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TRANSGENICOS
Qué es Ósmosis:
La ósmosis es el movimiento, el paso o el flujo del agua, del líquido o gas
(disolvente en una solución) entre los diferentes tipos de concentración de
sustancias que pueden ser disueltas.
La ósmosis es un proceso relacionado con la física y la química, y es esencial
para la supervivencia de las células, en el metabolismo celular de los seres
vivos, también está relacionada con la disciplina de la biología.
Ósmosis inversa
La ósmosis inversa es el proceso opuesto, donde la sustancia (soluto) se
separa del disolvente a través de un proceso, aplicando una presión superficial
mayor que la presión osmótica, en las membranas impermeables que no
permiten que el agua pase, oponiéndose al flujo normal de la ósmosis.
Algunos ejemplos en los que se utiliza esta técnica son, para remover el
alcohol de la cerveza, para concentrar el suero lácteo, por ejemplo, del queso,
y muchos otros procedimientos industriales.
Ósmosis y difusión
La ósmosis y la difusión son dos tipos de transporte pasivo, que ocurre entre
dos soluciones y que tiene como objetivo igualar las concentraciones de esas
soluciones.
La difusión es el transporte de solutos a través de membranas, del medio más
concentrado (hipotónico) al medio menos concentrado (hipertónico). La
ósmosis es el paso de la sustancia para disolverse del medio de concentración
más alta hacia el medio de menor concentración.
Presión osmótica
La presión osmótica es una presión externa ejercida sobre la solución con
mayor concentración de solutos, impidiendo su dilución. De una forma más
simple, la presión osmótica es una fuerza que se aplica para impedir el proceso
de ósmosis.
FRUTAS TRANSGENICAS
Modificar genéticamente los alimentos, es una de las grandes controversias de nuestros días.
Hay quien ve en estos alimentos la solución al hambre en el mundo, mientras que otros temen
efectos desconocidos sobre la salud.
El primer alimento, modificado por la ingeniería, en ser producido para el consumo masivo fue
el tomate Flavr Svr.
Los alimentos que posteriormente se modificaron fueron la soja transgénica, en la cual se
modificó su constitución para hacerla más resistente a herbicidas y el maíz, al que se le
modificó para resistir determinados insectos y generar mayores rindes por cultivo y cosecha.
Algunas de las aproximadamente 280 instituciones o sociedades científicas que ratifican la seguridad de
los cultivos transgénicos y sus productos derivados (basados en la evidencia científica).
Antes de proseguir en el tema de la bioseguridad, algo que debe quedar claro es que cuando se afirma que
los “cultivos transgénicos son seguros”, significa que estos no presentan mayores riesgos que sus
símiles convencionales no transgénicos, ya que ninguna actividad humana, incluida la agricultura y el
mejoramiento genético vegetal, presenta riesgo cero. Para entender lo anterior, hay que tener en cuenta
que por más de 10 mil años el ser humano ha modificado genética y morfológicamente mediante selección
artificial a los cultivos alimentarios, a partir de ancestros de pequeño tamaño, con poco alimento, sabor no
muy agradable, y generalmente de alta toxicidad – ya que en la evolución de las plantas, al no poder
moverse estas adquirieron la capacidad de producir toxinas para defensa ante predadores herbívoros. En
la siguiente imagen pueden observar los ancestros del maíz, brassicas (coliflor, brócoli, repollo, col de
bruselas), trigo, plátano, tomate, y zanahoria. Para aprender más sobre este tema, les recomiendo leer “El
Huerto Evolutivo” y/o ver este video de una entretenida y pedagógica charla del Dr. Gabriel León sobre el
origen de los cultivos modernos utilizados en nuestra alimentación.
Algunos cultivos modernos y sus ancestros silvestres. | Fila superior (de izquierda a derecha): maíz,
brassicas (coliflor, brócoli, repollo, col de bruselas), trigo, lechuga. | Fila inferior (de izquierda a derecha):
plátano, tomate, zanahoria.
Este proceso de “domesticación” de cultivos mediante selección por varios milenios, sumado a otras
técnicas modernas de mejoramiento convencional del siglo pasado como la hibridación (o cruce) y
la mutagénesis radioactiva/química (sí, como lo leyó, se someten plantas a radiación), produjo cambios
genéticos enormes, con un alto grado de incertidumbre e imprevisibilidad asociada, ya que este tipo de
técnicas intercambian y mueven grandes cantidades de material genético. Las variaciones genéticas que
ocurrieron dentro de los organismos son desconocidas, aleatorias y azarosas provocando que quizás se
hayan desarrollado (o eliminado) nuevas funciones, inestabilidad génica, o bien modificación de vías
metabólicas, entre otros, que deben estabilizarse en largos programas de selección y mejoramiento.
Imagen Original de The Genetic Literacy Project | Traducido por Felix Moronta.
En el mejoramiento por ingeniería genética, los científicos solamente toman e insertan los genes deseados
de una planta (u otro organismo) de una forma segura, ya que solo se mueve uno o pocos genes conocidos
en lugares controlados del genoma de la planta receptora, eliminando el azar y la incertidumbre propia del
mejoramiento convencional. Además es muy importante saber que, a diferencia de los métodos
convencionales, todos estos cambios son sometidos a rigurosos y variados análisis de inocuidad
antes de salir al mercado. Esto permite evitar lo que ha ocurrido en algunas ocasiones con cultivos
producidos por mejoramiento convencional, como por ejemplo, un apio resistente a insectos (generado por
mutagénesis radioactiva) que causó quemaduras graves a los temporeros que la cosecharon por su alta
concentración de una sustancia cancerígena (psolarenos), o la papa lenape, con altos niveles de
glicoalcaloides (causantes de irritación intestinal, ulceras, hemorragias y hasta consecuencias mortales)
obtenida por un cruce con una variedad de Perú.
Regresando al tópico del consenso científico que se manifiesta a favor de la seguridad de los cultivos
transgénicos, este no se construye o aparece de la nada, sino a través de la amplia evidencia científica
que se ha ido revisando, replicando, testeando y acumulando por un largo periodo de tiempo.
Por otro lado, en 2015 la revista Nature Biotechnology publicó una amplia revisión de un investigador
chileno sobre el conflicto de interés (COI) de casi 700 publicaciones de importancia sobre seguridad
alimentaria de cultivos transgénicos (publicados entre 1993-2014). Esto dentro de un total de más de 32 mil
reportes que existen en la literatura científica sobre cultivos y alimentos transgénicos. El resultado demostró
que un 58,3% (406 papers de los 698) del total de publicaciones no tenía COI tanto de afiliación
profesional del autor, como del origen del financiamiento. En categorías como «efectos no
intencionales», «procesamiento», «potencial alergénico» y «digestibilidad» las cifras son de un 77,9%,
77,8%, 71,7% y 69,2% respectivamente de publicaciones sin COI.
Finalmente, me atrevería a decir que tras 40 años de investigación en laboratorio y campo y 20 años de
consumo humano y animal de cultivos transgénicos, crecidos en una cantidad acumulada de más de 2,1 mil
millones de hectáreas a lo largo de 30 países, y consumidos en más de 60 países sin presentar reportes
negativos a la salud ni al medio ambiente, califica como un “experimento natural de largo plazo” bastante
robusto que nos indica lo seguro de esta tecnología agrícola.
“Pero he leído sobre científicos que han encontrado efectos dañinos ¿Qué hay sobre
eso?”
Efectivamente, desde los años 1990’ cuando se inició el movimiento anti-transgénicos en el frente
ecologista, de vez en cuando aparecen estudios que sugieren efectos adversos por el consumo de estos
alimentos, algo que va fuera de la sólida tendencia a favor de la seguridad de los cultivos GM, y a diferencia
de los estudios con conclusiones favorables, gozan de amplia cobertura periodística por la polémica
que provocan. Según los detractores de esta tecnología, habrían “cientos o miles de estudios” que
demostrarían daños a nivel hepático, coronario, reproductivo, intestinal, inmunitario, cáncer y formación de
tumores, entre otros.
Para analizar de forma objetiva lo anterior, citaré un reciente estudio publicado en 2017 en la revista Plant
Biotechnology por un científico chileno junto a uno estadounidense, en los cuales analizaron más de 700
estudios de importancia que evaluaban la inocuidad de los cultivos GM. ¿Que fue lo que encontraron?
Primero, que no son “cientos ni miles de estudios”, sino que de estos más de 700 estudios, apenas 35 (un
5% del total) reportaba efectos adversos por consumo de transgénicos.
En este sentido, como se ve en la imagen inferior, los opositores a los cultivos GM caen en la falacia de la
evidencia incompleta (cherry picking). Mientras una persona objetiva y dispuesta a analizar la evidencia
completa, ve que hay una tendencia sólida de estudios a favor y de vez en cuando aparece una “anomalía”
(un estudio con una conclusión contraria) que se debe analizar, el anti-transgénico reniega de la tendencia
sólida a favor como meros “estudios financiados por la industria” (algo falso como ya se explicó) y califica a
ese estudio aislado como una prueba 100% irrefutable – y como se mencionó,muchas veces la prensa
cubre más estos estudios por la polémica que causan, en lugar del otro 95% de estudios que demuestran
que los cultivos GM son seguros.
Segundo, estos pocos estudios presentan invariablemente una serie de problemas que los han llevado
a ser cuestionados y refutados en sus conclusiones, no solo por la “industria” como suelen decir los anti-
OGM, sino también por agencias regulatorias gubernamentales, academias científicas, e investigadores
independientes de distintos países. ¿Cuáles son estas problemáticas? Errores metodológicos graves que
incluyen problemas de diseño/ejecución/análisis experimental, mala interpretación de datos, carencia de
controles experimentales adecuados, ausencia de significancia biológica real, entre otros, razones por la
cual probablemente la mayoría son publicados en revistas de bajo impacto.
Tercero, este tipo de estudios solo abordan 5 eventos de transformación (inserción particular de ADN
ocurrida en una célula vegetal a partir de la cual se originó la planta transgénica), y con esos pocos eventos
se pretende demonizar a los más de 490 eventos que se han comercializado a nivel global – de los cuales
cada uno pasa un proceso regulatorio caso por caso antes de salir al mercado, ya que han sido
desarrollados para diferentes objetivos y necesidades agrícolas.
Cuarto, estos estudios se publican en revistas de poca importancia y bajo factor de impacto, y la
mayoría provienen de los mismos laboratorios y grupos de investigación. Los que más se repiten,
son los del científicos francés Séralini, y los italianos Infascelli y Malatesta.
Quizás la principal característica de estos estudios, es la pésima metodología que tienen; solo para
mencionar un ejemplo, en el año 2012 un estudio del mencionado Séralini generó una polémica mundial
debido a las fotos de ratas con tumores (del tamaño de una pelota de ping-pong) del grupo experimental
alimentado con una variedad maíz GM y glifosato (herbicida usado en algunos cultivos GM tolerantes a
herbicidas). Resulta que Séralini utilizó en un estudio de laboratorio de largo plazo (2 años, la vida completa
del animal) una raza de ratas conocida como Sprague-Dawley, la cual se utiliza exclusivamente en su etapa
juvenil y solo en estudios de 3 meses. Esto se debe a que esta raza naturalmente por su genética presenta
un porcentaje de riesgo altísimo de formar tumores espontáneos durante su vida, específicamente 76,7%
en hembras y 95,8% en machos, independientemente del tipo de alimento consumido (transgénico,
convencional u orgánico). En efecto, las ratas del grupo control (que no consumió alimento GM ni glifosato)
tuvieron el mismo nivel de formación de tumores. También, no había una relación dosis-respuesta entre las
variables experimentales y los supuestos efectos observados, no se evaluó la presencia de
micotoxinas, entre otros errores. Es por ello que la publicación fue ampliamente criticada y cuestionada por
organismos como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), seis Academias Científicas de
Francia, el Instituto Belga de Investigación de Ciencias de la Vida (VIB), el Instituto Federal Alemán para la
Evaluación de Riesgos (BfR), además de otras instituciones y científicos de todo el mundo. Finalmente en
el año 2013 la revista “Food and Chemical Toxicology” retiró el estudio.
Séralini inflingió sufrimiento inapropiado e innecesario a las ratas del experimento, que deberían haber
sido sacrificadas mucho antes de que los tumores llegarán a esos tamaños. Por el contrario, las mantuvo
vivas para poder obtener fotos que causaran polémica contra los cultivos GM. Fue una violación ética
grave, y ni siquiera fue un estudio con valor biológico.
Algo curioso es que mientras la prensa mundial le dio bastante cobertura al estudio de Séralini, pasó por
alto que el mismo año, y en la misma revista, se publicó un meta-análisis que recopilaba 12 estudios a
largo plazo (de más de 90 días, hasta 2 años de duración) y 12 estudios multigeneracionales (de 2 a 5
generaciones) en diversas especies de animales, los cuales no encontraron ningún peligro para la salud
y, en general, no hubo diferencias estadísticamente significativas en los parámetros fisiológicos
observados; además, concluyó que las plantas GM son nutricionalmente equivalentes a sus
contrapartes no transgénicas y se pueden utilizar con seguridad en los alimentos y los piensos
animales. Dejo este enlace que agrupa más estudios de largo plazo en diversos animales llegando a la
misma conclusión – incluso un estudio que considera 10 generaciones.
Séralini no es el único que ha sufrido la retracción o retiro de alguno de sus estudios por la revista que lo
publicó, los grupos mencionados de Infascelli también ha visto algunos de sus trabajos retirados, y no solo
por mala metodología, sino también por lisa y llana falsificación de datos. A la fecha, el grupo de Infascelli
ha tenido dos trabajos retractados por manipulación digital de las imágenes usadas en la publicación,
invalidando sus resultados obtenidos. Anteriormente en esta web cubrimos esta polémica
en este y este artículo.
Otros problemas que se le achacan (erróneamente) como “exclusivos” a los cultivos GM, son, por ejemplo,
las malezas o insectos resistentes, algo que ocurre por presión selectiva en cualquier cultivo
(convencional, transgénico u orgánico), o “perdida de biodiversidad“, fenómenos biológicos/agrícolas
que la agricultura ha afrontado desde mucho antes de la introducción de los cultivos GM.
¿Monocultivos? ¿Patentes? esto existe en cultivos convencionales al menos desde la década de
1930’ cuando se comenzó a utilizar variedades de alto rendimiento – y son usadas por entidades
públicas y privadas. Estos casos que suelen mencionarse no son algo propio ni exclusivo de los
cultivos GM. No se deben confundir una tecnología, con aristas que son propias del ámbito
económico o modelo de desarrollo agro-industrial. Podemos hoy mismo eliminar los cultivos GM de
todo el mundo, y mañana seguirán existiendo los monocultivos, las patentes, los pesticidas, herbicidas,
reducción o recambio de variedades, entre otros.
¿Por qué han apostado por adoptar y desarrollar ellos mismos esta tecnología? Por que son una
herramienta más de mejoramiento genético que les permite lograr los objetivos que demandan tanto sus
agricultores como consumidores. A esto se suma que ya existen diversos beneficios reportados como mayor
productividad, mejor manejo agronómico, reducción de pérdidas, ahorro de insumos (combustible y
fitosanitarios) y mayor sustentabilidad ambiental. El estudio GM crops: global socio-economic and
environmental impacts 1996-2015, de los consultores agrícolas británicos Graham Brookes y Peter Barfoot,
reportó diversos beneficios, entre ellos:
Los cultivos GM han reducido el uso de pesticidas entre 1996 y 2015 en 620 millones de kilogramos.
Como resultado, esto ha disminuido el impacto ambiental asociado a los fitosanitarios usados
en la superficie sembrada con cultivos GM en un 19%.
Reducción significativa de emisión de gases de efecto invernadero de las prácticas agrícolas. Esto
como consecuencia de un menor uso de combustible y menor almacenamiento adicional de carbono
en el suelo por reducción de la labranza. Solo en 2015, esta reducción fue de 26.700 millones de
kilogramos de dióxido de carbono de la atmósfera, lo que equivale a retirar casi 12 millones de
automóviles de las calles durante un año.
Entre 1996 y 2015, gracias a los cultivos GM se produjo un adicional de 357,7 millones de toneladas
de maíz y 180,3 millones de toneladas de soja, 25,2 millones de toneladas de fibra de algodón, y 10,6
millones de toneladas de canola. Y solo en Estado Unidos y Canadá produjeron un extra de 760.000
toneladas de remolacha azucarera en el mismo periodo. Esto ahorró 174 millones de hectáreas en
suelos adicionales (una superficie muy cercana a la de todo México), ya que se produce más
con menos tierra.
Para el período de 18 años (1996-2015), el aumento extra de la renta agraria global debido al uso de
cultivos GM fue de US$167.700.000.000, y se dividió en partes iguales entre los agricultores de países
en desarrollo y desarrollados. Sin embargo, los mayores aumentos de rendimiento fueron obtenidos
por los agricultores en los países en desarrollo. En los países en desarrollo, los productores recibieron
$5,15 dólares por cada dólar invertido en semillas transgénicas, mientras que en los países
desarrollados este valor fue de $2,76 dólares.
Finalmente, un reciente meta-análisis reciente, “A Meta-Analysis of the Impacts of Genetically Modified
Crops” (Qaim, 2014) [véase análisis racional de las críticas al estudio], que consistió en una revisión de
147 estudios, muestra evidencia de que los cultivos transgénicos de soya, maíz y algodón:
Han disminuido en un 37% el uso de pesticidas.
Han permitido aumentar un 22% el rendimiento.
Han generado un 68% más de ganancias para los agricultores.
Las ganancias son mayores para los agricultores de países en desarrollo en relación a los agricultores
de países desarrollados.
Actualmente ya están en desarrollo avanzado (en diversos países) nuevos cultivos GM con resistencia a la
sequía, a suelos salinos, a inundaciones, con mejor uso del nitrógeno, para combatir el hambre y
desnutrición, o de mayor valor nutritivo para una dieta más saludable y aptos para gente con alergias o
intolerancias alimentarias. También, fuera de lo alimentario, se esta trabajando en cultivos GM con mayor
eficiencia en la biorremediación de ecosistemas y fitorremediación de suelos, con mayor capacidad de
producción de biopolímeros de interés industrial o que permitan una producción más barata y segura de
fármacos, vacunas y otros compuestos de interés farmacéutico en plantas. Y esto es solo una parte de la
amplia potencialidad que ofrece la biotecnología a la agricultura, el medio ambiente y la lucha contra el
hambre. Seguramente las próximas generaciones se preguntarán cómo era posible que en nuestros
tiempos mucha gente se opusiera a una tecnología que habrá acumulado para entonces una enorme
cantidad de ventajas ambientales, productivas, agrícolas, económicas y sanitarias.
Niveles de Uso
Etiquetado
Este producto cumple con todos los requisitos del Código Alimentario, standards del U.S. Code of
Federal regulation (FDA: Food and Drug Administration) y lista positiva de aditivos E de la Comunidad
Económica Europea (CEE) bajo el número E 202.
ESPECIFICACIONES
SORBATO POTÁSICO GRANULAR
ALMACENAJE
Almacenar en un lugar seco y fresco, alejado de la humedad.
Empaque
Cajas de 25 Kgs.
Benzoato de potasio
General
Fórmula molecular ?
Identificadores
ChemSpider 10921
PubChem 11399
Propiedades físicas
Propiedades químicas
Familia benzoatos
Peligrosidad
NFPA 704
0
1
1
Riesgos
El benzoato de potasio es una sal potásica del ácido benzoico que habitualmente se
emplea como conservante, en este caso la industria alimentaria lo etiqueta con
el código: E212.3 Sus propiedades en la conservación de alimentos se restringe a evitar el
crecimiento de mohos, levaduras y algunas bacterias. Suele emplearse en los alimentos
con caracter ácido, como pueden ser frutas.
Índice
1Usos
2Salud
3Referencias
4Véase también
Usos[editar]
Se suele emplear principalmente como un conservante alimenticio capaz de detener el
crecimiento de bacterias y mohos en ciertos productos ácidos como puede
ser encurtidos (vinagre, se emplea igualmente en bebidas carbonatadas aquellas que
incluyen ácido fosfórico). Se emplea en pequeñas dosis debido a que ofrece un sabor
agrio a altas concentraciones. Posee una buena solubilidad en agua.
Salud[editar]
Se han observado reacciones alergicas (liberando histamina) en aquellas personas que lo
son además al ácido acetilsalicílico y sus derivados. Es biodegradable por lo que no es de
esperar una acumulación en los seres vivos. Tampoco se ha detectado enfermedad por su
exposición reiterada. En algunos países se ha desaconsejado el empleo en comida para
niños.4
Usos y Dosificación
Especificaciones FCC:
Los conservantes son productos que utilizan las empresas para fabricar sus
alimentos y que tengan cierta duración, pues todo lo que uno compra, salvo
frutas,carnes,verduras, o sea todo lo envasado,desde una galletita hasta una lata
de tomates tienen una larga duración por los conservantes.-Lo ideal seria poder
consumer alimentos orgánicos, pero además de ser dificiles de encontrar son muy
caros por su elaboración.-