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Por qué medir las señales radioeléctricas?

Debido a la necesidad del ser humano de comunicarse y compartir información entre


individuos que se encuentran en ubicaciones diferentes, generalmente no próximas, sino más
bien distantes, es que surgen a partir de los inventos de William Marconi (Bolonia, 25 de
abril de 1874 - Roma, 20 de julio de 1937), los servicios de telecomunicaciones utilizando
tecnología inalámbrica, es decir transmisión de información usando como canal de
comunicación el aire. Dentro de estos servicios de telecomunicaciones inalámbricas, se
encuentran los servicios de radiodifusión sonora en FM (88 MHz a 108 MHz), radiodifusión
sonora en AM (540 KHz a 1710 KHz), y radiodifusión por televisión), los servicios de
telefonía móvil, las comunicaciones con redes privadas como los radiotaxis, o las empresas
de vigilancia quienes usan tranceptores que operan en la banda de VHF (30 MHz a 300 MHz)
y UHF (300 MHz a 3000 MHz).

Los avances tecnológicos en materia de telecomunicaciones, de electrónica y de


ingeniería de software, han posibilitado que el costo de los equipos electrónicos disminuyan
sus precios, y mejoren sus prestaciones tanto a nivel de transmisión como de recepción. Ello
trajo como consecuencia el uso masivo de los aparatos de telefonía móvil. Este incremento
en el consumo de servicios de telefonía móvil trae como consecuencia que los operadores
incrementen a su vez el número de instalaciones de infraestructura en las ciudades, y más en
ciudades con media o alta densidad demográfica, debido a la necesidad de cubrir el territorio
donde prestar este tipo de servicio público.

En este punto, debo precisar que estos servicios de telecomunicaciones


(radiodifusión, telefonía móvil, comunicaciones privadas, microondas) son servicios que
utilizan radiofrecuencias que se encuentran en el rango de las radiaciones no ionizantes, tal
como lo establece el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE por sus siglas en
inglés). Pero qué es una radiación no ionizante?, el Instituto Nacional del Cancer (USA) lo
define como “Tipo de radiación de baja energía que no tiene suficiente energía como para
eliminar un electrón (partícula negativa) de un átomo o molécula… Se ha establecido que la
mayoría de tipos de radiación no ionizante no producen cáncer”.

Existe una preocupación natural por parte de la población sobre si las radiaciones
ocasionan efectos adversos a la salud, esta preocupación ha llegado a niveles académicos
existiendo posiciones de diversa índole, “.. las inevitables emisiones energéticas tanto de las
grandes líneas o transformadores de alta tensión como de las redes de telecomunicación, han
alcanzado la indeseable categoría social de nueva preocupación en una sociedad
crecientemente acosada por las servidumbres…” (Pedro costa Morata, 2005, p.50).; otros
estudios plantean desde el punto de vista de su nocividad “Las radiaciones de radiofrecuencia
emitidas por la telefonía móvil se sitúan en la zona baja del espectro electromagnético, no
son ionizantes y producen efectos térmicos.” (Emilia Sánchez, 2002, Editorial).

Este tema tan sensible, sobre los efectos que la propagación de las ondas
electromagnéticas pueden ocasionar en el tejido humano, ha hecho que en opinión de la
mayoría de pobladores, se considere a las emisiones de frecuencias del servicio de telefonía
móvil como una emisión peligrosa y nociva a la salud. Sin embargo, no tienen la misma
opinión sobre otras emisiones de radiofrecuencia como por ejemplo la radiodifusión.

A priori, desde el punto de vista del ciudadano, se trata de alejar lo más posible a las
antenas de telefonía móvil, sin embargo, el parámetro principal no es la distancia, sino la
cantidad de energía que llega a determinado punto, pues ésta energía depende de la potencia
de transmisión y de la frecuencia principalmente. Frente a este problema la Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha establecido medidas precautorias, las que muchos estados las
establecieron dentro de sus respectivos territorios como parte de sus legislaciones y
normativas, en el que se considera el rango de frecuencias de todo el espectro radioeléctrico
sin mención del servicio que se presta, y en el que se establecen Límites Máximos
Permisibles, medibles y comparables.

Es sin duda la medición in situ el punto de partida para un mejor análisis; la pregunta
sería en este caso ¿Qué medimos?, y su respuesta es el nivel de radiación, o cantidad de
energía electromagnética que recibimos, independientemente de quien la produce. A este
nivel de radiación que recibimos se denomina “inmisión radioeléctrica” y principalmente, en
éste rango de frecuencias de servicios de telecomunicaciones (3MHz a 3000MHz) se mide
la intensidad de campo eléctrico.

Frente a la disyuntiva sobre la nocividad de las radiaciones electromagnéticas sobre


los tejidos humanos, resulta de importancia primero saber cuál es el principal factor en las
mediciones de inmisión radioeléctrica, dado que existe en todo el espectro electromagnético
(9KHz a 300GHz) varias aplicaciones industriales y de telecomunicaciones y diferentes
comportamientos de las ondas electromagnéticas según el rango de frecuencias sobre las que
operan.

La mayoría de personas entienden que el principal problema en las afecciones


corporales ocasionadas por las emisiones radioeléctricas son causadas por las estaciones del
servicio de telefonía móvil, basados solo en el parámetro frecuencia; pero no toman en cuenta
los otros servicios de telecomunicaciones donde los niveles de potencia son mayores y en
condiciones de frecuencia similares, pero entienden que si se mide el todo y este es
permisible, sus partes también serán permisibles. El estudio detallado de la medición de la
densidad de potencia (también denominado densidad de energía de potencia o vector de
pointing) nos indicará cual es el servicio de mayor aportación de energía.
Existe entonces puntos en común entre la percepción ciudadana y la explicación
científica:
- Se debe hacer mediciones periódicas y publicar sus resultados
- Medir cantidad de energía electromagnética en determinados puntos (inmisión)
- Las mediciones deben ser confiables (personal capacitado y equipo especializado)
- Las administraciones deben acceder a cualquier inquietud por parte de la población.

Manuel González Del Carpio

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