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RESUMEN DEL PRIMER CAPÍTULO DE “EL HAMBRE”, DE MARTÍN

CAPARROS

En esta primera parte, el autor pone sobre la mesa la pregunta que, al


parecer, orientará todo el trabajo: ¿Cómo carajo conseguimos vivir
sabiendo que pasan estas cosas? Y con “estas cosas”, se refiere, en
efecto, al hambre.

El análisis inicial que hace Caparros, presenta el hambre como un


fenómeno mucho más complejo de lo que se podría creer a simple vista.
En realidad, hace énfasis en que, aunque todos conocemos el hambre, no
entendemos la magnitud de lo que representa.

Desde provocar revoluciones sociales hasta ser la prioridad de muchos


debates a nivel mundial, el hambre sigue siendo aquel mal incomparable,
que, aun siendo totalmente evitable, parece imposible de detener.

Pero, ¿cuáles son las razones detrás del hambre? Caparros comparte las
historias de varios personajes de Níger, aunque ninguno más relevante
que el otro; son personas comunes que comparten una misma miseria,
pero interpretada de diferentes formas.

Son historias reales de gente real. Pienso que el autor las usa no sólo para
mostrarnos la realidad de muchas familias africanas, sino también para
recordarnos que, en nuestra posición, desde nuestras casas y con
nuestras comodidades, no llegamos a imaginar lo que realmente significa
ser pobre o tener hambre.

Son condiciones que no representan a alguien que vive, sino que


sobrevive, y en ello hay mucha diferencia. Entre las razones, Caparros
hace varios análisis: políticos, históricos, demográficos, climatológicos y
hasta culturales.

Todo lo anterior sin alejarse de la interrogante principal: ¿cómo podemos


vivir con ello? El autor le da buen uso a la frase que reza que los
ignorantes viven felices. Y es que, en cierta medida lo es. A veces es
mejor no conocer estas problemáticas.

¿A dónde quiere llegar este primer capítulo? Yo opino que a prepararnos


como lectores para toda la información que recibiremos en los siguientes
capítulos. Las primeras páginas nos predisponen de tal forma que
entramos al mundo de “El Hambre”, teniendo que despegarnos
necesariamente de todo aquello que presumíamos conocer o entender
sobre la verdadera miseria humana.

No entendemos nada, no estamos ni cerca de asimilar o imaginar lo que


significa vivir como estas personas, ¿y cómo podríamos? No se le da la
suficiente relevancia a estos temas en los medios, a menos que sean de
extrema urgencia.

Parte de la ironía humana juega un papel importante en el abrebocas de


este libro, porque leemos las historias de Aï, de Ahmad, de Hussena y
otros más, y llegamos a sentirnos agobiado por el peso de estas verdades.

Pero, ¿qué tanto influirá en nuestras vidas? ¿Realmente podremos


terminar el libro sintiendo algún cambio en la conciencia? No podría
resumir en un simple texto lo que pienso que Caparros intenta mostrar
con, a penas, el primer capítulo.

Los Principios es un capítulo que trata el origen de muchas cosas: del


hambre, de la pobreza, del desinterés, de la diferencia de clases, de los
primeros intentos de rescate, de la hipocresía, la empatía y la otredad.

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