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Existe una preocupación natural por parte de la población sobre si las radiaciones
ocasionan efectos adversos a la salud, esta preocupación ha llegado a niveles académicos
existiendo posiciones de diversa índole, “.. las inevitables emisiones energéticas tanto de las
grandes líneas o transformadores de alta tensión como de las redes de telecomunicación, han
alcanzado la indeseable categoría social de nueva preocupación en una sociedad
crecientemente acosada por las servidumbres…” (Pedro costa Morata, 2005, p.50).; otros
estudios plantean desde el punto de vista de su nocividad “Las radiaciones de radiofrecuencia
emitidas por la telefonía móvil se sitúan en la zona baja del espectro electromagnético, no
son ionizantes y producen efectos térmicos.” (Emilia Sánchez, 2002, Editorial).
Este tema tan sensible, sobre los efectos que la propagación de las ondas
electromagnéticas pueden ocasionar en el tejido humano, ha hecho que en opinión de la
mayoría de pobladores, se considere a las emisiones de frecuencias del servicio de telefonía
móvil como una emisión peligrosa y nociva a la salud. Sin embargo, no tienen la misma
opinión sobre otras emisiones de radiofrecuencia como por ejemplo la radiodifusión.
A priori, desde el punto de vista del ciudadano, se trata de alejar lo más posible a las
antenas de telefonía móvil, sin embargo, el parámetro principal no es la distancia, sino la
cantidad de energía que llega a determinado punto, pues ésta energía depende de la potencia
de transmisión y de la frecuencia principalmente. Frente a este problema la Organización
Mundial de la Salud (OMS) ha establecido medidas precautorias, las que muchos estados las
establecieron dentro de sus respectivos territorios como parte de sus legislaciones y
normativas, en el que se considera el rango de frecuencias de todo el espectro radioeléctrico
sin mención del servicio que se presta, y en el que se establecen Límites Máximos
Permisibles, medibles y comparables.
Es sin duda la medición in situ el punto de partida para un mejor análisis; la pregunta
sería en este caso ¿Qué medimos?, y su respuesta es el nivel de radiación, o cantidad de
energía electromagnética que recibimos, independientemente de quien la produce. A este
nivel de radiación que recibimos se denomina “inmisión radioeléctrica” y principalmente, en
éste rango de frecuencias de servicios de telecomunicaciones (3MHz a 3000MHz) se mide
la intensidad de campo eléctrico.