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EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE PROCESOS PSICOSOCIALES.

DEFINICIÓN DE SOCIALIZACIÓN

La socialización es un proceso de influjo entre la persona y sus semejantes, que resulta de


aceptar las pautas y normas de comportamiento social y saber adaptarse a ellas. Es un
hecho mediante el cual se inculca y transmite de generación en generación la cultura a los
miembros de la sociedad. Dentro de estas pautas de comportamiento se encuentran las
normas, valores y formas de percibir la realidad, que para ser aceptadas deben ser
compartidas y defendidas por los distintos miembros de la sociedad. Este proceso se
desarrolla en las distintas etapas de la vida (infancia, vejez) y también en personas que
cambian de una cultura a otra o de un status social a otro. En este proceso los individuos
desarrollan sus potenciales, sentidos y habilidades y el objetivo principal de éste es
garantizar la reproducción. Este proceso desemboca en la formación de la personalidad,
conductas, identidad del individuo.

AGENTES DE SOCIALES

Existen diversos agentes de socialización, que juegan un papel de mayor o menor


importancia según las características peculiares de la sociedad, de la vida de la persona y de
su estatus social. Cuanta más compleja es la sociedad, más complejo es el proceso de
socialización, y es más difícil tanto homogeneizar como diferenciar a los miembros de la
sociedad para que exista una relación entre ellos y una adaptación.

Se puede decir que cada persona con quien se entre en contacto es un agente de
socialización. El primer agente al comienzo natural del proceso de socialización es el grupo
familiar y es el más importante, aunque posteriormente se amplía a otros grupos. Con el
proceso de modernización se ha planteado la pérdida de su relevancia frente a otros grupos
(educación, amigos, medios de comunicación), pero su importancia sigue siendo
incuestionable dado que durante la infancia muchas veces se selecciona de manera directa o
indirecta. Además se produce la elección de la escuela a la que van los niños, los amigos,
los medios de comunicación a los que están expuestos. En definitiva se controla la relación
del niño con la sociedad.

El papel que desempeña los medios de comunicación de masas, especialmente la televisión,


como agente de socialización ha alcanzado actualmente una gran importancia y una
difusión sin precedentes, tanto que recientes estudios han relevado que los niños están más
tiempo frente al televisor que con el profesor. Son usados por una gran cantidad de gente
para obtener información y como instrumento de entretenimiento. Los niños pasan muchas
horas frente a la televisión y este hecho tiene un claro afecto socializador, tanto que se llega
a pensar que la construcción social de la realidad y su conducta se determina por los medios
de comunicación. Éstos dan una imagen del mundo que tiene importancia en la conducta
social, pero la elección de los programas, medios, canales viene determinada por otros
agentes sociales (Ej.: familia). Sin embargo, esta influencia de los medios constituye una
preocupación para los padres y educadores, los cuáles no caen en la cuenta de que ellos
mismos siguen los ejemplos, las sugerencias, opiniones y actitudes que les presentan estos
medios.
INFLUENCIA DE LA CLASE SOCIAL

Algunos autores han encontrado diferencias en la socialización según sea la clase social de
la familia a la que pertenece o ha pertenecido el individuo. En este sentido, autores como
Bronfenbrenner, Kohn, Broom y Selznick, han señalado que efectivamente existen
diferencias en las prácticas de socialización, según sea la clase social a que pertenezca la
familia, y que, en consecuencia, el proceso de socialización adquiere características
distintas dependiendo de la clase social de la familia.

SISTEMA SOCIAL

Mediante el proceso de socialización, la generación ya madura exterioriza y transmite sus


valores, normas y costumbres a la generación posterior. Así constituye la forma en que el
sistema se reproduce por sí mismo o por sus propios mecanismos, de ahí la importancia de
comprobarlos y revisarlos.

TIPOS DE SOCIALIZACIÓN

Socialización primaria: es la primera que atraviesa el individuo y depende de su


desarrollo y de la capacidad de aprendizaje. Se da durante la niñez y por ella se convierte en
miembro de la sociedad. Es la que tiene lugar en el núcleo familiar y se caracteriza por la
influencia y carga afectiva. Termina cuando el individuo es un miembro activo de la
sociedad.

Socialización secundaria: es cualquier proceso posterior al anterior, y que se complementa


o contrasta con el primario. Así las personas descubren que el mundo familiar no es el
único y se reemplazan algunos elementos (por ejemplo, la carga afectiva se modifica por la
carga de la enseñanza). Es la internacionalización de submundos (contrastes entre las
realidades aprendidas en la infancia que se tienen de base y las realidades o ambientes
externos). Se caracteriza por la división social del trabajo y por la distribución social del
conocimiento.

PROCESO DE SOCIALIZACIÓN Y APRENDIZAJE

Estos conceptos tienen la misma naturaleza. El aprendizaje se refiere a la adquisición de


conocimientos que permitan al individuo tener más recursos y ofrecer más respuestas, pero
no todo el aprendizaje supone una socialización. Ésta es un proceso temporal y avanza
según el desarrollo y crecimiento personal.

El aprendizaje hace que la socialización sea efectiva, ya que con él se adquieren


conocimientos, el lenguaje, los valores, normas, se aprende de la realidad y se logra una
inserción dentro de la sociedad. Hay dos puntos de vista al analizar la socialización y el
aprendizaje. Según el primer punto de vista la socialización se ve como el elemento que
permite mantener y transmitir la estructura y el orden social, así como los mecanismos de
imposición de éste. Desde el otro punto de vista se orienta al desarrollo de la personalidad
individual, influida por los valores, normas y elementos del grupo en el que el individuo se
encuentra inmerso. Esta evolución de la personalidad se centra en el desarrollo afectivo,
cognitivo y conductual.

DURACIÓN DE LA SOCIALIZACIÓN

Lo cierto es que la socialización dura toda la vida, aunque es mucho más fuerte durante la
niñez y la adolescencia, porque es cuando se aprende la mayoría de las habilidades
(cognitivas, físicas, psicológicas) que constituyen la personalidad y que son similares a los
del resto de la comunidad. Es un proceso que no se detiene lo único que disminuye es el
grado de asimilación, conocimiento e influencia del entorno.

AUSENCIA DE SOCIALIZACIÓN

El individuo que no ha experimentado el proceso de socialización es incapaz de actuar


como los demás miembros de su sociedad. Un ejemplo de la no-socialización:

- Criados por animales: Ha habido alusiones a niños supuestamente criados por lobos, osos,
monos o gacelas y se han hecho algunas alusiones a este tipo de fenómenos en la literatura
(loba que amamantó a Rómulo y Remo, Tarzán, El libro de la selva de Ruyard Kipling). En
algunos casos se muestra cómo estos individuos adoptaban características y costumbres
propias de los animales que los criaban, apreciándose el ambiente animal en sus formas de
conducta.

- Aislados: Ocasionalmente se ha encontrado el caso de niños que han podido sobrevivir


solos en la naturaleza. Uno de los ejemplos es el de Víctor de Aveyron. El médico-
pedagogo Jean Marc Gaspard Itard quiso integrarlo en la sociedad despertando sus sentidos
humanos y ampliando sus relaciones y necesidades. Mediante un lento aprendizaje, Víctor
consiguió desarrollar relaciones con su mentor, asociar formas, colores, objetos, conocer el
lenguaje y expresar sus necesidades y voluntad a través de éste.

- Confinados: En estos casos otras personas son las responsables directas del aislamiento.
Un ejemplo es el caso de Kaspar Hauser (Alemania) un niño que había vivido encadenado a
un zulo. En la adolescencia mostraba problemas de entendimiento y déficit en el lenguaje.
Otro ejemplo es Genie Wiley (Los Ángeles) que había sufrido una infancia de encierro y
abuso.

REINSERCIÓN

Se ha podido observar que los niños que han sufrido algún tipo de aislamiento tienen un
desarrollo cerebral diferente al del resto de las personas. Cuanto más temprano es el
aislamiento y mayor es la duración de éste, más difícil es la integración de estas personas
en la sociedad. Es probable que muestren problemas de adaptación y que mueran jóvenes.
LA ESTRUCTURA SOCIAL

Toda sociedad, constituye un sistema formado por:

- Las personas que la integran.


- Las relaciones que éstos mantienen.

De esta forma todo sistema social debe poseer una estructura social determinada; es decir,
unas reglas que contribuyan a que la convivencia y la organización de la sociedad no
resulten caóticas y descontroladas.

Por ello cada sociedad tiene su propio sistema social; es decir, no todas las sociedades
tienen y aceptan las mismas normas y estructuras, pues cada una de ellas tiene su propio
camino e historia.

La estructura de una sociedad está formada por todos los individuos que la componen, las
relaciones que éstos mantienen, y las normas, costumbres e instituciones que poseen.

La estabilidad de una estructura social depende de que los miembros que componen dicha
sociedad respeten y acepten la estructura social vigente; es decir, cuando éstos reconocen el
grupo al que pertenecen, aceptan el rol que cumplen, el estatus que ocupan y respetan las
normas e instituciones, la sociedad estable.

Los componentes en los que se divide la estructura social, y de los que está organizada, son
los roles y las instituciones:

-Los roles son el conjunto de conductas y deberes propios de una determinada posición
social; es decir, las actividades de un mismo tipo que nos vemos obligados a llevar a cabo,
por estar situados en un lugar determinado de la sociedad.
-Las instituciones: se forman cuando las normas sociales se adoptan como normas fijas. Por
tanto una institución es un sistema de normas estables que responde a una necesidad social,
donde los individuos se guían por él a la hora de realizar determinados comportamientos.

GRUPOS QUE COMPONEN LA ESTRUCTURA SOCIAL

Cada grupo social que forma la estructura de una sociedad, posee a su vez su propia
estructura, y está integrado por unos determinados individuos.

En el momento que nacemos ya formamos parte de algún grupo social. De esta forma, en
sociología, un grupo social es un conjunto de personas que conscientemente pertenecen a
él, que comparten una misma situación estable y formal, y que poseen un sistema de
valores común, actuando así de una manera similar.

La vida propiamente humana es inconcebible en la soledad, por tanto, la compañía de los


otros ayuda a que potenciemos todas nuestras posibilidades
Así distinguimos dos grupos:

-Comunidad o grupo primario: en este grupo las relaciones de las personas son
fundamentalmente afectivas, como el de una familia, y el de la convivencia diaria.
-Asociación: o grupo secundario: en este grupo las relaciones entre los individuos son
interesadas, y no por el contrario, afectivas, aunque también se pueden llegar a dar.
Como por ejemplo el colegio, el trabajo, los equipos deportivos…

Aparte, se puede formar grupos dependiendo la adquisición económica de cada uno y la


familia en la que se nace, los grupos sociales se dividen entonces en clases sociales.

Actualmente esta diferencia y división de la sociedad en clases, se ha eliminado, ya que


antiguamente se hacían distinciones discriminatorias a las personas que pertenecían a un
nivel económico bajo, y se concedían privilegios a las personas que poseían una mayor
adquisición económica

NORMAS QUE RIGEN LA ESTRUCTURA SOCIAL

Cada sociedad tiene establecido su propio código de normas y reglas que la rigen a lo largo
del tiempo, ya que una sociedad no puede subsistir sin unas reglas básicas y mínimas de
convivencia. Este código de normas se va formando y va variando con el paso del tiempo, y
se caracteriza por ser arbitrario y válido sólo para esa sociedad.

Una norma es una pauta que regula nuestra conducta y nuestra forma de relacionarnos con
el resto de persona.; es decir, determinan nuestro comportamiento. Éstas pueden entonces
promover ciertas conductas o prohibirlas.

Además de las normas sociales, también existen las normas familiares. Cada familia
presenta sus propias normas morales, y al igual que en una sociedad, estos varían en cada
familia.

Cada persona recibe así tres tipos de normas sociales:

-Las normas convencionales, determinan la convivencia social; es decir, la forma de vestir,


de saludarse, y las costumbres que determinan la crianza, el cuidado y la educación de los
individuos.
-Las normas morales, se refieren a los aspectos de relación con el resto de seres humanos;
es decir, el respeto hacia todas las personas, de la justicia y de los derechos humanos. Éstas
son compartidas por todos individuos de dicha sociedad, al igual que las normas
convencionales. Y aunque ambas no están escritas explícitamente se van adquiriendo a lo
largo de la vida.
-Las normas jurídicas, éstas son explícitas, ya que están elaboradas de forma precisa y
elaborada, formando las leyes, por lo que provienen del poder político. Su violación implica
una sanción o castigo.
Los límites entre estos tres tipos de normas son variables, ya que algunas sociedades son
más estrictas, más tolerantes y más abiertas que otras.
EL CAMBIO SOCIAL

Definición Cambio Social

Un cambio social es una alteración apreciable de las estructuras sociales. Incluye aspectos
como el éxito o fracaso de diversos sistemas políticos y fenómenos como la globalización,
la democratización, el desarrollo y crecimiento económico, por tanto, el cambio social
consiste en la evolución de las sociedades, desde cambios a gran escala hasta pequeñas
alteraciones. También se podría ver como un cambio de tipo económico, político y cultural.
Es importante entender que el cambio social está en relación con los movimiento sociales;
donde se puede generar un cambio "desde abajo" (autodeterminación de los pueblos) o
"desde arriba" (cambios impulsados por las élites o invasores).

Nociones sobre el cambio social

Con frecuencia se caracteriza a una sociedad a partir de su cultura. Cultura y sociedad en


muchas ocasiones se confunden ya que va ligado a lo que es producto de la actividad
humana. La mayoría de las conceptualizaciones realizadas tienden a abarcar todo lo creado
por el hombre, lo material y lo espiritual. En ellas se ha querido sintetizar todos los
adelantos: materiales, espirituales y sociales, dado que la cultura se expresa en todo el
sistema de la actividad humana: material (laboral, científica y sociopolítica) y espiritual
(gnoseológica, valorativa y comunicativa).

Sin entrar en el estudio que diferencia estos conceptos, podemos establecer que la Cultura y
el cambio social son dos aspectos correlativos, la sociedad, en cada etapa de su desarrollo,
es caracterizada por su cultura y ésta encuba los brotes de la nueva formación económico-
social. Cultura y cambio social son dos aspectos estrechamente interrelacionados: la
primera avanza junto al movimiento de todas las esferas de la vida social y de esta forma se
va consolidando y convirtiendo en una fuerza social capaz de producir el cambio que abra
pasos a nuevas culturas, por ello pudiéramos decir, que forman una unidad de contrarios: se
presuponen y al mismo tiempo se excluyen y el papel activo lo desempeña la cultura. El
cambio, si se retrasa, frena el progreso cultural, pero cuando se produce, ocurre el salto
revolucionario de lo cultural.

Por el lugar que ocupa la producción de bienes materiales en el movimiento ascensional de


la sociedad y en particular, el modo de producción de éstos, es que al trabajo y a las
relaciones laborales se les considera objeto primario del cambio cultural, en sus aspectos
económicos, técnicos y sociales; pero los portadores materiales activos de estas relaciones
son los trabajadores y de hecho, se convierten en sujetos de las transformaciones que se
imponen como necesidad histórica. La dinámica con que opera este proceso irradia todo el
sistema de la actividad práctica humana y toma cuerpo en políticas, mecanismos y modelos
que inciden desde la superestructura social sobre la base económica.
Muchos cientistas sociales coinciden en señalar a las décadas finales del siglo XX como
incubadoras de los valores de una nueva cultura, la que niega en esencia, la ya caduca
cultura burguesa. Ello cobra una importancia relevante, teórica y práctica, en la era de la
globalización neoliberal.

DEFINICIÓN DE CULTURA

El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu
humano y de las facultades intelectuales del hombre. Su definición ha ido mutando a lo
largo de la historia: desde la época del Iluminismo, la cultura ha sido asociada a la
civilización y al progreso.

En general, la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y
expresiones de una sociedad determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las
maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son
aspectos incluidos en la cultura.

Otra definición establece que la cultura es el conjunto de informaciones y


habilidades que posee un individuo. Para la UNESCO, la cultura permite al ser humano la
capacidad de reflexión sobre sí mismo: a través de ella, el hombre discierne valores y busca
nuevas significaciones.

Según el enfoque analítico que se siga, la cultura puede ser clasificada y definida de
diversas maneras. Por ejemplo, hay estudiosos que han dividido a la cultura
en tópica (incluye una lista de categorías), histórica (la cultura como herencia
social), mental (complejo de ideas y hábitos), estructural (símbolos pautados e
interrelacionados) y simbólica (significados asignados en forma arbitraria que son
compartidos por una sociedad).

DEFINICIÓN DE SOCIEDAD

Antes de entrar de lleno a definir la palabra sociedad que ahora nos ocupa es fundamental
que investiguemos y descubramos el origen etimológico de la misma. En concreto,
podemos subrayar que aquel se encuentra en el latín y más exactamente en el
término sociĕtas.

Sociedad es un término que describe a un grupo de individuos marcados por una cultura
en común, un cierto folclore y criterios compartidos que condicionan sus costumbres y
estilo de vida y que se relacionan entre sí en el marco de una comunidad. Aunque las
sociedades más desarrolladas son las humanas (de cuyo estudio se encargan las ciencias
sociales como la sociología y la antropología), también existen las sociedades
animales (abordadas desde la sociobiología o la etología social).
En este último sentido, por tanto, podríamos decir que las sociedades de animales son
aquellas que se van constituyendo de una forma totalmente natural. Así, de esta manera, un
ejemplo de lo que estamos señalando sería el siguiente: “El profesor de Ciencias Naturales
nos subrayó que las abejas son unos de los grupos de seres vivos que viven en sociedad”.

Las sociedades de carácter humano están constituidas por poblaciones donde los habitantes
y su entorno se interrelacionan en un contexto común que les otorga una identidad y
sentido de pertenencia. El concepto también implica que el grupo comparte lazos
ideológicos, económicos y políticos. Al momento de analizar una sociedad, se tienen en
cuenta aspectos como su nivel de desarrollo, los logros tecnológicos alcanzados y
la calidad de vida.

Los expertos en el análisis de las sociedades establecen una serie de señas de identidad o de
características que exponen que son imprescindibles que se cumplan para que las reuniones
o asociaciones de grupos se consideren sociedades como tal.

Así, entre otras cosas, requieren tener una ubicación en una zona geográfica común, estar
constituidos a su vez en diversos grupos cada uno con su propia función social, deben tener
una cultura común, pueden considerarse una población en su totalidad…

De la misma forma establecen que las sociedades tienen una serie de funciones que pueden
clasificarse en dos. Por un lado estarían las generales y por otro lado las específicas.
Respecto a las primeras destacarían el hecho de que son los instrumentos a través de los
cuales se hacen posibles las relaciones humanas o que desarrollan y establecen una serie de
normas de comportamiento que son comunes para todos sus miembros.

La sociedad existe desde que el hombre comenzó a poblar el planeta, aunque su forma de
organización sufrió variaciones a lo largo de la historia. La sociedad del hombre
prehistórico se encontraba organizada de modo jerárquico, donde un jefe (el más fuerte o
sabio del conjunto) concentraba el poder. A partir de la Grecia antigua, la tendencia
absolutista del poder empezó a modificarse, ya que los estamentos inferiores de la sociedad
pudieron llegar a ciertos sectores de importancia en la toma de decisiones a través de
la democracia.

Recién en 1789, con la Revolución Francesa, la organización social cambió en forma


radical: desde entonces, cualquier persona puede subir a un estamento superior de la
sociedad.

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