocolos I y II y ciertas normas del Pacto de San
José de Costa Rica....".
Las normas que forman parte del bloque de constitucionalidad
latu sensu (algunos tratados sobre de derechos humanos, leyes
orgánicas y ciertas leyes estatutarias), forman parámetros de
validez constitucional, por virtud de los cuales, si una ley u otra
norma de rango inferior es incompatible con lo dispuesto en
cualquiera de dichas disposiciones, la Corte Constitucional
deberá retirarla del ordenamiento jurídico, para cumplir con el
mandato constitucional de velar por la guarda de la integridad y
supremacía de la Constitución10.
10
CORTE CONSTITUCIONAL, C- 774/01, M. P.: Rodrigo Escobar Gil, en
www.ramajudicial.gov.co/Jurisprudencia
10
internacional. No obstante, el problema se resuelve fácilmente de
acuerdo con el contenido del artículo 4 de la Constitución Política, según
el cual “La Constitución es norma de normas. En todo caso de
incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se
aplicarán las disposiciones constitucionales”, de forma que si una ley –
aún de rango superior y jerarquía constitucional- se encuentra en
contradicción con el alcance o contenido de una disposición de las que
integran el bloque de constitucionalidad en sentido estricto, debe darse
prevalencia al contenido constitucional.
11
d. Los principios que se desprenden del debido proceso, como
garantía fundamental de todo procedimiento legítimo, según el
cual en los procesos penales, cualquiera que sea la forma que
ellos adopten, se deben respetar y proteger las garantías
constitucionales de los procesados y asegurar el ejercicio de los
derechos de las víctimas, todo ello dentro de las regulaciones que
ordenan el trámite procesal.
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según el cual la persona humana, por el sólo hecho de serlo, tiene un
conjunto de derechos inviolables que el estado, como organización
política establecida para garantizar a los ciudadanos su ejercicio, debe
respetar como fundamento de su legitimidad11.
14
En los instrumentos internacionales citados al inicio de esta enunciación,
se establecen obligaciones a los estados en el sentido de que tienen
deberes de respeto y garantía respecto de los derechos consagrados en
ellos13.
13
PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS, PARTE II, “Artículo 2. 1. Cada
uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a
todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los
derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social”.
CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS, PARTE I, Deberes de los Estados y
derechos protegidos, Capítulo I Enumeración de deberes.
“Artículo 1. Obligación de respetar los derechos
1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.”
14
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988.
15
humanos. Como consecuencia de esta obligación los Estados
deben prevenir, investigar y sancionar toda violación de los
derechos reconocidos por la Convención y procurar, además, el
restablecimiento, si es posible, del derecho conculcado y, en su
caso, la reparación de los daños producidos por la violación de
los derechos humanos15.
15
Ídem.
16
derecho internacional se han dictado para gobernar el desarrollo de las
guerras y conflictos armados.
17
d. Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra el 12 de agosto de
1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos
armados sin carácter internacional (Protocolo II), entrado en
vigor para Colombia el 15 de febrero de 1996, por virtud de la
Ley 171 de 1994.
20
Toma de rehenes.
Atentados contra la dignidad personal.
Condenas y ejecuciones sin juicio previo y sin garantías.
Actos de terrorismo.
Esclavitud y trata de esclavos.
Pillaje.
Hacer padecer hambre a la población civil.
Actos de hostilidad contra bienes protegidos.
Desplazamientos forzados.
Tortura.
Acceso carnal violento.
Perfidia.
Actos de barbarie.
Destrucción y apropiación de bienes protegidos.
Reclutamiento ilícito.
Represalias.
21
De conformidad con estos principios, entonces, la responsabilidad no es
del estado ni de un grupo de personas, sino individual, corresponde al
sujeto individual –o colectivo- que ha cometido un crimen, responder
ante los tribunales internos de los estados, o ante los tribunales de
derecho penal internacional, por la conducta que ha realizado.
a. Genocidio.
c. Crímenes de guerra.
d. Crimen de agresión.
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los derechos fundamentales de la persona humana y que son
inherentes a ella; en el Derecho Internacional Humanitario se
ubican las disposiciones que están dirigidas a regular la guerra y
los conflictos armados sin carácter internacional; en el derecho
penal internacional se encuentran las normas que establecen las
conductas que afectan intereses generales de la humanidad y se
consideran crímenes en el ámbito universal.
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constituidos por los tratados para vigilar el cumplimiento de
dichos instrumentos internacionales; en el Derecho Internacional
Humanitario los tribunales competentes son los propios de los
estados y los tribunales internacionales, según que la conducta
sea juzgada en virtud de la competencia propia de un estado o
por la decisión de su juzgamiento en una instancia internacional o
mixta (por ejemplo, los tribunales para la ex-Yugoslavia o de
Ruanda); en el derecho penal internacional la competencia para el
juzgamiento de las conductas está radicada residualmente en la
Corte Penal Internacional y entra a operar cuando los tribunales
de los estados no sean capaces de adelantar el juzgamiento,
hayan renunciado a la jurisdicción o hayan realizado juicios por
fuera de los estándares internacionalmente admitidos.
16
Los instrumentos básicos del sistema interamericano son la Declaración Americana de los
derechos y deberes del hombre; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el
Protocolo adicional a la Convención Americana en materia de derechos económicos, sociales y
culturales "Protocolo de San Salvador"; el Protocolo a la Convención Americana sobre derechos
humanos relativo a la abolición de la pena de muerte; la Convención interamericana para
prevenir y sancionar la tortura; la Convención interamericana sobre desaparición forzada de
personas; la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
la mujer, "Convención de Belém do Pará"; la Convención interamericana para la eliminación de
todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad; la Carta de la
Organización de los Estados Americanos; la Carta democrática interamericana; la Declaración de
principios sobre libertad de expresión; el Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos; el Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; el Estatuto de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y el Reglamento de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
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La Comisión tiene “la función principal de promover la observancia y la
vigencia de los derechos humanos” y en tal sentido puede realizar
investigaciones y publicar informes sobre la situación de derechos
humanos en los países de la región, para formular recomendaciones a
los gobiernos “para que adopten medidas progresivas en favor de los
derechos humanos dentro del marco de sus leyes internas y sus
preceptos constitucionales, al igual que disposiciones apropiadas para
fomentar el debido respeto a esos derechos17” y además puede ocuparse
de casos individuales al tenor de lo previsto en los artículos 44 y
siguientes de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
cuyo trámite debe propiciar soluciones amistosas entre quien ha acudido
a solicitar el apoyo de la Comisión y el Estado involucrado.
19
En materia de casos contenciosos relacionados con Colombia, la Corte Interamericana ha
hecho pronunciamientos muy importantes, en: Caso Caballero Delgado y Santana Vs. Colombia.
Excepciones Preliminares. Sentencia de 21 de enero de 1994. Serie C No. 17; Caso Caballero
Delgado y Santana Vs. Colombia. Fondo. Sentencia de 8 de diciembre de 1995, Serie C No. 22;
Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de febrero de 2000.
Serie C No. 67; Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Sentencia de 6 de diciembre de 2001. Serie C
No. 90; Caso de los 19 Comerciantes Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 12
de junio de 2002. Serie C No. 93; Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Reparaciones. Sentencia de
26 Noviembre de 2002. Serie C No. 96; Caso 19 Comerciantes Vs. Colombia. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2004. Serie C No. 109; Caso "Masacre de
Mapiripán" Vs. Colombia. Excepciones preliminares. Sentencia 7 de marzo 2005. Serie C No.
122; Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de
septiembre de 2005. Serie C No. 132; Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134; Caso Masacre
de Pueblo Bello Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2006.
Serie C No. 140; Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2006 Serie C No. 148; Caso de la Masacre de
Pueblo Bello Vs. Colombia. Interpretación de la Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 159; Caso de la Masacre de la Rochela Vs.
Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de de mayo de 2007. Serie C No.
163; Caso Escué Zapata Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de
2007. Serie C No. 165.
20
Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículos 52 y siguientes.
26
decisiones de órganos internacionales de cumplimiento de los tratados
tienen, igualmente, fuerza vinculante para el Estado colombiano.
27
denuncias relativas a presuntas violaciones de derechos
consagrados en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, la Comisión puede decretar medidas cautelares
tendentes a evitar daños irreparables a las personas que
solicitan protección. Estas responden a la imperiosa necesidad
de evitar que durante la tramitación de un procedimiento ante
los órganos internacionales, se consumen de manera irreparable
las violaciones de los derechos establecidos en los convenios
internacionales respectivos, o se afecte a las personas que
solicitan protección. Así, el nuevo Reglamento de la CIDH que
entró en vigencia el 1º de mayo de 2001, estipuló sobre las
medidas cautelares:
28
6.- La naturaleza jurídica de las medidas cautelares ha sido
descrita por esta Corporación como: "(u)n acto jurídico
adoptado por un organismo internacional de protección de los
derechos fundamentales mediante el cual se conmina al Estado
demandado para que adopte, en el menor tiempo posible, todas
las medidas necesarias, de orden administrativo o judicial, a fin
de que cese una amenaza que se cierne sobre un derecho
humano determinado. La práctica de la CIDH en la materia
muestra además que tales medidas, decretadas por un órgano
de naturaleza cuasijurisdiccional, pueden ser adoptadas en el
curso de un proceso que se adelante contra un Estado Parte o
incluso sin que haya sido presentada aún la demanda, es decir,
como una especie de medida cautelar previa".
En efecto, esta Corporación ha señalado en varias
oportunidades que las medidas cautelares decretadas por la
CIDH comportan carácter vinculante a nivel interno, por cuanto
éste es un órgano de la Organización de Estados Americanos -
OEA- del cual Colombia hace parte, al igual que es Estado Parte
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos que fue
aprobada por la Ley 16 de 1972 y ratificada el 31 de julio de
1973. De igual manera, en razón a que el Estatuto de la CIDH
fue adoptado por la Asamblea General de la OEA, en la cual
participa Colombia. Y, en virtud de que la Convención, en tanto
tratado de derechos humanos, según el artículo 93
constitucional, inciso primero, está incorporada al ordenamiento
interno y hace parte del bloque de constitucionalidad.
7.- En igual sentido, esta Corporación indicó, al estudiar el tema
de la incorporación y efectos de las medidas cautelares
decretadas por la CIDH, que las fuentes del derecho
internacional público son incorporadas de manera automática a
los ordenamientos jurídicos internos sin que se requiera una
norma de transformación, como sería el caso de una ley. De lo
anterior coligió, entonces, que las medidas cautelares adoptadas
por la CIDH se incorporan de manera automática al
ordenamiento jurídico colombiano. Y agregó, en relación con sus
efectos jurídicos en el ordenamiento interno, que dichas
medidas deben ser examinadas de buena fe por las autoridades
públicas en virtud de que el Estado colombiano es Parte en el
Pacto de San José de Costa Rica y, principalmente, en atención
a sus particulares características procesales y los fines que
pretenden alcanzar. Su fuerza vinculante en el ordenamiento
interno conllevaría, de esta manera, un deber correlativo de las
autoridades del Estado de hacer efectivos los deberes de
respeto y protección de los derechos fundamentales que tienen
29
asignados, en virtud de la Constitución Política, las diversas
autoridades públicas colombianas.
Concluyó así la Sala Novena de Revisión que, habida cuenta de
que las medidas cautelares aluden a casos concretos con
beneficiarios determinados y que apuntan a salvaguardar la vida
e integridad personal de éstos, el Estado destinatario de las
mismas no goza de discrecionalidad absoluta para cumplir o no
lo decidido por la CIDH, pues no se trata de situaciones
generalizadas de violaciones de los derechos humanos en un
Estado, casos en los cuales este órgano internacional de
protección emite recomendaciones, cuyo carácter vinculante ha
suscitado una discusión en la doctrina internacional.
Aunado a lo anterior, sustraerse de dar cumplimiento a las
medidas cautelares decretadas por la CIDH sería tanto como
desconocer la obligación internacional consagrada en los
artículos 1º y 2º de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos que señalan que: "los Estados Partes en esta
Convención se comprometen a respetar los derechos y
libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
ejercicio a toda persona que esté sujeto a su jurisdicción, sin
discriminación alguna por motivo de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición social" y que "si el ejercicio de los derechos y
libertades mencionados en el Artículo 1º no estuviere ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los
Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta
Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que
fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades".
La jurisprudencia proferida por esta Corporación ha indicado,
entonces, que las medidas cautelares decretadas por la CIDH
tienen carácter vinculante en el ordenamiento jurídico interno.
Dicha vinculatoriedad se desprende de las siguientes premisas:
(i) Colombia hace parte de la Organización de Estados
Americanos y es Estado Parte en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (aprobada por la Ley 16 de 1972 y
ratificada el 31 de julio de 1973). (ii) La Convención, en tanto
tratado de derechos humanos, está incorporada al
ordenamiento interno y hace parte del bloque de
constitucionalidad, de conformidad con el artículo 93 Superior,
inciso primero. (iii) En virtud de los principios generales del
Derecho Internacional Público, las medidas cautelares se
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incorporan de manera automática al ordenamiento jurídico
interno. (iv) Según lo estipulado por los artículos 1º y 2º de la
Convención Americana, los Estados Partes asumen el
compromiso de "respetar los derechos y libertades reconocidos
en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio" a toda persona
sujeta a su jurisdicción, así como a adoptar las medidas
legislativas o de otro carácter necesarias para hacer efectivos
tales derechos.
8.- De igual manera, la Corte ha indicado que la acción de
tutela, a pesar de no haber sido concebida para garantizar el
cumplimiento interno de las medidas cautelares decretadas por
la CIDH, puede convertirse en el mecanismo idóneo a fin de
obtener su efectivo cumplimiento, en atención a que tanto estas
medidas como el mecanismo tutelar apuntan, principalmente, a
prevenir un perjuicio irremediable en relación con la vulneración
de algún derecho inherente al ser humano. Así, el juez de tutela
puede emitir una orden específica para que las autoridades
estatales protejan un derecho fundamental cuya amenaza o
vulneración justificó la adopción de una medida cautelar por
parte del órgano de protección internacional.
Adicionalmente, el incumplimiento de las medidas cautelares
decretadas por la CIDH, de conformidad con la jurisprudencia
constitucional, implica la vulneración del derecho al debido
proceso tanto interno como internacional. La Corte sustentó su
afirmación en las siguientes premisas: (i) Colombia ratificó la
Convención Americana de Derechos Humanos, (ii) al hacerlo
reconoció la competencia que tienen los órganos encargados de
su protección -Comisión y Corte Interamericana de Derechos
Humanos-. (iii) El ejercicio de sus competencias para la efectiva
protección de los derechos consagrados en la Convención, en
particular el conocimiento de denuncias individuales, está regido
por un proceso claramente determinado. (iv) De ese debido
proceso es titular la persona que, haciendo uso del derecho que
le da la Convención de presentar peticiones individuales, acude
a presentar la propia, por la presunta vulneración de derechos
humanos por parte del Estado, y, también, el Estado
denunciado. (vi) El pleno cumplimiento del debido proceso para
el individuo que solicita la protección ante instancias
internacionales se debe perfeccionar a nivel interno cuando el
Estado cumpla con lo dispuesto por la Comisión. Y, (vii) en caso
de que no se cumpla integralmente con el debido proceso, su
cumplimiento puede ser exigido por medio de tutela. Este
mecanismo procede, pues, por cuanto a nivel interno no hay
31
ninguna otra garantía judicial para exigir el cumplimiento de las
medidas cautelares decretadas por la Comisión.
9.- Analizado el aspecto de la naturaleza jurídica de las medidas
cautelares y sus efectos en nuestro ordenamiento interno,
procede la Sala Séptima de Revisión a elaborar un recuento de
lo establecido por esta Corporación en torno al tema de las
autoridades o entidades estatales a quienes compete dar
cumplimiento a las medidas cautelares decretadas por este
órgano de protección internacional.
32
orden interno, "es necesario que se den los dos supuestos a la
vez, de una parte, el reconocimiento de un derecho humano, y
de la otra que sea de aquellos cuya limitación se prohíba
durante los estados de excepción". En tales circunstancias es
claro que los tratados de derecho internacional humanitario,
como los Convenios de Ginebra de 1949 o el Protocolo I, o este
Protocolo II bajo revisión, cumplen tales presupuestos, puesto
que ellos reconocen derechos humanos que no pueden ser
limitados ni durante los conflictos armados, ni durante los
estados de excepción. Además, como lo señaló esta Corporación
en la revisión del Protocolo I, y como se verá posteriormente en
esta sentencia, existe una perfecta coincidencia entre los
valores protegidos por la Constitución colombiana y los
convenios de derecho internacional humanitario, puesto que
todos ellos reposan en el respeto de la dignidad de la persona
humana. En efecto, esta Corte ya había señalado que "las
disposiciones del derecho internacional humanitario que tratan
sobre el manejo de las personas y las cosas vinculadas a la
guerra, como las que señalan la forma de conducir las acciones
bélicas, se han establecido con el fin de proteger la dignidad de
la persona humana y para eliminar la barbarie en los conflictos
armados21.
22
Corte Constitucional. Sentencia T-409/92 del 8 de junio de 1992. M. P. José Gregorio
Hernández Galindo.
34
B. Estándares interamericanos y nacionales de derechos
humanos en el marco de la misión de la Defensoría Pública.
35
De particular importancia es, en materia del derecho a la justicia, que
los mecanismos que se prevean en este ámbito faciliten el acceso a la
justicia a los pobres, en forma tal que puedan iniciar litigios o
comparecer a ellos sin que para estos fines sea un obstáculo la carencia
de recursos económicos, derecho cuya protección, en Colombia está a
cargo de la Defensoría del Pueblo a través de la oficina de defensoría
pública.
36
formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente
idóneo para establecer si se ha incurrido en una violación a los
derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla.
38
derecho fundamental que, además, forma parte del núcleo
esencial del derecho al debido proceso.
De conformidad con la jurisprudencia de la Corte, el acceso a la
justicia comporta no sólo la posibilidad de que cualquier persona
solicite la protección de sus derechos ante los jueces
competentes, sino también, por expresa autorización del
artículo 116 constitucional, que pueda resolver sus disputas a
través de mecanismos como la conciliación o el arbitraje. Así, ha
dicho que
40
escoger entre la solución negociada del conflicto o la vía
judicial”(subrayado fuera de texto).
41
la función pública “encargada por la Constitución Política y la ley
de hacer efectivos los derechos, obligaciones, garantías y
libertades consagrados en ellas, con el fin de realizar la
convivencia social y lograr y mantener la concordia nacional”.
Esta Corporación, al resolver sobre la conformidad con la Carta
Política de la norma en mención, destacó el compromiso de los
servidores públicos con la realización de la convivencia pacífica
y la vigencia de un orden justo y en consecuencia recordó a los
jueces su deber de adoptar decisiones serias, eficientes y
eficaces, en orden a la protección cierta y efectiva de todas las
personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias y libertades (subrayas fuera del texto).
42
legitima por la forma misma, sino por su condición de ser vehículo para
hacer efectivas las garantías constitucionales que merecen protección en
el curso de las actuaciones judiciales (y también las administrativas,
según el explícito contenido del artículo 29 de la Constitución de 1991).
44
n. Principio de legalidad de la prueba, que impide a los jueces decidir
con fundamento en pruebas que hayan sido practicadas o
incorporadas al proceso con violación de las reglas del debido
proceso.
El derecho de defensa que cumple con las reglas del debido proceso, en
consecuencia, implica permitir que tenga acceso a las diligencias que se
adelantan en el curso de la investigación; conocer el expediente que se
levanta en su contra; permitir que concurra ante la autoridad judicial
debidamente asistido de un apoderado; permitirle su presencia en los
interrogatorios que se hagan a los testigos del hecho; admitir la
posibilidad de que el imputado interrogue a tales testigos así como
elevar contra ellos las tachas que sean pertinentes, en fin, permitir al
imputado la presentación de alegatos y otros medios de controversia de
la prueba.
46
En materia del alcance del debido proceso, es conveniente mencionar la
sentencia C-475/97, en el que la Corte Constitucional sentó su criterio
sobre el contenido del debido proceso:
49
plexo de garantías que tienen arraigo constitucional y regulación legal
específica.
26
Ver sobre este punto la Observación General No. 8 del Comité de Derechos Humanos.
27
De acuerdo con el artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la
privación de la libertad solamente procede por “las causas y en las condiciones fijadas de
antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas
conforme a ellas”, es decir, requiere siempre de condiciones legalmente reguladas en forma
específica.
50
En este sentido, las personas detenidas tienen el derecho a ser
informadas desde el mismo momento de su detención sobre la razones
de la misma28, información que se ha de suministrar en forma tal que se
entienda tales motivos y se permita el ejercicio de los derechos
fundamentales correspondientes, así como con la expresión de los
detalles por los cuales se ordena la privación de la libertad. En tal razón,
por ejemplo, no son admisibles a la luz de los derechos consagrados en
el artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos Humanos las
informaciones que simplemente dan cuenta de la autoridad que ha
ordenado la detención, pues el debido control de legalidad de la medida
exige que, además, se conozcan los motivos de ella, esto es, si se
dispuso por la imputación de un delito, en caso de que así haya sido, se
determine la conducta ilícita correspondiente, y además que se
comunique al afectado la existencia de una providencia con fundamento
en la cual se le priva de su libertad.
28
El artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos es más explícita que el
texto del Pacto, en tanto que establece explícitamente que la persona detenida debe ser
informada, sin demora, “del cargo o cargos formulados contra ella”, de manera que según este
texto, la información que se ha de suministrar al imputado debe ser detallada en función de la
acusación específica que contra él se haya formulado.
29
Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 7 (5).
51
Otro elemento importante que se desprende de la consagración del
derecho a la libertad personal, está consignado en el artículo 9 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos mediante la expresión “La
prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe
ser la regla general”. Esta limitación impone a los estados la obligación
de utilizar la detención preventiva solamente en los casos expresamente
regulados para ella y con las formalidades y motivos previstos en la ley,
normas que, de acuerdo con los principios de interpretación que rigen
en materia de derechos fundamentales, deben ser interpretadas de
manera restrictiva, para buscar los mayores ámbitos de protección del
derecho afectado con la medida.
30
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 9; Convención Americana sobre
Derechos Humanos, artículo 7.
52
mediante la cual la persona privada de la libertad puede discutir la
legalidad de su encarcelamiento.
31
Ley 1095 de 2006.
32
OFICINA EL COLOMBIA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS
DERECHOS HUMANOS, Compilación de jurisprudencia y doctrina nacional e internacional,
Volumen IV, “Comisión de derechos humanos, Informe presentado por el señor Manfred Nowak,
experto independiente encargado de examinar el marco internacional existente en materia penal
y de derechos humanos para la protección de las personas contra las desapariciones forzadas o
involuntarias, 8 de enero de 2002”, p. 101.
53
• la obligación de establecer normas jurídicas internas en las que se
indiquen a los funcionarios autorizados para ordenar la privación
de la libertad;
• el derecho efectivo de hábeas corpus y otras garantías contra la
detención arbitraria;
• la obligación de garantizar la investigación de toda denuncia de
desaparición forzada por una autoridad oficial independiente;
• el derecho de los familiares a un recurso judicial rápido, sencillo y
efectivo, en casos de desaparición forzada;
• el establecimiento y mantenimiento de un registro actualizado
oficial y generalmente accesible de todos los detenidos y registros
centralizados de todos los lugares de detención;
• la prohibición absoluta de lugares secretos de detención;
• el derecho de acceso a cualquier lugar de detención por una
autoridad oficial independiente;
• la puesta en libertad de todos los detenidos de manera que
permita una verificación fiable;
• la responsabilidad de los autores de desaparición forzada en
derecho civil;
• la formación adecuada del personal de prisiones y de los agentes
del orden público.
54
legales- puedan reputarse como incompatibles con el respeto a
los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras
cosas, irrazonables, imprevisibles, o faltos de proporcionalidad.
48. En el caso sub judice, le resulta imposible a la Corte
determinar si la detención de Asok Gangaram Panday, fue o no
por “causas y en las condiciones fijadas de antemano” por la
Constitución Política de dicho Estado o por leyes dictadas
conforme a ella, o si tal Constitución o leyes eran compatibles
con las ideas de razonabilidad, previsibilidad y proporcionalidad
que deben caracterizar a toda detención o retención legal a fin
de que no se les considere arbitrarias33.
33
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Gangaram Panday Vs. Surinam. Sentencia
de 21 de enero de 1994 (Fondo, Reparaciones y Costas)
34
Ver, por ejemplo, Caso Loayza Tamayo vs. Perú.
55
virtud de leyes especiales (las de lucha contra el terrorismo, por
ejemplo) se impide a las personas acusadas de cometer ciertos delitos
hacer efectiva la protección que se consagra en el derecho internacional
de los derechos humanos, puesto que tales garantías se consideran
inderogables, aún en los estados de excepción.
35
Sentencia C-301 de 1993. En igual sentido C-634 de 2000.
56
La Corte ha sostenido:
57
las prerrogativas en que consiste el derecho y los limites del
mismo.."36.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
36
Sentencia C-397 de 1997. Subrayado por fuera del texto original.
58
derechos humanos, Normativa, jurisprudencia y doctrina de los sistemas
universal e interamericano, Bogotá, 2004.
59