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UCA - Facultad de Teología 2015 2o sem / 4 hs.

Cátedra de Teología Pastoral I 5o Bach. - 2o


Prof.
Teología Pastoral I Carlos María Galli

Unidad II, 1
LA TEOLOGÍA PASTORAL LATINOAMERICANA DEL CONCILIO
A APARECIDA, UNA RAÍZ DEL PENSAMIENTO DE FRANCISCO

1. La elección y el pontificado de Francisco, primer obispo de Roma y Papa latinoamericano,


muestran que el Viento de Dios sopla fuerte en el Pueblo de Dios en y desde el Sur. La
novedad de su papado, expresada en su ministerio cotidiano, brilla en la exhortación
Evangelii gaudium. Antes, tuvo un momento significativo en el viaje al Brasil y en la Jornada
Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. En ese viaje y en la posterior exhortación se nota el
arraigo de Francisco en la Iglesia de América Latina y en el proyecto misionero de la V
Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe celebrada en 2007 en
Aparecida (A).
2. Dios tejió una trama entre los acontecimientos y los textos de 2013: la renuncia en febrero,
la elección en marzo, el viaje en julio, la exhortación en noviembre, y, ahora el primer
aniversario en 2014. La secuencia ayuda a percibir el curso de un pontificado misionero y
reformador. Éste hunde sus raíces tanto en la figura singular de Jorge Mario Bergoglio como
en su pertenencia eclesial y cultural a América Latina. También, en la incipiente pero
promisoria teología argentina postconciliar. Se puede comprender mejor a Francisco si se
conoce la Iglesia de América Latina, expresada en Aparecida, y la teología pastoral
latinoamericana.
3. La teología latinoamericana es un fruto creativo que surge del encuentro entre las
orientaciones de la enseñanza conciliar y pontificio y la vida pastoral de nuestras iglesias a
nivel local, nacional y continental. Una nota de nuestra teología es su fuerte dimensión
pastoral, que se combina con el rigor científico y la hondura espiritual. En una carta del
teólogo argentino Lucio Gera al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez con motivo de sus
ochenta años, aparece este rasgo común a distintas corrientes de la teología latinoamericana.
En 2007 escribió Gera:
“He experimentado una afinidad contigo también en el hecho de que tu reflexión teológica ha surgido de la
experiencia y práctica pastoral, y se ha orientado hacia ella… Te debemos el agradecimiento por haber
introducido y mantenido en la reflexión teológica y en la pastoral de la Iglesia la afirmación de la prioridad de
los pobres”.1
En América Latina procuramos una teología que una íntimamente la comprensión científica,
la proyección pastoral y el gusto espiritual de la fe. Por la circularidad que hay entre las
virtudes teologales tiendo a decir que una fe animada por el amor y sostenida por la esperanza
genera una teología como inteligencia de la fe, profecía de la esperanza y sabiduría del amor.2
4. La teología pastoral latinoamericana, incluyendo la reflexión argentina, presta una
atención privilegiada a la comprensión histórica de la realidad y a la interpretación teológica
de los procesos de la historia civil y eclesial. Se expresa más en ensayos y documentos
creativos que en manuales y diccionarios sistemáticos. Vincula la historia, la teología y la
pastoral. También el discurso histórico-pastoral de Francisco tiene raíces teológicas y motivos
1
L. GERA, “Carta a Gustavo Gutiérrez”, en: C. DE PRADO; P. HUGHES (coords.), Libertad y esperanza. A
Gustavo Gutiérrez por sus 80 años, Lima, CEP - Instituto Bartolomé de Las Casas, 2008, 548.
2
Cf. C. M. GALLI, De amar la sabiduría a creer y esperar en la Sabiduría del Amor. La teología: inteligencia
de la fe, profecía de la esperanza, sabiduría del amor, Buenos Aires, Facultad de Teología - Guadalupe, 2013.

1
espirituales. Su exhortación menciona la función eclesial y evangelizadora de la labor
teológica.
“La Iglesia, empeñada en la evangelización, aprecia y alienta el carisma de los teólogos y su esfuerzo por la
investigación teológica, que promueve el diálogo con el mundo de las culturas y de las ciencias. Convoco a los
teólogos a cumplir este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia” (EG 133).
5. El primer Papa latinoamericano representa de una forma singular el corazón, el rostro y el
camino de la Iglesia latinoamericana. La novedad de su pontificado está relacionada con la
novedad de Aparecida.3 Muchos factores muestran la continuidad entre Aparecida y lo que
llamo “el código Francisco”.4 El Papa y Aparecida se reflejan mutuamente. Hay una
correlación interactiva: Bergoglio contribuyó con Aparecida; Aparecida contribuye con
Francisco.
6. La teología pastoral latinoamericana actual es un fruto original del primer Concilio
pastoral. Señalaré varios movimientos históricos y discursivos que van del Concilio a la
síntesis de Pablo VI; de la Evangelii nuntiandi a la Evangelii gaudium; de Medellín al
proyecto misionero de Aparecida; de Aparecida, con Bergoglio, al proyecto misionero de
Francisco; de la teología pastoral latinoamericana y argentina a la síntesis de Evangelii
gaudium. Al resumir estos procesos seguiré el ritmo ondulante que va del pasado de las raíces
al presente de los frutos.

1. Del Concilio Vaticano II a la síntesis pastoral de Pablo VI


1. Juan XXIII inauguró el acontecimiento conciliar como el signo de un nuevo Pentecostés.
Pablo VI, en la Ecclesiam suam, que en 2014 cumple cincuenta años, propuso una nueva
reforma (ES 39, 46) o renovación de la Iglesia (ES 12, 55). El Concilio promovió esa reforma
(LG 4, 8; UR 6) o renovación (UR 4), que expresa una Ecclesia semper reformanda.
2. Hoy, con el sostén de su eclesiología pastoral y el impulso de la espiritualidad misionera
Francisco desea completar la reforma de la Iglesia soñada por el Concilio Vaticano II. En la
entrevista dada a La Civiltá Cattolica dijo que el Concilio hizo una relectura del Evangelio a
la luz de la cultura contemporánea y que esa dinámica es absolutamente irreversible. En la
entrevista a La Repubblica afirmó que el Concilio decidió mirar el futuro con espíritu
moderno. Agregó que desde entonces se hizo poco en esa dirección. 5 Es claro que un núcleo
de su programa pastoral está en impulsar reformas en el diálogo entre la Iglesia y la/s
cultura/s.
3. El Concilio se nutre tanto de la vuelta a las fuentes (ad fontes) como de las oportunas
puestas al día (opportuni aggiornamenti) para abrir el acceso a la fuente viva del Evangelio. 6
Su pastoralidad surge de la primacía de Cristo, simbolizada en el rito diario de entronización
del libro de los Evangelios, abierto en el prólogo de san Juan. Cristo, figurado en el Libro,
preside desde su trono porque toda luz viene de Él. La mirada se orienta a Él, Evangelio
viviente y personal. Cristo es el centro del Concilio. Un rito semejante se hizo en el Sínodo de
2008 sobre La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia, al situar el libro de la
Palabra en el centro de la asamblea. El cristocentrismo conciliar ilumina la relación entre Dios
y el hombre fundando el espíritu de la renovación de la Iglesia y su misión evangelizadora en
el mundo.
4. Hay varios esquemas interpretativos para comprender la eclesiología del Concilio Vaticano
II. Uno de ellos se centra en la misión evangelizadora del Pueblo de Dios. Las constituciones
mayores y el decreto Ad gentes brindan una teología de la misión (LG 17, GS 40-45, AG 2-9).
La evangelización es la misión de todo el Pueblo de Dios (AG 35, DH 13, EN 59, ChL 32,
3
Cf. F. STRAZZARI, In Argentina per conoscere Papa Bergoglio, Bolonia, Dehoniane, 2013, 79-86; L.
ACCATTOLI, Il vescovo di Roma. Gli esordi di Papa Francesco, Bologna, Dehoniane, 2014, 30-31.
4
Cf. C. M. GALLI, “La gioia e la tenerezza del Vangelo. Il ‘Codice Francesco’”, Vita Pastorale 2014/3, 62-65.
5
Cf. FRANCISCO, “Il Papa: cosí cambieró la Chiesa”, La Repubblica, 1/10/2013, 3.
6
Cf. CH. THEOBALD, La réception du concile Vatican II. I. Accéder a la source, Paris, Cerf, 2009, 697-699.

2
RMi 26). Así la pensaron la exhortación Evangelii nuntiandi de Pablo VI (EN 2), la encíclica
Redemptoris missio de Juan Pablo II (RMi 32) y ahora la Evangelii gaudium (EG 111, 120).
5. El estilo pastoral del Concilio fue propuesto por San Juan XXIII y asumido por Gaudium
et spes y por Pablo VI. Fue reformulado por sínodos universales e iglesias locales. Juan Pablo
II llamó al proceso postconciliar “el camino de la nueva evangelización”. El Vaticano II es el
comienzo de la nueva evangelización; ésta es el fruto maduro del primer Concilio pastoral.
6. El Papa se remonta al Concilio para fundar la renovación de la Iglesia (UR 6). Afirma que
“el Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente
reforma de sí por fidelidad a Jesucristo” (EG 26). Con esa actitud conciliar el obispo de Roma
fomenta la reforma misionera de todos los miembros, comunidades, estructuras y actividades
del Pueblo de Dios. Francisco tiene un sueño: “sueño con una opción misionera capaz de
transformarlo todo… La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede
entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras” (EG 27).
7. En 1994 Juan Pablo II dijo que el Vaticano II fue un acontecimiento providencial para este
milenio (TMA 18) y releyó la historia postconciliar con la clave de nueva evangelización.
“En el camino de preparación a la cita del 2000 se incluye la serie de Sínodos iniciada después del Concilio
Vaticano II: Sínodos generales y Sínodos continentales, regionales, nacionales y diocesanos. El tema de fondo es
el de la evangelización, mejor todavía, el de la nueva evangelización, cuyas bases fueron fijadas por la
Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi de Pablo VI, publicada en el año 1975 después de la tercera
Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Estos Sínodos ya forman parte por sí mismos de la nueva
evangelización: nacen de la visión conciliar de la Iglesia” (TMA 21).
8. Este proceso nació de la visión conciliar de la Iglesia comprendida como Pueblo de Dios
peregrino, portador del Reino de Dios y sujeto de la misión. La evangelización es la gran
cuestión postconciliar. Dos papas la vieron como “la cuestión fundamental” (EN 4) y “el tema
de fondo” (TMA 21). Grandes teólogos hicieron afirmaciones similares. G. Colombo dijo que
la evangelización es el problema fundamental de la Iglesia conciliar.7 W. Kasper afirmó que la
nueva evangelización es “el desafío pastoral, teológico y espiritual por excelencia”.8

2. De Evangelii nuntiandi a Evangelii gaudium


1. Hay un paralelismo entre lo sucedido tanto en la Iglesia latinoamericana como en la
Iglesia universal en torno a dos papas, dos sínodos y dos exhortaciones. La XIII asamblea
sinodal presidida por Benedicto XVI trató el tema Nova evangelizatio ad christianam fidem
tradendam.9 Tuvo una afinidad con el tema de la III asamblea realizada en 1974 y presidida
por Pablo VI De evangelizatione mundi huius temporis. Esto señala un paso en un proceso de
continuidad en el cambio y de cambio en la continuidad en la peregrinación en la fe del
Pueblo de Dios con varios pontificados y los desafíos culturales de la era de la globalización.
2. El fruto del Sínodo de 1974 fue la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi publicada en
1975, a diez años de la clausura del Concilio, el final del Año Santo y un cuarto de siglo antes
del nuevo milenio (EN 3, 81). En la entrevista Cruzando el umbral de la esperanza Juan
Pablo II hizo dos afirmaciones decisivas: la nueva evangelización comenzó con el Concilio
Vaticano II y su carta magna es la Evangelii nuntiandi.10 Pablo VI dio una síntesis de teología
pastoral postconciliar que ha sido el mejor documento pastoral de la historia de la Iglesia.
3. El Sínodo de 1974 marcó el punto culminante del aporte latinoamericano a la Iglesia
universal en la primera etapa postconciliar. En el período postMedellín hubo un interesante
intercambio entre nuestra reflexión y el magisterio pontificio. Se destacaron los aportes a los

7
G. COLOMBO, “I ‘Colloqui’ dell’Istituto Paolo VI”, en: ISTITUTO PAOLO VI, L’Esortazione apostolica di Paolo
VI ‘Evangelii nuntiandi’. Storia, contenuti, ricezione, Brescia, Istituto Paolo VI 19, 1998, 20.
8
W. KASPER, “La nueva evangelización: un desafío, pastoral, espiritual y teológico”, en: G. AUGUSTIN (ed.), El
desafío de la nueva evangelización, Santander, Sal Terrae, 2012, 37; Chiesa Cattolica, 538-541.
9
Cf. BENEDICTO XVI, “La misión de transfigurar el mundo”, L’Osservatore romano, 31/10/2010, 7.
10
Cf. JUAN PABLO II; V. MESSORI, Cruzando el umbral de la esperanza, Barcelona, Plaza & Janés, 1994, 126.

3
Sínodos de 1971 y 1974.11 Si la relación entre la evangelización, la justicia y la liberación fue
un aporte recogido por la Declaración sobre La Justicia en el Mundo en 1971, otras
contribuciones resonaron en la asamblea de 1974 sobre La evangelización, como la
evangelización de la cultura, su relación con la liberación integral, el valor de la piedad
popular. En la primera etapa de esa reunión, las iglesias de todos los continentes brindaron
panoramas acerca de su situación pastoral. América tuvo dos relatos, uno por el norte y otro
por América Latina.
4. La vivencia latinoamericana de ese Sínodo se expresó en una publicación con las
contribuciones del CELAM, las intervenciones de los obispos en el aula y las conclusiones de
los círculos lingüísticos.12 Incluyó la respuesta del CELAM a los Lineamenta preparada por su
Equipo teológico-pastoral en 1973: Algunos aspectos de la evangelización en América Latina.
5. Mons. Eduardo Pironio, obispo de Mar del Plata y presidente del CELAM, presentó la
relación sobre La evangelización del mundo de hoy en América Latina.13 Pironio expuso el
rostro pascual de nuestra Iglesia marcada por la cruz y la esperanza; la centralidad de la
evangelización; la riqueza de la religiosidad católica popular; el compromiso cristiano por la
liberación integral; el ímpetu de la pastoral juvenil; la novedad de las comunidades eclesiales
de base; el surgimiento de nuevos ministerios; el tesoro de la piedad mariana latinoamericana,
que él había expresado en su oración a Nuestra Señora de América. Dijo que estábamos en el
inicio de una nueva evangelización. Esta frase, que ya había sido empleada dos veces en
Medellín (MD Men; VI, 8), planteaba la necesidad de “una nueva etapa en la evangelización”.
6. Pironio afirmó que “la religiosidad popular es un punto de partida para una nueva
evangelización”.14 Su aporte tuvo un eco en Pablo VI, quien valoró la piedad popular o
religión del pueblo en un memorable texto (EN 48) que, a su vez, tuvo su reflujo en la iglesia
latinoamericana hasta alcanzar la madura reflexión del Puebla (DP 444-469). La enseñanza de
Puebla se convirtió en un clásico sobre el tema y fue citada por el Catecismo de la Iglesia
Católica.15
7. La teología pastoral latinoamericana, en sus variadas vertientes, contempla el corazón
místico del Pueblo de Dios peregrino entre los pobres de nuestros pueblos. Esta comprensión
teologal de la evangelización fue señalada por Pironio en 1974. El obispo argentino decía que:
“América Latina ha sido evangelizada bajo el signo de María y en la fecundidad de la cruz de
Cristo”.16 María conduce a Cristo, su Hijo, y Cristo nos da a María, su Madre, como nuestra
Madre. Cristo es el Centro, un centro centrado en el Padre por el Amor del Espíritu, y María,
que no es el centro, por la gratuidad del amor divino está y permanece siempre en el centro.

3. Desde Medellín hasta el proyecto misionero de Aparecida


1. En la Iglesia de América Latina sopla con fuerza el Viento de Dios desde el Concilio
Vaticano II y su primera recepción en Medellín. Luego, la exhortación Evangelii nuntiandi
fue recibida en la III Conferencia de Puebla. La convocatoria de Juan Pablo II a una nueva
evangelización marcó la IV Conferencia de Santo Domingo en el V centenario de la fe en
América y fue reasumida, en un nuevo marco, por el Sínodo para América y la exhortación
11
Cf. G. CAPRILE, Il Sinodo del Vescovi, Roma, La Civiltá Cattolica, 1975, 352-358; M. ALCALÁ, Historia del
Sínodo de los Obispos, Madrid, BAC, 1996 71-115 y 115-159.
12
Cf. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Evangelización, desafío de la Iglesia. Sínodo de 1974:
documentos papales y sinodales. Presencia del CELAM y del Episcopado Latinoamericano, Bogotá, CELAM,
1976.
13
E. PIRONIO, La evangelización de América Latina, en: CELAM, Evangelización, 113-125; reeditado en E.
PIRONIO, Signos en la Iglesia latinoamericana, Buenos Aires, Guadalupe – Facultad de Teología, 2012, 67-92.
14
E. PIRONIO, La evangelización de América Latina, en: CELAM, Evangelización, desafío de la Iglesia, 116.
15
Cf. C. M. GALLI, “La religiosidad popular urbana ante los desafíos de la modernidad”, en: C. M. GALLI; L.
SCHERZ (comps.), Identidad cultural y modernización, Buenos Aires, Paulinas, 1992, 147-176.
16
E. PIRONIO, La evangelización de América Latina, en: CELAM, Evangelización, 116.

4
Ecclesia in America.17 Luego del Gran Jubileo y del llamado a recomenzar el camino de la
santidad misionera por parte de Novo millennio ineunte, Benedicto XVI llamó a centrar la
mirada de la fe en el Dios – Amor revelado en el rostro de Cristo. En 2007 la V Conferencia
de Aparecida constituyó una síntesis de teología pastoral latinoamericana, puso en acto la
eclesiología del Pueblo de Dios como comunión discipular e inició un intenso movimiento
misionero. Es el signo de la conciencia de una nueva evangelización misionera continental y
permanente.
2. En esa macha, Pablo VI marcó profundamente a América Latina. Fue el primer Papa que
nos visitó e inauguró la Conferencia de Medellín. En ese pequeño Concilio sopló el Viento del
Sur. Nuestra iglesia irrumpió de un modo nuevo e intensificó su contribución a la Catholica.18
Hizo una opción por los pueblos, expresó la solidaridad con los pobres y alentó una liberación
integral. Entre Medellín y Puebla se fortaleció nuestra autoconciencia eclesial e histórica.
La Evangelii nuntiandi tuvo gran repercusión en toda la Iglesia latinoamericana; 19 de un modo
especial en el magisterio, la teología y la pastoral de la Argentina. 20 Fue la base inmediata de
la convocatoria a Puebla, única recepción del texto a nivel continental. Por ella Pablo VI
exhortó a dar un nuevo impulso a la evangelización en nuestro continente latinoamericano.
3. En Puebla sopló el Viento del Sur. Su tema fue La evangelización en el presente y en el
futuro de América Latina. El Documento de Puebla consideró a la Iglesia como la comunión
del Pueblo y la Familia de Dios; promovió el ecumenismo; comprendió la cultura de forma
amplia y a la religión como su raíz; buscó una nueva síntesis vital entre la fe católica y la
cultura moderna; valoró la piedad popular como fuerza activamente evangelizadora;
contempló la originalidad latinoamericana en el rostro de la Virgen de Guadalupe. Puebla
condenó las violencias políticas, sobre todo el terror implantado por las dictaduras militares
regidas por la ideología de la seguridad nacional que aseguró la inseguridad de las personas
hasta su desaparición; llamó a los laicos a asumir un compromiso social como parte del
seguimiento de Cristo; cuestionó la incoherencia entre los valores declamados de la fe y las
estructuras generadoras de desigualdad; hizo una opción por los jóvenes para construir la
Civilización del Amor.
4. Puebla se convirtió en una suma pastoral que centró a nuestra Iglesia en Jesucristo y en la
misión de evangelizar. Recreó las enseñanzas de Pablo VI sobre las relaciones entre la
evangelización, la cultura (EN 18-20, 60-65) y la liberación (EN 29-39). Este trípode:
evangelización, cultura y liberación expresa grandes acentos de la teología pastoral en
América Latina.
El capítulo Evangelización de la cultura (DP 385-443) es el punto neurálgico de su teología y
la clave de su opción pastoral: opción pastoral de la iglesia latinoamericana: la
evangelización de la propia cultura en el presente y hacia el futuro (DP 394). En este marco
se ubican la piedad popular (DP 396) y la opción preferencial por los pobres (DP 1134),
destacando el potencial evangelizador del pueblo bautizado y humilde (DP 450, 1147). La
opción preferencial por los pobres contra la pobreza injusta y por la justicia social, que surge
del amor gratuito de Dios por sus hijos más pequeños, se constituyó en otra marca registrada
de Puebla.
En el capítulo Evangelización, liberación y promoción humana (DP 470-506) retomó el
“proceso dinámico de liberación integral” (DP 480) desplegado por Medellín y recibió la
enseñanza de Evangelii nuntiandi (DP 479-490) elaborando fórmulas integradoras como “la
17
Cf. A. CADAVID DUQUE, “Actualidad de Medellín para la Iglesia de América Latina y de Caribe y de su
proyección en Aparecida”, Medellín 135 (2008) 489-520.
18
Cf. S. SCATENA, ‘In populo pauperum’. La chiesa latinoamericana dal Concilio a Medellín, Il Mulino, 2007.
19
Cf. G. CARRIQUIRY, “La exhortación apostólica Evangelii nuntiandi en la Iglesia en América Latina”, en:
ISTITUTO PAOLO VI, L’Esortazione apostolica di Paolo VI ‘Evangelii nuntiandi’, 259.
20
Cf. A. GRANDE, Aportes argentinos a la teología pastoral y a la nueva evangelización, Buenos Aires, Ágape,
2011, 67-137 y 917-954.

5
evangelización liberadora” (DP 485, 488) y “la liberación cristiana” e “integral” (DP 475,
481, 489).
5. Después de Puebla, en 1983/4, Juan Pablo II convocó a una nueva evangelización como el
inicio de una nueva etapa en la historia evangelizadora de América Latina. La noción
expresa la novedad que se introduce en el presente para continuar el pasado y proyectar el
futuro. Una visión temporal relaciona lo nuevo con lo anterior: hay segunda evangelización y
nuevo comienzo porque hubo una primera y un primer anuncio. Además, lo temporal reclama
la dimensión espacial, geográfica o geocultural. Originalmente planteada a América Latina
(SD 23-30, EiA 1-7, 66) desde 1985 Juan Pablo II la extendió a Europa y, luego, al mundo
entero. En Christifideles laici (1988) incluyó a las iglesias más jóvenes de América y a los
países de antigua cristiandad de Europa (ChL 34) y llamó a iniciar una nueva etapa histórica
del dinamismo misionero del Pueblo de Dios en el mundo (ChL 35). En 1992, al inaugurar la
IV Conferencia de Santo Domingo, el Papa expuso el sentido de una nueva evangelización.21
6. Por el Soplo del Espíritu América es la cuna de la nueva evangelización. La convocatoria
de Juan Pablo II nació en América Latina y no sólo para ella. En 1999, en la exhortación
Ecclesia in America, recordó el origen del tema y lo extendió a los otros continentes.
“Esta preocupación era obvia porque yo mismo había formulado el primer programa de una nueva
evangelización en suelo americano. En efecto, cuando la Iglesia en toda América se preparaba para recordar los
quinientos años del comienzo de la primera evangelización del Continente, hablando al Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM) en Puerto Príncipe (Haití) afirmé: ‘La conmemoración del medio milenio de
evangelización tendrá su significación plena si es un compromiso vuestro como Obispos, junto con vuestro
presbiterio y fieles; compromiso, no de reevangelización, pero sí de una evangelización nueva. Nueva en su
ardor, en sus métodos, en su expresión’. Más tarde, invité a toda la Iglesia a llevar a cabo esta exhortación,
aunque el programa evangelizador, al extenderse a la gran diversidad que presenta hoy el mundo entero, debe
diversificarse según dos situaciones claramente diferentes: la de los países muy afectados por el secularismo y la
de aquellos otros donde ‘todavía se conservan muy vivas las tradiciones de piedad y de religiosidad popular
cristiana’ (ChL 34)” (EiA 6).
7. América y Europa son convocadas a una nueva evangelización. La fe es el don más grande
que nos legó la tradición europea, latina e ibérica. La fe es luz y fuerza de Dios para sostener
el intercambio entre las iglesias de los continentes y el aporte del cristianismo a un
humanismo integral e universal.22 El Pueblo de Dios, inserto en los pueblos, es el lugar
hermenéutico de la nueva evangelización. Juan Pablo II, al inicio del milenio, 23 fomentó una
nueva inculturación de la fe para diseñar el rostro pluriforme de la Iglesia, “un pueblo con
muchos rostros” (EG 115-118). En ese marco se ubica el aporte original de la Iglesia
latinoamericana.
8. En Santo Domingo también sopló el Viento del Sur, aunque fue la Conferencia más
conflictiva y menos original. Pensó la nueva evangelización incluyendo la promoción integral
del hombre en la opción por los pobres y la inculturación del Evangelio en la cultura moderna
y postmoderna que se vive en la cultura urbana y se expande al mundo rural. 24 La teología
pastoral latinoamericana hizo aquí otros dos aportes: por lado, una comprensión de la nueva
evangelización integradora de sus proyecciones culturales y sociales; por el otro, su
experiencia, reflexión y mística acerca una evangelización inculturada (SD 15, 243, 297,
21
Cf. C. M. GALLI, Jesucristo: Camino a la dignidad y la comunión, Buenos Aires, Ágape, 2010, 49-58 y 84-88.
22
Cf. C. GALLI, “El servicio de la Iglesia al intercambio entre Europa y América Latina”, Teología 78 (2001)
105-154; “El aporte de la fe cristiana a la formación de la comunidad iberoamericana de naciones”, en: M. PENA
GONZÁLEZ, El mundo iberoamericano antes y después de las independencias, Salamanca, UPSA, 2011, 449-
479.
23
“El cristianismo del tercer milenio debe responder cada vez mejor a esta exigencia de inculturación.
Permaneciendo plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangélico y la tradición eclesial, llevará
consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado. De la belleza
de este rostro pluriforme de la Iglesia hemos gozado particularmente en este Año jubilar. Quizás es sólo el
comienzo, un icono apenas esbozado del futuro que el Espíritu de Dios nos prepara” (NMI 40).
24
Cf. J. C. SCANNONE, “La inculturación en el documento de Santo Domingo”, Stromata 49 (1993) 29-53.

6
302).
9. Desde Medellín (1968) hasta Santo Domingo (1992) el Pueblo que peregrina en el
subcontinente, con sus luces y sombras, profundizó el arraigo cultural de su fe y la renovación
misionera de la Iglesia. Esto se manifiesta en algunos valores pastorales: la riqueza de su
piedad popular; el sentido de la liberación integral; la lucha por la dignidad humana; su
cultura afectiva, simbólica y vincular; la fuerza de su opción por los pobres; la primacía de las
iglesias particulares en el proyecto pastoral común; la multitud de pequeñas comunidades
eclesiales; la animación bíblica de la pastoral; la dinámica misionera ad intra y ad extra; el
florecimiento de carismas y ministerios; la salvaguarda de la paz y la creación. Sin embargo,
debe avanzar por la senda de la conversión reconociendo sus pecados, incoherencias,
injusticias e infidelidades al Evangelio, y pidiendo la gracia de desarrollar el potencial de la
santidad misionera.
10. En esta historia se cruzan dos grandes núcleos pastorales: la opción por los pobres y la
pastoral urbana y suburbana. Juan Pablo II lo vio con claridad y en Redemptoris missio abrió
otro horizonte señero: la perspectiva del sur. En aquella encíclica de 1990 Juan Pablo II
desplazó decisivamente el centro de gravedad de la Iglesia hacia horizontes mundiales. “Con
sus viajes, el papa Wojtyla acompañó ese desplazamiento de la acción evangelizadora a lo
largo del eje norte-sur”.25 Allí vinculó una renovada pastoral urbana con la gestación de las
nuevas formas de cultura y con la opción por los últimos del sur del mundo (RMi 37).
11. Las ciudades más grandes están creciendo en el sur. En 1800 sólo Londres superaba el
millón de habitantes; hoy son más de cuatrocientas cincuenta ciudades. Hay unas treinta
mega-ciudades con más de ocho millones de personas que forman regiones metropolitanas o
complejos de ciudades. La mayoría está en el sur, donde la población crece más. En la
próxima década habrá nueve ciudades con más de veinte millones de habitantes. Entre las más
numerosas estarán México, Shangai, Pekín, San Pablo, Bombay. América Latina es la región
más urbanizada del mundo. En 1940 sólo 29 millones de latinoamericanos vivían en ciudades
(25%), en 2000 ya eran 391 millones (75,4%) y en 2010 alcanzó la cifra de 470 millones
(79%). La teología pastoral latinoamericana está pensando la evangelización urbana, como lo
atestigua la tercera edición de mi libro Dios vive en la ciudad y su traducción al italiano.26

4. De Aparecida a Francisco
1. En el santuario de Nossa Senhora da Imaculada Conceiçâo Aparecida del Brasil sopló una
fuerte ráfaga del Viento del Sur. Tuve la gracia de participar como perito teológico en la V
Conferencia. Antes, en 2006, publiqué con Víctor Fernández el libro Discípulos misioneros.27
Allí pensamos la misión como un servicio a la vida plena, digna y feliz en Cristo para
nuestros pueblos y miramos a todos los bautizados, miembros del Pueblo de Dios, como
discípulos misioneros. Esa fórmula fue un aporte nuestro a la teología pastoral de Aparecida.28
2. El tema. El tema de la V Conferencia se formuló con un frase y un lema: Discípulos y
misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida. ‘Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida’ (Jn 14,6). En la asamblea surgió otra frase con el valor de una consigna: “He
venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). A las dos semanas de su

25
S. DZIWISZ, Una vida con Karol, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007, 184.
26
Cf. C. M. GALLI, Dios vive en la ciudad. Hacia una nueva pastoral urbana a la luz de Aparecida y del
proyecto misionero de Francisco, Buenos Aires, Ágape, 2014, tercera (3ª.) edición corregida y aumentada.
27
Cf. V. FERNÁNDEZ; C. M. GALLI, Discípulos misioneros, Buenos Aires, Agape, 2006.
28
Cf. C. M. GALLI, “La propuesta misionera de Aparecida”, en: INSTITUTO SUPERIOR DE CATEQUESIS –
SEMINARIO NACIONAL DE CATEQUESIS, Catequesis en clave misionera, Buenos Aires, San Pablo, 2012, 55-79;
“Aparecida: Hacia un estado permanente de misión con una nueva pastoral urbana”, en: J. SCHEINIG (comp.),
Dios en la ciudad. Primer Congreso de Pastoral Urbana Región Buenos Aires, Buenos Aires, San Pablo, 2012,
45-75.

7
conclusión ensayé una primera lectura de su novedad,29 fusionando la pertenencia inmediata
y el horizonte abierto. A siete años, señalo que la trascendencia histórica y pastoral de
Aparecida, que impulsó la misión latinoamericana, creció con el ministerio de Francisco. El
Papa le confiere al proyecto misionero una función estratégica en su programa de reforma.
Desarrollar la teología pastoral de Aparecida exigiría analizar con detalle el acontecimiento
teologal, el documento conclusivo, la enseñanza pastoral, el espíritu de conversión, el
proyecto misionero, la imagen de la Iglesia, su influjo universal. Destaco sólo algunos puntos.
3. El acontecimiento. Aparecida fue un acontecimiento teologal, religioso y evangelizador.
Reconoció el primado de la acción de divina y expresó la comunión entre Dios y su Pueblo.30
En Río, ante las autoridades del CELAM, Francisco señaló cuatro características originales.
a) Esta Conferencia no comenzó con un instrumentum laboris sino que recogió en un
documento de síntesis los aportes de los episcopados y partió de las preocupaciones de los
pastores.
b) Se desarrolló en un ambiente de oración junto con el pueblo católico brasileño a través de
la Eucaristía diaria y de otros momentos compartidos con fieles y peregrinos, cuyos cantos y
oraciones brindaron la “música de fondo” a nuestros trabajos en el subsuelo del santuario.
c) Con el deseo de un nuevo Pentecostés eclesial la Conferencia no se limitó a dar un
Documento sino que quiso incluir en él la decisión y el compromiso con la Misión
Continental.
d) La presencia maternal de Nuestra Señora por ser la primera Conferencia del episcopado
latinoamericano celebrada en un Santuario mariano, junto a la Virgen negra del Brasil. 31
Aparecida fue un acontecimiento mariano impregnado por la piedad del pueblo cristiano. Esa
basílica es una enorme casa de oración que une el bullicio de un santuario y el silencio de un
monasterio, y muestra la imagen plástica y móvil del Pueblo de Dios peregrino. En 2013 el
Papa dio testimonio de este espíritu mariano en su segunda visita al santuario de Aparecida.32
4. El documento. Los Obispos se atrevieron a pensar y escribir juntos. El ejercicio del
pensamiento en diálogo entre 266 personas con voz -145 obispos con voz y voto- durante tres
semanas, expresa la fe en Dios, que es Logos y Dia-logos,33 junto al coraje de discernir juntos.
En su Homilía, a partir de la reunión apostólica en Jerusalén (Hch 15,4-21), Benedicto XVI
dijo que el discernimiento comunitario es el método de la Iglesia-comunión en sus asambleas.
El cardenal Bergoglio guió el proceso de de discernimiento y reflexión. Con escucha, diálogo
y paciencia dirigió el proceso de elaboración revisando, articulando y corrigiendo los textos.
Junto a la obtención de los consensos básicos, la conducción de Bergoglio se puede percibir
en otros aspectos del documento: el contexto histórico, el sentido misionero y la espiritualidad

29
Cf. C. M. GALLI, “Aparecida, ¿un nuevo Pentecostés en América Latina y el Caribe? Una primera lectura entre
la pertenencia y el horizonte”, Criterio 2328 (2007) 362-371. Este artículo, escrito antes de la versión definitiva
del Documento, fue citado por importantes teólogos. Entre ellos recuerdo a G. GUTIÉRREZ, “La opción
preferencial por el pobre en Aparecida”, Páginas 206 (2007) 6-25; J. C. SCANNONE, “Primeros ecos de la
Conferencia de Aparecida”, CIAS 568/9 (2007) 343-363; P. HÜNERMANN, “Kirchliche Vermessung
Lateinamerikas: theologische Reflexionem auf das Dokumente von Aparecida”, Theologische Quartalschrift
188/1 (2008) 15-30.
30
Cf. L. ORTIZ LOZADA, “El acontecimiento Aparecida paso a paso”, Medellín 130 (2007) 215-274; A.
BRIGHENTI, “Documento de Aparecida”, Revista Eclesiástica Brasileira 67/268 (2007) 772-800.
31
Cf. FRANCISCO, “Encuentro con el Comité de Coordinación del CELAM”, en: La revolución de la ternura, 59.
32
Cf. FRANCISCO, “Santa Misa en la basílica del santuario de Nuestra Señora de Aparecida”, en: La revolución
de la ternura, 8: “En este santuario, donde hace seis años se celebró la V Conferencia General del Episcopado de
América Latina y el Caribe, ha ocurrido algo muy hermoso, que he podido constatar personalmente: ver cómo
los obispos -que trabajaban sobre el encuentro con Cristo, el discipulado y la misión- se sentían alentados,
acompañados e inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen: aquella
Conferencia ha sido un gran momento de Iglesia… el Documento de Aparecida nació precisamente de esta
urdimbre entre el trabajo de los Pastores y la fe sencilla de los peregrinos, bajo la protección materna de María”.
33
Tomo la frase de J. RATZINGER en Introducción al cristianismo, Salamanca, Sígueme, 1969, 151.

8
pastoral de la Introducción (A 1-18) y de la Conclusión (A 547-554); la asunción creativa del
método de reflexión ver / juzgar / actuar a partir de la mirada teologal del discípulo misionero
(A 19); el himno de alabanza para agradecer los dones de Dios, sobre todo el don de su Amor
en la entrega de su Hijo y la donación de su Espíritu (A 20-32); la piedad católica como
mística popular por ser una forma teologal y cultural de encuentro con Cristo y contener un
potencial de evangelización, santidad y justicia (A 258-265), en un texto que Bergoglio cuidó
especialmente y luego comentó;34 el énfasis puesto en una comunicación misionera
testimonial, atractiva, positiva, propositiva e interpelante, que manifiesta la alegría del
Evangelio.
5. La enseñanza. La propuesta de Aparecida resume puntos centrales de la teología pastoral
latinoamericana. Esta teología piensa la misión como la comunicación de la vida plena en
Cristo. “La Iglesia tiene como misión propia y específica comunicar la vida de Jesucristo a
todas las personas” (A 386). La misión nace de la comunión y tiende a compartir el Reino de
la Vida de Dios, la vida eterna, nueva, plena, digna y feliz. No es un agregado accidental sino
un dinamismo esencial y permanente de la vida cristiana (A 278e). El discipulado es
misionero y la misión es discipular. “Discipulado y misión son como las dos caras de una
misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo no puede dejar de anunciar al
mundo que sólo Él nos salva (Hch 4,12)” (A 146). La Conferencia invitó a recomenzar el
discipulado misionero del Pueblo de Dios (A 12), pensando la nueva evangelización con
verbos con la preposición re: relanzar, reiniciar, renovar, recrear, revitalizar; pero no
reevangelizar (A 11).
6. El espíritu se puede resumir en dos expresiones: nuevo Pentecostés y conversión pastoral.
Aparecida suplica un nuevo Pentecostés para una evangelización esencialmente misionera (A
13) y permanente (A 551). Fomenta la renovación discipular y misionera de la Iglesia, y urge
“la conversión pastoral” (A 368) para comunicar la Vida plena en Jesucristo (A 380).
“Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer
todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos
desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida
instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del
Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la
vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al
ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza” (A 362).
Aparecida impulsa la nueva evangelización, animada por el Espíritu de Pentecostés, mediante
una misión continental permanente, que se haciendo en países, iglesias, diócesis y ciudades.
7. Aparecida convoca a la conversión pastoral y la renovación misionera (A 365-373). El
tema se remonta al Concilio Vaticano II y pasa por las conferencias anteriores. Ya Santo
Domingo llamó a “la conversión pastoral de la toda la Iglesia para una nueva evangelización”
(SD 30). Aparecida propone “una actitud de permanente conversión pastoral” (A 366) para
una firme decisión misionera (A 367) de las comunidades de discípulos misioneros (A 368).
Todas las comunidades y estructuras eclesiales deben pasar continuamente de ser
evangelizadas a ser evangelizadoras para una facilitar una renovada transmisión de la fe.35
“Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de
diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna
comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de
renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (A
365).
8. El proyecto misionero. En Aparecida, el Viento del Sur promovió un estado permanente de
misión continental. “Hoy, toda la Iglesia en América Latina y El Caribe quiere ponerse en

34
Cf. J. M. BERGOGLIO, “La religiosidad popular como inculturación de la fe”, en: CELAM - SECRETARÍA
GENERAL, Testigos de Aparecida, II, Bogotá, CELAM, 2008, 281-325.
35
Cf. M. MORONTA RODRPIGUEZ, “La conversión pastoral. ‘He venido a traer fuego…’ (Lc 12,49)”, San Pablo,
Bogotá, 2012; V. FERNÁNDEZ, Conversión pastoral y nuevas estructuras, Buenos Aires, Ágape, 2010.

9
estado de misión” (A 213). Esta iniciativa no aspira a generar sólo una actividad puntual y
simultánea, sea aislada, sea coordinada. Ponerse en estado de misión implica dos cualidades,
significadas por cado uno de los dos adjetivos calificativos. La misión es continental porque
se dirige a la realidad local o geocultural de la región latinoamericana; es permanente porque
reinicia una sucesión temporal en el siglo XXI sin reducirse a un momento delimitado.
“Este despertar misionero, en forma de una misión continental… requerirá la decidida colaboración de las
Conferencias Episcopales y de cada diócesis en particular. Buscará poner a la Iglesia en estado permanente de
misión. Llevemos nuestras naves mar adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas,
seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas” (A 551).
El término misión tiene un sentido móvil y movilizador porque actualiza el envío de Jesús a ir
hacia: “vayan... y evangelicen a toda la creación” (Mc 16,15). La peregrinación misionera
marca a una Iglesia en movimiento, centrada en Cristo y en éxodo hacia los pueblos.
9. Por una Iglesia misionera. Sólo una Ecclesia in statu conversionis o in statu renovationis
puede ser una Ecclesia in statu missionis. La nueva evangelización pide una conversión para
que la Iglesia realice su esencial vocación misionera. Lo expresa un texto del Concilio
preparado con la ayuda de Yves Congar y Joseph Ratzinger, 36 que Benedicto XVI recordó en
2012.37 Para ver la relación entre Aparecida y el decreto Ad gentes,38 hay que leer esta cita:
“’La Iglesia peregrinante es por naturaleza misionera’ (Ecclesia peregrinans natura sua missionaria est) porque
toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo según el designio del Padre’ (AG 2). Por eso, el
impulso misionero es fruto necesario de la vida que la Trinidad comunica a los discípulos” (A 347).
El estado de misión (status missionis) es un movimiento misionero (motus missionis) que
surge de la naturaleza peregrina de la Iglesia, siempre en proceso de renovación, conversión y
evangelización (EN 15). Estar en movimiento (in motu) implica muchos procesos temporales
y desplazamientos espaciales para llegar a todas las periferias. La expresión pastoral
misionera señala una apertura y se opone a una pastoral conservadora que sólo mantiene lo
existente.
“La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una
pastoral decididamente misionera” (A 370).
10. Por una Iglesia madre. Aparecida impulsa el paso de una pastoral estática a otra extática
para “acudir en todas las direcciones” (A 548). Esta línea se simboliza en la palabra periferias
y se abre a muchos interlocutores en las periferias urbanas y suburbanas (A 517-519).
Fomenta una pastoral de la aproximación, la cercanía, el acompañamiento, la amistad y el
encuentro para llegar a todos sin excluir a nadie. La caridad maternal de la Iglesia sabe que la
marginación religiosa y pastoral del pobre es la exclusión más antievangélica e inhumana (EG
200). La conversión mueve a acercarse a los más alejados (A 199, 310), a los olvidados que
Dios nunca olvida, a los últimos. La Iglesia es una madre que ama y busca a todos sus hijos.
“La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de conservación a una
pastoral de misión. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de
cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que
sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (A 370).
11. Por una Iglesia pobre. La opción por los pobres, transversal a Aparecida, está desplegada
en su capítulo ocho El Reino de Dios y la promoción de la dignidad humana (A 380-430).
Esta opción “marca la fisonomía de la Iglesia latinoamericana y caribeña” (A 391) y
“caracteriza de manera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación pastoral”
(A 394).
Anuncia el hecho inaudito de que en Cristo Dios se hizo pobre para enriquecernos con su
pobreza (2 Co 8,9; A 31, 52, 392). Cristo está presente en el pobre y el pobre está presente en

36
Cf. Y. CONGAR, “La Missione e le missioni nelle pospettive del Concilio Vaticano II”, Sacra Doctrina 11
(1966) 5-13; J. RATZINGER, “La mission d'après les autres textes conciliaires”, en: J. SCHÜTTE (ed.), L'activité
missionnaire de l'Église. Decret ‘Ad gentes’, Paris, Cerf, 1967, 121-147.
37
Cf. BENEDICTO XVI, “Tal vez, el mejor recuerdo del Concilio”, L’Osservatore romano, 15/7/2012, 7.
38
Cf. P. SÜESS, Diccionario de Aparecida. 40 palabras claves, San Pablo, San Pablo, 2010, 27.

10
Cristo (A 391-398).39 La presencia de Cristo en los pequeños, pobres y excluidos permite
profundizar en el misterio de Cristo pequeño, pobre y excluido. Ya Bartolomé de Las Casas
decía que “del más chiquito y del más olvidado tiene Dios la memoria muy reciente y muy
viva”.40 Cristo, achicado en la cruz, se sigue identificando con los más chiquitos. “En Cristo el
grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo pobre” (A 393). En Cristo, el
Grande se hizo Pequeño para que el pequeño se hiciera grande. La fe piensa a Dios, el
Máximo hecho Mínimo, e inspira un amor que hace pequeño lo grande y grande lo pequeño.
12. Por una Iglesia testimonial y atractiva. Aparecida quiere que la Iglesia refleje el amor de
Cristo que atrae hacia sí. El Pueblo de Dios está llamado a ser una comunidad de amor que
facilite a los hombres el dejarse atraer por el Espíritu del Padre hacia su Hijo Jesús. Aparecida
presenta una eclesiología de comunión y una teología de la misión concebida como atracción
de la gloria de Dios que brilla en el rostro del Crucificado - Resucitado.
La Iglesia crece no por proselitismo sino por ‘atracción’: como Cristo ‘atrae’ todo a sí con la fuerza de su amor.
La Iglesia ‘atrae’ cuando vive en comunión, pues los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a
los otros como Él nos amó” (A 159; 161, 268, 274).
13. En agosto de 2007 presenté el Documento de Aparecida de forma privada a la Comisión
Permanente del Episcopado argentino y de forma pública en una conferencia de prensa junto
al cardenal Bergoglio. Conociendo las grandes etapas de la historia pastoral latinoamericana,
dije en ambos ámbitos que el proyecto misionero de Aparecida, si se miraba el futuro mediato
y se actualizaba constantemente, comprometería todo el siglo XXI. Francisco toma líneas de
Aparecida y las relanza en su programa universal. 41 Pero no desea exportar el modelo
latinoamericano y caer en otra forma de centralismo pastoral. Por el contrario, desea que cada
iglesia asuma el sueño misionero de forma inculturada en su tiempo y lugar (EG 27, 30, 117).

39
Cf. G. GUTIÉRREZ, “Benedicto XVI y la opción por el pobre”, Páginas 205 (2007) 6-13; “La opción
preferencial por el pobre en Aparecida”, Páginas 206 (2007) 6-25.
40
G. GUTIÉRREZ, “En busca de los pobres de Jesucristo. El pensamiento de Bartolomé de Las Casas”, Sígueme,
Salamanca, 1993, 101.
41
Cf. C. M. GALLI, “El Viento del Sur de Aparecida a Río. El proyecto misionero latinoamericano en la teología
y en el estilo pastoral de Francisco”, en: AA. VV., De la misión continental (Aparecida, 2007) a la misión
universal (Río de Janeiro y Evangelii gaudium 2013), Buenos Aires, Docencia, 2014, 61-119.

11

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