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El 5 de marzo [de 2003] celebramos el 50 aniversario de la muerte de Stalin, el

gran líder soviético (de 1924 a 1953) tras cuya muerte una serie de corruptos e
incompetentes dirigentes burgueses restauraron el capitalismo en la Unión
Soviética. De todos los líderes comunistas, Stalin ha sido quien ha despertado la
mayor fascinación en los países imperialistas, con incontables artículos, ensayos y
libros de 800 páginas dedicados a él.

El croata Ivica Kostelic, que ganó la Copa Mundial de esquí de slalom en enero de
2003, declaró que el nazismo era "un sistema sano" y que Stalin era mucho peor
que Hitler ya que supuestamente asesinaba a la gente al azar. Cada vez más
personas en Europa del Este están manifestando públicamente similares
inclinaciones nazis [2]. Ni Kostelic ni la entidad bancaria austriaca que lo
patrocinaba quedaron muy contentos con el fiasco de sus relaciones públicas, [3]
pero lo cierto es que las opiniones de Kostelic son bastante comunes en el
territorio que abarca desde el Báltico hasta los Balcanes, donde los odios locales
fueron capaces de superar a todo lo demás y facilitaron que las poblaciones se
pusieran al lado de Hitler y Mussolini para llevar a cabo masacres, con
independencia del grupo étnico concreto caído en desgracia. No olvidemos que
durante la Segunda Guerra Mundial, con la ayuda alemana y las bendiciones del
Papa, los croatas cometieron un espantoso genocidio. Según el historiador del
Vaticano John Cornwell, había sólo 2 millones de serbios cristianos ortodoxos, y
los croatas liderados por sacerdotes católicos asesinaron a 487.000 entre 1941 y
1945, además de a 27.000 gitanos y entre 30.000 y 45.000 judíos. Viendo este
panorama, no resulta sorprendente que Kostelic haya dicho que se preparó para la
competición de esquí igual que un soldado nazi en 1941.

Seguramente los croatas dirían que nuestro mensaje es unilateral y que los serbios
también han cometido genocidios. Mientras la política americana alcanza
profundidades inimaginables en su parasitismo mundial, la política de Europa del
Este se ve atrapada en la trampa sin fondo del provincialismo. De algún modo, las
pequeñas naciones de esta región siempre han logrado culpar a sus vecinos de
todos los males del mundo y, mediante un razonamiento mezquino, en no pocos
casos el genocidio ha terminado siendo la única solución a los ojos de los pueblos
de Europa del Este.

Los comunistas tienen un mensaje para los europeos del Este: Stalin y su línea
fueron el principal factor que trajo la paz y la armonía a su región. La prueba está
en lo ocurrido tras su muerte. Todas las minorías que viven sin derechos, todas las
limpiezas étnicas y todas las guerras han sido el resultado de luchas entre
proletarios. Por esta vía no se ha logrado ningún progreso: al contrario, se ha
producido una terrible involución. Stalin se vio obligado a organizar cierto grado de
violencia represiva, pero cuando lo hizo la región entera experimentó un
considerable avance.

Los Estados Unidos y el movimiento pseudocomunista no quieren que los


europeos del Este sepan que la riqueza de Occidente proviene de la
superexplotación. Los imperialistas afirman que los proletarios corrientes pueden
vivir la vida que viven los americanos, sin necesidad de explotar a otros pueblos
bajo el capitalismo. Esto es una gran mentira. Ahora mismo los europeos del Este
piensan que sus vecinos les explotan. No se dan cuenta de que la razón de que no
puedan comprar en Bloomingdale es que los americanos y otros países
occidentales disfrutan de lujos a costa de ellos. Lamentablemente sólo una minoría
de personas --entre las que se encuentran los comunistas-- están dispuestas a
decirles lo que está sucediendo en realidad. Sólo si el proletariado de Europa del
Este es capaz de unirse, podrá encontrar el pueblo una salida a sus degradantes
condiciones materiales.

Algún día futuro, bajo la dictadura proletaria, la juventud rechazará los rencores
heredados del pasado y las pequeñas naciones de Europa del Este se integrarán y
trabajarán de manera fraterna y solidaria. Ahora mismo la lucha y la opresión en
Europa del Este representan uno de los ejemplos más extremos de la "falsa
conciencia", con proletarios que asesinan a proletarios y que imaginan que Hitler
era mejor que Stalin. Cueste lo que cueste, los europeos del Este deben adquirir
una perspectiva más amplia.

En los años 1960 la burguesía occidental culpó de todos los males a Stalin, y ha
continuado con esta práctica hasta el día de hoy, como excusa para cualquier
fracaso que tenga lugar en Rusia y en las repúblicas vecinas. Hoy en día, si algo
bueno sucede en la ex-Unión Soviética podemos estar seguros de que los
propagandistas otorgarán el mérito al capitalismo pero, si ocurre algo malo, la
mención del nombre de Stalin aparecerá en primer lugar, aunque haya muerto
hace 50 años. Lo anterior es un producto de la guerra fría, como lo son las
limpiezas étnicas --acontecimientos que han tenido lugar debido al abandono de la
postura de Stalin en diversas regiones, especialmente en Yugoslavia, donde Tito
se distanció de Stalin después de la Segunda Guerra Mundial y puso en práctica el
"control económico local", que condujo al chovinismo local y al genocidio, en uno
de los ejemplos más claros de cómo las relaciones de producción afectan a la
cultura y a la política de una sociedad.

El Partido Maoísta Ruso ha señalado recientemente que Stalin sigue siendo


relevante hoy en día, más aún porque en su último discurso público dijo: "¡Abajo
los belicistas!". En sus últimos años de vida, Stalin se opuso al militarismo
capitalista y al recorte de los derechos individuales en Occidente.

También nos gustaría explicar por qué intentamos mantener lo que muchos ven
como una rémora, y que tan a menudo suscita las preguntas de mucha gente.
Nuestros críticos dirán que no podemos defender los derechos individuales y
oponernos al militarismo si invocamos el nombre de Stalin, y que reivindicar su
nombre necesariamente echa a perder nuestra causa en contra del militarismo y
en favor de los derechos individuales.

Defender hoy a Stalin no refleja ninguna obsesión por ningún detalle particular de
la historia. Debemos decir que ninguno de los fundadores del MIM ha vivido nunca
bajo el gobierno de Stalin, y que el MIM no siente nostalgia hacia Stalin del mismo
modo en que la sienten hoy decenas de millones de personas en la ex-Unión
Soviética.

Como ocurre con cualquier otro período o personaje histórico, habrá gente que
caiga en el fetichismo. Existen incontables grupos trotskistas y marxistas de
extrema izquierda que dicen que la Historia básicamente acabó con la "derrota"
sufrida por el socialismo en los años 1920. Lo único que les interesa son los años
1920 y la primera revolución socialista --y ahí se acabó todo.

Aunque la historia es importante, no somos adoradores de la historia. No


estudiamos la historia simplemente para estimular nuestro cerebro, o porque nos
guste una idea o un líder en particular .
Defendemos a Stalin porque sabemos que Stalin no inventó los problemas de
nuestra especie para construir el socialismo. Fue necesaria una guerra para
acabar con la esclavitud en los Estados Unidos hace menos de 150 años.
Entonces ¿cómo es posible sostener que lo que hizo Stalin fuera tan
extraordinariamente represivo e innecesario? Los esclavos rusos lucharon contra
Napoleón hace menos de 200 años por su "derecho" a seguir siendo esclavos,
cuando Napoleón ofrecía la libertad a todos los esclavos y el progreso desde el
feudalismo al capitalismo. Obviamente, si hace 200 años los esclavos rusos
libraron una gran guerra contra Napoleón y no ganaron su libertad por haber
actuado así, la especie humana es menos que perfecta, menos que divinamente
creada. Los miles de años de lucha contra la esclavitud son un signo revelador de
que, si alguien dice que el progreso es fácil o un asunto de iluminación espontánea
de las masas malogrado por ocasionales individuos perversos (como Stalin), no
vive en la realidad.

Sí, desde luego es posible construir el socialismo de forma tan imperfecta que
termine fracasando y retornando finalmente a un estadio todavía más atrasado que
el capitalismo. No existe ninguna base real para sostener que esto fue lo que
ocurrió en el caso de Stalin. A menudo los críticos de Stalin hablan de éste como si
fuera un líder político que se hallaba relativamente por detrás de su época. Muy al
contrario, Stalin fue el único líder de estado que se enfrentó al fascismo hasta que
Hitler invadió Polonia en 1939. Sólo tenemos que recordar a Hitler, Mussolini,
Chamberlain y Quisling para darnos cuenta de que los líderes políticos de
entonces eran mucho peores que Stalin, quien se mantuvo como un brillante
ejemplo de hombre de estado.

Muchos hablan de Stalin como si los líderes comunistas fueran culpables de todos
los males de la humanidad. En este barco hay muchos autoproclamados
comunistas. Recientemente ha aparecido --sólo en los países imperialistas-- una
publicación sin relación con nosotros titulada "Internationalist Notes" ["Apuntes
Internacionalistas"], con un manifiesto de menos de una página y media que utiliza
las palabras "no", "no" y "ni" 18 veces, además de varias veces "enemigo" "y
contra" para referirse a las revoluciones socialistas del siglo XX. Pero la plataforma
no tiene mucho que decir sobre los logros de los movimientos políticos a los que
presta su apoyo.
"Internationalist Notes" defiende la Revolución rusa desde 1917 hasta 1918, pero
estima que todo el progreso revolucionario fue aplastado a partir de entonces. En
otras palabras, según "Internationalist Notes", no hay nada que pueda salvarse tras
sólo dos años de revolución en un país. Estos izquierdistas siguen hablando
obsesivamente de cómo una serie de individuos como Lenin y Stalin aplastaron
todos los progresos conseguidos. Han adoptado una visión idealista burguesa de
la historia según la cual unos pocos individuos tienen poder suficiente para destruir
el progreso, en lugar de comprender que Lenin, Stalin y Mao son los mejores
líderes de estado producidos por las masas en el siglo XX. Estos idealistas critican
la realidad desde la posición ventajosa de una idea abstracta, en vez de mostrar
realidades efectivamente creadas por los humanos y de mejorar lo que los
humanos han conseguido de hecho.

Los responsables de "Internationalist Notes", como muchos ultraizquierdistas y


anarquistas, creen que están criticando a Lenin, Stalin y Mao de forma científica.
Sin embargo, Stalin y Mao duplicaron las expectativas de vida de sus pueblos a
pesar de todas sus represiones. Ésta es la realidad concreta, que sale muy
favorecida si se compara con otras realidades que no sean las ideas
preconcebidas existentes en las mentes empapadas de religiosidad de los
idealistas. Los bordiguistas, los comunistas consejistas y otros izquierdistas no
pueden señalar ninguna realidad concreta que ellos apoyen o que su movimiento
político haya logrado construir en el siglo XX; lo único que hacen es criticar los
logros más avanzados que han existido y que siguen existiendo en el mundo real.
Su método es el mismo que el de las sectas protestantes: inventan una idea que
parece la más atractiva y luego se dividen en múltiples grupúsculos al sostener
versiones contrapuestas de la misma. Por el contrario, el comunismo científico
señala que sólo podemos proponer aquello que se ha demostrado posible.
Elegimos lo que ha resultado más avanzado en la historia humana --no lo que
simplemente existe en nuestra imaginación o en nuestros sueños de grandeza.

Un incontable número de idealistas malinterpretan a Stalin y a la propia ciencia en


este punto, al sostener que el cambio precisa de algo "nuevo". En este punto de
vista se encuentra implícita la idea de que la historia no está llena de cambios. Por
eso --argumentan-- se necesita algo "nuevo", concretamente sus ideas. De hecho,
la idea de que nuevas ideas harán progresar una historia prácticamente sin
cambios no es nueva, sino que ha existido desde hace miles de años.
En www.onlinepolitics.tk, el MIM se dirigió a los que están hartos de las cuestiones
históricas y se sienten libres de defender cualquier quimera. Allí dijimos que los
pueblos que fueron capaces de derribar gobiernos durante los últimos 100 años
han desempeñado, por lo general, un papel progresista en la historia.

En lo que respecta al culto a la personalidad, se trata de una grosera extensión del


individualismo, pero es exactamente lo que las mentalidades burguesas e
izquierdistas están promoviendo. Creer tontamente que somos 'algo nuevo' y que
sólo podemos 'intentar algo diferente' es una suerte de locura individualista que se
cree estar flotando por encima de la historia. Hitler justificó su gobierno permitiendo
que los católicos y otras confesiones creyeran que él era literalmente un enviado
de Dios, el salvador de Alemania. Desde luego, si se cree en la posibilidad de que
surjan 'cosas nuevas caídas del cielo', va a ser más probable que se caiga en el
individualismo más extremo.

Por otra parte, si se desconoce la historia, ¿cómo es posible saber si algo es


'nuevo' o no? ¿Cómo es posible saber que algo nuevo va a funcionar si nunca se
ha intentado poner en práctica? Tal vez pensemos que una cosa es nueva, pero en
realidad haya sido dicha y hecha mil millones de veces con anterioridad. En otras
ciencias es de notar que los especialistas no tienden a denigrar los nombres
individuales --al modo en que lo son habitualmente los nombres de Lenin, Stalin,
Trotsky y Mao. Al contrario, si se quiere tener un mínimo de rigor es necesario
hablar de la 'teoría de la evolución de Darwin' o de la 'teoría de la relatividad de
Einstein'. Y después de Darwin ha habido otros biólogos con sus propias teorías de
la evolución, que son mencionados por sus nombres en el debate científico. A la
gente que no se refiere a los demás por su nombre se la suele considerar
desinformada o vacua, o posiblemente plagiaria. Podríamos repetir en su totalidad
la teoría de alguien sin mencionar su nombre, pero, por lo general, para decir con
rapidez las cosas se considera útil el empleo de la taquigrafía, y la mención del
nombre del autor presenta esta utilidad.

Finalmente, si los izquierdistas y otros idealistas están tan seguros de que no


necesitan a Lenin, Stalin, Mao etc., entonces deben mostrar alguna prueba de sus
afirmaciones. ¿Dónde está la prueba real de que el progreso es más rápido
cuando se asumen sus principios? Es muy fácil criticar, pero es mucho más difícil
hacer aportaciones para mejorar algo. Muchos idealistas pretenden librarse de las
limitaciones de la Historia. Desde luego, cuando se defiende algo que no está
respaldado por ningún análisis o estudio de la historia, se hace muy oneroso hablar
de historia. En tal caso se está cayendo en una postura de carácter religioso.

Ahora bien, el hecho de que sostengamos que sólo pueden defenderse aquellas
ideas cuya efectividad se haya demostrado en la práctica no implica que pensemos
que "cualquier cosa que suceda en nombre del socialismo estará bien..." Aquí se
encuentra el núcleo del asunto. Ésta es la razón por la que los izquierdistas se
encuentran estancados en el idealismo, como lo están otros incontables activistas
precientíficos. Los comunistas no sostienen que "cualquier cosa que suceda en
nombre del socialismo estará bien". Lo que hacemos es comparar una y otra vez
las realidades y decidir cuáles son las mejores. Al defender la China de Mao
estamos denunciando al mismo tiempo la India capitalista "democrática" y otros
150 sistemas semifeudales dominados por el imperialismo. Esto no implica pensar
que "cualquier cosa que suceda en nombre del socialismo estará bien", como les
parece a las personas acostumbradas a la discusión moral e ideológica desde
dogmas predeterminados.

Los idealistas no pueden distinguir entre el apoyo a la Unión Soviética de Stalin (o


a la China de Mao) y la idea de que "cualquier cosa que suceda en nombre del
socialismo estará bien". No se les ocurre que la discusión científica implica discutir
sobre la realidad, sobre los hechos empíricos, y que esto implica únicamente la
discusión dentro de la gama de acciones que los humanos han demostrado ser
capaces de realizar. Cualquier otra cosa es pura y llanamente religión:
exactamente lo que los idealistas arrojan contra nosotros.

El caso de la Guerra Civil Española nos sirve de excelente ejemplo. ¿Cuándo han
demostrado los ultraizquierdistas que el cambio social conseguido por sus
activistas favoritos en España sobrepasara al conseguido en Rusia, China,
Albania, etc.? ¿Es necesario recordar el hecho innegable de que, de todos los
países del mundo, fue únicamente la Unión Soviética de Stalin la que prestó ayuda
militar a la República Española? ¿Había un gobierno trotskista que prestara ayuda
a sus poumistas en España? No. ¿Había un gobierno de oposición izquierdista de
alguna clase que prestara ayuda a sus anti-estalinistas favoritos en España? No.
¿Había en todo el mundo una comunidad de 150 millones de anarquistas que
prestara ayuda a su querida España? No. La gente puede quejarse todo lo que
quiera de Stalin, pero éste fue el mejor amigo de los progresistas españoles --
como líder de un estado y de una comunidad de 9 dígitos que ofreció su ayuda
incondicional al pueblo español. Lo anterior debe juzgarse en relación con los otros
pueblos, estados y grupos políticos entonces existentes, y no en relación con lo
que los anarquistas y trotskistas desearían que hubiera pasado. El hecho de que
hayan transcurrido 50 años desde la muerte de Stalin debería ayudarnos a ser más
objetivos a la hora de analizar los deseos de los marxistas de izquierda, trotskistas
y anarquistas en tiempos de Stalin. Ni siquiera Francia prestó ayuda militar a la
República Española. El mundo entero fue demasiado pusilánime o interesado para
enfrentarse a los fascistas, con la única excepción de Stalin. En este sentido,
debemos agradecer a los trotskistas y anarquistas el hecho de recordarnos lo
importante que es defender a Stalin y lo importante que es escoger en base a la
realidad empírica y no realizar críticas de carácter religioso que no tienen ningún
valor.

En definitiva, los comunistas nos caracterizamos por utilizar el método materialista.


Escogemos lo mejor que existe en la realidad. Los que no emplean el método
materialista no consiguen nada más que reforzar el status quo, igual que todas las
religiones que han existido en el mundo.

En ninguna ciencia se inventan las cosas que parecen correctas simplemente


porque parezcan correctas, ni se afirma a continuación que ocurrirán en la realidad
sin molestarse en hacer la menor comprobación empírica. La teoría de la evolución
procedía de la historia, del estudio del registro fósil. Los avances en la teoría de la
tectónica de placas estaban basados en el examen de los sedimentos antiguos,
i.e., también en la historia. Incluso cuando los científicos predicen realmente cosas
nuevas, basan sus predicciones en lo que han aprendido sobre la realidad y en lo
que han observado que es posible dentro de la misma.

Otra objeción que un idealista podría plantearnos es la siguiente: "Según usted,


que la gente aún no haya hecho algo significa que no podrá hacerlo. No es muy
coherente, pero es lo que usted dice y obviamente es incorrecto". Nuestra
respuesta es que tal aserción no es en absoluto incorrecta. Marx no sacó de la
cabeza el Manifiesto Comunista como algo 'nuevo', de la forma en que los
izquierdistas parecen dar a entender. Marx observó y participó en varias luchas de
clases, sobre todo en las que sacudieron a la Europa Continental. Observó a la
gente en las barricadas. Entonces supo que la revolución era posible. Y supo que
era posible basándose asimismo en el pasado. Marx fue el primero que dijo que él
no había inventado el socialismo, el comunismo ni la lucha de clases. Todo lo que
afirmó fue que la victoria traería consigo la 'dictadura del proletariado', porque se
necesitarían métodos autoritarios para derrocar al capitalismo, métodos de los que
él fue testigo al ver cómo la gente luchaba en las calles durante su propia época.
Marx no sabía por adelantado lo que iba a ocurrir en la Comuna parisiense, pero
sabía que era lo mejor que había visto hasta la fecha. Ciertamente la criticó, pero
no a la manera de la crítica de carácter religioso. La apoyó como el sistema social
más avanzado que había existido hasta entonces, y luego intentó ir todavía más
allá teniendo en cuenta los indudables logros de la Comuna. Por el contrario, los
izquierdistas no hacen más que atacar las luchas de clase más avanzadas que han
tenido lugar hasta ahora, y lo hacen en nombre de la historia-ficción, es decir, de
una pura quimera.

Tampoco estamos afirmando que tengamos una perspicacia especial acerca de 'la
gama de acciones que la gente es capaz de realizar', ni ninguna supuesta
'revelación' sobre las mismas. Son los idealistas los que se hallan muy cerca de
semejante forma de 'revelación'. Por el contrario, los comunistas tenemos como
referencia lo que ya se ha hecho: realizaciones muy concretas conseguidas por las
masas populares en las revoluciones rusa, china, albanesa, etc.. Nuestra
pretensión es huir de todo tipo de abstracciones. De la misma manera, Marx tuvo
como referencia la Comuna Parisiense, a la que calificó de 'dictadura del
proletariado', la primera existente en la historia de la humanidad. Es la religión la
que dice que el pasado humano no es pertinente porque sólo respondemos ante
Dios y porque nuestra 'carne es débil', etc.. Es la religión la que dice desechar o
relativizar el oneroso estudio del pasado, porque lo único que importa realmente es
nuestra fidelidad a Dios.

En este punto los idealistas podrían hacernos todavía otra objeción más: "¿Se
atrevería usted a decir que 'X' puede hacerse pero que 'Y' es imposible, por el
hecho de que 'Y' nunca se ha hecho antes? ¿Cómo puede usted determinar por
adelantado que 'Y' se halla fuera del rango de las posibilidades humanas? ¿Y cuál
es la razón de esa determinación? ¡Ah, que 'Y' nunca se ha hecho antes! Dígame,
¿las palabras 'razonamiento circular' significan algo para usted?"

La respuesta a la anterior objeción es sencilla. En la ciencia, si alguien tiene una


idea auténticamente nueva debe demostrarla en primer lugar en el laboratorio, o
bien por medio de una máquina o de algún instrumento de su fabricación. A
continuación dicha idea debe poder ser llevada a la práctica por otros científicos en
otros laboratorios. En el caso de que la nueva idea pase todas las pruebas
experimentales, quien la propuso puede entonces afirmar que ha superado a la
ciencia previa --pero no antes. En el caso del marxismo, algunos desprecian la
ciencia de la lucha de clases antes de haber conseguido cualquier tipo de logro.
Los ultraizquierdistas deberían demostrar que su España era efectivamente la
mejor, o de lo contrario adoptar el Marxismo-Leninismo-Maoísmo y trabajar dentro
de este paradigma. De hecho, hasta la fecha ningún anarquista ha demostrado que
los logros sociales de la España anarquista durante los años 1930 fueran
superiores a los de la China de Mao, que tuvo que partir de condiciones
económicas bastante más atrasadas que las de España.

Cuando Marx y Engels publicaron el Manifiesto Comunista, no dijeron en ningún


caso que fuera a ocurrir en el mundo algo que nunca se hubiera hecho antes: la
sociedad sin clases no era algo nuevo. Marx y Engels señalaron que el primer
estadio de la humanidad fue precisamente la sociedad sin clases, el comunismo
primitivo. Ambos llegaron a esta conclusión a partir de las observaciones
realizadas en los campos de la antropología y la historia; y asimismo observaron
las innumerables luchas revolucionarias que tenían lugar en las calles de toda
Europa. (La gente debería ponerse más en contacto con algunas naciones
primigenias todavía existentes para conocer de forma concreta la historia del
comunismo). Sus ideas sobre cómo hacer avanzar la lucha de clases provenían de
la observación y del estudio, y no de sus cabezas ni de comparaciones denigrantes
entre diversas proposiciones científicas, lo cual no excluye que su obra esté
plagada de fuego de metralla dirigido contra los nombres y las ideas intelectuales
burguesas dominantes en su época. Además, Engels dijo que pasaba más tiempo
luchando contra los 'socialistas' que contra los burgueses declarados, y que esto
era necesario para el progreso.

Desde luego, será un acontecimiento bastante novedoso llevar el Marxismo-


Leninismo-Maoísmo a la mayor parte del Tercer Mundo, porque la mayor parte del
Tercer Mundo no ha superado todavía el semifeudalismo. El propio Mao construyó
sus teorías a partir de la observación de las rebeliones campesinas que ya estaban
en marcha. Mao no empezó rechazando a Marx, Lenin o Stalin para pasar a
continuación a hacer un análisis del campesinado chino. Ninguna ciencia procede
jamás de esta forma. Los críticos deben demostrar la viabilidad de sus
razonamientos en primer lugar, para poder jactarse después.
Otra objeción que los burgueses e izquierdistas nos suelen hacer es que el
leninismo ha fracasado, ya que todos los países que siguieron ese camino son
ahora capitalistas o están volviendo al capitalismo. Esta objeción tampoco tiene
razón de ser. El hecho de que una revolución resulte finalmente derrotada, ¿acaso
significa que la gente se equivocó al participar en ella? ¿Se equivocó la gente al
tratar de mejorar su vida y acabar con la opresión, sólo porque finalmente fueran
derrotados?

Hay dos formas principales de ver la cuestión:

La primera forma: Si decimos que cualquier revolución que acabe finalmente en


derrota debe ser rechazada, entonces no nos queda sino juntar las manos y arrojar
también por la borda el 'comunismo izquierdista' y el anarquismo. Lo anterior
demuestra la bancarrota de su ideología, porque al desechar el leninismo por la
mencionada razón también habremos de desechar esas otras ideologías, ya que
fueron igualmente 'derrotadas'. Es la primera forma de ver la cuestión. Obviamente
es incorrecta. Conduce a ignorar la historia y a pretender buscar 'algo nuevo'. Si es
así, ¿por qué los izquierdistas siguen aferrándose a Marx? Si consideramos a éste
del mismo modo en que ellos consideran al leninismo, entonces debemos empezar
por rechazar al propio Marx.

La segunda forma: La vía correcta es analizar la historia y construir en base a lo


mejor que se ha logrado hasta el momento. ¿Y qué es lo mejor que se ha logrado
hasta ahora? Las revoluciones comunistas en la tradición de Lenin, Stalin y Mao
han sido las que mejor han funcionado hasta la fecha, como indican las cifras
sobre expectativas de vida y otros muchos datos. Desde luego, no sostenemos
que esto implique la aceptación acrítica y dogmática de todo lo que se ha hecho en
tales revoluciones. Básicamente, lo que queremos decir es que no podemos
rechazar lo que hasta ahora ha funcionado mejor. El mundo que existe en la
realidad no es perfecto. Marx advirtió que intentamos lograr "una sociedad
comunista, no como algo desarrollado exclusivamente sobre sus propios
fundamentos, sino, por el contrario, como algo surgido de la sociedad capitalista,
que ... todavía llevará las marcas de nacimiento de la vieja sociedad de cuya matriz
ha surgido" .
Trotskistas, comunistas de izquierda, consejistas, etc., afirman ser marxistas pero
no utilizan los métodos materialistas de Marx, por lo que caen de lleno en el
idealismo. Se limitan a afirmar que sus ideas son mejores que las de la URSS en la
era de Stalin y las de la República Popular China en la era de Mao. Las ideas son
siempre mejores que la realidad porque uno puede imaginarse lo que quiera y a
continuación compararlo con la realidad. Pero imaginar simplemente 'un mundo
mejor' no hará que se convierta en realidad. Entonces surge la pregunta siguiente:
¿cómo podemos lograr lo anterior? Debemos reconocer que hemos de utilizar
medios 'imperfectos' para llegar a nuestro objetivo. Así pues, no podemos rechazar
sin más lo que nos ha llevado más lejos en esta dirección, por el hecho de que
fuera imperfecto o de que finalmente acabara siendo derrotado.

Algunos izquierdistas --sobre todo anarquistas-- afirman que el estalinismo es peor


que el capitalismo, y que prefieren vivir como esclavos bajo el capitalismo --pero
seguir con vida al fin y al cabo-- antes que convertirse en "cadáveres" bajo el
estalinismo. Desde luego, si hubieran sido "cadáveres" en la Rusia de Stalin la
probabilidad de que fueran campesinos o trabajadores habría sido
extremadamente baja. Frente a las incontables calumnias lanzadas por la
burguesía contra las revoluciones proletarias, permanece un hecho empírico
innegable: Stalin y Mao duplicaron la esperanza de vida de sus pueblos por
primera vez en la historia. [4]

Tristemente, muchos han creído la propaganda anticomunista según la cual privar


de comida a la gente hasta provocarles la muerte --estrategia seguida por la
burguesía en tiempos de Stalin y en la actualidad-- supone una coacción menor
que tener una policía secreta y un movimiento político general que prevenga la
restauración del capitalismo. Bajo el capitalismo, una pequeña minoría de
privilegiados tienen derecho a promover libremente las libertades capitalistas,
mientras millones de personas que tienen que comer, abrigarse y vivir en algún
sitio mueren anualmente. ¿Desde cuándo la gente "libre" decide morirse de
hambre? ¿Y qué deberíamos hacer con la gente que defiende la propiedad de la
tierra amparándose en la violencia y la fuerza? La coacción capitalista es mucho
más masiva y brutal que cualquier otro tipo de coacción que los anarquistas
puedan imaginar, y es por eso que los comunistas --en la línea de Stalin y Mao--
somos los verdaderos anarquistas.
Otra objeción habitualmente lanzada contra los regímenes socialistas es la de su
supuesto carácter totalitario y el presunto poder absoluto de sus dirigentes. ¿No se
ha transformado cada tentativa comunista en una dictadura? Ciertamente, cada
gobierno dirigido por comunistas ha sido una dictadura y ellos nunca lo han
negado: ahora bien, han sido en todo caso dictaduras ejercidas por la mayoría de
la población, por las masas trabajadoras, con el fin de vencer la resistencia de la
burguesía explotadora, de defenderse frente a la reacción internacional y de
edificar conjuntamente la sociedad socialista. En este sentido, las dictaduras del
proletariado fueron mucho más democráticas que las dictaduras ejercidas por la
burguesía en las llamadas "democracias" burguesas. Ciertamente las dictaduras
del proletariado recurrieron a medidas de carácter represivo. Ahora bien, la
cuestión estriba en lo que debemos concluir de lo anterior: ¿debemos concluir
acaso que la especie humana es perfecta, y que no tenemos más que sentarnos a
esperar hasta que la gente comprenda lo perfecta que es y hasta que el
comunismo caiga del cielo? ¿O tendremos que utilizar medios imperfectos --los
únicos de que disponemos-- con el fin de lograr el progreso para la especie?

La diferencia entre un comunista científico y uno dogmático es que los científicos


trabajan con la realidad, mientras que los anarquistas no marxistas, los comunistas
de izquierda, los trotskistas, etc. simplemente asumen que es posible una realidad
mejor que la construida por Mao, Stalin, etc.. Tal asunción no se diferencia en nada
de la religión. Para ser científico es necesario demostrar dónde ha existido una
realidad que fuera mejor. El investigador médico no dice que él/ella es capaz de
imaginar una vacuna que puede curar una enfermedad y hacer que él/ella gane el
premio Nóbel. Él/ella inventa la vacuna, demuestra que funciona y a continuación
gana el premio Nóbel. ¡La cuestión central no consiste en decir que puedo
imaginarme mejores medicinas que las que tenemos ahora! Tal imaginación sirve a
su propósito en la poesía y en las canciones, pero no en el análisis político.

Si el ser humano fuera un animal perfecto, ¿podríamos pensar que le hubiera


costado miles de años hacer retroceder a la esclavitud hasta el punto en que se
encuentra hoy? ¿Podríamos pensar que los Estados Unidos hubieran necesitado
una guerra civil sangrienta? El ser humano siempre ha conocido la opresión, y ha
tenido que librarse de la esclavitud mediante la lucha. Esta lucha es siempre un
acto autoritario --por definición.

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