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Educación en Finlandia

El nivel educativo en Finlandia es elevado. En comparaciones internacionales Finlandia se


sitúa entre los primeros países a nivel mundial. Destaca sobre todo por el nivel de la
educación básica.

La ley establece que la educación es obligatoria y gratuita para todos los niños desde los 7
hasta los 16 años. Esta gratuidad incluye también todos los libros de texto y utensilios
necesarios, además de una cómida caliente al día. La educación se llevó el 11,2% de todo el
gasto público en 2014, lo que equivale a 6,5% del PIB.

La prestación de la escolaridad primaria está a cargo de los 320 municipios en que se divide
el país, que tienen el deber de organizar enseñanza para todos los niños en edad escolar
residentes en su territorio o de ocuparse de que reciban instrucción. La enseñanza debe
impartirse cerca del hogar de cada niño. Los municipios son responsables de organizar y
pagar el transporte de los niños que residan a más de cinco kilómetros de la escuela.

El bachillerato está destinado en principio a los jóvenes de 16 a 19 años. Debido a las


distintas opciones de los alumnos, en el liceo no hay itinerarios fijos ni grupos por aulas. El
currículo comprende estudios obligatorios, especializados y aplicados. El bachillerato
culmina en un examen, que se realiza homogénea y simultáneamente en todo el país. El
examen es elaborado cada año por una comisión ad hoc dependiente del Ministerio de
Educación.

Si un adolescente después de la escuela primaria no desea seguir al bachillerato, puede optar


por la formación profesional básica que le ofrece una gran cantidad de alternativas escolares
y especialidades para elegir. Esta formación básica se puede adquirir tanto en institutos como
en centros de trabajo, mediante un contrato de aprendizaje. La oferta comprende 75 títulos
profesionales básicos, que se obtienen en tres años y otorgan la competencia para continuar
estudios superiores.

Estudios superiores - las universidades y las escuelas superiores profesionales

Las 20 universidades en Finlandia pertenecen al estado, que aporta la mayor parte del
financiamiento, aunque por su funcionamiento son muy autónomas. La red universitaria
cubre todo el país, hasta Laponia. Los estudios universitarios están al alcance de todos, ya
que no se cobran matrículas. Las 29 escuelas superiores profesionales se caracterizan por su
estrecha vinculación con el ámbito laboral. Se crearon en los años 90 con esa finalidad. Estas
instituciones se diferencian de las universidades en que son municipales o privadas, en lugar
de estatales. Son por naturaleza polifacéticas y regionales. El requisito de ingresos es el
bachillerato o un título de formación profesional básica. El estado subvenciona el 57 % de
sus gastos.
La educación para adultos se ha convertido en un importante sector de la política educativa
finlandesa. Comparados con el resto del mundo, los finlandeses adultos son estudiantes
entusiastas. Cada año un millón de personas participa por propia iniciativa en alguna de las
más de mil actividades organizadas por institutos o universidades, que se imparten también
en institutos populares, academias y universidades de verano. Los estudios que otorgan
títulos son gratuitos. Hay algunos que tienen tarifas comerciales. El Ministerio de Educación
financia la educación del adulto y es responsable de su desarrollo.

México y su educación
La educación en México está reprobada, y esta es una realidad en la que la
Reforma Educativa no influye, ni siquiera cuenta. Así lo dicen al menos un
informe de una Organización No Gubernamental, otro más de la OCDE e
incluso uno del propio Gobierno federal, que destacan el rezago en
aprendizaje, permanencia, condiciones materiales, sistemas de apoyo y nivel
de gasto público en todos los estados del país, lo que significa que el Estado
mexicano, en todos los niveles de Gobierno, incumple con su responsabilidad
de garantizar el derecho constitucional de los niños a aprender.

La educación en México está reprobada en rubros como calidad del aprendizaje, promedio
de permanencia y escolaridad, coinciden informes. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).– Tres informes publicados en los últimos siete
meses –entre noviembre de 2015 y junio de 2016– coinciden en que, con o sin la aplicación
de la Reforma Educativa, la educación en México está reprobada en rubros como calidad del
aprendizaje; promedio de permanencia y escolaridad; nivel y distribución del gasto público;
competencias como lectura, matemáticas y ciencias; falta de condiciones básicas en los
planteles y desigualdad de servicios educativos en las poblaciones más vulnerables, entre
otras.

Este martes, la organización Mexicanos Primero dio a conocer los resultados de su estudio
“Índice de Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa-Estatal 2016” (ICRE-E 2016),
donde se compara a las 32 entidades federativas de la República Mexicana, tomando en
cuenta el contexto socioeconómico, a través de Resultados Educativos [aprendizaje y
permanencia] y Condiciones Educativas [personas, relaciones y procesos de aprendizaje,
condiciones materiales y sistema de apoyo].

Con estas referencias, el organismo encontró que ninguno de los 32 estados del país cumple
con la responsabilidad de garantizar el derecho de los niños a aprender, pues en una escala
de uno a 100 puntos no hubo uno que rebasara incluso los 80.
Además, del total de las entidades 17 se situaron con calificación por debajo de los 60 puntos,
lo que de acuerdo con ese indicador significa que están reprobados y tienen problemas serios
para otorgar el derecho a la educación de los alumnos.

Los resultados son también dramáticos en cuanto a la medición del componente


“aprendizaje”, donde sólo Puebla alcanzó una calificación aprobatoria, de 70.4 puntos, y el
resto de los estados quedaron reprobados al no alcanzar indicadores por arriba de los 60
puntos.

El Índice reveló, entre otros muchos rubros, que de cada 100 niños que entran a primero de
Primaria, seis años después 80 son los que entran a Secundaria; luego de tres años son 52 los
que llegan al Bachillerato y en tres años más sólo 16 inician los estudios de Licenciatura.

Además, destacó, el promedio nacional de escolaridad en el país es de 8.8 años; es decir, los
mexicanos estudian en promedio hasta el segundo año de Secundaria, mientras que en
Noruega la escolaridad es de 13.9 años [educación superior], en Estados Unidos es de 13.3
años [educación superior], en Canadá es de 13.2 años [educación superior], en Corea es de
12 años [Bachillerato concluido] y en Chile es de 10.6 años [primer año de Bachillerato].

En el aprendizaje en Ciencias, por ejemplo, el 47 por ciento de los alumnos mexicanos tienen
un nivel de entre cero y uno, es decir de reprobados, cuando los estándares internacionales
de acuerdo con los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes
o Informe PISA marcan como calificaciones adecuadas el nivel tres y alto el de cuatro, cinco
y seis. Sólo el 2.2 por ciento de los alumnos mexicanos reporta un nivel alto.

Lo mismo sucede en el conocimiento de las matemáticas, donde 54.7 por ciento está en el
nivel de cero y uno, y sólo 4.3 por ciento está en el nivel alto.

En cuanto a lectura, 41.1 por ciento está entre cero y uno, y 4.9 por ciento en los niveles más
altos de aprendizaje.

Una de las conclusiones de este indicador pinta con toda claridad la enorme problemática
educativa que vive México en nuestros días.

“Al ritmo que vamos nos tomará 77 años alcanzar el promedio mundial en ciencias y 149
años para alcanzar al primer lugar”.

EFECTOS DE LA DESIGUALDAD

La escuela primaria “Benito Juárez Bilingüe”, en Xitla, Oaxaca, es uno de los ejemplos de la
desigualdad en educación . Foto: Cuartoscuro

El 15 de junio pasado, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), un


organismo del Gobierno mexicano, presentó a los integrantes de la Comisión de Educación
Pública y Servicios Educativos de la Cámara de Diputados el “Informe 2016. La Educación
Obligatoria en México”.
En esa ocasión, Sylvia Schmelkes, Consejera Presidenta del INEE, reconoció que la
posibilidad de permanencia de los alumnos en la escuela disminuye conforme se avanza entre
niveles educativos. También dijo que una cantidad importante de alumnos de Preescolar llega
a la Primaria con aprendizajes insuficientes, y que existen enormes brechas en los
aprendizajes de los alumnos según los tipos de escuelas.

La funcionaria destacó que en México se observan tendencias positivas en el aprendizaje de


los estudiantes, pero insuficientes para lograr la metas educativas esperadas.

“Para alcanzar el cumplimiento del derecho a una educación de calidad se requiere de una
distribución más equitativa del gasto público y una atención prioritaria de los programas que
buscan la equidad”, afirmó.

Por ello dijo que es necesario mejorar con urgencia los servicios educativos de las
poblaciones más vulnerables y de menor desempeño, pues es en las escuelas indígenas y
comunitarias, en las zonas más marginadas y en las familias con menores recursos donde se
registran los resultados de aprendizaje más bajos.

Los resultados, expuso ante los diputados federales, muestran que el sistema educativo opera
“de manera insuficiente y desigual”, y que en ninguna modalidad los centros escolares
cuentan en su totalidad con las condiciones básicas.

En la tarea de cerrar las brechas educativas entre distintos grupos poblacionales ayudaría una
mejor distribución del gasto y tomar en cuenta la población objetivo que debe ser atendida,
“pues el costo de educar no es el mismo en los diferentes tipos de escuela y regiones del país,
lo cual se agrava por la heterogeneidad estructural del sistema educativo”, planteó en su
Informe la Consejera Presidenta del INEE.

GASTO INSUFICIENTE EN EDUCACIÓN

En noviembre de 2015, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos


(OCDE), que agrupa a los 36 países con mayor desarrollo del orbe, presentó el informe
“Panorama de la Educación 2015”, que incluyó datos de 2012 y 2013. En una
videoconferencia desde París, Francia, Gabriela Ramos, consejera especial del Secretario
General de esta organización, José Ángel Gurría Treviño, dijo que el gasto total de México
por estudiante es uno de los menores de los países que conforman el organismo.

En 2012, refirió, México invirtió 2 mil 600 dólares por estudiante de primaria, 3 mil por cada
uno de secundaria y 8 mil 100 dólares por cada alumno de educación superior. Las cifras,
destacó la funcionaria, están muy por debajo del promedio de la OCDE, cuyo gasto por
estudiante ese año fue de 8 mil 200, 9 mil 500 y 15 mil dólares, en cada uno de los rubros
citados.

Del gasto total mexicano para educación en 2012, sólo 2.5 por ciento se destinó a capital
(activos que duran más de un año, como construcción, renovación y reparación importante
de edificios escolares), el cual es mucho menor al promedio de 7.1 por ciento que en ese
rubro invirtieron Brasil, Colombia, Irlanda, Portugal, Sudáfrica, Suiza y Turquía.

El reporte expuso que de 2005 a 2012 la población de mexicanos de 25 a 34 años que habían
alcanzado la educación media superior creció de 38 a 46 por ciento, pero si bien se dio un
incremento, el país está lejos de alcanzar el promedio de la organización que es de 83 por
ciento. Además, sólo uno de cada tres adultos de 25 a 64 años de edad terminó ese nivel de
educación.

Otro dato del informe dio cuenta que en el país el número de jóvenes de 15 a 19 años que se
encuentran en educación pasó de 48 a 54 por ciento entre 2005 y 2013, pero pese a ese
aumento México ‘‘fue uno de sólo dos países de la OCDE y asociados [el segundo fue
Colombia] donde menos de 60 por ciento de las personas en esas edades estaban inscritos en
el sistema educativo’’.

En el tema de los jóvenes que no estudian ni trabajan, el reporte precisó que el porcentaje de
las mujeres de 20 a 24 años de edad que se encuentran en esa situación es ‘‘considerablemente
mayor’’ al de los hombres en la misma edad. Entre 2000 y 2012 el número de mujeres en esa
condición bajó de 46 a 39 por ciento, mientras en los hombres creció de 6 a 10 por ciento. El
promedio de los países de la organización pasó de 22 a 19 por ciento para ellas en ese periodo
y de 14 a 16 por ciento para ellos.

Gabriela Ramos detalló que México es el país de la OCDE con el promedio más alto de
estudiantes por profesor. En 2013 había 32 alumnos por cada docente, cifra que es más del
doble del promedio de la organización. Además, en las escuelas públicas hay 20 estudiantes
más que en las privadas por maestro.

MALA CALIDAD EDUCATIVA

Antes, en junio de 2015, la misma Organización para la Cooperación y el Desarrollo


Económicos situó a México en el último lugar en materia de educación y competencias.

De acuerdo con el informe “¿Cómo va la vida?”, en México sólo 37 por ciento de los adultos
de entre 25 y 64 años concluyó la Secundaria, muy por debajo del 75 por ciento que
representa el promedio de la OCDE y uno de los más bajos entre los países miembros [además
de Rusia y Brasil, que fueron agregados a este informe].

El organismo internacional situó la calidad de la educación en México 80 puntos debajo de


su promedio, que es de 497 puntos: los estudiantes mexicanos obtuvieron 417 puntos de 600
del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) aplicado en el 2012 en
los rubros de lectura, matemáticas y ciencia.

El informe destacó también que la diferencia en los resultados entre alumnos con el más alto
nivel socioeconómico y con el más bajo nivel fue de 70 puntos, también menor al promedio
de la OCDE: 96 puntos.
La OCDE expuso que la pobre formación educativa de los mexicanos tiene al país sumido
en tal “mediocridad” productiva que, desde hace 20 años los indicadores de crecimiento
económico de México van en picada y a la fecha son hasta 60% inferiores al promedio del
resto de los países miembros.

Una de las principales razones de ese “mediocre rendimiento”, destacó el estudio “México,
políticas prioritarias para aumentar las habilidades y el conocimiento de los mexicanos para
una mayor productividad”, es el “pobre nivel de habilidades de su fuerza de trabajo” y su
bajo desempeño escolar, esto a su vez causados por la poca calidad de un sistema educativo
que dejó de ser atractivo y que, “en contraste con el resto de los países, no necesariamente
reduce el riesgo de estar desempleado”.

Estudios históricos

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