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ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 43, julio-diciembre, 2010, 659-669
ISSN: 1130-2097

Sobre las formas y los límites


de la emancipación 1
On the forms and limits of emancipation
ANTONIO CAMPILLO
Universidad de Murcia
campillo@um.es

RESUMEN. El concepto de emancipación ha ABSTRACT. The concept of emancipation has


sido utilizado históricamente para nombrar been historically used to name a very wide
las más diversas formas de liberación, tanto range of forms of liberation, both individual
individuales como colectivas. Por eso, desde and collective. As a consequence, from the
la época de la Ilustración y de las primeras re- period of Enlightment and the first revolu-
voluciones y constituciones liberales, se con- tions and liberal constitutions, it became one
virtió en uno de los conceptos fundamentales of the fundamental concepts of modern politi-
del pensamiento político moderno. En este cal thought. In this article, I examine the the-
trabajo analizo los supuestos teóricos y las oretical assumptions and the historical forms
formas históricas del concepto moderno de of the modern concept of emancipation, but I
emancipación, pero también propongo revisar also propose a revision of those assumptions
esos supuestos y esas formas, tras los cam- and forms that takes into account the histori-
bios históricos que han tenido lugar en la se- cal changes of the second half of the 20th
gunda mitad del siglo XX y tras la aparición century as well as the appareance of new
de nuevos movimientos sociales emancipato- emancipatory social movements.
rios.
Palabras clave: emancipación, liberación, Key words: emancipation, liberation, enlight-
ilustración, revolución, modernidad, postmo- enment, revolution, modernity, postmo-
dernidad. dernity.

I entregado a las manos del verdugo». En


ambos casos, se alude a una relación de
El término castellano «emancipación» dominio y sumisión, es decir, a la situa-
procede del verbo latino emancipare, que ción de «quedar sometido» o «estar en
a su vez es una expresión compuesta, for- manos de otro». En la raíz del verbo man-
mada por el prefijo ex- y el verbo manci- cipare está el nombre manus («mano»),
pare. Este último tenía en latín un doble que es el órgano prensil con el que se su-
significado: por un lado, «entregar», jeta al esclavo (como a un «instrumento
«vender», «deshacerse de una propie- viviente», análogo a los animales domés-
dad», «pasar a otras manos»; por otro ticos y a cualquier otro utensilio inanima-
lado, «entregarse a la embriaguez» o «ser do y manejable), y, por ello mismo, es

[Recibido: Feb. 10 / Aceptado: May. 10] 659


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también una de las metáforas más fre- morables del pasado, sino también los
cuentes para nombrar el ejercicio de la sueños más prometedores con respecto al
dominación. 2 De esta raíz procede tam- porvenir, hizo que el concepto de eman-
bién el verbo castellano «manumitir» cipación se convirtiera, desde las prime-
(«liberar a un esclavo»), derivado del la- ras revoluciones políticas del Occidente
tino manumittere, que es un compuesto euro-americano (la inglesa, la norteame-
de manus y mittere («enviar lejos —o ricana y la francesa), en uno de los con-
desprender de la mano— del amo»). Así ceptos fundamentales del pensamiento
que emancipare es el antónimo de manci- político moderno.
pare y el sinónimo de manumittere, pues Más aún, este concepto estuvo estre-
significa «librar de ataduras», dejar de chamente ligado al modo en que la Euro-
estar sometido a otro o en manos de otro. pa moderna se autocomprendió teórica-
En resumen, «emancipación» equi- mente y se autoafirmó políticamente,
vale a «liberación», pues alude al acto o frente a la tradición de la cristiandad me-
proceso por el que un individuo o una co- dieval y frente a los pueblos no europeos.
munidad que están «en manos de otro», El propio concepto de «modernidad»,
es decir, en situación de dependencia o con el que se nombra un «tiempo nuevo»,
subordinación, adquieren el estatuto jurí-
una «nueva época» de la historia humana
dico-político de libertad, autonomía, in-
(inicialmente entendida por los huma-
dependencia o soberanía. El Diccionario
nistas de los siglos XV y XVI como un
de la Real Academia Española asigna al
verbo «emancipar» dos acepciones, una «renacimiento», un «retorno» o una «re-
más antigua y restringida («libertar de la volución» más o menos cíclica de la An-
patria potestad, de la tutela o de la servi- tigüedad greco-latina, y más tarde refor-
dumbre»), y otra más moderna y general mulada como un proceso irreversible de
(«liberarse de cualquier clase de subordi- «progreso», de «ilustración» y de «revo-
nación o dependencia»). Efectivamente, lución» hacia adelante, que debía «supe-
hoy hablamos de «emancipación» para rar» o trascender toda la historia pasada),
referirnos a toda clase de acciones de li- está inseparablemente ligado al concepto
beración: el hijo que se libera de la patria de «emancipación», hasta el punto de que
potestad, la mujer que se libera de la tute- ambos fueron concebidos a partir de los
la marital, el esclavo que se libera del do- siglos XVII y XVIII, por las élites políticas
minio del amo, el siervo que se libera del e intelectuales de Europa occidental y de
señor feudal, el asalariado que se libera sus colonias ultramarinas, como si fueran
del patrón capitalista, el colonizado que dos conceptos equivalentes e intercam-
se libera del yugo del colonizador, etc. 3 biables. 5
Debido a esta diversidad de significados, Basta recordar el célebre comienzo
el término «emancipación» ha sido y es del artículo de Immanuel Kant Respuesta
utilizado en los más diferentes contextos a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?
sociales, para nombrar la búsqueda de la (1784):
máxima libertad posible para todas las
personas y para todos los pueblos. En las Ilustración [Aufklärung] es la salida del
últimas décadas, ha comenzando a utili- hombre de su culpable minoría de edad. Mi-
noría de edad [Unmündigkeit] es la imposibi-
zarse también para reivindicar la emanci- lidad de servirse de su entendimiento sin la
pación o liberación de los animales con guía de otro. Esta imposibilidad es culpable
respecto al dominio de los humanos. 4 cuando su causa no reside en la falta de enten-
Esta inmensa potencia semántica, ca- dimiento, sino de decisión y valor para servir-
paz de evocar no sólo las luchas más me- se del suyo sin la guía de otro. ¡Sapere aude!

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¡Ten valor de servirte de tu propio entendi- había una relación de refuerzo mutuo en-
miento! Tal es el lema de la Ilustración. 6 tre los tres campos, como puede obser-
varse en el citado texto de Kant sobre la
Para Kant, la «emancipación» es el
Ilustración.
acceso a la «mayoría de edad» no sólo
biológica, sino también intelectual, moral Por un lado, se produjo lo que po-
y legal, y consiste en atreverse a pensar y dríamos llamar la «emancipación religio-
actuar por uno mismo, de manera autóno- sa». La Reforma protestante del siglo XVI
ma, liberándose de la tutela externa de fue el primer movimiento «herético» del
otros y siguiendo exclusivamente los dic- cristianismo latino que no fue derrotado o
asimilado por la Iglesia de Roma, sino
tados internos de la propia razón natural
que logró enfrentarse a ella con éxito, a
(en la triple acepción kantiana de la ra-
través de largas y sangrientas guerras de
zón: conocimiento científico, ley moral y
religión, arrebatándole el control de am-
juicio estético).
plios territorios de Europa occidental y
Pues bien, este concepto moderno de poniendo fin al sueño medieval del Impe-
«emancipación» y, con él, el concepto rio cristiano. El último representante de
mismo de «modernidad» como una épo- ese sueño fue el Imperio hispánico y ul-
ca radicalmente «nueva» de la historia tramarino de Carlos V y Felipe II, contra
humana, vinculados e identificados entre el que se rebelaron los reinos, principa-
sí en el concepto kantiano de Aufklärung dos y repúblicas urbanas «protestantes»
(Ilustración), han sido sometidos en las de Alemania, Inglaterra y Holanda. La
últimas décadas a un profundo cuestiona- Reforma protestante abrió el proceso de
miento crítico, que incluso ha llevado a la «secularización», que comenzó con la
hablar de una época «postmoderna» o expropiación de los bienes eclesiásticos y
«postilustrada». 7 condujo a la emancipación de los laicos
En las páginas que siguen, voy a tra- con respecto a lo que Michel Foucault
tar de precisar cuáles fueron los supues- llamó el «poder pastoral» de los cléri-
tos fundamentales del concepto moderno gos. 8
de emancipación, y, a continuación, trata- Paralelamente, se produjo la «eman-
ré de apuntar de qué modo y en qué direc- cipación científica». La llamada «revolu-
ción están siendo hoy revisados y refor- ción científica» de los siglos XVI y XVII,
mulados, a la vista de las transformacio- de Copérnico a Newton, se enfrentó a la
nes que ha experimentado la experiencia tradición escolástica de las universidades
histórica de la humanidad, en los dos- medievales y a la imagen geocéntrica y
cientos años que nos separan de las pri- teológica del mundo (en la que se combi-
meras revoluciones europeas y las prime- naban la astronomía aristotélico-ptole-
ras declaraciones de independencia de las maica y el dogma cristiano de un mundo
colonias americanas. creado y gobernado providencialmente
por Dios), sustituyéndola por una visión
II descentrada, desencantada y matematiza-
da de la Naturaleza (la res extensa de
El proceso de emancipación de la Europa Descartes), y por una concepción instru-
moderna se emprendió en tres campos mental, experimental y acumulativa del
sociales diferentes (el religioso, el cientí- conocimiento (el «saber es poder» de Ba-
fico y el político), cada uno con su propia con). Las utopías modernas, comenzando
dinámica histórica y su propio ritmo de por la Nueva Atlántida de Francis Bacon,
cambio, aunque al mismo tiempo los filó- anunciaron el progresivo dominio del
sofos ilustrados dieron por supuesto que hombre sobre esa Naturaleza desencanta-

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da, gracias a los nuevos saberes tec- y socio-política, fue promovido en tres
no-científicos. 9 niveles o escalas diferentes, que también
Por último, en los siglos XVII y XVIII se consideraban convergentes entre sí: el
se inició el proceso de la «emancipación nivel ético, el político y el histórico.
política». Frente a las monarquías teocrá- En primer lugar, debía promoverse y
ticas y las jerarquías feudales heredadas conquistarse la emancipación «ética» del
de la Edad Media, pero también frente a sujeto individual, sobre todo por medio
los imperios coloniales creados a partir de la «educación». La educación comen-
de 1492 por las potencias de la Europa at- zó a ser entendida como un proceso de
lántica (Portugal, España, Francia e In- «ilustración» intelectual y moral, es de-
glaterra), se produjeron las primeras cir, de «formación» o modelación cons-
revoluciones políticas de la Europa mo- ciente, deliberada y metódica de la iden-
derna (la inglesa de 1688 y la francesa de tidad personal. Por medio de ella, el «me-
1789), y las sucesivas guerras y declara- nor de edad» debía convertirse en un
ciones independentistas de las colonias sujeto adulto, racional, libre y autónomo.
americanas (la de Estados Unidos en Por eso, la educación se convirtió en una
1776, la de Haití en 1804 y todas las de- de las preocupaciones fundamentales de
más entre 1810 y 1825, tras la ocupación los humanistas, ilustrados, reformadores
de la península ibérica por las tropas na- y revolucionarios modernos.
poleónicas en 1808). Todas estas revolu- En segundo lugar, había que promo-
ciones y declaraciones de independencia ver y conquistar la emancipación «políti-
reivindicaron la igualdad natural entre to- ca» del Estado: el Estado moderno no po-
dos los seres humanos, las libertades eco- día seguir siendo una jerarquía de «Esta-
nómicas y políticas, la propiedad pri- dos» o «estamentos» sociales instituida
vada, el contrato social y la soberanía por Dios y legitimada por la Iglesia de
popular. 10 Roma como su único representante en la
A partir de esta triple mutación histó- Tierra, sino que debía constituirse a sí
rica (la Reforma religiosa, la revolución mismo como un sujeto colectivo autóno-
científica y las revoluciones políticas), mo y homogéneo, «soberano» y «repu-
tanto los filósofos ilustrados de los si- blicano». Es decir, el gobernante supre-
glos XVII y XVIII, como los teóricos de las mo de la comunidad política no podía
ciencias sociales de los siglos XIX y XX, aceptar ninguna instancia jurídica o ecle-
celebraron la «modernización» de la Eu- siástica por encima de él, y no podía tener
ropa occidental y de sus colonias ultra- otra fuente de legitimidad que el contrato
marinas como un proceso paulatino y explícito o el consentimiento implícito de
convergente de secularización religiosa, los ciudadanos sujetos a su jurisdicción.
de progreso tecno-científico y de demo- Estos dos niveles, el individual o
cratización socio-política, un triple pro- «ético» y el colectivo o «político», de-
ceso que Max Weber describió como la bían confluir en un «contrato social» ori-
«racionalización» generalizada de todas ginal entre todos los sujetos adultos,
las esferas de la vida humana, que expli- racionales, libres e iguales, que volunta-
caría la singularidad de Occidente y su riamente se constituirían como una co-
hegemonía sobre el resto del mundo. 11 munidad política autónoma y homogé-
nea. Este «contrato social» entre sujetos
III libres e iguales no sólo fue pensado como
un acto «jurídico» con valor y fuerza de
Este proceso paulatino y convergente de ley, sino como el origen primero y el fun-
emancipación religiosa, tecno-científica damento último de toda ley y de todo

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Estado de Derecho. Además, este acto ju- saberes tecno-científicos, lo que permiti-
rídico fundacional fue identificado con ría al hombre dominar la Naturaleza, li-
acontecimientos históricos concretos: las berarse del «reino de la necesidad» y
revoluciones populares de Inglaterra y de convertirse en un «nuevo Demiurgo».
Francia frente a las monarquías teocráti-
cas, las guerras de independencia de las IV
colonias americanas frente a las metrópo-
lis europeas, y la paralela redacción de Este proceso histórico de emancipación
las primeras constituciones y declaracio- de la Humanidad (una emancipación a un
nes de derechos. Y estos acontecimien- tiempo religiosa, tecno-científica y socio-
tos, a su vez, se convirtieron en actos per- política, y a un tiempo individual, estatal
formativos por medio de los cuales los y mundial), fue concebido como un pro-
propios actores revolucionarios se auto- ceso evolutivo y eurocéntrico.
proclamaban como la «nación» en armas En efecto, la Historia Universal de la
o como el «pueblo» reunido en asamblea, Humanidad comenzó a ser entendida
se autoconstituían como un Estado so- como un «progreso» paulatino, irreversi-
berano e independiente, e instituían al ble y generalizado del «salvajismo» a la
mismo tiempo su propia condición de «civilización».
«ciudadanos» o «sujetos de derecho», re- Además, se dio por supuesto que este
conocidos jurídicamente y protegidos po- «progreso» se había iniciado en Europa,
líticamente como tales por ese Estado ya desde la Antigüedad greco-romana,
que ellos mismos habían constituido. con el paréntesis (o el avance) de la Edad
Todas estas revoluciones, guerras, Media cristiana, judía y musulmana, y se
constituciones y declaraciones se inscri- había renovado a partir del Renacimien-
bieron, a su vez, en un tercer nivel o esca- to, es decir, con la llamada Modernidad
la de emancipación. Desde el momento europea, considerada como una época ra-
mismo de su acontecer, comenzaron a ser dicalmente «nueva» de la historia huma-
interpretadas como otros tantos episodios na. Esta «nueva época» se habría iniciado
de un único y gran relato: la emancipa- en Europa occidental, a partir de 1492, y
ción «histórica» de la Humanidad, enten- la expansión ultramarina de los grandes
dida ésta no como un mero concepto ge- imperios coloniales habría permitido ex-
nérico, sino como el «conjunto de los tender poco a poco el proceso de «moder-
hombres reunidos socialmente y esparci- nización» al resto del mundo. 13
dos en pueblos sobre la Tierra». 12 Tal y Este proceso evolutivo y eurocéntri-
como propuso Kant en sus famosos co de modernización del mundo se habría
opúsculos de filosofía de la historia, la producido en tres grandes fases: en una
emancipación progresiva de la Humani- primera fase (siglos XVI a XVIII), tuvo lu-
dad debía convertirse en el «hilo conduc- gar la colonización y civilización de los
tor» de una «historia universal en clave pueblos «salvajes» o «bárbaros» del con-
cosmopolita». Esta emancipación históri- tinente americano; en una segunda fase
ca de la Humanidad fue pensada en un (último tercio del siglo XVIII y primer ter-
doble sentido: como la sustitución de las cio del XIX), se independizaron las colo-
«guerras de conquista» por el pacífico y nias americanas dominadas por las élites
«libre comercio», lo que permitiría pasar descendientes de europeos (Estados Uni-
de la hobbesiana «guerra de todos contra dos, Canadá y las colonias iberoamerica-
todos» a la kantiana «paz perpetua»; y nas); en una tercera fase (último tercio
como la sustitución de las antiguas creen- del siglo XIX y primera mitad del XX), se
cias mágico-religiosas por los modernos puso en marcha una nueva ola expansiva

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y colonizadora de Europa occidental en ciente entre todos los tipos de emancipa-


el interior de África y de Asia. ción (religiosa, tecno-científica y so-
Hay que esperar a la segunda mitad cio-política) y entre todas las escalas de
del siglo XX para que se produzcan dos la misma (individual, estatal y mundial).
nuevos fenómenos, que van a problema- Tras la proliferación y la diversificación
tizar el gran relato evolutivo y eurocéntri- de los movimientos sociales emancipato-
co: la descolonización de las colonias no rios de los dos últimos siglos, tanto en
europeas en África y en Asia, y las rei- Europa occidental como en el resto del
vindicaciones de los pueblos indígenas mundo, el pensamiento político contem-
(en las repúblicas americanas y en otros poráneo ha comenzado a reconocer la
lugares del mundo). pluralidad irreductible de las formas de
dominación y, por tanto, también de las
V luchas por la emancipación, que no son
necesariamente convergentes entre sí, ni
En la segunda mitad del siglo XX, se pro- acumulativas en el tiempo. 15 Cabe dis-
duce la crisis de la concepción evolutiva tinguir, al menos, cuatro tipos diferentes
y eurocéntrica de la Historia de la Huma- de emancipación:
nidad, por varios motivos entrecruzados:
las dos Guerras Mundiales (llamadas — La emancipación jurídico-política
«Guerras Civiles Europeas» por el histo- frente a las diversas formas de violencia
riador alemán Ernst Nolte), los totalita- y de despotismo político-militar, con las
rismos (fascista, nazi, bolchevique, fran- consiguientes reclamaciones de libertad,
quista, etc.), las armas nucleares y la independencia, soberanía, democratiza-
Guerra Fría entre EEUU y la URSS, la ción, participación, etc.
descolonización de las últimas colonias — La emancipación socio-económi-
europeas, la creciente desigualdad Nor- ca frente a la desigualdad social, la explo-
te-Sur, las nuevas potencias emergentes tación laboral y la apropiación privada de
(China, India, Brasil, etc.), el nuevo or- los bienes comunes, con las consiguien-
den multilateral, la crisis ecológica glo- tes reclamaciones de justicia social y re-
bal, etc. distribución de la riqueza.
Todos estos fenómenos han puesto — La emancipación sexual y genera-
fin al evolucionismo y al eurocentrismo: cional frente a la dominación patriarcal
ya no podemos seguir dando por supues- de los varones adultos sobre las mujeres
to ni el avance paulatino de la Humani- y sobre los niños y niñas, no sólo en el
dad hacia la paz perpetua, ni el dominio hogar sino en todas las esferas y situacio-
creciente del hombre sobre la Naturaleza. nes sociales.
Hemos entrado en una época «postmo- — La emancipación cultural de las
derna», es decir, en un mundo cada vez comunidades y de los grupos sociales
más complejo e incierto, con una plurali- discriminados por su lengua, sus costum-
dad heterogénea de poderes (políticos, bres, sus creencias, su aspecto físico, su
económicos, sexuales, culturales, etc.) y orientación sexual, etc. 16
con unos cambios sociales, tecnológicos
y ecológicos muy profundos, muy acele- A este respecto, conviene recordar
rados y muy generalizados, pero moral- que el sujeto emancipado (adulto, racio-
mente contradictorios o ambivalentes. 14 nal, libre y autónomo) del que hablaba
Además, ha comenzado a cuestionar- Kant, y esto tanto en las repúblicas urba-
se el supuesto moderno de una conver- nas de la Antigüedad greco-romana como
gencia armónica y una progresión cre- en las primeras revoluciones y constitu-

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ciones liberales de la Europa y la Améri- tes, deportados, torturados, etc.); los se-
ca modernas, era identificado como un res humanos ausentes o no vivientes (los
varón, cabeza de familia, propietario de ya desaparecidos y los que aún están por
tierras, perteneciente a la etnia superior o venir, las víctimas del pasado y las gene-
civilizada (helena, romana, cristiana, eu- raciones futuras); e incluso los seres no
ropea, de raza blanca...) y, por todo ello, humanos (plantas, animales y, en gene-
ciudadano de pleno derecho. ral, el resto de los seres que componen la
Los movimientos sociales de los si- biosfera de la Tierra). 17
glos XIX y XX (socialismo, feminismo, La tradición dominante del pensa-
antiesclavismo, indigenismo, etc.) han te- miento ético y político de Occidente esta-
nido que luchar contra los privilegios po- bleció una jerarquía entre el principio su-
líticos, económicos, sexuales y culturales perior de la «autonomía», practicado por
de las élites occidentales post-revolucio- el varón en el espacio público o político,
narias, tanto en Europa como en las colo- y el principio inferior del «cuidado»,
nias europeas emancipadas o independi- practicado por la mujer en el espacio pri-
zadas. vado o doméstico. El cabeza de familia
Pero el sentido de todos estos movi- era el punto de articulación y de disocia-
mientos sociales emancipatorios no con- ción entre el espacio público, donde regía
siste simplemente en extender el estatuto el «contrato» entre iguales, y el espacio
de sujeto emancipado y de ciudadano de privado, donde regía la «tutela» del supe-
pleno derecho a los grupos sociales hasta rior hacia los inferiores (mujer, hijos,
ahora excluidos (trabajadores, mujeres, siervos, enfermos, ancianos, etc.). Esta
etnias minoritarias, pueblos indígenas, jerarquía de principios y de espacios se
etc.), sino que se trata más bien de sub- ha mantenido a lo largo del pensamiento
vertir las jerarquías estamentales de las occidental, desde Platón y Aristóteles
élites post-revolucionarias que se consi- hasta Kant y Hegel. Y ha sido heredada
deraban a sí mismas emancipadas, y que por las ciencias sociales y por las políti-
sin embargo se resistían (y se siguen re- cas públicas hasta fecha bien reciente, in-
sistiendo) con uñas y dientes a perder sus cluso tras la aparición del Estado de bie-
privilegios políticos, económicos, sexua- nestar en la segunda posguerra mundial.
les y culturales. Pues bien, es preciso problematizar la je-
Además, el principio de la emanci- rarquía entre los dos principios y entre
pación, de la autonomía y de la «respon- los dos espacios. Ésta es la gran revolu-
sabilidad contractual» entre iguales, no ción ética y política puesta en marcha por
es suficiente para fundar una sociedad el socialismo en el siglo XIX y radicaliza-
justa. Debe ser complementado y con- da por el feminismo en el siglo XX.
trapesado con el principio de la «respon- También es preciso reconocer los lí-
sabilidad tutelar», de la compasión y del mites del principio de emancipación a la
cuidado hacia los otros seres de este hora de pensar nuestra relación con la
mundo, y sobre todo hacia los más débi- Naturaleza y con nuestro propio cuerpo
les, hacia los más vulnerables, hacia viviente, y el papel que deben cumplir los
quienes están en una situación de inde- saberes tecno-científicos en esa doble re-
fensión y dependencia con respecto a los lación. También aquí es preciso comple-
más poderosos, por la causa que sea: los mentar y contrapesar el principio de auto-
seres humanos actualmente vivientes y nomía y de responsabilidad contractual
en situación de vulnerabilidad (niños, con el principio de cuidado y de respon-
ancianos, enfermos, mendigos, migran- sabilidad tutelar.

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En efecto, no podemos seguir pen- decir, entre autonomía ética y autonomía


sando la historia humana como un proce- política. Esta identificación ha domina-
so de emancipación creciente y de cre- do la tradición filosófica de Occidente,
ciente dominación del ser humano sobre al menos desde Aristóteles hasta Kant.
la Naturaleza, sino más bien como un Aristóteles decía que lo bueno para el in-
proceso de co-evolución recursiva, en el dividuo es también bueno para la ciu-
que los seres humanos hemos dependido dad, y viceversa, pues el uno y la otra
y seguiremos dependiendo siempre de coinciden en el ideal de la máxima
nuestro entorno natural para poder vivir. autarquía posible, como el mejor medio
Somos seres naturales y no podemos tras- para alcanzar el fin natural de la felici-
cender nuestra condición, ni por medio dad; Kant decía que una misma ley mo-
de la teología, ni por medio de la tecnolo- ral universal debería regir la conducta
gía. Estamos padeciendo ya los efectos ética de cada individuo, la constitución
del cambio climático inducido por la tec- política de cada Estado e incluso las re-
nología humana, y esto debería enseñar- laciones internacionales de la Humani-
nos a ser un poco más modestos. La nece- dad en su conjunto, en un futuro orden
sidad de transformar nuestra relación con cosmopolita.
la Naturaleza ha sido la gran revolución En los dos últimos siglos, esta identi-
puesta en marcha por el ecologismo con- ficación entre ética y política ha adoptado
temporáneo. dos formas contrapuestas. El pensamien-
Paralelamente, no podemos seguir to conservador, en su doble versión reli-
pensando nuestro cuerpo (y el cuerpo de giosa y liberal, y los grupos sociales do-
los demás seres vivientes, sobre todo el minantes que pretenden conservar los
de los animales sensibles) como un mero privilegios adquiridos, tienden a reducir
objeto susceptible de cualquier clase de la política a la ética, como si las diferen-
manipulación técnica y de mercantiliza- tes formas de injusticia social pudieran
ción contractual. Si las viejas religiones combatirse y resolverse apelando exclu-
teológicas pretenden que podemos tras- sivamente a las virtudes éticas de los in-
cender nuestro cuerpo por medio de la dividuos y a la autorregulación interper-
ascética, la nueva religión tecnológica sonal de la «sociedad civil», o como si las
pretende que podemos trascenderlo por desigualdades entre los distintos grupos
medio de la técnica, y emanciparnos así sociales pudieran justificarse a partir de
de nuestra condición natural. El gran esas virtudes individuales y de esa auto-
reto de la bioética y la biopolítica con- rregulación interpersonal.
temporáneas consiste en defender el do- Por el contrario, el pensamiento pro-
ble principio de la autonomía y de la res- gresista, y los diferentes grupos sociales
ponsabilidad hacia los otros, sin dejarse que sufren algún tipo de injusticia o va-
atrapar por la disyuntiva entre la religión rias injusticias a un tiempo (como súbdi-
teológica, que pone la vida en manos de tos, como trabajadores, como mujeres,
Dios, y la religión tecnológica, que la como colonizados, etc.), tienden a redu-
pone en manos de los expertos y los po- cir la ética a la política, como si un deter-
derosos. minado régimen socio-político, imagina-
Terminaré señalando una última crí- do como el más justo y proyectado sobre
tica al concepto moderno de emancipa- el futuro como la meta común de las di-
ción: creo que es preciso problematizar versas luchas emancipatorias, pudiera
la identificación entre emancipación in- por sí solo acabar con todas las domina-
dividual y emancipación colectiva, es ciones e injusticias, y hacer posible una

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reconciliación armoniosa y definitiva en- liberación o de emancipación, y otra cosa


tre el individuo y la comunidad. es la práctica ética o existencial de la liber-
En mi opinión, si queremos instituir tad conquistada. 18
una comunidad política que sea a un tiem- Por otro lado, esta diferencia entre la
po justa y libre, democrática y pluralista, política y la ética, o entre la comunidad y
hemos de reconocer dos límites que son el individuo, conlleva una segunda dife-
constitutivos de la condición humana. Por rencia igualmente irreducible: la discon-
un lado, hemos de reconocer la diferencia tinuidad entre el pasado y el porvenir, y
irreducible entre la política y la ética (es por tanto la imposibilidad de imaginar un
decir, entre la comunidad y el individuo, o utópico final de la historia, porque con
entre la justicia y el bien, por decirlo con cada individuo que viene al mundo, con
las palabras de John Rawls), aunque am- cada nueva vida que comienza, como
bas sean inseparables e interdependientes, dice Hannah Arendt, se inicia una nueva
más aún, aunque la frontera entre ellas e imprevisible serie de acciones, y por
esté sujeta a constantes disputas, negocia- tanto la más perfecta comunidad política
ciones y modificaciones. Como dijo Mi- que seamos capaces de instituir estará
chel Foucault en una de sus últimas entre- destinada a renovarse y a reconstituirse
vistas, una cosa son las luchas políticas de siempre de nuevo. 19

NOTAS

1 Una primera versión de este trabajo fue presenta- 4 Véase, por ejemplo, el libro de Peter Singer, Li-

da como ponencia en el Foro Internacional Razón, beración animal (Madrid, Trotta, 1999, 2.ª ed.), consi-
utopía y ética de la emancipación ante el centenario derado como la Biblia del movimiento mundial en de-
de la independencia iberoamericana, celebrado en la fensa de los derechos de los animales. Sobre la rela-
Universidad de La Laguna, del 30 de noviembre al 4 ción de dominio entre los humanos y los animales,
de diciembre de 2009. La ponencia se presentó el 1 de además del ya citado libro de Elias Canetti, véase tam-
diciembre, en la mesa titulada La ética de la emanci- bién las reflexiones del último Jacques Derrida: El
pación, que contó también con la participación de Vi- animal que luego estoy si(gui)endo, Madrid, Trotta,
vian Auffant (UPR, Puerto Rico) y Ángel Puyol 2008; Seminaire La bête et le souverain. Volumen I
(UAB, España). (2001-2002), ed. de Michel Lisse, Marie-Louise Ma-
2 Aristóteles, en su Política (libro I, capítulo 4), llet y Ginette Michaud, París, Galilée, 2008; Seminai-
re La bête et le souverain. Volume II (2002-2003), ed.
llama a los esclavos «instrumentos vivientes», análo-
de Michel Lisse, Marie-Louise Mallet y Ginette Mi-
gos a los animales domésticos y a los instrumentos
chaud, París, Galilée, 2010.
inanimados, en la medida en que todos ellos son pro- 5 Sobre la conexión entre los conceptos de «rena-
piedades del amo y pueden ser «manejados» por él,
sea para su propio disfrute y servicio personal o sea cimiento», «revolución», «progreso», «emancipa-
ción» y «modernidad», véase José Antonio Maravall,
para la producción de bienes. En cuanto a la importan-
Antiguos y modernos. La idea de progreso en el de-
cia antropológica de la «mano» como órgano prensil e
sarrollo inicial de una sociedad, Madrid Alianza,
instrumento de poder, véase el análisis de Elias Canet-
1986; Eugenio Garin, «Edades oscuras y Renaci-
ti en Obras completas I. Masa y poder, ed. y trad. de
miento: un problema de límites», en La revolución
Juan José del Solar, Barcelona, Galaxia Guten-
cultural del Renacimiento, Barcelona, Grijalbo,
berg-Círculo de Lectores, 2002, pp. 266-277. 1981, pp. 29-71; John Bury, La idea del Progreso,
3 Para una reflexión sistemática sobre el concepto
Madrid, Alianza, 1971; Robert Nisbet, Historia de la
de «liberación», véase algunas de las obras de Enrique idea de progreso, Barcelona, Gedisa, 1981; Hans
Dussel: Filosofía de la liberación, México, Primero Blumemberg, La legitimación de la Edad Moderna,
Editores, 2001; Ética de la liberación en la edad de la Valencia, Pre-textos, 2008; Reinhart Koselleck, Futu-
globalización y de la exclusión, Madrid, Trotta, 2009; ro pasado. Para una semántica de los tiempos histó-
Política de la liberación I. Historia mundial y crítica, ricos, Barcelona, Paidós, 1993; y Giacomo Marra-
Madrid, Trotta, 2007; y Política de la liberación II. mao, Poder y secularización, Península, Barcelona,
Arquitectónica, Madrid, Trotta, 2009. 1989.

ISEGORÍA, N.º 43, julio-diciembre, 2010, 659-669, ISSN: 1130-2097 667


Antonio Campillo

6 Immanuel Kant, «Respuesta a la pregunta: ¿Qué moderna en Europa, Barcelona, Critica, 1998; Steven
es la Ilustración?», en En defensa de la Ilustración, tr. Shapin, The scientific revolution, Chicago, University
de Javier Alcoriza y Antonio Lastra, intr. de José Luis of Chicago Press, 1996; J. L. González Recio y
Villacañas, Barcelona, Alba, 1999, pp. 63-71. Unmün- A. Rioja (eds.), Los orígenes europeos de la ciencia
digkeit es el término negativo empleado por Kant en moderna, Madrid, Cersa, 2004. Sobre las modernas
esta cita, y suele traducirse como «minoría de edad», utopías tecno-científicas: Eugenio Ímaz (ed.), Utopias
«inmadurez», «dependencia» o «no emancipación»; el del Renacimiento: Moro, Campanella y Bacon, Méxi-
término positivo, Mündigkeit, puede traducirse indis- co, FCE, 1973; Frank E. Manuel y Fritzie E. Manuel,
tintamente como «mayoría de edad» o «emancipa- El pensamiento utópico en el mundo occidental, 3
ción». vols., Madrid, Taurus, 1981, especialmente el segundo
7 Recordaré sólo algunos de los textos iniciales de volumen, dedicado al «auge de la utopía» en la época
la polémica sobre la llamada «crisis de la moderni- moderna (siglos XVII-XIX); y David F. Noble, La reli-
dad»: François Lyotard, La condición postmoderna. gión de la tecnología. La divinidad del hombre y el es-
Informe sobre el saber, Madrid, Cátedra, 1987 (orig. píritu de invención, Barcelona, Paidós, 1999.
10 Sobre las revoluciones europeas y su papel en la
1979); Jürgen Habermas, «La modernidad inconclu-
sa», El viejo topo, 62, noviembre 1981, 45-50 (orig. formación de los Estados modernos: Charles Tilly, Las
1981), y El discurso filosófico de la modernidad, Ma- revoluciones europeas 1492-1992, Barcelona, Crítica,
drid, Taurus, 1989 (orig. 1985); Michel Foucault, 2001, y Coerción, capital y los Estados europeos
«¿Qué es la Crítica? (Crítica y Aufklärung)» (1978), 990-1990, Madrid, Alianza, 1992. Sobre las revolu-
«¿Qué es la Ilustración?» (1983) y «Seminario sobre ciones americanas: Maldwyn A. Jones, Historia de
el texto de Kant: Was ist Aufklärung?» (1983), reuni- Estados Unidos (1607-1992), Madrid, Cátedra, 1996;
dos en Sobre la Ilustración, ed. de J. de la Higuera, Howard Zinn, La otra historia de los Estados Unidos,
Madrid, Tecnos, 2003. Mi primera contribución a esta Hondarribia, Argitaletxe Hiru, 1997; John Lynch, Las
polémica: Adiós al progreso. Una meditación sobre la revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826, Barce-
historia, Barcelona, Anagrama, 1985, 2.ª ed. 1995. lona, Ariel, 2007; Nelly Macaulay y David Bushnell,
Para un análisis crítico del debate modernidad/post- El nacimiento de los países latinoamericanos, Madrid,
modernidad, véase también: Anthony Giddens, Conse- Nerea, 1989; Tulio Halperín Donghi, Reforma y diso-
cuencias de la Modernidad, Madrid, Alianza, 1993; lución de los imperios ibéricos: 1750-1850, Madrid,
Albrecht Wellmer, Sobre la dialéctica de modernidad Alianza, 1985; y Julio Sánchez e Izaskun Álvarez
y postmodernidad. La crítica de la razón después de (eds.), Visiones y revisiones de la independencia ame-
Adorno, Madrid, Visor, 1993; Fredric Jameson, Teoría ricana, 2 vols., Salamanca, Universidad de Salaman-
de la postmodernidad, Madrid, Trotta, 1996; Perry ca, 2005-2007.
Anderson, Los orígenes de la posmodernidad, Madrid, 11 Max Weber, Economía y sociedad. Esbozo de

Anagrama, 2000; y Nicolás Casullo (ed.), El debate sociología comprensiva, México, FCE, 1964, y Ensa-
modernidad/posmodernidad, Buenos Aires, Retórica, yos de sociología de la religión, 2 vols., Madrid, Tau-
2004, 2.ª ed. rus, 1987.
8 Sobre el concepto de «poder pastoral», véase 12 Immanuel Kant, «Replanteamiento de la cues-

Michel Foucault, Seguridad, territorio, población. tión sobre si el género humano se halla en continuo
Curso del Collège de France (1977-1978), ed. de progreso hacia lo mejor» (1797), en Ideas para una
M. Senellart, dir. de F. Ewald y A. Fontana, Madrid, historia universal en clave cosmopolita y otros escri-
Akal, 2008. Sobre el concepto de «secularización»: tos sobre Filosofía de la Historia, tr. de C. Roldán Pa-
Giacomo Marramao, Poder y secularización, o.c. So- nadero y R. Rodríguez Aramayo, Madrid, Tecnos,
bre la Reforma y sus consecuencias en la Europa mo- 1987, pp. 79-100.
derna: Geoffrey R. Elton, La Europa de la Reforma 13 Las islas Canarias fueron la primera escala y el

(1517-1559), Madrid, Siglo XXI, Madrid, 1987; John primer experimento de la expansión ultramarina euro-
H. Elliott, La Europa dividida (1559-1598), Barcelo- pea. Véase Alfred Crosby, Imperialismo ecológico. La
na, Crítica, 2010; y Geoffrey Parker, Europa en crisis expansión biológica de Europa, 900-1900, Barcelona,
(1598-1648), Madrid, Siglo XXI, 1981. Crítica, 1988, cap. 4: «Las Islas Afortunadas», pp. 86-
9 Sobre la revolución científica: Edwin A. Burtt, 121.
14 Para un desarrollo mucho más amplio de las
Los fundamentos metafísicos de la ciencia moderna,
Buenos Aires, Sudamericana, 1960; Alexandre Koyré, ideas expuestas a continuación, remito a Antonio
Del mundo cerrado al universo infinito, Madrid, Siglo Campillo, Variaciones de la vida humana. Una teoría
XXI, 1984; Thomas S. Khun, La revolución coperni- de la historia, Madrid, Akal, 2001, y El concepto de
cana. La astronomía planetaria en el desarrollo del lo político en la sociedad global, Barcelona, Herder,
pensamiento occidental, Barcelona, Ariel, 1996; Hans 2008.
Blumenberg, Die Genesis der kopernikanischen Welt, 15 Para un balance general sobre los movimientos

Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1975; Alfred R. Hall, sociales de los dos últimos siglos, véase Charles Tilly
La revolución científica (1500-1750), Barcelona, Crí- y Lesley J. Wood, Los movimientos sociales, 1768-
tica, 1985; Paolo Rossi, El nacimiento de la ciencia 2009, Barcelona, Crítica, 2009.

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Sobre las formas y los límites de la emancipación

16 Nancy Fraser, en Escalas de justicia (Barcelona, raciones, y las relaciones entre los diferentes grupos
Herder, 2008), distingue tres dimensiones de la justi- étnicos y culturales. Por eso, creo que es necesario
cia: la «redistribución» socio-económica (el gran mo- distinguir más bien cuatro dimensiones de la justicia,
tivo de disputa desde el movimiento socialista del si- irreductibles entre sí: la paridad sexual, la redistribu-
glo XIX hasta los Estados de bienestar de la posguerra ción económica, el reconocimiento intercultural y la
y el actual movimiento altermundialista contra el capi- representación política. Para una justificación del
talismo neoliberal y a favor de la «justicia global»), el «equilibrio antropológico» entre estas cuatro dimen-
«reconocimiento» cultural de las minorías étnicas y de siones, remito a Variaciones de la vida humana, o.c.
las identidades sexuales (que pasa a ocupar el primer 17 Para la distinción y la complementariedad entre
plano con la irrupción de los movimientos poscolonia- «responsabilidad contractual» y «responsabilidad tute-
les y feministas de los años setenta y ochenta), y la lar», véase «Poder y responsabilidad en la sociedad
«representación» política democrática (que tiene que global», recogido en Antonio Campillo, El gran expe-
ver con el acceso de todos los pueblos y grupos socia- rimento. Ensayos sobre la sociedad global, Madrid,
les a la deliberación pública y a la toma colectiva de Los Libros de la Catarata, 2001, pp. 93-112.
decisiones, no sólo en la escala «westfaliana» del mo- 18 Michel Foucault, «La ética del cuidado de sí
derno Estado-nación sino en todas las escalas territo-
riales, de lo local a lo global). En mi opinión, sin em- como práctica de la libertad», en Carlos Gómez (ed.),
bargo, las luchas contra la dominación patriarcal y las Doce textos fundamentales de la Ética del siglo XX,
luchas contra la dominación cultural no pueden ser Madrid, Alianza, 2002, pp. 256-264.
asimiladas bajo el rótulo común de luchas por el «re- 19 Por eso, Hannah Arendt considera que «la nata-

conocimiento», puesto que responden a dos dimensio- lidad, y no la mortalidad, puede ser la categoría cen-
nes diferentes e irreductibles de la vida humana: las tral del pensamiento político» (La condición humana,
relaciones parentales entre los sexos y entre las gene- Barcelona, Paidós, 1993, p. 23).

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