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LA ÉTICA Y LA HISTORIA DESDE ABELARDO

Brady Pérez Arango

En el texto Estudio de la mentalidad burguesa de José Luis Romero se afirma que


“el problema de la moral se ha secularizado, y por eso aparece una disciplina
especial, la ética.”1 Este concepto, el de la Ética, es el que se desarrollará más a
profundidad en la figura de Pedro Abelardo.

Para analizar el concepto de ética en Abelardo, primero es necesario que se


comprenda desde una visión más amplia y general. Se debe devolver un poco en
el tiempo para poder entender cómo ha ido adquiriendo en el “pensamiento filosófico
moderno una autonomía”2; autonomía que no se tuvo en el periodo feudal, por lo
tanto, esto constituye de cierto modo una ruptura. Ahora bien, en la concepción
tradicional los denominados problemas éticos están totalmente incluidos, es más,
hacen parte de la creencia religiosa, a tal punto que se podría decir que “la ética
tradicional reside en el decálogo”3.

Para centrarnos un poco más en la parte inicial del concepto, lo que se denomina
como el origen de la ética, se debe decir que ésta ya hacía parte integrante del
pensamiento griego y romano, pero fue en el pensamiento cristiano donde no se le
pudo asignar un campo especifico, puesto que el “pensamiento religioso suponía
una teoría de la conducta totalmente implícita”4. A partir de ello, surge que una
característica de la ética implícita, la cual es su sentido dogmático: “la ética es solo
una explicitación del decálogo”5.

A partir de lo anteriormente dicho, se puede suponer que estos llamados principios


morales, que tienen una base incuestionable, también tienen una especie de validez

1
Romero, José Luis. “Ética, Religión y Metafísica”. En Estudio de la mentalidad burguesa. Buenos
Aires: Alianza, 1999, p. 111.
2 José Luis Romero, op. Cit., p XYZ
3
Ibíd, p. 111.
4 Ibíd., P. 111
5 Ibis., P.111
o vigencia universal: no son históricos, no dependen de un preciso o de un modelo
especifico de sociedad, sino que simplemente son eternos.

Otro concepto se suma importancia es el de Historia en el mismo personaje de


Abelardo. Éste surge con la pregunta de qué cosa es la historia y cuáles son sus
temas, ambas preguntas fueron de cierta manera acuñadas por los historiadores
griegos y romanos, quienes “no tuvieron una teoría muy desarrollada, pero en
cambio hicieron mucha historia”6. Fue, por ejemplo, el caso de un historiador como
Heródoto, quien propuso un camino muy diferente al de los demás historiadores,
éstos eran Tucídides, Tito Livio o Tácito, para los cuales lo único historiable era la
vida política, la lucha por el poder.

En el mismo texto de. Romero se llega a afirmar que “la historia interesa a los
hombres, pero no interesa a Dios, puesto que al crear a sus criaturas ha creado
toda la historia.” De allí surgen conceptos como la fortuna, la casualidad, la
causalidad y el porvenir, éstos conceptos no serán tratados, pero igualmente son
determinantes para poder encaminar lo dicho o más bien lo expuesto por ellos a
través de la historia y a través del hombre. Se debe tener presente que en la mente
de Dios no hay presente, ni pasado, ni futuro, pues la Omnisciencia (“El estado de
tener un conocimiento total, la cualidad de saberlo todo”7) divina supone la
prevalencia de todos los tiempos.

A partir de cierto momento, la concepción de la historia deja de fundarse en el


modelo providencialista y la historia del hombre empieza a entretejerse de una
manera profana. “Este cambio se produce en el marco de una nueva concepción
del hombre, de la ética, de la economía, de la sociedad, de todo aquello que
constituye la nueva mentalidad.”8

6
Romero, José Luis. “La idea de la historia”. En Estudio de la mentalidad burguesa. Buenos Aires:
Alianza, 1999, xyz.
7 Got Questions Ministeries. ¿Qué significa que Dios es omnisciente? Marzo de 2017.

https://www.gotquestions.org/Espanol/Dios-omnisciente.html
8 Romero, José Luis. “La idea de la historia”. En Estudio de la mentalidad burguesa. Buenos Aires:

Alianza, 1999, xyz.


Analizar no el pensamiento Filosófico-Teológico de Abelardo, se trata de “analizar
el significado cultural de su figura para su época”9 e incluso poder determinar el
significado del concepto de Historia y del concepto de ética en él. A partir de ello
tratar, o por qué no (a la vez de) establecer qué tipo de ética-moral y que tipo de
Historia pretendía él, narrar o incluso, que de cierto modo está implícita en la Historia
Calamitatum o Carta consolatoria a un amigo.

La historia de Abelardo se compone en gran parte de la relación bella y sugestiva


de Lógos y Éros, las cuales son representadas por la dialéctica y Eloísa,
respectivamente, pero son éstas principalmente las que determinarían o dirían lo
que nos interesa de Abelardo ahora mismo. Lo anterior será posible gracias a lo que
dice Gonzalo Soto en su ensayo Lógos y Éros en la Historia Calamitatum de
Abelardo y en el que nos dice (Según el propio Abelardo) que debemos “hacer
utilización no del “uso” sino del “ingenio”, no de lo “dicho” como “auctoritas” sino de
la creatividad interpretativa de la “ratio” como “ingenium”.”10

Abelardo, en primer lugar, está permeado e inmerso en un mundo en el que de


algún modo la ética-moral de los caballeros y al fin de cuentas de él mismo es
definida por el espíritu guerrero y a la vez caballeresco influenciado en este caso
por su padre. Un espíritu en el que lo más importante es el honor de su dama y la
constante defensa de los ideales cristianos, éstos hacen determinar lo que será su
porvenir, debido a que es a esa vida cortesana, de gestas militares y en especial
del amor a la que Abelardo tuvo que renunciar. El quehacer de él ya no fue más
monacal sino Catedralicio, por ejemplo, en cuanto al “renacimiento urbano y
comercial ha desplazado las escuelas monacales y ha hecho fortalecer las escuelas
catedralicias, así como el gótico ha desplazado el románico”11.

Es el logos como dialéctica lo que encarnó a Abelardo, lo que le dio sentido y jalonó
su razonar y ocupación esencial. Fue desde ese momento un caballero junto a
Minerva como guardiana de su nueva Caballería. Los torneos dialecticos fueron

9 Soto, Gonzalo. “Lógos y Éros en la Historia Calamitatum de Abelardo”. En Diez Aproximaciones


al Medioevo. Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 1998, 41-56.
10 Ibíd., P. 43
11 Ibíd., P. 44
para él como las justas eran para los caballeros. Tuvo una serie o más bien unos
cuantos encuentros con sus maestros Roscelino de Compiégne y con su otro
maestro Guillermo de Champeaux, pero con ninguno se vio el concepto ético-moral,
es más, se puede ver más bien en un sentido histórico, esto se debe mayormente
a que “la dialéctica, para Abelardo, es una verdadera guerra: es la milicia de los
caballeros dialecticos”12. Además, Abelardo obligó por medio de sus objeciones
(bien fundamentadas) a cambiar las tesis de sus maestros, fue en ese momento
que él empezó a imponer su huella, fue desde ahí que se puede decir que Abelardo
escribió historia. Claro está que, de otro punto de vista, la ética-moral de sus Ex
Maestros fue bien vista, porque se reconoció al magister dixit como auctoritas.

Desde una construcción histórica, Abelardo, y en sí su método, resultó demasiado


oportuno, puesto que él propuso la puesta en discusión de “la Ratio sobre la
Auctoritas”13; propuso no quedarse en la Lectio y discutir la quaestio, sino más bien
creó debate para poder mostrar la verdad o falsedad sobre los textos. Es allí donde
se pudo ver más claramente que un pensamiento erudito podía hacer que los textos
pasaran por unas exigencias que en cierto modo ayudaran a que se entendieran o
incluso que se comprendieran la denominada dialéctica abelardiana, por causa de
que era necesario comprender para poder creer y así mediante la construcción
histórica anteriormente mencionada, haber dado o generado un discurso
convincente, porque “sería ridículo que alguno trate de explicar a los otros lo que ni
él ni aquellos a quienes enseña están en grado de comprender”14. Adicionalmente,
es de tener en cuenta que Abelardo seguía los enunciados de Agustín.

Abelardo, como se dio a entender en el inicio del ensayo, era un hombre


influenciado por el espíritu caballeresco, guerrero, defensor de su honor y de la
causa santa de la iglesia, pero que al fin de cuentas abandonó dicho espíritu por ser
el Caballero de la dialéctica. Fue desde ahí, más precisamente con la aparición de
Eloísa que Abelardo cambió totalmente su discurso y, por ende, de una u otra

12 Soto, Gonzalo. “Lógos y Éros en la Historia Calamitatum de Abelardo”. En Diez Aproximaciones


al Medioevo. Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 1998, P. 48.
13 Ibíd., P. 49.
14 Ibíd., P. 50.
manera cambió su ética de la Lectio, el ingenium, la ratio por el Lógos y Éros que
aquella joven parisina le incitaba a expresar libremente hasta el punto de convertirlo
en poeta. Pero un poeta del amor, un trovador, no precisamente del amor cortesano,
sino del Éros en su máxima expresión, llegando hasta el punto de haber sido
considerado un poeta goliardo.

La ética Abelardiana se puede denominar como una ética compuesta de varios


elementos, entre ellos están un Lógos novedoso, “matizado de Éros (Eloísa)”
asociado con toques de poesía de la caballería militar (Cortés) sin dejar de lado que
es dividida por la goliardía de Abelardo. Además, que a la vez se le rendía culto por
parte de él a Marte (Caballeros), Minerva (Dialécticos) y Venus (Trovador y
Goliardo). Sin embargo, una de las expresiones de él para demostrar que valora el
honor de la familia, más que todo la de Eloísa, propone contraer matrimonio con
ella, pero al no ser correspondido el pacto, se vio en la necesidad (El tío de Eloísa)
de castigarlo. El haber recibido ese castigo, el cual fue la castración de las partes
pudendas dejó a Abelardo en una situación compleja, puesto que busca refugio en
el monasterio.

Lo anterior queda claro cuando en el texto Filosofía y Erotismo: Abelardo y Eloísa


se menciona que amar “no fue ningún pecado, pues desde la ética de la intención,
verdadero fundamento de la moralidad, la intención de los dos en el amor fue pura
y sana; esta intención es lo que cuenta para Dios, no el acto mismo”15.

La dialéctica de Abelardo fue, entonces, determinada por la figura de la soledad,


una figura que necesita del sosiego y la soledad física. A pesar de ello, la posterior
expulsión del Paracleto y el exilio en Saint-Gildas de Rhuys, la relación Lógos-Éros
no termina, el Éros fue su consuelo. La dialéctica también fue su huella más
importante, la que lo llevó a la fama, a amar locamente y poner a Eloísa en la
situación en la que estaba, al igual fue ello lo que lo llevó a tener rivales y
calumniadores. Finalmente termina siendo su condenación a vago y vagabundo. El

15Soto, Gonzalo. “El Epistolario”. En Filosofía y Erotismo: Abelardo y Eloísa. Saarbrücken: Editorial
Académica Española, 2013, xyz.
paradigma del celibato primó sobre Abelardo, constituyendo una especie de moral
inquebrantable.

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