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1. La Demonización de Stalin.

"Los que impugnan las campañas de difamación basadas en el engaño pronto se


encuentran atrapados en la misma red y se ven completamente desacreditados.
Siempre ha sido así. Los que se apresuran a defender al injustamente acusado se
unen a las filas del injustamente acusado. Los Maquiavelos y los oportunistas,
incluyendo a los izquierdistas radicales que evitan prestar su apoyo a cualquier
causa que tenga el más leve estigma de verse asociada con alguien que haya sido
desacreditado, no importa cuán injustamente, se callan, o peor, añaden sus voces
al coro de los acusadores, para poner la mayor distancia posible entre ellos y el
injustamente acusado". [2]

Estas palabras fueron escritas por Stephen Gowans en un mensaje de octubre de


2002 titulado "Convertir una mentira en una verdad recibida". En el Nº 19 de
Newsletter, también de octubre de 2002, adopté la que asumí sería una postura
muy impopular, defendiendo a una persona que definitivamente ha sido objeto de
una feroz campaña de difamación --una campaña que ha durado ya varias
décadas. Para los que no leyeron aquel mensaje, lo expongo aquí de nuevo ... [3]

El 5 de marzo de 1953, Joseph Stalin murió en circunstancias que "hasta el día de


hoy están rodeadas de misterio". Stalin, como entonces señalé, había "mantenido
al desenfrenado imperialismo de Occidente en buena medida bajo control, durante
los ocho años posteriores a la segunda Guerra Mundial". En agosto de 1953,
solamente cinco meses después de su muerte, los EEUU desencadenaron un
golpe sangriento en Irán.

Y así comenzó una infinita serie de golpes sangrientos, elecciones fraudulentas y


asesinatos --todo ello destinado a someter al mundo entero al dominio de
Occidente, mientras los líderes occidentales justificaban tales acciones con el
pretexto de que era la Unión Soviética la que tenía como objetivo la dominación
mundial. De forma curiosa, el Times había admitido anteriormente, en su
adjudicación del título de Hombre del Año a Stalin (1942), que éste estaba
"interesado exclusivamente en la construcción del socialismo en un solo país", y
que no deseaba "nuevos territorios excepto los lugares necesarios para asegurar
que Rusia resultase impenetrable frente a una invasión extranjera". [4]
También es interesante señalar que, incluso en el peor período de la demonización
de Stalin, en una anterior adjudicación del mismo título de Hombre del Año (1939),
el Times admitió a regañadientes que, tras doce años de gobierno de Stalin,
"existen grandes embalses, gigantescas fábricas en funcionamiento, una extensa
industrialización y grandes proyectos de granjas colectivas. Se han puesto en
práctica ambiciosos planes quinquenales. Se han construido a lo largo y ancho del
país escuelas y hospitales gratuitos. El analfabetismo está a punto de ser
completamente erradicado. No hay ninguna persecución de minorías como tales.
Tras una jornada universal de ocho horas, se ha impuesto la de siete horas. Existe
la hospitalización gratuita, colonias de verano gratuitas para los trabajadores, etc."
[5]

El mismo artículo del Times también hizo una referencia de pasada a "la
reputación meticulosamente conseguida por la Rusia Soviética de nación pacífica,
dialogante y negociadora", y señaló que "definitivamente la Rusia Soviética se ha
ganado cierto respeto por su evidente honradez en los asuntos internacionales. Ha
prestado su apoyo incondicional frente a los ataques reaccionarios llevados a cabo
contra gobiernos populares en Hungría, Austria, China y España".

... Es preciso señalar que los extractos de los dos perfiles del Times sobre Stalin
no se parecen en nada a la temible imagen del "estalinismo" que nos han
enseñado a odiar. En cambio encontramos a una nación pacífica y dialogante, que
siempre se pone al lado del pueblo en la lucha contra los regímenes fascistas, que
ofrece educación y atención sanitaria de calidad para todos, que ha garantizado los
derechos y la protección de los trabajadores, y que conoce la tolerancia racial.

Comparemos lo anterior con lo que tenemos hoy en día: una guerra en alza, una
nación belicista que continuamente presta su apoyo a regímenes fascistas brutales
en contra de la voluntad del pueblo, que apenas se molesta en financiar la
educación pública y que ofrece asistencia médica sólo a los que pueden permitirse
los desorbitados honorarios requeridos para tales servicios, que ha declarado la
guerra a los trabajadores invocando el Acta de Taft-Hartley en circunstancias
completamente artificiales y que, es preciso señalarlo, se preocupa muy poco por
la tolerancia racial.
En este punto el lector debe tener paciencia conmigo porque estoy pensando en
voz alta, pero me parece que el 'estalinismo', incluso tal como fue presentado
desde el punto de vista parcial del Times, supuso una enorme mejora respecto a
este sistema fabulosamente 'liberal' y 'democrático' que tenemos. Y me parece
muy curioso, francamente, que todos hayamos sido adoctrinados tan a fondo y a
escala mundial para odiar y despreciar al único hombre de estado que puede
apuntarse el mérito de lograr lo que los EEUU suelen atribuirse pomposamente
como hazaña propia: derrotar a las potencias fascistas de Europa.

Cualquier lectura razonablemente honesta de la historia revelará que fue el Ejército


Rojo el que aplastó a la máquina de guerra nazi, con sólo la 'ayuda' nominal de
Occidente, una ayuda que llegó muy tarde y en el último tramo de la contienda. Y
fue Joseph Stalin quien estuvo al mando del Ejército Rojo. Según el Times, Stalin
se pasaba dieciséis horas al día dirigiendo personalmente el esfuerzo de guerra,
mientras vivía en un modesto apartamento de tres habitaciones.

Puede que lo anterior no sea una declaración 'políticamente correcta', pero el


mundo tiene una deuda incalculable de gratitud con Joseph Stalin por haber
derrotado al fascismo --o al menos por haberlo enviado a las catacumbas hasta
que, en caso de que usted aún no se haya dado cuenta, recientemente ha
resurgido de nuevo.

Éste es el tipo de comentario que, por lo general, preveo no sentará bien a la


mayoría de los lectores. El nombre de "Stalin", después de todo, se utiliza de
manera intercambiable con el nombre de "Hitler", igual que el término "estalinismo"
es sustituido frecuentemente por el de "nazismo" o "fascismo". En la historia
moderna, los dos líderes de la Segunda Guerra Mundial aparecen codo con codo
ante las masas como los personajes históricos más perversos, más odiados, más
repugnantes y más indefendibles.

Casi a diario leo artículos de periódico y mensajes de Internet que, siendo por lo
demás muy interesantes y recomendables, quedan lastrados por la respuesta
condicionada del autor tendente a comparar a Stalin con Hitler. De hecho, Stalin
parece estar a punto de sobrepasar a Hitler y de convertirse en el personaje más
despreciado del siglo XX.
El 23 de noviembre del 2002, Los Angeles Times publicó un artículo (oculto en la
sección de entretenimiento) titulado "¿Qué hay Detrás de Esta Peligrosa Orgía
Hitleriana?" En el artículo los autores denuncian lo que denominan "una cosecha
de nuevas e inquietantes películas que tratan de explotar el magnetismo mediático
y audiovisual del Führer".

Este objetivo resulta patente en la película Max, que ofrece una caracterización de
Hitler a través del prisma del "síndrome del artista rechazado", y en una miniserie
reciente de la CBS que retrata a Hitler padeciendo el denominado "síndrome de
abuso infantil". Los autores concluyen que "la industria del cine demuestra que
quienes conforman la cultura popular se encuentran en la encrucijada a la que
llegó [el escritor David Irving] en los años 1970".

Irving llegó a dicha encrucijada cuando comprendió que "había llegado la hora de
hacer caso a Hitler. Irving argumentó que en el tribunal de la historia Hitler había
tenido demasiados acusadores y ningún defensor serio". Los autores del artículo
del Times creen que Hollywood comienza a rectificar esta situación, reformando
sutilmente la opinión general sobre Adolf Hitler.

Joseph Stalin no disfruta de ningún renacimiento similar. En ninguna parte de


América podrá encontrarse una opinión que simpatice mínimamente con el líder
soviético. Y una vez más debo decir que lo encuentro bastante extraño,
considerando que Stalin fue, como comandante en jefe del Ejército Rojo, el hombre
que salvó al mundo del dominio fascista absoluto en los años 1940.

Mucho se ha escrito en los dos últimos años acerca de los paralelismos entre el
régimen de Hitler y el de Bush. La apelación a la Corte Suprema de George Bush
ha sido comparada con el ascenso cuasi legal de Adolf Hitler al poder; los ataques
del 11 de septiembre se han comparado con el incendio del Reichstag; la represiva
Acta Patriótica ha suscitado comparaciones con el acta de 'poderes de
emergencia' de la Alemania nazi; el ataque 'preventivo' contra Irak ha sido descrito
como un reflejo de la invasión de Polonia; y el saqueo de los bancos de Bagdad y
los tesoros históricos nacionales de Irak parece deber mucho al modelo
proporcionado por los nazis.
Pero un paralelismo que nunca he visto mencionar --y aquí podría equivocarme, ya
que todavía estoy poniéndome al corriente de las cosas-- es el que existe entre la
caída de Bagdad en abril de 2003 y la caída de París en junio de 1940. Para
quienes lo hayan olvidado, París cayó sin lucha después de la declaración de
"ciudad abierta". Las tropas alemanas entraron en la ciudad sin encontrar
oposición por parte de ninguna fuerza organizada. ¿Suena familiar, no es cierto?

De hecho, gran parte de Europa Occidental y parte de Europa Oriental cayeron sin
lucha. Grupos de resistencia como los 'Partisanos' de Tito en Yugoslavia y la
Resistencia francesa lucharon valientemente contra las fuerzas de ocupación, no
cabe duda, pero las estructuras militares oficiales de las naciones europeas no
hicieron prácticamente nada para oponerse a la imposición de los gobiernos títeres
nazis.

¿Por qué ocurrió esto? Porque la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial se
libró de manera básicamente encubierta, mucho antes de que se formase ningún
frente de combate y de que se disparase ningún tiro. Europa ya había sido
entregada en manos de los nazis --por Laval, por los colaboracionistas como
Quisling, por muchos otros demasiado numerosos para mencionarlos aquí-- y
solamente necesitaba un pequeño empujón para derrumbarse. Esencialmente el
cambio de gobierno ya se había efectuado; lo que ocurre es que la gente no había
sido informada aún (y cuando lo fueron, muchos de ellos decidieron tomar las
armas y entrar a formar parte de los movimientos de resistencia).

Así es como los fascistas suelen librar las guerras. Les gusta hacer el trabajo sucio
entre bastidores. Quieren asegurarse de que, cuando llegue la hora de librar una
guerra abierta en el escenario público, la batalla esté ganada de antemano
mediante todo tipo de subterfugios, de manera que el 'enemigo', a todos los
efectos posibles, ya no exista como tal.

Y así fue como la máquina de guerra nazi se apoderó de la mayor parte de Europa
sin encontrar prácticamente oposición durante sus ocupaciones iniciales, aunque
se viera continuamente obstaculizada por 'bolsas de resistencia' en todas partes de
su Imperio ocupado (lo que no fue muy diferente del guión desempeñado por los
EEUU tanto en Afganistán como en Irak). La creencia convencional sostenía que
los alemanes arrollarían con la misma facilidad a la Unión Soviética.
¿Y por qué no? Agentes secretos occidentales habían hecho sus primeras
incursiones en la joven Unión Soviética ya desde 1917, inmediatamente después
de la Revolución. Habían estado actuando durante un cuarto de siglo antes de que
los primeros tanques nazis avanzaran sobre el territorio soviético. Muchos de estos
'agentes' soviéticos, particularmente numerosos entre la comunidad de los
llamados 'Rusos Blancos', desertarían más tarde a Occidente llevando consigo
historias de terror y represión. El inmenso aparato de inteligencia dirigido por
Reinhard Gehlen, que coordinó las operaciones orientales de la Alemania nazi,
también había trabajado duramente preparando el terreno para la invasión masiva
de la Unión Soviética que se produjo el 22 de junio de 1941.

Pero algo muy extraño y completamente inesperado tuvo lugar: el Ejército Rojo no
siguió el ejemplo de los ejércitos de Europa e hizo frente a los nazis. Durante
mucho tiempo opuso una fuerte resistencia, con un coste de millones de vidas, y
en última instancia prevaleció. ¿Por qué ocurrió esto? ¿Por qué desafió la Unión
Soviética todas las expectativas, no sólo resistiendo sino además derrotando a los
agresores nazis?

Analizaremos esta cuestión, pero primeramente veremos una respuesta que


obtuve a mi diatriba inicial en favor de Stalin. Es el tipo de respuesta que esperaba
recibir, y me sorprendió que esta única contestación hubiera tardado una semana
en llegar:

"[Éste] es sin duda uno de los mensajes que usted predijo que le llegarían en
oposición a sus comentarios sobre Stalin. Algo importante ocurrió tras el derrumbe
de la Unión Soviética: los archivos se abrieron. Josef Vissarionovich no hizo un
trabajo tan fantástico después de todo (aunque esto también se supiera con
anterioridad): había represión masiva (muy superior a nuestro propio complejo
actual de prisiones), censura estricta, muchas ejecuciones, escasez de alimento y
varias hambrunas, siendo la mayor la de 1932-33. Mucha gente tuvo que soportar
padecimientos, y millones de personas sufrieron muertes tempranas y horribles. La
dirección de Stalin durante la SGM no fue tan maravillosa como parece. Stalin
ignoró una serie de advertencias sobre la inminente invasión alemana, y debilitó al
Ejército Rojo purgando a sus mejores oficiales, entre otras cosas. Los problemas
raciales y las relaciones étnicas tensas siguieron existiendo, aunque de forma
disminuida y soterrada".
Bien, no tengo nada en contra de este interlocutor particular. Ya me había escrito
antes y es, por lo que puedo adivinar, una buena persona. Pero creo que confunde
una serie de cosas. Lo que esencialmente ha hecho aquí es catalogar las
"verdades recibidas" acerca de Joseph Stalin, que es lo que yo esperaba que
alguien hiciera en mi lugar; agradezco que otra persona lo haya hecho,
ahorrándome así la molestia de tener que escribirlo yo mismo para luego
proporcionar una refutación.

Comencemos con la afirmación de que "la dirección de Stalin durante la SGM no


fue tan maravillosa como parece. Ignoró una serie de advertencias sobre la
inminente invasión alemana y debilitó al Ejército Rojo purgando a sus mejores
oficiales, entre otras cosas".

La creencia convencional y los historiadores occidentales sostienen que la


carencia de habilidades de dirección militar por parte de Stalin debilitó
enormemente al Ejército Rojo y minó el estado de preparación militar del país, pero
una lectura racional de la historia indica otra cosa muy distinta.

Si de hecho Stalin hubiera purgado al Ejército Rojo de sus mejores oficiales, si


hubiera "traicionado la revolución" purgando a todos los miembros leales al partido,
entonces la conquista de la URSS hubiera sido la victoria fácil que en principio se
preveía que fuera. En cambio, fue precisamente porque la Unión Soviética hizo lo
que las naciones europeas no pudieron o no quisieron hacer --purgar a su ejército
de fascistas 'quintacolumnistas' dispuestos a traicionar al pueblo ruso-- que el
Ejército Rojo triunfó en vez de rendir sus fuerzas a la Alemania Nazi.

Sin las purgas el Ejército Rojo habría caído --como cayeron anteriormente los
enemigos de la maquinaria de guerra nazi--, incapaz de resistir el ataque
relámpago de los nazis. ¿Fueron las purgas brutales? Probablemente sí. ¿Hubo
excesos? Indudablemente. Pero ¿el resultado de la segunda Guerra Mundial y los
últimos sesenta años de la historia humana hubieran sido muy diferente sin tales
purgas? Sin lugar a dudas.
Como señaló el funcionario del Partido Georgi Malenkov : "A la luz de la guerra y
de sus resultados, percibimos en toda su magnitud la importancia de la lucha
implacable que durante muchos años ha emprendido nuestro Partido contra toda
suerte de enemigos del marxismo-leninismo ... el Partido destruyó a tiempo toda
posibilidad de aparición de una 'quinta columna' en la URSS, y preparó
políticamente al país para la defensa activa. Fácilmente podemos entender que, si
esto no se hubiera hecho a tiempo, durante la guerra nos habríamos encontrado a
la vez bajo el fuego del frente y de la retaguardia, y podríamos haber perdido la
guerra".

Entonces ¿las purgas alcanzaron el resultado deseado y fueron por ello


necesarias, o había otra opción? No tengo una respuesta definitiva para esta
pregunta, pero realmente sí sé una cosa: las agencias de inteligencia occidentales
son notablemente expertas, ahora igual que entonces, en estructurar el juego de
manera que éste se convierta en una situación sin triunfo posible para el oponente.

2. Fidel Castro y Stalin

Imagine que es usted Jacobo Arbenz en los años 1950, o Fidel Castro en los años
1960, o Joseph Stalin en los años 1920 y 1930, o, dando un salto en el tiempo,
Hugo Chávez en la actualidad. Usted está tratando de crear una nueva
administración y se encuentra con un grave problema : las instituciones de su país
se hallan plagadas de activistas controlados por las agencias de inteligencia
occidentales.

La CIA, por ejemplo, se ha introducido en la capital y se ha establecido bajo varios


nombres ficticios para controlar a una falsa prensa de 'oposición', que diariamente
lanza campañas de agitación contra su gobierno con fuertes dosis de propaganda
'negra' inventada. Si usted emprende cualquier acción contra estos operativos,
será vilipendiado por todos los medios de comunicación del establishment
occidental por censurar brutalmente a la prensa opositora y por aplastar la libertad
de expresión. Pero si usted no hace nada, el problema seguirá existiendo y será
cada vez mayor. ¿Qué haría entonces?
La infraestructura política y militar de su país se halla infestada de
colaboracionistas, instalados por el régimen títere pro-occidental que antes
gobernó en su tierra, pero si usted emprende cualquier acción contra estos
agentes secretos entonces será atacado por todos los medios de comunicación del
establishment occidental por reprimir brutalmente a la oposición política --
'demostrando' así a todo el mundo que es usted realmente el tirano monstruoso
que Washington dice que es. Pero si no hace nada, usted y su administración
serán completamente vulnerables a los golpes de estado, los intentos de
asesinato, el fraude electoral, las campañas de propaganda falaz y toda clase de
sabotajes encubiertos. ¿Qué haría en este caso?

Washington le ha dejado únicamente dos opciones: no haga nada y permita que


las maquinaciones encubiertas prosigan su curso, o adopte medidas y proporcione
al tío Sam una justificación prefabricada para emprender la guerra abierta contra
usted. Ésas son sus opciones. ¿Cuál de ellas elegiría?

Fidel Castro, enfrentado a un grupo de falsos periodistas que colaboraban


abiertamente con agentes de la CIA para derribar al gobierno cubano, escogió
recientemente la última opción, deteniendo y encarcelando a unas seis docenas de
ellos. Por esta acción el presidente Fidel Castro ha recibido virulentas críticas por
parte de todos los medios de comunicación occidentales, incluyendo a
pseudoizquierdistas como nuestro viejo amigo Marc Cooper.

Así describió Cooper la situación en un reciente número de LA Weekly [6] :

"Hace un mes, mientras estallaba la guerra de Irak, la policía cubana detuvo a casi
80 disidentes acusados de recibir dinero y de colaborar con diplomáticos
estadounidenses para derribar al gobierno de Cuba. El jefe diplomático de la
administración Bush en Cuba, James Cason, ha sido hasta el momento bastante
asertivo. Desafiando públicamente a Castro, decidió visitar las casas de muchos de
estos disidentes y también se llevó a muchos de ellos a su propia residencia...
Unas semanas después de su detención, todos los disidentes fueron condenados
a penas de cárcel de entre 6 y 28 años... Entre los condenados se encuentran
periodistas y escritores independientes. Conozco a unos pocos de ellos, y algunos
son bastante patéticos. Pero otros son bastante valerosos. Héctor Palacios, que
fue condenado a 25 años, era el líder del Proyecto Varela --una campaña
absolutamente pública que exigía elecciones libres y que fue firmada por miles de
cubanos... Por muchas vueltas que se le dé, al final debemos concluir que esta
gente está siendo encarcelada no por algo que hayan hecho --sino más bien por
cosas que han dicho. O leído".

No, Marc, pienso que en realidad fueron condenados por conspirar junto con
agentes extranjeros, con el fin de hacer prosperar sus esfuerzos para derribar al
gobierno cubano. Creo que semejante conducta sería catalogada como un delito
de traición y estoy bastante seguro de que daría lugar al encarcelamiento, si no a
la ejecución, en casi cualquier nación del planeta.

Lo que Cooper se olvida de mencionar, desde luego, aunque sea bien consciente
de ello, es que en realidad los EEUU no cuentan con ningún "diplomático" en
Cuba. Las Embajadas estadounidenses en las naciones 'poco amistosas' no
poseen diplomáticos. Tienen agentes secretos del servicio de inteligencia. Las
embajadas sirven como base de la CIA en sus respectivas sedes, y el jefe de la
'misión diplomática', independientemente de lo que ponga en su título, es con toda
probabilidad el jefe de la base de operaciones de la CIA en el país.

De hecho, las Embajadas estadounidenses en los países amistosos tampoco


tienen diplomáticos auténticos. La realidad es que una de las funciones
primordiales del Departamento de Estado estadounidense consiste en proporcionar
cobertura diplomática a las operaciones del servicio de inteligencia. El
Departamento de Estado y la CIA son, en esencia, dos caras de la misma moneda.
Lo anterior nunca se halló más claramente ilustrado que durante los ocho años de
la Administración Eisenhower, cuando los hermanos Dulles dirigían y coordinaban
estrechamente ambas entidades, John Foster en el Departamento de Estado y su
hermanito Allen en la CIA.

El cargo de Secretario de Estado es, en suma, un cargo militar y de inteligencia, y


no un cargo diplomático --en el caso de que usted se haya preguntado alguna vez
por qué ex-generales como Al Haig y Colin Powell son continuamente designados
como jefes de la 'diplomacia' nacional, o por qué Secretarios de Estado como John
Foster Dulles, Henry Kissinger y James Baker han detentado un poder tan
extraordinario.
Lamento tener que darles estas noticias a los que todavía se adhieren a la
creencia de que Colin Powell representa la voz de la razón en la gran conspiración
de Bush, pero no encontrarán a muchos héroes que acudan al rescate de quien
ostenta el título de Secretario de Estado. A propósito, Colin Powell no solamente
es miembro de la Administración Bush; además es miembro de la Familia Bush.
Adivino que es por esta razón que el equipo de Bush confía en la familia Powell
para dirigir tanto el Departamento de Estado como la FCC. [7]

Como siempre, la versión oficial parece presentarnos los hechos completamente


distorsionados. Así que volvamos a Cuba y al hecho de que un grupo de falsos
"periodistas", al parecer de forma bastante descarada, trabajaba con ... un
"asertivo"... uhmm ... "diplomático" americano para "derribar al gobierno de Cuba".

Ésta es exactamente la clase de situación en que usted se encontraría


repetidamente si fuera nuestro hipotético líder mundial. En este caso, ¿qué haría
usted? ¿Ignorar los actos flagrantes de sedición? No es una opción prudente.
¿Adoptar medidas? Sólo si usted quiere formar parte de la lista de candidatos a un
ataque preventivo.

Asimismo, he advertido un detalle interesante en el enfático discurso de Cooper --


aparte de la revelación "no demasiado sorprendente" de que conoce a algunos
agentes secretos cubanos--, y es que incluye un ejemplo muy bueno del tipo de
inconsistencias lógicas que encontramos rutinariamente desperdigadas en todos
los discursos enfáticos de este tipo, y que siempre son aceptadas sin ningún
comentario por los medios de comunicación en general.

A Marc Cooper le gustaría hacernos creer que Fidel Castro es un dictador


brutalmente represivo, que gobierna con mano de hierro y que no tolera ningún
desacuerdo ni cuestionamiento alguno de su autoridad. Es lo que prácticamente
todos los comentaristas, sean de 'izquierdas' o de 'derechas', pretenden que
creamos. Ellos le dirán, mientras usted esté dispuesto a escucharles, que los
cubanos viven bajo un régimen de terror que les obliga a guardar silencio, que
tienen miedo de hablar de los horrores que deben padecer, y que temen que si
hablan claro sólo empeorarán de cualquier manera sus condiciones de vida. Es lo
que Marc Cooper y sus hermanos de los medios de comunicación quieren
hacernos creer.
Pero he aquí la parte que no tiene sentido: Cooper ha escrito que uno de los
detenidos y condenados era el líder "de una campaña absolutamente pública que
exigía elecciones libres y que fue firmada por miles de cubanos". ¿No decía que
los cubanos vivían aterrorizados? ¿Miles de cubanos, sometidos a un estado
policíaco brutal en el que un único comentario indiscreto puede dar lugar a una
llamada inoportuna a la puerta a altas horas de la madrugada, firmaron
públicamente con sus nombres una campaña que desafiaba la legitimidad del
gobierno cubano? ¿Y no fueron detenidos y ejecutados? ¿No se están pudriendo
en un campo de concentración? ¿Cómo puede ser esto?

Cooper no se molesta lo más mínimo en explicar dicha contradicción, como


tampoco lo hacen ninguno de los otros calumniadores de Cuba que realizan
declaraciones semejantes en los medios de comunicación occidentales. Los
'periodistas' afirmarán frecuentemente haber ido a Cuba y haber mantenido
conversaciones indiscretas con los cubanos, en las que la gente revela de forma
sincera sus verdaderos pensamientos acerca del reinado de Fidel Castro. Este
método siempre produce resultados que captan la atención del gran público, pero
la verdad del asunto es que, en un auténtico estado totalitario, la gente aprende
con bastante rapidez a no realizar ningún tipo de declaraciones ante alguien que
afirme ser periodista, a no hablar nunca con sinceridad ante alguien que haga
demasiadas preguntas, pues uno nunca puede estar seguro de que una persona
sea realmente quien dice ser.

Sabemos entonces, por sus contradicciones inherentes, que muchas de las


afirmaciones vertidas sobre la Cuba de Fidel Castro no son verdaderas. También
sabemos que Castro ha sido culpado durante décadas por las condiciones
económicas de la isla, cuya causa hay que buscar casi por completo en los
gobiernos occidentales. Sabemos que Castro ha sufrido intentos de asesinato en
ocasiones incontables. Sabemos que los EEUU han prestado apoyo durante
décadas a un exilio cubano rabiosamente fascista, que muchos consideran como
la organización terrorista mundial número uno. Sabemos que las cosechas y la
ganadería de Cuba han sido atacadas con agentes químicos y biológicos, en un
intento de privar de comida a la gente e instigar una rebelión. Sabemos que se
planeó y se llevó a cabo una invasión de la isla utilizando a un ejército de
mercenarios, aunque de manera bastante inepta. Sabemos que la desviación que
ha hecho Castro de los fondos para programas sociales hacia el gasto militar ha
sido una respuesta necesaria, aunque tal vez desafortunada, a las directas y
repetidas provocaciones estadounidenses. Sabemos que la industria cubana ha
sido saboteada de forma repetida durante cuarenta años. Y sabemos que, pese a
todos los obstáculos interpuestos en el camino, Castro ha elevado el nivel de vida
de la inmensa mayoría de los cubanos, que disfrutan de expectativas de vida más
largas, de tasas de alfabetización mucho más elevadas, y de servicios de
educación y atención sanitaria infinitamente mejores que los existentes antes de la
Revolución.

No es la Cuba de Castro, sin embargo, el centro de mi actual discurso enfático,


sino la Unión Soviética de Stalin, que se puso en guardia contra las tácticas
encubiertas de Occidente mucho antes de Castro. Volvamos ahora al interlocutor
de mi correo electrónico y a la opinión mayoritaria sobre Stalin. Ya me he referido a
la afirmación de que su dubitativa dirección militar supuestamente debilitó al
Ejército Rojo. Ahora veamos algunas de las otras "verdades recibidas" sobre
Stalin.

3. La Apertura de los Archivos del KGB.

"Algo importante ocurrió tras el derrumbe de la Unión Soviética: los archivos se


abrieron".

Supongo que esto fue lo que ocurrió efectivamente. Pero también sucedió otra
cosa importante: cuando los archivos se abrieron, un gran manojo de documentos
fraudulentos y falsificados salieron de su interior. Esto se debió probablemente al
hecho de que el control de los archivos, tras la muerte de Stalin, pasó a los que
habían asesinado al líder soviético y tenían un interés personal en calumniarle.

En mi anterior discurso enfático sobre Stalin señalé que las circunstancias en las
que murió se hallan "rodeadas de misterio". Un nuevo libro ha arrojado alguna luz
sobre este misterio, según un artículo reciente del New York Times (Michael Wines
"Un Nuevo Estudio Apoya la Idea de que Stalin Fue Envenenado", 5 de marzo de
2003):
"Cincuenta años después de la muerte de Stalin, acaecida en su dacha a causa de
una hemorragia cerebral, un estudio exhaustivo de informes soviéticos largo
tiempo secretos concede una nueva importancia a la vieja teoría de que en
realidad fue envenenado, quizás para evitar una posible guerra con los Estados
Unidos... Basándose en un informe médico anteriormente secreto redactado en los
últimos días de Stalin, sus autores sugieren que pudo haber sido envenenado con
agentes biológicos ... durante una cena final con cuatro miembros del Politburó...
Stalin sufrió grandes hemorragias de estómago durante sus convulsiones de
muerte... significativas referencias a hemorragias gástricas aparecen recogidas en
el informe médico oficial de 20 páginas, que no fue publicado hasta junio de 1953,
más de tres meses después de su muerte el 5 de marzo de aquel año".

Este libro parece ser en gran parte desinformativo, y su intención es minimizar la


hipótesis de que Stalin murió envenenado, aun reconociendo que las pruebas
disponibles indican que así fue. Los autores --Vladimir Naumov y Jonathan Brent--
afirman que "la hemorragia cerebral sigue siendo la explicación más probable de la
muerte de Stalin", mientras que "el envenenamiento sigue siendo por ahora
materia de especulación". Ello a pesar del hecho de que los autores admiten que
"como mínimo, los colegas del Politburó de Stalin le negaron ayuda médica
durante las primeras horas de su enfermedad, cuando dicha ayuda podía haber
sido eficaz". Los autores también reconocen que el informe oficial sobre la muerte
de Stalin fue deliberadamente modificado para crear la impresión de que la ayuda
médica se buscó inmediatamente, cuando de hecho fue pospuesta de manera
deliberada.

Como segunda línea de defensa, los autores del libro intentan atribuir la autoría del
asesinato, si realmente se trató de un asesinato, a Lavrenti P. Beria, jefe de la
policía secreta soviética. Beria era uno de los cuatro miembros del Politburó
presentes en la última cena de Stalin. Los demás eran "Georgi M. Malenkov,
sucesor inmediato de Stalin; Nikita S. Jruschev, que finalmente asumió el puesto
más elevado; y Nikolai Bulganin".

La opción de Beria como sospechoso principal resulta, como mínimo, muy


conveniente; Beria fue ejecutado unos meses después del inoportuno fallecimiento
de Stalin. Así pues, aun en el caso de que Stalin fuera asesinado la justicia triunfó,
de modo que no hay de qué preocuparse. Además, como afirman los autores en su
tercera línea de defensa, en realidad fue una cosa buena que Stalin fuera
asesinado, si es que lo fue, ya que su muerte ahorró al mundo la devastación de la
guerra inminente que Stalin se disponía a lanzar contra los EEUU.

Bonita historia ... pero no me convence. Como tampoco convence a la mayoría de


los rusos. A pesar de la campaña de difamación masiva, una reciente "encuesta
realizada a 1.600 adultos por el Centro de Opinión Pública ruso en vísperas del 50
aniversario de su muerte, muestra que más de la mitad de todos los encuestados
cree que el papel de Stalin en la historia rusa fue positivo, mientras que sólo un
tercio mostró su discrepancia".

La razón es que muchos rusos son lo bastante viejos para saber que sus propios
recuerdos, o los recuerdos de sus padres y abuelos, no coinciden en absoluto con
la versión oficial.

Nikita Jruschev parece un sospechoso mucho más probable que Beria.


Indudablemente Jruschev obtenía más ventajas que Beria con el asesinato de
Stalin. Y los autores reconocen que "el propio relato de Jruschev sobre la muerte
de Stalin, recogido en sus Memorias, [es] una distorsión casi caricaturesca de la
verdad". Sin embargo, el hombre que más ventajas obtuvo y que mintió de forma
flagrante sobre el asesinato es descartado como sospechoso. ¡Vaya un ejemplo de
rigor detectivesco!

Asimismo, los autores describen a Beria como "el ministro despreciado [por Stalin]
que dirigió la seguridad interna durante 15 años". Ésta es otra de las
inconsistencias lógicas de las que he hablado antes. Como resulta absolutamente
obvio para cualquiera, el cargo más importante en cualquier estado policíaco
brutal, aparte del dictador mismo, es posiblemente el del jefe de la seguridad
interna. Éste es el individuo responsable de ocuparse de cualquier disidente que
exista en el país. Es el individuo en cuyas manos se confía el mantenimiento de la
estabilidad interna. Así pues, ¿por qué demonios un tirano despiadado como
Joseph Stalin, un purger extraordinaire, iba a permitir que un tipo al que
despreciaba y del que desconfiaba ostentara dicho cargo durante 15 años? ¿Y por
qué este individuo acabó muerto pocos meses después de la muerte de Stalin?
Otra teoría cuestionable que avanzan los autores señala que, si Stalin fue
asesinado por el sujeto que acabó siendo ejecutado poco después, entonces dicho
acto fue realizado por la noble causa de evitar una guerra inminente con los
Estados Unidos. Pero lo que en realidad se disponía a hacer Stalin, como los
autores saben muy bien, era prepararse para una guerra defensiva contra la guerra
encubierta que él creía estaba siendo emprendida contra su régimen.

Stalin estaba convencido, como el libro reconoce, de que su administración se


hallaba infiltrada de agentes que conspiraban contra él. Supuestamente había
decidido que era hora de llevar a cabo una nueva purga, y había ordenado
construir nuevas instalaciones para prisioneros.

El nuevo libro menciona repetidamente el llamado "Complot de los Médicos", una


supuesta conspiración de médicos del Kremlin a finales de los años 1940 para
asesinar a los principales líderes comunistas. Los autores descartan la existencia
del complot como "una invención de funcionarios del Kremlin que actuaban en gran
parte bajo las órdenes de Stalin".

El libro afirma que "Stalin reveló el complot a una población soviética estupefacta
en enero de 1953". He aquí lo que ocurrió después:

"El 1 de marzo de 1953, dos semanas después, [cuatro nuevos] campos de


prisioneros se mandaron construir ; y dos semanas antes de que los médicos
detenidos fueran juzgados, Stalin sufrió una hemorragia cerebral en Blizhnaya, una
dacha al norte de Moscú, tras una cena con sus cuatro compañeros del Politburó
que duró toda la noche...

"Menos de un mes más tarde, los médicos acusados de intentar asesinar a Stalin
fueron repentinamente exculpados, y el caso dirigido contra ellos se consideró una
invención de la policía secreta... Antes de finales de año, Beria se enfrentó a un
pelotón de fusilamiento, y Jruschev atenuó la hostilidad soviética hacia los Estados
Unidos".
Así pues, si tengo razón, esto es básicamente lo que sucedió: Stalin estaba
convencido de que existían elementos dentro de su administración que
probablemente actuaban en connivencia con los intereses occidentales y que
conspiraban contra él, y unos días antes de que las pruebas de dicho complot
fuesen aireadas en un juicio público Stalin apareció muerto. Inmediatamente se
retiraron con celeridad todas las acusaciones de conspiración. El valeroso héroe
que acabó con la bestia, si de hecho se trató de un asesinato, fue recompensado
mediante su envío a un pelotón de fusilamiento. Uno de los hombres que habían
negado atención médica al líder caído, y que luego había mentido repetidamente y
exigido la ejecución de Beria, ascendió hasta ocupar el trono de Stalin.
Rápidamente este mismo hombre "atenuó la hostilidad soviética" hacia los EEUU,
lo que de hecho significa que comenzó a trabajar en connivencia con los mismos
intereses occidentales que Stalin tanto había temido. A partir de la muerte de
Stalin, la nueva clase de líderes soviéticos comenzó a transformar
encubiertamente la Unión Soviética en un sistema capitalista, mientras ellos y sus
colegas de Washington continuaron fingiendo durante más de cuarenta años que
las dos naciones eran aún rivales ideológicos. Sin embargo, nadie debería concluir
de lo anterior que existiera ningún complot real para asesinar a Stalin.

En una reunión con altos funcionarios del Partido celebrada en diciembre de 1952,
tan sólo tres meses antes de su muerte, Stalin dijo: "Mírense ustedes --ciegos,
pusilánimes. No son capaces de ver al enemigo. ¿Qué harán ustedes sin mí?" El
problema, sin embargo, no era que no pudiesen ver al enemigo. Y sabían
exactamente lo que iban a hacer una vez que Stalin ya no fuera un estorbo.

4. La Cuestión Étnica

"Los problemas raciales y las relaciones étnicas tensas continuaron, aunque de


manera disminuida y soterrada".

Probablemente sí. Por lo que sé, nadie tiene el poder de lograr que décadas e
incluso siglos de relaciones raciales y étnicas tensas desaparezcan de la noche a
la mañana. Si dichas relaciones tensas hubieran quedado simplemente
"disminuidas y soterradas", ciertamente ello demostraría que la sociedad soviética
avanzaba en la dirección correcta y que había logrado enormes mejoras.
No vivimos en un mundo perfecto y nadie nos ha ofrecido aún un modelo perfecto
de sociedad. En este país ha transcurrido casi siglo y medio desde la Guerra Civil,
emprendida supuestamente para liberar a los esclavos, pero el problema de las
relaciones raciales tensas aún no ha encontrado una 'solución', sino que
simplemente ha quedado "disminuido y soterrado". Stalin logró bastante más en
mucho menos tiempo, y tenía bajo su jurisdicción una enorme cantidad de grupos
étnicos rivales.

5. Hambre y Represión.

"...Escasez de alimento y varias hambrunas, siendo la mayor la de 1932-33. Mucha


gente tuvo que soportar padecimientos, y millones de personas sufrieron muertes
tempranas y horribles".

Lo anterior es parcialmente cierto, y la creencia convencional nos dice que Joseph


Stalin fue el único culpable. Durante su gobierno se pusieron en marcha tres
"Planes Quinquenales" consecutivos con la intención de industrializar rápidamente
la nación. Los planes tuvieron un enorme éxito y lograron el objetivo de transformar
una sociedad mayoritariamente agrícola en una nación industrializada y
autosuficiente.

Estos planes fueron una respuesta a la Primera Guerra Mundial, la primera


invasión masiva del territorio ruso. Stalin comprendió que se avecinaba otra
invasión y que el único modo de defender la Unión Soviética era crear rápidamente
una infraestructura que pudiera mantener a un ejército moderno y mecanizado.

También comprendió que la Unión Soviética tenía que hacerse autosuficiente, y en


los albores de la Segunda Guerra Mundial se había alcanzado este objetivo: la
Unión Soviética no necesitaba realizar importación ni exportación alguna para
sobrevivir. Pero igual que Castro en Cuba, Stalin no intentó aislar a la Unión
Soviética del mundo occidental ; sencillamente reaccionó ante el hecho de que el
mundo occidental ya había aislado --y fijado como objetivo a derribar-- a la Unión
Soviética.
En la prisa por llevar a cabo la industrialización, la agricultura y la producción
alimentaria inevitablemente se resintieron. Así pues, ciertamente Stalin debe
cargar sobre sus hombros con una parte de la culpa por las hambrunas de los
años 1920 y 1930. Pero los líderes soviéticos siempre mantuvieron que agentes
secretos occidentales saboteaban repetidamente la producción de alimentos. Y
existen pocos motivos para dudar de tales acusaciones. Después de todo, éste ha
sido el modus operandi de Occidente desde hace muchos años, y lo sigue siendo
hasta la fecha. Los iraquíes, por ejemplo, fueron privados de comida durante toda
una década antes de la reciente ocupación estadounidense.

Puesto que hemos llegado más o menos tangencialmente al tema de Irak, debo
comentar los rumores sobre las evasivas 'Armas de Destrucción Masiva'.
Actualmente resulta bastante obvio que tales armas no existen, y que o bien Bush
recibió información defectuosa o bien mintió de manera descarada, aunque esto no
importa realmente porque existían otras justificaciones para ir a la guerra y el
resultado dejó bien claras las intenciones de los EEUU.

El problema es que las ADMs sí tienen importancia. Y mucha. Ya que según el


derecho internacional sólo existe una justificación para emprender una acción
militar contra una nación soberana, del mismo modo que en todas partes del
mundo 'civilizado' sólo existe una justificación para acabar voluntariamente con una
vida humana : la defensa propia contra una amenaza inminente.

No existe ninguna otra justificación válida para hacer la guerra. Y si no había


ningún 'Arma de Destrucción Masiva', entonces Irak no planteaba ninguna
amenaza inminente a los Estados Unidos. De hecho no planteaba ninguna
amenaza en absoluto. Esto conduce a la conclusión ineludible de que quienes
planearon y llevaron a cabo la invasión de Irak son unos criminales de guerra ...
pero aquí, como siempre, me he apartado del tema.

Volviendo al asunto principal, ésta es la pregunta que debemos plantear: ¿quién


fue en última instancia el culpable de las trágicas pérdidas de vidas humanas
debidas al hambre? ¿Fueron los líderes que, con vistas a garantizar la seguridad
continuada del estado soviético soberano, decidieron industrializar y militarizar la
nación, posibilitando así que la URSS derrotara a las potencias del Eje? ¿O fueron
los líderes que obligaron al estado soviético a adoptar una postura defensiva, y
luego sabotearon repetidamente su agricultura e industria nacionales? No parece
haber escasez de culpas a repartir.

"Había represión masiva (muy superior a nuestro propio complejo actual de


prisiones), censura estricta..." .

Es posible, pero, como señalé antes, la mayoría de los rusos no recuerdan las
cosas de este modo. Ellos recuerdan a un líder que emprendió acciones
necesarias para garantizar la seguridad del estado. Lo que muchos quieren
presentar como represión y censura no lo es necesariamente.

En un mundo ideal, habría libertad absoluta de prensa y libertad absoluta de


expresión política. Pero vivimos en un mundo donde todo se vuelve en contra
nuestra, y una sociedad utópica no puede crearse en un ambiente hostil. Así pues,
¿dónde encontrar la respuesta?

6. Ejecuciones y "Fosas Comunes".

"Muchas ejecuciones".

Ahhh, sí, las ejecuciones. Millones de ellas, si no me equivoco. Salvo que, por lo
que sé, existen pruebas muy escasas para apoyar dicha acusación. No así en la
Alemania nazi, donde los cuerpos de las víctimas se encontraron por todas partes
apilados como haces de leña. Pero ¿dónde están todas las fosas comunes en la
ex-Unión Soviética?

Un reciente artículo de Los Angeles Times resulta sumamente esclarecedor. El


título del artículo, "Esqueletos de la Historia en Tumbas Rusas" (John Daniszewski,
18 de noviembre de 2002) da a entender que las pruebas del asesinato de masas
se hallan fácilmente disponibles, pero una lectura cuidadosa del texto del artículo
revela una historia muy diferente.
El artículo habla de las actividades de "un pequeño equipo que investiga lo que en
su opinión es un campo de exterminio estalinista recién descubierto en las afueras
de San Petersburgo". El grupo, una organización no gubernamental conocida
como Memorial, afirma que el estado soviético promovió "la matanza de decenas
de millones de ciudadanos soviéticos desde los primeros días de los bolcheviques
hasta la muerte de Josef Stalin en 1953, e incluso durante algunos años después".
En San Petersburgo, según Memorial, víctimas de la Prisión de Kresty y del cuartel
general del NKVD local fueron transportadas en vehículos durante la noche,
conducidas a los bosques y luego sumariamente ejecutadas.

Ahora bien, si decenas de millones de personas fueron ejecutadas en la URSS,


entonces deberíamos pensar que una ciudad como San Petersburgo, que es uno
de los centros demográficos mayores y más estratégicos, habría suministrado un
buen número de aquellas víctimas. Deberíamos esperar que las excavaciones y la
investigación sobre el terreno arrojaran un número insondable de cadáveres. Pero
estaríamos equivocados si pensáramos eso.

Según el Times, Memorial ha concluido que "ahora que hemos hallado más de 50
cuerpos ... podemos albergar pocas dudas de que éste fue el cementerio principal
del NKVD en San Petersburgo durante el período de 1937-38 conocido como el
Gran Terror". Y la asociación Memorial sólo ha tenido que llevar a cabo "14 años
de deducción, investigación y trabajo detectivesco... para encontrar los primeros
restos".

Es curioso, pero me parece recordar que un tipo llamado George Bush ordenó 50
ejecuciones en el estado de Texas durante el período 1997-98, pero no recuerdo a
nadie refiriéndose a eso como el Gran Terror. Y todos saben dónde están
enterrados los cuerpos.

De todas maneras, Memorial "supone" que en realidad existen "muchos estratos


inferiores", pero dice no estar interesada en "perturbar el descanso de los muertos
realizando una excavación completa". Por supuesto que no. ¿Por qué querría
obtener el número exacto cuando sencillamente lo puede suponer? Además,
Memorial ya conoce de antemano cuantas víctimas había. Ha inventado un
sistema infalible para estimar el número de muertes: sencillamente se lo inventa.
Para el emplazamiento en el bosque cercano a Toksovo, Memorial ha llegado
arbitrariamente a la cifra de 32.000 muertos. Es decir, como mínimo 640 veces el
número real de cuerpos que dice haber recuperado. He aquí cómo Memorial
dedujo dicha cifra: "La estimación de Memorial de 32.000 víctimas en Toksovo se
basa en la sustracción. Unas 40.000 personas en lo que entonces era Leningrado
y sus alrededores fueron asesinadas durante el Gran Terror, pero la única tumba
conocida de las víctimas se cree que contiene sólo unas 8.000".

Es interesante señalar que el otro sitio conocido de tumbas, Levashovo, "se cree
que contiene" 8.000 cadáveres, igual que el emplazamiento de Toksovo "se
supone" que contiene otros 32.000 cadáveres. De hecho, no hay evidencia alguna
de que ningún sitio contenga semejante número de víctimas. Existen pocas
pruebas que indiquen que hay alguna fosa común sustancial en los alrededores de
uno de los centros demográficos más importantes de la Federación Rusa.

El historial de la asociación Memorial es sumamente curioso. Desde 1991, dicha


asociación ha pretendido descubrir fosas comunes con miles de cadáveres en
diversos lugares de la extinta Unión Soviética. En cada caso la prensa oficial se
hacía eco con gran alborozo de los pretendidos hallazgos hasta que, una vez
descubierto el fraude, el asunto se olvidaba por completo hasta que más adelante
Memorial volvía de nuevo a la carga. Al principio la asociación contó con la
generosa financiación y ayuda del gobierno de Yeltsin, pero, debido al escándalo
de los continuos fraudes y el despilfarro inútil de fondos públicos, la Federación
Rusa canceló las ayudas. Memorial reaccionó acusando a los funcionarios del
gobierno de querer enterrar el pasado estalinista.

Por fin, tras 14 años de búsquedas infructuosas, Memorial pretendió encontrar en


Toksovo la prueba definitiva para sus historias de masacres a gran escala. El
lugar, situado a unos 30 kilómetros al norte de San Petersburgo, supuestamente
había sido utilizado por la policía política del NKVD para enterrar a los cuerpos de
sus víctimas, según Memorial. Sin embargo, el FSB (Servicio Federal de
Seguridad) ruso ha negado cualquier conexión. Según Irina Flige, directora del
equipo de investigación histórica de Memorial, a mediados del 2003 se habían
recuperado siete cuerpos, que fueron examinados por patólogos especializados.
Uno de los cráneos tenía una bala alojada en su interior, mientras que los otros
cráneos presentaban agujeros en la parte posterior. "No tenemos por qué realizar
más exámenes", declaró Fige. "Las identificaciones precisas son imposibles.
Nosotros ya sabemos el rango sociodemográfico de la gente enterrada aquí --
hombres y mujeres de entre 16 y 60 años-- , que fallecieron hace 50 años o más".
[8]

Una carta enviada a Memorial en marzo de 2003 por Sergei Chenov, director de
los archivos del FSB en San Petersburgo, negó cualquier conexión entre la
agencia y el lugar del enterramiento. Memorial acusó al FBS de ocultar datos por
ser "el sucesor del NKVD", acusación francamente absurda. Alexander Mikhailov,
general retirado del FSB, rechazó las conclusiones de Memorial sobre el
emplazamiento de Toksovo, señalando que el FSB había investigado todos los
lugares de enterramiento descubiertos y que médicos rusos expertos no habían
podido establecer conclusiones precisas sobre la fecha exacta en que las personas
habían fallecido."Los patólogos dijeron que los cuerpos habían estado allí desde
hacía más de 50 años, lo que podía significar 100 años", afirmó. [9] "No tenemos
nada más que revelar, al menos nada que sepamos", añadió Mikhailov. "Para
establecer una conexión con el FSB, la evidencia tiene que ser más sustancial que
un agujero en el cráneo. El caso de Toksovo debe ser estudiado en profundidad
para llegar a una conclusión oficial".

Flige, basándose en los testimonios no contrastados de algunos ex-oficiales


soviéticos y de supuestos supervivientes de la zona, afirma que entre el 5 de
agosto de 1937 y el 16 de noviembre de 1938 fueron ejecutadas 40.000 personas
en la región, de las que 8.000 habrían sido enterradas en Levashovo y 32.000 en
Toksovo, también de acuerdo con los informes de supuestos testigos de las
masacres . Según Flige, las víctimas recuperadas en las excavaciones de Toksovo
recibieron un disparo en la nuca y fueron apiladas unas encima de otras, método
característico de las ejecuciones del NKVD. Flige afirmó que no había evidencias
que apoyaran la hipótesis de que las tumbas databan de la época del sitio de
Leningrado, como había sugerido el FSB. Sin embargo, no aportó razón alguna
para descartar tal hipótesis.

El otro emplazamiento que según Memorial contiene miles de víctimas de la


represión política estalinista es Levashovo, convertido en cementerio
conmemorativo a finales de los años 1990. Sin embargo, como ya se ha señalado,
la cifra de muertos --8.000-- estimada por Memorial no ha sido en absoluto
confirmada hasta la fecha: se trata simplemente de una "creencia" o "suposición" -
-como reconocen sin ambages los propios miembros de Memorial--, igual que en
el caso de Toksovo. Podemos ver aquí la clase de metodología "científica"
empleada por los "investigadores" de Memorial.

En suma, la pregunta sigue en pie: ¿dónde están las decenas de millones de


cadáveres de las víctimas supuestamente asesinadas durante el Gran Terror? No
deberían ser tan sumamente difíciles de localizar --sobre todo teniendo en cuenta
que los archivos ya se encuentran abiertos.

**************

7. CONCLUSIÓN.

Si alguien piensa que la bestia fascista que gobierna América puede morir
simplemente cortándole la cabeza está muy mal informado. Incluso Marc Cooper
es lo suficientemente honesto para admitirlo. Cerca del final de uno de sus
enfáticos discursos recientes llenos de desinformación, escribió:
"Lamentablemente, no se cambia a todo el cuerpo diplomático de América
cambiando simplemente de presidente". [10]

No, indudablemente no. Nunca antes en la historia escrita un país había estado tan
absolutamente infestado de 'quintacolumnistas' de cosecha propia. Se encuentran
en todas partes. Sus voces conforman la opinión pública en casi cada tema
concebible. Sólo tenemos que echar un vistazo a cualquier diario, poner cualquier
programa de noticias de cable o escuchar la cantinela de cualquier tertulia
radiofónica, para ver de qué manera tan absoluta la información y la opinión
pública están controladas en este país.

No se puede producir ningún tipo de cambio político serio en este país sin originar
primeramente un cambio radical en la opinión pública, y no se puede originar un
cambio en la opinión pública hasta que no se rompa el control del monopolio
estatal de la información --la información difundida por los medios de
comunicación, las academias, las iglesias y todas las demás instituciones
importantes de este país.

En otras palabras, no se logrará un cambio significativo en este país sin antes


purgar los elementos que intentan mantener el status quo a cualquier precio. La
buena noticia es que ya contamos con muchas cárceles para los culpables. Todo
lo que tenemos que hacer es soltar a los delincuentes no violentos que
actualmente ocupan dichas cárceles, y entonces estaremos preparados.

Pero no busquemos a nadie para hacer el trabajo. ¿Qué figura hay en el escenario
mundial capaz de hacer frente a la bestia fascista? No podemos depositar nuestras
esperanzas en poseurs como Shroeder, Chretian, Chirac o Putin. En mi opinión, lo
que el mundo necesita hoy, más que nunca, es un hombre con la estatura
suficiente para llegarle a la suela de los zapatos a Joseph Stalin.

Para los interesados en visiones alternativas de Stalin, el 'estalinismo' y el período


post-Stalin, he aquí tres libros que tratan estos temas. Todos ellos están
disponibles como descargas gratuitas. Probablemente usted no estará de acuerdo
--y no debería estarlo-- con todo lo que estos autores sostienen, pero sólo le
costará un poco de su tiempo escucharles hasta el final. Y usted se ha pasado la
vida entera oyendo únicamente la otra versión de la historia:

1. Ludo Martens, Otra Visión de Stalin, [11]

2. Anna Louise Strong, La Era de Stalin, [12]

3. W.B. Bland, de la Liga Comunista (Reino Unido), La Restauración del


Capitalismo en la Unión Soviética. [13]

-------------------------------------------------------------

[1] http://davesweb.cnchost.com/nwsltr38.html
Traducción: EDML (www.leninismo.org)

[2] http: // www3.sympatico.ca/sr.gowans/lie.html

[3] http://davesweb.cnchost.com/nwsltr19.html

[4] http://www.time.com/time/special/moy/1942.html

[5] http://www.time.com/time/special/moy/1939.html

[6] http://www.laweekly.com/ink/03/22/dissonance-cooper.php

[7] http://www.ancestry.netscape.com/landing/strange/bush3/answer3.htm

[8] St. Petersburg Times, 12 Agosto, 2003

[9] Ibid.

[10] http://www.laweekly.com/ink/03/27/dissonance-cooper.php

[11] http://www.plp.org/books/Stalin/book.html

[12] http://www.plp.org/books/strong_stalin_era.pdf

[13] http://www.etext.org/Politics/MIM/wim/wyl/hoxha/bland/index.html

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