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EDITORA
Monika Therrien
C O M I T É E D I T O R I A L 1999-2000
Fabricio Cabrera D I R E C TO R D E PA R TA M E N TO
Felipe Cárdenas-Arroyo
Helen Hope Henderson
Roberto Suárez
Monika Therrien
PRODUCCIÓN
Monika Therrien
DISEÑO GRÁFICO
Camila Cesarino Costa
P O R TA D A
Fotografías de Juan Antonio Monsalve
Las ideas expuestas aquí son de la responsabilidad exclusiva de sus autores juanantoniomonsalve@yahoo.com
y no reflejan necesariamente la opinión del Departamento de Antropología
de la Universidad de Los Andes.
Los trabajos publicados en esta revista son evaluados por pares.
LA PUBLICACIÓN DE LA
R E V I S TA D E A N T R O P O L O G Í A
Y ARQUEOLOGÍA ES
POSIBLE GRACIAS AL
FONDO JORGE STEINER
(PROFICOL EL CARMEN S.A.)
Revista de Antropología y Arqueología
ARTÍCULOS
7 La concepción naturalista
de la naturaleza
Un desafío al ambientalismo
M A R GA R I TA R O SA S E R J E
ISSN 0124-485X
TARIFA POSTAL
REDUCIDA Nº 1062
VENCE DIC. 2002
Revista de
Antropología
y Arqueología
Universidad de los Andes
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Antropología
Bogotá Colombia
Vol 11 nos 1-2 1999
Volumen Especial
Percepciones de la
naturaleza y el paisaje
Monika Therrien y Zandra Pedraza, editoras
Percepciones de la
naturaleza y el paisaje
Monika Therrien y Zandra Pedraza, editoras
ARTÍCULOS
Resumen
3 Pierre Bourdieu (1996) anota que «la televisión puede paradójicamente, ocultar
mostrando».
4 Entendiéndolos como relatos visuales o literarios que remiten a través de procesos
de mediación, a objetos o eventos que quieren representar. Se producen a través de
procesos discursivos. Su efecto más poderoso, está tal vez en los códigos usados para
encriptarlos, para construirlos como signo; y al hecho de que este proceso resulta invisi-
bilizado por la imagen misma. Los mitos, entendidos de esta forma, no son nunca irre-
levantes, puesto que son fundamento de las formas que asumen las relaciones sociales.
6 Entendiendo por crítica la práctica de evidenciar los supuestos e hipótesis, las bases
de autoridad, las posiciones y condiciones que sustentan un planteamiento de una
manera implícita.
9 Agustin Berque (1994) propone estos criterios para identificar lo que el denomina
“culturas de paisaje”, aquí me baso en ellos para definir las condiciones particulares del
paisaje como experiencia particular de una cultura, la occidental.
…reside en el rigor con el que por primera vez el artista, obliga las
perpendiculares visibles del plano de base a converger en un único y
10 Arcadia, región central del Peloponeso, cubierta de bosques y poblada por pasto-
res de costumbres simples, adoradores del dios Pan, es en el imaginario de la Antigüe-
dad Clásica el país mítico de la felicidad pastoral y la armonía con la naturaleza (aun-
que estas condiciones contrastan con la actualidad de la región).
3. LA BIOGEOGRAFÍA
13 A partir de la experiencia del viaje que había emprendido entre 1799 hacia Cuba
y Venezuela, donde explora el curso del Orinoco y casi todo el del Amazonas. Recorrió
también el río Magdalena y la cadena andina hasta Ecuador, donde escaló el Chimborazo.
4. LA DIVERSIDAD HUMANA
16 En The Lake as a Microcosm, de S.A.Forbes, 1887, citado por Drouin (1993: 123).
17 Latour se refiere aquí a Leviathan and the Air Pump de S. Shapin y S. Schaffer
(1985), sobre la controversia epistemológica que tuvo lugar en el siglo xviii, entre
Robert Boyle, quien fue el primer químico que logró aislar un gas y mejoró la bomba
de aire y Thomas Hobbes, quien propuso una teoría del Estado a partir de principios
mecanicistas, autor de Leviathan (1651), tratado de gobierno de carácter utópico.
1 . L A “ U C R O N Í A” D E L A N AT U R A L E Z A
18 La historia económica de los países del llamado “tercer mundo” ilustra amplia-
mente este punto. Las explotaciones caucheras del cambio de siglo [pasa a pág 52]
3 . L A “ N AT U R A L E Z A C O M O E X H I B I C I Ó N ”
22 Entendiendo aquí por Utopía no tanto un lugar ideal inexistente, sino la imagen
de un lugar ideal creado a través de la magia de un relato poético y libertario, a través
de la cual se propone una “receta” espacial (la ciudad perfecta, p.e.) e institucional (el
familisterio, p.e.) con el fin de generar a partir de sus formas una sociedad mejor.
4 . L A “ G E R E N C I A A M B I E N TA L ”
25 Nelkin (1989) ilustra este punto con elocuencia, en su artículo Controversies and
the Authority of Science.
MARGARITA SERJE
Resumen
3 Aquí presenciamos la resignificación dentro del orden republicano del “discurso co-
lonial”. La “naturaleza americana” se constituye en un elemento positivo que le otorga
un sentido particular a los viajes por estas tierras: un encanto del cual carecen los viajes
que podían realizarse en tren por Europa o los Estados Unidos. Vale la pena aclarar que
ese placer asociado con la naturaleza se realizó, en varios casos, a costa del “sufrimien-
to” de los indios cargueros, a costa del trabajo o esfuerzo constante de otras personas.
L A N AT U R A L E Z A Y L A S E N S I B I L I D A D D E L V I A J E R O I L U S T R A D O
M A PA S E M O C I O N A L E S Y S E N S O R I A L E S :
LA SENSITIVIDAD DEL VIAJERO
(viene de la pág. 81) sensoriales”. Como esta autora lo expone, “esta inclinación se
alimenta de sutilezas: una atmósfera determinada, matices olfativos, caprichos del gusto,
anhelo de sensaciones intensas, instantes extáticos, minúsculas y casi imperceptibles
conmociones, arrebatos y espasmos sensoriales” (Pedraza 1999: 271).
Por manera que lo que hoy es asiento de muchas villas y aldeas donde
moran más de 40.000 habitantes y se mantienen 50.000 cabezas de
ganado mayor y menor, era en otro tiempo mansión solitaria de aguas
dulces pobladas de pequeños peces, surcadas por aves a las que jamás
sobresaltó el estampido del arcabuz, ni acaso perturbó el tránsito de
ningún barquichuelo. A la soledad y quietud de este mar andino se ha
sustituído la animación de la industria.
(P. A.: 323)
Dios en el cielo, la soledad por todas partes, los hombres lejos, lejos
también sus pasiones y la imagen del mundo primitivo delante y majes-
10 Hay que reconocer aquí, que esta noción de lo sublime presupone que la función
principal del arte –similar a cómo lo pensaron los clásicos– es imitar o mostrar la
belleza del “mundo externo” y de la naturaleza.
Paisaje
E L PA I S A J E
Las casas del centro de la villa son de teja, espaciosas y altas; y tanto
en el interior de ellas como en las calles, se nota un aseo extremado,
signo de la cultura de los moradores y del singular cuidado que ponen
las autoridades en mantener el orden y limpieza en los lugares públicos.
(P. A.: 223)
L O S PA S E O S C A M P E S T R E S
A las seis se pusieron en marcha para el Salto. El día era hermoso. El objeto
de viaje no podía ser mejor [conocer el salto] y los caballos eran vivos y
andadores.13
(Díaz, 1985: 309)
13 Vale la pena recordar que el Salto de Tequendama era un sitio obligado de visita,
a finales del siglo xviii y durante todo el xix, para todos los viajeros extranjeros que
venían a conocer estas tierras. Igualmente, son famosas las discusiones entre los
“científicos ilustrados”, incluido Humboldt, en torno a la altura exacta del Salto.
Rosa se había retirado a una especie de dosel que formaba las grandes hojas de
dos matas de helecho arborescente (vulgarmente llamado boba) y estaba senta-
da sobre los musgos con el codo puesto en un tronco carcomido por el tiempo, y
cubriéndose los ojos con su delicada mano. No podía soportar la emoción de
aquel espectáculo, porque todas las fibras de su corazón se habían conmovido.
(Díaz, 1985: 316)
Por último, varias cosas podrían decirse con respecto a los te-
mas que se han tratado en este artículo. Hemos podido ver que el
“espectáculo” de la naturaleza surge a partir de una “educación”
peculiar de los sentidos del viajero. La sensibilidad que este “suje-
to” desarrolla tiene su máxima expresión en la idea de paisaje ha-
ciendo de la experiencia estética del mundo externo una experien-
cia total en la que confluyen un conjunto de sensaciones, emociones
y juicios estéticos en la definición de lo bello y agradable. Sin em-
bargo, los paseos campestres nos mostraron que la sensibilidad ha-
cia la naturaleza y el paisaje no era exclusiva de los exploradores,
era compartida por miembros de las “clases cultas”. La compren-
sión, por parte del lector, de la manera de sentir del viajero requie-
Conclusiones
[…] unos aparecían como señales patológicas, mientras que otros apa-
recían como señales de cura. Las deformaciones de la raza, los hábitos
mentales de la Colonia, el imperialismo norteamericano o las vicisitu-
des climático-geográficas podían ser vistas como síntomas de la enferme-
dad de las naciones hispanoamericanas. El industrialismo, la revolu-
ción, la inmigración extranjera o la estetización de la vida social podían
aparecer, en cambio, como el remedio para la misma, como el tónico que
revitalizaría el cuerpo decrépito de nuestras sociedades y permitiría su
“tránsito” definitivo hacia la modernidad.”
(Castro-Gómez, 1997: 127)
(…) la historia del siglo x i x pudo ser leída como la del conflicto
ciudad-campo y lo rural –el territorio por excelencia- ocupó en ella
tanto el espacio de la utopía agraria como el de la resistencia a la ley,
la modernización, la institucionalización. Esa batalla la comienza a
perder el campo a fines de siglo porque lo que se impone no son sólo los
grupos de poder ligados al desarrollo urbano, sino los valores y prácti-
cas de la ciudad; es la cultura la que ha logrado dominar al campo y a
la naturaleza .
(Montaldo, 1995: 119)
Fuentes primarias
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Fuentes secundarias
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Bogotá: Biblioteca Popular de Cultura Colombiana. pp. 7-14.
ESTEBAN ROZO
Resumen
…ellos son los poderosos, son ellos los conquistadores, ellos son los sa-
bios; porque la lucha fisiológica les dio corazón fuerte, músculo recio y
voluntad de acero. Bajo la apariencia sufrida y humilde del indio de
la altiplanicie, se oculta la energía paciente, señora del mundo, la que
esclaviza la tierra y funda la industria, para mediante ella convertir
en sus tributarios á los amantes del oro engañoso.
(Triana, 1907:58)
3 Las cifras fueron tomadas del cuadro no 1, titulado, Composición porcentual del valor
de las exportaciones colombianas, 1834/5-1910 elaborado por Marco Palacios (1983).
Los senderos del Guineo y el Limón, sendos puertos fluviales, los más
avanzados de las dos grandes aortas de la llanura oriental, hacen su
cruzamiento en las primeras faldas de la cordillera, á cuatro leguas
próximamente de uno y otro embarcadero. !Qué situación la de esta
planicie tan propicia para una colonia agrícola! Distante tres leguas
de Mocoa, centro de recursos, los cuales hoy han desaparecido por la
decadencia consiguiente al sosiego industrial del territorio; de terreno
bajo, plano y seco, aunque rico en corrientes; rodeada de una numero-
sa parcialidad de indígenas inteligentes y robustos; de clima sano y
apropiado á una gran variedad de cultivos remuneradores; en comu-
nicación inmediata con Nariño por el sendero ya colonizado de Mocoa
y Sibundoy, con el Tolima por el río Caquetá, el Orteguaza y el cami-
no de Florencia, y con el Grande Amazonas por sus dos robustos bra-
zos, el Caquetá y el Putumayo, con los cuales este “Padre de las na-
ciones americanas” impone su poderosa providencia sobre la patria
colombiana.
(Triana, 1907:304)
Los indios de San José, por ejemplo, se han dado mejor cuenta de
nuestra misión que los del valle de Atris y han procedido, en conse-
cuencia, más patrióticamente que muchos señores de categoría en Pas-
to. Manifiestan también una curiosidad muy racional, en cuanto á
las circunstancias del camino… Se consideran más colombianos en su
deseo de conocer cómo es la capital de la República y en el lujo del
pabellón nacional, que muchos hijos de ciudades que ignoran dónde
queda Bogotá y á quienes es preciso conminar para que adornen los
frentes de sus casas el día del natalicio de la patria.
(Triana, 1907:274)
Esta vez los enunciados que sirven para dar cuenta de su expe-
riencia de vida en la amazonía están relacionados con la disposición
y características del terreno. Al pensar en su “formación, amplitud
e importancia”, Triana está evaluando el lugar desde el campo de la
geografía física, siendo esta la que determina la riqueza y relevan-
cia del valle para el Piedemonte. De esta forma, podemos decir que
esta conceptualización se genera al ser pensado como un punto es-
tratégico para el proceso de colonización, aún más cuando el autor,
ese “hombre de algún criterio económico” se maravilla y pregunta,
¿cómo ha podido conservarse esta riqueza ignorada y como desdeñada por
la industria, si posee una extensión y un suelo plano que lo asemejan
a la sabana de Bogotá, asiento de la capital de la república, y se
encuentra tan cerca de la ciudad de Pasto?
Esta condición que perturba y fascina al explorador, es impor-
tante porque hace del valle un posible punto de avance de la civili-
zación hacia la “región Oriental”, por lo tanto, el centro de enlace
entre los pobladores de la cordillera y las “colonias agrícolas y ha-
ciendas ganaderas” que existirían en la planicie del Guamués y en
la zona comprendida entre los embarcaderos de el Limón y el
Guineo, principalmente.
Aunque en el horizonte de posibilidad el valle es visto como un
punto de unión que, además de ser importante desde el punto de
vista estratégico para promover la migración de campesinos prove-
nientes de la región Andina hacia la amazonía, posee suelos ricos
para el establecimiento de una industria estable y un poblado du-
radero, con una vida social propia independiente del flujo
I V. E L C A M I N O D E L S U R :
EL GRAN PROYECTO COLONIZADOR
5 Ver los cuadros titulados: Perfil deducido para la línea por Funes…; Perfil deducido
para el proyecto por San Andrés de Putumayo y Cuadro comparativo de las cuatro vías. Los
argumentos presentados por el misionero, de quien no se da el nombre, pueden encon-
trarse en: Triana, 1907: 314
Alberto Castrillón
Profesor asociado
Universidad Nacional sede Medellín
Resumen
ALBERTO CASTRILLÓN
Resumen
1 Este artículo hace parte del trabajo realizado gracias a una beca de fomento a la
investigación que me fue otorgada por el Ministerio de Cultura en 1998.
3 Ello ocurre cuando “…la persona como sujeto crea desde su propio ser una entidad
de cualquier tipo –incluyendo artefactos materiales– que asumen una existencia exter-
na como objetos, pero después se retoma esta creación para usarla como parte de una
nueva explosión de actividad creativa” (Pearce 1994: 202, traducción mía).
8 Paralelo a esa noción de civilización surge la de cultura, que se contrapone a ella; sin
embargo, hoy llegan a ser comúnmente confundidas, ver Williams (1976) y Elías (1997).
9 “La viveza de la descripción estética, él estaba convencido, sería complementada e
intensificada por las revelaciones científicas de las ‘fuerzas ocultas’ que hacían trabajar la
naturaleza”. Para conocer más sobre “el tejido del lenguaje visual y emotivo con el len-
guaje técnico y clasificatorio” con que Humboldt reinventó a América, ver Pratt (1992).
Fig. 4. Grabados recogidos para la edición original de América Pintoresca 1984 (1984)
29 Ley 397 de 1997, Artículo 8. Las Entidades territoriales con base en los princi-
pios de descentra-lización, autonomía y participación, les corresponde la declaratoria y
el manejo del Patrimonio Cultural y de los Bienes de Interés Cultural del ámbito
municipal, distrital, departamental, a través de las Alcaldías municipales y las
Gobernaciones respectivas y de los territorios indígenas, previo concepto de los Cen-
tros Filiales del Consejo de Monumentos Nacionales...
BIBLIOGRAFÍA
MONIKA THERRIEN
Referencias bibliográficas
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