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Jugando la GRÜNFELD

Prof. J.L. Matamoros

Partida Nº 12 9... ¤c6!


Comentarios GM Laszlo SZABO El negro no dispone de tiempo para
cambiar el alfil de c4, ya que tras 9...¥a6
Blancas: DONNER (Holanda) 10.¥xa6 ¤xa6 11.h5, con la amenaza
Negras: SZABO (Hungría) £d3 - £h3, se posibilita el rápido des-
pliegue del ataque blanco antes de que
1.d4 ¤f6 se pueda organizar una adecuada con-
2.c4 g6 trarréplica en el centro.
3.¤c3 d5 10.¥e3 ...
4.cxd5 ¤xd5 Tanto esta jugada como la 12ª del
5.e4 ¤xc3 blanco son inconsecuentes. El blan-
6.bxc3 ¥g7 co ha mostrado que con h4! intenta la
7.¥c4 O-O apertura de la columna h sin enroque.
8.¤e2 b6 Por lo tanto debería jugar h5, dejando
El 70 % o más de las partidas juga- el desarrollo del alfil dependiente de la
das con esta variante de la Grünfeld se respuesta del contrario.
juegan con 8...c5, con lo cual es natural- 10. ... ¤a5
mente poco recomendable el ataque por 11.¥d3 e5
la columna h. Con la dilación en el ata- 12.£d2 ...
que al centro blanco de peones, el ne- Con 12.h5 podía el blanco aún se-
gro acepta un riesgo con el ataque por guir las huellas de partidas anteriores,
la columna de h. Pero las oportunidades por ejemplo, la partida REE - SAX, Vra-
para el enemigo son también oportuni- ca 1975, en donde el negro, pese a la
dades para el contrajuego. novedad 12. ... c6!?, tuvo todavía que
9.h4! ... superar muchos problemas. La desven-
En una ronda anterior, KORCHNOI taja de la jugada de dama estriba en que
contra SAX, prefirió el tratamiento po- la torre “a” queda indefensa, lo que no
sicional 9.¥e3 ¥b7 10.£c2 ¤c6 11.¦b1 permite en la continuación retomar con
¤a5 12.¥d3 ¦c8 13.c4 e5 14.¥d2 ¥a8 el peón c en d4.
15.¥xa5, pero no pudo demostrar nin- 12... exd4
guna combinación convincente. 13.¥xd4 ...
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Ya que tras 13.cxd4 c5; sería la res- 20.¦fd1 ¦h5
puesta y no valdría d5. Más precioso era 20...¦c5 ensegui-
13... £e7! da.
14.¥xg7 ¢xg7 21.£d4 ¦c5
15.h5 ¥b7 22.¦ac1 ...
16.£e3 ¦ae8 Si 22.¤c1 el negro disponía de 22. ...
17.hxg6 fxg6 £f7 23.¤b3 ¤c6!
18.f3 ¢g8 22... £g5!
19.O-O ... Comienza a utilizar los agujeros de
El ataque en la columna h llegó a su la posición blanca.
límite. El blanco tenía que decidirse aho- 23.¦c2 ¦f8
ra hacia qué lado va con el rey. Escoge el 24.¢f1? ...
enroque corto, ya que 19.O-O-O pare-
ce peligroso tras 19. ... £a3+ 20.¢b1
¥d5.
19... ¦f5!

Así se defiende el blanco contra


24...¦xf3+. Sin embargo, la solución es
sólo temporal, ya que permite al negro
colocar todas las piezas en posición de
El negro aprovechó inmediatamente ataque. Debería jugarse 24.£f2 seguido
la oportunidad de mejorar la posición de £g3.
de su torre. En la quinta línea defien- 24... ¥c8!
de y amenaza a su vez, con ataque en 25.¤c1 ¥e6
la columna h en la cual el blanco, po- Así se detienen las amenazas en la
cas jugadas antes, esperaba obtener algo diagonal a2 - g8, se posibilita el regreso
positivo. del caballo y queda el alfil listo para to-
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mar parte en el ataque del rey enemigo.
26.¥e2 ¤c6
27.£d2 £h4
28.¤d3 ¦g5
29.£e3 ...
29. ... ¦g3!
Tentador era 29...¦xg2, pero sólo
hubiera conducido a jaque continuo.
Ahora se amenaza … £h2 31.£g1
¦xg2.
30.£f2 £h2
31.¤e1 ¤e5
32.¦d4 ...
Contra la amenaza ¤g4 nada sirve.
Mientras las piezas negras cooperan to-
talmente en el ataque, las blancas están
pasivas ante el inevitable destino.
32. ... ¤g4
33.£g1 £h6
34.¦cd2 £h4
35.¥a6 ¤h2+
36.¢e2 ¤xf3
37.¤xf3 ¦fxf3
38.¢d1 ¦xc3
39.¥e2 ¥g4
0-1
Y el blanco abandonó.

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