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Un divorciado te dice por qué decir no al divorcio

¿La situación está mal en tu matrimonio, y sientes que la única salida es el divorcio? Permíteme
compartir contigo algunas ideas que pueden ayudarte a tener una perspectiva diferente.

Por Oscar Pech

Hablar del divorcio es hablar siempre de


un tema doloroso, por muchas razones. Es
el rompimiento de lo que fue en su
momento una unidad maravillosa. Es el
duelo personal y es ver el dolor por el que
pasan todos quienes nos quieren: los
hijos, sí, pero también los hermanos, los
padres, los amigos. Y, por si esto fuera
poco, es también pasar por un estigma
social francamente amargo y muy, muy
desagradable: es, por si lo anterior fuera
poco, perder de tajo a la parte más
conservadora de los que uno creía que
eran sus amigos.
Por lo mismo, si uno va a hablar del
divorcio, no lo puede hacer de manera
ligera o tratando de que el lector se sienta
culpable. Si has pasado por un divorcio, estoy seguro que coincidirás conmigo en que, por
muy necesario que fuera, no deja de ser una medicina con sabor a tragedia.
Hace tiempo escuchaba a alguien decir que tenía equis "años de feliz martirmonio" (sic);
como si permanecer en un matrimonio infeliz fuera una rara suerte de condena a cadena
perpetua cotidiana. Afortunadamente para ti, lector, lectora, en familias.com tenemos
una serie de artículos que pueden ayudarte a evitar el divorcio, a detectar cuando tu
matrimonio tiene síntomas de divorcio, a saber qué aspectos legales del divorcio debes
conocer, e incluso cómo hacer para que no afecta tanto a tus hijos.

Mi experiencia personal
Hubo un tiempo en mi vida en que trabajaba haciendo expedientes médicos por teléfono.
Me pagaban por la cantidad de expedientes que hacía por día, y si un día no hacía
expedientes, simplemente mis hijos no tendrían para comer al siguiente día. El problema
era encontrar a los pacientes en casa. A veces empezaba a las ocho de la mañana y, a las
siete de la noche, después de todo un día marcando números, no había logrado contactar
un solo paciente. Entonces me decía a mí mismo: "¿Quieres ver un milagro, Óscar?
Inténtalo una vez más" y lo intentaba de nuevo, y si no funcionaba me decía lo mismo y lo
intentaba una vez, y otra... y otra... y otra, hasta que sucedía el milagro.
Lo mismo aquí: hace no mucho me decía un gran amigo que su madre, ya anciana, le dice:
"De todas las decisiones que he tomado en la vida, la mejor no fue la de haberme
divorciado". Si sientes que es tiempo de terminar con tu unión matrimonial, te invito a
que trates de llevar a cabo estos consejos antes de renunciar a tu pareja, en ese afán de
"inténtalo aunque sea una vez más" porque, insisto, a veces el divorcio sí es la mejor
opción, pero igual acaso tu matrimonio todavía puede salvarse:
 Transmite tu amor estando solos y acompañados. Si actúas como si estuvieras
enamorado, el amor renacerá dentro de ustedes. Si no te permites ver a tu
pareja con indiferencia, poco a poco se genera entre ustedes un círculo
virtuoso.
 No te voy a decir que busques tener citas con tu esposa con la meta de hacerle
feliz. Hazlo, si quieres, pero mejor haz esto: cada día busca hacer algo que
mejore su día. Cada día, algo que la haga sonreír en serio. Yo estoy seguro que
el verla feliz, hará que despierte la chispa del amor, sí, para ambos.
 Si hay algo en ella que te irrita, habla, dialoga, busca que haya entendimiento y
contrólate a ti mismo. Si dominas tu carácter, créeme que las cosas van a
mejorar entre ustedes.
 Fijen metas a corto y mediano plazo donde los dos participen activamente. La
novedad de realizar o hacer algo juntos, hará una especie de suma de vectores:
el hecho de que trabajen juntos con un propósito los unirá, y todo ello
incrementará la comunicación con tu pareja, lo que ayudará a redescubrirse el
uno al otro.
 Muchas veces, cuando hay un problema de dos, se necesita la ayuda de un
tercero que sepa cómo ayudar y que vea las cosas desde afuera. Inténtalo:
busca la ayuda de un consejero matrimonial. Vale la pena, y mucho. Uno de
mis grandes remordimientos es no haber ido a terapia. Uno arrastra
continuamente el amargo dolor de que acaso eso pudo haber salvado mi
matrimonio y haber evitado mucho dolor a mis hijos. Que no sea tu caso:
inténtalo.
 De igual manera, busca la ayuda de Dios. Él es un Padre amoroso que te
conoce a ti y a tu esposa. Ustedes dos son Sus hijos. Él sabe de tus necesidades,
tus problemas, tus limitaciones, y Él puede ayudarles a olvidar, a perdonar, a
reconciliarse, incluso a que renazca el amor entre ustedes.
Nuevamente, cada pareja es diferente. Cada problema entre pareja es único. Acaso
incluso ninguno de estos consejos se apliquen a ti por completo. Entonces déjame insistir:
inténtalo una vez más. Con todas tus fuerzas, sin medias tintas, con todo tu ser. Yo estoy
seguro que casi todo matrimonio puede salvarse, si ambos en verdad ponen todo su ser
en ello. Pero si no, al menos te librarás de ese fantasma amargo que sigue a tanta gente:
el de saber que acaso el final pudo haber sido diferente; el sentir que acaso pudo hacerse
algo más; que acaso sí podían haber sido una familia feliz, por toda la eternidad.

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