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Frontera en la guerra de la Araucanía entre los años 1665 y 1883

Resumen:
La guerra de Arauco es un tema que los historiadores han tratado de una manera desigual.
Creando en torno de ella mitificaciones en el imaginario de las personas sobre el pueblo
Mapuche. En este trabajo más que tratar la guerra de Arauco como el proceso histórico en sí,
se tratará de hacer un análisis de cómo la historiografía abarca este tema. Basándose
específicamente en la vida fronteriza, y los estudios que surgieron sobre esta a finales del
siglo XX.

Palabras claves: Guerra de Arauco, vida fronteriza, historiografía, etapa pacífica,

Abstract:
Arauco's war is a subject that historians have treated unequally. Creating about her
mythologies in the imaginary of the people about the Mapuche people. In this work, rather
than treating Arauco's war as the historical process itself, we will try to analyze how
historiography covers this topic. Based specifically on border life, and the studies that
emerged about it at the end of the XX century

Introducción
El tema de la guerra de Arauco ha tenido un marcado interés en la historiografía, sobre todo
con el surgimiento de los Estudios Fronterizos a comienzos de 1980. Bajo este contexto se
han dado diversos puntos de vista en las investigaciones sobre dicho tema. La guerra de
Arauco ha estado nublada en el panorama historiográfico, debido a los valores ideológicos
que introducen los diversos autores que estudian el tópico. Creando mitificaciones y
apartando la realidad “objetiva” alrededor de esta.

Para comenzar, el tema se enmarca bajo una perspectiva histórica otorgada por Villalobos
en el cual la guerra de Arauco se divide en dos etapas “uno de guerra (1545 - 1655) y otro de
paz o de “convivencia pacífica” (1656 - 1883)” (Boccara, 2007, p.202). En donde se analizará
la llamada etapa pacífica. Esta etapa tiene dos puntos de vista en la historiografía. Por un lado
tenemos la del mismo Villalobos, quien solo la clasifica como una etapa pacífica, donde los
españoles ya no poseen intenciones de conquista y solo quieren convivir en paz. En la otra
mirada, está Boccara, quien critica a Villalobos en su texto “Los vencedores”, y argumenta
que en realidad no es una etapa pacífica. No contradice que las armas fueron silenciadas, sino
que alude a los usos de otras armas distintas que fueron vitales para la conquista de los
mapuches. Estas fueron las misiones, el comercio y los parlamentos.

El tema se desarrolla en la frontera que existió entre los mapuches y los españoles y que
geográficamente estaría representada por el río Biobío, ubicado entre la región de la
Araucanía y la región de Biobío. Es importante destacar el lugar donde se ubica la frontera,
para poder entender todos los procesos que allí acontecieron. En especial si se quiere aprender
acerca de los usos que los españoles les dieron a estas “armas silenciadas”

Lo que se quiere demostrar es como la etapa pacífica de la cual Villalobos habla, junto con
otros historiadores, no fue pacífica, al menos en la forma que ellos pretendían. Esto quiere
decir que si bien, cesaron las hostilidades bélicas, los españoles no abandonaron sus ansias
de conquista y a través de instrumentos que ya no son bélicos, tales como las misiones, los
parlamentos y el comercio, quieren dominar y subyugar al mapuche.
Nuestros objetivos, en base a las fuentes de información que logramos obtener, los podemos
dividir en tres:
 Conocer la Guerra de Arauco y lograr divisar las intenciones que los españoles
poseían, aún después de la etapa bélica.
 Realizar un correcto análisis sobre lo que fue la etapa de pacificación según los
autores trabajados
 Analizar el debate historiográfico entre los autores y comparar sus distintos puntos
de vista sobre lo que fue la Guerra de Arauco

Araucania, lugar de frontera


El concepto de frontera o espacios fronterizos ha sido abarcado en la historiografía de
maneras diversas. Desde la obra de Turner es que se confunde este espacio con el de un
territorio de conquista, en donde en su artículo “El Significado de la Frontera en la Historia
Americana” (1893) definió este concepto como el borde en donde la barbarie y la civilización
hacen contacto, expresando igualmente en este término la justificación de la expansión al
oeste norteamericano y la actitud que los colonos tuvieron hacia los indios (Jorge Pinto, 20-
21). Es bajo esta influencia que lleva a historiadores latinoamericanos, como Sergio
Villalobos, ha definir este espacio fronterizo como el contacto entre dos culturas (una
superior a la otra), que comparten una línea delimitante de sus territorios.

Para abordar el tema de una mejor forma, hablando historiográficamente, y así poder
contrastar, es que se darán tres definiciones por distintos autores:
 La frontera, según Sergio Villalobos, se desarrolla en la época pacífica, que vendría
siendo entre el 1655-1883. Este la relata como un lugar de intercambio comercial
entre españoles e indígenas. Esta relación explica el nacimiento de una manera
forzosa de un “Acercamiento y asimilación a merced de la curiosidad y las
necesidades mutuas” (Villalobos, , pág. 117)
 Jorge Pinto, igualmente, concibe esta relación de frontera con “un espacio de contacto
entre sociedades de desigual desarrollo” (pg 21) con la característica que este espacio
las aborda como “áreas de contacto y, luego espacios sobrecargados de conflictos”
(22). Aunque, asimismo, dice que en ocasiones funcionan como regiones de contacto,
dejando de lado la conflictividad que caracterizan esta zona, apoyando lo planteado
por Villalobos. Pero el énfasis que tiene la bibliografía escogida de Pinto,
“Misioneros en la Araucanía. 1600-1900” es la función de estas misiones a la
deconstrucción de la cultura indígena.

 Según Boccara, para que haya frontera tiene que existir una diferencia cultural, luego
esta diferencia lleva a una jerarquía entre sociedades o culturas en copresencia. A
partir de ahí los roces de la vida cotidiana llevarán a que ambas sociedades se
influencian recíprocamente y se transformen cultural y socialmente con la ayuda de
diversas comunicaciones, del surgimiento de un interés mutuo de intercambio
pacífico y de la reducción de la diferencia cultural, la amenaza de la guerra se aleja
progresivamente dejando lugar a este espacio fronterizo, en tensión pero ciertamente
pacífico. (Boccara, 2007)

En la araucanía, en este período, nos encontramos con el uso de tres instituciones principales
por parte de los españoles, instituciones, que según Boccara, fueron usados para continuar
con el intento de dominación de los mapuches, lejos de la visión pacificadora que nos impone
Villalobos. Estas tres instituciones son el comercio, las misiones y los parlamentos, a
continuación los describiremos según cada autor:

Comercio
El comercio según Villalobos es la base de la relación hispano-indígena en la época pacífica
de la guerra de la Araucanía, pues gracias a la necesidad de intercambio de objetos es que se
van acercando ambas culturas con el fin de mantenerse, no olvidar que pese a que las
relaciones sociales entre ambos grupos mejoran en esta época, la creencia hispana de que los
indígenas están por debajo de ellos sigue en pie, y eso se nota en los parlamentos donde se
regían como iban a ser las comercializaciones, esto si luego de un gran tiempo de libre
albedrío.
El comercio se vuelve la herramienta para mantener y solidificar la paz que apenas y habían
logrado mantener, es por esto que reticentemente hasta las autoridades acaban por aceptarlo.
“Uno y otro bando fueron personajes colectivos que se adaptan a situaciones nuevas,
cogieron otras costumbres, intercambiando productos y mezclaron su sangre, dando lugar a
una nueva realidad que nadie había pensado” (Sergio Villalobos R. 1995 pág. 117), porque
si el comercio no solo genera un mecanismo para sobrevivir a la decadencia de la guerra,
sino que también impulsó el mestizaje y la mezcla de culturas. Era bastante entendible que
entre ambos grupos existiera una curiosidad frente al otro, y las relaciones mercantiles fueron
el puente para la comprensión del otro.

Misiones
La primera de estas instituciones fueron las misiones, que eran en su mayoría sacerdotes
miembros de la Compañía de Jesús (jesuitas), quienes eran respetados por los naturales. Estos
sacerdotes se encargaron de establecer misiones en la frontera y dentro del territorio
Araucano. Se encargaban de evangelizar, además de criar a los niños indígenas y de acoger
enfermos y viajeros.
Está de más decir que esta es una descripción de ensueño, casi ideal de las misiones, pues, y
según Boccara, “no muestra de que manera la misión se entregaba a una nueva forma de
poder, en la cual se apuntaba a civilizar al indígena para mejor controlarlo y hacerlo trabajar”
(Boccara, 2007, p.217)

Boccara enfatiza la obra de Jorge Pinto, cuando este señala que intenta demostrar que la
obra misionera conlleva una amenaza de etnocidio. Este etnocidio, era debido a la
exclusividad que tenía la iglesia Católica, al ser poseedora y fundamentadora de la verdad,
de la verdad de Cristo. llevando así, según Pinto, a un exclusivismo y conversión que dieron
paso a este etnocidio. Para llevar a cabo este proceso se necesitarán cinco principios
fundamentales de las misiones, las cuales abordaremos más adelante en el análisis que se
realizará de texto.

Parlamentos
La segunda institución es el parlamento. “El parlamento es visto como un lugar de arreglo
de conflictos y como un dispositivo permanente para atraer a los indígenas (mediante la
distribución de regalos y de vino) a fin de que la paz no sea perturbada.” (Boccara, 2007,
p.218)
Se tiende a pensar que el parlamento es la forma que existía para inmiscuirse en los asuntos
indígenas. Y además de lograr acuerdos que asegurasen la paz en cierta medida, también eran
un medio para poder establecer de manera progresiva un sistema de normas jurídicas y
políticas, además de poder tener vigilados a los mapuches.

Villalobos toma a los parlamentos una innovación de la guerra, en donde estaban


establecidos por “los gobernadores para acordar condiciones de paz con los caciques” en
donde “El primero fue celebrado por el Marqués de Baides de Quilín, el año 1641. Desde
entonces, cada cierto tiempo se concertaron reuniones de este tipo, en que se hacían largos
discursos, se estipulaban las paces y luego, tras un intercambio de regalos, todos fraternizan
en festejos con abundante vino y aguardiente” (Villalobos, 1974. pág 148).

Los dos autores no se alejan demasiado del concepto que se tiene de los parlamentos, sin
embargo, con la intención de contrastar esta idea, es que se mostrará la concepción que tiene
Carlos Contrera Painemal, en donde concibe que “los parlamentos o koyang no son de origen
hispano sino mapuche, lo cual lo ubica como una de las adquisiciones que habrían hecho los
españoles de los mapuches” (Carlos Contrera P. 2007 pág 6). Estos Koyang eran celebrados
por los indígenas antes del establecimiento de estos parlamentos que se tiene en el imaginario.
Utilizaban estas instancias para aspectos rituales, para celebrar las paces, la victoria de una
guerra o convocar a esta última.
El autor menciona las diferentes explicaciones que tienen cronistas sobre estas instancias:
Primeramente Pineda y Bascuñan expondrá que“tienen señalado y dispuesto un lugar
conocido en cada parcialidad para sus parlamentos y consejos de guerras, que llaman Lepum,
y cuando se ofrece alguna consulta o cojao (que así llaman a las juntas)” (Carlos Contrera P.
2007, pág.31). Por otro lado Vicente Carvallo y Goyeneche, “En este caso suspenden toda
hostilidad i empieza a tratar de ajustes, que se concluyen en una asamblea que ellos llaman
butacoyan, i los españoles de aquel reino, parlamentos” (Carlos Contrera P. 2007, pág.31).
Dando a entender que era algo ya establecido y que los conquistadores lo renombraron, para
luego ocuparlo como una institución reguladora para estas dos sociedades distintas.

Boccara
Para lograr explicar el tema, analizarlo y presentarlo, se utilizan tres textos. Uno de estos es
el libro “Los vencedores” de Guillaume Boccara, donde presenta el trabajo de Sergio
Villalobos sobre la frontera para posteriormente, presentar la crítica que tiene sobre los
Estudios Fronterizos. La crítica es que si bien la guerra bélica efectivamente cesó, esto no
implica que las hostilidades o el desea de conquista se hubiesen extinguido. Además explica
que hay otros usos de violencia para lograr este propósito. Si bien no estamos hablando de
violencia física, es violento cuando te comienzan a despojar de tu cultura porque te hacen
creer que eres inferior
El tema en sí no es la guerra de arauco ni la frontera de arauco, sino que son los
acontecimientos que ocurrieron en dicha frontera en determinado período temporal, y la
significancia que tienen estos acontecimientos que son vistos de una manera, cuando se
debiera de ser crítico y verlos desde una perspectiva diferente. Este trabajo termina siendo
una invitación a revisar el saber actual de manera siempre crítica.

El análisis ronda entre conceptos o categorías que marcan el tema en cuestión.


El primero de estos conceptos es el de frontera, que es descrito por Boccara, a través de las
palabras de los Estudios Fronterizos como:
“Según Villalobos, la frontera representa el espacio en el cual dos pueblos con
culturas diferentes se encuentran y cohabitan durante largos años, facilitando así el traspaso
de elementos culturales de una sociedad a otra y permitiendo la influencia recíproca de los
“actores” allí presentes. Pero la frontera no es sólo eso. Pues esta parece existir solo
cuando una de las dos culturas es mas “avanzada” que la otra, ya que: “En suma, la historia
de las fronteras es una historia de la vida en aquellas regiones donde el hombre blanco y los
pueblos menos desarrollados enlazan cuerpos y culturas”
Lo segundo es una categoría que pretende señalar cuales fueron los medios usados por los
españoles para seguir con esta conquista pacífica en la frontera. Estos son las instituciones
de la paz fronteriza.
La primera de estas instituciones fueron las misiones, que eran en su mayoría sacerdotes
miembros de la Compañía de Jesús (jesuitas), quienes eran respetados por los naturales. Estos
sacerdotes se encargaron de establecer misiones en la frontera y dentro del territorio
Araucano. Se encargaban de evangelizar, además de criar a los niños indígenas y de acoger
enfermos y viajeros.
Está de más decir que esta es una descripción de ensueño, casi ideal de las misiones, pues, y
según Boccara, “no muestra de que manera la misión se entregaba a una nueva forma de
poder, en la cual se apuntaba a civilizar al indígena para mejor controlarlo y hacerlo trabajar”
(Boccara, 2007, p.217)
Boccara enfatiza la obra de Jorge Pinto, cuando este señala que intenta demostrar que la obra
misionera conlleva una amenaza de etnocidio.
La segunda institución es el parlamento. “El parlamento es visto como un lugar de arreglo de
conflictos y como un dispositivo permanente para atraer a los indígenas (mediante la
distribución de regalos y de vino) a fin de que la paz no sea perturbada.” (Boccara, 2007,
p.218)
Se tiende a pensar que el parlamento es la forma que existía para inmiscuirse en los asuntos
indígenas.
Los parlamentos además de lograr acuerdos que asegurasen la paz en cierta medida, también
eran un medio para poder establecer de manera progresiva un sistema de normas jurídicas y
políticas, además de poder tener vigilados a los mapuches.

Sergio Villalobos
Para entender mejor cómo este concepto de frontera es necesario hacer una breve explicación
a cómo se llega a esta situación

La frontera según Sergio Villalobos en la época pacífica, que vendría siendo entre el 1655-
1883, la relata como un lugar de intercambio comercial entre españoles e indígenas. Esta
relación explica que nace de alguna manera forzosa, un “Acercamiento y asimilación a
merced de la curiosidad y las necesidades mutuas” (Vida fronteriza en la Araucanía: el mito
de la Guerra de Arauco / Sergio Villalobos R. 1a. ed. Santiago: Andrés Bello, 1995 (Santiago:
Edit. Antártica) pág. 117) debido a la escasez que existía en el territorio, dando paso a la
opción de intercambiar bienes en búsqueda de la sobrevivencia, así los españoles en un
principio intercambiaban sus armas o cualquier otra cosa de valor por comida y especias,
también se traficaba el alcohol, pues para los indígenas era bastante complicado de elaborar
y bastante escaso, lo cual hacía del vino una muy buena opción.
Las autoridades intentaron detener este micro tráfico que ya iba asentándose, pero al final
estaba tan arraigado que podía peligrar la fina paz que se había logrado si se intentaba
erradicar, por ello se comenzó a estructurar y a normar, con el fin de que se mantuviera
estable la armonía. Así se comenzó a regularizar la venta de armas hacia la Araucanía, así
como la venta de alcohol, pues decían que este ponía agresivos a los indígenas y eso podía
orillar destruir la paz.
La situación se tornó tan común para la gente de la frontera que “Un misionero y cronista,
el jesuita Juan Bell, estima que la celebración del parlamento de Quillín, en 1641, fue un
hecho auspicioso para el comercio. Desde entonces se empezó a entablar el comercio entre
españoles e indios. Entraban y salían los españoles libremente a las tierras de 10s indios sin
algún recelo; y 10s indios de la propia suerte iban a las ciudades y estancias de 10s españoles
a comerciar, trocando sus ponchos y otras cosas por las que necesitaban; y así mutuamente
se vivía en buena conformidad olvidando 10s odios antiguos.”Vida fronteriza en la
Araucanía: el mito de la Guerra de Arauco / Sergio Villalobos R. 1a. ed. Santiago: Andrés
Bello, 1995 (Santiago: Edit. Antártica) pág. 125), , pese a que lo relatado no sucedió tan
literal se puede entrever una muy buena relación en la frontera, una relación casi idílica.
Al llegar el siglo XVIII, el tráfico fronterizo había dejado de ser un simple intercambio. Se
encontraba perfectamente establecido, tenía sus modalidades precisas, y por su volumen no
era nada despreciable. Las ciudades que le servían de apoyo eran Concepción, Chillan y luego
Los Ángeles, principalmente.
Pero la dinámica comercial fue mucho más lejos. El aumento de las necesidades mutuas y
el apaciguamiento hizo aparecer, ya muy claramente desde los inicios del siglo XVIII, a
buhoneros y mercachifles que se internaban en la Araucanía con sus chucherías.
Generalmente conducían unos cuantos caballos y mulas con la carpas y eran acompañados
por algunos peones mestizos, un amero o un lenguaraz.
Por otra parte Villalobos habla de su concepto de frontera, el cual especifica que es
“representa un espacio en el cual dos pueblos con dos culturas diferentes se encuentran y
cohabitan durante largos años, facilitando el traspaso de elementos culturales […]. Pero
frontera no es sólo eso. Pues esta parece existir sólo cuando una de las dos culturas es más
avanzada que la otra’’ (Vida fronteriza en la Araucanía: el mito de la Guerra de Arauco /
Sergio Villalobos R. 1a. ed. Santiago: Andrés Bello, 1995 (Santiago: Edit. Antártica) pág.
209) en donde bajo este contexto surge una “paz” para las dos partes.

Se ha confundido el concepto de espacio fronterizo con el territorio de conquista en la


historiografía sobre la Guerra de Arauco, esto a partir de la obra de Turner (Jorge Pinto, pág.
22). Bajo
Como ha sido mencionado con anterioridad, la etapa pacífica abarca tanto la economía, como
lo social junto con lo cultural. Esto es representado en las misiones, el comercio que se
mantenía entre mapuches y españoles, y los llamados parlamentos, que vendrían a ser
reuniones entre mapuches y españoles para encontrar un fin a la guerra de arauco mediante
acuerdos.

En los años del golpe militar, el Premio Nacional de Historia (1993) Sergio Villalobos
encabezó a un grupo de historiadores con el fin de desmitificar las historias en torno a la
Araucanía, en especial sobre la guerra de Arauco, ya que consideraban que estaba mal hablar
de que hubieron tres siglos de guerra.
Es en este punto que Villalobos nos permite esbozar una definición de frontera a grandes
rasgos. Frontera se da cuando dos culturas o civilizaciones comparten una línea delimitadora
de sus territorios, además, una cultura tiene que ser superior a la otra. Solo así puede haber
una frontera.
Esto implica que ya desde un principio, Villalobos denosta la cultura mapuche al tratarla de
inferior.

Como ha sido mencionado con anterioridad, la etapa pacífica abarca tanto la economía, como
lo social junto con lo cultural. Esto es representado en las misiones, el comercio que se
mantenía entre mapuches y españoles, y los llamados parlamentos, que vendrían a ser
reuniones entre mapuches y españoles para encontrar un fin a la guerra de arauco mediante
acuerdos.

Como ha sido mencionado con anterioridad, la etapa pacífica abarca tanto la economía, como
lo social junto con lo cultural. Esto es representado en las misiones, el comercio que se
mantenía entre mapuches y españoles, y los llamados parlamentos, que vendrían a ser
reuniones entre mapuches y españoles para encontrar un fin a la guerra de arauco mediante
acuerdos.

En los años del golpe militar, el Premio Nacional de Historia (1993) Sergio Villalobos
encabezó a un grupo de historiadores con el fin de desmitificar las historias en torno a la
Araucanía, en especial sobre la guerra de Arauco, ya que consideraban que estaba mal hablar
de que hubieron tres siglos de guerra.
Es en este punto que Villalobos nos permite esbozar una definición de frontera a grandes
rasgos. Frontera se da cuando dos culturas o civilizaciones comparten una línea delimitadora
de sus territorios, además, una cultura tiene que ser superior a la otra. Solo así puede haber
una frontera.
Esto implica que ya desde un principio, Villalobos denosta la cultura mapuche al tratarla de
inferior.

Jorge Pinto
Jorge Pinto nos habla de un espacio fronterizo, como ya se mencionó, con una desigualdad
de niveles de desarrollo. Es a partir de esto, aunque el autor reconozca la etapa pacífica
mencionada por Villalobos, que abarcara el tema de las misiones como un exclusivismo, una
conversión y un etnocidio hacia el pueblo Mapuche.
Pinto explica que las misiones de la iglesia de basan en numerosos principios, de los cuales
cinco están determinados: Primeramente, “la iglesia se siente depositaria de la verdad, de la
única verdad, la de Cristo, que por ser Cristo merece ser creída” (Pinto, 1990, pág. 34). Es
debido a esta creencia que la iglesia, en segundo lugar, tiene como tarea divulgar y, “llegar a
todos los rincones del orbe, iluminando a quienes no la conocen” (Pinto, 1990. pág. 34).
Terceramente, esta tarea es en realidad un deber, ya que promulgar esta “verdad” es la
salvación. En cuarto, la palabra de Dios y la verdad de la Iglesia significan salvación, por lo
cual el propósito fundamental es convertir a todos aquellos que no han alcanzado esta
“verdad”. Y por último, la fuente de esta verdad es el Evangelio, contenedor de las palabras
que llevan a la verdad de Cristo e inspirador de las acciones de los ministros de Dios.
Es bajo estos cinco principios que la labor misionera fue llevada a cabo en Latinoamérica,
otorgando una unidad a la empresa colonizadora, con el Evangelio como fuente de
inspiración. Aunque se marcaran diferencias entre las distintas órdenes religiosas al momento
de llevar a cabo esta misión.
La iglesia como contenedora de la única verdad, que con solo anunciar tenía que ser aceptada,
era claramente exclusivista, como menciona el autor. En donde se tenía dos dimensiones:
“reservaba la verdad para sí y sólo para sí y, la fundamenta en sí misma” (Pinto, 1990. pág.
35). Bajo este contexto es que el etnocentrismo del conquistador se fortalecía, justificando la
empresa colonizadora bajo el precepto de llevarle a los indígenas la fe verdadera.
Las misiones no eran solamente una tarea evangelizadora, sino que también contribuía a
cambiar y politizar al indígena. Debido que al transmitir la doctrina de Cristo cambiaba las
estructuras sociales a la que los constituían. Erradicando así las costumbres, casi de una
manera indirecta, con las cuales constaba el indígena y “enseñándoles” a vivir como lo hacen
los dueños de la verdad. Llevando así a una conversión y etnocidio de las costumbres del
pueblo Mapuche, al igual que muchos otros.
Análisis
Reiterando que nuestro tema es Frontera en la guerra de la Araucanía entre los años 1665 y
1883, podemos remitirnos a la etapa concreta de cese al fuego, o etapa pacífica, como dicen
los historiadores en los Estudios Fronterizos. El tema es presentado por los tres principales
autores que se mencionan en este texto, que vendrían a ser Sergio Villalobos, Guillaume
Boccara y Jorge Pinto, con la salvedad de que cada autor posee una particular visión sobre el
tema.
Jorge Pinto y Boccara comparten muchas de las opiniones que tienen, y no es productivo el
intentar compararlos, pues sus diferencias son nimias. Donde se produce el quiebre
historiográfico, que da paso a un debate, es con Sergio Villalobos y con sus Estudios
Fronterizos.
El contexto histórico en el cual fue escrito este estudio es escrito en la década de 1980, en
plena dictadura. Se menciona esto porque en dictadura existía un grupo de personas que
revisaban todos los escritos que se querían publicar y les daba el visto bueno o no. Los
Estudios Fronterizos pasaron todas estas barreras y fueron consideradas lo suficientemente
buenas para ser publicadas. Esto nos habla del tono que poseía este texto, un tono de
conciliación donde los mapuches simplemente fueron aceptando la unión con los españoles
y se dejaron absorber al punto de desaparecer su cultura. Además se menoscaba y desprecia
la cultura mapuche al afirmar que en la frontera, una de las dos culturas es superior y otra
inferior y los mapuches entran en esta última categoría.
Estas opiniones marcan el debate historiográfico al criticar abiertamente a Villalobos por
parte de Boccara y de Pinto.
Pinto critica abiertamente a lo que son las misiones, a la institución que eran las misiones en
la frontera. Una institución de adoctrinamiento y de acrecentar el ego del conquistador al
hacerle creer que estaba haciendo la voluntad de Dios. Las misiones también estaban
encargadas de enseñar a los indios, y no solo en temas de evangelio, sino que en educación
en general. Esta es una educación que se le daba generalmente a los más pequeños,
erradicando así desde temprana edad lo que es la cultura mapuche, en favor del
adoctrinamiento de Cristo.
Boccara, en su texto “Los Vencedores”, critica abiertamente a Villalobos, en especial a la
teoría que este tiene sobre el abandono de la necesidad de conquista por parte de los
españoles, pues en su libro sostiene que esto no es así. Lo que efectivamente pasó es que se
silencian las armas, se abandona el ángulo bélico y se intenta por otros medios. La conquista
de los mapuches no fue a través de las armas, sino que a través de la paz y de las instituciones
que estos tenían.

Conclusión
En este trabajo lo que se quiso hacer fue una revisión de lo que representaban las fronteras
para los diferentes autores, y cómo lo abarcaban historiográficamente. Con esto en cuenta,
nuestra intención era mostrar las diferencias y semejanzas con las cuales cuentan los autores
ocupados sobre los conceptos que se utilizan a la hora de referirse a la Guerra de Arauco.
Como se muestra en el trabajo, los conceptos utilizados cuentan con más semejanzas que
diferencias, esto a la hora de hablar de historiadores de renombre y más “convencionales”
como lo son Villalobos, Jorge Pinto y Boccara. Teniendo todos más o menos una misma
definición de lo que se llama frontera o espacios fronterizos, y también cumpliendo con la
misma funcionalidad y teniendo las tres instituciones imperantes de los colonos: comercio,
misiones y parlamentos.

La diferencia de los autores, entonces, ya no es conceptual, sino que ideológica. En donde


se le da un significado distinto a lo que este periodo y sus instituciones representaron a la
hora de la convivencia y dominación que sufrieron los mapuches por parte de los españoles.
Señalando o negando la intencionalidad que guardaban estas tres constantes de los espacios
fronterizos, es que en esta ida y venida de opiniones ideológicas, que los autores se suman o
restan de lo dicho en las investigaciones de cada uno y surge un debate historiográfico a la
hora de considerar este espacio (tanto en forma geográfica y temporal) como algo pacífico o
una nueva forma de dominación.

Con las distintos puntos de vista mencionados y contrastados es que se encuentran claras
mitificaciones que se tienen sobre este período en especial, esto se debe como se ha
mencionado anteriormente, a las intenciones ideológicas que se dan a la hora de escribir sobre
este tópico, creando así en el imaginario de las personas ideas equivocas y prejuicios sobre
la Guerra de Arauco. Sobre todo dejando una visión de un proceso que cuenta con marcadas
etapas con fases de paz y guerra, siendo todo blanco o negro, no algo intermedio. Es por eso
que al hacer esta investigación se quisieron dar ideas conceptuales parecidas, pero con
distinta carga ideológica, para demarcar que esta guerra es de un color gris, que los procesos
llevados a cabo tenían intencionalidades de dominación, pero que estas que enmarcaron en
un ambiente más o menos “pacífico”.

En la actualidad el tema mapuche ha estado constantemente dotado de polémica, pero esto


implica que aún es posible hablar del pueblo y de una cultura mapuche. Sólo quedan mestizos
mapuches, pero mapuches finalmente quienes aún viven como sus antepasados en el sur de
Chile, pero sin olvidar que ellos ahora viven en la actualidad.

Toda esta situación, lamentablemente, mancha bastante lo que es en la actualidad la


convivencia con el pueblo Mapuche, ya que sigue habiendo una frontera, invisible
geograficamente ahora, entre el Estado Chile y el pueblo originario, dando paso ha conflictos
entre ambos, pues es sabido que hasta hoy hay una relación un tanto bélica entre estas dos
sociedades. Todo esto parte desde la colonia, como se puede apreciar en el trabajo, ya que la
forma de dominación que funcionó y funciona hasta el día de hoy, es el imponer de manera
indirecta tu verdad, destruyendo así de a poco las estructuras y costumbres de la cultura no
dominante. Es sabido de igual forma, que gran parte de la culpa a la hora de relacionarnos
con el pueblo Mapuche se debe a la historiografía sobre el tópico y como se ha abordado el
estudio de la cultura y la frontera, pues en sí, la historia ha castigado al indígena (más allá
del mapuche) a una posición de inferioridad con respecto al español, logrando así que hasta
ahora se vea al originario como un ser inferior al hombre actual.
Bibliografía
-. Guillaume Boccara, “Los vencedores : historia del pueblo mapuche en la época colonial.”
San Pedro de Atacama :IIAM, Universidad Católica del Norte,2007.
-. Jorge Pinto, “Misioneros en la Araucanía. 1600-1900”, Temuco, Universidad de la
Frontera, 1988.
-. Sergio Villalobos, Historia de Chile, Editorial Universitaria, Quinta Edición, 1974.
-. Sergio Villalobos, “Vida fronteriza en la Araucanía: el mito de la Guerra de Arauco”
Santiago: Andrés Bello, 1995.
-. Carlos Contreras Painemal, Koyang. Parlamento y protocolo en la diplomacia mapuche-
castellana. siglo XVI XIX, Alemania, 2007.

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