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Viviendo como Ana Frank

Alejandro Calero Dávila*

En Nicaragua existen dos realidades, una de día y otra de noche. Por la


madrugada, desde muy temprano andan los vehículos circulando a gran
velocidad para evitar problemas. A la salida del sol todas las personas nos
preocupamos por realizar las actividades temprano para que al medio día de
ser posible estar libre e ir buscando el hogar. Los que trabajan tienen que
esperar hasta las cinco de la tarde, en ese momento se apresuran para que la
oscuridad no les sorprenda.

En general todos queremos estar seguros. Los centros comerciales y las calles
lucen desoladas, el motivo es encontrarse con las ahora temidas camionetas
Hilux que transportan a los temibles escuadrones de la muerte, ellos circulan
con licencia para matar, por ese temor nadie quiere salir a ningún lugar a partir
de las seis de la tarde.
Por la noche damos gracias a Dios por un día más de vida, por no habernos
encontrado con la muerte, por proteger a los jóvenes y adultos que están
escondidos del régimen, por proteger a los sacerdotes y por muchas cosas
más. A partir de las nueve de la noche circulan los terribles motorizados a gran
velocidad para intimidar a la población. Lo mismo hacen las camionetas doble
cabina todo terreno, la velocidad es la fuerza intimidatoria y si se encuentran a
un cristiano se podrá decir que hasta allí llego.

Un partido político que utiliza sus casas de campaña en todos los lugares de
Nicaragua como cuartel para albergar a los paramilitares con el fin de que
salgan a asesinar al ciudadano que porte una bandera azul y blanco, la
bandera de la patria.

Con tan brutal represión la población opto por un auto estado de sitio, en
nuestro propio país no podemos circular libremente, pero el gobierno dice que
todo está normal mientras a diario hay capturas ilegales y desapariciones,
nuestra juventud con toda razón a decidido emigrar a Costa Rica de cualquier
manera.

Viviendo en esta semiclandestinidad y auto censura recuerdo la lectura del libro


“El diario de Ana Frank”, Annelies Marie Frank, fue una niña alemana, por su
condición de judía permaneció escondida con otras siete personas en
Ámsterdam, durante la Segunda Guerra Mundial.
En su diario íntimo dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó
ocultándose. En el diario reflejó sus temores de ser descubierta por los
alemanes, sus sueños para el futuro y también sus secretos íntimos.

Esta familia se ocultó en la “casa de atrás” (a como la llamo Ana), por amor a la
vida, pero al final fueron descubiertos y llevados a distintos campos de
concentración alemanes.
Esta realidad vivimos en Nicaragua.

*Analista político.

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