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Al contrario, según sus presupuestos, decir que hemos pecado en Adán significa
para Pelagio decir que hemos pecado como Adán: el pecado es exclusivamente
nuestro, dado que las relaciones con Adán son unas relaciones de imitación. Para
Agustín, por el contrario, decir que hemos pecado en Adán equivale a decir que
llevamos verdaderamente en nosotros lo que se había producido en Adán con su
culpa; no se trata sólo de una imitación, sino de una verdadera y propia herencia
de pecado que pasa de Adán a nosotros.
4. ¿Por qué dice G. Colzani que en la doctrina de Agustín: “Adán llega a adquirir un
papel excesivo, casi hasta contraponerse a Cristo”?
como para Cristo, también para Adán se puede hablar de un punto cardinal que
divide la historia en un antes y un después de él. Lejos de resolverse es un
simple anti-tipo de Cristo, Adán aparece aquí en primer plano y mantiene su
propio significado y su propia autonomía en la historia de la humanidad. De esta
manera Agustín recupera las tradiciones judías y apocalípticas que constituyen
el trasfondo de la tipología paulina Adán-Cristo; Agustín mantiene la tipología en
todo su literalismo hasta hacer del pecado de Adán y en Adán la afirmación
negativa necesaria para motivar la gracia universal de Cristo.
5. ¿En qué consiste la visión “imputativa” del pecado original que desarrollaron
algunos autores medievales como Pedro Abelardo? ¿Por qué fue rechazada por
la Iglesia?
6. ¿Por qué afirma el Concilio de Trento que el pecado original tiene una estructura
profundamente distinta de los pecados personales?
8. ¿Por qué para G. Colzani el texto del Génesis capítulo 3 debe ser leído más
como una antropología fundamental que como un comienzo cronológico?
San tropología fundamental, tiene que saber mantener un alto sentido de la
medida y un gran rigor crítico en sus conclusiones: bien porque, probablemente,
el autor del Génesis no conoce sobre el comienzo cronológico de la historia
humana más de lo que conocemos nosotros, bien sobre todo porque el comienzo
cronológico, en su carácter empírico, no es automáticamente ni necesariamente
capaz de indicar la verdad del hombre o de llegar a la raíz de la persona y de su
mundo.
Presentado como imagen de Dios, como realidad viviente del soplo creador, el
hombre aparece totalmente determinado por este origen permanente, de esta
relación básica con Dios que establece el camino de su conciencia y de su
libertad dentro de la historia. En una palabra, lo que nos interesa no es tanto un
comienzo cronológico que el desarrollo de la historia iría acorralando hacia un
pasado cada vez más lejano, como aquel fundamento permanente que revela
hasta el fondo la identidad y el sentido de la vida humana.
9. Los textos de Pablo y de Juan hablan del “pecado del mundo” ¿qué relación
tiene esta categoría con el pecado original? el pecado del mundo es una
universalización del pecado que remite a la seguridad orgullosa e intolerante con
que la humanidad se opone al designio de Dios, hasta pervertir la dignidad
humana haciéndola caer en la incredulidad y en la degradación moral, hasta
llegar a desfigurar profundamente en ella la verdad de Dios. Se pone así en
evidencia un estado general de pecado que domina sobre todos los hombres y
que se ve agravado por sus pecados personales: sólo el Espíritu, recuerda
Juan", puede combatir este pecado y convencer al mundo de su error. Sale
entonces a la luz un misterio de iniquidad que está ya en acto94 y que
representa un contexto real -junto con la certeza de la fidelidad divina- del
ejercicio de nuestra libertad; mientras que el yahvista" lo describe como una
herencia de mal ligada a la culpa de Adán, los autores neotestamentarios
insisten más en el carácter anticristiano de este pecado. Es el rechazo del Dios
de Jesucristo el que, precisamente en la muerte de Jesús, manifiesta toda su
gravedad, toda su agresividad: la muerte de Cristo es el acontecimiento central
del pecado del mundo, es el punto en el que revela toda su perversa
intencionalidad.
10. En la página 559, el autor habla de una ybris ¿en qué consiste exactamente?
Construido en torno al conocimiento del bien y del mal y el afán de hacerse como
dioses, el pecado de Adán intenta iluminar lo que es propio de su voluntad
pecaminosa, es decir, la pretensión de decidir sobre lo que está bien y lo que está
mal fuera de la divina sabiduría creadora, fuera de la relación constitutiva con
Dios. Esta ybris, esta voluntad de hacerse dios, no es tanto la violación de una
norma como lo contrario de la fe, la reivindicación de una autonomía humana
como absoluta e independiente de Dios'.
11. A partir de los numerales 4.1. al 4.4. ¿qué es para G. Colzani el pecado
original?