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Michel Henry

ÍNDICE

BIBLIOGRAFÍA Y ABREVIACIONES
UTILIZADAS EN LAS NOTAS 7

CAPÍTULO VI
LAS ÚLTIMAS PRESUPOSICIONES 9

1Q El individuo 9
2º La vida inmanente. 43
3íl La determinación. 58

CAPÍTULO VII
LA ECONOMÍA COMO ALIENACIÓN DELA VIDA 73

• /'"1º La inversiónde la teleologíavital. 73


2 º La ruptura del cicloorgánico. 107
3 º El conceptode alienaciónen la obraeconómica. 131

CAPÍTULO VIII
LA GÉNESIS TRASCENDENTAL DE LA ECONOMÍA 145

1º La posibilidadpor principiodel intercambio:


trabajorealy trabajoabstracto. 145
2 º La clarificación
radicalde los conceptosfundamentales
dé la economíay la delimitaciónde su estatuto. 184
3 º Procesorealy procesoeconómico . 199
CAPÍTULO IX
LA REALIDAD DE LA REALIDAD ECONÓMICA 219
1º El fundamento metaeconómicode la economía.
Dialécticaentre el valor de uso y el valorde cambio. 219
2 º El valorde usofundamental: la críticade la circulación
y el."intercambio"entre capitaly trabajo. 244
3 ° El problemade la conservacióndel valor. 279

CAPÍTULO X
LA REDUCCIÓN RADICAL DEL CAPITAL A LA SUBJETIV1DAD: C = Ü 295

1 º La problemáticadel capitalvariabley la derivade


las determinacionesidealesde la ciencia. 295
2 º La criticade la economíapolíticay el conceptoadecuado
de capitalvariable:la paradojade los capitalesA y B. 315
3 º Las tesis últimas: la dobleaporíadel "valordel trabajo"
y el ºvalor de lafuerza de trabajo". 333

CAPÍTULO XI
LA REPETICIÓN DE LAS TESIS ESENCIALES 349
1º La críticade la ganancia. 349
2 °Lasformas del capital. 397
9, _ _;,... .,

·CAPITULO XII
LAESTRUCTURA DEL LIBRO I 429

CONCLUSIÓN
EL SOCIALISMO 467

EPÍLOGO DEL TRADUCTOR


SOBRE LA TRADUCCIÓN Y SOBRE EL .i\1ÁRXDE HENRY 501
NicolásGómez
.BIBLIOGRAFÍA Y ABREVIACIONES
UTILIZADAS EN LAS NOTAS"

Ante la falta de U:naedición francesa completa de las obras de Marx,


no hemos podido utilizar un sistema de referencias homogéneo.
Para las obras filosóficas nos remitimos a la antigua traducción
Molitor, publicada por Costes, que a pesar de sus imperfecciones,
a menudo señaladas, tiene el mérito de restituir el movimiento
del texto original, así como el halo propio de los conceptos de
la metafísica alemana de la primera mita~ del siglo xrx . Damos
también, cada vez que resulta posible, la re;ferencia a la traducción
de Éditions Sociales, especialmente para La sagrada familia, La
ideología alemana y los Manuscritos del 44. La traducción Molitor
de este último texto era inutilizable. En lo concerniente a los otros
,;escritos filosóficos ", como los artículos de la Gaceta Renana, la
Introducción a la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho
de Hegel y especialmente la Crítica de la filosofía del Estado, nos
referimos también al texto alemán de la edición Dietz. En cuanto a
las obras económicas, nos hemos servido de la Bibliotheque de la
Pléiade para Miseria de la Filosofía, el Manifiesto comunista, Trabajo
asalariadoy capital, la Introducción general a la crítica de la economía
política de 1857, la Crítica de la economía política, Salario, precio y
plusvalor, la Crítica del programa del partido obrero alemán, así como
para el libro I del Capital. Respecto de lo que se ha convenido en
llamar los libros II y III del Capital, de los cuales la Bibliotheque de
la Pléiade ofrece sólo extractos, nos remitimos al texto de Éditions

,. N ota del autor a la edición francesa.

7
Sociales. Para los Fundamentos(Grundrisse)de la críticade la economía
políticahemos elegido la traducción de R. Dangeville publicada por
ediciones Anthropos.

Las siglas utilizadas en las notas son entonces las siguientes:

Capital,Trad. C. Cohen-Solal , Gilbert Badia, Erna Cogniot , Éditions


Sociales, Paris, 1960-1967, para los "libros II y III" (seguido del núme-
ro de tomo) .

Costes,trad. J. Molitor, Costes, Paris, 1946 (seguido del número de


tomo: I a IX).
D, Marx Engels, Werke, Dietz, Berlín, 1961 (seguido del número de
tomo). ·

ES,La SainteFamille,trad . Erna Cogniot, Éditions Sociales, Paris, 1972.

IdéologieAllmande, trad . H. Auger , G. Badia, J.Baudrillard, R. Cartelle,


Éditions Sociales, Paris, 1968.

Grundrisse,K. Marx, Fondementsde la critiq~ede l'économie politique,


trad. R. Dangeville, Anthropos, Paris, 1967 /(seguido del número de
tomo).

Manuscrítsde 44, Trad . Émile Bottigelli, Éditions Sociales, París, 1968.


,. ;..¡,,.
..
PI, Karl Marx, CEuvres, Bibliotheque de la Pléiade , Gallimard , Paris,
1963 (seguido del número de tomo).

Para todos los otros textos citados, la referencia completa de la obra


se da en nota. Salvo casos excepcionales, precisamos el autor de un
subrayado a propósito de una cita sólo cuando se trata de nosotros
mismos.

1
1'
8
CAPÍTULO VI
Las últimas presuposiciones

Estas son, entonces, las presupos1c1ones filosóficas últimas que


determinan el análisis económico de Marx y hacen en principio que
se produzca 1 :

1~El individuo

El carácter decisivo de este concepto ha sido ignorado a causa de la


sobredeterminación hegeliana que recibe edlos textos de juventud.
Hemos visto que, una vez que el ser es cortlprendido como lo uni-
versal, el individuo sólo llega a la efectividad por su participación
en la familia, la sociedad, el Estado, y a lo sumo vale como media-
cióµ para la realización de ese universal, en tanto lo actualiza en sí
elévándose hasta él. Lo que se le reprochaba a la filosofía política
de Hegel no era que concebía el Estado como la realización de la
esencia genérica del hombre sino, por el contrario, que no podía
asegurar esa realización y, así, dejaba subsistir por fuera del Estado
justamente la esfera anárquica de la sociedad civil. "Por su esencia,
el Estado político perfecto constituye la vida genérica del hombre
por oposición a su vida material. Todas las suposiciones de esa vida

1. Se objetará que el análisis económico comienza con los Manuscritosdel 44, en


un momento en que las presuposiciones filosóficas de Marx todavía son propia-
mente , hegelianas, incluso sin que él lo sepa. Pero es necesario distinguir un in-
terés exterior por las cuestiones económicas - el interés que podían suscitar las
preocupaciones y trabajos de los socialistas o de Engels-- y por otro lado la de-
temúnación interna de la problemática en concentrarse sobre esas cuestiones por
razones filosóficas. Esta es justamente la situación del pensamiento de Marx des-
pués de la emergencia en el 45 de la .filosofíade la praxis.

9
Marx JI. Unafilosofiade la ecanomía

egoísta continúan subsistiendo en la sociedad real por fuera de la


esfera política, como propiedades de la sociedad burguesa" 2 • El con-
cepto de individuo recibía un nuevo descrédito de la descripción
de esta última y de su "vida egoísta" . Los "derechos del hombre"
· son justamente la expresión ideológica de esa sociedad fracturada,
en la que cada uno persigue encarnizadamente su interés en detri-
mento de todos los demás. La crítica de estos derechos es la crítica
del individuo reducido a sí mismo, del individuo en tanto que tal.
11
El derecho del hombre a la libertad no tiene su fundamento en el
vínculo del hombre con el hombre sino más bien en la separación
del hombre respecto del hombre . Es el derecho de esa separación,
el derecho del individuo limitado, limitado a sí mismo" 3• El dere-
cho de propiedad no es más que la expresión de esa pretensión del
individuo a definirse independientemente de los demás y contra
ellos. "El derecho de propiedad es el derecho a disfrutar de la for-
tuna de uno y a disponer de ella a voluntad, sin preocuparse de
los demás hombres, de modo independiente de la sociedad; es el
derecho del egoísmd' 4 • Se condena al individuo desde el momento
en que pretende valer por sí mismo por fuera de la realidad univer-
sal. "Antes que nada constatemos el hec~o de que ... los derechos
del hombre, distintos de los derechos del ciudadano, no son más
1

que los derechos del miembro de la sociedad burguesa, es decir del


hombre egoísta, el hombre separado del' hombre y de la comuni-
dad" 5. La cuestiónjudía formula en términos que hacen superfluo
cualquier comentario esa reducción del individuo situado por fuera .
'dela totalidad salvadora a un ser egoísta, librado al interés privado
y a la necesidad sórdida: "Por lo tanto, ninguno de los pretendidos
derechos del hombre va más allá del hombre egoísta, del hombre tal
y como es, miembro de la sociedad burguesa, es decir, un individuo
separado de la comunidad, replegado sobre sí mismo, preocupado
únicamente por su interés personal y que sólo obedece a su arbitrio
privado . En ellos no se considera al hombre como un ser genérico ;
muy por el contrario, la vida genérica misma, la sociedad, apare-
ce como un marco exterior al individuo, como una limitación de

2. Costes, I, 176-177; D, I, 354 .


3. Ibíd.; 193; D, I, 364.
4. lbíd.; D, I, 365.
5. Ibíd., 192; D, I, 364.

10
CapituloVI:Las últimaspresuposiciones

su independencia inicial. El único lazo que los une es la necesidad


natural, la necesidad y el interés privado, la conservación de su pro-
piedad y de su persona egoísta" 6 •
Dado que la esencia genérica es la transposición inmediata de lo
universal, el humanismo del joven Marx -ya sea que se oponga iluso-
riamente a Bauer, ya sea que siga explícitamente a Feuerbach- repite
en todo caso temas . hegelianos. Creemos leer a Feuerbach cuando
Marx escribe en un artículo sobre la libertad de prensa: "Sabemos
que el individuo es débil, pero sabemos al mismo tiempo que la hu-
manidad es fuerte" 7 • El argumento central de la crítica feuerbachiana
de la religión -que sostiene que no se puede atribuir a un solo indivi-
duo la totalidad de los predicados humanos que pertenecen al género
como tal sin caer en el absurdo 8- señala bastante bien el lugar que
ocupa el individuo en la economía del ser. En los Manuscritos del 44
Marx está repitiendo a Feuerbach y a Hegel, y siempre a expensas del
individuo. "La muerte aparece como una dura victoria de la especie
sobre el individuo y parece contradecir la unidad de la especie; pero
el individuo no es más que un ser genérico determinado, y como tal
es mortal" 9 • Determinado, mortal, el individuo sólo es, sin embargo,
como esa detenninación del género, el cual, ~n tanto que género hu-
mano, es la unidad de todas las especies de individuos que lo compo-
nen, ya que unos trabajan en satisfacer las n~cesidades de los otros y
redprocamente, a diferencia del reino arúmal, en que las especies se
destrozan mutuamente de modo tal que su unidad sólo se realiza en
eJ ~~tómago de las que devoran a las otras 10•

6. Ibíd., 195; D, I, 366.


7. !bid., V, 70; D, I, 65.
8. Cf. Feuerbach, La esenciadel cristianismo,op. cit., 443.
9. Manuscritosdel 44, 90.
10. "La única igualdad que se manifiesta en la vida real de los animales es ... la
igualdad de determinada especie consigo misma , pero no la igualdad del géne-
ro. El género animal, en sí mismo, no apare ce más que en la actitud hostil entre
las diferentes especies animales , que quieren hacer valer unas contra otras sus
propiedades particulares y distintivas. La naturaleza se creó, en el estómago de
los animales feroces, el campo cerrado de la unión , el crisol en el que se opera
la aleación más íntima, el órgano de cohesión de las diversas especies anirnales' 1
(Costes,V, 128; D, 1, 115-116). Hasta en los Grundrisse encontramos un eco de esta
filosofía de la especie: "Si la necesidad del hombre es satisfecha por el producto
del otro y viceversa, es que uno es capaz de producir el objeto de la necesidad del
otro ... lo rual demuestra que cada uno , en tanto que hombre , domina su propia

11
Marx II. Unafilosoflade la economía

Mientras las presuposiciones hegelianas continúan reinando,


el género, que supuestamente define la realidad, por el contrario la
deja escapar, y su pretendido poder unificador, la unidad ideal que
constituye por sí mismo, estalla y se dispersa en la polvareda de la
pluralidad atomística de las mónadas. El texto de La le-ysobreel robode
_leñaque acabamos de citar y que pretendía oponer al derecho animal,
que reside en el estómago, la unidad espiritual del género humano,
constata la reducción del segundo al primero, la división entre los
individuos y las clases, su lucha a muerte, aquello que Marx llama el
feudalismo en sentido amplio o también el reino espiritual devenido
animal. "En las sociedades de feudalismo ingenuo, en los países con
castas, donde la humanidad está repartida en cajones en el real senti-
do de la palabra, donde los miembros libremente articulados del gran
santo, el santo ser humano, son aserrados, despedazados, dislocados
violentamente, encontramos entonces la adoración a los animales ...
En efecto, si en el reino animal natural las abejas obreras matan a los
zánganos, en el reino animal espiritual son los zánganos los que ma-
tan a las abejas obreras, y precisamente por medio del trabajo" 11• ¿Y
qué hacía la Críticade la ftlosofiadel Estado de Hegel sino mostrar la
irrealidad del género, si justamente la re~dad está constituida por
individuos separados? No obstante las evi~entes preferencias éticas,
ya se está subvirtiendo una metafísica. ·
. El concepto de género exhibe grietas inquietantes en el plano
ideal mismo considerado como pura significación. A través de una
. c:µalécticamarcadamente hegeliana, el artículo sobre el robo de leña ·
denuncia el interés privado del propietario de bosques. La crítica apa-
sionada del interés personal -"nada es más terrible que la lógica del
interés personal" 12- que ignorando toda razón, toda regla y toda ley,
se obedece sólo a sí mismo y a su determinación inmediata , se su-
perpone con la crítica de la individualidad y la particularidad como
tales. "El interés no tiene memoria porque sólo piensa en sí mismo.
No olvida lo único que le importa, su propio yo. No se enreda en con-
tradicciones porque nunca se pone en contradicción consigo mismo.

necesidad , etc., y que los sujetos se comportan como hombres unos frente a otros,
en resumen , que son cons ciente s d e su pertenenci a a la misma especie o colectivi-
dad . Esto no se encuentra en ningún otro lado .. . un elefante n o produce pa ra un
tigre" (op. cit., I, 189).
11. Costes, V, 127-128;D, I, 115-116.
12. Ibíd., 154-155;D, I, 130.
1 '
! '
12
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CapítuloVI:Las últimaspresuposiciones

Improvisa sin cesar porque no tiene sistema sino simples expedien-


tes ... El interés no piensa, calcula. Sus motivos son sus números" 13• Y
a los caminos tortuosos del interés privado Marx opone precisamente
la objetividad racional y la luz del Estado. "Esa pretensión del in-
terés privado, cuya alma miserable nunca fue esclarecida ni atrave-
sada por un pensamiento de Estado ... " 14 • La u sofística del interés"
consiste entonces en hacerse pasar por ese pensamiento de Estado,
en poner el derecho de su lado aboliendo de un solo golpe la distin-
ción, trabajosamente elaborada por la historia, entre la reparación del
daño causado al individuo y la pena pública a la infracción a la ley15 •
Confundiendo constantemente ambos, haciendo que el propietario
de bosques perciba la multa en lugar del Estado 16 y que su criado sea
11
el encargado de constatar el delito, esta ley, que transforma al criado
del propietario de bosques en una autoridad del Estado, transforma
a fas autoridades del Estado en criados del propietario de bosques ...
Todos los órganos del Estado se transforman en orejas, ojos, brazos y
piernas con las cuales el interés del propietario de bosques escucha,
espía, evalúa, protege, atrapa y persigue" 17 •
En el momento mismo en que opone así inequívocamente la
racionalidad del Estado al sórdido interés privado, la teleología de
lo universal., que parece reabsorber toda p~rticularidad individual,
muestra de hecho su verdadero sentido, elide no ser más que una
mediación para la defensa del individuo y, llegado el caso, de todos
aquellos que, al no poseer ni leña ni bosques, se ven forzados a re-
c_p9~ralgunos magros trozos de madera muerta, justamente aquello
que el propietario de bosques pretende prohibirles haciendo votar
la ley sobre el robo de leña. De suerte que el principio de esa ley "es

13. Ibid., 159, 162; D, I, 132, 134.


14. Ibíd., 146-147; D, I, 126.
15. Cf. Ibíd., 165-166; D, I, 136; y también: "La pena pública es la conciliación en-
tre el delito y la razón de Estado; constituye por lo tanto un derecho del Estado,
pero el Estado no puede ceder esederecho a los particulares ... " (ibíd., 168; D, I,
138).
16. "El propietario de bosques que también es legislador ha confundido por un
instan~~ sus dos personalidades, el legislador y el propietario de bosques. Por un
lado, como propietario de bosques 1 se hizo pagar la leña, y por otro lado, como
legislador, se hizo pagar la intensión delictiva del ladrón¡ y por una extraña ca-
sualidad nos encontramos con que el propietario de bosques se la embolsó en
ambos casos'1 (ibíd., 166¡D, I, 137).
17. Ibíd., 155; D, I, 130.

13
Marx II. Unafilosofíade la economía

el 'sentimiento de justicia y equidad por la protección del interés del


propietario de bosques', sentimiento que es diametralmente opuesto
al sentimientode justiciay equidadpor la proteccióndel interésdel indivi-
duo queposeela vida,la libertad, la dignidad humana, el Estado, y que
sólo es propietario de su propia persona" 18• Se sustituye la dialéctica
.propiamente jurídica basada en presuposiciones hegelianas -"Por lo
tanto el propietario de bosques no puede recibir del Estado un dere-
cho privado sobre la pena pública" 19- por la comparación entre dos
prácticas individuales-ªel ladrón de leña robó leña al propietario de
bosques, pero el propietario de bosques se sirvió del ladrón para ro-
barse el Estado" 2º-, se sustituye la oposición entre lo privado y lo pú-
blico por la oposición entre dos individuos o grupos de individuos,
uno de los cuales pretende emplear el Estado a su servicio. La contro-
versia jurídica, la lucha política, ya no son más que una máscara para
·la lucha real. El artículo de la RheinischeZeitung coincide con la Crítica
de lafilosofiadel Estadode Hegel,que quería que lo general no existiese
en sí mismo sino solamente en su referencia a todos los individuos y
por ellos. Se recorre aquí en sentido inverso el camino que conduce de
Rousseau a Hegel y a cuyo término la voluntad general ya no es lavo-
luntad de todos sino lo universal mismo como tal, como constitutivo
de la realidad, en la cual el individuo sólo!participa. Asoma ya en la
problemática la crítica que se volverá exp¾cita en La ideologíaalema-
na. Lo general no sólo deja afuera la realidad en los hechos y en una
situación histórica dada -en la sociedad alemana de la primera mitad
del siglo XIX- sino que por derecho se define a partir de los múltiples
··iftdividuos que lo constituyen. Y también se lo juzga por esos indivi- .
duos . Desde un principio, no se trata aquí de un juicio ético. De lo que
se trata es de saber si aquello que se da como lo universal y como su
marúfestación -la ley sobre el robo de leña, la pena pública, el Estado,
etc.- es efectivamente la expresión del interés de todos , porque por
fuera de esa referencia de principio lo general no existe.
Tampoco el Hombre , por consiguiente. Es muy instructivo seguir
en el joven Marx la inversión de este concepto, la cualtiene lugar pese
a que aún es Jeuerba
chiano y la influencia de Hegel es determinante.
Mientras que el género humano se realiza objetivándos e en el tra~

18. Ibíd., 173; D, I, 141, subrayado por nosotros.


19. Ibíd., 168; D, I, 138.
20. Ibid., 169; D, I, 138.

14

1.
CapítuloVI: Lasúltimaspresuposiciones

bajo en forma de un universo genérico., lo que encontramos es que


esa realización no es tal, que la realizadóndel génerono es la realizadón
del individuosino su alienación.Se dice: "El ser extraño al que pertene-
cen el trabajo y el producto del trabajo ... sólo puede ser el hombre
mismo" 21 • Pero ese ser extraño no es la simple objetividad del objeto
producido., el hombre al que designa no es la objetivación de sí del
género. El trabajador está alienado porque hay otro individuo que
le ha quitado el objeto de su trabajo . "Si el producto del trabajo no
pertenece al obrero, si es una potencia extraña enfrentada a él, ello
sólo es posible porque pertenece a otro hombreporfuera del obrero.Si
su actividad le resulta un tormento, debe ser el disfrute de otro y la
alegría de vivir para otro" 22 • Por mucho que intentemos aprehender
esta situación a la luz de la filosofía del género 23, la misma no pasa de
una interpretación ideológica desmentida por los hechos. Justamente,
el individuo ha remplazado al género en la definición de la realidad,
y la condición del trabajador alienado presupone la exterioridad me-
tafísica de las mónadas. Es lo que dicen extensamente los Manuscritos
del 44: "Toda alienación de sí del hombre respecto de sí mismo y de
la naturaleza aparece en la relación con otros hombres, distintos de
él. .. Por el trabajo alienado el hombre no solamente engendra su rela-
ción con el objeto y con el acto de producciót¡1en tanto que potencias
extrañas ... engendra también la relación en 1la que otros hombres se
encuentran respecto de su producción y su producto, y la relación
en la que él está con otros hombres: .. crea la dominación del que no
produce sobre la producción y el producto" 24 •
,.•'si nos remitimos a la concepción feuerbachiana del género, vemos
que, sin saber ni querer , Marx va sistemáticamente en sentido contra-
rio. Mientras que para Feuerbach el género es la totalidad de la que
el individuo no es más que una parte ínfima, de modo tal que otro
individuo y otro más tendrán lo que el primero no tiene, disfrutarán
del objeto de su trabajo, de modo que lo que le falta al primero, y
por ejemplo su falta o su pecado, será completad9 harmoniosamente

21. Manuscritosdel44, 65-66.


22. Ibí4., 66.
23. Como lo hace Marx: "De modo general, la proposición que postula que el ser
genérico del hombre se ha vuelto extraño a éste significa que un hombre se ha
vuelto extraño para otro, y que cada uno de ellos se ha vuelto extraño a la esencia
humana" (ibíd., 65).
24. Ibíd., 66.

15
-
Marx II. Unafiloso/fade la economía

por las cualidades de los otros 25, para Marx, desdeel 44, esa situación
representa un escándalo. En la misma época, la crítica del dinero
~ue está tomada de Shakespeare, pero en la que Marx pone toda
su pasión- muestra también que no hay (o más bien, que no tiene
que haber) una realidad universal superior a los individuos que les
_distribuye sus predicados .y cualidades como determinaciones que
les vienen del exterior y afectan una a tal individuo, otra a tal otro,
predicados y cualidades que son susceptibles de repartirse entre esos
individuos de otra manera. Porque, mirado más de cerca, el dinero no
es otra cosa que el género tal como lo comprende Feuerbach, esa po-
tencia superior a los individuos que intercambia arbitrariamente los
predicados del ser, que los posee realmente ella misma, mientras que
el individuo es sólo el lugar de su actualización provisoria y siempre
parcial 26•
La ambigüedad del humanismo del joven Marx se reconoce hasta
en el vocabulario, cuando se hace evidente que el término de hombre
ya no designa a la esencia que domina a sus manifestaciones particu-
lares -el Hombre que realiza la Historia, la humanidad que totaliza las
cualidades humanas- sino que designa al individuo concreto, aquel
en quien tiene que existir esa totalidad de predicados, que no puede
reducirse a uno de esos predicados y, por ej~rnplo, a ser sólo un obrero.
Este es el sentido de los textos en los que se na creído encontrar aquella
fil~sofía de la esencia del -hombre pero que, por el contrario, la hacen

··~ Cf. este texto de La esencia del cristianismo:"Precisamente como el cristianis-


mo ignora el género -único lugar de la solución, la justificación, la redención y
la sanación de los pecados y faltas de los individuos- necesitaba una ayuda so-
brenatural para triunfar sobre los pecados ... si mis pecados no son neutralizados
ni atenuados por las propiedades opuestas de otros hombres, seguramente son
una mancha infamante que grita a los cielos" (op. cit., 299, subrayado por noso-
tros). Pero "hay una reconciliación natural ... El otro es el mediador entre el yo
y la idea de género. 'El hombre es un Dios para el hombre'. Mi pecado ya está
reducido a sus límites, remitido a su nada, por el hecho de que es solamente mío
y, por lo tanto, no es también el pecado de los otros" (ibíd., 299). Y también: "Los
pecados y faltas de los particulares se desvanecen en el género, cuya única exis-
tencia apropiada es en la totalidad de la humarúdad. El lamento sobre el pecado
sólo está al orden del día allí donde el individuo humano, en su individualidad,
es objeto de sí mismo en tanto que ser para sí perfecto, absoluto, que no necesita
·de otro para realizar el género, la perfección humana; allí donde la exclusiva con-
ciencia de sí del individuo tomó el lugar de la conciencia de género, allí donde el
individuo no se siente parte de la humanidad, no se distingue del género y por
esa razón erige sus propios pecados .. . en pecados universales" (íbíd.,297).
26. Al respecto , cf. ínfra, cap. vin p. 215 y siguientes.

16
CapítuloVI: Las últimaspresuposiciones

saltar por los aires. "Parael hombrequeno es más que un obrero-y en


tatlto que obrero- sus cualidades de hombre sólo existen en la medida
en que existen para el capital ... Desde el momento en que el capital se
permite ... no estar más para el obrero .. . éste deja de existir para sí ... y
como no tiene existencia en tanto que hombre sino en tanto que obre-
ro, puede ser enterrado, morir de hambre, etc. La economía política
no conoce al obrero no ocupado, al hombre de trabajo en la medida en
que se encuentra por fuera de esa esfera de las relaciones laborales ...
Por lo tanto, para ella las necesidades del obrero sólo son la necesidad
de sustentarlo durante el trabajo ..."27 • Y también: "[Smith] nos dice .. .
que en realidad lo que le toca al obrero es la parte más pequeña y
estrictamente necesaria: sólo lo necesario para existir no en tanto que
hombre sino en tanto que obrero' ' . También del siguiente texto se des-
prende que, a partir del 44, el hombre ya no designa en realidad otra
cosa que al individuo considerado en su carácter inacabado o acabado
individual,carácter que, por su sentido, concierne a él y ya no al género:
"Cada una de tus relaciones con el hombre, con la naturaleza, ha de
ser una manifestación determinada ... de tu vida individuaY' 28•
La ambigüedad del humanismo no ha de reconocerse simplemente
en el plano de la facticidad, tiene que ser aprep.endida en su concepto.
Por un lado, el humanismo no hace más que transponer en el hombre
una esencia que no es otra que la del géner~, la apertura consciente
a la universalidad objetiva. Creyendo oponerse al hegelianismo, este
antropologismo no hace más que repetirlo, como se ve en la siguiente
prcwosición de Feuerbach: "La conciencia de sí de la ~tig~.a filo~ofía,
en tanto que separada del hombre, es una abstraccron sm realidad:
la conciencia de sí es el hombre" 29 • El carácter ilusorio de esta crítica
pretendidamente radical es no menos evidente en esta presuntuosa
declaración de Bauer: "La crítica moderna ha terminado por llevar
al hombre de vuelta a sí mismo y le permitió conocerse; ha librado a
los hombres de sus ilusiones y les enseñó que la conciencia de sí era
la única potencia creadora del universo, más aún, que era el univer so
mismo" 30 • Esta antropologización del Espíritu no cambia nada en su

27. Mt!,nuscr ítos del 44, 71-72, sub rayado por nosotro s.
28. Ibíd.", 123.
29. Tesisprovisorias para la reforma de lafi losofia, § 61.
30. Le christianisme découvert [El cristianismo al descubierto], citado por Avron en
Ludwig Feuerbachou la transf ormation du sacré[Lud wig Feuerb ach o la transforma-

17
Marx II. Unafilosofíade la economía

naturaleza, en modo alguno es una subjetivación". Muy por el con-


il

•trario, al transportar la objetividad al hombre, lo que hace es definir


al hombre por esa objetividad, por la conciencia. Marx no hace otra
cosa cuando, en los Manuscritos del 44, exige que el autodespliegue
de la universalidad objetiva se refiera al hombre y se produzca en
. él: "el proceso debe tener un soporte, un sujeto" 31.Los comentadores
marxistas de Marx, que querían mostrar su originalidad respecto de
Heget sacan a su vez a la luz, de modo completamente involuntario,
el hecho de que el proceso que se inserta en el "sujeto" es el proceso
dialéctico de lo universal, el hecho de que por lo tanto, en definiti-
va, el "sujeto" no es otra cosa que ese proceso: "El movimiento de la
conciencia que se vuelve sobre sí, ese movimiento en el cual en cierto
modo el espíritu se conquista a sí mismo, Marx .. . lo concibe desde
un primer momento no desde el punto de vista filosófico, es decir
, como un movimiento del espíritu, sino desde el punto de vista antro-
pológico, es decir como un comportamiento interior al hombre, y es
sobre esta base que se lleva a cabo la apropiación y la transformación
de las nociones de HegeY'32 • Ya hemos establecido con suficiencia el
hecho de que esa "transformación" no es en realidad más que una
"apropiación", ,
Ciertamente se plantea una pregunta: $i el proceso de antropolo-
gización no hace más que situar en el hombre el proceso del espíritu
y lo repite pura y simplemente, ¿por qué se produce? ¿Por qué, como
pretende Feuerbach, es necesario "hacer derivar de la filosofía de lo
. 'Wsoluto -es decir, de la teología filosófica- la necesidad de la filosofía
del hombre, es decir, de la antropología" 33? Ahora bien, por un lado, ·
si se la comprende como es debido, como una ontología, la filosofía
de Hegel impide cualquier interpretación humanista. Lo que hace
de la Fenomenologíadel espíritu otra cosa que una simple descripción
de experiencias que se desarrollan en el plano de una pura factici-
dad -cada una de las cuales sólo puede dar testimonio de lo que es
para sí misma, y de ese modo permite que se reconstituya más allá
de ella, inevitablemente, el espectro de la cosa-en-sí, el ser-en -sí de

ción de lo sagrado], P.U.F., Paris, 1957, 81.


31. Manuscritos del 44, 144.
32. Landshut y Meyer, Introdu cción a las Obrasfilosóficas de Marx, ap. cit., Costes,
IV, XXXVI-XXXVII,
33. Principiosde lafi.losofta delfuturo, Prefacio.

18

i ,,!
CapítuloVI: Lasúltimaspresuposíciones

la verdad universal- es el hecho de que el curso fenoménico de esas


experiencias conforma la manifestación misma del ser absoluto, la
fenomenología delespíritu,y que cada una de esas experiencias no es
más. que el desvelamiento a través de la conciencia humana de una
esencia, por lo tanto del ser mismo, en tanto que sus detern:ünaciones
se engendran idealmente enese proceso de conjunto que las constitu-
ye. En la experiencia, lo que se dice es el ser, y lo que se lleva a cabo en
la historia de esa experiencia es su proceso lógico. "A cada momento
abstracto de la ciencia corresponde una figura del espíritu fenoméni-
co en general" 34 • Cuando la reduce a una mera experiencia "humana"
-es decir, a la experiencia del hombre y nada más, a la experiencia
del hombre y ya no la experiencia de lo absoluto y del ser mismo- lo
que el humanismo desconoce es justamente esa significación lógica y
ontológica de la experiencia. La antropología nunca es más que una
caída del pensamiento por fuera de la ontología, una caída tal que en
ella se pierde precisamente el ser, y que la conciencia, ahora separada
del rrúsmo, no puede sino confinarse en el universo cerrado de sus
representaciones y fantasmas.
¿Pero por qué se produce esa caída (y no solamente en los epígonos
decadentes de los grandes filósofos, en Feuerpach y Bauer, incapaces
de mantener la perspectiva ontológica del )legelianismo, así como
más tarde en los existencialistas franceses, que olvidan la pureza de
la problemática heideggeriana)? ¿Parqué en el propioHegella mani-
festaciónde lo absolutose realizabajolaforma de la concienciahumana?
!f
¿'{-¡2orqué en eidegg~r la verdad ~el ~E;res recogida en un D_asein
humano? Aqw se presiente la motívac1on secreta del humanismo.
La antropología no es simplemente el desplazamiento inmotivado y
absurdo de la esencia y su inserción en otro lado, en el individuo. En
éste se anuncia otra esencia, la estructura monádica del ser como lo
que constituye la posibilidad última y la realidad del ser mismo. El
sujeto que el tercer manuscrito reclama para el proceso no es total-
mente indeterminado es un sujeto que no resulta del proceso y que
1

no puede resultar del mismo, es el "hombre real" 35, el individuo, del

34. Fenomenología
del espíritu,op. cit, II, 310.
35. Manuscritosdel 44, 144. Señalemos además que, al rechazar constantemente la
identificación entre el hombre y la conciencia de sí, los Manuscritosdel 44 definen
el humanismo de un modo diametralmente opuesto al de Bauer, y que alcanzaría
ya para rechazar la idea de una simple transferencia de lo universal hegeliano al
concepto de "hombre" y, en un mismo movimiento, al concepto feuerbachiano

19
..,- ·

Marx II. Unafilosofiade la economía

cual el manuscrito del 42 ya había mostrado que no es el producto de


la autoobjeti.vación de la voluntad universal en el Estado. Hacer a un
lado la mistificación hegeliana que reduce el individuo a la indivi-
dualidad, y ésta a un momento del proceso de realización de sí de lo
universal, ya era evidenciar la verdad subyacente de la antropología,
mostrar que no es la repetición estéril de una filosofía de lo universal
' . • I
sino su negac1on . .
En todo caso, la negación del concepto de hombre entendido como
género es explícita a partir de 1845. Las razones de esta negación se
encuentran formuladas no menos claramente. Lo que motiva su ex-
clusión de la problemática es la irrealidad de la esencia genérica, y esa
irrealidad, a su vez, no es otra cosa que su idealidad, el hecho de que
el "hombre" es un correlato de la representación y más particular-
mente de la representación filosófica. "Lo sagrado en tanto que per-
sona es el 'hombre', que en su caso no es más que otro nombre para el
concepto, la idea. Separadas de las cosas reales, las representaciones
e ideas de los hombres deben tener naturalmente por fundamento no
los individuos reales sino el individuo de la representación .filosófica,
el individuo separado de su realidad, simplemente pensado, 'el hom-
bre como tal, el concepto de hombre' " 36 • :Por lo tanto, precisamente
en el momento en que se rechaza el concepto de hombre, los indivi-
duos reales invaden el campo en que a partir de ahora se va a mover
el pensamiento de Marx y lo determinan por completo. El siguiente
texto de La ideología alemanamuestra que la oposición entre el hombre
-Yll individuo se yuxtapone de manera exacta con la oposición entre
realidad e irrealidad, que esa primera oposición -y el rechazo explí-
cito de la antropología- se presenta por esa razón al mismo tiempo
que la segunda -la oposición entre teoría y praxis- y como su efecto
inmediato: "Todo el proceso que hemos expuesto, ellos [los filóso-
., fos] lo han entendido como el proceso de desarrollo del 'hombre',

de género. Este rechazo es explícito en LAsagradafamilia: "El humanismo realista


,. no tiene enemigo más poderoso en Alemania que el espiritualismo o idealismo
especulativo, que pone a la 'conciencia de sí' o al 'espíritu.' en lugar del hombre,
del individuo real" (Costes,11,9; ES, 13; subrayado por nosotros). Dado que , al no
percibir aún claramente la ambigüedad de la filosofía del género, Marx veía en la
antropología ese movimiento hacia la realidad, pudo escribir en 1844: "La crítica
positiva en general ... debe su verdadera fundación a los descubrimientos de Feu-
erbach ... Recién con Feuerbach nace la critica humanista y naturalista positi va"
(Manuscritosdel 44, 2-3).
36. Costes,VIII, 91-92; ES, 324.

20

1'
, .I!
Capítulo VI: Las últimas presuposiciones

de modo que para cada momento de la historia se ha sustituido a los


individuos por el 'hombre', representado como la fuerza motriz de la
historia". Y también: "De este modo, todo el proceso fue entendido
como el proceso de exteriorización del hombre, y la razón principal
de ello es que el individuo medio del periodo posterior sustituye
siempre al del periodo anter~or, y la conciencia posterior sustituye a
los individuos anteriores. Por medio de esa inversión,. que de entrada
hace abstracción de las condiciones reales, era posible transformar
la historia entera en el proceso de desarrollo de la conciencia,.,37• En
efecto, el hombre -el individuo representado- es idénticamente el
hombre de la conciencia, es decir, también, aquel del que habla la
ideología. "Los ideólogos pueden considerar la relación de propie-
. dad como una relación del 'hombre', cuya diferente forma en épocas
diferentes depende del modo en que los individuos se representan al
hombre" 36• El concepto de hombre interviene con esta determinación
rigurosa en la crítica del verdadero socialismo*, como la sustitución
de los individuos reales por su representación en la conciencia y, más
aún, por la representación del hombre en general, de la esencia del
hombre. Dado que el verdadero socialismo quiso incluir los análisis
de los socialistas franceses en la filosofía alemana, reabsorber sus re-
sultados en un proceso de la conciencia, da~o que "ya no se ocupa
de los hombres reales sino del 'hombre 11139, ~ra inevitable que todo
11

conduzca a fin de cuentas a investigaciones sobre la esenciadelhombre,


es decirsobrela concienciaqueel hombretienede sí mísmo"40 •
. De este modo, lejos de poder definir la realidad de los individuos,
cuya esencia sería, la esencia humana no es más que la representación
de esa realidad en una filosofía de la conciencia. He ahí por qué los
individuos reales surgen como tema de la problemática en el momen-
to en que sustituyen a su representación filosófica ilusoria, en el mo-
mento en que el humanismo se desmorona. Que los individuos reales
ya no son ni pueden ser, como en Feuerbach, las particularizaciones

37. Ibíd., VI, 244; ES, 104.


38. Ibíd., VIII, 196; ES, 385-386.
* La ideologíaalemanase compone de cuatro secciones, dedicadas respectivamente
a Ludwig Feuerbach, Bruno Bauer, Max Stímer y al "Verdadero Socialismo "; cf.
también el Manifiesto comunista,JII-c, "Der deutsche oder 'wahre' Sozialismu s",
Socialismo alemán o "verdadero " socialismo [N. del T.].
39. Ibid., IX, 124; ES,500.
40. Ibid., 226; ES, 569; subrayado por nosotros .

21
.- -· - ···--· ··-------

Marx II. Unafilosofíade la economía

i1- y actualizaciones del género que encuentran en éste su realidad y al


i •mismo tiempo su finalidad, una finalidad que los sobrepasa; que.,por
!
·el contrario, a partir de ahora para Marx esos individuos definen por
sí mismos la realidad, que encuentra en ellos su finalidad, la fina-
lidad del propio desarrollo individual de los individuos; todo esto
surge inequívocamente del siguiente texto del Capital,muy posterior,
en el que la condena del capitalismo no proviene de que el mismo
se oponga al desarrollo de la humanidad -más bien lo favorece y lo
funda- sino del hecho de que lo favorece a expensas de los indivi-
duos aprehendidos cada vez en su particularidad y su individualidad
propias . "De hecho, el desarrollo de la humanidad en general sólo
se asegura por medio de la más enorme dilapidación del desarrollo
de los individuos particulares" 41• La solidaridad entre el individuo y
el género ya no es posible. El socialismo queda condenado. Pero la
-elección entre el género y el individuo no es una elección de carácter
ético, la ontología es la que pronuncia sentencia, si es cierto que la
realidad reside en el individuo y sólo en él. La Internacional salvará al
género humano. Pero para Marx el género humano no existe42 •

41. El Capital,III, 1, 107.


42. Por lo tanto, no se puede pretender caracterizar el pensamiento de Marx ni
hablar en su nombre cuando se escribe: "El hom;bre socializado del comunismo
final sólo es hombre en el todo social, en esa totalidad que es la sociedad comu-
nista . El individuo se objetiva en y por su pertenencia a esa sociedad ... Ese hom-
bre devenido verdad en y por el todo social. .. no es verdad por la espontaneidad
ineductible de un espíritu fuente de la acción y la palabra personales; es verdad
·· :ftbr su participación en la sociedad ... " (Franr;ois Perroux, prefacio a la edición de .
las Obras de Karl Marx, PI, I, XXII, xxm). Estas líneas no hacen más que expre-

sar el punto de vista marxista tradicional que prolonga la primera filosofía de la
1
esencia humana, que no es más que un subhegelianismo y que Marx rechazaría
explícitamente después de 1845. Es lo que mostraría también, si fuese necesario,
la comparación entre un texto de La sagradafamilia en el que Marx expone, sin
tornar posición ("Estas frases y otras análogas se encuentran casi textualmente
en los más antiguos materialistas franceses . No es ni el lugar ni el momento de
discutirlas") las tesis del materialismo del siglo xvm sobre la dependencia del in-
dividuo respecto de la sociedad ("si el hombre extrae todo conocimiento, sensa-
ción, etc., del mundo sensible y de la experiencia hecha en el mundo sensible,
entonces es preciso organizar el mundo empírico de modo tal que el hombre en-
cuentre allí y se habitúe a lo que es realmente humano ... si el interés bien enten-
dido es el principio de toda moral, es preciso que el interés particular del hombre
se confunda con el interés humano. Si el hombre es no libre, en el sentido mate-
rialista del término ... no corresponde castigar el crimen en el individuo sino des-
truir los focos antisociales del crimen y dar a cada uno el espacio que necesita en
la sociedad parael despliegue esencial de su vida. Si al hombre lo forman las cir-
cunstancias , es necesario fonnar las circunstancias humanamente. Si el hombre es

22
!
1 i-
CapítuloVI: Las últimaspresuposiciones

La pretensión de fundar el análisis de Marx sobre el concepto de


individuo se choca con la siguiente pregunta: la crítica contra Stirner
¿no es una crítica radical de cualquier pensamiento que intente fun-
darse en el individuo y construirse a partir del mismo, una crítica
del individualismo bajo todas sus formas? Pero ya se ha expuesto la
crítica contra Stirner, es justa;rnente la que hace del individuo el terna
esencial de la problemática. La paradoja según la cual una crítica ra-
dical de todo individualismo conduce sin embargo a la instauración
de una problemática que coloca al individuo en el centro de las pre-
ocupaciones se disipa con facilidad si recordamos que la crítica de
Marx a Stirner es una continuación de la crítica que dirigió a Hegel
y su repetición consciente. "La ilimitada ortodoxia de que hace gala
Stimer en cuanto a las ilusiones de la filosofía alemana se reduce al

sociable por naturaleza, sólo desarrolla su verdadera naturaleza en la sociedad, y


la fuerza de su naturaleza se debe medir no por la fuerza del individuo particular
sino por la fuerza de la sociedad" [Costes,II, 234-235¡ES, 157-15) y la tercera tesis
sobre Feuerbach, en la que esa idea de una dependencia del individuo a una rea-
lidad trascendente -la sociedad- es explícitamente negada, y es negada contra el
materialismo que había propuesto esa idea a Marx: "La doctrina materialista que
profesa que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación,
que, por consiguiente, hombres transformados son productos de circunstancias
diferentes y de una educación modificada, olvida qu~ son precisamente los hom-
bres los que transforman las circunstancias, y que e~ educador necesita a su vez
ser educado. Por eso tiende inevitablemente a dividir la sociedad en dos partes,
una de las cuales se encuentra por encima de la sociedad".
La eliminación del individuo en beneficio de una realidad trascendente tomaría
formas más precisas en el marxismo ulterior: eliminación de las fuerzas produc-
tiv~ de las clases sociales, etc., en beneficio de la historia. Se plantea entonces
el problema del papel que todavía se le puede reconocer al individuo después
de su descalificación, como por ejemplo el problema de Plejánov en su artículo
':El papel del individuo en la hlstoria" (en Les questionsfondamentalesdu marxisme,
Editions Sociales, París, 1947, 235-273 [existe publicación en castellano: Cuestio-
nes fundamentalesdel marxismo,Fontamara, Barcelona, 197). Como puede verse,
las cuestiones fundamentales del marxismo ya no son precisamente las de Marx.
Preguntarse qué papel puede cumplir el individuo frente al curso del mundo su-
pone su objetivación, la reducción del individuo a la conciencia y la voluntad, el
olvido de la praxis subjetiva que constituye propiamente la sustancia de ese "cur-
so" y de la historia. Como no se ve que para Marx el individuo está por doquier,
se busca el lugar en que se lo podría encontrar . ¿En los grandes hombres? ¿En
los genios de la historia , en quienes el elemento individual reencuentra y lleva
a cabo fa obra de lo universal? ¿En aquellos que, de un modo u otro, tienen en
cualquier caso una acción sobre el gran Todo, en el sentido de que, al conocer lo
que sucede, pueden entonces colaborar en ello en cierta medida? Es notable ver
que, en ausencia del pensamiento propio de Marx, la problemática más clásica y
trillada es la encargada de reintrodudr fraudulentamente al individuo, previa-
mente expulsado de un mundo que sin embargo es suyo.

23
Marx 11.Unafilosoftade la economía

hecho de que por doquier sustituye la historia por el 'hombre' como


. única persona actuante, y cree que el 'hombre' hace la historia" 43 • Se
ve ya, de este modo, que a Stimer no se lo condena por basarse en el
individuo real, sino por haberlo sustituido por entidades generales,
el "hombre" y todo un cortejo de entidades hegelianas. Hablando
II
siempre de la historia segµn Stirner, Marx dice también que en ella
no vemos actuar ni personas ni menos aún genios, sino únicamente
inválidos fósiles del pensamiento y monstruos hegelianos" 44 • Y de
este modo "el egoísta se transforma en torpe copista de Hegel"4.5.
¿De qué modo el individualismo stirneriano pierde al individuo
para remplazarlo por las abstracciones de la filosofía clásica alemana?
En primer lugar, y de manera esencial, Stimer define al individuo
por la representación, es decir, nuevamente, por la conciencia, por
el pensamiento. A partir de entonces se halla en presencia de un in-
dividuo teórico constituido por la comprensión que tiene de sí mis-
mo y de las cosas y tributario de la misma. De este modo -y aquí,
como señala Marx,Stimer no hace más que plagiar la tercera parte
de la Enciclopediade Hegel- en cada edad de la vida el individuo está
determinado por el modo en que se representa a sí mismo, por una
modalidadde su concienciaque definey con~tituyeconsiguientemente su
vida misma. "En las diferentes edades de!la vida Stimer no ve más
que 'descubrimientos del individuo por ~ímismo', y esos 'descubri-
mientos de sí mismo' se reducen siempre a un estado de conciencia
determinado. Por lo tanto, la diversidadde conciencia es aquíla vida del
.. indivíduo" • Marx no cesa de repetir que se descarta el concepto sfu:..
46

;.rieriano de individuo porque de hecho sustituye al individuo y a su ·


vida real por esa comprensión de sí y por los modos variables y por
lo común ilusorios de su realización: "él mismo [Stimer] confunde,
sin darse cuenta, las ilusiones que ciertos jóvenes, ciertos hombres,
etc., se hacen o pretenden hacerse acerca de sí mismos, con la vida,
con la realidad de esos jóvenes y esos hombres extremadamente equí-
vocos"47. Stirner interpreta que no sólo la relación con uno núsmo
1:
1
sino también la relación con el mundo encuentran su esencia en la ·

43.. <:¡os
tes, VII, 250; ES, 267.
44. !bid., 168; ES, 212.
¡.· 45. Ibíd., 139;D, 111,155.
!t 46. Ibid., 64; ES, 150;subrayado por no sotros.
47. Ibíd., 65; ES, 151;subrayado por Marx.

24

1 !. '
1 ' 1
i
P"

CapítuloVI: Las últimas presuposiciones

representación del pensamiento. "Y ahora , prosigue, torno el mundo


por lo que es para nú ... todo lo sitúo en relación a mf' 48 • Lo queMarx
rechazano es el individuoreal sino la reducciónde su relacióncon el ser a
una relaciónderepresentación: nToma el mundo por su representación".
Y de manera aún más explícita: "Pero lo que él 'toma' como suyo y se
apropia, en el fondo, no es el 'mundo' sino simplemente la 'represen-
tadón febril' que se hace del mundo" 49 • Reconocemos aquí uno de los
temas mayores de la crítica de la ideología, la denuncia por parte de
Marx de la pretensión que tiene el pensamiento de modificar la rea-
lidad mediante la modificación de la representación que se hace de
ella50 • Más aún, es en la crítica de Stirner que interviene la distinción
esencial entre las representaciones puramente individuales, las "re-
presentaciones febriles del joven", y por otro lado las que constituyen
la ideología propiamente dicha, tomada en su positividad , en su im-
II
portancia, representaciones que Marx llama categorías" y que, dado
que se enraízan en las estructuraciones profundas de la praxis, dado
que provienen de la vida y ya no de la conciencia misma, escapan de
hecho a su poder. "El joven ... ni siquiera se comporta como crítico
respecto de los pensamientos que valen también para los demás y
circulan como categorías, sino solamente frente a los pensamientos
que son 'puras creaciones de su cerebro' ... P;or lo tanto, no resuelve
1
'

48.A'.::ítadopor Marx, ibid., 61; ES,148-149.


49. Ibid.
50. Hasta qué punto Stimer permanece aquí cercano a los otros neohegelianos
y se lo condena por las mismas razones no sólo se declara explícitamente en los
textos liminares de La ideologíala alemana sino que se vuelve evidente si contrasta-
mos El Único y su propiedadcon La esencia del cristianismo: "En el momento mi smo
en que pensamos -dic e Feuerbach- dependemos del ser exterior; pero en tanto
que pensamos en la actividad del entendimiento en cuanto tal, no dependemo s
de ningún otro ser ... Sólo el entendimiento es el ser que disfruta de todas las co-
sas ... el sujeto absoluto, el ser que ya no puede ser reducido a objeto de otro ser
porque hace de tod os los objetos seres objetivos, predicados de sí mismo, él, que
abarca todas las cosas porque no es nna cosa, libre como es frente a todas las co-
sas" (op. ci.t.,160). Al menos Feuerbach limita ese poder del pensamiento a sus
propios ' objetos; pero dado que todo objeto, comprendido el objeto sensible, toma
su significación de un acto del pensamiento , la extensión que Stim er harí a de los
temas de Feuerbach era inevitable . De ahí que el rechazo por Marx de la preten-
sión de vencer la alienación por un acto del pen samiento alcanzase también a
Feuerbach.

25
Marx II. Unafilosofiade la economia

la categoría de 'patria' sino solamente su opinión personal sobre esa


. categoría, mientras que la categoría general subsiste" 51 •
No obstante, mirado de más cerca, queda claro que Stimer no
sustituyó las categorías y el contenido objetivo de la ideología real
por las representaciones "subjetivas", por los pensamientos febriles
del joven, sino pura y si.tnplemente por los conceptos especulativos
de la filosofía hegeliana. "Y ni siquiera la relación de la conciencia se
comprende de modo exacto, sino sólo en una alteración especulativa.
Es por ello, por otra parte, que todas esas figuras están en una rela-
ción filosófica con el mundo: 'el niño es realista; el joven, idealista'; el
hombre es el conjunto negativo de ambos, en tanto que negatividad
absoluta ... Se revela aquí el secreto de una 'vida hurnana se hace 1
,

evidente aquí que el 'niñd no es más que el disfraz del 'realismd, el


'joven' el disfraz del 'idealismo', el 'hombre' el disfraz de la solución
que se procura para esa 'antinomia filosófica' "52• Tenemos enton-
ces ante nosotros el sentido de la crítica de Marx al "individuo" de
Stimer. Porque ya no se trata de negar que la relación del individuo
con el ser pueda reducirse a la relación consciente de representación
y depender de ella, de lo que se trata es de defender el ser del indi-
viduo contra su reconstrucción dialéctic~ por medio de categorías,
una reconstrucción que, en tanto que ide~l, no puede ser más que la
disolución de ese individuo y de su vida real. Ese 'yo' stirneriano,
11

producto de toda la historia anterior, no es entonces un 'individuo


de carne y hueso' sino una categoría construida según el método
~egelianc1'53 • Es significativo el empeño de Marx por mostrar que
. ~l
. individuú stirneriano se reduce al producto de una construcción-
dialéctica: "Ese Yo, término de una construcción histórica, no es un
'Yo' corpóreo, engendrado de la carne por el hombre y la mujer, sin
necesidad de construcción para existir; es un 'Yo' engendrado del es-
píritu por dos categorías: idealismo y realismo, es una simple existen-
cia ideal" 54 • Tanto más significativo cuanto que Stirner había dado al
Único como un individuo real irreductible al simple producto de uria

51. Costes, VII, 60; ES, 198; cf. también: "Olvida que simplemente ha destruido la
forma fantástica y espectral que los pensamientos de patria, etc., tomaron en el
cerebro del 'joven', pero que aún ni siquiera rozó esos pensamientos en tanto que
expresiones de relaciones reales" (ibíd.,62; ES, 149).
52. lbíd., 64; ES, 150.
53. Ibíd., 180; ES, 219.
54. lbíd., VIII, 5-6; ES, 272.
I:.i -.
26
CapituloVI: Las últimas presuposicíones

génesis conceptual, lo había dado como una existencia absoluta con-


tra la cual se chocan el discurso filosófico y sus pretensiones raciona-
les. "Stimer -dice Marx- se arroga la pretensión de no tener nada que
decir sobre ese Único, por tratarse de un individuo real, imposible de
construir. Pero más bien le ocurre lo que ocurre con la Idea absoluta
de Hegel al final de la Lógica:y con la personalidad absoluta al final
de la Enciclopedia,de las que tampoco se puede decir nada, porque
la construcción contiene todo lo que puede decirse de personalida-
des construidas de ese modo. Hegel lo sabe y no se toma la molestia
de defen~erlo, mientras que Stirner tiene la hiyocresía de pretender
que su 'Unico' es todavía algo diferente del Unico construido, algo
que sin embargo no puede ser dicho, a saber, un individuo real. Esta
apariencia hipócrita desaparece cuando se procede de modo inverso,
determinando al Único como propietario y diciendo del propietario
que tiene por determinación general la categoría de propiedad; y esto
dice no solamente lo que puede decirse del Único, sino también, final-
mente, lo que él es" 55•
¿De qué modo el individuo de Stirner se reduce al espíritu de
Hegel? Stimer simula considerar al individuo en sí mismo, reducido
a sí mismo, atenerse a lo que ese individuo hqce, a lo que deviene, de
modo tal que todo lo que deviene, todo lo que es, es también el re-
sultado de su propia acción, es puesto por el/individuo, encuentra en
él una explicación y un origen absoluto." ¿No es tu acción de cantar
lo que hace de ti un cantante? ... del mismo modo, sólo la producción
espiritual hace de ti un espíritu" 56• Lo que Marx opone a estas decla-
racfones de Stimer es el hecho de que el individuo sólo puede hacer
lo que hace a condición de existir previamente. El individuo se crea
como cantante, pensador, etc., sólo en la medida en que no se crea
a sí mismo. "En el desarrollo de una cualidad , pues, algo se crea de
algo por medio de algo, y en modo alguno se va, como en la Lógica
de Hegel, de nada hacia nada a partir de nada" 57• Es esta presuposición
del individuo-tesis fundamental del pensamiento de Marx- lo que
escamotea la pretendida filosofía del individuo de Stimer, que acor-
dando al individuo el poder de ponerse a sí mismo lo sustituye en
los hechos por ese poder de ponerse a sí mismo absolutamente, por

55. Ibíd., 8-9; ES, 274.


56. Ibid., VII, 99; ES, 172 .
57. Ibíd., 101-102; ES, 173.

27

---
~ ·

1 1
1
1

Marx II. Unafilosofiade la economía

ese poder de autoposición y autocreación que, justamente, no es otra


. cosa que el espírihl hegeliano. "El santo escamoteador supone que el
espíritu produce lo espiritual, para de allí deducir que se próduce a sí
mismo como espíritu .. . Se trata del espíritu que se crea a sí mismo de
la nada; por lo tanto, nada que se crea de la nada como espíritu."58• Si
consideramos entonces a un individuo dado, Szeliga, que se pone a
cantar y a pensar, vemos que Stirner hace del surgimiento de ese can-
to y ese pensamiento una creación absoluta a partir de un individuo
dado a sí mismo, haciendo abstracción de esa donación a sí previa del
individuo y sus poderes, considerando ese surgimiento en sí mismo y
por sí mismo: "San Max tenía que demostrar no que un tú dado, por
consiguiente el Szeliga dado, deviene un ser pensante, hablante, can-
tante cuando comienza a pensar, a hablar, a cantar, sino lo siguiente:
el pensador se crea de la nada comenzando a cantar, etc.; y más aún,
ni siquiera el pensador y el cantante, sino el pensamiento y el canto
en tanto que sujetos se crean de la nada y comienzan a pensar y a
cantar''. A lo cual Marx responde una vez más: "Lejos de 'brotar de
la nada' como 'ser hablante', esa nada que está aquí en la base es algo
muy variado, el verdadero individuo..."59•
Que el individuo,queno se puso a sí mis1(11o
-según la tesis de Marx,
que es también la de Kierkegaard- por el/contrario puede -en el mo-
mento mismo en que hace lo que hace yiexperimenta lo que experi-
menta- caer en la ilusión de llevar a cabo en ese mismo instante la
posición absoluta de lo que así adviene, la autoposición de sí mismo
.. ~n el hacerse y el experimentarse a sí mismo, ello puede verse en este
/ 'pasaje romántico de un artículo publicado en 1842 en la Gacetarena.:
na60, en el que Stirner cree poder aprehender en toda cualidad y en
todo carácter, y como lo que constituye la sustancialidad misma del
individuo, esa fuente absoluta con la cual se pretende identificarlo,
olvidando la pasividad radical respecto de sí mismo que lo constituye
y hace de él justamente un individuo. De esos caracteres., que no son
más que la actualización de las potencialidades que el individuo tiene
en si, Stimer hace "caracteres eternos cuya solidez sólo consiste en el
flujo incesante de una autocreación en todo momento, y que sólo son

I·! ' .
58. Ibíd., 99-100; ES, 172-173.
59. Ibid., 101; ES, 173; subrayado por nosotros.
;¡ 60. Bajo el título "El falso principio de nuestra educación o humanismo y realis-
'.
I mo".

1\·.
' 28

1
·¡
1.·'.
·, - -- -
CapítuloVI: Las últimas presuposiciones

eternos porque se crean a cada instante, porque hacen nacer la actua-


lidad de su aspecto momentáneo de la frescura y la fuerza creadora
de su espíritu, que no se marchitan ni envejecen jamás"'.
Cuando se ha reabsorbido el individuo en el proceso de autoposi-
ción del espíritu, lo que se necesita a continuación es recorrer el cami-
no inverso, explicar cómo de ese proceso puede surgir un individuo
cada vez real y determinado.' También aquí hay que destacar que la
crítica que se hace de Stirner en La ideologíaalemanaretoma de manera
exacta la crítica que se dirigía contra Hegel en el manuscrito del 42.
Comentando las diez tesis por medio de las cuales Stirner demuestra
la existencia del ureino de los espíritus", Marx no tiene problema para
establecer que cada una de ellas se reduce a la afirmación de Hegel
según la cual el espíritu sólo existe por el mundo espiritual en el que
se objetiva61.¿Pero cómo es que en ese proceso universal surgen múl-
tiples individuos? "Y he aquí que la tesis nº 10 introduce súbitamente
un peroy a continuación los espíritus,de los que hasta el momento no
se había hablado" 62•
Lejos de eliminar el concepto de individuo, la doble crítica que se
hace a Stirner - de lo que se trataba era de que el espíritu se crease
11

primero de la nada y extrajese luego de su pr9pio ser los espíritus" 63-


retoma así la crítica al hegelianismo, la pr~hlbición de transponer
pura y simplemente al hombre el proceso de autocreac:ión de lo uni-
versal. Por eso la crítica de Marx se expresa también en el rechazo a
una definicióndelindividuoporla voluntad.Es una definición hegeliana .
parágrafo 47 de los Principiosde lafilosofiadel derecho dice que no
El _:
soy solamente una individualidad inmediata que vive en su cuerpo
orgánico sino que "como per sona poseo tambi én mi vida y mi cuerpo
como cosas extrañas en la medida en que también es mi voluntad .
Sólo poseo esos miembros y mi vida en la medida en que quiero. El
animal no puede mutilarse o matarse, sólo el hombre puede ". Es esta
definición la que retoma Stimer cuando f a propó sito de los conde-
nados a galera, que llevan el cuerpo atado con cadenas, escribe que

61. Cf. por ejemplo la tesis nu 3: "Sólo por medio de un mund o espiritual el es-
píritu ·esrealment e espíritu "; nº7: "El espíritu es el creador de su mundo esp iri-
tual"; nll9: "Sólo es real en unió n con lo espiritu al, su creación" (Costes, VII, 98;
ES, 171).
62. Ibíd., 99; ES, 171; subrayado por Marx.
63. Ibíd., 105; ES, 175.

29
r
l

Marx II. Unafilosofíade la economía

1
'nadie puede e.ncadenar vuestra voluntad ... no hay hechicería que
, pueda encadenar y determinar la voluntad" 64 • La critica de Marx es
doble. En primer lugar rechaza la posibilidad misma de definir la
vida individual por la voluntad, oponiéndose así a la concepción de
la filosofía clásica de un sujeto libre y, al mismo tiempo, a las teorías
políticas que procuran fl:mdar el Estado en el libre consentimiento
de los ciudadanos. En segundo lugar, Marx reprocha a Hegel el sus-
tituir por una voluntad sustancialmente una, universal y absoluta,
esas voluntades particulares cuya confluencia sólo puede asegurarse
a través de la mridad de una perspectiva ideal. "Hegel idealizaba la
representación que los ideólogos políticos se hadan del Estado, partía
de individuos particulares aunque únicamente de la voluntadde esos
individuos. Hegel transforma la voluntad común de esos individuos
en voluntad absoluta., y Jacobo el Simpl~ toma de buena fe esa ideali-
zación de la ideología corno la justa concepción del Estado" 65•
Es cierto que Stirner rechaza el concepto de Estado, lo "absoluto",
y sólo retiene el puro querer del individuo. ¿Por qué, sin embargo,
Marx coloca a Hegel y a Stimer bajo la misma crítica? ¿Por qué el
propio Hegel podía pasar tan fácilmente de las múltiples voluntades
individuales a la voluntad universal? Po~que, como hemos visto, la
voluntad es la representación de un fin, 1~elevación por encima de la
singularidad de la sensación inmediata y,como tal -como apertura
del medio de la representación, de la conciencia y del pensamiento-,
una facultad de lo universal. Esta situación metafísica no sólo es evi-
. ,9.-enteen Hegel: a su vez tampoco Stirner escapa a ella. "Tuvimos la
··enorme dicha de ver a san Sancho realizar la gran hazaña de aniqui- ·
lar el Estado por una simple modificación de la voluntad, que na-
turalmente depende a su vez de la simple volunt _ad" 66 • Querer otra
cosa, plantear otros fines, representarse lo real de otro modo y, por
ejemplo, negar el Estado en lugar de reverenciarlo, evidentemente
nada cambia en lo que es, en la existencia del Estado. La impotencia
de la voluntad es idénticamente la impotencia de la conciencia, del
pensamiento, es la impotencia por principio del medio ontológico
de la irrealidad. La críticadel conceptostirnerianode individuorepitela
crítica
...
de la ideología.Marx se dio el gusto de poner en evidencia la

64. Ibíd., VIII, 184; ES, 379.


,.,
"'
¡ , :: 65. Ibíd., 191; ES, 383; subrayado por Marx.
66. Ibíd., 166; ES, 368.

30
F

CapítuloVI: Las últimas presuposiciones

impotencia del individuo en tantoquequiere,es decir en tanto que se


representa otra cosa que la realidad y necesariamente choca con ella.
Por ejemplo, Stimer "produce ... la apariencia de que la situación del
individuo frente al dinero y a la potencia que éste representa depende
pura y simplemente de su voluntad ... " 67, pero -y es el primer análisis
de la crisis financiera en la qbra de Marx- lo que caracteriza a esa
crisis es el derrumbamiento :de todos los poderes del individuo o de
sus productos, de las mercancías mismas, frente al dinero. "La crisis
se instituye precisamente cuando ya no se puede pagar con un 'bien'
sino que se debe pagar con dinero. Y no porque el dinero falte ... sino
porque queda plasmada la diferencia específica entre el dinero -mer-
cancía universal, 'propiedad móvil y circulante' - y todas las otras
mercancías particulares, que repentinamente dejan de ser propiedad
móvil" 68• O también: Stimer "quiere... colocar la competencia entre las
personas en lugar de la competencia entre las cosas" 69, y de este modo
no hace más que imaginar un orden diferente del que existe, ponien-
do el "postulado moral de que la competencia y las condiciones de las
que depende tienen otros efectos que sus efectos inevitables" 70 •
¿En qué es impotente la voluntad individual? Es impotente en
tanto que voluntad, no en tanto que indivi9ual. Lo que se opone a
la voluntad, la realidad contra la cual se hate añicos, es la realidad
misma del individuo . "La vida material d~ los individuos, que no
depende en lo absoluto de su propia voluntad ... " 71• Lejos de identifi-
carse con una crítica del individuo, la crítica de la voluntad conduce
a la _disociación radical de sus respectivos conceptos , repite la deter-
mihación del individuo como lo que constituye la realidad misma.
He ahí por qué el individuo y la voluntad se oponen: como se oponen
la realidad y la irrealidad . He ahí por qué Marx llama a la voluntad
"voluntad idealista " 72, en tanto que está separada , es independiente
y es impotente respecto de lo real. Esa voluntad es lo que Marx tam-
bién llama ºvoluntad libre" , a saber "la voluntad separada de su base

67. Ibíd., IX, 19; ES, 436.


68. Ibíd,, 20; ES,436.
69. Ibid;, VIII, 290-291; ES, 412.
70. Ibid., 292¡ ES, 412.
71. Ibíd., 157; ES, 362.
72. Ibíd.

31
Marx II. Unafilosofiade la economía

real" 73 • Pero la voluntad nunca es libre, nunca está separada de su


,base real., y por eso nunca es totalmente impotente. Aquí se iluminan
·mutuamente las concepciones que Marx tiene de la libertad, la volun-
tad., el individuo y, en un notable reenvío, el Estado. Mientras que la
voluntad libre, la voluntad absoluta que sólo se funda en sí misma,
no es más que simple veleidad stimeriana -el poder de crear todo y
cualquier cosa sin cambiar nada en la realidad-, la voluntad efectiva,
por su parte, es siempre una voluntad fundada. Fundada en la vida
del individuo, en su existencia real, en sus necesidades. Porque la
voluntad es fundada, puede fundar. La voluntad es lo que funda al
Estado, sin embargo no la voluntad que decide por sí misma lo que
quiere, la voluntad metafísica , fuente absoluta de las determinaciones
que ella postula, la voluntad en tanto que tal o, como dice Marx, una
"voluntad general independiente en sí 1174, sino la voluntad de los indi-
. viduos.,una voluntad determinada por las modalidades concretas de
la vida en ellos y que quiere lo que esa vida quiere.
Consideremos la voluntad de suprimir la competencia. No pro-
viene de la voluntad, sino que nace de las condiciones determinadas
de la existencia concreta. ''Una vez que las condiciones estuvieron
suficientemente desarrolladas para prodµcirla, el ideólogo puede
representarse esa voluntad como puram~nte arbitraria y, por con-
siguiente, susceptible de ser 'querida ' en ,•cualquier
' momento y bajo
cualquier circunstancia" • La ideologíaalemanadice muy claramente
75

que la voluntad de los individuos -es decir., esos individuos mismos


. c9mo esencialmente determinados por su praxis real y que no hacen:
:fuás que expresar por su 'voluntad ' las exigencias de esa praxis, el ·
conjunto de sus intereses vitales- funda el Estado . "El Estado es la
;I,I·¡ forma en la cual los individuos de una clase dominante hacen valer
1
·'. sus intereses comunes y en la que se resume toda la sociedad bur-
guesa de una época, de lo cual se sigue que todas las institucion es
comunes pasan por la intermediación del Estado y reciben una form a
politica" 76• Más explícitamente aún: "Los individuos que dominan
en esas condiciones están obligados - abstracción hecha de que su
potencia debe constituirse en Estado- a dar una expresión general

73. Ibíd., VI, 247; ES, 106.


74. Ibíd., VIll, 159; ES, 363.
75. Ibíd., 158; ES, 363 .
76. Ibíd., VI, 247; ES, 106.

32

! '.,
CapítuloVI:Las últimas presuposiciones

a su voluntaddeterminada por esascondiciones precisas,bajo la forma


de voluntad del Estado, de ley, expresión cuyo contenido está siem-
pre dado por sus condiciones de clase ... Así como el hecho de que
sus cuerpos tienen peso no depende de su voluntad idealista, de su
abstracción, tampoco depende de ella el que impongan su propia
.voluntad bajo la forma de: ley y la pongan al mismo tiempo como
independiente de la arbitrariedad personal de cada uno. Su domina-
ción personal debe constituirse al mismo tiempo como dominación
media. Su potencia personal se basa en condiciones de existencia que
se desarrollan en común a muchos y que, en tanto que dominantes,
necesitan hacer prevalecer contra otros modos de vida al mismo
tiempo que imponerlas como válidas para todos. La expresión de
esta voluntad condicionada por sus intereses comunes es la ley" 77• El
propio Marx aporta la conclusión de este texto esencial, que confirma
1a teoría de la genealogía de las clases al mismo tiempo que la teoría
de la genealogía del Estado político a partir de esas mismas clases, y
circunscribe de modo riguroso el estatuto de la "voluntad general"
en su relación no con voluntades individuales sino con los individuos
reales que la fundan: "Por lo tanto, no es que el Estado exista por
la volW1tad dominante, sino que el Estado ,que resulta de las condi-
ciones de existencia materiales de los indh {iduos tiene igualmente la
forma de una voluntad dominante" 78• De ,modo no menos explícito
se dice que la voluntad es justamente la voluntad de lós individuos,
está fundada en ellos y con ellos se modifica. "En caso de pérdida de
la dominación, lo que se modifica no es solamente la voluntad sino la
·e~1SteI1;ciay la vida material de los individuos, y la voluntad sólo se
modifica a causa de ello" 79• Lo que Marx rechaza como ilusión ideo-
lógica es la voluntad que no se fundada en la existencia individual, la
voluntad pura o "soberana" vinculada a los conceptos ideológicos de
historia y derecho. Vinculada al concepto ideológico de derecho, que
pretende fundar el derecho en la voluntad pura 80• Al concepto ideoló-

77. lbíd., VIII, 157-158;ES,362; subrayado por nosotros.


78. Ibíd., 159; ES,363.
79. ~íp.
·so. "Los mismos visionarios que ven en el derecho y la ley la dominación de una
voluntad general independiente en sí, pueden ver en el delito la violación del de-
recho y de la ley" (ibíd., 159; ES, 363). Y también, a propósito de la propiedad:
"La naturale za de esa propiedad sólo puede ser aprehendida por medio de un
análisis crítico de la economía política que abarque el conjunto de esas relaciones

33

.__
Marx II. Unafilosofiade la economía

gico de historia, que pretende reducirla a la historia de la legislación,


• como si la organización de la vida de los hombres pudiese depender
de estructuras ideales puestas ellas mismas por una voluntad pura,
como si por consiguiente se pudiese decidirsobre esa organización .
Aquellos que, como Federico Guillermo IV, comparten esa ilusión,
no podrán realizar por medio de ordenanzas más que caprichos II

absolutamente inofensivos", chocarán u contra ese no sé qué denso"


del mundo. "El estudio de la legislación ... mostrará a qué llegaban
los soberanos cuando se figuraban poder hacer lo que sea por su sola
'voluntad soberana', es decir, por el mero hecho de quererlo" 81•
La disociación radical entre los conceptos de voluntad e individuo
vuelve vana la pretensión de eliminar a este último de la problemá-
tica de Marx en favor de una crítica de las u voluntades particulares".
Comentando la carta a Bloch del 21 de septiembre de 1890,en la que
Engels se esfuerza en establecer, con ayuda del modelo físico del pa-
ralelogramo de fuerzas, la utrascendencia de la resultante" respecto
de las múltiples voluntades particulares que concurren a su produc-
ción, Althusser no ve en ese proyecto más que un pseudoproblema
de la ideología burguesa, la tentativa de "reencontrar el mundo de
la historia a partir de principios (el homq reconomicus y sus avata-
res políticos y filosóficos) que, lejos de ~r principios de explicación
científica, eran por el contrario y simple'mente la proyección de su .
propia imagen del mundo" 82 • ¿De dónde parte esa ideología clásica,
ya se trate de Locke, Rousseau, Helvetius, d'Holbach, Smith, Ricardo,
¡.te.-pregunta Althusser-, sino de esas famosas voluntades indivi-
II

..duales _que no son en modo alguno el punto de partida de la realidad ·


sino el punto de partida para una representación de la realidad, para
un mito destinado a fundar ... los objetivos de la burguesía" 83? Si la
1 voluntad individual pertenece a la esfera de la representación y no
1. puede aspirar a definir la realidad ni a cumplir con respecto a ella
1
1
el papel de un principio constitutivo, pretender extraer de la crítica
., de su concepto la eliminación pura y simple del individuo mismo es

de propiedad, no en su expresión jurídica o de relaciones de voluntad sino en su


l.:
'. forma real ... " (Pl, 1, 1953).
81. Costes,VIII, 160; ES, 364.
82. PourMarx, ap.cit., 127 (existe publi cación en castellano: La revoluciónteóricade
I: Marx,Siglo XXI, México, 196.
I,.
':
1: 1 83. Ibíd., 125.

34
F

Capítulov'I: Las últimas presuposiciones

una mistificación grosera. Haciendo a un lado las determinaciones


ideales, la crítica de la voluntad nos lleva por el contrario a la vida
material de los individuos, a lo que Marx comprende justamente
como la realidad.
La crítica de la voluntad individual confluye entonces con la
crítica que Marx dirigió contra el concepto de conciencia y la repi-
te explícitamente: nos prohíbedefiniral individuopor su representación .
Por eso la crítica de la representación -ya se trate de la voluntad, de
la conciencia, del pensamiento-- no puede significar una crítica del
individuo sin caer en el absurdo. Ese es, sin embargo, el sofisma que
comete por su parte Ranciere. La realidad se define por un sistema
económico cuya forma fenoménica no es más que la inversión de sus
determinaciones estructurales internas, que son las determinaciones
de la producción. En lugar de comprender, junto con Marx, al indi-
viduo como fundamento de esa producción, cuyas "determinaciones
estructurales internas" sólo se explican a partir de ese individuo y de
las determinaciones esenciales de su vida fenomenológica concreta
-tiempo de trabajo, necesidades, etc.-, de manera absurda se reduce
el individuo a uria representación de ese sistema o, más precisamen-
te, de la apariencia invertida que ese sistem\3-ofrece a la conciencia.
Mientras que todo el esfuerzo filosófico de !vfarx apuntó a sustituir
el concepto ideológico tradicional del indivi~uo definido por su con-
ciencia -es decir, por el modo en que se representa las cosas- por el
concepto de individuo real definido por su praxis -el individuo como
pn¡9-uctor y consumidor- el estructuralismo, en su voluntad de "eva-
cuar el sujeto", lleva a cabo la sustiht.ción inversa. El que produce los
bienes materiales y a la vez su valor ya no es el agente de la produc-
ción, como repetirá Marx a lo largo de todo El Capital,sino una simple
representación del sistema, representación que ese sistema determi-
na. "El agente de la producción-dice Ranciere- ... interviene aquí no
como sujeto constituyente sino como sujeto de percepción" 84 • Dado
que la problemática inaugurada por Marx se pierde completamente
de vista y el agente de la producción ya no es más que un pensamien-
to, de lo que se trata, en efecto, es de saber si es un pensamiento autó-

84. Lire· le Capital, op. cit., 1, 105. [Existe publicaci ón en castellano , que incluye so-
lamente los textos de L. Althusser y E. Baliba r, y por lo tanto deja afu era, entre
otros, el de Ranci.ere: Paraleerel capital,Siglo XXI, México, 1969. En cuanto al tex-
to de Ranciere , llevaba por título "El concepto de crítica y la crítica de la econo-
mía política desde los Manuscritos del 44 al Capital" (N. del T.)]

35
~
1
1

Marx II. Unafilosofíade laeconom{a

nomo, una conciencia adecuada, un sujeto constituyente, es decir, una


. representación que deternúna por sí misma aquello que representa o
· si, por el contrario y al modo empirista, esa representación no es más
que un efecto. Se reintroduce la problemática clásica del "sujetd' en
el momento mismo en que se cree haberlo excluido. Que el agente de
la producción reducido a la condición de sujeto de representación sea
un sujeto de percepción y·ya no un sujeto constituyente no depende
solamente de su "área de emplazamiento" en el sistema., del hecho de
que percibe necesariamente las cosas desde su punto de vista relativo
(reconocemos allí otro subproducto de las tesis más difundidas de la
filosofía clásica). Resulta., más esencialmente, del hecho de que en la
producción capitalista el "movimiento aparente", la "conexión entre
las cosas", es lo inverso de la "conexión interna"., del "movimiento
real". En todo caso.,el individuo no es otra cosa que la conciencia de
esa apariencia., que una representación falaz. ¡El productor en quien
Marx veía el principio del sistema económico se reduce a una ilu-
sión! "El contenido esencial de la función de sujeto consistirá en el
ser-mistificado" 85•
Es significativo el hecho de que esa extraña demostración no se
hace a propósito del productor propiame11te dicho.,el obrero, sino del
capitalista. Tampoco se trata de lo que é~te hace., que por lo demás
sólo es inteligible a partir de lo que hare el obrero (el capitalista es
justamente el que hace trabajar al otro, su ser se define por su hacer,
que como tal sostiene una relación con el hacer por excelencia.,el de la
:i. praxis real). Después de reducir el productor al capitalista, Rancieré
· reduce este último a su conciencia como conciencia de la apariencia. ·
.1· "El sujeto capitalista en tanto que sujeto de percepción toma concien-
1
cia de ciertas relaciones presentadas por el movimiento aparente" 86•
:¡t
'
, 'l

Ahora bien, lo cierto es que Marx aportó la teoría de esa representación
ilusoria, por ejemplo a propósito de la idea que se hacen los capita-
i listas sobre el origen de la ganancia media. Ya veremos que la tasa de
ganancia de las diferentes ramas de la producción tiende a igualarse

85. Líre le Capital,op.cit., I, 164. Texto que retoma al de J.A. Miller: uEn el sistema
estructural en que se articula de modo especifico la producción , el área de empla-
zanúento del sujeto -en tanto se sostiene en el nivel de lo actual, es decir, en tanto
¡
que la estructura le concede la percepción de su estado [sic]... velándole la de su
¡I sistema- se define como ilusión" (citado por Ranciere, ibíd., 156)¡ [Randere cita
aquí el artículo de kA. Miller "Fonction de la formation théorique", en Cahiers
.:1 marxistes-léninistes,nº 1 (N. del T.)J.
i ¡' 86. Lírele Capital,op.cit., I, 168.
1: ·.;

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r

CapítuloVI: Lasúltimas presuposiciones

en una tasa de ganancia media, por efecto de cierta cantidad de fenó-


menos cuyo análisis daremos más adelante 87• Todos estos fenómenos
-que tienen lugar en el plano de la competencia y del movimiento de
capitales- se ofrecen a la conciencia del capitalista, que llega así a la
idea misma de ganancia media, es decir, a "la idea de que capitales
de igual magnitud deben nec,esariamente reportar ganancias iguales
en lapsos de tiempo idénticos" 88• El capitalista -dice Marx- se ubica
en esa perspectiva, considera toda circunstancia que haga que un ca-
pital invertido sea más o menos rentable que otro como una razón
de compensación y, por ejemplo, a través de un alza de los precios
se indemnizará de la parte de ganancia media que se le escaparía. La
ilusión del capitalista -que concierne a su representación de las cosas,
es decir, también, a la interpretación que se da a sí mismo respecto de
lo que hace- es creer que esas razones de compensación, que sólo sir-
ven para igualar su participación en el conjunto del plusvalor, "crean
la gananciamisma"89• El capitalista atribuye así a su propia acción el
origen de la ganancia, "llega a tomarse -dice Ranciere- por un sujeto
constituyente. Cree encontrar en las Erscheinungenlos resultados de
su actividad constituyente" 9º. De este modo pierde de vista el fenó-
meno esencíal que todo el análisis de Marx va a establecer, a saber,
que la ganancia no proviene de esas razon~s de compensación del
plusvalor mismo. ·
¿Pero qué se ha hecho al denunciar la ilusión del capitalista? ¿Se
ha eliminado al individuo? Esa es la ilusión, y esta vez ya no del ca-
pit*ista sino del propio Ranciere. Mientras que la crítica de la ga-
nancia media no es más que un fragmento del análisis esencial de la
economía por el cual Marx reduce la ganancia a una simple forma
de plusvalor, y éste a los individuos reales que lo producen en el
sobretrabajo que caracteriza de modo específico su praxis efectiva,
se nos quiere hacer creer, por el contrario, que la representación im-
propia de esos fenómenos fundamentales alcanza en definitiva para
borrarlos. Se identifica al capitalista con la conciencia ilusoria. "En ese
modo en que el sujeto se pone como constituyente vemos coronarse la

87. Al respecto , d. infra,cap. xi, p. 397 y siguien tes.


88. El Capital, III, 1, 223 .
89. Ibíd.,224 .
90. Lirele Capital,op.cit., I, 168.

37
Marx II. Unafilosofía de la economía

mistificación
quehabíamos
señaladocomoconstitutivadesu ser1'91• Una vez
que se ha identificado al sujeto con una mistificación, la disipación de
ésta es la disolución de aquél. Se reduce el agente de la producción
a su conciencia, mientras que Marx lo había definido por oposición
a esa conciencia. La pretendida expulsión del individuo fuera de la
.problemática no es más q'lle la consecuencia del concepto ideológico
de individuo y su aplicación ciega.
Es ese concepto ideológico de individuo -y no el individuo real-
lo que Marx rechaza cuando pone en cuestión la representación que
podíatenersedel individuo en el sigloxv111,a saber, la de un individuo
aislado, "libre de lazos naturales" y a partir del cual se podría recons-
truir la sociedad civil y la sociedad política. "El cazador y el pescador
aislados, esos ejemplares únicos de los que parten Smith y Ricardo,
.forman parte de esas ficciones del siglo xvnr carentes de vuelo, de
esas robinsonadas .. ."n. No es difícil mostrar que, por el contrario, los
11
individuos han vivido y producido siempre en grupo, en un princi-
pio y de manera natural, en la familia y el clan, que no es más que una
familia extendida; más tarde, en comunidades de formas diversas,
surgidas del antagonismo y la fusión de clanes" 93• Esta verdad resulta
más evidente cuanto más atrás nos remontamos en las sociedades
pasadas. "Cuanto más nos remontamos en;'la historia , tanto más el in-
dividuo -y, por consiguiente, el individuo productor- aparece como
un elemento dependiente , parte de un conjunto mayor "94 • De allí a
creer que el individuo es una invención reciente, que apareció en el
~lo xvn1 por ejemplo, y que antes sólo existen totalidades de las que
·aún no emerge el individuó como tal, hay sólo un paso. Ciertamente, ·
esa emergencia del individuo -correlativa de la desagregación de la
totalidad en la que está inmerso primitivamente- puede ser situada
•!
'! .
antes en la historia. Hegel la interpreta como el advenimiento del
cristianismo con la declinación de la Ciudad antigua. En todo caso,
el individuo viene después, las sociedades más primitivas ignoran
:¡,·
su concepto y sería absurdo querer comprenderlas a partir de él, que
justamente no cumple en ellas papel alguno .

. 91. Ibíd., subrayado por nosotro s.


92. Pl, I, 235.
93. Ibid., 236.
94. Ibíd.

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CapituloVI: Las últimas presuposiciones

Sin embargo, más absurda es la idea de que el individuo real


se;presenta recién en el siglo XVIII, o en el momento de la caída del
Irriperio romano, o aun en Grecia. Únicamente a la idea de individuo
se le puedeasignarunafechadenacimientoen la historia,y de ningún modo
a los individuosmismos,con los cualescomienzala historia,comomostróel
materialismohistórico."Indivic;Iuosque producen en sociedad -dice el
texto que comentamos- ... ese es naturalmente el punto de partida "95 •
Marx reafirma que el "individuo'' nacido en el siglo XVIII sólo es, por
el contrario, una representación del individuo -y, más aún, una re-
presentación determinada, determinado modo de comprenderlo y
de pensarlo, precisamente un concepto, una idea- cuando evoca "la
época que ve nacer esta concepción,esta ideade un individuoen singu-
lar.. ." 96 • Lejos de poder reabsorber en sí al individuo real (como si éste
sólo comenzara a existir cuando toma conciencia de sí mismo como
individuo) la representación del individuo sólo es posible, precisa-
mente, cuando la vida real de los individuos ha llegado a cierto grado
de evolución. Es por ello que nunca es esa representación cualquiera ,
sino siempre una representación determinada por el modo de vida
en el que se basa. La "idea del individuo en singular" no solamente
es falsa, no solamente es una "robinsonada" . De acuerdo con la teo-
ría general de la ideología, es una idea verdidera, es el decir de una
sociedad en la que el individuo se ha despr~dido de las formas tra-
dicionales de su actividad y ya no considera esas formas, o las nuevas
formas que las sucedieron, más que como algo ajeno a él, como un
medio al servicio de su interés propio. '1 Ese individuo del siglo XVIII
es-·f5roducto, por un lado, de la disolución de las formas de sociedad
feudal, por otro lado de las nuevas fuerzas productivas surgidas des-
de el siglo xv1. . . Recién en el siglo xv111, en la 'sociedad burguesa', las
diferentes formas de conexión social se presentan al individuo como
un simple medio para alcanzar sus fines personales, como una necesi-
dad exterior" 97• Una vez más, sería absurdo creer que el papel efectivo
del individuo, por ejemplo en la producción, comienza recién en el
momento histórico en que él se representa como tal, en que su modo
de actividad permite la formación de esa representación. Es como
si dijésemos que las pirárrúdes se construyeron solas, bajo pretexto

95. Ibíd., 235 .


96. Ibúi., 236; subrayado por nosotros .
97. Ibíd.

39
r
il

Marx II. Unafilosoftade la economía

de que en el antiguo Egipto el concepto de individuo no ha nacido


todavía. La crítica de las robinsonadas se sitúa por completo en el
plano de la representación, y como tal carece de toda relación con
una problemática del individuo, cuya realidad, por el contrario, está
presupuesta en todo concepto posible de individuo y precisamente
como lo que lo funda cada vez.
Entre todos los contrasentidos que vinieron a recubrir y falsificar
la teoría del .individuo de Marx, señalemos el que se origina a partir
de la crítica de la propiedad privada. En efecto, se ha interpretado esta
crítica como la crítica del individualismo y finalmente del concepto
mismo de individuo. Ahora bien, Marx no solamente había disociado
ambas críticas, sino que incluso las había opuesto, haciendode la crítica
de la propiedadprivadaun análisisesencialdel ser realdel individuo,y de
ésteel criterioy motivode la críticade lapropiedad.Esta doble problemá-
tica interviene en la polémica contra Stirner, pero concierne en primer
lugar a Destutt de Tracy, quien en su Tratadode la voluntadhabía pre-
tendido fundar la propiedad sobre la existencia misma del individuo.
"La naturaleza -decía Tracy, y Marx lo cita98- ha dotado al hombre
de una propiedad inevitable e inalienable, la de su individuo" , el cual
"ve perfectamente que ese yo es propietatio exclusivo del cuerpo que
anima, de los órganos que mueve, de to4as sus facultades, de todas
sus fuerzas", de suerte que, concluye Tracy, todo cuestionamiento de
la idea misma de propiedad privada deviene absurda. "Por lo tanto
es inútil discutir si no sería mejor que nada nos fuese propio. En cual-
,.._.quier
caso, es preguntarse si no sería deseable que fuésemos complé-
. tamente distintos a como somos, e incluso indagar si no sería mejor
que no seamos en lo absoluto". Es sumamente notable el hecho de
que la crítica de Marx no se limita a reprochar a Tracy, como a Stirner,
el juego de palabras por el cual se pasa de aquello que es propio al in-
dividuo -a saber, su ser mismo, su fuerza, su cuerpo- a la propiedad
como estructura social históricamente determinada. Lo que subraya
el análisis de Marxes la heterogeneidad ontológica radical de las rea-
l. lidades que se subsumen bajo un mismo concepto: "propio'', "propie-
dad", (Eigenschaft,Eigentum),etc. Esta heterogeneidad adquiere un
sentido decisivo cuando queda claro que no es sino una heteroge-
1:
: •• 1 m~:idadentre las propiedades metafísicas del individuo, por un lado
la esencia individual , por otro lado su determinación económica y

98. Costes,VII, 240; ES, 260-261.

40
r

Capítulov'I: Las últimas presuposiciones

social como propietario ya no de sí mismo sino de un bien económico.


En tanto que propietario de un bien económico, más exactamente de
urt bien producido por el trabajo de otro -Marx considera la sociedad
del siglo xix-, el individuo no es otra cosa que un burgués. La hetero-
geneidadentre la metafísicadel individuoy sus determinaciones económi-
co-sociales significaentoncesla iptposibilidad
dedefinira un individuocomo
"burgués".Es esta imposibilidad lo que Marx opone abruptamente
a quien pone la propiedad privada como condición de la existencia
individual, a Tracy, que "se esfuerza por demostrar que propiedad,
individualidad y personalidad son idénticas" 99, y finalmente a todos
los que profesan una definición económica del individuo. "Cuando el
burgués de espíritu estrecho dice al comunista: 'suprimiendo la pro-
piedad, es decir mi existencia como capitalista ... y su existencia como
obrero, usted suprime mi individualidad y la suya ... me pone en la
imposibilidad de existir como individuo ... suprimiendo mi existencia
como burgués usted suprime mi existencia como individuo', cuando
se identificaasí comoburguésconsigomisnw comoindividuo,es necesa-
rio reconocer al menos su franqueza e impudicia. Para el burgués es
realmente el caso, sólo se considera individuo en tanto que burgués.
Pero cuando los teóricos de la burguesía inte;vienen y dan a esa tesis
una expresión general, e identifican también ~n la teoría la propiedad
del burgués con la individualidad 100 y quieren justificar de manera
lógica esa identificación, el absurdo se vuelve cada vez más solemne
y sagrado" 1º1.
),Por qué es absurdo identificar individualidad y propiedad? ¿En
qúé consiste la diferencia que se instituye entre ellas y las distribuye
como dos realidades que no pueden coincidir? La respuesta de Marx
se sitúa en el plano de la ontología. El individuo es lo que no puede
ser separado de sí. Esta imposibilidad no sólo califica los contenidos
inherentes al individuo como contenidos "propios" en el sentido me-
tafísico, sino que, por sobre todo, constituye en tanto que tal -com o
imposibilidad por principio de separarse de sí, como inmanencia
radical de la subjetividad- la individualidad misma, la ipseidad del
yo. Justamente, ese no es el caso de la propiedad privada. Lo que la

99. Ibíd .
100. Es, recordémoslo , la tesis de Hegel , para quien la propiedad es la objetiv a-
ción y, como tal, la realización d e la individualidad .
101. Ibíd., 241; ES, 261; subrayado por no sotros .

41
Marx II. Unafilosofíade la economía

caracteriza es·que el yo puede deshacerse de ella. Una vez más, hay


que comprender qué significa esta posibilidad: en modo alguno que
la propiedad primero haya estado ligada al yo, que primero le haya
pertenecido a éste como una determinación propia, idéntica a su ser,
y que luego se ha separado de él. La propiedad nunca ha sido idéntica
al individuo ni puede serlo, y es por eso que "puede" separarse de él,
porque no pertenece a la esfera de lo quenopuedesepararse delindividuo
y que, corno tal, constituye la individualidad misma. En eso consiste
la heterogeneidad entre la propiedad y la individualidad. Marx dice
en un deslumbrante resumen: "En realidad sólo tengo propiedad pri-
vada en tanto que tengo algo de lo que deshacerme, mientras que en
modo alguno puedo deshacerme de mi personalidad" 102• Marx puso
de manifiesto esta heterogeneidad entre individualidad y propiedad
a propósito del dinero, que representa la forma más general de la pro-
piedad privada. Mientras que las determinaciones individuales sólo
son tales sobre el fondo de su pertenencia metafísica al individuo,
i
en tanto que no pueden separarse de él, el dinero pretende hacer lo
contrario y conferir a los individuos desde el exterior las propiedades
1
. :.
L
que contradicen su ser real. "Shakespeare ya sabía mejor que nues-
tros teóricos pequeñoburg1,1eses hasta q-qé punto el dinero, la forma
más general de propiedad, poco tiene que ver con la personalidad
I' individual y hasta se opone directamente a ella: 'vuelve blanco lo ne-
gro, bello lo feo, justo lo injusto, noble lo vil, joven al viejo, valiente
al cobarde' " 103• Finalmente, Marx procura hacer aparecer el carácter
radical de su demostración por medio del absurdo y establecer así
/ 'oe modo definitivo la irreductibilidad de la individualidad a las
determinaciones económico-sociales que tienen su expresión última
en la propiedad privada. Si la propiedad hace la individualidad, los
que nada poseen no existen, al menos a título de individuos. "Según
Destutt de Tracy, la mayoría de los hombres, los proletarios, deberían
haber perdido su individualidad hace mucho tiempo" 104 .

102. Ibíd., 242-243; ES,262.


103. Ibíd., 243-244; ES, 262; al respecto, cf. infra, cap . vm, p. 215 y subsiguientes.
[el fragmento de Shakespeare corresponde a un parlamento de Timón, en Timón
deAtenas, acto 1v (N. del T.)]
104. Ibíd.,244; ES, 263. El hecho de que la crítica de la propiedad privada no está
;·\. dirigid a contra la individualidad sino que, por el contrario, se motiva en ella, que-
(i da establecido tambiéi\ desde el 44, en la crítica del comunismo vulgar, al cual no
'1
1•1··
,¡: se le reprocha el querer suprimir el reino de la propiedad privada sino el procurar
extenderlo a todo. "La dominación de la propiedad privada materi al es tan grande

42

-' ·,·•.-- - - - - - --- - - - - -


r
CapítuloVI: Lasúltimaspresuposiciones

211 Lavidainmanente.
La segunda presuposición del análisis económico de Marx es la _vida .
Se trata por lo tanto de una vida monádica. Esto es lo que diferencia
el pensamiento de Marx del romanticismo alemán y hace que, lejos
poder ubicarse en su prolongación , se oponga directamente al mis-
mo. La vida ya no es -como para Herder, Goethe, Schelling, Holderin,
Novalis y el joven Hegel- la totalidad, el a1ma del mundo, la esencia
fluida que atraviesa a todos los seres vivientes, que está presente en
cada uno pero como lo que los sobrepasa infinitamente. El individuo
mismo es la totalidad, esa vida es su vida y no la potencia universal
en la que va a abolirse. Que la vida sea y pueda ser la vida del in-
dividuo resulta de la naturaleza misma de la subjetividad tal como
la comprende Marx. Mientras que en Hegel el proceso dialéctico de
la vida sólo llega al saber de sí en la negación que ese saber mismo
constituye, y que es idénticamente la esencia de la subjetividad y de la
conciencia -de suerte que la existencia humana, que es el saber de la
vida, existe en otro lado que en esa vida, por encima de ella, está sepa-
rado de ella y, como negación de la vida, es también la conciencia de
la muerte, de suerte que, como dice Hegel, "la conciencia de la vida

frente a él, que él quiere aniquilar todo aquello que , ~'n tanto que propiedad pri va-
da, no es susceptible de ser poseído por todos" (Manuscritos del 44, 85). De allí su
apología de la "comunidad de las mujeres, donde la mujer deviene entonces una
propiedad colectiva y común". Ahora bien , a ojos de Marx esa dominación de la
propiedad no es otra cosa, justamente, que la negación de la individualidad . ."Ese
codrtmismo, al negar por doquier la individualidad del hombre , es precisamente la
expresión lógica de la propiedad privada , que es esa negación " (ibf.d.).Siempre en
nombre del individuo, en los mismos textos del 44 se condena la propiedad priva-
da cuando se muestra que la misma reduce al hombre al único sentido del tener, es
decir, reduce la subjetividad a una sola intencionalidad , constituyendo así, en ese
sentido muy preciso, su "alienación " . Agreguemo s que, en el Manifiesto delpartido
comunista,en respuesta a los ataques de que eran objeto los comunistas , Marx se
posicionó claramente sobre el problema de la propiedad pri va da indicando qu e de
ningún modo rechazaba la apropiación por el individuo de los bienes sociales sino,
muy por el contrario, sólo los del trabajo ajeno. "El comunismo no quita a nadie el
poder de apropiarse de los productos sociales; sólo retira el poder de adueñars e,
por esa apropiación , del trabajo de otro" (Pl, L 177). Por lo tanto se pone de m ani-
fiesto inequívocament e qu e el posici onamiento de Marx frente a la propiedad pri-
vada e~tá detenninado úni cament e por la cuestión central de la individualidad , ya
que la propiedad se justifica o se condena según se pre sen te como la expresión de
la individualidad y como el producto de su traba jo o, por el contrario, como lo que
le arranca ese producto al indi viduo . La propiedad que se condena es la que La
ideologíaalemanadefinía como la "disposición de la fuer za de trabajo de otro " (Cos-
tes,VI, 172; ES, 61).

43
r
1

Marx II. Unafilosofiade la economía

es la conciencia de la desgracia de la vida" 105-, Marx interpreta de en-


trada que la subjetividad tiene su esencia en una inmanencia radical.
La vida ya no lleva en sí la negación., ya no es el proceso universal
interior a los individuos pero justamente como su negación, como
lo que los expulsa de ese proceso., la "omnipresencia de lo simple en
la multiplicidad exterio:r"106• Del mismo modo, la conciencia ya no
se añade al ser viviente como una nueva negación, como la apertura
de la objetividad en la cual se opondría a sí mismo a título de objeto.
O, más aún, se ha dejado de identificar la subjetividad con la negati-
vidad de la conciencia, la exterioridad ya no constituye el medio de
la existencia, el individuoya no es sobrepasado y abandonado por su pro-
pia manifestación. Más bien esa manifestación reside en él mismo, de
modo tal que ese II en él mismo" como inmanencia radical de la vida,
como su experimentarse a sí mismo y como su sí, es idénticamente
la ipseidad de un individuo. Un mismo concepto de la subjetividad
hace de ella la vida y una vida monádica.
La presuposición de una subjetividad radicalmente irunanente y
que, como tal, es idéntica a la vida -en lugar de ser su negación-,
encontraba su primera formulación en el manuscrito del 42, donde
.¡ reviste el aspecto de una problemática de;las relaciones entre forma y
contenido. Como hemos visto, a lo largo !de toda la crítica del Estado
se afirma la prohibición de separar forilna y contenido, de instituir
en el seno de la vida una escisión y precisamente una negación, de
romper la unidad de su inmanencia radical. La esencia política es esa
~forma separada del contenido real de la vida. Éste, en consecuencia,
' ya no es más que un contenido muerto y opaco que permite que se
despliegue, más allá de él y como dimensión vacía, la esencia lumi-
nosa de la exterioridad fenomenológica. Marx no cesó de rechazar,
1 Í en todos los niveles de su análisis, esa oposición entre una forma
1: vacía y un contenido muerto, oposición que se manifiesta de modo
{
1
patente en el microcosmos de la burocracia. Lo que caracteriza a la

1
burocracia, justamente, es su pretensión de pasar por sobre la vida, de
prescribirle fines ajenos a su teleología inmanente, de tratar a esa vida
como objeto de una actividad que ya no es su propia actividad sino la
':
actividad de la burocracia. De este modo la burocracia se convertía en

·'· el espíritu de la vida, mientras que la vida no era más que el conteni-

IL 105. Fenomenologíadel espíritu,op_.


cit., I, 178.
(i
·¡:
106. !bid.

i'
44
.j:·..
l!;·
1. ¡

1 :{.
!1 __ . __ _ _
r
CapítuloVI: Las últimas presuposiciones

do umaterial de ese espíritu". "La burocracia -dice el manuscrito del


no es más que el formalismo de un contenido que se sitúa fuera
42.,...
de ella" 107• Y de manera más explícita: "En cuanto al burócrata; -.. En
primer lugar considera la vida real como una vida material, porque el
espíritude esavidatieneen la burocracia
su existenciaparasí, su existencia
particular... En segundo lugar, esa vida real es para él -es decir, en
tanto que deviene objeto de laactividad burocrática- una vida mate-
rial ... , porque el fin del burócrata reside fuera de él, su existencia es la
existencia de la burocracia" 108 . El contexto señala que Marx interpreta
esa escisión de la vida como la escisión entre la forma de una fenome-
nalidad vacía y extraña a su contenido, por un lado, y, por el otro, ese
contenido mismo privado en lo sucesivo de la revelación interior que
hace de él la vida, como contenido muerto: "La ciencia real aparece
como vacía, del mismo modo que la vida real aparece como muer-
ta"109.Rechazando conjuntamente esa forma vacía y ese contenido
muerto, el "espiritualismo" y el umaterialismo" rel espiritualismo
desaparece con el materialismo, su contrario" 11º), Marx promueve
desde 1842 el concepto absolutamente nuevo de una existencia cuya
forma es idéntica a su contenido. En tanto que ya no deja por fuera de
sí la forma de su manifestación sino que por el contrario la lleva en sí
misma, en tanto que se experimenta a sí mi~ma en su ser y como lo
que ella es, precisamente esa existencia no e~: otra cosa que la vida 111•
A pesar de la ruptura del 45, estas tesis decisivas se retoman en la
crítica contra Stirner y constituyen su base oculta. También aquí, bajo
la ~ariencia de la polémica , lo que está en cuestión son los temas
permanentes de la metafísica alemana. Bajo las diversas formas que
reviste la argumentación, lo que Marx opone a Stimer es la imposibi-
lidadde introducirescisiónalgunaen el seno del ser, en tanto que ese ser
es y debepoderser el ser de la vida e idénticament
e el de un individuo.La
problemática de Stirner considera a ese individuo, pero al situar en él
el momento de la división desconoce de entrada su posibilidad más
interior. Librado a esa división, el individuo aparece a la vez como
un u sujeto" y un "objeto" o, en el lenguaje de Stirner, como u creador"

107. Costes,IV, 99; D, I, 247.


108. Ibid., 102-103; D, I, 249; subrayado por Marx .
109. Ibid., 103; D, I, 249.
110. Ibíd., 99; D, I, 247.
111. Acerca de todo esto , cf. en el tomo I el cap. c.

45

L_
Marx II. Unafilosofiade la economía

y criatura". Szeligaes Stirnercomocriatura,Stirneres Szeligacomo


11 11

creador.
Stimer es el 'yo', Szeliga el 'tú' del Libro. Por lo tanto Stirner,
el creador, se relaciona con Szeliga, la criatura, como con su 'enemigo
más irreconciliable' n 112• Marx percibe inmediatamente que esa u.fra-
seología" sobre Szeliga repite las tesis de la metafísica alemana: Lo
11

que dijimos acerca de la 'división de Sancho en creador y criatura lo


expresa finalmente él mismo bajo una forma lógica: el creador y la
criatura se transforman en yo que presupone y yo presupuesto o (en
tanto que la presuposición de su yo es un poner) en yo que pone y
yo que es puesto" 113. Cuando, al dividir así al individuo y confundir
la luz que lo ilumina con la del mundo, se desconoce en él la esen-
cia de la vida, lo que encontramos es justamente la oposición entre
una forma vada y un contenido muerto, "material", "natural", el
desmembramiento de la existencia entre una mirada impersonal y
un objeto opaco, el viejo dualismo entre espíritu y naturaleza. Marx
describió de modo polémico la obra de muerte de la reflexión. "El
egoísmo, de acuerdo consigo mismo, quiere realmente hacer de cada
hombre un 'Estado policial secreto'. La 'reflexión', espía y vigilante,
vigila todo movimiento del espíritu y el cuerpo: para ella, toda ac-
ción y todo pensamiento, toda manifestapón de la vida es asunto de
reflexión, es decir, asunto de policía. El/ egoístaen armonía consigo
'ii

mismo consisteen esedescuartizamiento delhombreen 'instinto natural1
,1. y 'reflexión ' (la plebe interior, la criatura, y por otro lado la policía
interior, el creador )" 114•
¡.• Toda la dialéctica de Stirner se funda en el suelo previo de esa
' división que destruye la vida sustituyéndola por el par conformado
por un ser muerto y una nada vacía. En primer lugar Marx muestra
que esa división de la vida conduce a su supresión. En efecto, toda
determinación de la vida coincide con esa vida misma; sólo en la in-
mediatez de esa inmanencia es una determinación real, una cualidad.
Desde el momento en que, por el contrario, el individuo instituye
una relación de exterioridad respecto de ella, desde el momento en
que, en el lenguaje de Stimer, se transforma en su "propietario" y
1
su "creador", esa determinación deja de pertenecer a su vida como
1 i;
;¡,¡ : uno de sus momentos. Es el caso de la acción que, referida a Stirner,
l
' ::¡ 112. Costes, VIII, 50; ES, 301; subrayado por Marx.
'¡;i\
I•· 113. Ibíd., 44; ES, 298.
li '11
i: 114. Ibíd., 38; ES, 294; subra yado por nosot ros.
{' ,.
I I:1•1 . 46
1-;
I .:¡¡
{/_,_
r
CapítuloVI: Las últimas presuposiciones

deviene uagitación''. "En la medida en que san Max se deja llevar,


es ,decir, en la medida en que la agitación es su propiedad real, no
se comporta como creador respecto de esa agitación, y en la med ida
en que se comporta como creador, no se agita realmente, la agita-
ción le es extraña, es su no cualidad. Por mucho que se agite, no es
el propietario de esa agitación, y en cuanto deviene propietario deja
de agitarse" 115 • Marx exhibe ia imposibilidad por principio de que la
vida devenga objeto de una negación cuando denuncia la paradoja
en que se extravía el pensamiento de Stimer y según la cual, de todas
las determinaciones que componen el yo del Unico, precisamente
aquella de la que es creador -en tanto que en la negación metafísica
hace de ·ella su criatura-, aquella de la cual se declara propietario,
es la que ya no es suya, la que le es extraña y, a decir verdad, la que
ya no es. "Él, el complejo total, es en cada momento, en tanto que
creador y propietario, el conjunto de todas sus propiedades menos
una sola, aquella que él coloca, como criatura y propiedad, en oposi-
ción consigo mismo -que es el conjunto de todas las otras- de modo
que siempre es extraña a él precisamente la cualidad de la que insiste
que es suya" 116 • En consecuencia la negación de la vida ya no es la
exhibición liberadora, el despliegue en el medio del ser, como en la
filosofía alemana, sino que es la muerte prop¡amente dicha.
Lo cual Marx subraya también al contestcir el carácter creador que
Stimer confiere al acto por el cual el yo pone una de sus propieda-
des ·o se pone a sí mismo justamente como su propiedad , como su
ncr,üitura", como su objeto. Precisamente, ese acto no tiene el pode r
de·crear lo que de ese modo se opone en la división del yo, sino sólo
de percibirlo, de modo tal que ese ver presupone lo que es visto, a
saber, él yo y sus propiedades efectivas, lejos de pode r ponerlo pre-
supone al yo real. "San Max .. . únicam ente se produce en tanto que
criatura.,es decir que se limita a colocarse en esa categoría de criatura.
Su actividadde creadorconsiste entoncesen mirarsecomocríatura"117• Esa
actividad que nada crea sino que se limita a percibir lo que existe
con independencia de ella, esa actividad que no es una actividad , es
la conciencia. ,.,Su actividad creadora se limita a que, en su agitación
respecto de su agitación, guarda conciencia, reflexiona sobre su agi-
· •:

115. Ibíd,, 34; ES, 291.


116. lb íd., 34-35; ES, 291.
117. Ibíd,, 44; ES, 297; subra yad o por n osot ros.

47
Marx Il. Unafilosofiade la econamía

tación, se comporta como un yo que reflexiona sobre su yo real. A la


conciencia le coloca arbitrariamente el nombre de 'creador'. Sólo es
118
creador en tanto que es conscíente" • Si se transpone este texto del
plano de la polémica al de la filosofía, si se remplaza agitación por
acción, al menos cuando se trata del yo real -de hecho el término
agitación (Eifer)refiere únicamente a la acción de la conciencia, jus-
tamente en tanto que no es una acción real, "creadora" - entonces su
sentido es evidente: la filosofía de la inmanencia se superpone con la
filosofía de la praxis y le da toda su dimensión .
Así como carece del poder de poner una determinación real de la
vida, afortioriel yo, la actividad "creadora'' de la negación,. carece del
poder de suprimir tal determinación, incluso de modificarla. Por eso es
necesario que comprendamos la tesis según la cual la negación no es la
! posición sino solamente la negación de la vida. Significa solamente que
¡1
la dimensión abierta por la actividad negadora de la nada es extraña
a la actividad de la vida y por lo tanto no tiene ninguna acción sobre
ella., ya se trate de una acción positiva, fundador~ o de una acción
,· . "negativa" strictosensu.Marx expresó esta impotencia de la negación
¡
respecto de las determinaciones positivas de la vida -nosotros enten-
demos ahora: su impotencia para suprimidas- de dos maneras . Por un
lado., mostrando que la negación perman,~ce atada a lo que ella niega
y lo deja subsistir tal cual es: "como ese enemigo (aquí el egoísta yo en
Janto que criatura) se engendra a sí mismo en su derrota; corno la con-
ciencia que allí se fija, allí se detiene en lugar de librarse de ello" 119• De
1
1"~stemodo se aplica al yo la tesis general según la cual la negación qúe
·· instaura la objetividad no suprime lo que ella pone a título de objeto
,i!:
·I sino que lo deja ser y de ese modo lo conserva. Pero, precisamente, esa
, 1, .
dialéctica -la esencia de la dialéctica hegeliana - no es aplicable al yo,
1
dado que la negación no actúa sobre éste. Eso es lo que significa ahora.,
1

1 : -:
1
para la negación, la imposibilidad por principio de suprimir -o poner-
i .·
1; las detemtinaciones reales del yo: que la negación no está presente en
11 : ¡
11·1 ,: i éste y, precisamente por esa razón, nada puede ni "a favor'' ni "contra''
1 ''
éLEl individuoescapaporprincipioalpoderdeladialéctica.
Ese es el sentido último de toda la polémica contra Stirner . Porque
el .Único pretende construir su propiedad siempre con ayuda de la ne-
gación, y eso es lo que Marx le prohibe constantemente . Por ejemplo,

i¡!; 118. Ibíd., 33; ES, 290-291.


¡ ! 1

l·l,i
1 .,
119. Otado por Marx, ibíd., 44; ES, 298.
1

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I" J¡.
i'•:.
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CapítuloVI: Las ~ltimas presuposiciones

Stirner pretende apartar del yo todas sus determinaciones colocándo-


las en oposición a la que actualmente revindica: todas las determina-
ciones otras que la detemúnación actual son precisamente lo otro, lo
extraño, aquello de lo cual ni siquiera debe desembarazarse porque ya
se ha librado de ello al colocarse en oposición a esas determinaciones
otras. "De este modo, reflejándose en una cualquiera de sus propieda-
des, es decir, considerándose'y determinándose como 'yo' en una de
esas determinaciones, San Sancho puede determinar el objeto de las
otras propiedades y esas otras propiedades mismas como ajeno, como
sagrado, y así con todas sus propiedades" 120 • Dado que esa pretendida
capacidad para deshacerse de cada una de sus determinaciones pro-
pias se aplica a todas ellas, el yo también puede oponerse a su deter-
minación actual oponiéndole otra determinación de su ser o incluso el
pensamiento de que podría estar determinado de otro modo, la simple
representación de otra determinación. Aquí se nos revela nuevamente
el fondo de la crítica de Marx. Lanegadón,justamente,no es otracosaque
el poderde la representación,
que,comorepresentadánde la vidarealdelyo,
nuncaesmás quesu simplerepresentación.En tanto que tal, es totalmente
impotente respecto de las determinaciones reales de la vida, sólo pue-
de representárselas, de modo tal que esa representación las presupone
constantemente, no es capaz ni de crearlas ni 4e suprimirlas. La opera-
ción de la negación se reduce por lo tanto a UI¡\ejercicio de pensamien-
to, que flota por sobre el contenido de la vida y lo deja intacto en su
11
esencia real. Marx dice de manera rigurosa: Para detenninar el com-
portamiento del egoísta verdadero -el creador- respecto de sí mismo
-la~riatura- comenzamos entonces por establecer que, en oposición a
una determinación en la que se ha fijado como criatura (por ejemplo, en
oposición consigo mismo como ser pensante) se ha hecho valer como
'determinado también de otro modo', como carne. Más tarde, ya no se
hace valer como 'determinado también de otro modo' sino solamente
como la simplerepresentación de esadetenninación otraen general , y por
lo tanto, en el ejemplo, como no pensante, desprovisto de pensamiento
o indiferente respecto del mismo ... Por lo tanto su actividad creadora
consistía en la reflexión de que esa determinación , aquí el pensamiento,
podía también serle indiferente; consistía, por lo tanto, en la reflexión
en general; por consiguiente, cuando crea algo, no produce más que
determinaciones reflejas . .. En cuanto al contenido de él mismo como
criatura, hemos visto que en ningún lado él crea ese contenido, esas

120. Ibíd.1 79; ES, 317.

49
p=

Marx TI.Unafilosoftade la economía

propiedades determinadas -por ejemplo su pensamiento, su ardor,


· etc ... - sino solamente la determinación refleja de ese contenido en
tanto que criatura, la representación de que esas propiedades determi-
nadas son sus criaturas" 121.
Con la impotencia raclical de la negación respecto de las determi-
naciones de la vida, lo qu~ Marx pone en evidencia es el carácter pseu-
dorevolucionario de todo pensamiento que pretenda fundarse sobre la
operación dialéctica de esa negación, el carácter pseudorevolucionario
de todo pensamiento dialéctico, su carácter propiamente reaccionario.
Dice Marx del egoísta que cree poder modificar el contenido de su vida,
apropiarse de ciertas cualidades o deshacerse de ellas por el simple
juego de su negación: "entonces no necesita desarrollarlas [esas cuali-
dades], por ejemplo no necesita aprender a bailar para hacerse maestro
de sus piernas ni ejercitar su pensamiento para hacerse propietario del
mismo ... En realidad Stimer sólo se deshace de una propiedad por me-
dio de otra ... "122, es decir representándose otra propiedad, que opone
a la primera. Además es necesario que esa otra propiedad exista, que
efectivamente se haya desarrollado en el plano de la praxis real de la
vida. Por eso Marx agrega: ,,.Peroen realidad sólo puede hacerlo [li-
brarse de la primera propiedad] en tanto que esa propiedad ha podido
desarrollarse libremente y no ha permane~ido como una simple dispo-
·¡ sición, y en la medida en que las condicidnes generales han permitido
'
. desarrollar igualmente una totalidad de propiedades" 123• El mutilado
texto del manuscrito que se encuentra inmediatamente a continuación
r !'
.Jormula de manera decisiva la exclusión de la negación de la estructura
·· interna del yo, al afirmar que éste no puede ser comprendido como
una pluralidad de propiedades distintas, separadas unas de otras, que
Ji'11
.(¡ pueden oponerse unas a otras o que el yo puede oponer a sí mismo. Y
i': ello, justamente, porque nada en el yo puede ser separado de él, por-
1¡:
1

,¡ que el yo nunca puede decir "no soy lo que soy", porque a la vida no
1
se le puede oponer ninguna de sus determinaciones, ni éstas pueden
¡·¡. .
, i l
llevarse a cabo en otro lado que en el seno mismo de esa vida, en esato-
L ¡¡; talidadinmanentequees el individuomismo."Por otra parteJ es una ilusión
representarse, como hace san Max, que es posiblesati.sfacer una pasión
1:,. .
:¡ ai~lándola
de todaslasotras,sin satisfacerse
a sí mismo,ai individuoviviente
i.
¡ ·:; .
'J 121. Ibíd ., 39-40; ES, 295.
!i¡: 122. Ibid., 40; ES,295.
l1q·,. 123. Ibíd ., 40-41; ES, 295.

50
··---· · ---------

CapítuloVI: Las últimas presuposiciones

en su totalidad"
124
• Es cierto que en la sociedad que conoce Marx y, a

decir verdad, desde el origen de la historia de los hombres, el individuo


nunca está satisfecho nen su totalidad", por lo general es un individuo
"parcelario", limitado en su desarrollo a una sola de sus posibilidades .
Sin embargo, el origen de esta finitud no reside en la negatividad que
aísla una determinación de la vida del yo oponiéndola en la represen-
1

tación a todas las otras, sino que la que se encuentra limitada a la actua-
lización de ciertas posibilidades es esa vida misma, el individuo total
en la positividad de su desarrollo efectivo. En tanto que real, la finitud
no es una categoría del pensamiento sino de la praxis. Del manuscrito
mutilado surge esta verdad fulgurante: "Si esa pasión toma un carácter
abstracto, indiferente, si se opone al yo como una potencia extraña, si
entonces la satisfacción del individuo aparece como la satisfacción ex-
clusiva de una sola pasión .. . ellono tienequeverconla conciencia sinocon
sinoconlavida"125 •
elser,no tienequeverconelpensamiento
La exclusión de la negatividad por fuera del contenido de la vida
real del individuo, el hecho de que éste no puede disolverse en una to-
talidad de propiedades exteriores unas a otras y ligadas según las leyes
de esa exterioridad, es decir de la negatividad que la funda, es precisa-
mente lo que hace imposible la definición stirperiana del yo como ne-
gatividad y como negación. "Yo que, como Di~s, soy la nada de todo lo
demás" 126 • La tentativa stirneriana de emancipación total del individuo
se basa en la interpretación metafísica del yo como poder radical de
negación, ya que el yo es libre en la medida en que puede negar todas
las./'-detenninaciones del ser y las suyas propias . "San Sancho escapa a la
determinación arrojándose en la falta de determinación" 127• Dado que
está fundada en la fuerza de esa negatividad metafísica, la voluntad se
le aparece a Stirner como un medio privilegiado de liberación. Por ello
esa voluntad liberadora misma nunca tiene que devenir una modali-
dad positiva y efectiva de la vida, una determinación, sino que debe
permanecer por el contrario como el principio negador de toda deter-
minación . ''En san Sancho, la determinación de sí [Selbstbestimmung]
ni siquiera consiste en la voluntad, sino ... en la reserva mental de una
indiferencia respecto de toda determinación , indiferencia que reencon-

124. Ib{d., 41; ES, 295-296; subrayado por nosotros .


125. Ibíd.; subrayado por nosotros.
126. Stimer , citado por Marx, ibíd., VII, 48; ES, 142.
127. Ibíd., VIIL 88; ES, 322.

51

L_
f:WP' ¡ ¡ '

Marx II. Unafilosofia de la economía

tramos aquí como ausencia de determinación" 128• En la medida en que


se identifica a fin de cuentas con esa negatividad pura de cualquier
detenninación, la voluntad puede definir al yo y al mismo tiempo
excluir de éste toda determinación que no sea esa voluntad, a saber
la negatividad misma, o también la "reflexión". "Si identificas tu yo
con la reflexión o, si esn~esario, con tu voluntad, es obvio que, en esa
abstracción, todo lo que rio es puesto por tu reflexión o tu voluntad no
es autodeterminación'' 129; del mismo modo, entonces, es con esa con-
dición que el Único puede ser la fuente de todas sus determinaciones,
con la condición de no ser otra cosa que esa negatividad y esa voluntad
pura. ºDe otro modo-teme- la determinación dejaría de ser para ti una
autodeterminación" . Porque esa no solamente es la finalidad del Único
sino su esencia, la condición que le permite ser un Sí mismo: ser él mis-
mo el origen de todas sus determinaciones: "La verdadera sabiduría de
Sancho consiste en que de ti depende que pienses, que vivas, etc., que
tengas en general una determinación cualquiera" 130.
Qué es lo que sucede con la esencia metafísica del Sí mismo y su
posibilidad última de ser él mismo se toma evidente cuando Stimer
escribe: ºSi no puedo deshacerme de un interés, cualquiera que sea,
éste ha conquistado en mi un esclavo, y~ no es mi propiedad: yo soy
la suya. Aceptemos por lo tanto el consejo_!de la crítica de sólo sentimos
a gusto en la disolución" • Sin embargo, ,en
131
la disolución, en el abismo
.de la negatividad pura, ya no hay nada que amerite ser llamado un yo.
"¡'Nosotros'! ¿Quién es ¡nosotros'?", pregunta Marx. La disolución de
1; ,..todo interés no sólo deja subsistir únicamente "una sublime falta de in-
.. terés" 132, en la cual desaparece propiamente todo lo que hace a la efec-
l :.
tividad de una vida, sino que el individuo mismo es abolido cuando, al
identificárselo con la negatividad, se pretende separarlo de todo lo que
jji¡. él es en sí mismo, de todas las modalidades de su existencia, de supra-
11. xis corporal. "Cuando se arranca el yo de su situación empírica, de su
: ;
actividad, de sus condiciones de existencia, cuando se lo separa de su
,, propio cuerpo, ya no tiene realmente otra vocación y otra determina-
1 i i
·,.. ;
¡,:: ::
!I . . •

I (· 128. Ibíd.,87; ES,322.


':I: 129. Ibíd.
130. Ibíd.; ES, 321-322.
¡ i. 131. Ibíd.,35-36; ES,292.
I¡l!,
.¡i. 132. Ibíd., 36; ES,292 .
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11..., 52
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, 1 ·- ~ .:......
r
¡

Capítulo VI: Las últimas presuposiciones

ción que representar el Caius de los juicios lógicos" 133• Es exactamente


el mismo reproche que Marx dirige a la dialéctica, mediante la cual
Sti.mer pensaba poder librarse de toda determinación oponiéndola a
otra. "Gracias a este procedimiento, transforma ... todas sus acciones y
omisiones en renunciamiento a sí mismo. Por lo demás, su yo no es un
yo real, sino el yo ... que en la lógica formal figura en la teoría del juicio
con el nombre de Caius" 134 •
La negatividad no sólo no contiene el ser de un yo y es incapaz de
constituirlo, sino que su propio ser es problemático . Porque si todo es
por la negatividad y como lo que ella niega, la negatividad misma no
puede escapar a esa condición universal del ser y, en tanto que nega-
tividad negada, no es más que una determinación . "Para ir más lejos
en la crítica crítica, nuestro santo debería haber ido al menos hasta la
disolución de la disolución, porque de lo contrario la disolución es
un interés del que no puede desembarazarse y que ha conquistado
en él un esclavo . La disolución ya no es su propiedad sino que, por el
contrario, él es propiedad de la disolución" 135• La demostración de esa
impotencia metafísica de la negatividad para subsistir por sí misma, es
decir,parfuerades'í,porfueradelainmanencia parprincipiodela vida,Marx
la hace a propósito de la voluntad. Al come~tar la afirmación según
la cual mi voluntad de hoy no podría estar ~tada a la de ayer -"Mi
criatura, a saber, una expresión determinada de mi voluntad , habría
devenido mi amo, pero yo, el creador, me vería detenido en mi curso
y en mi disolución" 136-, Marx escribe: "Según su teoría, su voluntad de
ho~. debe ser más bien la negación de su voluntad de ayer, porque en
tanto que creador tiene la obligación de ser disolvente respecto de su
voluntad de ayer. Sóloes creadoren tantoque 'carece de voluntad';si real-
mentequiere , es siemprecriatura.Pero entonces , si ayer quería, en modo
alguno por ello hoy 'carece de voluntad', sino que más bien quiere lo
contrario ... Su 'voluntad' está bien aferrada,
137
en
tanto que es, en contra
de su voluntad, una voluntad contraria" • A pesar de las apariencias,
ya no se trata aqtú de la simple relación entre la negación y aquello
que ésta niega, ni del carácter insuperable de esa relación. Lo que se

133. Ibid ., 83; ES, 319.


134. Ib{d., 79-80; ES, 318.
135. Ibíd., 36; ES, 292-293.
136. Ibíd., 165-166; ES, 366.
137. Ibíd.; subrayado por nosot ros.

53

L
r
:1
1
1

Marx II. Unafilosofíade la economía

perfila súbitamente a título de problema es la posibilidad misma de la


negación, el estatuto de la negatividad. En tanto que la negatividad no
designa otra cosa que esa negatividad última, no puede aspirar a cum-
plir el papel de un fundamento metafísico, si es incapaz de fundarse
a sí misma. Si la negación de la voluntad, es decir de la negación, no
conduce más que a la "falta de voluntad" o a una voluntad reducida al
estado de "criatura", a unavoluntad que ya no es la voluntad del yo,
que ya no es su voluntad, es que esta últim~ y toda detenninación de
la vida en general, ya no puede comprenderse como una negación de
sí, y la nada --de la que Stimer decía que no es "la Nada en el sentido
de lo vacío sino la Nada creadora" 138- se encuentra por el contrario des-
provista de ese poder ontológico fundador y, a lo sumo, como forma de
la representación, como forma de la conciencia, del pensamiento, no es
más que la exteriorización de lo que ya estaba allí.
La imposibilidad por principio de comprender metafísicamente el
ser como negación esclarece retrospectivamente los temas que Marx
desarrolla desde el comienzo de su reflexión filosófica. Por ejemplo, la
tesis del tercer manuscrito según la cual el ser se funda en sí mismo en
virtud de su ·positividad propia. De este modo, se alababa a Feuerbach
por haber fundado el verdadero materialismo "oponiendo a la nega-
ción de la negación, que pretende ser lo positivo absoluto, lo positivo
fundado positivamente en sí mismo y qu~ se funda a sí mismo" 139 • Del
.mismo modo, se atribuía el carácter inesencial del ateísmo y del propio
comunismo a la negación que ambos encierran a título de condición del
1
,l•advenimiento de la positividad del ser, mientras que esa positividad,
' ·· considerada en sí misma, justamente ya no presupone -como reconoce
1
'.
el socialismo- esa obra de la negación. "El ateísmo es negación de Dios,
1
1
y por medio de esa negación postula la existencia del hombre; pero el
I¡ socialismo, en tanto que socialismo, ya no necesita esa mediación. Su
,. punto de partida es la conciencia teórica y prácticamente sensible del
., ·
I! hombre, que ya no es en virtud de la mediación de la abolición de la
r: ,. religión, así como la vida real es la realidad positiva del hombre que ya
1
1
! 138. Ibíd., VII, 48¡ ES, 142.
I'¡,
,,, 139. Manuscritos del 44, 127; Marx retoma aquí el parágrafo 38 de los Principiosde
la filosofíadelfuturo; cf. especialmente: "La verdad que se mediatiza es la verdad
que aún está marcada por su contrario ... ¿Por qué entonces no comenzar inme-
diatamente por lo concreto? ¿Por qué entonces aquello que debe su certeza y su
garantía a sí mismo no sería superior a aquello que debe su certeza a la nulidad
de su contrario?" . ·

54

•IJ_
r
CapítuloVI: Las últimas presuposícianes

no es en virtud de la mediación de la abolición de la propiedad priva-


da, el comunismo. El comunismo pone lo positivo como una negación
de la negación ... /; y es por eso que "en tanto que tal, no es la finalidad
del desarrollo humano, la forma de la sociedad humana' 1140•
También aquí se reconoce, bajo las rupturas aparentes, la per -
manencia de los temas fundamentales del pensamiento de Marx. El
tercer manuscrito reafirma el rechazo de toda emancipación mediata,
rechazo que está presente en La cuestiónjudía y se formula con claridad
en el manuscrito del 42. '½! emanciparse políticamente, el hombre se
emancipa ... por un desvío a través de un intermediario. En fin, incluso
cuando se proclama ateo por intermedio del Estado, es decir, cuando
proclama el Estado ateo, el hombre sigue limitado aún al punto de
vista religioso, precisamente porque sólo se reconoce como tal por un
desvío, a través de un intermediario ... El Estado es el intermediario
eritre el hombre y la libertad del hombre" 141• ¿Por qué es ilusoria toda
emancipación a través de la mediación del Estado político o del ateís-
mo? A decir verdad, lo que está en cuestión aquí no es la política ni la
religión, sino la estructura del ser y de la vida. Todamediaciónesilusoria
porquepretendeponerlarealidadde lavidafuera de ésta, y deestemodono es
su realización sinosu negación.Por eso también t;sa negación es en sí mis-
ma ilusoria: dado que es extraña a la realidad de la vida , dado que se
desarrolla por fuera de ella, en el medio de la ~teridad, que es el medio
de la irrealidad, la mediación nada cambia .al contenido de esa vida y,
como se ha mostrado, no puede ponerlo rusuprimirlo. "El Estado -dice
Marx- suprime a su modo". Así, por ejemplo, "la anulación política de
la :propiedad privada no sólo no suprime la propiedad privada sino
que incluso la supone'' 142 y, de manera general , "el Estado político fren-
te a la sociedad civil es tan espiritualista como el cielo frente a la tierra.
Se encuentra respecto de ella en la misma oposición, triunfa sobre ella
del mismo modo que la religión triurúa sobre la limitación del mundo
profano: está forzado a reconocerla, a restablecerla y a dejarse dominar
por ella11143•
Que lo que está en cuestión -más allá de las mediaciones particula-
res consideradas por los manuscritos del 42 y del 44 y La cuestiónjudía-

140. Ibíd., 99.


141. Costes,I, 174-175; D, I, 353.
142. Costes,I, 175; D, I, 354.
143. Costes,I, 177; D, I, 355 .

55

L
Marx II. Unafilosofíade la economía

es la mediación como tal, la pretensión de situar el ser en un elemento


exterior a la vida y al cual ésta debería confiarse para llegar a la efectivi-
dad, queda claro después del 45 cuando una nueva mediación aparece
como tema de la problemática Cuando las grandes masas ideales de
la esencia política y religiosa son hechas a un lado y de lo que se trata
es, finalmente, de la sociedad civil y del principio que la determina, el
interés,la condenación del mismo ya no se relaciona con la ética ni con
la antropología, como la lectura de La cuestiónjudía podía hacer creer
todavía. Lo que motiva la exclusión del interés -y al mismo tiempo el
rechazo de una sociedad que ya no puede vivir espontáneamente ni
encontrar en su vida y en sus exigencias inmanentes las modalidades
de su praxis- es el estatuto del interés, el hecho de que el interés se pro-
pone como una regla extraña a la vida, como lo que separa a esa vida
de sí misma y de sus determinaciones inmediatas para reflejarlas al in-
finito como objeto de su reflexión. "Con el interés, el burgués reflexivo
desliza siempre un tercer elemento entre él y su modo de vida, proce-
dimiento que adopta su forma clásica en Bentham, cuya nariz primero
necesita de un interés para ponerse a oler" 144• No obstante, junto con
el interés, lo que se perfila en el horizonte de la problemática es nada
menos que la economía. Antes de abordar .esta cuestión es conveniente
echar una mirada sobre el camino recorri4,o.
Hemos visto que a comienzos del añoi45 los temas que habían do-
minado o al menos sobredeterminado el pensamiento del joven Marx
a saber, esencialmente, las interpretaciones dialécticas de la historia,
:....
~e la revolución, del proletariado- son repentinamente abandonados.
!¡ / ~Se trata justamente de temas que se basan en la definición del ser comó

; .'
¡
negatividad. La razón de la ruptura del 45 está ante nosotros. El desmo-
ronamiento delconcepto dedialéctica
y decualquier
superestructura teáricaque
sefunde en él tiene su motivo último en el descubrimiento de la esencia
,,
;.
de la vida. Lo que vuelve decididamente inadmisible la interpretación
' '

!. del proletariado como negatividad, como "representante negativo de



¡: la sociedad", "disolución de todas las clases", "ruina completa del
1,
:¡ hombre", "descomposición aguda de la sociedad", "clisolución del or-
den social", etc., es la inmanencia radical de la vida como constitutiva
de su positividad y de toda positividad posible 145 • Y esto es así porque

¡:·· 144. Ibid., VIl, 213; ES, 241.


!,i 145. Como recordaremos , eran los términos exactos de la Introducción a la Con-
¡i;¡. tribucióna la críticade lafilosofiadel derechode Hegel.
ld¡· .
;]) . 56
J·1
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· :• 1
1• !!
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CapituloVI: Lasúltimaspresuposiciones

la negatividad como tal no existe, y no puede constituir ni tan siquiera


suscitar un proceso efectivo, cualquiera que fuere, ni, afortiori.,ese pro-
ceso universal que para el joven Marx es al mismo tiempo el proceso
de la sociedad, de la historia, de la revolución y del proletariado. Todo
lo que se había subsumido precipitadamente bajo esa negatividad ro-
mántica -el hambre, la indigep.cia, la miseria bajo todas sus formas, la
necesidad- es justamente algo positivo y rigurosamente definido. La
impotencia ontológica de la negatividad, el rechazo de la disolución,
de la destrucción, de la revolución como forma del ser, esa mutación
filosófica profunda, todo ello no podía sino devenir explicito en Marx,
como lo muestra por ejemplo su horror por Bakunin. "Contrariamente
a su costi.unbre de juzgar a los hombres con indulgencia -dice Franzisca
Kugelmann en sus memorias sobre Marx- hablaba sin ningún tapujo
acerca de Bakunin, cuya divisa era: 'Todo debe ser destruido'. Marx
decía que es perfectamente estúpido destruir valores, demoler la casa
de uno y la de los demás, para a continuación huir sin saber dónde ni
cómo reconstruir" 146• En los textos del propio Marx vemos de manera
muy precisa cómo, por efecto del nuevo concepto de vida, se desmo-
rona toda la filosofía "panlógica" y "pantrágica" de la historia, a saber,
la presuposición de que el ser sólo adviene por la negación de su con-
trario, es decir de sí mismo, por la mediació:q:del obstáculo. También
aquí los textos del 45 se oponen punto por pup.to a los del 44. Mientras
que la Introducción de la Contribucióna la críticade lafilosofíadel derecho
de Hegelsuscitaba por doquier las barreras que Alemania tenía que de-
rribar para llegar a la emancipación radical de sí y, de modo bastante
córt'l'ico,se buscaban barreras que estén II a la altura" de esa emancipa-
ción-" es necesario que una clase determinada sea ... la personificación
de la barrera general "; '½ntes de derribar la barrera que la estorba ...
cada esfera de la sociedad burguesa eleva su propia barrera" 147, etc.-,
La ideologíaalemanaopone inequívocamente a ese esquema kenótico la
positividad inmanente de la vida, cuando define contra Stirner los dos
elementos de una emancipación efectiva del individuo: "El primero era
que, en su emancipación propia, los individuos satisfacen una nece-
sidad determina,da, realmente experimentada .. . el segundo, que una
potencia que hasta aqtú sólo existía a título de disposición en los indivi-

146. En Karl Marx, LettresaKugelmann,Antrhopos, París, 1968, Anexo , 216 [existe


publicación en castellano: Cartasa Kugelmann,Perúnsula , Barcelona, 197.
147. Costes,I, 102, 104; D, 1, 388-389; cf. los otros texto s citados en el tomo I, cap.
11,p . 152 (n. 1)y siguientes.

57

L
,.,..,,. _

Marx II. Unafilosofíade la economía

duos que se liberaban se afirma por primera vez como potencia real, o
una potencia ya existente se acrecienta por la supresión de una barrera .
Por cierto que esa supresión de una barrera -simple consecuencia de la
creación de una potencia nueva- puede considerase como lo principal.
Pero sólo se llega a esa ilusión si se toma la política como fundamento
de la historia empírica o ;si, como en Hegel, de lo que se trata es de
mostrar por doquier la negación de la negación'' 148 • Y también: " ... el
verdadero derrocamiento de las barreras, que es al mismo tiempo un
desarrollo muy positivo de la fuerza productiva , una energía real, una
satisfacción de necesidades imperiosas y por lo tanto una extensión
de la potencia de los individuos, ha sido transformada en el simple
franqueo de un obstáculo" 149 • Y de este modo la liberación, a saber la
efectuación fenomenológica de una potencialidad subjetiva de la vida,
se transforma en la negación vacía de algo; de este modo, para Stimer,
"estar libre de algo significa solamente estar exento o desembarazado
de algo" . "Pero -dice Marx- en ningún lado se construyen vías férreas
por amor a la categoría 'liberados de' " 150• Finalmente, lo que excluye la
definición del ser de la vida por la negatividad es el hecho de que ésta,
como proceso universal✓ permanece indeterminada y contradice así la
tercera presuposición del pensamiento de,Marx.
'

3.aLa determinación.

1'
Monádica , radicalmente inmanente , la vida también es, en efecto, una
,·¡
1 vida determinada. Una vez más debe mencionarse aquí la influencia
•ae Feuerbach . Fue Feuerbach el que le dio a Marx la idea de que lo
.-1
esencial era justamente la vida y no una verdad teórica, obra de una ra-
zón impersonal, de un puro pensamiento. "La verdad -dice La esencia
delcristianismo-- es el hombre y no la razón in abstracto,
es la vida y no el
151
pensamiento" • En Feuerbach, Marx encontró el primer bosquejo de
una interpretación de la vida como inmanencia (es decir, con su ley en
sí misma). "Mi vida es la ley verdadera y viva. Quien lleva a cabo la ley
• 1 toma necesariamente el lugar de la ley, a saber en tanto que ley nueva ,
'
'
1 .•

;-¡..
1·· r
,,!:'
148. Ibíd., VIII, 113; ES, 335-336.
149. Ibíd., 110-111; ES,334.
!.
1
150. Ibíd.
il 151. La esencia del cristianismo, op. cit., 99.
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58
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CapítuloVI:Las últimaspresuposiciones

ley cuyo yugo es dulce y ligero" 152• Con su ley en sí misma, fundada en
sí misma, experimentándose a sí misma: es de ese modo que la vida es
lo que es, dulzura y alegría. "Todo lo que es experimenta la paz sólo
en su propio elemento, en su propio ser" 153 . Y también: "Toda perfec-
ción, toda fuerza y esencialidad, es la autentificación y la confirmación
inmediata de sí. No se puede ~mar, querer, pensar, sin sentir esas acti-
vidades como perfecciones; no
se puede percibir que se está amando,
queriendo, pensando, sin extraer de ello un sentimiento de júbilo infi-
nito"154.Feuerbach llama divino, Dios, a lo que está en esa condición
de una inmanencia radical a sí mismo. "Tu sentimiento ilimitado de ti
mismo se extiende tanto como tu ser, y en tanto que se extiende eres
Dios" 155 • Y también: "Sólo es verdadero, perfecto, divino, quien no vive
más que para sí mismo" 156 .
El sentido de la crítica de la religión, si posee alguno, surge ante
nosotros. Así como la antropología no significa la ruina de la ontología
sino la emergencia de una ontología nueva y más profunda, el ateísmo
sólo en apariencia es la negación de Dios, es sólo la negación de un Dios
exterior -exterior al hombre, dice Feuerbach-, de hecho exterior a la
vida . Se rechaza la exterioridad como tal en tanto que incapaz de cons-
tituir la esencia de la vida, es decir de la diviniq.ad. Porque, "de manera
general, en sus relaciones esenciales la vida es de naturaleza totalmente
divina" 157• Este rechazo de la exterioridad y e~te reenvío de la vida a sí
misma explican que cada determinación, cada fuerza de la vida, deba
ser éonsiderada en sí µrisma, tal y cómo es para sí misma, según su cua-
lida~ propia, abstracción hecha de toda significación trascendente por
la fual se pretendiere mod.IBcarsu ser, hacer de él un signo de otra cosa,
el símbolo de algún absoluto imaginario. Justamente, ese agregado de
urta significación sintética a la esencia de la vida es lo que, arrancando
a esta última de su inmanencia pura, pretende arrancarla también de
su ley interior para reconocer ilusoriamente en ella otra ley. "Por lo tan-
to ... no debemos transformar las determinaciones y las fuerzas de la

152. Ibíd., 279. Aquí son evidentes los orígenes crist iano s del pensamiento de Feu-
erbach y por consiguiente del propio Marx.
153. Ibid., 166.
154. lbi a., 122.
155. Ibíd., 125.
156. lbíd., 119.
157. Ibi d., 426.

59
Marx II. Unafilosofiade la economía

realidad, los seres y las cosas en general, en signos convencionales, en


: velúculos, símbolos o predicados de un ser distinto a ellos, como hacen
la teología y la filosofía especulativa ... sino tomarlos y concebirlos en la
significación que tienen para sí núsmos y que es idéntica a su cualidad,
a la determinación que los hace lo que son ... " 158•
' 1
Estos fueron textos de peso en el destino del pensamiento de Marx.
Sólo que Feuerbach interpreta de entrada que el ser-para-sí de las
determinaciones que los hacen ser lo que son, "la autentificación y la
confirmación inmediata de sí", de cada fuerza y de cada perfección de
la vida, tiene su esencia en la conciencia. Inmediatamente después de
hablar del sentimiento de infinito júbilo que experimenta el ser que
ama, que quiere, al sentirse así, Feuerbach agrega: "La conciencia es el
ser objeto de sí núsmo de nn ser ... La conciencia es manifestación de
sí, afirmación de sí, júbilo ante la propia perfección. La conciencia es la
marca característica de un ser perfecto" 159• De este modo se desmorona
la crítica a la "filosofía especulativa", la pretendida oposición a Hegel.
Porque el proyecto explícito de Hegel, como el de todo el romanticismo
alemán, fue justamente rechazar todo más allá y situar inequívocamen-
te la realidad en la vida presente . Pero cuando a la conciencia, es decir,
a la exterioridad como tal, se le demanda presencia, la inmanencia bus-
cada justamente se pierde, y la concienci~ que quería aquí y ahora se
pierde en una errancia sin fin 160 . Pero núeri.tras que, siguiendo a Hegel,

158. Ibíd., 109 .


..,..159. Ibíd., 122.
160. Esta recaída del pensamiento de Feuerbach en el hegelianismo , por otra par-
te, es visible en el propio texto de La esenciadel crístianísnw que comentamos. Las
1' determinaciones que valen en sí mismas y por sí mismas dejan de ser detenni-
naciones de la vida, son determinaciones ideales, universales. En su oposición a
I,
'. la religión, la moral deviene, como en Hegel, el prototipo de la esencia que debe
hallar su principio y su ley en sí misma. La autonomía interna de la razón sus-
1 : tituye a la inmanencia fenomenológica de la vida individual: "Lo justo, lo ver-
.:q,
; I ¡" -
dadero, lo bueno, en todos lados ti.ene el fundamento de su santificación en sí
¡1 mismo, en su cualidad propia . Allí donde la moral es cosa seria, se la considera
en sí misma como una potencia divina . Si la moral no tiene un fundamento en
sí misma, entonces tampoco hay necesidad de moral interna, y la moral se libra
entonce s al capricho insensato de la religión" (op. cit., 429). Señalemos que este
tema específicamente hegeliano, que Feuerbach vehicula, fue retomado por el jo-
ven Marx en los Comentariossobre la reciente reglamentación de la censura prusiana,
publicados en los Anecdota de Ruge el 13 de febrero de 1843: "La moral en tanto
que moral, en tanto que principio de un mundo que obedece a sus leyes propias ,
desaparece ... el legislador específicamente cristiano no puede reconocer la moral
como una esfera independiente y que tiene su caución en sí misma"; legislador al

60
1 CapítuloVI: Las últimaspresuposiciones

el pensamiento de Feuerbach se hunde en múltiples contradicciones,


el aporte decisivo de la problemática de la praxis sería el poder dar la
efectividad de un concepto filosófico adecuado a aquello que no pasa-
ba de una exigencia de inmanencia.
Y,no obstante, es a propósito del problema de la determinación don-
de la influencia de Feuerbach 'sobre Marx es más clara. Fue Feuerbach
el que transmitió a Marx la idea de que el ser nunca es el ser indetermi-
nado y puro de la especulación (cosa que la especulación reconoce a su
manera cuando identifica ese ser indiferenciado con la nada). "El ser de
la lógica hegeliana es el ser de la antigua metafísica, que reencontramos
sin diferencias en todos los objetos, porque, según ella, todos coinciden
en el hecho de que son. Pero ese ser indiferenciado es un pensamiento
abstracto, un pensamiento sin realidad. El ser es tan diferente como
los objetos que existen" 161• Por lo tanto, el ser sólo es bajo la forma de
tal o cual ser particular; la determinación como tal (o, según la palabra
empleada por Feuerbach la cualidad) detenta en sí toda realidad po-
sible. uPor cierto que el ser es presupuesto, pero únicamente porque
la cualidad ya está allí" 162• Y también: "La cualidad no es distinta del
ser: la cualidad no es otra cosa que el ser real. El ser sin cualidad es
una quimera, un espectro" 163 • Mientras que el ,ser indeterminado de la
especulación se envuelve de misterio, el ser e~ectivo y determinado se
ofrece en la evidencia de la cualidad. uEl ser f,e comprende de suyo a
partir del momento en que hay certeza de la cualidad" 164 • La importan-
cia del concepto de determinación en el pensamiento de Feuerbach se
mide.~
por el lugar que ocupa en la crítica de la religión . La inserción del
set en la cualidad es lo que motiva en última instancia el ateísmo. Si
Dios es negado, si no es, entonces el ser no puede residir en otra parte
que en las determinaciones efectivas de la experiencia. "La reflexión

que el joven Marx -y aquí la inspiración racionalista clásica de su pensamiento es


evidente y se superpone completamente con el presentimiento de una filosofía de
la inmanencia- opone las grandes filosofías moralistas de Kant, Fichte, Spmoza:
''Todos estos moralistas parten del punto de vista de que hay contradicción de
principio entre la moral y la religión, porque según ellos la moral tiene por base
la autonorrúa y la religión la heteronomía del espíritu humano " (Comentariossobre
larecie:ntereglamentación de lacensuraprusiana, Costes, I, 139; D, L 13).
161. Principiosde lafilosofíadelfuturo,§ 27.
162. La esenciadel cristianismo, op.cit., 319-320,
163. Ibíd.
164. Ibíd,

61

'
L
Marx II. Unafilosofíade la economía

religiosa niega precisamente la determinabilidad que hace de algo lo


que es" 165• Postula por lo tanto un entendimiento infinito, como si el en-
tendimiento pudiera ser otra cosa que ese entendimiento detenninado
que conocemos. "Ciertamente puedo pensar el entendimiento en sí, es
decir, emancipado de la contingencia de los línútes; pero en ese caso no
puedo ser su detenninabilidad esenci.al"166•
Esta filosofía de la detemúnación marcaría todo el pensamiento
de Marx. Está presente desde los primeros escritos, por ejemplo en el
análisis de la libertad de prensa. En efecto, lo notable del artículo de
la RheinischeZeitunges la preocupación constante por limitar el pro-
blema a su campo propio, por considerar la libertad de prensa como
una libertad específica. Por eso, sería absurdo criticar esa libertad con
el pretexto de que se limita a cierto campo. "Como el doctor, la libertad
de prensa no promete hacer perfecto a un hombre o a un pueblo. En sí
misma no es la perfección absoluta. Son maneras triviales de criticar el
bien con el pretexto de que es un bien determinado y no todo el bien a
la vez, de que es tal bien y no tal otro. Evidentemente, si la libertad de
prensa fuese una panacea haría inútiles todas las otras funciones de un
pueblo y al pueblo mismo" 167• Por eso en primer lugar se debe distin-
guir la libertad de prensa de las otras formas de libertad. "Libertad de
industria, libertad de propiedad, de candencia, de prensa, de tribuna-
les, son especies diferentes de un solo y mismo género de libertad sin
.denominación especial. Pero sería un gran error olvidar la diferencia
hablando de la unidad e incluso erigir una especie particular en me-
~·dida, en norma, en esfera d.e las otras especies" 168• El reconocimiento
' de la especificidad propia a cada forma de libertad en su diferencia
respecto de otras formas es precisamente lo único que permite defen-
derla y en principio comprenderla . "Para defender la libertad en una
esfera e incluso comprenderla, tengo que aprehenderla en su carácter
esencial, no en sus relaciones exteriores. Pero la prensa que se rebaja al
nivel de industria ¿es fiel a su carácter, actúa de acuerdo con el carácter
noble de su naturaleza, es libre?" 169• Hay, por lo tanto, dimensiones
específicas del ser, órdenes de realidad, y la tarea del pensamiento es

165. Ibid., 372.


1 1 •
l . l
166. Ibíd.
:¡ .;: ¡

p :: 167. Costes, V, 19-20; D, I, 38.


;; 1: • • . ~ 168. Ibíd., 77; D, I, 69.
1 i J

:iij ::: • 169. Ibíd., 80; D, I, 70.


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62
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.. 1,, .
.

-
Capítulov'I: Las últimaspresuposiciones

reconocerlos y someterse a ellos, si no quiere caer en la brutalidad de


la abstracción que, olvidando las diferencias, puede destruirse a sí mis-
ma. "Esa opinión brutal que, de actos diferentes, sólo retiene un punto
común y hace abstracción de todo lo que los diferencia, ¿no se destruye
a sí misma?" 170• Es lo que Marx muestra ahora a propósito de la pro-
piedad privada y del uso qu~ la Dieta quiere hacer de ese concepto
contra el ladrón de madera muerta. "Si se llama robo a toda violación
a la propiedad, sin distinción ni detemrinación más precisa, ¿no sería
toda propiedad privada un robo? ¿No excluyo de esa propiedad, por
mi propiedad privada, a cualquier tercero? ... Negando la diferencia de
especies esencialmente diferentes del mismo delito, ustedes niegan el
crimen ensu diferencia respecto del derecho, suprimen el derecho mis-
mo, porque todo delito tiene algo en común con el derecho mismo" 171•
Toda la obra ulterior da testimonio de la permanencia de la filosofía
de la determinación. "La diferencia -deda la Introduccióndel 57- será
siempre esencial". ✓1Lo que importa -se lee en los Grundrisse-es com-
prender esas diferencias específicas" 172• La filosofía de la determinación
es lo que funda la crítica de la abstracción, de las categorías, cuya abs-
tracción consiste justamente en el desconocimiento de las diferencias
específicas de lo real y sólo pueden ejercer S(?breéste una regulación
formal o, mejor dicho, totalmente ilusoria. Pot lo tanto, es indiferente,
"en la lógica de Hegel, que para la explicación del ser para sí se cite el
átomo o la persona, o que como ejemplo de la atracción se cite el sistema
solar, el magnetismo o el amor sexual" 173• Así, el verdadero socialista*,
11
al cambiar
~
los "nombres concretos" que da a sus "categorías subsu- ,

mé bajo ellas realidades totalmente diferentes, de suerte que, por ejem-


plo, "la generalidad se presenta así sucesivamente como naturaleza,
vida total inconsciente, vida total consciente, vida general, organismo
universal, unidad de conjunto, sociedad humana, comunidad, unidad
orgánica del universo, dicha universal, bien general , etc."174• Así, vemos
a Stimer reducir deterrrúnaciones no sólo diferentes sino heterogéneas,
determinaciones ideales y determinaciones reales, bajo una categoría

170. Ibid., 123; D, I, 113.


171. Ib(d.
172. o,;.cit., 11, 156 .
173. Costes, VIII, 73.
"'Ver nota del traductor , p. 19 [N. del T.).
174. Ibíd., IX, 164; ES,527.

63

L
Marx II. Unafilosofíade la economía

común. "Todas esas cosas tienen algo en común en su representación:


son lo 'sagrado'. Pero al mismo tiempo son cosas totalmente diferentes
unas de otras, y es eso lo que les da su determinabilidad. Sólo se puede
hablar de ellas en su carácter espedfico si no hablamos de ellas desde
la perspectiva de lo 'sagrado' " 175• El desconocimiento de la especifici-
dad de las determinaciop.es reales está igualmente en el origen de la
11
sinonínúca" que se lleva a cabo en Stimer "cuando una palabra que
se encuentra tanto en la práctica como en la especulación se emplea en
su sentido especulativo, cuando se construyen algunas frases con ese
sentido especulativo y a continuación se pretende haber criticado así,
igualmente, las condiciones reales que la palabra también designa".
De este modo Stimer "se rebela contra la especulación filosófica y se
figura haber acabado, en el mismo movnniento, con la especulación
comercial, de la que nada sabe" 176• Pero ese sentido de la especificidad
que es un rasgo constante del pensamiento de Marx se revela sobre
todo en la crítica del método de las "aposiciones" (que Marx denuncia
¡,
1
igualmente en Stimer, pero que podremos encontrar en los filósofos
más famosos). La aposición, que Marx bautiza como la "locomotora
lógica de la historia" de Stimer, la ºfuerza motriz del libro", se da
del siguiente modo: "Para transformar ~ representación en otra, o
para probar la identidad de dos cosas ttjtalmente dispares, se buscan
algunos términos medios que, ya sea por el sentido, ya por la etimo-
logía, ya por la simple asonancia, pueden servir para establecer una
: ¡i°
.¡ · relación aparente entre las dos representaciones fundamentales. Estas
son relacionadas entonces con la primera representación en forma de
..i'· aposición, de modo tal que cada vez nos alejamos más de lo que había-

mos partido y nos acercamos más a lo que queremos llegar. Cuando la


cadena de las aposiciones está suficientemente preparada como para
que podamos concluir sin peligro, se adjunta la representación final
también en forma de aposición por medio de un guion, y el juego de
manos queda consumado" 177•

175. Ibíd., VIII, 73-74;ES,314. Marx dice también del "método" de Stimer: "Se co-
mienza por colocar el Estado y el trabajo como una especie particular de sagrado,
tallada a medida, y a continuación se resuelve esa categoría particular en la cate-
goría general de lo 'sagrado'; y todo eso puede hacerse sin decir nada ni acerca
del trabajo ni acerca del Estado" (ibíd.)
176. Ibíd., VIII, 62; ES,308.
177. Ibíd., 57-58; ES,306.

64

..,
,_11~ : .
CapítuloVI: Las últimaspresuposiciones

Sin embargo, la filosofía de la determinación que toma fonna en


las obras de juventud del joven Marx y va a dominar todo el análisis
económico en modo alguno puede comprenderse a partir del pensa-
núento de Feuerbach. Lejos de ser una simple consecuencia del mismo ,
por el contrario se le opone, y ello de manera decisiva . El materialismo
inhri.tivo es un empirismo, y ;por eso en Feuerbach la determinación
es esencialmente una determinación sensible, la diferenciación una
diferenciación sensible, la especificidad una especificidad sensible.
Las determinaciones sensibles se caracterizan por ser exteriore s unas a
otras, porque son temporale s y el tiempo es el medio de la exterioridad.
En tanto que exteriores unas a otras, las determinaciones sensibles se
excluyen entre sí y, al rechazarse de este modo mutuamente , cumplen
cada una, respecto de la otra, el papel de un polo individual. Para
Feuerbach, justamente, el individuo es una realidad sensible. Por eso
escribiría: "Una infinita plenitud o multiplicidad de predicados que
son realmente diversos, y tan diversos que uno de ellos no puede ser
inmediatamente conocido ni puesto al mismo tiempo que otro, sólo se
realiza ... en una plenitud o multitud infinitas de seres diversos o indi-
viduos". Y agregaría: "Allí donde hay auténticos predicados diferentes,
hay tiempos diferentes "178• Es por lo que finalmente el concepto de Dios
sería rechazado , porque pretendía reunir en$ solo ser la totalidad de
las determinaciones que, en tanto que sensiqles, sólo pueden consti-
tuir por el contrario una pluralidad radical de seres en la insuperable
exterioridad del tiempo . "Ligada al concepto de Dios, distinguida y
separada del ser del hombre " -Feuerbach acaba de mostrar que éste
se .fésuelve en una colección indefinida de individuos separados- "la
pluralidad infinita de los div ersos predicado s es una representación sin
realidad, pura imaginación, la representación de la sensibilidad pero
sin sus condiciones esenciales, sin la verdad de la sensibilidad' ' 179•
En Marx, precisament e, la determinación escapa a las condiciones
de la sensibilidad. Mientras que para Feuerbach , como para toda la fi-
losofía clásica, lo que individualiza cada vez una realidad dada , lo que
permite identificarla y reconocerla como la misma realidad , es el espa-
cio y el tiempo, por lo tanto las formas fundamentale s de la sensibili-

178. La esenciadel cristianismo,ap.cit., 140-141.


179. lbíd., 140-141.

65

L
Marx JI. Unafilosofiade la economía

dad 180, en Marx vemos surgir una concepción totalmente diferente del
principio de individuación, y es así porque la subtiende una ontología
nueva, aquella que en las TesissobreFeuerbach sustituyó a la metafísica
tradicional de la intuición (ya sea una metafísica racionalista o empiris-
ta). Lo que determina toda realidad, lo que la califica, especifica y hace
de ella lo que es, lo que~ individualiza, es esa misma realidad, a saber,
lo que ella es para sí :rrusma, no en la intuición o bajo la mirada de la
conciencia sino en la experiencia inmediata de la praxis, como modo
de la subjetividad inmanente original que hace justamente de ella una
determinación no ya del ser objetivo sino de la vida.
Ahora bien, la definición del principio de individuación al interior
de una ontología de la praxis está cargada de consecuencias. Mientras
que el ser-en-conjunto de las determinaciones que encuentran sus
"condiciones esenciales" en la sensibilidad es la yuxtaposición o la su-
cesión, es decir, en cualquie,r caso, la exterioridad, las determinaciones
subjetivas de la praxis advienen a la experiencia y se experimentan de
entrada como pertenecientes a un mismo flujo fenomenológico. Por
eso las interpretaciones que Feuerbach y Marx dan de la división del
trabajo se oponen término a término, aunque una y otra se apoyen en
el concepto de determinación: porque d~ uno al otro el concepto ha
sufrido una mutación radical. En efecto, ~l problema de la división del
·I trabajo no es otro que el de la relación entre las determinaciones. En
Feuerbach esta relación es externa, reside en la exterioridad como tal, y
las cualidades permanecen extrañas como los individuos en que se rea-
;ji ~·lizan. Pero Marx no podía admitir esa exterioridad , no concebía, como
1' :1;
·¡···
l¡i ·· hemos visto, que la satisfacción caiga por fuera de la necesidad, el dis-
··,¡'d•Ir frute por fuera del trabajo. Una vez más, no se trata de una exigencia
:¡; '
l1;.1
·1
, ética, de un juicio que viene de otro lado. La necesidad misma tiende
·:11
lli
i!I ·
hacia su propia realización, una satisfacción que permaneciese extraña
·1·
a ella sería puro sinsentido. Es el trabajo el que quiere el disfrute , y en
t,:1i ' primer lugar el disfrute de sí. A la exterioridad de las deternúnaciones
. ¡1
feuerbachianas -exterioridad que encuentra su esencia en el tiempo y •
l -: 1
: ,¡:.! . que, como tal, es insuperable (el género, justamente , no es más que la
sumatoria exterior de todos los predicados)- se opone radicalmente la
. ,! interioridad recíproca de las determinaciones de la praxis, interioridad
; ¡

j¡;i,!I ISO. Esta concepción será también la de Hu sserl en sus Leccio nes paraunafenome-
l]::.
:: nología de la conciencia interna deltiempo, op. cit., cf. § 31.
r,!1·, ,
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66
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Capítulo VI:Las últimaspresuposiciones

en virtud de la cual se pone de manifiesto que es la necesidad misma la


que se hace actividad y trabajo, la que deviene satisfacción y disfrute .
Naturalmente, una filosoña de la vida inmanente tenía que dar una
:importancia decisiva a los conceptos de necesidad, actividad, disfrute,
porque estas son las determinaciones originales de la vida. Son origi-
nales justamente en tanto que ':inmanentes: aparecen en la experiencia .,
constituyen su sustancia, dirigen el curso de la misma antes que toda
intuición y pensamiento. Sin embargo , la intelección del carácter decisi-
vo del concepto de necesidad todavía requiere un comentario. Porque
la necesidad ., tal como la entiende Marx., no designa meramente una
determinación de la vida -por más privilegiada que pueda ser una
necesidad - sino que, más profundamente, es el lazo de todas las de-
terminaciones de la vida , su interioridad redproca sobre el fondo de su
inmanencia esencial.,el movimiento mismo de la vida . La necesidad .es
la vida misma .,la totalid!ld monádica de todas sus potencialidades sub-
jetivas. Por eso no hay realización aislada de la necesidad .,y compren-
demos ya lo que entendía Marx por necesidad abstracta . No solamente
se trata de la necesidad de dinero , única necesidad producida por la
economía política, sino también de las necesidades materiales "grose-
ras", que reducen el hombre a un animal. Lo que condena a cada una
de esas necesidades, lo que constituye su abstracción , no es en modo al-
guno su contenido intrínseco., es el hecho de q'ueno son idénticamente
la necesidad de todas la otras necesidades y el primer momento de su
realización, el hecho de que no se identifican con el movimiento rrúsmo
de !~vida 181• Es de ésta y en relación con ésta, a fin de cuentas , que esa
necesidad es "abstracta ".
Y comprendemos también otro carácter no menos esencial que
presenta la necesidad a ojos de Marx, a saber, que consider ada en la
efectividad de su ser concreto nunca es falta, negati vidad, sino por el
contrario el ejercicio de una potencialidad positiva de la vida . Por eso,
de lo que se trata no es de suprimir la necesidad -la satisfacción no tiene
nada que ver con esa supresión- sino por el contrario de volverla efec-
tiva y de efectuarla . La satisfacción es justament e eso: la efectuación de

181. Cf: por ejemplo estos textos de los Manuscritos del 44: "Oer tame nte comer,
beber, proc rear, etc., son también fun ciones ... humanas. Pero separada s abstra c-
tamente del resto del campo de las activida des human as y transform adas de este
modo en fin último y único, son bestiales" (op. cit., 61). Y también: "La economía
política sólo conoce al obrero como bestia de trabajo, como un animal redu cido a
las necesidade s vitales más estric tas" (ibíd., 14).

67

L
r-

Marx II. Unafilosofíade la economía

la necesidad. Por eso la actividad, el trabajo mismo,. es necesidad . Por


lo tanto, la necesidad no es como una pura virtualidad subjetiva, por sí
misma irreal, y que por lo demás espera su realización por ejemplo de
la objetividad. Precisamente porque la subjetividad ya no es (como en
el hegelianismo) el medio imaginario de las posibilidades incumplidas,
porque las virtualidades ·y aspiraciones mismas son reales 182, también
es real la necesidad a lo ·1argo de todo su desarrollo, tanto en el mo-
mento del deseo como en el del disfrute. La realización pertenece a la
subjetividad como lo que encuentra en ella, a la vez, el medio de su
posibilidad y efectividad y las leyes según las cuales se produce. Esas
leyes son las potencialidades de la subjetividad monádica, potencia-
lidades que están inscritas en ella y la constituyen, justamente lo que
llamamos sus necesidades. Lo que afirma Marx, más allá de las muta-
ciones conceptuales de su pensamiento, es esta inscripción de las po-
tencialidades subjetivas en la realidad de la subjetividad monádica y de
modo tal que también deben encontrar en ella su realización, el hecho
de que así las necesidades no son otra cosa que la autorrealización de
esa subjetividad en su inmanencia radical y -como debemos decir- de
su interioridad. 1844:"El hombre, en quien su propia realización existe
como exigencia interior, como necesidad" ,183• 1857:'¿Qué será la riqueza
una vez despojada de su forma burguesa /todavía limitada? Será la uni-
versalidad de las necesidades, de las capacidades, de los disfrutes, de
las fuerzas productivas, etc., de los individuos ... Será la dominación
1
' 11
,: 1
plenamente desarrollada del hombre ... la expansión completa de sus
' 1
capacidades creadoras ... el desarrollo de todas las fuerzas humanas
.!;i
•·"'·en tanto que tales ... El hombre no se reproducirá como unilateralidad
:¡¡: sino como totalidad ... En la economía burguesa y la época correspon-
i ·'
11; diente, en lugardela expansióncompletade la interioridad humana,es su
¡I:: 184
l'' 1. . completo despojo" •
',.¡
I'.
·1 ,. ·¡
¡: Una filosofía de la determinación en el sentido que se ha indicado,
'I .
de la determinación que se define a partir de sí misma, que encuentra
i': (
1., ' su realidad y especificidad en su efectividad fenomenológica, no pue-
1 ¡. .
de sino rechazar las explicaciones reduccionistas del tipo de las que
:·. I¡¡
.1
I• 1.
182. A Stirner, que declara que "La libertad es y sigue siendo un a aspiración ",
11
¡; ;' i
¡. '
Marx replica: como si la aspiración no fuera también ella una propiedad , un dis-
frute personal de individuos formados de un modo particular" (Costes, VIII, 124;
ES, 342).
,,
;f¡ ¡ ·1 183. Manuscritos del 44, 97.
'1¡· ;:\ ,., . 184. Grundrisse, I, 450; subra yado por nosotros.
in,;
11 : .

·11) : . _;.. 68
.'~:i: ; :
¡j ¡' .' .
'
.
·.
CapítuloVI: Las últimas presuposíciones

propondría el marxismo. Por ejemplo, la pretensión de reducir la alie-


nación religiosa a la alienación política y ésta, a su vez, a la alienación
económica, desconoce la originalidad de los diferentes órdenes de la
realidad. No obstante, ·en tanto que determinaciones inmanentes a la
vida, las diferentes modalidades de ésta no están ligadas según el lazo
de la causalidad externa que, '_en las mitologías marxistas, vincula es-
tructuras y superestructuras, ·sino en razón de su naturaleza misma, en
tanto que se las puede comprender en último término como los modos
de realización de una misma realidad, como las diversas necesidades
de una misma necesidad. Razón por la cual nunca encontrarnos en
Marx la reducción unilateral y monótona de una esfera de la realidad
a otra sino, siempre y conjuntamente, dos tipos de afirmaciones apa-
rentemente opuestas pero en los hechos no sólo complementarias sino
idénticas. Por un lado, la afirmación de la especificidad de cada uno de
los órdenes que componen la realidad; por otro lado, la afirmación de
su unidad interior . Esta situación es visible desde los primeros escritos,
por ejemplo en el artículo sobre la ley de prensa. A las declaraciones que
hemos citado, que postulan la originalidad de cada forma de libertad y
en general de cada "perfección", se añaden como su complemento las
que proluben aplicar las leyes de una esfera de~ ser a otra, especialmen-
te las de la esfera inferior a una esfera supetjor. "¿No es humorístico
aplicar a una esfera superior las leyes de una e$fera inferior, así como es
cómico ver a niños montar sobre grandes caballos?" 185. Como se puede
constatar a propósito del derecho: "Pero si la deducción consiste en ad-
mitir que la forma superior del derecho se demuestra por el derecho de
un~forma inferior, por el contrario es errónea su aplicación, que hace
de la esfera inferior la medida de la esfera superior y da a sus leyes,
racionales en su propio marco limitado , algo de cómico al concederles
su pretensión de no ser leyes de su propia esfera sino de una esfera
superior. Es como querer forzar a un gigante a vivir en la casa de un
pigmeo'' 186•
Sin embargo, una urudad atraviesa todas las determinaciones, funda
su coherencia interna y su solidaridad, en tanto que son las determina-
ciones de una sola y la misma vida. "Toda forma de libertad es función
de las otras libertades, así como todo miembro del cuerpo es función

185. Costes,V, 81; D, I, 71.


186. Ibid., 77; D, I, 69. Estos textos establecen inequívo camente una jerarquía de
las esferas de la existencia human a, la cual responde a la jerarquía de las necesi-
dades humanas .

69

L
r
Marx II. Unafilosoftade la economía

de los otros miembros. Cuando se pone en cuestión una libertad deter-


minada , se pone en cuestión la libertad toda''; y por eso "nada es más
absurdo, cuando se trata de una existencia particular de la libertad, que
creer que estamos ante una cuestión particular" 187• La continuidad de
las determinaciones de la vida, la afirmación de su coherencia interior
y solidaridad -pese a sü especificidad o más bien en razón de la mis-
ma- se vuelve explícita después del 45, cuando el hegelianismo cede el
paso a la filosofía de la praxis. La teoría de la especificidad y-al mismo
tiempo- la unidad de las detemúnaciones esenciales de la existencia ya
ha sido expuesta, es la teoría de la genealogía.
La interpretación de la vida como inmanencia constituye el elemen-
to permanente del pensamiento de Marx. Hemos visto que anima se-
cretamente los escritos de juventud. La libertad de prensa, en realidad,
no es otra cosa que la exigencia, a una modalidad del pensamiento y
finalmente de la existencia, de desarrollarse a partir de sí misma y de
su querer más interior. El rechazo de la censura es el rechazo de una
intervención exterior a esa teleología inmanente de un modo de la vida.
'~No es evidente que la restricción que se impone desde el exterior a
la vida intelectual no es parte del carácter interior de esa vida, y no
i hace más que negar esa vida en lugar d~ afirmarla?" 188 • En tanto que

condicionamiento puesto desde el exteripr al desarrollo inmanente de
: 1
la vida, la censura aparece como una herida, como una enfermedad,
; ¡i
1. simboliza toda forma de trascendencia y le confiere ya el sentido que la
:! !.¡
t: misma tendrá a través de toda la obra de Marx, el sentido -en tanto que
• 1!1

~-golpe que se asesta a la vida- de destrucción y de muerte. "La libertad


1 :
· de movimiento ¿no es igualmente parte de la vida? ¿Qué es una enfer-
'·¡ :
I. medad sino la vida impedida en su libertad? Un médico permanente
: l. : sería una enfermedad de la cual no podríamos siquiera esperar morir
'¡l, y con la cual habría que vivir . Que la vida muera, vaya y pase; pero es
: 1 imposible que la muerte viva". Y también: "La censura postula en prin -
. [I , : ;:
cipio que la enfermedad es un estado normal, o que el estado normal ,
Ji 1 1[. , :;
la libertad , constituye la enfermedad" 189•
1
I· .
1 ••

1 • •

:!.IJ :
•-. ,; ! '
187. Ibíd., 91-92; D, L 76-77. Muchos otros textos muestran esa unidad y solida -
1~\:
: ridad entre las diferente s esferas de la vida, por ejemplo: "La revolución de un
:¡·.r
i' r .:
pueblo es total¡ en otros términos , cada esfera hace la revolución a su modo. ¿Por
i
qué la pren sa no la haría en tan to que prensa? " (ibíd., 21¡ D, I, 39).
' ¡' f
' 1: ' 'i' 188. Ibíd., 49; D, I, 54.
').1: :¡,i·,
1 ~:. 1 1 ! . 189. Ibíd., 58-59; D, I, 59 .
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'li::t1 ·¡ : t
"1.! j :
·'·-··~··
CapítuloVI: Lasúltimaspresuposiciones

Sería un error creer que esta filosofía de la libertad es hegeliana: en


tanto que la libertad no significa aqi.ú otra cosa que la inmanencia de
la vida, su desarrollo interior y el rechazo de toda trascendencia, es
la forma radical que toma en Marx el antihegelianismo, y ello desde
sus escritos de juventud. Esto se ve bien en el artículo sobre la ley de
prensa. Lo que Marx reclama para la libertad, ciertamente, es una ley,
y ello como condición de su ·existencia, de una existencia que, de este
modo, aparece como una realidad política, ideal, objetiva, universal.
Dice Marx en oposición a la ley sobre la censura: "La ley sobre la prensa
es una verdadera ley, porque es la expresión positiva de la libertad .. .
la existencia de la libertad" 190• Puesto que dan existencia a la libertad,
las leyes no son medidas represivas contra la libertad, así como la ley
11

de gravedad no es una medida represiva contra el movimiento ... Las


leyes son, por el contrario, las normas generales, positivas y claras en
que la libertad ha conquistado una existencia impersonal, teórica, in-
dependiente de la arbitrariedad individual", y ello justamente porque
la hacen entrar en la esfera de la universalidad política. "Si no hubiese
legislación sobre la prensa, la libertad de prensa estaría excluida de la
esfera de la libertad jurídica, porque la libertad reconocida por el dere-
cho existe en el Estado en forma de ley" 191• ,
'
Sin embargo, esta ley sobre la libertad de prensa, y toda ley en ge-
neral, es inesenci.al, en primer lugar porque, en tanto que ley, es ideal
y se sitúa de entrada por fuera de la esfera de la realidad, por fuera
de la esfera de la vida. De hecho, la ley sobre la prensa no hace otra
cosa
.-;,i-
que enunciar, en el plano de la conciencia y de la representación ,
un'a libertad que la precede ontológicamente y que es la libertad de
la vida misma, que es esa vida misma en tanto que, en virtud de su
propia inmanencia de principio, encuentra en sí misma el principio de
su acción, no en forma de motivos racionales sino como su naturaleza
propia, como el conjunto de sus potencialidades subjetivas, como sus
necesidades. Por eso el texto que comentamos agrega: '½llí donde la
ley es una _ley verdadera, es decir, la existencia de una libertad, es la
verdadera 'existencia libre del hombre . Las leyes, por lo tanto, no pue-
den prevenir las acciones del hombre, porque son lasleyesintrínsecasy
vitales.de sus actos,losreflejosconscientesde su vida.Porlo tantola ley se
desvaiiece ante la vida del hombrecomoanteuna vida de libertad " . Y sólo

190. lbíd., 55-57; D, I, 57-58.


191. lbíd., 56-57; D, I, 58.

71

L
f4.

Marx II. Unafilosofiade la economía

cuando esa vida deja de ser una vida de libertad, cuando en virtud
de una perturbación enigmática deja de ser la vida, la ley surge como
una evocación y un signo, simple sustituto ideal de una realidad de-
clinante: "y sólo después de que, por su acción verdadera, el hombre
ha mostrado que dejó de obedecer a la ley natural de la libertad, ésta,
en tanto que ley de Esta~o, lo fuerza a ser libre, del mismo modo que
las leyes físicas sólo toman para mí la forma de un elemento extraño
cuando mi vida ha dejado de ser la vida de esas leyes, es decir, cuan-
do es alcanzada por la enfermedad" 192• Así, toda la obra de Marx está
recorrida por esta verdad esencial, a saber, que por fuera de la vida
sólo puede quedar un despojo exangüe y el cielo vacío de la irrealidad,
porque, en su inmanenda radical, la vida contiene la realidad. Por eso
su ley no puede ser una ley propiamente dicha, sino solamente ella
misma . El manuscrito del 42 y La cuestiónjudía, que prolu'ben "que el
hombre considere como su verdadera vida la vida política situada más
allá de su propia individualidad" 193, encuentran un eco en la crítica de
la historia hegeliana de La ideologíaalemana:"Por lo tanto la historia se
debe escribir siempre según una norma situada por fuera de ella, la
real producción de la vida aparece como no histórica, mientras que lo
histórico aparece separado de la vida vulgar, situado por fuera y por
,, encima del mundo" 194• :
i:,,
La triple caracterización de la realidad como radicalmente inma-
nente y, por consiguiente, como vida, como una vida por esencia mo-
.ti nádica y siempre determinada, no es una simple curiosidad filosófica,
l 1
,...cuya evidenciación no ofrecería más que un dudoso interés para 'el
¡1 ' esclarecimiento de la obra de Marx. La economía surge y se determina
!:
.!
' 1
+
en la problemática en relación con esos tres caracteres fundamentales
;i ¡
de la realidad y como su negación paradójica: la "realidad" económica
1
,¡ ' se propone desde un principio como la alienación de la vida.
1 ~ ~

192. Ibíd.,57; D, I, 58; subrayado por nosotros .


193. Ibid., I, 187; D, I, 360.
194. Ibíd., VI, 186-187; ES, 70-71.

72
CAPÍTULO VII
La economíacomoalienaciónde la vida

1° La inversiónde la teleologíavital.
La interpretación de la economía como alienación de la vida es un
tema constante del pensamiento de Marx, atraviesa toda su obra y
reviste en ella múltiples formas. En cualquier caso, no se trata aquí de
proponer una elucidación sistemática de la misma sino simplemente
algunos ejemplos. Su estudio valdrá como d~scripción preparatoria.
La alienación de la vida podrá ser aprehendiq.a con algún rigor recién
una vez que hayamos establecido el estatuto :de lo económico.
Para la vida, entonces, alienarse en la economía quiere decir en
primer lugar -de un modo aún indeterminado- devenir otro, reves-
tir •Wla naturaleza ajena, extraña a su naturaleza original, que de ese
modo se ve falsificada y se pierde. Por esta alienación, las determi-
naciones, las leyes, las relaciones de la vida -entendiendo por ello
los individuos vivientes- devienen determinaciones, leyes, relaciones
económicas. Marx señala por doquier y denuncia de manera implaca-
ble esa sustitución de las relaciones vivientes de la vida por relaciones
económicas. Dicha sustitución es lo que define a la economía mercan-
til, la cual va a constituir justamente el tema explicito y constante de
su análisis. En efecto, lo que la caracteriza es que las relaciones que
se instituyen entre los individuos no proceden de ellos ni tienen en
• ellos su principio, no son cada vez la expresión de sus determinacio-
nes subjetivas esenciales. No son relaciones de amor, de amistad, de
colaboración en un trabajo que se emprende en común con un obje-
tivo común, portador o representativo de sus necesidades vitales y

73

L
Marx II. Unafilosofíade la economía

espirituales más profundas y personales . La economía mercantil se


define por el intercambio de los productos del trabajo humano, que
en ese intercambio devienen mercancías. En consecuencia;-los indivi-
duos se definen como poseedores de mercancías, las relaciones que
establecen son relaciones entre vendedores y compradores. "Por lo
tanto,esostipossocialesd~tenninados
no se originanen modoalgunoen las
individualidadeshumanassino en las relaciones de intercambio entre
los productores, cuyos productos adquieren la forma determinada de
mercancía" 1. Lo que hace que esas relaciones no tengan su origen en
las individualidades entre las cuales sin embargo se establecen, es el
hecho de que la mercancía que el vendedor ofrece, incluso si fue él
quien la produjo, no entra en el intercambio como expresión de su
trabajo individual y por consiguiente de su propia personalidad, sino
que lo hace precisamente a título de mercancía que tiene tal valor y
representa tanto dinero . Como tal, la mercancía es efectivamente la
expresión de un trabajo, pero, corno se verá, de un trabajo cualquie-
ra en general, y ya no del trabajo particular en el que ese individuo
particular encuentra una expresión particular. Hablando siempre de
las relaciones de intercambio entre productores, el texto que comen-
l
1: tamos agrega: "Las que se expresan en l,a relación entre comprador y
"
! _!¡ vendedor no son relaciones puramente ,ndividuales; tanto es así, que
cada uno de ellos sólo entra en relación 1en la medida en que su traba-
1 :, ! jo individual es negado, es decir, en la medida en que deviene dinero,
porque no es el trabajo de ningún individuo en particular". Por eso
!:\ •i los Grundrissepodrán decir: "Si se considera el proceso de intercam-
' 1
.l !
.'
/·· bio, cada uno aparece frente al otro como poseedor de dinero o, más
'1- aún, directamente corno dinero" 2 • Esa reducción de la relación indivi-
¡i 1·,.
: dual a la relación económica y social que tiene lugar en el proceso de
; '
:; . .
intercambio, Marx la expresa también en estos términos: "La relación
I· ¡ • ·_
real entre las mercancías es su proceso de intercambio. Se trata de un
! • .-
¡ -¡l . proceso social al que los individuos se incorporan aisladamente unos
i: i·.!·;. de otros, pero sólo lo hacen en tanto que poseedores de mercancías,
¡¡ j,1 j"
' . 1

i .. ! I'' sólo existen unos para otros en tanto que sus mercancías existen, de
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·r· l.!'.
.t .
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1:- ':
'
L Pl, I, 351; subrayadopor nosot ros .
2. Op. cit., L 92; para mostrar con un caso límite el carácter monstruoso de esa
1 :- .'

I ·: ..
1
definición económica del indi viduo, el texto agrega: ''Además, dado que aquí el
I' ( ¡
. . ·, '. 11

j' i'
hombre no es más que la individuación del dinero, en tanto que tal es inmortal
. : '¡1·11!, ! como el dinero, y su perpetuaci ón por la herenci a no es otra cosa que la realiza-
. 1t.
·•,¡1
1

.: 1 : ción de esa propiedad " (íbíd., 93).


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1.L_ ,
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

modo que ellos aparecen de hecho como simples velúculos cons-


cientes del proceso de intercambio" 3 • Marx expresa con crudeza qué
significa para la vida esa reducción de la relación individual a la-rela-
ción económica y finalmente la defirúción económica del individuo,
la alienación económica: "En el proceso de circulación nacen nuevas
relaciones de comunicación y;_como portadores de esas relaciones, los
poseedores de mercancías adquieren nuevas características económi-
cas ... vendedores y compradores devienen acreedores y deudores.
Si, como guardián del tesoro, el poseedor de mercanóas interpretaba
un personaje más bien cómico, ahora se vuelve terrible, ya que ahora
no se identifica a sí mismo con una determinada suma de dinero sino
a su prójimo. El mártir del valor de cambio ya no es él mismo sino su
prójimo. De creyente, se convirtió en acreedor; de la religión, cae en
la jurisprudencia. I stay hereon my bond! [ ¡Me atengo a mi pagaré!"
11

- Shakespeare ]"4 •
Es cierto que para Marx la vida individual es siempre una vida
determinada, y que en el proceso económico los individuos apa-
recen siempre con una determinación que define la función de los
mismos en ese proceso. Así, 11en el sistema de intercambio aún poco
desarrollado ... los individuos sólo entran en ~elaciónmutua bajo una
forma determinada"&,como señores y vasallo.s, propietarios y siervos,
como miembros de una casta y, más tarde ) corno maestros y arte-
sanos, etc. Pero los individuos entran en relación precisamente con
esas determinaciones, que son las determinaciones de .su vida, de su
actj..vidady de su trabajo. Por más limitada que sea cada vez su indi-
vidualidad, es a partir de ésta que se presentan el uno frente al otro,
a partir de lo que son en tanto que hacen lo que hacen, en tanto que
artesanos, siervos, señor, vasallo, etc. En el sistema desarrollado del
intercambio desaparece esa presencia de la individualidad en la rela-
ción, desaparece la determinación de ésta por aquella. Poco importa
lo ·que un individuo es, lo que hace y cómo lo hace, sólo cuenta la
mercancía que tiene en sus manos, o más bien su valor. Precisamente,
los individuos sólo se relacionan entre sí en tanto que poseedores de
mercancías. "En las relaciones monetar ias y en el sistema de inter-

3. PI, I, 293.
4. Ibíd., 400. [El fragmento de Shakespeare corresponde a un parlamento de
Shylock en El mercaderde Venecia, acto 4 (N. del T.)].
5. Grundrísse,I, 100 .

75

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

cambio desarrollado ... los lazos de dependencia personal se rompen


y caen en pedazos ... los individuos son libres de enfrentarse e inter -
cambiar en un clima de libertad: parecen independientes ... simple-
mente se abstraen de sus condiciones de existencia y de las relaciones
en las que entran en contacto" 6 •
Esta indiferencia de 'los individuos ante sus condiciones de exis-
tencia y sus relaciones recíprocas se manifiesta en la contingencia
absoluta de la relación que mantienen con sus "relaciones". Mientras
que el señor, el siervo, el zapatero, siempre intervienen en sus relacio-
nes recíprocas en tanto que siervo, zapatero o señor, en la economía
mercantil esa determinación de la relación a partir de la determina-
ción individual desaparece. "En el curso del proceso de metamorfosis
de las mercancías, el poseedor de mercancías cambia de piel tantas
veces como su mercancía o el dinero revisten formas nuevas; así, al
principio, los poseedores de mercancías sólo se enfrentaban a título
de poseedores de mercancías; después, se transforman uno en ven-
dedor., otro en comprador; más tarde., cada uno, alternativamente, en
comprador y vendedor, luego, atesorador y, finalmente., hombres ri-
cos". Agreguemos también: deudor y acreedor. Marx concluye: '½.sí,
1
los poseedores de mercancías no saleq del proceso de circulación
iguales a como entraron en él" 7• :
.:\ '
Dado que la relación entre los individuos ya no expresa la deter-
1 .
minación interior y vital de su praxis real sino que se revela contin-
gente a ella, ya no es justamente una relación entre individuos rea}es
_,.. sino entre sus voluntades, es la posibilidad de relacionarse con otro
· de manera arbitraria por la mediación de la relación arbitraria con la
mercancía. La "libertad" de la voluntad no es otra cosa que la contin-
1
1, ' .

1 ••
gencia de la relación entre la individualidad y las relaciones sociales
! ¡. de intercambio. Dado que se funda en la voluntad ., el derecho es la
! ll expresión ideológica más sobresaliente de ese proceso. Si bien en el
·r . ¡
. .¡;.
·1~
1 contrato el derecho parece remitir el proceso social a la individualidad
!,1 ;: ··'•
11't· .·. ,
, . , de los contratantes por medio de la voluntad., por el contrario se basa
(!:¡:·¡ en la exterioridad de la vida individual y su contenido real respecto
de ese proceso. Uno de los textos más densos y notables que escribió
Marx sobre el derecho como ideología declara: "Para poner esas cosas
en relación a título de mercan cías, sus guardianes tienen que poner se

6. Ibíd.
7. Pl, I, 398.

76
CapituloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

a sí mismos en relación mutua a título de personas cuya voluntad


habita en esas cosas ... cada uno se apropia de la mercancía extraña
abandonando la suya por medio de un acto de voluntad común. Por
lo tanto deben reconocerse recíprocamente como propietarios pri-
vados. Esa relación jurídica, que tiene por forma el contrato, no es
otra cosa que la relación entre voluntades en que se refleja la relación
económica. Su contenido está ·dado por la relación económica misma.
Las personas se relacionan unas con otras sólo en tanto que ponen
ciertas cosas en relación a título de mercancías. Sólo existen unas para
otras a título de representantes de la mercancía que poseen ... las más-
caras con que se disfrazan según la circunstancia no son más que las
personificaciones de las relaciones económicas que mantienen" 8•
Sin embargo, la contingencia del contenido concreto de las indivi-
dualidades respecto del proceso social de intercambio no significa en
modo alguno que los individuos sean libres respecto de ese proceso.
Justamente por esa razón la libre voluntad de los contratantes y el
derecho mismo no son finalmente más que una ilusión, las "másca-
ras" con que se disfrazan las relaciones econórrúcas. Marx describe la
situación paradójica en la que individuos que ya no están vinculados
por el contenido determinado de su propia vi~a -"indiferentes unos a
otros" - sin embargo sí lo están, inevitablemente, por el proceso social
en que se hallan inmersos: "la dependencia ~utua y universal de in-
dividuos que al mismo tiempo permanecen indiferentes unos a otros,
esa es actualmente la característica de sus lazos sociales" 9• Respecto
delr intercambio, los Grundrisseseñalan también: "Ese lazo social que
se basa en sí mismo y en la indiferencia respecto de los individuos" 1º.
Más aún, lo que aparece es que, cuanto más indiferentes al conteni-
do de su propia vida son las relaciones que se establecen entre los
individuos, más ineluctablemente esas relaciones se imponen a los
mismos: "La conexión y la dependencia universal en la producción
y el consumo crecen con la independencia y la indiferencia recíproca
entre consumidores y productores" 11• ·

¿Cómo se constituye y crece esa indiferencia del lazo social respecto


del contenido subjetivo de la vida individual? Con el intercambio

8. Ibíd.,'619~620.
9. Grundrisse,I, 93.
10. Ibid., 99.
11. Ibíd., 97.

77

L ..
r'.;.'
1
!

Marx II. Unafilosofíade la economía

mismo, con la división del trabajo. En la medida en que, en razón de


la división del trabajo, cada uno ya no produce directamente para sa-
tisfacer su propia necesidad, sino que debe intercambiar el producto
de su trabajo contra otros productos necesarios para su subsistencia,
recurre justamente al intercambio y se ve sometido a sus leyes, por
ejemplo a la ley de lá of~rta y la demanda. "El intercambio y la divi-
sión del trabajo se condicionan recíprocamente. Dado que cada quién
trabaja en su propio interés, y que no crea su producto para sí mismo,
debe recurrir al intercambio ... para transformar su propio producto
en medio de subsistencia. El intercambio mediatizado por el valor y
el dinero implica una dependencia universal entre los productores, al
mismo tiempo que el completo aislamiento de sus intereses privados
y una mayor división del trabajo social, cuya unidad y complementa-
riedad se dan por lo tanto como un hecho natural y exterior, indepen-
diente de los individuos. La tensión entre la oferta y la demanda: tal
es el lazo entre individuos indiferentes unos a otros" 12 • Es necesario
comprender qué significa esta sustitución de las leyes de la produc-
ción vital inmediata por las del intercambio. El producto de la ac-
tividad individual no sólo queda por fuera de esa producción vital
inmediata sino que, al entrar en el inte~cambio, se transforma com-
pletamente: ya no es tal o cual objeto particular producido por tal o
cual trabajo determinado, sino cierto valor, cierta cantidad de dinero,
:
en la cual toda cualidad y toda individualidad, toda determinación y
. 1'
ili toda particularidad -tanto del trabajo como de su producto- han sido
-1
1
abolidas. "Cualesquiera sean la forma y el contenido particular de la
' · ! ,,.. actividad y el producto, nos encontramos con el valor, es decir, con
algo general que es negación y supresión de toda individualidad y
toda originalidad" 13•
. !' ·
,·¡·•
: I; \ : .
La negación de la individualidad-que es, idénticamente, la posi-
'
:¡¡\; ···1i : ción de lo universal, de lo u general" - no es, sin embargo, la posición
¡:/1
,·¡·,
del ser (como en Hegel), sino por el contrario su ruina y su privación,
t
,: )
•••
' :
la instauración de una dimensión bastarda de la existencia que es
,1 , . · . : .

i';, ··1 ) justamente la dimensión de lo económico. Si el surgimiento de lo ge-


i. :¡'i ;. neral, y por consiguiente de lo económico -en tanto que se identifica
'1 1 .
1 ;
! - ,· : ! 1 con lo general-, aparece como una alienación, es por referencia a la
:.•:.. ; :;
• I' :: 1 idea previa del ser como realidad viviente y, por esencia, cualitativa-
-ti:,¡
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i ., 12. Ibíd., 95.
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i· 11n11·; : ! 13. Ibid., 93.
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• .•=
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

mente determinada . No como alienación de orden ético, tributaria en


su concepto de un sistema axiológico preexistente,. de cierta idea del
hombre, sino como una alienación ontológica. Lo que se mantiene por
fuera de la esfera de las determinaciones cualitativamente definidas y
diferenciadas de la vida no es más que un medio homogéneo y vacío
en el que toda diferencia sól6 puede ser cuantitativa. Respecto de la
moneda considerada como tercera función del dinero los Grundrisse
señalan: "En tanto que riqueza general, sólo existe en ella diferencia
cuantitativa. La riqueza general varía según la cantidad ... ". Por eso,
"cuando el dinero ... deviene la medida del valor del individuo", éste
será evaluado simplemente desde el punto de vista de la cantidad,
es decir, con abstracción de todas las determinaciones reales de su
vida. "El individuo es más rico cuanto más posee" 14• Las determi-
naciones cuantitativas del dinero se instalan frente a la subjetividad
individual como relaciones objetivas, en tanto que se sitúan por fuera
de la esfera de las diferenciaciones cualitativas de la vida y en tanto
que sus leyes -las leyes del intercambio y de la econorrúa en gene-
ral- son extrañas a las leyes de la subjetividad individual. El carácter
limitado de las relaciones sociales, que hasta entonces se fundaba en
la finitud de los individuos (en tanto que éste hacía tal cosa y aquél
tal otra), cambia completamente de naturale.i;a y de sentido: ya no es
la .finitud inherente a cada individualidad ~n virtud de su positivi-
dad misma, sino el hecho de que cada una ' choca ahora contra una
objetividad insalvable. "Lo que en el primer caso aparece como una
linútación del individuo por otro individuo, en el segundo caso es la
lin1!tación objetiva del individuo por condiciones independientes de
él y que tienen sus propias leyes"15• Se sustituye la limitación interior
por una determinación exterior definida por la exterioridad misma,
la existencia autónoma de la cosa. Este advenimiento de la relación
a la existencia para sí en la exterioridad de la condición de cosa es lo
que Marx llama su reificación. "Las relaciones reificadas de depen-
dencia revelan que las relaciones sociales -por lo tanto las relaciones

14. Ibíd., 171-172.Vemos aquí en qué medida la concepción marxista de la dialéc-


tica como pasaje de la cantidad a la calidad -también aquí copiada de Hegel- es
absurda cuando se intenta aplicarla a Marx. Para él, no es la calidad la que pro-
cede de la cantidad, por un juego de acumulaciones o mutaciones progresivas,
sino que, muy por el contrario, la cantidad procede de la calidad por abstracción,
es decir por empobrecimiento , y finalmente como uno de los modos típicos de la
alienación.
15. Ib{d., 100.

79
rr Marx II. Unafilosofíade la economía

de producción- son autónomas respecto de los individuos" 16 • Y de


modo más explícito: "el carácter social de la actividad y del producto,
así como la participación del individuo en la producción, son aquí
extrañas y reificadas frente al individuo. De hecho, las relaciones que
establecen los individuos consisten en una subordinación a relaciones
que existen con independencia de ellos y que surgen de la colisión
entre individuos indiferentes unos a otros. El intercambio universal
de actividades y productos, que se transformó en condición de la
vida, se les presenta como algo extraño e independiente de ellos. En el
intercambio, las relaciones sociales entre las personas se transforman
en vínculo social entre objetos; la riqueza personal se transforma en
riqueza material" 17•
Esta sustitución de la vida por la cosa que tiene lugar en la econo-
mía llega tan lejos que una determinación subjetiva como la confianza
-que está ligada manifiestamente a la relación intersubjetiva y que le
pertenece como determinación esencial- ahora encuentra su aplica-
ción en el objeto. "Los hombres prefieren confiar en la cosa (dinero)
más que en los hombres . ¿Por qué? ¿No es, evidentemente , porque las
relaciones entre individuos se han fijado en las cosas, porque el valor
de cambio es de naturaleza material y no:es más que una relación alie-
nada de la actividad productiva entre la~ personas?" 18• Esta alienación
de la relación social subjetiva en las cosas queda ilustrada en las listas
oficiales semanales de precios de referencia, donde los valores figu-
i'I
:¡:
ran en forma de precio, 11donde el carácter social de las cosas aparece
·!.: ,.. como independiente de las personas y frente a ellas". Por eso Márx
:1
1· ' también dice que el panorama del comercio y la producción que se ve
en las listas de referencia 11es un ejemplo perfecto de la oposición que
1

instala a los individuos frente a sus propios intercambios y productos


fijados en una relación materializada e independ iente. En el mercado
mundial los lazos entre los individuos se vuelven más fuertes, pero se
fijan por fuera de ellos y tienen un carácter autónomo" 19 •
Los textos "económicos" prolongan y repiten a los textos filo-
sóficos. La ideologíaalemanamostraba de entrada que la relación de
intercambio y comercio establecida por la división del trabajo deter-

16. Ibíd.
17. Ibíd., 94.
18. Ibíd., 97.
19. Ibíd., 97-98.

80
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

mina relaciones entre los individuos que ya no se explican a partir de


ellos. "Los individuos mismos están completamente subordinados a
la división del trabajo y son puestos así en completa interdependen-
cia'-',lo cual significa, en lo concerniente a sus relaciones, que .11todo
el comercio hasta aquí no ha sido más que el comercio entre indi-
viduos en condiciones determinadas, no entre individuos en tanto
que individuos" 2º.Toda la polémica contra Stirner muestra el carácter
de obsesión que reviste la cuestión en el espíritu de Marx. Sin duda
alguna, fue Stirner quien instaló la exigencia de las relaciones inter-
subjetivas como relaciones no sólo "humanas" -como querían ya, si-
guiendo a Feuerbach, los Manuscritosdel44- sino también originadas
en la individualidad especifica y la particularidad de cada uno de
los participantes. "Sólo si sois únicos podréis relacionaros unos con
otros en base a lo que realmente sois" 21 . Por eso, cuando Marx critica
a Stirner -que quiere que "las relaciones entre los individuos sean sus
propias relaciones y que sus diferencias recíprocas sean su distinción
personal" 22-, lo que pone en cuestión no es esa exigencia misma sino
la incapacidad de Stirner para darle un contenido: "Sancho quiere
-o más bien cree querer- que los individuos tengan relaciones pura-
mente personales, que su comercio no tenga como intermediario un
tercero., una cosa" 23• Esa mediación de una c,osa es la determinación
económica y social, que acaba de sustituir a l~s determinaciones indi-
viduales y hacer de la relación intersubjetiva una relación económi-
ca. "Esta tercera cosa es aquí el 'elemento particular' o la oposición
particular no absoluta, es decir, la posición recíproca de individuos
corrdicionados por las condiciones sociales actuales. Por ejemplo,
Sancho no quiere que dos individuos se encuentren en 'oposición'
como burgués y proletario, protesta contra ese 'elemento particular'
del que el burgués 'tiene más' que el proletario; querría verlos entrar
en una relación personal de individuo a individuo. No considera que,
en el marco de la división del trabajo, las relaciones personales devie-
20. Costes,IV, 239; ES, 101.
21. Gtado por Marx, La ideologíaalemana,Costes,IX, 93; ES, 479. Como se sabe,
Stimer i:onsíderaba que la diferencia radical entre cada individuo es la condición
de su no oposición a los demás: "Como ser ÚIÚco,no tienes nada en común con el
otro ní;,por consiguiente, nada que te separe de él y lo vuelva hostil a ti .. . la opo-
sición desaparece en la separación absoluta o individualidad " . Marx también cita
este texto, fbíd.,IX, 91; ES,478.
22. Citado por Marx , ibid.,95; ES, 480.
23. Ibíd., 94; ES, 479-480.

81
r)
1

Marx II. Unafilosofiade la ecanomia

nen necesaria e inevitablemente relaciones de clase y se fij~ como


tales" 24.A los deseos de Stimer, Marx opone por doquier la precipi-
tación de las relaciones sociales en la objetividad desde el momento
en que devienen relaciones económicas. Y lo que le reprocha a Stirner
es, por un lado y como hemos visto, el pensar que una modificación
de la conciencia y de la moral podría abolir esa reificación de las rela-
ciones25y, por otro lado '-y significativamente aquí para nosotros- el
aceptar en los hechos esa reificación que pretende rechazar. Y ello por
dos razones. Porque al limitar su crítica al plano político y al rechazo
del Estado deja subsistir las relaciones económicas que atraviesan la
sociedad real26• Porque el propio Stimer es víctima de esa reificación.
Así es que, después de reclamar para el individuo algo diferente a la
determinación económica, un tiempo que no sólo sea el necesario al
reposo exigido por el trabajo sino que también sea, para la vida mis-
ma, la pura posibilidad de disfrutar de sí-ºpara disfrutar de sí como
del Único después de haber realizado su ,tarea como hombre" 27-,
Stimer reclama para la actividad única del Unico, para el trabajo que
sólo él puede hacer, un suplemento de salario, y así ya no trata a esa
actividad como un modo de la vida y su expresión propia sino, preci-
samente, como un trabajo económico . "E;nla página 3~3, lo que viene
después del trabajo humano ya no es el /disfrute del Unico; sino que
el trabajo humano puede realizarse como un trabajo único, y reclama
entonces un suplemento de salario. El Único, que tiene en vista no
su individualidad sino un salario más elevado ... "2B. A fin de cuentas,
lejos de evitar la reducción de las relaciones individuales a las relacio-
/·· nes económicas, Stimer desarrolla sobre ella toda su construcción, y
ello precisamente en razón del papel que asigna al lenguaje, que no
es otra cosa que la expresión de la coincidencia entre las relaciones
mercantiles y las relaciones individuales en la sociedad burguesa. ''Al
.~i
i:': /i ' 24. Ibid., 94; ES, 480.
jfj ,: : . 25. "Como don Quijote, cree que puede transformar las potencias materiales pro-
.. . 1 ·I
1 : I : ·. ducto de la división del trabajo en potencia personal , sin más trámite y por pura
disposición moral" (ibíd.,VIII, 181; ES, 377).
l{j¡: : 26. "Deja subsistir la vieja sociedad y con ella la subsunción de los individuos
l:'Hi':',¡ .·,r' a la división del trabajo, y así es incapaz de escapar al sino de dejarse prescribir
1! ! '
una 'individualidad particular' por la división del trabajo y por la ocupación y la
:;i¡,, situación que se le asignan" (ibíd., IX, 27; ES, 441).
.¡. .'t !; 27. Ibid., IX, 9; ES, 430.
·,i .1. ¡ ...
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28. Ibíd.1 n; ES, 431.
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¡;I",.<e,i .
I-~ --
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

burgués le resulta fácil probar a través de su lenguaje la identidad


entre relaciones mercantiles e individuales o, más en general, huma-
nas, sobre todo porque su lenguaje es un producto de la burguesía
y porque, tanto en el lenguaje como en la realidad, las relaciones de
tráfico han devenido la base de todas las otras" 29 •
La reificación de las relaciones individuales en las relaciones eco-
nómicas, la autonomización de estas últimas, determinan en la sub-
jetividad viviente una mutación que la afecta en lo más profundo, la
inversión de su teleología propia. En el movimiento inmediato de la
vida, la producción no es otra cosa que el momento en que la nece-
sidad se hace actividad a fin de satisfacerse. El "trabajo" pertenece
a la teleología inmanente de la vida mientras que, por su parte, el
producto del trabajo no es más que el objeto de la necesidad, aquello
que aporta satisfacción en lo inmediato, lo que se llama un valor de
uso. En el trabajo así comprendido, la vida produce inmediatamente
su propia satisfacción, el conjunto del proceso de producción y con-
sumo no sólo es transparente a sus ojos, es también esa vida misma
tal como ella se experimenta y se quiere. En el nivel de la actividad
viviente, entonces, ésta no es un simple medio para llegar a lasa-
tisfacción, una mediación extraña, sino que pertenece al movimiento
de la necesidad, es su efectuación y la neces,idad misma en su efec-
tuación. He ahí por qué a lo largo de toda sµ obra Marx dice que la
actividad es en sí misma una necesidad. A partir del momento en que
media el intercambio, a partir del momento en que la subjetividad ya
no ,f_Onsume ella misma el objeto que acaba de producir, se rompe la
unidad vital inmediata de la actividad y el disfrute, de la producción
y el consumo. Esto sobreviene con la división del trabajo, que como
se dijo hace justamente que, en lo sucesivo, trabajo y disfrute caigan
uno por fuera del otro, que ya no pertenezcan al mismo individuo.
En el intercambio inmediato, sin embargo, cada quién se separa de
su producto -y por lo tanto del disfrute del mismo- sólo para obte-
ner otro producto que corresponde igualmente a su necesidad, que
es también para él un valor de uso. "En el intercambio inmediato de

29. Ibíd., VII, 244; ES, 263. Marx agrega: "Por ejemplo, prop iedad [Eigentum] y
propiedad [Eigenschaft], property, propiedad y particularidad , 'propio' en el sen•
tido mercantil y en el sentido individual, valor, value, [Wert], comercio, intercam -
bio, exchange [Verkehr, Austausch], etc., todas expresiones emp leadas para rela-
ciones comerciales tanto como para cualidades o relacione s de individuos como
tales" (íbíd.).

83
Marx II. Unafilosofíade la economía

: productos, cada mercancía ... deviene un equivalente para el que no


1
¡. la posee, pero sólo en el caso de que para él sea un valor de uso. Por
lo tanto, el articulo de intercambio no adquiere ninguna forma valor
independiente de su propio valor de uso o de la necesidad individual
de los que intercambian" 3º.De este modo, la producción -o, conviene
decir, la actividad individual-permanece esencialmente orientada a
la satisfacción y el disfrute o, si se prefiere, al valor de uso y el consu-
mo. A pesar del intercambio, es decir también por él, la vida no tiene
otra finalidad que ella misma. Por eso, el individuo sólo lleva al mer-
cado el excedente de producto, aquello que no necesita, para obtener
a cambio un producto que, del mismo modo, le es inmediatamente
útil. Ese fue el caso, en particular, de los intercambios marginales que
1
1
1
surgieron en la frontera de los grupos humanos cuando estos fueron
capaces de producir un poco más que las subsistencias necesarias
!
para sobrevivir: sólo intercambiaron el sobrante disponible. Su pro-
ducción no se veía afectada y permanecía subordinada a la gran ley
de la necesidad y la vida. Así se caracterizan, dice El Capital,"todas
las formas anteriores de producción, que, orientadas en primer lugar
hacia el consumo personal directo, sólo convierten en mercancía el
excedente del producto" 31 • ,
I¡ :
Esta teleología inmediata del inter~hmbio, subordinada a la te-
1-. leología de la vida y también idéntica ia ella, se ve invertida con el
! .:
desarrollo del intercambio. Tal desarrollo no significa que con la di-
i '
visión creciente del trabajo cada vez más productos se transformen
;

1
1' : ·

:
.;,•en objetos de intercambio. Desde un primer momento, la produccfón
' '
·· mercantil produce lo que produce con miras al intercambio, a título
:,
1: t
: de mercancías. Ello significa, en primer lugar, que el intercambio ya ·
r: , j
!' ¡ _ .. no es un simple medio en el trayecto que va de la producción al con-
' ! ,.,

;:; J sumo sino que, muy por el contrario, el consumo sólo será posible si
la producción está orientada en primer lugar al intercambio y se defi-
ne por éste. "El individuo ya no produce directamente sus medios de
;¡I
,l subsistencia sino valores de cambio; dicho de otro modo, su producto
¡,i ¡: debe pasar por un proceso social antes de ser para él un medio de
-¡·r: . subsistencia" 32 •
't='
' 11: .·
lí 1 ·· 1
i::¡1·1
: ¡,1
~ ti ~ . . 30. Pl., I, 624.
f ¡, i :
¡i 1· ' . 31. El Capital,11, 1, 37.
·¡ :' ;·: i 32. Grundrisse,I, 133,
1, '· .' : .
1
¡.;.,¡,1
¡i :,1.
i· · ' ••,
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1
84
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1

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li I ,,
CapítuloVII: La economía comoalienaciónde la vida

Cuando, de simple medio, el intercambio se transforma en fina-


lidad de la producción, el individuo es puesto entonces en una si-
tuación en la que sólo puede apropiarse del producto a condición de
separarse de él previamente . En el trueque el productor recibe de ma-
nera inmediata el equivalente de su producto, y el consumo, lejos de
renunciar a sus derechos, simplemente se ve facilitado. Pero cuando
el producto se define como mercancía, cuando está destinado y entra
y se pierde en la circulación, el consumo pasa a depender de ésta y
de sus leyes propias. "Las mercancías circulan a condición de que las
mediatice el valor de cambio, es decir, de que se las produzca como
valor de cambio y no como valores de uso inmediatos. Lo fundamen-
tal es que la apropiación se efectúa a través de la venta y la aliena-
ción"33.La ruptura del lazo vital inmediato entre la producción y el
consumo, la emergencia entre ambos de la circulación de mercancías ,
con sus leyes propias, no sólo incide sobre el consumo -tributario en
lo sucesivo del flujo de las cosas- sino en primer lugar sobre la pro-
ducción, que se ve modificada en su naturaleza misma. Dado que ya
no es la actividad de la necesidad que trabaja para satisfacerse, dado
que produce un objeto que ya no es más suyo -el objeto de su nece-
sidad- sino un objeto indiferente destinado a la venta, la producción
pierde el sentido que tenía para la existencia / de modo inmediato, la
teleología de la vida ya no habita en ella: "la p,roducción ya no es para
mí un fin sino un medid' 34• '

La orientación inmediata de la producción a la mercanda, es decir,


a 1~venta del producto fabricado, suprime todas las formas históri-
cas que recorrió anteriormente y en las que se presentaba cada vez
como una actividad individual, cualitativamente determinada por la
finalidad que encontraba en un objeto de la necesidad, es decir, en sí
misma. La producción mercantil, dice El Capital,"hace de la venta del
producto el interés principal, en principio, aparentemente, sin que se
modifique el modo de producción en sí mismo ... a continuación, allí
donde ha echado raíces, destruye todas las formas de producción de
metcancías basadas en el trabajo personal del productor o bien en la
sola venta como mercancía del producto excedentar io" 35 • Marx des-
cribió la destrucción de la forma acabada de la actividad individual

33. Ibid., I, 137.


34. Ibíd.
35. El Capital,II, 1, 37.

85

l
F'

Marx II. Unafilosofiade la economía.

que tiene lugar cuando el producto de la misma ya no está cualitati-


vamente ligado a la necesidad determinada del individuo. El trabajo
se vuelve "indiferente a sus propias particularidades" cuando "'la
finalidad del trabajo ya no es ... tal producto específico que presenta
relaciones particulares con tal o cual necesidad del individuo" 36 • El
propio objeto del trabajo -la riqueza- cambia de naturaleza cuando,
al no ser ya un producto orientado a la satisfacción de la necesidad,
pierde toda relación con el individuo, se transforma en riqueza gene-
ral, simple valor de cambio, dinero. '½ntes de ser transformada en va-
lor de cambio, cada forma de la riqueza natural implica una relación
esencial del individuo con el objeto" 37• Marx experimentó con dolor la
abolición de esa relación subjetiva entre el individuo y la riqueza que
tiene lugar cuando el valor de uso, el valor vital, deviene precisamente
un valor de cambio, y la describió al mismo tiempo como una pérdida
del sentido y la individualidad. El texto de los Grundrisseque comen-
1
tamos agrega respecto del dinero en su oposición al valor de uso de
I',. la riqueza natural: '~epresenta únicamente lo que es en general, por
1:'
lo tanto no implica absolutamente ninguna relación individual con su
propietario; su posesión no desarrolla ninguna cualidad esencial de
la individualidad, porque esa posesión c;oncieme a un objeto despro-
visto de toda individualidad; en efecto, 1~relación social existe en tan-
to que objeto tangible y exterior, que ppdemos tanto adquirir como
1 perder maquinalmente. Por lo tanto, su relación con el individuo
!i
1
es puramente fortuita". La continuación del texto muestra también
hasta qué punto Marx consideraba escandalosa esa sustitución de la
1
/•· relación original con el objeto -cuya esencia era la actividad misma
'
1 1
del individuo- por la relación económica : "en resumen, esa relación
no se vincula a la persona sino a una cosa inerte, y esa cosa inviste al
. ' :~
..
individuo con el dominio general sobre la sociedad y el mundo de
los disfrutes, de los trabajos, etc. Es como si el descubrimiento de una
piedra me procurara, independientemente de mi persona, el dominio
de todas las ciencias" 38 .
No obstante, en modo alguno se trata aqtú de simples considera -
ciones de orden axiológico o antropológico. La ruptura del lazo vital
entre la producción y la necesidad, la sustitución del valor de uso por

36. Grundrisse,I, 164.


37. Ibíd., I, 162.
38. Ibíd.

86
CapítuloVII: La economíacomoalienación de la vida

el valor de cambio, busca caracterizar la naturaleza misma de la pro-


ducción mercantil, el propio capitalismo. "En general, un capital sólo
puede arrojar ingresos bajo la forma en que entra en la circulación y
sale de ella, por el simple hecho de que la producción de ingresos en
forma de valores de uso directos que no pasarían por el intermedio
de la circulación se opone a la naturaleza del capital" 39• Por eso Marx,
cuando habla por ejemplo de las condiciones objetivas del trabajo "en
tanto que valores independientes y que existen por sí mismos", dice,
acerca del elemento que constituyen, que "debe tener la forma-valor
y tener por finalidad la autovalorización del dinero y no el disfrute
inmediato ni la creación de valores de usa1'40• Del mismo modo, la
división absoluta del trabajo (que, como se mostró, tiene por condi-
ción al dinero, dado que éste vuelve el trabajo independiente de su
11

producto específico, el cual ya no tiene para él un valor de uso inme-


diato"41)es una condición interna de la producción.
Lo importante es comprender que la sustitución del valor de uso
por el valor de cambio caracteriza la producción capitalista, o mejor
dicho, la determina desde el interior. Cuando de lo que se trata es de
vender unos productos para comprar otros, la circulación económica
así definida se encuentra limitada en su movimiento: los productos
son mercancías, ya que se los intercambia, pe/ro la compra de nue vos
productos es tributaria de las necesidades yfpor lo tanto se encuen-
tra circunscrita por ellas. En tanto permanece ligada al consumo, la
circulación tiene su regla fuera de sí, en la subjetividad, y permanece
sub,.grdinada a ella. La ley de la economía, la ley de la producción y la
circulación, no es una .ley económica sino una ley de la vida. uLa re-
novación .. . de la venta de mercancías por la compra de otra s mercan-
cías encuentra un límite por fuera de la circulación, en el consumo ,
en la satisfacción de necesidades determinada s ..." 42• Esta situación se
ve trastocada cuando se invierte la teleología del intercambio, cuan-
do ya no se vende par a poder comprar un producto que se necesita,
cuando el valor de cambio deviene la finalidad del intercambio. De lo
que se trata entonces es de vender para vend er, par a obtener dinero .
Esta inversión de la teleología del intercambio , es decir, de la vida

39. Ibid.', II, 255-256 .


40. Ibíd., I, 428.
41. Ibíd., I, 141.
42. Pl., I, 697.

87
r"·' p1

Marx II. Unafilosofiade la economía

misma, es expuesta en la oposición entre los ciclos M D M (mercan-


cía-dinero-mercancía) y D M D (dinero-mercancía-dinero). "El ciclo
M D M tiene como punto inicial una mercancía y como punto final
otra mercancía, que ya no circula y caeen el consumo.La satisfacción
de una necesidad, un valor de uso: esa es entonces su finalidad defi-
nitiva. Por el contrario, el ciclo D M D tiene como punto de partida el
dinero y vuelve al mismo lugar; su motivo, su finalidad determinante
es por lo tanto el valor de cambio" 43 • El primer ciclo pertenece a la
teleología de la vida. Sin dudas, los dos términos de la circulación
simple son idénticos desde el punto de vista económico,ambos son
mercancías y, más aún, mercancías del mismo valor. Pero el uso de
esas dos mercancías es diferente, se intercambia un objeto que no se
necesita por otro que se necesita 44• Carente de sentido desde el punto
de vista económico, el ciclo de la circulación simple tiene significación
para la vida, una significación cualitativa, en él el elemento económi-
co sirve sólo como mediación, y por eso desaparece cuando el ciclo se
!
'i

completa. "En la circulación M D M el dinero se convierte finalmente
!
!, .
en mercancía, que sirve como valor de uso; por lo tanto se lo gasta de
1: :
'¡' manera definitiva" 45 • Por el contrario, en el segundo ciclo, lo que sirve
de mediación es el elemento ligado a la ~da, el producto en tanto que
·,
¡I.. valor de uso; es este elemento el que s~ desvanece, mientras que lo
que subsiste es el elemento económico puro, el valor de cambio en sí
mismo y para sí mismo, el dinero. Dice Marx: "En la primera forma el
intermediario es el dinero; en la segunda, la mercancía" 46 • Y mientras
. '
que en la primera forma el dinero se gasta definitivamente y desapa-
f
..~· rece cuando el ciclo llega a su término, en la segunda , por el contrario,
reaparece. "En la forma inversa, D M D, el comprador entrega su di-
nero para recuperarlo como vendedor ... por lo tanto simplemente lo
¡ ·'
... adelanta" 47 • La comparación entre los ciclos M D M y D M D nos pone
i .¡',.. . .. , .
1ii:,:. inmediatamente frente a una constatación esencial: en laprimeraforma
la economíaes una mediaciónparala vida,en la segundala vidano es más
1

¡ ¡)1i~\
;,_.::Id!'.
1 ,, '¡,-
• . 1· • ; que una mediaciónparala economía.Por esa razón la segunda forma, a
: , , : , ,111
..
·11) ,.,., diferencia de la primera, carece justamente de toda significación para
· ¡'
,· i ·
:.¡'··
.:;i.•
43. Ibid., 695, subrayado por nosotros.
44. Ibíd.
45. Ibíd., 693.
46. Ibíd. 693.
47. Ibíd.

88
------ - .. -- .

CapítuloVII: La economíacomoalienación.de la vida

la vida. Si en la circulación simple bien puede ocurrir que, por ejem-


plo, se intercambie cierta cantidad de trigo por un traje, dos mercan-
cías que se supone tienen el mismo valor pero que ofrecen diferente
uso 48, ¿qué sentido tiene recorrer el ciclo D M D, si los términos final e
inicial del intercambio son aquí lamismacosa?Acerca de la circulación
D M D El Capitaldice que "a primera vista carece de sentido, porque
es tautológica: ambos extremos tienen una misma fonna económica,
ambos son dinero. No se distinguen cualitativamente como valor de
uso, porque el dinero es el aspecto transformado de las mercancías
en el cual se extinguen los valores de uso particulares" 49 • Ya decían
los Grundrisse:"Es absurdo cambiar dinero por dinero, a menos que
se obtenga una diferencia cuantitativa" 50 • Y El Capitalafinna a su vez:
"el movimiento D M D no tiene su razón de ser en ninguna diferencia
cualitativa entre sus extremos, sino únicamente en su diferencia cuan-
titativa"51. Por lo tanto la forma D M Des en realidad D M D', en la
que D' designa la suma de dinero originalmente adelantada aumen-
tada por un excedente, o sea D + .ó.D,y ese excedente .ó.Des el plus-
valor. El movimiento por el cual D se transforma en D', por el cual el
valor adelantado se incrementa en la circulación por el plusvalor, es el
movimiento por el cual ese valor deviene capital. "Este movimiento
es el que lo transforma en capital 1152• No obs~nte, el aumento cuanti -
tativo del valor de cambio en el proceso de cijrculaciónde mercancías
implica la emergencia previa del valor de cambio en tanto que tal y no
sólo corno finalidad del proceso sino como su esencia misma, como
su término y su comienzo, implica la abolición del valor de uso, que
no ~s más que una mediación pasajera en el intercambio y que preci-
samente se desvanece en el mismo. Pero esta emergencia del valor de
cambio y la abolición del valor de uso, la sustitución del segundo por
el primero, no significa otra cosa que la inversión de la teleología de la

48. El intercambio de una mercancía por otra tiene razón de ser, ya que, aunque
11

su precio sea equivalente, difieren entre sí cualitativamente : su intercambio per-


mite satisfacer necesidades diferentes 11 (Grundrisse,I, 143).
49. Pl, I, 695.
50. Grundrisse,I, 143.
51. Pl, I, 696.
52. lbíd. Y también: "Todo lo que, en su movimiento, describe este último ciclo
[D M D] se transforma en capital, deviene capital y es ya capital por su finalidad 11
(ibíd. 692).

89
Marx II. Unaftlosofta de la economía

vida. El capital es condenado aun antes de constituirse explícitamente


en objeto de análisis.
Pero de lo que se trata es del efecto que esa inversión de la teleo-
logía vital del intercambio tiene sobre la producción, de aquello que
hace de ésta precisamente -q.n.aproducción mercanti.L una producción
capitalista. Mientras no es más que la actividad de la necesidad para
satisfacerse, la producción es semejante a esta última, o mejor dicho le
es idéntica; el ciclo de la necesidad delimita el ciclo de la producción.
Mientras el intercambio es intercambio de productos excedentarios
y continúa orientado a la necesidad, permanece inscrito en el ciclo
de la misma y, como éste, sigue siendo limitado. El intercambio y
la producción son limitados no sólo por el hecho de ser tributarios
de necesidades históricamente definidas y como tal limitadas, sino
porque conciernen a la necesidad, a aquello que tiene en sí mismo el
principio de su desarrollo y traza así el espacio de sus propias posi-
bilidades. Lo limitado es la necesidad misma como tal, en razón de lo
que ella es, precisamente como tal o cual necesidad, cualitativamente
definida y diferenciada. Es por eso también que los valores de uso
están cualitativamente definidos, porque se definen por la necesidad;
y es por eso también que están cualitatiyamente limitados, porque la
'
propia necesidad les fija su límite. ,:
l 1

Pero a partir del momento en que ya'.no es intercambio de valores


de uso -desde que ya no tiene su finalidad en el consumo y ya no
encuentra su medida en él, en la necesidad- el intercambio deja de
¡. • tener medida, y también la producción. Consideremos el segundo
' ciclo, D M D. "En la compra para la venta ... el principio y el final son
una sola y la misma cosa, dinero, valor de cambio, y esa identidad
de los extremos es lo que hace que el movimiento no tenga fin" 53• Sin
dudas, como hemos visto, si el término final ya no se diferencia cuali-
tativamente del término inicial, como el traje se diferenciaba del trigo,
sí se distingue cuantitativamente del mismo, la cantidad de dinero se
incrementa, D se convirtió en D + ..1.D,"tenemos f: 100 + 10 en lugar
11
de 100 "Pero -agreg a Marx- desde el punto de vista de la calidad,

f. 110 son la misma cosa que t.:100, es decir dinero, y desde el punto de
vista de la cantidad, la primera suma es una cantidad limitada tanto
como la segunda ... Una vez que el aumento de valor pasa a constituir
el objetivo final del movimiento, f. 110 tienen la misma necesidad de

53. Ibíd., 697 .

90
CapítuloVII: La ecanomíacomoalienaciónde la vida

incrementarse que E 100"54 . Por eso "el último término de cada ci-
clo D M D es el primer término de una nueva circulación del mismo
tipd', y cada valor incrementado que sale del proceso "está listo para
recomenzar el mismo juego". Tal es entonces el resultado de la sus-
titución del valor de uso por el valor de cambio: mientras que aquel
ponía cada vez un término en la circulación y por consiguiente en la
producción, ya nada limita la producción y circulación del valor de
cambio como tal, que continúan indefinidamente el movimiento irre-
frenable de su incremento. El dinero devino capital: "por el contrario,
la circulación del dinero como capital posee su finalidad en sí misma,
porque el valor continúa valorizándose sólo por ese movimiento in-
cesantemente renovado. Por lo tanto el movimiento del capital carece
de límite" 55 •
Desde una perspectiva marxista, se ha discutido frecuente y exten-
samente qué podía considerarse como una revolución en el sentido
propio del término. La Revolución Francesa del 89 no es más que la
toma del poder por la burguesía. ¿No hay que considerar más bien la
Comuna, que como se sabe fue objeto de reflexión de Marx, reflexión
que lo condujo a modificar la concepción que tenía del poder en un
régimen socialista? ¿O debemos pensar, hoy, en la Revolución de
Octubre en Rusia*? En tanto que la revoluciqn "va hasta el fondo de
las cosas" y concierne a la realidad, los periplos de las luchas por el
poder y las mutaciones constitucionales o institucionales le son aje-
nos. No hay revolución política. Pero en la historia de la humanidad
sí h1~.bouna revolución propiamente dicha, una alteración total de los
baéamentos mismos de la sociedad, y esa revolución es precisamente
la inversión de la teleología del intercambio, el hecho de que, .a partir
de un momento dado, la producción, que ya no se orienta al valor de
uso sino al valor de cambio, devino ilimitada. Porque el valor es una
cantidad, y una cantidad siempre puede aumentarse ; su aumento in-
definido está inscrito en ella como posibilidad propia. Esa producción
indefinida del valor para sí mismo, de plusvalor , es el capitalismo.
El capitalismo es la revolución mundial , la única revolución que co-
noció la humanidad en el curso de su larga historia. Las sociedades
que fueron alcanzadas por esa revolución se vieron modificadas de

54. Ibíd.
55. Ibíd.
"'El libro de Henry se publica en 1976 en Edicion es Gallimard [N . del T.].

91
r- .¡
!

Marx II. Unafilosofiade la economía

arriba abajo. Por un lado la producción, hasta entonces adormecida


y siempre más o menos igual a sí misma,. se desarrolló bruscamente
y de modo fantástico,. suscitando incesantemente nuevas técnicas de
producción y también nuevos tipos de productos. Porque las mercan-
cías arrojadas al mercado terúan que ser convertidas en dinero, com-
pradas, y la multiplicación de necesidades artificialmente creadas en
el consumidor era la condición de su colocación. La actitud de Marx
ante esta mutación decisiva de la economía de las sociedades siempre
fue ambigua, por un lado comandada por la nostalgia de la teleología
vital. "Qué sublime parece la antigua concepción que (cualquiera sea
la estrechez de su base nacional, religiosa o política) hace del hombre
la finalidad de la producción, en comparación con la del mundo mo-
derno, en que la finalidad del hombre es la producción y la finalidad
de la producción la riqueza" 56• Sin embargo, el desarrollo de las nece-
sidades artificiales no es otra cosa que el desarrollo de la subjetividad,
en tanto que la misma está constituida por la necesidad. Al desarro-
llar las necesidades, el capitalismo se revela como la condición misma
de la civilización y por ejemplo del socialismo. Pero lo que hace del
capitalismo una revolución -la revolución- es que, a diferencia de las
revoluciones políticas, no es un acontecµniento, algo que se produjo
en el mes de julio u octubre y que, arrasfrado por el curso de la histo-
ria, sólo se conserva en la memoria de lqs estudiantes: es una potencia
,, nueva situada en el corazón de la sociedad y que no deja de actuar y
'
! '
producir nuevos efectos, es una revolución permanente 57•
.i
·, /·· Que la producción -que ya no está determinada por la necesidad
sino que la determina- devino ilimitada, quiere decir en primer lu-

56. Ibid., I, 450.


57. Cf. entre otros los siguientes textos: "., .la producción basada en el capital y el
trabajo asalariado no se distingue de los otros modos de producción únicamen-
te por la forma: presupone Wla revolucióntotal y el desarrollo de la producción
material ... " (Grundrisse,1, 225, subrayado por nosotros). "El capital se desarro-
lla irresistiblemente más allá de las barreras nacionales y los prejuicios; echa por
tierra la divinización de la naturaleza y las costumbres ancestrales; destruye la
autosatisfacción acantonada en límites estrechos y basada en un modo de vida y
reproducción tradicional . Destruye todo eso y está él mismo en revoluciónconstante,
destruyendo todas las trabas al desarrollo de las fuerzas productivas, a la am-
pliación de las necesidades ..." (füíd., 367, subrayado por nosotros). "La industria
moderna nunca considera ni trata como definitivo el presente modo de produc- -
ción. Por lo tanto su basees revolucionaría, mientras que la de todos los modos de
producción anteriores era esencialmente conservadora" (PI, I, 990, subrayado por
nosotros).

92
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

gar, para el individuo que trabaja, que su trabajo ya no tiene límite.


Porque para él ya no se trata de producir el objeto particular de su ne-
cesidad y luego detenerse. Dado que la necesidad devino necesidad
de dinero -la única necesidad producida por la economía política,
una necesidad que ya no conoce ni límite ni satisfacción- el trabajo
que ella determina es un trabajo sin fin. "De fin, el dinero se convierte
ahora en el medio para hacer que todos los individuos se entreguen
al trabajo: se produce la riqueza general para apoderarse de su re-
presentante.. . tanto, que la entrega del individuo al trabajo ya no
tiene limites" 58• Tampoco formas, formas predeterminadas por las de
la necesidad, sino que todas las formas corresponden a la ausencia
de forma propia del dinero, a las formas múltiples de las múltiples
necesidades que crea la producción de valor. "El trabajo reviste todas
las formas que sirven a ese fin. La entrega adquiere inventiva y crea
objetos nuevos para la necesidad social. .. Sobre la base del trabajo
asalariado, el dinero ya no actúa como un disolvente sino como ele-
mento productor" 59• Tal condición, la de un trabajo indiferenciado
que produce directamente valor de cambio, riqueza bajo una forma
general, bajo la forma cuantitativa del dinero -el propio trabajo con-
siderado como tal, como equivalente de esa riqueza general y, por
consiguiente, pagado en dinero-, es la condi~ión misma de la indus-
tria moderna. "Sólo puede haber industria /universal si cadatrabajo
producela riquezano bajounafonna detenninadasinogeneral,es decir,si
el salariodelindividuose pagaen dinero;casocontrario,sóloexistenfonnas
particulares... de trabajo.El valor de cambio producido directamente
po~l trabajo es el dinero, y el trabajo que produce directamente va-
lor de cambio en tanto que tal es el trabajo asalariado " 60 • Pero esta
condición de la industria moderna no es otra cosa que la condición
de la sociedad burguesa , que por lo tanto, en sí misma, no es más
que el producto de la inversión de la teleología vital del intercambio
y la producción, el producto del desarrollo del valor de cambio en y
para sí mismo . "La presuposición elemental de la sociedad burguesa
es que el trabajo inmediato produce valor de cambio, es decir dine-
ro, y ... que el dinero compra directamente el trabajo ... : por un lado

58. Grundrísse, I, 165.


59. Ibíd.
60. Ibíd., l, 166.

93
Marx II. Unafilosofíade la economía

trabajo asalariado, por otro capital, esas son las formas que reviste el
valor de cambio desarrollado y su encarnación, el dinero" 61 •
Además de constituir un desarrollo ilimitado del trabajo, la pro-
ducción de valor de cambio también es -en tanto que producción de
su incremento, el plusvalor- un desarrollo ilimitado del sobretrabajo.
La conexión entre la producción de valor y la producción de sobre-
trabajo se hace evidente si a las sociedades mercantiles oponemos
las sociedades que obedecen a la teleología de la vida. Sin embargo,
también dentro de éstas el trabajo aparece como producción de oro
y plata. "Cuando, desde el punto de vista económico, la forma de
una sociedad es tal que lo que predomina no es el valor de cambio
sino el valor de uso, el sobretrabajo está más o menos circunscrito al
. ¡
círculo de las necesidades determinadas. Pero el carácter de la pro-
1 '

..
1 1 ducción misma no genera un apetito voraz . Cuando de lo que se trata
es de obtener valor de cambio bajo su forma específica, por la pro-
ducción de oro y plata, encontramos ya en la Antigüedad el trabajo
más excesivo y terrible" 62 • Pero mientras que en el mundo antiguo esa
1
1.
producción de plusvalor resulta una excepción, deviene justamente
'! .
regla y principio en la economía mercantil, que de este modo se basa
en el sobretrabajo. "Tan pronto como ~os pueblos cuya producción
se mueve todavía en las formas inferio~es de la esclavitud y la servi-
dumbre son arrastrados a un mercado, internacional dominado por
i ·, el modo de producción capitalista y, a causa de ese hecho, la venta
' ..i'_ de sus productos al extranjero se transforma en su principal interés,
i '.~
. los horrores del sobretrabajo ... se agregan a la barbarie de la eséla-
¡
1

/· vitud y la servidumbre" li- 3. De este modo, cuando la exportación de


algodón se transformó en el objetivo de la actividad en el sur de los
Estados Unidos, "el negro fue extenuado y el consumo de su vida en
siete años de trabajo devino parte integral de un sistema fríamente
calculado. Ya no se tratabade obteneruna determinada masade productos
útiles.De lo que se tratabaera de la propiaproducciónde plusvalor" 64
• El

Capitalno cesará de repetir que la producción de plusvalor en que se


manifiesta la inversión de la teleología vital constituye el carácter es-
pecífico del capitalismo y determina su estructura interna. "Nunca se

61. Ibíd., I, 166-167.


62. PI, I, 791-792.
63. Ibfd., 792.
64. Ibíd., subrayado por nosotro s.

94
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

debe olvidar que la producción de ese plusvalor ... es el fin inmediato


y el motivo determinante de la producción capitalista. Por lo tanto
nunca se la debe presentar como lo que no es, quiero decir, como
una producción que tiene como"fin inmediato el disfrute o la creación
de medios de disfrute ... eso sería hacer completa abstracción de su
carácter específico, que se manifiesta en toda su estructura intema'' 65•
Y también: "se suprime el capitalismo hasta su fundamento si se su-
pone que el principio que lo mueve es el disfrute y no el enriqueci-
miento en sí mismo" 66•
El hecho de que la producción de valor como tal constituye la fina-
lidad y el principio de la sociedad burguesa es lo que otorga su valor
de verdad a las teorías mercantilistas y monetarias. Éstas, sin duda,
al considerar el dinero como única forma de la riqueza, conciben el
valor únicamente bajo la forma cristalizada que reviste en la moneda,
y no bajo su forma fluida original de valor de cambio propiamente
dicho. Pero al colocar el dinero como principio de la economía, los
promotores del sistema monetarista "traducen con perfecta exactitud
la vocación de la sociedad burguesa, que es hacer dinero" 67• Razón
por la cual los teóricos de la burguesía mercantil harían una crítica
implacable del sistema monetarista y mercartilista, no tanto en ra-
zón de sus errores sino de la verdad que ese:'sistema escondía en su
interior. "Si los economistas modernos comb~ten implacablemente el
sistema monetarista y mercantilista, es en gran medida por el hecho
de que, en su ingenua brutalidad, ese sistema divulga el secreto de
la :r.roducción
,.,.. burguesa:
.
su dependencia total respecto del valor de

65. El Capital,III, 1, 257.


66. Ibíd ., II, 1, 14. Por eso es falso, por ejemplo, creer que la acumulación de rique-
za puede hacerse a expensas del consumo; en todo caso, ello equivaldría a supo-
ner que el consumo constituye un elemento de la producción capitalista , "ilusión
que contradice la naturaleza de la producción capitalista, ya que supone que la
finalidad y el móvil de la producción capitalista es el consumo y no la carrera
por el plusvalor y su capitalización, es decir la acumulación" (Ibíd., II, n, 149). Por
eso también la producción capitalista no depende del consumo como demanda
de valores de uso sino de la magnitud del capital, es decir, del valor de cambio en
tanto que tal. "Con el desarrollo de la producción capitalista, la escala de la pro-
ducción está cada vez menos determinada por la demanda del producto y cada
vez más por el volumen del capital de que dispone el capitalista individual , por
la tendencia de su capital a valorizarse y por la ne cesidad de asegurar la conti-
nuidad y extensión de su proceso de producción (ibfd., II, 11 132)".
67. Pl, I, 429.

95
i .

Marx II. Unafilosofíade la economía

cambio" 68• Y también: "la econorrúa política, que hace una crítica del
sistema monetarista y mercantilista ... se ensaña con el sistema como
si se tratara de una ilusión, de una teoría falsa, no quiere reconocer en
él la forma bárbara de su propio principio fundam.ental" 69 •
El principio fundamental de la economía burguesa, el valor de
cambio en sí mismo y en tanto que tal, no solamente determina la
producción, en cuanto a su fin, como producción de valor precisa-
mente, como proceso de valorización. Que repercute sobre la produc-
ción misma quiere decir también: lo queel valorde cambiosometeahora
y reducea sí es la esenciade la producción,la actividadmisma comotal, y
1
!. el trabajoya no solamenteproducemercancías,él mismo es mercancía.El
Capitaldice respecto del modo de producción capitalista: "Lo que lo
distingue de los otros modos de producción no es el hecho de que en
él se producen mercancías, sino de que el carácter dominante y de-
terminante de su producto es ser mercancía. Esto implica, en primer
lugar, que el propio obrero entra en escena solamente como vendedor
de una mercancía, por lo tanto como trabajador asalariado libre, y el
trabajo en general como trabajo asalariado" 70 • Marx no dejó de ex-
traer la consecuencia inmediata de este hecho decisivo. En tanto que,
como trabajo, la actividad individual e,s ella misma una mercancía,
sus leyes, las leyes de la praxis vital, se yen transmutadas en las leyes
mismas de toda mercancía, en leyes económicas. No sólo la teleología
del valor remplaza a la teleología de la vida, sino que lo que se preten-
de ahora es sustituir la naturaleza de la vida y sus leyes por las leyes
! . ~·
• . 1, I'· mismas que prescriben su naturaleza a una cosa y, por consiguiente,
;, ¡
!' ·· por la naturaleza de la realidad económica. Marx habló con dureza
i· . respecto del "trabajo". Pero la crítica del trabajo sólo es comprensible
1
:·¡ i '·
a la luz de esa sustitución fundamental de la realidad viviente por
: ¡ ._

la realidad económica. Otro texto, refiriéndose a las luchas obreras


por el aumento y la defensa del salario, dice que las mismas "son
inseparables del sistema de trabajo asalariado, en que el trabajoes asi-
miladoa una mercancíay por consiguientesometidoa las leyesque rigenel
movimientogeneralde losprecios"71•

68. Ibíd.
69. Ibíd.
70. El Capital,III, m, 254.
71. Pl, I, 527; subrayado por nosotros.

96
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

Dado que las leyes del trabajo son las leyes de las mercancías, el
problema crucial del precio del trabajo, es decir del salario, reenvía
entonces necesariamente al problema del precio de las mercancías. Si
se resuelve este último problema, y si es cierto que en el trabajo la acti-
vidad se ve reducida a un problema puramente económico, entonces
el precio del trabajo también queda establecido. Ya en 1849 Trabajo
asalariado y capitalformula claramente la cuestión: "El salario es ... el
precio de una mercancía determinada, el trabajo. De este modo el sala-
rio obedece a las mismas leyes que determinan el precio de toda mer-
cancía. Por lo tanto es necesario hacer la siguiente pregunta: ¿cómo se
determina el precio de las mercancías?" 72• Toda la probl~mática de las
Conferencias del 49 se basa en esta presuposición fundamental. "Es
evidente que las mismas leyes generales que rigen el precio de toda
mercancía rigen también el salario o precio del trabajo" 73• Y por eso se
aplica inmediatamente al salario el principio de la determinación del
precio de las mercancías 74• Por eso, también, la problemática relativa
al salario irá a la par de la problemática del precio de las mercancías
y se encontrará con las mismas preguntas. Por ejemplo, la de si los
precios de mercado se explican por la ley de la oferta y la demanda o
si, como sostendrá Marx, esa ley únicamente es capaz de explicar las
variaciones de los precios alrededor de un va¡'lorfundamental y a par-
tir del mismo. En su comunicado de 1865*Marx declaraba: "La oferta
1

y la demanda rigen únicamente las fluctuaciones de los precios en el


mercado. Nos explican por qué el precio corriente de una mercancía
se eleva por encima o desciende por debajo de su valor, pero jamás
pllt!den dar cuenta de ese valor en sí mismo"**. Y Marx añade en tono
glacial: "Esto es tan cierto para los salarios como para los precios de
todas las otras mercancías" 75• He ahí por qué, como dirá esta vez El
Capital,"a la larga el trabajo, como toda mercancía, verá su precio de
mercado ajustado a su valor" 76 •
72. Ibíd., 206.
73. Ibíd.,210.
74. Ibíd.;naturalmente la cuestión del salario constituirá el objeto de una proble :-
mática propia; cf. infra,cap. x, 3º.
* Se trata de Salario,precioy ganancia[N. del T.].
** La edición que cita Henry tiene en bastardilla las palabras fluctuacwnes y valor.
[N. del T.]
75. Ibíd., 496.
76. Ibid., 527.

97
r
.

.
¡

1
:
Marx II. Unafilosofiade 'laeconomía

Se comprende de inmediato que la inversión de la teleología de


la vida, el hecho de tratar al trabajo como una mercancía, no es un
accidente que adviene a la existencia humana en determinadas cir-
cunstancias, justamente un hecho, susceptible corno tal de interesar a
una antropología histórica o a un estudio social. Tampoco un hecho
científico, por cierto. El pensamiento de Marx se relaciona aquí con
aquello que es más esencial que cualquier ciencia, a:saber, aquello
que la funda. La consideración del trabajo como mercancía no es en
lo fundamental y en primer lugar algo condenable, es la aperturade la
dimensiónontológicaen quela actividadhumanase proponecomorealidad
económicay comotal es capazde revestirdetenninaciones
económicas.
La
praxis subjetiva devino trabajo, el trabajo devino salario, es decir,·
cierta cantidad de dinero. La inversión de la teleología de la vida es
el acto protofundador de la economía política y aquello que la hace
posible. Toda ciencia presupone la apertura del campo en que va a
moverse, la identificación previa de una totalidad a la que el ente
adviene bajo la forma de lo que constituirá el objeto propio de esa
ciencia. Pero la inversión de la teleología vital no sólo es el evento me-
1 \.
; : -1 tateórico que posibilita toda teoría (en este caso el advenimiento de la
economía política). Es eseacontecimiento ,anterior,inmersoen la praxisy
•, :
queimprimiríaa la mismauna nuevadirecpión,la orientaríay definiría,en
primerlugaren el planode larealidad,compuna prácticaeconómica. Y ello
porque la praxis se veía determinada, en lo sucesivo, como produc-
ción económica, como producción de valor.
_,.. Por eso, cuando Marx estudia las consecuencias de la inversión
·· teleológica sobre la existencia individual, no se trata justamente de
una consecuencia, sino de aprehender la economía política en el
movimiento mismo de su constitución. Es notable el hecho de que
esa "descripción" interviene en el momento mismo en que Marx es-
tablece los fundamentos de su análisis económico. La entrada de la
praxis en el campo de la economía, la determinación del trabajo como
mercancía, aquello que constituye al mismo tiempo a la economía
mercantil, a la burguesía y al trabajo de los obreros es, según Trabajo
asalariadoy capital,el hecho de que "el burgués compra el trabajo de
éstos con dinero" 77 • Entrada del trabajo en el universo de las mer-
cancías: "el trabajador intercambió por todo tipo de mercancías ... su
propia mercanda, que es el trabajo. Al pagarle 2 francos por su joma -

77. Ibíd., 203.

98
Capítulo VII: La economíacomo a.líenaci6nde la vida

da de trabajo, el capitalista le ha dado tanto de carne, tanto de ropa,


tanto de leña, tanto de luz, etc. Así, entonces, los 2 francos expresan
la proporción en que el trabajo se cambia por otras mercancías~ es el
valor de cambio del trabajo. El valor de cambio de una mercancía,
expresado en dinero, es precisamente lo que se llama su precio. Por lo
tanto, el salario no es otra cosa que el nombre específico que se le da
al precio del trabajo'' 78 • El hecho de que el trabajo haya sido comprado
como una mercancía que de allí en más pertenece al que la compró, y
que a cambio el obrero tenga ahora en sus manos algo completamen-
te distinto, a saber, cierta cantidad de mercancías diversas, acarrea la
11
consecuencia" de que ahora ha desaparecido la relación del obrero
con su producto como relación interior que consiste en el hacer mis-
mo y es originalmente idéntica a su vida. Dado que el obrero ya no
es esa relación interior con el producto; dado que ésta, como trabajo,
pertenece ahora al capitalista; dado que el salario es el precio, el equi-
valente de una mercancía vendida, que ya no pertenece al obrero, hay
que decir entonces que "el salario ya no es una parte del producto
del trabajo ... la parte del trabajador en la mercancía que produjo" 79•
La mercancía producida pertenece por entero al capitalista, y esto es
así porque el trabajo que la produjo ya le pertenecía, al igual que los
otros medios de producción, materias prima~ instrumentos de traba-
jo. ¿Por qué el trabajo pertenecía ya al capital~sta? Porque el obrero se
lo había vendido. ¿Y por qué el obrero se lo había vendido? Para vivir,
comer, beber, dormir, vestirse, alojarse, desplazarse, encontrarse con
otras personas, etc. Pero el trabajo, considerado en sí mismo, como
modalidad originalmente subjetiva de la praxis, también pertenece a
la vida. En tanto que lo ha vendido, el trabajador no deja de realizarlo,
pero lo realiza ahora como una actividad que ya no considera suya,
cuyo producto no es su producto, por consiguiente una actividad que
ya no tiene sentido para él. De este modo se constituyen en su vida dos
partes bien diferenciadas, una de las cuales ya no es realizada más que
para permitir la otra, y así la actividad productiva es a la vez un modo
de la vida y su sacrificio, el modo según el cual la vida se sacrifica a
esa parte de sí misma que comienza cuando el obrero sale del trabajo.
Es necesario leer palabra por palabra estas líneas de Trabajoasalariado
y capit~l:"El trabajo es por lo tanto una mercancía que su poseedor, el
asalaríado, vende al capital. ¿Por qué la vende? Para vivir. Pero el tra-
78. Ibíd.
79. Ibíd.

99
Marx II. Unafilosoftade la economía

bajo es también la actividad vital propia del trabajador, la expresión


personal de su vida. Y esa actividad vital la vende a un tercero para
asegurarse los medios necesarios a su existencia. Tanto, que para él
su actividad vital no es otra cosa que su único medio de subsistencia.
Trabaja para vivir. No considera el trabajo en tanto que tal como parte
de su vida; más bien es el sacrificio de esa vida. Es una mercancía
que le entrega a un tercero. Por eso el producto de su actividad no es
la finalidad de su actividad. Lo que produce para sí mismo no es la
seda que teje, el oro que extrae de la mina ... es el salario ... Tenemos
un obrero que, a lo largo de sus doce horas, teje, hila, perfora, tornea,
construye, cava o carga piedras. ¿Acaso considera esas doce horas de
tejido, hilado, perforado, o con el tomo o la pala o el martillo, como
una expresión de su existencia, acaso ve en ellas la esencia de su vida?
No, todo lo contrario. Para él la vida comienza cuando esa actividad
termina, comienza en la mesa, en la taberna, en la cama. Las doce ho-
ras de trabajo no tienen sentido para él" 80 • El sentido de este texto se
perdería si se quisiera ver en él la obra de un moralista. Una vez más,
no se trata de otra cosa que del hecho protofundador de la econonúa
y del análisis del mismo en el plano que le es propio, en el plano de
la vida fenomenológica individual en e,l que adviene y en el que es
posible antes de posibilitar una economfa mercantil.
'
1
1 Por eso los textos de los Manuscritosdel 44 en que quedan esta-
blecidos los elementos de ese análisis no pueden reducirse a una
11
1, formulación del humanismo feuerbachiano ni a la subsunción impro-
,.. pía de los primeros datos de la economía política bajo los conceptos
· declinantes del idealismo. Es por eso que se debe rechazar la inter-
:,
'¡' pretación ético-antropológica que propusieron Landshut y Mayer de
los textos de juventud y de la obra de Marx en general, en tanto que
ésta sólo puede ser comprendida a partir de aquellos. Según estos
autores, lo que hace posible que todo el análisis de Marx tenga lugar
es la toma de conciencia de una contradicción que, a fin de cuentas,
no es otra que la que se da entre la idea de hombre y la realidad en-
tendida como realidad económica. "El estado existente de la realidad
sólo puede aparecer como falta fundamental porque aparece como
falta de la verdadera determinación del hombre; es decir, sólo a partir
de una idea previamente cierta de la determinación del hombre el
estado momentáneo del mismo aparece como defectuoso, el hombre

80, Ibíd., 204-205.

100
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

mismo como algo extraño a sí mismo, es decir, a su determinación


propiamente dicha. Por lo tanto, sin esta noción del verdadero ser del
hombre, la crítica de la realidad existente permanece forzosamente
ininteligible, y no es más que un reproche carente de sentido, una
protesta de inconformes" 81 • Por eso el análisis económico implica
como condición previa "la necesidad de una clarificación antropo-
ló.gica, es decir, de la determinación de los caracteres fundamentales
del hombre" 82• Sin embargo, ¿cómo puede ser posible tal clarifica-
ción? ¿Dónde puede residir el principio de esa determinación de la
idea adecuada del ser real del hombre si, justamente, el hombre es
extraño a la realidad, si ésta, único elemento de la problemática, no
la contiene? La idea de hombre no es la condición de inteligibilidad
de la realidad y de la experiencia que ·se tiene de ella como realidad
alienada; muy por el contrario, la realidad es lo que hace posible esa
idea. Dado que la disociación de la actividad vital -es decir, la diso-
ciación entre la vida misma, por un lado., y por otro lado sus modos
económicos, el trabajo en el que esa vida se vuelve indiferente a sus
objetivos, a su producto y, en consecuencia, a su hacer y a sí misma-
se opera en el flujo de la vida fenomenológica concreta del individuo,
en el seno mismo de la vida y como lo que ésta es, es por eso que
puede nacer la idea de una subjetividad en la/que esos modos estarán
excluidos, la idea de ''hombre". El segundq manuscrito se basa en
último término en esa disociación que marca la entrada de la vida en
la economía, la sustitución progresiva de las determinaciones vitales
por las determinaciones económicas y, a fin de cuentas, la definición
de..ta existencia como existencia económica, que es la definición del
obrero. Se señala de manera rigurosa: "La existencia del capital es la
existencia del obrero, su vida, y determina el contenido de su vida
de una manera que a él le es indiferente" 83• Y, de modo igualmente
riguroso, Marx habla a continuación de "la producción de la activi-
dad humana como trabajo, como actividad extraña a sí misma", de
"la existencia abstracta del hombre, considerado simplemente como
hombre de trabajo". Esa existencia abstracta del hombre es entonces
su definición económica, esa parte de su vida que es trabajo, durante
la cual es un obrero, mientras que la otra parte, dado que no entra en

81. Costes, IV, Introduction,XL-XLI.


82. Ibíd., XLI .
83. Manuscritosdel 44, 72.

101
Marx II. Unafilosofíade la economía

el campo de la economía, no existe para ésta. "Por lo tanto la econo-


rrúa política no conoce al obrero sin ocupación, al hombre de trabajo
en tanto que se encuentra por fuera de esa relación de trabajo ...". Por
fuera de esa relación los individuos no son más que "fantasmas que
no entran en la fábrica de la economía política" 84 • La interpretación
del salario que propone Marx recibe aquí una nueva interpretación.
En tanto que está sometido a las leyes del mercado el hombre es una
mercancía, pero sólo una parte de él se tiene en cuenta en el intercam-
bio, sólo una parte es mercancía: la otra no existe: "Por lo tanto las
necesidades del obrero no son para ella más que la necesidad de sus-
tentarlo durante el trabajo, y ello sólo de modo de impedir que mue-
ra . Por lo tanto el salario tiene exactamente el sentido de un sustento,
o sea, mantenerlo en estado de simple instrumento de producción .. .
la producción produce al hombre no solamente como mercancía .. .
ese hombre determinado como mercancía es producido , de acuerdo
con esa determinación, como un ser desprovisto de cualquier carácter
humano" 85, entendiendo por ello no un individuo extraño a la idea de
hombre , sino un individuo abstracto, reducido a esa parte de su vida
que pertenece a la economía para así ser determinada por ella. En un
resumen trágico pero riguroso (y que, m~s allá de cualqu ier conside-
ración antropológica , delinea ya el camp? de análisis del Capital) , los
Manuscritosdel44 describieron esa reductión progresiva e implacable
de la vida a la econorrúa: "1 º El capital es trabajo acumul ado ... 2º La
1. máquina es el capital directamente identificado con el trabajo ... 3º El
i.!¡ ~
obrero es un capital. .. 4 º El salario del trabajo forma parte de los cos-
i\ .. / 1:os del capital. .. etc."86 • Esa reducción de la existencia a la economí a y
'i su movimiento es lo que motiva el elogio -¿frío, diremos?- a Ricardo
: f'

¡
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L1
=:.i'
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y Mill: "Ricardo, Mili, etc., han hecho un gran progreso respecto de
• , 1 1
1 :..-~ ¡ Smith y Sayal declarar la existencia del hombre -la mayor o menor
: i:1! .
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. productividad humana de la mercanda- como indiferente e incluso
' !'\!
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. . 1 . indeseable. La verdadera finalidad de la producción no es la cantidad
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de obreros que el capitalista sustenta sino la cantidad de intereses


t. f.· i¡ :1,
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• 1 86. Ibíd.
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1 . ,'_,' '.. ,' .·.


CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vi.da

En Laideología alemanala reducción de la vida a la economía moti-


va la crítica del utilitarismo. Tomando como punto de partida la polé-
mica contra Stirner (según el cual el egoísta es aquel que, rechazando
toda norma trascendente, pretende atenerse a su propio interés; según
el cual, por ejemplo, se comporta como egoísta aquel que considera
a los otros como "sujetos utilizables" 88) la crítica del utilitarismo se
orienta rápidamente hacia la ideología de la cual esas presuntuosas
declaraciones no son más que repetición ciega. Lo que se pone en
cuestión es una de las formas dominantes del pensamiento de los si-
glos xvm y .xrxtal como se la encuentra en su más notable expresión
en Helvetius y d'Holbach, en Hobbes y en Locke, luego en Bentham
y en Mili. La crítica de ese pensamiento vale como reafinnación de
la teoría general de la ideología y la completa de modo notable. En
tanto que ideología, el utilitarismo aparece en primer lugar como una
ilusión. Con carácter manifiesto en d'Holbach, la misma consiste en
la pretensión de reducir todas las relaciones intersubjetivas a la sola
relación de utilización, al cabo de la cual utilizo cada vez al otro en
vistas de mi interés. Reducción ilusoria, dado que sustituye la diver-
sidad de las relaciones vivientes que se expresan en los actos concre-
tos de la palabra, el amor, etc., por una relación monótona, general,
abstracta y que pretende subsumir a todas igualmente. Sin dudas, el
carácter falaz de esa sustitución queda encrjbierto, dado que en un
primer momento se reconoce la naturaleza particular de las relacio-
nes efectivas, pero para darles inmediatamente una significación que
ya no es la suya ni la de la vida en ellas, sino una nueva significación,
apm-tada por un concepto extraño y que se intenta imponerles. En
esos actos, que son los de hablar, amar, etc., lo único que correspon-
de, en todo caso, es utilizar al otro. Marx dice: "En d'Holbach, todo
desarrollo de las capacidades de los individuos por sus relaciones con
los otros hombres se considera como una relación de utilización, de
suerte que, por ejemplo, hablo con alguien, lo amo, porque eso me
resulta útil. La verdadera relación en la que hablo con otro, lo amo,
etc., subsiste y se reconoce como tal. Pero se introduce una segun-
da relación ... en efecto, es necesario que más allá de la relación real,
que va de suyo, yo tenga con él una relación especial de utilización
y que obtenga de él una utilidad particular" 89 • El utilitarismo, similar
en esto a muchas ideologías, es falso en tanto que sustituye la vida
88. Costes,IX, 40; ES, 449.
89. Ibíd., 43; ES, 451.

103
F Ma-rxII. Unafilosofiade la economía

subjetiva concreta de los individuos por una relación ideal y descono-


ce por lo tanto la inmanencia de su contenido: "Las relaciones reales
que aquí se presuponen son entonces las acciones de hablar, amar,
es decir, manifestaciones determinadas de propiedades particulares
de los individuos. No obstante, esas relaciones no deben tener la sig-
nificación que les es propia, sino que tienen que ser la expresión y
representación de una tercera relación que las sustituye, la relación
de utilidad o utilización" 9º.
Esa paráfrasis absurda de la realidad, subsumida de modo arbitrio
a un campo conceptual preformado, esa ilusión propia del intelectua-
lismo y a la que el pensamiento nunca pondrá fin (cf. hoy en día el
edipo*, etc.), sólo deja de ser absurda, de ser una ilusión, si la relación
ideal a la que se ha reducido la realidad es, ella misma, expresión
de una relación real. Ese es justamente el caso del utilitarismo, si la
relación de utilización no es otra cosa que la expresión abstracta de la
economía mercantil y de la relación real que la rige, a saber, el dinero .
. ¡
"La aparente necedad que resuelve las diversas relaciones entre los
i •. hombres en la sola relación de utilización, esa abstracción en aparien-
¡ :/)
! :··_:".
:d cia metafísica, resulta del hecho de que, en el marco de la sociedad
i ' ,.
! :.
moderna, todas las relaciones están reunidas, en la práctica, bajo la
sola relación del dinero y el comercio" 9~:. Y también : "Esta paráfrasis
sólo deja de ser absurda y arbitraria cuando los individuos conside-
;,
ran esas relaciones no por sí mismas, como expresión de su propia
:¡ actividad, sino por el contrario como disfraces, no de la categoría
,, ,.utilización sino de una tercera finalidad real, de92una tercera relación
!: .. ; 1
real, justamente la llamada relación de utilidad" • La utilización no es
,, ,, más que el nombre ideológico de la explotación . "La mascarada en el
¡ ¡ -:;
lenguaje sólo tiene sentido si es la expresión consciente o inconsciente
de una mascarada real. En ese caso, la relación utilitaria tiene un sen-
tido completamente determinado, a saber, que me ayudo a rrú mismo
y perjudico a otro" 93•
La relación de utilización es abstracta en un triple sentido. Como
relación en sí misma ideal, por supuesto. Como relación abstraída de

90. Ibíd., 44; ES, 451.


"'Henry lo escribe en minú sculas [N. del T.).
91. Ibíd., 42-43; ES, 450 .
92. Ibíd., 44; ES, 451.
93. Ibíd., 44-45 ; ES,451 .

104
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

la realidad. "Una simple mirada alcanza ... para mostramos que la ca-
tegoría utilizar se abstrae de las relaciones reales en que me encuentro
con otros hombres" 94 • Como relación profética, que expone en el pla-
no de la idealidad un estado de cosas aún en gestación. Los elementos
nuevos esbozan el mundo por venir y los ideólogos lo formulan ya
como una universalidad que la historia realizará poco a poco. Es el
caso de Hobbes y Locke -que utenían ante sus ojos el desarrollo de
la burguesía holandesa" 95 y los primeros actos políticos ingleses-, de
Helvetius y d'Holbach, que presencian los debates financieros france-
ses y el desarrollo cosmopolita del comercio en París. Por el contrario,
lo que elementa al utilitarismo de Bentham y Mill es un contenido
real y plenamente desarrollado. De "abstracta", como era en un prin-
cipio, la categoría de utilización se vuelve paulatinamente adecuada a
lo real. "La primera corresponde a la burguesía militante, todavía no
desarrollada, la segunda a la burguesía dominante, desarrollada" 96 •
Entre esos dos estadios de la evolución se sitúan los fisiócratas. Estos,
al hacer de la relación económica pensada en la relación utilitaria el
fundamento de la sociedad, inauguraron verdaderamente la econo-
rrúa política. Ésta, en tanto que ciencia nueva y especial, reduce a sí las
otras relaciones vivient~s que existen dentro de la sociedad al mismo
tiempo que las deja subsistir por fuera de ~lla en una semiautono-
rrúa97.Es precisamente el utilitarismo de B~ntham el que llevaría a
cabo la reducción radical de todas esas relaciones individuales a la
sola relación económica, y ello en conexión con la gran industria y la
pretensión de la burguesía de presentar sus propias condiciones, las
cotttliciones directrices de la economía, como condiciones de toda la
sociedad. "La absorción completa de todas las relaciones existentes
por parte del utilitarismo, la elevación absoluta de ese utilitarismo
al papel de contenido de todas las demás relaciones, la encontramos
recién con Bentham, en el cual (después de la Revolución Francesa y
el desarrollo de la gran industria) la burguesía ya no se presenta como

94. Ibíd.
95. Ibíd., 47; ES, 453.
96. Ibíd., 49; ES, 453.
97. Marx dice acerca de la econonúa política que instituyeron los .fisiócratas: "En
tanto que ciencia especial absorbe las otras condiciones, la política, la jurídica, etc.,
reduciéndolas a condiciones económicas. Pero en esa absorción de todas las con-
diciones ve sólo un aspecto de las rrúsmas, y por lo tanto las deja, en cuanto a lo
demás, con su importancia autónoma por fuera de la economía" (ibíd., 50; ES,454).

105
Marx II. Unafilosofiade la economía

clase particular sino como la clase cuyas condiciones son las de toda
la sociedad" 98 • En ese momento el utilitarismo deviene adecuado a lo
real, es abstracto respecto de lo real en el sentido de que es acorde a él.
"El contenido econórrúco transforma poco a poco la teoría utilitarista
en una simple apología de lo existente '' 99 • Es en ese momento que
se propone como una teoría "verdadera", es decir, históricamente
fundada.
Del utilitarismo Marx dice que es la "ilusiónfilosóficahistóricamen-
tefundada". ¿Cómo puede ser una ilusión aquello que se encuentra
históricamente fundado? ¿Esa ilusión es también la de d'Holbach,
cuya teoría, "adelantada a su tiempo", permanece en ese sentido
abstracta, sin encontrar su efectuación económica adecuada 100? Sin
embargo, lejos de ser ilusorio, ¿no debe considerarse el carácter pro-
fético del utilitarismo de d'Holbach, como dice el propio Marx, como
"un progreso audaz y manifiesto, un esclarecimiento" 1º\ ya que al
rechazar la relación feudal de explotación como relación religiosa,
patriarcal, política e intelectual, la sustituye por la relación moderna
efectiva de utilidad, "la explotación recíproca como relación general
entre todos los individuos" 102 ? ¿El utilitarismo, entonces, es ilusorio
! en tanto que teoría, en tanto que se mu,eve en la esfera de la ideali-
!.
dad? Pero desde el momento en que r~conoce su relación con una
realidad material, desde el momento eri que se piensa en su carácter
1 referencial, la teoría, la ideología, es "verdadera". Por lo tanto es
1, .. .
necesario reconocer la tesis de Marx: el utilitarismo,todaideologíaen
. ,' ..
I',• general, es una ilusión, y ello precisamenteporque estáfundada históri-
1 ..
·.¡ •.: .
camente,es decir,económicamente,porquela realidadeconómicano es la
realidadsino su alienación("una realidad que precisa de la ilusión",
!
decía ya la Introduccióndel 44).
¿Por qué la realidad económica es la alienación de la realidad?
Porque hizo a un lado el conjunto de las relaciones vivientes que no
98. Ibíd.
99. Ibíd.,52; ES, 455.
100. El texto de La ideologíaalemanadice: "La teoría de d'Holbach , por lo tanto, es
la ilusión filosófica históricamente fundada acerca de la burguesía , que justamen-
te estaba naciendo en Francia y cuyo deseo de explotación puede ser explicado
también como el deseo de los individuos de desarrollar se plenamente en un co-
mercio recíproco liberado de las antigua s traba s feudale s" (ibíd., 45-46; ES, 452).
101. Ibíd., 46; ES,452.
102. Ibíd.

106
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

entran en el campo de la economía política. Porque modifica com-


pletamente la naturaleza de las relaciones de la vida que sí entran
en su campo, dando a la actividad, a la palabra, al amor, el sentido
de la utilidad, el sentido de reportar dinero, mientras que, en sí mis-
mas, esas relaciones vitales justamente no tienen nada que ver con
su "utilidad". Dice Marx: "La utilidad que obtengo de una relación
es: . . algo completamente ajeno a esa relación" 103• Precisamente la
economía política pretende reducir las relaciones vitales, a pesar de
su heterogeneidad esencial, a la relación de interés, y esa es su ilusión,
la ilusión misma del burgués. "Todo esto es lo que realmente sucede
con el burgués. A sus ojos, sólo una relación vale por sí misma, la
relación de explotación; para él todas las demás relaciones sólo tienen
valor en tanto y en cuanto pueda hacerlas entrar en esa relación; e
incluso en caso de que se encuentre ante relaciones que no se dejan
subordinar directamente a la relación de explotación, las subordina
al menos ilusoriamente" 104 • Y también: ºAl burgués no le interesa la
relación misma, sino una utilidad especial que, en definitiva, nada
tiene que ver con la relación" 105 • La ilusión del utilitarismo, la ilusión
últimade la ideología,es ladefinicíánde larealidadcomorealidadeconómica .

2° La ruptura del cicloorgánico.


1
1

Cuando, al entrar en la economía, la actividad subjetiva se hace


"trabajo", no sólo su sentido deviene extraño a ella sino también sus
condiciones mismas. En efecto, al igual que la teleología vital que la
habita originalmente, desde un primer momento la actividad encuen-
tra sus condiciones en sí misma, en la inmanencia de su despliegue
interior, como los momentos mismos de ese despliegue. Sin duda ,
si consideramos objetivamente esas condiciones del trabajo, a saber
sus instrumentos y los materiales que transforma , debemos decir que
son precisamente condiciones objetivas. Se trata de la naturaleza, en
la que el hombre obtiene sus medios de subsistencia, que se ofrece
como un inmenso fondo de consumo y también - dado que "incluso
cuando alcanza con descubrir, encontrar, pronto se hace necesario un
esfuerzo de trabajo ... (caza, pesca, pastoreo)" - como el medio primi-

103. Ibíd.,45; ES,451.


104. Ibíd.
105. lbíd., 44; ES, 451.

107
F

Marx II. Unafilosoftade la economía

tivo de la producción de esas subsistencias; de modo que, como dicen


también los Grundrisse,11el fondo de consumo constituye entonces
un elemento inherente al fondo primitivo de la producción" 106• Se
trata de subsistencias que, arrancadas a ese fondo de la naturaleza y
elaboradas por el trabajo, constituyen las primeras determinaciones
por las cuales la naturaleza en general se encuentra ahora librada a
la praxis humana para ser consumida y devenir lo que es, una na-
turaleza idéntica a la historia. Sin embargo, naturaleza, naturaleza
transformada, instrumentos, sólo son tales, objetivos, justamente en
tanto que los consideramos objetivamente, en el ver intuitivo de una
teoría. Así develada en la intuición y comprendida más aún como ese
develamiento, la naturaleza no sólo es modificada en su ser original,
éste directamente se pierde, al mismo tiempo que la primera relación
original que tenernos con él. Toda la problemática de Marx mostró
que esa relación reside en la praxis, y que el objeto de la intuición
mismo, la naturaleza, se funda en esa relación. En realidad, hay que
ubicarse en el interior de la misma, en la praxis, para aprehender en
su ser original el instrumento y la naturaleza misma en tanto que fon-
do de producción y consumo, para comprenderlos corno una relación
instrumental cuyo estatuto evidentemente depende del estatuto de
la praxis. Entonces, esos elementos en ap~riencia objetivos ya no son
otra cosa que lo que son para la praxis y en
ella: su prolongación y el
término de su esfuerzo. '
Respecto de las condiciones naturales de la producción, es decir,
pe la naturaleza instrumental y los instrumentos mismos en su rela-
t i
.. ción con el cuerpo aprehendido corno el lugar original de la praxis,
Marx dice: "El hombre se comporta frente a ellas como frente a pre-
1:
supuestos naturales del hombre queson de algúnmodola prolongación
de su cuerpo"107• Comprendidos en la praxis y por ella, como lo que
ella mueve, despliega y alcanza desde el interior, instrumentos y na-
::(!•: turaleza aparecen en su unidad inmediata con la praxis, la cual, dice
1
n
l:,¡,, t ..., .
Marx, "es la unidad natural del trabajo con sus condiciones materia- -
',("· ' les" 1º8 y "suelda" 109 al trabajador a las condiciones de su trabajo. Tan
fuerte es esta unidad del individuo con las condiciones materiales
..\"
r(
(;. ,\. :,.
'
106. Grundrisse, 1,455.
107. Ibíd., 454, subrayado por nosotros.
108. Ibíd., 435-436.
109. Pl, I, 1238.

108
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

de su trabajo que Marx llegará a excluir toda "relación" entre ellos,


todo lo que pueda implicar algo así como una dualidad previa y real
1
que luego habría que "reunir" justamente en esa "relación Si, como '.

instrumentos, las condiciones de la praxis no son más que lo que ésta


encuentra y moviliza en su recorrido., fases sucesivas de su propio
desarrollo, entonces la dualidad entre esas condiciones y la praxis
sólo viene después. Y significa que aquello mismo que vivimos in-
teriormente en nuestro esfuerzo, como aquello que éste pone en mo-
vimiento y que se somete progresivamente a él, también nos es dado
percibirlo en la intuición. Lo que experimentamos subjetivamente en
la praxis y lo que podemos considerar objetivamente es una sola y la
misma realidad, la realidad de la praxis. Ese es el contenido de este
densísimo texto: 11El hombreno tienerelaciónprapíamentedichacon sus
condicionesde producciónsino que existe doblemente: a la vez subjetiva-
mente.,en tantoquesí misrrw,y objetivamente,
en lascondiciones naturales
inorgánicas de su existencia"º.
11

"Inorgánica1' se entiende aquí en su relación con una organici-


dad primera, con la praxis comprendida como el cuerpo mismo en
su despliegue subjetivo. Y no, por consiguiente, como algo extraño
a esa praxis corporal, sino más bien como lq que sólo se da en ella,
como aquello mismo que ella alcanza y aque~o sobre lo que se apoya.
No orgánica es la naturaleza , no el objeto teórico sino la naturaleza
tal como se da en la organicidad de un cuerpo y como aquello que,
experimentado por ella como su límite, la niega . Experimentada en
la organicidad de un cuerpo y aprehendida por éste.,la naturaleza se
da ella misma como la totalidad sometida a esa aprehensión corporal
y como cuerpo. Hablando de las "condiciones naturales del trabajo"
del individuo, Marx dice de manera admirable que "conforman el
cuerpo efectivo que se encuentra .. . como naturaleza inorgánica de
la subjetividad" 111• Pensada como naturaleza inorgánica de la subjeti-
vidad orgánica, la naturaleza recibe su estatuto propio en la relación
instrumental de la praxis, a saber, el estatutode condicionesobjetivas
del trabajodel individuo.Sobre esas condiciones Marx dice también,
de manera no menos esencial: "Son para él la naturaleza inorgánica
de su subjetividad" 112• A esa aprehensión instrumental inmediata de

110. Grundrísse, I, 454; subrayado por nosotros.


111. Ibíd., 435-436.
112. Ibíd., 446-447.

109
7!

Marx II. Unafilosofía,de la economía

la naturaleza, unidad (no compuesta) de la subjetividad orgánica


y la naturaleza inorgánica., la llamaremos ciclo orgánico, ciclo vital
práctico.
A esaunidad,quelapraxishaceposibley queconsisteen lapraxismis-
ma,Marx la llamapropiedad,y lo hace con pleno derecho, en tanto
la misma define el poder primero y efectivo del individuo sobre el
universo que lo rodea y en primer lugar sobre las modalidades se-
gún las que ese poder se despliega. Propiedad se entiende entonces
en dos sentidos: por un lado designa a la naturaleza misma como
fondo primitivo de producción y consumo, como aquello que., dado
a la praxis, se ve alcanzado por ella, se encuentra en su poder, es
su propiedad; por otro lado designa la relación práctica misma que
instala a la naturaleza en esa condición de propiedad del individuo,
el comportamiento mismo del individuo frente a la naturaleza como
alguien que puede apoderarse de ella y hacer de ella su propiedad.
"Por lo tanto, la propiedad no significa originalmente otra cosa que
el comportamiento del hombre frente a condiciones naturales de la
producción que le pertenecen como suyas, como dadas al mismo
tiempo que su propia existencia" 113 • Y también: "Por propiedad en-
tendemos que el individuo se comporta ~orno propietario frente a las
condiciones naturales del trabajo" 114• De ia"pequeña propiedad libre
de la ti.erra" así como de la "propiedad !colectiva de la tierra", Marx
dice que "en ambas formas el trabajador se comporta como propie-
tario frente a las condiciones objetivas de su trabajo" 115• Dado que la
apropiación de la naturaleza como fondo primitivo de consumo ·y
.;,,,,
·· producción reside en la unidad original entre la subjetividad orgá-
nica y la naturaleza inorgánica, dicha apropiación no es resultado
del trabajo sino su presupuesto. La relación original con el ser., que
encuentra su esencia en la praxis y está constituida por ella, es lo que
hace posible el trabajo y la apropiación por el trabajo, que no es otra
'
1 ',
1
1¡ cosa que la actualización de esa relación ontológica primera. Dicen
: !:¡ ·'
1 1' , también los Grundrisse:"La apropiación de la condición natural del
1:
1 :•1,¡ . trabajo -la tierra, que representa a la vez el instrumento primitivo
;. •.'•: !•,:_¡
.·•.ild'
q ....¡ del trabajo, el laboratorio y el reservorio de materias primas- no es
~-.: .
:_ resultado del trabajo sino su presupuesto. El individuo se comporta
i'1•,i.. '·, ~, t.
'' 1j~. ' . .
,,; :!I : 113. Ibíd., 454.
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l1(-·J 1
114. Ibid.,437.
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'
J
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

como propietario con toda naturalidad frente a las condiciones ob-


jetivas del trabajo; éstas son, para él, la naturaleza inorgánica de su
subjetividad que en ella se realiza ... " 116•
La definición ontológica de la propiedad que se formula de modo
riguroso en los Grundrisseilumina la crítica del concepto stirneriano
de propiedad tal como se desarrolló en La ideología alemana.Muestra
del modo más claro que esa crítica ya tenía una significación ontoló-
gica y confirma así el resultado de la problemática de la ideología. En
efecto, es sólo en apariencia que, a la propiedad stimeriana definida
abstractamente a partir del puro concepto de individuo, Marx opone
la efectividad de la propiedad social que expresa el conjunto de las
regulaciones de una sociedad dada. Dado que se comprende a par-
tir del ver teórico de la conciencia y finalmente se identifica con ella;
dado que consiste en un "tener por", en un "considerar como" -tener
por sagrado, considerar como extraño- aquello que por el contrario
debe considerarse como "rrúo"; dado que su fundamento último es
la voluntad, la propiedad stirneriana se reduce a meras frases y se
choca finalmente con las duras determinaciones de la realidad. La
propiedad no es real por ser social, sino que la propiedad social es
real porque designa cada vez una modalida~ de la praxis, una de las
formas posibles de la relación original con e}' ser como relación entre
la subjetividad orgánica y la naturaleza inortánica.
Esta relación se ve radicalmente modificada con la entrada de la
vida en la econorrúa. Dicha modificación se expresa del siguiente
mad.o: lo que ya no se produce, lo que está roto, es la unidad del
ciclo vital práctico, la unidad natural del trabajo, el instrumento y el
material, la apropiación inmediata de éstos (instrumento y material)
por aquél (el trabajo). Esta es la segunda significación esencial de la
alienación de la vida en la econonúa: después de la transformación de
la actividad - y por consiguiente de su product~ en mercancía, la se-
paración del trabajo respecto de sus condiciones naturales. Después
de la emergencia del trabajo asalariado, la emergencia del trabajo
libre. Marx reconoció con claridad la aparición de esos dos fenóme-
nos decisivos en los inicios de la economía moderna y precisamente
como condiciones de la misma, como las condiciones históricas del
capitalismo. "El trabajo libre y su intercambio por dinero ... ese es el
presupuesto del trabajo asalariado y una de las condiciones históricas

116. Ibíd.

111
Marx 11.Unafilosofiade la economía

del capitalismo. La separación del trabajo libre respecto de las condi-


ciones objetivas de su realización, es decir, de los medios y la materia
del trabajo, es otra de las condiciones"m·. Esta separación, que signi-
fica nada menos que la ruptura del ciclo orgánico, la aniquilaciónde la
condiciónnaturaldel hombre,de su condiciónde hombreque vive sobrela
tierra,reviste diferentes formas. En primer lugar, es la disolución del
vínculo que liga al individuo a la tierra misma y que hace de ésta, en
ese vínculo, la condición natural de la producción. ''Por lo tanto, en
primer lugar es necesaria la disolución de los vínculos con la tierra,
condición natural de la producción y que el hombre trata como su
cuerpo no orgánico" 118• Esta separación respecto de la tierra se realiza
con la disolución de la propiedad de la tierra y especialmente de la
propiedad colectiva de la tierra de la comuna primitiva. En segundo
lugar, la ruptura del ciclo orgánico se lleva a cabo con la separación
del individuo respecto del instrumento de trabajo. En la propiedad
de la tierra, la propiedad del instrumento también existe, en tanto
que la tierra misma es el instrumento original, en tanto que los "ins-
trumentos secundarios... creados por el trabajo forman parte ellos
mismos de la propiedad dela tierra en sus formas primitivas" 119• Pero
la propiedad del instrumento se manti~¡mea través de otras formas
sociales, por ejemplo en el artesanado. ij incluso en la esclavitud y la
servidumbre subsiste una suerte de lazo directo, si no entre el traba-
jador y el instrumento de trabajo, al menos entre él y los medios de
subsistencia que son la n condición material del sujeto que trabaja" 12º.
,. El capitalismo completa la separación del individuo respecto
·· de sus condiciones naturales de existencia. Esta separación reviste
ahora una doble forma, en tanto que arranca al individuo al mismo
tiempo la tierra y el instrumento. Separado de la tierra nutricia y del
instrumento de trabajo, el individuo ha devenido un "trabajador li-
bre". "Libre'' quiere decir despojado de sus condiciones naturales de
existencia. La libertad designa la ruptura del ciclo orgánico, el acon-
tecimiento histórico en el que la existencia cosmovital del individuo

117. Ibíd.,435.
118. Ibíd., 460.
119. Ibíd., 462.
120. Md., 463. Es por ejemplo el caso del obrero agrícola en Rusia. "A causa de la
propiedad colectiva del suelo de la comunidad aldeana, el obrero agrícola de Rusia
todavía no está completamente separado de sus medios de producción; todavía no
es un 'trabajador libre' en el sentido pleno del término" (El Capital,II, r, 35).

112
CapítuloVII: La economíacomoalienación de la vida

es puesta en cuestión y peligrosamente amenazada. La crítica de la


libertad en Marx sólo se entiende a partir de la libertad así compren-
dida. No concierne al individuo sino, por el contrario, a la conmoción
de sus condiciones de existencia. En la medida en que hace surgir la
libertad, la historia es un proceso de deterioro que compromete la
existencia del hombre en tanto que la misma se funda en la unidad
práctica entre la subjetividad orgánica y la naturaleza inorgánica .
Marx expresó de modo conciso la obra destructiva de la historia en
su relación con la existencia cosmovital del individuo, interpretada a
partir del fenómeno original de la praxis. "El proceso histórico separó
los elementos que hasta entonces estaban unidos" 121Y más explíci-
tamente: "El proceso que, de un modo u otro, separa a una masa de
individuos de sus antiguas relaciones positivas con las condiciones
objetivas del trabajo, negando esas relaciones y transformando así a
esos individuos en trabajadores libres, dicho proceso libera también
virtualmente esas condiciones objetivas del trabajo del lazo que hasta
el momento las unía a los individuos que a partir de entonces son li-
bres"122.Así, los dos elementos que hasta el momento estaban unidos
en la unidad del proceso vital práctico caen cada uno de su lado, en la
libertad y la autonomía de su existencia aho~a separada. "De ello no
se sigue .. . que uno de los elementos desaparezca, sino que cada uno
se encuentra frente al otro en una relación ne~ativa, el trabajador libre
de un lado, el capital virtual del otro. La separación de las condicio-
nes objetivas respecto de la clase de los trabajadores devenidos libres
tiene como consecuencia que esas mismas condiciones se vuelven
autónomas respecto del polo opuesto" 123 .
No sólo ambos elementos subsisten sino que ha de ser posible
reconstituir su unidad , si la producción de la vida, que no puede
interrumpirse, es a cada instante la realización de esa unidad, la re-
activación de la relación ontológica en que el individuo se apodera
del instrumento para apoderarse del fondo universal del consumo.
Sólo que esa relación -y por consiguiente la existencia- ha deveni-
do contingente. "Las condiciones objetivas del trabajo están aún ahí,
pero existen en forma diferente, como fondo libre, suelto de sus anti-

121. Grundrisse, I, 467.


122. Ibid.
123. Ibíd.

113
i

_L
Marx II. Unafilosofiade la economía

guas ataduras" 124• Esto quiere decir que el instrumento., la tierra, etc.,
siguen allí ante el individuo, pero a éste ahora le resulta imposible
apoderarse de ellos directamente. La apropiación inmediata se choca
contra la propiedad porque las condiciones objetivas de la produc-
ción devinieron valores. Propiedad extraña que sólo se puede adqui-
rir a través del intercambio y, para el trabajador ahora separado de las
condiciones de su producción, por el intercambio de la única cosa que
le queda., su fuerza de trabajo. "El capital presupone procesos histó-
ricos que colocaron a una masa de individuos ... en la situación ... de
trabajadores virtualmente libres, cuya única propiedad es su fuerza
de trabajo y la posibilidad de cambiarla por valores existentes; frente
a esos individuos, todas las condiciones objetivas de la producción
son propiedades extrañas (o, para ellos, no propiedades), pero son
intercambiables" 125• Es ese el sentido de la objetividad modificada,
que refiere ahora a las condiciones objetivas de trabajo . Con segu-
ridad también ellas entrarán en el desarrollo de un proceso práctico
a título de momentos, y su objetividad será reducida; pero esa re-
ducción ya no será inmediata, deberá llevarse a cabo a partir de una
oposición previa. Marx dice respecto de esas condiciones "objetivas":
"En tanto que valores que existen para sí mismos, se oponen ahora a
los individuos liberados de toda atadura iy desprovistos de propieda-
d"126 . Marx indica claramente qué signifi~a la nueva objetividad de las
.' condiciones objetivas del trabajo en tanto que han devenido valores:
' ¡ ,' ·
"el valor autónomo y que existe para sí. .. representa la indiferencia
del objetoen sí; vuelve las condiciones objetivas del trabajo extrañas
....--ala fuerza de trabajo viva. Todo esto llega tan lejos que las condi-
ciones materiales de la persona del obrero existen por fuera de él y
enfrentadas a él. .. la propiedad -es decir, las condiciones materiales--
está por lo tanto enteramente disociada y separada de la fuerza de
trabajo viva. Los medios de producción se le enfrentan ... " 127•
Lo que constituye la paradoja de esa separación absoluta entre las
condiciones del trabajo, que se le enfrentan como valores, y el trabajo
mismo, es el hecho de que tanto esas condiciones como su valor son
producidas precisamente por el trabajo . La ruptura del ciclo orgánico

124. Ibíd.
125. !bid., 466-467.
126. Ibíd.
127. !bid,, 415; subrayado por nosotros .

114
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

reviste aquí una significación nueva: la fuerza de trabajo no sólo se


encuentra separada arbitrariamente de las condiciones a las cuales
está ligado natural y originalmente desde el interior, sino que ahora,
cuando se trata del valor de cambio de esas condiciones, se le arranca
escandalosamente lo que ella misma ha producido. Esta situación
queda clara en el análisis del capital adicional. Éste resulta del sobre-
trabajo que se materializa en el sobreproducto, el cual, para obedecer
a la ley del capital y valorizarse a su vez, se desarrolla en dos partes, a
saber, las condiciones objetivas de trabajo -materias primas e instru-
mentos- y las condiciones que Marx llama subjetivas, es decir, aquí,
1 las subsistencias necesarias al mantenimiento de la fuerza de trabajo.
Al producir el conjunto de esas condiciones, que son las de todo tra-
bajo, el sobretrabajo produjo entonces la totalidad de las condiciones
que van a permitirle repetirse indefinidamente . "El sobretrabajo con-
tiene la dualidad entre las condiciones objetivas y subjetivas de su
conservación y reproducción perpetua" 128 • Pero lo que se alza ante
el trabajo como una objetividad extraña es precisamente el conjunto
de las condiciones que no posee, contra las cuales debe cambiarse.
Y de este modo, en el capital adicional, ntodos los elementos de la
producción están reunidos ahora frente a la fuerza de trabajo viva
como fuerzas exteriores y extrañas que la ~tilizan y consumen en
condiciones que son independientes de ell~; pero al mismo tiempo
constatamos que son el producto y el resultado del trabajo vivo" 129 •

128. Ibíd., 414.


12~Ibíd. Agreguemos, ya que se trata aquí del sobrettabajo, que la inversión de
la teleología vital característica de la alienación económica se manifiesta en este
caso como inversión de la relación natural entre el trabajo y el sobretrabajo. Se-
gún esta última relación, lo que se pone como necesario es el ttabajo, y ello a fin
de producir las subsistencias indispensables para la vida; el sobretrabajo , que re-
sultará en un sobrante de productos intercambiables, es algo que acompaña de
manera contingente a la producción vital elemental. Con el capitalismo, por el
conttario, el trabajo sólo es puesto en tanto que puede dar lugar al sobrettabajo,
es decir, a la producción de plusvalor . Si esta producción no ocurre, si no se pone
sobretrabajo , entonces el trabajo mismo no tiene razón de ser. "La fuer za de tra-
bajo sólo puede efectuar su trabajo necesario si su sobretrabajo puede tener un
valor para el capital, si éste puede valorizarlo ... Por lo tanto , tal como el capital
la postula, la relación entre trabajo necesario y sobretrabajo se invierte " (Grun-
drisse,Il, 111). Se lee ya una inversión análoga respecto del valor de cambio de
una mercancía: lo que cuenta en ésta, lo que la determina, no es la utilidad que
presenta para el eventual consumo, sino solamente el trabajo necesario para pro-
ducirla. "En tanto que valor de cambio ... no se trata del servicio que presta sino
del servido que se le ha prestado por el hecho de haberla producido. El valor de
cambio de una máquina, por ejemplo, está determinado no por la cantidad de

115

,L
Marx II. Unafilosoftade la economía

¿Cómo es que las condiciones del trabajo del individuo -que ini-
cialmente están ligadas a él en tanto constituyen las condiciones mis-
mas de su existencia en el mundo y que, según se constata en el curso
ulterior de la producción, provienen todas del trabajo- pueden por el
contrario alzarse frente a él., contra él, como condiciones extrañas y
hostiles, que él ya no puede apropiarse porque dejaron de ser la pro-
piedad de esa fuerza que las pone en movimiento., les da forma, les
da su eficiencia (esa fuerza de la que., a fin de cuentas, no son más que
una "prolongación")? Ello sólo puede tener lugar como consecuencia
de una expropiación arbitraria y brutal que ha literalmente arrancado
al trabajador lo que tenía entre sus manos, porque sólo la violencia ha
podido desligar lo que está ligado naturalmente, desgarrar la unidad
original, romper el ciclo orgánico en que la vida encuentra su rea-
lización primera. "Esa dolorosa, espantosa expropiación del pueblo
trabajador, he ahí los orígenes, la génesis del capital. Comprende toda
una serie de procedimientos violentos ... se ejecuta con un vandalismo
implacable aguijoneado por los móviles más infames y odiosos" 13º.El
capitalismo presupone una acumulación originaria de capital. Ésta
no comporta misterio alguno, no es otra cosa que el conjunto de las
condiciones naturales de la producción pero arrancadas a la praxis a
la cual están unidas inicialmente, arranc~das al "sujeto" de esa praxis,
es decir, al individuo en tanto que trab&jador. "De este modo, enton-
ces, lo que yace en el fondo de la acumulación originaria del capital,
en el fondo de su génesis histórica, es la expropiación del productor
inmediato, la disolución de la propiedad fundada en el trabajo perso-
~~ nal de su poseedor" 131 •
...
: . ¡:'. Marx muestra que esta sustracción al trabajador de las condicio-
i .
nes del trabajo significa una alienación, el devenir otro, en tanto que
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1
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~ pertenecer a otro, de aquello que hasta entonces le era propio como
~- •' 1
prolongación de su ser, como el medio e instrumento mismo de su
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vida; para hacerlo erige una y otra vez (como antítesis de ese estado
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11 ' catastrófico en que se destruye el ciclo orgánico) el estado anterior, la
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1.
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I; propiedad colectiva de la comuna o la propiedad privada del trabaja-
i ·¡;:;
l
' ' :,. ; : I;
.. ' trabajo que la misma remplaza sino por la cantidad de trabajo que su fabrica-
ción absorbió" (Pl, I, 288-289) [Donde Henry escribe: "El valor de cambio de una
i; 11:.\' mercancía..." el original en alemán dice máquina.Optamos por seguir la edición
{ ¡i:i_: alemana, pues de este modo adquiere sentido el texto. (N. del T.)]
il:. :
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130. Pl, I, 1238.
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'1· ,· 131. Ibíd., 1237 .
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O:fi '¡: ; •. .
CapítuloVII: La economíacomoalienación de la vida

dor mismo. "La propiedad privada del trabajador sobre los medios de
su actividad productiva es el corolario de la pequeña industria agríco-
la o manufacturera", la cual, agrega El Capital,es la II escuela en que se
elaboran la habilidad manual, el ingenio y la libre individualidad del
trabajador" 132• Este modo de producción formador de la individuali-
dad u sólo reviste su forma integral y clásica allí donde el trabajador es
propietario libre de las condiciones de trabajo que él mismo pone en
movimiento; el campesino, del suelo que cultiva; el artesano, de los
instrumentos que manipula con virtuosismo " 1a3 . Y también: "la pro-
piedad privada fundada sobre el trabajo personal, esa propiedad que
por así decir sueldaal trabajador aislado y autónomo a sus condicio-
nes exteriores de trabajo" 134 • No obstante el formidable impulso que
comunica a la producción, el capitalismo es juzgado -por oposición a
ese estado, que retrospectivamente parece idílico- como un estado de
descomposición. Respecto de la propiedad capitalista, Marx dice que
la misma pone fin a la apropiación inmediata de la tierra y del instru-
mento por parte del trabajador: uNo bien ese proceso de transforma-
ción descompuso lo suficiente y de arriba abajo la vieja sociedad, no
bien los productores se transforman en proletarios y sus condiciones
de trabajo en capital. .. " 135• Y el socialismo e~ pensado precisamente
como vuelta a ese estado originario de indivisión, ya que de lo que se
trata , al menos en sus primeras fases, es de d~volver el instrumento a
la mano que lo manipula, de restablecer la apropiación inmediata por
parte de la praxis del conjunto de sus condiciones. En un texto de una
evidencia deslumbrante, El Capitaldeclara respecto de la negación
deltapitalismo que abre la vía al socialismo : "No restablece no la pro-
piedad privada del trabajador sinosu prapiedadindividualfundada en
las adquisiciones de la era capitalista, en la cooperación y la posesión
común de todos los medios de producción, comprendido el suelo" 136•
Aquí se confirma innegablemente la interpretación de la crítica de
Marx al concepto de propiedad en su relación con el de indi viduo.
Únicamente porque el instrumento de producción devino colectivo
la propiedad social aparece como la mediación y la condición de la

132. Ibíd., 1238.


133. Ibíd., 1237.
134. Ibíd., 1238¡ subraya do por nosotros.
135. Ibíd.
1
136. Ib íd., 1239¡ subrayado por n osotros; y también : "Los productores sólo po-
drían ser libres en posesión de los medios de pro du cción... " (ibíd., 1538).
1

1
117
1

J.__
Marx II. Unafilosofiade la economía

"propiedad individual", como el único medio de instituir o resta-


blecer la apropiación inmediata que caracteriza desde el interior a la
praxis orgánica individual y por consiguiente a toda praxis posible 137.
La objetividad que revisten las condiciones del trabajo cuando,
convertidas en valores, se alzan frente al trabajador como una fuerza
extraña y hostil, no cesa de crecer con el desarrollo del capitalismo.
En efecto, éste se caracteriza precisamente por la preponderancia de
las condiciones objetivas del trabajo, en particular el "instrumento",
transformado en el conjunto de las máquinas reunidas en inmensas
fábricas. Este colosal conjunto de medios mecánicos es producido por
el trabajo, y por eso Marx le da el nombre de "trabajo materializa-
dd'. Su equivalente económico, es decir, su valor de cambio, es el
capital fijo.Así, la parte del capital fijo no deja de crecer en el capital,
mientras que en el plano material se observa correlativamente un
aumento progresivo del trabajo materializado en relación al trabajo
vivo, es decir, tambiéfl;.a la cantidad de obreros. Marx dice que ésta
"nunca crece absolutamente sin disminuir en relación a la magnitud
del capital empleado y a la masa de las mercancías producidas" 138 •
Esos cambios traducen el aumento de la productividad que caracte-
riza a la industria moderna. "Decir que:las condiciones objetivas -el
trabajo materializado- se incrementan ~ ritmo del desarrollo de las
fuerzas productivas es una tautología. En efecto, qué significa fuerza
productiva creciente del trabajo, sino el hecho de que para crear un
•' .
' . producto cada vez mayor se necesita un trabajo inmediato cada vez
',.
;· ' ~- menor y que, por consiguiente, la riqueza social toma cada vez más
:1 1
·· la forma de condiciones del trabajo producidas por el trabajo mis-
mo"139.De este modo se produce un desequilibrio creciente entre las
,. condiciones objetivas del trabajo, que se presentan como un conjunto
. . . cada vez más gigantesco, y por otra parte la praxis subjetiva indivi-
; ~! ': :
dual, que parece cada vez más frágil e irrisoria ante la enorme masa
de trabajo "materializado". Lo que caracteriza al régimen capitalista

137. Cf. "Considerandos del programa del partido obrero francés de 1880": "Sólo
hay dos formas en que los medios de producción pueden pertenecerles [a los
productores] : 1° la forma individual, que nunca existió en estado de hecho gene-
ral y que el progreso industrial elimina cada vez más; 2° la forma colectiva, cuyos
elementos materiales e intelectuales son constituidos por el desarrollo mismo de
la clase capitalista " (ibíd., 1538).
138. Ibid., 1296.
139. Grundrisse,II, 377-378 .

118
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

es que ese desequilibrio se duplica por ·e1 hecho de que, como se ha


visto, ese inmenso aparato en que se transformaron las condiciones
objetivas del trabajo ha dejado de pertenecer al trabajador y se alza
frente a él corno una potencia extraña, y ello aunque proviene de su
trabajo. Dado que la inmensa potencia objetiva proviene no obstante
de la actividad subjetiva del individuo, Marx la describe justamente
como su alienación. "En el sistema capitalista, el desarrollo concierne
sólo a uno de los elementos de la actividad de la sociedad: el trabajo
materializado, que deviene el cuerpo cada vez más gigantesco del
otro elemento, el trabajo subjetivo y vivo. En efecto ... las condiciones
objetivas del trabajo adquieren una autonomía cada vez mayor frente
al trabajo vivo, a medida que toman mayor extensión y la riqueza
social aumenta a pasos cada vez mayores, enfrentándose al obrero
como potencia ajena y predominante 140". Más adelante Marx habla
de "esa gigantesca potencia material que el propiotrabajosociallevantó
frente a sí, mientras que constituye uno de sus elementos propios. En
tanto que, en el capital y el trabajo asalariado, la producción de ese
cuerpoobjetivode la actividadse efectúa en oposición a la fuerza de
trabajo inmediata, ese proceso de objetivación tendrá para el obrero
un carácter de alienación" 141•
El cuerpo objetivo de trabajo no sólo cre~e de manera desmesu-
rada ante el trabajo subjetivo individual, np sólo escapa -en tanto
que propiedad del capitalista- a su apropiación inmediata, sino que
el sentido mismo de la relación que une a esos dos elementos se in-
vierte. Mientras que, en los sistemas que se basan en la propiedad
individual del instrumento de trabajo, ese instrumento que prolonga
el cuerpo y finalmente se reabsorbe en el movimiento interior de la
praxis se somete a ésta, la obedece en todo caso como "medio", ob-
tiene de ella su forma, su modo de uso, la temporalidad de su uso, en
resumen, la estructura total de su utensilidad, en el modo de produc-
ción capitalista esta última deviene autónoma. Por un lado porque
constituye ahora un valor sometido a la ley del valor en vez de a la
ley de la subjetividad corporal: "Si examinamos la producción des-
de el simple punto de vista del valor de uso, los medios de produc-
ción no cumplen para el obrero el papel de capital sino el de simple
medio y material de su actividad productiva ... es distinto cuando

140. Ibíd.
141. Ibíd., subrayado por nosotros.

119
Marx II. Unafilosofiade la economía

consideramos la producción desde el punto de vista del plusvalor.


Los medios de producción se han transformado inmediatamente en
medios de absorción de trabajo ajeno. Ya no es el trabajador el que los
empleasino que,por el contrario,ellosempleanal trabajador. En lugar de
que él los conswna como elementos materiales de su actividad pro-
ductiva, ellos lo consumen a él como fermento indispensable para su
propia vida ... " 142• El mismo texto da cuenta de "ese cambio de roles
que caracteriza a la producción capitalista~', "esa extraña inversión de
la relación entre el trabajo muerto y el trabajo vivo, entre el valor y
la fuerza creadora de valor ... " 143. Esa inversión de la teleología de la
praxis como inversión de la relación entre la actividad individual y el
instrumento ya se denunciaba en los Grundrissecuando -al hablar de
las condiciones objetivas del trabajo consideradas como valores en su
relación con el obrero, él mismo asimilado a un valor- se declaraba:
uEn lugar de realizarse como condiciones de la realización de él en el
proceso de producción, es él [el obrero], por el contrario, el que sale de
ese proceso como simple condición de la conservación y valorización
de esas condiciones, en tanto que valores que existen por sí mismos
1
: ! frente a él. La materia prima es de otro, así como el instrumento; por
lo tanto,su trabajono es más queun acces01jo de lasustanciade estos"144 •
. i:
Las condiciones objetivas del trabajoino sólo obedecen a la ley del
'
! valor, también tienen su dialéctica propia. Desde el momento en que
i la herramienta se ha vuelto parte de una máquina integrada a su vez
!:
en un conjunto mayor, desde que ese conjunto -y por consiguiente
~~ cada uno de sus elementos- ya no es movido por la fuerza muscular
·· del individuo sino por una fuente de energía natural, la relación de la
actividad individual con el instrumento cambia totalmente: éste ya no
está determinado por aquélla sino que por el contrario la determina
' ! ..
·. ·¡· ' completamente, y él mismo, a su vez, se ve determinado por el fun-
:..·. cionamiento del mecanismo de conjunto en el cual se integra. "Con la
I
. ;· ,¡_=
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herramienta, el virtuosismo en su manipulación pasa del obrero a la
:;:.¡f~ máquina. Con el funcionamiento de las herramientas ahora indepen-
!· ·11·! dizado de los límites personales de la fuerza humana, se ve suprimida
1 • !i,

la base técnica en la que se basa la división manufacturera del traba-


:J.:'':J,
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· 1 ¡1 ·

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/ ¡ '\ '
142. Pl, 1, 846; subrayado por nosotros.
143. Ibíd.
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,' ,:·(~.'; : 144. Grundrisse,1, 426; subrayado por nosotro s,
.. ¡H ;¡r ;
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.
Capítul.oVII: La economíacomoalienaciónde la vida

jo" 145 • En efecto, ya no se trata de reunir en un mismo lugar a obreros


que conservan un dorrúnio sobre el instrumento que se adapta a su
cuerpo, que se define por esa adaptación misma (de suerte que, -en la
manufactura, la organización del trabajo sigue siend9 subjetiva). "Si
en la manufactura ... el obrero es apropiado para la operación, la ope-
ración ya de antemano se acomoda al obrero. Ese principio subjetivo
de la división del trabajo ya no existe en la producción mecanizada. Se
vuelve objetivo, es decir, emancipado de las facultades individuales
del obrero" 146• En efecto, en la fábrica el obrero encuentra una totali-
dad instrumental objetiva preexistente , y lo que determina su trabajo
es ese cuerpo objetivo y ya no el suyo. "En la manufactura la división
del proceso de trabajo es puramente subjetivo; es una combinación de
obreros parcelarios . En el sistema de las máquinas, la gran industria
crea un organismode produccióncompletamente objetivoo impersonalque
el obreroencuentraya constituidoen el taller, comocondiciónmaterialdesu
trabajolistay acabada"147• Por eso la especialización misma del trabajo

cambia de sentido: "La especialización, que consistía en manipular


una herramienta parcelaria durante toda la vida, se transforma en la
especialidad de servir durante toda la vida a una máquina parcela-
ria". La alienación de la vida reviste ahora esa forma: "Se abusa de la
maquinaria para transformar al obrero desd ~ su más tierna infancia
en una parcela de una máquina que es parte 1de otra máquina" 148 •
¿Cómo se lleva a cabo esta sumisión de la subjetividad viviente al
sistema objetivo de los instrumentos de trabajo devenidos máquinas?
En).?rimer lugar, el principio mismo de ese sistema es extraño a la
subjetividad . Consiste en descomponer el proceso de producción en
sus diferentes fases, cada una de las cuales se confía a un organismo
particular y se ejecuta de modo de fundirla en el proceso global . Pero
la que lleva a cabo el análisis y lo resuelve construyendo una síntesis
(que no es otra cosa que el proceso de producción efectivo) ya no es la
subjetividad sino la ciencia. "Se considera el proceso total en sí mis-
mo, se lo analiza en sus principios constituyentes y en sus diferentes

145. Pl, I, 952.


146. Ibíd., 924.
147. Ibíd,1 930; subrayado por nosotros; y también: "La cooperación por división
del trabajo que caracteriza a la manufactur a reaparece como combin ación de m á-
quinas con operacione s parcelarlas .. . " (ibíd., 923).
148. Ibíd., 955.

121
Marx II. Unafilosofiade la economía

fases, y el problema consistente en ejecutar cada proceso parcial y


articular los diversos procesos parciales se resuelve por medio de la
mecánica, de la química, etc." 149• La tecnología
es esemododedeterminar
la producciónde maneraindependientede la praxissubjetiva-que no obs-
tanteconstituyesu esenciareal-y fundándosepor el contrarioen la ciencia
objetivade la naturaleza.Marx dice respecto de la industria moderna:
"Su principio, que es considerar cada procedimiento en sí mismo y
analizarlo en sus movimientos constitutivos, independientemente de su
ejecuciónpor lafuerza muscularo la aptitudmanualdel hombre,crea la
modernísima ciencia de la tecnología . Ésta reduce las configuraciones
de la vida industrial -heterogéneas, estereotipadas y sin relación apa-
rente- a aplicaciones variadas de la ciencia natural, clasificadas según
sus diferentes fines útiles" 15º.
Marx se preocupó por mostrar que esa estructuración objetiva,
tecnológica y científicamente determinada del proceso de produc-
ción a su vez determina de manera rigurosa a la praxis subjetiva
individual. Dado que el producto parcial de cada proceso parcial es
condición del proceso siguiente y le provee su materia, el tiempo de
realización de cada proceso se ve por lo tanto rigurosamente estable-
cido, de modo de permitir que el proces<;>de conjunto continúe. Tras
.' permanecer confundido a lo largo de la 1:ristoriacon la temporalidad
1
, . ·¡
orgánica y por lo tanto con el desarrollo. mismo del proceso fenome-
1
'

nológico vital del trabajador, el tiempo de trabajo necesario para la


fabricación de un producto depende ahora, como tiempo de trabajo
.-~socialmente necesario, de la competencia y las leyes del mercado. El
,,
·· funcionamiento del sistema mecánico se impone ahora al trabajador
y determina lo que habría de llamarse los ritmos de producción. "El
tiempo de trabajo necesario para obtener en cada proceso parcial el
i ·.·
,· efecto útil deseado se establece experimentalmente , y el mecanismo
total de la manufactura funciona únicamente con la condición de que
en un tiempo dado se obtenga un resultado dado ... esta dependen-
cia inmediata de los trabajos -y por consiguiente de los trabajado-
res- fuerza a todos a no emplear para su función más que el tiempo
necesario ... En la producción mercantil en general, la competencia
impone que la mercancía no deba costar más que el tiempo de trabajo
socialmente necesario para su fabricación ... En la manufactura, por

149. Ibíd., 924.


150. Ibíd., 990; subrayado por nosotros.

122

.! j
CapítuloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

el contrarío, la entrega de una cantidad dada de producto en un tiem-


po de trabajo determinado se convierte en una ley técnica del propio
proceso de producción" 151•
Esta irrupción de la técnica como regla del proceso de producción
marca un giro decisivo en la historia occidental y en la historia de la
humanidad en general, porque es el indicador de una conmoción en
las estructuras últimas del ser. Hemos visto que Marx comprende al
ser como praxis, mientras que la teoría no es más que la percepción de
lo que ya se ha producido. Pero cuando la ciencia -más precisamente ,
la ciencia de la naturaleza que se vuelve tecnología- pretende deter-
minar la producción y servirle de regla, esa producción se ve comple-
tamente alterada. Precisamente ya no es más la praxis, a saber, la vida
misma que siente y se experimenta a sí misma, que se determina a la
acción en función de lo que es, de acuerdo con la organicidad de su
naturaleza interior, sus impulsos y su temporalidad propia. La tecno-
logía es la pretensión absurda de erigir como principio y modalidad
de la acción otra cosa que la acción misma, a saber, las determinacio-
nes objetivas de la máquina organizadas a partir de una teoría pura
de la naturaleza. Por lo tanto, lo que actúa en ella y le permite hacer
lo que hace ya no es la ley interior de la vid~, clara a sí misma, sino
las consecuciones ciegas que rigen al ente y s~ encuentran traspuestas
en el mecanismo de la fábrica. La praxis SU/bjetivacedió su lugar a
un proceso objetivo causalmente organizado y determinado, cientí-
ficamente construido. Es el proceso de producción tal como aparece
ahora a la teoría, como proceso comprendido pero en primer lugar
~
próducido por esa teoría. La idea de que la producción es un proceso
objetivo de conjunto que determina a todos sus elementos, analiza-
ble científicamente y del cual se debe evacuar al sujeto, es decir, a
la subjetividad, expresa cabalmente las condiciones de la producción
capitalista tal como ésta aparece a la conciencia ordinaria de sus agen -
tes, es el prototipo de una ideología burguesa. Después de Marx, el
marxismo se preocupó por estar de acuerdo con la ciencia -que, en
tanto que principio organizador de la producción mercantil capita -
lista, acababa así de ponerse a la cabeza del "mundo burgués "-, y es
en esa medida que pudo hacer suya esa ideología. Pero no se puede
atribuir a Marx esa ideología sin caer en el absurdo , en tanto que , en
Marx, la crítica radical de la economía capitalista es idénticamente la

151. Ibíd.1 885-886 .

123

l_
7
Marx 11.Unafilosofíade la economía

crítica de la inversión de la praxis en la teoría, es decir, también, la


crítica de la sustitución de la vida por la ciencia.
No obstante, en el cuerpo objetivo de las condiciones instrumen-
tales de la producción se encuentran expuestas secretamente las
determinaciones de la subjetividad. La tecnología, que preside la or-
ganización y disposición de esas condiciones, es decir, la edificación
del conjunto del sistema industrial, no se superpone exactamente
con la ciencia de la naturaleza, consiste en sus "variadas aplicaciones
clasificadas según sus diferentes fines útiles". Esosfines no son otros
que los de la praxis originalo su complejización
históricaprogresiva.Si
bien la hiere sin cesar, la industria es profundamente tributaria de la
subjetividad en cuanto a sus fines. Pero estos determinan la totalidad
del proceso de fabricación y transmutan cada vez la ciencia en una
tecnología particular. Más allá de su finalidad, que se origina en ella
misma, la praxis presenta el carácter de que, aunque esencialmente
individual, nunca es obra de un individuo aislado. Los actos de uno
se llevan a cabo siempre en conjunto con otros, de modo tal que cada
uno se inclina en la dirección que hace posible un resultado busca-
do, producido y alcanzado conjuntamente . Desde que hay hombres,
la producción de los bienes necesarios para el mantenimiento de su
vida es una producción en común. Ese es,:1ustamente el fundamento
de la comunidad. Los individuos viven en conjunto porque el trabajo
toma necesariamente la forma de una colaboración de muchos indi-
viduos y se presenta así como un co-trabajo, porque para vivir los
1 .
YJ-dividuosactúan en conjunto. El Ser-con es un hacer-en-conjunto y
·sebasa en él. Como el ser, la intersubjetividad encuentra su esencia
original en la praxis 152• En la pareja, en la familia, en el clan, y cada vez
' ; como modalidad determinada de la praxis, toda ca-presencia huma-
na se organiza a partir de los recorridos interiores de la subjetividad
·,
..i corporal y sus prescripciones imperiosas. Las formas primitivas de la
producción en común muestran su constitución práctica: en la caza,
la pesca, la recolección, etc., hay que "poder tornar", "poder golpear",
etc., y por esa razón unos se encuentran aquí haciendo una cosa,

152. En su sentido original , en Marx, "social" no designa otra cosa que esa de-
finición subjetiva de la intersubjetividad como fundada en la praxis. Por lo cual
ese pensamiento excluye desde un principio el concepto de una intersubjetividad
basada en la lucha entre las conciencias y, por la mediación de la misma, en el
despliegue trascendental de la objetividad; cf. en el tomo 1: cap. n, p. 103 y si-
gtrientes; y cap. v, 1°.

124
T
1

CapítuloVII: La economíacomoalienación de la vida

mientras que otros están más allá esperando llevar a cabo la tarea que
espontáneamente se les atribuyó. Los diferentes roles, la importancia
de cada rol y la cantidad de ejecutantes para cada uno se distribu-
yen a partir de la praxis, de sus poderes específicos y subjetivamente
definidos. Cantidad y calidad de las acciones que se llevarán a cabo
están predeterminadas en la subjetividad orgánica antes de que ésta
las lleve a cabo efectivamente. La concordancia de las acciones, dado
que se enraíza en la subjetividad, es querida por ella. Los compor-
tamientos que, en el hacer-en-conjunto, acompañan la actividad de
cada uno, son queridos por cada uno en su adecuación por principio
con lo que él mismo hace. La asociación no es un carácter objetivodel
trabajoni una determinaciónquele vienedel exterior,quese le sobreañade
y que sóloes visibleparaun espectadorexterior,no es una determinación
teóricasinouna determinaciónpráctica.
Sin embargo, la asociación de los trabajadores en la organización
industrial de la producción aparece como una propiedad objetiva. La
exposición objetiva de las determinaciones originalmente subjetivas
de la praxis se lleva a cabo en el "trabajador colectivo" 153, término
que designa al proceso de producción comprendido objetivamente a
partir del material instrumental objetivo que: el mismo pone en mo-
vimiento. En el "trabajador colectivo" las dh fersas actividades de los
múltiples individuos en el trabajo se encuentran definidas en cuanto
a su calidad y cantidad por el sistema mecánico de conjunto en el que
se inscriben, de modo que ya no aparecen más que como funciones
de ..;,-.
ese conjunto . Por lo tanto, lo que constituye ahora el principio de
organización del trabajo y, al mismo tiempo , de ·asociación de los
trabajadores, es el sistema mecánico objetivo. "La división manufac-
turera del trabajo, entonces, no sólo simplifica y multiplica al mismo
tiempo los órganos cualitativamente diferentes del trabajador colec-
tivo; también crea una proporción matemáticamente fija que regula
su cantidad, es decir, el numero relativo de obreros en cada función
particular "154. Un poco más adelante Marx dice: "El mecanismo sólo
funciona por medio de un trabajo socializado o común. El carácter
cooperativo del trabajo deviene aquí una necesidad técnica dictada

153. Pl, I, 882 .


154. Ibíd., 886.

125


Marx II. Unafilosoftade la economía

por la naturaleza misma de su medio" 155• No obstante, éste -el con-


junto del dispositivo instrumental de la producción- no sólo prescri-
be al trabajo su carácter cooperativo, también determina el contenido
mismo de la cooperación. Por lo tanto, cuando en la gran industria
moderna -donde el proceso de producción se lleva a cabo como una
combinación y asociación de trabajos múltiples- el sistema instru-
mental (que por su parte está fundado en la tecnología y finalmente
en la ciencia) es lo que determina esa combinación y esa asociación,
éstas ya no tienen su principio en la subjetividad, la adecuación de la
actividad individual a los trabajos de los demás individuos deja de ser
interior a esa actividad. Paradójicamente, el ser-con, es decir lo social.,
que como se ha mostrado es originalmente una determinación de la
praxis individual, ya no pertenece a ésta, deviene una determinación
teórica. Es decir, justamente, una determinación que ya no es vivida
interiormente por el individuo como una modalidad de su propia
vida sino de la cual ahora está separado y que se encuentra lejos de
él. Marx va a precisar la magnitud de ese desplazamiento ontológico
de la asociación hacia fuera de la subjetividad individual, hacia la ex-
terioridad de la instrumentalidad objetiva en la que se pierde: nEn el
proceso de producción el trabajo es una tptalidad, una combinación
de trabajos cuyos elementos constitutivos / son extraños unos a otros,
de modo tal que el trabajo total no es obr~ de los diferentes obreros:
lo que está asociado es sólo el trabajo de los diferentes obreros, porque
156
los obrerosmismosno tienenactividadasociativa" • Se describe riguro-

samente la paradójica evacuación de lo social hacia fuera de la sub,.


.! ' =fétividad y su objetivación impuesta en el dispositivo instrumental:
"La unidad que anima todo el trabajo existeporfuera de él. El mismo
está subordinado a la unidadmaterialqueexisteentrelasmáquinas,está
sometido al capital fijo" 157 • Y también: "Ahora el trabajo es colectivo
.,

' ..
! o combinado. No obstante, ese trabajo colectivo o asociado ... es pues-
i.
to directamentecomodiferentedel trabajoreal... Ciertamente .existe en
forma de trabajo social. .. pero con independencia de sus elementos
reales, por lo tanto tiene una existencia separada" 158• Esa existencia,
ahora separada, de la asociación originariamente subjetiva, Marx la

155. !bid., 931 [Henry omite el siguiente pas aje, a continuación de "El mecanis-
mo": "con algunas excepciones que mencionaremos más adelante (N . del T.)]
11

156. Grundrisse,I, 434-435; subrayado por nosotros.


157. Ibíd., subrayado por nosotros.
158. Ibíd., subrayado por nosotros .

126

·,·
L . :.
Capítu/.oVII: La economíacomoalienaciónde la vida

llama "asociación en sí". "El trabajo asociado representa por lo tanto


una asociación en sí" 159•
La génesis histórica de esa "asociación en sí", es decir, de fa de-
finición paradójicamente objetiva del carácter social de la praxis, es
clarificadora de su estatuto. El movimiento comenzó cuando diver-
sos trabajadores "esparcidos por el campo", básicamente tejedores e
hiladores manuales, fueron empleados por un mismo patrón, que se
limitaba a colectar el resultado de sus trabajos dispersos. Es evidente
entonces que los individuos que trabajan, que ni siquiera se conocen,
no tienen entre sí relación alguna, y que la relación entre sus trabajos
11
reside únicamente en el capital que los emplea. El único punto en
común entre esos trabajadores dispersos es su relación mutua con el
capital. .. la asociación
del trabajosóloexisteen sí, en la medida en que
trabajan todos para el mismo capital. Tienen su centro en éste, pero
sin embargo no colaboran directamente. Porlotantosu asociación porel
capitalespuramenteformaly sóloafectaal productodel trabajoy no al tra-
bajomísmo"160 • El texto se preocupa por precisar que, en esa situación,
la asociación entre las actividades ya no les es inmanente sino que por
el contrario presupone un acto añadido, extraño a su contenido sub-
jetivo: "La asociación de sus trabajos represfnta un acto particular;
junto con éste continúan la dispersión y la a:Utonomía de sus activi-
dades"161.Dicha situación es ejemplar respecto del problema que nos
ocupa, dado que subsistirá a través de las modificaciones del aparato
de producción y sólo será agravada por éste. Simplemente se repite,
primero,
_,,,.. cuando el capitalista se limita a reunir en un mismo lugar a
los· trabajadores que emplea. Lo que aparece entonces es que la reu-
nión de los individuos en el trabajo, su asociación y cooperación en
un mismo proceso de producción, no es algo que hacen ellos mismos
sino precisamente el capital. La asociación de las múltiples praxis
subjetivas -o, podemos decir también., de las múltiples fuerzas de tra -
bajo en el seno de un mismo trabajo global, por lo tanto la intersubje-
tividad en su forma práctica original- es lo que puede llamarse fuerza
colectiva de los trabajadores o fuerza social de trabajo . Por lo tanto, al
mismo tiempo que la asociación e idéntica a ella, esa fuerza colectiva
de trabajo se ve acaparada de entrada por el capital y paradój icamen-

159. Ibid.
160. Ibid., II, 85; subrayado por no sotros.
161. Ibíd.

127

ds
Marx II. Unaftlosoflade la economía

te sustraída a cada fuerza individual de trabajo (que sin embargo es


parte de aquella y constituye su fundamento). "Desde que comienza
a asociar obreros en la producción ... el capital aparece a la vez como
fuerza colectiva de los obreros, fuerza social del trabajo, y como la
unidad que los cohesiona: es la fuerza que crea la urúdad" 162•
Que sin embargo esa creación no es algo original (dado que la
unidad de la praxis intersubjetiva es una unidad natural e inmediata,
que encontramos por ejemplo en el modo de producción de la comu-
na primitiva) y qtie, muy por el contrario, la asociación en el taller
o en la fábrica resulta del acaparamiento de la fuerza colectiva y su
unidad propia por parte del capital, lo vemos justamente en el des-
plazamiento que ese acaparamiento presupone. Respecto de la gran
industria, Marx dice que "implica ... una asociación de las fuerzas de
trabajo ... y la utilización de las fuerzas de la ciencia, que conlleva
una transferencia de la asociación
y por así decir del espíritu colectivo
163
del trabajo a las máquinas" • La situación en la cual las condiciones
fundamentales del trabajo, en tanto que trabajo en común, se dan
como propiedad del capital, se realiza sólo cuando se ha producido
ese desplazamiento de la asociación desde la subjetividad original de
la praxis a la objetividad instrumental y :tecnológica. "La asociación
de los trabajadores -la cooperación y la /división del trabajo, condi-
ciones fundamentales de la productividcid del trabajo- aparece como
fuerza productiva del capital. .. " 164 • Y es entonces que, transferida al
capital, la asociación se descubre ahora como trascendente respecto
-~
de la subjetividad de los individuos y ha dejado de ser un modo de
.

· su existencia y de su propia vida. "La asociación de los obreros existe


en la fábrica, por lo tanto no es obra de ellos sino del capital. La aso-
ciación de los trabajadores, entonces, no es su modo de existencia sino
• 1 ••

' •..1:1
:
el modo de existencia del capital" 165•
. '·
Esta situación en la cual la asociación deviene algo objetivo no es
1: ¡
en sí misma nada objetivo. Precisamente, dado que el carácter social
' 1,

.
:

·, de la praxis le pertenece a ésta como una de sus modalidades, es en


ella, en la praxis -en el seno de su propia subjetividad y como una
nueva modalidad de la misma-, que se revela en principio la trans-

162. Ibíd., 86.


163. Ibíd., 84; subrayado por nosotros.
164. Ibíd., 83.
165. Ibíd., 83-84.

128
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

ferenáa de la asociación al capital. Inmediatamente después de decir


que la asociación de los trabajadores ya no es su modo de existencia,
el texto a~ega: "A ojosdelobrerotomado por separado, aparece como
fortuita. El considera su propia asociación con los otros obreros y su
cooperación con ellos como modos de acción ajenos, que pertenecen
al capital". Dado que se produce a partir de la subjetividad en la que
reside originalmente la asociación, la transferencia de ésta a la obje-
tividad no se lleva a cabo de manera aislada: las determinaciones de
la praxis en su conjunto sufren ese desplazamiento y también ellas se
ven exhibidas en el dispositivo instrumental objetivo de la produc-
ción en que se lleva a cabo su acaparamiento por el capital . Así sucede
con la habilidad, que define a la praxis en su afinidad inmediata con
la herramienta que ella manipula según una regulación que viene de
ella misma y que el instrumento no hace más que prolongar. "El prin-
cipio desarrollado del capital es justamente volver superfluos la des-
treza particular así como el trabajo manual, tanto en su forma física
inmediata como en su forma de esfuerzo muscular: tiendea transferir
la destrezadeltrabajovivo a loselementosnaturalesdel capitalmuerto"166•
Así sucede con el saber, que, como habilidad, deja de ser justamente
saber de la praxis para devenir saber de la ciencia y, al mismo tiem-
po, propiedad del capital. Esta transmutació~ ontológica decisiva del
saber -de la forma 0riginal de subjetividad /que reviste en la praxis
corporal a la forma de objetividad científica en la que se yergue como
una trascendencia radical ante la vida- Marx la analiza del siguiente
modo: "El capital asocia el trabajo masivo con la destreza. Pero lo hace
de,1'a siguiente manera: el trabajo masivo pierde su potencia física, y
la destreza deja de existir en el obrero para incorporarse a la máquina
en la fábrica, donde el trabajo es regido por la combinación científica
del conjunto. El sabersocialdeltrabajorevisteuna existenciaobjetivainde-
pendientede losobreros" 167
• Marx también dice que esta transmutación

ontológica del saber está acompañada por la transmutación de las


otras potencias de la subjetividad, la transmutación de la habilidad
y la adecuación interior de las actividades: 11De este modo la fuerza
colectiva y el carácter social del trabajo constituyen la fuerza colectiva
del capital. Lo mismo sucede con la ciencia, con la división del trabajo
y con el intercambio que implica esa división de tareas. Todas las po-

166. Ibid., 86-87; subrayado por nosotros .


167. Ibíd., 20; subra yado por nosotros.

129
!

J.__
7 ¡

Marx II. Unafil.osofiade la economía

tencias sociales de la producción de capital son fuerzas productivas


del capital, y éste aparece como sujeto de esas potencias" 168•
Cuando las potencias de la subjetividad son arrancadas a ésta,
encuentran su exposición objetiva en el capital y en el dispositivo
instrumental en que el mismo se materializa, y ese dispositivo no es
otra cosa que algo que imita ahora los gestos del hombre, que acapa-
ra sus poderes y toma de ellos su finalidad y su sentido, no es otra
cosa que el signo del hombre. Es cierto que las determinaciones de la
subjetividad aparecen habitualmente en un mundo al que pueblan
de significaciones familiares. Estos ojos son ojos que ven, estas manos
son manos que sujetan. No obstante, cometeríamos un gran error si
creyésemos que el que lleva a cabo las funciones de la subjetividad
es el elemento objetivo en tanto que tal y en sí mismo. Ver, sujetar,
comprender, etc. Tratándose del cuerpo objetivo, la objetividad jus-
tamente no es más que la representación, en el sentido de una simple
representación, de lo que está constituido interiormente como sub-
jetividad, no es más que la apariencia de la vida. Si por el contrario
suponemos que lo que se anima es el elemento objetivo mismo, la
determinación óntica como tal, entonces nos encontramos súbita-
mente en presencia de lo horrible, como sf sobre un trozo de madera
muerta se irguiese una rama, como si la StJ.perficieplana de la mesa se
plegase repentinamente y se convirtiese én una boca, com<Jsi la silla
comenzase a caminar o la pared se pusiese a hablar. Tal situación no
es sólo de pesadilla, tiene su análogo en la percepción. Si el ser mate-
,;:-ialo lo que parece serlo se revela habitado, si unos trozos de madera
· empiezan a moverse, si aquella forma que se curvaba como un junco
se arrastra, nos invade el horror ante lo impensable. Así puede ex-
plicarse la fobia a las arañas, las serpientes etc. El monstruo es el ser
• 1
opaco y muerto que repentinamente se ve insuflado de un soplo de
vida, la determinación objetiva de pronto habitada por una palabra,
' ..
;
un gesto, un carácter subjetivo. El capital fijo es justamente eso, 1a
!,
inmensa máquina que llena la fábrica entera con su masa y su ruido.
El organismo gigantesco con ramificaciones y funciones múltiples que
se pone en marcha, parece moverse por sí solo y saber lo que hace, y
que se entrega al ritmo frenético de su propio movimiento, esa pará-
frasis fantástica y demencial de la actividad de los hombres, eso es el
monstruo. Cuando, junto con las otras propiedades de la praxis, la

168. Ibid., 83.

130

L __j
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

asociación es transferida al capital fijo, "éste es el monstruo animado


en que se materializa el pensamiento científico" 169 • El Capitalrepite
la obsesión de Marx ante esa completa alienación de la vida y todas
sus propiedades en la economía, en la cual las mismas, saliendo de
su lugar natural, escapando al círculo de sus posibilidades, pierden
también toda medida: "La máquina fue remplazada por un monstruo
mecánico cuyo gigantesco cuerpo colma edificios enteros; su fuerza
demoníaca, disimulada en un principio por el movimiento rítmico y
casi solemne de sus enormes miembros., estalla en la danza febril y
vertiginosa de sus innumerables órganos de trabajo" 17º.

3° El conceptode alienaciónen la obraeconómica.


¿Qué significa la palabra "alienación" en la expresión "alienación de
la vida", la cual pr~tende calificar a la "economía" en tanto que la
misma afecta la existencia individual y se introduce en su experien-
cia? Como todos los conceptos fundamentales del pensamiento de
Marx, el concepto de alienación tiene una historia , y se define prime-
ro en témrinos hegelianos. La alienación se debe comprender corno
un modo de objetivación., incluso si su extensión no se superpone
exactamente con la misma 171• En efecto, la a¡lienación económica, en
la medida en que designa uno de los modo~-'en que se lleva a cabo el
proceso de objetivación, se muestra como homogénea a la alienación
religiosa, y en cierto modo., en Marx, esta última permanece como el
prototipo de toda forma de alienación posible (como se observa aún
e:rt'tiertos pasajes del Capital).Que la alienación económica es una
objetivación de la vida -objetivación que en verdad ya no significa
su realización sino su perdición- resulta de las tesis según las cuales
las relaciones entre los individuos devienen, por efecto de la orga -
nización económica, vínculos que dejan de ser interiores a ellos y se
fijan por el contrario frente a ellos. Y esas relaciones los determinan
justamente por el hecho de que ahora son exteriores a los individuos,
y ·éstos las comprenden como algo independiente de ellos mismos
y corno algo cuya ley sufren sin quererla ni comprenderla, como un
destino. Hay que recordar las declaraciones de La ideologí.a alemana

169. Ibíd., I, 434-435.


170. Pl, I, 925-926.
1
171. Cf. tomo I, cap. 11, 2°.
1
1

131
1

L
i ·.
¡
Marx II. Unafilowfta de la economía
1 :

que plantean que la división del trabajo muestra II que mientras los
hombres se encuentran en la sociedad natural. .. el acto propio del
hombre deviene para él una potencia extraña, opuesta, que lo subyu-
ga, en lugar de que él la domine ... Esta estabilización de la actividad
social, esa consolidación de nuestro propio producto como fuerza
concreta que nos domina, que escapa a nuestro control, que contra-
dice nuestras esperanzas, que aniquila nuestros cálculos, constituye
uno de los factores principales del desarrollo histórico pasado" 172. Y
también: "La potencia social, es decir, la fuerza productiva multipli-
cada que resulta de la colaboración de los diferentes individuos con-
dicionada por la división del trabajo, aparece a esos individuos ... no
como su propia potencia unida sino como una fuerza extraña situada
fuera de ellos, cuyo origen y finalidad desconocen y a la que tampoco
pueden dominar, sino que, por el contrario, recorre ahora toda una
serie particular de fases y grados de desarrollo, independiente de la
voluntad y la agitación de los hombres, e incluso regula esa voluntad
y esa agitación" 173 •
Los análisis de los Grundrissey el Capitalque se mencionaron va-
len entonces como desarrollo e ilustración de estos temas fundamen-
tales, esbozados especialmente desde los ~os 45-46. La reificación de
la que hablan esos dos textos designa la/transferencia de la relación
intersubjetiva a la objetividad y los divetsos modos !:legúnlos que se
lleva a cabo esa transferencia.
.
Como transformación de las relaciones '

sociales en relaciones comerciales: con la aparición de las mercancías,


,.su articulación bajo la forma de un proceso autónomo , la inserción de
· ese proceso entre los individuos (que ya no son más que compradores
o vendedores, deudores o acreedores) y, para cada individuo, entre
su trabajo y su disfrute, entre la "producción" y el II consumo". Como
transformación de la praxis subjetiva misma : en la medida en que,
junto con el producto, la producción se ve también ella determinada
.1i
económicamente, y el trabajo deviene una mercancía y obedece ahora
a sus leyes. Y ello concierne al trabajo tanto bajo su aspecto indivi-

172. Costes, VI, 174-175; ES, 62-63.


173. Ibfd., 175-176; ES, 63. Y siempre en el mismo sentido: "¿Cómo es que el co-
mercio, que no es otra cosa que el intercambio de los productos de individuos
y países diferentes, domina el mundo entero por la relación entre oferta y de-
manda, situación que, según las palabras de un economista inglés, sobrevuela la
tierra como el fatum antiguo y, con mano invisible, distribuye a unos la dicha y a
otros la desdicha, funda y destruye imperios, hace nacer y desaparecer pueblos?
(íbíd., 178; ES, 64-65).

132

_J
CapituloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

dual como bajo su aspecto social. Por eso la reificación de la relación


práctica expone en la objetividad no solamente las determinaciones
individuales de la praxis -habilidad, saber, etc.- sino también laº aso-
ciación", y ésta deviene, como las primeras, propiedad del monstruo.
Porque el dispositivo instrumental objetivo no se contenta con aca-
parar las propiedades de la subjetividad; rompió contacto con ella
y, lejos de prolongar su acción, la determina y le impone ahora las
condiciones de su ejercicio. Como resultado inevitable de la inversión
de la teleología vital se lleva a cabo entonces el desequilibrio entre
las condiciones objetivas y subjetivas de la praxis, la proliferación
insensata de las primeras y la absorción por ellas de las segundas. En
la economía, y en tanto que la misma se constituye progresivamente
como una objetividad invasora, la vida propiamente se ha perdido.
Estamos entonces en presencia de cierta cantidad de preguntas.
Desde el momento en que el concepto de alienación pierde su signi-
ficación hegeliana inicial, se pone en cuestión la interpretación de la
economía como alienación de la vida (la alienación comprendida a su
vez como objetivación). Toda la crítica de la ideología mostró el carác-
ter ilusorio de la alienación en tanto se la defina como representación,
como el simple hecho de poner fuera de sí lo:que por el contrario en-
cuentra su realidad en la esencia del hombre. ['al alienación es ilusoria
porque la objetivación no puede concernir ~ la realidad, la misma le
escapa por principio. Justamente porque esa objetivación nada hace,
nada transforma y por lo tanto nada altera y finalmente nada aliena,
justamente por eso es tan sencillo superarla a continuación. No obs-
ta.trte, al igual que la alienación, tampoco el acto que la supera -la
reapropiación por el hombre de lo que se le_ha quitado- cambia nada
en la realidad. He alú por qué la obra del ateísmo es tan vana como
la de la religión: ya sea que el hombre se represente la realidad por
fuera de él, bajo la forma de un Dios exterior, ya sea que la sitúe en él,
sólo se trata de un juego de representaciones . Cuando el pensamiento
de Marx escapa al idealismo de Feuerbach y Hegel, la crítica de la
religión cae hecha pedazos. Encontramos su refutación explícita en el
proceso contra el 11verdadero socialismo", el cual le atribuye al hom-
bre la búsqueda de la felicidad y lo incita a buscarla ya no en un más
allá vacío sino en la tierra. El proyecto de más allá que el verdadero
socialismo denuncia aquí -siguiendo al romanticismo, a Hegel y a
Feuerbach- es sin embargo totalmente incapaz de explicar la infelici-
dad de los hombres, dado que es el proyecto de una conciencia. A la

133
1 .

1 ¡
Marx II. Unafilosofiade la economía

afirmación que realiza Rudolph Matthai en su artículo "Piedras para


el edificio socialista' publicado en los AnalesRenanos,p. 156,que dice
1
,

que II Cuando el edificio del viejo mundo cayó en ruinas, el corazón


humano se refugió con sus deseos en el más allá; transfirió allí su fe-
licidad", Marx y Engels replican con sequedad: "Y he ahí la fuente de
toda la infelicidad del mundo" 174 . Pero si el proceso de objetivación es
incapaz de modificar lo real, ¿no queda súbitamente anulada toda la
interpretación de la economía como alienación de la vida, justamente
en el sentido de su objetivación?
¿Y qué puede significar, por otra parte, la "objetividad" que cali-
fica a las relaciones económicas y sociales, desde el momento en que
éstas, escapando al individuo, lo dominan como un sistema de leyes
que rigen sus acciones y las determinan de manera rigurosa? ¿No
mostró la problemática toda que las "relaciones objetivas,, que en-
cuentran en la economía política su objetivación falaz, y cuya teoría
adecuada construiría El Capital,no son otra cosa que la representa-
ción ideal -y en ese sentido, es cierto, objetiva- de relaciones prácticas
cuya realidad pertenece como tal a la subjetividad y cuyo estatuto
original sólo puede definirse por ésta? En los textos citados de La ideo-
logíaalemanaen que se dice que todas esas:'relaciones constituyen para
los individuos una "potencia extraña objetiva", una "fuerza extraña
que se sitúa por encima de ellos" y, como tal, algo así como un des-
tino175,vemos también que Marx coloca como origen de esas mismas
relaciones el fenómeno central de la división del trabajo, cuya esencia
, ..subjetiva ya hemos reconocido. Por eso, cada determinación objetiva
de las relaciones objetivas reenvía secreta pero inevitablemente a una
determinación subjetiva y encuentra en ella su fundamento. La divi-
1: -
sión" objetiva" del trabajo, la reificación de las relaciones individuales
11,-
que ella produce, refieren a la actividad limitada de cada individuo,
se definen por esa actividad, no son.otracosaqueesaactividad.La emer-
.. . .
gencia de la circulación como proceso autónomo no hace más que
. i' :'
describir la situación concreta que se da ahora entre los individuos
y hace de ellos vendedores y compradores, así como la separación
entre la producción y el consumo se identifica con el análisis del flujo

174. Ibíd., IX, 149-150;ES,518.


175. Marx retoma estos temas a lo largo de toda su obra. Se los vuelve a encon-
trar por ejemplo en esta proposición del libro III del Capital: "La interdependen-
cia del conjunto de la producción se impone a los agentes de la producción como
una ley ciega" (El Capital, m, 1, 269).

134

_J
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

fenomenológico de cada subjetividad individual. Y cuando la gran


ley de la valorización surge en el capitalismo y como aquello que lo
constituye -ley según la cual la producción es ahora la producción de
dinero y como tal deviene ilimitada y, al mismo tiempo, indiferente
a la naturaleza de aquello que produce-, la realidad que hace de esas
proposiciones otra cosa que una suerte de inventario ideal o de sueño
teórico, la realidad de la ley del desarrollo desenfrenado del sobretra-
bajo, es justamente la realidad de la praxis, los modos positivos de su
efectuación concreta.
Porque todo el problema ahora se encuentra ahí, concierne a la
praxis subjetiva individual y solamente a ella: ¿qué quiere decir para
el obrero vender su trabajo, qué quiere decir para el trabajo devenir
una mercancía? Aquí el concepto de alienación se divide en sus sig-
nificaciones decisivas y definitivas, aquellas que fundamentarán el
análisis económico. Por un lado, ciertamente, la alienación caracteriza
en general al mundo de las mercancías, y las mercancías son cosas. Es
por esa razón que son intercambiables y precisamente "alienables''. Y
son alienables porque son exteriores al individuo, y por esa razón éste
aparece como capaz de separarse de ellas, de venderlas. "Las cosas
-dice El Capital-son por sí rrúsmas exteriore ,s al hombre, y por con-
siguiente son alienables" 176• En El Capitalla ~ienación no solamente
caracteriza la relación del individuo con su producto en tanto que es
1
su propietario libre y puede por lo tanto -de un modo muy 'hegelia -
no" - alienarlo; por regla general , lo que se ve subsumido en ese con-
ceEto es la relación entre las mercancías mismas, la circulación. Y esto
es ·i'sí porque, en el proceso de esa circulación, tal cantidad de trigo
se transforma en tal cantidad de dinero, ésta, a su vez, en tal cantidad
de tela o de azúcar, etc. La alienación es por lo tanto el intercambio
mismo , el hecho de que, en él y por él, cada cosa se transforma en
otra, el dinero se transforma en máquina, el producto se transforma
en dinero . Alienarse quiere decir "devenir otro", de modo tal que la
alteridad ya no se forma aquí a partir del individuo sino que concier-
ne a la mercancía misma, a su movimiento propio , la circulación. La
alienación ya no designa la objetivación, sino un proceso inherente a
la objetividad. El concepto de alienación interviene con este sentido
técnico en los primeros capítulos del Capital.

176. Pl, I, 623.

135
Marx II. Unafilosoftade la economía

No obstante, cuando lo que deviene mercancía es el trabajo mis-


mo, cuando el obrero vende su trabajo para vivir, "alienasu vida como
mediode su propiavida"177, justamente ya no se trata de una cosa sino
de la subjetividad misma. Pero si "las cosas son por sí mismas exte-
riores ... y por consiguiente alienables", la subjetividad no sólo es in-
terior, es la interioridad misma, y como tal es inalienable. Entiéndase
bien: justamente no puede separarse de sí, no puede exteriorizarse,
entrar en la objetividad y devenir algo objetivo. Cuandocalificaa la
subjetividad,la alienaciónya no puededesignarel procesoontológicode la
objetivación.
Cuando se refiere al trabajo, esencia de la economía, el
concepto de alienación se despoja en primer lugar de su significación
hegeliana y sufre una mutación teórica decisiva ¿En qué consiste esa
mutación? ¿Qué le sucede al trabajo cuando es vendido? Lo que un
vendedor vende es un valor de uso, es algo que quien lo adquiere
podrá utilizar, algo que le será útil. En el intercambio ordinario, sin
embargo, ese algo pasa del vendedor al comprador, se separa del pri-
mero y pasa al segundo. Pero cuando el obrero vende su trabajo no se
separa del mismo, no deja al trabajo entrar solo al taller, mientras él
permanece fuera de la fábrica hasta el final de la jornada esperando
que el trabajo vuelva. Por lo tanto, es esq lo que diferencia al trabajo
de una mercancía ordinaria, el hecho de que el vendedor no se separa
de lo que vendió, el hecho de que el trabajo es subjetivo. Hablando del
valor de uso de la fuerza de trabajo que el obrero vende al capitalista,
Marx dice, en lo que constituye una proposición esencial: "En efecto,
el valorde uso que ofreceexisteúnicamente como facultad y capacidad
/ '"de su organismo: no tiene existencia porfuera de él"178 • He ahí por qué
es necesario corregir la apariencia inicial por la cual el individuo pa-
rece reducirse a un elemento del sistema mercantil y determinarse
por éste, mercancía entre mercancías y que se comporta como ellas.
1 . "Cuando intercambia sus servicios, el obrero aparece entonces como
_.!I ·• vendedor, pero es evidente que la forma y la finalidad del vínculo
le interesan tan poco como el empleo que el comprador hará de su
• '1 .' . :
mercancía. El obrerose comportaráexactamentecomoel vendedorde un
valordeuso cualquiera.
Sin embargo,lo queel obrerovendees la disposición
desu trabajo,queestádetenninadoe implicaciertahabilidad,
etc."179 • Dado

177. Grundrisse,I, 239; subrayado por nosotros.


178. Ibíd., 232; subrayado por nosotros .
I ',:1'¡,,/',: 179. Ibíd., 231; subrayado por nosotros.
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.. ..

__J
CapítuloVII:La economíacamoalienaciónde la vida

que esa habilidad no tiene existencia por fuera de él, por fuera del
individuo viviente que trabaja, entonces cuando el individuo ofrece
su fuerza, su habilidad, etc., se ofrece a sí mismo. Por eso las declara-
ciones que afirman que el obrero se vende a sí mismo no provienen
de la dramatización romántica de una situación histórica, como si,
privado de todo, tanto del medio de trabajo como de su producto, el
trabajador no tuviera en efecto otra cosa para ofrecer que a sí mismo .
En los orígenes del capital es justamente así, pero esas condiciones
históricas del capitalismo recubren un fenómeno de esencia que va a
determinar todo el sistema y que no es otro que la estructura interior
de la praxis. Dado que esa estructura reside en la inmanencia radi-
cal de la subjetividad original, dado que, para el trabajó, alienarse
no puede querer decir objetivarse, dado que lo que el obrero aliena
en el capitalista no es algo de lo que pueda separarse, algo objetivo,
una mercancía fija y determinada de una vez por todas en cuanto a
su forma y su valor, sino por el contrario su vida misma, su fuerza
de trabajo, en efecto el capitalista va a apoderarse de ésta y no de
una cosa muerta, de un capital fijo, va a apoderarse del poder mismo
de la vida, de su poder indefinido de incremento y valorización, y el
enriquecimiento del capital es entonces posi~le.
El fenómeno central (y sobre el que va/ a concentrarse todo el
análisis de Marx) de la venta por el obrero ,¡i.esu vida misma, de su
,✓fuerza de trabajo", nos pone en presencia de un concepto radical-
mente nuevo de alienación, el concepto de la alienación real. Es real
en primer lugar porque concierne a la realidad en el sentido en que
la ·entiende Marx, a saber, la praxis misma, la subjetividad y la vida.
Como acabamos de ver, lo que el obrero aliena en el capitalista es a
sí mismo, su capacidad subjetiva de producción, su fuerza , su cuer-
po subjetivo, y no una realidad objetiva, una mercancía o una cosa.
Pero, como también acabamos de ver, el obrero no puede separarse
de su cuerpo, de su fuerza, que es su subjetividad misma, no pue-
de alienarlo en tanto y en cuanto alienación signifique objetivación.
Por lo tanto, la alienación es real por concernir a la realidad en un
segundo sentido, en el sentido de que no puede realizarse como ob-
jetivación. Pero entonces, ¿qué quiere decir alienarse, devenir otro,
devenir algo extraño, si se debe excluir la interpretación ontológica
que guía a la metafísica occidental y encuentra su formulación más
explícita en Hegel, si devenir otro ya no significa devenir un objeto?
Si alienarse ya no quiere decir objetivarse, ponerse ante sí como algo

137

L Marx II. Unafilosofíade la economía

! . que está allí, entonces, manifiestamente, la alienación se produce en


el interior mismo de la esfera de la subjetividad y en el plano de su
inmanencia radical. La alienación es una modalidad de la vida y le
pertenece. Precisamente porque se produce dentro de la esfera de la
subjetividad, como una modalidad de la vida y no como su imposible
objetivación, la alienación es real en el primer sentido que reconoció
la problemática y concierne y puede concernir a la realidad.
La alienación del trabajador es descrita en primer lugar y por lo
común coino una alienación del producto de su trabajo. Por ello hay
que entender que ese producto le es arrancado (y en su totalidad,
ya que el salario no representa la parte del producto que volvería al
trabajador). Como alienación del producto de su trabajo, la alienación
del trabajador es similar a la que tuvo lugar en el intercambio y por
la cual cada uno de los que intervienen en el intercambio aliena su
mercancía en beneficio del otro. El obrero estaría percibiendo su sala-
1
rio a cambio del producto del cual se deshace. Pero el trabajador sólo
se enfrenta como un extraño al producto de su trabajo si él mismo
primero deviene extraño a sí mismo en el acto de la producci.ón 18º.
Cuando se pasa de la alienación del producto a la alienación del
trabajo, el concepto de alienación recibe :su significación original y
la alienación devino alienación real. La misma no se deja reducir ni
a la simple separación del trabajador de ,~us medios de trabajo, ni a
la venta por el obrero de su trabajo al capitalista, trabajo que ahora
pertenece a otro. La alienación reside en el hecho de que ese trabajo,
;1(jUeahora pertenece a otro porque el obrero se lo ha vendido, lo va
a realizar sin embargo el obrero mismo. La alienaciónconsisteen esa
: 1= realizaciónmisma,en su efectuaciónconcreta,es deciren una modalidad
. ·, fenomenológi.ca
de la vidasubjetivaindividual.¿Qué es lo que diferencia
. '¡

1.
esa modalidad de otras? ¿Por qué la actividad, en su inmanencia mis-
•, : .·, ma, es llamada "alienada"? Porque ya no es querida por la necesidad
• 1
-- !' :•
1: ··.,:
y ya no se produce en ella como su actualización y realización. En
: "!
tanto la vida ya no la quiere, en tanto que es obligada y se la sufre,
: .' ..
la praxis -similar a la necesidad insatisfecha que se transforma en
!_
, ·_';¡
malestar- reviste un carácter penoso y es sentida como una carga . La
alienación se define por la afectividad. Es la tonalidad específica de la
vida en tanto que vive el sufrimiento, en tanto que sacrificio, algo que
ya no hace a partir de sí misma y de su querer más interior . Aquello

180. Cf. Manuscritosdel 44, 60.

138

J
CapítuloVII: La economíacomoalienaciónde la vida

que no solamente nos es propio sino que es nosotros mismos puede


sin embargo parecernos "extraño" únicamente por la afectividad y
en razón de su tonalidad. Lo otro es una modalidad de lo mismo y
su padecimiento. "El obrero es extraño no solamente respecto de su
producto sino también respecto de laasociación de su trabajo: se da
perfectacuentadequesu trabajoessu propiaactividadvital,pero ésta le es
extraña y se le impone y, como dice A. Smith, el trabajo se le aparece
como una carga, un sacrificio"181.
La cuestión de saber si el concepto de alienación desaparece en
El Capitalpierde su sentido desde el momento en que queda claro el
concepto de alienación real. El acto por el cual el obrero aliena en el
capitalista su fuerza de trabajo constituye el tema central del análi-
sis económico y al mismo tiempo el fundamento de todo el sistema
"burgués". Precisamente por esa razón Marx concentra ~u atención
sobre el mismo y lo somete a una elucidación radical. Es cierto que la
frecuencia del propio término "alienación" ha disminuido considera-
blemente en El Capital,en particular si se exceptúan los pasajes que
conciernen a la circulación de mercancías y describen con fruición la
alienación de unas en otras. En ese caso, como hemos visto, el con-
cepto mismo de alienación designa por un lél;doel acto por el cual el
que intercambia aliena el producto del que ,:era poseedor hasta ese
momento, es decir, acepta deshacerse de él; y~por otro lado, si se con-
sideran las mercancías mismas, el hecho de que el valor representado
por cada una de ellas se vuelve a encontrar en el valor de la mercancía
por la cual se ha cambiado, o también en una suma equivalente de
di.rtero, de modo que ese valor permanece constante, mientras que
la forma material de las mercancías en que se encama sucesivamen-
te no cesa de transformarse -aquí trigo, allí tela, más allá dinero-,
y entonces la alienación no es otra cosa que esa transformación. Si
ese proceso puramente objetivo de transformación continua de las
mercancías como consecuencia de su incesante intercambio reviste
la calificación metafísica de alienación, ello es, evidentemente, por el
hecho de que el pensamiento se desplaza de la simple consideración
de ese proceso al acto que lo sostiene constantemente y por el cual los
que intercambian compran para vender o venden para comprar. Pero
la objetivación que designa el acto por el cual los que intercambian
alienan su mercancía -y que se sobreañade así a la simple objetividad

181. Grundrisse,I, 435; subrayado por nosotros.

139

,.
" Marx II. Unafil.osofiade la economía
¡:

del proceso de intercambio- viene de más lejos, de los Manuscritosdel


44. La mercancía es en primer lugar el producto del trabajo, y el obrero
que aliena ese producto es en principio quien lo ha fabricado, quien se
"objetivó" en ese producto. La interpretación hegeliana de la praxis
como objetivación precede y funda la interpretación del intercambio
como alienación y, en El Capital,la segunda interpretación recuerda la
primera. Pero si el concepto de alienación entendido a partir del ho-
rizonte ontológico de la objetivación califica de modo confuso el pro-
ceso de intercambio de mercancias y el comportamiento de los que
intercambian en ese proceso, resulta totalmente inadecuado cuando
se trata de pensar la alienación deloqueno se objetiva.,
la alienación de la
praxis misma. Es por eso que el término de alienación desaparece de
la problemática del Capital:no porque la alienación misma haya des-
aparecido, sino porque Marx se encuentra súbitamente en presencia
de un tipo de alienación que ya no es justificable desde el horizonte
hegeliano. El conceptode alienaciónse desvanece en el nwmentoen que la
alienaciónrealdevieneel temaexplícitode la investigación. Por lo tanto es
absurdo pretender que el problema de la alienación está ausente del
Capital,únicamente se elimina su formulación impropia, el concepto
idealista de alienación., y ello, precisamen~e, porque de lo que ahora
se trata es del fenómeno crucial de un trab1jo que el obrero no deja de
llevar a cabo aunque ya no puede vivirlo c:omosu actividad propia.
'
La elucidación de la alienación real como alienación del trabajo es
el tema central del Capital.Cuando simplemente se trata de designar
-~ modo exterior ese fenómeno que determina todo el sistema, Marx,
i ,.. ·afalta del término alienación -excluido por las razones que acabamos
de explicar- utiliza el de "esclavitud ". Por un lado es cierto que el
'i
trabajador de la fábrica moderna es comparado con un esclavo, ya sea
el del mundo antiguo, ya el de los Estados del Sur de Norteamérica.
• 1 No obstante, en tanto que se limita a establecer una comparación,
,.
_; Marx tiene el cuidado de indicar las diferencias. "El esclavo tiene un
valor de cambio" 182, mientras que en el caso del obrero "sólo la dispo-
.: sición de su trabajo tiene un valor". Dado que lo que se ha comprado
: 1:/ · es el esclavo mismo, éste tiene un amo. Dado que el obrero vendió
' .. ''1 .
1 ·•I. ·;:,
,, : ·'
solamente la disposición de su fuerza de trabajo durante un tiempo
-r: determinado, elige a su empleador. Pero para subsistir está obligado
' • 1
i¡ . ,;• :, . a elegir uno, entre los que disponen de las condiciones objetivas de
1 . ..

,· !j·: _¡
.·. ·¡. .
1 , :I
182. Ibíd.,239 .
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''',' 140

' ,';! ·

L ' ,.
CapituloVII: La economíacomoalienación de la vida

trabajo: es esclavo de la clase burguesa. Pero, más allá de diferencias


y semejanzas, la "esclavitud" del obrero no designa otra cosa que la
condiciónde su actividaden tantoquepertenecea otro,es decir, tamb ién
aquí, no un estado de cosas destinado a ser objeto de una apreciación
ética, sino el fundamento mismo del régimen capitalista, el trabajo
asalariado. "Los esclavo s asalariados"
183
• El término esclavo reaparece
84
constantemente en El Capital1• Cuando parece aplicarse más en par-
ticular a determinada situación particularmente escandalosa , la mis-
ma no interviene en calidad de tal sino como consecuencia de un dato
económico fundamental, que es justamente el del trabajador asalaria-
do. Así por ejemplo en el caso de los obreros agrícolas, cuya condición
era tan miserable que las parroquias debían compensar de manera
autónoma la "diferencia entre el salario nominal y la suma mínima
indispensable al trabajador para vegetar" 185, condición que muestra
"hasta qué punto el trabajador se había transformado en siervo de la
parroquia" . Y Marx cita las palabras de Sadler, quien en la Cámara
de los Comunes "bautizará a los obreros rurales con el nombre de
'esclavos blancos' " 186, también el texto del economista Wakefield: "El
trabajador del sur de Inglaterra no es un esclavo ni un hombre libre,
es un indigente" 187, y finalmente el texto del profesor Rogers, que afir-
ma al respecto de ese trabajador que "ha ~elto a ser un siervo " 188,
para concluir él mismo que la indigencia de l,os trabajadores agrícolas
"hace de ellos puros esclavos de los prop ietarios y los granjeros " 189•
Indigente, siervo o esclavo, declinación de una misma condición fun-
damental que se reencuentra tanto en los obreros de la industria , de
as, de las workhouses,o tambi én en el peonaje. Por lo tanto es
las"'tl:l.in
necesario decir del trabajo en general (y no solamente del trabajo de
los niños y las mujeres), en su definición pr ecisa de actividad que ya

183. Pl, I, 469; subrayado por n osotros.


184. Cf. ibíd., 269; cuando la pa lab ra se encuentra en una cita que hace Marx, él
mismo la subra ya.
185. Ibíd., 1364.
186. Ibíd., 1365.
187. Ibíd.
188. Ibíd., 1368.
189. Ibíd., 1383.

141
Marx II. Unafilosofiade la economía
1

no pertenece a aquel que sin embargo no deja de llevarla a cabo: "Es


de hecho un trabajo de esclavos" 19º.
Una observación más sobre la esclavitud de la que se habla en El
Capital.Dado que concierne a la praxis, es decir, a una determinación
radicalmente inmanente de la vida, esa esclavitud, como hemos ex-
plicado, no tiene nada que ver con la servidumbre hegeliana que se
define en términos de conciencia. Por eso cuando Marx dice (siempre
a propósito de los trabajadores agrícolas que los grandes propieta-
rios territoriales han echado de sus tierras para no tener que pagar el
impuesto parroquial sobre los pobres, y que se encuentran librados
en las openvillagesa los especuladores que los apilan en casuchas
11

indignas con elevados alquileres" y también los obligan a comprar-


les los productos alimenticios que necesitan): "En ese caso el obrero
encuentra un segundo amo junto al granjero. Tiene que ser inquilino
y a la vez su clientela" 191, la dominación de la que aquí se trata no sig-
nifica en modo alguno que el obrero considerecomosu amoa aquel que
lo explota, sino siempre que su propiaactividadestá ahora al servicio
de otro y le pertenece. La alienación real ha sustituido a la alienación
que encontraba su efectividad y las condiciones de su posibilidad en
la conciencia, es decir en la representació~ y la objetividad.
¿Esta sustitución significa que el concepto de alienación fundado en
la objetivación sale del campo de la probletnática en el momento en que
ésta descubre la alienación real? Moses Hess hizo de la alienación uno
de los conceptos directores con cuya ayuda el pensamiento neohegelia-
.lno había intentado reducir a sí los fenómenos recién descubiertos de la
economía, prolongando y especificando de ese modo la obra que había

190, Child. Empl. Comm., II, rep. 1864, p. 21, citado por Marx, ibfd., 1312. "La es-
clavitud en las workhouses"(ibíd., 1343). "Los obreros de las minas están ligados
1 '
, ·_ (bound, expresión que, como bondage,data de la época de la servidumbre) por
i :i. doce meses al explotador de la mina ... o al propietario ... el trabajador se ve for-
' :

:•' .. l.
zado a aceptar como parte de su salario un alojamiento rodeado de exhalaciones
pestilentes. No puede conducir sus propios asuntos como lo entienda adecuado;
bajo todas sus relaciones se encuentra en un estado de servidumbre" (ibíd., 1356).
;_11/ .. De la fábrica mecanizada, Marx dice: "Los obreros 'liberados' por ella proveen
' 1; ¡': •. el material humano utilizable a gusto y conveniencia" (ibíd., 1316). Del peonaje:
"El peonaje es un adelanto de dinero sobre un trabajo futuro. Con esos avances
sucede como en la usura ordinaria: no sólo el trabajador queda como deudor de
por vida, es decir, como trabajador forzado del acreedor, sino que esa condición
se hereda en la familia y en las generaciones futuras que, así, pertenecen efectiva-
mente al acreedor" (carta a Kugélmann del 11 de octubre de 1867).
191. Ibíd., 1375, nota.

142

j
CapituloVII:La economíacomoalienaciónde la vida

comenzado Hegel. El concepto de alienación designa entonces, efectiva-


mente, el movimiento por el cual la vida real coloca de manera absurda
la realidad por fuera de sí, en una" abstracción''. La alienación religiosa y
política sirve aqw de modelo. En uno de los artículos publicados en 1843
en los VeintiúnpliegosdesdeSuiza,Hess presentaba una concepción muy
cercana a la que Marx desarrolla en el mismo momento en la Críticadela
fiiosofiadel Estadode Hegel:"La esencia de la religión y la política -se lee
en el artículo- consiste en que dejan absorber la vida real, la vida de los
individuos reales, por un abstracto, por lo 'general', que en nada es real
salvo en el individuo mismo". También es cierto que la objetivación es
descrita como ilusoria, en el sentido de que en ella la realidad se pierde,
como una "alienación": ésta es comprendida precisamente como objeti-
vación y a partir de ella. Esta interpretación del concepto de alienación
es la que guía y motiva su aplicación a la economía. En 1844 Hess escribe
en La esenciadel dinero:'' el dinero es para la vida práctica de un mun-
do invertido lo que Dios para su vida teórica: la esencia alienada de los
hombres, su actividad vendida. El dinero es el valor humano expresado
en números, es la fusta de nuestra esclavitud, el estigma indeleble de
nuestra servidumbre" 192 • La cuestión es entonces ésta: cuando en La ideo-
logíaalemanaMarx retoma la tesis de Hess según la cual el dinero, y en
general la economía, es la alienación de la vid~, ¿se trata de una última
fase precrítica de su pensamiento, de la simpl~ ' supervivencia ideológica
del concepto (él mismo ideológico) de alienación?
¿O bien la alienación entendida como objetivación permanece pre-
sente por el contrario en la problemática del Capital,y no bajo la for-
m:( de un contenido residual aberrante sino como uno de sus temas
esenciales? El capitalismo no puede ser comprendido como la objeti-
vación en que la praxis social se pierde antes de reencontrarse en el
socialismo. Precisamente, la praxis no es susceptible de objetivarse,
por eso el esquema de la kenosis queda definitivamente excluido 193 •

192. Citado por H. Avron en Ludwig Feuerbach o la transformaciónde lo sagrado,


op.cit., 109.
193. Por lo tanto no se le puede hacer a Marx el reproche que le hace Ranciere:
"Al hacer de la econonúa una historia antropológica de las relaciones del hombre
con la naturaleza y con el hombre, al no conocer la objetividad económica , por lo
tanto, más que bajo la forma de la intersubjetividad y la sensibilidad, Marx hizo
posible la perspectiva que hace que esa objetividad se desvanezca en una dialéc-
tica de la experiencia humana que, en definitiva , no es otra cosa que una dialéc-
tica de la conciencia de sí" (Lire Le Capital,I, 119). Ya veremos que la "objetividad
económica" nada tiene que ver con esa dialéctica hegeliana.

143

__.__
1
Marx II. Unafilosoftade la ecanomia

Por eso la alienación es real, afecta a la praxis en su propio medio, en


la inmanencia radical de su subjetividad . Pero dado que la realidad es
subjetiva, lo que escapa a su inmanencia escapa también a la realidad.
A través de toda la obra de Marx , desde el manuscrito del 42 hasta
El Capital,la objetividad define el medio de la irrealidad, y el devenir
que conduce a ese medio no es la imposible objetivación de la vida
sino el momento de una sustitución decisiva, la sustituciónde la vida
por una abstraccióno, mejordicho,por su equivalenteideal.Esta sustitu-
ción no es otra cosa que la génesis trascendental de la economía, que
constituye al mismo tiempo el análisis del Capitaly su fundamento.

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-4
CAPITULO VIII
·Lagénesistrascendentalde la economía

1º La posibilidadporprincipiodelintercambio:trabajorealy trabajo
abstracto.
La economía -que constituye el tema del capítulo precedente, y de
la que también h'ataremos aquí- es la economía mercantil, más pre-
cisamente la economía mercantil en su forma desarrollada, el capita-
lismo. En cuanto a cuál es el objeto del Capitnl,el propio Marx dio la
respuesta en el prefacio al libro I, escrito en 'landres el 25 de julio de
1867: ªEn esta obra estudio el modo de producción capitalista y las
relaciones de producción e intercambio que le corresponden" 1• Sin
embargo, nos equivocaríamos mucho si creyésemos poder reducir la
problemática de Marx a un análisis económico. Si por un lado el sis-
tema capitalista constituye, en efecto, el tema dominante y constante
de los escritos económicos -es decir, prácticamente, de la totalidad de
la obra desde el 46- una lectura atenta de los primeros capítulos del
Capitalalcanza para mostrar que la investigación emprendida persi-
gue algo totahnente distinto que la edificación de una ciencia en el
sentido ordinario del término, a saber, la adquisición y formulación
sistemática de cierta cantidad de conocimientos positivos concer-
rúentes a determinado dominio del ser. Si así fuese, si el estudio del
sistema capitalista y sus leyes constituyera el tema exhaustivo de su
investigación, Marx no sería más que el último representante de la
escuela económica inglesa y, cualquiera sea la importancia de las mo-
dificaciones que aportó a las tesis de Smith y Ricardo, sólo se trataría

1. Pl, I, 548.

14.5
M.arxII. Unafilosofiade la economía

en efecto de "modificaciones", de teorías, tal vez diferentes pero si-


tuadas en el horizonte de un mismo cuestionarniento y precisamente
de una misma ciencia. Ciencia inauténtica pese a la abundancia de
sus resultados, en tanto que, como toda ciencia, se confía a la positivi-
dad de los conocimientos que produce sin interrogarse previamente
acerca de la posibilidad misma de esa producción, acerca de su pro-
pia posibilidad.
Desde Kant -pero ese era ya el sentido de la empresa de Descartes
y de Platón- se reconoce como trascendental toda investigación que,
lejos de identificarse con el procedimiento espontáneo de una ciencia,
por el contrario eleva al estado de problema la posibilidad por princi-
pio para esa ciencia de orientarse hacia su objeto propio y alcanzarlo.
No obstante, más esencial que la búsqueda de una condición a priori
de la ciencia es la elucidación de aquello que constituye la posibilidad
interna del ser que esa ciencia toma en su cuestionamiento. Y esto es
así porque, para Marx, la posibilidad del saber, la teoría, se funda en la
realidad . Por eso de Kant a Marx la cuestión trascendental se desplaza ,
ya no es una interrogación acerca de la posibilidad por principio de la
ciencia, en este caso la economía, sino que concierne en primer lugar
a la realidad que es objeto de esa ciencia,:a la "economía" entendida
en su relación con la praxis y los modos flmdamentales de su realiza-
ción efectiva. Son esos modos los que conforman ahora el tema de la
filosofía trascendental. Cuando se trata de la economía mercantil, es
decir, justamente, de una de las modalidades esenciales según las que
,Ja praxis humana se ha llevado y sigue llevándose a cabo hoy en día,
j 1 1 ·· la pregunta entonces es ésta: ¿qué es lo que hace que esa economía
sea posible? ¿Qué hace que algo como el intercambio haya podido
:• i. producirse en la historia y por principio pueda producirse?
i 1
1,. La significación trascendental y por lo tanto universal de esa
i':i pregunta puede parecer dudosa. La economía mercantil ¿no es un
' •¡ 1 . modo transitorio de la praxis social? La crítica que Marx le dirige
., 1
¿no pretende presentarla constantemente como tal? En tanto que
:!':'.t ;,:
t. ' viene después de los modos comunitarios de la producción primi-
, 1,.1¡¡;
:-, tiva, después del modo artesanal de producción medieval y antes
:~
' I • ,

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• '.' 1
' ;
~' 1 p
del socialismo que debe sucederla, la economía mercantil ¿no perte-
.'1 .
nece evidentemente a la fa~ticidad de la historia? ¿No escapa como
! ·q•' tal a la dimensión trascendental de la fundación por principio y la
... ' :,
• 1 1 . apodicticidad? Pero lo que constituye el objeto último de la reflexión
• : ,·. 1 ..
de Marx no es el intercambio en tanto que fenómeno histórico, su
:· ·1\1/(
' ¡· 1
. : 1·
: .. ::,;{ '1·
. ·t.
,.\-.
: 146

_J
CapítuloVIII:La génesis trascendentalde la economía

advenimiento remoto, su desarrollo y su generalización en el capita-


lismo, su fin próximo demostrado o profetizado , sino su posibilidad
y por consiguiente la posibilidad de una economía mercantil en ge-
neral. Por eso El Capitalno se limita al estudio de un sistema econó-
mico dado sino que se propone de entrada como una investigación
trascendental. Sin duda, el intercambio es un fenómeno transitorio
y el sistema que se basa en él está consagrado a la historia, pero la
posibilidad del intercambio -aún si nunca hubiese habido uno en el
mundo y nunca lo hubiere- es una esencia pura, el pensamiento que
la piensa extrae de ella una verdad trascendental o incluso una ver-
dad eterna, va más allá de la ciencia fáctica de una realidad fáctica y
escapa a la historia: es filosofía.
Aquí se nos descubre la unidad profunda de la reflexión de Marx,
en tanto que la problemática económica -que tiene su culrrtlnación en
El Capital-confluye con la problemática de la historia tal como la pro-
pone La ideologíaalemana.Porque así como el materialismo histórico
no es en sí mismo una ciencia, a saber, precisamente la historia, sino
una reflexión sobre las condiciones de posibilidad de toda historia
posible -y es por eso en realidad que él mismo escapa a la historia o
que, como ya hemos dicho, no es una ideología-, del mismo modo el
análisis económico no pertenece a la histori~ de las doctrinas econó-
micas y no se propone como una de ellas. Y/ así como el concepto de
historia es ambiguo, ya que por el mismo se entiende tanto la historia
en tanto que ciencia (Historie)como la realidad histórica (Geschichte),
de1mismo modo también lo es el concepto de economía, que designa
al mismo tiempo la economía política y la realidad económica misma,
la efectividad de una praxis social de determinado tipo. La analogía
que se establece entre historia y economía en el pensamiento de Marx
es entonces evidente. El desplazamiento de la cuestión trascendental
concierne a ambas, y en ambos casos debemos decir que en Marx la
filosofía trascendental deja de ser una filosofía de la conciencia tras-
cendental para devenir una filosofía de la realidad. Pues lo que La
ideologíaalemananos aporta es la génesis de la realidad de la historia,
y no de la historia como ciencia. Del mismo modo El Capítal,en sus
esenciales análisis inaugurales, provee a su vez la génesis trascenden-
tal de la realidad del intercambio y de la praxis social que se basa en
éLy no simplemente la génesis de la economía política. Pero cuan-
do la génesis ya no es un hecho de conciencia -la constitución por
la conciencia de su objeto como objeto científico- sino la génesis de

147
Marx II. Unafilosofiade la economía

la realidad a partir de sí misma y de lo que tiene de más esencial,


cuando el saber mismo encuentra su posibilidad en la posibilidad de
la realidad, el idealismo queda definitivamente rechazado.
La cuestión trascendental de la posibilidad a prioridel intercambio
sólo puede salir a la luz si el propio intercambio se percrbe como pro-
blema. Sin embargo, el intercambio se presenta de forma problemáti-
ca no para nosotros, para los economistas de los tiempos modernos,
sino desde que hay hombres y estos se encuentran en una situación
tal que deben poder intercambiar sus productos. La cuestión de lapo-
sibilidad del intercambio no es una cuestión teórica sino una cuestión
práctica. No se la resuelve produciendo un concepto adecuado de
intercambio en el contexto de una ciencia rigurosa y adecuada de la
economía mercantil, sino por el intercambio mismo, por los hombres
en tanto que, desde siempre -en todo caso, desde que hay comercio-
han intercambiado sus productos. En cuanto al concepto adecuado
de intercambio -como concepto filosófico y no científico no obstante,
como concepto trascendental de la posibilidad del intercambio-, cier-
tamente es El Capitalel que lo produce por vez primera. Pero no lo
produce como aquello que hace posible el intercambio -como si los
hombres hubieran esperado la publicació~ de El Capitalpara darse al
comercio- sino como la simple represen~ación de aquello que hace
posible el intercambio, como la conciencia teórica -y por lo demás
contingente- de su posibilidad práctica. Lo que Marx tiene en vista
es precisamente esa posibilidad práctica (como posibilidad trascen-
g.ental, no obstante) y en modo alguno la cuestión epistemológica de
/'cómo le ha sido posible conformar un concepto teórico adecuado de
esa posibilidad práctica. El Capitales una filosofía de la economía, no
una teoría de la economía política. Y sólo a ese título, en tanto que
filosofía de la economía, constituye también el fundamento de una
t : .

,.. ' teoría racional de la economía política .


¿Cómo es posible el intercambio? ¿Por qué, en principio, consti-
tuye un problema? En el intercambio, ya se trate del trueque primi-
tivo o de la circulación de las mercancías en una sociedad industrial
;' .}\ avanzada, los productos que deben ser intercambiados y como tales
devienen mercancías son cualitativamente diferentes, a la vez en su
materialidad y en su valor de uso. A decir verdad, esos dos aspectos
'.' , están estrechamente ligados. Desde el momento en que se considera
• ' · i·
la utilidad que las mercandas son capaces de presentar para la vida,
lo que se tiene en cuenta son necesariamente sus cualidades natura-

148

,,...
CapítuloVIII: La génesístrascendentalde la economía

les. "Sus cualidades naturales sólo entran en consideración en tanto


que les dan una utilidad que hace de ellas valores de uso" 2 • Por con-
siguiente, considerados en sí mismos, es decir también, en su valor
de uso, los productos que entran en el intercambio no tienen nada en
común. De un lado hay sal,, tejidos, pieles, del otro trigo, metal o lo
que se quiera. ¿Cómo establecer una igualdad entre todos esos pro-
·duetos? ¿Cómo determinar la proporción según la cual deben y por
lo tanto pueden ser intercambiados? ¿Cómo hacer que cierta cantidad
de una mercancía A sea reputada equivalente a cierta cantidad de una
mercancía B, que x mA = y mB?
Esta cuestión es idénticamente la del valor de cambio de las mer-
cancías. Porque precisamente el valor de cambio de una mercancía
es lo que determina la proporción según la cual la misma entra en el
intercambio, a saber,, la cantidad de esa mercancía que debe ser entre-
gada para obtener tal cantidad de tal otra mercancía. El problema del
valor y su determinación es el problema de la economía clásica y más
aún su problema exclusivo, dado que no conoce otro sistema que el
del intercambio. Por eso a sus ojos el problema del valor está afecta-
do de una significación absoluta y se presenta, ·al menos de manera
implícita, como un problema de posibilida~, como el problema de la
posibilidad de la economía en general. La .:respuesta de la economía
política a su pregunta crucial es conocida: ~lorigen del valor reside en
el trabajo; lo que determina el valor de una mercancía es la cantidad
de trabajo necesario para su producción. Como la determinación del
valor de una mercancía es idénticamente la determinación de las con-
diciones de su intercambio, se podrá cambiar x mA por y mB siempre
que se pueda ver que diferentes cantidades de mercancías diferentes
han exigido una misma cantidad de trabajo.
Marx, que en un principio había combatido esa teoría, rápidamen-
te la aceptó porque, como se verá, se adaptaba a sus preocupaciones
secretas. En El Capitales explícita la definición ontológica de la sus-
tancialidad del valor económico (es decir del valor de cambio de una
mercancía) por el trabajo gastado en su producción (de ese trabajo
Marx dice también que la mercancía lo "contiene", lo "encierra", lo
"materializa", etc.): "La sustancia del valor es y sigue siendo la fuerza
de trabajo gastada y nada más ... y la producción de valor es el pro-

' ceso de ese gasto y nada más". Y también: "El proceso de producción

2. lbíd., 564.

149
Marx 11.Unafilosofíade la economía

se extingue en la rnercanda. El gasto de fuerza de trabajo que exigió


su fabricación se traduce ahora en forma de una cualidad material
de la mercanda. Ésta posee valor; la magnitud de ese valor se mide
por la magnitud del trabajo gastado; el valor de la mercanda no se
descompone en ninguna otra cosa ni comprende ninguna otra cosa"3 •
Dado que lo que crea valor es el trabajo como tal, poco importan las
circunstancias en las que ese trabajo se produce, la condición social
de quienes lo llevan a cabo, ya se trate del trabajo de un artesano in-
dependiente o de un obrero fabril, del trabajo de un hombre libre o
de un esclavo, ya se trate de trabajo o de sobretrabajo; lo que crea el
valor de aquello que el trabajo produce es el trabajo en sí mismo. Si se
considera entonces a un siervo que en la semana trabaja 3 días para
sí y 3 días para su amo, hay que decir: "Su trabajo voluntario para sí
mismo y el trabajo forzado para su amo son igualmente trabajo y se
los debe considerar en relación con los valores y los productos útiles
creados; no hay diferencia en el trabajo de esos 6 días ... ". Desde el
punto de vista del valor, dice también Marx, "la mercanda que fa-
brica el capitalista no se distingue en nada de la mercancía fabricada
por un trabajador independiente o por comunidades de obreros o es-
clavos"4.Agreguemos sin embargo, par~ evitar cualquier confusión,
que esa producción de valor de cambio por el trabajo en tanto que tal
permanece de algún modo en potencia. /Para que el valor de cambio
del producto se actualice es necesario que el producto se transforme
en mercancía, es decir, que entre en el sistema del intercambio. "En
esas mercancías -dice Marx- el tiempo de trabajo sólo existe en esta-
/ ''do latente, y sólo se revela en el proceso de su intercambio" 5• Si ese
proceso de intercambio no se produce, si por lo tanto el producto no
se transforma en mercancía, por más que resulte del trabajo no tiene
valor . Ese es el caso en la antigüedad, en que "las mujeres produ-
cían las vestimentas sin producir el valor de cambio de las mismas" 6 •
Pero estas observaciones son prematuras. En tanto que, con el pen-
samiento clásico, nos situemos en el interior del mundo mercantil y
1
· ' ,·
,. : 1·· .
queramos precisamente explicarlo, la determinación del valor por el
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!

3. El Capital, Il, rr, 39-40 .


4. Ibid.
5. Pl, I, 297.
6. Ibid., 288.

150

__j
CapítuloVIII:La génesis trascendentalde la economía

trabajo constituye el principio fundamental de esa explicación porque


constituye el principio fundamental de ese mundo.
Sin embargo, allí donde la economía política ve una solución Marx
todavía sólo ve un problema. El trabajo, se dice, produce la sustan-
cia del valor y la determina cuantitativamente. Sólo que ocurre lo
siguiente: para Marx el trabajo no existe. Dado que la subjetividad
del trabajo es una subjetividad viviente individual, la exploración del
universo del trabajo conduce necesariamente a reconocer una mul-
tiplicidad de trabajos concretos, subjetivos, individuales, determina-
dos, cualitativamente diferentes. Cuando en presencia de la variedad
de productos llevados al mercado nos remontamos al trabajo del que
resultan, lo que encontramos, precisamente, no es una unidad capaz
de reducir a sí esa pluralidad de objetos diversos ni de servirles de
medida común. A la diversidad irreductible de las mercancías consi-
deradas en su forma material, es decir, también , en su valor de uso,
corresponde la diversidad irreductible de los trabajos que las produ-
jeron. El Capitalhabla de trabajos que difieren por completo unos
II

de otros" 7 • Leemos en la Críticade la economíapolítica:"Pero extraer


oro del suelo, sacar hierro de la mina, cultivar trigo y tejer seda son
géneros de trabajo que se distinguen cualitativamente . De hecho, las
diferencias materiales de los valores de usoiaparecen en el proceso
de producción como diferencias de la actiyidad que produce esos
valores"ª. Abandonar el mundo objetivo de las mercancías por el del
trabajo no es hacer a un lado el reino de la heterogeneidad cualitativa
y la1>!incomunicabilidad que contradice al intercambio, sino reencon-
trarlo en su forma subjetiva original e irreductible.
Pero hay que dar a esta dificultad una significación radical . No
solamente los "géneros" de trabajo -el hilado, la labranza , la extrac-
ción de metales, etc.- difieren unos de otros y, en razón de lo que
constituye cada vez su especificidad, rechazan someterse a la unidad
de una medida común. Desde el momento en que un umismo" tra-
bajo -entendiendo por ello un trabajo del mismo género, un mismo
tipo de actividad- deviene efectivo en la actualidad de una praxis in-
dividual, desde el momento en que lo realizan individuos diferentes,
deja precisamente de ser u el mismoº. Si por ejemplo de lo que se trata
es de descargar un camión de carbón y llevar las bolsas al depósito

7. Ibíd., 607.
8. Ibíd., 279.

151
r
1

Marx JI. Unaftlosofiade la economía

lindero, el esfuerzo de un obrero, su actividad subjetivamente vivida,.


difiere de la de otro fundamentalmente, sustancialmente y, por con-
siguiente, modalmente, "existencialmente". Lo que uno siente como
1
una "carga insoportable otro lo experimentará como el despliegue
'

positivo de sus poderes corporales y como expresión de su vitalidad.


O también, lo que para uno sea aburrido para otro será indiferente o
agradable . Por eso el "tiempo" de su actividad tampoco es el mismo,
uno se apoyará en el presente vivo de la actualización corporal y ten-
derá a confundirse con ella, el otro se proyectará desde un principio
hacia su futura interrupción. En otros términos, las existencias no se
intercambian, no son comparables, y el trabajo real, su temporalidad
subjetiva, modo cada vez particular de una efectuación singular, tam-
poco se intercambia.
En el decisivo texto de la Críticadel programadel partidoobreroale-
mán,de 1875,se afuma categóricamente que una filosofía de la subje-
tividad monádica, al reconocer la individualidad de cada individuo y
por consiguiente de cada una de las modalidades de su praxis, exclu-
ye en el mismo movimiento toda unidad de medida objetiva, a la vez
que la posibilidad de hacer surgir algún tipo de "igualdad" entre los
diferentes individuos y sus trabajos, por :consiguiente la posibilidad
misma del intercambio. Texto decisivo, ,!porque toma en la unidad
de una misma mirada a la sociedad burguesa -es decir,. la econorrúa
mercantil-, la sociedad comunista -es decir, la sociedad socialista
en su primera fase, no tal como se desarrolla a partir de sus propias
~bases sino tal como acaba de emerger de la sociedad capitalista 9- y
·· finalmente la sociedad socialista propiamente dicha, que se constru-
ye sobre principios propios. Texto decisivo, porque muestra que la
unidad de esa mirada en la que Marx coloca jtmtas esas tres formas
! . esenciales de la sociedad moderna se basa en un fundamento común,
que ya no pertenece a ninguna de esas formas y no puede explicarse
por ellas sino que, por el contrario,. las explica y da cuenta del proble-
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ma a partir del cual se ha de determinar lo que son. Ese fundamen-
,' :' 1:
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to,. a saber, la subjetividad monádica como estructura por principio
,¡·'? del ser, transforma en una aporía insuperable la posibilidad de una .
' igualdad cualquiera entre los individuos, es decir, también, entre sus
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. ; t ·, 9. Ibíd., 1418-1419."La sociedad comunista ... no es la que se desarrolló sobre sus


.' ;•. i . propias bases sino, por el contrario, la que acaba de emerger de la sociedad capi-
. ,.· talista¡ por lo tanto es una sociedad que en todos sus aspectos .. . lleva todavía los
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estigmas del antiguo orden ... ".
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1 . '/ , '

L,
CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía

trabajos, en tanto que estos ya no se definen a partir de una norma ob-


jetiva, de un método o un proceso observable en el mundo, sino que
justamente encuentran su efectividad en la subjetividad irreductible,
irrepresentable e incalificable de la mónada absoluta. Esa aporía de la
igualdad es idénticamente la del derecho, porque, como dice Marx,
no hay otro derecho que un "derecho igual'' 1º, es decir que el dere-
cho existe cuando, para un mismo trabajo, quienes lo llevan a cabo
reciben el mismo valor, ya se tratede un valorde cambioo de un valorde
uso.Al subrayar esta indiferencia respecto de la naturaleza del valor
que el trabajador produce y, como tal, debe recibir, queremos indicar
con claridad la amplitud de la problemática de Marx en este punto, el
hecho de que no solamente concierne a la economía de intercambio
sino también al régimen comunista de transición hacia el socialismo y
más aún a éste último en su forma acabada, y por consiguiente a todo
tipo de economía posible. Suponiendo que la mediación del valor de
cambio sea suprinúda -colocándonos, por una libertad ficcional, por
fuera del régimen capitalista y el régimen comunista- el problema de
la atribución a los trabajadores de los mismos valores de uso por un
¡ mismo trabajo sigue en pie, si el concepto de "un mismo trabajo" ha
perdido su sentido, si, como efectuación de una praxis que es subje-

l tiva y monádica por principio, el trabajo pr~cisamente nunca es "el


mismo". !
'
1

Esa es la tesis que Marx formula rigurosamente en la Críticadel


programadel partidoobreroalemán.En lo que concierne a la sociedad
en ~u fase comunista, Marx dice que "el productor recibe ... exacta-
mente lo que ha dado'' 11• Lo que ha dado es cierto trabajo, y lo que
recibe de ella -lo único que deviene propiedad individual en ese sis-
tema- son los objetos de consumo personal que corresponden a ese
trabajo. No son los objetos que él rrúsmo ha producido sino objetos
cuya producción demanda exactamente el tiempo de trabajo que él
ha consagrado a la sociedad, que por lo tanto corresponden a los ob-
jetos que él ha producido. Es por eso que hay equivalencia entre lo
que da y lo que recibe. Marx dice acerca de los medios de consumo
personal: "En lo concerniente a su distribución entre los productores
tomados individualmente, rigeel mismoprincipioqueparael intercam-
l bio de mercancíasequivalentes:una misma cantidad de trabajo, bajo

1
• 10. lbíd., 1418 .
11. lbíd., 1419.

153
Marx II. Unafilosofiade la economía

cierta forma, se cambia por una misma cantidad de trabajo, bajo otra
forma" 12• Por lo tanto el principiodel régimencomunistaes el derecho,el
principiodel intercambio,el principiomismode la economíamercantil.La
única diferencia que existe entre el comunismo y el sistema mercantil
es que el primero emprende la aplicación efectiva del principio que
el segundo contraviene en la práctica en tanto que no da al obrero el
verdadero equivalente de su trabajo. Lo que diferencia al comunis-
mo del capitalismo no es entonces una cuestión de principio, muy
por el contrario: el comunismo no quiere otra cosa que la realización
del principio mercantil. Por lo tanto no sólo hay que decir que "la
sociedad comunista ... lleva todavía los estigmas del antiguo orden
en el que ha sido engendrada" sino, más aún, que realiza ese orden
al realizar el principio del mismo. Y Marx lo dice: "Por lo tanto aquí
[se trata de la sociedad comunista] el derecho igual es en principio
siempre el derecho burgués, por más que el principio y la práctica ya
no colisionen" 13 •
Dado que el comunismo es el desarrollo radical del principio de
la economía mercantil -€n lugar de ser, como el capitalismo, una
aplicación falaz del mismo-, sirve como revelador de la economía
mercantil, es la forma pura producida por su principio y en la que ese
principio aparece tal y como es. Es desta~able el hecho de que, contra
toda lógica, Marx califica como burgués ' a ese principio del derecho
y la igualdad. Si en la sociedad burguesa , es decir capitalista , no en-
cuentra más que su imagen deformada, y sólo se realiza plenamente
_;-en el comunismo, la problemática debería reconocerlo más bien como
principio del comunismo . Sólo que Marx va a hacer una crítica tan
radical de ese principio que parece preferible, en la exposición de un
programa revolucionario, que esa critica caiga sobre los estigmas del
viejo orden más que sobre la esencia misma del régimen que se va a
instituir. En todo caso, es significativo que dicha crítica tenga lugar
¡·,.
en el momento en que se aborda el estudio del orden comunista y su
1/'·. fundamento. El "progreso" que ese régimen constituye reside justa-
·¡· ·. mente en que el principio del derecho igual ya no es desmentido por
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:, los hechos. ''A pesar de ese progreso -€scribe Marx- ese derecho igual
. 1; permanece prisionero de una limitación burguesa. El derecho de los
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13. Ibíd.
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CapituloVIII:La génesistrascendentalde la economía

productores es proporcional al trabajo que entregan. La igualdad


consiste en que el trabajo funciona como medida común" 14•
¿Dónde está entonces la limitación '1>urguesa" de ese principio
del derecho igual según el cual cada uno recibe exactamente lo que ha
producido? No en la sociedad burguesa, sino en una diferenciación
monádica metafísicamente comprendida como la estructura de la
realidad. "No obstante -prosigue el texto que comentamos- tal in-
dividuo es física o intelectualmente superior a tal otro, y por lo tanto
provee en un tiempo igual más trabajo, o bien puede trabajar más
tiempo". Si, en esas condiciones, un mismo producto, es decir, un
mismo "trabajo" definido objetivamente, un mismo proceso objetivo,
en razón de la desigualdad de las capacidades subjetivas, demanda
a un individuo un esfuerzo mucho mayor que a otro, es injusto dar
al primero el mismo valor -de cambio o de uso- que al segundo, ya
que trabajó más duramente o más tiempo que él. En otros términos,
el trabajo que debería servir como criterio para la determinación del
ingreso del trabajador no podría ser más que el trabajo subjetivo, el
esfuerzo realmente realizado, la intensidad particular que éste debió
revestir en tal individuo en razón de sus aptitudes, el tiempo que ese
individuo necesitó para hacer lo que otro h4biera hecho más rápido
o más despacio . "Para servir de medida elf trabajo debe calcularse
según la duración y la intensidad, de otro i'modo dejaría de ser un
patrón de medida" 15 • Sólo que el trabajo real nunca cumple ese papel
y no es capaz de hacerlo: dado que no hay medida de la subjetivi-
dad, la subjetividad misma no puede servir de medida. La definición
objetiva de un programa, de una producción, a la luz de un método
definido a su vez objetivamente, el proceso objetivo, es lo que cons-
tituye el patrón con el cual el derecho mide cada praxis individual, y
únicamente a la luz de esa norma objetiva y válida para todos, de esa
unidad universal de medida, es y pretende ser un derecho igual para
todos. Al medir toda praxis individual a la luz de una norma común
desconoce necesariamente a esa praxis en su diferencia de principio .
De este modo el derecho es presa de una dialéctica inflexible que
propiamente lo destruye. Aplicar una misma medida , por ejemplo
un mismo salario, a trabajos objetivamente idénticos pero subjetiva-
mente desiguales, es la desigualdad misma, y Marx dice de modo

14. lbíd.
15. lbíd., 1420.

155
Marx JI. Unafilosofiade la economía

abrupto: "Ese derecho igual es un derecho desigual para un trabajo


desigual". Y también, de manera no menos esencial: uPor su natu-
raleza, el derecho no puede consistir más que en el empleo de una
medida igual para todos, pero los individuos desiguales (y no serían
distintos si no fuesen desiguales) ... " 16•
El comunismo pretende abolir los privilegios y, para ello, suprimir
las clases, tratando en adelante a todos los individuos de la misma
manera, como trabajadores. La supresión de las clases es justamente
para él una abolición de la diferencia., la abolición de las diferencias
individuales que se remontan a las diferencias de clase. La abolición
de las diferencias individuales, a su vez, no es otra cosa que la aboli-
ción de los privilegios, y la supresión de esos privilegios es el derecho .
Sólo que la obra del derecho es contradictoria y, como acabamos de
decir, su concepto se autodestruye. A tal punto el derecho no elimina
las diferencias individuales, a tal punto no se las suprime cuando se
pretende suprimirlas o ignorarlas, que en esa destrucción abstracta,
por el contrario, se conservan y se ven llevadas a lo absoluto. Desde el
momento en que nos ubicamos en el universo comunista del derecho
del trabajo y consideramos a todos los hombres como trabajadores,
reconocemos su desigualdad fundame11-tal,ya que sus capacidades
productivas, su fuerza, su destreza, su ~teligencia, etc., en resumen,
todas las determinaciones que presentan en tanto que trabajadores ,
son fundamentalmente desiguales. Marx dice acerca del derecho
igual, que abre el horizonte comunista: "No reconoce ninguna dis-
r tinción de clase ya que todo hombre es sólo un trabajador como los
·· otros, peroreconoce tácitamentecomoun privilegiodenaturalezael talento
desigualde los trabajadores y por consiguientela desigualdadde su capa-
17
cidadproductiva"• A decir verdad, el comunismo no sólo reconoce
la desigualdad de los individuos sobre el fondo de la diferencia de
sus capacidades productivas, de algún modo la lleva a lo absoluto
desde el momento en que define al individuo por esas capacidades,
es decir, como trabajador: de un estado de hecho hace un derecho.
De este modo, o bien se da a cada individuo lo que le es debido , pero
entonces no se hace más que ratificar la desigualdad de sus talentos
y el derecho es justamente el derecho de la desigualdad , o bien se
pretende aplicar a todos los individuos y a todos los trabajos, a pesar

16. !bid.
17. Ibíd., subrayado por nosotros.

156

¡ !

1.
CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía

de su desigualdad fundamental, una misma medida y una misma


retribución, y entonces la desigualdad no es menos evidente. Marx
concluye su análisis del derecho igual como principio del comunis-
mo: "En su tenor,por lo tanto,es un derechode la desigualdad,comotodo
18
derecho" •

La continuación del texto hace aún más evidente que el derecho


-el del comunismo, pero también todo derecho en general- es el de-
recho de la desigualdad, y ello porque, a fin de cuentas, la realidad,
como realidad subjetiva monádica, es irreductible a la universalidad
de una medida objetiva 19 • Porque la praxis efectiva de un individuo
11
no sólo escapa a la definición de un trabajo", sino que, desde que se
reduce al individuo a la condición de trabajador, se hace a un lado la
totalidad de su vida no profesional. Ahora bien, en esa vida privada
hay múltiples circunstancias que hacen que las necesidades de uno
sean superiores a las de otro, de suerte que, también aquí, dar a esos
dos trabajadores una parte igual de la riqueza social es perjudicar, por
ejemplo, al que tiene cargas fanúliares. "Individuos desiguales sólo
pueden ser medidos con una medida igual si se los considera desde
un mismo punto de vista, si se los considera bajo un aspecto único y
deternúnado; por ejemplo, en nuestro caso, ,como trabajadores, ha-
ciendo abstracción de todo lo demás . Adem~s, tal obrero es casado,
tal otro no; éste tiene más hijos que aquél, et~. A igual rendimiento y
por lo tanto igual participación en el fondo social de consumo, uno
recibe efectivamente más que otro, etc. Para ~vitar todos estos incon-
venientes,
,,. el derecho no
.
debería ser igual sino desigual" 2º.

18. Ibíd., 1420; subrayado por Marx.


19. No faltará quién plantee la objeción de que en Hegel hay una crítica del con-
cepto de igualdad, es decir, precisamente en una filosofía que se apoya en la pre -
suposición de la urúversalidad objetiva . a. en particular Principiosde la filosofia
del derecho, § 49. Pero la crítica de Hegel es radicalmente diferente de la de Marx ,
lo que plantea es que la igualdad habitualmente revindicada aún no es más que
el concepto abstracto de igualdad , al cual se opone el desarrollo todavía desigual
de los individuos. Sucede que para Hegel la igualdad debe realizarse, y sólo será
Idea en esa realización, que no es un fin ideal sino la historia efectiva de los indi-
viduos y de la humanidad. Los individuos tienden hacia la wúdad de una sus-
tancia espiritual común que les conferirá su propia realidad y al mismo tiempo
la igualdad. Para Marx, por el contrario, y en razón de las presuposiciones moná-
dicas de su pensamiento, lo criticable (o, mejor dicho, lo absurdo) es la igualdad
como tal, y no su simple concepto.
20. Pl, I, 1420.

157
Marx n. Unafilosofiade la economía

La problemática del socialismo sólo se entiende a partir de esta


crítica radical del derecho igual, y por eso es necesario decir que el
socialismo, tal como lo entiende Marx, no se eleva sobre la idea de
justicia sino sobre la clara conciencia de lo absurdo de esa idea, ab-
surdo que encuentra su expresión más manifiesta en el hundimiento
del concepto de derecho. Por lo tanto, el socialismo debe ser pensado
no contra el capitalismo, donde el uso de ese concepto sigue siendo
puramente teórico, sino más bien contra el comunismo, que preten-
de realizarlo . Y pensar el socialismo no es otra cosa que hacer a un
lado la idea de una equivalencia posible entre subjetividades, y por
eso nos vemos reconducidos a cada una de ellas y a su interioridad
propia. El trabajo ya no puede ser una mediación entre su necesidad
y el bien capaz de satisfacerla, no sólo porque es imposible establecer
entre ellos una equivalencia sociahnente definida sino porque., como
momento de la subjetividad, el trabajo en sí mismo no puede ser una
mediación. La crítica del derecho, entonces, no es otra cosa que una
nueva forma de la crítica de la objetividad, una nueva afirmación de
la inmanencia radical de la vida. La relación del individuo con el ser
no puede ser una relación exterior con algo exterior, en la que no hay
igualdad posible porque nos arroja de e11;tradaen el reino de la hete-
rogeneidad, sino una relación de la subj~tividad consigo misma. En
primer lugar el trabajo es puesto como ~oque es, ni una mediación,
ni un equivalente, sino una determinación de la vida que esa vida
quiere. "Cuando el trabajo se haya convertido no sólo en el medio de
r vida sino también en la primera necesidad de la vida ... "21 • El trabajo,
·· modo de la vida, sólo puede ser querido por ésta, ser su necesidad, en
1.: una sociedad en la que cada uno pueda llevar a cabo la actividad ade-
cuada a esa vida . Esa sociedad es una sociedad de abundancia, o más
1 .
bien de sobreabundancia. Por otra parte, únicamente una sociedad
así puede hacer que cada quién, al darse a la actividad de su elección,
I' ,, encuentre sin embargo en la riqueza social la posibilidad de satisfacer
.' ·- todas sus otras necesidades. Por lo tanto, la sobreabundancia de la
¡.·.. riqueza social es lo que permite a la actividad que viene de mí y me
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expresa ligarse a la satisfacción de todas mis otras necesidades, lo que
¡,',. permite que la relación sintética inmediata de la praxis y el disfrute
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se agregue a la relación analítica, en tanto que la praxis ha devenido
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ella misma una necesidad y la satisfacción de esa necesidad . Esa re-


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lación que ya no está mediatizada por nada, esa relación interior a la
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21. Ibíd.
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158
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1 '·
Capítul.oVIII:La génesis trascendentalde la economía

subjetividad entre sus capacidades y necesidades, es la subjetividad


misma en su temporalidad inmanente, es el movimiento de la vida
comprendido como su autorrealización. Precisamente porque captó
el capitalismo -en el momento mismo en que le era dado vivir su fase
inicial y más terrible-- como un formidable desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad, Marx vio en el mismo la condición del
socialismo., que ha de definirse como ese lugar en que se vuelve inútil
unajusticiaimposible,ya que, por efecto de la sobreabundancia., todas
las necesidades del individuo son satisfechas al mismo tiempo que
se dedica a la actividad que corresponde a su querer más profundo.
Marx caracteriza del siguiente modo esa sociedad socialista, a la cual
también llama "fase superior de la sociedad comunista-'', donde el
intercambio y el derecho habrán desaparecido, donde, habiéndose
suprimido toda mediación, la subjetividad será devuelta a sí misma:
"cuando el trabajo se haya convertido no sólo en medio de vida sino
también en la primera necesidad de la vida; cuando, con la plenitud
universal de los individuos, las fuerzas productivas se hayan incre-
mentado y todas las fuentes de riqueza cooperativa manen en abun-
dancia, sólo entonces podremos evadir el estrecho horizonte burgués
del derecho, y la sociedad podrá escribir en sus estandartes: '¡de cada
cual según sus capacidades, a cada cual se~ sus necesidades!' " 22 •
Las presuposiciones a partir de las que s~ construye la utopía so-
cialista no son utópicas . Dado que constituyen la estructura interna
de la realidad y la expresan., son las presuposiciones de toda sociedad
posible y en particular de la sociedad burguesa. En cuanto a ésta y a
lo que la funda, a saber, el intercambio, la dificultad se ha vuelto más
urgente. Ya no se trata solamente de oponer, a la descripción fáctica
de la sociedad mercantil y de las diferentes formas que ésta reviste
en la historia desde el trueque primitivo, la pregunta trascendental
por su posibilidad . En tanto que, de acuerdo con la teoría del valor
formulada por la escuela inglesa y que Marx retoma, el intercambio
de mercancías no es otra cosa que intercambio de trabajos, en tanto
que éstos, sin embargo -y éste es justamente el aporte propio y de-
cisivo de Marx- son subjetivos, cualitativamente diferentes y como
tales irreductibles unos a otros e irreductibles a cualquier unidad de
medida, la cuestión trascendental sobre el intercambio se formula

22. Ibíd.

159
Marx II. Unafilosofiade laeconomía

ahora de la siguiente manera: ¿cómo es que el intercambio es posible


a partir de su propia imposibilidad?
Aquí se hacen más evidentes las implicaciones de la teoría de
la praxis, las consecuencias últimas de la crítica a Hegel. Porque
únicamente cuando se deja de interpretar el trabajo como un proceso
de objetivación el problema del intercambio se plantea en términos
aparentemente irresolubles. En efecto, si el trabajo se objetiva en el
producto, de modo tal que éste aparece como su realización y, se-
gún la expresión del propio Marx, como su cristalización, y si, por
consiguiente, el trabajo constituye el ser del producto, entonces la
cuestión del intercambio se resuelve. Lo que tenemos delante, lo
que está allí en el mercado, con el producto, es justamente el trabajo
que ese producto contiene, y la comparación entre los productos es
inmediatamente posible o más precisamente efectiva, ya que su sim-
ple percepción es idénticamente la percepción del trabajo inscrito en
ellos. Pero II el valor no lleva inscrito en la frente lo que es" 23 • Dado
que la praxis es subjetiva, dado que Marx comprende a la subjetivi-
dad en su inmanencia radical, entonces el trabajo no se muestra en
su producto, precisamente no se objetiva . Y es por eso también que
11
el" trabajo no existe, dado que, al no exi"tir nunca bajo la forma del
producto, tampoco es nunca esa realidad µna, objetiva e igual para to-
dos. Al rechazar el concepto hegeliano del trabajo como objetivación
-la tesis que niega su unidad, su identidad, su universalidad, y hace
imposible todo conocimiento objetivo y toda medida de su ser, para
;,l"educirlo por el contrario a la insuperable pluralidad de los trabajos
.. subjetivos concretos- es precisamente la que hace de la posibilidad
del intercambio una cuestión trascendental.
Esta cuestión se aborda en los capítulos liminares del Capital.La
problemática que en ellos se instituye, según puede verse, no se limita
en modo alguno al capitalismo. Y no solamente porque la economía
mercantil no coincide con el capitalismo, que sólo representa su for-
¡.:. '1
ma más evolucionada, sino más esencialmente porque la posibilidad
del intercambio debe construirse a partir de una realidad que es
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..
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heterogénea al mismo y como tal escapa a la esfera de la economía
1

mercantil. Esa realidad constituye el suelo ontológico a partir del cual


se organiza El Capitaly, de manera general, toda la problemática eco-
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nómica de Marx.
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l·..1·: 23. Ibíd., 608.


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CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

La cuestión trascendental de la posibilidad del intercambio se


encuentra formulada en un brillante resumen en los Grundrisse.Esta
formulación se articula de la siguiente manera: 1º afirmación del
carácter radicalmente subjetivo de la praxis y por lo tanto del traba-
jo y el tiempo de trabajo: "En sí mismo el tiempode trabajono existe
más que enforma subjetivade actívídadl/;2º consecuencia del estatuto
subjetivo del trabajo: imposibilidad de intercambiar un trabajo par-
ticular, es decir, individual y subjetivo, por otro: "Subjetivamente,eso
quieredecirquesu tiempode trabajo[el del obrero] no se puedecambiar
directamentepor cualquierotro 3° construcción de la posibilidad del
11
;

intercambio a partir de su imposibilidad misma, es decir la sustitu-


ción del trabajo real, que no se puede intercambiar, por una entidad
otra, capaz de representarlo y de ser intercambiado en lugar de aquél.
Inmediatamente después de decir que el individuo que lleva a cabo
el trabajo particular no puede intercambiarlo, Marx agrega: "Para que
se lo pueda intercambiar universalmente, primero debe disponer de
un intermediario y tomarunaJonnadiferentedesí mismo"24• Tomar una
forma diferente de sí mismo, devenir otro, es propiamente alienarse.
En tanto que condición de posibilidad del intercambio de trabajo y
por consiguiente de mercancías, la alienación aparece como el con-
cepto fundamental de la economía, de la ec~nomía mercantil -<:api-
talista y comunista- en todo caso. Fundam~ntal: como aquello que
funda la economía y la hace posible. Pero hay que ver bien bajo qué
condición: la alienación constituye el principio de la génesis trascen-
dental de la economía sólo en tanto su concepto se ha despojado de
su.~gnificación hegeliana. En efecto, alienarse quiere decir objetivar-
se, pero lo que se objetiva no es el trabajo real mismo. Precisamente,
dado que para Marx el trabajo real es incapaz de objetivarse y por
consiguiente no se lo puede medir, es necesario sustituirlo por un
equivalente, diferente de él, un equivalente presumido o pretendido,
objetivo., ideal, cuantificable, que cumplirá ese papel, que hará posi-
ble un cuasi-intercambio. Dado que la alienación así entendida no es
ciertamente la alienación del trabajo, en el sentido de que el trabajo
mismo se alienaría, devendría sustancialmente otro, cambiaría en su
realidad misma --eso es imposible, precisamente-, sino-que significa
no obstante que otra cosa sustituye al trabajo real; más exactamente
que una idealidad se superpone a su realidad, sin cambiar nada en
ésta, de lo que se trata es justamente de una alienación . Esa aliena-

24. Grundrísse,I, 108-109; subrayado por nosotros .

161
,.......

Marx JI. Unafilosofíade la economía

ción por la cual se sustituye rma realidad por una idealidad , dejando
escapar la primera, que sin embargo subsiste intacta allí donde está,
es lo que Marx llama abstracción. La alienaciónen tanto que·idénticaa
la abstracciónes el actoprotofundadorde la economíay precisamentesu
génesistrascendental.
Como todos los grandes pensadores, Marx no escribió más que un
solo libro -al menos en lo que a econonúa respecta-, cuya estructura,
temas y tesis se encuentran a través de sus diferentes estados. El tema
inaugural es justamente el tema fundamental, la génesis trascenden-
tal de la economía, la teoría de la abstracción a partir de la cual la
econonúa se vuelve posible y, al mismo tiempo, constituyeun objetoen
la esferade la experienciahumana.Esa abstracción se presenta bajo una
doble forma. En primer lugar, es la abstracción en virtud de la cual
la mercancía se considera como un producto del trabajo y nada más
que eso. Esa consideración, que hace justamente de ella una mercan-
cía y traza el horizonte de la economía mercantil, es una abstracción
porque, al no ver en lo que se presenta en el mercado más que un
producto del trabajo, se pierden de vista sus cualidades materiales,
es decir también su valor de uso. "Es evidente -dice El Capital-que
cuando seintercambian mercancías se haipeabstracción de su valor de
uso, y que toda relaciónde intercambiose,!c aracterizajustamentepor esa
25
abstracción"• Ya decía la Críticade la economíapolítica:''Indiferentes
por lo tanto a su modo de existencia natural, sin consideración por
la naturaleza específica de la necesidad para la cual son valores de
..,.uso,las mercancías se compensan en cantidades determinadas, se
•' suplantan mutuamente en el intercambio, actúan como equivalentes
y representan así la mism~ unidad, por más que las haya de todas
apariencias y colores" 26• En efecto, lo que queda cuando se hace abs-
tracción de las cualidades materiales y la utilidad de las mercancías
es, únicamente, el hecho de que las produjo un trabajo. 11Una vez que
se ha hecho a un lado el valor de uso de las mercancías, no les queda
!: más que una cualidad, la de ser productos del trabajo" 27 •
Es necesario ver en qué el "producto del trabajo" consideradocomo
l,....,. tal es una abstracción: precisamente no es una cosa real, resultado de
. ;
' '!· la acción de un trabajo real, sino una pseudo-cosa, despojada de toda

25. Pl, I, 564; subrayado por nosotros .


26. Ibíd., 279.
27. Ibíd., 564.

162
,·.; 1 : .

'


··· ---·-·--"-·--·- .. -·--
·-----------

CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía

determinación real y reducida a la purasignificación de ser productode


un trabajo.A esa modificación radical en la cual toda propiedad real
se ve abolida en beneficio de una pura significación Marx la llama
11
metamorfosis. Pero ya el producto del trabajo se ha metamorfoseado
sin que lo sepamos. Si hacemos abstracción de su valor de uso, desa-
parecen al núsmo tiempo todos los elementos materiales y formales
que le dan ese valor" 28• Esa transubstanciación química o casi meta-
física que transforma el objeto real, modelado por un trabajo real, en
una simple significación, hace de él un "residuo" . No una realidad
empobrecida, que perdió alguna de sus propiedades, sino aquello
que, habiéndolas perdido todas, y con ellas la realidad, no es más
que una sombra, un fantasma. "Consideremos ahora el residuo de los
productos del trabajo. Cada uno de ellos se parece completamente al
otro. Todos tienen una núsma realidad espectral" 29• Sin embargo, esa
realidad fantasmática, esa irrealidad, no es vacía ni indeterminada, es
precisamente una significación, la de ser "producto de un trabajo".
Esa significación no es otra que el valor. Marx lo describe del siguien-
te modo: "Metamorfoseados o sublimados, idénticos, muestras del
mismo trabajo indistinto, todos esos objetos manifiestan sólo una
cosa, que en su producción se ha gastado una fuerza de trabajo, que
en ellos se ha acumulado trabajo humano. qomo cristalizaciones de
30
esa sustancia social común se los considera '\ralores"
;

Pero esta abstracción en virtud de la cual las mercancías, despoja-


das de su propiedad real, ya no son otra cosa que valores, presupone
otra abstracción que la funda. En efecto, en tanto que "valor" quiere
decir "producto del trabajo", los valores que se compensan y se inter-
cambian en el mercado sólo pueden hacerlo en la medida en que el
trabajo que "cristalizan" es un solo y el mismo trabajo. Pero, como he-
mos visto, los trabajos que producen las mercandas son tan diversos
como las mercancías mismas y, al igual que ellas, no pueden ser com-
parados. La abstracción originalque constituyela condicióntrascendental
de la posibilidaddelintercambioes aquellaporla cuallosmúltiplestrabajos
de los diversosindividuosse ven reducidosa un soloy el mismo trabajo.
Porque solamente en la medida en que los múltiples trabajos reales se
reducen a un trabajo único e indiferenciado que les sirve de patrón de

28. Ibíd.
29. Ibíd., 565.
30. Ibíd.

163
Marx 11.Unafilosofiade la economía

referencia, las mercandas producidas por esos trabajos reales pueden


a su vez reducirse a "valores" que se miden, como esos trabajos, por
el trabajo único que los ha sustituido. El Capitalparece colocar en un
·mismo plano la abstracción que reduce las mercancías a valores y la
que asimila todos los trabajos a modalidades de un trabajo único.
"Con los caracteres útiles particulares de los productos del trabajo
desaparecen al mismotiempoel carácter útil de los trabajos contenidos
en ellos y las diversas formas concretas que distinguen una especie de
trabajo de otra. No queda más que el carácter común de esos trabajos;
todos se reducen al mismo trabajo humano, a un gasto de fuerza
humana de trabajó, más allá de la forma particular en la que se ha
gastado esa fuerza" 31 . Sin embargo, esta yuxtaposición no significa
otra cosa que la reducción de la abstracción que resulta en los valores
a la abstracción que resulta en un trabajo único; la segunda funda la
primera y la hace posible. Este texto de la Críticade la economíapolíti-
ca excluye toda posibilidad de equívoco : "Para medir los valores de
cambio de las mercancías por el tiempo de trabajo que contienen es
necesario reducir los diferentes trabajos a un trabajo indiferenciado,
homogéneo, simple, en reswnen , a trabajo de igual calidad y que por
lo tanto sólo se distingue por la cantidaq" ª2 •
¿Cómo se lleva a cabo esa reducció~ de todos los trabajos reales
a un solo y el mismo trabajo? "Esa reducción -dice Marx- aparece
corno una abstracción" 33 • Como en el proceso que conduce de los pro-
ductos del trabajo a su valor, abstracción designa aquí la exclusión
I·' .;,• de todos los caracteres que pertenecen a la realidad y su remplazo
.- por determinaciones ideales. Sólo que la realidad a partir de la cual
se opera la abstracción ya no es la realidad objetiva de las mercan~
cías, es la realidad subjetiva de la praxis. Por eso los caracteres que
quedan excluidos en esa abstracción son muy particulares, son los
caracteres de la subjetividad misma. Si bien puede parecer que las
detenninaciones que se pierden en la abstracción que aquí se lleva a
' cabo se parecen a las detenninaciones de las mercancías -por ejemplo
1 ; ,, ·. la diferenciación cualitativa, la particularidad, etc.-, ello sólo es así
.; -,' en tanto que las mercancías obtenían esas propiedades de su secreta
.. . :... puesta en relación con una subjetividad: en tanto que valores de uso
..
l
i.
31. Ibíd., subrayado por no sotros .
¡· .

I:·,:!.· 1 ·'
32. Ibid., 280.
¡' ,· .' . 33. Ibíd., 281.
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164
1 ·· .
1 ••

!
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

están ligadas desde un primer momento a los poderes y las necesi-


dades de la vida. Conocemos los caracteres de la praxis subjetiva: la
calidad, pero como calidad original que no designa otra cosa que la
calidad de las determinaciones de la subjetividad; la diferenciación
de esas núsmas determinaciones a partir de su efectuación subjetiva;
y, como corolario, la diferenciación radical de todas las determinacio-
nes y de todas las propiedades en tanto que pertenecen a subjetivida-
des diferentes, la individualidad, que significa esa particularización
esencial de lo que pertenece a una misma esfera monádica . Son estoy
son los caracteres que quedan abolidos en el proceso de abstracción
que conduce de los trabajos reales, cualitativamente determinados,
realizados por individuos cada vez diferentes, etc., al trabajo que, en
tanto que resultado de ese proceso de abstracción, es justamente el
trabajo abstracto o general, cuyos caracteres son por el contrario la
uniformidad, la homogeneidad, la indiferencia respecto de la calidad,
respecto de toda particularidad de un género determinado de trabajo
y, más aún, respecto de los individuos que lo llevan a cabo.
Marx realizó una minuciosa descripción del proceso de abstrac-
ción que conduce del trabajo real al trabajo abstracto. Hablando de
este último -que, si se materializa en proporción igual en los valores
de cambio de dos mercancías, hace posible justamente su intercam-
bio- la Críticade la economíapolíticadice: "El :trabajo que se encuentra
materializado en ellas en proporciones iguales debe ser a su vez un
trabajo uniforme, indiferenciado, simple. No le interesa ... si aparece
en el oro, el hierro, el trigo o la seda ... indiferente a la materia par -
tichlar de los valores de uso, el trabajocreadorde valorde cambioes,
por esomismo,indiferentea la sustanciaparticulardel trabajomismo.Por
otra parte, los diferentes valores de uso son producto de la actividad
de diferentes individuos, por lo tanto el resultado de trabajos indivi-
dualmente diferentes. En tanto que valores de cambio, representan sin
embargotrabajohomogéneo, indiferenciado,
es decir,trabajoen el cualla in-
dividualidaddelos trabajadores
quedaborrada.Por consiguiente, el traba-
jo que crea valor de cambio es trabajo general abstracto" 34 . Dado que
la individualidad de la praxis real es su esencia misma , la negación de
ese carácter ontológico en el trabajo general hace de éste lo "contrario "
del trabajo real. Marx dice que "el trabajo individual particular conte-
nido en la mercancía primero tiene que manifestarse en el proceso de

34. Ibíd.,279-280; subrayado po r nosotros.

165
Marx 11.Unafilosofiade la economía

alienación como su contrario, como trabajo general, abstracto, imper-


sonal, y solamente bajo esa forma social". Y más adelante, al hablar
de la contradicción de la mercancía, Marx dice también que ·la misma
proviene "de que el trabajo particular de un individuo privado, para
tener un efecto social, debe revestir la forma de su contrario directo, el
trabajo general abstracto" 35 • El efecto social del trabajo en la economía
mercantil es la determinación del valor de la mercancía producida, y
esa determinación es totalmente independiente del hecho de que el
trabajo lo haya realizado tal o cual individuo. "La determinación del
trabajo supone ... que en una mercancía dada ... se materializa una
misma cantidad de trabajo, ya provenga de A o de 8" 36• Y también:
"El tiempo de trabajo representado en el valor de cambio es el tiempo
de trabajo del individuo, pero del individuo sin distinción respecto
de otro individuo, de todos los demás, en tanto que realizan un tra-
bajo idéntico ... es el tiempo de trabajo del individuo, su tiempo de
trabajo pero solamente en tanto que tiempo de trabajo común a todos,
porque a éste poco le importa a quién pertenece" 37• Esta indiferencia
del trabajo respecto del individuo particular que lo lleva a cabo llega
tan lejos que se produce una inversión de perspectiva ., y el trabajo -
que sin embargo en su ser real no es otra ,cosa que una determinación
de la vida subjetiva individual- se ve pr.opiamente hipostasiado por
la abstracción y parece negar entonces ail conjunto de los individuos,
reducidos a meros instrumentos de ese trabajo. "De hecho el traba-
jo ... no aparece como el trabajo de individuos diferentes, sino que, al
trabajar, esos individuos parecen ser simples órganos del trabajd' 38 .
,¡,,.
·· La indiferencia del trabajo respecto del individuo que lo lleva a
cabo no puede comprenderse como una apreciación de orden ético,
es lo que constituye al trabajo como trabajo en sí, trabajo-tipo, como
lo que se debe hacer para producir tal objeto, de modo tal que lo que
se debe hacer de cierto modo también se debe realizar en uri. tiempo
l. : determinado. "Por lo tanto, el tiempo de trabajo del individuo es de
:¡·!.
hecho el tiempo de trabajo que la sociedad necesita para producir ese
valor de uso" 39• Naturalmente ese trabajo tipo, necesario para la pro-

...
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35. Ibíd.,323.
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36. Ibíd., 282.


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CapítuloVIII:La génesis trascendentalde la economía

ducción de un objeto detenninado, es tributario de las capacidades


del individuo, pero del individuo en general y no de tal o cual indi-
viduo en particular. Es un trabajo medio adaptado a un individuo
medio, una norma ideal definida en función de un concepto a su vez
ideal. Esa norma depende, aún más que de las capacidades del indi-
viduo en general., de los medios técnicos existentes en una sociedad
dada, del desarrollo de la productividad, etc. "El trabajo tal como se
presenta en los valores de cambio también se lo podría designar tra-
bajo humano general. Esta abstracción del trabajo humano general
existe en el trabajo medio que cada individuo medio de una sociedad
dada puede realizar .. . El propio carácter de ese trabajo medio difiere
en los diferentes países y en las diferentes épocas de civilización ... " 40 •
Que el trabajo medio se construye como norma lo vemos mejor si
consideramos que, precisamente, es imposible hacer abstracción de
las cualidades particulares de los individuos., como el saber, la des-
treza, la intensidad del esfuerzo.,etc. De lo que se tratará , entonces, es
de establecer una equivalencia estricta entre el trabajo que cualquiera
puede hacer, o "trabajo simple", y el trabajo calificado o "trabajo com-
plejd' , de modo tal, por ejemplo, que un a hora del segundo cuenta
por dos o tres horas del primero. Cómo podría obtenerse esa equiva-
lencia sino, también aquí, por una reducción/ que no es más que una
nueva forma del proceso de abstracción, pof el cual una proporción
1 cuantitativa sustituye a una diferencia cualitativa . "Pero ¿qué ocurre
con el trabajo complejo que supera el nivel del trabajo medio , traba-
jo de intensidad superior , de peso específico más elevado? .. . No es
ést'e'el lugar para hablar de las leyes que regulan esareducción, pero es
evidente que la misma ti.ene lugar: en efecto, en tanto que valor de
cambio, el producto del trabajo más complejo, en determin adas pro-
por ciones, es el equivalente del producto del trabajo medio simple,
por lo tanto se lo ha igualado a un mismo quantum de ese trabajo
simple" 41 • La construcción del concepto de trabajo complejo obedece
así a la misma ley que la construcción del concepto de trabajo simple
y conduce, como ella, a la abolición de la calidad. "Para comprender
cómo se mide el valor de cambio por el tiempo de trabajo interesa re-

40. Ibíd., 281.

i{. 41. Ibíd., 282; subra yad o por nosotro s.

t 167
:J
-
Marx II. Unafilosofiade la economía

tener los siguientes puntos esenciales: el trabajo es reducido a trabajo


simple, por así decir sin cualidad alguna .. .'142 •
La institución de una norma de trabajo en un plano absÓlutamen-
.te general -a saber, el trabajo simple al que se ve reducido el trabajo
complejo--,y la definición, para la producción de cada objeto, de una
norma de trabajo particular -a saber, el tiempo de trabajo simple o
complejo necesario para la producción de ese objeto-, es lo que per-
mite, por lo tanto, superar definitivamente la pluralidad cualitativa
de los trabajos de los diferentes individuos: dado que cada uno de
esos trabajos no es otra cosa que un ejemplar de un trabajo-tipo, se
ve reputado, por ello mismo, como idéntico a todos los trabajos de
los ottos individuos que obedecen a la misma norma. Queda funda-
da la igualdad de los trabajos, la posibilidad del intercambio. Marx
llamasocialal trabajode cadaindividuoconsideradono en sí mismo,en su
realidadsubjetivapropia,sino tal comose lo encuentrareducidopor abs-
traccióna la nonnaidealconla cualestáen conformidad, en tantoque,por
lo demás,esanormaha sidoconstruidaa partirde él. El trabajo social es
precisamente el trabajo igual, aquél que, habiendo perdido todas sus
propiedades reales y como tales particulares, es ahora el mismo para
todos. "En primer lugar, la simplicidad jndiferenciada del trabajo es
la igualdad de los trabajos de individups diferentes ... el trabajo de
cada individuo, en tanto que se manifiesta en valores de cambio, po-
see ese carácter social de igualdad y sólo se presenta en los valores de
cambio en tanto que está en relación con el trabajo de todos los demás
,..,.individuoscomo trabajo igual .. . en el valor de cambio el tiempo de
trabajo de cada individuo aparece de modo inmediato como tiempo
de trabajo general, y ese carácter general del trabajo individual como
su carácter social"43•
En el momento en que surge el concepto crucial de "trabajo so-
cial", es decir, de trabajo en el sentido de la economía, "trabajo" que
l,ii 1 tiene como correlato el valor y que forma, en conjunto con éste, la
i.
1
estructura conceptual de la economía mercantil, es necesario prestar
atención a la observación de Marx: "Tomando el término social no en
I...,.· 1.
su sentido general sino en un sentido particular" 44 • En efecto, como
''

1 ·:

42. Ibíd., 281. Hay que destacar aquí la obsesión por la calidad que caracteriza al
l.'.;, . pensamiento de Marx, y el horror que éste tuvo por todo lo que la suprime.
43. lbíd., 282-283.

¡/\: 44. Ibíd., 282.

(/: 168
1: '
1' '
.. ¡'
,,
1.:·
CapítuloVIII:La génesístrascendentalde la economía

hemos visto, por trabajo social se entiende, en términos generales, el


hecho de que el trabajo nunca es el de un individuo aislado sino que
es un trabajo en común. El carácter social del trabajo así entendido
como co-trabajo es un carácter real, una determinación de la praxis
efectiva y que pertenece a ésta. El trabajo social del que se trata en los
umbrales de la economía y que nos introduce en ella, el trabajo que se
intercambia cuando se intercambian mercancías, es por el contrario
una determinación ideal, extraña a la realidad: es precisamente traba-
jo abstracto. Si no distinguimos esas dos significaciones del concepto
de trabajo social -no sólo diferentes sino radicalmente opuestas- la
lectura de la obra de Marx no puede sino perderse en la incoherencia.
Considerando que en Marx el concepto de trabajo social está sobre-
determinado por una tercera significación, que a su vez está afectada
de una ambigüedad esencial y que echa una sombra de duda sobre el
alcance último de la empresa de fundación de la economía y tal vez
de la obra entera4.5.
En tanto que el trabajo social es el trabajo abstracto, encuentra su
posibilidad en la abstracción, la cual debe ser posible a su vez. Porque
no alcanza con describir la sustitución del trabajo real por el trabajo
social, es necesario describir también cómo :se lleva a cabo esa sus-
titución. El trabajo real deviene trabajo soci,al desde el momento en
que se lo mide, y la medida del trabajo real ~'s su tiempo de duración.
Unicamente porque el trabajo que produce una mercancía se mide
por su tiempo de duración, ese producto es, a su vez, susceptible de
medirse y compararse con otro cuya producción habrá demandado el
mismo tiempo, o el doble de tiempo, etc. "En tanto que objeto natural,
el producto puede tener tan solo una medida natural, peso, longitud,
volumen, utilidad. Pero en tanto que resultado o existencia en reposo
de la fuerza que lo ha creado, sólo se lo mide tomando a esa fuerza
misma como referencia; ahora bien, la medida del trabajo es el tiem-
po. Únicamente porque los productos son trabajo, se los puede medir
tornando al trabajo como referencia, por el tiempo o la cantidad de
trabajo" 46• En efecto, el tiempo de trabajo es lo que define la cantidad
del mismo, y la cantidad de trabajo es lo que define el valor del pro-
ducto . ¿Cómo medir la magnitud del valor de un artículo cualquiera?,
pregunta El Capital:"por el quantum de sustancia 'creadora de valor'

45. Al respecto, cf. infra, Conclusión , p . 489 y siguiente s.


46. Grundrisse, 11,116.

169
r
Marx II. Unafilosofiade la economía

contenida en él, el trabajo. La cantidad de trabajo, a su vez, tiene por


medida su duración en el tiempo, y el tiempo de trabajo, a su vez,
tiene su medida en fracciones de tiempo, como la hora, el día, etc."47
¿Por qué, sin embargo, se declara que el tiempo de trabajo es abs-
tracto? El tiempo que un hombre consagra a su trabajo en una jornada ,
en un año, en su vida, ¿no es algo muy concreto y real y, en la mayoría
de los casos, lo más real y concreto en esa vida? Sin embargo, en tanto
que "el tiempo de trabajo tiene su medida en partes de tiempo como
la hora, el día, etc.", ese tiempo es un tiempo objetivo. Lejos de iden-
tificarse con la temporalidad inmanente de la praxis subjetiva, no es
más que el medio exterior de su representación. Lo que se mide en ese
medio -en el medio homogéneo del tiempo espacializado, dividido
y cuantificado según las divisiones y las cuantificaciones del espacio
en el cual a su vez se lo mide (lo que mide ese tiempo es el trayecto
del sol en el cielo, el trayecto de la sombra en el cuadrante)- es por
lo tanto el trabajo representado, el doble objetivo, la copia irreal de la
praxis. Por eso el tiempo de trabajo es abstracto, precisamente porque
no es el tiempo de trabajo real del trabajo real, la duración subjetiva
del esfuerzo vivido, sino el cuadro vacío en que se pretende colocar a
ese esfuerzo para medirlo. Pretensión ~a: entre que el sol sale y se
pone, el obrero está en la fábrica, el labrador en el campo, pero ¿qué
hacen allí, cómo lo hacen y cuál es la :intensidad de su esfuerzo? En
consecuencia, la medida permanece exterior a la realidad que quiere
medir y que de hecho se le escapa.
/ '< Desde el momento que se ve confrontado con los problemas y
conceptos fundamentales de la econonúa en el 44, Marx hizo esa dis-
tinción crucial entre el tiempo objetivo y la temporalidad subjetiva
de la praxis real, distinción que comandaría toda la problemática
ulterior. A fin de hacer manifiesto el carácter ilegítimo de la pro-
piedad , Proudhon había mostrado que ésta no podía resultar de la
·' .¡ simple posesión de hecho, de su consolidación y legitimación por
efecto del tiempo. "Hagan la posesión tan larga cuanto quieran -de-
' 1
cía- ... nunca haréis que la duración, que por sí misma no crea nada,
1, ·. pueda metamorfosear al usufructuario en propietario" 48• Tesis en la
, :'
que se había apoyado Edgar Bauer para denunciar la contradicción
'
i
.
en que se encierra Proudhon, porque si es verdad que el tiempo no
1

. i.·• 47. Pl, I, 565 .


, '' ) 48. Citado por Marx en La sagrada
familia, Costes,II, 84; ES, 61.
1' .,, ,
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1

. '' 170
'• : _ ·t


1

L·::
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

crea nada, ¿cómo podemos hacer de él la fuente del valor económi-


co? "Proudhon -decía Edgar Bauer- incurre en una inconsecuencia
cuando hace del tiempo de trabajo la medida del valor econórrúco del
producto" 49• En ese momento, en la pluma de Marx-que relata esta
discusión en La sagradafamilia- interviene la afirmación decisiva de
que Bauer sólo pudo hacer esa objeción a Proudhon "identificando la
duracióndeltiempovacíoconel tiempodetrabajolleno" • La continuación
50

del texto atribuye inequívocamente a la temporalidad real del trabajo


efectivo la formación del valor económico -afirmación sobre la que
volveremos-- y la producción real de un objeto real, que precisamente
es imposible sin una duración real: "E incluso cuando se trata de pro-
ducción intelectual, ¿no estoy obligado .. . a tomar en cuenta -además
de la extensión, la disposición y el plan de una obra del espíritu- el
tiempo necesario para su producción? De otro modo me expongo,
por lo menos, al peligro de que mi objeto nunca deje el dominio de
la idea para entrar al de la realidad, por lo tanto que nunca pueda
adquirir más que un valor de objeto imaginario, es decir, un valor
imaginario" 51 •
No obstante, en el momento mismo en que Marx, de manera
genial para su tiempo, establece la distinción entre la temporalidad
subjetiva inmanente y el tiempo objetivo, pr~siente, de modo no me-
nos genial, que la propia economía se insta~a sobre el fondo de esa
distinción esencial (aunque sin percibirla) y por un desplazamiento
que la lleva del tiempo real al tiempo abstracto y que consiste en la
sustitución del primero por el segundo (y es esa, precisamente, la
aliÍnación constitutiva de la economía y su condición trascendental
de posibilidad). '~l colocarse en su punto de vista propio, la crítica de
la econorrúa política reconoce todas las características de la actividad
humana, pero siempre en una forma alienada al hombre. Así es que,
en el caso que nos ocupa, por ejemplo, sustituye lasignificacióndeltiem-
poparael trabajohumanoporsu significación parael salario,parael trabajo
1152
asalariado • La crítica radical que Marx hace aquí a Proudhon se deja
comprender plenamente, entonces, como crítica de la crítica de la eco-
nomía política. La crítica de la economía política -y por consiguiente

49. Ibíd.
50. Ibíd., "vacío" y "lleno" subrayados por Marx.
51. Ibid., 86; ES, 62.
52. Ibíd., 86-87; ES, 62; subrayado por nosotros.

171
7
Marx II. Unafilosofíade la economía

Proudhon- instala en el corazón de su problemática el trabajo como


fuente de valor, en lugar del capital y la propiedad de la tierra. De este
modo, tiene la significación positiva de reconocer la realidad ~el "ele-
mento humano", como "elemento decisivo". ,.,Al.hacer del tiempo de
trabajo -es decir, de la manifestación directa de la actividad humana
como tal- la medida del salario y de la determinación del valor del
producto, Proudhon hace del elemento humano el elemento decisivo,
mientras que en la antigua economía política se otorgaba ese papel
a la potencia material del capital y de la propiedad territorial" 53• Sin
embargo la crítica de la economía política permanece prisionera de
la esfera específica de la economía política y, de este modo, de una
alienación esencial. Y ello es así porque considera al trabajo como un
concepto económico, porque sustituye el trabajo subjetivo real por su
_medición, por su determinación objetiva en el tiempo objetivo. Esa es
la ,.,significacióndel tiempo" ya no "para el trabajo humano" --enten-
damos por ello la praxis real- sino "para el salario, para el trabajo asa-
lariado". En efecto, en el tiempo objetivo, en sus divisiones iguales,
los trabajos reales devienen trabajos iguales, medidos, asalariados.
Surge entonces el mundo de la economía política, del cual finalmen-
te Proudhon quedó preso y donde, dado , que "la mera cantidad de
trabajo sirve de medida del valor sin cotjsideración por la calidad",
resulta que ,.,loshombres quedan borradqs ante el trabajo, el péndulo
del reloj se transformó en la medida exacta de la actividad relativa
de dos obreros como de la velocidad de dos locomotoras. Entonces
no hay que decir que una hora de un hombre vale una hora de otro
ifiombre, sino más bien que un hombre de una hora vale lo que otro
hombre de una hora. El tiempo lo es todo,el hombreno es nada;es a lo
sumo la carcasadel tiempo.Ya no se trata de la calidad. La cantidad
decide todo por sí misma: hora por hora, día por día". En nombre de
la justicia Proudhon quería la igualdad, la igualdad entre los hombres
y por lo tanto entre los trabajos, pero con "su robot de igualación",
con la medida del tiempo, no hace más que formular un estado de
cosas, justamente el del derecho, el de la economía mercantil: "esa
J: : igualación del trabajo no es obra de la eterna justicia de Proudhon, es
simplemente obra de la industria modema" 54 • .
l'
53. Ibíd., 85; ES, 61-62.
54. PI, 1, 28-29¡ subrayado por nosotros.

1\.
172


CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

Y no sólo su obra: también su posibilidad, si la medición del traba-


jo por su duración objetiva es el modo concreto según el cual se lleva
a cabo su determinación cuantitativa -la determinación del valor- y
por consiguiente la condición del intercambio. Bajo su apariencia
antropológica y ética, la crítica a Proudhon muestra su significación
trascendental. Marx la retoma en El Capitalcuando cita favorablemen-
te a uno de los precursores de A. Smith, que respecto del intercambio
de mercancías decía que "en efecto, no es otra cosa que el intercambio
del trabajo que un hombre realizó sobre una cosa durante cierto tiem-
po por el trabajo de otro hombre sobre otra cosa durante el mismo
tiempo" 55• Y -siempre en El Capital-a propósito del trabajo: 'J\.quí el
trabajador no es más que tiempo de trabajo personificado. Todas las
diferencias individuales se resuelven en una sola; no hay más que
'tiempos completos' (full timers)y 'medios tiempos' (halftimers)"56•
Nosotros queremos establecer la posibilidad del trabajo abstracto,
sobre el cual se basa la economía de intercambio. La determinación
temporal objetiva del trabajo funda la determinación cuantitativa del
mismo y es idéntica a ella. Pero como hemos dicho con suficiencia,
los trabajos reales son cualitativamente diferentes y la identidad de
su duración no por ello los vuelve homogén~os. Es por esa razón que
se postulaba la reducción de los diversos traijajos a un tipo de trabajo,
a un mismo trabajo abstracto, como paso previo a su medición. La
determinación temporal objetiva del trabajo,lejos de poder fundar esa
reducción, más bien la presupone como su condición. Por lo tanto, de
lo .sue se trata es de la constitución del trabajo abstracto a partir de
trabajos cualitativamente diferente s, independientemente de la medi-
da temporal objetiva de los mismos, y es esta abstracción del trabajo
simple o complejo lo que ya no puede ser simplemente descrito sino
que debe ser aprehendido en su posibilidad.
Ese es el progreso decisivo que realiza en sus etapas preliminares
el análisis del Capital,en el mismo momento en que parece retomar
pura y simplemente el análisis de la Crítica de la economíapolítica.Por
ofrecerse a una elucidación temática, la distinción decisiva entre el
trabajo concreto -tam bién llamado "trabajo útil " - y el trabajo abs-

55. Citado por Marx, fbíd., 576. [Se trata de la obra Some thougths on the interest of
money in general (Algunos pensanúentos sobre el interés del dinero en general),
de 1738, atribuida a K. H. Hennin gs (N. del T.)]
56. Ibíd., 1245.

173
Marx II. Unafilosofía de la economía

tracto sirve de punto de partida. La calidad es lo que caracteriza en


sí mismo al trabajo útil (a su producto -el valor de uso- al mismo
tiempo que a su relación). La abstracción cuantitativa, tal como se
opera cada vez a partir de esa producción cualitativa concreta, defi-
ne por un lado al trabajo abstracto, por otro al valor de un producto
como valor cuantitativo precisamente, y que por ejemplo encuentra
su equivalente en una cantidad determinada de metal precioso. "Si
entonces, en cuanto al valor de uso, el trabajo contenido en la mercan-
cía sólo vale cualitativamente, en relación con la magnitud del valor
sólo cuenta cuantitativamente. Allí se trata de saber cómo se hace el
trabajo y qué produce , aquí de cuánto tiempo dura" 57• Por lo tanto, y
conforme al paralogismo recién denunciado, la determinación cuan-
titativa temporal del trabajo parece constitutiva de la abstracción del
mismo, mientras que en verdad la supone. El Capitalse encarga de
fundar la posibilidad de esa abstracción previa . La tematización de
un trabajo único a partir de trabajos cualitativamente diferentes sólo
es posible en tanto éstos se revelen como sustancial y ontológicamen-
te idénticos, en tanto no son más que modalidades diversas de una
sola y la misma realidad, a saber la fuerza subjetiva que constituye
la esencia de toda praxis real. No solame11telos trabajos reales de los
diferentes individuos son comparables en~e sí -en tanto que, en cada
uno de esos individuos , son la actualización de su existencia misma
y el despliegue de los poderes de sus cuerpos- sino que, para hacer
aparecer esa verdad metafísica, Marx se coloca de entrada en el lugar
en que reside esa verdad y no teme dar el salto monádico. En efec-
··'to, la identidad de esencia de "trabajos cualitativamente diferentes"
como el tejido y el hilado se ve en el hecho de los puede realizar un
mismo individuo. Es en el individuoque son una misma cosa, a saber ,
1. ese individuo mismo.El Capitalplantea de modo abrupto la cuestión
de la posibilidad del intercambio y de la economía mercantil: "En
tanto que valores, el traje y la tela son cosas de la misma sustancia,
l. expresiones objetivas de un trabajo idéntico. Pero la confección de
,·. trajes y el tejido de telas son cosas diferentes". Bajo la apariencia de
i'
'
consideraciones relativistas e historizantes -de las que se nutriría el
marxismo y, después de éste, las ciencias humanas- brilla lo absoluto
1.·'.' de la condición trascendental: "No obstante hay estados sociales en
• 1 los que el mismohombre es sastrey tejedor,en los que,por consiguiente,
1 .,. esosdostiposde trabajoson simplesmodificacione
s del trabajodeun mismo

¡? 57. Pl, I, 573.

i .· 174

f ,:,
11
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

individuo... " 58• Inmediatamente a continuación el texto afirma que esa


condición, puesto que es trascendental, no caracteriza a ningún régi-
men en particular (por ejemplo al régimen de la economía familiar,
en que todos deben hacer todo) sino a cualquier tipo concebible de
régimen económico, incluyendo el de la división del trabajo y la in-
dustria moderna: "delmismomodoqueel traje que hace nuestro sastre
y el pantalón que hará mañana no son más que variaciones de su
trabajo individual". Cuando, más adelante, habla de la cuantificación
de los trabajos útiles y por consiguiente del valor de sus productos,
Marx escribe: "Si a pesar de la diferencia de sus formas útiles esos
trabajos no fueran idénticos en esencia, no podrían constituir porcio-
nes, indistintas en cuanto a su calidad, del trabajo total realizado en
el producto" 59• Esa esencia común de los trabajos útiles es el trabajo
abstracto: "En efecto, lo que aquí importa ya no es la calidad sino la
cantidad de trabajo" . Pero el trabajo abstracto es posible como "esen-
cia común" de los trabajos concretos únicamente sobre el fondo de
su esencia común real, a saber, la subjetividad orgánica que esos tra-
bajos ponen igualmente en movimiento y de la cual no son más que
efectuaciones según las modalidades diversas de la misma . "A fin de
cuentas, toda actividad productiva, abstracción hecha de su carácter
útil, es un gasto de fuerza humana. A pesar /de su diferencia, la acti-
vidad de confección de ropa y la actividad qe tejido son ambas gasto
productivo del cerebro, los músculos., los nervios, la mano y, en ese
sentido., a igual título, gasto de trabajo humano. Lafuerza humanade
trabajocuyo movimientono hacemás quecambiardeforma en lasdiversas
act1'oidades
productivas
•..1160•
A pesar de la apariencia, la dificultad de estos textos no tiene
que ver con el vocabulario figurado y errático al que recurren , como
"músculos", "cerebro", "mano", etc.; la teoría de la praxis ya ha di-
sipado ese equívoco, que el análisis económico eliminará definitiva-
mente. Su dificultad tiene que ver con su profundidad. Dado que el
trabajo abstracto se enraíza inmediatamente en la esencia de la praxis
real, el pensamiento se desplaza fácilmente de una a otro, de la pra-
xis al "trabajo", y El Capitalmismo lleva a cabo ese despla zamiento.
Cuando Marx declara, a propósito de "la fuerza humana de trabajo

58. Pl, I, 571; subrayado por nosotros.


59. Ibíd., 740.
60. Ibíd., 571; subrayado por nosotros. Cf. infra, p . 180, nota.

175
Marx JI. Unafilosofiade la economía

cuyo movimiento no hace más que cambiar de forma en las diversas


actividades productivas": "Es un gasto de la fuerza simple que todo
hombre ordinario, sin desarrollo especial, posee en el organismo de
su cuerpo" 51, la fuerza simple en cuestión es una fuerza real, es la sub-
jetividad orgánica individual postulada como existente. Esta "fuerza
simple" parece definir el "trabajo simple medio", dado que la frase
siguiente declara: "Ciertamente el trabajo simple medio cambia sus
características en diferentes países y según las épocas, pero siempre
es determinado en una sociedad dada" 62• Pero no es así: el trabajo
simple medio es trabajo abstracto, la medida a .partir de la cual se
construyen todas las formas-tipo de trabajo . El texto prosigue : "El
1
trabajo complejo (skilledlabour,trabajo calificado) no es más que una
potencia del trabajo simple ... de suerte que una cantidad dada de tra-
bajo complejo corresponde a una cantidad mayor de trabajo simple ".
Dado que el trabajo simple medio es trabajo abstracto, cuantificado,
y más aún, el principio de toda cuantificación posible del trabajo en
general, una forma ideal de la que derivan otras formas que son ho-
mogéneas a ella, justamente nada tiene que ver con la fuerza simple
de la subjetividad orgánica que define el plano de la existencia.
Hagamos entonces la distinción esen~ial que, en el momento mis-
mo en que parece quedar velada, sirvei de fundamento a la proble-
mática del Capital,la distinción entre el trabajo p:rimordial, a saber,
la puesta en movimiento de la subjetividad orgánica en tanto que
capaz de desplegarse espontáneamente y realizarse sin preparación
"' ni aprendizaje de ningún tipo, y por otra parte el trabajo simple, que
·· no es más que la abstracción del trabajo primordial. ¿En qué consis-
te esta abstracción? Con el trabajoprimordial, que Marx llamafu erza de
trabajo,nos encontramo s en presenciade la posibilidaddel trabajoidéntico
quesirvedefundamento a todaslas determinac iones económicas: el trabajo
simplees larepresenta cióndel trabajoprimordial, laabstracción que lo cons-
: 1
tituye resideen esa representación.He ahí por qué el trabajo simple es
abstracto, porque , ligado a la representación, contenido en su mirada
y objetivado por ella, se encuentra, por ello mismo, separado del lu-
gar original de la praxis real. He ahí por qué ese trab ajo sirve como
medida de las formas complejas del trabajo y para la determinaci ón
! o.l' i

61. Ibíd.
62. Ibíd., 572.

176
------------
r
.. ··- -·

1 1
1
.
1
1
CapítuloVIII:La génesis trascendentalde laeconomía
\

del valor, porque el trabajo primordial es la esencia común de todos


los trabajos concretos y su realidad.
Dado que el trabajo abstracto no es más que la representación
del trabajo real, la relación que se establece entre esas dos formas de
trabajo se puede determinar de manera rigurosa: precisamente, no
hay dos formas de trabajo sino un solo trabajo, el trabajo real como
actualización de la fuerza de trabajo, de la subjetividad orgánica y,
por otra parte, ese mismo trabajo en tanto que se opone a sí mismo
en la representación y toma por consiguiente en ella la forma de la
irrealidad. El trabajo real produce el objeto real, la mercancía en su
materialidad y como valor de uso. El trabajo abstracto, que es la pura
representación de ese trabajo real, se encuentra representado a su vez
en la mercancía como su valor de cambio, que de este modo no es otra
cosa que la objetivación en el producto de la primera objetivación del
trabajo real en el trabajo abstracto. El Capitaldice de manera esencial:
u Si, hablandocon propiedad,no hay dos tiposde trabajoen la mercancía,
sin embargoen ellael mismotrabajose oponea sí mismosegún que se lo
considereen relaciónconel valorde usode la mercancía,consu producto,o
en relaciáncon el valorde esamercancía,con su puraexpresiónobjetivar, 63

Del análisis de la forma del valor en el capítulo 1 del Capitalresulta


que el trabajo abstracto, que tiene su repres~ntación objetiva en el va-
lor de la mercancía, es a su vez la representación objetiva del trabajo
real, más exactamente de la esencia real de ese trabajo como esencia
común de todos los trabajos concretos. De lo que se trata es de saber
cómo una mercancía puede hacer aparecer su valor: no en sí misma,
sino por comparación con otra cuyo valor será reputado equivalente
al suyo. En otros términos, la forma natural de una mercancía (su
materialidad) nunca es la forma (la manifestación) de su valor, sino
que esa forma del valor de una mercancía es siempre la forma natural
de otra. Así, para retomar una comparación que hace Marx, el peso
de cierta cantidad de azúcar sólo será representada en el hierro que
se coloca en el otro plato de la balanza. Del mismo modo, el valor
de la tela sólo será representado en el traje que se colocará frente a
ella. El traje concreto, su forma natural de traje, será el equivalente,
la forma de manifestación del valor de la tela. De ello se sigue que el
valor de la tela es representado "como algo completamente diferente
de su cuerpo mismo y sus propiedades, como algo que parece un
.,.
.
'
.,
63. Ibíd., 574; subrayado por nosotros .

177
-,
Marx II. Unafilosoftade la economía

traje" 64• Aquello que, diferente de la tela, se parece a un traje o más


bien se esconde tras él, el valor, se presenta así como un enigma que la
"segunda particularidad de la forma de equivalente" devela. Lo que
se coloca frente a la tela para expresar su valor, a saber el traje, no vale
como tal, como esa realidad material que es el traje, como esa "forma
natural", sino como expresión, materialización, objetivación de traba-
jo humano abstracto, precisamente de la misma cantidad de trabajo
abstracto que había sido socialmente necesario para producir la tela:
precisamente por eso el traje es el equivalente de la tela, y la forma
natural del traje se convierte en la forma del valor de la tela. Sólo
que el traje no es producto del trabajo hum.ano abstracto -que nunca
produjo ni producirá nada- sino de un trabajo real determinado. flEn
la expresión del valor de una mercancía, el cuerpo del equivalente
figura siempre como materialización de trabajo humano abstracto y
es siempre el producto de un trabajo particular, concreto y útil" 65 • En
tanto que el traje es el equivalente de la tela, el trabajo concreto que lo
produjo ya no es considerado en sí mismo, en su realidad cualitativa
determinada, sino únicamente como representante del trabajo abs-
tracto. "La actividad del sastre que se realiza en él no es más ... que
una simple forma de realización del trabajo abstracto". Y también: "El
trabajo concreto sólo sirve aquí para exp~esar trabajo abstracto" 66• En
tanto que el trabajo que produce el traje ~lo se considera como traba-
jo abstracto, lo que ese trabajo produce no es un traje, precisamente,
sino una cristalización de ese trabajo abstracto, el cuerpo transparente
~,del valor, que no es más que el espejo del trabajo abstracto, social,
·· humano. "Cuando se expresa el valor de la tela en trajes, la utilidad
del trabajo del sastre no consiste en el hecho de que hace trajes ...
sino en el hecho de que produce un cuerpotransparentede valor,una
muestra de un trabajo que no se distingue en nada del trabajo reali-
zado en el valor de la tela. Para poder incorporarse en ese espejode
1 valor, es necesario que el trabajo del sastre refleje nada más que su
1.
propiedad de trabajo humano" 67• De este modo el traje puede ser el
¡, equivalente de la tela, tener su mismo valor, porque las dos formas
. '• . reales de actividad que los han producido son ahora idénticas, ambas
• , I

64. Ibíd., 587 .

i 1
65. Ibíd., 588.
66. Ibíd.
k: ,: •,
67. Ibid., 589¡ subrayado por nosotros.

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1
1 CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía
1
1

son formas de un solo y el mismo trabajo uhumano". ''Ambas formas


de actividad productiva, tejido y confección de prendas, exigen un
gasto de fuerza humana. Por lo tanto poseen la propiedad común de
ser trabajo humano y, en ciertos casos, como por ejemplo cuando se
trata de la producción de valor, sólo se los debe considerar desde ese
punto de vista" 68• Todo está claro entonces. Un mismo trabajo, aquí
bajo la forma de actividad de tejido, allí bajo la forma de actividad
de confección, funda el valor idéntico de la tela y el traje, permite su
intercambio, hace posible la economía mercantil.
"No hay nada de misterioso en ello" dice Marx. "Pero -agrega-
en la expresión del valor de la mercancía la cosa se toma al revés" 69 •
En efecto, cuando de lo que se trata es de expresar el valor de la
tela, se le opone el traje. Lo que se quiere mostrar con eso -ahora
lo sabemos- es, por un lado, que el valor de la tela no es producido
por la actividad de tejer sino por el trabajo humano en general (del
cual la actividad tejer es sólo una de las formas posibles); por otro
lado y del mismo modo, que lo que produce el valor del traje en su
comparación con la tela tampoco es el trabajo de confección, a saber,
otro trabajo concreto particular, sino el trabajo humano general (del
cual el trabajo del sastre es sólo un ejemp~o más). "Para expresar
por ejemplo que la actividad de tejido forma el valor de la tela no en
tanto que tal actividad sino en su calidad ~e trabajo humano , se le
opone otro trabajo, aquel que produce el traje, equivalente de la tela,
como la forma expresa en la que el trabajo humano se manifiesta.
Elpabajo del sastre se metamorfosea así en simple expresión de su
ptopio carácter abstracto" 7º. Sin embargo, ¿cómo es que el trabajo
concreto del sastre puede transformarse en la expresión de su pro -
pia cualidad abstracta, a saber, trabajo abstracto en general , trabajo
social y humano, si no es porque tiene en sí la esencia concreta que
corresponde a esa esencia general, si no es porque ésta, la cualidad
abstracta del trabajo , es abstracción de ese trabajo considerado no
en su particularidad sino en su esencia? La teoría del valor supo-
ne la metamorfosis del trabajo concreto en trabajo abstracto, pero
esa metamorfosis tiene como condición la inmanenci a del traba jo
primordial a cada una de sus formas concretas. Solamente sobre el

68. Ibíd., 589.


69. Ibíd.
70. Ibíd.

179
-
Marx II. Unafilosofíade la economía

fondo de esa inmanencia cada trabajo particular puede representar


el trabajo general y valer por él, en tanto que el trabajo general no
hace más que representar el trabajo primordial que constituye la
esencia de cada trabajo particular. O bien, la "esencia común" de
las actividades de tejido y confección sólo puede ser "abstraída" de
esas actividades concretas en la medida en que es primero su esencia
real, el gasto efectivo -en cada una de las actividades y como lo que
las constituye- de una misma fuerza orgánica real. El Capital sosten-
drá esa afirmación de la identidad y permanencia de la esencia real
de la praxis a través de todas sus modalidades: "Por variados que
puedan ser los trabajos útiles o las actividades productivas, es una
verdad fisiológica el hecho de que son ante todo funciones del orga-
nismo humano, y que toda función de este tipo, cualesquiera sean
su contenido y su forma, es esencialmente un gasto del cerebro, los
nervios, los músculos, los órganos, los sentidos" 71• Lenguaje impro-
pio, como hemos visto, y que la continuación de la problemática del
Capital prohibirá definitivamente, pero terriblemente esclarecedor
aquí para nosotros, si lo que quiere expresar es el carácterrealde esa
esencia así como de todas las formas de trabajo, de modo tal que
'
71. Ibíd., 605. Si pretendiésemos apoyamos en ieste texto y su vocabulario -que,
por otra parte, ha sido tomado del sentido común mucho más que de cualquier
filosofía- para definir un concepto "materialista" del trabajo en Mane, nos cho-
caríamos con el hecho de que también es posible citar textos idealistas en los que
la especificidad del trabajo humano es referida explícitamente a la conciencia. a.
el siguiente pasaje de los Manuscritos del 44 (p. 63): "El hombre hace de su acti-
;.1-· vidad vital. .. el objeto de su voluntad y de su consciencia. Tiene una actividad
vital consciente ... o dicho de otro modo, es sólo un ser consciente, .. sólo por eso
su actividad es actividad libre". Tesis que se retoma explícitamente en El Capital:
"Nuestro punto de partida es el trabajo bajo una forma que pertenece exclusiva-
mente al hombre. Una araña hace operaciones que se parecen a las del tejedor, y
la abeja se acerca, por la estructura de sus celdas de cera, a la habilidad de más
de un arquitecto. Pero lo que distingue desde un primer momento al peor arqui-
tecto de la abeja más hábil es que el primero ha construido la celda en su cabeza
antes de construirla en la colmena. El resulta<}.oal que llega el trabajo preexiste
ideahnente en la imaginación del trabajador. Este no opera un simple cambio de
, ,1.
forma en las materias naturales; al mismo tiempo realiza en ellas su propio fin,
del cual tiene conciencia, el cual determina como una ley su modo de acción, y al
cual debe subordinar su voluntad" (Pl, I, 728). Lo que _este célebre texto evidencia
., · 1 es que la definición idealista del trabajo va de la mano con su formulación mate-
: ! rialista y supone, como en la filosofía clásica en general, la disociación entre el ser
y la acción, y por lo tanto la disociación del trabajo mismo entre la representación
:_:. ··,. consiente y el proceso material objetivo. Por eso, esta definición del trabajo de he-
cho es extraña a la filosofía de la praxis y sólo representa en la obra de Marx una
I:: ¡
1 . ·-

secuela del pasado .


• 1

'1 180
'. ': '
-
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

ahorael trabajoabstractoes posiblecomosimple representaciónidealde


esaesenciareal.
Marx considera que la génesis del trabajo abstracto a partir del
trabajo real y en oposición al mismo es su gran descubrimiento y, al
11
mismo tiempo, el fundamento de la econorrúa política. En un primer
momento la mercancía se nos apareció como algo con doble rostro,
valor de uso y valor de cambio. Luego hemos visto que todos los ca-
racteres que distinguen el trabajo en tanto que productor de valores
de uso desaparecen desde el momento en que el trabajo se expresa
en el valor propiamente dicho. Fui el primero en poner de relieve
ese doble carácter del trabajo representado en la mercancía. Como la
economía política gira alrededor de este punto, necesitamos entrar
aquí en mayores detalles" 72 • Muchos años más tarde, en el prefacio
que escribió para lo que habría de llamarse el libro II del Capital,
Engels, interrogándose .acerca del alcance de la obra económica de
Marx -"pero entonces ¿qué dijo Marx de novedoso acerca del plusva-
11
lor?"-, responde a su propia pregunta en estos términos: establece
por primera vez qué trabajo forma el valor" 73• La tesis según la cual
el trabajo forma el valor es la tesis de la econorrúa clásica, pero en
11
tanto no se haya establecido qué trabajo'( forma el valor, esa afir-
mación no solo permanece vaga sino que es falsa. Porque por trabajo
se entiende naturalmente el trabajo real, ~l trabajo de un individuo
tal y como éste lo realiza según sus capacidades y su ritmo propio.
Ahora bien, ese trabajo, tributario de las particularidades de cada
tq10, precisamente no produce ni determina el valor; si no, habría que
decir que "cuanto más holgazán e inhábil sea un hombre más valor
tendrá su mercancía, dado que será necesario un tiempo de trabajo
mayor para terminarla" 74 . Así se vuelve necesaria la problemática
del trabajo abstracto con todas sus determinaciones, en particular la
del trabajo socialmente necesario, y queda mostrado que sólo éste, y
no el trabajo real, es capaz de producir y determinar el valor de las
mercancías 75• La afirmación de libro II del Capitalque hemos citado,

72. Pl, I, 568-569.


73. El Capital,II, 1, 20-21.
74. Pl, I, 504.
75. "Por lo tanto, lo que determina la magnitud de valor de un artículo es sólo la
cantidad de trabajo o el tiempo de trabajo necesario para su producción en una
sociedad dada" (ibíd., 566).

181
Marx 11.Unafilosofiade la economía

según la cual el valor no es otra cosa que la cristalización del trabajo,


sólo adquiere sentido entonces a la luz de la problemática del libro
I y -antes de eso- de la Críticade la economíapolítica,cuyo progreso
decisivo consistía justamente en que determinaba "qué trabajo for-
ma el valor". "Como valores de cambio de diferente magnitud, (las
mercancías] representan un más o un menos, cantidades mayores o
menores de ese trabajo simple, homogéneo, general, abstracto, que
constituye la sustancia del valor de cambid' 76• No sólo su sustancia
sino también su medida, ya que la determinación cuantitativa de ese
trabajo homogéneo en un tiempo objetivo universal determina a su
vez la cuantificación del valor. "El tiempo de trabajo materializado en
los valores de uso de las mercancías es a la vez la sustancia que hace
de ellas valores de cambio y la medida que determina la magnitud de
su valor" 77• Así se da por tierra especialmente con la ilusión según la
cual el metal precioso, en razón de su sustancia homogénea y cuan-
tificable, es el único que, al relacionarse con las diversas mercancías,
puede hacerlas conmensurables. Pero el oro en sí mismo no es más
que una mercancía. La medida que se debe establecer entre él y las
demás mercancías se funda por el contrario en el tiempo de trabajo
implicado en su respectiva producción: ."si el oro se hace moneda es
porque las mercancías son conmensur~bles, porque son tiempo de
trabajo materializado" 78 • i
Lo que Marx le reprocha a la economía política es precisamente su
incapacidad para reconocer el trabajo como trabajo social. Esa incapa-
,,,.cidad se hace evidente en el momento en que, renunciando a buscar
;- la medida de los valores en los metales preciosos, la economía política
se vuelve por el contrario hacia el trabajo . Éste, en medio de la con-
fusión, se prepara a cumplir el papel de concepto central, y Benjamín
Franklin -uno de los primeros después de Petty en reducir el valor al
trabajo y, como tal, el fundador de la economía política- confunde el
trabajo real con el trabajo social, ''no habla del trabajo contenido en
el valor de cambio en tanto que trabajo general, trabajo social prove-
niente de la alienación universal de los trabajos individuales" 79• No
; 1 .

76. Ibid., 280.


:'' ¡1.
77. Ibíd. Y también. "El valor de cambio de la mercancía existe como materializa -
ción del mismo tiempo de trabajo uniforme " (ibíd., 319).
78. lbíd., 321-322.

79. Ibíd., 310.
1

182
i .
1, :j'
u
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economia

obstante, poner el trabajo como medida del valor sin hacer abstracción
del carácter particular de los trabajos individuales conduciría a decir,
de manera absurda: "ya que el intercambio de botas y zapatos por
mesas no es otra cosa que el intercambio de zapatería por carpintería,
es por medio del trabajo del carpintero que se estimará con la mayor
exactitud el valor de las botas" 80• De hecho, hablar de "trabajo" es
llevar a cabo, al menos implícitamente, la abstracción constitutiva de
la economía. En tanto que no lleve esa abstracción que la hace posible
a la claridad de un concepto, la economía política permanece ciega
respecto de sí núsrna y de su fundamento: "La economía política clá-
sica nunca distingue clara ni expresamente el trabajo representado en
el valor y el mismo trabajo en tanto que se presenta en el valor de uso
del producto. En realidad hace esa distinción, dado que considera al
trabajo ya desde el punto de vista de la calidad, ya desde el punto de
vista de la cantidad. Pero no se le ocurre que una simple diferencia
cuantitativa de los trabajos supone su unidad o igualdad cualitativa,
es decir, su reducción a trabajo humano abstracto" 81 •
Por no haber hecho · esta distinción decisiva los fisiócratas se
equivocaron gravemente en su intento de aprehender el origen de
la riqueza burguesa. Su primer error es, sin dudas, el haber querido
determinar la naturaleza del plusvalor ante$ de elucidar la naturaleza
del valor. "Por lo tanto estudian el probl~ma bajo una forma com-
pleja, mientras que no lo han resuelto en su forma elemental 1182• Pero
el error que consiste en atribuir únicamente al trabajo de la tierra el
p~der de producir plusvalor no resulta solamente de la infracción al
principio cartesiano, tiene que ver precisamente con la confusión del
trabajo real con el trabajo abstracto, con la pretensión de atribuir al
primero la formación del valor y el plusvalor. Por lo tanto no hay que
decir, como ingenuamente se hace, que además del trabajo de la tierra
hay otros trabajos capaces de producir valor y por consiguiente plus-
valor, sino que ningún trabajode esetipo puedehacerlo,ni la industria
ni la agricultura, porque ningún trabajo real en tanto que tal produce
valor. Agreguemos que esa diferencia esencial entre trabajo real y
trabajo abstracto no sólo tiene una significación teórica cuyo desco-
nodmiento dejaría en el corazón de la economía política una zona

80. Ibíd., 615, nota .


81. Ibíd., 615, nota.
82. Ibíd., 311.

183
Marx II. Unafilosofía de la economía

oscura y un lugar a la aporía. Lo que condiciona a la economía es una


diferencia práctica: 11Lo que [los economistas] denuncian como un
artificio del análisis es simplemente un procedimiento que se practica
diariamente en todos los rincones del mundo" 83.

2° La clarificación
radicalde los conceptosfundamentalesde la economía
y la delimitaciónde su estatuto.
La distinción entre trabajo real y trabajo abstracto, la fundación del
segundo a partir del primero, fundación que no es otra cosa que la
génesis trascendental de la economía, significan para ésta una clari-
ficación radical de sus conceptos fundamentales. En primer lugar la
clarificación del concepto de valor, en su relación con la elaboración
definitiva del ser del trabajo. El trabajo real crea el valor de uso, el
trabajo abstracto crea el valor de cambio. "Mientras que el trabajo
creador de valor de cambio es el trabajo general abstracto e igual, el
trabajo creador de valor de uso es por el contrario trabajo concreto y
particular que, según su forma y su materia, se divide en una varie-
dad infinita de tipos de trabajo" 64• En tanto que es al mismo tiempo
• 1
valor de uso y valor de cambio, la mercancía se refiere a esas dos for-
mas esencialmente diferentes y heterogéneas del trabajo, en su ma-
terialidad resulta del trabajo real y en s~ valor económico resulta del
trabajo social. "Las mercancías ... representan ... unas frente a otras la
doble forma del trabajo que contienen, dado que el trabajo concreto
particular existe realmente en su valor de uso, mientras que el tiempo
/ " de trabajo general reviste en el precio una existencia figurada, en la

8.3. Ibíd., 750. Sin embargo hubo un economista que sí supo distinguir el traba-
jo real del trabajo abstracto . Se trata de Steuart, quien "diferencia rigurosamente
el trabajo específicamente social que se encama en valores de cambio del trabajo
concreto que resulta en valores de uso" (ibíd., 312). Más aún, Steuart había conce-
bido explícitamente al primero como la alienación del segundo . "Llamo industria
-dice- al trabajo que por su alienación crea un equivalente universal" (ibíd.). Y
para hacerle justicia plenamente, Marx agrega que Steuart sabía muy bien que
ese trabajo social, que él llama burgués, existía antes de la época burguesa pro-
' · ¡: . ! .
piamente dicha, desde el momento en que el producto tomó forma de mercan-
' cía y como condición de la misma. ¿Por qué, sin embargo, en El CapitalMarx no
'i
' .' duda en atribuirse el descubrimiento de esa distinción fundamental entre trabajo
real y abstracto, sino porque, integrándola a la problemática trascendental de la
génesis de la econorrúa, iba a darle una significación decisiva, ya no la de simple
hecho , sino la de hecho "protofundador'', la de principio mismo de la econonúa
mercantil?
·'1 • ··:·
.. ·I· 84. Ibid., 287.
1 •• . 1
1 •• 1

i. . ¡:
184

.] .
il_ '
Capítuw VIII: La génesistrascendentalde la economía

cual las mercancías son la materialización uniforme de una misma


sustancia de valor que sólo difiere por su cantidad" 85 .
Dado que el trabajo real difiere ontológicamente del trabajo so-
cial, al igual que el valor de uso difiere sustancialmente del valor de
cambio, la relacióndel trabajorealconsu productono tienenadaque ver
con la relacióndel trabajoabstractocon el valor.Queda develada aquí,
en el rigor de la evidencia fenomenológica , la fuente de la ilusión
según la cual Marx habría conservado en el análisis económico los
fundamentos conceptuales con los que Hegel había esbozado en 1803
la interpretación filosófica de las tesis de la escuela inglesa . Se trata ,
en particular, de la interpretación del concepto de trabajo como obje-
tivación. La subsistenciade esteconceptoen la obraulteriorde Marx sólo
concierneal trabajoabstracto,másprecisamente a su relaciónconlo queese
trabajocrea,a saber,el valordecambio.De éste y sólo de éste debe decirse
que es objetivación del trabajo, el cual, precisamente porque se rela-
ciona con ese valor, ya no es y no puede ser más que trabajo abstracto,
general, ideal, irreal. Los Grundrisselo muestran claramente: "Dado
que el carácter general y social del trabajo se objetiva, el producto del
trabajo deviene valor de cambio y la mercancía adquiere la propiedad
de dinerd'. Y algunas líneas más adelante Marx dice que "el dinero es
el tiempo de trabajo en forma de objeto unitersal o la objetivación del
tiempo de trabajo general" 86 • . /

Todavía puede presentarse una duda acerca de la legitimidad de


emplear el concepto de objetivación para caracterizar la relación entre
e~abajo y el valor. Así entendida, en todo caso, la objetivación ha
perdido ya su significación hegeliana. Porque para Hegel el trabajo
se objetiva en el sentido de que el espíritu se objetiva, en el sentido de
un poder real que realiza por sí mismo el acto de objetivación , que se
lleva a sí mismo a la objetividad y en un principio la institu ye. Pero
el trabajo social no es real y no tiene poder alguno. Por otra parte,
lo que se objetiva no es el trabajo sino su II carácter general y social" .
Ahora bien, el "carácter general y social del trabajo ", por consiguiente
el trabajo abstracto, no es más que una representación , en el sentido
de un cogitatum,no en el sentido de un poder de representación. Por
lo tanto, la "objetivación" del trabajo social en el valor de cambio no
es más que la representación de una representación. Por ello, más que

85. Ibid., 322.


86. Grundrisse, I, 106 .

185
,.....-

Marx II. Unafilosofíade l.aeconomía

hablar de la objetivación del trabajo social corresponde decir, como el


propio Marx hace con frecuencia, que el trabajo social "está represen-
tado" en el valor de la mercancía.
Es cierto que Marx utiliza una expresión similar a propósito del
trabajo real, del cual dice que se presenta en su producto 87• Sucede
que, precisamente, la relación del trabajo real con su producto ya no
puede ser subsumida bajo el esquema hegeliano. Fundamentalmente
diferente de la relación entre el trabajo social y el valor -la cual se des-
pliega en el plano de la irrealidad y no es más que la representación de
una primera representación (el trabajo abstracto corno representación
del trabajo real) por otra representación (el valor)-, la relación del tra-
bajo real, de la praxis real, con aquello que ésta produce efectivamen-
1· te, no es ninguna objetivación porque, subjetiva por esencia e incapaz
1
1
1 de dejar de serlo, precisamente la praxis no podría objetivarse sino
solamente transformar el producto al que se enfrenta en la tensión
interior de la subjetividad orgánica. Lo que es objetivo es el resulta-
do del trabajo, no el trabajo vivo mismo, que sigue siendo subjetivo,
como lo afirma este texto decisivo: "En tantoquesujeto,el trabajovivo
no se correspondeni con tiempode trabajogeneraldeterminantedel valor
de cambio,ni conlasmercancíasy losprodu,ctos
queha objetivado"ªª·
Es lo
que, de manera no menos explícita, resU,-tade otro pasaje igualmente
esencial, que establece sucesivamente: que el producto -la mercan-
cía- es el resultado del trabajo real, del proceso temporal de la praxis,
y no ese proceso mismo: "1 ° la mercancía, propiamente hablando, no
~-es tiempo de trabajo sino la materialización de éste: es tiempo de tra-
,. bajo en reposo; es su resultadoy no su proceso"; que, distinta del proceso
temporal de la praxis real, resulta no obstante de ese proceso y no del
trabajo abstracto, el cual, en tanto que simple representación, en tanto
que determinación ideal , precisamente es incapaz de producir nada:
"2º [la mercancía} no es la materialización del tiempo de trabajo en
1
."¡!
general -simple representación abstractadel trabajo,extraña a su cuali-
dad particular y caracterizada sólo por la cantidad-, es el resultado
dado de un trabajo naturalmente determinado y cualitativamente
diferente de los otros trabajos" 89 .

¡ :
l.
! 87. Cf. supra,p. 183.
88. Grundrísse,L 108; subrayado por nosotros.
89. Ibíd., 78-79; subrayado por nosotros.

186
·j

1 .
l
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

La clarificación radical de la relación entre el trabajo y la mercancía


vuelve inteligible esa forma decisiva de la alienación económica que
el análisis sólo había podido esbozar 90 y que Marx llama cosificación
o reificación de las relaciones sociales, a saber, su transformación en
relaciones entre cosas. La ambigüedad de la problemática tiene que
ver aquí con el hecho de que Marx denuncia esa reificación, a la vez
y contradictoriamente, como un escándalo y como una ilusión: si se
trata de una ilusión, el escándalo es sólo aparente. La ilusión es que,
en su circulación, las mercancías parecen intercambiarse en razón de
lo que son, de sus cualidades propias. El oro mismo o el hierro son los
que reclaman frente a ellos tal cantidad de té o de tela. "El valor de
cambio aparece así como la determinación natural de los valores de
uso de la sociedad, como una determinación que les corresponde en
tanto que cosas y gracias a la cual se sustituyen unos a otros en el pro-
ceso de intercambio según relaciones cuantitativas determinadas" 91 •
De hecho, como sabemos, si las mercancías se intercambian según
una proporción determinada no es en razón de sus propiedades na-
turales, en tanto que valores de uso, sino porque representan tiempos
de trabajo iguales. La relación entre las mercancías, que parece una
relación entre cosas, es en realidad una relación entre los trabajos
· que las produjeron y, por consiguiente, en/tre las personas ·que han
realizado esos trabajos. De este modo, la r~lación material entre los
valores de uso no es más que la apariencia de una relación de otro
orden, la relación económica entre los valores de cambio, la cual no
es otra cosa que una relación social, la relación entre los trabajos que
egt)s valores representan. Por consiguiente, la relación social se disi-
mula en una relación entre cosas. "Si entonces es exacto decir" -<:orno
hizo Gabiani- "que el valor de cambio es una relación entre persona s,
hay que agregar que es una relación que se disfraza de relación entre
cosas"92 • Es ese disfraz lo que parece un escándalo, en la medida en
que sustituye el mundo de las personas por el mundo de las cosas.
Al texto del 44 -" a la par de la valorización del mundo de las cosas,
la desvalorización del mundo de los hombres" 93- parece hacer eco
esta protesta de la Críticade la economíapolítica:"Únicamente la rutina

90. Cf. supra,cap. vn, 1°.


91. Pl, I, 285.
92. Ibíd.
93. Manuscritosdel 44, 57.

187
Marx ll . Unafilosofiade la economía

diaria nos hace aceptar como algo trivial y completamente natural el


hecho de que una relación social de producción tome la forma de un
objeto, de suerte que la relación entre las personas en su trabajo se
presenta más bien como una relación en la que las cosas se relacionan
entre sí y con las personas" 94 •
Cualquiera sea la importancia de ese disfraz y de las ilusiones a
las que da lugar -por ejemplo: "todas las ilusiones del sistema mone-
tarista provienen del hecho de que no se ve que el dinero representa
una relación social de producción, disfrazada sin embargo de objeto
natural con propiedades determinadas"; de allí la sorpresa de los
economistas "cuando se dan cuenta de que lo que iban a considerar
como un vulgar objeto se presenta como una relación social, y luego

se burla de ellos bajo la apariencia de un objeto mientras que aca-
1 baban de fijarlo justamente como una relación social"95-, no se debe
olvidar sin embargo que sólo se trata de una ilusión, de una manera
impropiaderepresentarse
lascosasquenadacambiaen la esendarealde las
mismas.Ahora bien, aunque esa ilusión, puramente teórica, en efecto
define el error desde el punto de vista científico, no puede constituir
una alienación real. Por lo tanto, la valorización del mundo de las
cosas y la desvalorización del mundo d~ los hombres no es más que
una apariencia relacionada con nuestra ,!percepción. Y si se dice que
la tarea de la ciencia es justamente rectificar la percepción y restable-
cer -contra ella y contra la ideología de la economía clásica que ella
engendra- la verdad científica, ésta, al suprimir la ilusión, suprime
/" también la alienació~ y el mundo del intercambio queda justificado.
En efecto, la situación es la siguiente. Ciertamente el intercambio
de mercancías no es otra cosa que el intercambio de los trabajos que
las producen. Pero eso lo sabe todo el mundo, a pesar de la apariencia
de que las mercancías circulan por sí solas. "Todo el mundo sospecha
que la relación entre las mercancías en tanto que valores de cambio es
más bien una relación entre las personas en su actividad productiva
recíproca" 96• La ciencia establece la verdad de esa sospecha. Hay iden-
1
tidad entre la relación entre mercancías y la relación entre trabajos, y
' .i la afirmación •de esa identidad no es más que una tautología. "El valor
. ¡· i
de cambio de las mercancías no es otra cosa que la relación mutua
. '

', i 94. Pl, I, 285.


95. Ibíd.
11 ¡{'
,'. :1
' .
96. Ibíd.

188
1

~ ':
CapítuloVIII: La génesistrascendentalde la economía

entre los trabajos individuales, iguales y generales, no es otra cosa


que la expresión material de una forma de trabajo específicamente
social, de modo que es tautológico decir que el trabajo es la fuente
única del valor de cambio y por consiguiente de la riqueza, en tanto
que ésta consiste en valor de cambio" 97• Pero una tautología no es ni
una ilusión ni un disfraz, y menos aún podría constituir algo como un
proceso de alienación real.
Por lo tanto la ilusión, el disfraz, la alienación, no habitan la re-
lación del trabajo social con el valor de cambio, relación tautológica,
sino que se sitúan antes de esa relación, en el lugar del que procede
esa relación, en el proceso que la hace posible. La alienación ya no
es interior al sistema del intercambio, pertenece a su genealogía y
es idéntica a ésta. En tanto que se han alienado previamente en el
trabajo social, homogéneo y cuantitativamente definido, los trabajos
reales y por consiguiente las relaciones entre las personas son sus-
ceptibles de alienarse en el equivalente de ese trabajo, en el valor de
las mercancías, y de tomar el aspecto de una relación entre cosas.
"Loque caracteriza finalmenteal trabajocreadorde valorde cambioes que
las relaciones entre las personas se presentan por así decir inverti-
das, como una relación social entre las cosas" 98• La reificación no es
originalmente la objetivación del trabajo soctialen las mercancías: el
trabajo social es ya objetivo, es una signific~ción ideal, "tantas horas
11
de trabajo socialmente necesario y el valor de la mercancía no es
,

otra cosa que esa significación. La reificación se refiere secretamente


al ~oceso previo en el que el trabajo real se ha transformado en tra-
baJo social. No es el deverur de la realidad, sino la abstracción en la
cual se perdió la realidad. Sólo en la medida en que la realidad se ha
perdido originalmente puede tomar la forma de una cosa. Las relacio-
nes prácticas reales entre las personas pueden devenir relaciones de
ese trabajo consigo mismo, relaciones entre mercancías, sólo porque,
en la mistificación constitutiva del sistema del intercambio, la praxis
subjetiva ha devenido trabajo social abstracto. El Capitalexpone de
modo conciso la manera en que la sustitución de la relación entre los
productores por la relación entre los productos encuentra su condi-
ción en la abstracción del trabajo social. "El cará~ter de igualdad de
los trabajos humanos adquiere la forma de valor de los productos

97. Ibíd., 286.


98. Ibíd., 285; subrayado por nosotros.

189
o;

Marx II. Unafilosofíade la economía

del trabajo; la medida de los trabajos individuales por su duración


adquiere la forma de magnitud del valor de los productos del trabajo;
finalmente, las relaciones entre los productores, en las que se afirman
los caracteres sociales de sus trabajos, adquieren la forma de una rela-
ción social entre los productos del trabajo" 99•
Al determinar el trabajo social y el valor de cambio como abstrac-
ciones, la génesis trascendental de la economía define de modo rigu-
roso el estatuto de lo "económico" puro como tal. Lo que se establece ,
en primer lugar, es que, lejos de oponerse -como sujeto y objeto, o
como la realidad y su representación-, el trabajoeconómicoy el valor
son ontológicamente
idénticos,se sitúan en un mismoplanode existencia,
a saber,precisamenteel de la abstracción,la irrealidady la idealidad.El
estatuto del trabajo abstracto determina el estatuto del valor, pero
en la obra de Marx, en principio y por lo general, el estatuto de lo
"económico" es esclarecido justamente en relación con el valor . Por
su parte, la idealidad del valor es puesta en evidencia en su incesan-
temente reafirmada oposición a la realidad material del producto.
"La forma valor y la relación de valor de los productos del trabajo no
tienen ... nada que ver con su naturaleza física 11100 • Dado que se opone
al contenido material de la mercancía, el valor es llamado una forma.
La forma del valor debe ser claramente ~istinguida entonces de la
forma del producto, que no es otra cosa que una determinación de
su realidad y, como tal, algo material como aquél. El carácter formal
del valor en tanto que opuesto al contenido material de las mercan-
,.fjÍas, o también a su "forma natural", es por el contrario algo ideal,
como vemos en el precio o en el dinero, que es justamente una de las
formas en que la forma valor llega a la expresión pura de sí misma :
"el precio o la forma dinero de las mercancías, así conwlaforma valor
en general... es algo ideal" 1º1• "El valor de la mercancía -dice también
Marx- es·distinto de la mercancía misma" 102 • Esta oposición entre la
forma valor y el contenido de la mercancía va tan lejos que constituye
al valor como tal: "El valor de cambio deviene tal precisamente al se-
pararse de la sustancia" 100• En tanto que sólo deviene tal al separarse
1
,1 '
99. lbíd., 606 .
,_ , 100. Ibíd.
I' '..
101. Ibíd., 632; subrayado por nosotros,
102, Grundrisse,I, 75 .
li\ 103. Ibid., 216.
'1 , ,:
'h .

1>· 190

.,
Capítul,oVIII: La génesis trascendentalde la economía

de la sustancia de la mercancía, el valor ya no contiene nada material,


todas las determinaciones naturales le son extrañas. "Escindido de la
mercancía", aparece "como una propiedad metafísica e insustancial",
según las palabras de Sismondi que retoma Marx 104, quien a su vez
declara en El Capital:"en manifiesto contraste con el cuerpo grosero
de la mercancía, ni un átomo de materia penetra en su valor" 105 •
Ahora bien, la inmaterialidad del valor no es una simple propiedad
que el mismo revestiría no se sabe bien por qué, una determinación
fáctica que debemos limitarnos a constatar. Es un carácter operativo,
el principio de su acción, su razón de ser. Dado que se opone radical-
mente a la sustancia de la mercancía, la forma del valor es indiferente
a la misma y puede subsumir cualquier contenido, sin por ello dejar
de ser idéntica a sí misma. Acerca del dinero, que representa la forma
pura del valor, los Grundrisseseñalan: "es la indiferencia del valor
respecto de toda forma determinada del valor de uso que asume y,
al mismo tiempo, su metamorfosis en todas esas formas, que a fin de
cuentas no son más que disfraces" 106• Pero la metamorfosis del valor
en los múltiples valores de uso en los que sucesivamente se encarna
no es otra cosa que la circulación de las mercancías, el intercambio;
éste encuentra su condición en la indiferenci? del valor respecto de la
sustancia del producto. La heterogeneidad pntológica entre el valor
de uso y el valor de cambio no pertenece a~ orden de consideracio-
nes filosóficas obsoletas, exteriores al análisis propiamente económi-
co o científico, sin interés, para resumir, sino que define la posibilidad
interior de la economía mercantil y no es más que una nueva formu-
lación de su génesis·trascendental, como lo expresa también esta frase
inocente: "El comercio ha despojado a las cosas y a las riquezas de su
virtud primera de utilidad" 1º7 •
En tanto que se opone a las propiedades n1ateriales de la mercan-
cía, el valor tiene un modo de existencia propia. Dicen los Grundrisse
-acerca de la mercancía: uPor lo tanto, en tanto que valor, deberá tener
una propiedad distinta de su existencia natural". Y también: "El valor
debe poseer una existencia capaz de distinguirse cualitativamente
de la mercancía" . Esa existencia es la existencia económica. "El valor

104. Ibíd., lL 28B.


105. Pl, I, 576.
106. Grundrisse,U, 407-40B.
107. Ibíd., II, 412.

191
r Marx II. Unafilosoflade la economía

de las mercancías es su relación social y su cualidad económica". Y,


siempre en el mismo pasaje: uLa mercancía adquiere una existencia
11108
doble, por un ladonatural,por otro puramenteeconómica • Sabemos

qué es esa existencia económica: es la representación ideal de una


cantidad determinada de trabajo abstracto, es la representación ideal
de una realidad ideal 109• Por eso es que en la existencia doblemente
ideal del valor no hay rú un ápice de materia, porque "los valores
de las mercancías tienen una realidad puramente social, que sólo
adquieren en tanto que son expresiones de la misma unidad social
de trabajo humano" 11º. De este modo se ve plenamente elucidado el
ser de la "cosa social", es decir del producto deverúdo valor en la
mercancía: "esos productos se convierten en mercancías, es decir, en
cosas que caen y no caen bajo los sentidos, o cosas sociales" 111• ¿Cómo
se relacionan uno con otro, para constituir la mercancía, la cosa que
cae bajo los sentidos y el valor insustancial, "metafísico" o también
11
social"? Como una relación ideal o categorial se relaciona en general
con su "base" material: añadiéndose a ésta según una relación sintéti-
ca que la deja intacta en su realidad. Esa relación ideal, a saber, la re-
presentación de una cantidad determinada de trabajo abstracto, es lo
único que hace que la cosa que ella subsume devenga una cosa social,
entre en la dimensión de la economía 'j' pertenezca a la misma. A la
·pregunta "¿Cómo es que el valor de usp se transforma en mercancía,
en soporte del valor de cambio?", se r'esponde: "El valor de uso de
las mercancías es un dato previo, la base material a la cual se agrega
una relación económica determinada. Esa relación determinada es lo
.-~- que hace del valor de uso una mercancía" 112• Dado que la relación
económica es puramente ideal, la manera en que determina la reali-
dad queda rigurosamente definida: es una determinación contingen-
te, accidental, podría no producirse, exactamente como el universo
de las cosas materiales podría existir sin que éstas jamás hayan sido
contadas. Por eso cuando Marx escribe en el mismo pasaje, siempre
a propósito del valor de uso de la mercancía: nsu aspecto material es
tal que puede ser común a las épocas de producción más distintas, y
L
. l'.' 108. !bid., I, 75-76; subrayado por nosotros.
109. Citemos también este texto: "El valor está determinado por el tiempo de tra-
bajo materializado en una forma cualquiera'' (ibid., 24).
110. Pl, I, 576.
111. !bid., 606.
112. Gnmdrisse,II, 437-438 .

l 192
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

por lo tanto su examen se sitúa más allá de la economía política. El


valor de uso entra en el campo de investigación de ésta cuando las
relaciones de producción modernas lo modifican o cuando influye
sobre esas relaciones", es necesario comprender que esas relaciones
de producción son puramente ideales, económicas, abstractas, y que
no se confunden con las relaciones de producción reales, así como
el valor de cambio no se confunde con el valor de uso. Tanto en un
caso como en el otro, la heterogeneidad ontológica de las esferas de
existencia puestas en relación en la mercancía significa el carácter
sintético de esa relación y su contingencia absoluta. Es lo que quiere
decir Marx cuando repite que la econorrúa mercantil no es más que
un sistema histórico y transitorio, que con toda seguridad es posible
pero que tranquilamente podría no producirse, así como es posible
que en una familia sus diferentes :miembros vendan unos a otros su
trabajo o sus cosas, aunque esa no es la regla de toda vida familiar en
general 113 •
Lo que Marx llama fetichismo es el desconocimiento del carácter
sintético y contingente de la relación entre la economía y la realidad,
la confusión de ésta con aquella, por el contrario, o su pura y simple
identificación . '½l. núsmo tiempo se consupta el fetichismo propio de
la econorrúa, que hace del carácter social~·conómicoque se imprime a
las cosas en el proceso social de producción, un carácter natural que
deriva de la naturaleza material de esas cosas"114 • En tanto que con-
funde las propiedades materiales de las cosas con las determinacio -

-nes ideales que éstas revisten en tanto que representan una realidad
·de otro orden, el fetichismo es idénticamente un materialismo o, si se
prefiere, un idealismo, y la identidad entre idealismo y materialismo
se ve reafirmada a propósito de la economía y nuevamente rechazada.
"El materialismo grosero de los economistas les hace ver las relacio-
nes de producción sociales de los hombres y las deterrrúnaciones que
de ellas resultan para las cosas como relaciones que dependen de las
propiedades naturales de las cosas. De hecho, ese materialismo es un
idealismo no menos grosero; es un fetichismo, ya que atribuye a las

113. "Una familia de obreros de Manchester en la que los hijos tienen una rela-
ción de intercambio con sus padres y les pagan por la comida y el alojanúento no
representa la organización económica tradicional de la familia, así como el siste-
ma del intercambio no represent a la economía natural de las sociedade s" (Grun-
drísse, 11, 438).
114. El Capital, Il, 1, 208; subrayado por nosotros.

193
--

Marx II. Unafilosofía de la economía

cosas relaciones sociales que serían inherentes a ellas y así introduce


en ellas una rnistifi.cación"115• Uno de los ejemplos más notables de ese
fetichismo lo da el mercantilismo, que atribuye al metal precioso en
tanto que tal -es decir a una sustancia natural- una propiedad econó-
mica, la propiedad de ser dinero, es decir, equivalente general de to-
dos los valores. "¿De dónde provienen, por ejemplo, las ilusiones del
sistema mercantilista? Evidentemente del carácter de fetiche que la
forma dinero imprime a los metales preciosos" 116• Pero los economis-
tas modernos, que ironizaron sobre el mercantilismo, no escapan a
esa ilusión . Así, vemos que los fisiócratas interpretan la renta de la tie-
rra -es decir, una realidad económica que resulta de todo un proceso
propiamente económico- como un hecho natural, a saber, la ofrenda
de cierta cantidad de bienes por parte de la naturaleza misma, según
sus ciclos propios. "Los fisiócratas, tan superiores a muchos otros,
¿no imaginaron que la renta de la tierra no es un tributo arrancado
a los hombres sino un presente que la naturaleza misma hace a sus
propietarios?" 117•
No obstante, el fetichismo reviste su forma más general en el
mundo moderno cuando se presenta como confusión de la realidad
material bajo sus diversos aspectos -materias primas, instrumentos
de trabajo, etc.- con el capital mismo, qtje sin embargo es una reali-
dad puramente económica y como tal extraña a esa realidad material.
"Los economistas se meten en todo tipo de dificultades porque conci-
ben el capital únicamente bajo su aspecto material de instrumento de
¡,roducción, haciendo completa abstracción de la forma económica
·· que hace del instrumento de producción un capital'' 118• Confusión
ruinosa, que conduce a considerar capitalista a cualquiera que en su
1
acción se sirva de un instrumento, por ejemplo el salvaje que le arroja
una piedra a un pájaro 119• Como se ve, esa ilusión, constitutiva de lo
que también podría llamarse "economicismo", tiene su origen en la
retroactividad de las propiedades económicas ideales, y esencialmen-

115. Grundrisse, II, 205.


116. Pl, I, 617-618.
117. Ibíd.,618.
118. Grundrisse, II, 90.
119. Es el caso de Rossi, que hace "coincidir ... el capital con el instrumento de
producción en el sentido tecnológico, de modo que cualquier salvaje deviene un
capitalista" (Grundrisse,II, 90).

' .
194

I'
1,·
Capítulo VIII:La génesis trascendentalde la economía

te el valor, sobre la realidad a la que han verúdo a sobredeterminar .


"Se diría que el economista toma sus palabras del alma misma de la
mercancía cuando dice: 'el valor (valor de cambio) es una propiedad
de las cosas' 11120• Mientras que por el contrario la esfera económica
es totalmente extraña a la realidad, a la relación original entre la na-
turaleza y la vida tal como tiene su expresión en los valore s de uso :
"si pudieran hablar, las mercancías dirían: nuestro valor de uso bien
puede interesarle al hombre, pero a nosotros, en tanto que objetos, no
nos importa . Lo que nos interesa es nuestro valor . Nuestra relación
como objetos de compra y venta lo prueba. Sólo nos consideramos
unas a otras como valor de cambio" 121•
El análisis del capital fijo pone en evidencia la diferencia radical
entre las determinaciones económicas y la realidad, y por ello posee
el valor de un análisis esencial. El capital en general , como realidad
puramente económica, como valor, admite diferentes formas fun-
damentales que, como formas del capital , son a su vez puramente
económicas . En un capital invertido en un proceso de producción
material determinado, se llama fija a la parte de ese capital que sirve
para la compra de medios de trabajo, esencialmente los edificios y las
máquinas. Al capital fijo se le opone el capit~l circulante, que expresa
el valor de las materias primas, las materia ~ auxiliares y los salarios.
El capital circulante circula en el sentido de /que, en el proceso de pro-
ducción, la totalidad del valor de las materias primas consumidas en
el mismo y la totalidad de los salarios pasa al producto y se reencuen-
tra,..en él. "Las materias auxiliares y las materias primas, en tanto que
son consumidas íntegramente en la formación del producto/ le trans-
fieren a éste la totalidad de su valor. El producto pone en circulación
ese valor" 122 • La misma observación vale para el valor de la fuerza de
trabajo. "Cualquiera sea la diferencia entre la fuerza de trabajo y los
elementos del capital constante que no son capital fijo/ desde el punto
de vista de la creación del valor tienen en común ese modo de rota-
ción de su valor, por oposición al capital fijd' 123 • El valor del capital
circulante transferido íntegramente al producto se tran sforma por la
venta del mismo en dinero, con el cual hay que comprar nuevamente

120. Texto citado por Mar x, Pl, I, 618.


121. PI, I, 618.
122. El Capí~al , 11, 1, 151.
123. lbíd., 152. Cf. infra, p. 300 par a la definición de capital con stan te .

195
7
Marx II. Unafilosofiade laeconomía

los elementos materiales que corresponden a1 capital circulante. De


este modo, pese a sus vicisitudes, la circulación del capital circulante
se lleva a cabo en ciclos relativamente cortos y que se renuevan sin
cesar.
El capital fijo también circula, pero su modo de circulación es
específico. En un ciclo de producción, una parte del valor de los ins-
trumentos de trabajo pasa al producto, pero otra parte queda fijada
al medio de trabajo y, disminuyendo progresivamente, dura también
en él tanto tiempo como el medio de trabajo permanezca en uso. Así,
el valor del capital fijo circula "poco a poco" y "por fracciones" 124• Si
por ejemplo una máquina funciona durante diez años, su valor será
integrado graduahnente al de las mercandas durante todo ese lapso
de tiempo, al término del cual será enteramente convertido en dinero
y, eventualmente, reconvertido en una nueva máquina: su rotación
habrá entonces concluido. El capital fijo no sólo tiene un modo de
circulación específico diferente al del capital circulante 125 sino · que,
según la duración de su utilización, cada elemento del capital fijo
tiene un modo de circulación propio, diferente del de otro elemen-
to, de manera que es "necesario reducir las rotaciones particulares
de las diversas fracciones del capital fijo a una forma homogénea de
rotación" 126 • Naturalmente, los problem~s relativos a la rotación del
capital fijo y el capital circulante son múltiples y complejos. Incluso,
cuando la mayor parte del capital adelantado se compone de capital
fijo y el ciclo de rotación de éste se extiende por muchos años, "el
__
,-.valor-capitalen rotación durante el año puede ser mayor que el valor
total del capital adelantado, a causa de las repetidas rotaciones del
capital circulante" 127 •
1 •
Aquí la ilusión fetichista consiste en que se confunde las propieda-
des económicas del capital fijo, en particular las relativas a su circu-
lación, con las propiedades reales de las cosas cuyo valor se expresa
en ese capital. "Se confunde la forma económica determinada que
proviene de la circulación del valor con una cualidad real del objeto:
como si los objetos, que en modo alguno son capital por sí mismos ...

124. Ibíd., 155.


125. "Los componentes fijos y circulantes del capital productivo llevan a cabo su
rotación de modo diferente y en periodos diferentes" (ibíd.,169).
126. Ibíd.
127. Ibíd., 170.

' 1 196

1 .
__j
CapítuloVIII:La génesis trascendentalde la economía

pudieran, en sí mismos y por naturaleza, ser capital en una forma de-


terminada , capital fijo o capital circulante" 128• Por ejemplo, se creerá
que las máquinas son capital fijo porque permanecen en la fábrica, lo
mismo con los edificios, el terreno, etc. Pero el carácter fijo del capital
no tiene nada que ver con la inmovilidad material de los medios de
trabajo. En una compañía de navegación el capital fijo expresa el valor
de los barcos o los aviones, que no dejan de desplazarse; la rotación
ininterrumpida de esos barcos y aviones no tiene nada que ver con la
rotación del capital invertido en ellos, la cual es económica y no ma-
terial, y designa únicamente el modo en que ese valor invertido pasa
poco a poco al valor del producto, es decir el valor del transporte (ma-
terial) de individuos y mercancías, el precio del pasaje. Un texto de
los Grundrisse,que procura establecer la esencial tesis económica de
Marx de que la circulación económica no agrega nada al valordel pro-
ducto, disocia radicalmente esa circulación -que es una circulación de
valor- del transporte material. "El transportematerialdel producto en
el mercado se considera aquí como igual a cero, o bien se lo incluye
en el proceso de producción inmediato. La circulacióneconómicadel
producto comienza únicamente a partir del momento en que el mis-
mo es puesto en el mercado como merc001cía"129 • Y también: uAquí
consideramos sólo las diferentes determina cionesy momentos económi-
cosde la circulación, y no las condicionesmbterialesdel transporte del
producto terminado ... ". "Queremos considerar aquí únicamente los
costos derivados del pasaje del capital por las diversas fases econó-
micas -costos de circulación propiamente dicha- y constatar que no
agregan nada al valor del producto " 130 •
La independencia de las determinaciones económicas -po r ejem-
plo de la determinación de "capital fijo" - respecto de la realidad ma-
terial que porta esa determinación -por ejemplo la máquina - no sólo
se ve en el hecho de que el capital fijo circula, según ciclos de rotación
propios (un año, diez años, etc.), mientras que la máquina permanece
en la fábrica; o de que, como barco, avión, etc., circula de modo total-
mente distinto -en el espacio y no en el planoideal de las equivalencias
cuantitativas de valorexpresadoen dinero-; sino también en el hecho de
que una misma realidad material pu ede tener determinacione s eco-

128. Ibíd., 149.


129. Grundrísse, II, 129; subrayado por no sotros.
130. fbíd., subra yado por nosotr os.

197
Marx II. Unafilosofíade la economía

nómicas diferentes según el lugar que ocupe en el proceso económico


de producción. "Una rrúsma mercanóa es ya capital fijo,,ya capital
circulante" 131 • Así es que una máquina representa capital circulante
para el fabricante que la vende,, pero capital fijo para el que la compra
para utilizarla como medio de producción. Del mismo modo, acei-
te, grasa, carbón, pueden funcionar como capital fijo si se los utiliza
progresivamente en la producción, o como capital circulante si se los
vende como producto. "Esas materias también tienen un valor de uso
por fuera de la producción . .. Porlo tantoson capitalfijo no en razónde
su sustanciasino de su utilización, en tanto que entran en el proceso
de producción ... " 132• Del mismo modo, también en la agricultura un
animal de trabajo como el buey representa capital fijo, pero si se lo
vende como carne para alimentación su valor es capital circulante 133•
La disociación entre determinaciones económicas y determinaciones
reales es igualmente evidente en el caso de las materias auxiliares,
como el carbón o el gas que se consumen en la fábrica, es decir, que
no circulan materialmente pero cuyo valor, que entra en su totalidad
en el valor del producto, entra con éste en la circulación económica:
11
son capital circulante no porque salgan físicamente del proceso de
producción" -justamente no lo hacen- "junto con .el producto para
circular como mercanóa, sino porque s~ valorentra íntegramente en
el valor de la mercancía" 134 • j

131. Ibíd., 237. "Una misma mercancía", dice Marx: para poder ser capital fijo o
/ '' capital circulante, la cosa real debe haber sufrido ya la transformación económi -
ca; no es ella sino su valor lo que será capital fijo o capital circulante.
132. Ibid., 197; subrayado por nosotros.
133. "Así, por ejemplo, las máquinas son un producto circulante para el fabrican-
te de máquinas ... A la inversa , para el capitali sta que la utiliza en el proceso de
producción, la máquina será capital fijo, porque para el primero es un producto
1 :·
! y para el segundo un instrumento de producción" (fbíd.,244). Señalemos que, en
'1; el momento mismo en que Marx distingue rigurosamente entre propiedades eco-
nómicas y propiedades materiales, su vocabulario sigue siendo impropio: la má-
quina no es capital fijo; sólo su valor -es decir , la representación ideal del trabajo
.·l ,.;
·i contenido en ella- puede serlo, o ser por el contrario capital circulante.
::!
134. El Capital,II, r, 179; subrayado por nosotros , Uno de los reproches de Marx
a Smith será justamente el haber confundido ese capital circulante, que forma
1 .
parte del capital producti vo, con el capital mercantil, que es extraño al mismo.
. ·I Asimismo, uno de los errores de Smíth -a quí no se trata entonces de un error
1 ,
económico sino de un ejemplo de fetichismo- "consiste .,. en considerar las carac-
i .
, ! . terísticas del capital fijo y el capital circulante como pertenecientes a los objetos"
(ibíd., 188).
·, .
· ,• · 1

198

l
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la ecanomía

3° Procesorealy procesoeconómico.
La disociación entre las propiedades económicas y la realidad evi-
denciada en el ejemplo del capital fijo reviste una significación abso-
lutamente general y nos invita a instituir una diferencia esencialentreel
procesomaterialy el procesoeconómicode la producción.El proceso real o
material de producción es la t.Tansformaciónde la naturaleza en valo-
res de uso. Es una actividad de la vida, que resulta de su necesidad y
procura volver homogéneas a ésta todas las cosas. Ese proceso real de
producción existe desde el origen de la historia, es la condición tras-
cendental de posibilidad de la misma y su realidad, y por eso es in-
manente a ella y reaparece en cada una de sus fases. "Reencontramos
así el proceso de trabajo, que... es común a todas las formas de la
producción" 135• Por eso es que ese proceso real está presente en el
capitalismo: "al incorporar... trabajo, el capital deviene proceso de
producción; pero es en primer lugar un proceso de producción mate-
rial: es un proceso de producción en general porque no hay diferencia
entre el proceso de producción del capital y el proceso de producción
material en general" 136• En tanto que el proceso de producción que se
lleva a cabo en el capitalismo es un proceso materiat reconocemos en
él los elementos de todo proceso real, a sabe~, la materia trabajada, el
instrumento y finalmente el trabajo mismo. ('En el origen, cuando el
valor se transforma en capital, el capital retoma el proceso de trabajo
pura y simplemente en el estado en el que lo encuentra: frente a esas
condiciones materiales, el capital representa entonces simplemente
la_J;Qtalídadde las condiciones del proceso y se escinde, como el pro-
ceso mismo, en ·sus diversos elementos cualitativos: materialde traba-
jo.. ., medio de trabajo (instrumentos, etc.) y trabajo vivo. El capital
se descompone entonces en esos tres elementos según su sustancia
material" 137• Cosa que Marx vuelve a afirmar de modo categórico : "el
capital presupone 1º el proceso de producción en general propio a to-
dos los estados de la sociedad, es decir, sin carácter histórico: humano,
si les parece''
138

135. Grundrísse, I, 252.


136. Ibíd.
137. Ibíd., 11, 210.
138. Ibid., I, 268; subrayado por Marx.

199
--
Marx II. Unafilosofiade la economía

Pero si el proceso real de producción está presente en el seno del


capitalismo, éste en modo alguno se reduce a aquél, más bien difiere
de él, y de manera esencial en tanto que superpone a ese primer pro-
ceso algo totalmente distinto, un proceso económico . El proceso real
produce objetos reales, valores de uso. El procesoeconómicoproduce
valoresde cambio,produceel valoren tanto que tal y parasí mismo. Por
eso la productividad de ese segundo proceso tampoco tiene nada que
ver con la del primero, con la producción de valores de uso ni con
el aumento de esa producción; lo que le incumbe con exclusividad
es la producción y aumento del valor, un proceso de valorización .
"La productividad del capital en tanto que capital no tiene nada
que ver con la productividad que acrecienta los valores de uso; es la
facultad de producir valores, el grado en que produce valor" 139• Por
eso también las diferenciaciones materiales presentes en el seno del
proceso real de producción -el material de trabajo, el medio de tra-
bajo y el trabajo vivo- se ven borradas en el proceso de valorización
en beneficio de nuevas diferenciaciones, propiamente económicas y
ligadas a la esencia y la teleología de ese proceso . Después de hablar
de los tres elementos del proceso real, Marx añade: "esas sustancias
.. materiales -o su valor de uso y su proce~o real- se descomponen to-

talmente según su finalidad económica" :'1 4
º.Esa descomposición es al
mismo tiempo una recomposición, y cohsiste en el hecho de que, en
el capital, las determinaciones materiales del proceso real ya no son
sino fracciones de ese capital, determinaciones cuantitativas de valor,
situadas en el proceso de valorización y subordinadas a él. De este
--~-modo el medio de trabajo deviene algo absolutamente diferente de
un sistema físico organizado para la fabricación de cierta cantidad
de objetos: deviene cierta porción de capital, cierta cantidad de valor,
.'
.1
que posee características propias -las características del valor- y que
obedece a sus leyes, a la gran ley de la valorización que define al ca-
pital. "En tanto que el medio de trabajo tiene un carácter inmediato y
se lo encuentra en el estado histórico en el que el capital lo capta y lo
retoma en su proceso de valorización, sólo puede sufrir una transfor -
mación formal. Pero eso alcanza para que ya no aparezca solamente
con sus propiedades físicas: se ha transformado en un modo de exis-

• 1
., 139. Ibíd.1 11, 136.
.. '
140. Ibíd.1 2 10.
' :'1.
1.-. : 200

j
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

tend.a particular del capital, determinado por el conjunto del proceso


capitalista; es capital fijo"141•
Pero lo que vale para el medio de trabajo transformado en capital
fijo vale para todos los otros elementos materiales del proceso real:
las materias primas, las materias auxiliares y más aún el trabajo vivo
han perdido sus características originales y ya no son otra cosa que
elementos económicos, momentos en la finalidad del capital. "En el
proceso del capital, la diferencia entre capital circulante (materias
primas y productos) y el capital fijo (medio de trabajo) va a coinci-
dir con la diversidad de esos elementos y esos valores de uso. Sólo
subsistirán las diferencias de forma propias del capital mismo y que
corresponden a su finalidad. La relación puramente cuantitativa en-
tre todos esos factores aparece ahora como una diferencia cualitativa
del capital mismo y es determinante para su movimiento global" 142•
Aparece entonces la realidad económica en su pureza formal, reali-
dad compuesta únicamente de valores, como tales extraños a la ma-
terialidad del proceso y sus elementos. "Desde el punto de vista de la
forma, el capital no se compone ni de instrumentos ni de trabajo, sino
de valores o, más exactamente, de precíos" 143• Ello supone precisa-
mente que todos los elementos materiales d,elproceso de producción
han sido transformados en elementos eco~ómicos, que su valor ha
sido sustituido y que el resultado del proceso, devenido económico,
ya no es el producto sino un nuevo valor, suma de todos los valores
que intervienen en ese proceso y, como ellos, indiferente al conteni-
d~ del proceso real de producción tanto como a la sustancia de sus
elementos. nNecesariamente el valor del producto debe ser igual a
la suma de los valores que estaban materializados en los elementos
objetivos y determinados del proceso ... Desde el punto de vista del
valor, el producto no es un producto; valor invariable, es idéntico a sí
mismo bajo modos de existencia distintos, indiferentes e intercambia-
bles por dinero ... Esto quiere decir el valor no se ve afectado en nada
por el contenido material del proceso de producción: en lo que a él
respecta ha permanecido idéntico, y simplemente ha revestido diver-
sos modos de existencia objetivos, materializándose en una sustancia .
y forma diferente (la forma de la sustancia, por ende, no tiene nada

141. Ibíd.
142. lbíd., 210-211.
143. Ibíd., I, 260.

201
!

Marx II. Unafilosofiade la economía

que ver con la forma económica, con el valor propiamente dicho )"144•
En tanto que su "producto no es un producto", el proceso económico
se opone claramente al proceso real, del que Marx dice en otro lado:
"Desde el punto de vista del contenido, el proceso de producción crea
ante todo el producto. Esta primera modificación es sustancial y esen-
ci.al"14 5. Por supuesto, en lo relativo al producto, esa oposición entre
el proceso real y el proceso económico resulta de la oposición de los
procesos mismos y de las dos formas de trabajo que los constituyen,
en tanto que el trabajo económico se reduce a una pura producción
de valor.
En los ejemplos siguientes se lee fácilmente la diferencia entre el
proceso real y el proceso económico y la indiferencia del segundo res-
pecto del primero. Supongamos que a consecuencia de un aumento
de su productividad, que constituye una determinación real de un
trabajo concreto, éste produzca en un mismo lapso de tiempo una
cantidad de valores de uso que es el doble de lo que ·producía antes .
La riqueza social, si entendemos por ello la riqueza material efecti-
va, la que consiste precisamente en valor de uso, se ha duplicado .
Pero la riqueza económica, a saber, el valor que ese mismo trabajo
produce , no ha cambiado, porque tien~ su medida en el tiempo de
trabajo, que justamente sigue siendo ~l mismo, y como dice Marx:
.(/Evidentemente, la medida del trabajo -el tiemper no depende de
la productividad del trabajo" 146• Inversamente, "si por alguna razón
la fuerza productiva de todos los trabajos disminuyera en la misma
,. medida, de modo que todas las mercancías exigiesen, en proporcio-
,· nes iguales, mas tiempo de trabajo para su producción , el valor de
todas las mercancías habría aumentado; la expresión real de su valor
de cambio permanecería igual y la riqueza verdadera de la sociedad
habría disminuido, ya que se necesitaría más tiempo de trabajo para
crear la misma masa de valores de uso" 147.
Marx subrayó mucha s veces el carácter paradójico de la relación
que une la riqueza real a la riqueza económica, a saber su contin-
;

¡; gencia, el hecho de que la riqueza real puede disminuir mientras


r·:1
,. · ¡ que la riqueza económica ·aumenta -lo cual se muestra en el texto

144. Ibíd., 260- 261.


145. Ibíd., II, 181.
146. Ibíd., 117.

, .. '
147. Pl, I, 292-293.
11 •
' 1 •
' !
202

l
L_· 1 • •
CapítuloVIII: La génesistrascendental de la economía

precitado-, el hecho de que, por el contrario, la riqueza real puede


aumentar mientras que la riqueza económica disminuye. Este fue el
caso en las "cosechas excesivas que tantas lamentaciones provocaron
en la historia francesa" y que muestran que II el simple aumento de
los productos no da lugar a un aumento del valoru 148• Ahora bien, a
pesar de esa contingencia, no se trata aquí de un simple accidente ,.
es una ley eidética rigurosa que rige el desarrollo correlativo de la
riqueza económica y la riqueza real y determina su relación como
una relación inversa. El Capital formula esta ley en dos oporhmida-
des: ;,-Engeneral, cuanto mayor es la fuerza productiva del trabajo,
más corto es el tiempo necesario para la producción de un artículo y
menor la masa de trabajo cristalizada en él, y cuanto mayor el tiempo
necesario para la producción de un artículo, mayor es su valor' 1149•
Y también : "los valores de las mercancías están en razón directa al
tiempo de trabajo empleado en su producción y en razón inversa a
las fuerzas productivas del trabajo empleado" 15º. En el momento en
que el análisis de Marx nos pone por primera vez en presencia de
esta contradicción manifiesta entre la riqueza real que se despliega a
través de la cantidad y la calidad de los productos y, por otra parte ,
su valor, hagamos inmediatamente el señalamiento decisivo de que
dicha contradicción no es una contradicciótj económica , inherente al
modo económico , que le pertenece y tiene ,en él su origen así como
indudablemente su solución : es una contradicción entre la economía
y lo que no es economía, entre la economía y la realidad, entre la eco-
nomía y la vida .
1'"A la ley eidética que rige la relación contradictoria entre la riqueza
real y la riqueza económica se superpone una ley histórica que también
se enraíza en la vida y expresa el desarrollo espontáneo de la praxis real:
precisamente porque ésta se desarrolla, su eficiencia -lo que se llama
la productividad del trabajo- aumenta constantemente. La determina-
ción de la relación eidética entre la riqueza real y la riqueza económica
por la ley histórica del desarrollo de la praxis es entonces clara. No sólo
hay que decir de manera apodíctica: 11a una masa creciente de riqueza
material puede corresponder un decrecimiento simultáneo de valor" 151,

148. Grundrísse,II, 285.


149. Pl, I, 5 68.
150. Ibíd., 502 .
151. lbíd., 574.

203
--
Marx II. Unafilosofiade la economía

hay que agregar también: históricamente es así. Por eso al describir la


progresión vertiginosa de la producción capitalista con el aumento de
la productividad en las múltiples ramas de la producción, el libro U del
Capitalmuestra que "la misma magnitud de valor representa una masa
de valores de uso y de disfrutes que aumenta sin cesar" 152 •
Las implicaciones de esta situación histórico-esencial son múltiples;
su desarrollo sistemático no es otra cosa que el análisis de la economía
en su conjunto. Por el momento nos limitaremos a consideraciones
fragmentarias que, sin embargo, hacen aparecer el desfasaje que se
instaura por principio entre el plano de la economía y el plano de la
realidad. El aumento de la productividad del trabajo real no cesa de
hacer dismintúr el valor de su producto. Pero esa productividad no es
la misma en todos lados. Quien se sirve del instrumental tradicional no
ve el valor de su producto medido por su propio trabajo, por el trabajo
real, sino por el trabajo tal y como habría podido o debido realizarse
con ayuda de los medios más modernos. La diferencia entre el trabajo
real y el trabajo económico adquiere todo su sentido cuando se percibe
que sólo el último se tiene en cuenta en la producción económica, y
que, según la terrible tesis de la economía clásica que Marx resume
en los Grundrisse,"sólo es productivo el :trabajo que crea valor" 153 • Es
conocida la situación del tejedor inglés ~n el momento del remplazo
a
del telar manual por el telar accionado vapor. 'Tiespués .de la intro-
ducción en Inglaterra del telar a vapor, se necesitaba quizás la mitad
de tiempo que antes para transformar en tela determinada cantidad de
1-• hilo. El tejedor manual inglés, por su parte, siempre necesitó el mismo

' tiempo para operar esa transformación, pero ahora el producto de su


hora de trabajo individual no representa más que la mitad de una hora
social de trabajo y no reporta más que la mitad del primer valor 11154. El
1
1 ..
Capitalretorna aquí un análisis que Marx realizó en sus conferencias de
1865, publicadas bajo el título de Salario,precioy ganancia*:"Cuando en
Inglaterra el telar accionado a vapor comenzó a competir con el telar
manual ... el pobre tejedor tuvo que trabajar entre 17y 18 horas por día
·1: .

1 '
152. El Capital,m,I, 232.
'! "aii.
' ,: 153. Grundrisse,I, 252.
154. Pl, I, 567.
""Salaire,prix et plus-value, según fue publicado en la edición de La Pléyade,que
Henry utili za. El texto también se encuentra en francés con el título de Salaires
,
prix et profít [N. del T.)
. '·

204

___j
1

l
CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía

en su telar manual en lugar de 9 o 10. Y sin embargo el producto de su


trabajo no representaba más de 10 horas de trabajo social, 10 horas de
trabajo socialmente necesario para la transformación de determinada
cantidad de hilo o artículos textiles. Por lo tanto , su producto de 20 ho-
ras no tenía más valor de lo que antes tenía su producto de 10 horas" 155•
Tampoco se trata aquí de una dificultad circunstancial sino de la
aplicación de una ley, a saber, la ley de la relación antinómica entre
la economía y la realidad tal como se ve actualizada y sobredetermi-
nada a su vez en el movimiento histórico de la praxis. Esa doble ley
ya estaba formulada en los Grundrisse:1º "según la ley general de la
economía, los costos de producción bajan constantemente y el trabajo
vivo se hace cada vez más productivo, dicho de otro modo, el tiempo
de trabajo objetivado en los productos no cesa de desvalorizarse"; 2º
"lo que determina el valor no es el tiempo de trabajo ya incorporado
a los productos sino el tiempo de trabajo actualmente necesario" 156•
Dado que es la ley de la economía en general, la ley de la relación
antinómica entre la economía y la realidad no sólo tiene como efecto
arruinar al "pobre tejedor'' obligado a trabajar 20 horas por día en
lugar de 10 para producir el mismo valor, sino que, precisamente,
determina toda la economía. Por ejemplo e~ destino del capital fijo,
cuyo ciclo de rotación ya no es previsible, e1:1tanto que ya no es fun-
ción del desgaste de las máquinas sino defla eventual invención y
puesta en marcha de medios más perfeccionados, que disminuirán
así el valor de los productos y traerán como consecuencia el pase a
re!J_rode las máquinas viejas. La ley esencial del capital, la ley de la
baja tendencia} de la ganancia, está sobredeterminada a su vez por la
relación contradictoria entre el proceso real y el proceso económico.
Ya veremos 157 que la ganancia depende de la modificación orgánica
del capital, del aumento de su parte constante frente a su parte va-
riable: en tanto que ésta constituye el único origen de la ganancia, su
disminución progresiva es idénticamente la disminución progresiva
de la ganancia misma . No obstante, el aumento del capital constante
sólo traduce al plano del valor el aumento formidable de los medios
de trabajo en el proceso real de producción. Por eso, ese aumento de
valor choca contra la ley de la relación antinómica entre economía y

155. Ibíd., 502.


156. Grundrisse, I, 68-69.
157. Cf. infra, cap. x1, pp. 381-382 .

205
Marx II. Unafilosofíade la economía

realidad y su actualización en la praxis efectiva. Justamente, al au-


mento de los medios materiales de producción no corresponde un
aumento correlativo del valor del capital constante, y ello porque, al
mismo tiempo que esos medios materiales no dejan de aumentar., su
valor -el valor relativo del capital constante., por consiguiente- no
deja de disminuir. De este modo, la ley de la baja tendencial de la
ganancia es contrarrestada constantemente., y el libro III del Capital
reconoce el "hecho de que, en lo que concierne al capital total, el valor
del capital constante no aumenta en la misma proporción que su vo-
1
lumen material' Y ello porque ºla misma evolución que hace que se
.

incremente la masa de capital constante respecto del capital variable


hace bajar el valor de sus elementos a consecuencia del incremento
de la productividad del trabajo, e impide así que el valor del capital
constante, que sin embargo se incrementa sin cesar, aumente en la
misma proporción que su volumen material". Y Marx concluye: "las
mismas causas que engendran la tendencia a la baja de la tasa de ga-
nancia moderan igualmente la realización de esa tendencia 1' 158 • La ley
de la baja tendencia! de la ganancia es presentada como una ley del
capital, una ley econónúca fundamental, pero ya se puede ver que,
por más que en efecto atañe al valor y lo d~ternúna, precisamente sólo
puede hacerlo en tanto que es idénticame~te otra cosa, sobre el fondo
de una relación metaeconómica, a saber, 1~relación contradictoria en-
tre la economía y la realidad. Con aguda ' conciencia de esta segunda
relación -Marx escribe en el libro II: "Por lo tanto, la dificultad no resi-
de en el análisis del valor del producto social en sí mismo. Nace de la
i'éomparaciónde loselementosde valordelproductosocialconsus elementos
materiales" • El análisis decisivo de la relación entre el aumento de la
159

productividad y el aumento del plusvalor tendrá el mismo sentido y


hará evidente la misma paradoja.
En el momento en que muestra el inmenso papel que cumplirá
en la determinación interna del capitalismo, la relación contradictoria
entre la economía y la vida debe ser devuelta a su fuente y percibida
en ella. Ésta reside en el principio mismo de su diferenciación origina-
ria, de la distinción entre el trabajo económico y el trabajo real, sobre
el fondo de la abstracción del primero a partir del segundo. Al mismo
1
tiempo que funda el intercambio, esa distinción explica la escisión

1.'..· 158. El Capital,III, 1, 248.


159. Ibíd.,II, n, 81¡ subrayado por nosotros .
n
1 .

206

..
·· -· ... . ·- ··· - ------------

CapítuloVIII:La génesistrascendentalde laeconomía


1

1 decisiva del proceso de producción, en virtud de la cual el proceso


real estará ahora constantemente duplicado por un proceso económi-
! co que entrará en conflicto con él, de modo que ahora dos procesos
tendrán lugar, conjunta pero separadamente, y cada uno obedecerá
1
a su propio principio y a los resultados que el mismo determina; de
1
1
este modo, el incremento de la riqueza económica y de la riqueza
real son ahora distintos e incluso opuestos. Un texto fundamental
del Capitaldesigna inequívocamente la distinción inicial entre trabajo
real y trabajo económico como el principio de distinción entre ambos
procesos. La abstracción en que permanece el trabajo económico res-
pecto del trabajo real hace que las propiedades efectivas de éste, que
son reales como ese trabajo, y en particular su productividad, ya no
aparezcan en el trabajo abstracto ni en el proceso de valorización que
el mismo determina, y por eso ese proceso económico, que ignora
las determinaciones esenciales del proceso real, se lleva a cabo ahora
en una indiferencia respecto de éste último y de la realidad: queda
fundada la escisión entre lo económico y la vida, la posibilidad de
su desarrollo conflictivo, cuya exposición es el capitalismo: " ...auna
masa creciente de riqueza material puede corresponder un decreci-
miento simultáneo de valor. Esemovimientocontradictorio provienedel
doblecarácterdel trabajo... El trabajo útil. .. d~viene una fuente más o
menos abundante de productos en razón q.irecta del aumento o la
disminución de su fuerza productiva. Por el contrario, una variación
en ésta nunca toca al trabajo representado en el valor. Como la fuerza
productiva pertenece al trabajo concreto y útil, no podríatocaral trabajo
de$ll.eel momentoen que se haceabstracciónde laforma útil del mismo.
Cualesquiera sean las variaciones de su fuerza productiva , el mismo
trabajo, funcionando durante el mismo tiempo, se fija siempre en el
mismo valor" 160 •
La disociación que opone proceso real y proceso económico so-
bre el fondo de sus principios diferentes y contradictorios -trabajo
real, trabajo abstracto; productos reales, valor de los productos- es
idénticamente la disociación que habita a la mercancía y la escinde
en sus elementos opuestos, que son precisamente los elementos de
esos dos procesos, ya que la mercancía es a la vez un producto real y
un valor de cambio, y la diferenciación entre esos dos elementos no
es en sí misma más que el efecto de la dualidad de los principios de

160. Pl, I, 574; subrayado por nosotros.

207
Marx II. Unafilosofíade la economía

los dos procesos de la economía mercantil, praxis real por un lado,


su representación ideal abstracta como trabajo social por el otro. "Las
contradicciones que encierra la mercancía -valor de uso y valor de
cambio, trabajo privado que debe representarse al mismo tiempo
como trabajo social, trabajo concreto que sólo vale como trabajo abs-
tracto- esas contradicciones inmanentes a la naturaleza de la mer-
cancía adquieren sus formas de movimiento en la ciréulación" 161• La
última proposición nos indica que la contradicción de la mercancía,
que no es más que un efecto del desdoblamiento oposicional del tra-
bajo, es a su vez el principio de las contradicciones que se deslizan en
la esfera de la circulación de mercancías y no cesan de perturbarla.
La crisis económica no es otra cosa que el efecto de esa contradicción
que hace que la mercancía no sea sólo un valor de uso sino también
un valor de cambio: éste se alza frente a aquél y frente al producto,
que en tanto que valor de uso está listo para entrar en el consumo
-es decir en la esfera vital, donde lo aguarda la necesidad que lo ha
producido para sí misma- y precisamente no puede hacerlo si no se
hace efectivo su valor de cambio, si no aparece dinero para comprar-
lo. La economía mercantil en su totalidad, en sus diferentes ciclos y
sus diversos procesos, es afectada y det~rminada de arriba abajo por
el acontecimiento trascendental sobre el que se funda y que no es otro
que la alienación original de la praxis, la sustitución del trabajo real
por el trabajo económico.
Esa alienación queda escondida mientras los elementos opuestos
;- a los que ha dado lugar se mantengan aparentemente tuúdos, como
· sucede en la mercancía y en el proceso de producción en general.
Como hemos visto, el fetichismo queda atrapado en esa apariencia
y confunde las propiedades económicas con las propiedades reales
que las acompañan. Y también hemos visto que no solamente hay
un fetichismo de la mercanáa sino, más grave aún, un fetichismo
de la producción, que consiste en tematizar una sola producción, la
capitalista, mientras que en la misma se esconde un proceso de otro
orden que no deja de fundarla y combatirla. Cuando esa producción
es hlpostasiada como esencia y justamente como un proceso único,
como una "estructura", se lleva al límite el fetichismo de la produc-
ciónr se confunde pura y simplemente los dos procesos que intervie-
. ·1 nen en la misma. La "estructura de la producción capitalista", o más
t 1:
,:. , ·'

,,1.
1 ~•·1 161. Ibíd., 653.
1 : ,. ,•

' jl..
208
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

brevemente la "estructura del capitalismo/', no son títulos para un


pensamiento sobre la obra de Marx, tampoco para una ºinterpreta-
ciónº, sino únicamente el signo de la confusión mental y aquello que
nos impide comprender el principio mismo del Capitaly de la obra
económica en general.
No obstante, los elementos que se confunden en la apariencia de
la mercancía o del proceso de producción se disocian en el proceso
de circulación de las mercancías)' cuando el intercambio ya no es otra
cosa que ese proceso. En el origen no lo era. Como hemos visto, en
el origen el valor de cambio de las mercancías es sólo una mediación
que permite intercambiar los productos, y ese intercambio no deja
de obedecer a la teleología de la vida. Sólo que los que intercambian,
para poder fijar la proporción en que se cambiarán los productos., se
representan la cantidad de trabajo incluido en cada uno de esos pro-
ductos y determinan de ese modo su valor de cambio. uEl valor de
cambio servía de medida en el intercambio de las mercancías, pero
su finalidad era la posesión directa de las mercancías intercambiadas:
su consumo" 162• Ciertamente el valor de cambio es aquí una represen-
tación del trabajo., pero permanece vinculado a la sustancia material
del producto., en el senfü;io de que no tiene otra finalidad que permitir
su uso. En razón de esta subordinación tele~lógica explícita al valor
de uso, el valor de cambio, a pesar de su ide'alidad., no tiene ninguna
existencia independiente de aquél. "Por lo tanto el artículo de inter-
cambio no tiene ninguna forma valor independiente de su propio
valor
,¡,,
de uso o de la necesidad inmediata de quienes intercambian" 163•
Por el contrario, en la circulación de las mercancías -€n la cual la fi-
gura D M O sustituye a la figura M O M, en la cual ya no se trata de
ceder una mercancía para obtener otra sino de vender, de ceder una
mercancía por dinero- el valor de cambio de la mercancía deviene la
finalidad del proceso, o también, como dice Marx, su existencia for-
mal se ha transformado en contenido. uEn M D M hay intercambio de
sustancia, mientras que en el segundo proceso, O M D, lo que cons-
tituye el verdadero contenido es la existencia formal de la mercancía
que resulta del primer proceso" 164.Afirmación que se retoma algunas
páginas más adelante: uLa metamorfosis de la mercancía M O tiene

162. Grundrisse,I, 84-85.


163. Pl, I, 624.
164. Ibíd.,380.

209
F

Marx II. Unafilosofíade la economía

su fin en sí misma; transforma la mercancía de riqueza material y


particular en riqueza social abstracta. La finalidad ya no es el inter -
cambio de materia sino el cambio de forma. De pura forma, el valor
de cambio se convierte en el contenido del movimiento" 165 •
Ciertamente, toda venta MD es también compra, DM, para al-
guien más. Pero nada obliga a quien acaba de vender a realizar una
compra. "Nada más necio que el dogma según el cual la circulación
implica necesariamente el equilibrio entre compras y ventas", porque
"nadie puede vender sin que otro compre; pero nadie necesita com-
prar inmediatamente por haber vendido"; por eso "si la escisión entre
la venta y la compra se acentúa, su vínculo íntimo se ve afirmado ...
por medio de una crisis'' 166• En todo caso, cuando ha vendido y antes
de vender también, el vendedor tiene en sus manos dinero en lugar
de la mercancía. Entoncesel valordecambioya no estáligadoal cuerpoma-
terialde la mercancía,existepor sí mismo:" .. .crisálida de oro, pasa por
un periodo autónomo de su vida, en el que puede detenerse más o
menos tiempo ... el carácter general del trabajo que crea valor de cam-
bio aparece en la separación y la dispersión de los actos de compra y
venta" 167• Por lo tanto, entre la venta y la compra, la existencia formal
del valor -la representación ideal del tr~bajo abstracto- existe para sí,
y esa existencia para sí de la existencia ~ormal del valor de cambio es
el dinero. "Junto a su existencia en la mercancía, el valor de cambio
adquirió entonces una existencia propia en el dinero: se despegó de
su sustancia porque la forma natural de ésta se oponía a la forma
~-general del valor de cambio" 168• Y también: "En el dinero, el valor de
· las cosas es distinto de su sustancia" 169• Y también en los Grundrisse:
"En el dinero el medio de cambio deviene un objeto; dicho de otro
modo, el valor de cambio de una mercancía adquiere una existencia
independiente por fuera de ésta" 170• La existencia para sí del valor
de cambio por oposición a su existencia aún ligada sintéticamente a
la sustancia de la mercancía se vuelve visible cuando el dinero toma
forma de oro. A diferencia de una mercancía ordinaria, el oro no es

165. !bid., 385 .


166. lbid., 652-653.
167. Ibíd.,347.
168. Grundrisse,I, 87.
169. lbid., 85.
1: .·. .
170. Ibíd., 139-140.

.¡/·.
210
CapítuloVIII:La génesis trascendentalde la economía

una sustancia., un valor de uso portador de cierto valor de cambio.,


es el valor de cambio mismo, y la sustancia metálica no es más que
su soporte. "Pero en la mercancía el valor de cambio sólo idealmente
existe como precio, mientras que en el oro., si bien es un valor de uso
real., su valor de uso es sólo el soporte del valor de cambio y., por
lo tanto, simple valor de uso formal., sin la menor relación con una
necesidad individual real" 171•
La existencia para sí del valor de cambio tal como se realiza en el
dinero, por fuera ·de la mercancía, crea una nueva contradicción en el
seno de la economía mercantil. O más bien esa contradicción se des-
plaza: ya no se establece en el interior de la mercanda misma, entre
su valor de uso y su valor de cambio, sino que, dado que éste tomó
una forma autónoma, es ahora una contradicción entre la mercancía
misma y esa forma que se despegó de ella, entre la mercancía y el
dinero, entre la mercancía y su precio. El precio, que no era más que
el indicador del valor de cambio del producto y que le permitía jus-
tamente intercambiarse, que de ese modo permanecía como interior
al mundo de las mercancías como una función que les permitía rea-
lizarse, reviste en el dinero una forma nueva, exterior y extraña a ese
mundo y con la cual ahora se lo debe medi:f-Ya no se trata de saber
cómo se cambiará una mercancía por otra., se trata de saber si podrá
cambiarse por dinero. El fin es el precio., el dinero, la mercancía no es
más que un medio para obtenerlo, medio desvalorizado y en última
instancia carente de su sentido si no puede realizar su objetivo . Por
eso., también, no bien el dinero se presenta frente a la mercancía, no
b(;n ésta puede ser vendida, debe ser vendida tan pronto como sea.,
porque para esa mercancía de lo .que se _trata es de realizar el valor
de cambio, del cual ella no es más que un medio o un predicado. "En
la primera rúbrica el precio aparece como una función interior a las
mercancías; pero en la segunda el dinero aparece como precio por
fuera de la mercancía ... Si su precio no puede realizarse., si no se la
puede convertir en dinero, la mercancía se desvaloriza, se deprecia. El
valor de cambio expresado en su precio debe ser sacrificado en cuan-
to se revela necesaria esa transformación específica en dinero" 172 . Del
mismo modo El Capitaldice: "Por lo tanto se venden mercancías no
solamente para comprar otras sino también para remplazar la forma

171. Pl, 1, 345.


172. Grundrisse,1, 139-140.

211
·· ·- · · ··· ·-··---· ·- ·----

Marx II. Unafilosofiade la economía

mercancía por la forma dinero ... La circulación deviene el gran crisol


social al que todo se precipita para salir de él transformado en cristal
moneda. Nada resiste a esa alquimia ... " 173• Y también: "La circulación
exuda dinero por todos sus poros'' 174 •
La realización del valor de cambio en una forma exterior a lamer-
cancía crea una situación paradójica. Porque el valor de cambio no
es otra cosa que la intercambiabilidad de las mercancías. Cuando el
valor de cambio se autonomiza, lo que se separa de la mercancía es
entonces su propia intercambiabilidad . "La posibilidad de intercam-
biar la mercancía deviene en el dinero una cosa exterior, distinta de
ella . .." 175 • Pero desde el momento en que la intercambiabilidad se ha
vuelto extraña a la mercancía, su intercambio deviene contingente a
ella, depende de circunstancias exteriores y azarosas. "En cuanto el
dinero devino una cosa exterior a la mercancía, el intercambio de la
mercancía por dinero depende de circunstancias extrínsecas e incier-
tas"176.Si se consideran dos mercancías, su valor de cambio, más allá
de la diferencia cualitativa entre las mismas, era el elemento común
por el cual se las reputaba iguales, se convertían en equivalentes y
podían intercambiarse. Pero desde el momento en que ese valor de
cambio se autonomizó en el dinero~ dej~ de ser ese elemento común
inmanente a las dos mercancías y representa, más allá de ellas, un
tercero al cual se enfrentan por separadd. "Desde el punto de vista del
valor de cambio, cada mercancía es igual (y comparable) a la otra ...
Por eso el valor de cambio es su igualdad y su unidad, distinta de
.ji•
su diversidad natural. Por eso, en el dinero, es un elemento común
· y a la vez un tercero frente a cada una de ellas" 177 • Cuando el valor
de cambio ya no es el valor de la mercancíasino que, como dinero, es
ahora un tercero junto a ellas, ya no hay identidad entre la mercancía
y su valor, entre la mercancía y el dinero, y la compra y la venta, las
dos partes del intercambio, ya no coinciden. "Ya no hay identidad
inmediata, pues han sido separadas en el espacio y en el tiempo, ad-

¡ '
..
I
¡ '.' 173. PI, I, 672, 674.
174. lbíd., 652 .
1:.: .. 175. Grundrisse,I, 83.
176. Ibíd.
177. Ibíd., 87.
! .

212
CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía

quiriendo una forma de existencia indiferente a la otra. Pueden o no


coincidir; pueden o no superponerse" 178•
Esa es la paradoja de la economía mercantil: cuando el intercambio
vale por sí mismo, cuando "el intercambio deviene fin en sí y deja de
ser un intercambio orientado a las mercancías mismas", cuando ''los
mercaderes sólo compran para vender, sólo venden para comprar,
dado que esas operaciones no apuntan a la posesión de esas mer-
cancías como productos sino a la adquisición de valores de cambio
propiamente dichos, de dinero" 179, ese intercambio justamente ya no
es posible. Y a fin de cuentas eso no tiene nada de misterioso , sino
que expresa exactamente el devenir para sí del valor de cambio más
allá de la mercancía. "Cuando el valor de cambio se separa de los
productos y toma una forma autónoma en el dinero; el intercambio
(comercio) deviene a su vez autónomo: esa función se separa de los
que intercambian" 180• Esto quiere decir que no hayrelaciónalgunaentre
unosvaloresdeusocualitativamente definidosy apropiados a lasnecesidades
de la viday una existenciaidealautónomaquepretendevalery valeparasí.
O más bien, la única relación que subsiste es la relación pervertida
que caracteriza a la economía mercantil, la relación invertida entre
el valor de uso y el valor de cambio. Cuanq.o el valor de cambio de
la mercancía existe por fuera de ella, esa r~lación invertida deviene
la relación entre la mercancía y el dinero y ~e expresa de la siguiente
manera: el dinero ya no representa a la mercancía, lá mercancía es
la que representa al dinero. Esta inversión existe desde el momento
en,..que la mercancía tiene un precio, desde que su existencia formal
como valor de cambio se separa de ella: 11ya en la determinación de
los precios encontramos lo que en el intercambio aparece enfrentado
al dinero: éste ya no representa a la mer cancía, es la mercancía la que
representa al dinero" 181• También se señala que esa inversión de la
relación entre la mercancía y el dinero expone, en el intervalo entre la
venta y la compra; la inversión de la relación entre el valor de uso y el
11
valor de cambio: En el origen el dinero es el representante de todos
los valores; en la práctica, las cosas se invierten: todos los productos

178. Ibíd., 84 .
179. Ibíd., 83-84.
180. Ibíd., 84.
181. Ibíd., 139-140.

213
1

Marx II. Unaftlosofiade laeconomía

y trabajos reales se transforman en representantes del dinero" 182• En


efecto, la relación de oposición entre la mercancía y el dinero no es
más que el resultado de la diferenciación previa entre el valor de uso
y el valor de cambio: "así como el intercambio real de los produc-
tos crea su valor de cambio, éste crea el dinero" 183• Por consiguiente.,
cuanto más se emancipa el valor de cambio -y ello a medida que
se convierte en la finalidad de la producción y, correlativamente, el
intercambio inmediato de productos desaparece en beneficio de la
circulación de las mercancías 184- más se desarrollan los problemas
que engendra el dinero, al mismo tiempo que las contradicciones
entre el dinero y las mercancías. "Cuanto más el producto deviene
valor de cambio y éste deviene objeto inmediato de la producción,
más se desarrollan las relaciones monetarias, al mismo tiempo que las
contradicciones inmanentes al dinero y a las relaciones del producto
consigo mismo en tanto que dinero" 185• Pero también, dado que el
dinero no es más que el "valor de cambio emancipado" 186, dado que
es éste el que crea aquél, es en vano pretender resolver los problemas
o las contradicciones monetarias en su propia esfera, o también pre-
tender suprimir el dinero o remplazarlo por bonos que representen
al trabajo, en tanto que subsiste el proceso de abstracción del valor de
11
cambio a partir del valor de uso: es imposible abolir las implicacio-
nes y contradicciones que resultan de la/existencia del dinero al lado
de las mercancías particulares por medio del simple expediente de
modificar la forma del dinero ... del mismo modo, es imposible abolir
el dinero mismo mientras el valor de cambio siga siendo la forma
.~-social de los productos" 187. Pero la abstracción del valor de cambio a
partir del valor de uso, en sí misma, es el resultado de la abstracción
del trabajo social a partir de la praxis real, y de la alienación original
11
de ésta en aquél. El Capital dice respecto de la alienación universal
de las mercancías" en la forma pura de su valor de cambio: "Ese mo-
vimiento las convirtió a todas en oro, y por eso mismo hace del oro

1
182. Ibíd., 85.
183. !bid., 81.
184. Cf. "La circulación de las mercancías se distingue esencialmente del inter-
cambio inmediato de productos" (PI, I, 651).
185. Grundrisse,I, 81.
186. Pl, 1,390.
: 1
187. Grundrisse,I, 81.

: :·

214

l
CapítuloVIII: La génesis trascendentalde la economía

su figura. Ha desaparecido .. . hasta el último rasgo de sus formas de


uso y de los trabajos concretos en los que se originan, y no queda
de ellas más que muestras uniformes e indistintas del mismo trabajo
social" 188• Únicamente la mirada trascendental que estudia la génesis
de la economía política como génesis conjunta del trabajo social y el
valor de cambio abarca, en la unidad de su mirada , la totalidad de
los caracteres económicos y sociales y la razón de su n contradicción ".
La génesis trascendental de la economía nos perite comprender
retrospectivamente el famoso texto del tercer manuscrito del 44
acerca del dinero, al cual ya hicimos alusión y que el propio Marx
retomaría en La ideologíaalemana.Allí, al parecer, el reinado del di-
nero es descrito más que analizado, y el concepto de alienación que
domina esa descripción romántica inspirada en Shakespeare contiene
todas las taras de la antropología -e incluso de la ideología- del joven
Marx. No obstante, hay que señalar en primer lugar que el término
de alienación tiene allí el sentido exacto que tendrá en el capítulo 1n
del Capital,y designa pura y simplemente el intercambio de mercan -
cías, comprendido en todo caso como una posibilidad universal y
sin límites, el hecho de que cualquier cosa pueda intercambiarse por
cualquier otra . El dinero -sobre el cual el ter~er manuscrito decía ya
que "es el concepto del valor que existe y se rrj.anifiesta"- es justamen-
te la condición de esa posibilidad universal y monstruosa; por eso
11
confunde y cambia todo, es la confusión general y el intercambio de
todas las cosas, y por lo tanto el mundo al revés" 189• Haciendo eco a
este texto, los Grundrissedirán a su vez: "La posibilidad de intercam-
bittt cualquier producto, actividad y relación por cualquier otra cosa,
que a su vez puede intercambiarse por cualquier cosa, sin distinción
alguna -dicho de otro modo, el desarrollo de los valores de cambio
y las relaciones monetarias- se corresponde con una venalidad y una
corrupción generales. La prostitución universal. .. " 190 • No obstante , lo
que caracteriza al tercer manuscrito es que esas cosas -cuyo inter-
cambio universal el dinero permite y cuya confusión constituye---no
son principalmente ni en primer lugar los productos del trabajo , las
mercancías, son las modalidad es de la vida individual misma, las determi-
nacionesde la subjetividad,y sólo por esta razón -porque pretende ac-

188. Pl, I, 648.


189. Manuscritos del 44, 123.
190. Grundrisse,I, 100.

215
Marx II. Unafilosofiade la economía

tuar como intercambio de las existencias mismas, en lo que tienen de


más personal- es que el mundo del dinero aparece como un umundo
al revés". En el texto que comentamos, la confusión y el intercambio
que realiza el dinero son "la confusión y el intercambio de todas las
propiedades naturales y humanas" 191• La primera condición para que
el dinero realice el intercambio de las determinaciones subjetivas es
que éstas ya no se definan ni determinen por la subjetividad de la
que son determinaciones, sino precisamente por el dinero. "Lo que es
para mí gracias al dinero, lo que puedo pagar, es decir, aquello que
el dinero puede comprar, yo mismo lo soy,yo, el poseedor de dinero.
Mi fuerza es tan grande como la fuerza del dinero. Las cualidades del
dinero son cualidades esenciales y fuerzas esenciales mías, de su po-
seedor. Porlo tanto,lo quesoyy lo quepuedono estádeterminado en modo
algunopormi individualidad.Soy feo pero puedo comprarme la mujer
más bella. Por lo tanto no soy feo ... " 192• Marx se esforzó por mostrar
que esta definición de las determinaciones individuales a partir de
las propiedades del dinero es su definición real, la defirúción de su
realidad, y lo hace con ayuda de la terminología del 44, oponiendo a
lo que esas determinaciones son en la irrealidad de la representación
-en tanto simples deseos quiméricos e i~potentes- su efectividad
práctica; es el dinero justamente lo que f~da esta efectividad, lo que
realiza esos deseos, "los hace pasar de l,a representación a la vida,
del ser figurado al ser real" 193 • Y de modo más explícito aún: uSi no
tengo dinero para viajar, no tengo necesidad -es decir, necesidad real
y.que se realiza- de viajar . .. El dinero ... medio y poder de convertir
·]a representación en realidad y la realidad en simple representación,
transforma las fuerzas esenciales reales y naturales del hombre en
representación puramente abstracta y por consiguiente en imperfec-
ciones, en dolorosas quimeras, así como, por otra parte, transforma
las imperfecciones y quimeras reales, las fuerzas esenciales realmen-
te impotentes que sólo existen en la imaginación del individuo, en
1 '
fuerzas esenciales reales y en poder ... por lo tanto, es la perversión
general de las individualidades, a las que convierte en su contrario
y otorga cualidades que contradicen a sus cualidades propias" 194• Lo
1 1

191. Manuscritosdel44, 123.


192. Ibíd., 121; subrayado por nosotros, salvo "yo" y "soy', subrayados por Marx.
i 193. Ibfd., 122.
l. 194. Ibíd., 122"123.
¡·,
216

,f
CapítuloVIII:La génesistrascendentalde la economía

que surge entonces es que, en su efectividad última, el dinero ya no es


el intercambio de las mercancías, de las cosas, sino en verdad el inter-
cambio de las determinaciones de la subjetividad y de la vida misma.
"Transforma la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en
amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, el sirviente en amo, el amo
en sirviente, la idiotez en inteligencia,. la inteligencia en idiotez". En
este momento se da vía libre al romanticismo shakespeariano: "¿no es
el dinero el lazo de todos los lazos? Es la verdadera moneda fraccio-
naria así como el medio de unión verdadero, la fuerza quimérica de la
sociedad"; º ... es la confraternización de las imposibilidades. Obliga
a abrazar lo que se contradice". "Shakespeare subraya sobre todo dos
propiedades del dinero: 1º Es la divinidad visible, la transformación
de todas las cualidades humanas y naturales en su contrario,. la con-
fusión y la perversión universal de las cosas; hace confraternizar las
imposibilidades; 2° Es la cortesana universal, el intermediario univer-
sal de los hombres y los pueblos".
A lo cual Marx opone la situación real original en la que cada de-
terminación de la subjetividad es lo que es, y ello en razón de lo que
es esa subjetividad misma, en la que lo que cada uno es depende de
cada uno: "Si supones al hombre en tanto qu~ hombre y a su relación
con el mundo como una relación humana, splo puedes intercambiar
amor por amor, sufrimiento por sufrimiento, etc. Si quieres disfru-
tar del arte,. tienes que ser un hombre con cultura artística; si quieres
ejercer influencia sobre otros hombres, tienes que ser un hombre con
una_,,,.,acción realmente incitante y estimulante para los otros hombres.
Cáda una de tus relaciones con el hombre -y con la naturaleza- debe
ser una manifestación determinada ... de tu vida individual real" 195•
Sin embargo, el intercambio de las determinaciones subjetivas que
hace de ese intercambio la "perversión universal de las cosas", y del ·
dinero la "prostituta común a toda la humanidad", según palabras de
Shakespeare, no es algo diferente del simple intercambio de mercan-
cías, es su condición, si es verdad que el intercambio de mercancías
no es más que intercambio de trabajos reales, es decir, precisamente,
el intercambio de las determinaciones subjetivas de la praxis vital. El
romanticismo shakespeariano es la verdad trascendental de la econo-
rrúa mercantil. La alienación de las mercancías designa en apariencia
la transformación de unas en otras, el hecho de que x mA se convierte

195. Ibíd.

217
...
Marx II. Unafilosofiade la economía

en y mB. Aquí" alienación" es sólo una supervivencia de la terminolo-


gía hegeliana, una manera filosófica, pretenciosa e inútilmente com-
plicada de describir ese proceso tan simple . Sin embargo, en tanto que
el intercambio de mercancías no es otra cosa que el intercambio de las
determinaciones subjetivas de la praxis, supone la alienación de éstas,
el proceso trascendental que, al sustituirlas por las determinaciones
cuantitativas objetivas del trabajo alienado, funda ese intercambio y
la economía mercantil en general. Se ha mostrado que la alienación
comprendida en térmmos generales como alienación de la vida en la
economía se concentra en el acontecimiento decisivo en cuyo seno el
trabajo mismo deviene una mercancía . Pero el acontecimiento en el
que el trabajo deviene una mercancía no es diferente de aquél en el
que nacen las mercancías mismas. El trabajo deviene una mercancía
cuando el trabajo abstracto sustituye al trabajo real. El proceso tras-
cendental en que se forma el trabajo abstracto, que fnnda la economía
y la determina como una realidad abstracta, nos muestra lo que esa
realidad abstracta es en su insuficiencia ontológica fundamental -a
saber, precisamente una abstracción- y, por otra parte, aquello que
constituye su realidad, la realidad de la realidad económica.

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1 :
1 ' 218

i
CAPÍTULO IX
La realidadde la realidadeconómica

1° El fundamento metaeconómico
de la economía.Dialécticaentre el valor
de uso y el valorde cambio.
En tanto que la realidad económica es el devenir otro de la realidad,
más precisamente su sustitución por una realidad de otro orden, on-
tológicamente heterogénea y opuesta a ella, una entidad ideal, lo que
aparece en primer lugar es que la realidadcon,siderada en sí mismano es
económica.Se debe invertir aquí -y denunci~ como un error monu-
mental y un completo contrasentido sobre el pensamiento de Marx-
la conocida tesis del "marxismo" según la cual la realidad, al menos
la que debe reconocerse en el fondo de las sociedades humanas como
lo .Jil:Uelas contiene y determina, es justamente la realidad económica.
Se rechaza iguahnente la oposición (clásica en el marxismo) entre
estructura y superestructura , en tanto la primera es concebida como
una estructura económica capaz de producir y determinar a la segun-
da, a saber., el conjunto de los sistemas de representaciones. Strícto
sensu, lo II económico" está constituido por representaciones ideales,
por realidades abstractas como el "trabajo", el "valor", el "dinero ",
etc. Lejos de poder fundar otros sistemas conceptuales, que son onto-
lógicamente homogéneos a él, está fundado. Lejos de ser el principio
de una génesis, es su producto, el producto de la génesis trascenden-
tal de la econorrúa tal como acabamos de exponerla.
Que la realidad considerada en sí misma no es económica es la
afirmación fundamental de Marx, y una afirmación reiterada. La rea-
lidad es el movimiento de la vida que transforma la naturaleza para

219
Marx II. Unafilosofiade la economía

satisfacer su necesidad, es la praxis, es lo que Marx llama desde La


ideologíaalemanala producción y lo que El Capitalllama el proceso
de trabajo. Pero, cualquiera sea el nombre que se le dé, lo que consti-
tuye la realidad para Marx es ese proceso fundamental, que por eso
recibe constantemente el calificativo de "'real" o también "material".
Dado que constituye la realidad, ese proceso es omnipresente, lo cual
significa: 1º que funda y determina toda forma de sociedad, toda for-
mación histórica, y ello porque funda en primer lugar a la sociedad
y la historia como tales, porque define su condición trascendental de
posibilidad; 2° que se produce incesantemente y no deja de produ-
cirse: en tanto que tal, el proceso de producción es idénticamente un
proceso de reproducción. El siguiente texto incluye ambas significa-
ciones: "Cualquiera sea la forma social del proceso de producción,
éste debe ser continuo o, lo que quiere decir lo mismo, debe volver
a pasar periódicamente por las mismas fases. Una sociedadno puede
dejarde consumirni tampocode producir.Considerado no bajo su aspec-
to aislado sino en el curso de su incesante renovació~ todo proceso
social de producción es entonces al mismo tiempo un proceso de
reproducción. Las condiciones de la producción son también las con-
diciones de la reproducción" 1 • He ahí por qué, dado que el proceso de
producción es permanente, también sonipermanentes sus elementos,
las relaciones que estos sostienen entre ~í,ya sea que, como materias
primas por ejemplo, queden fundidas en el producto, o que, como
medios de trabajo, conserven por el contrario su autonomía frente a
él y por consiguiente su forma propia: ''Nos encontramos por lo tanto
/•· ante a una diferencia entre los modos en que se utilizan los medios de
producción para constituir el producto, en la que algunos conservan
su aspecto autónomo frente al producto y otros modifican o pierden
totalmente ese aspecto; diferencia inherente al proceso de trabajo
como tal y que por consiguiente se aplica igualmente a los procesos
de trabajo orientados exclusivamente al consumo directo, por ejem-
plo en la familia patriarcal , sin intercambio alguno, sin producción
capitalista" 2 •
El Capitaldescribe del siguiente modo los elementos que compo-
nen todo proceso de trabajo, cualquiera sea éste: Estos son los ele-
11

mentos simples en los que se descompone el proceso de trabajo: 1º

1. Pl, I, 1066;subrayadopor nosotros .


2. El Capital,11,r, 187.
_. ',

220

¡
L ___ __ s4
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

actividad personal del hombre o trabajo propiamente dicho, 2° objeto


sobre el que actúa el trabajo, 3° medio por el cual éste actúal/ 3 • Sin
embargo, los tres elementos que componen el proceso de trabajo no
son homogéneos, la realidad que definen se descompone a su vez
según dos dimensiones distintas. Si bien "la palabra 'proceso ' ... ex-
presa un desarrollo considerado en el conjunto de sus condiciones
reales"4, si por lo tanto el proceso de trabajo forma un todo, no se
puede, sin embargo, no distinguir en él los medios y el objeto, por un
lado, y el trabajo "propiamente dicho" por el otro. "Si se considera el
conjunto de ese movimiento desde el punto de vista de su resultado,
del producto, entonces tanto los medios como los objetos de trabajo
se presentan como medios de producción, y el trabajo mismo como
trabajo productivd' 5. Pero lo que lleva a que la triple división del pro-
ceso de trabajo ceda su lugar a una división más simple, pero también
más esencial, no es una consideración exterior: es que en esta nueva
división se exhibe la estructura última de la realidad. Medios y objeto
de trabajo pertenecen a la materialidad del ente, comprendida en las
TesissobreFeuerbachcomo objetividad; el trabajo mismo, "propia-
mente dicho", es subjetivo. Hablando de los elementos del proceso
de trabajo que el capitalista comprará en el mercado, El Capitaldice
de modo esencial: ''Todos los factores neces~rios para la realización
del trabajo, los factores objetivos -medios d~ producción- y el factor
subjetivo -fuerza de trabajo- ... "6 • Precisamente porque es subjetivo,
el trabajo es designado en el texto que citamos como la "actividad
personal del hombre". Hablando de la producción de la riqueza real,
es .decir, justamente, del proceso real de trabajo que constituye el obje-
to de la econorrúa política y el elemento permanente de la historia, los
Grundrisseseñalan no menos categóricamente: "La econorrúa política
se preocupa por las formas sociales específicas de la riqueza, o más
bien de la producción de la riqueza . La sustancia de la riqueza -ya sea
subjetivacomoel trabajou objetivacomolosproductosdestinados a satis-
facer necesidades naturales o históricas- aparece primero como algo
común a todos los períodos de producción" 7 • La oposición ontológi-

3. Pl, I, 728.
4. Ibid., nota .
5. Ibid., 731.
6. Ibúi., 735.
7. Grundrisse,II, 403; subrayado por nosotros.

221
Marx II. Unafilosofíade la economía

ca, en el seno de la realidad material, entre el trabajo comprendido


como esencia subjetiva de la actividad y, por otro lado, el medio y el
objeto de trabajo comprendidos como sus condiciones objetivas, se ve
1
reafirmada en otro texto de los Grundrisse,en el momento mismo en
que la relación del trabajo con sus condiciones objetivas es aprehen-
dida no como una relación teórica sino como esa actividad práctica
misma y como constituida por esa actividad, de modo tal que -y es la
reafirmación de las tesis decisivas de la primera parte de La ideología
alemana-el "mundo" no es originalmente otra cosa que el objeto -es
decir, el efecto- de esa praxis: "la apropiaciónefectivano se despliega
primeroen unarelaciónmentalsinoen una relaciónrealy activaconlascon-
dicionesobjetivasde la producción,y éstas representan verdaderamente las
condicionesde la actividadsubjetiva.En consecuencia, es evidente que
esas condiciones se modifican. Sólo por la caza una región deviene
coto de caza para las tribus; sólo por la agricultura la tierra deviene la
prolongación del cuerpo del individuo'' 8 •
El carácter subjetivo del trabajo resulta del hecho de que es la
actualización de la fuerza de trabajo, que a su vez no es otra cosa
que la subjetividad del indjviduo, aquello que hay de vivo en él y lo
i . ,; 11
define, aquello que constituye su person~lidad. La fuerza de trabajo
1
1 de un hombre -dice El Capital-es simpl~'mente lo que hay de vivo en
su individuo". Hablando siempre de lal fuerza de trabajo, El Capital
dirá más adelante: "fuerza que sólo existe en la personalidad del
trabajador" 9• Precisamente porque la fuerza de trabajo es subjetiva,
~-con una subjetividad que se define por su inmanencia radical, puede
· decir que "esa fuerza sólo existe en él" y, cuando el trabajador se vea
obligado a venderla, justamente no podrá separarse de ella como de
una mercancía que se aliena y, como se ha visto, deberá venderse a
11
sí mismo. Por eso Marx dice también del trabajo: Si el trabajador
pudiera conferirle una existencia material separada e independiente
de su persona, vendería una mercancía y no trabajo" 10• Dado que al
vender su fuerza de trabajo el obrero se vende a sí mismo, ya no sería
otra cosa que un esclavo si el periodo durante el que se le permite
vender esa fuerza no estuviese limitado. "Lo que el obrero vende no
[· es directamente su trabajo, sino su fuerza de trabajo ... Si se le permi-

8. Ibíd.,I, 456; subrayado por no sotros.


1 9. Pl, I, 1033.
< 10. Ibíd., 1030.
¡1' •·

222

j
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconámica

tiera hacerlo por un periodo ilimitado, la esclavitud se vería súbita-


mente restablecida" 11•
j,
1 El carácter subjetivo del trabajo es puesto en evidencia también
por su oposición al resultado objetivo de su proceso, que reside en
la forma que ese trabajo ha comunicado a la materia. "El valor de
uso real es la forma que se le ha dado a la materia. Ahora bien, esa
forma no es otra cosa que trabajo en reposo" 12 • Es notable que, en el
momento mismo en que Marx, por un resto de hegelianismo, llama
trabajo objetivado a la modificación objetiva impresa al ente, el acto
efectivo de trabajo es claramente comprendido, en su oposición a la
objetividad así producida -o más bien modificada-, como pertene-
ciente a la forma de una subjetividad monádica de la cual es actua-
lización, presentevivo. Ese texto esencial, que debe leerse palabra por
palabra, está escrito de la siguiente manera: "El único trabajo que se
distingue del trabajo objetivado es el trabajo no objetivado, es decir,
el que está en vías de objetivarse, el trabajo en su forma subjetiva.Se
puede oponer igualmente el trabajo objetivado, es decir, el que está
presente en el espacio en tanto que trabajo pasado, al trabajo presente
en el tiempo. Por serpresenteen el tiempoy vivo, no puedemás que ser
un sujetoviviente,que existecomofacultady posibilidad,por lo tanto un
13
trabajador'' • Con un lenguaje orientado al gran público, El Capitalno
dice otra cosa y, en oposición al concepto h~geliano formal y vacío de
trabajo, que sólo puede llegar a la efectividad del ser en el objeto en
que se aliena, hace aparecer la positividad de la praxis, que encuentra
su realidad en la subjetividad misma y su movimiento. "Por lo tanto,
eñ el proceso de trabajo la actividad del hombre efectúa con ayuda
de los medios de trabajo una modificación buscada en su objeto ...
Lo que era movimiento en el trabajador aparece ahora en el producto
como una propiedad en reposo. El obrero ha tejido y el producto es
una tela" 14• Y también: "Durante el proceso de producción el trabajo

11. Ibíd., 508; cf. igualmente: "Si por ejemplo vendiera así todo el tiempo de su
vida, se transformaría inmediatamente en esclavo del empleador de por vida"
(ibíd.)
12. Grundrisse,II, 314.
13. Ibíd., I, 219-220; subrayado por nosotros; "subjetivo ", "sujeto viviente" , "tra-
bajador' ' subrayadas por Marx.
14. Pl, I, 731; el concepto de trabajo - y más en general de actividad- como movi-
miento es característico del pensamiento de Marx. Ya en el 44 se lo veía citar con
mirada favorable las palabras de Mili: "se puede reducir la actividad del hombre

223
Marx Il. Unafilosoftade la econamía

pasa incesantemente de la forma dinámica a la forma estática. Por


ejemplo,, una hora de trabajo, es decir,, el gasto de fuerzavitaldel hilan-
dero durante una hora, se presenta en una cantidad determinada de
hilado" 15 . La oposición entre el trabajo aprehendido en el presente de
su efectuación subjetiva y su resultado como forma objetiva de la na-
turaleza transformada Marx la pensará como oposición entre trabajo
vivo y trabajo muerto, y esa oposición cumplirá un papel decisivo en
el análisis económico ulterior.
Ahora bien, si queremos que ese análisis económico se inteligible,
primero hay que establecer firmemente esto: ningunode los elementos
realeso materialesdelprocesode trabajoqueacabamos de examinara la luz
de lafilosofíafundamentalde la praxis,por consiguienteninguno de sus
elementossubjetivosu objetivos,esen sí mismo''económico".En tanto que
subjetivo, el trabajo es una determinación de la existencia, un mo-
mento de la vida, es un modo de su actividad, que en sí misma y en
tanto que tal precisamente es un fenómeno vital, el despliegue de los
poderes de la subjetividad orgánica y su actualización en múltiples
movimientos. Cuando estoy activo, yo corro,, camino, respiro, reali-
zo movimientos de prensión, y no hay nada de económico en eso.
·Así como la subjetividad en general, ningunade sus manifestaciones
podría ser económica. La actividad erótita, por ejemplo,, en sí misma
nada tiene que ver con la prostitución. $i en el sistema capitalista la
determinación económica reside en el hecho de tener un valor, y si esa
calificación puede aplicarse a todo, entonces hay que decir que todas
. las actividades subjetivas de la vida son en sí mismas profundamente
._.
...extrañas a esa determinación, ninguna de ellas tiene un valor y menos
aún el poder de producirlo o de conferirlo. ºEl trabajo -dice Marx
lapidariamente- no tiene valor'' 16• Y ello es así porque la fuerza de

a elementos bastante simples. En verdad, no puede hacer más que producir mo-
vimiento; puede mover las cosas para acercarlas o ~ejarlas unas de otras; las pro-
piedades de la materia hacen el resto ... " (J. Mili, Eléments d'économie polítique ,
trad. Parisot, París, 1823, p . 7 [puede encontrarse en línea una versión facsimi-
~ ! lar completa de la edición en castellano, Elementos de economíapolítica,Miguel de
'
Burgos, Madrid, 1831 (N. del T.)], citado por Marx, Manuscritos del 44, 115). El
1· : propio Marx escribe también en los Grundrisse (II, 230): "Se trata siempre de un
ejercicio, en la medida en que el trabajo reclama una práctica manual así como
una libertad de movimiento, como podemos ver en la agricultura".
15. Pl, 1, 740; subrayado por nosotros.
16. Grundrisse,I, 243. Acerca de la significación última de esa proposición esen-
cial, cf. infra,p. 336 y siguientes .

224 •
L
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

trabajo, la subjetividad monádica como conjunto de las potencialida-


des vitales -de las cuales el trabajo es sólo una de las actualizaciones
posibles-, el hombre, no tiene en sí mismo y por sí mismo ninguna
determinación económica, ningún equivalente en dinero. "Un negro
es un negro -dice Marx no menos brutalmente- y sólo en determina-
das condiciones se convierte en esclavo" 17 •
Esa es, como hemos visto., la ilusión de los economistas, que con-
siste en proyectar retroactivamente las determinaciones económicas
sobre la realidad original y esencialmente sobre la praxis vital, y creer
que una de sus potencialidades puede ser en sí misma económica :
"Los economistas modernos se han convertido en tales sicofantes
del burgués, que intentan hacerle creer que sacarle los piojos de la
cabeza o rascarle la cola es una actividad productiva" 18 • Por actividad
productiva hay que entender, según esa ilusión de los economistas,
la actividad productora de valor, el "trabajo" en el sentido económico:
"Sólo es productivo -decían los Grundrisse- el trabajo que produce
valor" 19 • Por eso, a la objeción de Senior, que considera la praxis vital
en su condición propia ("el pianista ¿no produce música?"), Marx
hace responder al fetichista: "efectivamente su trabajo produce algo,
pero sin embargo no es productivo desde el punto de vista económi-
co¡ no es más productivo que el trabajo del l9co que delira" 20 •
La ilusión de los economistas, que imaginan que la actividad vital
como tal es de orden económico, es visible en la concepción de A.
Smith del trabajo como sacrificio. Hemos de señalar que esta concep-
ci()ll, pese a su apariencia moral heredada del pasado, se relaciona
con una tesis económica precisa, a saber, que el trabajo nunca varía
de valor, que una hora de trabajo es siempre una hora de trabajo, y
que por esa hora de trabajo se obtendrá siempre un mismo valor (que
éste se represente en muchos o pocos productos depende solamente
de la productividad de esa hora de trabajo). En otros términos., para
obtener el equivalente de ese valor hay que dar siempre esa hora de
trabajo, y, según los propios términos de A. Smith, "sacrificar la mis-
ma suma de ocio, de libertad y de felicidad" 21• Así, "siempre hay que

17. Pl, I, 212.


18. Grundrisse, I, 221.
19. Ibid., 252; d. supra, p. 204,
20. Ibíd.
21. Ibíd.,II, 113.

225
Marx II. Unafilosofíade laeconomía

pagar' y el trabajo es justamente el precio que se paga por todo lo


1
,

que se obtiene. Considerar el trabajo en su relación con el valor que


él mismo define o que es su equivalente-las cosas que permite com-
prar- es precisamente ya no considerarlo en sí mismo, en su realidad
subjetiva, y equivocarse totalmente sobre ésta. Es justamente lo que
sucede cuando se declara que el trabajo es sacrificio, cuando se ve en
el mismo una simple contrapartida del valor del producto: se olvida
lo que ese trabajo es en sí mismo, a saber, una determinación de la
praxis vital que posee su finalidad propia, sus problemas y dificulta-
des y, en primer lugar, su positividad interna, su tonalidad idéntica a
la experiencia de esa actividad que está en vías de realizarse a través
de las dificultades mismas que encuentra y que son el corolario de su
libre ejercicio: "lo que Smith ignorará siempre es que la actividad de
la libertad consiste precisamente en superar esos obstáculos y que,
además, hay que despojar los fines exteriores de su carácter de pura
necesidad natural para ponerlos como fines que el individuo se fija a
sí mismo, de modo que sean la realización y la objetivación del sujeto,
dicho de otro modo, la libertad real cuya actividad es el trabajo" 22•
Por eso no se puede oponer el trabajo al reposo como lo negati-
vo a lo positivo, porque el primero es t~ positivo como el segundo,
porque la actividad y el movimiento est~ inscritos en la subjetividad
orgánica como virtualidades esenciales y como necesidad, a igual
I
título y sin duda más que el descanso mismo. "El descanso' -dice
Marx- sería por el contrario el estado que corresponde a la 'libertad'
. y a la 'dicha'. A. Smith no parece sospechar que un individuo que
.:~· se encuentra en un 'estado normal de salud, fuerza y vigor intelec-
tual' necesita interrumpir su descanso para efectuar una cantidad
normal de trabajo" 23 • Con seguridad eso no significa que el trabajo
sea fácil, "que se transformará en placer y diversión, como piensa
ingenuamente Fourier con candidez de costurerita. Un trabajo ver-
daderamente libre -por ejemplo componer una obra musical- no es
fácil y exige el esfuerzo más intenso" 24• Pero comoesfuerzo,el trabajono
es diferentede la existenciaen su condiciónoriginal,anterior a toda de-
terminación económica. De hecho, la concepción negativa del trabajo
de Smith sólo es adecuada respecto del "trabajo forzado", es decir,

22. Ibíd., 114.


23. Ibíd.
24. Ibíd.

226
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

el trabajo considerado en el interior de cierto sistema económico. "A.


Srnith considera únicamente a los esclavos del capital. Ni siquiera el
trabajo semiartístico de la Edad Media cabe en su definición" 25• Smith
confunde entonces la tonalidad propia de la actividad en tanto que
esfuerzo, tonalidad ontológica que pertenece a la actividad por prin-
cipio, con las determinaciones más particulares que reviste esa tonali-
dad cuando la existencia es colocada en las condiciones que, como la
esclavitud, la servidumbre o el trabajo asalariado, dan a su actividad
un carácter "repulsivo". El hecho de que ese carácter llegue a la exis-
tencia práctica según el juego de las determinaciones económicas pero
a partirde su tonalidadfundamentalpropia,es decirde su esencia,muestra
precisamente que la actividad, modo de la vida, no es originalmente y
en sí misma nada económico. El Capitalreafirmará en dos ocasiones la
positividad y especificidad vital original del trabajo como actividad,
más allá de cualquier determinación económica: "[Smith] presien-
te ... que todo trabajo no es más que un gasto de fuerza humana de
trabajo ... pero comprende ese gasto exclusivamente como abnega-
ción, como sacrificio de descanso, libertad y felicidad, y no, al mismo
tiempo, como afirmaciónnormalde la vida.Es cierto, también, que está
mirando al trabajador asalariado modemo" 26 .
Las notas económicas de Marx que Enge~s reagrupó en el libro II
del Capitaldan a la crítica de Adam Smith ~ alcance absolutamente
general: la totalidad de los elementos reales del proceso de traba-
jo -elementos subjetivos y objetivos, por un lado el trabajo mismo
y ¡¡or otro los medios de trabajer son claramente designados como
no económicos en su realidad original y propia, como "personal" y
"material", mientras que las determinaciones económicas que los
mismos reciben cuando -en el sistema mercantil y, más precisamente,
capitalista- devienen "trabajo asalariado" y "capital", son designa-
dos no menos claramente como agregados sintéticos heterogéneos y,
en tanto que tales, máscaras de la realidad originaria no económica .
Se perfila aquí un tema decisivo de Marx, a saber, que la economía
y en particulartodosistemaeconómicono es otracosaque la aparienciay
precisamentela máscarade la realidad."A. Smith identifica la produc-
ción mercantil en general con la producción mercantil capitalista.
Para él, desde un comienzo, los medios de producción son 'capital',

25. Ibíd,, 115.


26. Pl, I, 575 (nota a); subrayado por nosotros.

227
Marx II. Una filosofiade la economía

el trabajo es trabajo asalariado ... En una palabra, los diversosfactores


delprocesode trabajo-materialesy personales-aparecendesdeun principio
27
conlasmáscarascaracterísticas delperiododeproduccióncapitalista" • Por

consiguiente, no sólo es extraño a la economía el trabajo subjetivo,


también lo son sus condiciones objetivas mismas, los instrumentos y
materiales. Restablecido en su integridad, el texto de la conferencia
Trabajoasalariado y capitalcuya primera proposición ya citamos y que
incluye el señalamiento "asíhablanloseconomistas", dice: "Un negro es
un negro. Sólo en condiciones determinadas se convierte en esclavo.
Esta máquina es una máquina de hilar algodón. Sólo en condiciones
detenninadas se convierte en capital. Fuera de esas condiciones ya no
es capital, así como la platano es por sí misma dineroy el azúcarno es
el preciodel azúcar" 28• El paralelismo que se instituye entre los facto-
res subjetivos y objetivos del proceso de trabajo -pese a su diferencia
esencial, que será afirmada ulteriormente- tiene que ver con el hecho
de que, considerados en sí mismos, unos y otros son extraños a las
determinaciones económicas que revestirán por ejemplo en el sistema
capitalista. "Los medios de producción sólo devienen aspectos obje-
tivos del capital positivo o capital productivo a partir del momento
en que la fuerza de trabajo, forma personal del mismo capital, puede
incorporarse a ellos. Por lo tanto, así cofnolafuerza humanade trabajo
no es capitalpornaturaleza,tampocolo so~los mediosdeproducción.Sólo
toman ese carácter social específico en condiciones determinadas" 29 •
Es lo que muestra la crítica de la teoría de la II colonización siste-
mática" de Wakefield, quien, considerando lo que sucede en las colo-
.~· nias de América, tuvo, en un primer momento, la genial intuición de
que todo lo que constituye realmente el proceso de trabajo, a saber, la
posesión de subsistencias, de medios de producción, etc., no designa
todavía en modo alguno al capital. "Descubrió así que, en lugar de
una cosa, el capital es una relación real entre personas que se estable-
ce por intermedio de las cosas" 30• Por lo tanto hay que reconocer que
ulos medios de producción y subsistencia que pertenecen al produc-
tor inmediato, al propio trabajador, no son capital. Sólo se convierten
en capital cuando sirven como medio para explotar y dominar al tra-

27. El Capital,II, n, 42; subrayado por nosotros.


28. Pl, I, 212; subrayado por Marx.
29. El Capital,II, 1, 38-39; subrayado por nosotros.
30. Pl, I, 1226.

228
CapítuloIX: 1A realidadde la realidadeconómica

bajo". Y aquí Wakefield es víctima del economicismo del que acababa


de escapar. Prosigue Marx: '½hora bien, en el espíritu del economista,
esa propiedad, su alma capitalista por así decir, se confunde de tal
modo con su sustancia material, que en todos los casos los bautiza
capital,incluso cuando son lo contrario" 31 • Así Wakefield llamará di-
II

visión igual del capital" a la distribución de esos medios de produc-


ción entre un gran número de productores. Siempre en El Capital,esta
vez a propósito de Irlanda, Marx reafirmará su tesis: "Los medios de
producción dispersos, que proveen a los productores su ocupación
sin que nunca el trabajo de otro se incorpore a ellos y los valorice, no
son capital, así como el producto consumido por su propio productor
no es rnercancía" 32 •
Al igual que los elementos subjetivos y objetivos del proceso,
tampoco su producto es económico. "En sí, tres fanegas de cente-
no no son valor; el centeno simplemente ocupa determinado lugar
en el espacio y se lo mide según un patrón volumétrico'' 33 • Por eso,
como hemos visto, el producto sólo entra en la esfera de la economía
cuando deviene otro que sí mismo y se ve expresado en esa forma
alienada, a saber, la forma económica como tal: "Si entonces a una
fanega de trigo se le atribuye un precio de , 7 chelines, se la expresa
en tanto que otro,distinto de sí mismo, y se fopone en igualdad con
eso" 34• La relación original con la cosa no esfuna relación económica,
es una relación práctica, vital, y en esa relación la cosa o el produc-
to recibe su determinación original no económica, es valor de uso y
no valor de cambio: "Una cosa puede ser un valor de uso sin ser un
va1Ór.Para ello alcanza con que sea útil para la vida" 35• El carácter
no económico del producto es objeto de una afirmación inmediata:
"El valor de uso :-es decir, el contenido y la particularidad natural
de la mercancía- no tiene existencia propiamente económica" 36 • Por
eso el intercambio económico tendrá el carácter de una metamorfo-
sis formal exterior al intercambio real, mientras que este último, el
intercambio sustancial de productos, permanece extraño al proceso

31. Ibid., subrayado por Marx.


32. Ibíd., 1396.
33. Grundrisse,I, 148.
34. Ibíd,; subrayado por nosotros .
35. PI, I, 568.
36. Grundrisse,I, 215.

229
~
1

Marx II. Unafilosoftade la economía

económico. "En lo que respecta a los elementos intercambiados en el


seno de la circulación, su metamorfosis es puramente formal. En la
medidaen quees sustancial,es exterioral procesoeconómico,
queignorasu
contenido"• Desde el momento en que el contenido del producto vale
37

por sí mismo, desde que, puesto en relación con la vida, entra en el


consumo, la superestructura que constituye la relación económica se
desvanece: "La sustancia de la mercancía deviene importante cuan-
do entra en el consumo (necesidad), pero entonces se encuentra por
fuera de la relación económica" 38 . Por el contrario, para encontrar la
"realidad" económica hay que hacer abstracción de la realidad del
producto y, cuando esa abstracción es total, la determinación econó-
mica se presenta bajo la forma ideal pura del dinero: "Si hacemos
abstracción del intercambio de los valores de uso, es decir del aspecto
material de la circulación de las mercancías, y consideramos sólo las
formas económicasqueesa circulaciónengendra,encontramos como re-
sultado último el dinero ... " 39 • Precisamente porque, considerado en
sí mismo, el producto no es económico, su determinación como valor
no aparece mientras se lo considere aisladam.ente40, y por el contrario
sólo puede aparecer en relación con otro producto y en tanto que esa
relación -extraña en su realidad económica propia a cada una de esas
mercancías- no es más que la objetiv~tión de una realidad de otro
orden. "Como la mercancía, en su exis~enciainmediata en tanto que
valor de uso, no es un valor y por lo tanto no es una forma adecuada
de éste, es necesario colocarla en paridad con un objeto diferente de
ella; o bien: que el valor er.tcuentre su forma adecuada en un objeto
.-~- específico distinto de todos los otros" 41• Por eso en El Capitalel pro-
blema del valor comienza por el análisis de su forma relativa, porque
su modo de existencia económica reside sólo en una relación extraña
a la realidad sustancial de los valores de uso. El siguiente texto de
los Grundrisseafirma categóricamente el carácter no económico del
proceso real de producción y del producto real que resulta del mis-
mo: "El valor de cambio expresa la forma social del valor, mientras

37. Ibíd., II, 28; subrayado por nosotros .


38. Ibíd. I, 249.
39. Pl, I, 691; subrayado por nosotros .
40. "[La mercancía] nunca posee esa forma si se la considera de manera aislada"
(Pl, I, 591).
41. Grundrisse, II, 332, 3.

230
CapítuloIX : La realidadde la realidadeconómica

que el valorde uso no es unaforma económica delvalorsino solamente la


existencia del producto, etc., para el hombre en general" 42 •
La génesis trascendental de la economía ha mostrado que la reali-
dad económica es abstracta de realidad y se constimye a partir de ésta
como su equivalente ideal. En tanto que "abstracta",
larealidadeconómi-
cacarecede todasuficienciaen cuantoal ser,de todaautonomíaontológica,
y es incapazde subsistirpor sí misma.No hay estructura económica. La
Unselbstiindigkeitde la realidad económica no sólo significa que ésta
presupone algo anterior a ella, un "origen", precisamente aquello de
lo que se abstrae, aquello de lo que deriva. Para ser más precisos, esa
derivación no cesa, ese origen no es un origen temporal que estuvo
activo antaño y hoy desaparecido, sino que permanece en el seno de
la realidad económica como aquello que la contiene y le confiere el
ser. El origen de la realidad económica es su fundamento. La génesis
trascendental de la economía tiene esta significación radical: la reali-
daden sí mismano económica
es la realidadde la realidadeconómica.
De allí el doble movimiento y el sentido de toda la problemática
·de Marx. Abstracta de realidad, fundada en y por ésta, la realidad
económica se refiere y reenvía a ella incesantemente. Por eso su aná-
lisis no se mueve en el plano de la realidad e~onómica misma y no la
considera por lo que es en su nivel, en su especificidad; es un análisis
que atraviesa lo económico para remontarse a su fuente, a su sustan-
cia verdadera , a sus determinantes reales. Y lo que surge cada vez es
que esos determinantes reales de la economía no son ellos mismos de
or:c.leneconómico, sino que se los debe concebir por el contrario como
no económicos, como una realidad extraeconómica , para retomar la
expresión de Marx. La solución de cada problema, de cada dificultad ,
en particular de cada una de las aporías de la economía clásica, con-
sistirá en remontarse a un origen, a una región del ser heterogénea a
lo económico mismo pero que lo funda. En consecuencia, así como no
es el lugar de la realidad, lo económico tampoco podría ser el lugar
de la verdad, el lugar de la explicación última. Muy por el contrario,
lo económico se presenta como una apariencia, como un enigma y
finalmente como una mistificación. Y el análisis que acaba de destnrir
esa apariencia, de resolver ese enigma, de disipar esa mistificación,
no es, hablando con propiedad, un análisis económico, sino más bien
una crítica de la econonúa política, una filosofía de la econonúa . En

42. Ibíd., 425; subra yado por nosotro s.

231
Marx II. Unafilosofíade la economía

Marx la filosofía de la economía no sólo reviste la forma de esa pre-


gunta que se vuelve hacia al origen fundante, también se lleva a cabo
en el sentido inverso. En tanto que la realidad económica se funda en
la realidad no económica del proceso de trabajo, se ha de exhibir ésta
como condición de aquella. La evidenciación de la Unselbstiindigkeit
de la realidad económica es idénticamente la de la determinación ra-
dical de la econonúa por la vida.
La retroreferencia de la realidad económica a la realidad tiene su
primera formulación en la dialéctica entre valor de cambio y valor de
uso. La sustitución del segundo por el primero ha sido comprendida
como constitutiva de la dimensión propia de la econonúa, pero sería
un error creer que, una vez efectuada esa sustitución, nos encontra-
mos en presencia de un universo autónomo, el universo de la econo-
mía mercantil, del cual ahora queda excluido el valor de uso, o donde
por lo menos no cumple papel alguno. Ese es justamente el error de
Ricardo: "Ricardo, por ejemplo, cree que la economía burguesa sólo
trata del valor de cambio y únicamente tiene una relación exotérica
con el valor de uso" 43 • Es cierto que entre Ricardo, que hace abstrac-
ción del valor de uso, y "el insípido Say, que se hace el importante
usando la palabra utilidad para cualqui~r cosa"44, el manuscrito de
los Grundrissemuestra el aprieto en que/ se encuentra Marx, que se
pregunta si el valor no es un concepto mas general, del cual valor de
uso y valor de cambio serían formas distintas. No obstante, de en-
trada y en el seno mismo de esa duda el programa de investigación
~ueda trazado enfunción délconceptode valorde uso:"En toda la expo-
__.
sición, mostrar en qué medida el valor de uso en tanto que sustancia
presupuesta queda por fuera del análisis y sus categorías y en qué
medida está incluido en ellas" 45 • Así, en el momento mismo en que
se postula el valor de uso como "contenido exterior a esa forma" -la
forma económica-, se formula explícitamente la pregunta por su in-
tervención en la econonúa como principio de determinación: "Pero el
contenido ¿no está relacionado con todo un sistema de necesidad y de
producción? El valor de uso ¿no interviene en la forma y la determina
económicamente, por ejemplo en la relación entre el capital y el traba-

43. lbíd., 155.


44. Ibíd., 1, 215, nota.
1 45. Ibíd.

11
232

__J
. CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

jo ?"46 • Al parecer, el valor de uso determina no solamente el problema


crucial de la relación entre capital y trabajo sino la totalidad de las
preguntas que se hace la economía burguesa, y por eso Marx sor-
prende a Ricardo en flagrante delito de contradicción, ya que después
de eliminar el valor de uso "extrae del valor de uso y de su relación
con el mismo las nociones más importantes del valor de cambio: por
ejemplo, la renta de la tierra, el rrúnimo de salario, la diferencia entre
capital fijo y capital circulante, elementos a los que atribuye la mayor
influencia sobre la determinación del precio ... Lo mismo sucede con
la relación entre la oferta y la demanda, etc." 47• El papel decisivo que
Ricardo reconoce contradictoriamente al elemento no económico en
el seno de la economía será el resultado explícito de la investigación
de Marx, así como lo muestran ya los Grundrisse:"Como ya nos lo han
mostrado múltiples ejemplos, nada es más falso que pasar por alto la
diferencia ent're valor de uso y valor de cambio, la cual, en tanto que
se revela en la circulación simple, se sitúa por fuera de las determi-
naciones económicas. En las sucesivas fases del desarrollo económico
hemos encont'rado diferentes relaciones entre valor de cambio y valor
de uso, que afectaban cada vez al valor. Por lo tanto, el valor de uso
cumple también un papel económico, determinado por el desarrollo
mismo'' 46 . /
''
La referencia del valor de cambio al ~lor de uso es objeto de
una afirmación categórica: '½bstracción hecha de su representación
puramente simbólica por signos, el valor sólo existe en una cosa útil,
un objeto" 49• El carácter esencial del valor de uso en su oposición al
caíácter inesencial del valor de cambio es puesto en evidencia en un
análisis eidético: el valorde usopuedeexistirsin servalorde cambio/mien-
tras queel valorde cambiono puedeexistirsi no es primeroun valorde uso.
El Capitalformula esas dos afirmaciones conjuntamente: "Una cosa
puede ser un valor de uso sin ser un valor". "Ningún objeto puede
tener un valor si no es una cosa útil" 50• Afinnación que se retoma de
la Críticade la economíapolítica: Para la mercancía, el valor de uso es
11

al parecer una condición necesaria, mientras que para el valor de uso

46. Ibíd.
47. Ibíd., Il, 155.
48. Ibíd.
49. Pl, I, 754.
50. Ibíd., 568.

233
Marx II. Unafilosofíade la economía

parece indiferente ser o no mercanáa" 51• Esta indiferencia de princi-


pio del valor de uso respecto del valor de cambio designa al valor de
uso, precisamente, como no económico en esencia, en el momento
mismo en que aparece como fundamento del elemento económico.
El texto prosigue: "En ese estado de indiferencia respecto de toda
determinación económica formal, el valor de uso como tal esta por
fuera del dominio de investigación de la economía política ... en lo
inmediato, es la base por la cual se manifiesta una relación económica
determinada, el valor de cambio".
A la indiferencia del valor de uso respecto del valor de cambio,
la génesis trascendental de la economía opuso ahora , ciertamente , la
indiferencia del valor de cambio respecto del valor de uso 52 • Pero esta
indiferencia en modo alguno es recíproca de la primera; significa la
heterogeneidad ontológica de la existencia económica en tanto que
existencia ideal, formal, respecto de la existencia sustancial del valor
de uso, que designa a la realidad, y en modo alguno la independencia
de la primera respecto de la segunda. Por eso, aun cuando la teleolo-
gía vital se ha invertido en la teleología mercantil y hay que decir que
poco importa lo que se produzca mientras que se produzca dinero,
1 ,;

esa eliminación del valor de uso sólo p~rtenece a la manera ilusoria


en que el capitalismo se representa las /cosas y su propia actividad;
la indiferencia del valor de cambio frente al valor de uso no puede
romper el lazo que hace de éste el soporte y el fundamento de aquél.
'½l valor poco le importa el tipo de valor de uso que lo sostiene; pero
53
1-• debe sostenerlo algún valor de uso" . Es por eso que el carácter fun-

. dador de los valores de uso subsiste en todas las formas de sociedad


-" constituyen la materia de la riqueza, cualquiera sea la forma social
de ésta"54-, incluida la sociedad mercantil : "en la sociedad que vamos
a examinar son al mismo tiempo los sostenes materiales del valor de
cambio" 55•
En efecto, aun en el intercambio (allí donde se manifiesta y en
apariencia se anima a todo el proceso) el valor de cambio manifiesta
su subordinación última al valor de uso. La mercancía es producida

51. Ibíd., 278.


: i
' 52. Cf. supra, p. 190-191; y Grundrisse,11, 407-408.
53. Pl1 I, 739.
54. Ibíd., 563 .
55. Ibíd. ·

234

~
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

como valor de cambioy sólo podrá ser útil a alguien, sólo podrá ser un
valor de uso, si, librada al intercambio, en primer lugar es arrancada
a su productor. Reconocemos el gran reproche de Marx, el hecho de
que, en la economía mercantil., la apropiación encuentra su condición
en la alienación. "El proceso de transformación de las mercancías en
valores de uso supone su alienación universal" 56 • En consecuencia, el
valor de uso sólo puede realizarse, llegar hasta la vida, si se hace valor
de cambio y se realiza primero como tal. "Para realizarse como valo-
res de uso deben realizarse por lo tanto como valores de cambio" 57 • Lo
mismo dice El Capital:"Por lo tanto es necesario que las mercancías
se realicen como valores antes de que puedan realizarse corno valores
de uso" 58• Pero la inversión de la teleología vital en la teleología eco-
nómica se invierte a su vez. La realización del valor de cambio es en sí
misma un problema: sin duda depende de condiciones económicas,
pero en primer lugar de una condición fundamental que no hace más
que expresar su estructura última, el hecho de que no es más que la
existencia formal del valor de uso y que encuentra en éste su sustan-
cia y su propia posibilidad. Como los valores de cambio sólo son tales
si primero son valores de uso, precisamente sólo se· intercambian si
primero han hecho reconocer su utilidad. '½ntes de que puedan reali-
zarse como valores es necesario que se const~te su valor de uso 1159 • Los
Grundrissedicen asimismo: "Ese valor de c~mbio tenía que materia-
lizarse en un producto, que en tanto que talposeía una utilidad para
otros y era objeto de sus necesidades'' 60. Siempre en El Capital:"Todas
las mercancías son no valores de uso para los que la poseen y valores
dttuso para los que no las poseen" 61 • Producidas para el intercambio,
para quienes no las poseen, las mercancías deben ser adquiridas por
éstos, deben ser valores de uso. La forma económica no deja de pre-
suponer aquello que viene a abolir. "Una mercancía sólo puede ser
alienada como valor de uso en favor de aquel para quien constituye
un valor de uso, es decir, el objeto de cierta necesidad" 62 •

56. Ibid., 294-295 .


57. Ibíd.
58. Ibíd., 621.
59. Ibíd.
60. Grundrisse, l, 214.
61. Pl, I, 621.
62. Ibíd., 295.

235
Marx II. Unaftlosofia de la economía

Por eso la diversidad sustancial de los valores de uso no deja de


manifestarse en la forma económica del intercambio . "En su aliena-
ción universal, las mercancías, como valores de uso, sólo se relacio-
nan unas con otras en virtud de su diversidad material como objetos
particulares, susceptibles de satisfacer necesidades particulares". Y
ello porque "en tanto que valores de uso, sólo pueden intercambiarse
en función de necesidades parti.culares" 63• La forma económica, que
no deja de surgir y de abolirse entre la necesidad y el valor de uso, jus-
tamente no es más que una forma. Ya sea que nazca o desaparezca, el
contenido permanece intacto y es un proceso vital. "El único cambio
de forma que sufren las mercancías cuando se transforman en valores
de uso es por lo tanto la negaciónde su existenciaformal,en la que eran
no valores de uso para sus poseedores y valores de uso para sus no
poseedores" 64 • El Capitalretoma este tema, y lo que surge entonces es
que la dialéctica que vincula el valor de uso a la no posesión y el no
valor de uso a la posesión no es otra cosa que la forma de una relación
real que la habita y la hace posible: ''El intercambio hace pasar las
mercancías de manos en las que son no valores de uso a manos en las
que sirven como valores de uso. El productode un trabajoútil remplaza
1 ·, al productode otro trabajoútil. Es la circul~ción social de las materias.
Una vez que llega al lugar donde sirve /como valor de uso, la mer-
cancía cae de la esfera de los intercambi~s a la esfera del consumo" 65•
Por lo tanto la relación del producto con la vida no cesa ni por un
instante, lo que cesa es su relación con un individuo determinado,
a condición sin embargo de que a éste lo remplace inmediatamente
/'otro. Sobre las mercancías, que "sólo tienen interés en la relación de
valor de cambio" 1 los Grundrissedicen perentoriamente: 11 Su valorde
cambiosólotieneun interéspasajero,porqueno anulael valordeuso sinosu
unilateralidad,
es decir,la relaciónconel individuodetenninadoque utiliza
directamenteel valorde uso. En resumen, pone y mediatiza el valor de
uso para otro" 66 •
Como hemos visto, el valor de cambio no es otra cosa que la obje-
tivación del trabajo social, mientras que el valor de uso es el producto
del trabajo útil. La inevitable referencia del valor de cambio al valor

63. Ibíd.
64. Ibíd., 294-295; subrayado por nosotros ..
65. Ibíd., 693.
66. Grundrísse,I, 216; subrayado por nosotros .

2.36

srtl
... · ···-··--- ·-··· -----------

CapítuloIX: La realídadde la realidadeconómica

de uso es idénticamente la referencia del trabajo abstracto al trabajo


real. El movimiento de las mercancías está guiado por su destinación ,
por el hecho de que van a parar sin cesar a manos de aquellos para
quienes son útiles. Ese movimiento, que toma la apariencia del inter-
cambio econórrúco y lo constituye, es al mismo tiempo el movimiento
por el que el trabajo abstracto, en virtud del cual las mercancías se
intercambian, muestra que es cada vez un trabajo útil, y es por eso en
verdad que el intercambio se produce. "Por lo tanto los valores de uso
de las mercancías devienen tales al cambiar continuamente de posi-
ción, al pasar de unas manos en que son medios de cambio a otras
manos en que son objetos de uso. Sólopor esaalienaciónuniversalde
lasmercancías el trabajoquecontienendevienetrabajoútil. En ese proceso
que establece entre las mercancías su relación recíproca como valores
de uso . .."67• También se afirma que el reenvío del valor de cambio al
valor de uso es idénticamente el del trabajo general al trabajo útil, y
este último se encuentra claramente designado en ese reenvío como
fundamento del proceso: "De manera inmediata, ésta [la mercancía]
no es más que tiempo de trabajo individual materializado, con un
contenido particular, y no tiempo de trabajo general. Por lo tanto no
es inmediatamente un valor de cambio, tiene que llegar a serlo. Sólo
deltiempode trabajosi pi primerlugarrepresenta
puedesermaterialización
un tiempode trabajocondeterminadautilidad, P,Orlo tantosi se lo emplea
paraproducirun valorde uso" •
68
·

La inevitable referencia del valor de cambio al valor de uso se ve


igu~mente en el hecho de que el primero puede manifestarse, probar
qúe es un valor, únicamente sobre y en el segundo. En tanto que "el
valor de cambio de una mercancía no aparece en su propio valor de
uso", sólo puede conseguirlo en su relación con los valores de uso de
las otras mercancías. "El valor de cambio de una mercancía se ma-
nifiesta así en el valor de uso de las otras mercandas", de modo tal
que, desde el momento en que deviene efectiva, la igualdad ideal del
valor que hace posible el intercambio no tiene otra existencia que la
realidad efectiva de un valor de uso. "El equivalente es, de hecho, el
valor de cambio de una mercancía expresado en el valor de uso de
otra " 69. Por eso es que, si una mercancía deviene equivalente general ,

67. Pl, l, 293; subrayado por nosotros.


68. Ibíd,, 295; subrayado por nosotro s.
69. Ibíd., 290.

237
7
Marx lI. Unaftlosofiade la economía

sin embargo sólo existe como tal por su relación con todos los otros
valores de uso, los cuales no encuentran su propia medida -su valor
de cambio- en el valor de cambio de la mercancía elegida sino en su
valor de uso. "Si una mercancía mide su valor de cambio por los va-
lores de uso de todas las demás mercancías, inversamente los valores
de cambio de todas las demás mercancías se miden por el valor de
uso de esa mercancía particular"'°. El elemento vital cuya alienación
es la economía reaparece incesantemente en ella.
El carácter fundador del valor de uso en relación con el valor de
cambio es evidente si se hace notar el trivial y no obstante decisivo
hecho de que una mercancía pierde todo valor desde el momento en
que su valor de uso se destruye. "Deja de ser valor de cambio cuando
deja de ser valor de usd 171• En consecuencia, toda la circulación eco-
nómica depende del valor de uso y de sus propiedades específicas: "si
[las mercancías] no se venden en el tiempo deseado, se echan a per-
der y, junto con el valor de uso, pierden su propiedad de soporte del
valor de cambio" 72• Un proceso económico deviene inmediatamente
tributario de sus determinantes extraeconómicos: "Cuanto más pe-
recedera es una mercancía, más estrecho es el límite absoluto que su
naturaleza física pone a su periodo de cir~ulación como mercanda 1173•
La determmación del valor por el valor ~e uso no sólo se manifiesta
en el plano de la circulación sino también, más esencialmente, en el
interior del proceso de producción. En éste, las materias primas son
transformadas, y por lo tanto los valores de uso lig~dos a sus propie-
_..dadesoriginales son suprimidos; también debería serlo su valor de
.- cambio, en virtud del axioma que repite El Capital- "Si entonces el
valor de uso se pierde, el valor de cambio también se pierde igual-
mente" 74- y en consecuencia no podría ser transferido al producto .
Si no sucede así, si el valor de los medios de trabajo no se destru ye,
es porque su valor de uso tampoco lo hace: aparece bajo una forma
nueva en el producto. Paraéste, la posibilidadde replicarel valorde sus
condiciones estáinscritaen eldevenirdelvalorde usoy presuponesu propia
conservación o su desarrollo
. El proceso de valorización muestra enton-
1 -

70. Ibíd.
1 71. Grundrisse, I, 361.
72. El Capital, II, 1, 118.
73. Ibíd.
74. Pl, I, 754.

238
CapítuloIX : La realidadde la realidadeconómica

ces su dependencia esencial respecto del proceso real. "Los medios de


producción que pierden su valor de uso no pierden al mismo tiempo
su valor}'porque el proceso de trabajo en realidad sólo les hace perder
su forma primitiva de utilidad para darles en el producto la forma
de una nueva utilidad" 75 • Y no sólo las materias primas: los propios
instrumentos de trabajo sólo pueden transferir su valor al producto si
su valor de uso se conserva. Aquelloquepreservaesevalorde usopreserva
tambiénsu valor,a saber, el capital mismo. Sobre la conservación de los
valores de uso de materias primas e instrumentos, los Grundrissedi-
cen, en una proposición cuyo carácter esencial aparecerá rápidamen-
te: "Dado que, de acuerdo con su naturaleza, todo valor de uso está
hecho de materias perecederas, y que el valor de cambio sólo puede
existir en el valor de uso, esa conservación equivale a protegerlo de
la ruina; así, los valores que posee el capitalista dejan de ser perece-
deros: existen entonces como valor para sí}'riqueza imperecedera,; 76•
El valor de uso no sólo determina el proceso de valorización, tam-
bién hace que ese proceso sea idénticamente un proceso de desvalo-
rización . Sin duda, el proceso de valorización tiene sus leyes especifi-
cas, que son leyes económicas, y los límites que encuentra por fuera
de sí mismo son en parte, ciertamente, límit~s económicos: los valores
producidos deben ser realizables, es decir, ~onvertibles en dinero, lo
que supone que ese dinero exista. Pero la re~ación de los valores de
cambio de las mercancías supone primero, como sabernos, que éstas
tengan un uso, que correspondan a una necesidad. Dice Marx sobre el
proceso de valorización: "Su primer límite es por lo tanto el consumo
rttlsmo, la necesidad que la mercancía suscita" 77 • La necesidad es un
límite absoluto del proceso de valorización indefinida del capital, no
solamente porque se sitúa por fuera de ese proceso sino, más esen-
cialmente, porque en sí misma es limitada, y cualitativamente limi-
tada, como ya se ha dicho; porque, como determinación de la vida,
ésta la deternúna. "En sí, el valor de uso no es ilimitado como el valor
propiamente dicho. Los productos sólo se pueden consumir dentro
de un límite dado: son objetos de una necesidad. Nunca se consume
más que cierta cantidad de trigo. De modo que, en tanto que valor de
uso, el producto tiene en sí mismo un límite, que es el de la necesidad

75. lbíd.
76. Grundrisse,I, 419.
77. Ibíd., 361.

239
Marx II. Unafilosofiade la economía

que de él se experimenta. Ahora bien, ese valor de uso no se mide


según la necesidad del productor sino de las necesidades del conjun-
. to de los que intercambian. Cuando la necesidad de cierto valor de
uso es satisfecha, el valor de uso desaparece porque se mide según la
necesidad que de él se experimenta, es decir, según la vida. Pero en
cuanto la mercancía deja de ser un valor de uso deja de ser objeto de
circulación" 78• De este modo la vida hace valer bruscamente su fuerza
frente al proceso económico. El objeto de la necesidad sólo llegaba a
nosotros a condición de entrar en el intercambio y hacerse valor, no
se trataba más que de producir valor en cantidades cada vez mayores;
pero el valor de cambio no es otra cosa que el valor del valor de uso,
cuya cantidad él mismo determina: el valor de uso es el que dice en
qué condiciones, en qué cantidades puede devenir valor. "He aquí
que su composición natural le provee ahora la medida de su existen-
cia. Para convertirse en la forma general es necesario que el valor de
uso exista en una cantidad determinada. Esacantidadno se midesegún
el trabajomaterializado en ella sinosegúnla naturalezade su valorde uso,
según su utilidadparaotros"79 • Sin duda, la producción económica se
esfuerza por estimular el consumo elevándolo a su nivel, comunicán-
dole un desarrollo infinito: "1º se aumenta , cuantitativamente el con-
sumo existente., 2° se crean necesidades incrementadas propagando
las necesidades en una esfera mayor, 3ºise crean nuevas necesidades,
se descubren y producen nuevos valores de uso" 80• Es lo que se llama
hoy en día la "sociedad de consumo". Pero ese aumento convocado
por el proceso de valorización no se determina por éste, por el valor
~-de cambio, por el trabajo abstracto, es el aumentoy la diversificación
... de
las necesidades y de los objetosapropiados parasatisfacerlas,encuentrasu
ley en la exploración de la naturalezay de la subjetividad."Pero todo esto
supone que el sobretrabajo obterúdo no permanezca como simple
excedente cuantitativo sino que aumenten las diferencias cualitativas
del trabajo (y por lo tanto del sobretrabajo), se diversifiquen, se mul-
tipliquen incesantemente ... capital y trabajo liberados inaugurarán
una rama de producción nueva y cualitativamente diferente orien-
tada a satisfacer una nueva necesidad ... Por lo tanto será necesario

78. Ibid., 361-362.


79, Ibíd., 362. Hay que reconocer también, con Marx, que el capital encuentra su
límite "en el consumo de otros" y que "la indiferencia del valor propiamente di-
cho frente al valor de uso conduce no obstante a una contradicción" (ibíd.).
80. Ibid., 364.
'1
' l

240
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

explorar toda la naturaleza ... " 81• Pero la naturaleza es finita como la
subjetividad misma, una y otra son extrañas al valor.
Hemos visto que la economía encuentra su forma pura en el dine-
ro, y que éste se constituye en una serie de abstracciones a partir de
la realidad. Al cabo, el dinero vale por sí mismo y su producción es la
finalidaq. de todo el proceso . El valer para sí del dinero es el valer para
sí del valor. Pero el elemento económico puro no puede mantenerse
por sí mismo, la autonomía del dinero es sólo ilusoria. "Su autonomía
no es más que simple apariencia" 82• Y ello por dos razones . Así como
el valor de cambio de cada mercancía es inseparable de su valor de
uso, el dinero sólo en apariencia representa el valor de cambio en es-
tado puro: de todas las mercancías, es aquella cuya referencia al valor
de uso es más evidente. Porque cada mercancía satisface sólo un valor
de uso, representa sólo un valor de uso. "Desde el punto de vista del
valor de uso cada mercancía expresa sólo un aspecto de la riqueza
material, es sólo un elemento aislado de la riqueza, en la medida en
que responde a una necesidad particular". Por el contrario, por me-
dio del dinero se puede obtener la totalidad de los valores de uso, y el
dinero sólo significa la riqueza porque agrega al concepto formal de
la riqueza económica -a saber, el valor como tal- el concepto material
de la riqueza real, que no es otra cosa que el /conjunto de los produc-
tos útiles para la vida. "El dinero, por su parte, satisface todas las
necesidades, ya que se convierte directamente en objeto de cualquier
necesidad. Su propio valor de uso se realiza en la serie infinita de los
valores de uso que constituyen sus equivalentes . En su sólida sustan-
ciáde metal encierra toda la riqueza material que se despliega en el
mundo de las mercancías. De modo que si las mercancías representan
en su precio el equivalente general o la riqueza abstracta, es decir el
oro, éste representa en su valor de uso a los valores de uso de todas
las mercancías. Por lo tanto el oro es el representante general de la
riqueza concreta. Es el 'resumen de todas las cosas' (Boisguilbert), el
compendio de la riqueza social. Es a la vez, por su forma, la encama-
ción directa del trabajo general y, por su contenido, la quintaescencia
de todos los trabajos reales. Es la riqueza general individualizada" 83•
En tanto que riqueza general individualizada , el dinero repite la con-

81. Ibíd.
82. lbid., 176.
83. Pl, I, 382 .

241
Marx II. Unafilosofíade la economía

tradicción de la mercanda y la expone en su generalidad. Pero la con-


tradicción de la riqueza general individualizada es la contradicción
del elemento económico mismo, expresa la imposible abstracción en
sí mismo de aquello que es abstraído de la vida.
El carácter ilusorio de la autonomía del elemento económico que
llegó a la forma pura del dinero no sólo se evidencia en el hecho de
que, en sí mismo, el dinero sólo vale como equivalente del conjunto
de los valores de uso que existen en una sociedad en un momento
dado. Como dinero, y en tanto que obedece a su dialéctica propia ,
a la ley del crecimiento cuantitativo indefinido, debe intercambiarse
constantemente por los valores de uso que le permiten en principio
mantenerse y precisamente luego incrementarse. El hecho de que el
dinero, el valor de cambio, esté fundado en el valor de uso, significa
ahora que el proceso del dinero no puede llevarse a cabo sin suscitar
constantemente un proceso real que es el de los valores de uso, de los
que el dinero no hace más que expresar el valor. Incluso si el proceso
de los valores de uso persigue exclusivamente el valor, su producción
y su crecimiento, ese crecirrúento y en primer lugar la simple con-
1
servación del valor exigen su sacrificio permanente a los elementos
reales del proceso. La paradoja del valor ;-que en el momento mismo
Ji
en que pretende valer por sí mismo es i1:1-capaz de retirarse de la sus-
tancia de las mercancías y debe por el contrario transformarse en esa
sustancia- es la verdad del capital. El capital es el valor que vale en sí
y para sí y está librado a sí mismo, a la ley de la valorización. Como
~-tal, precisamente, no puede existir como dinero, es decir en la forma
· del elemento económico, sino que, por el contrario, debe encarnarse
en la realidad material de los valores de uso. ''El capital es dinero por
definición, pero ese dinero no existe bajo la forma simple de oro o
de plata, ni de dinero en oposición a la circulación, sino en todas las
sustancias: mercancías . Así, entonces, el capital no se opone al valor
de uso; por el contrario, por fuera del dinero sólo existe en el valor de
uso" 84 • Como sólo existe en los valores de uso, el capital deviene tribu-
tario de éstos, sólo subsiste en tanto que éstos se conservan. Hablando
siempre del capital, el texto que comentamos continúa: "Por lo tanto
sus sustancias son ahora perecederas, y no tendrían valor de cambio
si no tuviesen valor de uso; pero , en tanto que valor de uso, si no se las
utiliza realmente pierden su valor y se disuelven por la simple acción

84. Grundrísse,I, 219.

242
CapítuloIX: La realidadde la realidad económica

natural". He alú entonces el capital en proceso, obligado no solamente


a invertirse en valores de uso sino también a actuar para la conserva-
ción y la renovación de éstos, de modo tal que su acción encuentra su
principio fuera de él, en la naturaleza particular de los valores de uso
a los que reenvía. "La mayor o menor durabilidad de las mercancías
en las que existe el valor supone una reproducción , una renovación
del proceso de trabajo más o menos rápida. La naturalezaparticulardel
valorde uso en quese manifiestael valoro lo que aparececomoel cuerpodel
capitaldeterminaaquílaforma y la accióndelcapital,dándole una propie-
dad particular en oposición a otra, en resumen, particularizándolo " 85 •
En este reenvío a una realidad que lo determina , el capital perdió su
indiferencia respecto de toda forma determinada de valor de uso, está
ya en contradicción consigo mismo. Así, por ejemplo, en el caso del
capital fijo: "en la medida en que el capital fijo está adherido a un va-
lor de uso deterrrúnado, ya no corresponde a la definición del capital,
el cual, a título de valor, es indiferente a toda forma determinada del
valor de uso"86 . Esta contradicción no es exclusiva del capital fijo sino
que caracteriza al capital en general en tanto que valor y lo determina
en su esencia misma: "que , en tanto que valor, el capital está ligado a
un valor de uso detemúnado en el seno de la producción, constituye
un hecho fundamental" 87• ·

Sin embargo, la retroreferencia del capital al valor de uso sólo


adquiere su sentido decisivo cuando el concepto de valor de uso es
pensado en su ambigüedad fundamental . Porque, en Marx, valor de
uso~no designa solamente ni en primer lugar el producto del trabajo
útil, el elemento natural transformado y adecuado a la subjetividad
viviente. Se refiere pura y simplemente a esta última. El valor de uso
fundamental es la praxis como posibilidad incluida en la subjetividad
monádica e idéntica a ella, el uso de ese "valor" es su actualización
en un trabajo efectivo, y esa actualización es su "consumo ". El Capital
dice: "El uso o empleo de la fuerza de trabajo es el trabajo. El com-
prador de esa fuerza la consume haciendo trabajar al vendedor " 88•
Solamente a partir de esta significación fundamental del concepto de

85. Ibid., 11, 155; "natu raleza p arti cular del valor de uso", "cuerp o del capital",
subrayados por Marx .
86. !bid., 213.
87. Ibid., 152.
88. Pl, I, 727.

243
Marx JI. Unafilosofiade la economía

valor de uso se puede pasar a su significación usual: "Para que éste


produzca mercancías -prosigue inmediatamente el texto- su trabajo
debe ser útil, es decir, realizarse en valores de uso. Por lo tanto, lo que
el capitalista le hace producir al obrero es un valor de uso particular,
un articulo especial". La producción de valores de uso adecuados a la
necesidad es en sí misma , como uso de la fuerza de trabajo., el valor
de uso fundamental, quese diferenciade losprimerosen que,en tantoque
radicalmente subjetivo,no tieneexistenciaobjetivacomoellosy se identifica
conlavidadeltrabajador. "El valor de uso que el obrero ofrece al capital
no está materializado en un producto, no puede existir por fuera del
obrero, dicho de otro modo, no es real, es una facultad del obrero ...
ese valor de uso es la actividad productiva determinada del obrero; es
su fuerza vital orientada a ese fin preciso y que por lo tanto se expresa
en una forma determinada "89• A fin de cuentas, ese valor de uso es el
único que le importa al capital, su referencia esencial al valor de uso
se agota en ese valor de uso particular. "Al capital sólo le importa el
valor de uso del trabajo, o mejor dicho, el trabajo es el valor de uso del
capital mismo, es decir, la actividad a través de la cual se valoriza" 90 •
Y de modo no menos decisivo: "El trabajono enfrentaal capitalcomo
un valorde uso en particularsino comoe~valorde uso por excelencia
"91•
1 ,,
Dado que el valor de uso designa finalmente al trabajo vivo y a la
subjetividad misma, su concepto es el ,toncepto referencial del capi-
tal, el concepto fundamental de la economía; dado que Marx lo toma
ulteriormente con esta significación fundadora era necesario refutar
a Ricardo y escribir: "Así, hemos visto que la diferencia entre valor de
..~- uso y valor de cambio ahora forma parte de la economía, y que no hay
que dejar que el valor de uso se extinga como simple presuposición,
como hace Ricardo" 92 • ·

2° El valorde usofundamental:la críticade la circulacióny el "intercam-


bio" entre capitaly trabajo.
La referencia del capital al valor de uso fundamental motiva todo
el análisis económico y determina en primer lugar la crítica de la

89. Grundrisse,1, 214.


90. Ibíd., 253.
91. Ibíd., 242; subrayado p or nosotros.
92. lbíd., 268.

244
CapítuloIX: La realidadde la realídadeconómica

circulación. Ésta se constituye en la inversión de la teleología vital


del intercambio, cuando la fórmula D M D sustituye a la fórmula
M D M. Ahora bien, hemos visto que por un lado D M D es en rea-
lidad D M D', y que este proceso sólo tiene sentido si la cantidad
final de dinero es superior a su cantidad inicial, si es un proceso de
valorización¡ por otra parte, vimos que es un proceso indefinido, ya
que cada nueva cantidad de dinero experimenta la misma necesidad
de incrementarse que la cantidad precedente. Pero, desde el punto de
vista económico, lo que caracteriza a esta valorización indefuúda del
valor es que refiere al valor mismo, es el capital que, de sí mismo y en
cierto sentido por sus propias fuerzas, se incrementa incesantemente
con un nuevo plusvalor. Ciertamente, esa apariencia tiene que ver
con la naturaleza de la circulación y se produce en ella. En efecto, en
la circulación el valor no cesa de valer a través de sus metamorfosis,
dinero y mercancías no son más que las formas que reviste el valor
y que se encuentran subordinadas a éste. Es por eso en primer lugar
que el valor se conserva en la circulación, porque nunca se trata de
otra cosa que del valor, porque compras y ventas de dinero, de mer-
cancías, de trabajo, nunca son otra cosa que los diversos momentos
y medios de su existencia. "La primera característica del capital es
que el valor de cambio que resulta de la circfulacióny es su presupo-
sición se conserva en esa circulación y por e;lla,no se pierde al entrar
en ella, y la circulación no es el movimientó de su desaparición sino
de su propia manifestación y realización como valor de cambio" 93•
Y también: "Sólo en el capital el valor de cambio es puesto como tal
altonservarse en la circulación, es decir, por el hecho de que nunca
aparece sin sustancia ya que se realiza constantemente en otras sus-
tancias, en la totalidad de las mismas. No sólo no pierde su forma en
la circulación sino que permanece idéntico a sí mismo en cada una
de las diferentes sustancias. Por lo tanto se conserva siempre como
dinero y mercancía. En los diferentes momentos de la circulación, es
cada uno de esos dos elementos pasajeros que pasan de uno al otro.
Sólo puede hacerlo en la medida en que él mismo constituye un pro-
ceso ... "94. Esta determinación de la circulación como existencia del
valor se retoma en El Capital:"En la circulación D M D ... mercancía
y dinero sólo funcionan como diferentes formas del valor mismo, de
modo que una es la forma general, la otra la forma particular y por
93. Ibíd.,206-207.
94. Ibíd., 207-208 .

245
Marx II. Unafilosofiade la economía

así decir disimulada. El valor pasa constantemente de una forma a


la otra sin perderse en ese movimiento" 95 • Y también es por eso que,
según nos detengamos en una u otra de esas formas, podemos decir:
"el capital es dinero, el capital es mercancía" 96 •
En tanto que la circulación es la existencia del valor que se con-
serva y se prosigue a través de diferentes formas, todo lo que ad-
viene en ella -no solamente esas diferencias formales cualitativas,
sino también las diferencias cuantitativas del valor- todo ello debe
ser referido al valor, lo que se incrementa es el valor mismo, es él el
que produce plusvalor, que no es más que el desarrollo de su propia
sustancia, su proliferación autónoma y espontánea: ºpero de hecho el
valor se presenta aquí como una sustancia automática dotada de vida
propia y que, cambiando incesantemente de forma, cambia también
en magnitud y, en tanto que valor madre, produce espontáneamente
un nuevo brote, un plusvalor, y finalmente se incrementa por virtud
propia . En una palabra, el valor parece haber adquirido la propiedad
oculta de engendrar valor por el hecho de ser valor ... " 97 . El Capital
reafirma claramente que ese autoincremento del valor resulta de su
autoposición como sustancia del proceso, devenido proceso pura-
mente económico, mientras que sus dif~rencias cualitativas, dinero
y mercancías, en principio ligadas al prpceso real como sus formas
económicas, no son otra cosa que form'as del valor mismo, formas
económicas de una realidad ella misma económica: 11en la circulación
simple se lleva a cabo una separación formal entre las mercancías y
1 . ;.SU valor.,el cual se presenta ante ellas bajo el aspecto de dinero. Ahora
· el valor se presenta súbitamente como una sustancia que se mueve
por sí misma, y para la cual las mercancías y el dinero no son más
que puras formas. Más aÚ!\ en lugar de representar las relaciones
entre mercancías.,el valor entra, por así decir, en una relación privada
consigo mismo" 98, Esta autoposición del valor-es decir, del elemento
económico mismo como tal- que significa idénticamente su autoin-

95. Pl, I, 699-700.


96. Ibíd.
97. lbíd,
98. Ibíd., 701.

246

j
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

cremento, es el capital: "el valor deviene entonces valor progresivo,


dinero siempre floreciente, pujante,. y como tal, capital" 99 •
La crítica del capital, es decir, de la realidad económica en su
pretensión de sustancialidad y autonomía, se lleva a cabo primero
como crítica de la circulación, porque es en ésta donde el valor da una
apariencia de autovalorización, donde D se transforma en D'. Lo que
esta crítica muestra es, precisamente, que la circulación es incapaz de
producir por sí misma un nuevo valor, un plusvalor cualquiera. Y es
así por definición. Porque la circulación no es otra cosa que el inter-
cambio de mercancías, y se ha mostrado que la condiciónde posibilidad
del intercambioes la igualdadde valor de las mercancíasintercambiadas.
Cuando dos mercancías están una en presencia de otra en el mercado,
o bien son de igual valor y su intercambio es posible -poco importa
que ese intercambio tenga o no lugar- o bien son de valor desigual
y su intercambio es imposible. Porque, como nos ha dicho Engels100,
nadie es tan tonto como para cambiar el producto de diez horas de
trabajo por el de una sola. Dado que el intercambio de mercancías sólo
concierne a mercancías del mismo valor, éste se conserva idéntico a sí
mismo a través del intercambio. Alguien tenía x mercancías A, ahora
tiene y mercancías B, pero como el intercambio supone que x mA =
y mB, entonces tiene el mismovaloren la forr1'~y mB que el que terúa
antes bajo la forma de x mercancías A. Por ~so mercancías y dinero
aparecen finalmente como formas del valor, porque precisamente es
un mismo valor que toma esas diferentes formas y permanece idénti-
través de las mismas. Un aumentodelvaloren la circulaciónno sería
co a_,...
untí modalizaciónde la igualdadcuantitativaquefunda el intercambiosino
su negación,lanegacióndelintercambio.Por lo tanto no se puede preten-
der que en la circulación se produzca un plusvalor, que en la rrúsma
"no sólo se conserve el valor adelantado sino" que utambién varíe
su magnitud, que agregue un plus": la circulación misma devendría
inmediatamente imposible. ·
.La impotencia de la circulación para producir por sí rrúsma una
valorización del valor es una afirmación reiterada de Marx. El Capital
muestra la identidad del valor a través de las diferentes formas en

99. Ibíd.; Marx cita la definición de capital que da Sismondi : "porción fructífera
de la riqueza acumulada ... valor permanente que se multiplica" (Nuevos princi-
pios de la economíapolítica,I, 89).
100. a . supra, t. 1,p. 479.

247
--,
Marx II. Unafilosoftade la economía

que el mismo se encarna, colocándose en el punto de vista del que


intercambia: ya se trate de la mercancía que éste ha producido, del di-
nero equivalente de la misma, o de la mercancía que puede ·comprar
con ese dinero, siempre tendrá en mano -principio de todos los inter-
cambios posibles- el mismo valor: "Este cambio de forma no afecta a
la cantidad, como tampoco lo haría cambiar un billete de 100 por diez
billetes de 10"1º1. Marx también dice que la condición misma del in-
tercambio excluye de la circulación cualquier posible plusvalor: "En
su forma normal, el intercambio de mercancías es un intercambio de
equivalentes, y por consiguiente no puede ser un medio para obtener
un provecho" 1º2 • Y también: nEn tanto que lo que se intercambia son
mercancías -o mercancías y dinero- de igual valor, es decir equiva-
lentes, es evidente que nadie extrae de la circulación más valor que
el que pone en ella. Entonces, ninguna formación de plusvalor puede
tener lugar" 103•
Y no se puede tomar en cuenta la objeción trivial que dice que el
que intercambia podría vender su mercancía por encima de su valor
y procurarse así un provecho. Una tesis constante de Marx es que el
precio de las mercancías se regula por su valor y que, contrariamente
l.: a una opinión difundida, los productos :en una sociedad sólo rara-
mente se venden a un valor superior a stivalor real: más bien lo con-
trario. No obstante, si quisiésemos salir del plano de las regulaciones
eidéticas para considerar los intercambios accidentales y circunstan-
ciales ligados a la personalidad de los que intercambian, la conclusión
..~ería la misma. Supongamos con Marx que "un astuto presente a sus
colegas" y logre intercambiar vino de un valor de f. 40 por trigo de un
valor de f. 50. Ciertamente, en sus manos cierta cantidad de dinero se
ha transformado en una cantidad mayor. Sin embargo el valor total
involucrado en esa circulación no ha cambiado, es de f. 90 tanto antes
como después del intercambio, y éste no ha producido nada. "El va-
lor circulante no ha aumentado ni en un átomo" 104.
Podríamos preguntamos entonces por qué se produce la circula-
ción, si es sólo la tautología en la que un mismo valor se repite inde-
finidamente. Los que intercambian, como hemos visto, cambian sus

101. Pl, I, 704,


102. Ibíd,, 705.
103. Ibíd., 707.
104. lbíd., 710.

248

j
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

productos no por su valor, que por definición es idéntico, sino por


sus valores de uso, es decir en función de la necesidad que tienen de
ellos. Nuevamente aquí, el elemento económico puede mantenerse y
la circulación puede tener lugar únicamente sobre el fondo de la rea-
lidad subyacente de la vida . Precisamente porque ésta presupone la
diferenciación cualitativa de los valores de uso y su conformidad con
la necesidad, se ha creído que la circulación económica creaba valor
por sí misma, y que quien intercambiaba obtenía en el intercambio
siempre un valor mayor al que sacrificaba. Error que se remonta a
Condillac, a quién Marx cita: "Es falso -dice este escritor- que en los
intercambios se de valor igual por valor igual. Por el contrario,, cada
uno de los contratantes da siempre uno menor por uno mayor ... En
efecto, si siempre se intercambiaran valores iguales,, no habría ganan-
cia para ninguno de los contratantes. Ahora bien, ambos la obtienen
o deberían obtenerla. ¿Por qué? Es que, como las cosas sólo tienen
un valor en relación con nuestras necesidades , lo que es más para
uno es menos para el otro, y viceversa ... " 105• En realidad, la ventaja
de cada uno de los que intervienen en el intercambio tiene que ver
únicamente con el hecho de que el valor de uso de una mercancía está
más adaptado a su necesidad que el valor de uso de la otra, y sólo
porque confunde valor de uso y valor de ~·ambio Condillac puede
creer que esa ventaja que la utilidad del pro~ucto proporciona signi-
fica un valor de cambio mayor. ·
Sin embargo el capitalista difiere totalmente de quien simplemen-
te -intercambia
~
mercancías, que es el caso que acabamos de ver. Por un
lado, al capitalista no le interesa en modo alguno el valor de uso de
las mercancías, y éste no puede darle, como a Condillac, la ilusión de
un "provecho" . Por otro lado, ahora ese provecho es real, concierne al
valor de cambio, que al término del proceso de circulación se presenta
en una cantidad incrementada. Precisamente, ese plusvalor es lo que
determina al capitalista a comprometer en la circulación cierto valor
a fin de retirar de ella un valor mayor. Y ello de la siguiente manera:
con determinada suma de dinero el capitalista compra los elementos
necesarios para la fabricación de un producto , no con la finalidad de
fabricar ese producto sino de venderlo y con esa venta procurarse
una smna de dinero superior a la que ha invertido. Después de la

105. Condillac , Le commerceet le gouvernement [El comercio y el gobierno] (1776)


en Mélanges d'éconam.i e polítique [Varios sobre economía política], París, 1847, p .
267, citado por Marx, i"bíd.,705.

249
Marx II. Unafilosofíade laeconomía

pregunta acerca del valor., es decir, de la realidad económica y su es-


tatuto, la segunda pregunta fundamental que plantea El Capitales la
del origen del plusvalor. Esta pregunta nos coloca ante la aporíade la
circulación:ningún plusvalor puede nacer de la circulación -" se ha
demostrado que la suma de los valores que se arroja a la circulación
no puede aumentarse en la circulación" 106- y sin embargo., por fuera
de ésta -es decir, de la "suma total de las relaciones recíprocas entre
productores que intercambian" - no hay nada. Por consiguiente, la
metamorfosis cuantitativadel valor -y lo que resulta de ella: el plusva-
lor- "debe ocurrir en la circulación y al mismo tiempo no ocurrir en
ella" 107• La solución de esta aporía nos entrega la significación última
de la filosofía económica de Marx y nos permite comprender qué es
lo que constituye la realidad de la realidad económica .
¿Cómo es que la valorización del valor, es decir, la posibilidad
del capital expresada en la fórmula D M O' en tanto que forma de la
circulación, puede nacer de ésta? En el segundo acto de esa forma,
M D', a saber la reventa de la mercancía, no se lleva a cabo ningún
cambio de valor, el valor simplemente pasa de la forma mercancía a la
forma dinero. En el primer acto D M por el cual el capitalista compra
una mercancía., sólo hay, igualmente, un :intercambio de equivalentes.,
simple metamorfosis del valor, que pas~ esta vez de la forma dinero a
la forma mercancía. Ningún incrementó del valor es posible. O bien,
sería necesario que ese incremento del valor, imposible en el plano
del valor mismo y su circulación, provenga del valor de uso de la
; - mercancía particular que compró el capitalista. Tendría que ser una
· mercancía extraordinaria, una realidad cuya puesta en movimiento,
cuyo uso, tenga la capacidad de producir valor y por consiguiente
entregar a su usuario un valor de cambio mayor que el que ha dado
para su obtención. Esa realidad existe, es el valor de uso fundamental,
que, como se ha reconocido, es la fuerza de trabajo constituida por
la subjetividad orgánica individual. Si el capitalista se hace de esta
fuerza podrá crear valor y el proceso de valorización constitutivo del
capitalismo será posible. La tesis del Capitalestá contenida en esta
proposición: "Para poder extraer del valor de uso de la mercancía un
valor de cambio, es necesario que nuestro poseedor de dinero sea tan
afortunado como para descubrir dentrodela circulación, en el mercado

106. Ibíd., 712.


107. Ibíd., 714.

250
'

__j
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

mismo, una mercancía cuyo valor de uso posea la particular virtud de


ser fuente de valor de cambio, de modo que consumirla sería realizar
trabajo y, por consiguiente, crear valor... Y efectivamente nuestro
hombre encuentra en el mercado una mercancía dotada de esa virtud
específica, se llama potencia de trabajo o fuerza de trabajo" 108•
En el momento en que el enigma de la valorización es objeto de
una elucidación radical, lo que surge es que dicha elucidación con-
siste en un súbito cambio de plano, en el pasaje del plano del valor
de cambio al plano del valor de uso. Ese pasaje es, idénticamente, el
que va de la realidad económica a la subjetividad monádica, en tanto
que el valor de uso que sustituye al valor de cambio que el capitalista
acaba de comprar al trabajador, precisamente., no es otra cosa que
la actualización de su fuerza de trabajo, su empleo, o como también
lo llama Marx, por analogía con la subjetividad en que se realizan
los valores de uso en general., su "consumo". Sobre el valor de uso
que el trabajador ofrece al capitalista Marx dice: "El valor de uso que,
en el intercambio, ofrece al comprador, sólo se muestra en el empleo
mismo, es decir, en el consumo de su fuerza" 109 . El uso de la fuerza de
trabajo individual se señala inequívocamente no sólo como creador
de la realidad material de los objetos produc;idos en el proceso real
de trabajo, sino también como creador del plµsvalor que la venta de
los mismos permitirá realizar al capitalista: º ~l consumo de la fuerza
de trabajo es al mismo tiempo productora de mercancías y de plus-
valor"110.Referir la producción de plusvalor a la actualización de las
potincialidades motrices de la subjetividad individual es salir del
plano económico de la circulación de las mercancías para interrogar
a una región del ser completamente distinta, ya no la de la objetivi-
dad económica sino la región secreta en que, a solas consigo mismo,
el cuerpo despliega sus poderes en la interioridad silenciosa que lo
individualiza radicalmente. Y dado que ese esfuerzo, ese trabajorea-
lizado en el laboratorio secreto del cuerpo, es lo único que produce
plusvalor, la intelección del capital -no delcapitalexistentepresupuesto
en sus estructurasy en susproducciones, sinolaintelección delaproducción
delcapitalmismo- implica necesariamente esa conversión por la cual la
mirada científica que elabora la teoría de las regulaciones económicas

108. !bid., 715.


109. Ibíd ., 725 .
110. Ibíd.

251
--
Marx 11.Unafilosofiade la economía

se transforma en la nurada trascendental que, bajo esa esfera aparen-


te y ruidosa de las consecuciones visibles, aprehende su posibilidad
interior, la génesis ya no del valor sino del plusvalor, es decir, justa-
mente, del capital. Definiendo programáticamente el proyecto mismo
del Capital,e inmediatamente después de declarar que el consumo de
la fuerza de trabajo es lo que produce plusvalor, Marx agrega estas
lineas realmente esenciales : 'Al igual que el consumo de cualquier
otra mercancía, se realiza por fuera del mercado o de la esfera de la
circulación. Por lo tanto, junto con el poseedor del dinero y el posee-
dor de la fuerza de trabajo, vamos a salirde esaruidosaesferaen la que
todoocurreen superficiey a la vista de todos,paraseguirlosal laboratorio
secretodelaproducción ... Allí veremosno solamentecómoelcapitalproduce
sino tambiéncómoes producido" 111
• ;¡Junto con el poseedor del dinero

y el poseedor de la fuerza de trabajo": este pasaje de la esfera de la


circulación económica objetiva a la esfera de la realidad subjetiva de
la actualización de la fuerza de trabajo no sólo se opera en el plano del
análisis teórico, sino en la práctica y como lo que adviene en el plano
de la realidad del capitalismo para definirla y constituirla.
Comprendemos ahora cómo es que el plusvalor puede nacer en la
circulación y al mismo tiempo no nacer d~ ella. El plusvalor proviene
de la circulación en tanto que resulta d~ la compra de la fuerza de
trabajo del obrero por el capitalista, compra que, por definición, per-
tenece a la esfera de la circulación o, como dijo Marx, tiene lugar "en
su interior". Pero, como se verá, esa compra no crea en sí misma nin-
.J;Úllvalor y, afortiori,run.g-únplusvalor. Es por eso en realidad que el
1
··plusvalor no proviene de la circulación y no nace en ella ¿De dónde
proviene? Del "consumo" de la fuerza de trabajo, de su actualización,
la cual no tiene lugar en la esfera de la circulación sino en la esfera de
la producción. Ésta, o más precisamentela actualización de la fuerza de
trabajoen ella,el trabajovivo y solamente él, es el que crea el plusvalor.
El plusvalor, la valorización del valor, es la transformación del dinero
en capital. Resumiendo su análisis, Marx dice respecto de la génesis
del capital: "Esta transformación de su dinero en capital ocurre en
la esfera de la .circulación y no ocurre en ella. La fuerza de trabajo
se vende en el mercado paraser explotadaen la.esferade la producción,
donde deviene fuente de plusvalor" 112•

,: . 111. Ibíd., subrayado por nosotros .


..
1
112. Ibíd., 746; subrayado por nosotros .
• 1 •

252


CapituloIX: La realidadde la realidadeconómica

De modo que hay dos esferas, una esfera de la apariencia objetiva,


donde todo sucede "en la superficie, a la vista de todo el mundo",
y por otra parte la esfera secreta de la subjetividad, la esfera de la
producción efectiva de plusvalor, allí donde, más que producir, antes
bien el capital mismo es producido. La esfera de la circulación no es
aparente en tanto que determinación económica que se opone a otra
determinación económica, sino en tanto que es objetiva y, como tal,
no contiene ni exhibe aquello que, perteneciente a la subjetividad y
sólo a ella, determina sin embargo todo el sistema. La esfera de la
circulación es la esfera del derecho, pero la crítica del derecho ya ha
mostrado que para lo subjetivo no hay medida igual, medida obje-
tiva. En cuanto al problema fundamental que nos ocupa y que es el
de la venta por el obrero de su fuerza de trabajo y la compra de la
misma por el capitalista, lo que sustrae radicalmente la subjetividad
de esa fuerza de trabajo, de la actualización de la misma en la pro-
ducción, a la fijeza de una medida objetiva, va a constituir el objeto
de una doble crítica: por un lado, la crítica del pseudo "intercambio"
que interviene entre el trabajador y el capitalista; por otro lado, la
crítica del capital variable. En el capítulo v1*del libro I, Marx se limita
a ironizar sobre la pretensión de reducir a la esfera del derecho la
relación entre capitalista y obrero. Anticip~dose a los análisis por
venir, da a entender que la igualdad y la lib~t'tad que supuestamente
hay en esa relación son puramente ilusorias, 'pero ya aparece que esos
nvalores" que produce la vida sólo son denunciados en tanto que se
pretende reencontrarlos en el plano económico, que es su negación
bn1tal. También aquí, lo que comanda al pensamiento de Marx es la
heterogeneidad entre la realidad de la economía mercantil y la reali-
dad de la subjetividad. "La esfera de la circulación de las mercancías,
donde se realiza la venta y la compra de la fuerza de trabajo, es un
verdadero Edén de los derechos naturales del hombre y del ciuda-
dano. Reinan allí la Libertad, la Igualdad,, la Propiedad y Bentham.
¡Libertad! porque ni el comprador ni el vendedor de una mercancía
actúan por obligación ... contratan en calidad de personas libres y que
poseen los mismos derechos ... ¡Igualdad! porque sólo entran en rela-
ción a título de poseedores de mercancías e intercambian equivalente
por equivalente. ¡Propiedad! porque cada uno de ·ellos sólo dispone
de lo que le pertenece. ¡Bentham! Porque, para cada uno de ellos, no
se trata más que de sí mismo" 113• En cuanto á.Ia libertad, el análisis de

113. Ibíd., 726.

253
Marx JI. Unafiwsofiade la economía

las condiciones históricas del capitalismo ha mostrado que el trabaja-


dor, en general un campesino expulsado de sus tierras y de su choza.,
privado de los medios de trabajo y por consiguiente de la posibilidad
de producir una mercancía, ya no tiene otra cosa para vender que a sí
mismo y se ve obligado a ello para no morir de hambre. En cuanto a
la propiedad, su fuerza de trabajo es justamente la única cosa que le
queda . En cuanto a Bentham., la génesis de la ideología ya ha mostra-
do qué significa el utilitarismo. En cuanto a la igualdad, finalmente,
es precisamente lo que la problemática del plusvalor va a esclarecer.
Sin embargo la elucidación del "intercambio" entre capital y tra-
bajo choca con un problema previo. La tesis crucial con la que Marx
piensa resolver la aporía de la circulación, a saber, la afirmación de
que únicamente el uso de la fuerza de trabajo es capaz de producir
plusvalor, ¿no entra en contradicción con esa otra tesis -no menos
fundamental, ya que pertenece a la genealogía trascendental de la
econorrúa y como una de sus piezas maestras-, la tesis según la cual
el que crea valor es el trabajo abstracto y no el trabajo real? Porque
el uso de la fuerza de trabajo no es otra cosa que el trabajo real, y
lo que éste produce -el plusvalor- es., según la afirmación explícita
de Marx, ontológicamente homogéneo a:lvalor mismo, en tanto que
el plusvalor no es más que un valor nll:evo agregado a un valor ya
existente pero que también ha sido creado. Este último punto debe
ser establecido previamente. Un texto de los Grundrisse,que formula
de manera breve pero singularmente esclarecedora la crítica de la
. circulación, nos pone en el camino correcto. "El acto del intercambio
~- ..

.- sólo pone valores producidos y ejecuta la finalidad de los objetos del


intercambio : realizar su valor. Pero ese acto simplemente pone una
mercancía en forma de valor o.,lo que es lo mismo, la confronta con
otra mercancía como equivalente o -lo que también es lo mismo- pos-
tula la igualdaddel valor de dos mercancías; es evidente que no agrega
nada al valor, así como el signo = no aumenta ni disminuye la cifra
que le sigue" 114• Lo que resulta de este texto es que la circulación es
incapaz de aumentar el valor de las mercancías que se intercambian
en ella, en primer lugar no por el hecho de que., como circulación,
nunca procede a otra cosa que al intercambio de equivalen tes -es la
tesis del Capital- sino por la razón decisiva, aunque implícita, de que
no es más que una exhibición de valores que la propia circulación

114. Grundrisse,11,139.

254
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

encuentra, lejos de poder crearlos. La circulaciónse limitaa realizarel


valorde lasmercandas,valorqueya existeen ellasantesquese introduzcan
en la circulación."El acto del intercambio sólo pone los valores pro-
ducidos". Esto quiere decir: ya producidos, producidos fuera de la
circulación, por la producción. Por lo tanto, lo que queda mostrado
no es la incapacidad de la circulación para producir plusvalor, sino
su ineptitud más general para producir valor, en la medida en que
supone como existentes los valores que ella simplemente compara e
intercambia, en tanto que ella es ese intercambio mismo. Por lo tanto,
el intercambio no crea los valores que intercambia, su papal se limi-
ta, como dice claramente el texto de los Grundrisse,a poner uno en
presencia del otro y a constatar su igualdad. Radicalmente impotente
frente al plusvalor, la circulación primero es radicalmente impotente
frente al valor mismo.
Lo que se da a entender entonces es que el origen --exterior a la cir-
culación- del plusvalor -pero en primer lugar del valor- es el mismo,
y por eso valor y plusvalor son homogéneos ·y, como se ha dicho, el
segundo no es más que la adición de un nuevo valor. Marx formula
explícitamente la identidad ontológica de valor y plusvalor sobre el
fondo de la identidad de su producción: "Pc;>rlo tanto la producción
del plusvalor no es otra cosa que la producción de valor prolongado
más allá de cierto punto. Si el proceso de ttabajo dura sólo hasta el
punto en que el valor de la fuerza de trabajo pagada por el capital es
remplazada por un nuevo equivalente, lo que hay es simple produc-
ción de valor; cuando pasa ese límite hay producción de plusvalor" 115•
Ládiferencia entre valor y plusvalor va a ser explicitada. Aquí nos al-
canza con observar que, sobre el fondo de la identidad ontológica de

115. Pl, I, 746; cf. también: "El plusvalor ... al igual que la fracción que rempla za
al capital variable adelantado en salario, es un valor nuevamente creado por el
obrero durante el proceso de producción .. ." (El Capital, II, n, 41-42).

* La versión del Capitalen francés difiere de la numeración de la edición alemana


y de las ediciones en castellano de Siglo XXI y Fondo de Cultura Económica (que
siguen la numeración de la edición alemana). Así, por ejemplo, lo que en estas
últimas es el capítulo 4 "Transformación de dinero en capital" , en la versión fran -
cesa se organiza en tres capítulos (numerados del 4 al 6) que siguen los títulos
internos de la otra versión: "La fórmula general del capital" ¡ "Contradicciones de
la fórmula general"; "Compra y venta de la fuerza de trabajo" (al que refiere aquí
Henry). La edición en castellano de Cartago, traducción del francés, sigue la nu -
meración de la edición francesa que utiliza Henry [N. del T.].

255
-
Marx II. Unafilosofíade la economía
7
su producción y, por consiguiente, de su naturaleza de puro efecto de
esa producción, precisamente las modalidades del valor no pueden
depender de dos principios distintos y, más aún, tan heterogéneos
como la realidad y la irrealidad. Elplusvalornopuedeprovenirdeltrabajo
vivo,si el valoren generales el resultadodel trabajoabstracto.Ahora bien,
Marx no solamente relacionó explícitamente la producción del plus-
valor con la actualización de la fuerza de trabajo, con su usoefectivo,
sino que, al mismo tiempo, hace lo propio con el valor mismo, como
muestra este texto inapelable de los Gnmdrisse,que da continuación a
la critica de la circulación agregando a ella una observación esencial.
11
Por consiguiente, en tanto que pone equivalentes, el intercambio,
por definición, no puede aumentar la suma de los valores ni el valor
de las mercancías intercambiadas. (Si en el intercambio con el trabajo
ocurre otra cosa es porque el valorde usodel trabajoproduceel valor,sin
vínculo directo con su valor de cambio)" 116•
Por lo tanto se vuelve a plantear la pregunta de Engels: "¿Qué
tipo de trabajo crea valor?", y con ella el sentido mismo de la proble-
mática de Marx nos interpela nuevamente y reclama una elucidación
más radical. De lo que se trata es de saber si la Unselbstiindigkeit
de la
econorrúa es un resultado provisorio y Íll1almente inexacto: porque si
el trabajo abstracto es el que crea el valor, también crea el plusvalor.
Pero el trabajo abstracto es una determinación económica. La refe-
rencia del plusvalor al trabajo abstracto significa entonces que resulta
de una determinación económica, que la valorizacióny finalmenteel
~apital mismose explicaneconómicamente, en resumen, que las determi-
. naciones económicas forman en su relación recíproca una totalidad
autónoma. Lo que está en cuestión es la génesis trascendental de la
econorrúa, en tanto que la misma ha postulado la Unselbsti:indigkeit de
la realidad económica, o que, más precisamente, aparece de pronto
como contradictoria, ya que al parecer -con Engels, pero también con
Marx- esa génesis trascendental misma había referido el valor al tra-
bajo abstracto y no al trabajo real.
¿O bien, por el contrario, la génesis trascendental de la economía
nos permite superar esa contradicción y establecerla como aparente?
En efecto, lo que establece -y es una tesis constante en Marx- es que
no haymásqueun único trabajo,la unicidad del proceso de producción

116. Grundrisse,11,139; "produce el valor" subrayado por Marx; "el valor de uso
del trabajo" subrayado por nosotros .

256
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

es al mismotiempoproducción de valor de uso y de valor de cambio.


'½.sí como la mercancía es a la vez valor de uso y valor de cambio,
su produccióndebeser a la vezfonnaciónde valoresde uso y formaciónde
valor" 117• Que un solo y el mismo trabajo crea el valor de uso y el valor
se ve reafirmado en un texto notable (notable sobre todo porque, en
él, la unidad de esos dos aspectos del trabajo se postula al mismo
tiempo que su diferencia y como lo que la supera inmediatamente y,
por otro lado, porque esa afirmación se realiza tanto para el caso de
la formación de valor como de plusvalor, corroborando así la unidad
ontológica de estos sobre el fondo de la unidad entre·trabajo abstracto
y trabajo útil). "La diferencia entre el trabajo útil y el trabajo como
fuente de valor ... acaba de manifestarse como las dos caras de la pro-
ducción mercantil. Desde el momento en que ya no se presenta sim-
plemente como unidadentre trabajoútil y trabajocreadorde valorsino
también como unidadentre trabajoútil y trabajocreadorde plusvalor,la
producción mercantil deviene producción capitalista" 118• Siempre en
El Capital,esa unidad entre trabajo útil strictosensuy trabajo creador
de valor hace que Marx pueda hablar de "la doble utilidad del trabajo,
la propiedad de satisfacer la necesidad ... y la propiedad de crear va-
lor ... " 119• Por eso en los GrundrisseMarx asiµrila el trabajo económico
que crea valor y capital con el trabajo vivo ,que produce las condicio-
nes objetivas de los mismos, a saber, por unflado los instrumentos que
pone en movimiento, por otro lado las subsistencias necesarias para
mantener al trabajador. "El trabajo asalariado lo entendemos aquí en
el sentido económico estricto ... El trabajo asalariado es trabajo que
ptsne y produce capital, es decirtrabajovivo que produce a la vez las
condiciones objetivas de su realización bajo la forma de actividad y
los elementos objetivos de su existencia bajo la forma de fuerza de
trabajo ... " 120 • Por eso, también en El Capital,cuando a propósito del
siervo que trabaja tres días para sí y tres días para el señor, se esta-
blece la identidad entre trabajo y sobretrabajo, se afirma asimismo la
identidad de ese trabajo en su relación con el valor de uso y el valor.
"Su trabajo voluntario para sí mismo y el trabajo para su señor son

117. Pl, I, 738.


118. Ibíd., 749; subrayado por nosotro s.
119. Ibíd., 1037.
120. Grundrisse, 1, 427; subrayado por nosotros.

257
Marx II. Unafilosofíade la economía

igualmente trabajo considerados en relación con los valores y con los


productos útiles creados " 121.
Es verdad que Marx opuso el trabajo útil al trabajo abstracto, y que
esa oposición no tiene nada de formal, si es cierto que es la oposición
entre la realidad y la economía. Consideremos la cuestión crucial de
la conservación del valor, que será objeto de un análisis aparte . Esa
conservación, según Marx, tiene que ver con una propiedad del tra-
bajo esencialmente diferente de aquella que crea valor, en tanto que
la primera pertenece al trabajo real y la segunda al trabajo abstrac-
to. Supongamos que en el hilado del algodón un invento permita al
obrero hilar en seis horas la misma cantidad de algodón que antes en
treinta y seis horas . "En seis horas de hilado se ha conservado y trans-
mitido al producto un valor seis veces mayor en materias primas,
aunque el valor agregado a esa materia es seis veces menor" 122.Ahora
bien, esta disparidad en el efecto del trabajo resulta de la diferencia
entre el trabajo necesario que crea valor y el trabajo real que lo con-
serva. "Cuanto más trabajo necesario se transmite durante el hilado
a la misma cantidad de algodón, mayor es el nuevo valor agregado a
éste, pero cuantas más libras de algodón se hilen en un mismo tiempo
de trabajo [se trata aquí de la productivip.ad, que es una característica
del trabajo real], mayor es el viejo valpr conservado en el produc-
to"123.En el mismo momento en que Marx formula la conclusión de
ese análisis , la diferencia esencial entre las propiedades que determi-
nan contradictoriamente la producción y la conservación del valor es
,:1
·- no obstante superada en la reducción de esas prop iedades a simples
determinaciones de un solo y el mismo trabajo: "la propiedad por
la cual el trabajo conserva el valor es esencialmente diferente de la
propiedad por la cual, duranteel mismoacto,crea valor". Por eso Marx
puede escribir en el mismo pasaje: "Este doble efecto delmismotrabajo
a consecuencia de su doble carácter se muestra tangiblemente en una
multitud de fenómenos" 124.
Para responder con claridad a la pregunta" ¿Qué tipo de traba-
jo crea valor? " alcanza con recordar el sentido del trabajo abstracto
como resultado esencial de la génesis trascendental de la economía .

121. El Capital,11,n, 39-40.


,· 122. Pl, 1, 753.
"
123. Ibíd,
.r, · ·.·1, . 124. Ibíd., subrayado por nosot ros .
f' '
1 ••

258
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

"Si hablando con propiedad -como dice El Capitalen una proposición


esencial que ya hemos citado- no hay dos tipos de trabajo" 125; si el
II
trabajo abstracto no es más que trabajo real opuesto a sí mismo", es
decir representado; si, más precisamente y como lo ha establecido la
problemática, el trabajo abstracto no es más que la representación de
la esencia común presente en toda forma de trabajo real -a saber, la
actualización en el mismo de la fuerza de trabajo- en realidad la que
crea el valor es ésta, es el trabajo vivo y la actualización de la vida en
la subjetividad orgánica. Digámoslo claramente: la representación de
un trabajo no puede crear valor alguno, sólo el trabajo efectivo que
produce efectivamente un objeto puede producir al mismo tiempo
el valor de ese objeto, crearvalor.Por eso, tomada al pie de la letra,
la tesis según la cual es el trabajo abstracto el que crea el valor es
inexacta. El que crea el valor es el uso de la fuerza de trabajo, y el uso
no es abstracto. El trabajo abstracto sólo tiene relación con el valor
precisamente en la medida en que representa la esencia real del tra-
bajo efectivo, en la medida en que representalafuente del valor.Y esa
relación con la fuente de todo valor por un lado, con el valor mismo
por otro, debe ser y ha sido comprendida. En efecto, el trabajo vivo
-considerado no en su forma particular como trabajo del alfarero, del
labrador, del hilandero o del tornero, sino ~orno actualización de la
fuerza de trabajo- crea el valor, mientras q"4°e la determinación de ese
valor, que es una magnitud -su determinacíón cuantitativa, por consi-
guiente- es imposible porque, en tanto que subjetiva, la actualización
de la fuerza de trabajo no es una cantidad y no puede ser reducida a
utta cantidad. Por eso -y esa es la génesis trascendental de la econo-
mía, la construcción de la posibilidad del intercambio- por un lado
se sustituye la actualización subjetiva no cuantificable de la fuerza
corporal viva por una representación de esa fuerza, que la inserta en
las coordenadas objetivas del universo, coordenadas medibles y que
permiten medirla: día, hora, etc.; mientras que, por otro lado, como
hemos visto, se confronta ese trabajo vivo a normas ideales que lo
sustituyen con el pretexto de evaluarlo y en efecto para poder hacerlo.
El trabajo abstracto es el conjunto de las representaciones cuya teoría
ya ha sido dada, y que tienen por finalidad medir aquello que en sí
escapa a toda medida y calcular aquello que no se deja subsumir bajo
un cálculo. El trabajo abstracto aparece finalmente como la sustancia
del valor porque es la mediación inevitable para el cálculo de la fuerza

125. PI, I, 574; cf. supra, p .177.

259
Marx II. Unafilosofíade la economía

de trabajo viva que produce el valor; es el único medio disponible, si


no para producirlo, al menos para determinarlo. ºEse cálculo en días
de trabajo y en tiempo de trabajo, únicas sustancias del valor ... " 126•
Lo notable es que, dondequiera que el trabajo abstracto parece darse
como sustancia o fuente del valor, de hecho no es otra cosa que su me-
dida, el instrumento inventado por los hombres con el fin de medirlo.
"El tiempo de trabajo materializado en los valores de uso de las mer-
cancías es al mismo tiempo la sustancia que hace de ellas valores de
cambio y la medida que determina la magnitud de su valor" 127 • u Para
medirlos valoresde cambiode las mercancías por el tiempo de trabajo
que contienen, es necesario que los diferentes trabajos sean reducidos
a su vez a un trabajo indiferenciado, homogéneo, simple ... " 128• "La
magnitudde ese valor se midepor la magnituddel trabajo empleado" 129•
Que éste, el trabajo abstracto, no es otra cosa que el trabajo que crea
los valores de uso y también el valor, o más bien la forma cuantifica-
ble y cuantificada por la cual se lo sustituye para poder determinar
a partir de ella la magnitud del valor producido; que esta sustitución
es la sustitución de la temporalidad subjetiva concreta de la actua-
lización inmanente del trabajo por el tiempo objetivo de trabajo; y
que dicha sustitución no tiene otra final~dad que la de hacer posible
el cómputo que debe hacerse de la fuer.za de trabajo vivo: todo esto
está contenido en el siguiente texto: "C,bmparemos ... la producción
de valor con la producción de valores de uso. Esta última consíste en
el movimiento del trabajo útil. El proceso de trabajo se presenta aquí
desde el punto de vista de la calidad . Es una actividad que tiene por
/•· finalidad satisfacer necesidades determinadas, de modo que funcio-
na con medios de producción apropiados para esa finalidad, emplea
procedimientos específicos y finalmente resulta en un producto usa-
ble. Por el contrario, como productor de valor, el mismoprocesosólose
presentadesdeel punto de vistade la cantidad.Se trata aquí, únicamente,
del tiempo que necesita el trabajo para su ejecución o del periodo
durante el cual el trabajo ha gastado su fuerza vital a efectos útiles ...
Ya sea que esté contenido en los medios de producción, ya sea que lo
agregue la fuerza de trabajo, ahora el trabajo sólocuentapor su du-

126. Grundrisse,II, 305.


127. Pl, I, 280.
i 128. !bid., 281; subrayado por no sotros.
1 ' '· . J 1'
~
.¡' . '
129. El Capital,11,11, 40; subrayado por nosotros.
,, 1
·; '
260
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

ración. Y además sólo cuenta en tanto que el tiempo empleado en la


producción de valores de uso es el tiempo socialmente necesario" 100•
De este modo se hace evidente que, lejos de sustituir al proceso real,
la determinación económica no es más que el marco objetivo en el que
debe introducirse el trabajo vivo para, medido por ese marco, poder
medir a su vez el valor que sólo él produce. "Por ejemplo, una hora de
trabajo, es decir, el gastodefuerza vítal delhilanderoduranteuna hora,se
representa en una cantidad determinada de hilado" 131 •
Textos decisivos atribuyen incondicionalmente la creación de
valor al trabajo vivo. Por ejemplo el siguiente (tanto más revelador
cuanto que, al distinguir la fuerza de trabajo -es decir la subjetividad
misma- de su actualización en un trabajo efectivo, confiere a la pri-
mera la capacidad de ser en potencia la actividad creadora de valor
y al segundo la de serlo en acto, y esa creación actual o potencial de
valor es, como tal, la condición y el fundamento de todo el proceso
económico): "Lafuerza detrabajo... sóloafirmasufuerzacreadora devalor
si se activay se realízaen el procesode trabajo;estono excluyeel hechode
que... porsí misma,en potencía,en tantoque bien,es la actividadcreadora
de valor,que comotal no resultadelprocesosino que, antesbien,es su con-
dición..."132. No menos explícito es otro texto r~erido al problema de
la conservación y la creación de valor, y que parece oponerlas: 'J\lgo
muy distinto ocurre con el factor subjetivode la producción, es decir,
con la fuerza de trabajo en actividad. Mientras que el trabajo, por la
forma que su finalidad le asigna, conserva y transmite el valor de los
medios de producción al producto, su movimientocreaa cada instante
valór adicional, valor ·rtuevo" 133• Y siempre en el mismo pasaje, esta
proposición que corrige la oposición entre conservación y creación
de valor, pero paraatribuirambasal trabajovivo: "Lafuerza de trabajo
en actividad,el trabajovivo, tienepor lo tanto la propiedadde conservarel
valoragregandovalor''134• Un texto del libro III, que se inscribe en una
problemática más compleja que expondremos más adelante, habla de
"lafuerza de trabajo..., fuerza viva,creadorade valor''135 .

130. PI, I, 746-747; subrayado por nosotros.


131. Ibíd., 740; sub r ayado por nosotros.
132. El Capital,III, n, 46; subrayado por nosotros.
133. Pl, L 760.
134. Ibfd., 759; subrayado por nosotro s.
135. El Capital, III, 1, 49-51; subrayado por nosotros.

261
Marx II. Unafilosofiade la economía

La atribución de la creación de valor al trabajo vivo es lo único que


puede conferir sentido al análisis fundamental de la relación entre
capital y trabajo. Porque esta relación consiste en que el capitalista
da al obrero el valor de cambio de su fuerza de trabajo para recibir
· a cambio su valor de uso . Es precisamente con éste, con el trabajo
vivo, que va a producir el valor, el cual constituye la finalidad de toda
su empresa, Antes de someterlo a una elucidación radical, segura-
mente corresponde recordar que el intercambio entre capital y trabajo
obedece a condiciones históricas o, si se prefiere, sociales. Más aún,
estas condiciones parecen hacer que ese intercambio no sea tal. Esto
ya constituía un tema en los Grundrisse,donde para establecerlo -y
prefigurando así el texto del Capital-se descomponía ese intercambio
en dos procesos, uno en el cual "el obrero cambia su mercancía, el
trabajo -valor de uso que tiene un precio, como todas las ... mercan-
cías- por determinada suma de valor de cambio", otro en el cual el
capitalista "recibe a cambio el trabajo, actividad de valorización, tra-
bajo productivo ... la fuerza productiva que conserva y multiplica el
capital". Ahora bien -decía Marx- si "el primer acto se corresponde
perfectamente con el interc~bio tal como se practica en la circulación
ordinaria, el segundo acto es un proceso que difiere cualitativamente
del intercambio, y es un abuso llamarlo ~sí" 136• ¿Por qué? Porque, al
parecer, los que intercambian, en el mqmento mismo en que van a
proceder al intercambio., ya no están en·un estado de igualdad, uno
ya es obrero, el otro ya es capitalista. Uno ya es obrero dado que, se-
parado de las condiciones objetivas de su trabajo, no puede producir
.-....por sí mismo sino que, como se ha visto., debe ofrecer su fuerza de
trabajo al poseedor de esas condiciones. El otro ya es capitalista dado
que el comprador de esa fµ_erza,en tanto que poseedor de las con-
diciones objetivas de su realización, es poseedor de esa realización
misma y de lo que ella produce., del valor. Los manuscritos del libro
II dicen: "El poseedor de dinero y el poseedor de fuerza de trabajo
bien pueden ... comportarse uno respecto del otro como comprador
y vendedor, enfrentarse simplemente como poseedor de dinero y
poseedor de mercancía y, en este sentido, estar en una pura relación
monetaria. No obstante, desde un comienzo el comprador interviene,
al mismo tiempo, como poseedor de los medios de producción, que
constituyen las condiciones objetivas sin las cuales el poseedor de la
fuerza de trabajo no puede gastar ·esa fuerza productivamente. En
. ,·
1 •

136. Grundrisse, I, 222-223.


i
1

262

J
CapítuloIX: La realidadde la realidadecanómica

otros términos, esos medios de producción confrontan al poseedor de


la fuerza de trabajo en tanto que propiedad de otro. Recíprocamente,
el vendedor de trabajo confronta al comprador de trabajo en tanto
que fuerza de trabajo de otro, que necesariamente debe pasar a de-
pender de la autoridad del comprador, incorporarse a su capital para
que éste pueda funcionar efectivamente como capital productivo. Por
lo tanto existe una relación de clase entre capitalista y asalariado, esa
relación se encuentra presente desde el momento mismo en que se
encuentran ... "137• Como se ve, las condiciones previas que de entrada
rompen la pretendida igualdad del intercambio corresponden a la
ruptura del ciclo vital orgánico: ésta constituye idénticamente la defi-
nición de las dos clases fundamentales que encontramos en El Capital:
la subjetividad reducida a sí misma, privada de las condiciones objeti-
vas de su puesta en movimiento es lo que caracteriza al proletariado,
mientras que el capital, como clase, resulta del acaparamiento de esas
condiciones. uEl hecho de que la venta de la fuerza de trabajo perso-
nal. . . no se presente como fenómeno aislado sino como condición so-
cial decisiva de la producción mercantil ... supone procesos históricos
que han disuelto la asociación original entre los medios de produc-
ción y la fuerza de trabajo: procesos que tienen como resultado que la
masa del pueblo, los trabajadores, en tanto que no propietarios de los
medios de producción, queden enfrentados ~ los no trabajadores en
tanto que propietarios de esos medios" 138. ·
Pero el hecho de que el obrero, separado de los medios de realiza-
ción,,...
de su fuerza de trabajo, esté obligado a venderla al capitalista que
los··posee, muestra sin dudas la desigualdad de su condición social
en el momento del intercambio, pero no explica de ningún modo la
desigualdad que corrompe a ese intercambio. Más aún, al considerar
esta desigualdad preexistente perdemos de vista la desigualdad que
va a nacerdelintercambio,confundimos la segunda con la primera , la
desigualdad que constituye el principio de la producción capitalista
con la desigualdad social que resulta de ella. Porque en realidad las

137. El Capital,JI, 1, 33. Y también: "Se trata de compra y venta, de un a relación


monetaria, pero de un a compra y una venta que suponen en el comprador un
capitalista y en el vendedor un asalariado, y esa relación result a del hecho de que
las condiciones que se requieren para la actualización de la fuerza de trabajo -
medio s de existencia y medios de producción- están sep arados, en tanto que pro -
piedad ajena, del poseedor de la fuerza de trabajo" (ibíd.).
138. Ibid., 34.

263
Marx II. Unafil.osofiade la economía

clases sociales no preceden al capitalismo y hacen de él lo que es, sino


que por el contrario éste las determina, y por la razón de que, en el in-
tercambio entre el capital y el trabajo, o como su resultado inmediato,
se va a producir un fenómeno esencial y que es el naturante de todo el
sistema. Como siempre, nos equivocamos si hipostasiamos las clases,
las estructuras, los conjuntos objetivos, para hacer de ellos principios
de explicación, cuando en verdad ellos mismos deben ser explicados.
Las clases son la causa histórica, ocasional del intercambio entre capi-
tal y trabajo, pero en realidad resultan de éste. También aquí hay que
aprehenderlas en su genealogía, la cual, como mostrará Marx ahora,
es idénticamentela génesistrascendentaldelplusvalor,es decir,del propio
capitalismo.Es así que las determinaciones económicas comandan a
las determinaciones sociales: sobre el fondo de su propia determina-
ción aprehendida como metaeconómica.
En un resumen genial, un texto de los Grundrisse-ese libro que
Marx escribió para sí mismo antes de escribir El Capitalpara otros--
postula la identidad de la genealogía social y la génesis trascendental
del capitalismo, al mismo tiempo que la naturaleza última de ésta. Se
dice acerca de la pretendida igualdad en el intercambio entre capital
y trabajo: "De hecho, esa igualdad ya e!:¡tárota, puesto que ese in-
tercambio aparentemente tan simple imp,lica previamente la relación
un
entre el obrero y el capitalista, es decir, valorde uso específicamente
diferentedelvalorde cambioy opuestoal valoren tantoque tal"139• He ahí
entonces a qué se reduce el intercambio entre capital y trabajo, a qué
_,.,..sereduce también la relación entre las clases: al hechode quefrente a un
se
valorde cambio colocaun valordeuso. Es la razón por la cual el texto
que comentamos sustrae la relación entre el capitalista y el obrero
a la categoría del intercambio: ''Es decir que se encuentran de ante-
mano en una relación ... exterior a la relación de intercambio, la cual
es indiferente por definición a la naturaleza particular del valor de
uso de las mercancías intercambiadas" 140• El análisis de Marx afirma
constantemente el desmoronamiento del valor de cambio, afirmación
que resulta de modo inmediato del hecho de que lo que se tematiza
en el "intercambio" entre capital y trabajo y lo determina es un valor
de uso (lo cual constituye también la definición mlsma del capital).
Porque el dinero sólo deviene capital cuando se cambia no por otro

139. Grundrisse,I, 233; subrayado por nosotros .


.:· · '. 140. lbíd.
1,1
264

j
r CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

valor, sino justamente por un valor de uso, por el valor de uso de la


fuerza de trabajo, es decir, por el trabajo mismo. He ahí lo que hace
en primer término que el dinero del obrero, por ejemplo, no sea capi-
tal: su condición de valor que servirá para comprar las subsistencias
necesarias, es decir, que será cambiado según las leyes de la circula-
ción por otras mercancías de valor equivalente. º Las economías del
obrero son un puro producto de la circulación, es decir, del dinero
que se ahorra para, tarde o temprano, realizarlo en utilidades ... " 141 •
Por el contrario, lo que haría que ese dinero se transforme en capital
es su intercambio por trabajo, considerado no en tanto que valor -el
equivalente de ese dinero- sino como valor de uso, por consiguien-
te trabajo efectivo, trabajo vivo . "Si fuera capital, el dinero reunido
debería comprar trabajo y emplearlocomovalorde uso" 142 • Por lo tanto,
para entrar en ese pseudointercambio que es la relación entre capi-
tal y trabajo, y para definirlo, el trabajo debe enfrentar al capital -es
decir, a un valor- como valor de uso, es decir, como no-valor, como
no-capital. uoe hecho, para poder transformarse en capital, el trabajo
tiene que enfrentar como no capital al capital" 143 • Lo cual quiere decir
que el capital no puede enfrentarse a sí mismo, que un valor frente a
otro valor no puede definir la relación capitalista, la cual, sin embar-
go, parece ser una pura relación económica, -yello porque el capital
sólo es tal si se lo enfrenta a ese valor de uso fundamental que es el
trabajo. "El capital no puede enfrentarse a sí :mismo, debe tener ante
sí al trabajo" 144• Y de modo absolutamente explicito: "Necesariamente
el capital debe poner al trabajo como no capital y como valor de uso
puro" 145, de modo que frente al capital industrial "el trabajador tiene
que aparecer como puro valor de usd 1146 •
Esta invalidación del concepto de intercambio (el hecho de que
la homogeneídad de los términos intercambiados , que hace que la
igualdad de los mismos sea posible, es sustituida por una hetero -
geneidad flagrante , la presencia de dos realidades ontológicamente
distintas, por un lado una determinación económica ideal, el valor, y

141. Ibíd., 238 .


142. Ibíd.
143. Ibíd.
144. Ibíd.
145. Ibid.
146. Ibíd., 239 .

265
Marx II. Unaftlosofiade la economía
7 1

por otro lado el valor de uso, y más precisamente el valor de uso de


la fuerza de trabajo, es decir, la subjetividad misma y su actualiza-
ción) es visible de diversos modos. En primer lugar, en el desfasaje
que se instituye cuando se hacen efectivos los diversos términos del
intercambio. En cuanto al valor de cambio de la fuerza de trabajo, el
mismo está determinado de entrada. Más aún -y en eso se asemeja a
los valores de todas las mercancías-., ese valor de cambio se fija antes
de su entrada en la circulación, ya que res:ulta de la cantidad de traba-
jo necesario para su producción. Por el contrario, lo que el obrero le
da al capitalista a cambio de ese valor ya determinado que es el valor
de cambio de su trabajo, es el valor de uso de ese trabajo, el cual, como
despliegue de las potencialidades de la subjetividad orgánica, tiene
su temporalidad inmanente propia, transcurre a su modo y por lo
tanto tiene cierta duración. Esto se puede expresar esquemáticamente
diciendo que el uso de la fuerza de trabajo, o también su manifes-
tación, sólo se produce después de su venta, de su alienación (y el
desfasaje temporal que interviene entre esas dos realidades, entre el
uso y el intercambio de la fuerza de trabajo, no es más que un efecto
de su heterogeneidad ontológica esencial). "De la naturalezaparticular
del artículoalienadoresultaque, una vez ~stablecido el contrato entre
comprador y vendedor, el valor de uso diedicho artículo no ha pasa -
do realmente a manos del comprador. S1,lvalor, como el de cualquier
otro artículo, ya estaba determinado antes de que entrara en la circu-
lación, porque su producción había exigido el gasto de cierta canti-
dad de trabajo social; peroel valordeusodelafuerzade trabajoconsisteen
su puestaen movimiento,que, naturalmente,sólo interviene después. La
_.,..
alienación de la fuerza de trabajo y su manifestación real, su servicio
como valor de uso -en otros términos, su venta y su empleo- no son
simultáneos" 147• De esto Marx extrae la consecuencia de que -como en
el caso de las mercancías en que la venta precede al uso- el pago de la
fuerza de trabajo sólo se hace después de su empleo, de modo que el
obrero, pagado al final de cada semana, adelanta al capitalista el valor
de uso de su fuerza, le da un crédito 148• Pero esta consecuencia no nos

147. Pl, I, 722-723;subrayado por nosotros .


148. Cf, ibíd., la continuación del texto . [El texto continúa: "En el caso de las
mercancías en las que divergen temporalmente la enajenación formal del valor
de uso po r medio de la venta y su entrega efectiva al comprador , el dinero del
comprador cumple por lo general el papel de medio de pago. En todos los países
,,
\Í de modo de producción capitalista, la fuerza de trabajo sólo se paga después de
~ :~ • ,1 haber actuado durante el plazo establecido en el contrato de compra, por ejemplo
;1:,
I ''
:¡: 1
1 ~ 1
266
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

interesa aquí . Retengamos únicamente que, en manos del capitalista,


el valor determinado de la fuerza de trabajo se sustituye por el uso de
esa fuerza, es decir, por algo cuyo producto es aún indeterminado,
por algo que ni se núde ni se tiene en cuanta en el intercambio y en el
momento del mismo.
La heterogeneidad de los términos del intercambio, que hace es-
tallar su concepto, también se pone de manifiesto de otro modo. El
valor que el obrero recibe a cambio del uso de su fuerza de trabajo le
sirve para comprar las subsistencias necesarias para su mantenimien-
to. Éstas son consumidas, con ello su valor desaparece, de modo que
al obrero no le queda nada, ni valor ni valor de uso, y por eso vuelve
indefinidamente al mercado de trabajo. Porel contrario,lo querecibeel
capitalistano se desvanece,es esa fuerza de trabajo que el obrero acaba
de entregarle, ya no una realidad limitada o declinante, y menos aún
una realidad que desaparece, sino un poder, una posibilidad creado-
ra capaz de producir y engendrar múltiples efectos. Por un lado la
desaparición de un valor de uso sacrificado al mantenimiento de la
vida, por otro la disposición de una actividad productiva y que como
tal perdura como fuerza, origen y ·fuente de la nueva producción: esa
es la figura que reviste ahora la heterogeneidad de los términos entre
11
los cuales el intercambio se rompe. El trab~jador recibe del capita -
lista una parte de los medios de subsistenci~ existentes. ¿Para qué le
sirven? Para su consumo inmediato. Pero cuando consumo medios
de subsistencia los pierdo para siempre , a menos que el tiempo que
esos medios me ayudan a sobrevivir lo emplee para producir nue-
vos medios de subsistencia. Ese plazo me pernúte crear, gracias a mi
trabajo, nuevos valores que remplazan a los que desaparecen en el
consumo. Ahora bien, lo que el trabajador cede al capital a cambio
de los medios de subsistencia que recibe es precisamente esa fuerza
noble, esa fuerza de producir de nuevo. De modo tal que para él esa
fuerza se pierde" 149•
Pero es el momento de hacer la observación esencial de que la he-
terogeneidad de los térnúnos del intercambio entre capital y trabajo,
que hace de ese intercambio una apariencia ilusoria , no es absoluta
al término de cada semana. En toda s parte s, entonces, el obrero adelanta al capi -
talista el valor de u so de la fuer za de trabajo ; le p ermite al comprador consumirl a
ante s de haber recibido en pago el precio corr espondiente. En toda s p ar tes es el
obrero el que otorga crédito al capit alista ." (N. del T.)]
149. PI, I, 214.

267
Marx II. Unafilosofíade la economía

y por el contrario se superpone con aquello que restablece el vínculo


de homogeneidad entre esos términos. En efecto, no debemos olvídar
la tesis fundamental -que, como hemos demostrado, es la tesis de
Marx- de que el valor de uso de la fuerza de trabajo es el que crea el
valor. En consecuencia, por el valor de cambio de la fuerza de traba-
jo del obrero, el capitalista recibe junto con esa fuerza algo que, en
tanto que real, es ciertamente heterogéneo al valor econónúco, pero
cuyo uso tiene precisamente como efecto la producción de ese va-
lor. El recurso a la fuerza víva de la subjetividad, que nos hace salir
del drculo económico de la circulación y lo rompe, no impide que el
círculo se cierre, si es cierto que, a cambio de determinado valor, el
capitalista obtiene finalmente -<:on el uso de la fuerza de trabajo de
la que se apodera y como su resultado- un valor nuevo y mayor que
el primero. "A cambio de su trabajo el trabajador obtiene medios de
subsistencia, pero a cambio de esos medios el capital obtiene el tra-
bajo, la actividadproductivadel trabajador,esafuerza creadorapor la cual
el trabajador no s6lorestituyelo queconsumesinoqueademásda al trabajo
acumuladoun valorsuperioral queaquelposeía"150• Un texto esencial de
los Grundrisseestablece sucesivamente: 1º Que lo que el capitalista
obtiene del obrero a cambio de un deteqninado valor materializado
en las subsistencias es su tiempo de trabajo, pero su tiempo de trabajo
vívo, que ya no funciona como valor de,icambio sino como un valor
de uso, como la actualización de su fuerza subjetiva. "Pero el tiempo
de trabajo vivo intercambiado no es un valor de cambio, es el valor
de uso de su fuerza de trabajo". 2º Que el acto de esa subjetivídad
.:.-.yj_vientees lo que produce el valor. "El valor de uso que el capitalista
recibe en el intercambio, a saber la fuerza de trabajo, es el elemento
directo de valorización" 151•
Ahora bien, en el momento mismo en que el valor de uso que el ca-
pitalista recibe a cambio es comprendido como poder de valorización
y nos reconduce así al valor; en el momento en que, por lo tanto, se
puede reconocer en los términos del intercambio el principio de una
homogeneidad posible, a saber, su expresión en términos de valor -y
ello a pesar de su heterogeneidad radical-, en ese mismo momento
esa heterogeneidad se manifiesta nuevamente. Porque, considerando
las cosas desde el punto de vista del valor, hay desemejanza -y como

150. Ibíd.; subrayado por nosotros.


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151. Grundrisse, II, 188-189.
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' 268

l A
Capítulo IX: La realidadde la realidadeconómica

se ha mostrado, desemejanza ontológica- entre el valor entregado


al obrero -a saber, el trabajo materializado en las subsistencias que
podrá comprar con su salario- y por otra parte lo que el obrero cede
al capitalista, a saber, ya no trabajo materializado sino trabajo vivo,
ya no un valor sino el elemento creador, productor y multiplicador
del valor. Acerca de esta nueva formulación de la desigualdad de los
términos del intercambio Marx dice en un texto notable (tanto más
cuanto que toma evidente la conexión entre la crítica del intercambio
y la tesis según la cual el trabajo vivo es el único que crea valor) : "Es
el resultado necesario de la alienación del obrero bajo la forma de
trabajo materializado, en tanto que su valor de uso representa trabajo
vivo, creador de valores de cambio, y el valor de uso de la fuerza
de trabajo es el elemento creador de valor, la sustancia del valor, el
multiplicador del valor. El equivalente que el obrero entrega cuando
intercambia el tiempo de trabajo que se materializa en él es su tiempo
de trabajo vivo, creador y multiplicador de los valores " 152• De este
modo, la disimilitud entre los términos del intercambio reviste, en la
relación con el valor o más precisamente con la fuerza que lo produce,
la forma de una oposición entre ese valor comprendido precisamente
como un producto, un efecto, y esa fuerza aprehendida por el contra-
rio como el poder generador, como la fuente ,.y la causa del valor. "El
obrero se vende como efecto, pero el capital fo absorbe como causa y
actividad" 153 • E inmediatamente se pone esta :disparidad como origen
de la desigualdad que transforma el intercambio en su contrario al
tiempo que da por tierra con toda la ideología que la econorrúa poli-
ticif'había fundado sobre él. "Así -prosigue el texto- el intercambio se
muda en su contrario, al mismo tiempo que las leyes de la propiedad
privada: libertad , igualdad, propiedad" .
El hecho de que el capitalista intercambie un valor fijo (el de las
subsistencias) por la fuente misma y el poder creador de valor, por
un poder cuya existencia conducirá en sus manos a la creación de
un valor nuevo, sin embargo no muestra en modo alguno, todavía ,
en qué y por qué el valor que resulta de ese proceso es superior al
valor inicial cedido en forma de salario al obrero. En efecto ¿por qué
el valor producido no podría ser simplemente igual e incluso inferior
al valor adelantado? Ahora bien, el análisis del valor en sí mismo -

152. Ibíd.
153. Ibíd., 190.

269
:;;

Marx II. Unafilosofíade la economía

inicial o final- no nos permitirá responder esta pregunta, determinar


la magnitud relativa de esos valores y, por ejemplo, dar cuenta de
un plusvalor obtenido al término del proceso. En el momento mismo
en que se debe circunscribir el fenómeno crucial de la valorización
constitutivo de la esencia del capitalismo, lo que aparece es que su
principio no se puede buscar ni encontrar en el plano de lo económi-
co. Y hay que entender esto en un sentido radical. Porque ya no se
trata de establecer que dicho plano no es el único y que, para hacerlo
inteligible, se lo debe relacionar con una realidad de otro orden, a
saber, la subjetividad viviente que lo crea. A eso se ha limitado hasta
ahora el análisis de la relación entre capital y trabajo (lo que no es
poca cosa), ya que ha mostrado que, a cambio del valor que se da
al obrero -es decir, a cambio de una determinación econónúca-, el
capitalista se apoderaba del valor de uso de su fuerza de trabajo, es
decir, de una determinación real y por la cual Marx define la realidad.
Así, la desigualdad que viene a corromper el intercambio era referida
inequívocamente a la heterogeneidad ontológica de sus térrrúnos, a la
oposición entre la econorrúa y la vida, pero, una vez más, el examen
de esos dos térmmos -por un lado del valor inicial y por otro la actua-
lización de la fuerza de trabajo o, más precisamente, de aquello en lo
que esa fuerza resulta en lo inmediato, el ~alor que ella produce- en
absoluto nos permite concluir la desigualqad de esos dos valores, y el
enigma del plusvalor permanece en pie. Sucede que para elucidarlo
-y por más extraño que parezca- en efecto hay que salir del plano
del valor, excluir la dimensión económica en su conjunto y limitarse
·i la esfera vital y sólo a ella. Ya no hay que hablar del valor sino de la
realidad de la cual el valor es una expresión eventual.
Lo que expresa el valor que se cede al obrero es la cantidad de
trabajo contenido en las subsistencias que la vida necesita para su
mantenimiento. Deterrrtlnada por las necesidades de la vida y sólo
por ellas, la cantidadde esassubsistenciasno tiene nada que ver con la
cantidadde trabajonecesariopara su producción.El valor engendrado
al término del proceso por la actualización de la fuerza de trabajo
!
del obrero es expresión de los valores de uso creados por esa fuerza,
1
•. !
más exactamente, expresa la cantidad de trabajo que esos valores de
uso "materializan", es decir, precisamente, esa actualización de la
fuerza de trabajo durante el tiempo que ha durado la producción de
los mismos. Ahora bien, así como la cantidad de víveres que necesita
el obrero no está ligada a la cantidad de trabajo necesario para su

270

,.
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

formación, a su valor, tampoco la cantidad de valores de uso que re-


sultan de la actualización de la fuerza de trabajo durante una jornada
está originalmente ligada al problema de su valor: sin dudas, es la
actualización de esa fuerza, la cantidad de trabajo del obrero,. la que
crea el valor de los valores de uso producidos, pero esa producción
real de valores de uso tranquilamente podría tener lugar -y efecti-
vamente sucede así en muchos casos,.en la "economía" familiar por
ejemplo- sin que la pregunta por el valor aparezca siquiera. Hagamos
abstracción entonces de toda pregunta sobre el valor, para considerar
solamente las realidades que subsisten una vez que dicha abstrac-
ción es efectiva. Por un lado tenemos los valores de uso necesarios
para el mantenimiento de la fuerza de trabajo, durante una jornada
supongamos, por otro lado la actualización de la fuerza de trabajo
y los valores de uso que esta produce durante esa misma jornada.
Nos mantenemos siempre dentro de la esfera vi.tal que define a la
realidad, y la desigualdad surge en este plano independientemente
de toda consideración económica: se trata de la desigualdadentre los
valoresde uso quelafuerza de trabajoes capazde produciry los valoresde
usonecesarios
parasu mantenimientoduranteel tiempode esaproducción.
Por ejemplo, un valor de uso producido en el lapso de media jornada
podrá hacer vivir y por consiguiente trabajar a µn individuo durante
una jornada entera. Y, por consiguiente,. el tierp.po de su producción
no será más que la mitad del tiempo durante el cual ese valor de uso
permite producir . Ahora bien,. esa relación esencial entre los valores
de uso, por un lado su capacidad para mantener la vida y permitir
una producción, por otro lado el tiempo para su propia producción,.
es totalmente independiente de todas las cuestiones concernientes al
valor,.si bien las funda a todas. ''Un producto que costó media jorna-
da de trabajo puede ser suficiente para hacerme vivir -y por lo tanto
trabajar- una jornada entera. Que el producto posea o no esa facultad
no depende de su valor,.es decir, del tiempo de trabajo utilizado para
crearla, sino de su valor de uso" 154•
Por lo tanto, si volvemos a lo que realmente se produce en el in-
tercambio entre capital y trabajo, vemos entonces que, en efecto, no
hay nada económico en ese intercambio, ningún valor de cambio in-
terviene originalmente en él, el intercambio no es un intercambio de
valor, y es por eso en realidad que no es un intercambio. Pero por un

154. Ibíd., 73.

271
Marx 1I. Unafilosofiade la economía

lado tenemos el valor de uso de la fuerza de trabajo individual y los


valores de uso que esa fuerza es capaz de producir en la jornada, por
otro los valores de uso necesarios para su mantenimiento durante esa
misma jornada. Ahora bien, esos valores de uso, los valores de uso
que esa fuerza necesita y es capaz de producir, sólo están determina-
dos por ella, es decir por la naturaleza de la vida, por sus necesidades
y sus poderes propios. uEn este sentido,el intercambioentreel trabajo
vivo y el productodel trabajono es un intercambio dedosvaloresde cambio;
su conexiónse encuentrapor un ladoen el valorde uso delproducto,y por
otroladoen las condicíones
de existenciade lafuerza de trabajoviva"155• La
relación entre los valores de uso necesarios para la vida y aquellos
que ésta es capaz de producir es precisamente lo que define la des-
igualdad original y decisiva, a saber, el hecho vital de que la vida,
en la actualización de sus potencialidades subjetivas, produce más
valores de uso que los necesarios para su mantenimiento. Este hecho,
totahnente extraño a la econorrúa, meta o extraeconórnico, significa
idénticamente que el individuo que produce más de lo que consume
no necesita todo su tiempo de trabajo para producir las subsistencias
necesarias para su mantenimiento, y que, por lo tanto, más allá de ese
tiempo de trabajo necesario, es capaz o bien de descansar, o bien de
llevar a cabo un sobretrabajo, es decir, ~ trabajo productor de valo-
res de uso que sobrepasan su consumo iYque subsistirán al término
del proceso como un excedente. No por intervenir en una polémica
contra Proudhon este texto deja de ser el más importante que Marx
haya escrito, ya que exhibe el principio y el secreto del capitalismo,
...-asícomo de todo régimen posible: "El únicohechoextraeconómico es
que el hombreno necesitade todosu tiempoparaproducirlos artículosde
primeranecesidad,y que disponede tiempolibrejunto al tiempode trabajo
necesarioparasu subsistencia,de modoque eventualmentepuedeefectuar
156
un sobretrabajo" •

Sin duda, esta propiedad decisiva de la vida debe ser comprendida


como todas las propiedades de la vida, como una potencialidad. Esto
significa, en primer lugar, que podría no actualizarse. Sólo puede ha-
cerlo, la fuerza de trabajo sólo puede entrar en acción para producir
más valores de uso que los necesarios para su manterúmiento, si se
le entregan estos últimos. Así, el individuo está obligado a consumir

155. Ibíd., subrayado por nosotros .


156. Ibíd., 151; subrayado por nosotros.

272

1
¡:
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1
1
'

CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

antes de producir: toda vida exige que se le conceda crédito. En el


alba de los tiempos modernos, esa necesidad deviene justamente una
de las condiciones históricas del capitalismo, ya que el campesino, ex-
pulsado de sus tierras, tuvo dar en prenda su trabajo en el momento
en que se le arrancaron los medios de subsistencia, a los que estaba
ligado tradicionalmente. Pero cuando las condiciones de la actualiza-
ción de la fuerza de trabajo se cumplen, cuando la necesidad vital es
satisfecha y el individuo puede trabajar, las modalidades según las
cuales la subjetividad viviente despliega su propiedad fundamental
de producir más de lo que necesita son muy variadas. Al principio
muy frágil -cuando los medios de subsistencia son reducidos y, co-
rrelativamente, la producción de la fuerza de trabajo es aún limitada-
la manifestación histórica de la propiedadde la vida de aportarmás de lo
que se le ha dadoencuentra en el capitalismo -que se basa en ella y la
lleva conscientemente al extremo- una realización espectacular. Marx
dice acerca del t.Tabajadorconsiderado en su poder de sobrepasar sus
necesidades: usus medios de subsistencia son reducidos ya que su
fuerza de trabajo se encuentra en un estadio primitivo. Por eso el
trabajo asalariado sólo surge cuando el desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas alcanza para poder disponer de un tiempo libre importante,
pero esa liberación es ya aquí un producto his~órico"157• Y aqtú se ve
una vez más que, en Marx, la filosofía de la historia está subordinada
a una metafísica de la vida; que por doquier el accidente se explica
por la esencia, y lo que acontece nunca es otra cosa que la actualiza-
ción de las potencialidades inscritas en la naturaleza metahistórica
de la-~xistencia y su realización progresiva: en el caso que nos ocupa,
la realización y la actualización de la posibilidad más última de la
vida de prevalecer sobre sus propias condiciones, de ser ese poder
de incremento que, cont.Tatodo aquello con lo cual se la mide en el
mundo, hace de ella justamente la vida.
En todo caso, es necesario referirse a esta posibilidad fundamental
para comprender lo que sucede ahora como simple consecuencia de
la misma y como una ilustración, entre otras igualmente posibles, en
el plano de la economía. En cuanto recordamos la teoría del valor, a
saber, su producción por el uso de la fuerza de trabajo, la valorización
aparece como el correlato inmediato y la expresión ideal del poder
de la vida. Al mismo tiempo, el intercambio entre capital y trabajo se

157. Ibíd.

1
1 .
273
-
Marx II. Unafilosofiade la economía
7
vuelve transparente desde el punto de vista económico. Expresados
en valor, los términos de ese intercambio muestran su desigualdad
cuantitativa ideal como la simple consecuencia de su desigualdad
real. Tenemos nuevamente ahora, por un lado., el valor de la fuerza
de trabajo., es decir la cantidad de trabajo necesario para producir
las subsistencias indispensables para la conservación de esa fuerza,
y por otro lado, en un primer momento, el uso de esa fuerza cedida
al capitalista, uso que no tienemás límitesy leyesque las de lafuerza vi-
tal misma. ''El valor de la fuerza de trabajo está detenninado por la
cantidad de trabajo necesario para conservarla y reproducirla, pero
el empleo de esa fuerza no tiene más límites que los de las energías
activas y la fuerza física del trabajador" 158• Volvemos a encontrar aquí
la disparidad entre un valor y un valor de uso; pero éste, el uso de la
fuerza de trabajo, según la ley del valor, es a su vez creador de valor.
Que ese uso sea independiente de la cantidad de trabajo necesario
para la producción de las subsistencias quiere decir, por lo tanto, que
la cantidad de trabajo en que se actualiza la fuerza de trabajo es inde-
pendiente de la cantidad de trabajo necesaria para su conservación y
reproducción: "La cantidad de trabajo que marca un límite al valor de
la fuerza de trabajo del obrero no impone límite alguno a la cantidad
de trabajo que esa fuerza es capaz de ej~cutar" 159 • En una conferen-
cia Marx se serviría de cifras para hacer ~omprensible esa verdad de
otro orden; ello es legítimo, ya que el valor mismo no es otra cosa
que una figuración de ese tipo, la figuración ideal de la praxis vital.
Imaginemos entonces a un hilandero que trabaja 6 horas para produ-
"tir las subsistencias que necesita y, al hacerlo, les confiere un valor
de 3 chelines. Nada le impide trabajar otras 6 horas para producir un
valor suplementario de 3 chelines, y es precisamente lo que hace en
1 .
manos del capitalista. "Para renovar cada día su fuerza de trabajo, [el
1
hilandero] debe producir cada día un valor de 3 chelines, empleando
para ello un trabajo de 6 horas. Ahora bien, eso no le impide trabajar
10, 12 horas y más. Resulta que, pagando el valor cotidiano o sema-
nal de la fuerza de trabajo, el capitalista ha adquirido el derecho de
usarla durante toda la jornada y toda la semana". Así es que "además
de las 6 horas necesarias para la reproducción de su salario, es decir
del valor de su fuerza de trabajo, el hllandero deberá trabajar otras 6
horas, que llamaré horas de sobretrabajo; este sobretrabajo se realiza
158. Pl, 1, 512.
159. Ibíd.

274
' 1

rr1
r
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

en un plusvalor y en un sobreproducto" 1(i(). Si ahora nos colocamos en


el punto de vista del capitalista, hay que decir: "Éste va a desembolsar
3 chelines y realizar así un valor de 6 chelines. En efecto, habrá des-
embolsado un valor en el que están cristalizadas 6 horas de trabajo y
recibirá a cambio un valor en el cual se han cristalizado 12 horas de
trabajo ... La producción capitalista ... se funda en un intercambio de
este tipo" 161 • Como cada vez que llegamos a un principio último de
explicación -y dado que el mismo, en tanto que principio, no cesa de
producir sus efecto~, nos encontrarnos con la idea de una repetición
indefinida del sistema cuyo naturante se acaba de exhibir. "'Este sis-
tema, que es el del trabajo asalariado, tiene como resultado constante
reproducir al trabajador como trabajador y al capitalista como capita-
lista"162. Pero esta autorreproducción del sistema sólo puede llegar a
tomarse como una causalidad interna, o incluso una autoposición del
sistema mismo, si se pierde de vista el fenómeno crucial de la praxis
individual, que con sus propiedades vitales específicas es el principio
de la reiteración. ·
El Capitalretoma estos temas y ejemplos en un denso resumen
en que se corre el riesgo de ver destruida la triple estratificación
del análisis esencial de la relación entre capit~ y trabajo -a saber: el
plano homogéneo del valor y de la compar~ción cuantitativa entre
los valores "intercambiados"; el plano en el que, por el contrario, se
vuelve clara la heterogeneidad entre los términos del intercambio, la
disparidad entre el valor de cambio y el valor de uso de la fuerza de
trabajo; en fin, la esfera vital en que se reconforma, en el nivel más
protúndo, la homogeneidad de las condiciones y las producciones
de la praxis, homogeneidad en que se lee la desigualdad original , de
la que el plusvalor no es más que un reflejo en el plano económico-,
en tanto que el fenómeno vital ya no es aprehendido más que en sus
efectos económicos, o también en tanto puede parecer que los mis-
mos resultan únicamente de la heterogeneidad entre el valor de uso y
el valor de cambio de la fuerza de trabajo. Por el contrario, el siguien-
te texto debe ser leído a la luz de una disyunción rigurosa entre los
tres planos y en la comprensión de la relación de fundación que los
une jerárquicamente: "El valor diario de la fuerza de trabajo es de 3

160. Ibíd.
161. Ibíd., 513 .
162. Ibíd.

275
7
Marx II. Unafilosofíade la economía

chelines porque se necesita media jornada de trabajo para producir


cotidianamente esa fuerza, es decir que las subsistencias necesarias
para el mantenimiento diario del obrero cuestan media jornada de
trabajo. Pero el trabajo pasado que encierra la fuerza de trabajo y el
trabajo actual que ésta puede ejecutar, sus costos de mantenimiento
diario y el gasto que se hace de ella cada día, son dos cosas completa-
mente diferentes. El costo de la fuerza determina su valor de cambio,
el gasto de esa fuerza constituye su valor de uso . Si media jornada de
trabajo alcanza para hacer vivir al obrero durante 24 horas, de ello no
se sigue que no pueda trabajar una jornada entera. Porlo tanto,elvalor
queposeelafuerza de trabajoy el valorquepuedecreardifierenen magni-
tud. El capitalista tenía muy presente esta diferencia cuando compró
la fuerza de trabajo ... Lo decisivo fue la utilidad específica de esa
mercancía, el ser fuente de valor, y de más valor de lo que ella mis-
ma posee" 163• Como de lo que se trata es de explicar la valorización,
es comprensible que el análisis de Marx vuelva al plano económico,
pero lo hace siempre a partir de una realidad subyacente que es la
única capaz de dar cuenta del mismo. Lo que es necesario ver es que
esa realidad fundadora comporta a su vez dos niveles, y que, por lo
general, el análisis de Marx se mantiene en el primero, el de la hetero-
geneidad entre el valor de la fuerza de tra;bajoy su valor de uso. Es el
caso del texto que acabamos de citar y d~ su inmediata continuación:
"En efecto, el vendedor de la fuerza de trabajo, como el vendedor de
cualquier otra mercancía, realiza su valor de cambio y aliena su valor
de uso. No podría obtener uno sin entregar el otro. El valor de uso
...de la fuerza de trabajo ... pertenece tan poco a su vendedor como al
tendero el valor de uso del aceite vendido. El hombre del dinero pagó
el valor diario de la fuerza de trabajo; le pertenece, por lo tanto, su
uso durante ese día, el trabajo de una jornada entera. El hecho de que
el mantenimiento diario de esa fuerza de trabajo sólo cueste media
jornada de trabajo, por más que la misma pueda operar o trabajar
durante la jornada entera, es decir, el hecho de que el valor creado por
su uso durante un día sea el doble de su propio valor diario, es una
suerte particularmente feliz para el comprador ... Nuestro capitalista
lo había previsto, es eso lo que lo hace reír'' 164 . El siguiente pasaje de
los manuscritos del libro III, relacionado con el trabajo comercial (que
será objeto de una problemática propia) remonta siempre, como prin-
163. Ibid., 744-745.
164. Ibíd., 745.

276
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

cipio aparentemente último, a esa disparidad entre el valor de uso y


el valor de cambio de la fuerza de trabajo: "No obstante,el ejerciciode
esafuerza de trabajocomoesfuerzo,gastode energíay desgastefísico, así
comoparacualquierotro asalariado,en mndoalgunoestá limitadopor el
valorde su fuerza de trabajo... Lo que cuestay lo que reportaal capitalista
sonmagnitudesdiferentes.. ."165• Estos textos, a pesar de su claridad-ya
que ponen al desnudo la naturaleza del plusvalor, el origen de la di-
ferencia de magnitud entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor
que la misma puede producir, en tanto que ese origen reside en el
uso de la fuerza de trabajo, en el hecho de que el valor que produce
no está limitado ni determinado por su propio valor- también pre-
suponen la reflexión más radical de los Grundrisse,que ubicándose
deliberadamente en el plano metaeconómico de los valores de uso
(de aquellos necesarios para el ejercicio de la fuerza de trabajo así
como de aquellos que ese ejercicio es capaz de producir) era la única
que podía exhibir el fundamento vital último del plusvalor.
En realidad las leyes del plusvalor emanan de ese fundamento,
y como tal son leyes metaeconómicas. La desigualdad original, en-
tonces, es la que se da entre la cantidad de trabajo que sirve para
el mantenimiento de la fuerza de trabajo y la captidad de trabajo
en que esa fuerza puede actualizarse. En el plano /más fundamental
de la praxis vital, los Grundrissedicen respecto del valor de uso de
la fuerza de trabajo: "Ese valor de uso crea más tiempo de trabajo
del que está materializado en la fuerza de trabajo ... Así, entonces,
al cambiar fuerza de trabajo como equivalente, el capital recibe a
cambio éltiempo de trabajo que excede al que está contenido en la
fuerza de trabajo, sin entregar un equivalente. Es la apropiación de
tiempo de trabajo ajeno sin equivalente, que se apoya en el sistema
formal del intercambio" 166• En consecuencia, la posibilidad del plus-
valor reposa en la diferencia entre esas dos cantidades de trabajo y,
por consiguiente, entre los dos valores en que se representan esas
cantidades, de modo que la tasa de plusvalor expresa la proporción
que existe entre la cantidad y el tiempo de trabajo necesario para
el mantenimiento de la fuerza de trabajo y, por otra parte, la can-
tidad o el tiempo de trabajo suplementario que esa fuerza puede

165. El Capital, III, 1, 309; subrayado por nosotros; sobre el problema específico
del trabajo comercial , cf. infra,cap . xr, p. 411-415.
166. Grundrisse, II, 188-189.

277
--
Marx II. Unafilosofiade la economía

producir cuando ya no trabaja para sí misma sino para el capitalista.


"Si las demás condiciones permanecen iguales, la tasa de plusvalor
dependerá de la proporción existente entre la parte de la jornada
necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo y el tiempo
suplementario o el sobretrabajo ejecutado para el capitalista" 167 • Y,
por supuesto, el aumento del plusvalor, que define el proceso de
valorización y el objetivo del capitalismo, sólo puede resultar del
aumento de la parte de sobretrabajo, que a su vez sólo puede obte-
nerse de dos maneras. Por una prolongación de la jornada de tra-
bajo, que aumenta el tiempo de trabajo que va más allá del trabajo
necesario . Pero como la jornada de trabajo o, en realidad,el uso de la
fuerza de trabajo,tienelímitesquele sonprescritosporesamismafuerzay,
por otra parte, los trabajadores ejercen una presión social creciente
para la reducción del tiempo de trabajo diario y semanal, el segun-
do medio que empleará el capitalismo -y que suscitará en conse-
cuencia un formidable desarrollo de las fuerzas productivas- es el
incremento de la productividad, es decir, reducir lo más posible el
tiempo necesario. Marx llama plusvalor absoluto al que proviene
de la prolongación de la jornada de trabajo y plusvalor relativo al
que es función de la productividad 168 . Así, la tasa de plusvalor no
traduce ni rigurosa ni definitivamente el desfasaje que hay entre el
poder de la vida y lo que es necesario pa~a su ejercicio, la propiedad
en cierto modo metafísica y en todo caso absoluta de sobrepasar sus
propias condiciones; esa tasa expresa la medida variable en que esta
propiedad es utilizada en la historia y especialmente el capitalismo
"'(la "explotación" por la cual se caracteriza este último no es otra
1
cosa que la explotación de esta propiedad, una explotación de la
vida , precisamente de lo que hace de ella la vida). Las definiciones
1 '
elementales del plus valor absoluto y el plusvalor relativo no dejan
1
de constituir las leyes fundamentales del plusvalor, leyes que deter-
minan al sistema capitalista pero también sirven como fundamento
1 para cualquier organización social posible en general, comprendido
1 un sistema en que no existiese el plusvalor. En cuanto a la determi -
nación de las leyes del plusvalor dentro del sistema capitalista, la
misma presupone evidentemente la fijación por parte del capital del
valor de la fuerza de trabajo , es decir, del valor del trabajo necesario
o, como también se dice, del "valor del trabajo". Recién una vez que
-,;¡ 167. PI, 1,512-513.
1
.,) .
,,. 168. Cf. íbíd., 852.
..

278
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j
¡-
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

ha hecho el análisis del mismo, Marx está en condiciones de realizar


-€n el capítulo 1x*- la exposición teórica de las leyes del plusvalor.
Pero primero era importante mostrar, en la problemática radical
que se despliega a partir de los Grundrisse,la posibilidad de una
valorización en general y por consiguiente del propio capitalismo.

3° El problemade la conservacióndel valor.


El problema de la valorización es decisivo y sin embargo contribuye a
velar -no a ojos de Marx sino de sus comentaristas- otro problema en
cierto sentido más fundamental, el problema de la conservación del
valor. Porque, en el curso del proceso de producción, el valor sólo pue-
de incrementarse en forma de un plusvalor si primero se conserva, si
los valores presentes en el origen del proceso en los elementos que el
núsmo involucra son capaces de reaparecer a su térnúno para formar
conjuntamente el valor del producto. Pero primero veamos por qué,
pese a esta evidencia, el problema de la valorización del valor tiende
a velar el problema de su conservación. Porque en la problemática del
Capitalse lo introduce bajo la forma de una crítica de la circulación.
A ésta se le asigna la capacidad de conservar el valor, ya que el inter-
cambio se caracteriza por la preservación de w,.a misma cantidad de
valor: que X mercancías A se intercambien por y mercancías B quiere
decir que el mismo valor que se proponía bajo la forma de x mer-
cancías A permanece idéntico a sí mismo bajo la nueva forma de y
mercancías B. Si en el intercambio no hay ningún aumento de valor,
tampoco hay disminución posible alguna: la conservación del valor
está implicada en la circulación como su definición misma. Y esto vale
naturalmente para los intercambios que se dan en tomo del proceso
material de producción: cierta cantidad de dinero ha sido convertida
en materias primas, instrumentos y trabajo, y la suma de los valores
de esos elementos reaparece en el producto, que podrá cambiarse a
continuación por una suma equivalente de dinero. "Necesariamente
el valor del producto debe ser igual a la suma de los valores que se
materializaba en los elementos objetivos y determinados del proceso:
materias primas, instrumentos y el trabajo mismo" 169• De este modo,
el valor de cambio se cambió por los valores de uso implicados en
el proceso sólo para reaparecer igual a sí al término del mismo. "Si
"'Titulado "La tasa de plusvalor" [N. del T.].
169. Grundrisse,I, 260.

279
Marx II. Unafilosofíade la economía

el capítal, después de consumir su valor de uso en la producción,


entra nuevamente en la circulación bajo la forma de mercanda, es
que se suponía su conservación como valor de cambid' 170 • - Y así el
valor aparece como un invariante, idéntico a sí mismo a través de
todas las fases del proceso, e indiferente a ellas así como a los valo-
res de uso que las determinan. "Desde el punto de vista del valor, el
producto no es un producto:es idéntico a sí mismo, valor invariable
bajo modos de existencia cambiantes, indiferentes e intercambiables
por dinero ... Esto quiere decir que el contenido material del proceso
de producción no afecta en nada el valor ... " 171 • Sólo cuando apareda
súbitamente una variación inexplicable en el plano del valor mismo y
de su circulación -es decir, de su repetición tautológica indefinida- la
problemática instaurada por Marx cambiaba de plano, abandonaba el
plano del valor de cambio, capaz de explicar su propia conservación,
pero no su crecimiento . En ese momento se toma en consideración
una realidad de otro orden, el valor de uso de la fuerza de trabajo,
única capaz de producir un valor nuevo y superior al suyo. El plus-
valor motivaba por sí solo la sustitución del análisis de la circulación
por el de la producción , la pregunta de la economía sobre su propio
origen y sobre la vida.
'
Presentada de esta forma, la crítica de !la circulación -que cumple
1
un papel didáctico indiscutible en la exposición d~l Capital- puede
vehicular graves confusiones e incluso errores característicos. Lo que
importa ante todo es distinguir por un lado la conservación del valor
1 ;¡ por otro lo que podemos llamar su repetición tautológica en el in-
tercambio. Está claro que si una mercancía tiene determinado valor,
1
éste es idéntico, se expresa bajo la forma de esa mercancía o de otra
1' mercancía del mismo valor o de una cantidad correspondiente de di-
1
nero. El intercambio presupone esa identidad y la exhibe. Si cambio
40 francos de té por 40 francos y después éstos por 40 francos de café,
el valor que tengo en mis manos sigue siendo el mismo, se II conser-
va". Pero aquí se considera el intercambio puntual y las mercancías
intercambiadas en el instante en que se intercambian. En el momento
preciso en que esa cantidad de café vale 40 francos puedo cambiarlo
I; .
,, por la suma de dinero correspondiente o por esa cantidad de té, que
en ese preciso momento vale también 40 francos. No hay que espe-

170. Ibíd., 259.


i,-
' ;
171. Ibíd., 261.

\' .
280

..
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

rar, el café podría perder su aroma, el té humedecerse o el dinero


devaluarse. La problemática del valor en su totalidad ha mostrado su
referencia de principio al valor de uso que le sirve como "sostén": si
las propiedades de ese v~lor de uso se alteran, también desaparece su
valor. Hemos visto, por ejemplo, que la manera en que se consume el
valor de uso del capital fijo en el proceso de producción determina la
manera en que su valor de cambio entra en la circulación. E incluso
en el plano del valor de cambio, considerado en su relación con el
trabajo abstracto al que representa -plano del que ahora podemos
decir que sólo en apariencia es económico-, el carácter fijo de ese
valor no está establecido en lo absoluto. ¿No es sin embargo la objeti-
vación de cierta cantidad de trabajo, la cantidad de trabajo necesaria
para su producción? Esa cantidad fijada en la mercancía, ¿no está
definitivamente determinada y, como tal, su valor es "invariable"?
Pero es sabido que el valor de una mercancía no está determinado
por la cantidad de trabajo que costó sino por la cantidad de trabajo
que sería necesario actualmente para su producción: si interviene una
modificación de la productividad, el valor de la mercancía disminuye
correlativamente . Esta condición, si bien sólo puede intervenir episó-
dicamente en la determinación del valor de las mercancías destinadas
al consumo inmediato, es decisiva para las qtie están consagradas al
consumo productivo, especialmente para lo~ constituyentes del ca-
pital fijo. Por la modificación de éste tanto como por la modificación
de la productividad, toda la escala de los valores "invariables '-'deriva
y comienza a desplazarse, como llevada por la gran corriente de la
producción real y arrastrada por sus torbellinos . El carácter fijo del
valor en realidad sólo existe en el interior de la relación de la mer-
cancía con su propio valor, y ello, como se ha dicho, en un instante
determinado; y por eso, en efecto.,ese carácter fijo no es más que una
tautología. Expresa el hecho de que el valor de cambio de una mer-
cancía puede tomar también una forma autónoma frente a ella, como
en el precio (y por supuesto que hay identidad entre el valor de una
mercancía y ese valor considerado en sí mismo como dinero). El fun-
damento del intercambio es precisamente esa identidad, ya que, antes
de cambiarse por otra, toda mercancía en cierto modo se _cambia por
sí misma, expone su valor en una forma pura. Dos mercancías pue-
den intercambiarse precisamente cuando su valor puro es idéntico.
Pero este fundamento del intercambio todavía no es más que ideal,
representa su posibilidad eidética.,no una condición real. Para que el

281
Marx II. Unaftlosofiade la economía

intercambio de dos mercanáas se realice aún es necesario que la ne-


cesidad de los que intercambian lo reclame, e incluso cuando se trata
de la relación consigo mismo del valor de cambio de una mercancía,
hemos visto que esa relación puede tomar una forma contradictoria:
en el caso de una crisis ese valor precisamente no puede realizarse.
Esto significa, una vez más, que la identidad tautológica del valor
fundadora del intercambio es una condición puramente ideal, y que
la idealidad como tal nunca opera. Perola conservaciónrealdelvalortie-
ne lugarfueradel procesode la circulación,asícomolaproduccióndel valor
se refiereal valorde uso y, más puntualmente,a esevalorde uso especifico
que es el de lafuerza de trabajo.Por consiguiente, lo que nos obliga a
salir de la esfera de la circulación para entrar en el laboratorio secreto
de la producción no es solamente el proceso de valorización: tampoco
la simple conservación del valor se explica económicamente, y nos
obliga también a remitimos a la subjetividad viviente. Lo que Marx
va a establecer es que la subjetividad viviente funda la totalidad del
proceso del valor (su valorización, por supuesto, pero en primer lugar
su conservación).
Pero también aquí es necesario seguir su análisis paso a paso, si
se quiere evitar confusiones. Una vez que :se ha evidenciado la impo-
tencia de la circulación tanto respecto de:la simple conservación del
valor como de su creación, la elucidaci~n !delprocesodel valorse llevaa
caboahoraen el interiordelprocesodeproducción.Entonces es notable ver
que, en su esfuerzo por aprehender el origen real del valor -tanto de
su conservación como de su crecimiento-, Marx rechaza radicalmen-
·"te
"' la distinción -que la crítica de la circulación había sugerido- entre
el problema del valor que se reencuentra cuantitativamente idéntico a
sí mismo al término del proceso y aquel que, por el contrario, aparece
en ese proceso como una cantidad suplementaria, a saber el plusvalor.
Precisamente, no existe cesura entre el valor que se conservó cuantita-
tivamente igual y el plusvalor; y el valor que se conservó igual no es
valor conservado. Consideremos un capital de 100 táleros que en el
proceso de producción se descompone del siguiente modo: 50 táleros
de algodón, 40 de salario y 10 de instrumentos; para simplificar, se su-
pone además que todos los instrumentos se consumen íntegramente
en el curso de la producción y, por otra parte, que la fuerza de trabajo,
que realiza un tiempo de sobretrabajo igual al tiempo de trabajo ne-
cesario, produce un valor de 80 táleros a cambio de los 40 táleros que
.. ,
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CapituloIX: La realidadde la realidadeconómica

representan su salario 172• En lugar de los 100 táleros invertidos en el


proceso el capitalista retira 140, y se podría pensar que el problema
es fundar por un lado la conservación del valor de los 100 táleros y
por otro lado la aparición del nuevo valor de 40 táleros, es decir del
plusvalor. Ahora bien, el análisis de Marx inhabilita esa disociación
entre los 100 táleros de un lado y los 40 táleros del otro, es decir, la
figura de la circulación D M D' en la que D' representaba D + óD, el
valor que se mantuvo idéntico a sí mismo y por otro lado el plusvalor:
100 + 40. Es que precisamente la circulación no explica absolutamente
nada en el fenómeno que analizamos, el cual escapa totalmente a la
esfera económica y sus leyes y, por consiguiente, a cualquier explica-
ción económica.
De hecho, en ese proceso ya sabemos dar cuenta de la produc-
ción de los 80 táleros por la actualización de la fuerza de trabajo. Ésta
produce durante la primera mitad de la jornada -tiempo de trabajo
necesario- un valor de 40 táleros igual al suyo. Dado que ese valor
producido por la fuerza de trabajo es igual al suyo, al valor que se
adelanta como salario, se le llama "reproducido". Durante la segunda
mitad de la jornada -tiempo de sobretrabajo- la fuerza de trabajo pro--
duce un nuevo valor de 40 táleros, que define;el plusvalor, y ese valor
nuevo es "'producido" strictosensu.Se reafinjna así la homogeneidad
entre la producción de valor y de plusvalor como producción que
tiene su origen único y su esencia en el trabajo vivo. Pero entonces
se plantea una pregunta: dado que el trabajovivo producela totalidad
del valorproducido,éste es, en nuestro ejemplo, de 80 táleros. Ahora
,,11- .

bien, en el proceso se adelantaron 100 táleros, ¿esto quiere decir que el


mismo se salda con un déficit de 20 táleros? Es que debe considerarse
un tercer problema, el problema de la conservación del valor, que
concierne únicamente al valor de la materia pruna y los instrumentos
de trabajo. Esta definición no es convencional, pertenece al análisis y
significa que el problema de la conservación del valor de las condi-
ciones objetivas del proceso de producción debe ser distinguido del
problema de la creación de valor por la fuerza de trabajo: por lo tanto,
es ese el lugar de la cesura que postula Marx, una cesura que ya no
se ubica entre la conservación de una cantidad de valor idéntica a sí
misma y por otro lado el plusvalor, sino entre la producción de valor
-que es reproducción del valor adelantado en salarios y producción

172. a . ibíd., 293.

283
--,
Marx II. Unafilosofíade la economía

de plusvalor- y lo que hay que oponerle esta vez, la simple conser-


vación del valor, que en modo alguno es producción de valor y que
es la conservación del valor de las materias primas y los instrwnen-
tos, en nuestro ejemplo 50 táleros de algodón y 10 de instrumentos.
Ahora bien, esta conservación del valor no es menos esencial, sólo
ella permite que el proceso llegue a un valor final de 140 táleros y
por lo tanto a un plusvalor efectivo. ¿En qué consiste entonces dicha
conservación?
Por más que se trata de una simple conservación del valor, a cuyo
término éste se reencuentra idéntico a sí mismo, el fenómeno nada
tiene que ver con la repetición tautológica del intercambio. Por eso
la conservación del valor, al igual que su producción, es extraña a la
circulación y no puede explicarse por ella. Por eso la conservación del
valor, al igual que su producción, exige de la problemática la sustitu-
ción del plano de la economía por el plano de la realidad y el análisis
del mismo. El análisis de los Grundrissese ubica de entrada en el seno
de la realidad del proceso de producción, cumpliendo también aquí
el papel de un hilo conductor para la comprensión del pensamiento
de Marx. El proceso real de producción comprende las condiciones
objetivas del trabajo y, frente a éstas, el tra]?ajovivo. Cada uno de esos
elementos tiene su valor, y lo que se debe fundar es precisamente la
conservación del mismo, o al menos la cónservación del valor de las
condiciones objetivas del proceso. Pero esta cuestión sólo puede resol-
verse si se hace abstracción de todas esas determinaciones económi-
~as, de todos los valores que intervienen en el proceso. Por paradójico
que pueda parecer, el valor de las condiciones objetivas es y puede
ser conservado cuando se hace a un lado el valor de los elementos que
están incluidos en el proceso real y lo constituyen . No se trata de una
reducción que lleva a cabo el pensamiento y que permitiría compren-
der lo que sucede en el proceso real, se trata de una reducción real, a
saber, el hecho de que todos los elementos del proceso se reducen a
su condición de valores de uso y actúan en él únicamente en calidad
de tales. Precisamente en eso reside la realidad del proceso, en el he-
cho de que en el mismo las materias pr imas y los instrumentos ya no
son valores sino valores de uso y, como tales, se proponen al uso que
les da la fuerza de trabajo, es decir, a la acción del trabajo vivo. "En
el proceso de valorización , los elementos constituti vos del valor del
capital, uno de los cuales existe en forma de mat eria prima y otro en
forma de instrumento , se presentan frente al obrero, es decir, al trab a-
a.
)'
284


l.. 1 j
T -
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

jo vivo ... Peroen dichoprocesoesoselementosno representanvaloressino


simpleselementosdeproducción,simplesvaloresde usoparael trabajo:son
las condicioneso elementosmaterialesde su actividad..."173. Esta acción
conserva -bajo una forma diferente, si es necesario--los valores de uso
así trabajados, y es ella, la acción del trabajo vivo, la que, al conservar
los valores de uso que trabaja, conserva al mismo tiempo la cantidad
de trabajo que estaba incluido en ellos, es decir su valor. La conser-
vación de los valores en el proceso de producción no es otra cosa que
el trabajo de los valores de uso a los cuales se referían esos valores y
se funda él, en la subjetividad del trabajador y en su praxis viviente.
11
La cantidad de trabajo materializado subsiste por el hecho de que,
en contacto con el trabajo vivo, su calidad de valor de uso para el tra-
bajo ulterior se conserva" 174 • Y también: "La fuerza naturalvivificante
deltrabajono sólo conserva la materia y el instrumento bajo tal o cual
forma, también conserva el trabajo que los mismos materializan, su
valor de cambio" 175• Así, el proceso económico reposa por entero so-
bre el proceso real, ya que la acción de la subjetividad viviente sobre
el valor de uso, es decir sobre la materia informada, es lo que sostiene
y mantiene esa forma, es decir el trabajo pasado objetivado en ella,
es decir, también, su valor. "Lo que en el sin,tpleprocesode producción
aparececomoconservación de la calidaddel tra~'ajopasado-y de estemodo
tambiénde la materiaquelo encierra-en el proFesode valorización aparece
comoconservación de la cantidadde trabajoobjetivado" •
176
·

Si nos colocamos en el punto de vista del valor, es decir del capital,


ha¡ que volver a decir entonces que esa conservación, la conservación
de la cantidad de trabajo materializado en las condiciones objetivas
del proceso real, se lleva a cabo a través .del mismo, mientras que
si nos colocamos en el punto de vista del trabajo vivo, éste no tiene
ante sí más que valores de uso que trabaja y a los que agrega por
ese trabajo, es cierto, una nueva cantidad de trabajo y por lo tanto
un nuevo valor. "Para el capital, esa conservación de la cantidad de
trabajo materializado se opera a través del proceso de producción;
para el trabajo vivo, es simplemente un valor de uso que está allí para
ser trabajado y al cual el trabajo vivo agrega una nueva cantidad de

173. Ibíd., 315-316; subrayado por nosotros.


174. Ibíd., 315.
175. Ibid., 310; subrayado por nosotro s.
176. Ibíd., 316; subrayado por nosotros.

285
Marx II. Unafilosoftade la economía

trabajo" 177• Pero aquí interviene la disociación radical que Marx cree
deber hacer, ya no entre la conservación y el aumento de valor, sino
entre la producción del valor en general y por otro lado su simple
conservación. El texto prosigue: "Pero esa cantidad de trabajo ya
materializado el trabajo vivo no la conserva en virtud de ese agre-
gado cuantitativo, sino por su calidad de trabajo vivo o porque se
comporta como trabajo frente a valores de uso que contienen trabajo
pasado". Marx saca rápidamente la conclusión de que el salario que 1

no expresa más que la cantidad de trabajo necesario para mantener


la fuerza viva del trabajo, omite considerar no sólo el sobretrabajo
que esa fuerza puede realizar sino la cualidad específica en virtud
de la cual el trabajo vivo conserva el valor de los valores de uso del
trabajo (y eso por el solo hecho de trabajarlos, es decir/ en razón de
su naturaleza misma). 'Mora bien, el trabajo vivo no se paga por su
calidad ... sino por la cantidad de trabajo contenido en él. .. La cuali-
dad específica que posee -€1 hecho de que agrega una cantidad nueva
de trabajo a la anterior y así conserva el trabajo materializado en su
calidad de tal-no se le paga: porotraparte,al obrerono le cuestanada,ya
quees una propiedadnaturalde sufuerzade trabajo" 178•

¿Por qué, sin embargo, disociar la pr?ducción y la conservación


del valor, si una y otra son obra del trabajo vivo? Esta pregunta inevi-
table -incluso si nunca fue planteada ni ipercibida- implica la toma
de conciencia del lugar último en que se desarrolla la meditación de
Marx y de su tema propio: la subjetividad viviente y su actualización
en el trabajo vivo . Y esta toma de conciencia conduce a una elucida-
..,.ciónmás profunda de la esencia de este último. Porque por un lado
el trabajo es un proceso que se desarrolla según el movimiento de
su temporalidad inmanente, de modo tal que es función de aquello
que se realiza y se encuentra así determinado en su duración . Esta
deternúnación concreta del trabajo, de un trabajo, es lo que está en el
origen de la medida objetiva a la cual se intenta someterlo, y lo que
hará posible su expresión bajo la forma de determinada "cantidad
;
de trabajo" y por lo tanto de un valor. Este es el aspecto por el cual
el trabajo vivo produce el valor antes de determinarlo como trabajo
j abstracto. Por otro lado, desde el momento en .que se lleva a cabo y
1
en tanto que, en ese llevarse a cabo, emplea ciertos valores de uso, los

' ' 177. Ibfd.


l
.i. 178. Ibíd., 316; subrayado por nosotros .
• . 1• •

286

rrtl
CapítuloIX: La realidadde la realida.deconómica

manipula, los modifica y los modela de tal o cual manera, el trabajo


vivo los mantiene al mismo tiempo en su calidad de valores de uso.
Esta propiedad no tiene nada que ver con la duración de tal o cual
trabajo, ni del trabajo en general en tanto que adaptado a la forma del
objeto por crear y determinado por ésta: pertenece al trabajo mismo
en tanto que trabaja la materia y, conservando con ello la forma de
la misma, preserva así su uso. A la pregunta de cómo el trabajo vivo
conserva el trabajo ya objetivado en las materias primas y el instru-
mento, los Grundrisseresponden exhibiendo una esencia general del
trabajo que nada tiene que ver con el "trabajo general" cuya objetiva-
ción es el valor, sino que designa por el contrario el hecho mismo de
trabajar y aquello en lo que consiste el trabajo, la esencia concreta de
una práctica, cualquiera que ésta fuese: "No es cuestión de cantidad
de trabajo;se debe a la calidadinherente al trabajo en tanto que tal.
Señalemos que se trata de una calidad general, no está ligada a una
cualificación particular del trabajo, existeporqueel trabajoen tanto que
tal es trabajo"
179
• Dado que esa cualidad específica en virtud de la cual

el trabajo vivo conserva el valor es independiente de su duración, la


cual es esencial para la producción del valor, podemos decir, como
hará Marx en los manuscritos del libro III: ~'La masa de capital que
el obrero pone en movimiento, y cuyo valor conserva con su trabajo
al hacerlo reaparecer en el producto, es algb totalmente distinto del
valor que él agrega" 100• Y de este modo vemos que una propiedad
decisiva de la economía capitalista, a saber, que cierto trabajo, en sí
mismo e independientemente de su duración o cantidad, es capaz
de""conservar cada vez más valor y finalmente las enormes masas de
valor del capital fijo, tiene su origen y su posibilidad en la esencia de
una determinación específica de la subjetividad individual.
Esta capacidad del trabajo vivo de conservar el valor de un objeto
conservando su valor de uso Marx intentó expresarla con ayuda de
una terminología tradicional. El trabajo vivo es comprendido como
un acto que imprime cierta forma a una sustancia material, y el tra-
bajo objetivado es esa forma que subsiste en la materia y la hace apta
para cierto uso, lista para ofrecerse a un nuevo acto informante que se
apoyará en ella para, a partir de ella, producir una forma más elabo -
rada. No obstante, esa forma impresa en la sustancia no permanece

179. Ibíd., 312; subrayado por Marx.


180. El Capital,m, I, 258 .

287
Marx II. Unafilosofiade la ecanomía

en ella por virtud propia, tampoco por virtud de la sustancia, no se


conservaporsí misma,sino que tiende a devenir ineficiente, ºindiferen-
te", dice Marx, a la sustancia que ella determinaba a un uso, de modo
que ese uso tiende a su vez a perderse, al mismo tiempo que el valor
del que era portador. Este proceso de decadencia e indiferenciación
por el cual una forma deviene exterior a un objeto y deja de calificarlo
caracteriza al trabajo objetivado y hace de él un trabajo muerto. Más
allá de su formulación conceptual, el análisis del trabajo objetivado
que acaba de hacerse nos conduce entonces a la dialéctica,esencialen
Marx, entreel trabajomuertoy el trabajovivo. Porque el trabajo vivo es
precisamente lo que, al integrarse al trabajo objetivado, al unirse a
él, lo preserva de la muerte, es el acto de información que recupera
esa forma anterior, le impide despegarse de su sustancia y, ahora in-
diferente a la misma, perderse al mismo tiempo que ella. "Como el
trabajo es una forma exterior a la sustancia, poco a poco se desarrolla
una indiferencia de la sustancia respecto de la forma que se le ha-
bía impreso. El trabajo materializado no conserva su forma por una
ley viva, inmanente de la reproducción ... Pero cuando se la retoma
como condición del trabajo vivo, esa materia es reanimada. El trabajo
objetivado deja de estar muerto en la materia como forma exterior e
indiferente cuando deviene un elemento /del trabajo vivo, cuando el
trabajo vivo se relaciona consigo mismo ~n la materia anteriormente
objetivada, cuando el trabajo se objetiva usando los medios-y la mate-
ria del trabajo, sus condiciones objetivas" 181•
Aquí se nos descubre un sentido nuevo y absolutamente original
""delconcepto de trabajo como objetivación. Que el trabajo "'se objeti-
ve" no quiere decir que su esencia consista en el proceso por el cual
deviene un objeto -más exactamente, esa forma dada al objeto y que
sería su objetivación en él-, no quiere decir que el trabajo sea real en
tanto que trabajo objetivado, en la objetividad y por ella. La sustan-
cialidad ya no se confía a la exterioridad, como en el hegelianismo,
y es falso pretender que las tesis de los Manuscritosdel 44 -en parti-
cular las tesis sobre el trabajo- reaparecen tal cual en los-Grundrisse.
Eso es perder de vista que, bajo la permanencia de un vocabulario
del que ciertamente Marx nunca llegó a desprenderse totalmente,
se ha llevado a cabo una mutación radical y una filosofía nueva ha
1
nacido. Lejos de que el trabajo, como simple virtualidad subjetiva y
1
~ I
·:¡
., 181. Grundrisse,1,313.

288


•,.!..
í

CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

como interioridad vacía y finalmente ilusoria, sólo llegue a la efec-


tividad en la obra realizada y por ella, en el trabajo objetivado, por
el contrario es éste, el trabajo objetivado, el que sólo es arrancado
de la muerte por la acción de la subjetividad viviente y en tanto que
esa acción no deja de llevarse a cabo. Ya no es el instrumento el que
confiere al trabajo el ser, es el trabajo vivo el que lo disputa a la co-
rrosión y el desperdicio. El texto de los Grundrissese opone término
a término a los manuscritos que escribió Hegel en Jena en 1803-1804
así como a los Manuscritosdel 44 de Marx. El alcance de esta oposi-
ción que pone en cuestión las categorías últimas del pensamiento de
Occidente lo vemos en el hecho de que, para Hegel, frente a la noche
de la desaparición en que se pierde la subjetividad 182, no hay más
ser que lo estable y lo permanente, y el ser objetivo es lo que define
esa permanencia y constituye su forma. Y el tiempo mismo no es
más que el despliegue de esa objetividad. Antes de decir que en el
mundo de la cultura "si bien los hombres mueren las instituciones
permanecen", hay que reconocer el advenimiento original de esa
permanencia en el proceso vital de la necesidad: aquí la cosa hecha
y el instrumento son las primeras figuras y la condición de la subsis-
tencia del ser. Pero para Marx la materia y la forma del instrumento
sólo subsisten en el acto de la praxis, la subjetiyidad ya no es el prin-
cipio de la disipación sino lo que retiene a todas las cosas de caer en
ella, y la objetividad misma nada sería sin esa:captura que le impide
precipitarse en la nada, porque el mundo es el mundo de la praxis.
Es cierto que los hombres mueren, pero sucede que la potencia que
retiet'le a todas las cosas en el ser es en sí misma perecedera, es la
vida y su historia contingente. A fin de cuentas toda subsistencia
se mantiene en el seno de esa temporalidad de la vida y por ella.
Esta metafísica última que quiere que aquello que hay de más pe-
recedero y puede detenerse en cualquier instante, el trabajo vivo,
extienda su poder sobre todo lo que es, Marx no la afirma de modo
abstracto; por el contrario la aprehende allí donde, antes de cual-
quier conceptualización, aparece precisamente como la ley del ser,
en el seno mismo del proceso de producción. Y en verdad es por eso
que este proceso constituye el tema de la problemática, repitamos,
no porque con la llegada de una era positiva la economía habría
sustituido a una metafísica sin objeto, sino porque ésta le prescribe

182. "El Yo es la noche de la desaparición". Realphilosophi


e de Jena, Hegel , Samtli-
che Werke [Obras completas], ed . Lasson, 11,185.

289
Marx II. Unafilosofiade la economía

su objeto a toda investigación que se quiera esencial. En el proceso


de producción brilla la potencia frágil de la vida, fuego ardiente que
retuerce la materia y le insufla la forma que la preserva y la conser-
va. "La materia del trabajo se conserva bajo una forma determinada
en tanto que transformada y sometida a la finalidad del trabajo. El
trabajo es un fuego vivo que modela la materia, es lo perecedero y
temporal en ella, es la información del objeto por el tiempo vivo" 163 •
Estos temas decisivos de los Grundrisseestán presentes en El
Capital,donde uno tras otro se ven reafirmados:
1º La esencia de la producción, a saber, la determinacióndel ser no
por la objetividadestabledelproducto,sinopor su integraciónalprocesode
la subjetividadvivientecomo simple función y factor de ese proceso;
11
todo valor de uso que entra en nuevas operaciones como medio de
producción pierde entonces su carácter de producto y ya no funciona
sino como factor del trabajo vivo" 164•
2º El desvalimiento del ser por fuera de su captura por la praxis
viviente -desvalimiento al que está condenado el trabajo mismo
desde el momento en que reviste la forma instrumental de trabajo
objetivado- de suerte que, frente a lo que .permanece lejos de la mis-
ma en la muerte de ese alejamiento, la $ubjetividad aparece como
una verdadera potencia de resurrección ~ "una máquina que no se
usa para trabajar ... se deteriora ... el hierro se oxida, la madera se
pudre, la lana no trabajada se la comen los gusanos. El trabajovivo
deberetomaresosobjetos,resucitarlosde entrelos muertosy, de utilidades
posibles,convertirlosen utilidadeseficaces.Lamidos por la llama del tra-
bajo, incorporados como órganos, insufladas para desempeñar sus
funciones propias, son consumidos ... " 165• Y también: "En tanto que es
útil, actividad productiva, por su simple contacto con los medios de
producción, el trabajo los resucita de entre los muertos, hace de ellos
factores de su propio movimiento ... " 186 •

183. Grundrisse,I, 313.


1
184. Pl, 1, 733.
i;
185. Ibíd., 734; subrayado por nosotros.
186. !bid., 752. Es evidente que aquí se retoman los análisis de los Grundrisse:
"En las épocas de estancamiento de los negocios ... se detienen las fábricas,
las máquinas se oxidan, el algodón... comienza a pudrirse tan pronto como
deja de estar en contacto con el trabajo vivo . El capitalista hace trabajar sólo
•I .
. 1·. para crear plusvalor, para producir valor aún no existente ; pero como se ve,

290
r

CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

3° El hecho de que, en contacto con el trabajo vivo y por él, esa


resurrección del trabajo muerto objetivado en las condiciones del pro-
ceso no es precisamente otra cosa que la conservación de su valor de
uso y por consiguiente de su valor -" ahora bien, si por un lado los
productos no solamente son el resultado sino también la condición de
existencia del proceso de trabajo, por otrq lado sólo lanzándolos a éste
y poniéndolos en contacto con el trabajo vivo se pueden conservar y
utilizar esos resultados del trabajo pasado" 187- y que ante todo es por
esa razón -porque asegura la conservación en el ser de los elementos
del proceso de producción- que el capitalista compró el trabajo vivo
como fermento vital de esos elementos y condición del proceso: al 11

comprar la fuerza de trabajo el capitalista ha incorporado el trabajo


como fermento vital de los elementos pasivos del producto" 188•

tan pronto como deja de hacer trabajar, su capital se desvaloriza. Así, por lo
tanto, el trabajo vivo no sólo agrega nuevo valor, sino que conserva y eterniza
el capital..." (Grundrisse, I, 318).
187. Pl, I, 734.
188. Ibíd., 736 . Señalemos también que en El Capital se retoman también otros te-
rnas elaborados por el análisis de los Grundri sse. En particular , la tesis general
según la cual el trabajo vivo es el que lleva a cabo la conservación del valor y por
consiguiente, al mismo tiempo, el que agrega valor, :y sin embargo no en tanto
que agrega valor sino como trabajo útil, en la medid.a en que, al transformar los
valores de uso de los productos que entran en el proceso de producción, conser-
va su carácter de utilidad y al mismo tiempo su valor. Además de los textos que
ya se mencionaron, citemos también éste: "El obrero comunica un valor nuevo al
objeto por adición de una nueva dosis de trabajo ... Por otra parte, reencontramos
co:rm')elementos del valor del producto los valores de los medios de producción
consumidos ... Los valores de los medios de producción se conservan entonces
por su transmisión al producto. Esta transmisión tiene lugar en el curso del tra-
bajo, durante la transformación de los medios de producción en producto'' (PI, I,
751). Notemos que la solución que finalmente da El Capital es más rápida y me-
nos elaborada que la de los Grundrisse. Como tal, puede prestarse a confusión y
reforzar la ilusión de que el que crea el valor es el trabajo abstracto , mientras que
el trabajo vivo se limitaría a conservarlo. Como ejemplo de pasaje ambiguo ci-
temos la continuación de ese texto: "El trabajador, por consiguiente, conserva el
valor de los medios de producción consumidos, lo transmite al producto ... no
porque agregue trabajo en general sino por el carácter útil, por la forma produc-
tiva de ese trabajo adicional" (Pl, I, 752). De hecho no puede subsistir equívoco
alguno sobre el fondo del pensamiento de Marx; hemos mostrado sobradamente
que la diferenciación interna del trabajo considerado en su doble relación con la
conservación y la creación del valor no es la diferenciación entre trabajo concreto
y trabajo abstracto, sino la esencia concreta del trabajo en general considerada en
sí misma o en la temporalidad específica que cada tarea particular exige de ella.
El Capitalhabrá de reafirmar con la mayor fuerza la afirmación decisiva según la
cual el trabajo vivo es la fuente única de producción y conservación del valor: "El

291
....
7 !

Marx II. Unafilosofiade la economía

Hemos visto que Marx distinguió de manera esencial dos tipos


de factores necesarios para la realización del proceso de trabajo, los
factores objetivos y el factor subjetivo. Pero abandonados a sí mismos
los factores objetivos no serían más que términos inertes y condena-
dos a muerte; sólo devienen elementos de la producción si, vertidos
en el crisol de la producción y consumidos por ella, vueltos como un
líquido por el fuego del trabajo vivo, son investidos exclusivamente
por éste con la nueva forma que los restituye al ser. Por lo tanto, los
factores objetivos y los factores subjetivos en modo alguno se encuen-
tran en un mismo plano. Los factores objetivos de la producción no
pueden producir nada y nada producen. Consustancial a la praxis, la
producción es prerrogativa de la subjetividad y únicamente de ella,
las condiciones objetivas de la producción encuentran su efectividad
en la producción misma, el trabajo vivo es la condición de todo el
proceso y de sus condiciones objetivas, que -como el mundo en gene-
ral- pertenecen a la praxis.
La dialéctica entre el trabajo muerto y el trabajo vivo -€1 hecho de
que el segundo, con su abrazo, retiene al primero en el ser- constituye
el motivo último de la crítica del capitalismo. Hemos llamado unidad
del ciclo vital orgánico a la unidad orimal del trabajo con aquello
que él trabaja y en primer lugar aquello ,con cuya ayuda trabaja, la
unidad de trabajo, instrumento y material. En la dialéctica entre el
trabajo muerto y el trabajo vivo esa unidad recibe un sentido nuevo,
ya no el sentido de un simple fenómeno vital, por no decir biológi-
co, análogo por ejemplo a la unidad que hace que el crecimiento del
;eno materno y elhambre del bebé se produzcan de modo conexo y
complementario y pertenezcan como tales a un mismo n ciclo vital''.
Más allá de una simple complementariedad o conexión objetiva, la
unidad vital en~ el trabajo subjetivo y sus condiciones significa una
condición ontológica de posibilidad, el hecho de que las segundas
sólo llegan al ser comprend ido como producción en esa unidad con
esta producción precisamente, en su vinculación con el trabajo vivo
que les confiere la vida en tanto que se une a ellas en el beso del fuego
vital. Así es que, en la producción, la separación entre el trabajo vivo y
sus condiciones ya no existe, porque sólo en él y por él esas condicio-
nes tienen ser y son productivas. Ahora bien, paradójicamente, lo que

obrero no trabaja doblement e en un mismo lapso de tiempo, una vez para agre-
'1· gar un nue vo valor y otra vez para conservar el valor anterior ..." (Pl, I, 751).
:·.(

292

ar1
CapítuloIX: La realidadde la realidadeconómica

el capitalista viene a romper es esa unidad por principio de la praxis


productiva. "En el proceso de producción es abolida la separación
entre el trabajo y sus elementos materiales (instrumentos y materia).
Ahora bien., la existencia del capital y el trabajo asalariado se basa en
esa separación" 189•
No obstante, si la unidad del trabajo con sus condiciones objetivas
tiene una significación ontológica, si es lo que le confiere el ser a esas
condiciones, ¿cómo podría romperse, cómo puede herirla el capita-
lista? No lo hace, no rompe esa unidad: eso sería destruir al mismo
tiempo la producción. "Esa unión ... es obra del trabajo en el curso
del proceso de producción" 190• Esta capacidad de unirse a los instru-
mentos y los materiales y en esa unión hacer de ellos instrumentosde
producciónes -como también recuerda Marx- lo propio del trabajo
vivo en tanto que tal: "coincide absolutamente con el papal material
que por su naturaleza misma desempeña el trabajo en el proceso de
producción en tanto que valor de uso" 191• Entonces está claro lo que
sucede: lejos de romper la unidad entre el trabajo y unas condiciones
instrumentales de la producción que sólo son tales en esa unidad, el
capital se apodera de la rrúsma y de aquello que la funda , se apodera
del trabajo en tanto que trabajo vivo, en tanto que valor de uso. "En
tanto que tal -prosigue el texto que comentariios- el trabajo pertenece
al capitalista; úrúcamente su valor de cambi9 pertenece al obrero. La
cualidadviva queel trabajotieneen el procesode producción
1 , de conservar
el tiempode trabajomaterializado
haciendo de éste el modo de existencia
mél.1erialdel trabajo vivo, eso no es asunto del obrero" 192• La conclu-
sión de todo este análisis repite vigorosamente la denuncia contra el
capital, en tanto que éste pretende separar - y separa efectivamente
en el plano ideal de la propiedad económica y jurídica- lo que en el
orden del ser está unido, a saber, las condiciones instrumentales del
proceso de producción, las cuales se señalan de modo sobrecogedor
como "modo de existencia material del trabajo vivo'', como el cuer-
po cuya alma es el trabajo vivo, que despierta a ese cuerpo de entre
los muertos : "En el proceso de producción , el trabajo vivo hace del
instrumento y de la materia el cuerpo de su alma, y los despierta de

189. Grundrisse,
I, 317.
190. Ibíd., 316.
191. Ibíd.
192. Ibid., 317; subrayado por nosotro s.

293
-
Marx II. Una filosofía de la economía

entre los muertos; este modo de apropiación se encuentra en flagran-


te oposición con el hecho de que el trabajo está privado de sus objetos,
o de que existe sólo en el organismo inmediato del obrero, mientras
que el instrumento y la materia del trabajo existen para sí mismos en
el capital" 193•
El hecho de que el trabajo vivo, que produce y reproduce el valor,
también lo conserva -conserva el valor de los medios de producción
en tanto que, manteniéndolos en la eficiencia productiva, conserva en
primer lugar su valor de uso- muestra de modo preciso que el proce-
so de valorización, es decir el capital mismo, se basa enteramente en
proceso de producción y encuentra en éste y en su esencia fundadora
-el trabajo vivo- su propio fundamento. "El proceso de valorización
del capital corresponde a un simple proceso de producción y se efec-
túa gracias a éste, por el hecho de que el trabajo vivo tiene un contacto
natural con los elementos materiales de su existencia" 194• El hecho de
que el proceso de valorización se basa por completo en el proceso de
producción y, dentro de éste, en aquello que lo funda a su vez, en el
trabajo vivo, pone al desnudo el carácter de abstracción de la realidad
económica en tanto que tal así como, por el contrario, la realidad de
aquello que la funda. Dado que el proce~o de valorización basa por
completo en la esencia subjetiva de la producción, ésta también lo
detennina, como va a mostrar la problemática del capital variable y,
de manera general, la reducción radical del capital a la subjetividad.

193. Ibíd.
l. 194. Ibíd.
i!
1, ••

.,.
;~

294

i.:
1 !

J
CAPITULO X
La reducciónradicaldel capitala la
subjetividad:e = O

1° La problemáticadel capitalvariabley la derivade las determinaciones


idealesde la ciencia.
La detenninadón de la realidad económica por el proceso real de
producción encuentra su expresión en el concepto de la composición
orgánica del capital. Es sabido que Marx di~tingue la composición
técrúca del capital -que de hecho es la composición o la descompo-
sición del proceso de producción en sus eletnentos reales, su -com-
posición en valor, a saber, la suma de los valores determinados y
diferenciados de los que está formado un capital- de su composición
orgártica, que no es otra cosa que su composición de valor en tanto
que resulta de su composición técnica y se encuentra determinada
por ella. "Llamaremos composición orgánica del capital a su com-
posición de valor en la medida en que está determinada por su com-
posición técrúca y la refleja"1• Sólo que, mientras los elementos que
componen el proceso real de producción no hayan sido objeto de una
elucidación radical, la determinación de la composición orgánica por
la composición técnica - la determinación del capital por el proceso
real de producción- carece de precisión. Así, en tanto que todo pro -
ceso de producción implica instrumentos y materias primas, la dife-
rencia que se instituye entre esos diversos medios del trabajo volverá
a encontrarse en el plano económico, será la diferencia entre el capital
fijo y el capital circulante. "En todo proceso de trabajo ... los medios

1. El Capital, m, I , 162.

295
-
Marx II. Unafilosofíade la economía

de producción se dividen en medios de trabajo y objetos de trabajo.


Pero sólo en el modo de producción capitalista ambos devienen capi-
tal. .. De este modo, la diferencia entre el medio de trabajo y el objeto
de trabajo, tal y como está fundada en la naturaleza del proceso de
trabajo, se refleja en forma de la diferencia entre capital fijo y capital
circulante" 2• Como se ha visto, la diferencia entre el capital fijo y el
capital circulante es una diferencia en el modo de circulación de esos
valores, modo de circulación que depende a su vez de la naturaleza
de los elementos materiales del proceso y del uso que de ellos se hace
en el seno del mismo. Dado que la materia prima es totalmente con-
sumida en la producció~ su valor pasa por completo al producto y en
lo sucesivo circula con él (entendamos: con ese producto considerado
como mercancía, como valor). Dado que el instrumento sólo es "con-
sumido" al término de una gran cantidad de procesos, transfiere su
valor progresivamente, y por lo tanto cede sólo una ínfima parte de
ese valor a cada producto. "La diferencia en la transferencia de valor
al producto ... resulta de la diferencia entre las especies materiales en
que se presenta el capital, parte de las cuales se consume por ente-
ro durante la formación de cada producto mientras que la otra sólo
se emplea progresivamente. Por lo tanto, , sólo el capital productivo
puede escindirse en capital fijo y capital qrculante" 3 •
'
No obstante, al igual que la materia prima, la fµerza de trabajo
que está en actividad en el proceso de producción se consume en
éste por entero, y por lo tanto su valor pasa íntegro al producto y
¡?Orello, junto con el valor de la materia prima, constituye el capital
circulante. Lo que los caracteriza es que, como valores que el pro-
ducto llevará consigo -mientras que el soporte material de los mis-
mos ha sido enteramente consumido- serán convertidos en dinero,
que deberá reconvertir se en fuerza de trabajo y en materias primas
para remplazar ese soporte desaparecido. "La fuerza de trabajo y
los medios de producción que constituyen el capital circulante son
sustraídos de la circulación en la medida necesaria a la fabricación y
venta del producto acabado, pero hay que remplazarlos ... volviendo
a comprarlos, reconvirtiéndolos de la forma dinero en elemento de
producción" 4.Sin duda, esa reconversión obedece en los dos casos a

2. Ibíd., TI,1, 149.


3. Ibíd., 151.
4. Ibíd., 153.

296

f'
1
¡
r
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad: e = O

ritmos diferentes y, siempre en razón de su realidad espeáfica, fuerza


de trabajo y materia prima tienen cada uno una circulación diferente.
"Los actos de reconversión del dinero en fuerza de trabajo por un
lado, en materias primas por otro, se operan separadamente ... uno
se compra en calidad de provisión productiva, con plazos largos, y
el otro, la fuerza de trabajo, con plazos próximos, por ejemplo cada
semana" 5 • Lo que hace que, pese a esa diferencia en su circulación,
esos dos valores constituyan en conjunto el "capital circulante", es
esa determinación común que hace que salgan al término del proceso
de producción habiendo pasado enteramente al producto, y es en eso
que ambos se oponen al capital fijo6 •
En tanto que determinada por su composición técnica, la composi-
ción orgánica del capital nos reenvía a aquella. Porque sólo cuando se
haya elucidado de modo riguroso la composición técnica, podrá ser
elucidada a su vez la composición orgánica que la misma determina.
La composición orgánica del capital que _acabamos de reconocer y
describir, a saber, su composición en elementos fijos y circulantes, ¿es
esencial? Sólo podría serlo si la diferencia real en la que se funda -la
diferencia entre elementos consumidos parcial o totalmente en el
proceso de producción- fuera a su vez una di~erencia esencial. Ahora
bien, Marx dio otra descripción de la composjción orgánica del capi-
tal, en tanto que no es más que su composici4n de valor determinada
por su composición técnica. En el capítulo xxv* del Capitalse lee: "La
composición del capital se presenta desde un doble punto de vista.
Desde el punto de vista del valor, está determinada por la proporción
según la cual el capital se descompone en su parte constante (el valor
de los medios de producción) y su parte variable (el valor de la fuer-
za de trabajo, la suma de los salarios). Desde el punto de vista de la
materia, tal como funciona en el proceso de producción, todo capital
consiste en medios de producción y fuerza de trabajo actuante, y su
composición está determinada por la proporción entre la masa de los
medios de producción empleados y la cantidad de trabajo necesario
para ponerlos en funcionamiento. La primera composición del ca-
pital es su composiciónde valor,la segunda es su composicióntécnica.
Finalmente, para expresar la relación íntima entre una y otra, llama-

5. Ibíd., 173.
6. Ibíd., 152.
* Titulado "La ley general de la acumulación capitalista" [N. del T.].

297
,
Marx II. Unafilosofiade la economía

remos composición orgánicadel capital a su composición de valor en


tanto que depende de su composición técnica y refleja los cambios
que se dan en ésta" 7•
Lo que es sumamente notable en este texto -que se propone como
una clarificación exhaustiva del concepto de composición del capital
y muestra .,como condición de esa clarificación, la triple estratificación
que el análisis todo no ha dejado de exhibir y seguir (a saber.,el nivel
de la apariencia propiamente económica, o del valor, el nivel de la
determinación de esa apariencia por el proceso real de producción,
finahnente el nivel de ese proceso mismo, que es el de la realidad)-
es que ya no se trata de la diferenciación entre capital fijo y capital
circulante. Y es así porque lo que se deja de lado es la diferencia real
en que se basa esa diferenciación y a la cual expresa, la diferencia en el
modo de transmisión del valor al producto según que se trate del ins-
trumento de trabajo o, por el contrario, de la materia prima y la fuerza
de trabajo. No es que desaparezca, y también subsiste la distinción
entre capital fijo y capital variable. Pero una y otra son inesenciales, y
por eso el texto liminar del capítulo xxv ya no hace mención a ellas.
Lo que surge en su lugar y se propone como tema único del análisis
es la oposición entre la parte variable y la parte constante del capital
y, por otra parte, lo que en el seno del pro~eso real de producción se
da como el fundamento de esa oposición, !a saber, la oposición entre
la fuerza de trabajo y sus condiciones objetivas.
Ahora bien, esta modificación del concepto de la composición de
v.alor del capital -a saber, la sustitución de la oposición entre capital
fijo y capital circulante por la oposición entre capital variable y capital
constante- no sorprende al lector en una vuelta de página sino que
constituye el objeto de una problemática explícita,. más todavía , en
ella se concentra y expresa lo esencial de la crítica a Smith y Ricardo.
Y esta problemática tampoco interviene por casualidad en el análisis
de Marx. Si, en tanto que composición orgánica, la composición de
valor del capital refleja su composición técnica, a saber la estructu-
ra real del proceso de producció~ entonces lo determinante de ese
proceso, en efecto, debe servir como guía para la determinación del
verdadero concepto de la composición orgánica ·del capital, las opo-
siciones inherentes a la praxis productiva misma deben suscitar las
oposiciones económicas y dar cuenta de ellas. También aquí hay que

7. Pl, I, 1121-1122.

298
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

reconocer que las determinaciones económicas no se explican econó-


micamente y que el principio de la estructuración interior del capital,
es decir, precisamente., de su composición de valor, no se puede leer
en élni en el sistema que él desarrolla . En efecto, si se consideran
los diversos valores de los que está formado un capital, se los puede
agrupar y oponer de diversas maneras, según los caracteres que pre-
sentan, según el modo de su transmisión al producto, su tiempo de
rotación, etc. Y, en tanto nos atengamos a esas propiedades específi-
cas, nada permite decir que deba prevalecer tal o cual agrupamiento,
o que se deba reconocer tal o cual diferenciación como esencial para
la intelección del proceso económico en su conjunto. ¿La composición
orgánica del capital encuentra su formulación teórica adecuada en la
oposición entre capital fijo y capital constante? Para esta pregunta no
hay una respuesta económica.
Pero si se sale del plano económico y se consideran las realidades
materiales en las que se convierten los valores en el movimiento por
el cual el capital se hace inevitablemente proceso de producción, en-
tonces se ve que una parte de esos valores se transforma en medios de
producción y otra parte en fuerza de trabajo. "Medios de producción
y fuerza de trabajo no son más que las diversa..sformas de existencia
que reviste el valor capital cuando de dinero $e lo transforma en fac-
tor del proceso de trabajo"ª. Como se ve, o m~s bien se sabe -todo el
análisis del proceso real de producción lo ha mostrado-, cualquiera
que sea la manera en que transmitan su valor al producto., los medios
de producción,
,.. materias primas, auxiliares e instrumentos de trabajo,
precisamente no hacen más que transmitirla y por lo tanto no pueden
comunicarle más valor del que ellos mismos tienen, de modo que,
en el fenómeno considerado, la composición de valor del capital, su
proceso de valorización y finalmente el capital mismo permanecen
ininteligibles o más aún inexistentes. Esta impotencia del capital para
ser capital, para incrementarse a partir de esa parte de sí mismo que
se ve convertida en medios de producción., hace que la misma deba
ser llamada parte constante del capital o capital constante. Todo
el análisis de la relación entre capital y trabajo ha mostrado, por el
contrario, que en tanto que el valor de uso de la fuerza de trabajo es
producir un valor superior al suyo, el valor por el que se la cambia
debía reencontrarse -al término de la puesta en funcionamiento de

B. Ibíd., 762.

299
7
Marx II. Unafilosofiade la economía

esa fuerza en el proceso de producción y de la producción por ella


de un valor nuevo-- bajo una forma cuantitativamente superior a su
forma inicial: ha variado en el curso de ese proceso, esa variación es la
valorización y el capital núsmo como tal. En tanto que da cuenta de la
valorización en su posibilidad interior, y por consiguiente del capital,
la determinación de la composición orgánica del capital a partir de
sus partes constantes y variables es la determinación adecuada de su
concepto. Así, vemos que la terminología en que se expresa esa con-
ceptualización es el puro resultado del análisis eidético. #En el curso
de la producción, entonces, la parte del capital que se transforma en
medios de producción, es decir en materias primas, materias auxilia-
res e instrumentos de trabajo, no modifica la magnitud de su valor.
Por eso la nombramos parte constante del capital o, más brevemente,
capital constante. Por el contrario, la parte del capital transformada
en fuerza de trabajo cambia de valor en el curso de la producción.
Reproduce su propio equivalente y produce además un excedente,
un plusvalor que a su vez puede variar y ser mayor o menor. Esta par-
te del capital se transforma incesantemente de magnitud constante en
magnitud variable. Por eso la llamamos parte variable del capital o,
más brevemente, capital variable" 9 • .

No obstante, se ha mostrado que la propiedad que tiene la fuerza


de trabajo de producir un valor superior éllsuyo no es otra cosa que
la propiedad de la vida de ir más allá de sus propias condiciones. En
el proceso de producción, el análisis trazó una línea de demarcación
esencial entre la subjetividad viviente como poder de creación e in-
cremento y, por otra parte, los elementos objetivos, que no sólo están
fijos en su estado sino que, en realidad, sólo pueden mantenerse en el
núsmo bajo la acción de esa subjetividad que no debe cesar de asirlos
para arrancarlos a la muerte: la simple reaparición tautológica de lo
mismo implica de hecho el fenómeno positivo de su conservación,
que no es otra cosa que esa acción continua de la vida. Así, la realidad
material del proceso de producción aparecía escindida en dos ele-
mentos no sólo diferentes sino ontológicamente heterogéneos, por un
lado un elemento subjetivo que hace posible todo el proceso porque,
como praxis viviente, él es el que produce y constituye la producción
en tanto que tal, al mismo tiempo que integra a esa producción lama-
teria trabajada y el instrumento de trabajo, haciéndolos eficientes; por

9. Ibíd.

300
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e= O

otro lado un elemento objetivo, a saber, esa materia y ese instrumento


que sólo tienen ser en la praxis y por ella. Dadoqueno hacemásqueex-
presaren el planoeconómicola diferenciación
ontológicaúltimapresenteen
el senodelprocesode produccióny constitutivade su realidad,la oposición
entrecapitalvariabley capitalconstantedebecomprenderse a su vez como
la diferenciaeconómicaesencial,y constituyela diferenciacióninteriordel
capitaly el conceptoadecuadode su composición orgánica.En un texto de
claridad y densidad admirables, Marx formula al mismo tiempo la re-
ferencia de -principio de todo el análisis económico a su fundamento
ontológico y a su diferenciación interior última: "Losmismoselementos
del capitalque, desdeel punto de vista de la producciónde valoresde uso,
se distinguenentresí comofactoresobjetivosy subjetivos,desdeel punto de
vista de laformaciónde valorse distinguenen capitalconstantey capital
variable"10•
Que la definición de la composición orgánica del capital como
oposición entre capital variable y capital constante se origina en la
diferenciación ontológica interna del proceso de producción, es una
cuestión lo suficientemente importante como para que Marx haya
creído necesario volver a ella en los manuscritos reunidos en el li-
bro II. Lo que se reafirma como esencial es que el enigma del capital
variable, es decir la posibilidad misma del c~pitalismo, yace en la
subjetividad que obra en el proceso de producción, en la existencia
de una fuerza viva que, dado que es capaz de crear más valor de uso
del que cuesta su mantenimiento, produce en el núsmo movimiento

·-
un valor superior al suyo. Así, cuando el capitalista cede un valor fijo
para asegurarse esa fuerza, recibe de su uso un valor que reproduce
el valor que ha puesto y produce al mismo tiempo un valor nuevo,
que de este modo se adquiere sin equivalente. Por lo tanto, la defini-
ción del capital variable no es otra cosa que la repetición del análisis
del intercambio entre capital y trabajo y, en último término, de las
propiedades de la subjetividad orgánica. "La característica del capital
variable es que una fracción determinada, dada de capital (y por lo
tanto, como tal, constante), una suma de valor dado ... se .intercambia
por una fuerza que aumenta de valor por sí misma, que crea valor,
la fuerza de trabajo, que no sólo reproduce su valor, pagado por el
capitalista, sino que produce al mismo tiempo un plusvalor, un valor
que antes no existia y que no se ha adquirido por medio de equiva-

10. Ibid., subrayado por nosotros.

301
--,
Marx II. Unafilosofíade la economía

lente alguno" 11• Que la repetición del análisis del intercambio entre
capital y trabajo constituye la definición esencial del capital variable;
que éste contiene a su vez el fenómeno de la valorización , es ·decir la
creación de plusvalor, la capitalización y la esencia del capital; que, en
consecuencia, el capital no resulta de ninguna propiedad económica,
de ningún valor adelantado --cualquiera sea la forma en que se realice
ese adelanto, ya sea en dinero o medios de subsistencia- sino que no
es otra cosa que el producto de una variación que es la variación de
la vida misma y su poder de incremento, de modo tal que, en efecto,
el plusvalor proviene del intercambio de un valor estable y constante
por aquello que resulta de esa fuerza creadora de valor que es la vida,
por una magnitud variable; todo esto se dice en el siguiente texto, que
concentra las tesis fundamentales Marx: "Lo esencial en la definición
del capital variable y, por consiguiente, en la conversión de una suma
de valor cualquiera en capital , es el hecho de que el capitalista cambia
una magnitud de valor determinada, dada (y en ese sentido, cons-
tante), por una fuerza creadora de valor; una magnitud de valor por
una producción de valor, por una operación de valorización. Que el
capitalista retribuya al obrero en dinero o en medios de subsistencia
no cambia en nada esa definición esencial .. ,.la creación del plusvalor
- la capitalización de la suma adelantada, pbr consiguiente- no resul-
ta ni de la forma monetaria ni de la form~ natural del salario o del
capital empleado para la compra de fuerza de trabajo. Proviene del
intercambio de valor por fuerza creadora de valor, de la conversión
de una magnitud constante en una magnitud variable" 12 •
~

Aportemos aquí una precisión, dado que el concepto de magnitud


variable puede parecer confuso. Según el texto citado , de un lado te-
nemos un valor fijo, el del salario, y del otro, esa magnitud variable
que el capitalista obtiene a cambio. Pero lo que el capitalista obtiene
no es variable, es un valor nuevo -el del producto- superior al valor
adelantado pero , como él.,determinado. Sólo se puede hablar de capi-
tal variable en la medida en que un mismo valor, adelantado en forma
de salario, se vuelve a encontrar incrementado cuantitativamente en
el producto. Ahora bien, esa es una ilusión, ya que el incremento del
valor no es obra suya y proviene del remplazo de ese valor por una
fuerza viva: es ésta la que crea el valor, y un valor mayor que el suyo,

11. El Capital, 11,1,201.


12. Ibíd., 203.

302
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

mayor que el valor del salario. Por lo tanto., no hay strictosensumag-


nitud ni valor variable, sino la sustitución de una magrútud fija por
una fuerza, luego por otra magnitud que resulta de esa fuerza y se
propone al término de su acción como una magnitud igualmente fija
y determinada. Sucede que la segunda es mayor a la primera, y sólo si
nos colocamos en el plano económico de la apariencia pensamos que
se trata de un mismovalory que el valor ha variado. Por esencial que
sea -y precisamente en esa medida- el concepto de capital variable
pone al desnudo el carácter irracional de las determinaciones funda-
mentales de la economía, a saber las determinaciones relacionadas
con la valorización, es decir, con el capital en tanto que tal. Y a su
vez, ese carácter irracional de las determinaciones económicas funda-
mentales no expresa otra cosa que la Unselbstiindigkeit de la realidad
económica, el hecho de que, ininteligible por sí misma, está siempre
fundada sobre una realidad de otro orden que la determina y a la
cual reenvía . Así, la variación del valor, cuando ningún valor es capaz
de variar, no es más que la comparación de dos valores desiguales y
distintos, y lo que Marx pensó es el modo en que el segundo -en tanto
que no deriva del primero sino de una fuerza extraña a toda determi-
nación económica- debe ser comprendido a ?artir de esa fuerza, el
modo en que el dinamismo de la fuerza de tra;bajo en acción se tradu-
ce, cuando esa acción creadora de valor se ha realizado, en un valor
situado en el producto y cuya magnitud., ahora fija.,está determinada
por la actividad que la crea. Al restablecer, bajo la apariencia de una
variación homogénea de magnitud, la continuidad del proceso real
de J'toducción de valor y la manera en que éste resulta de ese proceso,
el siguiente texto de los manuscritos reunidos en el libro Il del Capital
disipa la obscuridad que podría quedar todavía en el concepto de
capital variable. uDado que el valor no es otra cosa que trabajo ma-
terializado y la fuerza de trabajo no es otra cosa que trabajo en vías
de materializarse, se sigue de ello que., durante su funcionamiento, la
fuerza de trabajocreapennanentementevalory plusvalor,y que lo quepor
el ladode lafuerza de trabajose presentacomomovimiento., comocreación
de valor.,por el lado del producto se presenta bajo una forma estática,
como valor creado. Después que ha actuado la fuerza de trabajo, el
capital ya no se compone de fuerza de trabajo por un lado y medios
de producción por el otro. El valor capital que se desembolsó en fuer-
za de trabajo es ahora el valor conferido al producto" 13•

13. !bid., 205; subrayado por nosotros.

303
r ·-,
Marx II. Unafilosofiade la economía

La reducción radical del capital variable a la subjetividad viviente


creadora de valor es explícita en el mismo pasaje, donde se indica
que esa fuerza de valorización permanece como interior al proceso de
producción -cuya esencia constituye-y que, por consiguiente, lo que
reaparece al término del proceso bajo la forma de un valor superior al
valor inicial no es esa fuerza misma sino solamente el valor que ella
ha producido : "Lasustanciarealdel capitaldesembolsado en salarioes el
trabajomismo,lafuerza de trabajoen acción,creadorade valar,el trabajo
vivo, que el capitalista cambia por trabajo muerto y materializado
e incorpora a su capital, convirtiendo así el valor que tiene en sus
manos en un valor que se valoriza a sí mismo. Pero el capitalista no
vende esa fuerza que se valoriza a sí misma. Ésta es siempre un ele-
mento constitutivo de su capital productivo ... nunca forma parte de
su capital mercancía, como el producto" 14•
Pensado con todo rigor, el concepto de capital variable se desdo-
bla, une dos significaciones diferentes aunque complementarias : por
un lado, la "sustancia" --como dice Marx- del capital variable es la
fuerza de la subjetividad viviente; por otro lado, entre el valor que el
capitalista cambió por esa fuerza y el valor que retira de su puesta en
movimiento hay una diferencia de magnitu~. Únicamente consideran-
do esosdos valoresbajoel aspectode su magnitudse llegaa ver entreellos
una meradiferenciade magnitudprecisamen~ ~, a identificarlos
numérica-
mente,a creerquees un mismovalorquepasaporestadosoJasesdiferentes,
quevaría,a hablarde capitalvariable.Éste sólo puede mantenerse con el
rol central que Marx le otorga en la problemática económica si no se
deja de percibir ni por un instante su significación fundamental.
Esta significación es lo que nos conduce a rechazar la objeción
según la cual la diferencia que se observa al término del proceso de
producción entre el valor de sus elementos y el valor del producto,
diferencia constitutiva del plusvalor, no se explicaría por el capital
variable -en todo caso no solamente-, es decir, por la puesta en mo-
' vimiento de una fuerza creadora de un valor superior al suyo. En
j efecto, el valor del capital constante ¿no es capaz de variar también?
¿No puede producirse y se produce frecuentemente un cambio en el
precio de las materias primas o de los instrumentos de trabajo? Bien
puede suceder que el precio del algodón se eleve --como consecuencia
de una mala cosecha, por ejemplo-y sin embargo ese cambio de valor

14. Ibíd., 204-205; subra yado po r no sotros.

304
r
l

CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad: e = O

es extraño al proceso de producción en que el algodón entra a título


de materia prima y, cualquiera sea la especulación a la que pueda
dar lugar la fluctuación del precio de las materias primas, cada una
de ellas sólo desempeña, en un proceso de producción determina-
do, el papel de capital constante: en ese proceso su valor no varía .
La variación de valor del algodón interviene en otro proceso, el que
produce algodón, y esa variación del valor del algodón es ontológi-
camente homogénea a la de todo capital variable, la fuerza de trabajo
constituye su posibilidad última . "El cambio de valor nace aqtú en el
proceso que produce el algodón, no en el proceso en que el algodón
funciona como medio de producción y por consiguiente como capital
constante" 15 . Lo mismo es válido para los instrumentos de trabajo,
evidentemente. Incluso si llega a cambiar, no por ello el capital fijo
deja de ser capital constante, por la razón de que funciona como tal
en un proceso de producción determinado. Marx dice, tanto del ins-
trumento de trabajo como de la materia prima: /.(Tantoen este caso
como en el anterior, el cambio de valor nace fuera del proceso de
producción en el que la máquina funciona como instrumento. En este
proceso ella nunca transfiere más valor del que ella rajsma posee 1116•
Así1 el análisis no deja de obedecer en su rig~r a la teleología que lo
anima secretamente: que ni la materia prima :ni el instrumento pue -
dan transferir al producto más valor del qu~ ellos núsmos poseen,
que sean capital constante, significa idénticamente: todo plusvalor
proviene de la subjetividad viviente y sólo de ella, únicamente ella
produce valor¡ el capital variable, la capitalización, se explica sólo por
ellaJ encuentra en ella su fundamento.
Por eso la oposición entre capital variable y capital constante es la
oposición econónúca decisiva, porque no es económica, porque dife-
rencia de modo radical, en la realidad misma, el elemento vivo del
elemento muerto, el que produce el cambio del que ni siquiera puede
mantenerse en la tautología de lo que es ni subsist:ii'por sí mismo, la
subjetividad de la objetividad. Ahora bien, sucederá que, conducido
a la luz de esa oposición última y a fin de cuentas metafísica - porque
da una definición del ser, a saber, la definición del ser como vida y (en
tanto que tal y para poder ser tal) como subjetividad, mientras que
el objeto sólo tiene ser si es retenido en la acción de esa subjetividad ,

15. Pl, I, 763.


16. Ibid., 764.

305
7
r

Marx JI. Unafilosofiade la economía

y la praxis es esa retención del objeto por fuera de la muerte y en el


ser por la acción de la subjetividad que significa la vida- el análisis
económico, y en particular la diferenciación entre capital variable y
capital constante, se va a poner en cuestión a sí misma y pondrá en
cuestión al mismo tiempo la oposición fundamental en la que se basa .
Porque si es verdad que el capital está constituido orgánicamente por
la oposición entre sus formas variables y constantes, y que para su
análisis se debe tomar esa oposición como hilo conductor, entonces
se hace visible el fenómeno que va a dominar su evolución, la parte
creciente que toma en él el capital constante mientras que la impor-
tancia del capital variable disminuye. A la luz de las presuposiciones
que instalaron la oposición entre capital variable y capital constante
en el centro del análisis económico, el crecimiento del segundo y el
decrecimiento del primero no puede ni quiere significar otra cosa que
la invasión de la vida social por lo inesencial y el ocaso de lo esencial.
Ese ocaso, ciertamente, anuncia el del capitalismo. Sucede que el capi-
talismo está ligado en su concepto mismo al valor, y lo que se prepara
en efecto es el ocaso del valor y del mundo que éste ha suscitado,
como muestra la ley de la baja tendencia! de la ganancia.
Pero lo que nos interesa aquí es notar qµe, en el momento mismo
en que Marx cree poder leer el destino del capitalismo en su composi-
ción orgánica comprendida como oposicióh entre el capital constante
y el capital variable, en el momento mismo en que percibe la parte
creciente que adquiere el primero a expensas del segundo, no deja
de afumar la oposición entre los mismos, sobre el fondo de la hete-
rogeneidad ontológica de las realidades de las cuales, como valores,
no son más que expresión ideal. El capítulo vnr del Capital,titulado
"Capital constante y capital variable", termina con estas líneas paté-
ticas, porque, a fin de cuentas, significan que si la parte de la vida no
deja de decrecer en la inmensidad de un mundo muerto, no por ello
deja de ser vida y lo único que arranca ese mundo a la aniquilación:
uun cambio en la proporción entre capital constante y capital variable
no afecta en nada su diferencia funcional. Supongamos que las condi-
ciones técnicas del trabajo se transformen a tal punto que allí donde
por ejemplo diez obreros con diez instrumentos de pequeño valor
elaboraban una masa proporcionalmente pequeña de materia prima,
ahora un obrero elabora con una máquina costosa una masa cien ve-
ces mayor. En este caso habría crecido considerablemente el capital
constante, es decir, el valor de los medios de producción empleados,

306
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

y habría disminuido considerablemente la parte del capital conver-


tida en fuerza de trabajo. Este cambio sólo modifica la relación de
magnitud entre el capital constante y el capital variable, la proporción
según la cual el capital total se descompone en elementos constantes
y variables, pero no afecta su diferencia funcional" 17 • ·
En un extraordinario análisis que comanda la problemática del
Capitaly debe servir como guía para toda interpretación coherente
que se quiera proponer del mismo, Marx afirmó este carácter decisivo
del capital variable o, más precisamente, de aquello que lo funda en
último témtlno, la fuerza de la subjetividad viviente, en el momento
mismo en que el papel de esa fuerza no deja de disminuir en un pro-
ceso de producción cada vez más dominado por la amplitud de los
medios mecánicos, en el momento en que, por consiguiente, la parte
del capital variable no deja a su vez de disminuir en beneficio del
capital constante. Consideremos un capital C a la luz de la oposición
esencial entre capital constante (e) y capital variable (v), y llamemos
también p al plusvalor. Recordemos que e designa el "valor de los
medios de producción consumidos en el curso de la producción" 18 y
v, la suma de dinero gastada para la compra de la fuerza de trabajo. A
la entrada del proceso de producción ese capital se escribe C = e + v,
por ejemplo f. 500 = € 410 + € 90. Terminado ~l proceso, tenemos C =
(e+ v) + p, de modo tal que C se transformó ei,.C', en nuestro ejemplo
f. 590 = f. 410 + f. 90 + f. 90. Todos los análisis precedentes nos permiten
decir con Marx que, en tanto que el valor del capital constante no
hac! más que reaparecer en el producto, el valorrealmenteengendrado
en elprocesodeproducciónno es el valor total del producto, (e+ v) + p, o
bien 410 + 90 + 90 = f. 590, sino (v + p),es decir 90 + 90 ""f, 180. La única
manera de evidenciar ese valor realmente engendrado en el proceso
de producción -es decir, por la fuerza de trabajo en acción- es hacer a
un lado el valor del capital constante o suponerlo nulo. Entonces, en
efecto, el proceso de producción será reducido a lo que el mismo ha
producido realmente, porque la producción será reducida a sí mis-
ma, a la eficacia de la realidad y a su esencia pura: a la subjetividad
viviente. Sí entoncespostulamose = O,el capital inicial C = (O+ v) = v,
el capital resultante del proceso es C' = v + p, y la diferencia C' - C
nos da el plusvalor p. En números tenemos entonces (con el valor del

17. Ibid.
18. Ibíd., 705.

307
r

Marx II. Unafilosofíade la economía

capital constante f. 410 eliminado de todas las fórmulas precedentes),


C = O+ 90 = 90, C' = 90 + 90 = 180, C' - C = 90. Vemos entonces que el va-
lortotalproducidoen elprocesodeproducción,:E180, es decir la suma del
valor reproducido (90) y el plusvalor (90), es idéntico,cualquieraseael
valordel capitalconstante,ya seaiguala f. 410 o a O.En otros términos, si
suponemos un proceso de producción que se lleva a cabo sin materias
primas, sin materias auxiliares y sin instrumentos, es correcto afirmar
que produjo el mismo valor que un proceso en el que esos medios
de producción representan un valor inconmensurable. Por eso la ex-
hibición de ese valor producido en el proceso exige hacer a un lado
el valor del capital constante en su conjunto, por más considerable
que sea. "El análisis puro exige que se haga abstracción de esa parte
del valor del producto en la que sólo reaparece el valor del capital
constante y que se postule este último= 0" 19•
El "análisis puro": el pensamiento de Marx es un pensamiento del
análisis, un pensamiento que descompone el Todo en sus elemen-
tos, que no explica los elementos por el Todo sino por el contrario a
éste por aquellos. De este modo se postula, contra toda problemática
estructuralista, que la totalidad no es un principio de inteligibilidad
-tampoco de realidad, por lo demás- sino ,.una apariencia y aquello
que esconde al fenómeno real. Por lo tanto iel capital total y su movi-
miento global no nos permiten percibir el :principio del capitalismo,
por el contrario lo esconden, y por eso es apropiado expulsar de esa
totalidad la parte más grande, el capital constante, para percibir lo
esencial,
,... la variación del valor, el capital variable, lo cual resuelve el
enigma del plusvalor. Después de recordar que "el plus valor es una
simple consecuencia del cambio de valor que afecta a v (la parte del

19. Ibid., 765. Hay que señalar que esta idea bastante excepcional de poner el ca-
pital constante e .. Ose la sugirió a Marx el propio Smith, corno muestra este texto
del libro II: "En A. Smith todo el valor de la producción social se resuelve en ré-
dito, en plusvalor ... y por consiguiente el valor capital constante se postula como
nulo" (El Capital,II, n, 122). Pero la genialidad de Marx fue dar una significación
radical a ese punto de vista que, reduciendo a nada el capital constante, pemú-
te aislar el capital variable, mientras que en Srnith sucede lo contrario. Porque ,
como se verá (cf. infra,p. 320-321), Smith confunde el capital variable con el sa-
lario, lo reduce a un valor fijo cuya variación se vuelve incomprensible y, al mis-
mo tiempo, a capital circulante, de modo que la especificidad del capital variable
se pierde doblemente. Vemos aquí que una .misma tesis (e= O) puede conducir a
consecuencias diametralmente opuestas, en un caso a una obnubilación completa
de la esencia del fenómeno estudiado (el plusvalor) y en el otro a su clarificación
genial.

308
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad: c = O

capital transformada en fuerza de trabajo)" , Marx agrega: "pero el


carácter real de este cambio de valor no aparece a primera vista; esto
resulta de que, a consecuencia del crecimiento de su elemento varia-
ble, también se incrementa el capital total adelantado. Era 500 y se ha
transformado en 590" 2º.
Agreguemos que este u análisis puro" es un análisis esencial.
Porque no sólo se trata de descomponer el Todo en sus elementos, se
trata justamente de reconocer entre ellos aquél que determina todos
los otros y con ellos al Todo. ¿Cómo se hace este reconocimiento e
idénticamente la exclusión de todos los elementos que serán llama-
dos inesenciales, es decir, que se podrá suprimir sin poner en riesgo
la posibilidad del fenómeno considerado? Al postular e= OMarx dice
que la producción de valor se lleva a cabo en ausencia de todos los
valores de los medios de producción, por consiguiente en ausencia
de esos medios. No dice que se lleva a cabo pese a todo, que puede
llevarse a cabo a pesar de esa ausencia, de manera catastrófica o des-
esperada. Dice que la producción de valor se lleva a cabo totalmente ,
perfectamente , en ausencia del capital constante y de sus constitu-
yentes materiales. Dice que el capital constante y sus constituyentes
materiales son extraños a la producción de v~or , que no forman parte
de su naturaleza, que ésta consiste enteramente en capital variable , el
cual de este modo es su elemento esencial d mejor dicho su esencia
misma .
No obstante, así como el capital constante, el capital variab le re-
envfa a la realidad, es el valor de la fuerza de trabajo, la expresa en
forma de representación ideal , precisamente la representa o, como
dice Marx rigurosamente, es su "índice ". "En cuanto al capital va-
riable ... es el índice de determinada cantidad de fuerza de trabajo ,
de un número dado de obreros o de determinadas masas de traba-
jo vivo puestas en movimi ento " 21• La doble referencia a la realidad
"material" por parte del capital constante y el capital variable se for -
mula entonces del siguiente modo: mientras que el capital constante
representa el elemento objetivo del proc eso de producció~ el capital
variable representa su elemento subjetivo. Cuando , en medio de la
cantidad abrumadora de cálculo s qu e pu eblan El Capital, el lector ve
con estupor que Marx postula esa iguald ad, e, capital cons tante , = O,

20. Pl, I, 765; subr aya do por no sotr os.


21. El Capital, III, 1, 163.

309
--,
Marx 11.Una.filosofíade la economía

eso quiere decir entonces que paraaprehender la esenciadel capital,su


naturalezaprapiay su posibilidad,es necesariotachartodolo quees objetivo
en ese procesoy sóloconservarde él el elemento subjetivo reducido a
sí mismo y comprendido en su pureza, la subjetividad en tanto que
tal Con la realidad económica, la conciencia común cree tener que
tratar acerca del mundo objetivo, de sus determinaciones exteriores
al hombre y que se imponen a éste de modo aún más riguroso que la
naturaleza y sus leyes impasibles.
Pero esa es una ilusión, y Marx, que supo reconocer la importancia
incesantemente creciente que tienen en la producción los instrumen-
tos y el capital constante que expresa el valor de los mismos, no teme
reducir capital constante e instrumentos a cero y considerarlos igual
a nada en el desarrollo del proceso económico del mundo moderno.
En la historia del pensamiento occidental hay pocas filosofías de la
subjetividad, al menos si entendemos la subjetividad en su concepto
puro, no como el poder de representarse el mundo -es decir, a fin de
cuentas, como la objetividad misma- sino como la esencia irreductible
al mundo y existente en sí misma de una vida propia y como aquello
mismo que es la vida. Ninguna, en todo caso, ha dado a ese concepto
puro de la subjetividad una significación ~ constantemente radical,
ni satisface, por la reducción de toda objetj'.vidad,sus exigencias más
extremas, por no decir más locas. !
La exclusión de todo elemento objetivo -y con ella la exclusión
del capital constante- del proceso de producción es tan extraña que
Marxcreyó necesario justificarse sobre este punto, y lo hizo de mane-
ra que resultase complaciente, considerándola como un medio para
calcular las ganancias. "En primera instancia puede parecer extraño
que postulemos así el capital constante =- O,pero es una operación
que se hace todos los días en la vida ordinaria. Alguien que quiere
calcular la ganancia obtenida por Gran Bretaña en la industria del
algodón comienza por eliminar el precio del algodón pagado a los
Estados Unidos, a la India, a Egipto, es decir, pone como= Ola par-
te del capital que se limita a reaparecer en el valor del producto" 22•
Que no se trata aquí de una manera de representar las cosas -tanto
más sospechosa cuanto que sería la del capitalista- lo presentimos
desde el momento en que, por detrás del concepto de "ganancia",
vemos perfilarse el de plusvalor. La exclusióndel capitalconstantees

22. PI, I, 767.

310
r-
.

CapituloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

precisamenteel únicométodoquepermitecalcularla tasarealdelplusvalor


al mismo tiempoque defineel conceptoespecíficodel mismo."En primer
lugar ponemos entonces la parte constante del valor igual a cero. En
consecuencia, el capital adelantado e + v se reduce a v, y el valor del
producto (c+ v) +pal valor producido (v +p). Si admitimos que éste es
= f..180 en las que se manifiesta el trabajo que fluye durante el proce-
so de producción, tenemos que restar el valor del capital variable, es
decir f. 90, para obtener el plusvalor de f..90. Estas f. 90 expresan aquí
la magnitud absoluta del plusvalor producido . En cuanto a su magni-
tud proporcional, es decir, la proporción en la que el capital variable
se ha valorizado, evidentemente está determinada por la razón entre
el plusvalor y el capital variable, y se expresa por .E_. En el ejemplo
anterior es, por lo tanto, :~ = 100%. Esta magnitud proporcional es
23
lo que llamamos tasa de plusvalor" •

Las determinaciones económicas reenvían en general a la realidad,


pero ahora sabemos que, mientras que el capital constante representa
las condiciones objetivas de la producción, el capital variable es el índi-
ce de su subjetividad. El siguiente análisis muestra que la relación del
plusvalor con el capital variab le, que define la q¡sa de plusvalor, no hace
más que expresar una relación subjetiva vital) la relación de una parte
de la vida con otra, de esa parte de la vida d~l obrero durante la cual
éste trabaja para producir sus propios medios de subsistencia y"que se
llama tiempo de trabajo necesario, con esa otra parte durante la cual
produce valores de uso y valores por los cuales no obtiene equivalente
alguno, a saber,. el tiempo de trabajo extra o sobretrabajo. uDado que
el valor del capital variable es igual al valor de la fuerza de trabajo ... , y
que el valor de esa fuerza de trabajo determina la parte necesaria de la
jornada de trabajo, y que el plusvalor, por su parte, está determinado
por la parte extra de esa misma jornada, resulta que: el plusvalor es
al capital variable lo que el sobretrabajo al trabajo necesario, o la tasa
p sobretrabajo ,, A , la la . , , . fun
de p 1usv alor - = tr b . . 24. s1, re oon econonuca -
v a ªJºnecesar10
damental, la tasa de plusvalor, no es más que la expresión de lo que
tiene lugar en la vida del obrero, las leyes de la economía encuentran
en general su principio -y por consiguiente también el principio del

23. Ibíd., 769-769.


24. Ibíd.

311
7
Marx II. Unafilosofiade la economía

conocimiento de las mismas- en una fenomenología de la vida coti-


diana del individuü25• También aquí las determinaciones económicas
no son otra cosa que la representación ideal -y la economía 1a obje- Ji

tivación" - de las efectuaciones concretas de la subjetividad viviente.


, , p sobretrabajo
Despues de postular la ecuacion - -== t b . . , Marx agre-
v ra a10 necesano
ga: "Ambas proposiciones representan la misma relación bajo formas
diferentes; una vez bajo la forma de trabajo realizado, otra vez bajo
la forma de trabajo en movimiento". En una proposición en que de
súbito se hace evidente el sentido de la problemática, Marx declara
abruptamente que las leyes fundamentales de la economía son las le-
yes mismas de la vida y, como tales, conciernen a una fenomenología
de la subjetividad monádica, : "La tasade plusvalor,por lo tanto,es la
expresiónexactadelgradodeexplotación
de lafuerzadetrabajoporel capital
o del trabajador por el capitalista" 26 •
No obstante, en tanto que ley económica, la tasa de plusvalor re-
viste la forma de una relación matemática. En el ejemplo del capítulo
1x*, : = :~ -==100%.Pero desde el manuscrito del 42 sabemos que la
subsunción de la realidad bajo una relación ideal constituye un pro-
blema, y Marx ha cuestionado explícitam~nte a las matemáticas en
su aspiración a una posible significación ,ontológica. Tratándose de
la realidad subjetiva de la vida, su irreductibilidad al discurso mate-
mático viene a desestabilizar a este último, y los resultados más segu-
ros, así como su enunciado perentorio, se encuentran de repente en
11Uscade un sentido. La realidad siempre tiene un aspecto diferente
de aquel por el cual se ha logrado formular una expresión simbólica;
para aquello que aún no se ha identificado en ella hay que buscar otra
expresión. La tasa de plusvalor no es una representación adecuada
para la fenomenología de la vida cotidiana, si expresa el "grado" de
la explotación no mide su "magnitud". En una nota correctiva a la
afirmación según la cual .111atasa de plusvalor es la expresión exacta
del grado de explotación de la fuerza de trabajo", Marx declara: "La
tasa de plusvalor no expresa la magnitud absoluta de la explotación,
si bien es expresión exacta del grado de la misma. Supongamos por

25. Este será el fundamento de la unidad del libro I del Capitalasí como, de ma-
nera general, del conjunto de la problemática "económica"; cf. infra, cap. xu.
26. Ibíd., 771; subrayado por Marx.
* Titulado "La tasa de plusvalor " [N. del T.).

312
CapítuloX : La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

ejemplo que el trabajo necesario = 5 horas y el sobretrabajo también =


5 horas, el grado de explotación es entonces del 100% y la magnitud
absoluta de la explotación es de 5 horas. Si por el contrario el trabajo
necesario = 6 horas y el sobretrabajo = 6 horas, el grado de explota-
ción sigue siendo el mismo, es decir del 100%; pero la magnitud de
la explotación ha crecido nn 20%, de 5 a 6 horas" 27• Pero si el trabajo
necesario y el sobretrabajo fueran reducidos cada uno a una hora, y
la tasa de plusvalor se mantuviera entonces en 100%,¿tendría sentido
decir que la magnitud de la explotación ha bajado en 80%, como si
la segunda hora de trabajo de una jornada pudiese ser comparada
con la decimosegunda? Como a través de los juncos que bordean el
río vemos deslizarse su inmensa masa líquida, las determinaciones
simbólicas que quieren cifrar la praxis vital son arrastradas por su
movimiento y quedan a la deriva .28

27. Ibíd., 771 (a).


28. Habría que realizar todo un estudio aparte sobre los cálculos del Capital. El
mismo mostraría que, a pesar de la apariencia , nunca sirven como demostración
sino solamente como ilustración de las tesis adelantadas por la problemática y
que constituyen sus verdaderas presuposiciones. Así sucede con las tesis funda-
mentales . Las matemáticas no enseñaron a los hombrei, que el valor se origina en
la praxis subjetiva, sino que, mucho antes de saber qontar, estos pensaban que
sus producciones debían evaluarse según el trabajo que contienen. Para realizar
esa evaluación se sirvieron precisamente de referencias y divisiones objetivas,
que, por otra parte, habían nacido en el seno mismo de su actividad práctica: di -
visiones del tiempo según el día y sus diversas partes y finalmente todas las abs-
tracciones con ayuda de las cuales se esforzaron en determinar y diferenciar las
efe~ciones concretas de la actividad subjetiva. Ese saber vago y fundamental
es lo que formulan las tesis filosóficas del Capital y lo que constituye en general
el tema de la filosofía. En cuanto a las determinaciones ideales de la praxis -para
volver a los cálculos del Capital-,no dejaremos de señalar el extraño uso que se
hace de ellas . En efecto, su intervención se da en forma hipotética , se presupone
que en ese proceso de producción cada obrero trabaja la mitad de la jornada para
reproducir el valor de su salario y la otra mitad para el capitalista; considerando
que éste emplea tantos obreros, adelanta tal suma en salarios, tal otra para los
medios de producción, deducimos el valor total del producto , la magnitud de la
tasa de plusvalor (que muestra el grado de explotación , a saber, el hecho de que
el obrero trabaja la mitad de la jornada para él y la otra mitad para el capitalista) .
De este modo se demuestra constantemente lo que está constantemente presu-
puesto . Pero nos equivocaríamos en ironizar sobre esa evidente mistificación. Lo
que la misma encierra es, pura y simplemente, del orden de la fundación de la
verdad, el hecho de que toda verdad ideal hunde sus raíces en una realidad cuya
verdad original es precisamente la praxi s. Por eso la formulación matemática del
Capitalnunca es más que una ilustración, la representación - propuesta a la ima -
ginación y ofrecida a través de ella a la "objetividad" - de una verdad anterior y
que se esconde en las profundidades de la vida.

313
7
Marx 11.Unafilosofíade la economía

La significación última del concepto de capital variable es justa-


mente esta deriva de las determinaciones ideales de la ciencia. Las
presuposiciones que guían la presente interpretación del pensamien-
to de Marx han hecho aparecer el carácter irracional de ese concepto,
en tanto que, si se toma su contenido al pie de la letra, no veríamos en
él más que un concepto económico, el concepto de un valor que varía.
Para esta interpretación es decisivo que el análisis del Capitalconfluya
de modo explícito con nuestras propias conclusiones. En el ejemplo
del capítulo 1x,en el que C = 410 (e)+ 90 (v) se transforma en C' =
410 (e)+ 90 (v) + 90 (p), el capital variable está constituido entonces por
las f. 90 consagradas a los salarios; f. 90 consagradas a los salarios es
una suma fija, al igual que la que define al capital constante. ¿Por qué
se la llama capital variable? Y sí es fija, ¿en qué puede variar? A decir
verdad, la suma pagada al obrero no varía, es totalmente fija, pero el
capitalista la cambia por otra cosa que varía y que es la variación mis-
ma, la cambia por la vida. '½hora bien, f. 90 son una magnitud dada,
constante, y parece absurdo tratarla como variable. Pero f. 90 (v) o f. 90
de capital variable no son más que un símbolo para el recorrido que
sigue ese valor. En primer lugar se intercambian dos valores constan-
tes, un capital de E 90 por una fuerza de tra~ajo que también vale f. 90.
Sin embargo, en el curso de la producciót!t las E 90 adelantadasserán
remplazadas
no por el valorde lafuerza de trabajosinoporsu movimiento,
el trabajo muerto por el trabajo vivo, una magnitud fija por una flui-
da, una constante por una variable". La continuación del texto parece
atribuir al capitalismo la irracionalidad del concepto de capital varia-
me. "Desde el punto de vista de la producción capitalista, todo este
conjunto es un movimiento espontáneo, automático, del valor capital
que se ha transformado en fuerza de trabajo. El proceso completo y su
resultado se le atribuyen a ese valor. Por lo tanto, si la fórmula Ff. 90 de
capital variable', que expresa un valor que engendra vástagos, parece
contradictoria, no hace más que expresar una contradicción inmanen-
te a la producción capitalista 1129• La ilusión que consiste en atribuir al
valor y al capital en tanto que tales la potencia creadora que sólo per-
tenece a la vida bien puede ser una ilusión propia del capitalismo; no
obstante, la heterogeneidad entre la vida y el discurso ideal domina
toda forma de pensamiento o de historia, y es esa heterogeneidad lo
que constituye la contradicción del capital variable, es decir, también,
su verdad, dado que éste, al destruirse, deja ver a través de los restos

29. Ibíd., 767.

314
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e= O

del universo económico la gran corriente que los arrastra. Después de


la eliminación del capital constante reducido a O,la eliminación de las
f., 90 pagadas al obrero, es decir, del capital variable mismo, termina
de eximir a los números y a la ciencia. Hay un lugar para el saber. El
saber es siempre el saber de la cosa más simple, es el saber de la vida
cuya ley más interior es sin embargo la ley del mundo y su desarrollo.

2° La críticade la economíapolíticay el conceptoadecuadode capital


variable:la paradojade los capitalesA y B.
La crítica a Smith y Ricardo consiste en sustituir, en la definición de
la composición orgánica del capital, la oposición entre capital fijo
y capital circulante por la oposición entre capital variable y capital
constante. Antes de vernos en la necesidad de recordar el contenido
de esa crítica, estamos ya en posesión de su sentido. Porque precisa-
mente para Marx no se trata de remplazar ciertas deterrrrinaciones
económicas inadecuadas o inesenciales por otras cuya eficacia habría
que reconocer . El trayecto mismo que sigue el análisis de Marx al-
canza para excluir esta interpretación. Pese a la apariencia, no se va
de la disyunción capital fijo - capital circulante a la disyunción entre
capital variable y capital constante para validar la segunda en el mo-
vimiento mismo por el que se aparta la prim~ra. La oposición entre
capital variable y capital constante pasa a constituir el nuevo tema de
la problemática sólo para ver uno de sus términos -el capital constan-
te- barrido a su vez: c = O.Y en cuanto al capital variable al que se nos
conduce finalmente, lo que tiene de esencial es que lleva la irraciona-
lidad al límite, es esa determinación económica en la que se anuncia
la ruina de todas las deternúnaciones económicas y la suya propia.
Así, en ese juego de masacre en el que todas las equivalencias cifradas
de la subjetividad se hunden una tras otra, se lleva la problemática al
lugar en el que aflora lo que aquellas escondían. Lo que lleva a cabo
aquí el análisis de Marx no es la sustitución de una forma del valor o
del capital por otra; es, una vez más, la sustitución de las formas del
valor en general y las determinaciones mistificadoras de la economía
por la vida. Este es justamente el sentido último de la crítica a Smith
y Ricardo, y en realidad por eso es una críticade la economía política.
La simple exposición de la doble descripción que se puede hacer
de la composición orgánica del capital nos pone en camino. Leemos
en el libro Il: ºDesde el punto de vista del proceso de circulación te-

315
Marx II. Unafilosojf.ade la economía

nemos de un lado los medios de trabajo, el capital fijo, y del otro los
materiales de trabajo y el salario, el capital circulante. Desde el punto
de vista del proceso de trabajo y de valorización, por el contrario,
tenemos de un lado los medios de producción (los medios de trabajo
y los materiales de trabajo).,capital constante., y del otro la fuerza de
trabajo, capital variable. Desde un punto de vista, los materiales de
trabajo se ubican en la misma categoría que los medios de trabajo, en
oposición al valor capital desembolsado en fuerza de trabajo. Desde
el otro punto de vista., la parte del capital desembolsado en fuerza de
trabajo se clasifica junto con la fracción desembolsada para los medios
de trabajo" 3º. Lo que en este primer estadio del análisis, que puede
no parecer más que una simple lectura, sugiere el carácter inesencial
de la dupla capital fijo - capital circulante en su oposición a la dupla
capital variable - capital constante, es la referencia de la primera al
"proceso de circulación" y de la segunda al "proceso de trabajo". De
este modo deviene operativo el primer esquema puesto en funciona-
miento en el proceso que Marx inicia contra la econorrúa, la necesaria
sustitución del plano de la circulación por el de la producción. En el
plano de la producción, sin embargo, se realiza una nueva di visión
entre los medios de producción o su equi':7alenteen valor, el capital
constante, y por otra parte la fuerza de trapajo y su índice, el capital
variable. Esta distinción que se instituye ett el seno de la producción
misma tiene un carácter esencial porque aísla en sí el elemento deter-
minante -ya se trate de la producción de valores de uso o de valores-
y porque a su vez el capital variable sólo aparece como esencia en
lA"medida en que reenvía a la fuerza de trabajo, al punto de que se
lo da como sinónimo de ésta. Lo que constituye el carácter falaz del
"punto de vista de la circulación" es que la diferencia esencial, en
el seno del proceso de producción, entre el elemento subjetivo y el
elemento objetivo -es decir, también, entre sus símbolos, el capital
variable y el capital constante- se ve recubierta y propiamente velada
por otra distinción, que ya no aísla la esencia sino que, ubicándola
por el contrario en la misma rúbrica que un elemento objetivo, tiene
por efecto hundirla, volviendo ininteligible al mismo tiempo todo el
proceso, del que ahora es el principio olvidado. Esa es la función de
obnubilación de la dupla capital fijo - capital circulante: la fuerza de
trabajo, o más precisamente su signo, el capital variable, forma parte
del capital circulante, a igual título sin embargo que el valor de las

30. El Capital,IL r, 200.

316

'
1

J
!
CapítuloX: La reducciónradicaldelcapitala la subjetividad:e = O

materias primas y auxiliares, y se les opone conjuntamente el valor de


los instrumentos, el capital fijo. La fuerza de trabajo parece entonces
de igual naruraleza que los materiales de producción y parece tener
el mismo papel que estos en el proceso de producción: se ve consu-
mada la mistificación radical que vuelve homogéneos los elementos
de la producción, es abolido el papel no sólo específico sino también
exclusivo de la subjetividad en la creación del valor, del plusvalor y
del capital en general, así como en la animación de los constituyentes
materiales del proceso.
Después de recordar que la "característica del capital variable" es
que "se intercambia por una fuerza ... que crea valor", el libro II agre-
ga: "Esta propiedad característica de la fracción del capital desembol-
sada en salario, que la distingue del capital constante tatocaeloen tan-
to que capital variable, se borra desde ·el momento en que la fracción
del capital desembolsada en salario se considera únicamente desde el
punto de vista del proceso de circulación y aparece así como capital
circulante frente al capital fijo desembolsado en medios de trabajo.
Ello resulta ya del hecho de que se la coloca bajo una misma rúbrica
-la de capital circulante- junto con un elemento del capital constante
-la fracción desembolsada en materiales de f;rabajo--y se la opone al
otro elemento del capital constante, la frac~ón desembolsada para
los medios de trabajo. Al hacer esto se pierd~ completamente de vista
el plusvalor, es decir, precisamente, la circunstancia que convierte la
suma desembolsada en capital. Se prescinde igualmente del hecho
de ...,..que
la fracción de valor que el capital desembolsado en salarios
agrega al producto seproduce como por vez primera (y por lo tanto
se reproduce efectivamente), mientras que la fracción de valor que las
materias primas agregan al producto no se produce por primera vez,
no se reproduce sino que sólo se conserva" 31• En lugar de la diferencia
esencial entre aquello que produce valor y aquello que es incapaz de
producir lo que sea que fuere, se instaura una diferencia real pero
inesencial, relativa a la manera en que un valor ya existenteentra en el
producto y circula con él. "La diferencia, tal como se presenta ahora
desde el punto de vista de la oposición entre capital circulante y capi-
tal fijo, es simplemente la siguiente: el valor de los medios de trabajo
empleados para la producción de una mercancía sólo entra en parte
en el valor de la mercancías ... Por otro lado, el valor de la fuerza de

31. Ibíd., 201-202.

317

'I

Marx 11.Unafilosofiade la economía

trabajo y de los materiales de trabajo.. . entra en su totalidad en la


mercancía" 32• Y la conclusión de todo este análisis es que, al mezclar
las cartas, al poner bajo una misma rúbrica la fuerza subjetiva y una
parte de los elementos objetivos del proceso y bajo otra el resto de
esos elementos objetivos, los instrumentos, se ha cubierto de bruma
la diferencia que aísla el elemento esencial, la potencia formadora de
valor y de plusvalor. '~sí desaparece la diferencia decisiva entre el
capital variable y el capital constante, es decir, todo el secreto de la
formación de plusvalor y de la producción capitalista, las circunstan-
cias que convierten en capital ciertos valores y las cosas que repre-
sentan a esos valores" 33• Lo que convierte en capital ciertos valores
o las cosas que representan a esos valores, sin embargo, no es otra
cosa que el poder que crea esos valores y que crea el valor en general.
Si la diferencia entre capital fijo y capital circulante nos reconduce
al "punto de vista de la circulación", no sorprende que volvamos a
encontrar aquí uno de los temas mayores de la crítica de ese punto
de vista, a saber, que la circulación no vehicula más que valores ya
existentes, que presupone constantemente aquello que nunca explica,
la presencia en ella de esos valores. El texto que acabamos de citar
prosigue de este modo: "ahora bien, la cir~ación de las mercancías,
naturalmente, sólo se aplica a valores ya d8;clos".Así, se ve silenciado
el origen de esos valores, el principio que ilos ha engendrado y que
es el principio del capitalismo. '½sí se derriba de un solo golpe la
base necesaria para comprender el movimiento real de la producción
capitalista y por consiguiente de la explotación capitalista. Ahora sólo
se trata de la reaparición de valores adelantados" 34•
Esta es la sustancia de la crítica a Ricardo, la confusión ruinosa
entre el carácter variable del capital consagrado al salario y su ca-
rácter circulante "[Ricardo] confunde ... el carácter en razón del cual
la fracción de capital gastado en trabajo es variable y el carácter en
razón del cual es circulante por oposición al capital fijo"35• Ahora
bien, es cierto que el capital variable circula. No obstante, al consi-
derar el capital variable como capital circulante se lo trata como un
valor existente, fijo y determinado; se olvida el historial propio de

32. Ibíd., 202.


33. Ibíd.
34. Ibíd., 202-203.
35. Ibíd., 207.

318
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e ==O

ese nvalor'', el hecho de que cambia y se intercambia por la fuerza de


trabajo en acción en el seno del proceso de producción. Esto es lo que
constituye la diferencia especifica del capital variable, el devenir que
lo identifica a esa fuerza creadora; esa diferencia queda borrada bajo
la diferencia secundaria, a saber, el hecho de que el resultado que esa ,
fuerza produce va a circular a igual título que el valor de las materias
primas y el valor del capital fijo, si bien de una manera distinta en
este último caso. "Queda claro a primera vista que la determinación
como capital circulante del capital gastado en fuerza de trabajo es
una determinación secundaria, en la que ya no quedan rastros de su
diferencia específica en el proceso de producción; en efecto, en dicha
determinación hay rma equivalencia entre el capital gastado en traba-
jo y el capital gastado en materias primas, etc.; una rúbrica que iden-
tifica una parte del capital constante con el capital variable no toma
en cuenta para nada la diferencia específica del capital variable por
oposición al capital constante. Por otra parte, es cierto que se opone la
fracción de capital gastada en trabajo a la que se gasta en medios de
trabajo; sin embargo, de ningún modo se las opone por el hecho de
que entran de modo totalmente diferente en la producción de valor,
sino porque ambas transfieren su valor al producto pero en periodos
diferentes" 36 • '

Sin embargo, ¿cómo es que la diferencia :lnesencial entre capital


fijo y capital circulante puede sustituir a la diferencia entre capital
variable y capital constante? Más precisamente, ¿cómo es que el capi-
tal variable
,.. deviene capital circulante y figura ahora con esa mención
en las rúbricas del economista? Por un lado, ciertamente, al término
del proceso y para permitir que recomience,_el producto es vendido 1

el valor que le agregó la fuerza de trabajo es ahora una magnitud


constante, puede entonces recibir un equivalente y precisamente el
producto puede venderse . "Para recomenzar el proceso es necesario
vender el producto y, con el dinero así obtenido, renovar sin cesar la
compra de fuerza de trabajo y su incorporación al capital productivo.
De este modo, la fracción de capital desembolsada en fuerza de traba-
jo toma, a igual título que la fracción desembolsada en materiales de
trabajo1 etc., el carácter de capital circulante por oposición al capital
que permanece fijo en los medios de trabajo 1137•

36. Ibíd.
37. Ibíd., 205.

319
Marx 11.Unafilosofiade la economía

La ilusión que conduce al economista a considerar el capital varia-


ble como capital circulante y a tener este carácter secundario por su
carácter esencial nace sin embargo en el comienzo mismo del proceso
de producción, en el momento crucial del intercambio entre capital
y trabajo. Se puede considerar en efecto lo que sucede con el capital
variable no en el proceso de producción, donde la fuerza de trabajo
en actividad toma su lugar, sino en manos del obrero, donde, en tanto
que suma de dinero determinada, valor fijo, le sirve para comprar las
mercancías que necesita para vivir. Es el punto de vista de Smith: "En
su caso, el capital variable se presenta bajo la forma de las mercancías
que el obrero compra con su salario, bajo la forma de subsistencias. Es
bajo esta forma que, según él, el valor desembolsado en salario perte-
nece al capital circulante" 38• De este modo Smith, siguiendo a los fisió-
cratas y prolongando así su error39, sustituye el historial real del valor
en el proceso de producción capitalista -a saber, su transformación en
fuerza de trabajo en el seno de ese proceso y como idéntico al mismo-
por su historial económico aparente, por la "pequeña circulación", el
intercambio por el obrero de su salario por las subsistencias necesa-
rias. Marx corrige a Smith de modo tan brutal como esencial: "Perolo
quese incorporaalprocesodeproducciónes lafaerzade trabajo,elobreroen
persona,y no lassubsistenciasporlascualeseliobrerose conserva"
4
º.
En lo que concierne al capital variable, la sustitución de su his-
torial real por ese pseudohistorial económico tiene una doble con-
secuencia. Por un lado, ciertamente, ahora es capital circulante, que
el.,. obrero cambia por sus subsistencias; por otro lado, sin embargo,
y al mismo tiempo, ese capital expresado en el valor de las subsis-
tencias es una magnitud constante, y la valorización constitutiva del

38. Ibíd., 191.


39. ''Lo que [los fisiócratas] hacen figurar como componente del capital produc-
tivo empleado por el arrendatario no es la fuerza de trabajo, son los medios de
subsistencia de los labradores (the maíntenanceof the workmen,el sustento de los
obreros, según la expresión de Smith)" (ibid., 196). Señalemos que esta tesis de los
fisiócratas se corresponde con su doctrina, ya que según ellos la fuente de plusva -
lor no es el trabajo sino la actividad de la naturaleza. Por el contrario, vemos que
en Marx la asignación del poder de crear valor únicamente al trabajo -en oposi-
ción a la naturaleza y las fuerzas naturales- significa una refutación radical del
naturalismo y por consiguiente del materialismo que con frecuencia se le atribu -
ye. Sobre el pretendido materialismo de Marx, cf. infra, p. 324, not a 48; sobre la
confusión entre capital variable y salario, p . 344 y siguientes .
40. El Capital, 11, 1, 191; subrayado por nosotros.

320
, -·· ···-- ··-··· ···------ ---

CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad: c = O

capital es ahora imposible . "Los medios de subsistencia no pueden


valorizar por sí mismos su valor, agregarle un plusvalor; su valor,
como el de los otros elementos del capital productivo, no hace más
que reaparecer en el producto; no podrían conferir al producto más
valor del que ellos mismos poseen" 41• Ya se trate de la circulación de
los salarios o de la circulación del producto, desde el momento en que
se considera el capital variable como capital circulante, su función ya
no ti.ene nada que ver con la que cumple en el proceso de producción
o, más precisamente, con la que cumple en el mismo la fuerza de
trabajo en la que ese capital se convirtió y de la cual es índice. Marx
enuncia nuevamente sus tesis esenciales: "Que la fracción del capital
desembolsada en salario pertenezca a la parte circulante del capital
productivo, y tenga eso en común con una parte de los factores de
materiales del producto, con las materias primas, etc., por oposición
al componente fijo del capital, no tieneabsolutamente ningunarelación
con el papelque esafracciónvariabledel capitalcumpleen el procesode
valorizaciónpor oposición al capitalconstante. Sólo se relaciona con la
manera en que esa parte del valor adelantado debe remplazarse ,
renovarse, por lo tanto reproducirse, a partir del valor del producto
por intermedio de la circulación. La compra renovada de la fuerza de
trabajo pertenece al proceso de circulación; perosolamenteen el inte-
riordelprocesode producciónel valordesembolsado
enfuerza de trabajose
:en una magnitudvariable
transformade una magnituddefinida,constante,
(no para el obrero, sino para el capitalista)" 42 • Desde el momento en
que el capital, intercambiado por fuerza de trabajo y transformado
en '@liaen el proceso de producción , se define como el valor de los
medios de subsistencia del obrero y como un valor, se hace, como
dice Marx, "imposible comprender la diferencia entre capital variable
y capital constante", ya que el primero es redu cido al segundo. Y de
este modo "la propiedad de esa parte del capital de ser capital varia-
ble ... queda enterrada bajo la otra propiedad de la fracción de capital
desembolsada en fuerza de trabajo, la de pertenecer, en cuanto a la
rotación, a la parte circulante del capital productivo . El enterramiento
se completa cuando se rempla za la fuerza de trabajo por el inventario

41. Ibíd.,197.
42. Ibíd., subra yado por nosotros.

321
-

Marx II. Unafilosofiade la economía

de los medios de subsistencia del obrero como elemento del capital


productivo" 43 •
Dado que esa ilusión que consiste en definir el capital variable por
las subsistencias que el obrero compra con su salario -ilusión que
encontramos en Smith y que éste había heredado a su vez de los fisió-
cratas- también la comparte Ricardo, la crítica a este último retoma,
en ese punto preciso, la crítica que acaba de hacerse a Smith. "Lo que
sucede -dice Marx contra Ricardo- es que se toma la determinación
secundaria del capital circulante, extensiva también a una parte del
capital constante (las materias primas y las materias auxiliares), para
hacer de ella la determinación esencial de la fracción del capital em-
pleado en fuerza de trabajo .. . Peroentoncesla partedel capitalque se
gastaen salariono estarácompuestamaterialmente porlafuerza de trabajo
en acciónsinoporloselementosmaterialesqueel obrerocompraconsu sala-
río"44.Esa definición de la "realidad material" del capital variable por
las subsistencias y ya no por la fuerza de trabajo, vuelve a ésta homo-
génea al capital cuya realidad está constituida por los medios de pro-
ducción, esos capitales ya no se distinguen más que por su modo de
circulación, ambos son capital circulante. "Desde el momento en que
la fracción del capital gastada en trabajo se pistingue de la fracción de
capital gastada en medios de trabajo únicamente por su periodo de
reproducción y, por consiguiente., por su plazo de circulación; desde
el momento en que una de esas fracciones se compone de medios de
subsistencia y la otra de medios de trabajo y, así, éstos y aquellos se
distinguen
.,.. únicamente por su carácter más o menos perecedero -sin
considerar que los primeros, a su vez, duran más o meno&-, natural-
mente desaparece toda diferencia específica entre el capital gastado
en fuerza de trabajo y el capital gastado en medios de producción" 45•
La sustitución de la fuerza de trabajo por los medios de subsistencia
es la sustitución de una subjetividad por una objetividad : mientras
que el proceso de producción sea reducido a sus elementos objeti-
vos -medios de subsistencia y medios de trabajo- y a los valores que
los representan., la subjetividad queda evacuada de la problemática.
No obstante, lo que se el..i.minacon la subjetividad es la producción
de valor. El economista saca partido de sus cuentas: nada se pierde

43. Ibid., 197-198.


44. lbíd., 205; subrayado por nosotros.
45. Ibíd.,206-207.

322
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

ni se crea, pero el proceso de valorización -el capital- se ha vuelto


ininteligible . "Los valores adelantados en la producción bajo la forma
de medios de producción y los medios de subsistencia reaparecen
por igual en el valor del producto. Y el juego de manos se consuma:
el proceso de producción capitalista se ha vuelto un misterio impe-
netrable, el origen del plusvalor contenido en el producto se sustrae
completamente a la mirada" 46 •
¿Por qué la diferencia entre capital fijo y capital circulante es
inesencial? Preguntémonos: ¿a qué corresponde en realidad en la
praxis efectiva de la producción? A nada. La diferencia entre capital
fijo y capital circulante opone los instrumentos de trabajo a la fuerza
de trabajo, mientras que identifica la fuerza de trabajo con los mate-
riales de ese mismo trabajo. Pero esas diferenciaciones económicas
se desvanecen allí donde el trabajo vivo se las ve con la materialidad
de los materiales y los instrumentos, allí donde surgen y devienen
operativas las categorías fundamentales del ser como producción, la
fuerza subjetiva de la individualidad y el elemento objetivo al que
ella se opone. "Dentrodel procesode producción,los medios de trabajo
en tanto que elementos del capital productivo no se oponen como
capital fijo a la fuerza de trabajo, así como los materiales de trabajo
y las materias auxiliares no se confunden con ella como capital cir-
culante. La fuerza de trabajoen su calidaddefactor personalse aponea
ambascategorías en su calidaddefactoresmateriales,esto desde el punto
de vista del proceso de trabajo". Pero las categorías económicas fun-
damentales hunden su raíz en el proceso real, tienen operatividad en
,/JI'

el proceso de valorización del capital sólo en tanto que expresan esta


oposición decisiva entre la subjetividad y la objetividad, y por eso la
oposición entre capital constante y capital variable viene a remplazar
la oposición entre capital fijo y capital circulante. El texto prosigue:
"Ambas categorías [se trata de los factores materiales del proceso] se
oponen en calidad de capital constante a la fuerza de trabajo, capital
variable, esto desde el punto de vista del proceso de valorización" 47 •
¿Es necesario llamar la atención sobre el hecho de que este texto,
verdaderamente esencial y que concentra todo el análisis económico

46. Ibíd., 207.


47. Ibid.

323
Marx II. Unafilosofíade la economía

de Marx, da por tierra definitivamente con cualquier interpretación


materialista de su pensamiento? 48
La significación esencial que presenta el capital variable en el aná-
lisis económico de Marx en tanto que factor único de la valorización
parece puesta en cuestión por una objeción que llamaremos la para-
dojade los capitalesA y B, objeción que, dice Marx, sacude las tesis de
la econorrúa política inglesa a tal pnnto que provoca "desde los años
1820 una completa desbandada en la escuela de Ricardo" 49 • También
Engels, en el prefacio que escribe más tarde para el libro II, señala esta
dificultad como el segundo escollo con el que choca la teoría ricardia-
na del valor50.Según ésta, en efecto, dos capitales que en las mismas
condiciones emplean la misma cantidad de trabajo vivo producen un
valor y un plusvalor de igual monto, lo cual es imposible si por el
contrario emplean cantidades desiguales de trabajo. Ahora bien, la
experiencia ha mostrado por doquier que capitales iguales producen
valores o "ganancias" iguales, cualquiera sea la cantidad de trabajo
vivo que pongan en funcionamiento, por lo tanto cualquiera sea la
proporción de capital variable en su composición orgánica. De este
modo se daba una desmentida devastadora a las tesis de Ricardo, que
tambiénson las deMarx51,las tesis que, co~cientemente o no, identifi-
,
1
48. La pretensión de conservar el título de "materialista" para caracterizar este
pensamiento no puede sino revindicar la inclusión de la totalidad de los elemen-
tos reales del proceso en el seno de una misma "naturaleza" y considerar a la
fuerza de trabajo como una "fuerza natural". No obstante, la "naturaleza" así en-
tendida como el Todo del ser no tiene nada que ver con la materia de los cientí-
ficos de fines del siglo x1x y del siglo xx, no tiene nada que ver, por ejemplo, con
la materia de Engels. Autores superficiales como Engels y Lenin son los que con-
tribuyeron a esa decadencia del concepto filosófico de naturaleza y sirven para
ilustrarla. Pero aquí nos alcanzará con señalar que la inserción de la fuerza de
trabajo en el seno de la naturaleza es imposible, pese al calificativo de "fuerza na-
tural" que le dio Marx una o dos veces al pasar, y que hay que tomar como una
supervivencia de las tesis presentes en ciertos textos de juventud en los que, por
otra parte, no eran más que préstamos ajenos. Porque, para hablar con alguna
precisión, si la fuerza de trabajoes ontológi.camentehonwgéneaa loselementosmateria-
les del proceso,entoncespierde todosentidoel esfuerzoincesantede Marx por disociarla
radicalmentede ellos (y la diferenciaentre capitalvariabley capitalconstanteno es más
queel efectoeconómicode esadisociacwn).
49. El Capital,II,.1, 276.
50. Cf. íbíd.,24.
51. Con frecuencia se ha señalado y expuesto, con mayor o menor rigor, las crí-
ticas de Marx a la escuela inglesa. Lo que se ha olvidado señalar es que toda la
problemática del Capitalapunta a mantener la tesis económica fundamental de

324
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

can la subjetividad con el principio del valor. Engels deja la solución


del problema al libro III: en efecto, allí el concepto de ganancia es
objeto de una elucidación radical. Pero la problemática de la ganancia
es compleja, presupone una problemática anterior, la problemática
del plusvalor, el cual constituye la naturaleza simple de la ganancia.
En el libro II la aporía de la teoría ricardiana del valor se presenta
precisamente en el plano esencial de la cuestión del plusvalor, toma
la forma de la paradoja de los capitales A y B y es allí, en principio,
que Marx la resuelve.
Supongamos un capital -dejamos de lado su parte constante- en
el que la parte variable es de E 100,la cual es adelantada semanalmen-
te y produce un plusvalor de 100%, es decir f. 100. Supongamos que
el periodo de rotación de ese capital es de 5 semanas y supongamos
también un año de 50 semanas. El capital variable de E 500 desembol-
sado en el periodo de rotación de 5 semanas produce un plusvalor
de -f.500. En el año, en 10 rotaciones, produce 10 veces más, es decir
f. 5000. Marx prosigue: ✓,La proporción entre la masa total de plus-
valor producido en el año y el valor del capital variable adelantado
constituye lo que llamamos la tasa anual de plusvalor. En este caso
es de sig
o0
= 1000%.Un análisis más atento :de esta tasa nos muestra
que es igual a la tasa de plusvalor que el capital variable adelantado
produce durante un periodo de rotación multiplicada por la cantidad
de rotaciones del capital variable" 52 • Con Marx, llamemos entonces
capital A a ese capital variable de f. 500 que hace 10 rotaciones por
añc, produce un plusvalor anual de E 5000 y cuya tasa anual de plus-
valor es de 1000%.
Por otro lado, sea un capital variable B de E 5000 adelantado para
un año entero de 50 semanas y que realiza una sola rotación al año
(rotación igual al periodo de trabajo, suponiendo nulo el periodo de
circulación). Cada semana el proceso de trabajo absorbe un capital
variable de E 100, o sea f. 5000 en 50 semanas; la tasa de plusvalor es
de 100%, la masa total de plusvalor producido durante la semana es
de f. 100 y, para el año, de 100 x 50 = f. 5000. Así, las condiciones de
explotación de la fuerza de trabajo son exactamente las mismas para

esa escuela, y ello en razón de la significación filosófica infinita que dicha tesis
revistió a ojos de Marx .
52. El Capital,11,1, 275.

325
Marx II. Unafilosofíade laeconomía

ambos capitales, A y B, y el producto de la explotación, la masa anual


de plusvalor, también es la misma: f. 5000. No obstante, la tasa anual
de plusvalor es totalmente diferente en uno y otro caso. Igual al valor
producido durante el año dividido por el capital variable adelantado,
5000 P
para el capital Bes de 5000 v = 100%,mientras que para el capital A
era de 1000%. Esto es lo que llamamos la paradoja de los capitales A
y B, y si se erige ante la problemática como una aporía amenazante
no es sólo porque sacude la teoría ricardiana del valor sobre la que
se apoya toda la problemática de Marx, sino porque lo que parece en
cuestión es el fundamento mismo de esa teoría, la significación radi-
cal que Marx percibe en ella y que es en efecto la suya, la asignación
de todo el proceso del capital a la subjetividad individual y sólo a
ella. "Este fenómeno podría hacer creer que la tasa de plusvalor no
depende únicamente de la masay el gradode explotaciónde lafuerza de
trabajopuesta en movimiento por el capital variable, sino también de
influencias inexplicables resultantes del proceso de circulación" 53 •
La solución que Marx da a la aporía de los capitales A y B pue-
de sorprender por su simplicidad, pero ésta no debe confundimos.
Concentra, como en un cristal transparente, la totalidad de los resul-
tados de la meditación de Marx, los redu~e a su aporte esencial, y la
solución se elabora y surge fundándose ~n éste y finalmente como
una nueva formulación del mismo. Se trata en primer lugar de nna
reafirmación categórica de la tesis ricardiana del valor. " La ley de la
eroducción del plusvalor consiste en que, a igual tasa de plusvalor,
masas iguales de capital variable en funcionamiento engendran ma-
sas iguales de plusvalor. Por lo tanto, si los capitales A y B emplean
masas iguales de capital variable en los mismos lapsos de tiempo y
con la misma tasa de plus valor, en los mismo s periodos forzosam ente
se producirán masas iguales de plusvalor " 54• ¿Por qué esta reafir.ma-
ción pura y simple de la tesis ricardiana no nos encierra aún más en la
aporía y por el contrario nos permite escapar de ella? A decir verdad,
mientras nos coloquemos con Ricardo en el plano económico y consi-
deremos el capital variable en tanto que tal, en tanto que valor ideal,
no hay salida. Sólo que el texto de Marx ya no es un texto económico,
exhibe una ligera modificación que de entrada sitúa la problem ática

53. Ibíd., 276; subrayado por nosptro s.


54. lbíd., 278.

326
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

en otro plano, ya no el de la identidad tautológica ideal del valor, sino


en el plano de las efectuaciones concretas de la subjetividad vital y
de la realización de sus poderes propios . Ya no se trata, hablando con
propiedad, de capital variable, sino de "capital variable en funciona-
miento", y los capitales A y B ya no son considerados en sí mismos
II
sino sólo en tanto que emplean " esa fuerza vital que va a disolver la
aporía.
En efecto, es ese el principio de la solución que da Marx a la se-
gunda dificultad mayor que encuentra la escuela económica inglesa,
la disociación entre capitalvariableadelantado"y "capitalvariableen
II

funcionamiento"o "capital variable empleado ", que no es otra cosa


que la disociación entre la realidad económica y la subjetividad, y
que al mismo tiempo nos indica el camino a seguir: dejar las deter-
minaciones económicas y su formulación cifrada para considerar
las condiciones concretas en las cuales la praxis subjetiva se ejerce
efectivamente. Porque un capital variable de un valor dado todavía
no es nada, no produce valor alguno, mientras no entre en acción la
fuerza de trabajo cuya compra ese capital permite. Es la acción de
esa fuerza y sólo ella lo que sirve de medida del valor que esa misma
fuerza produce, no la magnitud del valor del capital variable, que no
produce nada . Por lo tanto, el capitalista puede disponer de determi -
nada suma de dinero destinada a pagar salarios, un capital variable
adelantado, y la mera disposición de esa suma no producirá el más
ínfimo valor, sino únicamente el tiempo durante el cual la fuerza de
trabajo será efecti.vamente puesta en funcionamiento. "El capitalva-
riableadelantado
paraun periododeterminadosólose transformaen capital
variableempleado,quefuncionay actúaefectivamente,en la medida en
que entra realmente en las secciones de ese periodo que están ocu-
padas por el proceso de trabajo y funciona realmente en el mismo.
En el intervalo en que se adelanta una parte de ese capital pero sólo
para emplearla más tarde, es comosi esaparteno existieraparael proceso
de trabajo, y por lo tanto no tieneinfluenciani sobre laformaciónde valor
ni sobrelaformacióndeplusvalor"55• Nunca se ha dicho con más fuerza
que la "realidad" económica no es nada en sí misma y sólo deviene
algo en las efectuaciones de la.subjetividad viviente y por ella. Es lo
que surge igualmente de la continuación inmediata del texto: "Dada
la tasa de plusvalor, las circunstancias que modifican la relación entre

55. Ibíd.; subrayado por nosotro s.

327
Marx II. Unafilosofiade la economía

el capital variable adelantado y el capital variable empleado influyen


en la producción de plusvalor sólo en una medida y sólo de un modo:
modificando la cantidadde capitalvariablequepuedeemplearse realmente
en un periododeterminado, por ejemplo una semana, 5 semanas, etc. El
capitalvariableadelantadosólo funciona como capital variable en tanto
y en cuanto es empleadorealmente,y no durante el tiempo en que per-
manece como adelantado en calidad de reserva, sin ser empleado" 56•
Al oponer al capital variable adelantado la acción efectiva de la
subjetividad, es decir el periodo durante el cual el capital variable es
efectivamente empleado, Marx disipa la aporía de los capitales A y B,
porque permite colocarlos en condiciones realmente idénticas, condi-
cionesen lasqueesoscapitalesponenenfuncionamientounafuerzadetraba-
jo realmenteidéntica."El lado extraño del fenómeno desaparece desde
el momento mismo en que colocamos los capitales A y B, en realidad
y no en apariencia, en condiciones realmente idénticas. Pero ello sólo
es posible si el capital variable B se gasta en su totalidad en el pago
de la fuerza de trabajo en el mismo lapso de tiempo que el capital
A" 57• Por lo tanto es necesario que el capital variable adelantado B sea
gastado no en un año sino en 5 semanas, es decir, que la totalidad de
la fuerza de trabajo que ese capital pone en funcionamiento se emplee
y actúe durante esas 5 semanas en lugar q~ver su acción extenderse
a lo largo de todo el año. Lo cual quiere decir que durante todo el año
-50 semanas- ese capital B pondrá en funcionamiento una fuerza de
trabajo diez veces superior a la que pone en funcionamiento en 5 se-
manas. Entonces, dado que las condiciones efectivas de la acción de la
fuerza de trabajo son las mismas que las del capital A, encontramos la
misma tasa anual de plusvalor que para éste. Supongamos entonces
con Marx unas condiciones realmente idénticas, es decir la totalidad
del capital variable B empleado durante 5 semanas, como sucede con
el capital A: "En este caso, f. 5000 de capital B se desembolsan en 5
semanas; f. 1000 por semana hacen un desembolso de f. 50.000 por
año. De acuerdo con nuestra hipótesis, el plusvalor será también de
f. 50.000. El capital con su rotación cumplida = f. 50.000, dividido por
el capital adelantado = f. 5000, da el número de rotaciones = 10. La

56. Ibíd.; subrayado por nosotros . Si recordamos que la tasa de plusvalor, que "se
supone dada" , se refiere a la praxis y sus condiciones concretas, ya que expresa la
proporción entre trabajo y sobretrabajo , volvemos a ver con toda evidencia que la
producción de valor, en efecto, no tiene otro origen que la subjetividad.
57. Ibíd., 276.

328

J
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

tasa de plusvalor = :~ :
100%, multiplicado por el número de
=
. 50000P 10
rotaciones= 10, da la tasa anual de plusvalor
5000
v =
1 = 1000%.
Por lo tanto, las tasas anuales de plusvalor son ahora iguales para A
y B, es decir 1000%,pero las masas de plusvalor son para B, f. 50.000
por año, para A, f. 5000; las masas de plusvalor producido son entre sí
como los capitales adelantados A y B, es decir 5000:500o 10:1.De este
modo, el capital B ha puesto en movimiento, en el mismo tiempo, 10
veces más fuerza de trabajo que el capital X' 58 • Así, el capital variable
es la medida exacta del valor y el plusvalor producido, conla condición
de que bajosu conceptose coloqueaquelloque produceefectivamenteese
valory eseplusvalor,a saber,la actualización
delafuerzadetrabajo.Por eso
el concepto adecuado de capital variable, como repite Marx a lo largo
de todo el análisis, es el capital variable empleado. Desde el momento
en que el capital variable es entendido en este sentido estricto, todas
las leyes de la producción del valor y el plusvalor, que son las leyes de
su producción a partir de la subjetividad y por ella, no se ven contra-
dichas sino por el contrario confirmadas, y ello porque, finalmente, el
concepto de capital variable no designa otra cosa que la subjetividad
misma. "Únicamente el capital efectivamente empleado en el proceso
de trabajo engendra plusvalor; sólo a él se aplican todas las leyes rela-
tivas al plusvalor, y por lo tanto también la ley según la cual, dada su
tasa, la masa de plusvalor está determinada por la magnitud relativa
del capital variable" 59•
<fleeste modo se disipa totalmente la aporía de los capitales A y B:
si se podía creer que dos capitales variables idénticos determinaban
dos tasas de plusvalor diferentes, es porque en realidad la identidad
se establecía sólo entre el capital adelantado B y el capital realmente
empleado A. Pero desde el momento en que el capital variable real-
mente empleado en B es idéntico al capital variable empleado en A,
la identidad de las tasas de plusvalor reaparece inexorablemente.
ºConsideremos para el capital B el primer periodo de producción
de 5 semanas . Al final de la 5ª semana se han empleado y absorbido
500P .
:E500. El producto-valor es de f..1000,por lo tanto SOO
v 100%.Igual

58. Ibi d., 276-277.


59. Ibíd., 277 .

329
r
Marx II. Unafilosofíade la economía

que para el capital A:' 60 • La tasa de plusvalor es diferente sólo si para


el capital B relacionamos el plusvalor no con el capital variable efec-
tivamente empleado en la producción -o como dice también Marx,
"consumido" y #absorbido" en ella- sino con la totalidad del capital
adelantado, comprendido el que no se emplea en el periodo conside-
rado del proceso de producción. "Si por el contrario, para el capital
B, calculamos la proporción del plusvalor no con la parte del capital
adelantado de f. 5000 empleadadurantela producciónde plusvalory por
consiguienteabsorbidasino con la totalidad de ese capital adelantado,
tendremos que ~ggciv= / 0 = 10%. Es decir, 10% para el capital B y
100% para el capital A, o.sea 10 veces más para el capital A"61 •
También podemos llegar al mismo resultado si oponemos, como
hace Marx, la tasa efectiva y la tasa anual de plusvalor. La tasa efec-
tiva es esencial porque se relaciona con el capital variable realmente
empleado, la tasa anual es inesencial porque se relaciona con el ca-
pital variable adelantado. En el ejemplo de los capitales A y B, en A
un capital de f. 500 es adelantado y efectivamente empleado en 5 se-
manas, lleva a cabo 10 rotaciones por año, de modo que la masa total
de capital variable empleado en el curso del año es de€ 5000. Por lo
f: 5000 de capital que circu~t>en el año p
tanto tenemos f. 5000 de capital adel~tado . or e1 contra-
rio, para B, en tanto que el capital variable realiza una sola.rotación
E 5000 de capital que circuló en el año
anual, tenemos E 5000 de capital adelantado · Entonces es
.,..,.
necesario decir con Marx que "B... empleó un capital(€ 5000) diez
veces mayor que A paraponeren movimientola mismamasade capital
variabley por consiguiente,dadala tasa de plusvalor,la mismamasade
trabajo(pagado o no pagado) y producir en el año la misma masa de
plusvalor". De donde resulta que, a pesar de la diferencia de magni-
tud del capital variable adelantado en B (5000) y en A (500), la misma
ley de producción subjetiva del valor actúa en ambos casos, ya que
en ambos la "misma masa de trabajo" produce la "misma masa de
plusvalor". Lo que expresa la tasa efectiva de plusvalor es esa relación
fundamental entre la actividad efectiva de la fuerza de trabajo y el
valor , por oposición a la tasa anual que, vemos nuevamente, sólo se

60. Ibíd., 278.


61. lbid., 279; subrayado por nosotros . 1
¡

¡
330 1
1

__J
r"'

CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:c = O

relaciona con el capital adelantado. "La tasa efectiva de plusvalor no


expresa otra cosa que la relación entre el capital variable empleado
en un lapso de tiempo determinado y el plusvalor producido en el
mismo lapso de tiempo, o la masa de trabajo no pagado que el capital
empleado pone en movimiento durante ese lapso de tiempo. Es total-
mente independiente de la parte del capital variable que se adelanta
sin ser empleada en el momento ... " 62 • La diferencia esencial entre la
tasa efectiva de plusvalor y su tasa anual es abolida sólo en un caso,
cuando la segunda coincide con la primera porque el capital variable
ha realizado tan solo una rotación durante el año; efectivamente, en
ese caso "la proporción entre la masa de plusvalor producido durante
el año y el capital empleado durante el año para dicha producción
coincide con la proporción entre la masa de plusvalor producido en
el año y el capital adelantado en el año" 6.3
. Como se ve, todas las rela-
ciones estructurales que establece el análisis de la rotación del capital
variable son la repetición y reafirmación de la determinación del va-
lor por la subjetividad viviente, en tanto que la rotación del capital va-
riable no indica otra cosa que la manera en que ese capital se emplea
efectivamente, es decir, la manera en que se lo intercambia por y se lo
convierte en esa fuerza de trabajo cuya actualización produce valor.
En otro texto del libro Il, consagrado al estudio de la reproducción
simple, Marx formuló explícitamente el concepto adecuado del ca-
pital variable, es decir, del capital variable efectivamente empleado,
tal y como resulta de nuestros análisis precedentes. Este concepto
se 41-
obtiene si se distinguen de modo riguroso las fases durante las
que el capital variable existe sólo a título de capital, bajo la forma
de un valor ideal y, como tal, fijo y determinado, y por el contrario
la fase durante la cual es el índice de la realidad que sustituyó a su
determinación ideal, a saber, la fuerza de trabajo en acción. El pasaje
del capital variable a través de sus diferentes fases representa una
historia extraordinaria, ya que contiene la doble metamorfosis de una
idealidad en una realidad y de esa realidad en una idealidad, pero
dicha historia exhibe aquello que verdaderamente sucede con el ca-
pital variable y por eso nosotros la llamamos su historial real. "Real"
porque contiene el momento de la realidad, de la explotación de la
fuerza de trabajo, sin el cual toda esa historia, la variación, es decir la

62. Ibid., 283 .


63. Ibíd.

331
Marx II. Unafilosofiade la economía

valorización del capital, es ininteligible. Marx distingue cuatro fases


en el historial del capital variable. "En el curso de todas estas meta-
morfosis el capitalista ... tiene constantemente en sus manos el capital
variable: 1º primero corno capital dinero; 2° luego como elemento de
su capital productivo; 3° luego, más tarde, como porción de valor de
su capital mercancía, por consiguiente como valor mercancía; 4º final-
mente, como dinero que enfrenta nuevamente a la fuerza de trabajo,
en la cual puede convertirse" 64• De estas cuatro fases, es evidente que
la esencial es la segunda, la que coincide con el proceso de trabajo, y
todas las otras sólo existen por y para ella. "Duranteelprocesode traba-
jo, el capitalistatieneen sus manosel capitalvariableenfonna defuerza de
trabajoactivay creadorade valor,pero no como una magnitud dada" 65•
Lo que el mismo representa, en efecto, es la fuerza creadora de valor,
por lo tanto un valor que será producido por esa fuerza y depende de
ella y ya no del valor determinado que se cambió por el uso de esa
fuerza. "La segunda forma es la única en que el capital variable varía
realmente y funciona como tal; es la única en que unafuerza creadora
de valorocupael lugarde un valordado,que se intercambia por él con
ese fin; esta segunda forma pertenece exclusivamente al proceso de
producción ... " 66• Marx resumió el historial del capital variable en un
texto al cual el descubrimiento de lo Simple, en el rigor del análisis
filosófico, da en efecto la forma de la extreµia simplicidad: "El capital
variable existe primero en manos del capitalista en forma de capital
dinero; funciona como tal cuando se usa para comprar fuerza de tra-
bajo. Mientras permanece en manos del capitalista en forma de dine-.
rt) no es otra cosa que un valor dado, que existe en dinero, por lo tanto
una magrútud constante y no variable. Sólo en potencia es un capital
variable, justamente a causa de su aptitud para convertirse en fuerza
de trabajo. Sólodevienecapitalvariablerealuna vez despojado desuforma
dinero,despuésde convertirse enfuerzadetrabajoy queésta funcione ...;¡ 67 •
Y dado que el capital variable sólo existe en tanto que se lo con-
vierte en fuerza de trabajo, dadoquesóloes capitalvariableen tantoque
ya no es capital,no aparece como tal en las cuentas del capitalista. Y esa
incapacidad por principio para producirse en el plano de las deter-

64. El Capital,II, 11, 97.


65. Ibíd.; subrayado por nosotros.
66. Ibid.;subrayado por nosotros.
67. Ibfd., 90; subrayado por nosotros.

332
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e :- O

minaciones cuantitativas ideales del valor es lo que hace que, ante la


mirada económica, el capital variable haya cedido su lugar a otras for-
mas del valor, formas que esa mirada puede percibir porque pueden
ser calculadas. Esa es la verdadera eliminación del capital variable (y
por consiguiente de su oposición al capital constante) de la definición
de la composición orgánica del capital. En sus conceptos, el capital
fijo y el capital circulante no permiten discernir el elemento naturante
del capitalismo, pero admiten una equivalencia ideal: son las deter-
minaciones científicas para la teoría económica al mismo tiempo que
entran en las cuentas del capitalista. Un texto redactado por Engels e
insertado en el libro III del Capitaldeclara: "¿Pero a cuánto se eleva
el capital variable en un negocio? En la gran mayoría de los casos ni
el propio capitalista lo sabe ... La única distinción que se impone al
capitalista como esencial en su capital es la de capital fijo y capital
circulante. De su caja, que guarda la parte de su capital circulante
que se encuentra en sus manos en forma monetaria ... saca el dinero
del salario y también el de las materias primas y auxiliares; ambos
gastos los computa en una sola y la misma cuenta. Incluso si llegara a
crear una cuenta especial para los salarios que paga, ésta le indicaría
a fin de año las sumas pagadas por ese concepto ... pero no el capital
variable mismo" 68 • :
1

3° Las tesis últimas: la dobleaporíadel "valordel trabajo"y el "valorde


lafuerza de trabajo".
Lai,roblemática del capital variable prepara y hace posible la crítica
del salario, es decir, también, la crítica el "valor del trabajo", cuyo
carácter irracional no es más que una nueva forma de manifestación
del carácter irracional del capital variable rrúsmo considerado como
determinación económica. En tanto que el capital variable varía, ad-
mite de hecho una doble equivalencia ideal, se lo puede hacer co-
rresponder a dos determinaciones económicas diferentes, y en eso
consiste su paradoja. Por un lado hay una suma determinada y fija
de dinero, precisamente la que se gasta en salarios y figura como tal
en las cuentas del capitalista. En esta forma, precisamente, el capital
variable se presenta como una parte del capital circulante tanto a ojos
del economista como del capitalista, como una parte de la suma que
éste adelanta a la entrada del proceso de trabajo, junto a la suma in-

68. El Capital,III, 1, 93.

333
Marx II. Unaftlosofiade la economía

vertida en los materiales de producción. Por otro lado hay un valor


final del capital variable, el valor que al parecer alcanza al término
de su variación, y que en realidad no es otra cosa que el nuevo valor
producido por la fuerza de trabajo por la cual se cambió ese capital
variable -y ello en su valor inicial- bajo la forma de salario. Que el
valor final del capital variable no coincida con su valor inicial y sea
superior a éste resulta del hecho de que el valor de la fuerza de tra-
bajo, la cantidad de trabajo materializado en ella, es decir, necesario
para su mantenimiento, es inferior a la cantidad de trabajo que ella
es capaz de producir, inferior, por consiguiente, al valor que su ac-
tualización produce. La conexión de la problemática del salario con
la del capital variable no solamente se lee en el orden mismo de los
capítulos del Capital,también está contenida en este texto esencial del
libro III: "Hayque hacer aquí una distinción esencial entre el capital
variable gastado en salarios en tanto que su valor -es decir, la suma
de los salarios- representa determinada cantidad de trabajo materia-
lizado, y ese mismo capital en tanto que su valor es mero índice de
la masa de trabajo vivo que pone en movimiento. Ésta es siempre
mayor que el trabajo contenido en el capital [variable]; así, siempre
está representada en un valor mayor que ~l del capital variable [ade-
lantado], un valor que por un lado está d~tenninado por el número
de obreros que el capital variable movili~a y, por otro lado, por la
cantidad de sobretrabajo que esos obreros realizan", de modo que
"el capital variable no es solamente el índice del trabajo contenido ·en
él. Es al mismo tiempo -y para una tasa de plusvalor dada- el índice
ltel trabajo excedentario, o sobretrabajo, que ha puesto en movimien-
to"69.Por lo tanto, el carácter irracional del "valor del trabajo" no es
solamente el carácter irracional de toda determinación económica en
tanto que, calificando a una realidad, parece pertenecer y ser consus-
tancial a ella. En este sentido, como hace notar Marx, es tan absurdo
hablar del valor o del precio del azúcar como del valor del trabajo 70•
La irracionalidad específica del valor del trabajo consiste en que esa
magnitud, no contenta con ser, en tanto que tal, ontológicamente
heterogén~a a la realidad que pretende definir, infringe las leyes mis-
mas de la idealidad y antes que nada las de la _identidad . En efecto,

69. Ibid., 163; las palabras entre corchetes fueron agregadas por no sotros para de-
volver al texto su plena inteligibilidad .
70. Cf., Pl, 1, 212; 1032 [Se trata de Trabajoasalariadoy capitaly El Capital,secc. 6,
cap. "El salario 11, respectivamente (N. del T.)].

334
CapítuloX: La reducciónradicaldelcapitala la subjetividad:e = O

¿qué otra cosa hace el concepto de valor del trabajo sino confundir el
valor inicial y el valor final del capital variable y, con ayuda de esta
confusión, intentar asimilar subrepticiamente el primero al segundo?
Por el contrario, toda la problemática de Marx se dedica a disociar
radicalmente esos dos valores y, en lo concerniente a la cuestión del
salario, esa disociación adopta ahora la siguiente forma.
En tanto que designa el valor inicial del capital variable y que su
magnitud es idéntica a la cantidad de dinero desembolsado en sala-
rios, el "valor del trabajo" en realidad no es otra cosa que el valor de
la fuerza de trabajo. En efecto, lo que el capitalista compra al obrero es
el uso de esa fuerza de trabajo durante una jornada, una semana, un
mes, y en modo alguno su trabajo o el producto de ese trabajo. Ese es
el primer resultado del análisis del salario, la disociación radical entre
el valor del trabajo -cuya inexistencia se demostrará- y el valor de la
fuerza de trabajo. Si esta disociación exige un trabajo teórico conside-
rable es porque se la debe conquistar contra una ilusión muy fuerte,
y tanto más cuanto que no pertenece sólo al capitalista sino también
al obrero. Como éste recibe su salario recién después de haber hecho
su trabajo, por ejemplo al final de la semana , cree que lo que se le
paga es ese trabajo y que el salario es justamente el precio. "Como el
obrero -dicen las conferencias de 1865- recibe su salario después de
haber ejecutado su trabajo, y como, por otra parte, tiene conciencia
de que lo que le da efectivamente al capitalista es su trabajo, el valor
o precio de su fuerza de trabajo se le aparece necesariamente como
el P.recio o el valor de su trabajo mismo" 71 • Por consiguiente -y para
ret;mar la hipótesis de mayor constancia en El Capital-suponiendo
que el obrero reprodujo el valor de su fuerza de trabajo durante la
primera mitad de su jornada de trabajo y que a continuación produjo
un valor nuevo, el plusvalor, del cual se apodera el capitalista, vemos
que ese fenómeno esencial se encuentra disimulado detrás de la apa-
riencia de que al obrero se le ha pagado "el valor de su trabajo", es
decir, la totalidad de su jornada. '½unque sólo se paga una parte de
la jornada del obrero, mientras que otra parte queda sin pagar ... las
cosas suceden como si la totalidad del trabajo fuera trabajo pago" 72•
Esa ilusión es lo que caracteriza al trabajo asalariado por oposición a
la servidumbre, donde la distinción entre trabajo pagado y trabajo no

71. Pl,I, 513 [Aquí se trata de Salarioprecioy ganancí.a,


"ID- El plusvalor" (N. del T.)].
72. Ibíd.

335
i

L
Marx JI. Unafilosofiade la economía

pagado es evidente, y al esdavismo, donde el trabajo parece ser esta


vez totalmente no retribuido. Esa ilusión es a la vez causa y efecto de
la confusión teórica del valor de la fuerza de trabajo con el valor del
trabajo, y de la asimilación del primero al segundo.
Por lo tanto la confusión del valor de la fuerza de trabajo con el
del trabajo también es un error de los economistas. En la medida en
que tematiza el "valor del trabajo'', sin embargo, la economía choca
con una aporía cuando se enfrenta con el problema de su determi-
nación. Porque si, conforme a su tesis, lo que determina el valor es
el trabajo, ¿cómo se puede determinar el valor del trabajo mismo?
Marx romperá la aporía con una afirmación abrupta: ."El trabajo es
la sustancia y la medida inherente de los valores, pero él mismo no
tiene valor alguno" 73• Aquí el concepto de "valor del trabajo" exhibe
su irracionalidad fundamental, que ya no consiste en el hecho de que
identifica dos magnitudes diferentes, ni tampoco en la pretensión de
superar la heterogeneidad ontológica que existe entre la determina-
ción económica ideal y la realidad. Ciertamente esta heterogeneidad
permanece como el fundamento no percibido de la afirmación según
la cual el trabajo no tiene valor. El azúcar precisamente tiene un valor,
esa proposición sólo es irracional en tantq que se la interprete en un
sentido analítico. Pero es cierto que el azú~ar recibe un valor como un
agregado sintético a su ser material, y destle el momento en que se ha
dado la teoría de esa síntesis, de esa determinación ideal o categorial
de la realidad, es fundada la existencia económica del azúcar o de
¡ualquier realidad material, por ejemplo de una herramienta. Ahora
bien, precisamente ya se ha provisto la teoría de esa determinación,
es la teoría del valor, el cual, como se ha mostrado, no es otra cosa
que la objetivación del trabajo abstracto, es decir, la representación
del trabajo real que produjo el objeto portador de valor. Así, la teoría
del origen del valor toma su lugar entre las filosofías fundamenta-
les del entendimiento -es decir, de la determinación categorial de la
realidad- y le confía a éste -es decir, a la representación- la tarea de
realizar esa determinación, salvo que, por una mutación decisiva,
la operación categorial de la determinación es comprendida ahora
como una operación segunda en relación con una acción más origi-
naria y de otro orden, en relación con la praxis. Porque únicamente

73. Ibíd., 1031. Desde el primer capítulo del Capital Marx decía : "La fuerza de tra-
bajo del hombre en estado fluido, o trabajo humano, conforma el valor, pero no
es valor" (ibíd., 580).

336
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:c = O

en la medidaen que el trabajoprodujoel objetoesaproducciónpuedeverse


representadaen una representaciónqueesjustamentela del valor,y de este
modola producciónde valoro la determinacióneconómicacategorial .de la
realidadno es más que la representaciónde la producciónoriginaldel ser
comopraxis.
Ahora bien, esa determinación económica de la realidad que con-
cierne al azúcar o a la herramienta, a toda realidad material posible
en general en tanto que vinculada a su fuente, a la fuente del ser com-
prendido como producción, justamente ya no concierne a la praxis
misma. Esa es la significación abisal de la afirmación según la cual el
trabajo no tiene valor . Porque aquí ya no es como con el azúcar, que,
heterogéneo en su realidad a toda determinación ideal, no por ello
es menos capaz de revestir una determinación de ese tipo, y no de
manera arbitraria sino en tanto que su ser es comprendido a partir
de su fuente, como efecto de la praxis, en tanto que es susceptible
de ser representado como tal. Porque eso es lo que significa para el
azúcar "tener un valor": ser el producto de un trabajo. Ahora bien,
en tanto que extraño en sí mismo a la idealidad de la determinación
económica, el trabajo no solamente no tiene valor alguno sino que, al
contrario del azúcar, no puede recibir uno. E;staes, en primer lugar,
la significación apodíctica de la tesis de Mar~. Que el trabajo no tiene
valor quiere decir: no puede tener valor. De~mismo modo, el trabajo
no deriva de trabajo alguno, la producción no es producto de pro-
ducción alguna. Por lo tanto, si el valor es la representación de esa
de~vación y de esa producción, no puede afectar al trabajo, que no es
producido. Se afirma de este modo -en sí mismo y en sus múltiples
implicaciones- el carácter original de la praxis, que desde las Tesis
sobreFeuerbach constituye la presuposición subyacente de todo el pen-
samiento de Marx. Este carácter original aún debe ser comprendido
correctamente. No significa en modo alguno que, en tanto que no
deriva de nada, en tanto que nada la produce, la praxis se produciría
a sí misma. Como se ha establecido, el concepto de praxis no tiene
nada que ver con el concepto hegeliano del ser como producción en
tanto ésta significa la autoproducción del ser. Sin duda, el concepto
hegeliano del ser como producción está sobredeterminado por el con-
cepto inapropiado de la producción como objetivación. Al rechazar
ésta, sin embargo, Marx rechaza al mismo tiempo la autoproducción,
la autoposición. Por eso en Marx el concepto del ser como producción
es idénticamente el concepto de la vida, es decir, de una existencia

337
r-···
Marx JI. Unafilosofiade la economía

radicalmente pasiva respecto de sí misma y cuya esencia, por lo tanto,


es experimentarse 74• Por eso también esa existencia, como prueba y
experiencia de sí, es un Sí mismo. Esa donación pasiva del individuo
a sí mismo implica que su existencia como praxis no tiene valor, no
resulta de ningún trabajo, de ninguna producción, de ninguna acción,
y en particularde ningunaacciónsuya.
La existencia del individuo como praxis es la fuerza de trabajo.
Estamos entonces en presencia de una aporía que pertenece al pen-
samiento del propio Marx. Para escapar a la aporía de la economía
clásica, que pretendía fundarse en el "valor del trabajo", Marx lo sus-
tituyó por el valor de la fuerza de trabajo. De este modo hacía a un
lado la ilusión mayor del trabajo asalariado, según la cual al obrero
se le pagaba el valor de su trabajo, mientras que lo que se le había
pagado no era más que el valor de su fuerza de trabajo. Pero ahora
decimos: el concepto de valor de la fuerza de trabajo es tan irracional
como el de valor del trabajo. En efecto, por un lado lafuerza de trabajo
y el trabajoson ontológicamente
homogéneosy, más aún, sustancialmente
idénticos,en tanto que el segundo no es sino la actualización de la
primera, la efectuación subjetiva de las potencialidades subjetivas de
la subjetividad orgánica. Es por eso, por ,otra parte, que su situación
en cuantoal valores la misma,y los textos fµndamentales de Marx que
hemos citado concernientes al origen del valor, atribuyen el poder de
crear el valor a la fuerza de trabajo con mayor frecuencia y claridad
que al trabajo mismo. Por no recordar más que un ejemplo, que resul-
tará suficiente: "Cuando el capital productivo está verdaderamente
tn funcionamiento, el valor de la fuerza de trabajo que figura en el
capital adelantado es remplazado por la fuerza de trabajo misma,
fuerza viva, creadora de valor" 75• En consecuencia la problemática
de Marx no se encuentra exactamente en la misma situación que la
economía política, no está ante la misma aporía: delmismomodoqueel
trabajoy por las mismasrazones-porque,comoél, creavalor-lafuerza de
trabajono es susceptiblede recibirun valor.
Bajo una forma más general, es la misma dificultad en la que se
había metido Proudhon cuando pretendía determinar el valor de las
mercancías por el valor del trabajo necesario para su producción, con-

74. De hecho, es esta pasividad de la praxis vital lo que tiene en vista Marx cuan-
do habla de una "fuerza natural".
75. El Capital, ID, 1, 50.

338
r"'

CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:e = O

fundiendo así la determinación del valor por la cantidad de trabajo


con su determinación por el pretendido valor de ese mismo trabajo.
Pero si un valor pudiera ser determinado por un valor, entonces el
trabajo perdería su privilegio metafísico y ontológico como creador
de valor, dado que en ese caso el valor de cualquier otra mercancía
podría servir de medida de un valor tan bien como el trabajo mismo.
Pero precisamente esa determinación de un valor por un valor es im-
posible. "El valor del trabajo -€scribe Marx contra Proudhon- no pue-
de servir de medida al valor, como tampoco el valor de ninguna otra
mercanda" 76 • En efecto, un valor sólo podría determinar a otro valor
si él mismo fuese determinado, si el problema de la determinación del
valor ya estuviese resuelto para él. El trabajo, por ejemplo, sólo podría
determinar porsu valorel valor del objeto que produce si su propio va-
lor estuviese determinado, y a su vez sólo podría ser determinado por
el valor de otro trabajo, y así sucesiva e indefinidamente. "Es --dice
Marx- moverse en un círculo vicioso, es deterrrúnar el valor relativo
por otro valor relativo que a su vez necesita ser determinado" 77 •
Ciertamente esta aporía de la economía clásica ya había sido
resuelta. Proudhon no había hecho más que copiar la tesis de "A.
Smith y otros, que confunden el valor determinado por el trabajo con
el valor determinado por el precio del trabajo (salarios)" 78• Y el pro-
greso decisivo de Ricardo, justamente, fue haber comprendido que
"el valor del trabajo no es la medida del valor de las mercancías, por
más que el trabajo empleado en producir las mercancías sea la media
de~valor" 79• Aquí se presiente inequívocamente y de modo genial el
carácter metaeconómico del fundamento de la economía, el hecho de
que el poder creador del valor y de las determinaciones económicas
en general, a saber el trabajo, no es en sí mismo un valor sino rm prin-
cipio de otro orden. Aquí se le abre claramente a Marx la posibilidad
de una problemática fundamental, que ya no es la economía sino una
investigación sobre sus condiciones de posibilidad, que es filosofía de
la economía.
Pero la cuestión del salario asigna incontestablemente un valor a
ese fundamento de la economía y lo reintroduce subrepticiamente en

76. Pl1I, 29.


77. Ibíd.
78. Grundrisse, II, 46.
79. Proposición de Ricardo citada por Marx en Grundrísse, II, 54.

339
---

Marx II. Unafilosoftade la economía

ésta. A fin de cuentas poco importa que se trate de la fuerza de trabajo


y no del trabajo mismo; desde el momento en que la subjetividad es
afectada por una determinación económica, es incapaz de fundarla.
De este modo la ciencia, aquí la economía, pretende sustituir a la
filosofía, reducir a sí misma el principio del valor haciendo de ese
principio una determinación económica, sólo para caer en la aporía.
La definición económica de la fuerza de trabajo por su valor no sola-
mente la hace incapaz de determinar otro valor., sino que su propio
valor permanece también indeterminado. Desde el momento en que
se plantea, la pregunta sobre el valor de la fuerza de trabajo -así como
el del trabajo mismo- carece de salida.
Preguntémonos entonces: ¿cuándo, cómo y por qué la pregunta
sobre el valor de la fuerza de trabajo interviene en la problemática
de Marx? Lo que surge entonces es que precisamente no lo hace en el
campo de su propia problemática sino en el de la economía clásica.
Es cierto que ésta, como cualquier ideología, no es ni gratuita ni abe-
rrante. Lapreguntasobreel valordeltrabajoy su determinación es la conse-
cuenciaen el planode la teoríade la emergencia
del trabajocomomercancía
en el universomercantildel mundo moderno.La alienación de la vida
en la economía implica1 al mismo ti.emp9 que la definición general
de la realidad como realidad económica (las doctrinas que profesan
esa definición, en particular el marxismo,:no son más que una forma
de ideología burguesa), la tentativa sistemática de conferir a cada
modalidad de la existencia un equivalente o un sustituto de orden
económico. Es así que el trabajo tiene un valor. La pregunta sin salida
~

sobre el valor del trabajo o de la fuerza de trabajo es la continuación


necesaria de ese gran desplazamiento que se produce a fines del siglo
xvn1 y principios del x1xy que marca la entrada del mundo humano
en el de la economía y su reducción a este último. Una vez que se-
mejante desplazamiento ha tenido lugar., cuando la praxis humana
deviene una existencia económica, el valor del trabajo pasa a ser una
pregunta para la disciplina teórica que tematiza esa nueva existencia.
Sólo que esa pregunta queda sin respuesta y, siguiendo el esfuerzo
de la economía burguesa por responder a su propia pregunta, por
determinar el valor del trabajo, Marx, ante la imposibilidad de llegar
a esa determinación, sustituye el concepto del valor del trabajo por el
de valor de la fuerza de trabajo. O más precisamente, esasustituciónla
llevaa cabola propiaeconomíaburguesaparaintentarresolverla aporíaen
la queestáencerrada.

340
r
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:c = O

El propio Marx lo dice. En su esfuerzo por determinar el valor o


el precio del trabajo, la economía clásica recurrió en primer lugar a la
ley de la oferta y la demanda, pero rápidamente tuvo que reconocer
que lo que dice A. Smith de la mercancía en general-a saber, que "se
vende precisamente a lo que vale" - es verdad de esa mercanda parti-
cular que es el trabajo, y que las fluctuaciones del precio de mercado
del trabajo, si en efecto dependen de las variaciones de la oferta y la
demanda, en modo alguno pueden fijar el valor del trabajo mismo:
más bien lo suponen, y precisamente no son más que variaciones,
como se ve claramente cuando la oferta y la demanda se equilibran .
Lo que aparece entonces es algo que esas fluctuaciones ya no deter-
minan (dado que sus efectos sobre ese algo se compensan), algo cuya
posibilidad debe ser buscada en otra parte. Y ese algo es justamente el
valor del trabajo. Es lo que aparece también si se considera un periodo
de muchos años: se ve entonces que de las alzas y bajas sucesivas se
desprende un precio medio alrededor del cual éstas se inscriben. Así
reconducida "de los precios accidentales del trabajo a su valor real" 8º,
la economía clásica se ve colocada ante el mismo, ante su problema.
Sabemos cómo pretendió resolverlo: sometiendo ese problema parti-
cular a sus principios generales, aplicando al valor del trabajo la ley
del valor en general; como el de cualquier otra mercancía, el valor
del trabajo estará determinado por la cantiqad de trabajo necesario
para producirla. ¿Cuál es la cantidad de trabajo necesario para la pro-
ducción de esa mercancía que es el trabajo? Es la necesaria para la
producción de las subsistencias que el obrero necesita para vivir. Pero
el '<'i:tlorde esas subsistencias -la cantidad de trabajo necesario para
producirlas- ya no es el valor del trabajo, es el valor de la fuerza de
trabajo. Porlo tanto,la economíaclásicamismase desplazade la considera-
cióndel valordel trabajoa la delvalorde lafuerza de trabajo,es la economía
clásicala quesustituyeel primeroporel segundo,y lo hacepararesolversu
propioproblema.
Sin embargo Marx dice que, al hacerlo, la economía clásica cam-
bia totalmente de plano, no resuelve su problema propio sino que
modifica completamente los términos del mismo, en resumen, que
la problemática entera sufre una mutación decisiva. Es un texto que
se cita con frecuencia: "De este modo la economía clásica creía haber-
se remontado de los precios accidentales del trabajo a su valor real.

BO.Pl, 1, 1033.

341
Marx II. Unafilosofíade la economía

Luego, determina ese valor por el valor de las subsistencias necesarias


para el mantenimiento y la reproducción del trabajador . Sin saberlo
estaba cambiando así de terreno, al sustituir el valor del trabajo, hasta
allí el objeto aparente de sus investigaciones, por el valor de la fuerza
de trabajo, fuerza que sólo existe en la personalidad del trabajador y
se distingue de su función, el trabajo, como una máquina se distingue
de sus operaciones. Por lo tanto, forzosamente, el recorrido del aná-
lisis no sólo había conducido de los precios del trabajo en el mercado
a su precio necesario o valor, sino que había resuelto el pretendido
valor del trabajo en valor de la fuerza de trabajo, de modo que, de
ahora en más, se debía tratar al primero como forma fenoménica de
la segunda. Por lo tanto, el resultado al que conducía el análisis no
era la resolución del problema tal como se presentaba en el punto de
partida sino una completa modificación de sus términos" 81 •
Creemos saber ya qué es lo que tiene de decisivo la sustitución
del valor del trabajo por el valor de la fuerza de trabajo: suprime la
apariencia de que al obrero se le ha pagado la totalidad de su trabajo,
apariencia constitutiva de la forma del salario misma. "La forma sa-
lario .. . hace desaparecer todo vestigio de la división de la jornada en
trabajo necesario y sobretrabajo" 82 • En efeqto, esta apariencia resulta
de la sustitución inversa que caracteriza a 1la economía clásica. Creer
que "el salario es el pago del trabajo por su valor" implica "que valor
y precio accidentales de la fuerza de trabajo ya han sufrido un cam-
bio de forma que los hace aparecer como valor y precio del trabajo
J!!ÍSmo"93• Supongamos con Marx que el obrero necesita 6 horas para
producir el valor dé su fuerza de trabajo, que es de 3 francos, y que
trabaja 12 horas, produciendo por consiguiente un valor de 6 fran-
cos. Si tomamos el valor de su fuerza de trabajo por el de su trabajo
11
llegamos al resultado absurdo de que un trabajo que crea un valor
de 6 francos no vale más de 3" 84• Si esta paradoja "no es visible en el
horizonte de la sociedad capitalista" es precisamente porque el valor
de 3 francos que el obrero produce en 6 horas se presenta "como el
valor del trabajo de 12 horas, de la jornada entera", de modo que "al
recibir por día un salario de 3 francos, el obrero parece haber recibido

81. Ibíd.
82. lbíd., 1035.
83. Ibíd., 1034.
84. Ibíd., 1034-1035.

342

--
CapítuloX: La reducción radical del capitala la subjetividad: c ""O

entonces todo el valor debido a su trabajo, y precisamente por eso


el excedente del valor de su producto sobre el de su salario toma la
forma de un plusvalor de 3 francos creado por el capital y no por el
trabajo" 85•
Pero si la diferenciación entre el valor de la fuerza de trabajo en
su oposición al pretendido valor del trabajo despeja la paradoja del
plusvalor, en modo alguno suprime la que nos ocupa ahora, la para-
dojasegúnla cualel prindpíoquesíruedefundamentoal valorseriacapaz
de recibirun valor.Esta paradoja es idéntica a la de la determinación
del trabajo como mercancía , la paradoja de la economía mercantil
en general y su pretensión de integrar la subjetividad en su propio
campo tratándola como un elemento del mismo, determinable en él
y a partir de él. Ahora bien, Marx denunció inequívocamente esa pa-
radoja constitutiva de la economía mercantil cuando, al hablar de la
doble utilidad del trabajo, opone la primera, satisfacer una necesidad
(cosa "que tiene en común con todas las mercancías"), a la segunda,
"la de crearvalor, que lo distinguede todaslasmercancíasy lo excluye, en
tantoqueelementoformadordelvalor, de laposibilidadde teneruno"86• Esta
imposibilidad del principio formador de valor para recibir uno, su
irreductibilidad a la economía en tanto que ~s el fundamento de la
misma, constituye su "irracionalidad". º Lo p-racional -dice el libro
II- consiste en que el trabajo, _como elemento constitutivo del valor,
no puede tener de por sí valor alguno, de modo que determinada
cantidad de trabajo tampoco puede tener un valor que se exprese en
su ~recio, en su equivalencia a detenninada cantidad de dinero" 87 •
Ahora bien, hemos mostrado que la imposibilidad del trabajo para
verse calificado en su ser propio por la determinación económica que
él mismo crea concierne iguahnente a la fuerza de trabajo, que no sólo
es ontológicamente idéntica al trabajo sino que, más precisamente ,
constituye la esencia cuya actualización es el trabajo. Por eso, cuando
en el capítulo xix*, para escapar a la aporía del valor del trabajo , Marx

85. Ibíd., 1035. [Este fragmento (y el siguiente ) es propio de la versión francesa


publicada en vida de Marx, no está en la alemana , de la que traducen Scarón y
Roces. Sí está en Mazía, que traduce del francés. (N. del T.))
86. Ibíd., 1037; subrayado por nosotros.
87. El Capital, Il, r, 31.
* Titulado "Transformación del valor o precio de la fuerza de trabajo en salario "
[N. del T.].

343
Marx II. Unafilosofiade la economía

se preocupa repentinamente por oponer trabajo y fuerza de trabajo,


no podemos más que sorprendemos por el carácter irrisorio de esa
oposición: " .. .la fuerza de trabajo, fuerza que sólo existe en la perso-
nalidad del trabajador y se distingue de su función, el trabajo, como
una máquina se distingue de sus operaciones". Pero la "función" de
la fuerza de trabajo también existe solamente en la personalidad del
trabajador, y después de vender su fuerza de trabajo el obrero no
se separa de la actualización de la misma en el trabajo efectivo: va a
realizar ese trabajo a la fábrica. Recordemos este texto esencial sobre
la relación del obrero con su trabajo: "Pero si el trabajador pudiera
darle [a su trabajo] una existencia material separada e independiente
de su persona, vendería una mercancía y no trabajo" 88 • En cuanto a
la comparación de la relación entre fuerza de trabajo y trabajo con la
relación entre una máquina y sus operaciones, su chatura e inutilidad
no deben hacernos olvidar que además es totalmente inadecuada ,
si es cierto que la problemática del capital variable en su totalidad se
funda en la oposición radical en el seno del proceso de producción
entre los elementos subjetivos y objetivos: la relación que existe entre
estos últimos no puede hacemos comprender nada de la relación que
existe entre los primeros. .
Planteemos entonces esta pregunta rtgurosa: cuandohablamosdel
valorde lafuerza de trabajo¿lo que tiene~alores realmentelafuerza de
trabajo,es decir,la subjetividad?De ningún modo: el valor en cuestión
es el de los productos necesarios para el mantenimiento de esa fuerza,
el valor no de la subjetividad sino de cierta cantidad de realidades ob-
1etivas como pan, vino, leña, aceite, casa, ropa, zapatos, libros, etc. Esa
eslamutacióndecisivaquetienelugarcuandolaproblemática delaeconomía
clásicarealizainconscientemente la sustitucióndel valordel trabajomismo
porel valorde lafuerza de trabajo,no lasustitucióndeltrabajopor lafuerza
de trabajo,de un elementosubjetivoporotroqueen realidades consustancial
e idénticoa él, sino la sustitucióndelelementosubjetivocreadorde valory
en el queno puedehabervalorpor un conjuntode elementosobjetivoscuyo
valoresdeterminado segúnlasleyesgeneralesdelvalor,apartirdelprincipio
subjetivodelmismo,de la cantidadde trabajonecesario parasu producción.
Pero entonces, si la sustitución del valor del trabajo por el valor de
la fuerza de trabajo no es otra cosa que la sustitución de una subjeti-
vidad por una objetividad, su significación se despliega ante nosotros

BB. Pl, I, 1030.

344
CapítuloX: La reducciónradicaldel capitala la subjetividad:c = O

al mismo tiempo que la unidad de toda la problemática económica


de Marx . Lo que le confiere su importancia filosófica fundamental es,
como hemos visto, que no constituye en modo alguno una teoría eco-
nómica opuesta a otra, por ejemplo a la de la escuela inglesa, sino una
reflexión trascendental sobre la condición de posibilidad de la econo-
mía en general y de la economía mercantil en particular. En cuanto a
esta última y al concepto que le sirve de fundamento, a saber el valor,
se ha mostrado que su origen en la praxis humana sólo puede conver-
tirse en una determinación rigurosa y, por ejemplo, hacer posible el
intercambio, si se sustituye la subjetividad de esa praxis por los equi-
valentes objetivos cuantificables a partir de los cuales el valor podrá
ser cuantificado a su vez. Esta sustitución de la subjetividad incalifi-
cable de la praxis es lo que lleva a cabo a su vez la teoría del salario.
Pagando el trabajo, digamos la actividad productiva del trabajador, lo
que se hace es reconocerle y asignarle un valor. Pero eso no es posible.
Por lo tanto se usa un desvío: lo que se paga no es esa actividad sino
el conjunto de los bienes, productos y subsistencias que esa actividad
necesita para llevarse a cabo. El valor de esos bienes es determinable
o, más precisamente, determinado. ¿Por el trabajo que fue necesario
para su producción? Peroesetrabajoen si mismoes subjetivo,y por eso
se lo ha sustituido por las divisiones objetivas de un tiempo objetivo
a título de unidades de medida, y por norr];\.asideales del trabajo -
simple, complejo, etc.- que han de medirse con esas unidades; y que
sustituyen a su vez a la sustancia real de la praxis. De este modo el
círculo se cierra, la génesis trascendental de la economía se lleva a
cabt>.La economía mercantil se basa en una relación entre la praxis y
el valor. Cuando de lo que se trata es de determinar el valor a partir
de la praxis, se sustituye a ésta por una cantidad objetiva de "trabajo
abstracto". Cuando de lo que se trata es de determinar el valor de
la praxis misma -y, al hacer del trabajo una mercancía, la economía
mercantil no puede escapar a ese proyecto aberrante- se sustituye
ahora la praxis por el valor de las subsistencias objetivas necesarias
para su puesta en funcionamiento. La sustitución del valor del trabajo
por el valor de la fuerza de trabajo es la manera en que se lleva a cabo
la sustitución de la vida por la economía.
Cuando identificamos trabajo y fuerza de trabajo por razones
de orden ontológico, sobre el fondo en ellos de la subjetividad, ¿no
abolimos la diferencia que aparece entre el valor del primero y el de
la segunda, diferencia en la que viene a residir el plusvalor? ¿No se

345
,......

Marx II. Unafilosofía de la economía

pierde por consiguiente la teoría del plusvalor y, con ella, el sentido


mismo de la problemática de Marx? ¿O es que, por el contrario, ésta
llega más bien a una plena conciencia de sus tesis fundamentales y de
su unidad? Hemos mostrado que el valor de la fuerza de trabajo no
es menos irracional que el valor del trabajo, que ni uno ni otrodesignan
el valorde la praxismisma-la praxis no tiene valor- sino que la praxis
es sustituida ya por el valor de las subsistencias necesarias para su
efectuación, en el primer caso, ya por el valor de sus productos en el
segundo. Por lo tanto, la diferencia entre el "valorn de la fuerza de
trabajo y el "valor" del trabajo no es otra cosa que la diferencia entre
la cantidad de trabajo necesario para el mantenimiento de la vida
durante cierto tiempo y la cantidad de trabajo que esa vida puede
producir durante ese mismo tiempo, la diferencia entre el poder de la
vida y sus condiciones. De este modo somos reconducidos a la intui-
ción fundamental de Marx, y ello de modo manifiesto, si agregamos
la siguiente observación. Se dice -y Marx concede este punto a la eco-
norrúa clásica- que el valor de la fuerza de trabajo está determinado,
como el de toda mercancía, por la cantidad de trabajo necesario para
su producción. "Esta mercancía [la fuerza de trabajo], al igual que
cualquier otra, posee un valor. ¿Cómo se ~odetermina? Por el tiempo
de trabajo necesario para su producción'f89 • Pero la "producciónu de
la fuerza de trabajo no es la producción : de las subsistencias que la
misma necesita. Es cierto que esa producción de las· subsistencias le
confiere su valor según la ley general de la economía mercantil. Pero la
cantidad de trabajo necesario para la producción de las subsistencias
"'depende en primer lugar de la cantidad de subsistencias que han de
producirse. Antes de su determinación por las leyes de la econorrúa,
el valor de las subsistencias depende de la vida y sus necesidades. Por
lo tanto, la diferencia entre lo que la praxis vital necesita para llevarse
a cabo y lo que ella es capaz de producir es lo que funda la diferencia
entre el valor "de la fuerza de trabajo" y el "valor del trabajo", dife-
rencia que da la medida del plusvalor.
Vemos entonces que la problemática del salario repite la pro-
blemática del capital variable y se ve esclarecida por ella. Porque el
pretendido valor de la fuerza de trabajo no es .otra cosa que el valor
inicial del capital variable, y el pretendido valor del trabajo, su valor
final. Y lo que nos ha mostrado la problemática del capital variable

89. Ibid., 719.

346
CapítuloX: La reducciónradicaldel capital a la subjetividad:e = O

es que, pese a la apariencia y a su evidencia de orden matemático, la


diferenciaentre esosdosvaloresno dependede ellos,de sus magnitudespre-
viamenteexistentesy definidas,de lasqueseríajustamentesimplediferencia.
Depende de la fuerza de trabajo, es decir de la vida y de su naturaleza
propia: el primer valor es el índice de sus necesidades y de la acción
que la vida despliega para satisfacerlas, el segundo valor es el índice
de la acción suplementaria que ella lleva a cabo y que hace posible la
historia de los hombres.
Así, el valor de la fuerza de trabajo difiere enteramente del valor
de otra mercancía. Cuando se trata de una mercancía cualquiera, su
valor es producido por el acto que la produce, de suerte que recibe
pasivamente su valor de ese acto y se encuentra determinada tanto
económica como materialmente por él Cuando se trata de la fuerza
de trabajo, ésta preexiste a la definición de su valor, y esto es así por-
que no es producida, porque el individuo viviente no es el resultado
de una producción sino un dato primero y la condición previa de
toda la problemática de Marx. También por eso, el valor que recibe y
que la economía le confiere cuando la inserta en su propio universo
no es su valor sino el valor de diversas mercancías, de objetos que
ella necesita más o menos y que ella define. Esa diferenciacióny esa
especificidadde lafuerza de trabajo,el hechode que el valorque recibeno es
su valor,no es producidoen el actoque la prodUcecomofuerza de trabajo,
el hechode que la problemáticadel valor,es decirde la economía,está obli-
gadaa desplazarsede la consideraciónde esarealidadprevia,de la realidad
presupuestadel individuo,a la de los "mediosde subsistencia",todo eso
~

está contenido en este texto que, a través de la disyunción esencial


de un "pero" que es preciso escuchar, separa para siempre la fuerza
de trabajo en tanto se la considera como valor, en tanto devino una
mercancía, de su realidad primera y por así decir absoluta, aquella
que es presupuesta por todo el resto. "En tanto que valor,la fuerza de
trabajo representala cantidad de trabajo realizado en ella. Perode hecho.
sóloexiste comopotenciao facultad del individuoviviente. Dadoel indivi-
duo, éste produce su fuerza vital reproduciéndose o conservándose
a sí mismo. Para su mantenimiento o conservación necesita determi-
nada cantidad de medios de subsistencia. El trabajonecesariopara la
producciónde lafuerza de trabajose resuelveentoncesen tiempode trabajo
necesarioparala producciónde esosmediosde subsistencia,o dichode otra
manera,lafuerza de trabajotieneprecisamenteel valorde los mediosde sub-

347
--,

Marx II. Unafilosofiade la economía

sistencianecesariosparaquienlaponeenjuego"'JO. Dado que la fuerza de


trabajo es una potencia vital presupuesta y dada previamente, no sólo
no se deja definir pasivamente por un valor que no le pertenece, sino
que, precisamente como potencia y como fuerza productiva, es capaz
de producir objetos a los que esa producción confiere un valor que se
sintetiza con ellos. El origen resuelto del capital variable, el hecho de
que el valor de la fuerza de trabajo -que no es más que su índice- o el
valor de las "subsistencias", no coincide con su valor final -€s decir,
de hecho, con el valor que ella es capaz de producir- no se refiere
solamente a la propiedad fundamental de la vida de ir más allá de sus
propias condiciones, también muestra la heterogeneidad radical de la
vida respecto de la economía y muestra que la vida sólo se inscribe
en la economía estropeando el juego de sus determinaciones ideales.
La flirracionalidad" del valor del trabajo y también del valor _de la
fuerza de trabajo reenvía a las presuposiciones fundamentales del
pensamiento de Marx.

90. Ibíd., subrayado por nosotros . Esta presuposición constante del .individuo vi-
viente que hace de él lo previo absoluto de todas las determinaciones económicas
la podemos ver también en est~ singular declaración , concerniente a la relación
primera entre el individuo y la economía mercantil, a la entrada del individuo
en ésta: "Para ser vendido en el mercado a título de mercancía , en todo caso, el
trabajo debería existir antes" (íbíd., 1030).

348
.. . -· --------------

CAPÍTULO XI
La repeticiónde las tesisesenciales

1 º La críticade la ganancia.
La repetición de las tesis esenciales, es decir, la formación subjeti-
va del valor y por consiguiente la reducción radical del capital a la
subjetividad, no reviste en la obra de Marx el aspecto de una simple
ºrepetición" , de una tautología. Su progreso consiste en que, al to-
mar en el campo de su temática las formas desarrolladas del capital
y los conceptos económicos teóricos a los que las mismas dan lugar,
la reducción del capital a la subjetividad se propone ahora como una
crítica de esas formas y esos conceptos. Esta crítica presenta necesa-
riamente un doble aspecto, un aspecto positivo y un aspecto negativo .
Repitiendo las tesis esenciales de la génesis trascendental de la econo-
mía y en particular de la economía mercantil, muestra que las formas
complejas del capital desarrollado se producen a partir de la forma
fundamental, a saber, la producción subjetiva del valor, por lo tanto
explica cada una de esas formas poniendo al desnudo su idéntica pro-
veniencia a su realidad. Así, por ejemplo, se muestra que la ganancia
no es otra cosa que plusvalor y que, por consiguiente, las formas de la
ganancia no son más que el producto de la descomposición o reparto
del valor producido por el obrero. Se nos descubre aquí el aspecto
negativo de la crítica de las formas del capital, el hecho de que esas
formas son simples formas , la apariencia que reciben los productos
económicos del trabajo cuando, insertos en el capital , capturados
por los modos de su desarrollo y precisamente por sus formas, se los
piensa ilusoriamente como perteneciente s al mismo. Esa ilusión es
llevada al límite cuando se pone al capital como una estructura que

349

l.__
---
Marx II. Unafilosofiade la economía

determina sus propias formas. La crítica de las formas del capital,


al hacer de las mismas unas apariencias que esa crítica reduce a su
génesis real, es idénticamente la crítica de los conceptos teóricos de la
economía clásica, los hace aparecer como pseudoconceptos y como la
ideología del sistema capitalista. Es en esta acepción negativa que hay
que entender la "crítica" de la ganancia, de los costos de producción,
de los capitales comerciales, financieros, etc. Dicha crítica, desarrolla-
da especialmente por los manuscritos reunidos en los libros II y III del
Capital,nos reconduce al sentido general de toda la problemática de
Marx y la pone nuevamente en funcionamiento.
La crítica de los costos de producción se esboza en los Grundrisse.
Por 11costo de producción" hay que entender los "costos de produc-
ción del capital", es decir, los costos de producción tal como se los
representa el capitalista, tal como figuran en su contabilidad. Se trata
del valor adelantado a la entrada del proceso de producción, es de-
cir, del dinero invertido en la compra de las materias primas, de una
parte del capital fijo y, finalmente, de la fuerza de trabajo. De entrada
vemos en qué difieren para Marx esos costos de producción de los
costos de producción reales, o de los "gastos de producción del pro-
ducto": en que, así como el sobretl'abajo que lo ha producido, el valor
adicional agregado al producto no figur~ en su definición: " .. .aunque
ese trabajo está comprendido en los gastosde produccióndelproductoy
constituye la fuente del plusvalor y por ende de la ganancia, no figura
en los costosde produccióndel capital.Por lo tanto, éstos son iguales a
,_los valores realmente adelantados y no al valor adicional apropiado
en la producción y realizado en la circulación" 1• Es necesario ver en
qué es una ilusión -y en qué no lo es- esa obnubilación de los II cos-
tos de producción verdaderos" a consecuencia de la omisión, en los
11
costos de producción del capital", del valor adicional producto del
sobretrabajo. No es una ilusión porque, en efecto, el sobren-abajo no le
ha costado nada al capitalista y ningún valor adelantado corresponde
al valor adicional. "El capital no considera los verdaderos costos de
producción como tales, porque el sobren-abajo no le ha costado na-
da"2. Por lo tanto, los costos de producción ignoran el sobretrabajo y
el valor adicional no sólo en la representación -ilusoria del capitalista
o en sus cuentas: es así en la realidad.Por eso Marx dirá en el libro

l. Grundrísse,II, 289.
2. Ibíd.

350
CapítuloXI: La repeticiónde lastesis esenciales

III que "el costo de producción no es en lo absoluto una rúbrica que


existe sólo en la contabilidad capitalista'': es realmente un elemento
del sistema y lo que hace posible su renovación indefinida. Sobre el
costo de producción del capital Marx agrega: "El carácter autónomo
de este elemento de valor se manifiesta sin cesar en la práctica en el
curso de la producción real de la mercancía: en efecto, debe ser indefi-
nidamente reconvertido de su forma mercancía en capital productivo
en el proceso de circulación; por lo tanto es necesario que el costo de
producción de la mercancía permita constantemente volver a com-
prar los elementos de producción consumidos en su producción" 3 •
Entonces, si el costo de producción en tanto que tal interviene
realmente en el desarrollo del proceso capitalista como uno de sus
elementos, como lo que le permite no solamente llevarse a cabo sino
también repetirse, ¿en qué es ilusorio? En que no es el costo de pro-
ducción real, a saber, lo que le ha costadoal obrerola producciónefectiva
de la mercancía,es decirtambién,la totalidaddel trabajoincluidoen ella.
''A decir verdad, hay dos magnitudes completamente diferentes; lo
que la mercancía le cuesta al capitalista y lo que cuesta la producción
en sí misma. La fracción del valor de las mercancías constituida por
el plusvalor no le cuesta nada al capitalista, precisamente porque al
obrero le cuesta trabajo no pagado" 4 • Con la fuerza ejemplar que
la más extrema lucidez aporta, se manifiesta en la problemática de
Marx, para medir el costo de la mercancía, la aposiciónradicalentre
el gasto objetivode capitaly el gasto subjetivode lafuerza de trabajo."El
costo de la mercancía se mide, desde el punto de vista del capitalista,
~

según el gasto de capital; su costo real, según el gasto de trabajo" 5• En


efecto, desde el punto de vista capitalista, el costo de la producción ,
en lo que concierne al trabajo, no incluye más que el valor del salario,
y el sistema funciona sobre la base del valor adelantado. "Pero sobre
la base de la producción capitalista, el obrero, una vez dentro del
proceso de producción, constituye una parte integrante del capital
productivo que pertenece al capitalista; éste es por lo tanto el ver-
dadero productor de las mercancías, y necesariamente se le aparece
que lo que para él es el costo de producción constituye el costo real

3. El Capital,III, r, 48-49.
4. Ibíd., 48 .
5. fbíd.

351
Marx II. Unafilosofíade la economía

de la mercancía" 6 • Si la representación del costo de producción en


la conciencia del capitalista es ilusoria, no es, entonces, en razón de
una deficiencia propia de su pensamiento, es porque el sistema en
sí mismo es ilusorio, como Marx declara categóricamente: "El agru-
pamiento bajo la categoría de costo de producción de los diversos
elementos de valor de la mercancía que simplemente remplazan el
capital gastado en su producción expresa el carácter específico de la
producción capitalista" 7•
Pero nuestra pregunta se vuelve a plantear: ¿en qué el sistema,
es decir también, la estructura y las formas que toma la actividad
económica en su realización y su reproducción en el seno de una so-
ciedad, pueden constituir una "ilusión"? En que ese sistema no es
un sistema, esa estructura no es una estructura. El sistema capitalista
es un sistema de valor, es el conjunto de los recorridos que realiza el
valor y su historial : ni uno ni otros se explican por el valor mismo, y
el capital no es autónomo . Esa es la tesis fundamental que la crítica
de los costos de producción viene a reafirmar. Los costos de produc-
ción definen el estado inicial del valor, el valor adelantado, que a su
vez precisamente es incapa z de definir y afortioride fundar el valor
de la mercancía, el valor que resulta del proceso . El excedente que el
segundo manifiesta respecto del primerd en tanto que no se puede
explicar a partir del valor adelantado , a :partir de los costos de pro-
ducción, es la ganancia . Así, la ganancia se anuncia en la problemática
del valor como un enigma . De este modo se hace evidente la conexión
esencial que une la crítica de la ganancia a la crítica de los costos de
1>roducción,conexión que se piensa explícitamente en el título del ca-
pítulo primero del libro Ill - "Costo de producción y ganancia" - pero
que ya era percibida en los Grundrisse . Lo que funda esa conexión
es una misma obnubilación, la sustitución de la realidad subjetiva
de la producción por las determinaciones económicas. Dado que a
la entrada del proceso se remplazan los elementos reales que se ha
puesto en funcionamiento -en particular la fuerza de trabajo--por su
pretendido equivalente económico -particularmente el salario--,dado
que en el lugar de la praxis y sus condiciones se colocan los "costos
de producción", lo que esa praxis produce -a saber, el valor de la
mercancía- se vuelve de hecho incomprensible cuando se lo pretende

6. Ibíd.
7. Ibíd.
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352 1

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J
CapítuloXI: La repeticíónde las tesisesenciales

explicar ya no por la praxis misma sino, por el contrario, por aquello


con lo que se la ha sustituido, por los costos de producción. El efecto
del proceso se vuelve un enigma desde el momento en que su -cau-
sa queda enmascarada. "Dado que el precio de la fuerza de trabajo
aparece en uno de esos polos bajo la forma modificada del salario,
en el polo opuesto el plusvalor aparece bajo la forma modificada de
la ganancia 118• Los Grundrissemostraban ya que, en el momento en
que la potencia productora de valor, que se expresa particularmente
en el sobretrabajo, se disimula en los costos de producción tal como
se le aparecen al capital, es decir, en el valor del capital adelantado, el
excedente retirado del proceso se propone como "ganancia". "El ex-
cedente sobre lo que [el capital} considera como costos de producción
constituye su ganancia" 9 •
La crítica radical que Marx hace del concepto de costo de produc-
ción y, en consecuencia, del de ganancia, consiste en primer lugar en
la simple repetición de la problemática del valor o, más precisamente,
de su formación. Lo que se hace es recordar que los valores existentes,
por consiguiente aquellos valores cuya sumatoria constituye el costo
de producción -y, a fin de cuentas, el costo de producción mismo- son
totalmente incapaces de producir un valor, ini;:apacespor consiguien-
te de explicar el proceso del capital o su valo~ción. "La categoría de
costo de producción no tiene nada en común ni con la formación del
valor de la mercancía ni con el proceso de valorización del capital" 10•
Esta incapacidad por principio del costo de producción para explicar

-
el valor de la mercancía producida queda escondida porque entre el
primero y el segundo la diferencia no siempre es considerable. De
este modo, se puede creer que el valor inicial que figura en el costo
reaparece de algún modo por sí mismo en el valor de la mercancía
resultante del proceso real de producción. Pero el hecho de que un
valor idéntico al del costo de producción, o por el contrario un valor
incrementado, reaparezca en la mercancía al final del proceso, no ex-
plica en modo alguno cómo se produjo ese valor de la mercancía. "Si
sé, por ejemplo, que ~ del valor de una mercancía que vale f 600, es
decir -E500, no son más que un equivalente, un valor que remplaza

8. Ibíd., 56.
9. Grundrisse,II, 289.
10. El Capital,m, l, 49.

353

L
-
Marx II. Unafilosofiade la economía

las f. 500 de capital gastado y que por lo tanto sólo permite volver a
comprar los elementos materiales de ese capital, eso no me enseña
cómo se han producido los 5/6 del valor de la mercanda que constitu-
yen su precio de costo, rú el último 1/6 que constituye su plusvalor" 11•
Así denuncia la ilusión mayor del concepto de costo de producción,
la confusión de éste con el proceso subjetivo de producción de valor:
"En economía capitalista, el costo de producción toma el aspecto en-
gañador de una categoría de producción de valor" 12 •
La critica del costo de producción se presenta entonces como la
repetición de la problemática del capital variable. Y ello es inevitable,
si es cierto que el costo de producción no es otra cosa que el valor
adelantado por el capitalista, cuya parte esencial la constituye el ca-
pital variable . Consideremos un producto cuyo valor se descompone
en f, 400 gastadas en medios de producción y que definen por con-
siguiente el valor del capital constante, y f. 200 que representan el
valor producido en el curso del proceso de producción. Por un lado
sabemos que el valor del capital constante reaparece en el valor de la
mercancía producida, pero que "no nace en el proceso de producción
de estamercancía" 13, por otro lado, que el valor que nace en ese pro-
ceso -f. 200- una parte del cual (100) re;mplaza el valor adelantado
en salarios y la otra (100) define el plus~lor, es por el contrario y en
su totalidad extraña al valor adelantado. Esto quiere decir, según la
reiterada afirmación de Marx, que el valor adelantado en salarios no
reaparece en el producto -" ese valor capital adelantado no entra en
...modo alguno en la formación del nuevo valor" 14- sino que desapa-
. rece, sale del proceso, en el que por el contrario toma lugar -como
aquello que lo constituye, aquello por lo cual se ha cambiado ese va-
lor adelantado- la fuerza de trabajo que crea todo el valor que va a
nacer en el proceso. "El valor adelantado no agrega su propio valor al
producto . En lugar del mismo , lo que figura en el producto es, por el
contrario, un valor nuevo creado por el trabajo" 15 . Comoconsecuencia
analíticade ladisociación
radicalinstituidaentreel valardelcapitalvariable
adelantadoy el valorproducidoen el proceso,Marx puedeformularla ley

11. Ibíd.
12. lbíd .
13. Ibíd., subrayado por nosotros .
14. Ibíd. 1 50 .
15. Ibíd.

354
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

aparentementeparadójica segúnla cualel valorde lamercancíaes totalmen-


te independientedel valordel capitaladelantadoo valordel salario,y ello
porque este último no tiene ningún papel en la producción del valor
nuevo que entra en el valor de la mercancía. Así, la producción de va-
lor es arrancada una vez más al capital para ser reservada únicamente
a la subjetividad: " ... en tanto que sólo expresa una modificación del
precio de la fuerza de trabajo, un cambio en la magnitud absoluta
del capital variable no modificaun ápicela magnitudabsolutadel valor
de la mercancía,porque en nada modifica la magnitud absoluta del
nuevo valor creado por la fuerza de trabajo en acción" 16• Un cambio
en la magnitud del capital variable adelantado sólo puede modificar
la proporción que se establece,. en el valor nuevamente producido,
entre el elemento de ese valor que remplaza al valor de la fuerza de
trabajo y el elemento que determina el plusvalor 17 •
El concepto de costo de producción viene a echar un velo sobre es-
tas verdades fundamentales. Pretender explicar a partir de los costos
de producción lo que se produce en el proceso y, por consiguiente, el
valor que resulta de él, es devolver la palabra a las determinaciones
econórrúcas, es creer que los diferentes valores,. las diferentes partes
del capital invertido en la producción, son capaces de dar cuenta por
sí rrúsmas del valor producido. Sin duda rec~ocemos una diferencia
entre esas partes del capital invertido,. según que sirvan para com-
se
prar medios de producción o trabajo. Pero trata de una diferencia
extrínseca, que no pone en cuestión su naturaleza propia. Son todos

-
valores,. a igual titulo, y a igual título se vuelven a encontrar en el
valor del producto, ·creando así la ilusión de que lo constituyen, de
que lo han producido. "La fracción del capital invertida en trabajo se
distingue de la invertida en medios de producción. . . simplemente
porque pagó un elemento de producción materialmente diferente,
pero en modoalgunoporcumpliren cuantoa sufunción un papeldiferente
en el procesode creacióndel valorde la mercancíay, por lo tanto,en el pro-
cesode valorizacióndel capital.El precio de los medios de producción
reaparece en el costo de producción de la mercancía tal como figura-
ba ya en el adelanto de capital. .. Exactamente de la misma manera
que el precio o salario de las .. . jornadas de trabajo consagradas a la
producción de la mercancía reaparece en el costo de producción de la

16. Ibíd., 50-51; subrayado por nosotros .


17. d. ibíd., 51.

355
I"""

Marx ll. Unafilosofiade la economía

misma tal como figuraba en el adelanto de capital" 18• Lo que a fin de


cuentas arruina la pretensión de explicar el valor del producto por el
costo de producción es que, en tanto que idéntico al valor adelanta-
do, ese costo sólo contiene valores ya existentes., lejos de poder crear
nuevos valores los presupone. La crítica del costo de producción re-
pite ahora a la crítica de la circulación, la tesis de la impotencia de
toda determinación ideal, de todo valor, del capital, de todo lo que
no es la subjetividad viviente, para producir valor. '~quí estamos
tratando con valores realizados, ya existentes -los elementos de valor
del capital adelantado que entran en el valor del producto-, no vemos
un solo elementoque creevalornuevo"19• Se comprende entonces que
la diferenciación de los elementos del costo de producción por los
elementos materiales a los que corresponden es en efecto puramente
extrínseca, sólo constituye un medio para distinguirlos, permanece
como una diferenciación económica en lugar de conducir, como el
capital variable, a considerar la realidad y sus poderes propios y final-
mente la subjetividad, única creadora de valor. ºEl hecho de que los
diversos elementos de valor constitutivos del capital adelantado se
hayan gastado en elementos de producción materialmente diferentes
- medios de trabajo, materias primas y auxiliares y trabajo- implica
solamenteque el costo de producción de /la mercancía debe permitir
comprar nuevamente esos elementos d~ producción materialmente
diferentes" 2º.Serán comprados al término del proceso en tanto que
habrán desaparecido en él: ºLa diferencia entre capital constante y
capital variable ha desaparecido... En cuanto a cómo se constituye
~l costo de producción, una sola distinción se impone, la distinción
entre capital fijo y capital circulante" 21•
De este modo, en el concepto de costo de producción se lleva a
cabo la obnubilación de la verdadera fuente del valor y, con ella, la
obnubilación del proceso de valorización. El costo de producción tal
como se le aparece al capitalista y, ciertamente,
talcomosedefineeconómi-
camente,se identifica con el valor del capital adelantado. En el mismo
movimiento, la parte de capital invertida en trabajo ya no se distingue
de la que sirve para pagar los medios de producción, se la compren-

18. lbid., 52; subrayado por nosotros.


19. lbíd.; subrayado por nosotros.
20. Ibíd.¡ subrayado por nosotros .
21. Ibid.

356
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

de como capital constante. "El costo de producción parece resultar


del valor capital gastado o del precio que al capitalista le cuestan los
elementos de producción que gasta, comprendido el trabajo. Por. otra
parte, la fracción de capital invertida en fuerza de trabajo y que, en
relación con la creación de valor, figura aquí bajo la rúbrica de capital
circulante, es identificada expresamente al capital constante. Así se
lleva a cabo la mistificación del proceso de valorización del capital" 22 •
Esta mistificación reviste una segunda forma cuando de lo que se tra-
ta es de tener en cuenta ya no solamente los valores adelantados a
la entrada del eroceso de producción sino el plusvalor que aparece
a su término. Este se define y se mide en relación con el conjunto
de los valores adelantados, es decir, con el costo de producción; el
incremento de valor que representa es comprendido a partir de esos
valores ya existentes considerados en su conjunto y pensados como
homogéneos. De este modo se ve borrada la diferencia esencial entre
el capital variable, del cual resulta la formación del valor nuevo, y el
capital constante, que solamente reaparece en el valor del producto 23 •
Medidoy definidoa partirdel costode producción,es decir,del conjuntode
los valoresadelantados, el plusvaloraparecenuevamentecomoproductode
éstos,es decir,delcapitalmismo.Así el capitalista, que por un lado calcu-
la el costo de producción de la mercancía, es decir, el valor del capital
que adelanta, por otro lado percibe el plusvalor como un excedente
respecto de su capital inicial, corno un incremento del mismo. "El
plusvalor es por lo tanto la parte del valor de la mercancía que excede
el costo de producción. Pero como el costo de producción es igual
al V'áloradelantado ... ese excedente de valor es una adición al valor
del capital que se gastó para la producción de la mercanda" 24 • Al
percibir el plusvalor como un incremento de su capital, el capitalista
11
cree también que resulta de ese capital. en consecuencia, para el
•• •

22. Ibid ., 53.


23. "Si bien el plusvalor p proviene sólo de una modificación de valor del capital
variable v y, por lo tanto, es originalmente un incremento interno del capital
variable, no por ello deja de constituir, al final del proceso de producción,
un aumento del valor que se agrega a la totalidad del ,capital gastado e + v . La
fómnµa e+ (v + p)-que indica que pes producido por la transformación del valor
capital determinado v, que se adelantó en fuerza de trabajo, en una magnitud
variable, es decir, por la transformación de una magnitud constante en una
magnitud variableAarnbién puede escribirse (e+ v) + p. Antes de la producción
teníamos rm capital de ,f. 500. Después de la producción tenemos ese capital de
f. 500 + un incremento de valor de f, 100" (ibíd., 54).
24. lbíd., 54.

357

l_
-- ··-···---- ·

Marx II. Unafilosofiade la economía

capitalista es evidente que ese incremento de valor resulta de las ope-


raciones productivas que lleva a cabo el capital, por lo tanto que pro-
viene del capital mismo, porque después del proceso existe y antes
del mismo no existía"25 • La aparienciasegúnla cualel plusvalorresulta
delcapitalmismo,es decir,delconjuntode losvaloreshomogéneos dequese
componeesecapitaly quefiguran a idénticotítulocomovaloresadelantados
en el costode producción:esees el contenidodel conceptode ganancia.O
también,lagananciaes laforma mistificadaquerevisteel plusvalorcuando
se lo atribuyeal capitalen vez de a la subjetividad.'½sí imaginado como
retoño del conjunto del capital adelantado, el plusvalor toma la forma
modificada de ganancia" 26•
Esta ilusión constituye la definición misma de capital que da
Malthus: "El capital es lo que se gasta para obtener una ganancia" 27 •
De otra definición de Malthus, que damos a continuación, resulta ex-
plícitamente que dicha ilusión consiste más precisamente en atribuir
a las diferentes fracciones del capital, es decir, a los valores adelan-
tados que figuran en el costo de producción, la misma capacidad de
producir valor y plusvalor, el cual, así atribuido por partes iguales
a esas diferentes fracciones, toma la forma de ganancia: "El capita-
lista esperala misma ganancia de todas la~ fracciones del capital que
adelantó" 28 • La obnubilación del plusvalor -en tanto que el mismo
proviene únicamente del capital variable /y, en último término, de la
fuerza de trabajo a la que éste representa- en la ganancia que resulta
de la suma de los valores adelantados, es decir}'del capital mismo, se
lee en la transformación que sufrirá la fórmula que expone el proceso
ae valorización del capital. Si M = el valor de la mercancía, si pr = el
costo de producción y g la ganancia, "la fórmula M = e + v + p .. pr + p
se transforma en M = pr + g o valor de la mercancía= costo de produc-
ción+ ganancia" 29 • Así, el plusvalor se convierte en ganancia cuando
se sustituye la diferenciación interna del capital en capital variable y
capital constante por la equivalencia ilusoria de sus diferentes partes

25. lbíd., 55.


26. Ibíd.,56.
27. Definiti.onsin politicaleconomy[Definiciones en econonúa política], Londres ,
1827, 86.
28. Principiesof politicaleconomy,2íl ed., Londres , 1836, 267-268; Marx cita esos dos
textos de Malthus, i"bid.[Existe publicación en castellano: Los principiosde economía
política,Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 2008 (N. del T.)J.
29. Ibíd.

358

,,,..
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

en cuanto a su posibilidad de formar valor, equivalencia implicada en


el pseudoconcepto de costos de producción. "Por lo tanto, tal como se
nos presenta en primer lugar, la ganancia es lo mismo que el plusva-
lor: simplemente una forma mistificada del mismo, que no obstante
nace necesariamente del modo de producción capitalista. Puesto que
en la composición aparente del costo de producción no se percibe
diferencia alguna entre el capital constante y el capital variable, el
origen de la transformación de valor producida durante el proceso de
producción debe transferirse necesariamente de la parte variable del
capital al capital en su conjunto" 30 •
Estamos entonces en el corazón de la problemática de la $'arran-
cia, cuyo concepto reclama ahora una elucidación radical. Esta se
llevará a cabo con la disociaciónde los conceptosde gananciay plusva-
lor, disociación que no puede dejar de sorprender si la ganancia no
es sustancialmente otra cosa que el plusvalor, si su identidad se ve
comprobada también por su origen común. La identidad sustancial
del plusvalor y la ganancia no sólo es objeto de una afirmación ex-
plícita, también determina la terminología misma que utiliza Marx
en el texto de las conferencias de 1865, Salario , precioy ganancia:"El
plusvalor, esa parte del valor total de una m~rcancia en la que se ve
realizado el sobretrabajo o trabajo no pagadq de un obrero, es lo que
llamo ganancia" 31 • Dado que la ganancia no !tiene otro origen que el
plusvalor y es idéntico a él, la tasa de ganancia no podría ser diferente
de la tasa de plusvalor; como ésta, debe expresar la proporción entre
el e!usvalor, o la ganancia, y el valor del capital variable. El mismo
texto agrega: "Llamaré ganancia al monto completo de plusvalor
que extrae el capitalista ... y cuando use el término tasa de ganancia
mediré siempre la ganancia según el valor del capital adelantado en
salarios" 32 • Ahora bien, es sabido que la terminología de Marx se ha-
bría de fijar de un modo completamente diferente, que, después de
haberlas identificado, opondría radicalmente tasa de ganancia y tasa
de plusvalor, y ello porque la ganancia y el plusvalor mismos iban a
ser disociados. Sólo que esa diferenciación debe ser aprehendida de
modo riguroso, porque se establece de dos maneras muy distintas .
Por un lado, la ganancia se separa del plusvalor en la medida en que

30. Ibíd.
31. Pl, I, 515.
32. Ibíd., 519.

359
Marx II. Unafilosofíade la economía

designa más precisamente la ganancia del empleador, es decir, esa


parte del plusvalor que recibe quien hace trabajar al obrero y retira el
plusvalor de la parte no pagada del trabajo del mismo. Lo que provie-
ne del trabajo no pagado es la totalidad del plusvalor, pero el emplea-
dor, por lo general, no puede conservar ese plusvalor para sí en su
totalidad, dado que está obligado a transferir una parte del mismo en
forma de interés al capitalista financiero que le adelantó todo o parte
del capital invertido en el proceso de producción, otra en forma de
renta al propietario del inmueble. La disociación entre la ganancia del
empleador y el plusvalor remite aquí a una tesis que Marx no duda en
poner como uno de sus descubrimientos esenciales 33 • Esa tesis, muy
conocida y en efecto de gran importancia, es que la riqueza econó-
mica, es decir el conjunto del valor que resulta de la producción, no
es inteligible a la luz de los conceptos fundamentales de la economía
clásica, a saber, la renta, el interés y la ganancia. Justamente, estos
conceptos no son conceptos fundamentales, porque no designan a los
elementos constitutivos de la riqueza social y su crecimiento sino, so-
lamente, a las modalidades según las cuales esa riqueza que se supo-
ne existe se ve enseguida repartida, dividida entre esas fracciones de
sí misma que son justamente la renta, el n:iterés y la ganancia, y que se
atribuyen una al propietario de la tierra, iotra al capitalista financiero
y la tercera al capitalista industrial. Ent~nces, si bien el plusvalor se
resuelve efectivamente en tres fracciones diferentes que se asignan a
personas o capitales diferentes, "sería totalmente contrario a la ver-
dad decir que su valor est~ compuesto o formado por la adición de

,_..losvalores independientes de esos tres elementos" 34 . Marx denuncia
con violencia "el error popular que consiste en confundir la descompo-
sicióndeun valordadoen tres partes con la formaciónde ese valor por la
adición de tres valores independientes" 35, porque falsifica el origen
verdadero de ese valor global y sustituye su fuente única, a saber la
subjetividad viviente, por tres valores separados y que parecen existir
por sí mismos. Desde el momento en que se supera esta última apa -
riencia, se pasa del error "popular" al error de Smith, que quiso atri-
buir un origen especifico a cada uno de los pretendidos componentes
del valor total producido, al salario el trabajo, .a la renta la tierra, a la

33. Como se ve por ejemplo en su carta a Engels del 24 de agosto de 1867: "Lo
mejor que hay en mi libro .. .".
34. Ibid., 517.
35. Ibid., 518; subrayado por Marx.

360
CapituloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

ganancia el capital. Así, el trabajo ya no es la fuente exclusiva del valor


y por lo tanto del plusvalor y deviene un simple factor entre otros en
su formación. De modo que, como dicen los manuscritos del libro II,
"luego de comenzar determinando acertadamente los componentes
del valor de la mercancía ... luego de derivar los ingresos del valor,
[Smith] procede de modo inverso -y esa es la concepción que domina
en él- y, de componentes (componentparts),transforma los ingresos
en fuentes originarias de todo valor de cambio, lo que abre la puerta
de par en par a la economía vulgar" 36 •
En lo que concierne al trabajo, sin embargo, la obnubilación que
se llevará a cabo en la problemática de Srrúth no tiene simplemente el
efecto de reducir su importancia y hacer del mismo ya no el naturante
único sino, como acabamos de de'cir, sólo un factor entre otros en la
formación de valor. Cuando el trabajo es comprendido como la fuente
de ese ingreso particular que para el obrero es su salario, precisamen-
te ya no es un naturante en el sentido radical en que lo entiende Marx,
en el sentido específico de realidad productora y creadora de todo
valor posible. El lazo que existe entre el trabajo del obrero y ese valor
que define su salario es el del intercambio, un lazo que presupone la
realidad preexistente de lo que se intercambia, y en el cual, por consi-
guiente, nada se produce ni se crea . Poreso.,la/relacióndeltrabajoconel
valorsalario,relaciónanteriory extrañaal proceso de producción,no tiene
nadaquever conlafunción que cumpleel trabajoen el senode eseproceso ,
el trabajovivo quese identificaconla produccióny la constituyemetafisica
-
-
mentecomoproduccióny posicióndeaquelloque no tiene ser, comonaturan-
te delnaturado , comocreaciónde laJonnanuevadel producto y, conjunta-
mente, de su valor.Marx también distinguió explícita y rigurosamente
ese trabajo -o, más precisamente , la fuerza de trabajo en manos del
obrero como mercancía que intercambia con el capitalista por el valor
del salario , que constituye su ingreso- de esa misma fuerza de trabajo
después de vendida al capitalista , es decir, en la actualización subje-
tiva que hace de ella el naturante de toda la economía, precisamente
una fuerza productora de valor. "Distingamos: en manos del obrero .,
la fuerza de trabajo es mercancía y no capital, y constituye para él un
ingreso mientras pueda repetir su venta constantemente: después de
la venta funcionará corno capital en manos del capitalista, durante el
proceso de producción. Lo que aquí sirve dos veces es la fuerza de

36. El Capital, Il, n, 27-28.

361

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

trabajo: en manos del obrero, corno mercancía que se vende por su


valor; en manos del capital que la compró, como fuerza productora
de valor y de valor de uso" 37• Precisando esta oposición entre el tra-
bajo corno ingreso para el obrero, como mercancía intercambiada, y
por otra parte su efectuación corno fuerza creadora de valor, Marx
agrega: ''El hecho de que esa parte del nuevo valor constituya para
él [el obrero] un ingreso, indica simplemente lo que ocurre con ella,
el carácter de su utilización., pero eso no ti.ene nada que ver con su
formación, ni con la de cualquier otro valor'-'38 •
La disociación entre la ganancia y el plusvalor -en tanto que la
primera, como ganancia industrial, no designa más que una parte o
un elemento del segundo, el plusvalor- va de la mano de la conserva-
ción de su identidad -en tanto se entiende ahora a la ganancia en el
sentido amplio del término-, tal como se afirmaba en las conferencias
de 1865: precisamente en ese momento es que interviene dicha di-
sociación. Inmediatamente después de declarar acerca del plusvalor:
º es lo que llamo ganancia", Marx agrega el texto decisivo en que el
plusvalor, pensado precisamente como la esencia de la ganancia, es
comprendido a la vez como la sustancia misma del valor, del cual la
renta, el interés y la ganancia industrial !lº pueden ser más que una
distribución: "La renta, el interés y la ganancia industrial no son más
que nombres diferentes para las diferentes partes del plusvalor de la
mercancía o del trabajo no pagado que ésta contiene; esas porciones se
extraentodasporigualde esafuente y sólodeesafuente. No provienen de
- la tierra como tal o del capital como tal; es sólo que la tierra y el capital
· ponen a sus poseedores en la capacidad de tomar su parte respectiva
del plusvalor que el empleador capitalista extrae al trabajador. Para el
trabajador mismo no es de primera importancia saber si ese plusva-
lor, ese resultado de su sobretrabajo o trabajo no pagado, lo embolsa
enteramente el patrón capitalista o si este último se ve obligado a
transferir partes de ese plusvalor a terceros bajo el nombre de renta
o de interés ... El que extrae directamente ese plusvalor al trabajador
es el capitalista empleador, cualquiera sea la parte que logre conser-
var finalmente. Así, esa relación entre el capitalista empleador y el

37. Ibíd., 35.


38. Ibíd., 36. ¿En necesario observar que en A. Stnith esa mutación por la cual el
concepto de trabajo viene a designar ya no la esencia creadora del valor sino el
ingreso del obrero es idéntica a la reducción ruinosa, ya denunciada, del capital
variable a un elemento del capital circulante?

362
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

trabajador asalariado sirve como piedra angular de todo el sistema


del trabajo asalariado y de todo el sistema actual de producción" 39•
Por lo tanto, la diferenciación de los conceptos económicos reenvía
no a una estructura que sería su principio sino a un naturante que es
pensado como idéntico al trabajador mismo 40 • De este modo se lleva
a la claridad de una elucidación radical la tesis que ya formulaban los
Grundrissey según la cual "la masa de la ganancia por repartir nunca
superará la suma del plusvalor o del sobreproducto. La proporción
según la cual se reparte tiene sin dudas gran importancia económica,
pero no cambia nada en la cuestión que aquí abordamos ... " 41 •
Por lo tanto, la cuestión que aborda Marx no es la de la relación del
plusvalor con los diversos ingresos -que no son más que las formas
de su reparto y como tales presuponen su existencia previa-, es la
cuestión de la relación de ese mismo plusvalor con el concepto ori-
ginal y más amplio de ganancia, el que en el texto de los Grundrisse
designa la "masa de la ganancia por repartir", y que por consiguiente
no es diferente del plusvalor mismo. La disociación entre plusvalor
y ganancia ¿se refiere entonces al hecho de que, en el momento de la
venta de una mercancía, la totalidad del plusvalor incluido en su va-
lor no necesariamente es realizado, de modo que la ganancia efectiva
del capitalista, que corresponde a la parte del plusvalor realizado en
la venta, resulta en ese caso inferior al plusvalor total? Ese, a decir
verdad, es un hecho importante y que podría servir para caracteri-
zar al régimen capitalista, el hechode queel capitalista
puedevenderuna
mercancía
... pordebajode su valory no obstanterealizaruna ganancia."Por
lo tanto, el capital puede lograr una ganancia sin que se realicen los
costos de producción verdaderos, es decir, la totalidad del sobre-
trabajo que puso en movimiento. La ganancia, entonces, puede ser
menor que el plusvalor" 42 • Aquí se nos descubre lo que podríamos
llamar las leyesde la relaciónentre la gananciay el plusvalor;leyes que

39. Pl, I, 516-517; subrayado por Marx.


40. "¿ Cuáles son las leyes que regulan esa distribución del monto total del
plusvalor entre esas tres categorías de individuos?... Esa pregunta es ajena a
nuestro tema" (ibíd.).
41. Grundrisse, II, 323. Los Grundrisse ya habían denunciado la tentativa de
determinar el plusvalor a partir de la swna de los valores de los diferentes
ingresos: "¿No es absurdo querer explicar la creación de la ganancia a partir de
su distribución?" (ibíd., 201).
42. Ibíd.,298.

363
Marx II. Unafilosofíade la economía

muestran que la ganancia no podría ser superior al plusvalor, ya que


éste constituye su única fuente posible y su sustancia, pero puede ser
o bien igual, si la m~rcancía es vendida a su valor, o bien inferior, si
la mercancía es vendida a un precio inferior a su valor pero superior
a su costo de producción. "Si la mercancía se vende a su valor, se
realiza una ganancia igual al excedente de valor por sobre el costo de
producció~ por lo tanto igual a la totalidad del plusvalor contenido
en el valor de la mercancía. Pero el capitalista también puede obtener
ganancia de la venta de la mercancía por debajo de su valor. Mientras
que su precio de venta sea superior al costo de producción -incluso si
es inferior a su valor-, una parte del plusvalor que encierra se realiza
de todos modos, por _lo tanto sigue habiendo ganancia" 43 . De este
modo -añade Marx- se explica la "ley fundamental de la competen-
cia capitalista", que consiste en poder jugar con los precios y realizar
sólo una parte del plusvalor incluido en la mercancía vendiendo
ésta por debajo de su valor, aunque siempre con ganancia (esta po-
sibilidad por principio de la competencia, sin embargo, está limitada
por el hecho de que el capitalista industrial está obligado a reservar
una parte del plusvalor para pagar el interés que debe al capitalista
financiero 44).
'
La diferencia entre el plusvalor, por utj lado, y la ganancia en tanto
que resultado de la venta de una mercanda que realiza sólo una parte
de su valor, concierne sin embargo únicamente al devenir en la esfera
de la circulación de un valor ya existente: al igual que el reparto del
..Plusvalor total en las diversas formas de ingresos, no refiere al fenó-
.meno fundamental que Marx tiene en vista, a saber, la creación de
ese valor y ese plusvalor. "Fundamental" porque tanto ese reparto
como esa venta lo presuponen. En tanto que debe poder revestir una
significación esencial en la problemática de Marx,. la diferencia entre
el plusvalor y la ganancia debe ser exhibida,. entonces, no a partir de
lo que sucede con el valor según las diferentes maneras en que se di-
vida o se realice, sino en el interior mismo del proceso original de su
formación. Esta es precisamente la motivación explícita de la diferen-
ciación de ganancia y plusvalor, y ello en el momento mismo en que,
abstracción hecha de los azares de su lústoria ulterior, permanece la

43. El Capital,111,1, 56-57.


44. "No obstante , el capital productivo está obligado a considerar Wla parte
del plusvalor como costo de producción , porque el interés que debe pagar al
prestamista se separa de la ganancia" (Grundrisse,11,289).

364
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

afirmación de su identidad sustancial, la afirmación siempre repetida


de que la ganancia no es otra cosa que el plusvalor y tiene en éste su
fuente exclusiva. Si bienplusvalory gananciason sustancialmente la.mis-
ma cosa,entresus conceptospersistela diferencia decisivade queelprimero,
el conceptode plusvalor,lo refiere temáticamentea su origenverdadero,a
saberel sobretrabajo
, mientrasque la gananciarelacionaese mismo valor
conel capitalen tantoquetal. El plusvalores el concepto subjetivoquepone
al desnudoel naturantedelsistema, lapraxissubjetivadelobrero,laganan-
ciaes el conceptoestructuralistaque,al referirel valorproducidoal capital
mismo,haceilusoriamentede éste, es decirdel sistemaen tanto que tal, el
principiodesu propiodesarrollo, como autodesarrollo , como autovalori-
zación y, según la palabra que usa El Capital , como Selbstvennertung.
"El plusvalor, cualquiera sea su forma particular -ganancia, interés,
renta, etc.- es, en sustancia , materialización de un trabajo no pagado.
Todo el secreto de la facultad prolífica (Selbstverwer tung) del capital
reside en el simple hecho de que dispone de determinada suma de
trabajo ajeno por el que no paga" 45 •
Ya en los GrundrisseMarx había postulado esta diferencia entre el
plusvalor en tanto que expresa la proporción en la jornada del obrero
entre la parte pagada y la parte impaga de su trabajo, y la ganancia ,
que por el contrario mide ese mismo plusvalor por la totalidad del
capital adelantado. "Podemos resumir ahora las leyes generales que
acabamos de desarrollar . El verdadero plusvalor está determinado
por la proporción entre el sobretrabajo y el trabajo necesario ... En
cambio, bajo la forma de ganancia, el plusvalor se mide por relación
#. ·
al valor total del capital adelantado para el proceso de producción "46 •
Por lo tanto, en el momento mismo en que se postula la identidad
de plusvalor y ganancia aparece su diferenciación o, mejor dicho, su
oposición fundamental. "Bajo su forma inmediata , la ganancia no es
otra cosa que la suma del plusvalor expresado en su relación con el
valor total del capital" 47• ¿Por qué esa expresión del plusvalor en su
referencia al capital total se opone a su medida por el trabajo vivo,
al plusvalor original que representa la proporción entre trabajo ne-
cesario y sobretrabajo? Porque esta medida es más que una medi -
da, designa un naturante. Medido según la relación entre trabajo y

45. PI, I, 1027 .


46. Grundrisse, II, 273 .
47. Ibíd., 298.

365

L
--
Marx II. Unafilosoff.ade la economía

sobretrabajo, el plusvalor no solamente es objeto de una apreciación


correcta en cuanto a su magnitud, también se lo vincula con el poder
real que lo produce efectivamente, con la subjetividad viviente sin la
cual no sería. Medido según el capital total, el plusvalor se toma por
el contrario como producto del mismo, y el capital lo considera de esa
manera, como producto suyo, como algo que resulta de él y que él
mismo ha engendrado, en resumen, como lo que le pertenece. Esa es
la ilusión que está incluida en el concepto de ganancia y que lo define,
la referencia del plusvalor al capital y su producción por éste. "Lo que
aparece es un capital que aumenta su propio valor, es decir, el capital
como fuente y razón del plusvalor, ya que se manifiesta como el su-
jeto activo de todo el proceso que se funda en él. .. En consecuencia,
mide el nuevo valor producido en relación consigo mismo como su
propia condición previa, sin tomar como patrón real la proporción
entre el sobretrabajo y el trabajo necesario. Un capital de valor de-
terminado crea en un tiempo dado un plusvalor detemúnado. Con
el capital puesto como valor que se valoriza, el plusvalor así medido
según el valor previo del capital es la ganancia. Considerado desde
esa perspectiva ... el plusvalor es la ganancia. El producto del capital
es la ganancia. La magnitud del plusvalo ,r es medida, por consiguien-
te, según la magnitud de valor del capitéil"48•
'
En la medida en que el plusvalor le provee su sustancia, la ganan-
cia no es más que una forma, una forma de atribución del plusvalor
al capital, y es por ello que esa forma es ilusoria, porque sustituye
,.,.el sujeto real, que es siempre el individuo que trabaja, por un pseu -
. dosujeto, el "sujeto activo de todo el proceso", el sistema capitalista
mismo. Marx no cesó de denunciar el carácter ilusorio de esa forma
de ganancia como sustitución del sujeto real por ese pseudosujeto
constituido por el capital y el valor, por la realidad económica en
tanto que tal y en tanto que sistema. 11La ganancia no es más que una
forma del plusvalor más desarrollada en el sentido capitalista. Aquí el
plusvalor no es considerado ni en su intercambio por capital ni en su
relación con el trabajo en el proceso de producción. En consecuencia,
l.¡ el capitalapareceen tanto que capital,valoranterior,creado por medio
1
! de su propio proceso: el valor que se relaciona consigo mismo y se
pone a sí mismo en su producción es la ganancia" 49 • Y también: "La

48. Ibúi., 272 .


49, Ibíd., 291; subrayado por nosotros.

366
.. ·- ···--- ·------------,

CapituloXI: La repeticiónde las tesis esenciales ·

transformación de plusvalor en la forma de la ganancia, es decir, la


modalidad de cálculo del plusvalor por el capital, es necesaria desde
el punto de vista del capital, incluso si se basa en una ilusión respecto
de la naturaleza del plusvalor o más precisamente la disimula" 50 •
La continuación inmediata del texto dice inequívocamente cuál es la
realidad del sujeto, es decir, del principio naturante del valor, que
ese pseudosujeto constituido por la estructura económica como tal
viene a disimular: "En lajornadade un obreroconsiderado aisladamente,
la disminución del trabajo necesario en proporción al sobretrabajo, si
el trabajo vivo utilizado es el mismo, implica un aumento de la parte
de la jornada de trabajo que se apropia el capital" 51 •
Marx buscó realizar una elucidación sistemática de la ilusión in-
herente al concepto de ganancia y que lo determina. En primer lugar,
esta ilusión consiste en que la ganancia, pensada como producto del
capital y, en calidad de tal, como diferente y separada de él, como un
agregado sintético a su ser original, por el contrario se ve identificada
rápidamente con el capital mismo, por resultar de él y de su propio
movimiento y de tal modo no ser más que uno de sus momentos. Así,
el capital que constantemente absorbe lo que produce se incrementa
sin cesar, de modo tal que aparece como el prin.cipio de ese incremen-
to, como el verdadero sujeto de la valorizaqón. ºPrimero el capital
introduce una diferencia entre sí mismo y 1~ganancia, nuevo valor
producido, presentándose como la condición previa del valor que
se valoriza y poniendo la ganancia como medida de su valorización;
lueSEpasaa aboliresa separacióne identificala gananciaconsigomismo,
un capital que se incrementa en su monto para recomenzar el pro-
ceso en una escala aún mayor. Al recorrer un circuito se incrementa
a sí mismo en tanto que sujeto de ese movimientoy describe un ciclo
que se agranda sin cesar, una espiral" 52• Sin embargo el capital sólo
puede absorber la ganancia y hacerla homogénea a él como uno de
sus momentos, si él mismo, bajo su forma original, ya está constitui-
do de partes homogéneas que son todas valores a igual título , si la
diferencia entre sus elementos constante y variable ya está borrada.
Entonces, en efecto, cada una de sus partes puede ser fuente de ga-
nancia a idéntico título, y la ganancia reducirse al capital y no ser más

50. Ibíd., 299 .


51. Ibíd., subrayado por nosotros.
52. Ibíd.,273; subrayado por nosotros.

367

l
Marx II. Unafilosofiade la economía

que una parte del gran Todo. "La ilusión según la cual todaslaspartes
delcapitaldan una gananciaigualproviene de la división del plusvalor
en porciones medias, independientemente de la proporción entre las
partes constitutivas del capital, fijo, circulante o variable (es decir,
relacionado con el trabajo vivo)" 53•
Como las determinaciones económicas mismas en general, su ca-
rácter ilusorio también tiene sus raíces en la realidad. La división del
capital en partes homogéneas, todas las cuales son valores y producen
una ganancia -la que, por esa razón, podrá adosarse a cada una de
esas partes y fundirse junto con ella, de igual modo, en el conjunto del
capital- descansa sobre el hecho de que las determinaciones del pro-
ceso real a las que corresponden -por un lado el capital constante, por
otro lado el capital variable- intervienen al mismo tiempo en el seno
de ese proceso, que para realizarse precisa no solamente su presencia
simultánea sino su colaboración. Dado que los elementos materiales
de la producción van juntos, sus equivalentes ideales se funden en
la homogeneidad de una misma estructura económica. "Como el
capital entra entero en la producción, y como sus diferentes partes
constitutivas se distinguen sólo formalmente unas de otras (dado que
son sumas de valor uniformes) la creaciqn de valores aparecerá tam-
bién uniformemente ligada a cada una d/eellas. Por lo demás, la parte
del capitalque se cambiap·or trabajosólo actúa productivamente en la
medida en que las otras partes del capital están asociadas a él. .. Así,
por lo tanto, parece que la creación del plusvalor, de la ganancia, es
, -.determinada uniformemente por todas las partes del capital. Por un
· lado las condiciones de trabajo aparecen como partes constitutivas
del capital, y por otro el trabajo se ve directamente incorporado al
capital cuando se pone en acción, de modo que todo el proceso de
trabajo aparece como un proceso propio del capital. En consecuencia,
la creación de plusvalor aparece como su producto, un producto cuyo
volumen, entonces, no se mide según el sobretrabajo que obliga a rea -
lizar al obrero sino según la productividad incrementada que procura
para el trabajo. Por eso aparece ahora como fuente de la riqueza" 54 •
Por lo tanto, la apariencia que este texto esencial denuncia es do-
'i ble: por un lado, la apariencia de que existe una estructuraeconómica,
una totalidad homogénea capaz de constituir el principio y, como tal,

53. Ibíd,, 243, nota; subrayado por Marx.


54. Ibíd., 366-367.

368

1
CapítuloXI: La repeticiónde las tesisesenciales

el verdadero sujeto del proceso de valorización¡ por otro lado, la apa-


riencia de que existe una estructurareal,una estructura del proceso de
producción mismo cuyos elementos estarían codeterminados por el
conjunto en el que se integran como diversas funciones que el propio
conjunto regula. Ahora bien, lo que relega la composición orgánica
del capital al estatuto de apariencia ilusoria no es solamente la ideali-
dad de la misma y el hecho de que, lejos de ser un naturante efectivo,
no es más que el equivalente convencional de un proceso real, sino
que ese proceso mismo no se deja ni describir ni comprender como
una totalidad. No hay estructura económica porque no hay estructu-
ra real. ¿No es notable que se haya formulado esa afirmación decisiva
en el momento mismo en que Marx piensa la necesaria pertenencia al
proceso de trabajo de la totalidad de sus elementos:, y su combinación
como la condición indispensable de la efectuación de ese proceso?
¿Por qué la unidad del proceso -en el que se articulan necesariamente
las condiciones que éste pone igualmente en funcionamiento: trabajo
vivo, ciertamente, pero también instrumentos y materias primas- es
dada sin embargo como una apariencia, sino porque, a pesar de su
ca-presencia y su coherencia funcional, los elementos de los que se
nutre la producción no son en modo alguno comparables y no se
sitúan en un mismo nivel ontológico? Porque, según la tesis funda-
mental que domina todo el pensamiento de ~arx y todos sus análisis
económicos, trabajo vivo constituye no solamente el origen único del
valor y el plusvalor -y por lo tanto de la ganancia- sino también, y
esta vez en el seno mismo del proceso real de producción, el elemento
nat.ttrante que vuelve operativas esas condiciones del trabajo y sin el
cual éstas no serían nada. He ahí por qué la yuxtaposición entre las
condiciones objetivas de trabajo y el trabajo vivo en el seno del proce-
so real de producción es y puede ser denunciada por Marx como una
apariencia y como fuente de ilusión, y por qué se retoma el texto de
los Grundrissemuchos años después en los manuscritos del libro III:
"[el capitalista] sólo puede transformar el valor del capital variable
que adelanta en un valor superior si lo intercambia por trabajo vivo, si
explota trabajo vivo. Pero sólo puede explotar ese trabajo si adelanta
al mismo tiempo aquello que condiciona la realización de ese trabajo:
medio de trabajo y objeto de trabajo ... Únicamente la parte variable
del capital crea plusvalor, pero sólo lo crea a condición de que sean
igualmente adelantados los otros elementos, las condiciones materia-
les de producción. En tanto el capitalista sólo puede explotar trabajo

369
-
Marx II. Unafilosofiade la.economía

si adelanta el capital constante y sólo puede valorizar el capital cons-


tante si adelanta el capital variable, en su pensamientoamboselementos
cumplenel mismopapel.Esa impresión es tanto más fuerte cuanto que
el grado real de su ganancia no se determina en relación con el capital
variable sino con el capital total, no por la tasa de plusvalor sino por
la de ganancia" 55• La apariencia objetiva del sistema es la conciencia
del capitalista. No obstante, ésta se encuentra en conformidad con
sus intereses secretos. Al representarse la producción como una es-
tructura de conjunto y el capital -que es su expresión económica-
como una totalidad unitaria y homogénea, el capitalista le atribuye
naturalmente lo que resulta de ella. El plusvalor, devenido ganancia,
ya no es vinculado a la praxis del individuo viviente, es decir a su
naturante verdadero, éste queda hundido en el Todo y su causalidad
propia. "En cuanto al capitalista individual -agrega el texto que co-
mentamos- ... lo único que le interesa es la relación entre el plusvalor
o el excedente de valor que obtiene al vender su mercancía y el capital
total que adelantó para la producción de la misma: por el contrario,
la relación precisa de ese excedente con los componentes particulares
del capital y su conexión interna con ellos no solamente no le importa
en lo absoluto sino que le interesa proyectar un manto de niebla sobre
esa relación precisa y esa conexión inteI1:1a"56• Nunca el estructuralis-
mo apareció tan claramente como una iqeología del capitalismo.
La ilusión del capitalismo, es decir, del capital comprendido como
una estructura de conjunto de la que resulta la ganancia, se disipa
~_con la explicitación que el plusvalor y la ganancia encuentran en el
concepto de sus tasas: porque la tasa de plusvalor es precisamente la
proporción entre éste y el capital variable: p1= : ; mientras que la tasa
de ganancia es la proporción entre ese mismo plusvalor y el capital
en su conjunto: g' = ~ . Es evidente que estas dos tasas son diferentes,
ya que una misma magnitud se divide en un caso únicamente por la
magnitud del capital variable, y en el otro por la del capital total, es
~.
:
e:
decir del capital variable y el capital constante: g, = v . Así, la tasa
de ganancia es siempre inferior ·a la de plusvalor: "En todos los casos
el plusvalor considerado como ganancia tiene que expresar una tasa

55. El Capital,111,1, 60-61; subrayado por nosotros.


56. Ibíd., 62.

370
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

menor que la tasa de plusvalor real, ya que se mide siempre según el


capital total, que forzosamente es mayor que el capital que se utiliza
en salarios y se intercambia por trabajo vivo,.,57• La diferenciación de
esas dos tasas constituye la verdadera diferenciación de los conceptos
de plusvalor y ganancia al mismo tiempo que su verdad. Lo nota-
ble, en primer lugar, es que esa diferenciación se lleva a cabo en el
momento en que se postula la identidad sustancial de la ganancia y
el plusvalor, abstracción hecha, por consiguiente, del reparto y divi-
sión ulterior de este último: un mismovalores referido a dos patrones
diferentes: "Son dos medidas diferentes para una misma magnitud,
que expresan al mismo tiempo dos proporciones o relaciones de esa
magnitud según los diferentes patrones utilizados" 58 • Ahora bie~
es perfectamente posible medir el plusvalor según la totalidad del
capital adelantado, la tasa de ganancia existe: "La tasa de ganancia
no expresa otra cosa que lo que de hecho es, otra medida para el plus-
valor, referida la totalidad del capital 1159• ¿Por qué es ilusoria esa tasa?
Porque al referir, bajo la forma de ganancia, el plusvalor al capital
total, designa implícitamente a éste como la fuente de aquél., y la es-
tructura de conjunto como su causa.
Aquí surge nuevamente, con toda su fuer~a, la crítica radical que
Marx dirige contra el objetivismo. La totalida ,ü de los fenómenos eco-
nómicos desplegados en un sistema toda~ no constituye más que
la superficie de las cosas y su apariencia . El plusvalor aparece en esa
superficie., en la que se da como diferencia entre la suma de los valo-
res ,invertidos en el proceso económico y el valor total que resulta del
mismo . "El plusvalor está dado, pero en tanto que excedente del pre -
cio de venta de la mercancía sobre su costo de producción . El origen
de ese excedente sigue siendo un misterio" 6º."Dónde sea que se origine
-dice también Marx- el plusvalor es un excedente por sobre el capital
total adelantado " 61 • La obnubilación del origen subjetivo del plus-
valor, reducido a un fenómeno objetivo que se sitúa a continuación
de todos los otros fenómenos del proceso económico y aparece en
relación con ellos como un excedente, se lleva a cabo cuando éste se

57. Grundrisse, II, 281.


58. El Capital,III, 1, 61-62; subrayado por nosotros.
59. Ibíd., 65.
60. Ibíd.
61. Ibíd., 61-62; subrayado por nosotro s.

371
Marx II. Unafilosofiade la economía

ve referido precisamente a la totalidad de esos fenómenos, cuando se


procede al "cálculo de ese excedente del precio de venta por sobre el
costo de producción en relación con la totalidad del capital adelanta-
do"62. Esa apariencia en la que, referido a la totalidad objetiva de los
fenómenos económicos, el valor se hace ganancia, constituye el punto
de partida histórico a partir del cual y contra el cual debe encontrarse
el origen escondido bajo el sistema que se despliega en la superficie,
el naturante invisible situado en la subjetividad radicalmente iruna-
nente de la praxis. '½hora bien, en efecto, históricamente partimos
de la tasa de ganancia. El plusvalory la tasade plusvalorson el elemento
invisibley el punto de partidaesencialque es necesariodilucidar,mientras
quelatasadeganancia,y porlotantoelplusvalorbajosufonna deganancia ,
63
sonfenómenosque aparecenen la superficie"• De manera consciente y
explícita Marx uniósu críticade la disimulación delplusvaloren la ganan-
da tal comose llevaa caboporlamediacióndelatasadeganancia,a lasigni-
ficaciónontológica radicaldelconjuntodesu problemática,a ladisimulación
generalde la subjetividadproductivade la praxisbajola apariencia objetiva
del procesoeconómicoque ellafunda y por el que sin embargose pretende
sustituirla. El modoen que,a travésde la tasadeganancia
11
, se transfonna
el plusvaloren ganancia,no es más que el cJesarrollo
de la inversiónentre
sujetoy objetoquese producea partirdelpfocesodeproducción.Desde ese
momentohemosvisto todaslasfuerzas pr~ductívassubjetivasdel trabajo
presentadascomofuerzas productivasdelcapital"64 •

62. Ibíd., 65.


~-
63. Ibíd., 61--ó2;subrayado por nosotros.
64. Ibid., 63-64; subrayado por nosotros . Este texto alcanza por sí solo para dar
por tierra con la pretendida relectura estructuralista de la obra de Marx. Es
divertido ver cómo Ranciere intenta esconderlo. Según este autor , en El Capital
habría que distinguir dos forma s de alienación. Una primera forma , propia de
la relación capitalista y que consiste en la disimulación del plusvalor bajo la
forma de la ganancia: "Hemos visto que la ganancia era una forma de aparición-
¡ disimulación del plusvalor en la que desaparecían la detenninación del valor por
el tiempo de trabajo y la detenninacíón del plusvalor por el sobretrabajo, una
il forma que se caracteriza por la inversión del movimiento real de la producción
capitalist a" (Lire le capital, op. cit., I, 194). Marx referiría inoportunamente
esa inversión propia d el sistema capitalista al viejo esquema feuerbachiano
de la inversión del sujeto en el objeto, ruando declara que toda s las fuerz as
subjetivas del trabajo toman la forma de fuerzas producti vas del capit al. En
consecuencia, Marx nunca llegaría a salir realmente de la infancia, y la figura
antropológica del concepto de alienación vendría a sustituir a su forma científica.
Pero suponiendo que la simpl e disimulación del plusvalor en la forma de la
ganancia pueda describir se como una alienación, está claro que presupone una

372

'-- -
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

El carácter ilusorio de la tasa de ganancia, a pesar de su existencia


pura y simple bajo la forma de nna fracción matemática que, como tal,
siempre puede ser efectuada, se ve en el hecho de que su cálculo no
nos enseña estrictamente nada sobre lo que se lleva a cabo realmente
dentro del proceso de producción de valor y, por lo tanto, en modo
alguno puede presentarse como un conocimiento. Así, incluso si el ex-
cedente del precio de venta sobre el costo de producción está dado
al mismo tiempo que éste -a saber, el monto del capital total adelan-
tado- nada: se sabe respecto de lo esencial, es decir., de la relación de
ese excedente, el plusvalor, con aquello que lo produce . "De esa tasa
de ganancia en modo algnno puede deducirse la relación específica
entre el excedente y la fracción de capital gastada en salarios" 65• Muy
por el contrario, la tasa de ganancia conduce al error estructuralista
ya mencionado según el cual el Todo mismo y, conjuntamente, cada
una de sus partes alícuotas homogéneas, constituyen el principio de
la valorización. "En sí, la tasa de ganancia indica por el contrario que
ese excedente se comporta de manera idéntica respecto de porciones
de capital de igual magnitud, y desde ese pnnto de vista no presenta
absolutamente ninguna otra diferencia interna que la que separa el
capital fijo del capital circulante" 66 • Así se verifica la observación ya
realizada en nna nota del libro I: "Se verá en el libro III que la tasa de
ganancia es fácil de determinar desde que se conocen las leyes del

alieñádón primera y fundamental, aquella en la cual el plusvalor resultante


de la praxis del trabajador y, como dice rigurosamente Marx, de las "fuerzas
productivas subjetivas del trabajo", sustituye a esas fuerzas bajo la forma de una
determinación económica que refiere al sistema, es decir, al capital mismo . Si se
quiere distinguir dos momentos en ese proceso de disimulación y alienación,
hay que reconocer que el segundo no tiene nada que ver con la conservación del
viejo esquema feuerbachiano y, por el contrario , expresa la tesis fundamental de
Marx del origen subjetivo del valor y el plusvalor. En el concepto de ganancia
ese origen queda escondido, así como, por lo demás , en la interp retación de
Ranciere. Señalemos también que la proposición que sigue al texto de Marx que
citamos alcanzaría , también ella, para hacer a un lado el "materialismo". "Por
un lado, el valor, trabajo pasado que domina al trabajo vivo, se personifica en
el capitalista [Henry escribe "capitalismo". Se trata evidentemente de una errata
(N. del T.)]; por otro, el obrero aparece por el contrario como la fu erza de trabajo
puramente material, como una mercancía"(El Capital, III, 1, 63-64; subrayado por
nosotros).
65. El Capital,111,r, 65.
66. Ibíd.

373

·'
L
Marx II. Unafilosofiade la economía

plusvalor. Por el camino inverso no se encuentra ni una cosa ni la


otra" 67•
La imposibilidad de captar las condiciones efectivas de laproduc-
ción de valor y plusvalor y de conocer la tasa de plusvalor a partir
la tasa de ganancia encuentra su expresión en la afirmación de la
contingencia de la relación que une a esas tasas: "Una misma tasa
de plusvalor puede traducirse en las más diversas tasas de ganancia,
del mismo modo ... una sola y la misma tasa de ganancia puede tener
por base dos tasas de plusvalor muy diferentes" 68• No obstante, Marx
no se contenta con afirmar o constatar esa contingencia, sino que la
capta en su fundamento . La contingencia de la relación entre la tasa
de ganancia y la tasa de plusvalor reside en la contingencia de la re-
lación entre el capital variable y el capital total del que forma parte,
y la contingencia de esa relación económica descansa a su vez en la
contingencia de la relación real entre trabajo vivo y el conjunto de sus
condiciones objetivas. Ahora bien, la contingencia de esta última re-
lación no es absoluta. En la producción de mercancías determinadas
hay una relación entre la masa de trabajo requerido y el conjunto de
los medios -materias primas e instrumentos- a los que ese trabajo se
añade. Pero esta relación técnica vinculap.a a la naturaleza particular
de una producción dada no puede det~rminar de manera rigurosa
una relación necesaria entre los valores correspondientes a los diver-
sos elementos materiales del proceso o que provienen del mismo. El
plusvalor que resulta del trabajo no pagado no depende del valor de
~_los elementos materiales que el trabajo pone en funcionamiento, es
· decir del capital constante. De modo que, como dice Marx, no hay
ninguna relación interna entre el valor de ese capital, por lo tanto del
capital total, y el plusvalor. "En sí, la magnitud del capital total no
guarda relación interna con la magnitud del plusvalor .. . Según sus
elementos materiales, el capital total menos el capital variable -es
decir, el capital constante- se compone de las condiciones materiales
indispensables para la realización del trabajo ... Se establece una re-
lación técnica determinada entre la masa de trabajo y la masa de los
medios de producción a los que el trabajo viene a añadirse.. . Pero
eso no establece ninguna relación inmediata .entre el plusvalor que
[el obrero] añade en 6 horas y el valor de los medios de producción

67. Pl, I, 769.


68. El Capital,III, 1, 82.

374
CapítuloXI: La repetición de las tesis esenciales

gastados durante esas 6 o incluso 12 horas ... Por consiguiente no se


establece una relación interna necesaria entre el valor del capital cons-
tante y, por lo tanto, tampoco entre el valor del capital total(= e+ v) y
el plusvalor " 69 .
Sin embargo, en su sustancia , la ganancia no es otra cosa que
plusvalor. Si la tasa de ganancia es la proporción entre el plusvalor
y el capital total, mientras que la tasa de plusvalor es la proporción
entre éste y el capital variable, la contingencia de la relación entre
esas dos tasas -el hecho, por ejemplo, de que en las sociedades in-
dustriales "la baja tendencia! de la tasa de ganancia va de la mano
de un alza tendencia! de la tasa de plusvalor" 70- no hace más que
expresar su variación continua, de modo tal, sin embargo , que esa
variación está regida por leyes, leyes de la variación recíproca de la
totalidad de los elementos que intervienen en la definición de esas
tasas. Estas leyes son leyes esenciales, y Marx las extrajo de modo
ejemplar por un recurso al método de las variaciones eidéticas. De lo
que se trata, entonces, es de considerar de modo sistemático todos los
casos posibles de la variación de los determinantes de esas diferentes
tasas . Se supondrá una vez tras otra: la tasa de plusvalor constante, y
la variación en la proporción entre capital variable y capital total : en
ese caso, "la tasa de ganancia es a la tasa de plusvalor como el capital
variable es al capital total " 71; la tasa de plusvalor y el capital total
constantes, y lo que varía es el capital variable : en ese caso "la tasa de
ganancia inicial es a la tasa de ganancia que resulta de la variación
del }.apital variable como el capital variable inicial al capital variable
modificado" 72; la tasa· de plusvalor y el capital variable constantes , y
lo que varía es el capital constante y por consiguiente el capital total:
en ese caso "para una misma tasa de plusvalor y una misma fracción
variable de capital, la tasa de ganancia es inversamente proporcional
al capital total" 73; la proporción entre el capital variable y el capital
total permanece constante, y la variación se da en la tasa de plusvalor
y el capital variable: en ese caso "las tasas de ganancia son proporcio -

69. Ibid., 64-65.


70. lbíd., 252.
71. lbíd., 68.
72. Ibid.
73. Ibíd., 78.

375
Marx II. Unafilosofíade la economía

nales a las masas de los plusvalores respectivos" 74; etc. Lo que resulta
del examen de todos estos casos es que "entonces, la tasa de ganancia
está determinada por dos factores principales: la tasa de plusvalor y
la composición de valor del capital" 75 •
Aquí la problemática de la ganancia aparece como repetición de la
problemática del capital variable. En efecto, lo que Marx afinna cons-
tantemente es que, en tanto que la ganancia, sustancialmente, no es
otra cosa que plusvalor, su origen es entonces el mismo y reside en la
subjetividad de la praxis de los individuos que trabajan. Por eso, en el
momento mismo en que, al sustituir el plusvalor por la ganancia, se lo
pretende medir según el capital total y ya no según su naturante verda-
dero, inevitablemente nos encontramos con éste, en el sentido de que
la composición orgánica del capital total -es decir, de hecho, el lugar
que ocupa en el mismo el capital variable, equivalente económico de la
praxis real- deviene entonces el elemento determinante para el cálcu-
lo de la ganancia. Si se consideran por ejemplo dos capitales de igual
magnitud, la ganancia que reportarán depende únicamente de la masa
de trabajo vivo que ponen en funcionamiento, es decir, de la parte de
capital variable en ellos. Sean dos capitales: A, cuya composición orgá-
nica se escribe 100 v + 600 e, y B, cuya cm~posición orgánica se escribe
600 v + 100 e, suponiendo una misma tjtsa de plusvalor para ambos
casos (100%),mientras vemos que para el primero la tasa de ganancia
es de 100 =14 2 oYoy para el segundo de 600 =85 5 oYo.De este modo,
700 7 700 7
hay que decir con Marx que "con capitales de igual magnitud, la tasa
,,..de ganancia es diferente porque, para una misma tasa de plusvalor,
las masas de plusvalor producidas y por lo tanto las ganancias son
diferentes a consecuencia de la diferenciaentrelasmasasde trabajovivo
quese ponenen movimiento"76• Por lo tanto, lo que importa no es la
magnitud absoluta de un capital sino solamente, para cada fracción
de ese capital, la parte de capital variable que contiene. "La compo-
sición orgánica de los capitales es ... independiente de su magnitud
absoluta. Lo que importa es conocer, para cada fracción de 100, la
parte de capital variable y de capital constante" " . Y ello porque ese

l . 74. Ibíd., 82.


'
75. Ibíd., 87.
76. Ibid., 164; subrayado por nosotros .
77.·!bid., 165.

376
CapítuloXI: La repeticiónde las tesisesenciales

elemento variable nos indica justamente la masa de trabajo que ese


capital pone en movimiento y, por lo tanto, también la masa de so-
bretrabajo que es capaz de apropiarse: "A igual grado de explotación,
la masa de trabajo puesta en movimiento por un capital de 100,por lo
tanto también el sobretrabajo que el mismo se apropia, depende de la
importancia de su elemento variable" 78•
Independientemente de la parte de capital variable que contiene,
hay una segunda causa que determina la tasa de ganancia de un capi-
tal. '~demás de la diferente composición orgánica, es decir, además
de las diferentes cantidades de trabajo y, por consiguiente ... de so-
bretrabajo que capitales de igual magnitud ponen en movimiento ...
existe también otra causa para la desigualdad de las tasas de ganan-
cia: la distinta duración de la rotación del capital en las diferentes
esferas de la producción" 79• Pero está claro que esta segunda causa
no es sino una reafirmación de la primera, una nueva manera que la
misma tiene de manifestar su causalidad. Esa causalidad es la del tra-
bajo vivo. La problemática del plusvalor había mostrado justamente
que, en tanto que resulta de la puesta en movimiento de determi-
nada masa de trabajo vivo y por lo tanto de sobretrabajo, su monto
anual evidentemente debía depender, para un capital dado, de la
cantidad de veces que podía lanzar esa masa de trabajo al proceso de
producción, es decir, de la cantidad de rotaciones anuales del capital
variable. 11La masa de plusvalor producida en el curso del año es ...
igual a la cantidad de plusvalor producido en un periodo de rotación
del,...capitalvariable multiplicado por la cantidad de sus rotaciones en
el año"ªº. O, si llamamos p al plusvalor realizado por el empleo de
un capital variable, n a la cantidad de rotaciones anuales de éste, P
al plusvalor anual, tenemos que P = p x n o también P', la tasa de
plusvalor anual = p x n. Así se resolvía la paradoja de los capitales A
1

y B, y la problemática de la ganancia aparece una vez más como la


repetición de la problemática del plusvalor. La tasa de ganancia, si las
demás condiciones permanecen iguales, evídenternente es función de
la tasa de plusvalor. Si ,.,la reducción del tiempo de rotación ... au-
menta la masa de plusvalor producido .. . en tanto la tasa de ganancia
no expresa otra cosa que la proporción entre la masa de plusvalor

78. Ibid., 166.


79. Ibíd., 167.
BO.Ibíd., 89.

377
-
Marx II. Unafilosofíade la economía

producido y el conjunto del capital comprometido en su producción,


.es evidente que toda disminución de ese tipo aumentará la tasa de
ganancia" 81 • Lo que Marx también expresa diciendo: "Dados capita-
les de igual composición porcentual, para un mismo plusvalor y una
misma jornada de trabajo, las tasas de ganancia de dos capitales están
en razón inversa a sus tiempos de rotación" 82 • Sin embargo, el efecto
de la reducción del tiempo de rotación del capital debe ser compren-
dido claramente como efecto de la causa real de todo el sistema, como
un efecto no del tiempo de rotación mismo sino del hecho de que la
reducción de ese tiempo de rotación arroja nuevamente al proceso
de producción una nueva masa de trabajo vivo, y es ésta y sólo ésta
la que, al producir un nuevo plusvalor, al incrementar el monto del
mismo, incrementa con ello la tasa de plusvalor y la tasa de ganancia.
"El efecto directo de una reducción del tiempo de rotación sobre la
producción de plusvalor, por lo tanto también de ganancia, resideen el
aumentodeeficaciaque confierea lafracciónvariabledel capital"83•
Sin embargo, al parecer, la tasa de ganancia no depende solamente
del capital variable sino también del capital constante. Si se conside-
ra la fórmula de esa tasa gr= ~ = e : v , queda claro que cualquier
aumento del capital constante e tendría ei efecto de disminuir -y cual-
quier disminución de dicho capital, el e~ecto de aumentar- la tasa de
ganancia. Ya en el análisis sistemático d'e las variaciones eidéticas de
los diversos elementos que intervienen en la deterrrúnación de la tasa
de ganancia, Marx, al considerar el caso en que, con la tasa de plusva-
;o. lor y el capital variable como constantes, sólo varía el capital constan-
te -y por consiguiente del capital total-, había extraído la ley de que
"para una misma tasa de plusvalor y una misma fracción variable de
capital, la tasa de gananci~ es inversamente proporcional al capital
total" 84, cuya variación, por hlpótesis, está determinada únicamente
aquí por la variación del capital constante. Lo que también expresaba
diciendo que "todo ahorro realizado sobre el capital constante au-
menta por un lado la tasa de ganancia y por otro lado libera capital,

81. Ibíd.
82. Ibid., 91.
83. Ibíd., subrayado por nosotros.
84. Ibíd., 76.

378
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

de allí su importancia para el capitalista" 85• Ahora bien, el aumento


del capital constante se presenta como un rasgo característico del
capital en la producción moderna, y ello porque está constituido en
su mayor parte por el valor de las materias primas, las cuales son
consumidas totalmente en el proceso de producción y pertenecen así
al capital circulante, cuyo valor pasa enteramente al del producto. ''A
medida que se desarrolla la fuerza productiva del trabajo, el valor de
la materia prima constituye un elemento del valor de la mercancía
en constante aumento, no solamente porque entra en el mismo en su
totalidad sino porque, en cada fracción alícuota del producto total, la
porción que representa el desgaste de las máquinas y la que repre-
senta el trabajo nuevo añadido no cesan de disminuir" 86• Otra causa
del alza tendencia! del valor del capital constante reside en el hecho
de que, a consecuencia de la complejidad creciente del proceso capi-
talista considerado en su conjunto, y especialmente del proceso de
circulación, una serie de operaciones secundarias, que por sí mismas
no producen valor, intervienen en ese proceso y por lo tanto no cesan
de reforzar así la parte constante del capital en detrimento de la parte
creadora de valor. "Una fracción de ese capital total se requiere para
operaciones secundarias que no entran en el proceso de valorización,
y dicha fracción del capital social debe repro~ucirse constantemente
con ese fin. En virtud de ello, la tasa de ganancia disminuye para el
capitalista individual, al igual que para toda 1~clase de los capitalistas
industriales" 87•
De allí el esfuerzo sistemático del capital para disminuir por el
-~
contrario el capital constante, con el fin de obtener de cada progreso
realizado en ese sentido un aumento correlativo de la tasa de ganan-
cia. De lo que se trata, esencialmente, es de lograr un ahorro en las
condiciones de producción, ahorro que se vuelve posible desde el
momento en que la producción se lleva a cabo en gran escala. A partir
de ese momento la concentración de los obreros, la combinación social
del trabajo y su racionalización permiten un ahorro sustancial sobre

85. lbíd .
86. Ibíd., 126.
87. Ibíd., 302. Esta proposición también es notable en la medida en que muestra
que lo que ocurre en el plano de la totalidad, aquí la clase de los capitalistas, es
función de lo que ocurre cada vez a rúvel del elemento de cada capital particular
y, finalmente, de cada proceso real de producción .

379
Marx II. Unafilosofiade la economía

el conjunto del capital constante 88• En cuanto a las materias primas,


el carácter masivo de la producción hace posible no sólo su obtención
en mejores condiciones sino también la recuperación y reutilización
de los residuos. En la parte fija del capital constante el provecho es
más evidente todavía, porque el desarrollo de las fuerzas productivas
en una rama de la producción, en particular en la rama de la fabri-
cación de máquinas, conduce no solamente a bajar su valor en tanto
que mercancías producidas sino, al mismo tiempo, a bajar el valor
del capital fijo que ellas constituyen desde que entran como medio
de producción en otra rama de la industria. Con esta baja del valor
del capital fijo y, por consiguiente, del conjunto del capital constante,
aumenta al mismo tiempo la tasa de ganancia. Así, dado que "la mer-
cancía que sale de una rama de la industria como producto entra en
otra como medio de producción", se sigue que "el incremento de la
tasa de ganancia en una rama de la industria se debe al desarrollo de
la fuerza productiva del trabajo en otra" 89•
La acción por la cual el capital procura presionar por todos los
medios sobre el capital constante para disminuir el valor del mismo
es decisiva: no sólo porque es la que confiere al capital el carácter
revolucionario en virtud del cual procura mejorar incesantemente las
condiciones de producción y, para ello, ttansforma sin cesar las fuer-
zas productivas, instalando así el cambioien el corazón de su ser; sino
también porque esa tensión es permanente, inevitable y necesaria, en
tanto es la acción por la cúal el capital mantiene y protege la razón
misma de su existencia y su principio último, la ganancia. Si, a pesar
""desu importancia y constancia, esa acción del capital sobre su parte
constante pasa frecuentemente desapercibida, es porque no la toman
en consideración aquellos que constituyen la inmensa mayoría de los
agentes de la producción , a saber, los propios trabajadores. Lo que ca-
racteriza a estos últimos, en razón de la alienación propia del proceso
económico, es la indiferencia en que se encuentran respecto de ese
proceso, que para ellos ha devenido algo ajeno. ''La relación capitalis-
ta disimula su estructura interna en la total indiferencia , exterioridad
y alienación en las que coloca al obrero respecto de las condiciones de
realización de su propio trabajo" 90• El obrero, que sólo se relaciona

88. Cf. ibid., 96 a 101.


89. Ibíd., 100.
90. Ibíd., 103.

380

i
__j
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

con el valor de uso de los elementos materiales que corresponden al


capital constante, no se interesa en lo más mínimo por las variaciones
del valor de ese capital : "por lo tanto, el aumento o disminución de ese
valor es algo que interviene tan poco en su relación con el capitalista
como el hecho de trabajar en la industria del cobre o del hierro" 91• Del
mismo modo, la interdependencia del trabajo social -tal como se ma-
nifiesta en el hecho de que un progreso de las fuerzas productivas en
una esfera determinada de la producción tiene como efecto disminuir
el valor del capital fijo utilizado en otra rama- es algo que se le escapa
igualmente: "En la medida en que la productividad del trabajo en una
rama de producción se traduce en otra por un perfeccionamiento de
los medios de producción y un abaratamiento de sus precios, contri-
buyendo así a aumentar la tasa de ganancia, esa interdependencia del
trabajo social es para los obreros algo totalmente ajeno" 92 • Lo mismo
sucede con la asociación del trabajo, desde que esa determinación de
la praxis de los individuos trabajadores devino un carácter que perte-
nece al conjunto instrumental puesto en movimiento, es decir, a fin de
cuentas, al capital mismo. "En realidad el obrero se comporta hacia el
carácter social de su trabajo, su combinación con el trabajo de otro en
vistas de una finalidad común, como hacia una potencia extraña. Las
condiciones que permiten la realización de esa combinación son para
él un bien ajeno" 93•
Por secreta que sea, la acción que sigue aquí el capital a través de
los diferentes caminos que toma no deja de alcanzar con seguridad
su meta
... : no la obtención de una disminución absoluta del capital
constante, ciertamente, sino un aumento mucho menos rápido de
lo que exigiría el desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, de
las condiciones objetivas de producción. Y ello porque, si bien esas
condiciones no cesan de crecer, su valor, como se ha visto, no cesa
de disminuir 94• Sin embargo, la acción sistemática del capital sobre
su parte constante no tiene otra finalidad que la preservación de la
tasa de ganancia; y efectivamente parece alcanzar esa meta. De allí la
ilusión que surge aquí y según la cual el capital constante determina
la tasa de ganancia. Ilusión porque la ganancia, sustancialmente, no

91. Ibid.
92. Ibíd., 104.
93. Ibid.
94. Cf. íbíd., 99-100, y supra,cap . vm , p . 206 .

381

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

es otra cosa que plusvalor, el cual proviene únicamente del capital


variable y de su uso efectivo, y en modo alguno del capital constante
mismo: así como no produce plusvalor, tampoco podría determinar
su tasa, o la tasa de ganancia. Por lo tanto hay que decir: la disminu-
ción del capital constante no es capaz de producir, en sí misma y por
sí misma, un aumento de la tasa de ganancia. Esa disminución, de
hecho, es un fenómeno que acompaña al aumento del capital variable
en un capital, y ese aumento de la masa de trabajo vivo arrojado al
proceso de producción es lo que aumenta tanto el plusvalor como
la tasa de plusvalor y por lo tanto la tasa de ganancia. Del mismo
modo, no es el aumento del capital constante lo que disminuye su
tasa, sino el hecho de que ese aumento acompaña una disnúnución
del capital variable o, más exactamente, de la masa de trabajo vivo
puesta en movimiento, y es esa disminución del trabajo vivo y sólo
ella lo que disminuye tanto el plusvalor como la tasa de plusvalor y la
tasa de ganancia. Por eso cuando Marx escribe: "Dado el plusvalor, la
tasa de ganancia sólo puede aumentarse por una reducción del valor
del capital constante" 95, hay que entender que esa reducción no es
más que un efecto, un signo, un índice del aumento de la parte del
capital variable en el seno del capital, es decir, del trabajo vivo en el
seno del proceso real. Esa significación t¡ue posee toda variación del
capital constante -la de no ser y no pod,er ser, en lo que respecta a la
determinación de la tasa de ganancia, más que un efecto, y no un na-
turante- surge por el contrario cuando, hablando de las operaciones
secundarias extrañas al proceso de valorización mismo y que vienen
~ a reforzar el proceso de conjunto del capital y justamente incrementar
el capital constante y disminuir la tasa de ganancia, Marx declara que
se trata allí de "una consecuencia que resulta de cualquier agregado
de capital suplementario que se manifieste como necesario para poner
en movimientola mismamasade capitalvariable"
96

Debemos precisar entonces lo que se ha dicho respecto del papel


de las matemáticas en la problemática de Marx: dicho papel no se
limita solamente a la pura ilustración de tesis que tienen su funda-

mento en otra parte, sino que, con frecuencia, la formulación preten-
l. didamente "rigurosa" y "científica" que se quiere dar de ese funda-
mento conduce a su obnubilación. Si volvemos a la fórmula de la tasa

95. Ibid., 99.


1· 96. Ibid., 302; subrayado por nosotros.

382
Capitu"lo
XI: La repetición de las tesi.sesenciales

de ganancia g' = _+P , ¿no hace pensar que el capital constante y el


C V
capital variable son, a igualtítulo, determinantes de esa tasa; que, para
la preservación de la misma, una variación del capital constante es
tan importante como una variación del capital variable y, sobre todo ,
que cumplela mismafunción?Dejando ver el carácter mistificador de
la fórmula de la tasa de ganancia considerada en sí misma, es decir,
de su sentido matemático; mostrando que éste, a fin de cuentas es un
sinsentido, el pensamiento de Marx se une a esa corriente subter ránea
que, a través de Malebranche, Maine de Biran, Kierkegaard y también
Husserl, rechaza de modo decisivo la subsunción de la vida bajo la
determinación ideal.
Si no obstante se pretendiera mantener la fórmula matemática de
la tasa de ganancia como principio de inteligibilidad del proceso de
valorización del capital o, al menos, de las modalidades de su rea-
lización; si por lo tanto se persistiera en hacer del capital constante
un factor que interviene a igual título que el capital variable en la
determinación de esa tasa, nos toparíamos con la disociación que los
manuscritos del libro III vienen a instituir nuevamente entre esos
dos elementos del capital. Lo que constituye el carácter decisivo de
esta disociación es que, como siempre, no se trata de una disociación
económica sino de su fundación en la realidad. Ahora bien, la dife-
renciación entre el capital constante y el capital variable, tal como se
lleva a cabo en el libro III, aborda temáticamente no sólo la realidad
sino precisamente el modo de referencia a la misma, de modo tal
qué el capital constante se opone al capital variable no sólo porque
la realidad a la que refiere es el ser objetivo y no la subjetividad, sino
también porque, por esa razón, el modo de referencia en los dos ca-
sos es radicalmente diferente . La relación del capital constante con el
ser objetivo, es decir, con las condiciones objetivas de la producción
cuyo valor expone, es a la vez indiferente y fija, manifiesta la hetero-
geneidad pura y simple entre la realidad y la realidad económica. La
relación del capital variable con la praxis subjetiva es por el contrario
una relación orgánica. Esto significa que mientras esa praxis se lleva
a cabo se produce valor y el capital variable aumenta o, más precisa-
mente, aparece un nuevo capital superior al que se había cambiado
por trabajo vivo. En lo que concierne al proceso de valorización, la
diferencia entre capital constante y capital variable es entonces radi-
cal: mientras que el valor del primero es una magnitud ideal fija sin

383

L
1 .
Marx II. Unafilosofíade la economía

relación con la realidad material que designa, de modo que la natura-


leza de la misma poco importa, de modo que sólo ese valor en tanto
que tal interviene en la determinación de la tasa de ganancia, por el
contrario el valor del capital variable no tiene ninguna importancia
en sí mismo, sino sólo en la medida en que es el índice de la realidad
a la que refiere sin poder expresarla adecuadamente, lo que importa
es esa realidad, a saber la fuerza subjetiva del trabajo, porque es ella y
solo ella la que crea el valor, el plusvalor, y así determina realmente la
tasa de plusvalor y por consiguiente la tasa de ganancia misma. Así,
ese valor del capital variable puede permanecer fijo y la intensidad
y la duración del trabajo aumentar. En este caso la proporción entre
el capital variable y el capital constante en el capital total no cambia
y sin embargo el plusvalor aumenta, y con él la tasa de plusvalor y
la tasa de ganancia 97• Por lo tanto, lo que determina en última ins-
tancia el grado de valorización de un capital no es el capital variable
en sí mismo ni, por consiguiente, su relación con el capital constante
en el capital total, sino el trabajo vivo del cual ese capital variable es
índice. Este texto es esencial: "Aquí aparece precisamente la relación
orgánica particular entre el capital variable y el movimiento y la va-
1 lorización del capital total, así como la diferencia que lo separa del
capital constante. Desde el punto de vi~ta de la creación de valor, el
capital constante sólo tiene importancia /en razón de su valor, y es ab-
solutamente indiferente para la creación de valor saber que un capital
constante de f. 1500 representa 1500toneladas de hierro a f. 1 la tone-
lada o 500 toneladas de hlerro a E 3. La cantidad de materias reales
_,que su valor representa no tiene absolutamente ninguna importancia
para determinar la creación de valor y la tasa de ganancia ... Con el
capital variable sucede muy distinto. Lo queimportaen primerlugarno
es su valorni el trabajomaterializadoen él,sinosu valoren tantoquesimple
índicedeltrabajototalqueponeen movimientoy queesecapitalvariableno
expresa;la diferencia entre ese trabajo total y el trabajo que se expresa
.en el capital variable y que por lo tanto éste paga -es decir, la fracción

97. Como muestra con claridad este "ejemplo'' de Marx: "Supongamos por
ejemplo que un capital de 100, con 20 obreros que trabajan 10 horas por día y
reciben un salario semanal total de 20, produce un plusvalor de 20; tenemos
entonces: 80 e+ 20 v + 20 p; p' = 100%, g' = 20%. Si la jornada de trabajo se lleva a
15 horas sin aumento de salario, entonces el producto total de los 20 obreros se
elevará en valor de 40 a 60... , como v, el salario pagado, sigue siendo el mismo,
el plusvalor pasa de 20 a 40, y tendremos : 80 e + 20 v + 40 p; p' = 200%, g' = 40%11

(ibfd., 70).

384

L ..
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

que constituye el plusvalor- es mayor, justamente, cuanto menor es el


trabajo contenido en el capital variable ... Por lo tanto, tan prontocomo
lamagnituddelcapitalvariabledejadeserel índicede lamasade trabajoque
pone°enmovimientoy se modifica por el contrario la medida de ese ín-
dice, dicho cambio conlleva una modificación de la tasa de plusvalor
en sentido opuesto y en proporción inversa" 98•
De este modo la problemática de la ganancia reencuentra los
resultados más esenciales de la problemática del capital variable y
viene a repetirlos en un sentido ejemplar. En esta repetición aparece
todavía más clara la doblesignificación, a la vez ontológicay económica,
del capitalvariable,económica en la medida en que designa un valor
o más precisamente dos valores sucesivos y diferentes, ontológica en
tanto que no es más que el índice de la subjetividad viviente, única
que produce el valor resultante del proceso y, por lo tanto., constitu-
ye la valorización misma. Únicamente en razón de esta significación
ontológica última el concepto adecuado de composición orgánica
del capital es el que hace aparecer al capital variable por sí mismo,
el concepto, por consiguiente, de la oposición entre capital variable
y capital constante; y sólo en razón de la adecuación de su concepto
la composición orgánica del capital es dada asu vez por Marx como
el fundamento de la tasa de ganancia, por oposición a la masa total
del capital, que diluye en sí, o en su descomposición en capital fijo y
capital circulante, el origen real de la valorización. ·
Ese es el sentido de la tesis que plantea que la ganancia depende
de 1a composición orgánica del capital y no pura y simplemente de
su magnitud. "Porque si la ganancia se incrementara proporcional-
mente a la magnitud del capital utilizado, eso supondría que ... ca-
pitales iguales tienen ... en esferas de producción diferente, tasas de
ganancia iguales, a pesar de su composición orgánica diferente. Sólo
deritro de una misma esfera las masas de ganancia son directamente
proporcionales a la masa de capital utilizado; por lo tanto, allí donde
el capital posee una composición orgánica dada, o bien en esferas de
.producción diferentes para las cuales la composición orgánica del ca-
pital es la misma. Decir que las ganancias de capitales diferentes son
proporcionales a sus magnitudes supone pretender que capitales de
la misma importancia reporten las mismas ganancias o también que

98. Ibíd., 71; subrayado por nosotros.

385

l
Marx JI. Unafilosofiade la economía

la tasa de ganancia es la núsrna para todos los capitales, cualquiera


fuese ... su composición orgánica" 99 •
Estamos entonces ante una grave dificultad que ha motivado la
problemática de los manuscritos reunidos en el libro III. Mientras
que Marx afirma que el plusvalor, su tasa y la tasa de ganancia son
función exclusiva del capital variable empleado, es decir, de la masa
de trabajo vivo que un capital pone en funcionamiento, el universo
muestra por el contrario que, a igual magnitud, todos los capitales re-
portan la misma ganancia, cualquiera sea la rama de producción con-
siderada, cualquiera sea, por consiguiente, su composición orgánica.
Por lo tanto la aporía que formula Engels en el prefacio del libro III
no sólo confronta a Fireman sino a toda la teoría de la fundación sub-
jetiva del valor en general: "Mientras que la teoría enseña ... que para
una tasa de plusvalor dado, el plusvalor es proporcional a la cantidad
de mano de obra empleada , la experienda ... revela por el contrario
que dada una tasa media de ganancia, la ganancia es proporcional a
la magnitud del capital total empleado". De allí la pregunta: "¿Cómo
se efectúa entonces la transformación del plusvalor, cuya magnitud
es proporcional a la explotación del trabajo, en ganancia, cuya mag-
nitud es proporcional al volumen del capital exigido a ese fin?" 100 •
Ahora bien, es en la representación del ¿apitalista que la relación de
la ganancia con .el capital total parece sustituir a la relación real del
plusvalor con el trabajo vivo. Engels dice, siempre en su prefacio al li-
bro III: "La ley del valor surge desde un principio contra una opinión
....difundida por el modo de pensar capitalista, que pretende que el tra-
bajo pasado acumulado que constituye el capital no es simplemente
determinada suma de valor finito sino que, por el contrario, en tanto
que factor de la producción y de la formación de ganancia, es creador
de valor y por lo tanto fuente de más valor de lo que él mismo posee.
La ley del valor constata que esa propiedad pertenece sólo al trabajo
vivo. Es bien sabido que los capitalistas esperan ganancias iguales en
proporción al volumen de sus capitales, y que por lo tanto consideran
el adelanto de capital que realizan como una suerte de precio de costo
de su ganancia" 1º1• Pero la dependencia de la ganancia respecto de la
suma total del capital adelantado y, por consiguiente, la determina-

99. Ibíd., 166-167.


100. Ibid.1 18.
101. Ibid., 16.

386
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

ción por éste de la tasa de ganancia, no constituyen en modo alguno


una simple manera de representarse las cosas, una ilusión propia de
la conciencia capitalista. Las tasas de ganancia son idénticas en las
diferentes ramas de la producción en la realidad de los hechos. La
identidad de la tasa de ganancia de los diversos capitales se propone
no solamente como un fenómeno objetivo, sino que también Marxla
pone como una condición del régimen capitalista . ºEn la realidad, no
existe rupodría existir diferencia entre las tasas medias de ganancia
para las diferentes ramas de la producción sin que todo el sistema
capitalista quede suprimido. Pareceríaaquí, entonces,que la teoríadel
valores incompatibleconel movimientorealy losfenómenosobjetivosque
acompañan la producción, y que, por consiguiente, se debe renunciar
a comprender esos fenómenos" 102• De este modo, el análisis de Marx
toma la que reconocimos como su forma característica y denuncia la
objetividad económica como una ilusión en sí misma, en tanto que la
distribución de la ganancia entre todos los capitales no es más que el
ordenamiento, la disposición exterior de algo que tiene su condición
de posibilidad en otro lado.
La tesis de Marx es entonces la siguiente : la masa total de plus-
valor y por lo tanto de ganancia producida por el conjunto del ca-
pital social, es decir, de hecho, por la masa total de trabajo vivo -y
sobretrabajo- que aquél pone en movimiento, se ve repartida entre
los múltiples capitales no según la parte que efectivamente tomaron
para su formación., es decir, en función de su composición orgánica
-má..5 precisamente, de la masa de sobretrabajo que cada uno de esos
capitales ha utilizado- sino en proporción a su magnitud total, a la
suma de capital adelantado en cada caso. Mientras que en cáda rama
de la producción, en razón de la composición orgánica específica del
capital invertido y de la parte en él de capital variable, se tiene cada
vez una tasa de ganancia determinada y que difiere de la tasa de ga-
nancia obtenida en otra rama en que la composición orgánica de los
capitales es diferente, no obstante, por el juego de la competencia en-
tre los capitales, se crea "una tasa general de ganancia que es la media
de todas esas tasas de ganancia diferentes " 1º3. Ahora bien, la determi-

102. Ib{d., 170; subrayado por nosotros .


103. Ibíd., 174. Marx describió del siguiente modo la concurrencia entre los
capitales que conduce a la igualdad de una tasa de ganancia media : "El capital
abandona una esfera de tasa de ganancia poco elevada y se p recipita sobre
aquella que comporta una tasa de ganancia más importante . Por este ida y vuelta

387
Marx II. Unafilosofiade la economía

nación de esa tasa general de ganancia es a su vez una reafirmadón


de la ley del valor. En efecto, para establecerla, no alcanza en absoluto
"con hacer el promedio entre las diferentes tasas de ganancia de las
diversas esferas de producción" 104 sino que, dado que la producción
de la masa de plusvalor es función de la composición orgánica de los
capitales en cada una de esas esferas, lo que interesa es conocer la
proporción de capital social total que se invierte en cada una de ellas.
Porque la cantidad de plusvalor y por lo tanto de ganancia produci-
da será muy diferente según que una gran parte del capital total sea
invertido en ramas de la producción donde, dado que la proporción
de capital variable es elevada, la tasa de ganancia también será ele-
vada, o por el contrario en ramas que ponen en movimiento escasa
cantidad de trabajo vivo. Marx expuso de manera rigurosa la ley de la
determinación de la tasa general de ganancia : "1° por la composición
orgánica de los capitales en las diversas esferas de producción, por lo
tanto por las diversas tasas de ganancia de las esferas particulares; 2º
por la distribución de la totalidad del capital social en esas diferentes
esferas, es decir, por la magnitud relativa del capital invertido en cada
esfera particular o, dicho de otro modo, según una tasa de ganancia
particular; o sea, por la fracción de la masa de todo el capital social
que absorbe cada esfera particular de pr1ducción" 1o.s.
Del concepto de tasa general de ganahcia se deriva el de ganancia
media, que designa la "ganancia que, de acuerdo a esa tasa general de
ganancia, corresponde a un capital de magnitud dada, cualquiera sea
•su composición orgánica 11106• Aquí se vuelve visible el modo en que,
ó<
en el plano de las determinaciones objetivas de la economía y por
efecto mismo de su desarrollo y encadenamiento, se lleva a cabo la
obnubilación creciente del proceso real y sus determinantes efectivos .
Mientras que la determinación de la tasa general de ganancia exige
considerar la distribución del capital social según las diversas ramas
de producción, es decir, que exige a fin de cuentas la determinación

perpetuo, por el modo en que se reparte entre las diferentes esferas según que la
tasa de ganancia baje aquí y aumente allá, el capital provoca una relación entre
oferta y demanda de tal carácter que resulta en la igualdad de la ganancia media
en las diferentes esferas de produ cción, de allí la transformación de los valores en
precios de producción" (íbíd.,210).
104. Ibíd., 179.
105. Ibíd.
106. Ibfd., 174.

388

__J
. ·· -- . ---- ··-····· ---------

CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

rigurosa de la cantidad de trabajo vivo puesto en movimiento, esta


consideración en que se conserva la esencia secreta del fenómeno
observado desaparece desde el momento en que la ganancia, como
ganancia media, se ve definida a partir de la magnitud total de un
capital dado: justamente, la parte de trabajo vivo en él acaba de ser
borrada. De este modo vemos desarrollarse a partir de la ganancia
media todas las formas mistificadoras del sistema. En primer lugar
el tan importante concepto de precio de producción . Definido como
la suma del costo de producción y la ganancia media 107, constituido
por lo tanto a partir de dos elementos que representan cada uno en
sí mismo una forma mistificada , este concepto deberá considerarse
como uno de los más ideológicos del sistema . Su deconstrucción im-
plica primero la crítica del concepto de costo de producción, que ya
ha sido realizada pero que Marx retoma con el fin de mostrar que, en
el mismo, la abolición de la diferencia entre capital variable y capi-
tal constante permite su aplicación indiferente a todas las ramas de
la producción y prepara al mismo tiempo la aparición del concepto
correlativo de ganancia media. En efecto, en la medida en que el ca-
pitalista no hace distinción alguna entre las sumas que adelanta y por
el contrario las considera globalmente, de entrada dejó de considerar
la especificidad de su producción particular y, por consiguiente, la
cantidad precisa de valor y plusvalor que resulta de ella. Espera una
ganancia determinada a partir de su inversión global, de modo tal
que calcula su "precio de producción" en función del capital inverti-
do y de la ganancia que debe obtener, habida cuenta de lo que reporta
un -tapital en general. "Para el capitalista, en el costo de producción
no existe diferencia entre capital variable y capital constante. Una
mercancía para cuya producción adelantó E 100 le cuesta precisa-
mente eso, ya sea que gaste 90 e+ 10 v o 10 e+ 90 v ... Los costos de
producción son los mismos para inversiones idénticas de capital en
las diferentes esferas, cualquiera sea la diversidad de los valores y
plusvalores producidos. Esta igualdad de los costos de producción
constituye la base de la competencia en las inversiones de capital,
origen de la ganancia media" 108•
El carácter mistificador del concepto de precio de producción tie-
ne que ver con que no expresa en modo alguno el valor del capital

107. Cf. íbíd.


108. Ibíd., 170 .

389
Marx II. Unafilosofiade la economía

adelantado, invertido en una producción determinada, aumentado


por el plusvalor efectivamente realizado en esa producción. Por el
contrario, ese precio de producción se determina añadiendo al valor
adelantado por un capital una parte del plusvalor total producido por
el conjunto del capital social, parte que ese capital recibe en función
de su magnitud, es decir, de la parte de capital social que ese capital
representa. "Si bien, al vender las mercancías, los capitalistas de las
diferentes esferas de producción recuperan sus valores de capital
consumidos en la producción, no retiran de ésta el plusvalor y por lo
tanto la ganancia que resultan de la producción de esas mercancías
en su propia esfera: sobre la masa total de plusvalor (o de ganancia),
producido en un periodo dado por todo el capital social para el con-
junto de las esferas de producción, retiran solamente el plusvalor (o
la ganancia) que corresponde a cada parte alícuota del capital total,
según una distribución uniforme" 109• Por eso, entre esos dos elemen-
tos cuya suma constituye el precio de producción de las mercancías,
la disociación consiste ahora en que el primero, el costo de produc-
ción, es función del proceso determinado de producción, cuyo costo
justamente constituye, mientras que el segundo ya no se refiere a ese
proceso sino a la ley general del capitali!~moque prescribe la distri-
bución de la ganancia total entre difereiites capitales en función de
su magnitud. "Por un lado, esa fracción o.elprecio de las mercancías
que debe remplazar las fracciones de valor capital consumidas en
su producción y, por consiguiente, servir para comprar nuevamente
los valores capital consumidos, es decir, el costo de producción, de-
"pende exclusivamente del gasto efectuado dentro de las esferas de
producción respectivas. Por otro lado, el otro elemento del precio de
las mercancías, la ganancia que se agrega al costo de producción, no
depende de la masa de ganancia que un capital determinado produce
en una esfera de producción y un tiempo dados, sino que depende de
la masa de ganancia que, en un tiempo dado, corresponde en prome-
dio a todo capital utilizado, en tanto que parte alícuota del conjunto
del capital social invertido en el conjunto de la producción" 11º.Aquí
se nos descubre la diferenciaesencialquese instituyeentreel valorde una
mercancíay su preciodeproducción,en tanto que el primero sólo puede
definirse dentro de un proceso particular y está determmado por la
suma del trabajo pagado y no pagado que contiene, mientras que el
109. Ibíd.,175.
110. Ibíd.

390
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

precio de producción depende del trabajo que se pagó pero, por otro
lado, ya no del trabajo no pagado que efectivamente se realizó en ese
proceso particular de producción sino de una cantidad de trabajo
no pagado que se determina independientemente de ese proceso, a
partir del conjunto del trabajo social no pagado y como una fracción
del mismo. A partir del concepto central de valor, Marx puede definir
ahora de modo riguroso los conceptos ideológicos de costo y precio
de producción: "El costo de producción de una mercancía depende
sólo de la cantidad de trabajo pagado que la misma contiene; el va-
lor depende de la cantidad total de trabajo, pagado y no pagado; el
precio de producción depende de la suma de trabajo pagado y una
cantidad determinada de trabajo no pagado, independiente de cada
esfera particular"m.
La problemática de la ganancia no tiene otra finalidad que sos-
tener, contra la apariencia que constituyen los fenómenos objetivos
del sistema, la tesis del origen subjetivo del valor. La preservación de
le ley del valor venía a mostrar en primer lugar que, en tanto que la
ganancia no es otra cosa que plusvalor y, por lo tanto, producto del
trabajo vivo únicamente, la diferencia que se instituía entre ellos no
podía poner en cuestión su identidad sustancial ni por consiguiente
su igualdad. Se trataba de una diferencia puramente formal, consis-
tente en referir una misma magnitud a dos magnitudes diferentes, de
modo que la diferencia de los términos de referencia y por lo tanto
la diferencia de los cocientes, la diferencia entre la tasa de plusvalor
y la tasa de ganancia, era lo único que permitía diferenciar de modo
extrmseco el plusvalor y la ganancia, de modo tal que su identidad
original, lejos de verse cuestionada por esa diferenciación, era su
1 condición. Sin dudas, bajo la forma de la ganancia, esa referencia del
i
1:
i
plusvalor al capital total adelantado tenía como efecto enmascarar el
origen real del plusvalor, y sin embargo no podía cambiar nada en el
plusvalor ni en la ganancia. "Por esa razón, en efecto, el plusvalor dis-
frazado de ganancia renegó de su propio origen y perdió su carácter;
se volvió irreconocible. Pero hasta ahora la diferencia entre ganancia
y plusvalor no era más que una modificación cualitativa, un cambio
de forma, mientras que en este primer grado de transformación sólo
existe una diferencia real de magnitud entre tasa de ganancia y tasa

111. Ibíd., 180.

391
Marx II. Unafilosoftade la economía

de plusvalor, y no aún entre ganancia y plusvalor" 112• Por el contrario,.


con la diferenciación entre el valorde una mercancíay su preciode pro-
ducciónapareceuna diferenciaentrela magnitudabsolutadeplusvalory la
magnitudabsolutadeganancia,. en tanto que la diferencia entre el precio
de producción y el valor, tal como se instituye en cada proceso parti-
cular de producción y en cada rama de la industria, no significa otra
cosa que la diferencia que se establece al término de ese proceso entre
el plusvalor que el mismo produce y la ganancia efectiva que retira el
capitalista, la cual está determinada por la tasa general de ganancia y,
como tal, tiene la forma de una ganancia media. Después de afirmar
el carácter puramente formal de la diferencia entre tasa de ganan -
cia y tasa de plusvalor, diferencia que, en lo que hace al plusvalor
y la ganancia mismos, deja subsistir su igualdad cuantitativa ,. Marx
agrega: "Otra cosa sucede desde que se establece una tasa general
de ganancia y por lo tanto una ganancia media, correspondiente a
la magnitud dada del capital invertido en las diferentes esferas de
la producción .. . Por regla general, la ganancia y el plusvalor, y no
solamente sus tasas, son ahora magnitudes realmente diferentes //113•
Consideremos por ejemplo tres capitales cuya composición orgánica
se escribe respectivamente: I = 80 e + 20 v + 20 p; II = 90 e + 10 v + 10 p;
m = 70 e+ 30 v + 30 p; con una tasa g~neral de ganancia del 20%,
vemos que el precio de producción o pr~cio del producto es de 120en
todos los casos, mientras que el valor del producto es de 120 para I, de
110 para II y de 130 para IIi. Así, con excepción del capital I en el que
el precio es idéntico al valor, hay una disyunción entre el segundo y
"' el primero, por lo tanto entre la ganancia y el plusvalor, como se ve en
el caso de los capitales II y III.
Pero la crítica del concepto de ganancia media ha disipado la apa-
riencia según la cual la ganancia tendría otro origen que el plusvalor y
sería sustancialmente diferente de él. Al establecer que la ganancia de
la que se apodera efectivamente un capital dado difiere del plusvalor
que ese capital produce únicamente en que no se calcula según ese
plusvalor, sino según el criterio de participación de cada capital en el
plusvalor total producido por el conjunto del capital social en razón
de la magnitud de ese capital determinado, Marx muestra que los fe-
nómenos objetivos en que se disimula el origen subjetivo del valor sin

112. Ibíd., 183.


113. lbíd., 183-184.

392
r Capítulo XI: La repeticiónde las tesis esenciales

embargo sólo son posibles a partir de éste. Y ello porque "es evidente
que, en lo concerniente a la totalidad del capital social, la suma de los
valores mercancía que el mismo produjo (o, si se prefiere una expre-
sión monetaria, sus precios) es igual al valor del capital constante más
el valor del capital variable más el plusvalor" 114. Por lo tanto la ganan -
cia, la tasa de ganancia y la diferencia eventual entre la ganancia y el
plusvalor, no son más que fenómenos relativos al reparto de este últi-
mo, fenómenos que vienen a enmascarar su creación verdadera pero
que no pueden sustituirla. Después de la diferenciación de sus tasas,
la diferencia cuantitativa entre el plusvalor y la ganancia corona la
obnubilación que se anuncia en el fenómeno del costo de producción.
Al considerar únicamente el costo de los medios de producción y el
salario, el costo disimulaba el origen del plusvalor y, a decir verdad,
la idea misma de una formación de valor, ya que, según su concep-
to, el valor del salario no hacía más que reaparecer en la mercancía .
La ganancia media lleva a término esa disimulación ya que, una vez
desaparecido el origen del plusvalor, éste puede ser referido al capi-
tal total por la mediación de su relación con el conjunto del capital
social. En un texto de gran densidad Marx pensó esta sepultación de
la praxis bajo los fenómenos objetivos del sistema, que encuentran su
representación conjunta y complementaria en el costo de producción
y en la disociación entre ganancia y plusvalor . "La diferencia efectiva
de magnitud que existe no sólo entre la tasa de ganancia y la tasa de
plusvalor sino, también , entre la ganancia y el plusvalor en las esferas
particulares de producción, disimula completamente la naturaleza
real-y el origen de la ganancia ... Con la transformación de los valo-
res en precios de producción, la base misma de la determinación se
oculta a la mirada. Finalmente: en el momento en que el plusvalor se
transforma en simple ganancia, y la fracción del valor de las mercan-
cías que constituye la ganancia confronta a la otra fracción que repre-
senta el costo de producción, el capitalista ya perdió la noción misma
de valor, porque no se encu entra ante el trabajo global que costó la
producción de la mercancía sino solamente ante la fracción del tra-
bajo que el capitalista pagó en forma de medios de producción vivos
y muertos; la ganancia se le aparece entonces como algo exterior al
valor inmanente de la mercancía. Esa representación de las cosas se
ve entonces perfectamente confirmada , consolidada , osificada , por el
hecho de que, para una esfera de producción particular , la ganancia

114. Ibíd., 182.


,,
,,
1,

!,
393

L_
Marx II. Unafilosofiade la economfa

agregada al costo de producción no está determinada efectivamente


por los límites de la creación de valor que se opera en ella sino que.,
por el contrario, se fija de modo completamente exterior" 115•
La ley de la baja tendencial de la ganancia que se presenta como
el gran descubrimiento de Marx no es más que la consecuencia de la
tesis fundamental de la creación subjetiva del valor. Es verdad que a
los economistas de la escuela inglesa esa ley se les apareció como un
problema, pero el que no la hayan comprendido se debe a que no lle-
garon a una clarificación radical de las determinaciones económicas
esenciales y, especialmente, de aquellas que constituyen la composi-
ción orgánica del capital, en tanto no fueron capaces de remontarse de
esas determinaciones a su fundamento real. Hablando del problema
que les planteaba esta ley de la baja tendencia! de la tasa de ganancia,
Marx dice: "Por simple que parezca esta ley despuésde los desarrollos
quepreceden,sin embargo hasta ahora ningún economista ha logrado
descubrirla ... Lo que distingue a las diversas escuelas desde A. Smith
es su diferencia en los intentos por llegar a la solución. Pero si por
otra parte consideramos que hasta aquí la economía política anduvo
a tientas alrededor de la distinción entre capital constante y capital
variable, sin llegar nrmca a formularla con precisión; que nunca pre-
sentó el plusvalor separado de la gan~cia; y que no ha expuesto a la
ganancia misma en términos puros, distinguiéndola de sus compo-
nentes recíprocamente autonomizados: ganancia industrial, ganancia
comercial, intereses, renta de la tierra ... entonces ya no es un misterio
;,
que la solución al problema siempre se le haya escapado" 116 • La in-
telección de le ley de la baja de la tasa de ganancia supone entonces,
en primer lugar, que se piense el plusvalor en sí mismo, indepen-
dientemente de los elementos que resultan de su descomposición
exterior . "La baja de la tasa de ganancia traduce entonces la baja de
la proporción del plusvalor mismo respecto del conjunto del capital
adelantado, y por lo tanto es independiente de cualquier distribución
de ese plusvalor entre diferentes categorías de beneficiarios" 117• No
obstante, pensar el plusvalor en sí mismo es comprender que la baja
de su "relación con el conjunto del capital adelantado" no es más que
el efecto de la baja del capital variable en relación con el capital cons-

115. Ibíd., 184.


116. Ibíd., 227; subrayado por no sotros.
117. Ibid., 228.

394
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

tante. uLa baja de la tasa de ganancia proviene de una baja puramente


relativa y no absoluta del elemento variable del conjunto del capital
por comparación a su elemento constante 11118 • El análisis de la ley de la
baja de la tasa de ganancia nos reconduce entonces a la relación entre
capital variable y capital constante en el seno de la composición orgá-
nica del capital, y simplemente la repite. Nos recuerda que la tasa de
ganancia depende de esa relación, de modo tal, sin embargo , que no
hace más que expresar la parte de capital variable en el capital total,
es decir, la masa de trabajo vivo que ese capital pone en movimiento:
"La tasa de ganancia depende entonces de la relación entre la parte
de capital que se intercambia por trabajo vivo y la parte formada por
las materias primas y los medios de producción. En consecuencia, sí
la porciónque se cambiapor trabajovivo es escasa,la tasa de gananciaes
baja''.Por lo tanto aquí también hay que comprender que el efecto
del aumento del capital constante y por consiguiente del capital total
sobre la tasa de ganancia no es más que la consecuencia de la dismi-
nución de la parte de trabajo vivo. "Por lo tanto., la tasa de ganancia
baja a medida que el capital en cuanto tal ocupa un lugar creciente
respecto del trabajo inmediato" 119• Lo que puede actuar sobre la tasa
de ganancia no es el capitalen tanto que tal -en la medida en que., a
ojos de Marx, no es más que muerte- sino solamente la parte de vida
que el mismo deja subsistir en el seno del proceso que determina.
ºLa parte del capital que se adelanta en vistas de su reproducción se
desarrolla de manera especifica en razón del aumento del capitalfijo,
quees lafuerza productivaya produciday el trabajo materializ ado dotadode
un ~mulacrode vida"120•
El análisis de la baja de la tasa de gananci a, entonces , es la repeti -
ción de la dialéctica fundamental entre trabajo vivo y trab ajo muerto ,
como muestran los análisis de los manuscritos del libro III que re-
toman a los Grundrisse. La modificación de la relación entre capital
variable y capital constante es la expresión de un fenómeno histórico
que, como hemos visto, consiste precisamente en que una misma
cantidad de trabajo vivo pone en movimiento una masa cada vez
más considerable de trabajo muerto. "La misma cantidad de fuerza
:1
., de trabajo ... pondrá en movimiento ., en el mismo lapso de tiempo ...

118. Ibíd., 231.


119. Grundrisse, 11, 273-274; subra yado por nosotro s .
120. Ibíd., 274; subrayado por nosotro s.

395
Marx II. Unafilosofíade la economía

una masa cada vez mayor de medios de trabajo, de máquinas y de


capital fijo de todo tipo" 121• Al traducir esa proporción en aumento
que toman en la producción las condiciones objetivas, la ley tenden-
cia! de la baja de la ganancia no hace más que expresar, entonces, el
progreso de la productividad en la industria moderna: "La tendencia
progresiva a la baja de la tasa de ganancia general es simplemente
una manera, propia del modo de producción capitalista, de expresar
el progreso de la productividad social del trabajo" 122• Pero a su vez el
progreso de las fuerzas productivas expresa el imperio creciente de
la objetividad, es decir de la muerte, en el seno de la producción, y la
baja de la ganancia traduce el ascenso de esa amenaza en el mundo
capitalista: "Dado que la masa del trabajo vivo empleado disminuye
sin cesar en relación con la masa de trabajo materializado que pone
en movimiento, con los medios de producción consumidos producti-
vamente, es necesario que la fracción impaga de esetrabajovivo que se
concretiza en plusvalor vea disnúnuir sin cesar su proporción respec-
to del volumen de valor del capital total. Ahora bien , esa proporción
entre la masa de plusvalor y el valor del capital total empleado cons-
tituye la tasa de ganancia, la cual, por lo tanto, debe bajar continua-
mente"123.En la baja tendencia! de la ganancia Marx vio el signo de la
contradicción más profunda del capitalismo, ya que hace manifiesta
la extenuación del proceso de valorizaqón que lo constituye. Mostró
los desesperados esfuerzos por combatir la tendencia ineluctable que
lo conduce a su ruina, esfuerzos que se apoyan en ciertas causas que
se caracterizan por retardar esa ruina, de las cuales la más importante
;-.-y que ya señalamos- es que el aumento de las condiciones objetivas
de la producción no se traduce, en razón misma de los progresos de
la productividad, en un aumento proporcional de su valor 124 • No obs-

121. El Capital,111,r, 226.


122. Ibíd.
123. Ibíd., 227; subrayado por nosotros.
124. En lo esencial, los Grundrísse describen la acción del capital para
contrarrestar la ley de la baja de ganancia como un esfuerzo por aumentar la
parte de trabajo vivo en la producción y, especialmente, disminuir el trabajo
necesario en beneficio del sobretrabajo. Las causas que retardan la ruina del
capital son: 1° las crisis, que a través de la destrucción violenta de una parte
del capital "lo llevan a un rúvel inferior desde el cual podrá retomar su curso"
(Grundrisse, II, 276-277), 2° la desvalorización continua del capital debida,
particularmente, a la transformación de una fracción importante de su valor en
capital fijo que no participa de modo directo en la producción, al despilfarro de

396
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

tante, la baja tendencial de la ganancia no es más que el modo en que


se manifiesta dentro del sistema del valor una ley que concierne a la
realidad y que es la ley de su distribución entre la vida y la muerte, la
ley de la parte creciente que la segunda no cesa de adquirir a expen-
sas de la primera, al menos en esa región en la cual, desde el origen, la
existencia de los hombres lucha por su simple supervivencia.

2° Lasformas del capital.


La crítica de las formas del capital tiene el mismo sentido que la críti-
ca de la ganancia, implica las mismas presuposiciones y las lleva una
vez más a la evidencia. El capital es el proceso del valor, y éste sufre,
en el curso de ese proceso, una serie de metamorfosis que constituyen
las diferentes fases o estadios de su desarrollo. ºEl capital aparece
aquí como un valor que pasa por una serie de transformaciones co-
nexas que se condicionan unas a otras, una sucesión de metamorfosis
que constituyen fases o estadios de su proceso de conjunto ... En cada
una de ellas el valor capital reviste un aspecto diferente, al que corres-
ponde una función diferente y especial" 125 • Conocemos esa historia
del valor. En primer lugar se convierte dinero (D) en mercanóas (M),
pero en esas mercancías muy particulares que van a hacer posible
una producción, y que son por un lado la fuerza de trabajo (T), por
otro los medios de producción (Mp). De esa producción saldrá una
1
nueva mercancía (M que por su valor corresponde a las mercancías
)

invertidas en el proceso (M), aumentadas sin embargo en una canti-

una parte de ese capital, 3° la creación de nuevas ramas de producción en que


la parte de trabajo vivo es mayor, y con ella la tasa de ganancia (d . ioíd.). Estas
tesis se retoman en el libro III, donde los factores que se oponen a la ley de la baja
.tendencia! se enumeran del siguiente modo : 1° aumento del grado de explotación
del trabajo, 2º reducción del salario por debajo de su valor, 3° baja del precio de
los elementos del capital constante, 4º superpoblación relativa, 5° desarrollo del
comercio exterior (cf. El Capital,III, 1, 245-253).Por otra parte hay que señalar que
el desarrollo del comercio exterior tiene como efecto hacer bajar el precio de las
materias primas o de las subsistencias necesarias, y así determinar un aumento
de la tasa de ganancia, pero este proceso , al suscitar un nuevo desarrollo de la
producción, determina por lo mismo una nueva baja de la tasa de ganancia (cf.
ibíd., 249). Señalemos finahnente que, respecto de la baja de la tasa de ganancia,
Marx se opuso a la vez a Smith, quien la explicaba por el aumento de capital
debido a la competencia entre los capitales, y a Ricardo, quien veía su causa en
el aumento del trabajo necesario para la producción de los víveres agrícolas, es
decir, para el mantenimiento del obrero (d. Grundrisse, It 279).
125. El Capital,II, r, 50.

397
Marx II. Unafilosofiade la economía

dad excedentaria (m). La venta de esa mercanda global (M' =M + m)


producirá una cantidad de dinero D', igual a D -es decir, al dinero
invertido en el proceso- aumentado por d, que es equivalente en
valor a m. La fórmula del proceso del capital se escribe entonces así:
D M { ~p ... P ... M' (M + m) - D' (D + d). En ese proceso global del
capital se pueden distinguir sin embargo tres figuras o ciclos, según
la forma de valor que se encuentre cada vez a la entrada del ciclo.
La figura I comienza con el valor adelantado por el capital en forma
de dinero. Por lo tanto se escribe: I = D M {~p M' D'. La figura II
comienza con la producción. Se escribe II = P M' D' M ... P (P'). La
figura III comienza con la mercancía resultante del proceso de pro -
ducción, de modo que III = M' D M ... P ... M' 126• Lo que caracteriza
a estos tres ciclos es que, como dice Marx, "tienen en común que en
ellos el capital abre su proceso cíclico bajo la misma forma en que lo
termina'', de modo que esa forma inicial del ciclo, que también es su
forma final, constituye así la "forma original del capital desde el pun-
to de vista del ciclo"127 • Se señalará sin embargo que en la figura III
la mercancía que sirve como forma iniciéµ al valor es una mercancía
que resulta de la producción, por lo tant9 se trata de un valor que el
capital ya ha valorizado y no "el valor capital primitivo que espera su
valorización" 128 • Acerca de la figura II se impone otra observación, y
es que la producción por la que comienza y termina sólo se considera
;illí desde el punto de vista del valor, de modo tal que sus elementos
reales no son más que valores, y por eso esa producción interviene
como una fase del desarrollo del valor y el ciclo que éste deternúna
como una figura de ese proceso.
Sin embargo, el reconocimiento de las tres figuras del proceso del
capital no tiene otra finalidad que la de evidenciar su unidad, la uni-
dad de ese proceso mismo. Más precisamente, a lo que aquí se apunta
es a la intelección del capital en tanto que constituyente de un proceso.
En efecto, cada uno de los ciclos que ilustran las tres figuras ti.ene su
condición de posibilidad en los otros dos, de modo tal que el capital
sólo puede llevarlo a cabo, recorrerlo, si los otros dos ciclos también

126. Cf. ibíd., 85-87.


127. Ibíd., 88, 87.
128. Ibíd., 86-87.

398
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

se llevan a cabo . "No solamente cada ciclo particular presupone (im-


plícitamente) al otro, sino que ... la repetición del ciclo en una de sus
formas exige que el ciclo se recorra en las otras formas. Así, toda la
diferencia se presenta como puramente formal , o incluso puramente
subjetiva: sólo existe para el que la estudia" 129• Sin embargo la unidad
de los tres ciclos del capital debe ser entendida de modo riguroso, no
significa solamente que la efectuación de uno implica la de los otros:
los tres ciclos se llevan a cabo al mismo tiempo, en tanto que cada uno
de ellos debe poder hacerlo. En el momento mismo en que, para reto-
mar el ejemplo de Marx, f. 10.000 de hilo se presentan en el mercado
como capital mercancía para ser convertidos allí en dinero, nuevas
cantidades de algodón, carbón , etc., son arrojadas a la producción , es
decir, reconvertidas de la forma dinero y de la forma mercancía en
capital productivo. Por lo tanto el proceso que transforma en dinero
las f. 10.000 de hilo producidas es estrictamente contemporáneo del
proceso inverso que transforma el dinero resultante de la venta de las
f. 10.000 producidas precedentemente en mercancías necesarias para
la renovación del proceso de producción. "En la realidad cada capital
industrial individual está metido en los tres ciclos simultáneamente .
Los tres ciclos, las tres formas de reproducción que asumen los tres
estados del capital, se llevan a cabo sin interrupción una al lado de la
otra". Si no fuese así, prosigue el texto, "la producción no se efectuaría
de modo continuo sino por convulsiones" 130 • En efecto, la producción
sólo puede continuar con la condición de que el dinero se reconvierta
sin cesar en medios de producción a medida que los productos se
ventien en el mercado. Así, la condición misma de la producción y su
continuidad es la simultaneidad de los tres ciclos representados en
las tres figuras: "Una fracción del capital , pero constantemente cam-
biante, constantemente reproducida , existe como capital mercancía
que se convierte en dinero; otra , como capital dinero que se convierte
en capital productivo; una tercera, como capital productivo que se
1
convierte en capital mercancía . La presencia constante de las tres for-
.1
.1
1

129. Ibíd., 93; texto particularmente interesan te, que confirma tod a la
problemática de la subjetividad en Marx que hemo s bosquejado : la subjetividad
es desvalorizada sólo en tanto que pierde el sent ido original que tiene en la
praxis para designar por el contrario una forma de la representación o de la
conciencia, aquí el conocimiento.
130. Ibíd., 94.

399
-
Marx II. Unafilosofiade la economía

mas resulta del hecho de que el capital total describe precisamente el


ciclo de esas tres fases.,,131•
Para la intelección del capital como proceso, más importante que
la simultaneidad de los tres ciclos es el hecho de que cada fracción de
valor se desplaza sin cesar de una forma a otra., de la forma produc-
tiva a la forma mercancía y a la forma dinero, antes de emprender el
trayecto inverso., de modo que las propias formas del capital no son
formas fijas sino que no cesan de transformarse en la forma siguiente,
y la persistencia de cada una de esas formas resulta de su desplaza-
miento mismo, del hecho de que, cuando una forma se transforma
en la que sigue., siempre la remplaza otra que llena con su presencia
el lugar que acaba de quedar vacío. En ningún lado el capital afirma
mejor su carácter de estructura sincrónica que en la unidad de sus
tres ciclos y la contemporaneidad de sus formas tal como resulta de
su incesante sucesión. "Considerado como un todo, el capital ocupa
entonces sus diferentes fases de modo simultáneo., por yuxtaposición
en el espacio. Pero sin cesar cada fracción pasa sucesivamente de una
fase, de una forma funcional a la otra, y así funciona sucesivamente
en cada una de ellas. Las formas son por lo tanto formas fluidas, y su
simultaneidad es obra de su sucesión. <:;adaforma sigue a la otra y
la precede, de modo que el retorno de ~a fracción de capital a una
forma está condicionado por el retomo de otra fracción a otra forma.
Cada fracción describe continuamente su propia circulación, pero
siempre es otra fracción de capital la que se encuentra bajo la forma
. dada, y sus circuitos particulares constituyen momentos simultáneos
"'y sucesivos de la marcha de conjunto" 132•
Sin embargo no podemos olvidar que, en tanto que las formas
del capital son formas del valor, formas económicas., no son algo ori-
ginal sino más bien una apariencia, si por ello entendemos algo que
no puede dar cuenta de sí mismo. La totalidad sincrónica que esas
I. formas componen en conjunto en el movimiento incesante por el
cual se sustituyen continuamente unas a otras y se condicionan re-
cíprocamente esjustamenteel procesode valorización del capitalen tanto
que incapazdefundarsea sí mismo,en tanto que se propone como un
proceso mágico de autovalorización y autoincremento. Lo cual ya se
da a entender en este texto.,en que el capital comprendido como pro-

131. Ibíd., 96.


132. Ibíd., 97.

400
CapítuloXI: 1Arepeticiónde las tesisesenciales

ceso no es precisamente otra cosa que el proceso de valorización: "En


tantoel capitales valorquese valoriza... es un movimiento, un proceso
cíclico que atraviesa diferentes estadios e implica a su vez tres formas
diferentes del proceso cíclico. Por eso sólo se lo puede comprender
como movimiento y no como cosa en reposo. Quienes consideran
que la llegada del valor a una existencia independiente es una pura
abstracción olvidan que el movimiento del capital industrial es esa
abstracción in actu. El valor atraviesa aquí diferentes formas,diferentes
momentos,en loscualesse conservay al mismotiempose valoriza,crece"133•
Los manuscritos del libro II no dejan de recordar que, mientras se lo
comprenda a partir de sí mismo -es decir precisamente como un pro-
ceso- sin remontarse a su origen secreto, el movimiento económico
de autoincremento del valor es una ilusión. Comentando el primer
ciclo del proceso del capital, el que se ilustra en la figura I y en el cual
el cimero es la forma inicial y final del valor, D - D' (= D + d), Marx
escribe: "D, capital adelantado ... no se limitó a conservarse; también
se realizó en tanto que capital al distinguirse como tal de d, que se
presenta en relación a él como su aumento, su fruto, un incremento
que él mismo creó ... D ya no aparece simplemente como dinero: está
puesto expresamente como capital dinero, expresado como valor que
se ha valorizado, que por lo tanto tiene la pr6piedad de valorizarse,
de crear más valor de lo que él mismo tiene. ;b está puesto como ca-
pital a consecuencia de su relación con otra parte de D', en tanto que
la mismaes puestapor él, es producidapor su accióncausal,constituyeel
efectocuyacausaes él"134• Así se reactiva esta evidencia: la forma dinero
·del tapital es una forma ilusoria, como Marx también afirma: "La fór-
mula D M ... P ... M' D' con su resultado D' = D +d ... tiene un carácter
ilusorio que resulta de la presencia del valor adelantado y valorizado
:•
1
133. Ibíd., 97; subrayado por nosotros.
134. Ibíd., 45-46; subrayado por nosotros, salvo "su" subrayado por Marx. En la
continuación del texto puede verse hasta qué punto Marx retoma y reafirma aquí
las tesis del libro I; se muestra que en el producto dinero (D') de la producción
el plusvalor queda identificado al valor, que reaparece para formar con aquél
una única suma, que por lo tanto es la nueva forma del capital, una forma en
la que el origen del plusvalor -la "relación capitalista" verdadera- queda
escondido. Supongamos D' -= f 100 + f. 10 de plusvalor, Marx escribe : "Entre las
dos partes constitutivas de la suma de f 110 hay homogeneidad absoluta, por lo
tanto identidad conceptual ... el capital y el incremento se pueden expresar como
fracciones de la suma total.. , por eso, al final del proceso del capital, cuando el
capital es realizado, expresado en dinero, la relación capitalista ha perdido su
forma inteligible" (ibíd.,46).

401
--
Marx II. Unafilosoftade la economíá

bajo forma de equivalente: el dinero. El acento no está puesto en la va-


lorización del valor sino en la forma dinerode ese proceso, en el hecho
de que al final de la circulación se retira más valor en dinero de lo que
se había adelantado originalmente .. . El llamado sistema monetarista
no es más que una expresión de lo que hay de irracional en la fórmula
D M D' ..." 13s.
El carácter engañoso de la forma dinero del proceso del capital
¿quedaría abolido si se comprendiera esa forma corno simple mo-
mento del proceso, precisamente como una de sus formas, que en-
cuentra en las otras y en su conexión con ellas su eficiencia propia y
su verdadera naturaleza? La continuación del texto podría darlo a en-
tender: "El carácter engañoso de D M ... P ... M-'D' y la interpretación
engañosa que de allí resulta se manifiestan desde el momento en que
esa forma se fija como estado definitivo, en lugar de aparecer como
forma fluida que se renueva permanentemente, es decir, desde que se
la considera no como una de las formas del ciclo sino como su forma
exclusiva. Sin embargo, esa forma por sí misma indica la existencia
de las otras". En primer lugar, la forma dinero, en la que el dinero
constituye la forma inicial y final del ciclo del valor (figura I), reenvía
a la forma mercancía, porque D sólo se:transforma en D' porque M
se ha transformado en M' en la figura III. "D' sólo es = D + d porque
M' era = M + m. Esa diferencia y la relad.ón entre el valor capital y el
plusvalor creado por él existen por lo tanto en M' y se expresan en ella
antes de que M y m se transformen en D' ."136 La referencia de la for-
"' ma dinero a la forma mercancía significa entonces que el aumento de
valor en forma de dinero , como transformación de D en D', en D + d,
no es más que la realización del aumento de valor de la mercancía
producida. Así, D - D' no hace más que expresar, en forma de dinero.,
una diferencia de valor que ya existe entre M y M'. "D' no es más
que el resultado de la realización de M'. Sólo son formas distintas,
forma mercancía y forma dinero., del valor capital valorizado,.,; y más
lejos: 11 ••• como expresiones del capital en su relación con el plusvalor
engendrado por él. .. es decir, como expresiones de la valorización,
D' y M' son la misma cosa, sólo que bajo formas distintas; se distin-

135. Ibíd., 58.


136. Ibíd., 48.

402
r CapítuloXI: LArepeticiónde las tesisesenciales

guen no como capital dinero y capital mercancía sino como dinero y


mercancíau 137•
En tanto que la forma dinero del capital reenvía a su forma mer-
cancía y no hace más que expresar bajo una nueva forma, bajo la
forma de dinero, una diferencia de valor que existe en primer lugar
en la mercancía misma, se nos reenvía de hecho a esa diferencia de
valor. Sin embargo ésta no proviene ni de la forma mercancía ni de
la forma dinero, porque el intercambio, ya sea de mercancías o de
dinero, nunca es otra cosa que un intercambio de equivalentes. En la
medida en que pertenecen a la circulación, la forma dinero y la forma
mercancía son ambas incapaces de producir la valorización que cada
una expone a su manera. El reenvío de la forma dinero a la forma
mercancía implica entonces el reenvío de esas dos formas a una ter-
cera, a saber, la forma de la producción P que produce la valorización
y es la única que la contiene, antes de que su producto, el plusvalor,
pase a la circulación para revertir en ella las formas sucesivas de mer-
cancía y dinero. Pero entonces se pone en cuestión la fluidez de las
formas del capital, su homogeneidad se revela ilusoria. Mientras que
la metamorfosis del valor a través de las formas de dinero y mercan-
cía nada cambia en el valor, de modo que esa .metamorfosis es pura-
mente formal, la producción, en cambio, proc~de a una modificación
de ese valor, y entonces debe ser comprenc;iida como tal, como la
metamorfosis concreta del capital, aquella en que el capital se realiza,
en que la valorización se lleva a cabo. Así se ven reafirmadas las tesis
fundamentales
,. de Marx: "En las dos metamorfosis pertenecientes a la
circulación, D M y M' D', se enfrentan y permutan cada vez valores
iguales y presentes simultáneamente. La modificación de valorpertene-
ce exclusivamentea la metamorfosisP, que apareceasí comometamorfosis
concretadel capitalpor oposiciána las metamorfosispuramenteformales
138
de la circulación" • La metamorfosis del capital en la producción es
concreta en un doble sentido. Porque es en ella que se lleva a cabo la
valorización, y ello en la conexión esencial de las tres operaciones que
esa valorización supone y que la constituyen, a saber, la conservación,
la reproducción y el aumento del valor. uEs dentro de éste [se trata
del proceso de producción] que se realiza la diferenciación entre la

137. Ibid., 48. Por eso en el mismo pasaje Marx agrega que las diferencias
entre esas dos formas de capital son puramente funcionales, se remontan a las
diferencias que existen "entre la función dinero y la función mercancía".
138. Ibíd., 50; subrayado por nosotros.

403

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

simple conservación de un valor (el valor capital constante), la repro-


ducción real de un valor adelantado (el equivalente de la fuerza de
trabajo) y la producción de plusvalor" 139 •
La metamorfosis en la producción del valor mismo, a saber, su
modificación cuantitativa sustancial por oposición a las modificacio-
nes formales del dinero y la mercancía, presupone no obstante otra
metamorfosis, la metamorfosisdel valormismo en la realidadque va a
producirlo,en el valor de uso de la fuerza de trabajo . Ya no se trata
solamente de oponer la forma económica de la producción del valor a
las formas económicas tautológicas del dinero y la mercancía, sino de
comprender que la mutación del valor en la producción presupone su
permutación a la entrada del proceso real por los elementos que van
a producirlo y por el trabajo vivo. Por eso la metamorfosis del capital
en la producción es una metamorfos is concreta, porque es secreta-
mente la conversión del valor en fuerza de trabajo. Si se considera
nuevamente las figuras del capital, se ve que mientras que, en I, D'
es la forma convertible de M' -por lo tanto una metamorfosis pura-
mente formal- y que, en II, la producción final es la forma convertible
del clinero que resulta de proceso precedente-y también ella resulta,
por lo tanto, de una metamorfosis puraD?--ente formal: en ambos ciclos
la conversión se opera por un simple expediente de circulación de
mercancías, por una permutación form/al entre mercancía y dinero-
por el contrario en la tercera figura M' D M .. . P ... M' la mercancía
producida M' que contiene el plusvalor resulta de la producción
. entendida no obstante en su significación real y ya no simplemente
...económica, resulta de la transformación en ella del valor en fuerza de
trabajo: "En III la conversión afecta no solamente a la forma funcional
del capital sino también a su magnitud de valor; en segundo lugar, la
conversión no es el resultado de una permutación puramente formal,
perteneciente al proceso de circulación, sino de la conversiónefectiva
quesufrieronen el procesode producciónlaforma de uso y el valorde los
componentes: mercancíasdel capitalproductivo "140• Por lo tanto, si bien
se pasa del dinero a la producción por una permutación económica
formal, comprando las mercancías que la producción va a poner en
funcionamiento, comprando trabajo vivo, es éste y sólo éste, en su
efectuación subjetiva real, el único que produce plusvalor . ªSi bien la

139. Ibid., II, II, 39.


140. Ibid., 11, 1, 88; subrayado por nosotros.

404
r
CapítuloXI: La repeticiónde las tesisesenciales

compra y la venta de trabajo le sirven de introducción, la apropiación


de plusvalor ... es una operación que se lleva a cabo en el interior del
proceso de producción mismo y que constituye una fase esencial del
mismo" 141• O también, las mercancías que el capitalista reúne en vistas
de la producción ya no son en ésta lo que eran en el mercado -valo-
res- se transformaron en valores de uso cuyo uso efectivo constituye
la esencia real de esa producción. Si recordamos la fórmula inaugural
de la producción M } ~p, hay que decir entonces que "los elemen-
tos de mercancía T y Mp, que constituyen el capital productivo P,
pierden, como formas de existencia de P, el aspecto que tenían en los
diferentes mercados de mercancías donde se los adquiere. Ahora se
encuentran reunidos y son capaces -en su combinación solamente-
de funcionar como capital productivo" 142• El análisis de las formas
del capital no solamente reconoce una forma económica esencial por
oposición a las formas de la circulación sino que atraviesa esa forma
para captar en ella el origen real de todo el proceso.
Ciertamente, la consideración de las diversas formas del capital
captadas en su conexión no carece de interés. Es indispensable para
evitar los errores a los que podría conducir su examen aislado. La ilu-
sión que resulta de considerar únicamente las figuras de la circulación
es evidente. Hablando de la figura III Marx dice: que si centramos la 11

atención en esta figura tenemos la impresión de que todos los elemen-


tos del proceso de producción provienen de la circulación de las mer-
cani;ías y consisten sólo en mercancías" 14·'\ Inversamente, el análisis
de esa figura permite comprender la imbricación de los capitales indi-
viduales en el movimiento de conjunto del capital social, porque en el
ciclo M' D' M ... P ... M' las mercandas M que preceden a la producción
en tanto que medios de producción -máquinas, carbón, aceite, etc.-
implican la acción de los diversos capitales industriales que los han
producido. No obstante, la figura TI(P M' D' M ... P [P']) -que coloca
la producción al comienzo y al término del proceso y que, haciendo
de la misma el tema de la reflexión, con exclusión de las formas de la
circulación, parece llevamos de vuelta a lo esencial- también contiene
una posibilidad de error, en la medida en que habilita a pensar que el

141. Ibíd., II, II, 39.


142. Ibíd., II, I, 89.
143. Ibíd., 86.
¡

1 405
.'

l
Marx II. Unafilosofíade la economía

capital, así reducido a la producción y, más aún, a la producción real,


justamente no tiene otra finalidad que esta producción y se preocupa
solamente por producir la mayor cantidad de mercancías posible.
"P ... P', .. . figura de la reproducción ... no muestra que la finalidad
del proceso es la valorización, cosa que sí hace D ... D'. Así, la econo-
mía clásica la aprovecha para hacer abstracción de la forma capitalista
determinadadelprocesodeproduccióny hacer de la producción en tanto
que tal la finalidad del proceso, como si se tratara solamente de pro-
ducir lo más posible y lo más barato posible" 144• Por lo tanto las figu-
ras de la circulación no pueden omitirse, y no solamente para que se
recuerde que el proceso de producción es conjuntamente un proceso
económico, sino también porque, dado que lo es, produce, al mismo
tiempo que objetos, valores que deben realizarse, es decir, circular. En
este sentido, el capital es una totalidad de la cual la circulación forma
parte. Sin embargo la circulación y la realización del valor sólo son
posibles si éste ha sido producido previamente. Totalidad orgánica, el
capital presupone el naturante monádico sin el cual colapsaría a cada
1 instante, porque, desde el mero punto de vista económico, el proceso
de las formas sólo es posible por el advenimiento incesante en él del
valor y el plusvalor. ,
Por eso el análisis de las formas dei capital conduce a la crítica
del capital mercantil bajo el doble asp~cto que reviste en el capital
comercial y el capital financierp. Por eso también la crítica del capital
comercial consiste en primer lugar en la repetición de la crítica de
la circulación. En efecto, el capital comercial no es otra cosa que el
.. capital que resulta del proceso de producción y como tal está llamado
a reconvertirse en dinero. Lo que hace que ese capital llegue a la au-
tonomía y conforme ahora el tema de una problemática propia es que
la tarea de vender las mercancías producidas ya no es asumida por el
capitalista industrial, sino que éste la deja a una nueva categoría de
capitalistas. "El capital comercial, por consiguiente, no es otra cosa
que el capital mercantil del productor llamado a recorrer el proceso de
1 su conversión en dinero y a cumplir su función de capital mercancía
\: . en el mercado; con la diferencia de que esta función, en lugar de ser
una operación accesoria del productor, aparece ahora como una ope-
ración que incumbe exclusivamente a una categoría particular de ca-
pitalistas, los comerciantes, y que constituye una actividad autónoma

144. Ibid,, subrayado por nosotros.

406
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

de inversiones especificas de capital" 145• Dado que el capital comercial


no hace más que encargarse de la circulación de las mercancías resul-
tantes del proceso de producción, qué hace y qué no hace ese capital
se ve rip11rosamente definido a partir de las tesis fundamentales de
Marx. Estas nos han mostrado que el proceso de circulación no crea
valor alguno y que se opone radicalmente al proceso de producción,
11
de modo tal que esos dos procesos se revelan inconciliables. Los
periodos de circulación y de producción se excluyen mutuamente.
Durante su periodo de circulación el capital no funciona como capital
productivo, por consiguienteno produceni mercancíasni plusvalor" 146

Cosa que los manuscritos del libro III repiten: "El capital mercantil
no es sino el capital dentro de la esfera de la circulación. El proceso
de circulación es una fase del conjunto del proceso de reproducción.
Pero en el curso de la circulación no se produce ningún valor y por
lo tanto ningún plusvalor. En ella sólo se producen modificaciones
formales de la misma masa de valor" 147• Marx creyó apropiado repetir
hasta el cansancio que la transferencia de la circulación de mercancías
a una clase particular de capitalistas no puede cambiar en nada la
impotencia de la circulación como tal respecto de la creación de valor:
"En tanto la compra y la venta de mercancías ... no crean valor ni
plusvalor cuando los capitalistas industriales se ocupan de ellas por
sí mismos, tampoco crearán valor ni plusvalor si otras personas lo
hacen en lugar de ellos" 148 • ·

Del hecho de que el capital comercial no hace más que realizar el


valqr de las mercancías resultantes de la producción, se sigue que su
acción está determinada enteramente por la de la producción y en-
cuentra en ésta a la vez sus condiciones y el origen de sus caracteres.
La cantidad de valor a realizar, en primer lugar, evidentemente es
función de la importancia de la producción. "Cuanto mayor la es-
cala de la producción, más importante el valor realizable" 149 • Como
el valor de la mercancía está determinado por la producción, por la
cantidad de trabajo vivo exigido, es totalmente independiente del
proceso de su realización, es decir, de la venta. Por lo tanto, no se

145. Ibíd., III, I, 282 .


146. Ibíd., 11,1, 115-116; subrayado por nosotros.
147. Ibíd., m, r, 291,
148. Ibíd., 292.
149. Ibíd., 309.

407

L
Marx II. Unafilosofiade la economía
1

1 puede atribuir al capital comercial un poder de decisión respecto del


1. precio de venta de las mercancías, y hay que descartar "la opinión
de que depende del comerciante vender muchas mercancías con una
ganancia escasa o pocas mercancías con una ganancia importante
sobre cada mercancía singular ... Lo que delimita su precio de venta
es ... el precio de producción de la mercancía, que se le impone ... Por
lo tanto, la manera de actuar del comerciante depende enteramente
del grado de desarrollo de la producción capitalista y no de su propio
capricho" 150• De este modo, los fenómenos comerciales son fenóme-
nos de superficie que no poseen su razón en sí mismos, su intelección
reenvía necesariamente al proceso de producción, del cual constitu-
yen un apéndice. Por eso las teorías mercantilistas eran ilusorias, por-
que consideraban únicamente las consecuencias del sistema y no su
principio, mientras que una ciencia real de la econonúa moderna sólo
puede nacer con la pregunta inversa que conduce de los fenómenos
de la circulación del valor al proceso que lo funda. "El primer estudio
teórico del modo de producción moderno -el sistema mercantilista-
partía necesariamente de los fenómenos superficiales del proceso de
circulación, autonomizados en el movimiento del capital mercantil ...
La verdadera ciencia de la economía moderna comienza allí don-
de el examen teórico pasa del proceso /de circulación al proceso de

producción'' 151• ,i

Dado que el capital comercial no produce valor alguno, de lo que


se trata es de saber cómo y por qué es capaz de producir una ganan-
.., cia. La respuesta de Marx consiste en una elaboración más profunda
de la conexión entre el capital industrial y el capital mercantil o, si
se prefiere, entre el periodo de producción y el periodo de circula-
ción. Esta conexión significa a la vez la exclusión y la solidaridad de
esos dos momentos o formas del capital en proceso. Exclusión recí-
proca, porque el capital no produce valor alguno mientras circula,
y no circula durante su fase productiva. Solidaridad, porque si bien
no produce ningún valor, la circulación sin embargo pertenece por
principio al proceso de valorización en tanto es el lugar de realización
del valor, aquel donde la mercancía hace valer su valor de cambio y
se transforma en dinero. Por eso la circulación es una fase sustancial

150. Ibíd., 316. Además del valor de la mercancía, definido por la producción, el
otro factor que según Marx determina el precio de venta es la tasa de ganancia,
que escapa igualmente a la voluntad del comerciante (cf. ibíd.).
151. Ibid., 345.

408

L
CapítuloXI: La repeticiónde las tesisesenciales

del capital y su metamorfosis necesaria. "Dado que el capital debe


recorrer las diferentes fases sustancialmente determinadas de sus
metamorfosis, de su proceso vital, la circulación es una condición
indispensable para el capital y es inherente a su naturaleza" 152• Por lo
tanto, el intercambio no sólo constituye la teleología de la producción
capitalista, es también su condición. "La producción capitalista está
sometida al intercambio en todos sus aspectos. Las operaciones de
intercambio -la circulación en tanto que tal- , si bien no crean plusva-
lor alguno, no por eso dejan de ser condiciones de su realización. Y
en esa medida son condiciones de producción del capital mismo, en
tanto su forma de capital está puesta sólo si recorre sus operaciones
de intercambio" 153• Por otra parte -y es aqtú que la pertenencia de la
circulación al proceso del capital manifiesta una significación mate-
rial y ya no formal- la realización del valor aparece como la condición
de su producción. No solamente porque no se produciría valor si no
hubiera manera de realizarlo, sino porque sólo después de esa rea-
lización del valor el dinero así retirado de la circulación podrá ser
invertido de nuevo en la producción y ésta, por consiguiente, podrá
continuarse y la valorización producirse nuevamente.
La solidaridad entre producción y circul~ción no consiste úni-
camente en el hecho de que la segunda real~za el valor que la pri-
mera produce sino, más profundamente, en su exclusión misma.
Precisamente porque el capital no puede producir ningún valor
durante su circulación ésta adquiere una significación decisiva para
el proceso de valorización, es decir para el capital mismo. Dado que
~

no produce valor alguno, la circulación se opone a al valor. "En sí,


el tiempo de circulación es una barrera para la valorización" 154 . Esta
barrera que se opone al proceso de valorización no deja de tener
efectos sobre el mismo, justamente hace que el valor se vea deter-
minado por otro factor que el trabajo : el tiempo que transcurre entre
el momento en que la mercanda es producida y el momento en que
es vendida. '°1\sí,el tiempo de circulación determina el valor sólo en
tanto que es un obstáculo natural para la valorización del tiempo de

152. Grundrísse,II, 170; y también: "El tiempo de circulación es parte de la


rotación del capital. Se lo puede considerar como el tiempo de su movimiento
específico" (Ibíd., II, 172).
153. Ibíd., 260.
154. Ibíd., 36.

409
r
Marx II. Unafilosofiade la econamia

trabajo" 155• Esta determinación negativa no es menos esencial y tiene


sus leyes propias. Cuanto mayor el tiempo durante el cual el valor
está comprometido en el proceso de circulación, más larga es tam-
bién la interrupción del proceso de su valorización. Por eso el capital
tiende a reducir lo más posible y finalmente llevar a nada el tiempo
de circulación. Un tiempo de circulación "igual a cero", es decir, la
realización inmediata del valor de las mercancías, representa unas
condiciones óptimas para la valorización, es decir, para el capital mis-
mo156 . Esta tesis de los Grundrissese retoma en los manuscritos del li-
bro II: "Cuanto más ideales son las metamorfosis de la circulación del
capital, más equivale a cero o tiende a cero el período de circulación,
más funciona el capital y más vemos aumentar su productividad, su
autovalorización" 157•
Ahora bien, esta conexión esencial entre la producción y la circula-
ción, que reside en su oposición misma, tiene un doble efecto, un efec-
to ilusorio y uno real. El efecto ilusorio, en el plano de la ideología, es
la creencia de que, en tanto el proceso de valorización incluye necesa-
riamente a la circulació~ ésta participa en la creación de valor a igual
título que la producción. Así nace la apariencia de la homogeneidad
de los momentos del capital en el proc~so de valorización. El capital
"considera que es productivo en todo momento y, por consigu iente,
cuenta su tiempo de circulación como /parte del tiempo de creación
de valor, es decir, como parte de los gastos de producción" 158 . Aquí
también el libro II retoma las tesis de los Grundrisse , agregando la
;.
precisión de que la circulación se identifica con el naturante de ese
proceso y deviene homogéneo a él en razón misma de su rol negativo
en el proceso del capital. "La econonúa política, por su parte, ve lo que
aparece: a saber, el efecto del periodo de circulación sobre el proceso
de valorización del capital en general Concibe ese efecto negati vo
como positivo porque sus consecuencias son positivas. Se apega a esa
apariencia sobre todo porque parece la prueba de que el capital posee
una fuente de valorización espontánea, fuente nú stica, indep endiente

155. Ibíd., 32.


156. Ibíd.
157. El Capital, II, 1, 115•116.
158. Grundrísse, II, 175.

410
r
1 CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

de su proceso de producción y por consiguiente de la explotación del


trabajo, y que provendría de la esfera de la circulación" 159 •
El efecto real, que nos interesa ahora, es justamente ese efecto
negativo de la circulación sobre el proceso de valorización, el hecho
de que todo ahorro de tiempo que se realice en la circulación libera
una cantidad de capital mayor para la producción. Ahora bien, por
un lado, el efecto negativo de la circulación sobre la valorización nos
pone en presencia de una de las contradicciones mayores del capita-
lismo. En efecto, hemos visto que éste, determinado por la produc-
ción de valor, implica la realización del rrúsmo, es decir la circulación,
que sin embargo significa un tiempo muerto para esa producción de
valor. Así, la circulación aparece a la vez como condición y como ne-
gación de la valorización. "El capital -dice Marx abruptamente- se
esfuerza ... por crear una circulación sin tiempo de circulación" 160 • Y
de manera más explícita: uEl máximo de valorización del capital es
por lo tanto la continuidad del proceso de producción, un tiempo de
circulación igual a cero. Pero eso sería la abolición de las condiciones
de producción del capital y de su limitación por el tiempo de circula-
ción; en resumen, no tendría necesidad de recorrer las diferentes fases
de su metamorfosis. El capital tiende necesariamente a reducir a cero
el tiempo de circulación, es decir, a abolirse a sí rrúsmo, ya que es el
único en poner el tiempo de circulación como un factor determinante
del tiempo de producción. Pero eso es abolir al mismo tiempo la ne-
cesidad del intercambio, del dinero y de la división del trabajo que
res~ta de ellos, en una palabra, el capital rrúsmo" 161•
Por otra parte la contradicción del capital determina la problemá-
tica del capital comercial y le da su forma propia. El proceso de valo-
rización exige que la circulación se reduzca lo más posible y "tienda
a cero", pero no puede evitarla . En tanto que la circulación tiene que
ser lo más rápida posible, esa necesidad de circulación es idéntica-
mente la necesidad de una actividadcomercial y su legitimación. "En
la producción mercantil, la circulación no es menos necesaria que
la producción misma; por lo tanto, los agentes de la circulación son
tan indispensables como los de la producción" 162• La circulación no

159. El Capital,II, 1, 116.


160. Grundrisse,IT, 172.
161. Ibíd., II, 134.
162. El Capital,11,1, 117.

411

L
Marx JI. Unafilosofíade la economía

solamente es indispensable para la valorización, sino que con la apa-


rición del capital comercial se vuelve en cierto modo autónoma. El
capitalista industrial que vende por sí mismo su producto transforma
directamente la mercancía en dinero; desde el momento en que esa
función incumbe al capitalista comercial, éste compra primero su
mercancía al industrial antes de revenderla, adelanta su capital pro-
pio. "El agente autónomo de la circulación, el comerciante, adelanta
en calidad de tal un capital dinero ... la operación que, para el capital
industrial comprometido en su proceso de reproducción, se traduce
simplemente por M D, es decir, conversión del capital mercantil en
capital dinero, o simple venta, para el comerciante se traduce por
D M D', es decir, compra y venta de la misma mercancía, por lo tanto
reflujo, por medio de la venta, del capital dinero que se había alejado
de él en la compra" 163•
La solución que da Marx al problema que presenta la existencia
del capital comercial está entonces ante nosotros. El capital comercial
no crea valor ni plusvalor, sino que, al encargarse de la realización del
mismo, al intervenir como un capital entre los otros en la totalidad
del proceso del capitat reclama su parte de la suma de plusvalor pro-
ducido. Esta parte se calculará según la l~y general de la ganancia: a
partir de la cantidad de capital comercial adelantado. "Como la fase
de circulación del capital industrial con$tituye una fase del proceso
de reproducción a igual título que la producción, el capital autóno-
mo que opera en el proceso de circulación debe reportar la ganancia
media anual, lo mismo que el capital que trabaja en las distintas ra-
...mas de la producción.,,164 • Y también se ve de qué manera el capital
comercial puede reportar una ganancia: es necesario que el capital
industrial le venda su producto a un valor inferior a su valor real, es
decir, sin realizar la totalidad del plusvalor que contiene, de modo
que el capitalista comercial, atribuyéndose la parte de plusvalor aún
no realizado, pueda él mismo realizar una ganancia. nEl capital mer-
cantil.. . sólo obtiene ganancia porque en el precio de la mercancía
que realiza el capital industrial todavía no está realizado todo el plus-
valor (o ganancia)" 165• O bien, lo que el capital industrial reclama al
capital comercial no es el precio de producción real de la mercancía,

163. Ibíd.,111
, I, 284.
164. Ibíd., 292.
165. Ibíd., 297.

412

_J
. ·---·-- ·------------

CapítuloXI: La repeticiónde las tesisesenciales

es decir el valor producido por la totalidad del trabajo vivo que ha


costado. "El precio de producción, o precio al que el capitalista en
tanto que tal vende su mercancía, es, por lo tanto, menor que el precio
de producción real de la rnisma" 166 • La gran ley de la economía mer-
cantil según la cual las mercancías se venden siempre a su valor sólo
vale entonces para la última venta, para el capitalista comercial: éste
no vende la mercancía por encima de su valor sino a su valor, y sólo
realiza ganancia porque el capitalista industrial le había vendido esa
mercancía a un precio inferior a su valor real "El precio de venta del
comerciante, por lo tanto, es superior a su precio de compra no por-
que el primero esté por encima del valor total sino más bien porque el
segundo está por debajo". Y de este modo "el capital mercantil parti-
cipa entonces en la igualación del plusvalor, por más que no entra en
la producción real de ese plusvalor" 167 •
En tanto que realidad económica, la circulación de las mercancías
que el capital mercantil toma a su cargo reenvía a la realidad, a los
trabajadores que llevan a cabo las operaciones de intercambio. La
solución que se da al problema de la ganancia comercial coloca en-
tonces al pensamiento de Marx frente a una aporía que le es propia.
Si es verdad que ningún valor se crea en la circulación ni por ella,
hay que decir entonces que el trabajode los trabajadores por los cuales
esa circulaciónse efectúatampococreavalor alguno_Si sucede que ese
trabajo se convierte también en sobretrabajo , éste tampoco crea plus-
valor alguno. Se pone en cuestión la tesis general según la cual el que
crea. ;, valor es el trabajo en sí mismo y en tanto que tal. "El cambio
de estado [M D, D M] cuesta tiempo y fuerza de trabajo,sin embargo
no paracrearvalorsino para efectuar la conversión del valor de una
forma a la otra" 168 • Sin embargo, es necesario ver que Marx en modo
alguno buscó poner en cuestión la presuposición de todo su análisis.
Muy por el contrario, el movimiento de pensamiento que conduce a
la aporía es más que esclarecedor al respecto . No se parte de conside-
rar el trabajo vivo para luego negarle una propiedad que le pertenece
por principio. Por el contrario, al designar el proceso de producción
como naturante de todo el sistema., lo que se afirma es la formación
subjetiva del valor. El elemento económico puro tal como se manifies-

166. Ibíd., 296.


167. Ibíd., 297.
168. Ibíd., II, r, 119; subrayado por nosotros.

413

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

ta en la circulación es por el contrario inoperante. En esta negación al


comercio de cualquier productividad económica, tal vez Marx haya
estado más influenciado por los fisiócratas de lo que él pudo creer.
En su oposición al trabajo vivo, en todo caso, la entidad económica
aparece por sí misma desprovista de todo poder 169• Una vez que se
puso a la circulación en su heterogeneidad respecto del proceso real
de valorización y se la reconoció en su impotencia propia, se cae en
la aporía desde el momento en que surge el problema de los traba-
jadores comerciales. "Dado que el comerciante, en tanto que simple
agente de circulación, no produce ni valor ni plusvalor, es imposible
que los trabajadores de comercio a los que emplea en las mismas fun-
ciones produzcan de modo inmediato plusvalor para él" 17º.De allí la
invocación al principio de participación de todos los capitales, cuales-
quiera que sean, en el plusvalor total resultante del proceso social, es
decir a fin de cuentas, la aplicación de la problemática general de la
ganancia al problema de la ganancia comercial.
Sin embargo la cuestión del trabajo y el sobretrabajo comercial no
dejan de preocupar a Marx, como se ve en el paralelismo que se inten-
ta trazar entre esta forma de trabajo y el trabajo en general. En primer
lugar se afirma que "en cierto modo un :trabajador de comercio no
difiere de los otros asalariados" -y ello pprque su trabajo, comprado
con el capital variable del comerciante, ;hose destina entonces a su
servicio privado sino a la valorización de su capital-., y que su sa-
lario se determina, como todos los otros salarios, por los gastos de
,..reproducción de su fuerza de trabajo y no por su producto 171• Pero el
problema especifico del trabajo comercial consiste en comprender la
relación entre trabajo y sobretrabajo, más exactamente la relación de
este último con el plusvalor, cuando se trata de una forma de trabajo
que no crea ni valor ni plusvalor. La respuesta de Marx es que, en
tanto que el capital comercial puede retirar de la masa global de plus-

169. Como muestra la pregunta de los Grundrisse: "Aquí lo esencial para


nosotros es saber si en la determinación del valor interviene o no un elemento
que es independiente del trabajo, un elemento que no tendría su fuente en éste
sino en la circulación" (op. cit., II, 9). Aquí vemos claramente que, al negarle a la
circulación el poder de producir una valorización , la tesis de que únicamente el
trabajo crea valor conduce a la aporía del trabajo comercial, el cual, como interior
a la circulación, precisament e no puede producir valor .
170. El Capital, III, 1, 302-303 .
171. lbíd., 302.

414
-• -----------------

CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

valor producida por el conjunto del capital en proporción a su propia


magnitud, es decir, en proporción al valor que el capitalista comercial
adelanta para la compra y la venta de las mercancías, la suma que ob-
tiene será tanto más importante cuanto mayor sea el trabajo no paga-
do de los trabajadores comerciales. El sobretrabajo de éstos determina
no el plusvalor que el capital produce -ya que no produce plusvalor-
sino la parte de plusvalor social de la que puede apoderarse. "Para el
comerciante individual, la masa de su ganancia depende de la masa
de capital que puede utilizar en ese proceso; cuanto más importante
sea el trabajo no pagado de sus empleados, más podrá emplear en la
compra y la venta ... Si bien el trabajo no pagado de sus empleados no
crea plusvalor, le procura sin embargo la apropiación de plusvalor, lo
cual, para el capital, conduce al mismo resultado". Así se completa el
paralelo entre el capital comercial y el capital productivo. "Así como
el trabajo no pagado del obrero crea directamente plusvalor para el
capital productivo, el trabajo no pagado del asalariado comercial pro-
cura al capital mercantil una participación en ese plusvalor" l'72
.
Dado que el capital .financiero también pertenece al capital
mercantil, del que constituye un segundo elemento, la crítica que le
dedica Marx retoma la crítica del capital comercial y tiene el mismo
sentido. El capital financiero es, en el capital, el momento en que el
valor llega a una existencia autónoma bajo la forma de dinero. Y es
así porque, como recuerdan los manuscritos del libro III, "que el di-
nero aparezca como forma autónoma del valor frente a la mercancía

172. Ibíd., 303-304. Señalemos que lejos de suprimir la aporía de un trabajo que
no produce valor, la problemática del capital comercial, muy por el contrario, se
apoya en esa aporía. Sin dudas, la solución de esta dificultad sólo es posible si
noo remontamos, de modo más último, a la alienación original que constituye a
la realidad económica como tal. Para un trabajo, la posibilidad de no producir
valor presupone la definición econónúca del mismo precisamente como trabajo
que produce valor. Sobre el fondo de esta definición, siempre es posible un
desfasaje entre el trabajo vivo realmente realizado por el individuo y el valor que
ese trabajo produce, más exactamente entre ese trabajo vivo y el trabajosocialque
produce valor. Este era el caso del pobre tejedor inglés: una parte de su trabajo
real no producía valor. Es. el caso del trabajo comercial: es un trabajoinútil desde
el punto de vista de la producción real de los bienes y, por lo tanto, ineficientedesde
el punto de vista de la producciónde valor. Por eso, lo que se le atribuye no es el
valor que él mismo produce sino una parte del valor producido por el trabajo
productivo industrial. De este modo, la econorrúa mercantil restablece una
suerte de justicia a partir de la situación paradójica que ella núsma ha creado al
producir una circulación económica y por lo tanto un trabajo comercial que, una
vez más y siempre según Marx, no sirve para nada.

415

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

responde al fundamento mismo de la producción capitalista" 173• La


producción de valor por sí mismo -producción tal que su finalidad
se manifiesta precisamente a través de la forma del dinero-'-encuen-
tra no obstante su esencia en el trabajo vivo, es decir, también, en el
proceso real de producción. Por lo tanto, el valor sólo es capaz de
valorizarse cuando pasa a manos del capitalista industrial, cuando
se cambia por trabajo vivo. Esa es la ley fundamental del capital, ley
que la existencia del capital financiero viene a esconder junto con su
consecuencia: la oposiciónentreel interésy la gananciaempresarial. Por
eso el análisis de Marx consiste en una crítica radical de esa oposición.
El capitalista financiero adelanta al capitalista industrial todo o parte
del capital que éste invierte en la producción . Al final del proceso,
el plusvalor que resulta de esa producción se reparte entre ellos. La
parte que recibe el capital financiero se llama interés,. la que queda
en manos del capitalista industrial se llama ganancia empresarial . De
entrada está claro que., en tanto que el interés y la ganancia empresa-
rial no son más que el reparto cuantitativo del plusvalor, tienen una
misma sustancia y un mismo origen, que reside en la puesta en acción
del trabajo vivo en el seno del proceso de producción. Esto quiere
decir que el origen del capital invertido en ese proceso no interesa :
ya provenga del capital financiero o del c~pital industrial , sólo tendrá
efecto por su intercambio cualitativo con ,ia fuerza de trabajo. Lo cual
también se puede expresar diciendo que ese capital sirve sólo una
vez para producir valor. Por lo tanto hay que distinguir radicalmente
el intercambio cualitativo de capital por trabajo vivo en el seno del
1>rocesode producción , fuente única de plusvalor, de la ulterior dis-
tribución cuantitativa del mismo entre los diversos poseedores del
dinero invertido en la producción, la distribución del plusvalor en
interés por un lado y ganancia empresarial por el otro: el intercambio
cualitativo hace todo, determina el plusvalor,. la distribución cuantita-
tiva no hace nada, nada más que repartirlo a posteriori.Es lo que Marx
recuerda en primer lugar en este texto esencial: "El mismo capital
aparece con una doble destinación : como capital de préstamo en ma-
nos del prestamista, como capital industrial o comercial en manos del
capitalista activo . Perosólosirve una vez, sólouna vez produceganancia.
En el proceso de producción mismo, el carácter del capital como ca-
pital de préstamo no cumple papel alguno. La manera en que las dos
personas que aspiran a esa ganancia efectúan su reparto es de hecho

113. Ibíd., m,u, 176-177.

416

L J
í
'

CapítuloXI: La repeticiónde las tesís esenciales

un acto tan puramente empírico, tan fortuito, como el reparto de la


cuota parte de la ganancia común de una sociedad comercial entre
sus diferentes miembros. En la distribución entre plusvalor y salario,
en la que se basa esencialmente la fijación de la tasa de ganancia, ac-
túan de manera determinante dos elementos muy diferentes: la fuer-
za de trabajo y el capital; son función de dos variables independientes
que se limitan recíprocamente; de su diferencia cualitativa resulta el
reparto cuantitativo del plusvalor producido ... En cuanto al interés,
nada semejante ocurre. Por el contrario ... la diferencia cualitativa re-
sulta aqtÚ del reparto puramente cuantitativo de una misma cantidad
de plusvalor" 174 • En tanto que la diferencia cualitativa entre interés y
ganancia empresarial no es más que el reparto cuantitativo de una
misma realidad, esa diferencia es puramente aparente, su carácter
"cualitativo" es problemático, las realidades económicas que crea,
interés y ganancia empresarial, precisamente no son más que dos
fracciones de una misma cosa. Así, la decisiva categoría capitalista
de interés no se basa en ninguna otra cosa que en el hecho de que
dos tipos diferentes de capitalista entran a competir para repartirse
el plusvalor que produjo el trabajo vivo. "Únicamente la división de
los capitalistas en capitalistas financieros y capitalistas industriales
convierte una parte de la ganancia en interés, y crea a fin de cuentas
la categoría del interés; sólo la competencia entre esos dos tipos de ca-
pitalista crea la tasa de interés" 175• Y también: "El reparto puramente
cuantitativo de la ganancia entre dos personas que tienen diferentes
derechos sobre la misma se transformó en un reparto cualitativo que
par~ce resultar de la naturaleza misma del capital y de la ganancia" 176•
El surgimiento de la categoría específica de interés, al término del
reparto cualitativamente ilusorio de la ganancia, suscita una serie
de apariencias que hay que desenmascarar. En tanto se trate de la
ganancia y se la refiera al capital industrial, la fuente real de esa ga-
nancia -es decir, el trabajo vivo puesto en movimiento por ese capital
en una producción detenninada- no puede ser totalmente olvidada.
La ganancia se opone al trabajo vivo, al trabajo asalariado y al salario
mismo, mientra s que esa oposición al trabajo vivo desaparece en el
concepto de interés, que está referido exclusivamente al capital de

174. Ibíd., 30-31; sub rayado por nosotros.


175. Ibíd., 36.
176. Ibíd., 43.

417
1

l
Marx II. Unafilosofíade la economía

préstamo, el cual se opone ahora al capital industrial y, como tal, ya


no mantiene ninguna relación inmediata con el trabajo. uPero en la
forma del interés se ve borrada esa oposición al trabajo asalariado;
porque el capital a interés no se opone como tal al trabajo asalariado
sino al capital en funcionamiento; el capitalista prestamista se rela-
ciona directamente con el capitalista realmente activo en el proceso
de reproducción y en modo alguno con el asalariado, que justamente
se encuentra desposeído de los medios de producción ... El capital a
interés es el capital propiedad frente al capital en funcionamiento.
Ahora bien, mientras no se emplea activamente, el capital no explota
a los obreros ni está en oposición con el trabajo" 177• La ilusión que
pretende que la ganancia disimulada en el interés se relaciona con el
capital financiero y se opone como tal al capital industrial hace na-
cer, en contrapartida, esa nueva ilusión en virtud de la cual el capital
industrial se opone al capital financiero y ya no al trabajo. Pero la
relación entre el capital industrial y el capital financiero es, idénti-
camente, la relación entre la ganancia empresarial y el interés. Así,
se esconde el vínculo originario de la ganancia empresarial con el
trabajo asalariado detrás de una nueva relación en la que esa ganan-
cia se opone ahora al interés. "La ganancia empresarial no se opone
al trabajo asalariado sino únicamente al/interés" 178• En efecto, por un
lado, la tasa de interés determina la part~ de plusvalor que le queda al
capital industrial una vez que el capital 'financiero ha tomado su par-
te, de suerte que, en esa relación inversamente proporcional a la tasa
de mterés, la ganancia empresarial olvida su relación fundacional con
- el trabajo vivo. "La tasa de la ganancia empresarial no está determi-
nada por el salario sino por la tasa de interés. Varía en sentido inverso
a la tasa de interés" 179• Por otro lado, el capitalista industrial trabaja y,
mientras que por un lado el interés que le transfiere al capital finan-
ciero se le aparece como relacionado con el capital en tanto que tal, la
ganancia que queda en sus manos se le aparece como el resultado de
su trabajo personal, como algo que recibe en tanto que no capitalista.
"Contrariamente al interés, su ganancia empresarial se le presenta

177. Ibid., 44 .
178. Ibíd., 45.
179. Ibid.

418
r
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

como independiente de la posesión de capital y más bien corno el


resultado de sus funciones de no poseedor , de ... trabajador" 180 •
Y aquí se lleva a cabo una mistificación mayor: en tanto el interés
y la ganancia empresarial entran en una relación en la que se oponen
mutuamente y se ven definidos por esa oposición misma, esa oposi-
ción, la forma contradictoria de dos entidades económicas, provoca
la obnubilación de la relación que ambas tienen con el trabajo vivo,
en tanto no son más que una parte de su producto. "La forma con-
tradictoria de las dos fracciones en que se divide la ganancia -y por
lo tanto el plusvalor- hace olvidar que no son más que fracciones de
plusvalor cuya distribución no cambiará nada en su naturaleza ni en
su origen ni en sus condiciones de existencia " 181• Por lo tanto, con la
oposición entre interés y ganancia empresarial, lo que transforma su
razón de ser es finalmente la motivación del reparto del plusvalor.
"Las razones que presiden el reparto de la ganancia entre dos tipos de
capitalistas se transforman subrepticiamente en razón de la existencia
de la ganancia que se reparten" 182 • Cuando el interés y la ganancia
empresarial ya no se perciben a partir del poder que los produce sino
solamente en la relación que los opone, ¿en qué puede basarse su
existencia sino en esa oposición misma? Es notable que Marx haya
elegido precisamente el plano de la realidad económica para poner
definitivamente en ridículo a la dialéctica, mostrando a la vez y en
un mismo movimiento la insustancialidad de ésta y de aquél. Porque
la dialéctica es siempre un pensamiento que esconde el fundamento
sustituyéndolo por dos términos abstractos, cada uno de los cuales
pidé al otro que le conceda la existencia, de la cual él mismo está des-
provisto. Pero sabemos que, en última instancia, esas abstracciones
son las determinaciones económicas mismas en tanto que se pretende
ponerlas por fuera de su relación con la subjetividad fundadora. Este
texto tardío anuncia tanto el fin de la dialéctica como del economicis-
.mo: "como el interés se opone a la ganancia empresarial y la ganancia
empresarial al interés, ambos entre sí pero no al trabajo ¿en qué se
basaría la ganancia empresarial más el interés, es decir la ganancia o,

180. Ibíd.
181. Ibíd., 46 .
182. Ibíd.

419
'1

1
1

L
Marx 11. Unafilosofiade la economía

también, el plusvalor? ¡En la forma contradictoria de sus dos partes!


De ningún modo ... " 183•
Es cierto que la oposición entre interés y ganancia empresarial no
se basa solamente en el juego de los conceptos de la dialéctica, no es
una simple ilusión de la conciencia. Sin dudas la manera "subjetiva"
en que el capitalista se representa las cosas participa en la génesis de
esa oposición ideológica, como se ve con claridad cuando el capitalista
industrial no recurre al capital de préstamo y financia su producción
por sí mismo. La pregunta, entonces, es la que hace Marx: 11¿Cómo se
explica que el mismo capitalista, que emplea su propio capital y no
capital prestado, coloque una parte de su ganancia bruta en la catego-
ría de interés y calcule este último a parte ... ?''184• Esto sólo es posible
si el capital industrial considera su propio capital como un capital
de préstamo al que se debe determinado interés, de modo tal que,
una vez devengado ese interés, únicamente el saldo de la ganancia se
le aparece como resultado de su producción propiamente dicho y le
vuelve bajo forma de ganancia industrial o comercial., bajo la forma
de ganancia empresarial. Que aquí ya no se trata de un simple modo
de representarse las cosas lo vemos en que, cuando el capital finan-
ciero interviene (y éste es _el caso más fyecuente)., el interés refluye
efectivamente hacia él según la tasa de interés en vigor, mientras que
sólo el excedente vuelve al capital industtial. "Este reparto cualitativo
de la ganancia bruta entre las dos partes ... no es en modo alguno una
concepción puramente subjetiva del capitalista financiero por un lado
y el capitalista industrial por el otro. Se basa en un hecho objetivo,
..porque el interés refluye hacia el capitalista financiero, el prestamista.,
que simplemente es propietario del capital y representa entonces la .
propiedad capitalista antes del proceso de producción y por fuera del
mismo; la ganancia empresarial va al capitalista simplemente activo
que no es propietario del capital" 185 •
Estamos entonces en presencia de una ilusión objetiva.,y esa ilu-
sión es el capital mismo. Sólo que., con el capital financiero y el inte-
rés que se supone debe reportar, esta ilusión se lleva al límite. Dicha
ilusión, como ilusión objetiva que pertenece a una realidad objetiva
y más aún la constituye -constituyeal capitalcomorealidadeconómica y

183. Ibíd.
184. Ibíd., 36.
185. Ibíd., 40.

420
CapituloXI: La repetición de las tesis esenciales

precisamentecomorealidadobjetiva-,se construye del siguiente modo.


El capitalista industrial que tomó prestado su capital y que al final del
proceso ve una parte de la ganancia bruta volver a él como ganancia
empresarial, por otro lado ve refluir la otra parte de esa ganancia, el
interés, hacia el capitalista financiero que le adelantó ese capital. En
esarelacióninmediataquese estableceentreel capitalfinancieroy el interés,
el primeroaparececomoel que producedirectamenteal segundo,comoun
poderde valorizaciónque producevaloren sí mismo,en tanto que capital.
Del capitalista industrial (ya sea que se lo piense en la relación de
prestatario que establece con el capital financiero o como capitalista
industr ial que trabaja con su propio capital) Marx dice: "La parte de
la ganancia bruta que no es interés se le aparece en ambos casos como
ganancia empresarial, y el interés mismo como un plusvalor que el
capital reporta en tanto que tal y que reportaría incluso sin utilización
productiva" 186 • En efecto, esa es la ilusión del capitalismo llevada a su
máximo grado de pureza, la ilusión de un valor --el capital- que en sí
mismo y por sí mismo produce valor, a saber el interés. u con el capi-
tal a interés la relación capitalista alcanza su forma más exterior, más
fetichizada ". En efecto, la relación del capital financiero con el interés
se escribe: "D D', dinero que produce dinero, un valor que se valoriza
a sí mismo, sin ningún proceso que sirva de mediación entre ambos
extrernos" 187• En el proceso capitalista ordinario también tenemos esa
relación en la que D se transforma en D', pero la valorización supone
entonces la mediación del proceso de producción material y resulta
de ella. Incluso el proceso del capital mercantil D M D', que se sitúa
por-completo en el plano de la circulación y permite así esconder la
fase decisiva de la producción, se presenta no obstante como una "re-
lación social" y como su resultado . "La forma del capital mercantil al
menos representa todavía un proceso, la unidad de dos fases opues-
tas, un movimiento que se descompone en dos procesos contrarios,
en compra y venta de mercancías. Ese elemento desaparece en D D',
la forma del capital a interés " 188 •
¿En qué consiste, más precisamente, la ilusión del capital a interés
tal como se expresa en la forma D D'? En que -dice Marx- el capital
apareceen él comoun objeto."El objeto(dinero, mercancía, valor) sim-

186. Ibíd., 42-43.


187. Ibíd., 55.
188. Ibíd.

421

1
1

~
Marx II. Unafilosofíade la economía.

plemente como tal es ya capital, y el capital aparece como simple ob-


jeto. El resultado de todo el proceso de reproducción es entonces una
propiedad que le corresponde naturalmente a un objeto" 189 • Aquí se
ven reafirmadas las tesis fundamentales que do.minan todo el análisis
económico; si el capital reviste como objeto una forma ilusoria, si la
valorización que se expresa en forma de una determinación económi-
ca objetiva (D') superior a la determinación inicial (D) en realidad no
es nada de eso, ello es, como sabemos, porque el origen y la esencia
de esa valorización residen en la subjetividad creadora de valor y en
el trabajo vivo. En la medida en que, como entidad objetiva, el capital
disimula ese origen subjetivo de su propia sustancia, es una ilusión y
como dice más precisamente Marx un "fetiche autómata". Autómata
porque, una vez olvidada la fuente subjetiva que las alimenta cons-
tantemente, las determinaciones objetivas parecen funcionar y expli-
carse por sí solas. "En el capital a interés, ese fetiche autómata queda
claramente expuesto: valor que se valoriza a sí mismo , dinero que
engendra dinero. Bajo esta forma ya no llevalas marcasde su origen.
La relación social se resuelve en forma de la relación de un objeto
--el dinerer consigo mismo" 190• En efecto, en el dinero el capital se ve
rigurosamente reducido a una determinación objetiva; por lo tanto
es como dinero que toma laforma en la qulesus determinantessubjetivos
realesse vuelveninvisibles.La tesis const~te de Marx según la cual el
valor de cambio elimina toda diferencia ' cualitativa entre los valores
de uso recibe un sentido decisivo cuando, en el capital financiero, el
valor de uso que se esconde bajo la forma ideal del dinero no es otro
;,que la fuerza subjetiva del trabajo. Por eso en el capital financiero "el
capital reviste su forma de fetiche más pura ... porque el capital existe
constantemente en forma de dinero, forinaen la cualtodassus determi-
nacionesquedanborradasy sus elementosrealesinvisibilizados.El dinero
es justamente la forma en que la diferencia entre las mercancías en
tanto que valores de uso ya no existe" 191•
Marx denunció de modo riguroso al capital financiero en tanto
que representa la determinación económica bajo su forma pura,
cortada de su relación con la subjetividad que la produce, separada
de la producción, sin la cual sin embargo no sería. Arrancada de la

189. Ibíd.,56; subrayado por nosotros .


190. Ibíd.; subrayado por nosotro s.
191. Ibíd., 57; subrayado por nosotros.

422

L
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

subjetividad productiva, la forma económica, en efecto, no es más


que una forma vada. Separado de la producción, el capital financiero
debe ser comprendido como una inversión del verdadero orden de
las cosas, como la sustitución indebida de la subjetividad fundadora
por una realidad objetiva pretendida.mente autónoma, como su "ma-
terialización". Por eso la crítica del capital financiero resume toda la
crítica del capitalismo. "D D' representa la forma del capital vacía de
contenido, la inversióny la materialización de lasrelacionesde producción
elevado s a su máximapotencia:la forma productora de interés, la simple
forma del capital en la que éste es la condición previa de su propio
proceso de reproducción; la capacidad del dinero o de la mercancía
de hacer fructificar su propio valor independientemente de la repro-
ducción es la mistificación capitalista en su forma más brutalu 192 • Con
esa inversión y esa materialización -que designa no alguna figura en
desuso de la retórica hegeliana sino muy exactamente la sustitución
de la efectividad de la producción subjetiva por las determinaciones
económicas ideales- el capital deviene capital no solamente en la rea-
lidad de los hechos sino también en la representación que tenemos
de él. Porque sólo hay capital en la medida en que el dinero se da
como consagrado a la valorización y como ya portador de valori-
zación, como productor de valorización en sí mismo, en tanto que
capital dinero y no en tanto que ligado a la producción, como capital
en funcionamiento. "El dinero en tanto que tal es ya potencialmente
valor que se valoriza, es prestadoen calidadde tal;esa es la forma que
reviste la venta de esa original mercancía ... ". En cuanto al capital
11
efeetivamente en funcionamiento, se presenta de manera tal que no
reporta interés en tanto que capital en funcionamiento sino en tanto
que capital en sí, en tanto que capital dinero" 193 • Por eso también se
invierte la relación entre el interés y la ganancia, el primero ya no
aparece como una parte de la segunda, como una parte que el capital
financiero extrae del plusvalor. Por el contrario, el interés se da como
producto inmediato y directo del capital, mientras que la ganancia
ya no es más que un apéndice, y por lo demás misterioso. uA la in-
versa, el interés se presenta ahora como el fruto propiamente dicho
del capital, como la cosa primera; la ganancia ... que toma entonces
la forma de ganancia empresarial, aparece como un simple accesorio

192. Ibíd., 56; subrayado por nosotro s.


193. Ibíd,; subra yado por nosotro s.

423

ll_
r
1
1

Marx II. Unafilosofiade la economía

y aditivo que se agrega en el curso del proceso de producción" 194.


Es demasiado evidente que la representación de las cosas que se
funda en la determinación económica objetiva en tanto que tal, y en
consecuencia desconoce su esencia subjetiva, es acorde a los intere-
ses últimos del capital. "Para los economistas vulgares, que intentan
presentar el capital como fuente independiente de valor y de creación
de valor, esa forma es evidentemente una gran adquisición, ya que
vuelve irreconocible el origen de la ganancia y otorga al resultado del
proceso capitalista de producción -separado del proceso mismo- una
existencia independiente 11195•
Que el interés que recibe el capital financiero no tiene ninguna
existencia independiente del proceso de producción y, por el contra-
rio, no es más que su resultado, es algo que surge inmediatamente si
se formula la hipótesis de una conversión de la totalidad del capital
social en capital financiero. El carácter absurdo de esta hipótesis re-
sulta justamente del hecho de que el capital librado a sí mismo no
hace nada, la determinación económica en tanto que tal nada puede,
nada produce, no es nada. nLa conversión del capital total en capital
financiero, sin que nadie compre ni utilice los medios de produc-
ción ... es propiamente un sinsentido. Pe;o éste contiene un absurdo
aún mayor: que sobre la base del modo ae producción capitalista el
capital reportaría dinero sin ser empleadp productivamente, es decir,
sin crear plusvalor (del cual el interés no es más que una fracción); el
modo de producción capitalista continuaría su camino sin que haya
producción capitalista" 196 • Que la producción es la condición del inte-
...rés que percibe el capital financiero se ve en el hecho de que éste nunca
puede representar más que una fracción del capital total, sin lo cual,
precisamente, dejaría de reportar interés y su reconversión en capital
industrial sería inmediatamente necesaria. "Si una fracción anormal-
mente importante de los capitalistas quisiera convertir su capital en
capital dinero, se sucedería una desvalorización colosal del capital
dinero y una baja no menos colosal de la tasa de interés; muchos se
verían instantáneamente en la imposibilidad de vivir de sus intere ses
y se verían forzados a volver a ser capitalistas industriales u197 •

194. Ibíd.
195. Ibíd., 56-57.
196. Ibíd., 43 .
197. Ibíd.

424

J
r
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

La idea de un capital que en sí mismo y por sí mismo reporta un


interés, es decir, la idea del capital financiero, condujo a las divaga-
ciones del Dr. Price. "Price-dice Marx- estaba simplemente deslum-
brado por la enonnidad de la cantidad resultante de una progresión
geométrica" 198• Pero el examen de una cantidad capaz de incremen-
tarse desmesuradamente, multiplicándose indefinidamente por sí
misma, sólo tiene aplicación económica si la realidad económica es
previamente reducida a un número, a una determinación ideal, abs-
tracción hecha de su condición en el trabajo vivo. '-'Considerando el
capital -sin teneren cuentala reproducción deltrabajo-como un autóma- ·
ta, como un simple número que se incrementa por sí mismo ... " 199• La
crítica de las "fabulosas inspiraciones" de Price consiste en recordar
esta condición: el hecho de que., si bien se le puede hacer correspon-
der una expresión numérica ideal , cada estado del valor no es puesto
sino presupuesto por la misma, y presupone a su vez las condiciones
concretas de un proceso del que resulta y en el cual está implicado
el trabajo vivo. Este último, sus límites propios, inscritos en la vida
y fijados por ella, son los que asignan los límites al proceso devalo-
rización. "La identidad entre el plusvalor y el sobretrabajo pone un
límite cualitativo al incremento del capital" 200 • Todas las otras con-
diciones que Price olvida, la disminución de .la tasa de ganancia, la
desvalorización progresiva del capital existe:ri:te,el hecho de que su
simple mantenimiento presupone constantemente un contacto con el
trabajo vivo _u sabemos, por el contrario, que la conservación y por lo
tanto también la reproducción del valor de los productos del trabajo
pasado de hecho resulta únicamente de su contacto con el trabajo vi-
vo''2º1- tienen el mismo sentido, reenvían el proceso de valorización
a su fundamento subjetivo, no son otra cosa que las condiciones mis-
mas de la vida. Sólo si se pretende hacer abstracción de ésta y -como
·en el capital financiero- considerar las determinaciones económicas
en sí mismas para dejarlas jugar según leyes ideales que serían sus
leyes propias, leyes matemáticas, sólo en ese caso podemos vemos
conducidos a las delirantes tesis de Price. "Si por el contrario se con-

198. Ibíd., 58.


199. Ibíd., 59; subrayado por nosotros.
200. Ibíd., 62.
201. Ibíd., 62-63 .

425

L
r
Marx II. Unafilosofíade la economía

cibe el plusvalor en la forma vacía de sentido del interés, entonces el


límite sólo será cuantitativo y desafía toda imaginación" 2º2 •
La inevitable referencia del capital financiero al capital índustrial,
es decir a la producción, permite disipar finalmente la apariencia de
una acumulación propia del capital financiero. Esa acumulación con
seguridad existe, pero no es otra cosa que la transferencia a manos de
los capitalistas financieros de una parte del plusvalor que resulta de
la producción y reproducción del capital. "El desarrollo del crédito y
la enorme concentración de los préstamos de dinero en manos de los
grandes banqueros debe por lo tanto acelerar ya de por sí la acumu-
lación del capital de préstamo como forma que difiere de la acumu-
lación real. Por lo tanto, ese desarrollo rápido del capital de préstamo
es un resultado de la acumulación real, porque es consecuencia del
desarrollo del proceso de producción, y la ganancia que constituye
la fuente de la acumulación de esos capitalistas financieros no es más
que una deducción sobre el plusvalor que obtienen los capitalistas
que aseguran la reproducción (al mismo tiempo es la apropiación de
una fracción del interés que proviene del ahorro ajeno)"203 • La acumu-
lación del capital financiero en manos de los banqueros no solamente
es por entero el producto del trabajo de ,.otros 204, sino gue sólo sigue
siendo capital si se destina a volver a la ,:producción. Unicamente de
modo provisorio la acumulación se det~ndrá momentáneamente en
la forma de un capital dinero en manos del capitalista financiero, o
bien porque no ha alcanzado un nivel suficiente o bien, por el contra- .
. rio, porque hay demasiado capital en una rama de la producción. En
..cuanto a la dificultad que puede experimentar el capital financiero
para encontrar una inversión, la misma remite a la distorsión últi-
ma del valor y de la realidad, es decir, a la existencia misma de una
economía mercantil. "La masa de ganancia destinada a reconvertirse
en capital dependerá de la cantidad de ganancia realizada y por lo
tanto de la extensión del proceso de reproducción mismo. Pero si, a
falta de esferas de inversión , esa nueva acumulación encuentra difi-

202. Ibíd.
203. Ibíd., 164.
204. "No sólo la ganancia consiste en la apropiación de trabajo ajeno, también
el capital que sirve para poner en funcionamiento y explotar ese trabajo está
constituido por un bien ajeno, que el capitalista financiero pone a dispo sición del
capitalista industrial, y esa operación es su ocasión para explotar a su vez a este
último" (ibíd., 169).

426
CapítuloXI: La repeticiónde las tesis esenciales

cultades para emplearse, si se produce entonces una saturación de las


ramas de producción y hay una oferta demasiado grande de capital
de préstamo, ese sobrante de capital dinero prestable sólo demuestra
los límites de la producción capitalista//205•
La crítica del capital comercial y el capital financiero nos recon-
duce al sentido fundamental de la problemática de Marx: mostrar
el carácter ilusorio de las determinaciones económicas en tanto y en
cuanto no se las capte a partir del poder que las produce. Es en eso
que el capital mercantil difiere del capital industrial, cuya referencia
al trabajo vivo no se puede borrar. Por eso una de las mistificacio-
nes del sistema capitalista es desconocer la diferencia esencial entre
capital mercantil y capital industrial, confundir las formas comercial
y financiera del capital con las diversas formas reales que reviste la
producción en las diferentes ramas de la industria. "Nada es más
absurdo que considerar el capital mercantil., ya sea en forma de ca-
pital comercial o de capital financiero, como una especie particular
de capital industrial. .. ", y ello porque "no hay medida común entre
la forma modificada del capital industrial [se trata aquí del capital
mercantil] y las diferencias materiales que existen entre capitales pro-
ductivos invertidos diversamente en la producción y que resultan de
la naturaleza de las diversas ramas industriales '-'206 • El movimiento
que reconduce del capital comercial y el capital financiero al capital
industrial no es más que la consecuencia y el desarrollo del movi-
miento que nos llevó del capital industrial a su naturante secreto, del
capital
.. en general a la subjetividad .

205. Ibid., 168.


206. Ibíd.1 III, 1, 332.

427

L
r
CAPITULO XII
La estructuradel libroI

La teoría subjetiva del valor y el plusvalor explica la estructura del libro


I del Capital,el único que Marx pudo concluir. El carácter extraño del
libro sorprende desde el primer momento. Por un lado encontramos
textos propiamente teóricos cuyo objeto es la elaboración rigurosa
11 11
,

de los conceptos fundamentales de una ciencia que podemos llamar


econonúa política, conceptos tales como los de mercancía, intercam-
bio, valor, capital, plusvalor, tasa de plusvalor, plusvalor absoluto y
plusvalor relativo, salario, etc. La elaboración de estos conceptos con-
duce a la determinación de las leyes que encuentran su fundamento
11
en ellos. Citemos como ejemplo las leyes que rigen las variaciones en
la relación de magnitud entre el plusvalor y el valor de la fuerza de
traqajo", tales como se exponen en el capítulo xvn*: "De este modo,
si se han puesto como datos el carácter constante de la duración y
de la intensidad del trabajo, mientras que la productividad varía, se
obtienen las tres leyes siguientes: 1º la jornada de trabajo de una du-
ración dada produce siempre el mismo valor, cualesquiera sean las
variaciones de la productividad del trabajo ... 2º el plusvalor y el valor
de la fuerza de trabajo varían en sentido inv~rso. El plusvalor varía
en el mismo sentido que la productividad del trabajo, pero el valor de
la fuerza de trabajo en sentido opuesto a la misma ... 3º El aumento o
disminución del plusvalor es siempre el efecto y nunca la causa de la
disminución o aumento paralelo del valor de la fuerza de trabajo 111• Si

* Titulado "Cambio de magnitudes en el precio de la fuerza de trabajo y en el


plusvalor" [N. del T.].
l. PI, I, 1012, 1014.

429
1

l
Marx II. Unafilosofiade la economía

por el contrario, y siempre según el método de las variaciones caro a


Marx, se admite como dado el carácter constante de la productividad
y de la intensidad del trabajo mientras que la duración de este último
varía, se obtendrán entonces las leyes que Marx expone en la tercera
parte del capítulo xvn: "1 º La jornada de trabajo se realiza, en razón
directa de su duración, en un valor mayor o menor, por lo tanto varia-
ble y no constante" 2, etc. No sólo estos textos son puramente teóricos;
no menos evidentemente, también su orden, el orden de elaboración
de los conceptos y de formulación de las leyes, es a su vez un orden
teórico, en el que cada determinación conceptual o nomológica es
condición de la determinación siguiente. Por lo demás, este orden se
prolonga más allá del libro que Marx concluyó, y hemos visto por
ejemplo que la problemática de la ganancia expuesta en el libro III
repite las afirmaciones teóricas fundamentales de la problemática del
valor y el plusvalor y se basa en ellas.
Sin embargo, en el libro I encontramos pasajes muy diferentes,
como el que relata la historia de "la muerte de la modista Mary-Anne
Walkley, 20 años de edad, empleada en un taller muy respetable ex-
plotado .por una dama con el delicado nombre de Elise, proveedora
de la Corte. Es la vieja y resabida histmja . Cierto es que las jóvenes
obreras no trabajaban en promedio más/ de 16 ½ horas por día, y en
temporada sólo 30 horas seguidas sin de'scanso; también que para re-
animar sus fuerzas de trabajo desfallecientes se les concedía algunos
vasos de cherry, porto o café. Ahora bien, estábamos en plena tempo-
;.rada. Se trataba de hacer, en un abrir y cerrar de ojos, vestiditos para
las nobles ladies que iban al baile ofrecido en honor de la princesa de
Gales, recién importada. Mary-Anne Walkley había trabajado 26 ½
horas sin interrupción junto a otras 60 muchachas. Hay que decir que
esas muchachas se encontraban de a 30 en una pequeña habitación
que contenía apenas un tercio del volumen de aire necesario, y a la
noche dorrrúan de a dos en un tugurio donde se hacían dormitorios
con tabiques y tablas . Y ese era uno de los mejores talleres de moda.
Mary-Anne Walkley cayó enferma el viernes y murió el domingo, sin
haber dado, para gran sorpresa de la dama Elise, la última puntada a
su obra. El médico, convocado demasiado tarde al lecho de muerte,
el señor Keys, declaró claramente al Coroner'sJury que Mary-Anne
Walkley había muerto a consecuencia de larga s horas de trabajo en

2. Ibid., 1018 .

430

L
CapítuloXll: La estructura del libroI

un taller demasiado lleno de gente y en un dormitorio demasiado


pequeño y sin ventilación. El Coroner'sJury, para dar al médico una
lección de buenos modales, declaró por el contrario que la difunta
había muerto de apoplejía, pero que cabía suponer que un exceso de
trabajo en un taller demasiado lleno, etc. podía haber acelerado su
muerte: 'Nuestros esclavos blancos -exclamó el MorningStar,órgano
de los librecambistas Cobden y Bright- nuestros esclavos blancos son
víctimas del trabajo que los conduce a la tumba; se agotan y mueren
sin pena ni gloria' .'13
Lejos de ser excepcionales, similares consideraciones llenan pági-
nas y páginas. Aquí otro texto, que Marx extrae del informe al par-
lamento por parte de la Comisión encargada de investigar sobre el
trabajo infantil. Trata del sistema de relevos implementado por los in-
dustriales para mantener el proceso de trabajo ininterrumpido las 24
horas, y lo que hace los hechos relatados aún más indignantes es que
se trata precisamente de niños. /✓Ningún ser humano puede reflexio-
nar acerca del volumen de trabajo que, según las declaraciones de los
testigos, ejecutan niños de 9 a 12 años., sin concluir inevitablemente
que no se debe permitir un minuto más este abuso de poder por parte
de padres y empresarios. El método, que cons~ste,en líneas generales,
en hacer trabajar a niños alternadamente día y noche, conduce a una
prolongación escandalosa de la jornada de Í!abajo, tanto si las ope-
raciones se ven aceleradas como si prosiguen su marcha ordinaria.
En una gran cantidad de casos esa prolongación no sólo es cruel sino
incluso increíble. Evidentemente ocurre que, por una causa u otra,
faltá algún muchachito de relevo. Uno o varios de los presentes, que
ya terminaron su jornada de trabajo, deben tomar entonces el lugar
del ausente ... En un taller de laminado en el que la jornada nominal
de trabajo para cada obrero era de 11 ½ horas, un muchachito traba-
jaba, al menos cuatro noches por semana., hasta las 8 y media de la
noche del día siguiente, y eso tuvo lugar durante los seis meses por
los que fue contratado. Otro, de 9 años de edad., trabajaba hasta tres
tumos de relevo sucesivos., de 12 horas cada uno y, a la edad de 10
años, dos días y dos noches seguidas . Un tercero, en este caso de 10
años, trabajaba desde las 6 de la mañana hasta la medianoche durante

3. Ibíd., 1256-1257 .

1 431
1

L
-
Marx II. Unafilosofiade la economía

tres noches, y hasta las 9 de la noche las otras noches de la semana. Un


cuar to... Un qum. t o... "4 .
Si se quiere establecer un aspecto de orden en la intenmnable acu-
mulación de hechos de este tipo, así como en los comentarios que
los acompañan -ya sean comentarios de Marx, de las Comisiones
de investigación o incluso de los diarios- puede decirse que se tra-
ta de una descripción de las condiciones en las que se desenvuelve
la vida individual de los trabajadores, hombres y mujeres, niños y
adultos. Condiciones de trabajo, seguro, pero también todas aque-
llas condiciones relacionadas con la existencia cotidiana y el modo
de vida: condiciones de vivienda, de transporte, de alimentación,
de descanso y de sueño, de educación, de relaciones en el trabajo y
fuera del trabajo, de salud, de moralidad, etc. Por lo general, todas
esas condiciones y las cuestiones que las mismas suscitan aparecen
inextricablemente mezcladas, como puede verse en este extracto del
LondonDaily Telegraphdel 17 de enero de 1860 que cita Marx: "Hacia
las 2, 3 o 4 de la mañana, se arranca de sus sucias camas a niños de 9
a 10 años y se los fuerza a trabajar para su simple subsistencia hasta
las 10, 11 y 12 de la noche. Su delgadez los reduce al estado de esque-
letos, su porte se marchita, los rasgos d~ sus caras se borran y todo
su ser se endurece en una torpeza tal que el solo aspecto da escalo-
fríos ... Este sistema, tal como describe el reverendo Montagu Valpy,
es un sistema de esclavitud sin límites, esclavitud desde todo punto
de vista, social, físico, moral e intelectual ... Qué debemos pensar de
¡, una ciudad que organiza un mitin púbico para pedir que el tiempo
de trabajo cotidiano para los adultos sea reducido ¡a 18 horas!" 5 •
En el Informeal Parlamento sobrelosreclamosde losobrerospanaderosen
Londresen 1862 encontrarnos un vistazo a las condiciones de trabajo
y de vida de los adultos. Marx comenta el informe en estos términos.
"Durante la temporada en Londres, los obreros de los panaderos full
príced(los que venden el pan a precio normal) trabajan de las 11 de
la noche hasta las 8 de la mañana casi sin interrupción; luego se los
emplea en entregar el pan hasta 4, 5, 6 e incluso 7 de la tarde, o a veces
en hacer galletas en la panadería. Terminada su labor, se les permite
dorrrúr aproximadamente 6 horas; con frecuencia no duermen más
de 5 o 4 horas. El viernes el trabajo comienza más temprano, por lo

4. Ibid., 1259.
5. Ibíd., 1246.

432
,r--
1
''
1

1
1 CapituloXII: La estructuradel libroI

común a las 10 de la noche, y dura sin respiro -ya se trate de preparar


el pan o de entregarler- hasta el día siguiente a las 8 de la noche, y
con frecuencia hasta las 4 o 5 de la madrugada del domingo .. ; Los
obreros de los undersellingmasters(panaderos que venden el pan por
debajo del precio normal) -y éstos componen ... más de tres cuartas
partes de los panaderos de Londres- están sometidos a horarios de
trabajos aún más largos" 6•
En cuanto al trabajo de mujeres y niñas, a Marx no sólo le preocupa
el carácter por lo general extenuante y desproporcionado del mismo
respecto de las fuerzas de las empleadas, sino también las condicio-
nes en las que por lo general ese trabajo se lleva a cabo y que lesionan
la naturaleza misma de la feminidad: dignidad, pudor, etc. "En el
Staffordshire y el sur del País de Gales, muchachitas y mujeres son
empleadas en las minas de carbón y en los vaciaderos de coque, no
sólo de día sino también de noche ... Estas mujeres empleadas con los
hombres a penas se distinguen de ellos por sus vestimentas y, todas
cubiertas de fango y hollín, están expuestas a perder el respeto por
sí mismas y por consiguiente a envilecerse, lo que no puede dejar de
suceder en un trabajo tan poco femenino" 7• Es digno de atención el
hecho de que, en la Críticadelprogramadelpar,tidoobreroalemán,Marx
colocara la limitación y el control del trabajo 9-elas mujeres como una
preocupación de primer orden: "La reglamett-tacíón de la jornada de
trabajo ... tiene que significar la exclusión de las mujeres de las ramas
de la industria particularmente perjudiciales para su salud física o
que menoscaban el pudor del sexo femenino"ª. Esta preocupación
~ .
por el respeto de la dignidad de la mujer y de la moralidad en general
es constante en Marx y lo lleva a denunciar no solamente las condicio-
nes de trabajo sino también las condiciones de vivienda, tan precarias
que por lo general dan lugar a una total promiscuidad, como mues-
tra este otro pasaje del informe al Parlamento sobre salud pública
1
del doctor Hunter: ½.dultos de ambos sexos, casados y solteros, se
encuentran generalmente amontonados en estrechos dormitorios ...
en semejantes circunstancias se ofende del modo más grosero todo

6. Ibid., 1252-1253.
7. Ibíd., 797-798.
8. Ibíd., 1443.

433

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

sentimiento de pudor y decencia y se sofoca necesariamente toda


moralidad" 9 •
La aversión de Marx por la inmoralidad que resulta de las condi-
ciones de trabajo se ve también en la descripción que realizó de las
"bandas" que, bajo la dirección de un gangmaster,ofrecían sus ser-
vicios a los granjeros, en los campos que el éxodo de las poblaciones
hacia las ciudades había prácticamente vaciado de trabajadores. Los
adolescentes de ambos sexos que componían esas bandas no sólo eran
explotados en razón de su juventud-"las muchachitas y los niños, una
vez en el trabajo, gastan sus fuerzas .. . con ímpetu" - sino que también
estaban librados a vicios de todo tipo. "Por lo común la paga se rea-
liza en la taberna, en medio de copiosas libaciones. Luego comienza
la vuelta a casa. Titubeando, apoyado a derecha e izquierda sobre
los brazos robustos de fornidas muchachas, el digno jefe marcha a la
cabeza de la columna, llevando tras de sí a la joven y festiva tropa que
entona canciones satíricas u obscenas. Estos viajes son el triunfo de la
fanerogamia, como la llama Fourier. No es raro que muchachas de 13
o 14 años queden encintas por un compañero de la misma edad. Las
aldeas abiertas, cimiento y reservorio de estas bandas, se convierten
en Sodomas y Gomarras donde la cantidél,dde nacimientos ilegítimos
llega al máximo" 1º. Esta cuestión de la yivienda y la promiscuidad
nos muestra una de las grandes obsesiones de Marx, la del espacio,
el aire, el movimiento pensados como condiciones indispensables
para la vida, la cual se identifica precisamente con el movimiento
mismo. Citemos al azar: uel hacinamiento de manadas de hombres
'"enaldeas" 11; "cada una de esas familias tenía menos espacio que el
que se concedía a un condenado a galeras" 12; .finalmente, a propósito
de las casas de campesinos, que en el marco del empobrecimiento
rural del siglo XIX son ✓1cavernas, muchas de las cuales no posee más
que una abertura ... Ahora bie~ las ventanas son a una casa lo que los
cinco sentidos a la cabezá' 13 • Todos estos textos, tomados al azar entre
muchos otros, y que constituyen en conjunto lo que se podría llamar
una fenomenología de la vida individualde los trabajadores, parecen tan

9. lbíd., 1377.
10. Ibíd., 1386.
11. Ibíd., 1383.
12. lbíd., 1379.
13. El 18 brumaría ... , op. cit ., 354.

434
CapítuloXII: La estructuradel libro I

ajenas al análisis de las leyes de la producción capitalista y de los


conceptos que las fundan que, en una edición reciente de las obras de
Marx, Maximilien Rubel creyó correcto relegarlos al final de la obra
en forma de anexos*.
También parecen ajenos al análisis teórico de la producción
capitalista los pasajes que ya no se relacionan con la historia in-
dividual de los trabajadores ni con su modo de vida por así decir
personal, sino precisamente con la historia en el sentido en que lo
entienden los historiadores, es decir, con los fenómenos generales
que pueden caracterizar una época. Es el caso, especialmente , de
los textos reunidos en la octava sección y que tienen que ver con la
"acumulación originaria" . La elucidación de la misma se propone
como una tarea inevitable desde el momento mismo en que apa-
rece el círculo conceptual constituido por el "sistema capitalista" .
La acumulación capitalista proviene del plusvalor, cuya teoría ya
se ha dado, pero el plusvalor presupone la producción capitalis-
ta, a saber, la separación entre la fuerza de trabajo por un lado y
los medios de producción por el otro. Esta separación, que hemos
comprendido y analizado ampliamente, siguiendo a los Grundrisse,
como ruptura del ciclo vital orgánico, no es otra cosa que un proceso
histórico, una serie de acontecimientos que:constituyen la acumu-
lación originaria propiamente dicha, la cu~, lejos de confundirse
con la acumulación capitalista, aparece como su condición . ¡;En el
fondo del sistema capitalista se encuentra entonces la separación
racijcal del productor respecto de los med ios de producción. Para
que el sistema capitalista nazca, es necesario entonces que, al menos
parcialmente, los medios de producción hayan sido arrancados sin
rodeos a los productores que los empleaban para realizar su propio
trabajo, y que se encuentren ya en poder de productores de mercan-
cías que los empleen para especular con el trabajo ajeno. El movi-
miento histórico que separa el trabajo de sus condiciones exteriores,
esa es la clave de la llamada acumulación originaria" 14• El objeto
de los textos históricos del Capital es la descripción y el análisis de

* Se trata del h'bro que Henry utiliza para las citas del libro I del Capital: Marx,
Karl, Oeuvres économiquesvol . I, París , Gallimard , Pléya de, 1965. Rubel estableci ó
y comentó la edición . Para la ma yoría de los textos , la traducción está a cargo del
pr opio Rubel y L. Evrard . La excep ción es El Capital (tomo 1), con traduc ción de
Joseph Roy y revisión de la trad u cción por p arte de Rubel [N. del T.].
14. Pl, I, 1169.

435

L
Marx II. Unafilosofíade la economía

ese movimiento. Como ejemplo citemos estos extractos del capítulo


xxvn*. Después de recordar que "en todos los países de Europa oc-
cidental, el rasgo característico de la producción feudal es lá división
del suelo entre la mayor cantidad posible de vasallos", Marx enumera
los acontecimientos que conducirán a fines del siglo xv y principios
del siglo XVI a la expropiación de la población campesina: "En guerra
abierta contra la corona y el Parlamento, los grandes señores crea-
ron un proletariado mucho más considerable al usurpar los bienes
comunales de los campesinos y expulsarlos de la tierra que poseían
con igual título jurídico feudal que sus amos ... En el siglo XVI, la re-
forma y la espoliación de los bienes eclesiásticos que le siguió dará
un nuevo y terrible impulso a la expropiación violenta del pueblo. En
aquel momento la Iglesia Católica era propietaria feudal de la mayor
parte del suelo inglés. La supresión de los monasterios, etc., arrojó a
sus habitantes al proletariado. Los propios bienes del clero cayeron
en las garras de los favoritos reales o fueron vendidos a precio vil
a moradores urbanos, arrendatarios especuladores que empezaron
por expulsar en masa a los viejos campesinos tributarios heredita-
rios. Se confiscó tácitamente el derecho de propiedad de los pobres
sobre una parte de los diezmos eclesiásticos" 15• Marx resume en los
siguientes términos todo este análisis: "L~ expoliación de los bienes
de la Iglesia, la enajenación fraudulenta ~e las tierras del Estado, el
saqueo de los terrenos comunales, la transformación usurpatoria y
terrorista de la propiedad feudal o inclusive patriarcal en propiedad
privada moderna, la guerra a los chozas, he ahí los procedimientos
idílicos de la acumulación originaria. Conquistaron la tierra para la
agricultura capitalista, incorporaron el suelo al capital y entregaron a
la industria de las ciudades los brazos dóciles de un proletariado libre
y desheredado'' 16 •
A pesar de su heterogeneidad respecto de los análisis teóricos
de las leyes de la producción capitalista, la cual se manifiesta en su
carácter fáctico, estos textos históricos, sin embargo, encuentran su

* Se trata de "La expropiación de la población rural" . La edición de Cartago


(traducida del francés) lo coloca como capítulo aparte con la misma numeración
que La Pléiade. En Siglo XXI y Fondo de Cultura Económica no constitu ye un
capítulo independiente, sino que es el segundo apartado del capítulo 24, "La
llamada acumulación originaria" [N. del T.).
15. Ibíd., 11721 1173, 1176 .
16. !bid., 1191-1192 .

436
r
CapítuloXII: La estructuradel libro I

lugar en un inventario de las condiciones del capital en tanto que


describen precisamente el establecimiento de las mismas . El capital
puede funcionar como un sistema sólo una vez que se han instaurado
esos elementos previos de la separación entre el trabajo y sus condi-
ciones. Entonces, en efecto, la acumulación de los medios de trabajo,
así como de las subsistencias necesarias para el mantenimiento de la
fuerza de trabajo, proviene íntegramente ya no de una expoliación
eventual e históricamente localizable, sino de un proceso siempre
recomenzado, como lo muestra con claridad el análisis de la repro-
ducción del proceso capitalista. En ésta, ciertamente, "el proceso de
producción , periódicamente recomenzado, pasará siempre por las
mismas fases ... ". "No obstante -continúa el texto- esta repetición o
continuidad le imprimirá ciertos caracteres o, mejor dicho, hace des-
aparecer los caracteres aparentes que presentaba bajo su aspecto de
acto aislado" 17• Lo que la repetición pone en evidencia es justamen te
el hecho de que la parte del capital que se adelanta en salarios no
es más que una parte del trabajo pasado de los trabajadores -"una
parte del trabajo que ha ejecutado la semana precedente o el último
semestre paga su trabajo de hoy o del semestre próximo", de modo
que "la clase capitalista da regularmente a la clase obrera, en forma de
dinero, derechos sobre una parte de los prod~ctos que esta última ha
confeccionado" 18- y que, por otro lado, en la reproducción todo capi-
tal adelantado se transforma en capital acumulado, es decir, en plus-
valor producido por el trabajador. ''Aun si, a la entrada del proceso
de producción , ese capital es adquisición del empresario en base a su
tral:rajopersonal, tras un periodo más o menos prolongado se trans-
forma en valor adquirido sin equivalente , materialización de trabajo
ajeno no pagado" 19• Cuando el capital que proviene por completo
del plus valor se invierte a su vez en el proceso real de producción -es
decir que, en ese movimiento de valorización, deviene capital propia-
mente dicher, junto con esa "transformación del valor en capital'' que
se describe en el capítulo xx1v * asistimos a la repetición indefuúda de
un proceso que no cesa de reproducirse y de fundarse a sí mismo: el
capital ha devenido un sistema .

1
1 17. Ibíd., 1068.
'
18. Ibíd.
l 19. Ibíd., 1072 .
"'Titulado "Transformación del plus valor en capital" [N. del T.].
1

437
1

l
7
Marx II. Unafilosofiade la economía

Si entonces los textos históricos tienen un lugar legítimo en el libro


I -en tanto que, sin pertenecer al análisis interno del sistema, relatan
no obstante la aparición de los elementos a partir de los cuales éste iba
a constituirse-- no sucederá lo mismo, sin embargo, con la fenomeno-
logía de la vida individual de los trabajadores, cuya relación con las
"leyes inmanentes de la producción capitalista" no sólo sigue siendo
sintética sino también contingente. Que el trabajo nocturno conjunto
de hombres y mujeres, o la promiscuidad en alojamientos exiguos, dé
o no dé lugar a la inmoralidad, es algo que al parecer no tiene rela-
ción inmediata con la baja tendencial de la ganancia. ¿Qué significan,
de manera general, esos largos textos que Marx toma de múltiples
investigaciones ordenadas por el Parlamento inglés sobre el trabajo
de adultos, mujeres y niños, sobre salud, educación, vivienda, etc.?
Todos esos documentos relativos a las condiciones de vida personal
de individuos particulares y que se limitan a la esfera de pertenen-
cia del ego considerado en su vida práctica, sensible, afectiva y, si se
puede decir, intelectual, nada tienen que ver con la elaboración de los
conceptos y leyes que definen el campo de la econonúa y constituyen
propiamente su objeto. Ese uso tan amplio de los informes a los que
llegaron las Comisiones de investigación pl_antea un segundo proble-
ma. Sus miembros eran "burgueses", así cpmo quienes los designa-
ban, los cuales, de algún modo, eran doblefllente burgueses, en tanto
que eran también representantes de la gran burguesía capitalista,
industrial y comercial. Ahora bien, de esos documentos -que debe-
rían haber resultado eminentemente sospechosos y representado a
sws ojos la quintaescencia de la "ideología burguesa" - Marx hizo sus
instrumentos de trabajo, tomándolos al pie de la letra y sin reprimir
elogios. Y sabemos que su admiración llegó tan lejos que, habiéndo -
se enterado de la publicación de investigaciones similares en Rusia,
concibió el proyecto de aprender ruso para poder leerlos, a pesar del
agotamiento del que fue víctima toda su vida.
La solución de este segundo enigma podría ofrecernos también
la solución del primero. Después de todo, Marx es un hombre de su
tiempo. Sus coincidencias ideológicas al menos parciales con aquellos
de entre sus contemporáneos que tenían preocupaciones similares a
las suyas, en este caso las condiciones de la clase obrera inglesa, no
tiene nada de sorprendente . El espectáculo de la excesiva miseria que
ofrecía por lo general la clase obrera, con que sólo le prestasen un mí-
nimo de atención, no sólo debía provocar en unos y otros la misma in-

438

-
,-
1

'

CapítuloXll : La estructuradel li1JroI

dignación sino que la mirada con que percibían ese desamparo y sus
formas concretas obedecía a presupuestos o prejuicios más o menos
similares. Los hombres cultivados que componían las Comisiones de
investigación eran utilitaristas. Convencidos junto con los teóricos de
la época de que, semejantes a las leyes naturales, las leyes económicas
producían los mejores efectos posibles y, en consecuencia, había que
dejarlas jugar libremente, encontraron la desmentida más brutal a sus
creencias cuando tomaron en consideración esos "efectos". Cuanto
más fuertes fuesen esas creencias, más dolorosamente sentirían la
desmentida. Por otra parte, esos hombres eran cristianos. Creyentes
o no, estaban penetrados por los ideales de la compasión ante el su-
frimiento, de la solicitud hacia los pobres, etc. Todo aquello que la
organización social de la Edad Media y el Renacimiento mal que mal
habían respetado se veía bruscamente pisoteado. Los presupuestos
morales -si no filosóficos o religiosos- de su indignación, Marx los
compartía ampliamente. En todo caso, lo que tuvo en común con esos
hombres que, al estudiar la situación de las clases trabajadoras, leían
en la misma la desmentida de las teorías económicas que gozaban
de la más alta estima, fue la puesta en cuestión de esas teorías, y ello
en un sentido muy preciso. Lo que se discutía en principio no era su
exactitud, como lo haría Marx. Lo que aparecía como discutible era la
pretensión de la teoría de constituir como tal un sistema autónomo,
la idea de que existen leyes económicas puras, leyes suficientes y efi-
cientes por sí mismas y a las que hay que someterse.
_!..aposición de Buret -uno de los discípulos de Sismondi que,
así como su maestro, tuvo una enorme influencia sobre Marx- es
singularmente esclarecedora al respecto. Lo que esos pensadores re-
prochaban a la econonúa política era precisamente que se presentase
y constituyese corno una disciplina de teoría pura, que estableciese
leyes de la economía, es decir de la riqueza mercantil, sin tomar en
cuenta a los hombres que llevaban a cabo los trabajos de los que re-
sultaba esa riqueza. En efecto, si de lo que se trata es únicamente del
funcionamiento de leyes económicas y el despliegue de sus efectos,
"no queda más que confiar en que el rey, solo en su isla y girando
constantemente una manivela, haga efectuar por autómatas toda la
obra de Inglaterra" 2º.Buret expresa la misma idea cuando interpreta

20. Antoine Eugene Buret, De la misere des classes laborieuses en Angl eterre et en
France[Sobre la miseria de las clases trabajadoras en Inglaterra y Francia] , 2 vol.,
1
1 Paris, 1840, lntroduction, 1, 7. Buret se refiere aquí a Sismondi.
1
1
1 439
1
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L
7
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Marx II. Unafilosofiade la economía

la economía política como una ciencia moral y no solamente teórica:


"Todo el mal proviene del hecho de que, de una ciencia moral, se ha
transformado en una ciencia matemática, y sobre todo de que se han
separado violentamente cosas que deberían permanecer unidas" 21•
Considerar la riqueza económica de manera aislada, sin preocu-
parse por el "bienestar de la mayoría", sin darse cuenta de que la
producción de esa riqueza viene acompañada paradójicamente por la
producción de miseria, constituye una abstracción . "La economía po-
lítica emprende entonces la tarea de separarse completamente de la
política y de la moral; aspira a conformar una ciencia completamente
positiva, como las matemáticas, y como tal reclama pa ra sus princi-
pios los privilegios de la certeza absoluta" 22• Pero esa imposibilidad
de abstraer la economía del mundo de los hombres la demostró por
el absurdo Malthus, cuya crítica por parte de Buret anuncia la crítica
de Marx. En efecto, es notorio el carácter contradictorio de las tesis
de Malthus, cuya originalidad es hacerintervenira la poblaciónen las
cuestionesfundamentalesde la economíapara , acto seguido, pretende r
normar esas cuestiones a partir de principios y leyes puramente eco-
nómicas sin considerar su incidencia sobre los trabajadores , es decir,
precisamente sobre la población . Más aún , Malthus quería prohibir al
Gobierno, y a quien fuese, tomar cualquier /medida capaz de combatir
o solamente limitar el efecto de esas leyes /sobre la miseria humana y
sobre los trastornos de todo tipo que esas leyes provocan 23 •
Ya desde los Manuscritos del 44 vemos cuán grande fue la influen-
9ª de esas ideas "presocialistas" sobre el pensamiento de Marx. En
ellos no sólo se cita en términos favorables a Buret y Sismondi sino
que se retoma explícitamente la crítica de la economía que ellos ha-
cen. Lo que se le reprocha es justamente su pretensión de separarse
de la vida y sus realidades esenciales. "La ausencia de necesidades
como principio de la economía ..."24• La oposición entre riqueza y
pobreza , que también se retoma de Buret y Sismondi -e l hecho de
que el desarrollo de la primera tiene como corolario el desarrollo de
la segunda- debe ser comprendida. Porque no se trata de una an-

21. lbíd., 15.


22. Ibíd., 7.
23. Acerca de todo esto, cf. G. Cottier, Du romantismeau marxisrne, op. cit., 118-132;
el aut or cita algunos de los textos de Buret a los que ha cemos referencia .
24. Manuscritos del 44, 105.

440

..
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l
1

1 CapítuloXII: La estructuradel libroI


1

títesis entre dos términos situados en el mismo plano sino de una


diferenciación que se instituye entre dos dimensiones del ser, una de
las cuales, la econorrúa, pretendía desarrollarse y valer por sí misma,
en la negación y la reducción a sí de la otra. No hay riqueza por un
lado y pobreza por otro, sino que por un lado hay riqueza (o pobre-
za) económica y por otro lado riqueza o pobreza de la vida: " ... en
lugar de la riqueza y la rrúseria de la econorrúa política encontramos
al hombre rico y la necesidad humana rica .. . En la hipótesis del socia-
lismo, no sólo la riqueza del hombre sino también su pobreza recibe
igualmente una significación humana ... " 25 • Marx también dice de la
economía política: "La renuncia a sí mismo., la renuncia a la vida y
a todas las necesidades humanas, es su tesis principal" 26 • Pese a la
apariencia, el desarrollo que se encuentra a continuación -" cuanto
menos comes, bebes, compras libros, cuanto menos vas al teatro, a
bailar, a la taberna, cuanto menos piensas, amas, teorizas ... más aho-
rras, más aumentas tu tesoro, que ni las termitas ni el polvo comerán,
tu capital. Cuanto menos eres, cuanto menos manifiestas tu vida; más
posees ... Todo lo que el economista te quita de vida y de humanidad
te lo remplaza por dinero y riqueza" - tiene una significación teórica
estricta, la prohibición a la economía de constituirse como una disci-
plina autónoma .
La reanudación de la crítica contra Smith y Ricardo en los escritos
ulteriores vehiculará nuevamente este tema. El ✓,,fatalismo" de los
economistas no expresa otra cosa que la voluntad teórica de preservar
las leyes puras de la economía de su contaminación por fenómenos
de otro orden. Ni el consumo en tanto que tal ni el sufrimiento deben
pertenecer entonces a la temática de la economía, que sólo conside-
ra la riqueza econórrúca. En Miseria de la filosofíala depuración del
campo económico se presenta a través de una reflexión en apariencia
histórica que describe la manera en que las leyes puras de la pro-
ducción capitalista se desprendieron de las trabas medievales pero
también de toda consideración antropológica: ''Están los economistas
fatalistas, que en su teoría son tan indiferentes a lo que ellos llaman
inconvenientes de la producción burguesa como en la práctica los
propios burgueses respecto de los sufrimientos de los proletarios ...
A. Smith y Ricardo representan a una burgue sía que, aún en lucha

25. Ibid., 97.


26. Ibfd., 103.

441

L
!

Marx II. Unafilosofiade la economía

contra los restos de la sociedad feudal, sólo trabaja en depurar las


relaciones económicas de las obligaciones feudales .. . Los economis- ·
tas como A. Smith y Ricardo, que son los historiadores de esta época,
no tienen otra misión que mostrar que la riqueza se adquiere dentro
de las relaciones de producción burguesa, formular esas relaciones
en categorías, en leyes, y demostrar que, para la producción de ri-
quezas, esas categorías y leyes son superiores a las leyes y categorías
de la sociedad feudal. A sus ojos, la miseria no es más que el dolor
que acompaña a toda creación, así en la naturaleza como en la indus-
tria"27.Que la economía deja de lado lo esencial, la vida, es no menos
11
evidente en este texto: En el hecho mismo de que la economía niega
toda importancia al ingreso bruto, es decir, a la cantidad de produc-
ción y consumo, abstracción hecha de lo superfluo, y de que por lo
tanto niegatodaimportanciaa la vida misma,su abstracción alcanza el
colmo de la infamia. Aquí reconocemos 1º que en ella no se trata en
modo alguno del interés nacional, del hombre, sino solamente de un
ingreso neto, de la ganancia, del arriendo ... 2º que la vida del hombre
en sí no tiene ningún valor ... , 3° que, más en particular, el valor de
la clase obrera se reduce a los costos de producción esenciales ... Ello
muestra entonces que el humanismo queda por fuera de esa ciencia,
que se trata de una ciencia inhumana" 28• /
Por lo tanto la pregunta es ésta: todó lo que el libro I del Capital
contiene de consideraciones relativas a la existencia individual de los
trabajadores, a su modo de vida concreto, en este caso a sus múltiples
;,,sufrimientos y a su desasosiego, precisamente todo lo que comporta
de humano, ¿no es más que el efecto de las ideas que Marx compartía
con muchos hombres de su tiempo, ya se trate del concepto de la eco-
nomía política como ciencia "moral" o de las convicciones más gene-
rales que compartían aquellos mismos a quienes el Parlamento inglés
había encargado investigar sobre las condiciones de la clase obrera?
En resumen, el "humanismo" del Capital¿no es más que un resto de
ideología? Si es así, hemos explicado la estructura del libro I, pero esa
explicación no pasa de ser meramente fáctica, y ello en un doble sen-
tido. Los textos redactados a partir de los informes de las Comisiones
de investigación tratan de una situación de hecho; lejos de poder dar

27. Pl, I, 91.


28. MEGA, op. cit., 1, 3, 514. Encontramos también un esbozo de esta crítica de la
econonúa política en La sagradafamilia (Costes,II, 53-58; ES, 42-46), ocasión en la
que Marx tomaba partido por Proudhon contra los economistas ingleses.

442

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1

1
CapítuloXII: La estructura del libroI

cuenta de la misma, son su símple descripción y la presuponen. En


cuanto a la presencia de esos textos en el libro I, ella misma resulta de
una facticidad, la ideología a cuya luz se ordenaron esas encuestas
y se redactaron esos informes, a cuya luz el propio Marx recibió las
enseñanzas de esos informes para incluirlas en su obra. La estructura
del libro I queda explicada, pero como se explica una hambruna por
un invierno demasiado riguroso o las fantasmas de un individuo por
su infancia: por una constatación histórica, no por un análisis concep-
tual. Teóricamente, El Capitales un libro incoherente.
Esta incoherencia se atenúa un poco si se considera que, entre
las dos categorías de textos reunidos en el libro I, el lazo no es me-
ramente exterior: la situación de los trabajadores ¿no es efecto del
sistema capitalista y de sus leyes? El análisis conceptual de las mis-
mas ¿no puede extenderse hasta incluir sus efectos? Si, como afirma
el marxismo, las regulaciones económicas determinan realmente la
vida de los individuos, la descripción de esa vida ¿no aparece como
el complemento indispensable de la exhibición de las premisas del
capitalismo y como su ilustración? ¿No declara El Capital,al hablar
II
de la revolución industrial del siglo XIX, que corresponde estudiar
los efectos retroactivos más inmediatos de esta revolución sobre el
obrero" 29? Ahora bien, ese estudio se lleva adelante de forma siste-
mática, de modo tal que ya no es solamente una consecuencia del
análisis conceptual sino que propiamente forma parte del mismo .
Así, por ejemplo, las tribulaciones de la población obrera aparecen
COD}.O la prolongación rigurosa de la ley de la variación de la compo-
sición orgánica del capital, a saber, de la disminución progresiva en
la misma de la parte de capital variable, ley que a su vez es efecto de
la tendencia irreprimible del capital a aumentar el plusvalor relativo
aumentando sin cesar la productividad. "A medida que se produce la
baja relativa del capital variable, es decir, que se desarrolla la fuerza
productiva social del trabajo, se necesita una masa cada vez mayor de
capital total para poner en movimiento la misma cantidad de fuerza
de trabajo y absorber la misma masa de sobretrabajo. Por lo tanto, la
posibilidad de un excedente relativo de población obrera va exacta-
mente a la par del desarrollo de la producción capitalista ... ". De allí
II
ese desequilibrio, nacido de la forma capitalista de explotación del

29. Pl, l, 939.

443
1

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1
Marx II. Unafilosofiade la ecanomía

trabajo, entre el crecimiento del capital y la disminución relativa de la


necesidad que tiene de una población en aumento" 30 •
Por lo tanto ésta se ve tironeada sin cesar según la necesidad que
tiene de ella el capital, ya excluida de una rama de la producción, a
medida que en la misma se desarrolla la productividad, y arrojada a
la calle, ya desplazada y empleada en otro lado cuando, para prose-
guir su proceso de valorización e invertirse en ellas, el capital excesi-
vo suscita nuevas ramas de producción o un crecimiento cuantitativo
de las antiguas (movimiento de variación del empleo que por otra
parte se combina con el movimiento que ve alternar los periodos de
prosperidad y de recesión industrial) . "El crecimiento de la cantidad
de obreros fabriles tiene como condición un crecimiento proporcio-
nalmente mucho más rápido del capital invertido en las fábricas. Pero
este movimiento sólo tiene lugar en los periodos de flujo y reflujo
del ciclo industrial. Por otra parte, siempre es interrumpido por el
progreso técnico, que ya remplaza a los obreros virtualmente, ya los
suprime efectivamente. Este cambio cualitativo en la industria meca-
nizada aleja obreros de la fábrica sin cesar o cierra las puertas a los
nuevos reclutas que se presentan, mientras que la expansión cuanti-
tativa de las fábricas engulle a los nuev9s contingentes junto con los
obreros que habían quedado en la call~. De este modo, los obreros
son alternativamente atraídos y rechazados, tironeados de un lado
y del otro, y este movimiento de repulsión y atracción está acompa-
ñado de continuos cambios en la edad, el sexo y la habilidad de los
¡o enrolados" 31 • Así se crea esa superpoblación relativa que "provee a
las variables necesidades de trabajo del capital la materia humana
siempre explotable y siempre disponible" 32, ese ejército industrial de
reserva cuya importancia y destino reflejan fielmente las fases con-
trastadas del desarrollo de la actividad industrial características del
mundo moderno. "La presencia de esta reserva industrial , su entrada
ya parcial, ya general en el servicio activo, su reconstitución posterior
en un marco más vasto, todo esto conforma el telón de fondo de la
accidentada vida que atraviesa la industria moderna, con su ciclo más
o menos regular de diez años ... de periodo de actividad ordinaria,
de producción a todo vapor, de crisis y estancamiento, esa marcha

30. El Capital,ill, 1, 235.


31. Pl, I, 1302.
32. Ibíd., 1148.

444

l
r
CapítuloXII: La estructura del lz"bro
I

singular de la industria que no encontramos en ninguna época an-


terior de la humanidad ... "3.3, Esa absorción o repulsión de la mano
de obra según sus necesidades significa su desplazamiento incesante.
Después del éxodo del campo, la concentración en las ciudades, el
amontonamiento en locales insuficientes e insalubres, el cortejo de
enfermedades resultante. uA medida que la acumulación del capital
se acelera en una ciudad industrial o comercial y afluye a ella el ma-
terial humano explotable, las viviendas improvisadas de los traba-
jadores empeoran" 34• "Los nómades del proletariado se reclutan en
el campo, pero sus ocupaciones son en gran parte industriales. Es la
infantería ligera del capital, que según las necesidades del momento
es arrojada ya a un punto del país, ya a tal otro ... columna móvil de la
pestilencia, a lo largo de su ruta siembra, en sus puntos de acampe y
alrededores, la viruela, el tifus, el cólera, la escarlatina ... " 35 •
El efecto de los grandes fenómenos económicos sobre la población
se diferencia según las distintas capas que, una tras otra, se ven al-
canzadas por esos fenómenos: obreros privados de su especialidad y
librados a la competencia en el interior mismo de la clase obrera por
el desarrollo de la industria mecanizada, los propios pequeños indus-
triales y los rentistas arruinados por la concentración de capitales y la
baja de la ganancia. "El crecimiento del capital productivo implica la
acumulación y concentración de capitales. La concentración de capi-
tales lleva a una mayor división del trabajo y una mayor aplicación
de las máquinas. La mayor división del trabajo destruye la especia-
lidad
... del trabajo... aumenta la competencia entre los obreros. Esta
competencia se vuelve tanto más fuerte cuanto que la división del
trabajo da al obrero el medio para hacer por sí solo la obra de tres. Las
máquinas producen el mismo resultado en una escala mucho mayor.
Al forzar a los capitalistas industriales a trabajar con medios siempre
crecientes, el crecimiento del capital productivo arruina a los peque-
ños industriales y los arroja al proletariado. Luego, en tanto la tasa de
interés disminuye a medida que se acumulan los capitales, los peque-
ños rentistas, que ya no pueden vivir de sus rentas, serán forzados a
lanzarse a la industria para a continuación aumentar la cantidad de

1
1 33. Ibíd.
34. Ibíd., 1350; y así en Bradford, en el 123 de Vulcan Street, encontramos 16
1
1 personas en una habitación.
35. Ibíd., 1353 .
l
1 445
1

l
Marx II. Unafilosofiade la economía

proletarios" 36• El efecto de las leyes económicas sobre la población es


idénticamente el efecto que ejercen sobre cada individuo, lo cual se ha
abordado ampliamente. Señalemos aquí el hecho de que la organiza-
ción mecanizada de la producción, que tendría que haber aliviado el
esfuerzo de cada trabajador, produce el resultado inverso, obligándo-
lo a seguir el ritmo impuesto por el dispositivo instrumental. Así es
que, como señala Lord Ashley en su discurso de 1844 ante la Cámara
de los Comunes sobre el proyecto de ley de las 10 horas, "el trabajo
que consiste en seguir a un par de mules de ida y vuelta durante 12
horas para hilar hilos nº 40, exigía en 1815 un recorrido de 8 millas; en
1832 la distancia era de 20 millas y con frecuencia más considerable
aún. En 1825 el hilandero tenía que hacer, en un lapso de 12 horas, 820
stretches[movimientos de brazo] para cada mule,lo cual daba la suma
de 1640 para el par. En 1832 hacía 2200 para cada muleo 4400 por día;
en 1844, 2400 por cada mule,4800 en total" 37• "De allí -declara en otro
lado Marx- la paradoja económica de que el medio más potente para
acortar el tiempo de trabajo se convierte, por un giro extraño, en el
medio más infalible de transformar la vida entera del trabajador y su
familia en tiempo disponible para la valorización del capital" 38 •
Sin embargo, ¿por qué las leyes ecol)Ómicas tienen efectosobre
el individuo(en tanto las leyes no tienen I;iipueden tener en general
"efecto" alguno)? ¿No será porque esas leyes no son otra cosa que la
formulación de procesos económicos que, a su vez, no son más que la
expresión ideal de los procesos reales de la producción, es decir, de las
múltiples
.i>
efectuaciones de la praxis subjetiva individual? Dado que
ésta y sólo ésta produce el valor y el plusvalor, dado que determina,
según las diversas formas de su realización, la cantidad y la propor-
ción de uno y otro, el capital -que es su sumatoria- se despliega e in-
crementa según leyes que sólo en apariencia le pertenecen. Releamos
este texto que concierne al análisis del plusvalor relativo y en el cual
se afirma: 1° la conexión que vincula el desarrollo del trabajo social
que pone en funcionanúento al gigantesco dispositivo de la industria
moderna con los efectos que ese dispositivo ejerce sobre el individuo:
el trabajo parcelario, forzado, impuesto a todos (hombres, mujeres y
niños)¡ 2º la relación recíproca entre la producción de plusvalor y la

36. Ibíd.1 149.


37. Citado por Marx, ibíd., 1281-1282.
38. Ibíd., 948.

446

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¡_ ___ -
r
1
'

CapítuloXII: La estructura del libroI

acumulación; 3º entre la acumulación y la superpoblación relativa¡ 4°


finalmente, entre la acumulación de la riqueza y la acumulación de la
miseria: "En el sistema capitalista., todos los métodos para multiplicar
las potencias del trabajo colectivo se ejecutan a expensas del traba-
jador individual; todos los medios para desarrollar la producción se
transforman en medios para dominar y explotar al productor: hacen
de él un hombre truncado., fragmentario, o el apéndice de una máqui-
na ... Hacen que las condiciones en que se lleva a cabo el trabajo sean
cada vez más anormales y sometan al obrero en su trabajo a un des-
potismo tan ilimitado como mezquino; transforman la vida entera del
obrero en tiempo de trabajo y arrojan a su mujer e hijos a las ruedas
del Juggemaut capitalista. Pero todos los métodos que coadyuvan a
la producción de plusvalor proveen también la acumulación, y toda
expansión de la acumulación convoca a su vez la expansión de esos
métodos. De allí resulta que., cualquiera sea la tasa de salarios, alta o
baja, la condición de los trabajadores ha de empeorar a medida que el
capital se acumula. Finalmente, la ley que equilibra constantemente
el progreso de la acumulación y el de la superpoblación relativa enca-
dena al trabajador al capital más sólidamente que las cuñas con que
Vulcano clavó a Prometeo en su roca. Esta ley establece una correla-
ción fatal entre la acumulación del capital y léiacumulación de la mi-
seria, de modo tal que la acumulación de riq4eza en un lado equivale
a la acumulación de pobreza, sufrimiento, ·ignorancia, embruteci-
miento, degradación moral, esclavitud en el lado opuesto, allídondese
encuentralaclasequeproducealcapitalmismo"39. Y también: "Por lo tan-
to, é1lproducir la acumulación del capitat la clase asalariada produce
ellamismalos instrumentos que facultan su retiro o su metamorfosis
en superpoblación relativa" 40 • De estemodose ve brutalmenteinvertida
la causalidadingenuaquehacedelmodode vidadelindividuoun resultado
delsistemaeconómico y sus leyes.Así surge,conla claridaddeuna evidencia
no menosbrutal,la coherencia internadellibro1,en tantoquela descripción
de las miseriasy afliccionesde la claseobrera,lafenomenología concretadel
trabajador,no es un agregadosintéticoideológico al análisisconceptualde
las regulaciones económicas sino la exhibiciónde su principioefectivoy de
su naturantereal.De este modo, entra en el campo de su legibilidad
¡ esa proposición desconcertante del libro I en la que, sin embargo., no
) se anuncia otra cosa que la relación fundacional que tiene la vida del
1
1 39. Ibid., 1163; subrayado por nosotros.
1
40. Ibíd., 1141; subrayado por nosotros.
1

1 447
1

l
Marx II. Una.filosofiade la economía

trabajador respecto de las leyes del sistema. Porque es a propósito de


esas leyes y de esa vida que se dice: 11 Parapenetrarmejoren la ley de
la acumulacióncapitalistaes necesariodetenernosun instanteen su vida
privaday echaruna miradaa su alimentación y su vivienda...1141•
Por lo tanto la inserción de los análisis fenomenológicos en el libro
I es la formulación concreta de la afirmación teórica más general de
Marx, a saber, la fundación subjetiva de la realidad económica. Dado
que la formación del valor reside en la praxis individual, la elucida -
ción del valor se yuxtapone con la captación de esa praxis. Por eso
se entremezcla constantemente una fenomenología del trabajo y de
la vida concreta de los trabajadores con la definición conceptual del
valor, del plusvalor relativo y del plusvalor absoluto, de la composi-
ción orgánica del capital y de sus variaciones, etc.; porque exhibe su
contenido. Se trata en primer lugar del trabajo necesario, necesario
para la existencia del obrero, indudablemente, pero al mismo tiempo
necesario para el capital en tanto que, como valor, el capital presu-
pone esa existencia que lo funda y no cesa de fundarlo. El capítulo
IX, relativo a la definición teórica de la tasa de plusvalor , agrega de
manera esencial acerca del tiempo de trabajo necesario : "necesario
para el trabajador, dado que es indepencµ.ente de la forma social de
su trabajo; necesario para el capital y el mundo capitalista, porque ese
mundo tiene comobasela existenciadel trabajador" 42
• A continuación se

aborda el sobretrabajo, ya que el valor sólo deviene capital cuando


se incrementa, y ese incremento no es diferente de esa parte de la
jornada durante la que cada trabajador ya no trabaja para su propio
mantenimiento sirio para ·e1 capitalista. Si bien echan luz sobre cada
uno de los momentos de lá vida de cada día de cada obrero, de cada
una de sus alegrías o, con mayor frecuencia, de sus esfuerzos, penas y
sufrimientos, las Encuestas obreras no obedecen a un objetivo huma-
nista: captan las modalidades concretas de la formación de plusvalor.
Porque éste depende de cada momento que se da o se sustrae al so-
bretrabajo. Es a la luz de esta evidencia que ha de leerse el extraordi -
nario cuestionario public ado en el número 4 de la RevueSocialiste.,del
20 de abril de 1880, que lo sabemos redactado por el propio Marx y

41. Ibíd., 1342; sub ray ado por nosotros [Es el anexo X en la ed ición de La Pléiade
qu e us a Henry; lleva po r título "La acumul ación del capital" y reenvía al capítulo
"Ley general de la acumul ación capitali sta"; como se recordar á y Henry señaló,
Rubel de splazó parte de alguno s capítulo s colocándol as como anexo. (N. del T.)].
42. Ibíd., 769-770; subrayado por n osotro s.

448
r
1
CapituloXII: La estructuradel lz"bro
I

es la continuación del trabajo de las Comisiones de investigación in-


glesas en que se inspira ampliamente el libro I. Citemos por ejemplo
estas preguntas: 11Enumere las horas de trabajo cotidianas y los días
de trabajo en la semana. Enumere los días feriados en el año. ¿Cuáles
son las interrupciones de la jornada de trabajo? ... ¿Se trabaja durante
las comidas? .. . ¿Hay trabajo nocturno? ... Cuando el trabajo es de
noche y de día, ¿cómo es el sistema de relevos? ¿Cuánto se prolon-
gan habitualmente las horas de trabajo durante los periodos de gran
actividad industrial? ¿Las máquinas son limpiadas por obreros espe-
cialmente contratados para ese trabajo, o las limpian gratuitamente
en su jornada de trabajo los obreros empleados en las máquinas? ...
¿Cuánto tiempo pierde en ir a la fábrica y volver a su casa? ... "43 •
Cómo no pensar en esa "rapiña de minutos" de la que habla el libro
I constituida por la exclusión del tiempo de transporte y limpieza de
máquinas del tiempo oficial de trabajo, y que, agregándose al sobre-
trabajo incluido en este último, es fuente de valor y de su incremento.
La fenomenología de la vida cotidiana es el historial del capital .
Esta fenomenología está motivada, entonces, por la tesis esencial
e incesantemente formulada de que "el trabajo vivo apropiado y ab-
sorbido por el capital aparece como la fuerza .vital de este último, su
fuerza de autorreproducción" 44, y de que e~ a condición de absor-
ber esa fuerza que el capital deviene un valor en apariencia capaz
de perpetuarse e incrementarse por sí mismo. /íSólo entonces · el ca-
pital se presenta como un valor que se perpetúa y se multiplica por
45
sí mismo"
... • Como hemos visto, la interpretación del trabajo vivo
como esencia y sustancia del capital reviste formas múltiples, todas
las formas decisivas que toma el análisis económico . Mencionemos
la dialéctica entre trabajo vivo y trabajo muerto, el hecho de que "el
trabajo materializado en el valor de cambio poneal trabajovivo como
mediode su reproducción" 46
, el hecho de que "al transformar el dinero
en mercancías que sirven como elementos materiales para un nuevo
producto, al incorporarles a continuaciónlafuerza de trabajoviva, el ca-

43. Ib{d., 1531 [La revista está disponible en línea y p ara descargar, en su versión
original, en el acervo digital de la Bibliothequenationalede France, http://ga1lica.
bnf.fr (N . del T.)].
44. Grundrisse,11,366.
45. !bid.
46. Ibíd., I, 210-211; subrayado p or nosotros .
1

449
1

l
1

Marx JI. Unafilosoftade la economía

pitalista transforma el valor -trabajo pasado, muerto, convertido en


cosa- en capital, en valor preñado de valor, monstruo animado que se
pone a trabajar como poseído por el demonio" 47• Y el siguiente texto
nos recuerda también que la metamorfosis del valor en los elementos
muertos -materias primas e instrumentos de trabajo- que asegura-
rán su conservación, su reproducción y su incremento, se reduce a la
puesta en relación de esos elementos con la actividad que va a mo-
verlos y transformarlos . "Entre el trabajo y la materia del capital -es
decir, el trabajo objetivado- sólo puede haber dos relaciones: la de la
materia prima, es decir, la sustancia inerte frenteal trabajoqueimprime
unaformay unafinalidada esesimplematerial;la del instrumento de tra-
bajo, medio ya materializado quela actividadsubjetivainterponeentrela
materiaprimay ellamisma... 4B. "En esencia el capital es trabajo objeti-
1
'

vado. Su antagonismo con el trabajo vivo y productivo (que conserva


e incrementa el valor)" 49 no es entonces -en tanto que el capital ad-
viene sólo en esa conservación y ese crecimiento del valor y en tanto
que los mismos resultan precisamente del trabajo vivo- otra cosa que
su unidad con él, la unidad sustancial en la que la subjetividad se
revela como la esencia última del capital. Entre los múltiples textos
en que se afirma esa esencia citemos ta.rpbién: "[el capital}, produce
ese valor y pone incesantemente un valqr nuevo respecto a lo que ya
es, pormediode la absorción de tiempode tr:abajo
vivoen el seno de la cir-
150
culación que le es propia' • "Así, el capital circulante se transforma
en capital fijo y éste se reproduce gracias al capital circulante; sin em-
bargo ambos operan únicamente en función del trabajo vivo del que
""se apropian 1151• "El capital se apropia del trabajo mismo ... y el trabajo

47. Pl, I, 746; subrayadopor nosotros.


48. Grundrisse,I, 245; subrayado por nosotros . Aquí volvemos a encontrar , en
el seno mismo de la realidad , el clivaje esencial entre el elemento objetivo y el
elemento subjetivo, el cual, como mostró Marx, es el único que funda el valor .
Este texto categórico también lo dice: "El proceso de producción sólo sufre
la separación originaria que proviene de la diferencia entre el trabajo vivo y el
trabajo objetivado (materia prima, instrumento ... ). No hay que sorprenderse
de que los economistas los mezclen, ya que ellos confunden ambos elementos
constitutivos de la relación entre el capital y el trabajo y son incapaces de captar
su diferencia específica." (íbíd.,247).
49. !bid,, 213.
50. Ibid., 11,271; subrayado por nosotros. Y, como hemos visto, el plusvalor nace
así y no de la circulación. ·
51. Ibid.,263.

450
r
CapítuloXll: La estructuradel libroI

se pone a dar vida a objetos muertos . .."52• "El trabajo es la levadura


que se arroja al proceso productivo, que entra así en fermentación" 53.
Del mismo modo, los manuscritos del libro II hablan, a propósito del
capitalista, de la "fuerza de trabajo ... que debe incorporarse necesa-
riamente a su capital para que pueda funcionar efectivamente como
capital productivo" 54 •
La identidad que se descubre entre la vida y el naturante del sis-
tema -por consiguiente entre la fenomenología y el análisis- no sólo
está implicada en todos los análisis fundamentales de la obra eco-
nómica, también la problemática del consumo afuma explícitamente
esa identidad. La rrúsma, entendida como consumo del trabajador, se
presenta bajo una doble forma, por un lado como consumo producti-
vo, y entonces de lo que se trata es del uso de la fuerza de trabajo en
el proceso real de producción, es decir, de su "consumo" por el ca-
pitalista. El concepto de consumo productivo, por lo demás, no deja
de ser ambiguo en Marx, que entiende por ello, igualmente, el uso
de los medios de producción por la fuerza de trabajo en acción, pero
veremos que esa ambigüedad en sí misma es esclarecedora. Por otro
lado, el consumo del trabajador designa naturalmente la absorción
por él de las sustancias necesarias para el mantenimiento de su vida,
lo que se llama su consumo individual. Aho~a bien, desde un primer
momento Marx no se contenta con distinguir/ sino que opone radical-
mente esas dos formas de consumo, es decir, también, por un lado la
existencia individual del trabajador y por otro lado el naturante del
sistema,
.. la vida del obrero y del capital. "El consumo del trabajador
es doble. En el acto de producción consume pormediode su trabajome-
dios de producción con el fin de convertirlos en productos de valor
superior al del capital adelantado . Este es su consumoproductivo,que
al mismo tiempo es consumo de su fuerza por el capitalista al que
ésta pertenece. Pero el dinero entregado para la compra de esa fuerza
el trabajador lo gasta en medios de subsistencia, y esto constituye su
consumo individual.Por lo tanto, el consumo productivo y el consumo
individual del trabajador son perfectamente distintos. En el primero
el trabajador actúa como fuerza motriz y pertenece al capitalista; en el
segundo se pertenece a sí mismo y lleva a cabo funciones vitales por

52. Ibíd.,I, 245.


1 53. Ibíd.
1
54. El Capital,II, 1, 33.
1

451
1

l
Marx II. Unafilosofiade la economía

fuera del .proceso de producción. El resultado de una es la vida del


capital; el resultado de la otra, la vida del obrero mismo" 55 •
Pero no hay más que una vida, el acto por el cual el obrero sos-
tiene su vida coincide con aquel por el cual su fuerza de trabajo es
ofrecida constantemente al capital. Al cambiarse por esa fuerza, que
conserva el valor de instrumentos y materiales y lo incrementa, el
capital enteroes mantenido' con vida y se valoriza. Lo que le da a esa
fuerza para su consumo y mantenimiento se lo _da a sí mismo. '½1
convertir en fuerza de trabajo una parte de su capital, el capitalista
provee a la conservación y valorización de su capital entero. Pero eso
no es todo, mata dos pájaros de un tiro. No sólo se beneficia de lo
que recibe del obrero sino también de lo que le da ... En los límites de
lo estrictamente necesario, el consumoindividualde la claseobreraes...
la transformación en nuevafuerza de trabajo,en nuevamateriaexplotable
por el capital,de las subsistenciasque comprapor la ventade su fuerza de
trabajo.Es laproduccióny reproducción delinstrumentomásindispensable
parael capitalista,el trabajador mismo. El consumoindividualdel obrero,
tengalugardentroofuera de lafábrica,constituyeentoncesun elementode
la reproducción del capital"56• Así se salva la dificultad con la que Rossi
se irritaba al constatar que "el salario s,e cuenta dos veces, primero
como ingreso del obrero, luego como consumo reproductivo del capi-
tal"57.Es verdad que, en el plano econórt1.ico,el salario determina una
circulación específica que se separa del proceso de producción, ya se
.trate del proceso real o del proceso de valorización . "La circulación de
;, la porción de capital transformada en salario acompaña el proceso de
producción y aparece a su lado como una relación de forma econó-
mica: ambos son simultáneos y se entremezclan" 58 • Pero en el planode
la realidad,la circulaciónen la queel salariose intercambiapor el uso de la
fuerza de trabajosignifica,idénticamente, larenovación de esafuerza de tra-
bajoen el consumoindividualdelobreroy su absorción porel capital,delque
devienefuerzaviva, sustanciay esencia."En esacirculación el capitalexpele
trabajomaterializado paraasimilarselafuerza de trabajoviva, su oxígeno.
El consumodel obrerolo reproduceen tantoquefuerza de trabajoviva"59•

55. PI, I, 1073; subrayado por Marx .


56. lbíd., 1074; subrayado por nosotros.
57. Grundrisse, II, 191.
58. Ibid.1 190.
59. Ibíd., 191; subrayado por nosot ros.

452
r
1
CapítuloXII: La estructuradel libroI
1

Esta absorción de la fuerza de trabajo viva por el capital -que hace del
mismo no un simple objeto tautológico, un valor ideal, definido, sino
una "relación", su relación con la fuerza de trabajo- la hace posible
el consumo individual, en tanto que, al no dejar de reproducir esa
fuerza, tampoco deja de reproducir esa relación: "Dadoqueel capitales
una relacióny que ésta lo vincula esencialmentea lafuerza de trabajoviva,
el consumodelobreroreproduceesarelación6º. 1
'

La ambigüedad del consumo productivo -el hecho de que de-


signa a la vez la utilización de productos como medios de trabajo
por parte de ese trabajo y el uso de la fuerza de trabajo por el ca-
pitalista- se resuelve por sí sola si se considera la fórmula en que
se anuncia la metamorfosis fundamental del capital, el movimiento
por el cual, para llevarse a cabo, el proceso de valorización se hace
proceso real: D M {~p· Leamos los comentarios del libro II: "D T
no es un simple intercambio de mercancías sino la compra de una
mercancía T [recordemos aquí que se trata de la fuerza de trabajo]
que debe servir para la producción del plusvalor, mienrras que
D Mp no es más que un procedimiento mater~almente indispensable
para alcanzar ese fin' 161• Una vez comprados, /los medios de produc-
ción (Mp) se encuentran, en relación con la fuerza de trabajo, en la
misma situación que el capital en general: necesitan de ella, tienen
hambre de ella, no existen más que para apoderarse de ella. "Los
hornos de forja, las laminadoras, etc., los edificios, las máquinas, el
hierro, el carbón, hacen algo más que transformarse en acero. Están
para absorber trabajo extra ... Y pierden su carácter de capital ... tan
pronto como se interrumpe su función de absorber trabajo" 62 • Y más
explícitamente aún: "El capital constante, los medios de producción,
considerados desde el punto de vista de la fabricación de plusvalor,
sólo existen para absorber, con cada gota de trabajo, una cantidad
proporcional de trabajo extra. Mientras no cumplan esa función, su
simple existencia constituye una pérdida negativa para el capitalista,
porque durante todo el tiempo que permanezcan por así decir en
barbecho, representan un adelanto inútil de capital, y esta pérdida

60. Ibíd., 192¡subrayado por nosotros.


61. El Capital,II, 1, 69-70.
62. PI, I, 1264.

453
Marx II. Unafilosofíade la economía

se vuelve positiva desde el momento en que exigen gastos suple-


mentarios durante los intervalos de descanso para preparar la reanu-
dación del trabajo. La prolongación de la jornada de trabajo ... sólo
actúa como paliativo, calma sólo momentáneamente la sed vampírica
del capitalpor la sangreviva del trabajo"63• Esa sed, esa necesidad de
trabajo vivo que tienen los medios de producción, determina pre-
cisamente la proporción que se establece y debe establecerse entre
ellos. Comentando la fórmula D M { ~p y la relación T Mp, el libro
II dice: "La masa de los medios de producción debe ser suficiente para
absorber la masa de trabajo, para que ésta la convierta en producto .
Si no hubiese medios de producción en cantidad suficiente, sería im-
posible utilizar el trabajo excedentario del que dispone el comprador;
su derecho de disponer de ese trabajo no serviría de nada . Si hubiese
más medios de producción que trabajo disponible, losmismospennane-
ceriansin satisfacersu apetitodetrabajo,no se convertirían en producto" 64 .
Hemos visto que el despliegue tecnológico de la industria moderna
conduce a la inversión de la relación entre el instrumento de trabajo
y el trabajo núsmo, en tanto que éste deja de ser el principio de esa
relación para devenir efecto. "El movimieato de conjunto de la fábrica
procede de la máquina y no del obrero" 65j y por eso mientras que "en
la manufactura los obreros son miembros !deun mecanismo vivo, en la
fábrica se incorporan a un organismo que existe independientemente
de ellos"66• La continuación del pasaje precisa qué es esa "indepen-
dencia": "el medio. de trabajo convertido en autómata se alza frente
~ .

al obrero, durante el proceso de trabajo mismo, en forma de capital,


de trabajo muerto que domina y succionatrabajovivo". El dispositivo
instrumental domina al trabajo vivo en tantoquelo absorbe, vive de él y
no puedeabstenerse de él. Comentando un texto de Ure, que subrayaba
la ausencia de calificación de la mano de obra obrera en la fábrica, su
pobreza, por no decir su inutilidad, frente a la fornúdable potencia del
sistema mecánico que constituyen las máquinas, potencia que hace de
ese sistema ·el Amo, Marx declara: "Veremos ... que el Amo canta en

63. Ibíd., 796-797; subrayado por no sotros .


64. El Capital, II, 1, 29; subra yado por nosotros .
65. Pl, I, 954.
66. Ibíd.

454
r CapítuloXII: La estructuradel libroI

otro tono no bien se ve amenazado de perder sus autómatas 'vivos 1 1167•


Estos1 aun sometidos al dispositivo instrumental y determinados por
él, no dejan de ser la fuente exclusiva del valor 1 del plusvalor, del ca-
pital. Marx negó que la máquina sea capaz de crear valor algunc6 6 • Lo
hemos dicho: las máquinasno trabajan.Sin dudas,, la introducción de
una nueva máquma en una rama particular de la producción permite
a tal industrial realizar ganancias considerables. Sucede que el valor de
sus productos sigue estando detemúnado por el trabajo implicado en
el antiguo modo de producción. Desde el momento en que los nuevos
procedimientos se generalizan -y precisamente el capitalismo hace
esa generalización casi inmediata- la definición del valor por la pra-
xis individual muestra su fuerza de ley. '½. medida que las máquinas
se generalizan en una rama de producción,, el valorsodal del producto
mecánicodesciendea su valorindividual.Se verificaasí la ley según la cual
el plusvalorprovieneno de lasfuerzasde trabajoqueel capitalistaremplaza
por la máquinasino, por el contrario,de lasfuerzas de trabajoque ocupaen
ella"69 • No obstante, la praxis individual cumple el papel de naturante
en el orden económico sólo porque lo es en el plano de la realidad. No
sólo el valor del dispositivo instrumental sino también su materialidad
encuentra en la subjetividad su principio (incluso en la industria mo-
derna, en la que recibe un desarrollo prodigio59 ). De ese dispositivo, en
que una parte siempre creciente del capital se ipvierte en la producción
mecanizada, Marx dice que "pierdevalorde usó y valorde cambiodesdeel
momentoen quese interrumpesu contactoconel trabajovivo"70.
La
,, exhibición de la necesidad de trabajo vivo que tiene el capital no
sólo es el contenido del conjunto de los análisis económicos de Marx
que expusimos, sino que se puede reconocer también en ciertos pro-
blemas particulares, como por ejemplo el de la entrada del plusvalor
en la esfera de la circulación. Cuando se produce un plusvalor, éste
representa un valor nuevo que, como tal, no puede encontrar un equi-

67. Ibid., 957, no.ta.


68. Recordemos esta tesis esencial : "Es común imaginar que la máquina en tanto
que tal produce valor por el hecho de que opera como una fuerza productiva del
trabajo . En realidad, si la máquina no necesitara trabajo alguno podría aumentar
el valor de uso, pero el valor de cambio que produciría nunca sería mayor que
sus costos de producción, su propio valor, el tiempo materializado en ella"
(Grundrisse,II, 299, nota).
69. Pl, I, 946; subrayado por nosotros.
70. Ibíd., 945; subrayado por nosotros.

455
1 Marx 11.Unafilosofiade la economía

valente en la circulación, donde la suma de los valores es constante por


principio. Si entonces suponemos con los Grundrisse un plusvalor de 20
táleros, estos constituyen un "valor autónomo en oposición á. la cirru-
ladón. Esos 20 táleros no pueden entrar a la circulación como simple
equivalente para cambiarse por objetos de circulación ... ". La solución
del problema reside en el hecho de que el plusvalor no es dinero, es
decir un valor autónomo que existe para sí, sino capital, es decir, un
valor que tiene que valorizarse. En consecuencia encontranwssu equiva-
lente:es el trabajovivo, el trabajofuturo del obreropor el cualse cambiará
el plusvalorpara valorizarse nuevamente. Para ser y seguir siendo lo
que es, el capital -cuya sustancia es el trabajo vivo--, desde el momento
en que sobrepasa el presente, sólo puede referirse al trabajo futuro y
reducirse a él El sistema no sólo se funda en la subjetividad sino que se
sostiene úrúcamente en su reenvío permanente a ella como su posibi-
lidad misma. "En tanto que existe para sí mismo -prosigue el texto- el
plusvalor ... es dinero. Pero ese dinero es ya en sí capital y, en tanto que
tal, asignaciónsobretrabajonuevo.En este nivel, el capital ya no entra úni-
camente en relación con el trabajo existente sino con el trabajo futuro .. .
ya no es dinero bajo la forma abstracta de la riqueza general sinobajola
formade asignación sobrelaposibilidadreald~la riquezauniversal:lafuerza
de trabajoo, másprecisamente, lafuerzade trabajoen devenir... A la manera
de los acreedores del Estado, cada capitalj.sta posee en su nuevo valor
adquirido una asignación sobre trabajo futuro: al apropiarse de trabajo
presente se apropia al mismo tiempo de trabajo futuro ... por lo tanto
su acumulación monetaria se apoya en títulos de propiedad sobre el
"trabajo; en modoalgunoes la acumulación materialdelascondicianes objeti-
vasde trabajo.Porconsiguiente implicatrabajofuturo enformaasalariada, de
valorde usoparael capital.No hayequivalente parael nuevovalorcreado: su
posibilidad
resideen un nuevotrabajo"• 71

Lo que expresa el temadelvampiroa través de toda la obra de Marx


es justamente que el capital tiene su sustancia y su esencia en el trabajo
vivo, de modo tal que proviene exclusivamente de él, no puede existir
sin él, sólo vive en tanto encuentra su vida en la del trabajador, cuya
vida deviene así la suya. "El capital es trabajo muerto que, parecido
a un vampiro, sólo se anima al succionar trabajo vivo, y cuanto más

71. Grundrisse,1, 320-321; "asignación sobre trabajo nuevo" "fuerza de trabajo",


"fuerza de trabajo en devenir'' subrayados por Marx, el resto subrayado por
nosotros.

456
CapítuloXII: La estructuradel libroI

succiona más animada es su vida" 72• El "capital ... valor que succiona
la fuerza creadora del valor" 73 • Dado que el capital, como valor ideal y
como tal eterno, vive sólo de la sangre del obrero, precisamente sólo
puede mantenerse intercambiándose sin cesar por esa vida pasajera y
frágil, revistiendo una forma efímera. "Incansablemente se despoja de
su forma eterna de dinero para revestir la forma perecedera de lamer-
cancía. En efecto, la eternidad sólo puede manifestarse bajo una for-
ma efímera, es aquello que transcurre: a la vez proceso y vida. Pero el
capital sólo adquiere esta cualidad succionando constantemente como
un vampiro el alma del trabajo vivo" 74• Marx dice también que la vida
en la que el capital se sumerge para escapar a la muerte es su sangre.
Esa sangre de la cual no se lo puede privar ni por un instante, sangre
que "succiona" incesantemente, de modo tal que toda restricción que
se establezca a las horas de trabajo es para él un peligro de muerte.
Esa sangre que, cuando los niños fueron puestos · a trabajar desde su
más tierna edad, devino la suya: 'í\nte la menor restricción legal de las
horas de trabajo doblaban las campanas de la industria inglesa. Porque
ese vampiro no podía vivir sin succionar sangre y, más aún, sangre de
niños" 75• Por eso cuando en la segunda mitad del siglo XIX el Estado se
esfuerza por limitar ese tiempo de trabajo, actúé;l"para impedir la trans-
formación de la sangre de los niños en capita1"?6• La imagen del vampi-
ro está presente -veremos por qué- en los textbs políticos, por ejemplo
a propósito de la clase campesina sujeta a la gran burguesía capitalista.
"El orden burgués, que a principios de siglo hizo del Estado el centine-
la encargado de velar por la defensa de la parcela recién constituida ...
se ttansfonnó actualmente en un vampiro que le chupa la sangre y la
médula y las arroja en la marmita de alquimista del capital" 77 •

72. Pl, I, 778.


73. Ibíd.,1072.
74. Gnmdrisse,II, 154-155.
75. Pl, l, 465 [Se trata del Manifiesto inaugural de la AsociaciónInternacionalde los
Trabajadores, de 1864 (N . del T.)].
76. Ibíd., 808.
77. El 18 brumario... , op. cit., 344; esta imagen también la encontramos, con un
sentido diferente pero finalmente muy cercano, a propósito de los insurgentes
de junio, de los que se servía la asamblea constituyente del 48 para legitimar su
sostenimiento: "Se afirmaba maldiciendo siempre nuevamente a los ya malditos.
Vampiro que vivía de la sangre de los insurgentes de junio ... " (Al respecto, cf.
infra, p. 460).

457

L
Marx Il. Unafilosofíade la economía

El tema del vampiro no es una metáfora sino la formulación rigurosa


de la relación entre el capital y el trabajo tal como la pensó Marx cuan-
do la misma se constituyó en objeto explícito de su análisis por primera
vez, en las Conferencias de diciembre del 47 y los artículos de abril del
49. A la pregunta de "cómo una suma de mercancías, es decir, de va-
lores de cambio, se transforma en capital" , se respondía: "por el hecho
de que subsiste como potencia social independiente, como potencia de
una parte de la sociedad , quese conserva y se incrementa al cambiarse
por
trabajoinmediato,vivo... el trabajo acumulado, pasado y materializado
se convierte en capital sólo gracias a su dominio sobre el trabajo in-
mediato y vivo. Lo que hace existir al capital no es el hecho de que el
trabajo acumulado le sirve de medio al trabajo vivo para una nueva
producción. El capital existe porque el trabajo vivo le sirve de medio al
trabajo acumulado para conservar e incrementar su valor de cambio '' 78•
Formulando de modo riguroso la tesis según la cual el trabajo -la acti-
vidad subjetiva del trabajador- constituye verdaderamente la sustancia
viva y la fuerza del capital , Trabajo asalariadoy capitalincluye al mismo
tiempo en el campo de su temática el concepto de "lucha de clases" .
Si el capital lleva a cabo su movimiento específico de valorización, "se
conserva e incrementa" en tanto se cambia por "trabajo inmediato y
vivo ", éste, en calidad de posibilidad si~mpre ofrecida , constituye la
presuposición, "la existencia de una da~ que no posee nada más que
su capacidad de trabajo es una condición necesaria del capital " 79• Por
lo tanto esa existencia ya no constituye ahora, como en el alba del mun-
do moderno, un simple presupuesto histórico del capitalismo, sino su
;,condición siempre renovada, es decir, también, su efecto. Ahora bien,
de este modo lo que se está postulando no es otra cosa que la definición
sustancial de la constitución del capital por el trabajo vivo. "El capi-
tal sólo se puede incrementar cambiándose por trabajo, engendrando
trabajo asalariado: éste no puede cambiarse por capital sin incremen-
tarlo , sin reforzar así la potencia de la que es esclavo. Por consiguiente,
el aumento del capital es el aumento de las clases trabajadoras "ªº. La
identidad de la relación entre capital y trabajo y la relación entre las
clases es objeto de afirmación explícita: "Pero ¿qué es el crecimiento del
capital productivo, sino una mayor dominación de la burguesía sobre

78. Pl, I, 214; "al cambiarse por trabajo inmediato, vivo" subrayado por Marx .
79. Ibíd., 213.
80. Ibíd., 215.

458

J
CapítuloXII: La estructuradel libroI

la clase trabajadora ?"81• Esta identidad que se percibe entre la relación


del capital con el trabajo y la relación entre las clases también pone en
evidencia la identidad de los términos entre los que se establece cada
vez la relación, por consiguiente la identidad entre capital y trabajo, es
decir, también, entre la burguesía y el proletariado. Tal identidad, que
no elimina las diferencias, significa que los dos términos copertenecen
esencialmente uno al otro, de modo tal que parecen constituir una sola
y la misma totalidad, que sólo existen y pueden existir en esa totalidad,
en el seno de unamisma relación que es la relación capitalista. "Se dice
que el capital y el trabajo tienen los mismos intereses, pero eso tiene un
único sentido: el capital y el trabajo son dos términos de una sola y la
misma relación" 82 •
¿Cómo es que capital y trabajo copertenecen esencialmente uno a
otro? ¿Cuál es, a fin de cuentas, la naturaleza de la relación capitalista,
la naturaleza de la relación que ésta instituye entre las clases? "Cuando
el trabajo asalariado produce esa riqueza extraña que lo domina, esa
potencia maléfica , el capital, éste le provee nuevamente los medios para
emplearse, es decir para vivir: el trabajo asalariado debe constituirse
nuevamente en parte del capital" 83. El trabajo asalariado se constitu ye
en parte del capital en tanto que vive de él, 1¡ecibede él su salario, un
valor que se transforma en sus medios de sulpsistencia, que justamente
le permite vivir. Los Grundrisserepiten lo mismo de los trabajadores
"agrupados en tomo de un solo capital, que deviene su único suelo
nutricio" 84 • Sin embargo
, el capitalproveea los trabajadores el valordel que
VíiJiránúnicamentesi existe,si ellosloproducen."Cuando el trabajo asala-
riado produce esa riqueza ... ". Por lo tanto la circularidad de la relación
capitalista no debe engañarnos. Cada uno de los términos presupone
al otro, "el capital supone ... trabajo asalariado, el trabajo asalariado
supone al capital: cada uno es condición del otro, se crean mutuamen-
te" 85.Pero el capital sólo "crea " al trabajo .asalariado en tanto que es
creado por él, sólo es naturante del sistema en tanto que él mismo es un
naturado, el naturado cuyo naturante absoluto es el trabajo vivo, y sólo
él. La no reciprocidad entre capital y trabajo en el seno de la relación ca-

81. Ibíd.
82. Ibíd.
83. Ibíd., 215.
84. Grundrisse, 11, 88.
85. Pl, I, 215.

459

Marx II. Unafilosoftade la economía

pitalista nos la enseña la metafísica, si es cierto que designa a la praxis


como el lugar de la realidad, y a la idealidad -y lo que pertenece a ésta:
el valor, el capital- como el lugar de la irrealidad. El trabajo vivo crea
strictosensuel valor, se puede ir del trabajo al capital. El camino inverso
no es posible, presupone la existencia deltrabajador.Por eso si, olvidando
su génesis, nos colocarnos en el plano del capital para considerar su
relación con el trabajo vivo, lo que se presenta entonces no es el salario,
la vuelta al trabajador de una parte del valor, sino esa relación entre el
trabajo y el capital, el hecho de que, en tanto que producido exclusiva-
mente por el trabajador, el capital vive de él y, vinculado a él por el lazo
sustancial que le hace ser a cada instante lo que es -valor, capital- está
encadenado a él a perpetuidad. Idéntica a la relación entre capital y
trabajo, la relación entre burguesía y proletariado hace evidente, a la
trágica luz de las Jornadas de Junio, que el capital está encadenado al
trabajo vivo, que le confiere a cada instante la existencia y sin el cual no
puede existir. Acerca de la burguesía enfrentada al proletariado parisi-
no, derribado en combate sangriento, herido de muerte y sin embargo
incapaz de morir, Marx dice una frase terrible pero cuyo poder de
verdad nos alcanza aún hoy: "Los ojos siempre fijos sobre su enemigo
cubierto de cicatrices, implacable e invencib~e -invencibleporquesu exis-
tenciaes la condiciónde laprapiaexistenciade ltiburguesía-la dominación
burguesa, libre de toda traba, forzosamente/debía ... " 86•
¿Qué queda de la dialéctica en la obra culminada de Marx? El lazo
indestructible que, en el seno mismo de la oposición y por ella, une la
burguesía al proletariado ¿no da un contenido a su concepto? Pero la
totalidad, la contradicción, ya no preexisten a sus témtlnos cuando uno
de ellos es naturante y el otro naturado. El lazo irreductible del capital
con el trabajo no es más que el lazo de la abstracción, entendiendo por
ello una realidad en sí misma abstracta que sólo subsiste si está enca-
denada a su fundamento y éste la mantiene en el ser. Por eso la "lucha
de clases", la relación entre burguesía y proletariado entendida como
unidad contradictoria, debe ser sustraída al equívoco en que con tanta
frecuencia se hunde. Los términos de esa relación no son homogéneos,
no pueden entrar de la misma manera en una ·"relación dialéctica" de
la que formarían parte a igual título. Acerca del capital industrial, Marx
dice sin duda que "su existencia implica la existencia de la contradic-

86. Las luchasde clases.. ., op.cit.,90; subrayado por nosotros.

460

,J
r
CapítuloXII: La estructuradel libroI

ción de clase entre capitalistas y obreros asalariados"ª '· En la medida


en que no es otracosaqueun nombreparael capital-como es el caso por
lo general en Marx- la burguesía,canwel capital,es extrañaa la realidad
y remitea éstacomoa aquelloque lafunda. Cuando se la identifica con
el capital, precisamente, la burguesía constituye , junto con el trabajo
vivo, algo que adquiere la forma de una totalidad. "A medida que se
desarrolla la burguesíao, dichode otro modo, el capital,vemos desarro-
llarse al proletariado, la clase de los trabajadores modernos, que sólo
viven si encuentran trabajo, y sólo encuentran ocupación si su trabajo
incrementa el capital" 88• La relaciónentrela "burguesía '' y el proletariado
es la relaciónentre la realidadeconómicay la realidad.La clase capitalista
es una definición económica, presupone no solamente la existencia del
capital sino el conjunto de los procesos sumamente complejos por los
cuales el capital se define y, particularmente, el establecimiento de una
tasa general de ganancia y una ganancia media. Es capitalista quien, a
cambio de una cantidad de dinero dada, tiene el derecho de recibir esa
cantidad aumentada por una ganancia proporcional a dicha cantidad
y a la tasa general de ganancia, es decir, a una tasa aplicable a toda
suma de dinero adelantada. O también , si se considera únicamente
la industria, la clase capitalista aparece cuando la ganancia media ha
remplazado al plusvalor propio de cada empr ~sa, cuando el precio de
producción de las mercancías ha remplazado /a su valor89 • "En la pro-
ducción capitalista. . . de lo que se trata es de ·retirar. . . para el capital
adelantado a la producción, un plusvalor o ganancia igual a los que
reporta cualquier otro capital de la misma magnitud o en proporción
a sl! magnitud, cualquiera sea la rama de la producción en que se lo
utilice; por lo tanto, se trata al menos de vender las mercancías, como
mínimo, a precios que comporten la ganancia media, es decir, al precio
de producción. Bajo esta forma, el capital toma conciencia de que es
una fuerza social en la que cada capitalista parti cipa proporcionalmen -
te a su parte en el conjunto del capital social"9º.Por eso, como también
dice Marx, "un capitalista que en su esfera de producción no empleara
capital variable, por lo tanto sin obreros (hipótesis en verdad exagera-
da) también estaría interesada en la explotación de la clase obrera por el

87. El Capital, II, r, 53.


88. Pl, L 168; subrayado po r no sotro s [Se trata del ManifiestoComunista (N . del T.)].
89. Cf. supra, cap. xr, 1º.
90. El Capital, III, 1, 210.
1

461

L _
1
Marx II. Unafilosofíade la economía

capital, y retiraría su ganancia del sobretrabajo no pagado, al igual que


un capitalista que sólo usase capital variable y gastara en salarios todo
su capital (hipótesis también exagerada)" 91•
La definición de la clase obrera, por el contrario, es una definición
real, implica la praxis subjetiva de los individuos y por eso, a diferencia
de la burguesía, el proletariado sólo es entendido a partir de quienes
lo componen 92 • Mientras que "cada capital tomado aparte no consti-
tuye más que una fracción del conjunto del capital social promovida
a la existencia autónoma, dotada de vida individual, por así decir, del
mismo modo que cada capitalista tomado aparte no es más que un
elemento individual de la clase capitalista" 93, por el contrario hay que
decir., como hace Marx en un pasaje ulterior del libro II: "lo que vale
para la mercancía producida en una empresa industrial particular por
un obrero individual se aplica al producto anual de todas las ramas
de la producción. Lo quevaleparael trabajodiariode un obreroproductivo
individualse aplicaal trabajoanualquerealizala claseobreraproductivaen
su conjunto"94• Sin duda., el trabajo de la clase obrera no es cualquier tra-
bajo, es el trabajo asalariado. Pero esa no es una definición económica,
es una definición de lo económico, entendiendo por ello una definición
genética., la delimitación del lugaren el qu~son producidosel valory la
economíamercantilengeneral.La continuación del texto, que define por
el trabajo de cada obrero el trabajo de la clase obrera, dice: "Esta clase
'fija' ... en el producto anual un valor total determinado por la cantidad
de trabajo provisto en el año., y ese valor total se descompone en dos
¡¡,artes:una parte determinada por la fracción de trabajo anual de la
clase obrera que le sirve a ésta para tener un equivalente para su sa-

91. Ibid., 212.


92. La burguesía también está constituida por individuos. Pero en primer
lugar es necesario distinguir la burguesía de las ciudades, que, como mostró
La ideologíaalemana,se define por los caracteres de existencia comunes a cierta
cantidad de individuos, y por otra parte la burguesía en el sentido que toma en
El Capital,que se refiere al capital mismo . En este caso la burguesía , la relación
del individuo con el capital, es nna relación externa a una realidad ideal y
se opone radicalmente a la relación del obrero con el proletariado , el cual
designa una modalidad de su vida, su trabajo. La contingencia (relativa) de
esa determinación de su existencia - puede dejar de ser un obrero- significa la
actualización o la no actualización de ciertas potencialidades de su subjetividad
propia y, como tal, no tiene nada que ver con la relación extrínseca del burgu és
con el capital.
93. El Capital, 11,u, 7-8.
94. Ibíd., 30-31;subrayado por nosotros.

462
1

_J
1
!
CapítuloXII: La estructura del libroI

lario anual. .. la otra determinada por el trabajo anual suplementario


mediante el cual el obrero crea un plusvalor para el capitalista" 95 • En
caso de que se quiera limitar el alcance de estos textos por el hecho de
que forman parte de una exposición crítica dirigida contra A. Smith96,
agreguemos que el cálculodelvalorquelaexposidóndelCapitalpresupone
constantemente se hacey puedehacerseúnicamenteconsiderando la cantidad
de obrerosempleadosen cadaprocesode produccióny la relación,paracada
uno de ellos,entreel tiempode trabajoy de sobretrabajo.Tambiénaquí,el
contenidodelanálisisy su presuposidónesla existenciadelostrabajadores
, la
fenomenologí.a desu vidacotidiana.
Precisamente, cuando se aborda la fenomenología de la vida del
trabajador el libro I muestra la disimetría que se instituye entre la cla-
se obrera, en tanto que designa a los individuos que trabajan y, por
otro lado, la burguesía identificada al capital. Ésta aparece siempre
en una generalidad y un anonimato monstruoso, su naturaleza es la
naturaleza del capital, sus leyes son las leyes del valor, sus acciones
se reducen al establecimiento de los dispositivos materiales que per-
miten que esas leyes actúen, que la valorización se lleve a cabo. Si
consideramos a M. E. F. Sanderson, vemos que habla "en nombre de
todos los Sanderson" 97, de la "tribu de los Sap.derson", y que, como
portavoz de una empresa de producción de plµsvalor por medio de la
fabricación de acero, de hecho su existencia e$ su razón social. "M. E.
F. Sanderson, de la razón social Sanderson, Bros y Cía., fabricación de
acero, laminación y forja en Attencliffe" 98• Su razón social, económica,
la d~ todos los Sanderson. "Los Sanderson hacen algo más que fabricar
acero. La fabricación de acero es un simple pretexto para la fabricación
de plusvalor". Su ley es la ley de la producción de plusvalor, la ley del
capital: la absorción de trabajo vivo. El de los Sanderson es justamente
el hambre de trabajo y sobretrabajo que se reconoció como propia de
los instrumentos de producción: "Los hornos de forja, las laminadoras,

_95. Ibíd., 31.


96. Lejos de cuestionar las tesis mencionadas, aquí Marx las reafirma . Lo que se
cuestiona es la confusión en que incurre A. Smith entre "el valor de los preductos
del año y el producto valor' (ibíd., 31), es decir, el valor que la clase obrera crea
efectivamente en el curso del año considerado (el producto valor anual) y aquel
que ya existía -por ejemplo el de los instrumentos de trabajo- y no hace más que
reaparecer en los productos del año .
97. Pl, I, 1264-1265 .
98. Ibíd.,1263.

463
Marx II. Unafilosoftade la economía

etc., están para absorber trabajo extra, y naturahnente absorben más en


24 horas que en 12. De hecho y de derecho, dan a todos los Sanderson
una hipoteca de 24 horas enteras por día sobre el tiempo de trabajo de
cierta cantidad de brazos, y pierden su carácter de capital, es decir, son
pura pérdida para los Sanderson, tan pronto como se :interrumpe su
función de absorber trabajo" 99 •
Pero fa referencia del capital y sus elementos materiales al trabajo
vivo -la relación delaburguesíaconelproletariado-- es idénticamente su re-
ferencia a individuos, y esos individuos son individuos determ:inados,
aquellos mismos cuya existencia reportaba el libro I. No solamente la
modista Mary-Anne Walkley y sus 30 compañeras, ni los herreros de
Marylebone, todos los cuales tenían un nombre, sino también esos ni-
ños que el capital, en su hambre de trabajo vivo, arroja a su proceso. Es
Wilhem Wood, "de 9 años de edad" y que comenzó a trabajar a los "7
años y 10 meses", cuyo trabajo consiste en "llevar las piezas moldeadas
a la secadora y luego traer el molde vacío", que "viene todos los días
de la semana hacia las 6 de la mañana y termina de trabajar alrededor
de las 9 de la noche" 100• Es J. Murray, un "niño de 12 años" que "se
expresa así: llevo los moldes y giro la rueda; vengo a las 6, algunas
veces a las 4 de la mañana . Anoche trabajé :toda la noche hasta las 8 de
la mañana. Desde entonces no me acosté . ;. recibo cada semana 3 che-
1:inesy 6 peniques. No recibo más paga ciando trabajo toda la noche.
La semana pasada trabajé dos noches". Es "Femyhough, un niño de
10 años: no siempre tengo una hora para la cena, los jueves, viernes y
~ábados no tengo más de media hora" 101 • Es G. Apsden, quien habla de
su hijo en estos términos: "A este muchachito rrúo, cuando tenía 7 años,
lo solía llevar sobre la espalda de ida y vuelta a la fábrica, a causa de la
nieve, ¡y trabajaba generahnente 16 horas! ... Muchas veces me arrodillé
para darle de comer mientras él estaba en la máquina, porque no debía
ni abandonar ni interrumpir su trabajo". El nivel de instrucción que
resulta de esas condiciones de trabajo es también el de cada uno de
esos niños que fueron Jeremiah Haynes, quien a la edad de 12 años
declaraba que "una princesa es un hombre", William Turner, quien a la
misma edad creía que "no vivo en Inglaterra; supongo que es un país,
pero nunca supe de él antes", es William Smith, quien a los 15 años dice

99. Ibíd., 1264.


100. Ibíd., 1246.
101. Ibíd., 1246-1247 , según la Chíldren's Employment Comission, First Report .. ., 1863.

464
r
1

CapítuloXII: La estructura del librol

que "Dios hizo al hombre; el hombre hizo a la mujer", Edward Taylor,


quien a los 15 años "no sabe nada de Londres", Henry Matthewmann,
quien a los 17 años declara: "El diablo es un buen tipo. No sé dónde
vive. Cristo era un tipo malo" 1º2 .
Nos equivocaríamos por completo si creyésemos que estos son
meros ejemplosdestinados a iluminar correlaciones generales y leyes,
la ley del desarrollo y el no desarrollo de la instrucción en el sistema
de sobretrabajo. Edward Taylor, Jeremiah Haynes, Wilhem Wood,
Mary-Ann Walkley son ejemplos pero en un sentido muy diferente,
son individuos que reenvían no a una realidad de otro orden , concep-
tual o ideal, a un conocimiento o a una ciencia, sino a otros individuos,
parecidos a ellos y que, como ellos, valen por sí mismos. El e.asoparti-
cular, el individuo, no es el índice de una ley, sino que la ley es el índice
de todas esas vidas, que son lo único que importa. Y eso no porque
así lo hayamos decidido en virtud de una apreciación axiológic.a sino,
una vez más, porque el análisis teórico del sistema reenvía a ellos en
tanto que su naturante. No ha sido una ética sino una metafísica la
que definió la naturaleza del principio. Entonces, ciertamente, se nos
descubre el lugar singular que ocupa el pensamiento de Marx en la
historia de la filosofía occidental. Ésta -desde gue el aporte griego ve-
hiculado por los árabes desarrolló con exclusiyidad la teleología de lo
universal- cultiva su racionalismo. El culto de la ciencia, el desprecio
por el individuo, que no es más que una "sombra", no son invenciones
recientes, sino que son el resultado de una historia y su resumen . Bien
~os dónde comienza esa historia: cuando Siger de Brabant profesó
de modo declarado su ateísmo, o cuando los averroístas occidentales
de la escuela de Padua disimularon su descreimiento tras la doctrina
de la doble verdad, una verdad universal para los sabios, la verdad del
individuo para aquellos que tienen la fe, para los ignorantes. En cuanto
a los "filósofos cristianos", tensionados entre el proyecto de una funda-
ción trascendental de la verdad científica y la nostalgia de la existencia
personal, mantuvieron como pudieron la apariencia de harmonía entre
ambos principios enemigos. Pero la polémica contra Hegel quebró el
reinado de la idealidad. Por la brecha abierta en el muro del saber, las
almas de vivos y muertos vuelven en muchedumbre. En el políptico
del Corderomísticoque pintó Van Eyck para la catedral de Gand entre
1426 y 1432, entre la multitud de los que rodean al Cordero, cada uno

102. lbíd., 1260, nota.

465
,
Marx II. Unafilosofiade la economía

lo ve y lo observa, y la fuente de la vida mana en cada uno de ellos. Ya


en el seno mismo del mundo antiguo los hombres decían a su manera
que son seres vivientes, disponiendo sus futuras tumbas a lo largo de
las rutas que tomarán los que vendrán después de ellos, recordándoles
sus nombres, tendiendo hacia ellos sus caras y sus manos. Si El Capital
es el memorial y el martirologio de los individuos de su tiempo, es que
éste es el tiempo profético en que el saber sabe que no es más que la
ideología de la praxis; el tiempo en que los documentos mismos dirán
lo que la realidad es. "En la multitud abigarrada de los trabajadores de
toda profesión, de toda edad y de todo sexo que se apiñan ante noso-
tros en mayor número que las almas de los muertos ante Ulises en los
Infiernos, y en los cuales, sin necesidad de abrir los libros azules que
llevan bajo el brazo, reconocemos a primera vista la marca del trabajo
excesivo, captamos también al pasar dos figuras ... una modista y un
herrero ... " 103• Ciertamente Marx era ateo, "materialista", etc. Pero en
un filósofo también es necesario distinguir lo que él es y lo que cree
ser. Lo que cuenta, por lo demás., no es lo que Marx pensaba y nosotros
ignoramos, es lo que piensan los textos que él escribió. Lo que aparece
en ellos, de modo tan evidente como excepcional en la historia de la
filosofía, es una metafísica del individuo. Marx es uno de los primeros
pensadores cristianos de Occidente 104• /

103. Ibíd., 1256.


104. Si se quiere hablar de un cristianismo de Marx, habria que distinguir
rigurosamente e incluso oponer el del 44, en el cual, corno hemos visto, el
proletariado aparece corno el sustituto de Cristo, y por otro lado el que está
implicado en la obra económica. El primero resulta de la transposición de ciertos
temas cristianos a una rnetañsica de lo universal en la .que, a fin de cuentas ,
sufren una completa desnaturalización. El segundo , justamente, no es otra
cosa que la restauración de una filosoña contra esa metafísica, o al menos de
un pensamiento -pero ello en un sentido radical- del individuo. En cuanto al
ateísmo explícito de Marx, recordemos que originalmente está ligado - al igual
que su "materialismo", por otra parte- a la antropología de Feuerbach, que cae
en pedazos a partir del 45 con La ideologíaalemana.

466

-
CONCLUSIÓN
El socialismo

En tanto que se refiere de manera exclusiva a la praxis del individuo, la


teoría subjetiva del valor asigna al capitalismo su destino y nos permite
entender lo que para Marx terúa que ser el socialismo . En cuanto a qué
moti.va el pasaje del primero al segundo y lo vuelve ineluctable, hay
numerosas explicaciones tanto en El Capitalcomo en la obra económica
en general. Y ello de modo necesario, si el socialismo es científico, si
de lo que se trata no es de oponer otro concep~o de sociedad al estado
de cosas existente sino de leer en éste las ten~encias que delinean su
porvenir. Teóricamente el análisis del socialismo es idéntico al análisis
del capitalismo y resulta de él. Esa postulación teórica ti.ene suma-
nifestación en las múltiples "contradicciones" que actúan dentro del
régitnen capitalista y deben conducirlo a su término. La exposición
sistemática de estas contradicciones consideradas en sí mismas debería
ser objeto de una problemática propia. Lo que interesa recordar aquí,
sin embargo, es que mientras insistamos en interpretarlas como con-
tradicciones º económicas" -es decir, también, como pertenecientes a
una estructura homogénea- perdemos su naturaleza y su significación.
Con seguridad Marx no desconoce la especificidad de los fenómenos
económicos, ya que, por el contrario, la circunscribió y la fundó. Y el
desarrollo de los procesos que pertenecen a ese orden de fenómenos
manifiesta propiedades y-en tanto que las mismas entran en conflicto
unas con otra&- contradicciones puramente económicas. Como ejem-
plo de esas contradicciones constitutivas del pasaje del capitalismo al
socialismo por transformación interna del propio capitalismo, citemos
el fenómeno propiamente económico del desarrollo del crédito y de
la formación de las sociedades por acciones, es decir, precisamente, la

467

l
Marx II. Unafilosofíade la economía
7
!

aparición de un capitalsocialen oposición a la presuposición que el capi-


tal encuentra inicial y constitutivamente en la propiedad privada. Esos
son., en efecto, los rasgos característicos de la producción moderna: el
capitalista "realmente activo" devino un simple director de fábrica, un
"administrador de capital ajeno", mientras que los poseedores de capi-
tales ya no son más que capitalistas financieros. La ganancia se disimu-
la entonces bajo la forma del interés, forma vinculada a la propiedad
del capital en tanto que tal y ya no a su función en el proceso real de
producción. Finalmente -y es lo que nos ocupa ahora- la empresa ya
no es una empresa "privada", la propiedad de un solo individuo, a
saber el capitalista industrial, sino que es "social", en el sentido de que
pertenece a un gran número de individuos asociados, y ello porque
el capital es ahora propiedad de todos ellos, es un capital "social": "el
capital ... reviste aquí directamente la forma de capital social por oposi-
ción al capital privado; sus empresas se presentan entonces como em-
presas sociales por oposición a las empresas privadas. Es la supresión
del capital en tanto que propiedad privada dentro de los límites del
modo de producción capitalista" 1 • La continuación del texto precisa
de qué modo esta contradicción del capital, en tanto que contradicción
económica, determina el movimiento mismo del capitalismo: "Es la
supresión del modo de producción capitali$ta dentro del propio modo
de producción capitalista, por lo tanto un~ contradicción que se des-
truye a sí misma y que, evidentemente, se·presenta como simple fase
transitoria hacia una nueva forma de producción" 2• Sin embargo, con
la expulsión de la propiedad privada, expulsión que debe destruirlo, el
ctipital no hace más que seguir el movimiento que le es propio desde su
advenimiento. La expropiación de pequeños y medianos capitalistas y
finahnente de los capitalistas industriales se corresponde con la de los
campesinos expulsados de sus tierras en el siglo xv1 y convertidos así
en proletarios. De este modo, la centralización de los capitales acarrea
"la expropiación en escala ampliada. La expropiación se extiende aquí
del productor directo a los propios capitalistas pequeños y medianos.
Esta expropiación es justamente el punto de partida del modo de

l. El Capital,m,11, 102.
2. Ibfd., 104. Así, según Marx, el sistema de la sociedad por acciones es la
prefiguración de las "fábricas cooperativas de obreros". "Hay que considerar
las empresas capitalistas por acciones y, a igual título, las fábricas cooperativas,
como formas de transición del modo capitalista de producción al modo
colectivista, con la diferencia de que en las primeras la contradicción se resuelve
negativamente y en las segundas positivamente" (ibíd., 106).

468

,.
1

1
1
Conclusión: El socialismo

producción capitalista. La finalidad de éste es realizarla y, en última


instancia, expropiar a todos los individuos todos los medios de pro-
ducción, los cuales, al desarrollarse la producción social, dejan de ser
medios y productos de la producción privada y se limitan a ser medios
de producción en manos de productores asociados y, por lo tanto, pue-
den ser su propiedad social, así como son su producto social" 3 •
No obstante, la contradicción del capitalismo no nace en él, ni si-
quiera en sus primeros pasos, no se instituye entre grupos de fenóme-
nos homogéneos, incluso si habrán de devenir antagonistas, sino que
concierne a su existencia misma, o más precisamente al surgimiento de
ésta, al proceso trascendental de posibilidad en el que la economía se ve
constituida a partir de la vida, en ella y por ella. Como hemos visto, ese
proceso es el que opone el trabajo abstracto, y en consecuencia el valor
y la existencia económica en general, a la praxis real y las determinacio-
nes de la vida. Pero la contradicción del capitalismo no coincide pura y
simplemente con esta oposición entre la economía y la vida (entenda-
mos: con esa oposición efectí~ realizada, y tal que, en ella, el proceso
real de producción entra incesantemente en conflicto con el proceso
de valorización). Precisamente, se debe reenviar ese conflicto debe a
su fuente, captarlo en su génesis, en el interior pel proceso concreto de
formación del valor y como su resultado inrn~díato. La contradicción
última del capitalismo, en consecuencia, se 4eja comprender y debe
ser descrita del siguiente modo: El capitalismo esel sistemadelvalor,desu
desarrollo y desu conservación (eldinero,valoreterno);el valores producido
excl11sivamente
por el trabajovivo;porlo tanto,el destinodelcapitales el des-
tinodeesetrabajo,de lapraxissubjetivadelindividuo.En tantoqueelproceso
realde producciónincluyela efectuaciónde esapraxis,es idénticamenteun
procesodeformaciónde valor,un procesode valorización. De allí el primer
momento de la problemática de Marx, el análisis del capital en su exis-
tencia efectiva, es decir, el análisis de su proceso de formación, que re-
conduce al análisis del proceso real de producción y a la exhibición en
él del elemento que produce el valor, a saber, esa praxis subjetiva. Así,
el análisis económico no es otra cosa que el análisis de los efectos de los
constituyentes reales del proceso: en tanto que composición orgánica,
la composición de valor del capital reenvía a su composición técnica y
se explica enteramente por ella.

3. Ibíd., 105.

¡ 469

L
Marx JI. Unafilosofíade la economía

Sí ahorapostulamosun procesomaterialdeproduccióndelcualestuviese
excluidoeltrabajovivo,eseprocesoya noesun procesodevalorización, ningún
sistemadevalarresultani puederesultardelmismo,el capitalismo se vuelve
imposible.El pasaje del capitalismo al socialismo no es otra cosa que el
pasaje de un proceso de producción en que la parte de trabajo vivo es
preponderante a un proceso en que esa parte no deja de decrecer y,
en el límite, tiende a cero. Por eso, si queremos captar la separación
eidética entre capitalismo y socialismo, se puede oponer a la hipóte-
sis decisiva del Capital(e= O) esa otra hipótesis no menos esencial-si
por ello entendemos aquello que es capaz de poner al desnudo una
esencia- cv (capital variable)= O.Se trata, concretamente, de un sistema
de producción enteramente automático y cuyos productos, más allá
de su cantidad y calidad, no tienen valor alguno. La disociación en la
riqueza social entre riqueza real y riqueza económica se presenta aquí
en forma pura: una cantidad indefinida de valores de uso que ya no
tienen valor de cambio alguno. Y ese es el límite teórico, insuperable,
de la economía mercantil y a fortioridel capitalismo. Marx analizó en
dos oportunidades ese movimiento por el cual el trabajo vivo se ve
progresivamente evacuado del proceso de producción. Una vez en el
plano de los efectos, en el plano económico:,en El Capital.Sin embargo,
en la medida en que se trata de un análisi~, la ley "inmanente" de la
baja tendencial de la ganancia es referida i,hequívocamente a su natu-
rante real, al proceso real. Éste es objeto de una
temática explícita en los
Grundrisse.Se despliega entonces ante nosotros el acontecimiento que
va a determinar la historia moderna, incluso si se trata de una lústoria
~or venir, incluso si hoy aún no hacemos más que divisarla a lo lejos: la
disociación y elproceso
en el senodelarealidadentreelprocesodeproducción
de trabajo.
Sin dudas esta disociación está presente en el capitalismo y, mucho
antes de éste, en las formas elementales de la producción humana, por
ejemplo en la agricultura 4• Si se examina el proceso que conduce a la
producción de cereales y que se extiende por determinada cantidad de
meses, está claro que no coincide con el trabajo humano efectivo que es
su condición: este se interrumpe durante los largos periodos necesarios
a la germinación del grano sembrado, a la maduración de la cosecha al
sol, etc. Lo mismo sucederá mucho más tarde en la industria, donde el
tiempo de fabricación de un producto excede el tiempo de trabajo en

4. Cf. Grundrisse,II, 104.

470
Conclusión:El socíalismo

razón de las inevitables interrupciones del mismo, yase deban a las con-
diciones materiales de esa fabricación o a la praxis vital misma (tiempo
necesario para comer, para descansar, para dormir, etc.). Ahora bien,
es sumamente notable que Marx haya tomado en consideración como
lo hizo esta disociación entre el tiempo de producción y el tiempo de
trabajo (y en consecuencia entre éste y aquella). Porque no se trata de
11
un hecho -por otra parte banal y además contingente" - que se debe-
ría tomar en cuenta como un factor entre otros, sino que es el principio
mismo de su análisis. Si el trabajo vivo es el único que produce valor,
la delimitación de las efectuaciones subjetivas en el seno del proceso de
producción es idénticamente la captación de su naturante. Por eso, des-
de el momento en que se manifiesta la diferenciación entre los tiempos
de producción y de trabajo, lo que se ve puesto en cuestión es precisa-
mente la presuposición del pensamiento de Marx: "La cuestión que nos
ocupa aquí es que, a igual tiempo de trabajo ... ciertos productos exigen
una duración variable para ser terminados. En este caso se pretende
que el capital fijo actúa solo, sin ayudade trabajovivo alguno,y se cita el
ejemplo de una semilla hundida en la tierra ... es necesario plantearesta
cuestiónen todasu pureza".Conocemos la respuesta: lo que constituye
el principio del valor es el trabajo y su duración (y no la duración de la
producción). "El valor,y por lo tantotambiénel plusvalor,no es iguala la
.duraciónde lafase de producci6nsinoal tiempode trabajo-el materializado y
el vivo- empleadoen el cursode lafase de producción.El trabajo vivo -que
se utiliza en proporción al trabajo materializado- es el único que puede
producir plusvalor, porque crea tiempo de sobretrabajo". Por eso, agre-
ga Marx, "se afirmó con razón que la agricultura era, en ese sentido,
menos productiva que otras industrias (en tanto que la productividad
se identifica aquí con la producción de valores )"5 • Por lo tanto, si las
condiciones naturales hacen divergir proceso de producción y proceso
de trabajo, éste sigue siendo el único fundamento de la valorización.
"Lo quees necesario reteneres que el capital no produce plusvalor si no
utiliza trabajo vivo" 6•
Desde una perspectiva económica, el hbro TI.del Capitalretoma la
disociación de los tiempos de producción y de trabajo con la signffica-
ción que recibió en los Grundrisse,a sabe,:-,la reducción decisiva de 1a
producción de valor a 1asubjetividad. Después de examinar las "razo-

5. Ibid., 183; subrayado por nosotros.


6. Ibíd., 184; subrayado por nosotros .

471

Marx II. Unafilosojiade la economía

nes por las que el periodo de producción puede exceder el periodo de


trabajo", a saber, el hecho de que, en una etapa preparatoria para la fa..:
bricación efectiva, "los medios de producción no son más que un capi-
tal productivo latente", es decir, todavía no funcionan en el proceso de
producción, el hecho de que el proceso de producción mismo es inte-
rrumpido por pausas inevitables, Marx agrega: "Como sea, empero, en
ninguno de esos casos los medios de producción ejercen la función de
absorber trabajo ... Porconsiguiente no se produceningunavalorizacióndel
capitalproductivomientrasel mismose encuentraen esapartedesu periodo
deproducciónqueexcedeelperiododetrabajo,por indispensables que sean
esas pausas para la realización del proceso de valorización". Por eso
"la productividad [por supuesto se trata siempre de la productividad
económica, de la valorizaciól\, como Marx se encarga de decirlo inme-
diatamente], la valorización de un capital productivo dado en un lapso
de tiempo dado, son tanto más considerables cuanto más coinciden el
periodo de producción y el de trabajo" 7. Y entonces vemos bien cuál
debía ser la tendencia del capital, en tanto que él mismo constituye su
propio fin: reducir en la medida de lo posible el proceso de producción
al proceso de trabajo, es decir, a un proceso que sea en su totalidad pro-
ceso de valorización. "De allí la tendencia de ,la producción capitalista
a disminuir lo más posible el excedente del p~riodo de producción por
sobre el periodo de trabajo" 8 • i
Cuando la relación del proceso de producción con el proceso de tra-
bajo obedece a una tendencia, la tendencia del capital a incrementarse
ingefinidamente, y se ve determinada por ella, esa relación es especi-
fica del capitalismo. ·Pero entonces deviene contradictoria. Porque si
el capitalismo se esfuerza por reducir la producción al trabajo, porque
sólo éste es fuente de valor, también hace lo contrario. Lo que funda
la valorización no es el trabajo sino el sobretrabajo, y de lo que se tra-
ta es de incrementarlo. Pero como la jornada de trabajo tiene lúnites
-también aquí la vida es la que fija sus prescripciones a la econonúa-,
incrementar el sobretrabajo equivale a disminuir el trabajo necesario, a
aumentar incesantemente la productividad, a perfeccionar y desarro-
llar infinitamente el dispositivo técnico e instrumental de producción.
Ésta, lejos de reducirse a trabajo vivo, parece definirse entonces por
sus elementos objetivos y obedece cada vez más a ellos. Por lo tanto

7. El Capital,II, 1, 114; subrayado por nosotros.


B. lbíd.

472
r
Conclusión:El socialismo

hay que repetir aquí la larga historia de la industria moderna. Hemos


visto de qué modo, con el desarrollo del maquinismo, las potencias
sociales de la producción -habilidad y cooperación de los individuos
que trabajan, conocimiento práctico e inteligencia- dejan de ser poten-
cias subjetivas, las potencias y efectuaciones de esos individuos, para
colocarse por el contrario frente a ellos bajo la forma del "sistema auto-
mático de las máquinas", que pertenece al capital y tiende a conformar
lo esencial del proceso de producción, en el que los individuos ya no
son más que auxiliares dispersos, mediocres y casi inútiles. "(El sistema
de las máquinas: sólo al volverse automática la maquinaria encuentra
su forma más acabada y adecuada y se transforma en un sistema). Este
autómata se compone de numerosos órganos mecánicos, lo cual deter-
mina a los obreros como meros accesorios conscientes del sistema" 9 •
Se lleva a cabo entonces la transformación decisiva del instrumento de
trabajo, el cual pierde su "forma inmediata", deja de ser precisamente
un instrumento de trabajo,el medio al que la praxis comunica su acti-
vidad para elaborar y modelar el objeto. "En la máquina, el medio de
trabajo está transformado en su valor de uso y su naturaleza física .. .
La máquina no tiene nada en común con el instrumento del trabaja-
dor individual, se distinguepor completode la herramientaque transmitela
actividaddel trabajadoral objeto"1º. La transfo~ción de la naturaleza
y el rol del instrumento transformado en máquina significa entonces ,
idénticamente y como consecuencia de ello, léitransformación decisiva
en virtud de la cual la actividaddejade ser atribucióndel individuo,una
modalidadde la praxisvital y su actualización,paradevenirpor el contrario
y pnradójicamente una atribuciónde la máquina, un procesoobjetivo.uEn
efecto -prosigue el texto que comentamos- Zaactividadsemanifiestamás
biencomoatribuciónexclusivadela máquina,mientras que el obrero vigila
la acción que la máquina transmite a las materias primas y la protege
contra posibles averías. Con el instrumento sucedía lo contrario, el tra-
bajador lo animaba con su arte y habilidad propias, porque la manipu -
lación del instrumento dependía de su virtuosismo. En cambio, ahora,
la virtuosa es la propia máquina, que tiene la habilidad y la fuerza en
lugar del obrero, porque las leyes de la mecánica que actúan en ella la
dotaron de un alma" 11•

9. Grundrisse,II, 211.
10. Ibid.
11. !bid., subrayado por nosotros.

473
,..

Marx II. Unafilosofiade la economía

Hay que evitar reducir el contenido de este texto a las significaciones


antropológicas y axiológicas que vehicula, incluso si la continuación
inmediata refuerza esa apariencia. Según un tema frecuente en Marx,
se deplora allí la transferencia de la ciencia, que deja de pertenecer a
los hombres para ir a habitar el cuerpo de las máquinas. "Esa ciencia
ya no existe ... en el cerebro de los trabajadores: a través de la máquina,
más bien actúa sobre ellos como una fuerza extraña, como la potencia
misma de la máquina" 12 . "La ciencia -leemos también- se manifiesta
entonces en la maquinaria y aparece como extraña y exterior al indi-
viduo"13. Pero cuando la actividad que lleva el saber en sí misma ha
dejado de ser la actividad del individuo para confundirse con el fun-
cionamiento objetivo del sistema mecánico, loquesehatransfarmado esla
esenciadelaproducción;
al no estardefinidoya porlapraxissubjetiva,elpro-
cesodeproducción
hadejadodeserun procesodetrabajo: "En consecuencia, el
procesodeproducción
dejade serun procesodetrabajo,en -el sentido de que
el trabajo constituiría su unidad dominante. En los múltiples puntos
del sistema mecánico, el trabajo aparece sólo como ser consciente en
forma de algunos trabajadores vivos. Diseminados, sometidos al pro-
ceso de conjunto de la maquinaria, no son más que un elemento de un
sistema cuya unidad ya no reside en los tr~bajadores vivos sino en la
maquinaria viva (activa), la cual, comparada con la actividad aislada e
insignificante del trabajo vivo, aparece corn,bun organismo gigantesco.
En este estadio, el trabajo objetivado aparece realmente en el proceso
de trabajo como la potencia dominante frente al trabajo, mientras que
hasta el momento el capital sólo era un poder formal y se apropiaba del
frabajo de ese modo" 14•
Resplandece entonces la contradicción del capitalismo. "Potencia
formal", el capital tenía por contenido el trabajo vivo, vivía de él, se
nutria de él como un vampiro, tomando de él el valor nuevo con el
cual se incrementaba, pero cuando el trabajo vivo se ve excluido poco
a poco del proceso de producción, que reviste una forma objetiva -bajo
el efecto mismo del capital, que tiende a reducir cada vez más el trabajo
necesario--, entonces al mismo tiempo que la efectuación subjetiva lo
que se seca es la fuente misma del valor. "El capital es una contradic-
ción en proceso: por un lado tiende a reducir al mínimo el tiempo de

12. Ibíd.
13. Ibíd., 214.
14. Ibíd., 212; subrayado por nosotro s.

i 474

_
__J
Conclusión:El socialismo

trabajo, y por otro lado pone el tiempo de trabajo como única fuente
y medida de la riqueza ... Por un lado, despierta todas las fuerzas de
la ciencia y la naturaleza, así como de la cooperación y la circulación
sociales, a fin de hacer que la creación de riqueza sea independiente ...
del tiempo de trabajo utilizado para la misma. Por otro lado, pretende
medir las gigantescas fuerzas sociales así creadas según el patrón del
tiempo de trabajo, y encerrarlas en límites estrechos, necesarios para
que el valor ya producido se conserve como valor" 15 • El siguiente texto,
no menos esencial, vuelve a decir que la autodestrucción del capital
es, idénticamente, el movimiento histórico por el cual el trabajo vivo
puesto como fundamento del valor se ve eliminado del proceso de
producción, el movimiento por el cual el proceso de producción y el
proceso de trabajo no dejan de divergir por extenuación progresiva del
segundo: 11El tiempo de trabajo es el único principio determinante para
el capital. Ahora bien, el trabajo inmediato y su cantidad dejan ... de ser
el elemento determinante de la producción y por lo tanto de la crea-
ción de valores de uso . En efecto, se reduce cuantitativamente hasta
proporciones ínfimas y cualitativamente a un papel indispen sable pero
subalterno respecto de la actividad científica general , de la aplicación
tecnológica de las ciencias naturales y de la fuerza productiva que sur-
ge de la organización social del conjunto de ~ producción ... De este
modo el capital, como fuerza dominante de la p roducción , actúa en el
sentido de su propia disolución" 16• ·

El socialismo, entonces, ¿es otra cosa que la consecuencia de esta


con~adicción o, si nos colocamos en el plano teórico, otra cosa que su
toma de conciencia? Lo que prescriben los teóricos del socialismo es la
supresión de la economía mercantil y también del capitalismo, pero
solamente en la medida en que ha conducido a la economía mercantil a
ese punto en que deviene contradictoria. No obstante, esa prescripción
no es más que una constatación, resulta de ésta de manera inmediata .
Si ya no hay que concebir la riqueza de una sociedad como riqueza eco-
nómica, si ya no hay que definir el valor de un producto por su valor de
cambio, es porque éste es la exposición teórica del trabajo vivo necesario
para la producción de ese producto y, en último ténnino, porque el tra-
bajo vivo precisamente ha desaparecido o tiende a desaparecer de esa
producción . No se condena a la economía mercantil , se asiste a su fin . Y

15. Ibíd., 222.


16. Ibíd., 215.

475
l
Marx II. Unafilosoftade la economía

en el desmoronamiento del universo de la riqueza económica surge en


su pureza el universo de la riqueza real, que se define por los valores
de uso. Una vez más: es un hecho que estos proliferan cuando su valor
de cambio tiende a cero. La progresión de la riqueza real a expensas de
la riqueza económica es el correlato de la mutación decisiva que afecta
al proceso de producción y sustituye en él el trabajo vivo por la fabrica-
ción mecanizada. "La creación de riqueza [se trata ahora, por supuesto,
de la riqueza real] depende cada vez menos del tiempo de trabajo y
de la cantidad de trabajo utilizado y cada vez más de la potencia de
los agentes mecánicos puestos en movimiento durante el trabajo'' 17•
Si por esta mutación ''el trabajo no se presenta como parte constitutiva
del proceso de producción" 18, si "ahora el trabajo individual deja de
aparecer en general como productivo" 19, entonces el sistema de valor
~n tanto que simple correlato de ese trabajo- tiembla sobre sus bases,
la producción devenida mecánica ya no puede fundarse en el valor de
cambio ni ser dirigido por éste. "De este modo la producción fundada
sobre el valor de cambio se desmorona" 2º.
Sin dudas el capitalismo no se confunde con la economía mercantit
no solamente supone valor de cambio sino también plusvalor. Sólo
con éste el dinero se transforma en capital, :sólo él hace que el desdo-
blamiento del proceso de producción que /se opone a sí mismo bajo
la forma de un sistema de equivalencia ideal conduzca también a un
desequilibrio permanente entre la producción y el consumo . Pero a
fin de cuentas el sobretrabajo no es condenado -queremos decir que
la..historia no lo condena- en razón de las perturbaciones económicas
que engendra, sinb porque él mismodesaparece junto conel trabajovivo,
del cualno es más queuna parte.La explotación del hombre se vuelve
inútil cuando el que produce ya no es él, o cuando su papel en la pro-
ducción se revela irrisorio. El capitalismo declina cuando la definición
económica de la riqueza se ha vuelto arcaica, su caída presupone la
caída de la economía mercantil y la sigue. En un texto esencial Marx
expuso el "pasaje" del capitalismo al socialismo: "El robo del tiempo
de trabajo ajeno, sobre el que se basa la riqueza actual [se trata de la
riqueza económica], aparece como una base miserable comparada con

17. Ibíd.,221.
18. Ibid.
19. lbíd., 217-218.
20. Ibfd., 222.

476

,,,,.,.
Conclusión:El socialismo

la nueva base, que la gran industria misma creó y desarrolló. Desdeel


momentoen que el trabajobajosuforma inmediataha dejadodeser lafuente
principalde la riqueza[se trata de la riqueza real], el tiempode trabajodeja
y debedejarde ser su medida,y por lo tantoel valorde cambiodejade ser la
medidadelvalorde uso.El sobretrabajo de lasgrandesmasasha dejadode ser
la condicióndeldesarrollo de la riquezageneral"21 •
La mutación decisiva que conmueve en su fundamento al régimen
mercantil y capitalista es entonces la mutación que afecta al proceso
de producción en sí mismo, a las "fuerzas productivas", y el concepto
de fuerzas productivas debe ser finalmente clarificado con plenitud.
Con mucha frecuencia se dice que las fuerzas productivas en una so-
ciedad son la instancia determinante a partir de la cual a fin de cuentas
se explica todo, "relaciones sociales", ideología, etc. Hemos mostrado
que, en ese resumen exterior, el pensamiento de Marx ya se ha perdi-
do. Porque el pensamiento de Marx consiste justamente en el análisis
de las fuerzas productivas, en la distinción en ellas entre el elemento
objetivo y la subjetividad viviente. Todo el análisis económico se basa
en esa distinción. La mutación decisiva del concepto de fuerzas pro-
ductivas -y lo que de ello resulta: el pasaje del capitalismo al socia-
lismo- significa que de ahora en más esa distin~ón se lleva a cabo de
otro modo. Ahora bien, y es necesario compren~er esto, se trata de un
cambio que trastoca la historia de los hombres . .Mientras en la produc-
ción el elemento determinante es la actividad subjetiva, la producción
coincideconlavidade losindividuos,su esencia es el proceso vital de esos
individuos e, inversamente, lo que esos individuos son es lo que hacen
;,

para producir las subsistencias necesarias para su mantenimiento, su


producción "material". La definición subjetiva de la producción tiene
una doble significación, comporta una doble reducción. La reducción
de la producción al modo de vida individual, a las condiciones de exis-
tencia de los hombres, y la reducción de esa vida a lo que hacen en
esa producción, a esa producción misma. Ese es el contenido explícito
de uno de los textos fundamentales con los que comienza La ideología
alemana:"El modo en que los hombres producen sus medios de sub-
sistencia depende en primer lugar de la naturaleza de los medios de
subsistencia que encuentran ya dados y que necesitan reproducir . Ese
modo de producción no debe considerarse desde el único punto de

21. Ibíd.; subrayado por nosotros . Las palabras entre corchetes fueron agregadas
por nosotros .

477

L

Marx 11.Unafilosofiade la economía

vista de la reproducción de la existencia ñsica de los individuos. Es ya,


másprecisamente, un mododeterminado de la actividadde esosindividuos,
unamaneradeterminada demanifestarsu vida,un determinado mododevida
deesosindividuos.Esamanifestación
desu vidaes loqueesosindividuosson.
Lo quesoncoincideconsu producción[Wassiesind,fallt alsozusammenmit
ihrerProduktion
]"22•
Dado que la producción es idéntica a la vida de los individuos,
también se confunde con sus relaciones mutuas en esa producción.
Entendidas ambas en su subjetividad original, las "fuerzas produc-
tivas" son idénticas a las "relaciones sociales". El texto liminar de La
ideología alemanaque citamos prosigue así: "Esa producción sólo tiene
lugar con el crecimiento de la población. Ella misma presupone una
relación entre individuos. La forma de esa relación está condiciona-
da a su vez por dicha producción" 23• Con esta identificación entre
producción y vida individual el concepto de praxis recibe su sentido
específico en Marx. Recordemos también que las fuerzas productivas
únicamente pueden suscitar la ideología de los individuos cuando se
confunden con la vida de ellos, porque entonces, precisamente, la vida
produce sus propios pensamientos en función de lo que ella misma es
y hace. Por lo tanto, las fuerzas productivas sqn capaces de detenninar
la actividad espiritual de los hombres cuand~, idénticas a la vida, son
por lo mismo idénticas a las "relaciones sociales", como también dice
La ideología alemana:"La relación de las fuerzas de producción con el
modo de comercio es la relación del modo de comercio con la acción
o la.. actividad de los individuos (la forma fundamental de esa activi-
.dad es, naturalmente, la forma material de la que depende cualquier
otra actividad, espiritual, moral, religiosa, etc.)"24 • Si finalmente, como
declara Marx en una proposición capital: "La producción en general
es una abstracción", y si "tampoco hay producción en general'', no es

22. Costes, VI, 155; ES, 45-46; subrayado por nosotros. En la obra de Marx
es constante la identificación de la producción a la existencia misma de los
individuos y su condición de vida. Como ejemplo, citemos también este pasaje
del Capital donde se afirma dicha identificación a propósito de la producción
y por lo tanto de la población rural. "Sin dudas , mucho antes del periodo de
la gran industria, la cooperación y la concentración de los medios de trabajo,
aplicados a la agricultura, ocasionaron grandes cambios, repentino s y violento s,
en el modo de produciry por consiguiente en las condiciones de vida y los medios de
ocupación de la poblaciónrural" (Pl, I, 964; subra yado por nosotro s).
23. Costes, IV, 155;ES, 46.
24. Costes, VI, 232; ES, 97-98.

478
í
Conclusíón: El socialismo

solamente porque '1a producción es siempre una rama particular de la


producción ... " sino porque ésta tiene su sustancia propia en la praxis
vi.viente que es, cada vez y necesariamente, la praxis particular de indi-
viduos dados: "Por lo tanto, cuando hablamos de producción se trata
siempre de la producción en un estadio determinado de la evolución
social, de la producción de individuos que viven en sociedad "25 •
Por lo tanto, es esa esencia subjetiva de las fuerzas productivas lo
que será abolido cuando éstas se encuentren constituidas -no solamen-
te en lo que son sino en lo que hacen- como un conjunto de elementos
extraños a la praxis, como un proceso objetivo . Recordemos las afirma-
ciones de Marx: '-'Por definición el capital implica que el crecimiento
de la fuerza productiva ·del trabajo se presenta comoel crecimient o de
unafuerzaexterioral trabajoy comoel debilitamiento deltrabajo
" • "Por lo
26

tanto, el modo determinado del trabajo se transfiere aquí del obrero al


capital bajo la forma de máquina" 27• "El capital ... tiende a aumentar las
fuer zas productivas y a disminuir al máximo el trabajo necesario. Esta
tendencia se realiza con la transformación del instrumento de trabajo
en maquinaria. En el seno de ésta, el trabajo objetivado aparece física-
mente como la fuerza dominante frente al trabajo vivo ..."'2B.De manera
categórica se afirma que esa transformación, eq la que reconocemos fá-
cihnente la dialéctica entre trabajo muerto y trapajo vivo -aprehendida ,
es cierto, ya no como el elemento de un sistema sino como su devenir y
como el movimiento mismo de la historia-, es iadialéctica por la cual la
fuerza productiva deja de definirse por la subjetividad para encontrar
su realidad, su "fuerza", en el mecanismo instrumental objetivo de la
;,

producción y en lo que Marx llama el trabajo objetivado: "En la maqui-


naria , el trabajo objetivado no es un simple producto gue sirve como
instrumento de trabajo, es lafuerzaproductivamisma"29 • Unicamente a la
luz de estos análisis esenciales de los Grundrisse se pueden comprender
con todo rigor los textos del Capitalque, bajo la apariencia de conside -
raciones antropológicas y mientras que parecen deplorar la exclusión
progresiva de las facultades individuales y del propio individuo por
fuera del proceso de producción, en realidad reafirman la mutación

25. Pl, 1, 237 .


26. Grundrisse, II, 215; subrayado por no sotros .
27. Ibíd., 220.
28. Ibíd., 212-213.
29. Ibíd., 213; sub rayado por nosotros .

479

L
4

Marx II. Unafilosofiade la economía

ontológica de las fuerzas productivas. Porque hay que comprender que


la "fuerza colectiva del trabajo", las ''fuerzas productivas sociales", en
resumen, las "fuerzas productivas" tal y como existen al término de la
evolución que el capitalismo les hizo sufrir, precisamente ya no pue-
den designar a las actividades individuales en tanto que son sociales
en su realidad misma, en tanto que el trabajo humano es siempre un
co-trabajo. Dado que ahora son las fuerzas de la máquina, las fuerzas
productivas ya no son la praxis,ya no son ''fuerzas" en el sentido de
potencialidades y de actualizaciones de la subjetividad orgánica y en
general de la vida. Yano sonla 7uerzade trabajo"en el sentidodelCapital,
y lapruebaes queno creanvaloralguno.
Es verdad que las "fuerzas productivas del capital" siguen produ-
ciendo valor, aunque esa producción se revela cada vez más difícil.
Sucede que el concepto de "fuerza productiva del capital" queda sin
precisar y finalmente no es utilizable. En el concepto genérico de fuer-
zas productivas hay que distinguir, por un lado, las ºfuerzas" objetivas
del capital, las fuerzas "sociales", "colectivas" del trabajo, que no son
"trabajo", unas "fuerzas de trabajo" que no son sociales ni colectivas
-socialidad y colectividad son y sólo pueden ser modalidades de la
vida-, que designan solamente una totalidad: instrumental coherente
y su funcionamiento objetivo. Y por otro lad~ las fuerzas individuales
que pertenecen a la vida, que podrí~ ser soeiales y colectivas, que lo
fueron y ya no lo son, en la medida en que los trabajadores están ahora
diseminados en los diversos puntos del sistema mecárúco, en relación
coq, el mismo y sin relaciones entre sí. Son esas fuerzas individuales
y sólo ellas las que producen el valor producido por las "fuerzas pro-
ductivas del capital". Éstas (entre las cuales las fuerzas individuales no
dejan de estar presentes) producen valores de uso. El lamento que pro-
voca la declinación del papel del individuo en la producción capitalista
no es la expresión nostálgica de un humanismo superado, traduce una
constatación, la de un desfasaje progresivo entre las fuerzas subjetivas
que crean la riqueza económica y las fuerzas objetivas que producen la
masa siempre creciente de valores de uso. Sin esta diferenciación del
concepto de riqueza en su correlación con la diferenciación ontológi-
ca interna de las fuerzas productivas no se puede comprender ni una
sola palabra de este texto del Capital:"En la manufactura, el enriqueci-
miento del trabajador , y porconsiguiente
colectivo delcapital,en lotocantea
lasfuerzasproductivassociales,tiene por condición el empobrecimiento

480
1
Conclusión:El soci.ali.smo

del trabajador en lo tocante a sus fuerzas productivasindividuales"ª º·


Tampoco del siguiente texto, que al considerar las fuerzas productivas
en su relación con la división manufacturera del trabajo declara: "la
misma desarrolla, a expensas del trabajador, lafuerza colectivadel tra-
bajoparael capitalista" 31
• La determinación de las fuerzas productivas
"colectivas" y "sociales" como objetivas no deriva solamente del hecho
de que Marx las asimila al "trabajador colectivou, es decir al autóma-
ta, sino que también puede verse en la relación que se instituye entre
esas mismas fuerzas y el capital, más precisamente el capital fijo. Con
seguridad los instrumentos materiales del proceso de producción no
se superponen exactamente con su determinación económica, no obs-
tante ésta es la forma de aquellos . Ambos elementos son o representan
el trabajo objetivado que se opone al trabajo vivo y se desarrolla a ex-
pensas del mismo en el progreso de las "fuerzas productivas". "Para
el capital la transformación del medio de trabajo en maquinaria no es
fortuita en lo absoluto, es la transformación histórica de los instrumen-
tos de trabajo tradicionales en medios adecuados a la forma capitalista.
La acumulación del saber, de la habilidad, así como de todas las fuer-
zas productivasgeneralesdel cerebro social, son absorbidas entonces en
el capital, que se opone al trabajo: .. . la maquinaria aparece entonces
como la forma más adecuada del capital fijo y éste como la forma más
adecuada del capital en general" 32• '

30. Pl, I, 905; subrayado por nosotros.


31. Jl¡íd.,908.
32. Grundrisse,II, 213; subrayado por nosotros. También la más inadecuada , sí es
cierto que el capital sólo es lo que es por efecto del capital variable y el trabajo
vivo, si la transformación del capital en capital fijo es una con su declive. Aquí
se ve muy claramente que la problemática económica del valor, del capital
constante y el capital variable, se intersecta con la problemática de la evolución
de las fuerzas productivas, con el problema de la desapari ción progresiva de
la subjetividad en ellas. ¿Es necesario observar que la definición tradicional
de fuerzas productivas como fuerzas objetivas que da el marxismo elimina
la problemática de esa evolución -que es la evolución del capitalismo- y no es
una interpretación del pensamiento de Marx sino su eliminación pura y simple ?
Acerca de la · eliminación progre siva del capital variable y la reduc ción del
capital al capital fijo y al dispo sitivo instrumental de la producción , cf. también
ibíd., 214, donde se ve que ese pro ceso expresa el devenir objetivo de las fuerzas
productivas: "La fuerza productiva de una sociedad se mide según el capital
fijo, que es su materialización. . . desde el punto de vista ñsico, el medio de
trabajo pierde su forma inmedia ta junto con el capital fijo, en el que el capital
aparece como tal, de manera tangible, frente al obrero ... El trabajo vivo se ve
subordinado al trabajo materializado que actúa de manera autónoma ... ", etc.

481

L
Marx II. Unafilosofiade la economía

Sin embargo, ¿qué sucede cuando las fuerzas productivas dejan de


estar constituidas en su esencia misma por la subjetividad y devienen
objetivas? Lo sabemos: la economía mercantil, y con ella el capitalismo,
son heridos de muerte. ¿Noloestambiénlafilosofíadelapraxis?El declive
del capitalismo ¿no significa también el declive del pensamiento de
Marx? En efecto, ¿qué queda de la interpretación del ser como produc-
ción y comosubjetividad cuando, al identificarse con el dispositivo ins-
trumental mecánico, la producción ya no es otra cosa que el funciona-
miento del mismo y, como tal, un proceso objetivo en tercera persona?
El individuo ¿no queda evacuado de la problemática -queremos decir,
del concepto del ser como producción- al mismo tiempo que la praxis
que lo define? Marx, en un texto cuya primera parte ya hemos citado,
dice qué es lo que sucede con individuo en ese pasaje del capitalismo
al socialismo, es decir, en el devenir objetivo de las fuerzas productivas
que ese pasaje expresa, devenir que, al elinúnar su fuente subjetiva,
destruye el valor de cambio: "Así,la producción fundada en el valor de
cambio desaparece, y el proceso de producción inmediato se ve despo-
jado de su forma mezquma, miserable, antagónica. Llegaentoncesellibre
desarrollo delasindividualidades . En consecuencia, ya no se trata de redu-
cir el tiempo de trabajo necesario para desarrollar el sobretrabajo, sino
de reducir en general el trabajo necesario de 1~sociedad a un mínimo.
Ahorabien,esareducciónsuponeque los individµosrecibenunaformación
artística,científica,
etc., gracias al tiempo liberado y a los medios creados
en beneficio de todos" 33 • El ocaso del concepto subjetivo de las fuerzas
productivas marca en efecto una bisagra en la historia de la humani-
dad, expresa el hecho de que cesa la unión del individuo a la produc-
ción, la definición de su vida por las tareas materiales que aseguran el
mantenimiento de la misma, el "trabajo" en el sentido que tiene desde
hace miles de años. Pero lo que surge entonces es II el libre desarrollo
de las individualidades". La actividad individual, la vida, la praxis, no
es abolida, es devuelta a sí misma. Que ya no esté detemrinada por la
producción material quiere decir: ya no se confunde con ella y, también
por esa razón, ya no se ve duplicada por un universo económico. Dos
cosas que estaban constantemente ligadas, a tal punto de confundirse
y ser confundidas, van a separarse y cada una seguirá ahora su propio
destino: la producción, librada a la tecnología, devenida un proceso
natural; la vida, que finalmente podrá ser lo que es, aquello que se ex-
perimenta en sí mismo y tiene su finalidad en su realidad misma: en

33. Ibíd., 222; subrayado por nosotros .

482
1
1

Conclusión:El socialismo

sí. La filosofía del desarrollo radical del individuo y del individuo total
no es entonces un resto de la antropología humanista de juventud¡ al
témúno del análisis económico, es su resultado al mismo tiempo que
una profecía . En La ideología alemanala definición subjetiva de la pro-
ducción se da como parte de las ''presuposiciones" que constituyen la
"condición primera de toda historia hurnana" 34; y así lo entendimos en
nuestros desarrollos, como la condición trascendental de la historia al
mismo tiempo que de la sociedad. Sucede que esta definición de la his-
toria seguía siendo tributaria del estado actual de la civilización y de su
pasado milenario, al cual se adecúa. La historia que sigue -que segui-
rá- a la econorrúa mercantil no será menos la historia de los individuos,
la historia de sus vidas: en cierto sentido, lo será por vez primera. No
será su historia en tanto que historia de sus vidas, sino por el hecho de
que esa historia de sus vidas también será querida por esa vida con-
forme a las virtualidades más propias e interiores de la subjetividad
viviente. Ya no será la historia de las necesidades "materiales" sino de
11
sus necesidades "espirituales •

¿Cómo puede ser "libre" una vida espiritual? ¿No es siempre y ne-
cesariamente tributaria de las fuerzas productivas? Loqueaparece es que
no.Cuando se planteó el problema de la liberta~ del individuo-proble-
ma que pertenece incontestablemente a la te~eología permanente del
pensamiento de Marx- el marxismo sólo pudo resolverlo repitiendo
sus propias presuposiciones erróneas. Como según el marxismo las
fuerzas productivas determinan la existencia individual, la única ma-
nertl de liberarla era organizar las fuerzas productivas y las estructuras
socfales de modo tal que el condicionamiento que ejercen y continúan
ejerciendo sobre el individuo se lleve a cabo en conformidad con lo
que se quiere que sea esa existencia individual. La determinación cau-
sal de la subjetividad no se detiene, debe ser detenninada a su vez,
la libertad del individuo no será más que esa doble determinación y
una suerte de astucia de la razón, la utilización del detenninismo con
un fin moral . Es que en todos los casos se postula la objetividad de las
fuerzas productivas, y la acción de las mismas permanece asimilada a
un proceso natural. Sin embargo, en la economía mercantil las fuerzas
productivas no determinan al individuo al modo de una relación exter-
na, sino que son las fuerzas de ese individuo y la subjetividad misma.
En el socialismo, la relación de las fuerzas productivas con la subjeti-

34. Op. cit., Costes,VI, 154; ES, 45.

483

l
Marx II. Unafilosofiade
la economía

vid.ad ha devenido una relación extrínseca -y por otra parte condena-


da a desaparecer-., el individuo no está sometido a la acción de unas
fuerzas productivas que se han vuelto acordes a su voluntad, escapa
al imperio de las mismas. Tal como la entendió en definitiva Marx, la
libertad del individuo quiere decir dos cosas: 1º la actividad individual
es extraña a las fuerzas productivas, su subjetividad ya no coincide con
el proceso de las mismas -€1cual ha devenido objetivo- ni es afectado
por ellas. La actividad del individuo se desarrolla de acuerdo con las
prescripciones puras de la vida en él, es -como repite Marx a lo largo
de toda su obra- una "manifestación de su vida"; 2° el pensamiento del
individuo está comandado por su actividad y su vida y, como tal, aho-
ra es independiente de las fuerzas productivas., la idea de "ideología"
que éstas determinan ya no tiene un contenido. Como se ve, en Marx
las fuerzas productivas sólo pueden considerarse a partir del análisis
de su composición técnica y de la diferenciación entre los elementos
objetivos y subjetivos de las mismas. En ausencia de esta diferencia-
ción, el discurso que invoca a Marx se despliega entre la confusión y el
absurdo. Particularmente absurda es la afirmación de la objetividad de
las fuerzas productivas cuando pretende concernir a la historia pasada
o presente. Y cuando, en un futuro lejano, esas fuerzas se vuelvan obje-
tivas, ya no tendrán justamente ninguna inci,iencia sobre la vida de los
hombres y ya no suscitarán ideología al~.
La interpretación del socialismo como devenir y actualización en
la existencia individual de la teleología propia de esa existencia hace a
U1)-lado definitivamente las significaciones aberrantes que tradicional-
mente recubren su concepto, tanto en el marxismo como en el pensa-
miento común. Según estos, el socialismo designaría una mutación en
la "historia de la humanidad", la instauración de un estado nuevo que
precisamente se podría caracterizar como "social". Hay que entender
esto en el sentido de una revolución situada en el ser mismo. Lo que
cambiaría es la realidad: al ya no estar definida por la pluralidad anár-
quica de individualidades separadas y libradas a la competencia, se
constituiría por el contrario como una realidad general, y ello de modo
sustancial . Así como la producción ya no es individual sino social y
consiste en la puesta en movimiento de una inmensa fuerza colectiva,
del mismo modo la vida de los individuos debería elevarse por encima
de su insignificante particularidad y su actividad debería fundirse en
una actividad de la que todos participan y que es justamente la acti-
vidad de todos, la "praxis social". Cuando, estimulada por el capital

484
Conclusión: El socialísnw

mismo, la producción -que se ha vuelto social y despliega sus fuerzas


ilimitadas-- traza por sí misma el horizonte del porvenir, todos tienen
el honor de ya no asignar a su actividad las finalidades irrisorias de la
individualidad sino las de la historia y unirse a ese gran movimiento .
Hombres que ya no viven de ellos rrp.smos ni para ellos mismos sino
que, por modesto que sea su lugar y la parte que tienen en la empresa
o la aventura común, sólo se definen por ella, por la historia y la revo-
lución, los políticos son los precursores de ese estado en el que cada
uno vive una vida ampliada, una vida que ya no es la suya sino la vida
de la realidad universal en la que le es dado participar y que se realiza
a través de él. Por lo tanto todo se vuelve colectivo: la producción que
hace que llegue ese mundo nuevo y también, por consiguiente , la vida
misma, las relaciones, el pensamiento, los objetos . Es el tiempo de los
grupos y los equipos, de la comunidad bajo todas sus formas . En el
pueblo, el individuo está como pez en el agua, y sólo puede tener sus-
tancia en la sustancia social.
Sólo que la metafísica de lo universal es la metafísica de Hegel , que,
como se ha mostrado, se hace añicos en la problemática de Marx. Ya en
el manuscrito del 42, la tentativa de repetir la definición política de la
vida individual como vida universal-con el cpncepto feuerbachiano
de género y en el plano de la sociedad civil- ent:;raen contradicción con
la establecimiento de elementos que van a orientar el desarrollo ulterior
del pensanúento de Marx. El carácter irreductible de la actividad indi-
vidual descartaba de entrada las pretensiones ontológicas de la uni-
versalidad objetiva. Es verdad que en la obra ulterior, y precisamente
cuando se trata del socialismo, ciertas obscuridades pudieron dar lugar
a graves contrasentidos, de los cuales el más importante es, sin dudas,
esa definición del socialismo por lo II social". Es especialmente el caso
de una serie de textos en que se condena la economía mercantil por no
haber podido instituir lo "social" más que en forma de mediación, a
saber, la mediación del valor de cambio. Como recordaremos, se trata
del proceso por el cual los trabajos reales y siempre particulares de los
diferentes individuos se sustituyen por el trabajo general y social que
se supone es su norma común, que los representa a todos igualmente y
se representa a sí mismo en el valor de cambio. "El trabajo representa-
do en el valor de cambio es puesto como trabajo del individuo aislado.
Sólo deviene social cuando toma la forma de su contrario inmediato,

485
iiiiif

Marx II. Unafilosofiade la economía

la forma de la generalidad abstracta" 35. Y también: "sobre la base de


la producción de mercan.das el trabajo deviene trabajo social sólo por
la eliminación universal de los trabajos individuales'' 36• uEn el valor
de cambio el tiempo de trabajo de cada individuo aparece de modo
inmediato como tiempo de trabajo general" 37• Estos análisis no son
marginales. Describen nada menos que la constitución de la economía
mercantil en su posibilidad misma, lo que hemos llamado su génesis
trascendental. Hemos visto que la representación de un mismo trabajo
en todos los trabajos es lo que confiere un valor a sus productos y per-
mite su intercambio. Sin embargo, en tanto que en la econorrúa mercan-
til lo social sólo adviene bajo la forma de un trabajo general y abstracto
opuesto a los trabajos reales de los individuos, es decir, a su existencia
efectiva, aquello que debe constituir el lazo entre todas esas existencias
y su sustancia,, a saber, precisamente lo social, se revela extraño a la
vida inmediata, despliega su reinado más allá de ésta en la irrealidad,
en un universo fantástico por el cual la existencia ya no cesará de verse
afectada.
Sólo cuando la cuestión del socialismo viene a constituir, en la obra
de Marx, ya no el objeto de una temática explícita -casi nunca lo hace-
sino al menos el objeto de observaciones y co1;1.síderadonessignificati-
vas, se presenta inevitablemente al pensamiet/tto la presuposición más
original de la economía mercantil. Lo que aparece entonces es que los
trabajos a partir de los que se opera el proceso de alienación fundante
del trabajo social y del valor de cambio no solamente son, corno se ha
dicho, trabajos reales de individuos, sino también trabajos privados."En
el proceso de intercambio de rnercanóas se enfrentan únicamente los
trabajos de individuos privados ... " 38• Dado que los trabajos que se
tomarán en cuenta en el intercambio y serán realmente intercambia-
dos en el mismo son en primer lugar trabajos privados y se presentan

35. Pl, I, 285. [Henry dice erróneamente "valor de uso "; en realidad es
"valor de cambio": 1) en primer lugar es consistente con lo que él mismo dice
inmediatamente antes, "se representa a sí mismo en el valor de cambio"; 2)
tanto Kustnetzov en la versión castellana, como otra versión en francés que
encontramos (www .marxist.org/francais) dicen "valor de cambio" , "valeur
d'échange"¡ 3) más importante, Marx usa Tauschwert, que es= "v alor de cambio"
(N. del T.)]
36. Ibíd., 340.
37. Ibíd., 283,
38. Ibíd., 297.

486
Conclusión:El socialismo

como tales a la entrada del proceso económico, sólo podrán revestir


una forma social despojándose de su carácter primitivo, alienándose, y
lo socialno aparecerá
comodadoy en el planodela vidainmediatasinocomo
el resultadode eseprocesode alienación , bajounaforma abstractae irreal.
"El punto de partidano es el trabajode los individuosen tantoque trabajo
comúnsino,porel contrario,los trabajosparticulares de individuos-privados,
trabajosquesólorevistenel carácterdetrabajosocialgeneralen el procesode
intercambio, al despojarse de su carácterprimitivo.El trabajosocialgeneral,
por lo tanto,no es un dato... '139•
Tenemos entonces ante nosotros la "solución" del socialismo (de lo
que al parecer es el socialismo de Marx). Consiste en la presuposición
inversa a la de la economía mercantil, en la presuposición según la
cual los trabajos individuales, que ciertamente constituyen la esencia
y la condición de toda producción posible, constituyen también y de
entrada un trabajo social. De este modo, como puede verse, lo que se
requiere es el devenirefectivode la sustanciasocial,que la misma se con-
funda ahora con la vida de los hombres en lugar de perderse más allá
de esa vida en la irrealidad de la abstracción, comosi elvínculoqueunea
losindividuospudierasepararse deellos.Esa es justamente la paradoja de
la economía mercantil. No obstante, la presupostción del socialismo no
es una simple presuposición en el sentido de ~a postulación moral,
es, para hablar como La ideologíaalemana,una 'fpresuposición real", y
Marx no ti.ene dificultades para mostrar que ha sido efectiva en la his-
toria y en cierto modo no deja de serlo en cada uno de sus momentos.
Es, en efecto, lo que se produce en la familia -siempre que no sea la de
aquefios obreros de Manchester-, donde el trabajo de cada individuo
es de entrada un trabajo "social", que por lo tanto no tiene que desdo-
blarse idealmente para adquirir una propiedad que ya ti.ene en el plano
de la realidad, y cuyo producto, en consecuencia, no tiene valor econó-
mico alguno y no se intercambia, sino que se ubica naturalmente en el
conjunto de los valores de uso puestos a disposición del conjunto de los
miembros de esa familia y de cada uno de ellos según sus necesidades.
"Esos diversos objetos se le presentan a la familia como los productos
diversos de su trabajo y no como mercancías que se intercambian. Los
diferentes trabajos de los que derivan esos productos ... poseen inme-
diatamente la forma de funciones sociales" 40 • Lejos de ser imaginaria,

39. Ibíd., 298; subrayado por nosotros.


40. Ibíd. 612.

487
Marx 11.Unafilosofia de la economía

una organización social y no económica de la producción y el consumo


se encuentra realizada en lo que constituye la célula de toda organiza-
ción social más compleja. Así, no sorprende encontrar ese tipo de orga-
nización en ciertas formas históricas de la sociedad, y en primer lugar
en aquellas que permanecen cercanas a la estructura familiar. De este
modo, en la "industria patriarcal rural", el carácter social de los trabajos
era consustancial a los mismos, y no necesitaban intercambiarse II como
expresiones equivalentes del mismo tiempo de trabajo general" 41 • Del
mismo modo, en las prestaciones serviles de trabajo de la Edad Media,
11
lo que constituye el lazo social son los trabajos determinados del in-
dividuo entregados en especie; es la particularidad y no la generalidad
del trabajo" 42• Finalmente, en la comuna primitiva "el carácter social
del trabajo, manifiestamente, no proviene de que el trabajo del indivi-
duo tome la forma abstracta de la generalidad, o de que su producto
revista el carácter de un equivalente general. Simplemente la comunidad
que es premisade la producciónimpideque el trabajode los individuossea
trabajoprivadoy su productoun productoprivado"43

La solución que propone el socialismo toma ahora la forma de la


comunidad. Ésta se caracteriza en primer lugar por la transparencia de
lasrelaciones sociales. Por ello hay que entender: relaciones intersubje-
tivas tales que su sustancia ·está hecha precis$nente de la vida de los
individuos que mantienen esas relaciones; talks que, vividas inmedia-
tamente por esos individuos, también por esa razón son conocidas
por ellos y, como decimos, son transparentes a sus ojos. Cuando todos
con,9llTen a cierta acción cuyo producto comparten, consumiéndolo en
conjunto, ninguna obscuridad vela ese proceso, que no se separa de
ellos y cuya realidad es su vida misma, tal como la experimentan y la
viven. Cuando ese proceso deviene más complejo, e incluso si se viera
afectado de desigualdad o de injusticias evidentes, éstas precisamente

41. Ibíd., 284.


42. Ibíd., 284-285.
43. Ibid., 285; subrayado por nosotros. Dado que el carácter social del trabajo, en
el sentido de un carácter real, se comprende como originario, Marx concibe el
trabajo privado y la propiedad privada, por el contrario, como el efecto lústórico
y el resultado de la disolución del modo primitivo de producción : "Un estudio
más profundo de las formas de propiedad comunal en Asia, y sobre todo en la
India, mostraría que del mismo resultaron diversas formas de disolución" (ibfd.,
284, nota); del mismo modo en los Grundrisse (II, 438): "El sistema de producción
fundado en los intercambios privados es ante todo la disolución histórica de ese
comunismo natural " .

488
1
1
1

!
Conclusión:El socialismo

quedarían a la luz, u evidentes", y ello de manera necesaria. En efecto,


mientras que las relaciones individuales están constituidas y definidas
por la vida de los individuos que entran en relació~ entonces, inevi-
tablemente, son para cada uno de ellos lo que es esa vida misma, lo
que cada uno hace y de lo cual tiene una experiencia, y acerca de lo
cual nadie puede engañarlo. Así sucede con las relaciones de "depen-
dencia personal" que encontramos en la Edad Media. Relaciones de
desigualdad, ciertamente, porque se instituyen entre "siervos y amos,
vasallos y señores, laicos y clérigos". Relaciones que, dado que son las
de la producción y el trabajo, son también las "relaciones sociales" que
atraviesan y estructuran toda la sociedad. "Esa dependencia perso-
nal caracteriza tanto las relaciones sociales de la producción material
como todas las otras esferas de la vida a las que sirve de fundamen-
to". Relaciones transparentes en su desigualdad misma, no obstante,
y ello porque, constituidas por la vida misma de los individuos, son
claras a sus ojos. "Precisamente porque la sociedad se basa en la de-
pendencia personaL todaslas relaciones socialesaparecencomorelaciones
entrepersonas.En consecuencia, los diversos trabajos y sus productos
no necesitan adquirir una forma fantástica distinta de su realidad. Se
presentan como servicios, prestaciones y entregas en especie. La forma
natural del trabajo, su particularidad -no su generalidad, su carácter
abstracto, como en la producción mercantil - {18también su forma so-
cial. La prestación personal servil se mide por :el tiempo de trabajo, al
igual que el trabajo que produce mercancías, pero cadatrabajador atado
a la prestaciónde trabajoservilsabemuy bien,sin necesidadde recurríra un
Adam Smith,quegastaunacantidaddeterminada de sufuerzade trabajoper-
sonalen beneficiodesu señor.El diezmo que debe entregar al cura es más
diáfano que su bendición. Corno sea que se juzgue a las máscaras que
llevan los hombres en esa sociedad, las relaciones
socialesde laspersonas
en sus respectivostrabajosse afirmannetamentecomosus prapiasrelaciones
personalesen lugar de disfrazarse de relaciones sociales entre las cosas,
entre los productos del trabajo" 44•

44. PZ,I, 611-612. ¿Es necesario observar que este texto provee por sí solo una
luminosa confirmación de la interpre tación de la teoría de las clases que hemos
propuesto en estas investigaciones, interpretación que vale también para las
relaciones sociales en la economía mercantil, ya que, lejos de cambiar algo al
hecho de que las relaciones de producción están constituidas por la pr axis misma
de los individuos que trabajan , esa economía, o el capitalismo, se basa por el
contrario en ese hecho y se limita a" disfrazarlo"?

489
Marx II. Unafilosoftade la economía

En este texto del Capital,que retoma y desarrolla los análisis de


la Críticade la economíapolítica,es notable ver que la comunidad es
pensada por oposición a la sociedad mercantil. En esta oposición
ambos términos se esclarecen. Y lo que se le reprocha a la sociedad
mercantil es el hecho de que falsifica las relaciones sociales, hace que
ya no sean las relaciones vivientes de los individuos, de ellos y para
ellos, relaciones constituidas por su vida. Y ello, como sabemos, por-
que, como esas relaciones son en primer lugar las que contraen en la
producción de su existencia, entonces, desde el momento en que los
trabajos realizados en vistas de esa producción son trabajos privados y
sus productos devienen mercancías 45, el vínculo que se establece entre
los individuos ya no es más que el vínculo entre sus productos. "Como
los productores sólo entran socialmente en contacto por el intercambio
de sus productos, los caracteres sociales de sus trabajos privados sólo
se afirman dentro de los lirrútes de ese intercambio" 46• Por lo tanto, las
relaciones entre esos productores son "no relaciones inmediatas entre
las personas en sus trabajos mismos sino más bien relaciones sociales
entre las cosas" 47, a saber, las relaciones de valor entre las mercancías.
La relaciónsocialsigueexistiendo,perosu estatutoontológico ha cambiado:
ya no es una relacióninmanenteinteriora la existenciay definidapor ella,
comorelaciónsubjetivaentresubjetividades,es un,ii relaciánidealentrerea-
lidadestambiénideales,abstractas,
extrañasal in~zviduo,una relaciónentre
valoresque se realizansegúnsu forma pura.La comunidad ya no reside
en la vida sino en el dinero. "El dinero es directamente la comunidad
real de todos los individuos ... pero ... en el dinero la comunidad no es
máS"'que pura abstracción, una cosa absolutamente fortuita y exterior
al individuo" 48• No obstante su limitación, las formas sociales arcaicas
despiertan la nostalgia de Marx, sólo en la medida en que oponen a las
fonnas ideales de la econonúa mercantil la realidad del lazo individual.
"La antigua comunidad contiene y supone una relación totalmente
diferente del individuo consigo mismo" 49• La misma oposición se ma -
nifiesta en El Capital,donde, siempre contra los pueblos mercantiles, se
hace el mismo elogio de los modos de producción del '~sia antigua"

45. "Los objetos de utilidad sólo se transforman en mercancías porque son


productos de trabajos privados " (ibíd., 606-607).
46. Ibid., 606-607.
47. Ibíd.
48. Grundrisse, I, 164.
49. lbid.

490
Conclusión:El socialismo

y de la antigüedad en general: "esos viejos organismos sociales son, en


su relación de producción, infinitamente más simples y transparentes
que la sociedad burguesa'' 5º.
Así, en el examen de las formas históricas pasadas del socialismo
encontramos uno de los grandes temas de Marx. La reivindicación
de la transparencia -cuyo contexto, en los análisis que acabamos de
exponer, muestra que no es otra cosa que el medio fenomenológico
inmanente de la vida individual- es idénticamente el rechazo de toda
trascendencia, la prohibición que a la relación social de constituirse más
allá de esa vida, en el universo fantasmagórico de las determinaciones
económicas y de las cosas. Como ya lo hacía La ideología alemana,de
lo que se trata es de rechazar por doquier la "transformación ... de las
potencias ... personales en potencias objetivas", de hacer que la comu-
nidad en que los hombres se unían hasta ahora deje de II autonomizarse
constantemente frente a ellos" 51• Este rechazo de toda trascendencia,
en su correlación con la afirmación de la positividad de la vida, es lo
que explica, en el texto del Capitalque acabamos de comentar, la con-
servación del paralelismo entre la crítica de la econonúa mercantil y
la crítica de la religión. "El mundo religioso no es más que el reflejo
del mundo real. Una sociedad en la que el prrn;lucto del trabajo toma
generalmente la forma de mercancías y en la ~, por consiguiente, la
relación más general entre los productores consiste en la comparación
del valor de sus productos y, bajo ese aspecto de cosas, en la compara-
ción de los trabajos privados de unos y otros a título de trabajo humano
igual, una sociedad de este tipo encuentra su complemento más con-
veniénte en el cristianismo, con el culto del hombre abstracto, y sobre
todo en sus tipos burgueses, protestantismo, deísmo, etc." 52 • La defini-
ción del cristianismo por el concepto y el culto del hombre abstracto,
por sorprendente que sea -se trata de un último eco de las antiguallas
"jóvenes hegelianas" en Marx-, autoriza por sí sola, por el rechazo de

50. Pl, I, 614. La continuación del texto -''Pero tienen por base la inmadurez
del hombre individual, al que la hlstoria, por así decir, no ha cortado aún el
cordón umbilical que lo une a la comunidad natural de una tribu primitiva ... "-
es del mayor interés: confirma la crítica del concepto hegeliano de hombre
político como definido por la colectividad y realizado sólo .en ella, y muestra
indiscutiblemente que el pensamiento de Marx, en el momento mismo en que
encuentra el socialismo histórico, sigue comandado por la presuposición radical
de una filosofía del desarrollo individual.
51. Costes,VI, 225; ES, 93-94.
52. Pl, I, 613.

491
Marx II. Unafilosofiade la economía

la exterioridad que implica, el rechazo correlativo del mundo mercantil


al mismo tiempo que el develamiento del lazo en que se constituyen,
en la subjetividad de la vida individual, toda realidad y la comunidad
viviente de los hombres.
¿Cómo es posible una comunidad que devuelva las relaciones so-
ciales a la vida y el individuo a sí mismo? Lo hemos dicho: a condición
de que el trabajo individual sea de entrada un trabajo social. En los
Grundrísse,un plan que anuncia un trabajo acerca de la historia dice:
"Disolución del modo de producción y la forma de sociedad funda-
das sobre el valor de cambio. El trabajo individual puesto realmente
en una forma social y viceversa". Los Grundrisseaportan precisiones
importantes acerca de la presuposición del trabajo individual como
trabajo social en tanto que definitoria de la presuposición misma del
socialismo. Allí se muestra que únicamente un trabajoen sí generalpue-
de evitar la mediación del intercambio y del valor de cambio: "sobre
la base de los valores de cambio, el intercambio pone el trabajo como
general . Sobre la base comunitaria, el trabajo sería general antes del
intercambio; dicho de otro modo, el intercambio de los productos no
sería en modo alguno el intermediario a través del cual el individuo
participa en la producción urúversal" 53• Pero el trabajo ¿no es subjetivo
y, como tal, particular y no general? Hablando ~el trabajo como "forma
subjetiva de la actividad", Marx agrega: "por Idtanto, de ningún modo
es trabajo general e igual a sí mismo" 54• Sólo una mediación puede
conducir de la actividad subjetiva individual al trabajo general. En el
so~lismo esa mediación es inmediata: consiste en el hecho de que la
actividad, singular en ·sí misma y vivida como tal, no por ello deja de
ser puesta y aprehendida en su efectuación misma como una parte de
la actividad colectiva en la que, por lo demás, siempre se inserta . Así,
µn trabajo individual es sin embargo "general" no bajo la forma de un
doble ideal sino en su realidad, en tanto que ésta, una vez más, no es
comprendida como "privada" y remitida explicita y jurídicamente a
un individuo determinado, sino como participación personal y activa
en la actividad de todos y como lo que la ca-constituye. "Naturalmente
debe tener lugar una mediación. En el primer caso se parte de la pro-
ducción autónoma de individuos particulares, la cual es determinada
y modificada postfestum por relaciones complejas: la mediación se

53. Grundrisse,I, 109.


54. Ibid., 108.

492
Conclusi6n:El socialismo

efectúa por el intercambio de mercanáas, el valor y el dinero, diversas


expresiones de una sola y la misma relación. En el segundo caso, la
presuposición misma sirve de mediación; dicho de otro modo, la pre-
suposición es una producción colectiva, y la comunidad el fundamento
de la producción. Aquí el trabajo del individuo está puesto de entrada
como trabajo social" 55• Al igual que ese trabajo, también su producto
es social y ya no privado. Más aún, dado que el conjunto de los pro-
ductos es el correlato de una producción colectiva, no es un producto
determinado que podrá ser referido a un trabajo individual y atribuido
a él eventualmente, sino que es una parte del producto colectivo de esa
producción social. La continuación inmediata del texto dice: "Por lo
tanto, cualquiera sea la forma material y particular del producto que
él [el individuo] crea o contribuye a crear, lo que compra con su traba-
jo no es tal o cual producto sino una participación determinada en la
producción colectiva 1156• En el mismo pasaje también leemos: "Desde
un principio el carácter comunitario de la producción transformaría el
producto en general y colectivo. En consecuenci~ el intercambio que
se efectúa al comienzo de la producción ya no sería un intercambio de
valores sino de actividades determinadas por las necesidades y finali-
dades colectivas: implicaría de entrada la participación del individuo
en el mundo colectivo de los productos". ¡
Aqtú está la cruz del socialismo comunitario, de lo que Marx llama
el comunismo. Si bien puede comprenderse que un trabajo en sí indivi-
dual se inscriba sin embargo en una producción colectiva, y ello como
parte real de la misma, ''la participación del individuo en el mundo
coléctivo de los productos" no es otra cosa que su consumo, el cual
permanece individual por esencia. Aquí, la participación del individuo
ya no significa que una realidad en sí singular esté fundida en una to-
talidad que la sobrepasa, sino por el contrario que ésta -una totalidad
de bienes- se ve dividida en determinada cantidad de partes que de-
ben atribuirse a individuos diferentes. Lo que no puede eludirse es el
principio de esa distribución. Ésta ya no se basa en el hecho de que los
productos son mercandas y se las obtiene a cambio de cierta cantidad
de dinero. Desde un principio, nos dice Marx, lo que se intercambia
en el socialismo son las actividades individuales de los trabajadores,
en el acto mismo por el cual son puestas como constitutivas de una

55. Ibíd.,109 .
56. Ibíd., 109-110.

493
..
Marx II. Unafilosofiade /Jleconomía

sola y la misma producción social cuyasdiversas ramas y, en el lúnite ,


los múltiples trabajos que éstas implican, son complementarios y están
destinados a formar una riqueza global adecuada al conjunto de las ne-
cesidades humanas. En la economíamercantil,sin embargo,el intercambio
de-productos a títulodemercancías,esdecir,segúnsu valor,noesotracosaque
el intercambio delostrabajosindividualesqueesevalorrepresenta.Más aún
-y del mismo modo que en la "economía socialista" - ese intercambio
de trabajos individuales es lo que se lleva a cabo en primer lugar. El
producto tiene un valor (a saber, la representación de la parte de trabajo
socialque contiene) únicamente porque, a la entrada del proceso, la ac-
tividad particular de cada individuo en el trabajo se considera desde el
inicio como h'abajo social. Por lo tanto es completamente falso oponer,
como hace Marx, la econorrúa mercantil -en la cual el intercambio sólo
consistiría, postfestum, en un intercambio de valores- a la economía so-
cialista, en la cual el intercambio concerniría directamente a las activi-
dades particulares de individuos que obran con finalidades colectivas.
El propio análisis de Marx nos ha enseñado que el intercambio de mer-
cancías no era nada original, sino un fenómeno segundo que reenvía,
en su posibilidad fundacional, a ese acto de poner el trabajo individual
de entrada como h'abajo social, es decir, a la su~titución del h'abajo real
por trabajo abstracto. En esta sustitución, qu~ es la sustitución de la
subjetividad por una idealidad, reside la alietjación constitutiva de la
economía mercantil.
¿Esa alienación está ausente de la econonúa socialista? En modo al-
gun9. Cuando se trata de fijar la parte de la riqueza social y "colectiva"
que le toca a cada trabajador, lo que se toma en cuenta es su propio tra-
bajo, su trabajo individual. Contar el trabajo individual, cuando la pra-
xis subjetiva se sustrae a toda medición, es sustituirlo por un sistema de
equivalentes objetivos e ideales, es contar el tiempode trabajo. Debemos
clarificar qué es lo que significa la posición inmediata del trabajo indi-
vidual como h'abajo social. O bien se quiere decir con ello que la praxis
real se inscribe en una producción colectiva, pero entonces hay que
reconocer que es siempre así, tanto en la econonúa mercantil como en
la socialista. O bien se designa la norma cuantitativa y cualitativa bajo
la que se subsume la praxis para poder definirla y retribuirla , la sustitu-
ción del trabajo individual por un trabajo social general, y entonces hay
que reconocer que esa sustitución existe tanto en la economía socialista
como en la econonúa mercantil Marx quiso hacemos concebir qué po-
dría ser el reparto de una riqueza social. "Representémonos finalmente

494
Conclusión:El socialismo

una unión de hombres libres que trabajan con medios de producción


colectivos y que, según un plan concertado, emplean sus numero-
sas fuerzas individuales comouna sola y la misma fuerza de trabajo
social ... el producto total de los trabajadores unidos es un producto
social.Una parte sirve nuevamente como medio de producción y sigue
siendo social; pero la otra parte es consumida, y por consiguiente debe
repartirse entre todos ... Sólo para hacer un paralelo con la producción
mercantil, supongamos que la parte que se acuerda a cada trabajador
sea función de su tiempode trabajo: el tiempo de trabajo cumpliría así un
papel doble. Por un lado, su distribución en la sociedad regula la rela-
ción exacta de las diversas funciones con las diversas necesidades, por
otro, mide la participación individual de cada productor en el trabajo
común y, al mismo tiempo, la porción que le corresponde de la parte
del producto común reservado al consumo,, 57•
En la econorrúa mercantil el obrero recibe a cambio de cierto tiem-
po de trabajocierta cantidad de dinero, en la econonúa socialista recibe
"bonos de trabajo" (dinero o bonos con los cuales podrá adquirir cierta
cantidad de productos). Entonces la pregunta es ésta: ¿losbonosde traba-
jo sonotracosaquedinero?En un texto del libro Il del Capitalque pone en
evidencia el elemento permanente de toda producción, cualquiera sea
la forma social -y, en este caso, la periodicidad :hlás larga o más breve
de una producción detenninada, en tanto que idepende de la natura-
leza material de sus constituyentes-, Marx constata que "tanto en la
producción socializada como en la producción capitalista, los obreros
de lo~ sectores con periodos de trabajo relativamente cortos extraerán
prodúctos sin proveer otros productos a cambio sólo por tiempos re-
lativamente cortos; por el contrario, en las ramas con largos periodos
de trabajo, extraerán productos continuamente por un tiempo bastante
largo antes de restituir algo" 58 • Es plantear el problema de esas "ex-
tracciones", el problema de la participación de los trabajadores en la ri-
queza social. "Los productores - prosigue el texto- podrán, si se quiere,
recibir bonos a cambio de los cuales retirarán de los depósitos sociales
de consumo una cantidad correspondiente a su tiempo de trabajo. Esos
bonos no son dinero. No circulan". Los bonos que se dan a cambio
de productos circulan. Cuando Marx dice que esos bonos no circulan,

57. PI, I, 613; "como" subrayado por nosotros ; flsocial", "tiempo de trabajo"
subrayado por Marx.
58. El Capital, II, u, 13.

495

L
---
Marx II. Unafilosofíade f.a economía

lo que tiene en vista no es la circulación strictosensu,el intercambio


de equivalentes, sino la circulación capitalista en la que el dinero se
cambia por instrumentos de trabajo y por el trabajo mismo, se incre-
menta con plusvalor, deviene capital. "En la producción socializada el
capital dinero desaparece", dice una frase que precede inmediatamen-
te al último texto citado. Recordemos que la crítica que hace Marx a
la economía mercantil es doble, en primer lugar es una crítica contra
el capitalismo, la puesta al desnudo del origen del plusvalor en el so-
bretrabajo. Pero la alienación que ahora se pone en cuestión ya no es la
alienación capitalista, es la alienación propia de la economía mercantil
como tal, y pese a ciertas tesis marxistas 59 esa alienación subsiste en el
régimen socialista, es decir, de hecho, en el comunismo. Desde el mo-
mento en que la praxis es considerada socialmente, desde el momento
en que se la figura, ya sea en un bono de trabajo o en dinero, queda
excluido aquello que la constituye sustancialmente como propia de un
individuo cada vez determinado y como idéntica a la existencia de ese
individuo, se hace efectiva la sustitución de la vida por un equivalente
ideal. El capitalismo recubre esa alienación fundamental con otra, el
comunismo la exhibe en su pureza. Ese era justamente el conterúdo de
la Críticadelprogramade Gotha.La problemática decisiva del derecho
igual ha mostrado la imposibilidad por principio de producir una for-
mulación económica adecuada de la vida. !
Por lo tanto, de nada sirve afirmar que la producción es social de
entrada, si es inevitable considerar al individuo en el plano del consu-
mo así como -por otra parte- en el plano de la producción, si la parte
de riqueza social que ·cada uno recibe resulta y debe resultar de su
trabajo. Lejos de poder definirse por el carácter social del proceso de
producción y el devenir social de ese proceso en la industria moderna,
por la socialización de los medios de producción y el carácter social o
colectivo de su gestión, el socialismo sólo mantiene una relación extrín-

59. Por lo tanto es imposible suscribir a la proposición de Mandel según la cual


Marx "se negó categóricamente a identificar la necesidad de rma contabilidad
en tiempo de trabajo (que se aplica a toda sociedad humana, salvo tal vez a la
sociedad comunista más avanzada) y la expresión indirecta de esa contabilidad
en.J'orma de valor de cambio. Y afirmó explícitamente que .cuando se remplace
la propiedad privada de los medios de producción por la propiedad de los
productores asociados, la producción mercantil cesará para dar paso a una
contabilidad directa en horas de trabajo". De modo que "se puede afirmar que
para Marx todo trabajo social vivo tomaría necesariamente la forma de trabajo
abstracto que crea valor" (Laformación del pensamientoeconómicode Karl Marx, op.
cit., 48-49).

496
Conclusión:El socialismo

seca con esas determinaciones con las que demasiado frecuentemente


se lo identifica. Y ello en un triple sentido: porque a ojos de Marx esas
determinaciones no constituían más que el presupuesto histórico del
socialismo; porque, lejos de fundarse en su principio interno y lejos
de poder resultar de éLle son ajenas; porque, por esas dos razones, el
mundo que despliegan no es un mundo socialista.
Por lo tanto, en vez de seguir confundiéndolos subrepticiamente,
hay que oponer socialismo y comunismo, como hizo Marx en la Critica
del programade Gotha.En tanto que se apoya en la socialización del
proceso de producción y extrae las consecuencias de ello (socialización
de los medios de producción, de la gestión, etc.), el comunismo., como
hemos visto, no puede eludir los problemas del individuo, el problema
del consumo y del u trabajo". Si bien intenta eliminar la alienación cons-
titutiva del capitalismo, la explotación del hombre en el sobretrabaja6°,
sin embargo, como acabamos de recordar, no elimina la alienación fun-
damental de la economía mercantil, el devenir otro de la praxis real en
el "trabajo social". Ahora bien, el socialismo tiene en vista precisamen-
te esa alienación última, la misma que Marx quiso eliminar. No podía
hacerlosustituyendola actividaddel individuopor la universalidadde una
esenciasocial,si la alienaciónconsisteprecisamente?11,esasustitución,si por
el contraríoes necesariodevolveresaactividada sí rfzismay liberarla.Ese es
el contenido inequívoco de la Críticadelprogramade Gotha.La sociedad
de sobreabundancia no se define por la cantidad de los bienes sociales
que pone a disposición de todos sino, de manera tan decisiva corno
explicita, por el hecho de que en esa sociedad la praxis del individuo ya
sólo foobedece a él y a las potencialidades específicas de la vida en él.
Esta situación resulta de la evolución de las fuerzas productivas.
No de su simple desarrollo lineal y su crecimiento, como si al ser cada
11
vez más potentes" ofrecieran al consumo social una riqueza cada
vez mayor. La modificación estructuralde su constituciónontológicaes lo
únicoque haceposibley explicalo queMarx entiendepor una sociedadde
sobreabundancia. Solamente cuando el elemento objetivo formado por
el dispositivo instrumental y tecnológico se incrementa en el seno de

60. Hay que recordar también que en el régimen comwtlsta el sobretrabajo no


desaparece totalmente : "Suprimido éste [el régimen capitalista], el sobretrabajo
desaparece y la jornada de trabajo entera podría reducirse a trabajo necesario. Sin
embargo, no hay que olvidar que una parte del sobretrabajo actuat aquél que se
consagra a la formación de un fondo de reserva y acumulación , contaría entonces
como trabajo necesario ... " (Pl, I, 1023).

497
--
Marx II. Unafilosofiade la economía

esas fuerzas al punto de confundirse con ellas y definirlas, la praxis


viviente es ahora extraña a ellas, es finalmente "libre", es strictosensu
una actividad del individuo.En efecto, se realiza entonces -se realiza-
rá-la situación histórica absolutamente novedosa en la cual la vida de
los hombres ya no se confundirá, como lo hizo durante milenios, con
su vida "material", es decir, con la producción de los bienes que sus
necesidades reclaman. Nacerá entonces su nueva necesidad, la necesi-
dad de su propia actividad misma como tal y como actividad viviente,
como actividaddesu vida.
Cuando el concepto de socialismo sale de las brumas en que se
pierde en la ideología y la logomaquia marxistas, la socialización de
los medios de producción y sus resultados más habituales -la penuria
en el plano material, la burocracia y la vigilancia- decididamente ya no
pueden constituir su contenido. Lo que hoy se les opone, la autoges-
tión obrera, no .es menos exterior al proyecto fundamental de Marx: la
primera apunta a hacer composibles la actividad individual y la pro-
ducción, el segundo presupone su divergencia progresiva y finahnente
su separación absoluta. Ésta, sin duda, define sólo un lúnite ideal y,
mientras que la producción implique conservar en ella al menos par-
cialmente el trabajo vivo, la cuestión de guardar una forma "humana"
para ese trabajo se planteará inevitablemente. ]'or otra parte, esta preo -
cupación es constante en Marx. No solamenté comanda toda la crítica
de la condición obrera en el capitalismo sino que también se manifiesta
de manera decisiva en muchos de los aspectos de la doctrina y, por
ejemplo, en la teoría de la educación. En efecto, a la educación se le
puéde prescribir "unfr, para todos los niños de más de cierta edad, el
trabajo productivo con la instrucción y la gimnasia, no sólo como mé-
todo para incrementar la producción social sino también como único
método para producir hombres completos" 61 sólo si la inmanencia
de la actividad individual a la producción, el "trabajo", permanece
dentro de la problemática. Sin embargo, la influencia preponderante
que las ideas de Owen tuvieron sobre estos desarrollos nos prohibe
ver en ellos el puro producto del pensamiento de Marx. El mismo, más
bien, sólo se expresa plenamente a través de la singular inversión que
surge en el texto citado. Porque el individuo, incluso adolescente, debe
participar en la producción ya no para la producción, sino solamente

61. Pl, I, 985; acerca de la educación en su conexión con la problemática de la


división del trabajo y de la subjetividad individual , cf. t. I, cap. m, 4°, p. 253 y
siguientes.

498
Conclusión:El socialismo

para actualizar las potencialidades prácticas de su propia subjetividad,


ya sea que esa actualización se inserte en una producción social o no.
El socialismo, en todo caso, se basa en cuestiones de principio. Si la
exclusión del trabajo vivo fuera de la producción social pertenece a su
concepto, la temática que concierne a la producción social y sus pres-
cripciones -socialización, autogestión, etc.- tiene un papel secundario,
una significación extrínseca. Sólo se puede llamar socialista: 1º a una
sociedad de sobreabundancia; 2º en la que la praxis viviente ya no se
ocupa de la producción. Por otra parte, la conexión que une ambas
significaciones fundamentales del concepto de socialismo es evidente
si, a fin de cuentas, la "sobreabundancia" no designa otra cosa que la
"libertad" de la praxis.
En el concepto de socialismo está inscrita una segunda conexión
no menos esencial, la que une el socialismo al capitalismo y hace que
derive de él. El proyecto o la pretensión de "pasar directamente de la
Edad Media al siglo xxi" o también de "ir al socialismo sin pasar por
el capitalismo" no puede tener lugar en la problemática de Marx ni
invocar a Marx, si la exclusión recíproca de la subjetividad y la produc-
ción en que el socialismo encuentra su concepto es lo característico del
capitalismo y su contradicción. La conexión esencial entre sobreabun-
dancia y libertad que define al socialismo es jus~mente la forma histó-
rica desarrollada de la contradicción , inherente ' al capitalismo, entre la
producción y la subjetividad.
Dado que el análisis económico hunde sus raíces en la estructura úl-
tima.del ser y se ve determinado por ella, toma de ese origen el princi-
pio y el secreto de su resplandor y del poder extraño en virtud del cual
todavía hoy nos alcanza. También por esa razón, no podría tener lugar
en un compendio de doctrinas económicas. El pensamiento de Marx
domina la historia por principio. Ya sea que la subjetividad conforme
la esencia de la producción o que, en un universo socialista por venir,
se retire de la misma y se devuelva a sí rrúsma, constituye en todo caso
el suelo y el tema único del desarrollo conceptual. El pensamiento de
Marx nos coloca ante la pregunta abisal : ¿qué es la vida?

499
---
r-- ·

EPÍLOGO DEL TRADUCTOR


Sobrela traduccióny sobreel Marx de Henry

NicolásGómez

Al abordar la cuestión y la práctica de la traducción, solemos pasar


por el lugar común de la fidelidad. Esto nos sucede a los traductores,
sí (por mucho que, puertas adentro, pongamos en suspenso las nocio-
nes a las que esa idea ha estado asociada y hasta la misma pertinencia
de esa idea). Pero también le sucede al lector (al menos cuando in-
cluye en su lectura, aunque más no sea embrionariamente , el punto
de vista de la traducción). De este modo, al introducir al traductor
y la operación de traducción en el espacio de la obra, despliega ese
espacio, lo amplía, lo abre sobre una nueva dimensión.
En ese lector, la idea de fidelidad - aventurof- se presenta de mane-
ra bastante natural. En muchos casos puede aparecer como una pre-
. gunta por la fidelidad al autor. ¿Esta obra es fiel a lo que dicefulano?
O como fidelidad al texto: ¿estoy leyendo lo que el texto es? Desde esa
visión, ello definiría la calidad de la obra que tiene entre manos, es
deci.l",si lo que está leyendo es una buena traducción (o no). El traduc-
tor debería considerar de antemano la emergencia de esa inquietud
(aun cuando pueda vivirla de modo diferente e incluso antagónico) .
En todo caso, la perspectiva de un lector virtualmente abierto a la di-
mensión de la traducción es lo que da pie a este artículo y lo justifica.
En cuanto a los traductore s, la fidelidad constituye efectivamen-
te un hito por el que pasamos en el recorrido de nuestro trabajo. O
digamos mejor: una compañía que recorre el camino con nosotros,
a veces bienvenida , a veces combatida, a veces simp lemente oculta ,
a veces, finalmente, destinada a mutar en otra cosa. Esa pre sencia se
da incluso cuando el paradigma en que se mueve el traductor busca
descentrar o complejizar las nociones tradicionale s de fidelidad en
traducción o, directamente, descarta la noción como concepto ade-
cuado para el campo.

501
--
Epílogodel traductor

Algo así como con la Ideaen el campo de la filosofía, la fidelidad


es una noción a la que al parecer nos vemos confrontados: acaso sin
nombrarla, como de soslayo, oblicuamente, y aun si es para discutir-
la. Pareciera que esta noción metafísica, diríase moral, aún hoy con-
serva características que podríamos atribuir a la cosa física (permítase
la paradoja); una densidad , una viscosidad, una inercia de la que es
difícil desprenderse, una gravedadde la que es difícil escapar (pues en
el fondo remite a la pregunta ¿qué es traducir?). Por supuesto, no es
intención de este breve artículo dirimir la cuestión, ni siquiera enca-
rarla de manera profunda. Sólo busco proponer al lector, desde una
mirada tamizada por la práctica de traducción, algunas coordenadas
que aporten, modestamente, a situar tres cosas: la obra de Henry (el
texto original); el trabajo de traducción que se hizo de la misma (di-
mensión y práctica traductorias); y la traducción que el lector tiene
ahora entre manos (texto traducido o en traducción).
Como sea, introduzco aquí , en este punto de partida , una pequeña
distinción: contra lo que se sugirió más arriba, el asunto de la fideli-
dad no es una cuestión moral. Indicaría, antes bien, un dominio ético.
Es decir, refiere a una práctica -la del traductor, pero también, de otro
modo, la del escritor y la del lector- que ti.ene ,sus caracteres y efectos
específicos y se inserta a su vez en un campq más amplio de prácti-
cas. Es en este campo donde puede adquirir algún sentido concreto la
cuestión de la fidelidad.
En efecto, en el trabajo de traducción del Marx de Henry , esa cues-
tión -constituyó para mí, sin dudas, uno de los vectores de encuentro y
diálogo conel autor. ¿Y por qué? Antes que nada , no por una cuestión
de principio abstracto , de moral. Sino porque de hecho, en Henry la
fidelidada KarlMarx es el leitmotiv de la obra. Por supuesto , aquí ya no
se trata de la fidelidad en traducción(en todo caso se interpelan otras
prácticas, como la interpretación, el comentario , la crítica, etc., que
intersectan a la traducción pero no la agotan como práctica específi -
ca). Sin embargo hay un núcleo común, más aún si consideramos el
lugar destacado de la obra, de la letra, como lugar de pasaje obligado
a la hora de establecer esa fidelidad. ¿Qué lugar ocupa la cuestión en
Henry? Básicamente la siguiente: el autor declara expresamente esa
vocación de fidelidad. Para él, su texto sobre Marx vendría a deshacer
una serie de contrasentidos y silencios que se han sobreañadido a la
obra de Marx (o en un sentido aparentemente inverso pe ro comple-
mentario, la mutilan) . Y lo haría del modo más simple : reponiendo

502
Sobrela traduccióny sobreel Marx de Henry

lo que ya estaba dicho en la obra de Marx, dándole a él la palabra,


siguiendo esa palabra en el curso de su desarrollo y en sus pliegues y
· despliegues temáticos.
Podría objetarse: ¿hay que creer en lo que un autor dice de su
obra? ¿Hay que confiar ingenuamente en la fidelidad a Marx que
declara Henry? La primera respuesta es que no, no a priori. La se-
gunda, complementaria, ·es que es tareadel lectorotorgarle o no ese
carácter. Como traductor, por mi parte, no estoy llamado a juzgar al
respecto (al menos no en tanto que traductor). Sí puedo poner de re-
lieve la siguiente constatación: la profesión de fidelidad de Henry no
es meramenteuna declaración de principios o de fines. Es el elemento, el
principio,que determina de antemano la composición de la obra,su hil-
vanado, la escritura misma. En efecto, el lector constató (o constatará,
si acaso da con este postfacio antes de encarar el texto en traducción)
la presencia de una extraordinaria cantidad de citas. Esta abundancia
no es otra cosa que esa obsesión por la fidelidad. Y en Henry es una
necesidad que determina su práctica de escritura. La cita profusa es
la manera que encuentra Henry para mostrar la letraviva de Marx. Y
así, a lo largo de los dos tomos (o trece capítulos) vemos esa letra de-
sarrollándose en su búsqueda vital. De la mél11-o de Henry, seguimos
las intuiciones, los avances y retrocesos de Ma/rx, la continuación o el
relevo de los desarrollos temáticos, casi de rriodo cronológico, en lo
que, Henryentiende,es la búsqueda fundamental de aquél.
Ahora bien, si esto es así, esa profusión polifónica, esa heteroge-
neidad enunciativa mostrada de manera pletórica, además de una
búsqueda de fidelidad a Marx (consumada o no, posible o no, de-
seable o no ... no es ese el tema aquí y ahora) es también -y en cierto
sentido antes- una fidelidad de Henry para consigo mismo y su filo-
sofía. De acuerdo con ésta, Henry necesita mostrar una subjetividad
en el camino de su propio vivir (esees para él el núcleo de la filosofía).
La palabra de Marx -la cita- ocupa ese lugar. Es la presencia o el
indicador de la necesidad viviente, de la praxis vital, de la mónada.
La carne hecha verbo.
Por supuesto, el lector puede oponer diversos señalamientos. Por
ejemplo, que Henry no escribe en el vacío sino en un campo de inter-
discurso dado (y más ampliamente, en un campo político dado, en un
campo de prácticas dado, etc.). Son campos que, en el momento en
que Henry escribe (y hoy también, necesariamente) están marcados,

503
---

Epílogodel traductor

atravesados, acaso constituidos, por fuertes polémicas, disputas, con-


frontaciones. Enfrentamientos que trascienden por mucho la mera
oposición teórica. De modo que la declarada fidelidad de Henry a
Marx estaría marcada, sobredeterminada, por ese campo de inter-
discurso. Así, la profusión de la letra de Marx en la obra de Henry
tendría el valor -entre otras cosas- de una estrategia legitimadora en
el campo. Señalamientos por el estilo, estén o no de acuerdo con la
filosofía de Henry, de hecho son válidos a la hora de abordar su obra
y aportan al despliegue de dimensiones de su lectura (en definitiva,
al despliegue de la obra misma).
Como sea, subsiste el hecho de que, en su versión de Marx, Henry
trabaja entre requerimientos de fidelidades varias . También el tra-
ductor en su versión del Marx de Henry. ¿Cuáles serían esos requeri-
mientos específicos del traductor? Varios, sin duda. Empecemos con
algunos.
Uno de ellos es el requerimiento de fidelidad al autor (aquí a
Michel Henry). Acaso es el primero que surge cuando se aborda el
tópico. (¿Pero qué es un autor? ¿Cómo accedemos a él sino a través
de sus discursos? ¿Acaso es un punto estable; habría un Henry, un
Marx; o bien, en un mismo autor, en diverso$ momentos, hay planos
conceptuales que se excluyen? ¿En qué campo de interdiscurso juega
el autor, a quién recupera, a quién responde?).
Un segundo requerimiento nos habla de fidelidad al texto original
(¿Pero hay una esencia del texto, a la que nos conduciría una exégesis
correcta? ¿Y quién puede hacerla y cómo? ¿Hemos de ser fieles al
significado, al sentido? ¿A una significancia más vasta donde también
pesan otros planos constitutivos del texto --composición argumentati-
va, mundo imagético, ribno, etc.-, en diversos niveles -local y global-
y que hacen del texto un ente orgánico y singular?).
Un tercero es el requerimiento de fidelidad al público lector. ¿Pero
quién es ese público? ¿Y quién lo determina? ¿Sólo el traductor o
también otras instancias? Se podría pensar que el traductor (o más
bien, una instancia traductoria compleja en la que pueden incluirse
la edición, la academia, etc.) compone un público tipo. Una ficción
teórica que remite a un campo o intersección de campos sociales don-
de se ubicaría ese público (un público-personaje en su propio campo
escénico). Ahora bien, en la obra en traducción el público tipo se abre
sobre dos dimensiones. Por un lado, un espacio cultural más amplio

504
Sobrela traduccióny sobreel Marx de Henry

(¿lo argentino, lo latinoamericano, "lo castellano"?) que deterrrúna


criterios de legibilidad o aceptabilidad que trascienden cualquier
escena delimitada. Por otro lado, fundamentalmente, a lectores con-
cretos que, después de publicada la obra, la harán vivir de diversos
modos. ¿Qué es la fidelidad al lector, en su laberinto entre el público
tipo yel lector concreto?
Un cuarto requerimiento, una cuarta línea de tensión: la fidelidad
al traductor mismo. A su historia como traductor y más ampliamente
como sujeto de cultura. A sus intuiciones. A su trabajo anterior y a
su trabajo presente, etc. Todo esto -en definitiva la vida- impone sus
parámetros ·a la traducción, más allá de cualquier posición teórica.
Por otra parte, cada uno de esos elementos es en sí un problema que
debería ser abordado y cuestionado. Nos conducen de las razonesde
la traducción a la vida del traductor. En honor a ello, cabe explicitar:
el trabajo de traducción no siempre se da en las condiciones que que-
rríamos o consideraríamos óptimas o incluso necesarias. Por ejem-
plo, el Marx de Henry es una obra, pero para traducirlo se tuvo que
trabajar en dos etapas distintas, según cada uno de los tomos de la
edición segmentada, y a lo largo de los años. Las condiciones-finan-
cieras, ambientales- en que se realizó el trabaje;>en cada etapa fueron
distintas: para Unafilosofia de la economíacmjté con financiamiento
del Estado francés y pude trabajar en Franci~ en una residencia de
traductores. Me vi, probablemente, en condiciones de alcanzar una
mayor sistematicidad en la reflexión y en la revisión y corrección de
la o~ra. Esto no hace del primer volumen, Unafilosofíade la realidad,
una traducción inferiór ni superior, ni del Marx como un todo una
traducción globalmente incoherente. Pero con seguridad, si tuviese
lugar una reedición del libro, me gustaría realizar por mí mismo la
revisión del primer tomo, a la luz de la obra acabada.
Las versiones empobrecidas de la temática de la fidelidad suelen
reducirse a uno de esos requerimientos (los mencionados arriba u
otros) en detrimento de los demás. Darse a la tarea de escuchar esos
diversos requerimientos -propongo- nos lleva por un camino en el
que abandonamos la noción de fidelidad o la hacemos mutar en otra
cosa.
Esos múltiples requerimientos entran inevitablemente en conflic-
to. La naturaleza conflictiva del hacer, junto con el carácter orgánico,
intrincado, del texto que traducimos, obliga a tomar decisiones. No se
trata sólo ni principalmente de operaciones técnicas cuyo resultado

505

L
-
Epílogodel traductor

preexistiría de antemano y sólo habría que hallarlo, precisamente,


realizando dichas operaciones del modo correcto. El resultado es
siempreun compromiso. Incluso, es un comprorrúso que siempre
puede revisarse, porque está irremediablemente anclado en la his-
toria y porque, aun prescindiendo de esa dimensión histórica, toda
traducción supone una sutura en la variación indefinida de las po-
sibles traducciones. Esta situación nos aleja casi irremediablemente
de cualquier ideal de justicia en lo concerniente en la traducción. La
obra traducida contiene una falta fundamental. Es obvio: escrita en
otra lengua, no es ni puede ser la obra original. Esa falta no se puede
reparar: es la condición misma de la traducción. Tal vez la idea de
justeza sea más adecuada, entonces. La traducción es una flecha que
puede dar mejor o peor en el blanco. Quizás ello noi, ponga mejor en
la pista para, a partir de allí, re-emplazar la noción de fidelidad . Para .
ubicarla en su justo lugar o sustituirla por un concepto más ajustado.

Este no es el lugar para arriesgar un imposible recuento de las


decisiones de traducción. Lo que sí se puede hacer es traer a cuento
algunos elementos que, aunque en apariencia pequeños, marginales,
azarosos, nos rerrútan a algunos puntos nod~es del texto y nos apor-
ten coordenadas de la obra traducida. !
/
1
Podemos hablar de ciertos términos "técrúcos' de la obra. Por
ejemplo, el vocabulario marxiano. Porque estamos ante una obra fuer-
temente polifónica y Henry nos habla permanentemente con palabras
de Marx. Tomemos el caso de plusvalue.En su oposición a valeur,valor,
bien podríamos haber traducido 'plusvalía' . Es lo que efectivamente
diceHenry cuando escribe lo que escribe (y dta lo que cita) en el con-
texto en que lo escribe (por lo demás, sabemos que Marx autoriza la
versión en francés del tomo I del Capital).Y en efecto, clásicamente pasó
al castellano como plusvalía (véase Roces o Mazía). Pese a que Henry
diceplusvalía, arriesgué un salto y traduje 'plusvalor'. Entendí que, en
este caso, para esta noción que tiene un carácter articulador (de la obra
de Marx y a partir de allí de la obra de Henry), se podía tomar distancia
de Henry y su situación y ensayar un acercamiento -¿fidelidad? - al
público lector (¿pero cuál?). La idea fue que, desde la versión Scarón
(Siglo XXI),lo que hay entre los lectores en castellano no es plusvalía
sino plusvalor (nótese que no incluimos aquí la consideración del idio-
ma alemán y la consistencia que supone la traducción valor/plusvalor

506
Sobrela traduccióny sobreel Marx de Henry

para wert/mehrwert). Ese acercamiento., por lo demás, no pasa de ser


una hipótesis: acaso hayamos sido in.fielestambién a la historia del tér-
mino en nuestro propio medio cultural.
Por lo demás, para los otros términos vinculados a la panoplia con-
ceptual marxiana, quise reponer el color propio de Henry, los usos que
él hace, captar el tono dé la obra en su construcción y sus heteroge-
neidades. Conservar, pot ejemplo (ya que hablábamos de plusvalue)el
término 'sobretrabajo' para surtravail(por mucho que sospechemos o
sepamos una inconsistencia, si tomásemos como parámetro el original
alemán). Conservar también en castellano, entre otras cosas, la variedad
en los términos que Henry usa en francés para lo que, probablemente,
responda en Marx a un solo y el mismo término. Esa variedad se debe
justamente a la cita, a su profusión y ubictúdad; en este sentido, resulta
del hecho de que Henry usa diversas traducciones de Marx y, en líneas
generales, no está buscando una sistematización tenninológica sino un
esclarecimiento de la problemática. En la medida en que traduzco a
Henry, intento reponer el modo en que él trabajó con Marx. Así, por
ejemplo, encontramos tanto capitalmercantilcomo capitalmercancía. Así,
por ejemplo, encontramos tanto preciode costocomo costodeproducción.
También en el dominio léxico, podemos hq.blar de elementos pro -
pios del vocabulario de Henry. Tomemos sólo un par, acaso margi-
nales pero que apuntan a una problemática central. Signification, por
ejemplo. A primera vista no aparece como concepto. ¿Lo mismo daría,
en ese caso, traducirlo como significación o significado? La decisión fue
traducir sistemáticamente por significación. El por qué puede parecer
obvio, dada la cercarúa formal de los términos. Pero desarrollemos. El
francés conoce tanto significationcomo signifié;correlativamente, en
castellano encontramos el par de significación y significado.
Sin embargo
no hay simetría entre las lenguas: en francés, el término signifiéperte-
nece al campo de la teoría lingüística, como elemento de la estructura
del signo Gunto con signifíant);mientras que signification remite al uso
común. En castellano no hay tal repartición tajante entre un térrrrino
técnico y no técnico: "significado" asume valor técnico, claro, pero tam-
bién admite un valor más general, próximo al de "significación"; y por
lo demás es de uso más frecuente que este último. Con todo, el valor
técnico asociado a la teoría lingüística estructural no debía aparecer en
la traducción, ni aún como un eco. Porque lo que está en juego es la
filoso.fíamisma de Henry. Y ésta no sólo no se da bien con las teorías
estructuralistas, en cualquiera de sus variantes, sino que las combate

507
Epílogodel traductor

explícitamente (no es éste el lugar de discutir si en Saussure la lengua


es sistema y no estructura, ni de distinguir entre el elemento diferencial
y el elemento de composición interna del signo: baste con señalar una
pertenencia general de signifiéa una teoría que, a su vez, es recuperada
por un campo teórico que Henry combate). Henry pretende devolver
a la subjetividad sus títulos de nobleza ontológicos. La traducción, en-
tonces, procura no hacer lugar al elemento objetivo que constituye el
significadoen el signo lingüístico y buscar en significaciónel eco de un
proceso subjetivo.
Algo similar sucede con présupposition. El par présupposition/présu-
pposéexiste en francés, así como en castellano presuposición/presu-
puesto. En este caso el francés no reserva taxativamente uno de los
términos a un uso técnico. Henry dice sistemáticamente présupposítion.
Simple como parece, entendí que se debía traducir por 'presuposición',
en lo posible sistemáticamente. De manera fundamental, el término re-
fuerza el matiz de proceso, sugiere el acto y, en definitiva, pone énfasis
en la subjetividad (mientras que el participio "presupuesto" acentúa la
dimensión de objeto). Otra vez, es la filosofía de Henry lo que está en
juego y lo que en última instancia guía la traducción.
La cadencia del francés y la del castellano ~ifieren, obviamente. No
obstante, en la medida de lo posible intenté c~nservar marcas, compa-
ses y tonos que Henry le imprimió a su obra y que de algún modo tam-
bién la ritman. No son otra cosa que testimonios, índices de su práctica
de escritura. Para ser coherentes con la filosofía de Henry (otra vez) y
ent.onces dar testimonio, sugerir, indicar una práctica (la práctica de
escritura de Henry) entendimos que esa reposición era necesaria, in-
cluso en algunos casos en que la lengua no la reclamaba. Mencionemos
por ejemplo los corchetes intercalados en las citas de Marx (mediante
los cuales, en algunos casos,Henry omite fragmentos de los textos de
Marx y, en otros, repone cosas que no están presentes en el fragmento
para hacerlo más comprensible). En muchas ocasiones esos corchetes
podrían evitarse en la traducción al castellano, pero las más de las veces
los he conservado, para dejar que, como huellas, nos hablen de una
práctica particular de escritura, de una subjetividad -la de Henry- en
su realización.
El ribno, entendido de manera general como cuerpodel texto y, por
ello, como modo de presentación de una subjetividad en su hacer, es
una discusión que supera con mucho las marcas como las menciona-

508
Sobrela traduccióny sobreel Marx de Henry

das en el párrafo anterior (e incluso difícihnente se deje aprender como


cúmulo de marcas discretas). En este sentido, solo puede sugerirse aquí
su importancia, y señalarse el fructífero díálogo que podría entablarse
entre la filosofía de Henry y una teoría del ritmo en traducción. Por
lo demás, mencionaré sólo una cosa: la escritura de Henry presenta,
en líneas generales, una cadencia fluida así como una organización
bastante convencional y lógica en lengua francesa. En la traducción
intenté guiarme por una pauta, la reposición de ese carácter fluido, lo
cual va de la mano de la disposición sintagmática y proposicional. En
no pocos casos, ello implicó encontrar disposiciones diferentes a las del
texto francés.
La cuestión de las referencias bibliográficas también merecería un
capítulo aparte. Un ejercicio de fidelidad al lector me sugiere señalar
aquí, al menos, una decisión y una incoherencia cometidas en la tra-
ducción. En francés, hay un mismo texto de Marx que conoce al menos
títulos distintos: son Salaire,Prix et Plus-valuey Salaire,Prix et Profit.
Henry utiliza la primera versión. En castellano, por el contrario, la obra
se ha di.fundido unívocamente como Salario , precioy ganancia,título que
se corresponde con el segundo en francés. En Unafilosofiade la realidad,
consigné esa obra en castellano como Salario , precioy plusvalor.Aquí, la
orientación al mundo lector me hace revisar esa decisión y consignarla
como Salario , precioy ganancia,al precio de urta pequeña incoherencia.
Elementos como los expuestos arriba (como muchísimos otros) se-
ñalan sendas decisiones d~ traducción . Al menos dos parámetros deli-
mitan el campo de nuestra práctica (la práctica traductoria): el hecho de
que operamos decidiendo y esas decisiones son, siempre, un compro-
miso;el hecho de que, indefectiblemente, también tomamos decisione s
ciegas(si acaso es válido el término y no constituye un oxímoron). En
un marco como éste -el de un artículo de traductor que se añade como
paratexto a la traducción en cuestión- apunto a fundamentar algunas
de esas decisiones (compromisos), señalando así una orientación ge-
neral del proyecto de traducción. En este sentido, se procura reducir el
campo de las decisiones ciegas y aumentar el campo de las decisiones
éticas en detrimento de las patéticas (otra vez, si vale el término) . Por
supuesto, también persiste el hecho de que entre la identificación de
un problema de traducción y la decisión de una pauta de acción, por
un lado, y la ejecución por otro, hay un salto que no deja de constituir
una caja negra (quizás en la medida en que, como Henry no cesa de
señalar, la teoría y la práctica son órdenes de realidad diferentes, por

509
Epílogodel traductor

mucho que hagamos de la teoría un momento indisociable de nuestra


práctica, o entendamos nuestra práctica como práctica teórica). Ast en
toda decisión pueden encontrarse casos que contradigan una decisión
determinada. No quería cerrar el libro sin mostrar o más bien indicar,
dar pistas, de esa "cocina", ese momento, ese proceso que constituyen
la dimensión y la práctica traductoria.

Si de fidelidad se habla, no se puede dejar de mencionar a toda una


serie de personas e instituciones que de algún modo hicieron posible
esta traducción y este libro. En ese sentido, se impone una constata-
ción: el traductor no trabaja desde cero ..Otros traductores le allanaron
parcialmente el camino. En esta tra<;iucciónmantuve con ellos (mati-
cemos: en la medida en que me fue posible) un diálogo recurrente y
enriquecedor. Diálogo pero también debate e incluso confrontación.
Mencionemos en primer lugar, entonces, a A. Cherniavsky, traductor
de Lafelicidadde Spinoza,otra obra de Michel Henry publicada ante-
riormente en EdicionesLa Cebra.Como él, traduje del francés. Además,
como vimos, Henry nos presenta una enorme cantidad de citas de
Marx y por ende de texto traducido (al fr~cés del alemán). Ello me
da pie a mencionar a algunos traductores qeMarx (al castellano): P.
Scarón, W. Roces (que tradujeron del alemán); también F. Mazía (quien
tradujo a Marx del francés). No son los únicos traductores de Marx con
quienes "dialogué", pero tienen un lugar central en la medida en que
son los autores de las traducciones al castellano del Capital(todos ellos)
y ta ideologíaalemana(Roces). En efecto, ambas obras que ocupan un
lugar central y articulador en el Marx de Henry. Ese diálogo no pre-
tendió buscar la hipotética verdad de una enunciación más original, la
de Marx en alemán, en el contraste entre las diversas traducciones. Fue
para buscar en esos traductores un cambio de perspectiva (o muchos),
descentramientos, variaciones. Aprendizaje en definitiva. La tarea del
traductor es solitaria sólo si no se ensaya ese descentramiento, por lo
demás necesario.
La última mención a un traductor es para Karl Marx, quien (co)
tradujo la versión en francés del tomo I del Capital,que Michel Henry
conoce y utiliza. En efecto, Marx corrigió y en definitiva reescribió la
traducción de Joseph Roy, y finahnente autorizó la publicación del
tomo I en francés. Este caso -poco común, por cierte>-sin embargo es
ocasión para indicar una "realidad" que en mi opinión se debe poner

510
-- - -

Sobrela traduccióny sobreel Marx de Henry

en suspenso o interrogar a la hora de traducir y de hablar de obras tra-


ducidas . Tiene que ver con el carácter de enunciación original atribuido
al texto por traducir (al original, precisamente) y la concomitante dife-
rencia tajante, estatutaria, diríase jerárquica, o incluso ontológica (como
se diferencian el ser y el no ser) entre autor y traductor. Deberíamos
preguntarnos, en todo caso, en qué es primero el original y en qué es
primera la traducción. En qué es autor el autor y en qué es autor en
traductor.
Una de esas instituciones que hicieron posible esta traducción es el
CNL-Centre Natíonaldu Livre (órgano del Minísterede la Cultureet de
la Communicationde Francia)-, que reconoció este proyecto de traduc-
ción (Unafilosofiade la economía)y decidió colaborar con él financiera-
mente con una beca de traducción. El CITL -CoUegelntemationaldes
TraducteursLittéraires-me recibió en su sede, en la ciudad de Arles, y
brindó un inmejorable ambiente de trabajo e intercambio con colegas
de diversas latitudes. Ediciones La cebra, su editor Cristóbal Thayer y
su apuesta por la filosofía son fundamentales para el nacimiento y la
vida de proyectos como éste.
Gracias, E1isaRosas. Gracias también a Osear y Hernán Gómez, a
Susana, Amalia y Héctor Santarén .

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Coda: Por elevación, el tópico de la fidelidad nos habla siempre de


la traición,su envés. Si nos avenimos a recurrir a los trillados juegos
de , la etimología, nos encontramos con los términos latinos fidelitas
y traditio.El primero nos habla de lealtad. El segundo, de entrega.
Hoy, hablando de traducción, y sin torcer demasiado los sentidos,
podemos entender que no hay lealtad sin entrega. Del juego de leal-
tades se habló un poco en este artículo . La entrega es el compromiso
que la subtiende. El movimiento por el cual una subjetividad, una
praxis, se asume (se "entrega") y, a partir de allí, establece contacto
con el autor, con el lector, y con todas esas subjetividades y mundos
que crean la obra que hoy tenemos entre manos.

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