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también una de las metáforas más fre- morables del pasado, sino también los
cuentes para nombrar el ejercicio de la sueños más prometedores con respecto al
dominación. 2 De esta raíz procede tam- porvenir, hizo que el concepto de eman-
bién el verbo castellano «manumitir» cipación se convirtiera, desde las prime-
(«liberar a un esclavo»), derivado del la- ras revoluciones políticas del Occidente
tino manumittere, que es un compuesto euro-americano (la inglesa, la norteame-
de manus y mittere («enviar lejos —o ricana y la francesa), en uno de los con-
desprender de la mano— del amo»). Así ceptos fundamentales del pensamiento
que emancipare es el antónimo de manci- político moderno.
pare y el sinónimo de manumittere, pues Más aún, este concepto estuvo estre-
significa «librar de ataduras», dejar de chamente ligado al modo en que la Euro-
estar sometido a otro o en manos de otro. pa moderna se autocomprendió teórica-
En resumen, «emancipación» equi- mente y se autoafirmó políticamente,
vale a «liberación», pues alude al acto o frente a la tradición de la cristiandad me-
proceso por el que un individuo o una co- dieval y frente a los pueblos no europeos.
munidad que están «en manos de otro», El propio concepto de «modernidad»,
es decir, en situación de dependencia o con el que se nombra un «tiempo nuevo»,
subordinación, adquieren el estatuto jurí-
una «nueva época» de la historia humana
dico-político de libertad, autonomía, in-
(inicialmente entendida por los huma-
dependencia o soberanía. El Diccionario
nistas de los siglos XV y XVI como un
de la Real Academia Española asigna al
verbo «emancipar» dos acepciones, una «renacimiento», un «retorno» o una «re-
más antigua y restringida («libertar de la volución» más o menos cíclica de la An-
patria potestad, de la tutela o de la servi- tigüedad greco-latina, y más tarde refor-
dumbre»), y otra más moderna y general mulada como un proceso irreversible de
(«liberarse de cualquier clase de subordi- «progreso», de «ilustración» y de «revo-
nación o dependencia»). Efectivamente, lución» hacia adelante, que debía «supe-
hoy hablamos de «emancipación» para rar» o trascender toda la historia pasada),
referirnos a toda clase de acciones de li- está inseparablemente ligado al concepto
beración: el hijo que se libera de la patria de «emancipación», hasta el punto de que
potestad, la mujer que se libera de la tute- ambos fueron concebidos a partir de los
la marital, el esclavo que se libera del do- siglos XVII y XVIII, por las élites políticas
minio del amo, el siervo que se libera del e intelectuales de Europa occidental y de
señor feudal, el asalariado que se libera sus colonias ultramarinas, como si fueran
del patrón capitalista, el colonizado que dos conceptos equivalentes e intercam-
se libera del yugo del colonizador, etc. 3 biables. 5
Debido a esta diversidad de significados, Basta recordar el célebre comienzo
el término «emancipación» ha sido y es del artículo de Immanuel Kant Respuesta
utilizado en los más diferentes contextos a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?
sociales, para nombrar la búsqueda de la (1784):
máxima libertad posible para todas las
personas y para todos los pueblos. En las Ilustración [Aufklärung] es la salida del
últimas décadas, ha comenzando a utili- hombre de su culpable minoría de edad. Mi-
noría de edad [Unmündigkeit] es la imposibi-
zarse también para reivindicar la emanci- lidad de servirse de su entendimiento sin la
pación o liberación de los animales con guía de otro. Esta imposibilidad es culpable
respecto al dominio de los humanos. 4 cuando su causa no reside en la falta de enten-
Esta inmensa potencia semántica, ca- dimiento, sino de decisión y valor para servir-
paz de evocar no sólo las luchas más me- se del suyo sin la guía de otro. ¡Sapere aude!
¡Ten valor de servirte de tu propio entendi- había una relación de refuerzo mutuo en-
miento! Tal es el lema de la Ilustración. 6 tre los tres campos, como puede obser-
varse en el citado texto de Kant sobre la
Para Kant, la «emancipación» es el
Ilustración.
acceso a la «mayoría de edad» no sólo
biológica, sino también intelectual, moral Por un lado, se produjo lo que po-
y legal, y consiste en atreverse a pensar y dríamos llamar la «emancipación religio-
actuar por uno mismo, de manera autóno- sa». La Reforma protestante del siglo XVI
ma, liberándose de la tutela externa de fue el primer movimiento «herético» del
otros y siguiendo exclusivamente los dic- cristianismo latino que no fue derrotado o
asimilado por la Iglesia de Roma, sino
tados internos de la propia razón natural
que logró enfrentarse a ella con éxito, a
(en la triple acepción kantiana de la ra-
través de largas y sangrientas guerras de
zón: conocimiento científico, ley moral y
religión, arrebatándole el control de am-
juicio estético).
plios territorios de Europa occidental y
Pues bien, este concepto moderno de poniendo fin al sueño medieval del Impe-
«emancipación» y, con él, el concepto rio cristiano. El último representante de
mismo de «modernidad» como una épo- ese sueño fue el Imperio hispánico y ul-
ca radicalmente «nueva» de la historia tramarino de Carlos V y Felipe II, contra
humana, vinculados e identificados entre el que se rebelaron los reinos, principa-
sí en el concepto kantiano de Aufklärung dos y repúblicas urbanas «protestantes»
(Ilustración), han sido sometidos en las de Alemania, Inglaterra y Holanda. La
últimas décadas a un profundo cuestiona- Reforma protestante abrió el proceso de
miento crítico, que incluso ha llevado a la «secularización», que comenzó con la
hablar de una época «postmoderna» o expropiación de los bienes eclesiásticos y
«postilustrada». 7 condujo a la emancipación de los laicos
En las páginas que siguen, voy a tra- con respecto a lo que Michel Foucault
tar de precisar cuáles fueron los supues- llamó el «poder pastoral» de los cléri-
tos fundamentales del concepto moderno gos. 8
de emancipación, y, a continuación, trata- Paralelamente, se produjo la «eman-
ré de apuntar de qué modo y en qué direc- cipación científica». La llamada «revolu-
ción están siendo hoy revisados y refor- ción científica» de los siglos XVI y XVII,
mulados, a la vista de las transformacio- de Copérnico a Newton, se enfrentó a la
nes que ha experimentado la experiencia tradición escolástica de las universidades
histórica de la humanidad, en los dos- medievales y a la imagen geocéntrica y
cientos años que nos separan de las pri- teológica del mundo (en la que se combi-
meras revoluciones europeas y las prime- naban la astronomía aristotélico-ptole-
ras declaraciones de independencia de las maica y el dogma cristiano de un mundo
colonias americanas. creado y gobernado providencialmente
por Dios), sustituyéndola por una visión
II descentrada, desencantada y matematiza-
da de la Naturaleza (la res extensa de
El proceso de emancipación de la Europa Descartes), y por una concepción instru-
moderna se emprendió en tres campos mental, experimental y acumulativa del
sociales diferentes (el religioso, el cientí- conocimiento (el «saber es poder» de Ba-
fico y el político), cada uno con su propia con). Las utopías modernas, comenzando
dinámica histórica y su propio ritmo de por la Nueva Atlántida de Francis Bacon,
cambio, aunque al mismo tiempo los filó- anunciaron el progresivo dominio del
sofos ilustrados dieron por supuesto que hombre sobre esa Naturaleza desencanta-
da, gracias a los nuevos saberes tec- y socio-política, fue promovido en tres
no-científicos. 9 niveles o escalas diferentes, que también
Por último, en los siglos XVII y XVIII se consideraban convergentes entre sí: el
se inició el proceso de la «emancipación nivel ético, el político y el histórico.
política». Frente a las monarquías teocrá- En primer lugar, debía promoverse y
ticas y las jerarquías feudales heredadas conquistarse la emancipación «ética» del
de la Edad Media, pero también frente a sujeto individual, sobre todo por medio
los imperios coloniales creados a partir de la «educación». La educación comen-
de 1492 por las potencias de la Europa at- zó a ser entendida como un proceso de
lántica (Portugal, España, Francia e In- «ilustración» intelectual y moral, es de-
glaterra), se produjeron las primeras cir, de «formación» o modelación cons-
revoluciones políticas de la Europa mo- ciente, deliberada y metódica de la iden-
derna (la inglesa de 1688 y la francesa de tidad personal. Por medio de ella, el «me-
1789), y las sucesivas guerras y declara- nor de edad» debía convertirse en un
ciones independentistas de las colonias sujeto adulto, racional, libre y autónomo.
americanas (la de Estados Unidos en Por eso, la educación se convirtió en una
1776, la de Haití en 1804 y todas las de- de las preocupaciones fundamentales de
más entre 1810 y 1825, tras la ocupación los humanistas, ilustrados, reformadores
de la península ibérica por las tropas na- y revolucionarios modernos.
poleónicas en 1808). Todas estas revolu- En segundo lugar, había que promo-
ciones y declaraciones de independencia ver y conquistar la emancipación «políti-
reivindicaron la igualdad natural entre to- ca» del Estado: el Estado moderno no po-
dos los seres humanos, las libertades eco- día seguir siendo una jerarquía de «Esta-
nómicas y políticas, la propiedad pri- dos» o «estamentos» sociales instituida
vada, el contrato social y la soberanía por Dios y legitimada por la Iglesia de
popular. 10 Roma como su único representante en la
A partir de esta triple mutación histó- Tierra, sino que debía constituirse a sí
rica (la Reforma religiosa, la revolución mismo como un sujeto colectivo autóno-
científica y las revoluciones políticas), mo y homogéneo, «soberano» y «repu-
tanto los filósofos ilustrados de los si- blicano». Es decir, el gobernante supre-
glos XVII y XVIII, como los teóricos de las mo de la comunidad política no podía
ciencias sociales de los siglos XIX y XX, aceptar ninguna instancia jurídica o ecle-
celebraron la «modernización» de la Eu- siástica por encima de él, y no podía tener
ropa occidental y de sus colonias ultra- otra fuente de legitimidad que el contrato
marinas como un proceso paulatino y explícito o el consentimiento implícito de
convergente de secularización religiosa, los ciudadanos sujetos a su jurisdicción.
de progreso tecno-científico y de demo- Estos dos niveles, el individual o
cratización socio-política, un triple pro- «ético» y el colectivo o «político», de-
ceso que Max Weber describió como la bían confluir en un «contrato social» ori-
«racionalización» generalizada de todas ginal entre todos los sujetos adultos,
las esferas de la vida humana, que expli- racionales, libres e iguales, que volunta-
caría la singularidad de Occidente y su riamente se constituirían como una co-
hegemonía sobre el resto del mundo. 11 munidad política autónoma y homogé-
nea. Este «contrato social» entre sujetos
III libres e iguales no sólo fue pensado como
un acto «jurídico» con valor y fuerza de
Este proceso paulatino y convergente de ley, sino como el origen primero y el fun-
emancipación religiosa, tecno-científica damento último de toda ley y de todo
Estado de Derecho. Además, este acto ju- saberes tecno-científicos, lo que permiti-
rídico fundacional fue identificado con ría al hombre dominar la Naturaleza, li-
acontecimientos históricos concretos: las berarse del «reino de la necesidad» y
revoluciones populares de Inglaterra y de convertirse en un «nuevo Demiurgo».
Francia frente a las monarquías teocráti-
cas, las guerras de independencia de las IV
colonias americanas frente a las metrópo-
lis europeas, y la paralela redacción de Este proceso histórico de emancipación
las primeras constituciones y declaracio- de la Humanidad (una emancipación a un
nes de derechos. Y estos acontecimien- tiempo religiosa, tecno-científica y socio-
tos, a su vez, se convirtieron en actos per- política, y a un tiempo individual, estatal
formativos por medio de los cuales los y mundial), fue concebido como un pro-
propios actores revolucionarios se auto- ceso evolutivo y eurocéntrico.
proclamaban como la «nación» en armas En efecto, la Historia Universal de la
o como el «pueblo» reunido en asamblea, Humanidad comenzó a ser entendida
se autoconstituían como un Estado so- como un «progreso» paulatino, irreversi-
berano e independiente, e instituían al ble y generalizado del «salvajismo» a la
mismo tiempo su propia condición de «civilización».
«ciudadanos» o «sujetos de derecho», re- Además, se dio por supuesto que este
conocidos jurídicamente y protegidos po- «progreso» se había iniciado en Europa,
líticamente como tales por ese Estado ya desde la Antigüedad greco-romana,
que ellos mismos habían constituido. con el paréntesis (o el avance) de la Edad
Todas estas revoluciones, guerras, Media cristiana, judía y musulmana, y se
constituciones y declaraciones se inscri- había renovado a partir del Renacimien-
bieron, a su vez, en un tercer nivel o esca- to, es decir, con la llamada Modernidad
la de emancipación. Desde el momento europea, considerada como una época ra-
mismo de su acontecer, comenzaron a ser dicalmente «nueva» de la historia huma-
interpretadas como otros tantos episodios na. Esta «nueva época» se habría iniciado
de un único y gran relato: la emancipa- en Europa occidental, a partir de 1492, y
ción «histórica» de la Humanidad, enten- la expansión ultramarina de los grandes
dida ésta no como un mero concepto ge- imperios coloniales habría permitido ex-
nérico, sino como el «conjunto de los tender poco a poco el proceso de «moder-
hombres reunidos socialmente y esparci- nización» al resto del mundo. 13
dos en pueblos sobre la Tierra». 12 Tal y Este proceso evolutivo y eurocéntri-
como propuso Kant en sus famosos co de modernización del mundo se habría
opúsculos de filosofía de la historia, la producido en tres grandes fases: en una
emancipación progresiva de la Humani- primera fase (siglos XVI a XVIII), tuvo lu-
dad debía convertirse en el «hilo conduc- gar la colonización y civilización de los
tor» de una «historia universal en clave pueblos «salvajes» o «bárbaros» del con-
cosmopolita». Esta emancipación históri- tinente americano; en una segunda fase
ca de la Humanidad fue pensada en un (último tercio del siglo XVIII y primer ter-
doble sentido: como la sustitución de las cio del XIX), se independizaron las colo-
«guerras de conquista» por el pacífico y nias americanas dominadas por las élites
«libre comercio», lo que permitiría pasar descendientes de europeos (Estados Uni-
de la hobbesiana «guerra de todos contra dos, Canadá y las colonias iberoamerica-
todos» a la kantiana «paz perpetua»; y nas); en una tercera fase (último tercio
como la sustitución de las antiguas creen- del siglo XIX y primera mitad del XX), se
cias mágico-religiosas por los modernos puso en marcha una nueva ola expansiva
ciones liberales de la Europa y la Améri- tes, deportados, torturados, etc.); los se-
ca modernas, era identificado como un res humanos ausentes o no vivientes (los
varón, cabeza de familia, propietario de ya desaparecidos y los que aún están por
tierras, perteneciente a la etnia superior o venir, las víctimas del pasado y las gene-
civilizada (helena, romana, cristiana, eu- raciones futuras); e incluso los seres no
ropea, de raza blanca...) y, por todo ello, humanos (plantas, animales y, en gene-
ciudadano de pleno derecho. ral, el resto de los seres que componen la
Los movimientos sociales de los si- biosfera de la Tierra). 17
glos XIX y XX (socialismo, feminismo, La tradición dominante del pensa-
antiesclavismo, indigenismo, etc.) han te- miento ético y político de Occidente esta-
nido que luchar contra los privilegios po- bleció una jerarquía entre el principio su-
líticos, económicos, sexuales y culturales perior de la «autonomía», practicado por
de las élites occidentales post-revolucio- el varón en el espacio público o político,
narias, tanto en Europa como en las colo- y el principio inferior del «cuidado»,
nias europeas emancipadas o independi- practicado por la mujer en el espacio pri-
zadas. vado o doméstico. El cabeza de familia
Pero el sentido de todos estos movi- era el punto de articulación y de disocia-
mientos sociales emancipatorios no con- ción entre el espacio público, donde regía
siste simplemente en extender el estatuto el «contrato» entre iguales, y el espacio
de sujeto emancipado y de ciudadano de privado, donde regía la «tutela» del supe-
pleno derecho a los grupos sociales hasta rior hacia los inferiores (mujer, hijos,
ahora excluidos (trabajadores, mujeres, siervos, enfermos, ancianos, etc.). Esta
etnias minoritarias, pueblos indígenas, jerarquía de principios y de espacios se
etc.), sino que se trata más bien de sub- ha mantenido a lo largo del pensamiento
vertir las jerarquías estamentales de las occidental, desde Platón y Aristóteles
élites post-revolucionarias que se consi- hasta Kant y Hegel. Y ha sido heredada
deraban a sí mismas emancipadas, y que por las ciencias sociales y por las políti-
sin embargo se resistían (y se siguen re- cas públicas hasta fecha bien reciente, in-
sistiendo) con uñas y dientes a perder sus cluso tras la aparición del Estado de bie-
privilegios políticos, económicos, sexua- nestar en la segunda posguerra mundial.
les y culturales. Pues bien, es preciso problematizar la je-
Además, el principio de la emanci- rarquía entre los dos principios y entre
pación, de la autonomía y de la «respon- los dos espacios. Ésta es la gran revolu-
sabilidad contractual» entre iguales, no ción ética y política puesta en marcha por
es suficiente para fundar una sociedad el socialismo en el siglo XIX y radicaliza-
justa. Debe ser complementado y con- da por el feminismo en el siglo XX.
trapesado con el principio de la «respon- También es preciso reconocer los lí-
sabilidad tutelar», de la compasión y del mites del principio de emancipación a la
cuidado hacia los otros seres de este hora de pensar nuestra relación con la
mundo, y sobre todo hacia los más débi- Naturaleza y con nuestro propio cuerpo
les, hacia los más vulnerables, hacia viviente, y el papel que deben cumplir los
quienes están en una situación de inde- saberes tecno-científicos en esa doble re-
fensión y dependencia con respecto a los lación. También aquí es preciso comple-
más poderosos, por la causa que sea: los mentar y contrapesar el principio de auto-
seres humanos actualmente vivientes y nomía y de responsabilidad contractual
en situación de vulnerabilidad (niños, con el principio de cuidado y de respon-
ancianos, enfermos, mendigos, migran- sabilidad tutelar.
NOTAS
1 Una primera versión de este trabajo fue presenta- 4 Véase, por ejemplo, el libro de Peter Singer, Li-
da como ponencia en el Foro Internacional Razón, beración animal (Madrid, Trotta, 1999, 2.ª ed.), consi-
utopía y ética de la emancipación ante el centenario derado como la Biblia del movimiento mundial en de-
de la independencia iberoamericana, celebrado en la fensa de los derechos de los animales. Sobre la rela-
Universidad de La Laguna, del 30 de noviembre al 4 ción de dominio entre los humanos y los animales,
de diciembre de 2009. La ponencia se presentó el 1 de además del ya citado libro de Elias Canetti, véase tam-
diciembre, en la mesa titulada La ética de la emanci- bién las reflexiones del último Jacques Derrida: El
pación, que contó también con la participación de Vi- animal que luego estoy si(gui)endo, Madrid, Trotta,
vian Auffant (UPR, Puerto Rico) y Ángel Puyol 2008; Seminaire La bête et le souverain. Volumen I
(UAB, España). (2001-2002), ed. de Michel Lisse, Marie-Louise Ma-
2 Aristóteles, en su Política (libro I, capítulo 4), llet y Ginette Michaud, París, Galilée, 2008; Seminai-
re La bête et le souverain. Volume II (2002-2003), ed.
llama a los esclavos «instrumentos vivientes», análo-
de Michel Lisse, Marie-Louise Mallet y Ginette Mi-
gos a los animales domésticos y a los instrumentos
chaud, París, Galilée, 2010.
inanimados, en la medida en que todos ellos son pro- 5 Sobre la conexión entre los conceptos de «rena-
piedades del amo y pueden ser «manejados» por él,
sea para su propio disfrute y servicio personal o sea cimiento», «revolución», «progreso», «emancipa-
ción» y «modernidad», véase José Antonio Maravall,
para la producción de bienes. En cuanto a la importan-
Antiguos y modernos. La idea de progreso en el de-
cia antropológica de la «mano» como órgano prensil e
sarrollo inicial de una sociedad, Madrid Alianza,
instrumento de poder, véase el análisis de Elias Canet-
1986; Eugenio Garin, «Edades oscuras y Renaci-
ti en Obras completas I. Masa y poder, ed. y trad. de
miento: un problema de límites», en La revolución
Juan José del Solar, Barcelona, Galaxia Guten-
cultural del Renacimiento, Barcelona, Grijalbo,
berg-Círculo de Lectores, 2002, pp. 266-277. 1981, pp. 29-71; John Bury, La idea del Progreso,
3 Para una reflexión sistemática sobre el concepto
Madrid, Alianza, 1971; Robert Nisbet, Historia de la
de «liberación», véase algunas de las obras de Enrique idea de progreso, Barcelona, Gedisa, 1981; Hans
Dussel: Filosofía de la liberación, México, Primero Blumemberg, La legitimación de la Edad Moderna,
Editores, 2001; Ética de la liberación en la edad de la Valencia, Pre-textos, 2008; Reinhart Koselleck, Futu-
globalización y de la exclusión, Madrid, Trotta, 2009; ro pasado. Para una semántica de los tiempos histó-
Política de la liberación I. Historia mundial y crítica, ricos, Barcelona, Paidós, 1993; y Giacomo Marra-
Madrid, Trotta, 2007; y Política de la liberación II. mao, Poder y secularización, Península, Barcelona,
Arquitectónica, Madrid, Trotta, 2009. 1989.
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es la Ilustración?», en En defensa de la Ilustración, tr. Shapin, The scientific revolution, Chicago, University
de Javier Alcoriza y Antonio Lastra, intr. de José Luis of Chicago Press, 1996; J. L. González Recio y
Villacañas, Barcelona, Alba, 1999, pp. 63-71. Unmün- A. Rioja (eds.), Los orígenes europeos de la ciencia
digkeit es el término negativo empleado por Kant en moderna, Madrid, Cersa, 2004. Sobre las modernas
esta cita, y suele traducirse como «minoría de edad», utopías tecno-científicas: Eugenio Ímaz (ed.), Utopias
«inmadurez», «dependencia» o «no emancipación»; el del Renacimiento: Moro, Campanella y Bacon, Méxi-
término positivo, Mündigkeit, puede traducirse indis- co, FCE, 1973; Frank E. Manuel y Fritzie E. Manuel,
tintamente como «mayoría de edad» o «emancipa- El pensamiento utópico en el mundo occidental, 3
ción». vols., Madrid, Taurus, 1981, especialmente el segundo
7 Recordaré sólo algunos de los textos iniciales de volumen, dedicado al «auge de la utopía» en la época
la polémica sobre la llamada «crisis de la moderni- moderna (siglos XVII-XIX); y David F. Noble, La reli-
dad»: François Lyotard, La condición postmoderna. gión de la tecnología. La divinidad del hombre y el es-
Informe sobre el saber, Madrid, Cátedra, 1987 (orig. píritu de invención, Barcelona, Paidós, 1999.
10 Sobre las revoluciones europeas y su papel en la
1979); Jürgen Habermas, «La modernidad inconclu-
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1981), y El discurso filosófico de la modernidad, Ma- revoluciones europeas 1492-1992, Barcelona, Crítica,
drid, Taurus, 1989 (orig. 1985); Michel Foucault, 2001, y Coerción, capital y los Estados europeos
«¿Qué es la Crítica? (Crítica y Aufklärung)» (1978), 990-1990, Madrid, Alianza, 1992. Sobre las revolu-
«¿Qué es la Ilustración?» (1983) y «Seminario sobre ciones americanas: Maldwyn A. Jones, Historia de
el texto de Kant: Was ist Aufklärung?» (1983), reuni- Estados Unidos (1607-1992), Madrid, Cátedra, 1996;
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Madrid, Tecnos, 2003. Mi primera contribución a esta Hondarribia, Argitaletxe Hiru, 1997; John Lynch, Las
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Para un análisis crítico del debate modernidad/post- El nacimiento de los países latinoamericanos, Madrid,
modernidad, véase también: Anthony Giddens, Conse- Nerea, 1989; Tulio Halperín Donghi, Reforma y diso-
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Albrecht Wellmer, Sobre la dialéctica de modernidad Alianza, 1985; y Julio Sánchez e Izaskun Álvarez
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2004, 2.ª ed. rus, 1987.
8 Sobre el concepto de «poder pastoral», véase 12 Immanuel Kant, «Replanteamiento de la cues-
Michel Foucault, Seguridad, territorio, población. tión sobre si el género humano se halla en continuo
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(1598-1648), Madrid, Siglo XXI, 1981. Crítica, 1988, cap. 4: «Las Islas Afortunadas», pp. 86-
9 Sobre la revolución científica: Edwin A. Burtt, 121.
14 Para un desarrollo mucho más amplio de las
Los fundamentos metafísicos de la ciencia moderna,
Buenos Aires, Sudamericana, 1960; Alexandre Koyré, ideas expuestas a continuación, remito a Antonio
Del mundo cerrado al universo infinito, Madrid, Siglo Campillo, Variaciones de la vida humana. Una teoría
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cana. La astronomía planetaria en el desarrollo del lo político en la sociedad global, Barcelona, Herder,
pensamiento occidental, Barcelona, Ariel, 1996; Hans 2008.
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tica, 1985; Paolo Rossi, El nacimiento de la ciencia 2009, Barcelona, Crítica, 2009.
16 Nancy Fraser, en Escalas de justicia (Barcelona, raciones, y las relaciones entre los diferentes grupos
Herder, 2008), distingue tres dimensiones de la justi- étnicos y culturales. Por eso, creo que es necesario
cia: la «redistribución» socio-económica (el gran mo- distinguir más bien cuatro dimensiones de la justicia,
tivo de disputa desde el movimiento socialista del si- irreductibles entre sí: la paridad sexual, la redistribu-
glo XIX hasta los Estados de bienestar de la posguerra ción económica, el reconocimiento intercultural y la
y el actual movimiento altermundialista contra el capi- representación política. Para una justificación del
talismo neoliberal y a favor de la «justicia global»), el «equilibrio antropológico» entre estas cuatro dimen-
«reconocimiento» cultural de las minorías étnicas y de siones, remito a Variaciones de la vida humana, o.c.
las identidades sexuales (que pasa a ocupar el primer 17 Para la distinción y la complementariedad entre
plano con la irrupción de los movimientos poscolonia- «responsabilidad contractual» y «responsabilidad tute-
les y feministas de los años setenta y ochenta), y la lar», véase «Poder y responsabilidad en la sociedad
«representación» política democrática (que tiene que global», recogido en Antonio Campillo, El gran expe-
ver con el acceso de todos los pueblos y grupos socia- rimento. Ensayos sobre la sociedad global, Madrid,
les a la deliberación pública y a la toma colectiva de Los Libros de la Catarata, 2001, pp. 93-112.
decisiones, no sólo en la escala «westfaliana» del mo- 18 Michel Foucault, «La ética del cuidado de sí
derno Estado-nación sino en todas las escalas territo-
riales, de lo local a lo global). En mi opinión, sin em- como práctica de la libertad», en Carlos Gómez (ed.),
bargo, las luchas contra la dominación patriarcal y las Doce textos fundamentales de la Ética del siglo XX,
luchas contra la dominación cultural no pueden ser Madrid, Alianza, 2002, pp. 256-264.
asimiladas bajo el rótulo común de luchas por el «re- 19 Por eso, Hannah Arendt considera que «la nata-
conocimiento», puesto que responden a dos dimensio- lidad, y no la mortalidad, puede ser la categoría cen-
nes diferentes e irreductibles de la vida humana: las tral del pensamiento político» (La condición humana,
relaciones parentales entre los sexos y entre las gene- Barcelona, Paidós, 1993, p. 23).