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gran líder soviético (de 1924 a 1953) tras cuya muerte una serie de corruptos e
incompetentes dirigentes burgueses restauraron el capitalismo en la Unión
Soviética. De todos los líderes comunistas, Stalin ha sido quien ha despertado la
mayor fascinación en los países imperialistas, con incontables artículos, ensayos y
libros de 800 páginas dedicados a él.
El croata Ivica Kostelic, que ganó la Copa Mundial de esquí de slalom en enero de
2003, declaró que el nazismo era "un sistema sano" y que Stalin era mucho peor
que Hitler ya que supuestamente asesinaba a la gente al azar. Cada vez más
personas en Europa del Este están manifestando públicamente similares
inclinaciones nazis [2]. Ni Kostelic ni la entidad bancaria austriaca que lo
patrocinaba quedaron muy contentos con el fiasco de sus relaciones públicas, [3]
pero lo cierto es que las opiniones de Kostelic son bastante comunes en el
territorio que abarca desde el Báltico hasta los Balcanes, donde los odios locales
fueron capaces de superar a todo lo demás y facilitaron que las poblaciones se
pusieran al lado de Hitler y Mussolini para llevar a cabo masacres, con
independencia del grupo étnico concreto caído en desgracia. No olvidemos que
durante la Segunda Guerra Mundial, con la ayuda alemana y las bendiciones del
Papa, los croatas cometieron un espantoso genocidio. Según el historiador del
Vaticano John Cornwell, había sólo 2 millones de serbios cristianos ortodoxos, y
los croatas liderados por sacerdotes católicos asesinaron a 487.000 entre 1941 y
1945, además de a 27.000 gitanos y entre 30.000 y 45.000 judíos. Viendo este
panorama, no resulta sorprendente que Kostelic haya dicho que se preparó para la
competición de esquí igual que un soldado nazi en 1941.
Seguramente los croatas dirían que nuestro mensaje es unilateral y que los serbios
también han cometido genocidios. Mientras la política americana alcanza
profundidades inimaginables en su parasitismo mundial, la política de Europa del
Este se ve atrapada en la trampa sin fondo del provincialismo. De algún modo, las
pequeñas naciones de esta región siempre han logrado culpar a sus vecinos de
todos los males del mundo y, mediante un razonamiento mezquino, en no pocos
casos el genocidio ha terminado siendo la única solución a los ojos de los pueblos
de Europa del Este.
Los comunistas tienen un mensaje para los europeos del Este: Stalin y su línea
fueron el principal factor que trajo la paz y la armonía a su región. La prueba está
en lo ocurrido tras su muerte. Todas las minorías que viven sin derechos, todas las
limpiezas étnicas y todas las guerras han sido el resultado de luchas entre
proletarios. Por esta vía no se ha logrado ningún progreso: al contrario, se ha
producido una terrible involución. Stalin se vio obligado a organizar cierto grado de
violencia represiva, pero cuando lo hizo la región entera experimentó un
considerable avance.
Algún día futuro, bajo la dictadura proletaria, la juventud rechazará los rencores
heredados del pasado y las pequeñas naciones de Europa del Este se integrarán y
trabajarán de manera fraterna y solidaria. Ahora mismo la lucha y la opresión en
Europa del Este representan uno de los ejemplos más extremos de la "falsa
conciencia", con proletarios que asesinan a proletarios y que imaginan que Hitler
era mejor que Stalin. Cueste lo que cueste, los europeos del Este deben adquirir
una perspectiva más amplia.
En los años 1960 la burguesía occidental culpó de todos los males a Stalin, y ha
continuado con esta práctica hasta el día de hoy, como excusa para cualquier
fracaso que tenga lugar en Rusia y en las repúblicas vecinas. Hoy en día, si algo
bueno sucede en la ex-Unión Soviética podemos estar seguros de que los
propagandistas otorgarán el mérito al capitalismo pero, si ocurre algo malo, la
mención del nombre de Stalin aparecerá en primer lugar, aunque haya muerto
hace 50 años. Lo anterior es un producto de la guerra fría, como lo son las
limpiezas étnicas --acontecimientos que han tenido lugar debido al abandono de la
postura de Stalin en diversas regiones, especialmente en Yugoslavia, donde Tito
se distanció de Stalin después de la Segunda Guerra Mundial y puso en práctica el
"control económico local", que condujo al chovinismo local y al genocidio, en uno
de los ejemplos más claros de cómo las relaciones de producción afectan a la
cultura y a la política de una sociedad.
También nos gustaría explicar por qué intentamos mantener lo que muchos ven
como una rémora, y que tan a menudo suscita las preguntas de mucha gente.
Nuestros críticos dirán que no podemos defender los derechos individuales y
oponernos al militarismo si invocamos el nombre de Stalin, y que reivindicar su
nombre necesariamente echa a perder nuestra causa en contra del militarismo y
en favor de los derechos individuales.
Defender hoy a Stalin no refleja ninguna obsesión por ningún detalle particular de
la historia. Debemos decir que ninguno de los fundadores del MIM ha vivido nunca
bajo el gobierno de Stalin, y que el MIM no siente nostalgia hacia Stalin del mismo
modo en que la sienten hoy decenas de millones de personas en la ex-Unión
Soviética.
Como ocurre con cualquier otro período o personaje histórico, habrá gente que
caiga en el fetichismo. Existen incontables grupos trotskistas y marxistas de
extrema izquierda que dicen que la Historia básicamente acabó con la "derrota"
sufrida por el socialismo en los años 1920. Lo único que les interesa son los años
1920 y la primera revolución socialista --y ahí se acabó todo.
Sí, desde luego es posible construir el socialismo de forma tan imperfecta que
termine fracasando y retornando finalmente a un estadio todavía más atrasado que
el capitalismo. No existe ninguna base real para sostener que esto fue lo que
ocurrió en el caso de Stalin. A menudo los críticos de Stalin hablan de éste como si
fuera un líder político que se hallaba relativamente por detrás de su época. Muy al
contrario, Stalin fue el único líder de estado que se enfrentó al fascismo hasta que
Hitler invadió Polonia en 1939. Sólo tenemos que recordar a Hitler, Mussolini,
Chamberlain y Quisling para darnos cuenta de que los líderes políticos de
entonces eran mucho peores que Stalin, quien se mantuvo como un brillante
ejemplo de hombre de estado.
Muchos hablan de Stalin como si los líderes comunistas fueran culpables de todos
los males de la humanidad. En este barco hay muchos autoproclamados
comunistas. Recientemente ha aparecido --sólo en los países imperialistas-- una
publicación sin relación con nosotros titulada "Internationalist Notes" ["Apuntes
Internacionalistas"], con un manifiesto de menos de una página y media que utiliza
las palabras "no", "no" y "ni" 18 veces, además de varias veces "enemigo" "y
contra" para referirse a las revoluciones socialistas del siglo XX. Pero la plataforma
no tiene mucho que decir sobre los logros de los movimientos políticos a los que
presta su apoyo.
"Internationalist Notes" defiende la Revolución rusa desde 1917 hasta 1918, pero
estima que todo el progreso revolucionario fue aplastado a partir de entonces. En
otras palabras, según "Internationalist Notes", no hay nada que pueda salvarse tras
sólo dos años de revolución en un país. Estos izquierdistas siguen hablando
obsesivamente de cómo una serie de individuos como Lenin y Stalin aplastaron
todos los progresos conseguidos. Han adoptado una visión idealista burguesa de
la historia según la cual unos pocos individuos tienen poder suficiente para destruir
el progreso, en lugar de comprender que Lenin, Stalin y Mao son los mejores
líderes de estado producidos por las masas en el siglo XX. Estos idealistas critican
la realidad desde la posición ventajosa de una idea abstracta, en vez de mostrar
realidades efectivamente creadas por los humanos y de mejorar lo que los
humanos han conseguido de hecho.
Ahora bien, el hecho de que sostengamos que sólo pueden defenderse aquellas
ideas cuya efectividad se haya demostrado en la práctica no implica que pensemos
que "cualquier cosa que suceda en nombre del socialismo estará bien..." Aquí se
encuentra el núcleo del asunto. Ésta es la razón por la que los izquierdistas se
encuentran estancados en el idealismo, como lo están otros incontables activistas
precientíficos. Los comunistas no sostienen que "cualquier cosa que suceda en
nombre del socialismo estará bien". Lo que hacemos es comparar una y otra vez
las realidades y decidir cuáles son las mejores. Al defender la China de Mao
estamos denunciando al mismo tiempo la India capitalista "democrática" y otros
150 sistemas semifeudales dominados por el imperialismo. Esto no implica pensar
que "cualquier cosa que suceda en nombre del socialismo estará bien", como les
parece a las personas acostumbradas a la discusión moral e ideológica desde
dogmas predeterminados.
El caso de la Guerra Civil Española nos sirve de excelente ejemplo. ¿Cuándo han
demostrado los ultraizquierdistas que el cambio social conseguido por sus
activistas favoritos en España sobrepasara al conseguido en Rusia, China,
Albania, etc.? ¿Es necesario recordar el hecho innegable de que, de todos los
países del mundo, fue únicamente la Unión Soviética de Stalin la que prestó ayuda
militar a la República Española? ¿Había un gobierno trotskista que prestara ayuda
a sus poumistas en España? No. ¿Había un gobierno de oposición izquierdista de
alguna clase que prestara ayuda a sus anti-estalinistas favoritos en España? No.
¿Había en todo el mundo una comunidad de 150 millones de anarquistas que
prestara ayuda a su querida España? No. La gente puede quejarse todo lo que
quiera de Stalin, pero éste fue el mejor amigo de los progresistas españoles --
como líder de un estado y de una comunidad de 9 dígitos que ofreció su ayuda
incondicional al pueblo español. Lo anterior debe juzgarse en relación con los otros
pueblos, estados y grupos políticos entonces existentes, y no en relación con lo
que los anarquistas y trotskistas desearían que hubiera pasado. El hecho de que
hayan transcurrido 50 años desde la muerte de Stalin debería ayudarnos a ser más
objetivos a la hora de analizar los deseos de los marxistas de izquierda, trotskistas
y anarquistas en tiempos de Stalin. Ni siquiera Francia prestó ayuda militar a la
República Española. El mundo entero fue demasiado pusilánime o interesado para
enfrentarse a los fascistas, con la única excepción de Stalin. En este sentido,
debemos agradecer a los trotskistas y anarquistas el hecho de recordarnos lo
importante que es defender a Stalin y lo importante que es escoger en base a la
realidad empírica y no realizar críticas de carácter religioso que no tienen ningún
valor.
Tampoco estamos afirmando que tengamos una perspicacia especial acerca de 'la
gama de acciones que la gente es capaz de realizar', ni ninguna supuesta
'revelación' sobre las mismas. Son los idealistas los que se hallan muy cerca de
semejante forma de 'revelación'. Por el contrario, los comunistas tenemos como
referencia lo que ya se ha hecho: realizaciones muy concretas conseguidas por las
masas populares en las revoluciones rusa, china, albanesa, etc.. Nuestra
pretensión es huir de todo tipo de abstracciones. De la misma manera, Marx tuvo
como referencia la Comuna Parisiense, a la que calificó de 'dictadura del
proletariado', la primera existente en la historia de la humanidad. Es la religión la
que dice que el pasado humano no es pertinente porque sólo respondemos ante
Dios y porque nuestra 'carne es débil', etc.. Es la religión la que dice desechar o
relativizar el oneroso estudio del pasado, porque lo único que importa realmente es
nuestra fidelidad a Dios.
En este punto los idealistas podrían hacernos todavía otra objeción más: "¿Se
atrevería usted a decir que 'X' puede hacerse pero que 'Y' es imposible, por el
hecho de que 'Y' nunca se ha hecho antes? ¿Cómo puede usted determinar por
adelantado que 'Y' se halla fuera del rango de las posibilidades humanas? ¿Y cuál
es la razón de esa determinación? ¡Ah, que 'Y' nunca se ha hecho antes! Dígame,
¿las palabras 'razonamiento circular' significan algo para usted?"