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“¿quién soy?


Lucas 9, 18-24

“Ambientación: Imagen de Jesús, cirio encendido, Biblia, la frase: “¿Quién soy?”

Motivación: En medio de nuestros ajetreos normales, nos ponemos en


contacto y presencia de Dios, respiramos despacio y de manera consciente
dejando que lentamente nos invada la confianza de que Dios está con
nosotros-as. Dios viene a nuestro encuentro no para juzgar y exigir, no para
reprochar o mandar, sólo nos invita a compartir su camino. Nos regalamos
este momento orante desde el silencio del corazón.

/Envía tu Espíritu Señor/


/y renueva la faz de la tierra/

/Envía tu Espíritu Señor/


/se renovará la faz de la tierra/

Revisión de vida: desde esta memoria agradecida del corazón, compartimos


las huellas que nos ha dejado su presencia en nuestras vidas; después que
todos hemos compartido oramos: “SÍGUEME”

SÍGUEME, SIN MIEDO,


SIGUEME, QUE TE QUIERO
SIGUEME, SIGUEME
TOMA TU CRUZ, TUS ALEGRÍAS
TÓMA TU VIDA Y SÍGUEME
SÍGUEME, SÍGUEME
/TOMA TU VIDA Y SÍGUEME/

Si las dudas son tu cruz ponlas en mí


si los miedos pesan cárgalos en mí
yo seré tu fuerza, un refugio para ti
déjame habitar tu vida, hacerte feliz

Si la sed no te abandona, bebe de mí


deja que sea tu fuente, confía en mí
no es ganar o perder, sino vivir
y encontrar la paz permaneciendo en mí
I. LECTURA ¿Qué dice el texto? Lucas 9, 18 -24

Motivación: Las primeras generaciones de cristianos conservaron el recuerdo


de este episodio evangélico como un relato de importancia vital para los
seguidores de Jesús. Su intuición era segura, sabían que la Iglesia de Jesús
debería escuchar una y otra vez la pregunta que un día hizo Jesús a sus
discípulos-as en las cercanías de Cesárea de Filipo: «Y, ustedes, ¿quién dicen
que soy yo?». Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
Escuchemos:

Forma de leerlo: (todos de pie)


18En una ocasión, Jesús estaba orando a solas, mientas los discípulos estaban con él.
Entonces les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” 19Ellos le respondieron:
“Unos dicen que eres Juan Bautista, otros que eres Elías, y otros que alguno de los
antiguos profetas que ha resucitado”. 20Jesús volvió a preguntarles: “Y ustedes,
¿quién dicen que soy yo?”. Pedro tomó la palabra y dijo: “¡El Mesías de Dios!”.
21Pero Jesús les ordenó severamente que no dijeran esto a nadie. 22Entonces les dijo:

“El Hijo del hombre debe padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los
sumos sacerdotes y los maestros de la Ley, ser condenado a muerte, pero Dios lo
resucitará al tercer día”. 23Después Jesús dijo a todos: “Si alguno quiere venir detrás
de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz cada día y me siga. 24Porque el
que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la salvará”.
Palabra del Señor.

Cada uno lee en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).
1) ¿Qué estaba haciendo Jesús y qué pregunta y a quiénes?
2) ¿Qué dice la gente de Jesús?
3) ¿Qué pregunta Jesús a sus seguidores?
4) ¿Qué les prohíbe?
5) ¿En qué consiste el camino de seguimiento a Jesús?

Organización del texto:


1º. Lucas 9,18: La pregunta de Jesús después de la oración
2º. Lucas 9,19: La opinión de la gente acerca de Jesús
3º. Lucas 9,20: La pregunta de Jesús a sus discípulos
4º. Lucas 9,21: La prohibición de revelar que Jesús es el Cristo de Dios
5º. Lucas 9,22: El primer anuncio de la pasión
6º. Lucas 9,23-24: El seguimiento de Jesús

Reflexión:
En el texto encontramos dos preguntas explícitas y una implícita que están
interconectadas. La primera, ¿quién dice la gente que soy yo? La segunda, y,
ustedes ¿quién dicen que soy yo? La tercera, que es implícita, ¿quién digo yo
que soy?
La primera pregunta, ¿quién dice la gente que soy yo?, es una especie de
sondeo para abordar la cuestión central: ¿y ustedes? El paso de Jesús por
Galilea causó impacto y Él era consciente de que la gente le asemejaba a
figuras como Elías, Juan o un profeta. Jesús busca establecer una diferencia
entre la visión que puede tener desde fuera la gente de él y la que tienen
aquellos que viven con él.

La segunda pregunta, ¿y ustedes quién dicen que soy yo?, por una parte está
relacionada con la primera, en cuanto que se busca poner en contraste ese
conocimiento más superficial con un conocimiento más profundo. Y, por
otra parte, está en relación con lo que a continuación dice Jesús de Él. De
hecho, Pedro acierta con la respuesta. Sin embargo, Jesús no se da por
satisfecho y responde él mismo a una tercera cuestión: ¿quién digo yo que
soy? "Sí, soy el Mesías y el Hijo de Dios, pero un Mesías que va a padecer y
morir para entrar así en su gloria".

Aunque no aparece la reacción de Pedro, está implícito en los vv. 24-26: "el
que se avergüence de él y de sus palabras". Por tanto, corrigiendo a Pedro,
Jesús dice que el creyente no es tanto el que da respuestas correctas, sino
aquel que vive abierto y acoge la imagen que pueda descubrirle Dios, por
desconcertante que sea.

II. MEDITACIÓN ¿Qué me/nos dice el texto?

Motivación: Hoy, se nos presenta el desafío, no dejar de apagar nuestra fe


ni perder nuestra identidad de discípulos misioneros de Jesús de Nazaret, y
vivir con audacia creativa el ser anunciadores la Buena Noticia del Reino.
Nos preguntamos y caemos en cuenta:
 Jesús está orando: ¿La oración es el centro de mi vida para cultivar el
encuentro con Dios, los hermanos-as y el universo?
 ¿Qué dice la gente de Jesús: ¿Quién es Jesús para la gente de mi barrio
y de mi comunidad?
 ¿Qué digo, yo, de Jesús?: ¿Quién es Jesús de Nazaret para mí?
 Camino de seguimiento, camino de cruz: ¿Qué experiencias de cruz vivo
cada día? ¿Qué tentaciones me asaltan en el camino del seguimiento de
Jesús de Nazaret? ¿Me apunto al proyecto de su Reino?

III. ORACIÓN- ¿Qué le respondo al Señor; qué contemplo de


CONTEMPLACIÓN Él?

Motivación: acoge el silencio que habla, en ese silencio contempla la escena


nuevamente y contempla tu vida a la luz de la palabra; ponte en conexión
profunda con lo que realmente eres, ábrete a la vivencia gozosa de tu
identidad, ser de Dios. Y, ponte junto a Pedro y su respuesta, ¿qué le dirías
tú a Jesús? Luego del silencio contemplativo decimos: “Maestro, dame la
gracia de conocerte, amarte y seguirte”.

IV. ACCIÓN ¿Qué debo hacer?

Motivación: me comprometo a conversar de Jesús con las personas cercanas


a mi vida. Durante la semana repite la consigna: “Quiero seguirte, Maestro”.

Eres

Dices, ‘ven a mí’.


Yo me resisto, pregunto,
quiero plantear un calendario,
un precio, una tasa.

Hasta que bajo los brazos,


abandono las pegas
y me fío de tu llamada.

Entonces descubro quién eres.

Eres espacio seguro


donde me sé en casa.
Eres mi tierra,
mi descanso, mi paga,
el abrazo que me envuelve,
la caricia que me sana.
Eres palabra
que ofrece un camino
y eres silencio que calma.
Eres fuerza sin violencia,
fiesta sin ausentes,
bienaventuranza.
Eres, en mi luto, danza
en la paz, refugio,
en la noche, llama
Eres en mi nada, todo.
Tú eres mi única batalla.

José María Rodríguez Olaizola, sj

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