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”
Lucas 9, 18-24
“El Hijo del hombre debe padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los
sumos sacerdotes y los maestros de la Ley, ser condenado a muerte, pero Dios lo
resucitará al tercer día”. 23Después Jesús dijo a todos: “Si alguno quiere venir detrás
de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz cada día y me siga. 24Porque el
que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la salvará”.
Palabra del Señor.
Cada uno lee en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).
1) ¿Qué estaba haciendo Jesús y qué pregunta y a quiénes?
2) ¿Qué dice la gente de Jesús?
3) ¿Qué pregunta Jesús a sus seguidores?
4) ¿Qué les prohíbe?
5) ¿En qué consiste el camino de seguimiento a Jesús?
Reflexión:
En el texto encontramos dos preguntas explícitas y una implícita que están
interconectadas. La primera, ¿quién dice la gente que soy yo? La segunda, y,
ustedes ¿quién dicen que soy yo? La tercera, que es implícita, ¿quién digo yo
que soy?
La primera pregunta, ¿quién dice la gente que soy yo?, es una especie de
sondeo para abordar la cuestión central: ¿y ustedes? El paso de Jesús por
Galilea causó impacto y Él era consciente de que la gente le asemejaba a
figuras como Elías, Juan o un profeta. Jesús busca establecer una diferencia
entre la visión que puede tener desde fuera la gente de él y la que tienen
aquellos que viven con él.
La segunda pregunta, ¿y ustedes quién dicen que soy yo?, por una parte está
relacionada con la primera, en cuanto que se busca poner en contraste ese
conocimiento más superficial con un conocimiento más profundo. Y, por
otra parte, está en relación con lo que a continuación dice Jesús de Él. De
hecho, Pedro acierta con la respuesta. Sin embargo, Jesús no se da por
satisfecho y responde él mismo a una tercera cuestión: ¿quién digo yo que
soy? "Sí, soy el Mesías y el Hijo de Dios, pero un Mesías que va a padecer y
morir para entrar así en su gloria".
Aunque no aparece la reacción de Pedro, está implícito en los vv. 24-26: "el
que se avergüence de él y de sus palabras". Por tanto, corrigiendo a Pedro,
Jesús dice que el creyente no es tanto el que da respuestas correctas, sino
aquel que vive abierto y acoge la imagen que pueda descubrirle Dios, por
desconcertante que sea.
Eres