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UNIVERSIDAD DE BURGOS

JOSÉ MIGUEL GARCÍA PÉREZ


Catedrático de Química Orgánica.

LA EDAD DE LOS POLÍMEROS.


UN MUNDO DE PLÁSTICO.

LECCIÓN INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO 2014-2015

BURGOS
2014
Edita: UNIVERSIDAD DE BURGOS. SECRETARÍA GENERAL

SERVICIO DE PUBLICACIONES E IMAGEN INSTITUCIONAL


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C/ Don Juan de Austria, 1
09001 Burgos - España

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“Se dispondrá como sigue de todo el remanente realizable de la fortuna que
deje al morir: así, el capital, invertido en valores seguros por mis albaceas,
constituirá un fondo cuyo interés se distribuirá anualmente como premios a
los que hubieran aportado, durante el año anterior, los mayores servicios a la
humanidad”1
Alfred Nobel, París, 27 de noviembre de 1895.
Testamento en el que se establecen los Premios Nobel

“La química y la física son ciencias en las que los problemas de interés actuales
no se podrían haber concebido hace cincuenta años”1
Herbert Morawetz, en “Polymers, The Origins
and Growth of a Science”, John Wiley & Sons,
Nueva York, 1985

1
Traducción libre
Índice
Índice
1 INTRODUCCIÓN................................................................................................9
1.1. El despertar de una ciencia.........................................................................12
1.2. La Edad de los Polímeros...........................................................................17
2. CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE POLÍMEROS................................................19
2.1. El desarrollo de la ciencia y tecnología de polímeros................................19
2.2. Fuentes de obtención de los polímeros......................................................22
2.3. Conceptos clave.........................................................................................23
2.4. Clasificación de los polímeros...................................................................26
2.5. Arquitectura molecular...............................................................................28
3. APLICACIONES DE LOS POLÍMEROS..........................................................30
3.1. ¿Por qué son útiles los polímeros?.............................................................30
3.2. Características mecánicas y transformación..............................................31
3.3. Aplicaciones generales...............................................................................33
3.4. Materiales de altas prestaciones para aplicaciones avanzadas...................34
3.4.1. Fibras de altas prestaciones............................................................35
3.4.2. Polímeros en automoción y aeronáutica..........................................39
3.4.3. Biopolímeros. Aplicaciones en medicina.........................................41
3.4.4. Polímeros como aislantes y conductores. Aplicaciones en la
industria de la electricidad y la electrónica....................................43
3.4.5. Membranas. Tratamiento de agua, confort, diálisis,
almacenamiento de energía -pilas de combustible-, transporte
y separación de gases y vapores, envasado de alimentos................45
4. EDUCACIÓN EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE POLÍMEROS.................49
5. RETOS Y PERSPECTIVAS...............................................................................50
5.1. Polímeros y medio ambiente......................................................................50
5.2. Perspectivas................................................................................................53
6. CONCLUSIONES..............................................................................................55
7. Referencias Bibliográficas..................................................................................57
Lección
Lección
El surgimiento de nuestra civilización se asienta en el uso, manipulación y,
más recientemente, desarrollo de materiales cada vez más avanzados. Así, se han
sucedido las Edades de la Piedra, del Bronce y del Hierro, pasando por un período
reciente y breve marcado por el acero y el cemento. Es difícil predecir cómo se deno-
minará en el futuro a nuestro tiempo, probablemente Edad de los Polímeros, dada la
ubiquidad del plástico como material, aunque también pudiera ser del Silicio o de la
Información, rompiendo en el último caso la vinculación directa, pero no indirecta,
con los materiales.
En cualquier caso, actualmente los polímeros artificiales abarcan un amplio
espectro de aplicaciones en nuestro mundo, desde las cotidianas, como los plásticos
de envase y embalaje, a las de vanguardia, como alas y fuselajes de aviones, pilas
de combustible, órganos artificiales o los dispositivos electrónicos flexibles. Por otra
parte, la propia codificación de la vida, el ADN, las proteínas que conforman nuestro
cuerpo, así como los polisacáridos son también polímeros, en este caso naturales.

1. INTRODUCCIÓN

Los polímeros son moléculas de elevada masa molecular constituidas por uni-
dades que se repiten denominadas monómeros. El término polímero proviene del
griego (poly «muchos» y mero «partes») y es sinónimo de macromolécula.
Los polímeros pueden ser naturales, cuando proceden de seres vivos; sinté-
ticos, cuando se preparan íntegramente por reacciones químicas de polimerización
de monómeros; y modificados, cuando provienen de la modificación química de
polímeros naturales. El concepto de plástico se encuentra íntimamente relacionado
con el de polímero, y el término también tiene su origen en el griego (plastikos «mol-
deable»). Así, en el contexto actual un plástico es típicamente un polímero orgánico
que además contiene otros componentes de baja masa molecular como, por ejemplo,

9
cargas, refuerzos, pigmentos y colorantes, estabilizantes, anitoxidantes, retardantes,
plastificantes, lubricantes, compatibilizantes, nucleantes, etc. [1]
a)

b)

Figura 1. a) Producción anual de polímeros [incluye termoplásticos, termoestables, elas-


tómeros, adhesivos, recubrimientos y sellantes, y fibras de polipropileno; no incluye poli
(tereftalato de etilenglicol), fibras de poliamida, fibras acrílicas]; b) Demanda por sectores
de plásticos en Europa. Fuente: PlasticsEurope, Association of Plastics Manufacturers [2].

10
Figura 2. Consumo mundial de polímeros. Último dato disponible: 2010 (la estimación para
2020 se llevó a cabo considerando el crecimiento medio de los último 10 años) [3].

Hoy en día, tanto la estructura como la arquitectura molecular de los políme-


ros se diseñan con precisión para cubrir las necesidades tecnológicas de la sociedad,
entre las que se encuentran, de forma genérica, el envase y el embalaje; la cons-
trucción; el transporte y las telecomunicaciones; la medicina; la electrónica; y la
agricultura (Figura 1). La producción mundial de plásticos se ha ido incrementando
exponencialmente hasta nuestros días, alcanzando prácticamente los 300 millones de
toneladas en 2012, tal como se muestra en la Figura 1. Europa es una de las regiones
de mayor producción de plásticos del mundo, 20,4 %, sector netamente exportador
y fuente importante de empleo, se exporta el 23,2 % de la producción y se generan
1,45 millones de puestos directos de trabajo. La primera región es Asia, 44,6 %, en
la que destaca China, con el 23,9 % [2]. Esta producción se distribuye entre políme-
ros de uso general,2 caracterizados por su uso masivo y bajo precio; polímeros de
ingeniería, materiales con propiedades mecánicas y/o térmicas especiales, de precio
de moderado a alto; polímeros especiales, de uso limitado para aplicaciones espe-
ciales y precios entre elevados y prohibitivos; y materiales compuestos avanzados
como componentes estructurales para industrias relacionadas con la alta tecnología,
asimismo de alto coste (Figura 2). La industria española de los plásticos sintéticos

2
Los polímeros de uso general se conocen habitualmente por el término inglés commodity.

11
representa el 7 % de las ventas de productos industriales, 13.742 millones de euros,
y da trabajo directo a más de 60.000 personas (datos del año 2012) [4].

1.1. El despertar de una ciencia

“Deseche la idea de moléculas grandes, no existen moléculas orgánicas con


un peso molecular superior a 5.000 dalton. Purifique sus productos, como el
caucho, entonces cristalizarán probando que son de bajo peso molecular”1
Carta de Heinrich O. Wieland,
Premio Nobel en Química en 1927, a Herman Staudinger [5]

Desde sus orígenes, el hombre ha manipulado en su propio beneficio las sus-


tancias poliméricas naturales. Por ejemplo, ha trabajado la madera, hilado el algo-
dón, la lana y otras fibras vegetales, curtido el cuero, y fabricado materiales com-
puestos de construcción, como el adobe. Estos avances fueron significativos para el
desarrollo de la civilización moderna, aunque no afectaron realmente a la estructura
original, o composición, de estos polímeros [6,7]. Además, cabe mencionar que la
vida, tal como la conocemos hoy en día, tiene una base polimérica, puesto que tanto
el ADN y el ARN como las proteínas, son macromoléculas naturales.
El término polímero, y más concretamente polimérico, se acuñó en 1832 por
Berzelius (Tabla 1), cuatro años después del experimento de Wöhler que marcó el
principio del fin de la teoría de la fuerza vital, que asumía que las sustancias orgáni-
cas, que se encontraban en los seres vivos, poseían dicha fuerza y no se podían sinte-
tizar. Resulta llamativo cómo Berzelius planteó un nombre tan correcto para nuestro
concepto actual de macromolécula sintética en una época en la que ni siquiera se
había planteado la teoría estructural de la química, y se desconocían los conceptos
de valencia y de enlace. En ese período, por ejemplo, Dalton planteaba la fórmula del
agua como HO haciendo caso omiso de la demostración de Gay-Lussac en la que los
gases se combinaban en relaciones simples de volumen, así como de su implicación
en que volúmenes iguales de gases contenían el mismo número de moléculas. En
cualquier caso, el concepto de polímero de Berzelius era erróneo, y estaba relacio-
nado con la mayor masa molecular de un conjunto de moléculas discretas de igual
fórmula empírica.
La propia química carecía de un marco teórico a principios del XIX, que se
comenzó a forjar con el desarrollo de la teoría estructural por Kekulé y Couper en
1858, que entre otros aspectos establecía el concepto de valencia. A finales de ese
siglo y principios del XX se produjo un gran progreso en la síntesis orgánica. Mu-
chos de los avances en este campo son de esa época y supusieron las bases para el

12
desarrollo industrial de la química y la gran influencia en la evolución cultural y so-
cial de la humanidad. Se descubrieron los principales métodos preparativos, como la
síntesis de Friedel-Crafts (1877), de Sandmeyer (1884), la hidrogenación catalítica
con níquel y con otros metales (Sabatier, 1897), las reacciones de Grignard (1901),
las condensaciones de Claisen (1860), Perkin (1869) y aldólicas (1872), y un largo
etcétera que hicieron de la química orgánica un campo lleno de posibilidades y de
futuro. La teoría estructural condujo al avance espectacular de la química, que aun
así carecía de la base matemática necesaria para la completa articulación de la disci-
plina como ciencia, que se comenzó a desarrollar con la estructura electrónica de los
átomos propuesta por Bohr en 1910, y con el concepto de enlace de Kossel y Lewis
en 1916, a partir del modelo atómico de Rutherford en 1911. Aunque se conocían por
entonces un gran número de reacciones y se poseía, por tanto, una capacidad notable
de síntesis de nuevas moléculas, solamente con la comprensión de la naturaleza del
enlace químico se comenzó a entender por qué tenían lugar determinadas reacciones,
así como los mecanismos de éstas.
Paralelamente al desarrollo de la química como ciencia, y en una completa
analogía respecto a su evolución, la importancia industrial de la ciencia y tecnología
de polímeros comenzó mucho antes del establecimiento de las bases científicas de
la propia ciencia. Aunque a lo largo del siglo XIX se aisló la celulosa y se modificó
químicamente como sustituto de la seda y del marfil, el avance real en relación con
la producción industrial de polímeros naturales modificados se produjo 1839 con
la vulcanización del caucho natural por Goodyear, y en relación con los polímeros
completamente sintéticos en 1908, por Baekeland, con el desarrollo de las resinas
fenólicas conocidas como Baquelitas.
Sin embargo, y a pesar del éxito comercial, tal como se ha comentado, al
comenzar la década de 1920 se desconocía completamente la estructura de los polí-
meros o macromoléculas, puesto que estaba en vigor la teoría coloidal, que planteaba
que los polímeros eran asociaciones simples de moléculas de masa molecular rela-
tivamente pequeña. Así, en 1920 Staudinger, profesor de química orgánica del ETH
de Zurich, publica un artículo titulado “Über Polymerisation”, que describe varias
reacciones de formación de polímeros que denomina polimerización, en las que mo-
léculas discretas reaccionan entre sí dando lugar a unidades estructurales que se repi-
ten por formación de enlaces covalentes convencionales [8]. Este concepto sobre los
polímeros, radicalmente nuevo, al que Staudinger se refiere como “macromoléculas”
en 1922, cubría tanto los polímeros sintéticos como los naturales o modificados. La
comunidad científica criticó ferozmente a Staudinger por su propuesta, levantándose
una gran controversia, y todo ello a pesar de que el desarrollo de técnicas experimen-
tales basadas en propiedades coligativas, como el descenso crioscópico, dieran como

13
resultado que las masas moleculares del almidón eran de 32.000 y 38.000 en 1889
y 1900, respectivamente, e incluso después de que Caspari determinara que la masa
molecular del caucho era de 100.000, número que todavía estaba lejos de la realidad,
en el entorno del medio millón. Tanto para el pensamiento actual, que considera a la
química una ciencia experimental, como por el enorme desarrollo basado en el em-
pirismo de la química hasta ese momento, resulta llamativo que los científicos que
apoyaban la teoría coloidal pusieran en tela de juicio la objetividad de los resultados
experimentales.
Para muchos resultó difícil comprender cómo un químico de reconocido pres-
tigio, que había descubierto, por ejemplo, las cetenas y la síntesis de aminas a partir
de azidas, reacción que lleva su nombre, Reacción de Staudinger, se embarcara en
una empresa tan arriesgada en la cúspide de su carrera, y al límite de la cuarentena.
Fue un acto de auténtico coraje, sobre todo porque algunas de las evidencias experi-
mentales en los tres o cuatro años siguientes a su propuesta apoyaban la teoría mice-
lar, en especial los datos mal interpretados de cristalografía de rayos X. Unos treinta
años después recibiría como reconocimiento el Premio Nobel, siendo el primero
relacionado con la ciencia y tecnología de polímeros (Tabla 2). Los años que pasaron
entre el desarrollo de la teoría y la concesión del premio también reflejan la contro-
versia en torno al concepto de macromolécula [9,10], que se aceptó definitivamente
a finales de la década de 1920 cuando Meyer y Mark observaron la estructura crista-
lina de la celulosa mediante la técnica de difracción de rayos X, desechando la idea
dominante de que una molécula no podía ser mayor que la propia celdilla unidad. En
1930 tuvo lugar en Fráncfort la reunión de la Sociedad Alemana de Coloides, en la
que se eligió a Meyer como presidente, y que se considera la reunión científica en la
que triunfó definitivamente la escuela macromolecular sobre la micelar.

Tabla 1. Hitos en el nacimiento y desarrollo de la ciencia y tecnología de polímeros3


Año Hito
1832 Jöns J. Berzelius acuña el término “polimérico” y, por añadidura, polímero. En 1862
Berthelot describe la polimerización del etileno y un año después utiliza por primera vez
el término polietileno
1838 Anselme Payen extrae, aísla y da nombre a la celulosa
1839 Charles Goodyear descubre la vulcanización del caucho natural utilizando azufre. Patenta
el descubrimiento en EEUU en 1844. Un año antes Thomas Hancock patenta en el Reino
Unido un procedimiento similar

3
Adaptada, con modificaciones, de la Tabla 1.1 de [9].

14
1846 Christian F. Schönbein sintetiza el primer polímero natural modificado, la nitrocelulosa,
por esterificación de la celulosa con un mezcla sulfonítrica
1866 Marcellin P. E. Berthelot descubre la polimerización del estireno, conocido hoy en día
como poliestireno, calificándolo de polímeros resinoso. Se trata del primer polímero sin-
tético
1883 Hilaire de Chardonet obtiene la “seda artificial” por hilado de disoluciones concentradas
de nitrocelulosa
1907 Friedrich Hoffmann polimeriza el metilisopreno, primer caucho sintético
1908 Leo H. Baekeland inventa la Baquelita (“Bakelite”), cuya comercialización en 1910 su-
puso el inicio de la Edad de los Polímeros
1922 Herman Staudinger establece el concepto actual de macromolécula, sentando las bases
de la ciencia y tecnología de polímeros. Recibió el Premio Nobel de Química en 1953
1926 Theodor Svedberg determina la masa molecular de diversos polímeros naturales, así
como de muestras de poliestireno, confirmando la teoría macromolecular de H. Staudin-
ger, dando así fin a la teoría coloidal. Recibió el Premio Nobel de Química en 1926 por
su trabajo en sistemas dispersos
1928 Kurt Meyer y Herman F. Mark establecen mediante difracción de rayos X el vínculo entre
la estructura molecular y la estructura cristalina de los polímeros, confirmando definitiva-
mente la teoría de H. Staudinger
1933 Reginald Gibson y Eric Fawcett descubren la polimerización radical de etileno bajo con-
diciones de alta presión y temperatura (hasta 2.000 atm y 170 °C)
1937 Otto Bayer descubre los poliuretanos
1938 Wallace H. Carothers sintetiza la primera poliamida sintética (nilón, nailon, “nylon”)
1942 Paul J. Flory y Maurice L. Huggins desarrollan la primera teoría que describe el
comportamiento de los polímeros en disolución (teoría Flory-Huggins de disoluciones y
mezclas de polímeros). Flory recibió el Premio Nobel de Química en 1974
1947 Turner Alfrey y Charles C. Price proponen una teoría sobre la polimerización en cadena
1953 Francis H. C. Crick y James D. Watson proponen la estructura de doble hélice del ADN.
Recibieron el premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1962
1953 Karl Ziegler polimeriza etileno bajo condiciones de baja presión utilizando un catalizador
de cloruro de titanio y trialquilaluminio
1954 Giulio Natta sintetiza y caracteriza el polipropileno isotáctico
1955 Malcolm L. Williams, Robert F. Landel y John D. Ferry proponen una ecuación empírica,
conocida como WLF, que relaciona el tiempo de relajación de las cadenas poliméricas a
dos temperaturas, siendo una la de referencia
1956 Michael Szwarc descubre la polimerización viva
1957 Andrew Keller, Erhard W. Fischer y P. H. Till preparan y caracterizan monocristales po-
liméricos de polietileno
1958 Wilfred Sweeny, sobre la base del trabajo de Paul Morgan y Stephanie Kwolek, inventa la
poliamida aromática meta-orientada (meta-aramida), que se comercializa en 1967

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1960 Descubrimiento de los elastómeros termoplásticos y descripción de su mofología
1964 John Moore descubre la cromatografía de permeación en geles (GPC) como técnica ana-
lítica para el fraccionamiento y cálculo de la distribución de pesos moleculares
1965 Stephanie L. Kwolek sintetiza e hila la poliamida aromática para-orientada (para-ara-
mida)
1971 Pierre-Gilles Gennes desarrolla la teoría de reptación que describe la dinámica de las
macromoléculas en disoluciones concentradas o en fundido. Recibió el Premio Nobel de
Física en 1991. Posteriormente Sir Sam Edwards y Masao Doi refinaron la teoría
1971 Yves Chauvin describe el mecanismo de la metátesis de olefinas que posteriormente
conducirá al desarrollo de la polimerización por metátesis de apertura de anillos (ROMP)
1976 Walters Kaminsky y Hansjörg Sinn descubren el efecto de los aluminoxanos en la poli-
merización de olefinas catalizadas por metalocenos
1977 Alan J. Heeger, Alan MacDiarmid y Hideki Shirakawa describen el poli(trans-acetileno)
dopado con halógenos como primer polímero conductor. Recibieron el Premio Nobel de
Química en el año 2.000
1981 Takayuki Otsu introduce el concepto de polimerización radical controlada
1983 Webster y Sogah descubren la polimerización por transferencia de grupo y lo aplican a la
polimerización controlada de monómeros acrílicos
1984 Donald A. Tomalia prepara el primer dendrímero
1991 David A. Tirrel sintetiza el primer polímero homogéneo por ingeniería genética
1995 Mitsuo Sawamoto y Krzysztof Matyjaszewski desarrollan un nuevo método de polime-
rización radical controlada, la polimerización radical por transferencia atómica (ATRP)

Tabla 2. Premios Nobel relacionados con la ciencia y tecnología de polímeros


Año Disciplina Motivo Científicos galardonados
1953 Química Por sus descubrimientos en el campo de la Hermann Staudinger
química de macromoléculas
1962 Fisiología o Por sus descubrimientos sobre la estructura Francis H. C. Crick, James
Medicina molecular de los ácidos nucleicos y su impor- D. Watson y Maurice H.F.
tancia para la transferencia de información en Wilkins
la materia viva
1963 Química Por sus descubrimientos en el campo de la Giulio Natta y Karl Ziegler
química y tecnología de los polímeros de alto
peso molecular
1974 Química Por su trabajo fundamental, tanto teórico como Paul J. Flory
experimental, en físico-química de macromo-
léculas

16
1991 Física Por descubrir que los métodos desarrollados Pierre-Gilles de Gennes
para el estudio de fenómenos de orden en
sistemas simples puede ser generalizado para
formas más complejas de materia, en particular
para cristales líquidos y polímeros
2000 Química Por el descubrimiento y desarrollo de políme- Alan G. MacDiarmid,
ros conductores Alan J. Heeger, e Hideki
Shirakawa
2002 Química Por el desarrollo de métodos para la identifica- John B. Fenn, Kōichi Tana-
ción y análisis estructural de macromoléculas ka, y Kurt Wüthrich
biológicas
2005 Química Por el estudio del mecanismo y desarrollo del Robert H. Grubbs, Richard
método de la metátesis de olefinas en síntesis R. Schrock, Yves Chauvin
orgánica

1.2. La Edad de los Polímeros

Parcelar la historia es siempre una tarea compleja y controvertida en cuanto a


sus límites, definición y contenidos. Así, aunque el avance en las disciplinas científi-
cas clásicas y en la ingeniería ha abierto nuevos campos de aplicación en materiales
como la cerámica y los metales, el uso intensivo de los polímeros en todos los ámbi-
tos, así como la expansión de los mismos siendo protagonistas o acompañando cada
desarrollo tecnológico, lleva de forma natural a la conclusión de que ahora vivimos
en la Edad de los Polímeros.
Desde la Segunda Guerra Mundial, plásticos, fibras, y elastómeros han inun-
dado nuestro mundo en el sentido más amplio para satisfacer nuestras demandas en
aplicaciones rutinarias (envases, embalajes, calzado y prendas de vestir, pinturas
y recubrimientos, utensilios de cocina antiadherentes, juguetes, adhesivos, pañales,
etc.); del ámbito ingenieril (espumas avanzadas, engranajes y piezas de bienes de
equipo, piezas para el sector del transporte terrestre y naval, etc.); y de alta tec-
nología o extraordinarias (fibras de poliamidas aromáticas para chalecos antibalas
ligeros, trajes ignífugos y anticorte, elastómeros de polifosfaceno fluorado para apli-
caciones flexibles en ambientes árticos, materiales compuestos de fibra de carbono
reforzado con resinas epoxi para el fuselaje de aeronaves, prótesis artificiales, sutu-
ras reabsorbibles, etc.). Además de estas aplicaciones en las que los propios políme-
ros son la base principal de los materiales elaborados, existen multitud de usos en
los que tienen un papel secundario, pero muy importante, como en jabones, champús
y cosméticos (agentes acondicionantes, modificadores de viscosidad, humectantes,
surfactantes, formadores de película), en el asfalto (incrementando la resiliencia y la

17
resistencia a la intemperie), cristales (vidrio laminado de seguridad), lubricantes para
motores (aumento de la viscosidad a alta temperatura), etc. [11]
El inicio de la Edad de los Polímeros, o Edad de los Plásticos, se podría es-
tablecer en función de diversas efemérides relacionadas con la ciencia, la industria,
o la tecnología de polímeros, o una mezcla de todas ellas. En este sentido, desde
el punto de vista científico se podría pensar con cierta lógica en la fecha en la que
Staudinger propuso la estructura básica de las macromoléculas, en 1922. También
se podría tener en cuenta el ámbito industrial, en el que en 1950 se sobrepasó la pro-
ducción mundial de un millón de toneladas, y en 1976 los plásticos ya eran los ma-
teriales más empleados.4 Sin embargo, de cara a esta lección, se propone la fecha de
1910 (Figura 3), inicio de la década en la que se comenzó a producir industrialmente
y comercializar la Baquelita, que Baekeland inventó dos años antes. En ese año,
cuando la producción diaria alcanzó los 180 litros, que en su mayoría se destinaban
a la preparación de material aislante, Baekeland creó la compañía Bakelite Corpo-
ration. Esta empresa ocupaba 20 años después una superficie de 52 ha en Bound
Brook, Nueva Jersey, EEUU. El material se moldeaba con facilidad dando lugar a un
polímero termoestable, que por tanto no reblandecía con la temperatura y era muy
resistente a los productos químicos, además de un excelente aislante eléctrico, por lo
que se comenzó a utilizar en todos los ámbitos de la vida diaria, desde planchas, te-
léfonos o lavadoras hasta diversas líneas de joyería, impulsando su uso la incipiente
industria eléctrica y automovilística. Hoy en día su utilización es minoritaria y ape-
nas unas pocas empresas se dedican a la producción de bienes elaborados totalmente
o con piezas que contengan esta resina [12].

Figura 3. Las edades de la humanidad.

4
Fuente: Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP),
http://www.anaip.es/escaparate/verpagina.cgi?idpagina=203140. Fecha de consulta: 25 de julio de 2014.

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2. CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE POLÍMEROS

2.1. El desarrollo de la ciencia y tecnología de polímeros

El comienzo, o nacimiento, de la ciencia y tecnología de polímeros se debe


desligar del desarrollo industrial y vincular con el hecho científico de la comprensión
de la naturaleza macromolecular o polimérica, que se puede atribuir a Staudinger, en
el año 1922, tal como se ha comentado anteriormente.
Staudinger acuñó el término macromolécula teorizando sobre la existencia
de cadenas muy largas con masas moleculares de cientos de miles de daltons (Da)
unidas por enlaces covalentes. En esa década y la siguiente Mark apoyó la contro-
vertida propuesta de Staudinger en relación con el tamaño de las macromoléculas,
aunque discrepaba con éste sobre la rigidez de las cadenas y pensaba correctamente
que rotaban en torno a los enlaces covalentes. Aunque existía un conflicto entre
ambos en este sentido, estaban de acuerdo en la existencia de las cadenas de alta
masa molecular, y por tanto en contra del concepto de coloides o de agregación de
estructuras dominante en la época. En este sentido, fue decisivo para Mark que sus
resultados de difracción de rayos X sobre muestras de celulosa no estuvieran en con-
tra de la propuesta de Staudinger. En ese mismo período, Carothers demostró que
se podían preparar en el laboratorio polímeros mediante la reacción de monómeros
difuncionales por reacciones de condensación convencionales, que daban lugar, por
tanto, a enlaces covalentes [13-16]. Así, trabajando para E.I. du Pont de Nemours
and Company (hoy en día DuPont) en la década de 1930 sintetizó el nailon (nylon),
primera fibra sintética, estableciendo además la base teórica de la polimerización por
pasos que, entre otros aspectos, relacionaba el rendimiento de la síntesis con la masa
molecular del polímero resultante mediante la sencilla ecuación DP = 1/(1-p), donde
DP era el nuevo concepto de grado de polimerización y p el grado de conversión.
En 1934 Flory comenzó a trabajar con Carothers en DuPont, entrando de la
mano de éste en contacto con los polímeros [17]. Sus estudios abarcaron prácti-
camente todo el comportamiento físico de las macromoléculas, estableciendo las
bases de este comportamiento tanto en disolución como en fundido. Por otra parte,
también realizó contribuciones relevantes en el ámbito de los fenómenos químicos
relacionados con estos materiales, tales como la transferencia de cadena y el entre-
cruzamiento. Por ejemplo, introdujo el concepto de volumen excluido, disolvente y
temperatura theta (q ). Por todo ello fue galardonado con el Premio Nobel en 1974
[11].

19
Además de Mark, otros fisicoquímicos como Kuhn y Guth realizaron estudios
conformacionales sobre macromoléculas empleando la cristalografía y la estadística.
Estos avances se complementaron con los trabajos pioneros de Gennes, teori-
zando en 1971 sobre la reptación de polímeros, o movimiento tipo serpiente confina-
da en un tubo, por los que recibió el Premio Nobel en 1991, y con las contribuciones
de Doi y Edwards aplicando este modelo al estudio de la dinámica macromolecular
en reología de polímeros [11].
Entre estos avances teórico-prácticos, Ziegler descubría nuevos compuestos
de coordinación como catalizadores para la polimerización de olefinas y Natta apli-
caba éstos a la polimerización estereorregular, revolucionando la industria de los
polímeros, por lo que fueron galardonados con el Premio Nobel en 1963.
El gran impulso al desarrollo científico en el ámbito de los polímeros entre
1930 y 1950 se debió, en parte, al aporte económico dado a proyectos relacionados
con los cauchos sintéticos, debido fundamentalmente a su interés estratégico en la
Segunda Guerra Mundial.
En general, la rápida evolución de la ciencia en el siglo pasado, en términos
cualitativos, se puede resumir en una serie de hitos. Durante los años 40 y 50 se desa-
rrollaron las familias de plásticos comerciales de gran consumo, alcanzándose volú-
menes de producción muy importantes e intensificándose la investigación en nuevos
polímeros y copolímeros, en mecanismos de polimerización y en caracterización. En
los años 60 la investigación se derivó hacia la física de polímeros, lo que supuso un
avance notable en el conocimiento de la relación de la estructura, la morfología y las
propiedades de las macromoléculas, lo que redundó en la mejora de las propiedades
de los polímeros conocidos hasta la fecha, que representó el inicio de la extensión
del campo de aplicación de este tipo de materiales, que ha seguido un crecimiento
exponencial hasta nuestros días. Los años 70 supusieron la ampliación y consolida-
ción de los conocimientos adquiridos, así como un avance importante de los méto-
dos de transformación y producción de los polímeros generales en sus aplicaciones
finales. Finalmente, en las dos últimas décadas del siglo la investigación se dirigió
hacia la preparación de polímeros con propiedades extraordinarias, sustentada en los
conocimientos adquiridos en síntesis de monómeros, procesos de polimerización,
caracterización, relación estructura-propiedades, procesado, etc.
Hoy en día, la ciencia y tecnología de polímeros se dirige hacia la obtención y
estudio de polímeros especiales, preparados directamente mediante síntesis de nue-
vos monómeros, o bien a través de modificaciones químicas y físicas de polímeros
preexistentes, y se ha convertido en una ciencia puntera, eminentemente interdisci-
plinar, que se encuentra en las fronteras de la química, la física, la ingeniería y la

20
biología, y que además exige conocimientos sobre síntesis, caracterización, estruc-
tura, procesado, propiedades y comportamiento de los materiales. Los principales
objetivos de esta rama de la investigación científica se centran en la preparación
de materiales con alto módulo, de alta resistencia térmica y oxidativa, no inflama-
bles, electroactivos, fotosensibles, biopolímeros, polímeros con propiedades ópticas
no lineales, nanomateriales, sistemas multicomponente con propiedades especiales,
materiales selectivos para técnicas de separación o análisis, para aplicaciones médi-
cas, con estructuras biodegradables, soporte para catálisis heterogénea o para síntesis
automática de proteínas o ácidos nucleicos, etc. [18,19]
De esta manera, los polímeros actualmente forman parte de una amplia gama
de materiales estructurales, funcionales y de aplicaciones especiales, que encuen-
tran aplicación en la industria de la construcción, aeronáutica, automovilística, del
envase y embalaje, electrónica, en aplicaciones médicas, etc., adquiriendo una gran
importancia en la economía y en el bienestar social. La diversidad de aplicaciones
que encuentran los materiales poliméricos se debe a la variedad de propiedades fí-
sicas y químicas que pueden presentar, que están relacionadas intrínsecamente con
su estructura, la cual deriva de la naturaleza del monómero y de los enlaces que
forman a lo largo de la cadena polimérica, además de la longitud y funcionalidad de
los grupos laterales que puedan incorporar. Todos estos factores confieren distintos
grados de rigidez a las cadenas y distintas fuerzas de interacción entre las mismas
que determinarán, finalmente, las propiedades que presente el material.
Este extraordinario desarrollo ha impulsado notablemente la investigación en
este campo, uno de los más activos desde el punto de vista científico y tecnológico en
la actualidad. Los avances generales en ciencia y tecnología realizados en las últimas
décadas se deben, en una parte significativa, a la rápida evolución de la ciencia y tec-
nología de polímeros, que se ha convertido en un instrumento clave en el desarrollo,
seguridad y calidad de vida de los seres humanos [20,21].
Por otra parte, el éxito como materiales, desde el punto de vista industrial,
ha dejado una serie de sombras en relación con su impacto en el medio ambiente.
Así, si el desarrollo científico ha sido rápido, lo ha sido aún más la extensión del
empleo de los plásticos, lo que ha generado un desfase entre desarrollo y uso, que
está relacionado con la cultura científica y con la educación general de la población.
Este desfase supone un reto científico y una oportunidad en el ámbito tecnológico e
industrial en términos de reutilización, reciclado y, en su caso, valorización de los
residuos generados, que se comentará más adelante.

21
2.2. Fuentes de obtención de los polímeros

Los polímeros se pueden clasificar de múltiples formas en relación con la pro-


piedad o característica de clasificación. En cuanto a su origen, pueden ser naturales o
sintéticos, incluyendo entre estos últimos los preparados íntegramente por el hombre
y los obtenidos por modificación química de polímeros naturales.
Evidentemente, los naturales los producen los seres vivos y tienen una fun-
ción específica. Esta función es en muchos casos estructural, como los polisacáridos
celulosa o quitina. Se pueden emplear como tales o modificarlos químicamente para
dar lugar, por ejemplo, al poli(acetato de celulosa) o al celofán, rayón o viscosa, o
al quitosano. En otros la función es más compleja desde el punto de vista biológico,
como en las proteínas o en los ácidos nucleicos.
En cuanto a los polímeros totalmente sintéticos, en su mayoría orgánicos, con
el carbono conformando mayoritariamente la estructura de la cadena principal, los
monómeros que los constituyen provienen generalmente del petróleo, que es una
mezcla compleja de unas 17.000 sustancias. A partir de él, por diversos procesos
de craqueo, se obtienen unos 40 compuestos básicos de los que derivan los 40.000
productos químicos que utilizamos, desde los que se emplean en la síntesis de polí-
meros hasta los que se usan en la elaboración de las medicinas, pasando por los que
acondicionan nuestros alimentos y los de limpieza del hogar y cuidado corporal [22].
De la producción mundial de petróleo, aproximadamente el 9 % se emplea en
la obtención de estos 40 compuestos básicos, y de este porcentaje la mitad se destina
a la producción de polímeros, es decir, a monómeros con los que se sintetizan estos
materiales orgánicos. El resto del petróleo se utiliza como fuente de energía, desta-
cando el peso del uso como combustible en el transporte [22].
Además de los polímeros orgánicos, existen algunos polímeros inorgánicos
sintéticos de interés industrial. Entre ellos destacan los polisiloxanos por su impor-
tancia económica y por su amplio intervalo de temperatura de empleo (-100 a 250
°C), conocidos comúnmente como siliconas, cuya cadena principal está formada por
uniones silicio-oxígeno. Se preparan a partir de la condensación de compuestos de
silicio que se obtienen del dióxido de silicio, de la arena.

22
2.3. Conceptos clave

“Si he conseguido ver más allá, es sólo porque me he aupado en


hombros de gigantes”
Isaac Newton, en una carta a Robert Hooke 1

La propuesta de Staudinger del concepto de macromolécula chocó frontal-


mente con el dogma imperante en la segunda década del siglo pasado. El conflicto
se justifica si se tienen en cuenta algunas de las características de las moléculas dis-
cretas, es decir, no poliméricas. Éstas poseen una masa molecular definida y única,
cristalizan en redes que se pueden estudiar por técnicas como la difracción de rayos
X, y tienen puntos de fusión precisos, que sirven incluso como caracterización física
y como método de evaluación del grado de pureza. Por el contrario, las macromo-
léculas no tienen una masa molecular única y se caracterizan por: a) diferentes pro-
medios de masa; b) no cristalizan en redes uniformes, pudiendo ser los materiales
amorfos o semicristalinos, con grado de cristalinidad variable caracterizado por el
índice de cristalinidad; c) la temperatura de fusión (Tm) y la anchura de esta transi-
ción dependen del grado de cristalinidad y de la calidad de las regiones cristalinas,
y no de la pureza de la muestra; y d) presentan otra transición térmica, denominada
temperatura de transición vítrea (Tg), que se asocia a los polímeros amorfos y a las
regiones amorfas de los polímeros semicristalinos.
En relación con la masa molar, con unidades de g/mol, o la masa molecular de
los polímeros, el término utilizado habitualmente en la técnica, aunque incorrecto,
es peso molecular, que es el promedio de las masas de las macromoléculas de cada
polímero sintetizado, o lote, en relación con la duodécima parte de la masa de un
átomo de 12C, y es adimensional (IUPAC, 1991). En realidad, se definen diversos
pesos moleculares para la caracterización completa de un polímero en relación con
el tamaño de las moléculas. Los dos más sencillos y utilizados son el peso molecular
promedio en número (Mn), y el peso molecular promedio en peso (Mw). Esto es así
porque además del tamaño, es importante para las propiedades la distribución de
tamaños en las cadenas, o macromoléculas, es decir, la homogeneidad de tamaños,
que se define con un nuevo término llamado polidispersidad, que es el cociente entre
Mw y Mn (Mw/Mn). Como Mw es mayor o igual que Mn, la polidispersidad es siempre
mayor que la unidad para polímeros, y un valor más alto para un lote o muestra deter-
minada implica una mayor heterogeneidad en el tamaño de las cadenas. Si se aplican
estos conceptos a moléculas discretas, de masa molecular única, se obtiene que Mw y
Mn son iguales y que, por tanto, la polidispersidad es igual a uno, hecho que también
ocurre en algunos biopolímeros naturales.

23
La importancia de los pesos moleculares se ilustra claramente con el etileno
(CH2=CH2). Esta molécula polimeriza para dar lugar al polietileno [(-CH2-CH2-)n],
el polímero de mayor consumo. La unidad que se repite, -CH2-CH2-, se denomina
unidad estructural, y en este caso tiene la misma masa que el etileno. Pues bien, el
etileno es un gas a temperatura ambiente, mientras que el hexano, que podríamos
decir que tiene la estructura del polietileno con n = 3 (realmente es un oligoetileno)
es un disolvente líquido de bajo punto de ebullición. Por otra parte, los isómeros del
octano (n = 4), gasolina, son típicos combustibles de automoción de punto de ebulli-
ción moderado. Aumentando el valor de n se llega a los aceites, y después a las ceras
o parafinas, que tienen entre diez y veinte unidades estructurales de etileno (10 ≤ n ≤
20). A valores de n entre 7.000 y 18.000 (masa molecular entre 200.000 y 500.000)
se obtienen ya polietilenos de alta o baja densidad con propiedades convencionales
para su uso en forros, envases, películas, etc., y si se alcanza un peso molecular de
unos 5 - 7 millones (n = 180.000 - 250.000) con cadenas altamente lineales, se consi-
gue un material difícil de transformar pero con propiedades mecánicas muy superio-
res a las del acero, con densidades 7 veces inferiores, menores a 1 g/cm3. En forma
de película fina este PE puede detener un proyectil o un disco de una herramienta de
corte como, por ejemplo, el de una amoladora.
Tanto el peso molecular como la polidispersidad influyen totalmente en todas
las propiedades y características de los polímeros, desde las propiedades mecánicas
en estado sólido, hasta el comportamiento viscoso en fluido, pasando por la degrada-
ción frente a la temperatura, la tendencia a la cristalización, etc.
Como se ha comentado, uno de los aspectos que crearon conflicto en el de-
sarrollo científico de la disciplina fue la estructura cristalina de los polímeros, y
más concretamente la microestructura semicristalina de los polímeros cristalizables.
Cuando una molécula de pequeño tamaño cristaliza, lo hace generalmente a partir
de un núcleo y los cristales se encuentran habitualmente libres de defectos y en una
estructura clara, bien definida. Su forma se relaciona con la geometría de la celdilla
unidad de la red cristalina. Sin embargo, los polímeros cristalizan desde fundido
dando lugar a materia policristalina, y su estructura es un conglomerado de materia
desordenada y de clústeres de cristales que evolucionan simultáneamente con orien-
taciones al azar a partir de múltiples núcleos, y en los que una misma cadena entra
y sale en el mismo cristal, así como en otros, formando parte, además, de diversas
regiones amorfas. El grado de orden es, por tanto, muy inferior al de los cristales de
moléculas de bajo peso molecular y los máximos que se obtienen por difracción de
rayos X son anchos debido al pequeño tamaño de algunos cristales, así como por los
defectos de los más grandes. Los polímeros cristalizan formando agregados de lame-
las, que se obtienen por el proceso de plegamiento y reentrada de las cadenas sobre

24
las superficies planas laminares tras la nucleación. Los agregados de lamelas gene-
ralmente son morfológicamente esferulitas en condiciones quiescentes (sin cizalla ni
orientación) aunque pueden tener morfología fibrilar si la cristalización se produce
bajo orientación, a altas temperaturas, entre la Tg y la Tm, como ocurre por ejemplo en
la producción de las fibras sintéticas, o si se somete a estiramiento a estructuras con
morfología de esferulitas. La forma de organización de las lamelas tiene una gran
influencia en las propiedades físicas [23].
Otros de los aspectos a tener en cuenta son las transiciones térmicas, que ade-
más están completamente vinculadas con la transformación de los materiales y con
su temperatura máxima de servicio. Todos los polímeros exhiben la temperatura de
transición vítrea, Tg, transición de segundo orden, en la cual los dominios amorfos
adquieren la energía suficiente para dar lugar a movimientos segmentales, o de ca-
dena, de largo alcance. Si el material es semicristalino, por encima de la Tg funden
los dominios cristalinos en la denominada temperatura de fusión, Tm, transición de
primer orden. Las dos transiciones están relacionadas ya que Tm/Tg ~ ½ o ¾ para
polímeros simétricos y asimétricos, respectivamente (temperatura en Kelvin). Así,
al sobrepasar la Tg en polímeros amorfos y la Tm en semicristalinos, los materiales
se convierten en fluidos viscosos isótropos,5 a los que se puede dar una nueva forma
mediante diversos métodos de transformación. Esta nueva forma se fija disminu-
yendo la temperatura por debajo de la Tm o Tg, obteniéndose de nuevo la materia en
estado sólido semicristalino o vítreo (amorfo), donde exhiben las propiedades carac-
terísticas de rigidez y fragilidad. El grado de cristalinidad se controla en función de
la aplicación a la que están destinadas las piezas tanto por el ciclo de enfriamiento
como por el templado de las piezas acabadas. Además de estas transiciones, hay que
tener en cuenta la temperatura de degradación de los materiales, Td. El límite de uso
lo marca la Tg o la Tm, si el polímero es amorfo o semicristalino, respectivamente, o
la Td si es inferior a estas transiciones [24].
Otra de las características que definen a los polímeros está relacionada con su
reología,6 que presenta un comportamiento viscoelástico, que se debe considerar en
su transformación y también en sus aplicaciones finales. Así, tanto en estado sólido
como en fundido exhiben un comportamiento intermedio al de los sólidos elásticos,
Hookeano, en los que la deformación es proporcional al esfuerzo aplicado e inde-
pendiente de la velocidad de deformación, y los fluidos Newtonianos, en los que
el esfuerzo aplicado es proporcional a la velocidad de deformación. En general, el

5
En el caso de polímeros con comportamiento de cristal líquido termotrópico, éstos conservan cierto
grado de orden tras la fusión hasta alcanzar la temperatura de isotropización.
6
Reología: estudio de la deformación y flujo de los materiales.

25
procedimiento más sencillo de caracterización de propiedades mecánicas consiste
en la realización de los diagramas de esfuerzo-deformación que ofrecen información
sobre el módulo elástico (módulo de Young) que abreviaremos como módulo, el
límite elástico, el punto de fluencia, y la resistencia a tracción del material. Estos
diagramas permiten caracterizar a los materiales, de forma simplificada y a una tem-
peratura dada, como blandos y débiles, duros y frágiles, blandos y tenaces, duros y
resistentes, y duros y tenaces.
A la hora de diseñar un material hay que tener en cuenta al menos estas carac-
terísticas para que cumpla con los requisitos técnicos asociados al comportamiento
mecánico adecuado en el intervalo de temperatura, así como bajo las condiciones de
esfuerzo y de ambiente de servicio.

2.4. Clasificación de los polímeros

Existen diversas maneras, ninguna de ellas excluyente, de clasificar a los po-


límeros. Entre ellas se pueden citar las que atienden a su origen, al mecanismo de
polimerización, a su composición química, al número de unidades estructurales dife-
rentes que conforman las cadenas, a sus aplicaciones, a su comportamiento al elevar
su temperatura, etc. En general se usan todas ellas de forma rutinaria, habitualmente
combinada, en función de su utilidad científica o técnica en un momento dado.
En relación a su origen, ya se ha comentado anteriormente que éstos pueden
ser naturales, naturales modificados (semisintéticos), y sintéticos.
Atendiendo a las reacciones generales de las que procedían, Carothers estable-
ció la división en: a) polímeros de condensación, que se preparaban mediante la poli-
merización de monómeros con grupos funcionales para generar otros con la pérdida
(condensación) de moléculas de pequeño tamaño, como agua o HCl; y b) de adición,
que se obtenían mediante la adición de enlaces múltiples. Así, los primeros se ca-
racterizaban porque la constitución química de la unidad estructural era distinta a la
de los monómeros, ya que se generaban grupos funcionales que procedían de otros,
como se observa en el ejemplo del poli(tereftalato de etilenglicol) (PET), Figura 4.
En los segundos la polimerización daba lugar a un polímero con la unidad estructural
con igual fórmula empírica que el monómero, con variación del tipo y conservación
del número de enlaces, como se muestra ilustrativamente en la Figura 4 para el polie-
tileno. Esta clasificación marcó la evolución y el desarrollo de la ciencia y tecnología
de polímeros, y no se ha visto desplazada por la propuesta a posteriori de Flory,
mucho más correcta desde el punto de vista mecanístico, que divide a los polímeros
entre los preparados por reacciones que tienen lugar mediante reacciones por pasos

26
y a través de reacciones en cadena. Así, el uso habitual identifica a esta clasificación
con los polímeros de condensación y los de adición, respectivamente.

Figura 4. Síntesis de poli(tereftalato de etilenglicol) (PET) y de polietileno (PE) a partir de


sus respectivos monómeros.

Además, las macromoléculas pueden estar constituidas por una unidad estruc-
tural, y se denominan homopolímeros, o por varias, denominados copolímeros. Por
su parte, si el copolímero está formado por dos unidades estructurales, éstas pueden
estar distribuidas al azar a lo largo de la cadena, o formando bloques, o de forma
alterna, o como injerto, dando lugar a copolímeros homónimos.
Otra clasificación habitual tiene su origen en la composición de los polímeros,
cuando poseen en la cadena principal grupos funcionales característicos, o en la de los
monómeros de partida; cuando se trata de cadenas de carbono sin este tipo de grupos.
Así, entre los primeros, que se engloban por otra parte en la familia de los polímeros de
condensación, tendríamos: poliamidas, poliésteres, policarbonatos, polisulfonas, po-
liéteres, polisulfururos, etc. Por otra parte, entre los segundos tendríamos los políme-
ros vinílicos, que proceden de monómeros con dobles enlaces polimerizables carbo-
no-carbono y pertenecen además a la familia de polímeros de adición. Los polímeros
vinílicos se subdividen a su vez en poliolefinas, como el polietileno (PE) y el polipro-
pileno (PP), en polímeros acrílicos, como el poli(metacrilato de metilo) (PMMA) o el
poli(acrilato de 2-hidroxietilo) (PHEMA), en estirénicos, como el poliestireno (PS) o
el copolímero de acrilonitrilo-butadieno-estireno (ABS), y en vinílicos halogenados,
como el poli(cloruro de vinilo) (PVC) o el politetrafluoroetileno (PTFE).
Los polímeros se clasifican también según su arquitectura molecular en linea-
les, ramificados y entrecruzados, así como por su comportamiento frente a la tempe-
ratura, en termoplásticos y termoestables.
Además, desde el punto de vista de las aplicaciones, éstos se pueden clasificar
como termoplásticos, termoestables, fibras y elastómeros. En este sentido, tanto las
cuestiones relacionadas con la arquitectura molecular como con las aplicaciones se
discuten en apartados independientes.

27
2.5. Arquitectura molecular

Como se ha comentado a lo largo del texto, las propiedades de los polímeros


dependen no sólo de la constitución química de las macromoléculas, sino también de
otra serie de parámetros descritos, como son la masa molecular, su distribución, la
morfología de la pieza transformada, las cargas y aditivos añadidos, etc.
En este sentido, una misma constitución química puede utilizarse para distintas
arquitecturas moleculares dando lugar a polímeros con propiedades completamente
diferentes, tal como se muestra en la Tabla 3 para las arquitecturas tradicionales [25].
Los polímeros que se pueden fundir7 se denominan termoplásticos, son lineales o ra-
mificados, y poseen una masa molecular finita. En el caso de los ramificados, las ra-
mificaciones son generalmente al azar, pueden ser de cadena corta o larga (mayor de
10 carbonos o átomos laterales), y tienen una gran influencia en el orden que se pueda
alcanzar (semicritalinidad) y, por tanto, en la densidad y en las propiedades mecánicas.
Por otra parte, los polímeros entrecruzados, o reticulados, forman una red tri-
dimensional de masa molecular infinita, se puede decir que toda la masa o pieza
está conformada por una única molécula, y no se pueden retransformar por cale-
facción, por lo que se denominan termoestables si son rígidos y elastómeros si son
elásticos, es decir, si pueden sufrir grandes elongaciones reversibles. La densidad
de entrecruzamiento afecta enormemente a las propiedades, por lo que una misma
estructura química puede dar lugar tanto a elastómeros como a materiales duros y rí-
gidos. Además, se han diseñado recientemente polímeros con unidades estructurales
conformadas por secuencias tanto rígidas como flexibles relativamente grandes, que
conducen a los denominados elastómeros termoplásticos. Éstos son materiales reti-
culados físicamente por las interacciones intercatenarias de las secuencias rígidas,
que aportan módulo (rigidez) al sistema, a la vez que las flexibles son responsables
de un cierto comportamiento elastomérico. Como las interacciones son físicas, se
pueden transformar térmicamente, por lo que son materiales avanzados con caracte-
rísticas propias tanto de termoestables como de termoplásticos.
El descubrimiento de la polimerización viva de enlaces múltiples, y especial-
mente los nuevos métodos de polimerización radical controlada (CRP) en los años
90 del siglo pasado, como la ATRP, RAFT y SFRP8 abrió la puerta a arquitecturas

7
En general se utiliza el término fundir (meltable), o estado fundido, para hacer referencia a los polímeros
por encima de su Tg (amorfos) o Tm (semicristalinos), en estado de líquido viscoso, aunque este término sólo sería
formalmente correcto para los materiales semicristalinos.
8
ATRP: polimerización por transferencia atómica; RAFT: polimerización por adición, fragmentación y
transferencia reversible; NMP: polimerización mediada por nitróxidos, SFRP: polimerización radical libre controlada.

28
avanzadas, entre las que se encuentran no sólo los clásicos copolímeros lineales de
dos o tres bloques, sino también con arquitectura de estrella, peine, cepillo, escalera,
hiper-ramificado, dendrítica, o incluso redes tridimensionales bien definidas [26-28].
Por otra parte, en relación con los polímeros ingenieriles obtenidos por poli-
merización por pasos, el desarrollo de la polimerización de condensación en cadena
(polimerización de condensación viva) también permite la obtención de polímeros de
condensación y polímeros conjugados con estructuras bien definidas. Esta técnica imi-
ta a la naturaleza que utiliza este tipo de procesos para la síntesis de biopolímeros per-
fectamente monodispersos, como por ejemplo los polipéptidos, el AND y el ARN [29].

Tabla 3. Estructura de los polímeros, arquitectura, clasificación en relación con el comporta-


miento frente a la temperatura, características principales y ejemplos

Arquitectura Clasificación Propiedades generales Ejemplos*


Fluido viscoso por encima Amorfos: PMMA,
de la Tg (si amorfo) o Tm (si PVC, PC.
semicristalino); si amorfo:
soluble, blando y flexible
Lineal Termoplástico o duro y frágil en función
de la Tg, si semicristalino: Semicristalinos:
solubilidad limitada, más PP, HDPE.
duro y tenaz y mayor resis-
tencia térmica.
Amorfo o semicristalino LDPE.
Ramificada Termoplástico con bajo grado de cristalini-
dad; soluble.
Alto grado de reticulación:
duro y rígido; no fluye con
Termoestable la temperatura, no se re- PF, UF, EP.
blandece (se degrada); no
Entrecruzada, se disuelve ni se hincha.
reticulada, Bajo grado de reticulación:
o red blando y flexible, elástico;
no fluye con la temperatura NR, SBR, silicona,
Elastómero
(se reblandece antes de la PU.
degradación); no soluble,
se hincha.
*: PMMA: poli(metacrilato de metilo); PVC: poli(cloruro de vinilo); PC: policarbonato; PP: polipropileno;
HDPE: polietileno de alta densidad; LDPE: polietileno de baja densidad; NR: caucho natural; SBR: caucho de
butadieno y estireno (copolímero de bloque); silicona: poli(dimetilsiloxano); PU: poliuretano; PF: resina fe-
nol-formaldehído; UF: resina urea formaldehído; EP: resina epoxi.

29
3. APLICACIONES DE LOS POLÍMEROS

“Las ciencias aplicadas no existen, sólo las aplicaciones de la ciencia”


Louis Pasteur, en una conferencia en 1872 [30]

3.1. ¿Por qué son útiles los polímeros?

La transformación de los polímeros da lugar a plásticos resistentes, fibras,


elastómeros, recubrimientos y adhesivos para un sinfín de aplicaciones, mientras que
otras especies químicas no tienen aplicación directa en el ámbito de los materiales.
Sin embargo, tanto los enlaces primarios covalentes, o incluso iónicos, como los
secundarios (fuerzas intermoleculares) son conceptualmente los mismos, indepen-
dientemente del tipo de sustancia y del tamaño de su molécula.
No obstante, el número de enlaces secundarios entre cada pareja de moléculas
depende genéricamente del número de grupos que puedan establecer estas interac-
ciones, y específicamente del número de unidades repetitivas, o grado de polimeri-
zación en macromoléculas. Así, el polietileno de peso molecular superior a 20.000
se puede transformar, por ejemplo, en películas tanto resistentes como retráctiles,
tuberías, recubrimientos de cables, botellas, etc., mientras que si la masa molecular
disminuye hasta 437, como en el n-hexatriacontano, en lo que llamaríamos un oligó-
mero de etileno (oligoetileno) de grado de polimerización 18, lo único que se pueden
obtener son cristales débiles, friables, aunque químicamente idénticos al polietileno
[23].
Las interacciones que confieren las propiedades a los materiales como tales
son las débiles, y en el caso concreto del polietileno las fuerzas de van der Waals,
que van, eso sí, inequívocamente relacionadas con un tamaño de cadena mínimo
para que éstas sean significativas. En definitiva, la conjugación del tamaño con las
fuerzas intercadena hacen que el polietileno se comporte como un material con pro-
piedades convencionales, clasificado como polímero de uso general (commodity). Si
la energía de estas fuerzas es de un orden de magnitud superior, como en el caso de
los enlaces de hidrógeno altamente direccionales presentes en las poliamidas alifáti-
cas (nylons, nilóns, nailons), entonces el material posee unas propiedades mecánicas
especiales que permiten clasificarlo como polímero de ingeniería.
Por otra parte, si se incrementa la energía de enlace de los enlaces primarios,
por ejemplo aumentando el orden de enlace e incluyendo estructuras aromáticas,
manteniendo a su vez los enlaces secundarios de mayor energía, como los enlaces
de hidrógeno, se obtienen polímeros clasificados como especiales, de bajo consumo

30
y elevado valor añadido, como las poliamidas aromáticas (aramidas, aramids), los
polibenzimidazoles (PBI), polibenzoxazoles (PBO), etc., con los que se preparan fi-
bras de alto módulo con las que se fabrican tejidos de protección personal resistentes
al corte, al calor y al fuego, y materiales compuestos ligeros con función estructural
para aplicaciones avanzadas.

3.2. Características mecánicas y transformación

Como se ha discutido previamente, no existe una clasificación precisa para los


materiales poliméricos, sino un conjunto de ellas. Sin embargo, pensando en su apli-
cación como materiales, desde una vertiente tecnológica, y básicamente en función
de las propiedades que exhiben en los ensayos mecánicos de esfuerzo-deformación,
los polímeros se pueden dividir simplificadamente en plásticos, fibras y elastómeros.
Así, los plásticos rígidos y las fibras se caracterizan por poseer módulos altos
y baja elongación. Concretamente, las fibras han de poseer una gran resistencia a la
deformación y elevadísimo módulo, que implica que los polímeros tienen que tener
una estructura química que pueda dar lugar a fuertes enlaces secundarios, y que a
la vez sea regular para que presente tendencia a cristalizar, y además que esta cris-
talinidad se potencie con la orientación de las cadenas en el hilado y en el estirado
en frío y caliente posterior. En cuanto a los plásticos rígidos, también poseen alto
módulo y baja elongación, y se engloba en esta categoría generalmente a materiales
amorfos con cadenas muy rígidas, donde esta rigidez proviene tanto de un elevado
entrecruzamiento como de un gran volumen lateral que trae consigo que la Tg sea
muy alta. Por su parte, los elastómeros son cauchos ligeramente reticulados, y son
sólidos elásticos que presentan deformaciones grandes y reversibles ante esfuerzos
moderados, lo que implica necesariamente que los polímeros sean amorfos, o prác-
ticamente amorfos, con Tg bajas, inferiores a las de empleo, y enlaces secundarios
débiles que permitan la movilidad de las cadenas. En cuanto a los plásticos flexibles,
presentan un comportamiento en los ensayos de tracción intermedios entre los rígi-
dos y los elastómeros, y aunque la elongación a rotura puede ser grande, en algunos
casos similar a éstos últimos, se diferencian en que la deformación reversible es muy
inferior (< 20 %).
En la Tabla 4 se muestran algunos de los polímeros de uso común clasifica-
dos de acuerdo con las propiedades mecánicas mencionadas. En relación con esta
clasificación, hay que tener en cuenta que generalmente un polímero que se emplea
para la fabricación de fibras puede utilizare también como plástico si se transforma
de manera convencional, por ejemplo por extrusión o inyección, y no se hila en fila-

31
mento. De forma análoga, se puede preparar un material elastomérico a partir de la
reticulación de un plástico amorfo para su uso por encima de su Tg [24,31].

Tabla 4. Clasificación de algunos plásticos, elastómeros y fibras comunes, junto con sus acró-
nimos, según las propiedades que exhiben en ensayos de esfuerzo-deformación [23,24,31].
Entre paréntesis se muestran para cada categoría los límites usuales de módulo de Young y
de elongación
Elastómeros Plásticos Fibras
(< 7 MPa, 100 - 1000 %) (0,3 - 3 GPa, < 400 %) (3 - 14 GPa, < 20 %)
Poliisopreno (NR) Termoplásticos:
Poliisobutileno (IRR) Polietileno (PE)
Polibutadieno Politetrafluoroetileno (PTFE)
Policloropreno Poli(metacrilato de metilo) (PMMA)
Policarbonato (PC)
Termoestables:
Fenol-formaldehído (PF)
Urea-formaldehído (UF)
Melamina-formaldehído (MF)
Poliéster insaturado (UP)
Epoxi (EP)
Poli(cloruro de vinilo) (PVC) Poliacrilonitrilo (PAN)
Poliestireno (PS)
Poliuretanos (PU)
Polisiloxanos
Poliamidas
Poliéster (PET)
Polipropileno (PP)
Derivados de celulosa

Los polímeros termoplásticos fluyen por combinación de esfuerzo y tempera-


tura, por lo que se les puede forzar a la adopción de la forma deseada, volviendo al
estado sólido al enfriar. Tanto las condiciones de temperatura y los esfuerzos en el
transformado como las de vuelta al estado sólido son fundamentales para que el ma-
terial desarrolle una morfología adecuada a las propiedades requeridas. Los métodos
de procesado habituales son: a) extrusión, para la obtención en continuo de perfiles,
tubos, varillas, recubrimientos de cables, etc.; b) inyección, para la obtención en
discontinuo de piezas que se inyectan en moldes; c) soplado y termoconformado,
para la preparación de piezas y cuerpos huecos; d) calandrado, para la obtención en
continuo de láminas, o para el recubrimiento con un polímero de cualquier otro tipo
de material también en forma de lámina o tela; y e) combinación de éstas, como por
ejemplo extrusión-soplado e inyección-soplado [32].
32
El procesado de los materiales termoestables es más complejo porque conlle-
va tanto transformaciones físicas como químicas. Es decir, la forma final del material
se obtiene mediante el moldeo de un conjunto de monómeros o prepolímeros que re-
accionan químicamente, dando lugar a un material altamente entrecruzado, a la vez
que adquieren la forma deseada. El moldeo puede ser de diversos tipos: a) moldeo
por contacto, en el que se impregna un refuerzo con una resina termoendurecible
en molde abierto, que puede ser asimismo manual o por proyección; b) moldeo con
saco o bolsa, en el que el material toma la forma del molde por acción del saco, y
puede ser por presión o bajo vacío; c) en prensa, utilizando como material láminas
finas (SMC), láminas gruesas (TMC), masa (BMC), y mediante inyección con reac-
ción química (RIM) [33].
En cuanto a los elastómeros, se transforman por: a) moldeo por compresión,
transferencia, e inyección; b) extrusión con post-vulcanización; y c) calandrado con
post-vulcanización [33].

3.3. Aplicaciones generales

Los polímeros se usan como materias primas para la elaboración de plásticos,


fibras y elastómeros, que además de clasificar de forma general a todos las macromo-
léculas abarcan comúnmente a la mayoría de las aplicaciones, entre las que se incluyen
otras menos intuitivas como recubrimientos y adhesivos y, en menor cuantía, dieléc-
tricos, espesantes, resinas reactivas, resinas de intercambio iónico, etc. En cuestión de
terminología hay que tener en cuenta que es común industrialmente denominar resinas,
en analogía a las naturales, a los polímeros que sirven como materia prima para plásti-
cos, pero no a los que se utilizan para la preparación de fibras o elastómeros.
En general, las aplicaciones de los plásticos copan todos los ámbitos de desarro-
llo de la vida del hombre, desde la salud, la higiene o la alimentación al transporte, el
vestido y la vivienda. En esta breve introducción a las aplicaciones de los polímeros se
van a comentar las que se perciben como más habituales y comunes, discutiendo por
separado en la siguiente sección algunas de las más relevantes desde el punto de vista
tecnológico, tanto por su novedad como por sus implicaciones en el desarrollo humano
a medio y largo plazo, que además se caracterizan por una escasa difusión pública.
Algunos ejemplos que se pueden citar en relación con los ámbitos donde se
utilizan los polímeros de uso común son:
• en la construcción y la obra pública en tuberías, pinturas e impermeabilizan-
tes, revestimientos para el suelo, espumas aislantes, etc.

33
• en el sector industrial en todo tipo de piezas para bienes de consumo, carca-
sas, engranajes, correas, carrocerías, aislantes eléctricos y térmicos, compo-
nentes eléctricos y electrónicos, etc.
• en las industrias de consumo en envoltorios, juguetes, maletas, artículos de-
portivos, fibras para la elaboración de telas y todo tipo de artículos textiles,
muebles, bolsas, etc.
• en la industria agroalimentaria en envase y embalaje, tanto en tratamientos
industriales intermedios como en los productos que adquiere el usuario final.
• en agricultura, especialmente en cultivos intensivos, en tuberías para trans-
porte de agua, riego y drenaje, acolchado de suelos, invernaderos de diversos
tipos, películas y láminas para ensilaje y construcción de embalses, etc.
• en aplicaciones en el ámbito de la higiene y la salud en lentillas, lentes y
monturas para gafas, todo tipo de bolsas especializadas, catéteres, jeringuillas,
blísteres, bolsas de sangre y suero, sistemas adsorbentes como pañales, geles
y champús, etc.

3.4. Materiales de altas prestaciones para aplicaciones avanzadas

En relación con el volumen de producción y extensión de uso, precio, así


como sus características técnicas, desde el punto de vista industrial los polímeros se
clasifican habitualmente en dos grandes bloques: polímeros de uso general y políme-
ros de ingeniería. En el segundo grupo se incluyen la mayoría de los polímeros cuyas
aplicaciones se discutirán en esta sección.
Además, aparte de esta clasificación se encuentran un conjunto de polímeros
denominados de altas prestaciones, que se caracteriza por poseer características téc-
nicas extraordinarias. Éstas se refieren habitualmente a las propiedades mecánicas
y a la resistencia térmica, pero no se excluyen otras específicas relacionadas con
las propiedades ópticas, acústicas, eléctricas, etc. En general, son polímeros que se
producen en volúmenes pequeños, por compañías innovadoras, con una marcada
impronta investigadora, para aplicaciones de alto valor añadido que requieren un
conocimiento técnico y de mercado profundo, y que se producen en la mayoría de los
casos en situaciones de oligopolio y falta de competencia, y con grandes márgenes
comerciales asociados a todas estas peculiaridades.
En esta sección se comentarán algunas aplicaciones relacionadas tanto con los
polímeros de ingeniería como con los especiales.

34
3.4.1. Fibras de altas prestaciones
Las fibras sintéticas con elevada resistencia mecánica y térmica se denominan
de altas prestaciones, y hacen referencia a los polímeros que se hilan para la produc-
ción de: a) fibra corta, tanto para la elaboración de hilo como para su empleo como
refuerzo en materiales compuestos; y b) de monofilamento para la fabricación de
tejido-no tejido para materiales compuestos, y para otras aplicaciones relacionadas
asimismo con los materiales compuestos y de refuerzo, con productos de protección
balística y anti-corte, y con la producción de cuerdas y anclajes especiales.
La clasificación de las fibras ha variado con el desarrollo y la evolución tecno-
lógica de los polímeros sintéticos. Así, hace un siglo se consideraban técnicos o in-
genieriles los tejidos elaborados con fibras naturales como algodón, lana o seda, con
tenacidades y módulos en el intervalo de 0,1 – 0,4 N/tex y de 2 - 5 N/tex, respectiva-
mente. La introducción en la primera mitad del siglo XX de las fibras sintéticas como
el rayón, nailon o poliéster, con tenacidades por encima de 0,8 N/tex y módulos de 9
N/tex (nailon) y 12 N/tex (poliéster), desplazó la clasificación hacia estos materiales,
por sus superiores características técnicas. Sin embargo, la síntesis de nuevos mate-
riales de alto módulo y alta tenacidad en el último cuarto del siglo pasado trastocó
de nuevo la clasificación hacia éstos, entre los que se encuentran las poliamidas
aromáticas (aramidas), los polibenzimidazoles (PBI), los polibenzoxazoles (PBO), e
incluso el polietileno lineal de ultra alto peso molecular (UHMWPE) [34].
En los años sesenta del siglo XX se produjeron dos avances en el campo de
las fibras de altas prestaciones que revolucionaron tanto el mercado como las apli-
caciones de estos materiales. El primero lo llevó a cabo la investigadora Stephanie
Kwolek (1923-2014) junto con su equipo, que trabajando para la empresa DuPont
desarrollaron tanto un procedimiento sintético para la preparación de la poliamida
aromática poli(p-fenilen tereftalamida), abreviada como p-aramida, como un proce-
so para su hilado a partir de disoluciones cristal-líquido (liotrópicas) en ácido sul-
fúrico concentrado a 80 °C, dando lugar a fibras con tenacidades de más de 2 N/tex
y módulos de hasta 80 N/tex. Esta fibra, comercializada hoy en día por un conjunto
muy limitado de empresas,9 presenta como característica más conocida una tenaci-
dad muy superior a la del acero, unas 7 - 8 veces (≈ 20 veces en el aplicaciones en el
mar), con una densidad unas 5 veces inferior. Se conocen por el gran público por sus

9
DuPont y Teijin, con sus respectivas marcas comerciales para p-aramida, Kevlar® y Twaron®,
respectivamente, tienen una situación de oligopolio. Se comercializan unas 60.000 t/año, con un crecimiento anual
continuado del consumo del 7 - 8 %. La m-aramida (Nomex® y TeijinConex®) se encuentra en la misma situación.
Teijin produce además en solitario una copoliamida aromática con propiedades intermedias entre la m- y p-aramida
(Technora®).

35
aplicaciones balísticas, y especialmente por la elaboración de chalecos antibala. Sin
embargo, ésta es una aplicación menor que sí está relacionada con otra importante
vinculada con la seguridad e higiene en el trabajo, específicamente con la ropa de
protección anti-corte, y en menor medida con los materiales compuestos para piezas
que deben soportar fricción (Figura 5) [34-36].
Paralelamente, y en la misma época, se desarrolló por DuPont la otra poliami-
da aromática comercializada hoy en día, la poli(m-fenilen isoftalamida), abreviada
como m-aramida. Las propiedades mecáncias de la m-aramida, debido a la orien-
tación todo-meta de sus anillos aromáticos, son inferiores a las de la p-aramida.
Sin embargo, donde realmente resalta esta fibra es en sus extraordinarias propieda-
des térmicas, por lo que se ha convertido en la fibra de referencia en la fabricación
de trajes ignífugos, siendo un estándar en la fabricación de, por ejemplo, trajes de
bomberos y de protección térmica. A este hecho hay que sumar su gran resistencia
química. En cualquier caso, su mayor campo de aplicación está en la elaboración
de papel para aislamiento eléctrico en condiciones extremas (Figura 5). Es más, la
combinación de fibras de m- y p-aramida es habitual a la hora de preparar tejidos de
protección que posean a la vez las características de ambas fibras, es decir, resisten-
cia mecánica, térmica, y química, sin olvidar su excelente comportamiento como
aislante eléctrico (Figura 5) [34-36].

Figura 5. Desglose del mercado mundial de las aplicaciones de las fibras de aramida (iz-
quierda: m-aramida; derecha: p-aramida) (datos de 2009, adaptación de informes y presen-
taciones anuales de la empresa Teijin [37]).

El segundo gran avance se debió al trabajo de William Watt (1912-1985) y su


equipo en el centro de investigación Royal Aircraft Establishment, que prepararon la
primera fibra de carbono de alta resistencia a partir del procesado a alta temperatura
de fibras de poliacrilonitrilo. Estas fibras han alcanzado valores de tenacidad y mó-

36
dulos de hasta 1,9 N/tex y 256 N/tex, respectivamente, con densidades de 1,8 g/cm3
(4 veces inferiores a la del acero y un 30% superior a la de las aramidas). Estas fibras
prácticamente no tienen aplicación en el ámbito textil, y se utilizan en la preparación
de materiales compuestos, tanto como fibra corta como continua, en la fabricación de
materiales con función estructural y objetos deportivos de alta gama. En relación con
las fibras y materiales con estructura grafítica, es de destacar el hilado, el pasado año,
de nanotubos de carbono utilizando una adaptación de la tecnología de hilado de la
p-aramida, que dio lugar a fibras con elevadísima conductividad térmica y eléctrica
y con buenas características textiles, por lo que se prevén aplicaciones futuras en el
ámbito de la alta tecnología [38].
En la década de 1980 se desarrolló un polímero con estructura heterocíclica
de varilla rígida, completamente lineal, el polibenzoxazol (PBO),10 que presenta un
procesado extremadamente complicado, mediante hilado en húmedo de chorro seco
a partir de una disolución liotrópica de ácido polifosfórico. Posee, probablemente, la
tenacidad más alta conocida para una fibra, 1,6 veces superior a la de la p-aramida,
con una densidad ligeramente superior, 1,6 g/cm3. Esta característica la combina
además con una resistencia térmica extraordinaria, ya que tiene una temperatura
de descomposición de 650 °C, y un índice límite de oxígeno (LOI)11 de 68, lo que
implica que sólo arde en atmósferas con un contenido en oxígeno superior al 68 %
(el aire contiene un 21 % de oxígeno). Sus aplicaciones se relacionan con los tejidos
de protección térmica y frente al fuego en las que además se requiere una elevada
tenacidad, con tejidos de protección balística, con la elaboración de filtros de gas
para alta temperatura, como refuerzo en materiales compuestos, etc.
Otro polímero heterocíclico con extraordinarias propiedades térmicas es el po-
libenzimidazol (PBI), con el que se elaboran fibras de reconocida resistencia térmica
(LOI = 41) y gran inercia química. La temperatura de reblandecimiento a 0,45 MPa
es de 435 °C y la temperatura de descomposición de 540 °C. Además se caracterizan,
tanto por sí mismas como en mezclas, por un tacto suave y agradable similar al del
algodón, algo que las diferencia claramente de las otras fibras de altas prestaciones.
Se utilizan en la elaboración de trajes de bomberos, trajes de astronautas, guantes de
protección térmica, prendas para soldadores, tejidos para aviones, y recientemente
membranas para pilas de combustible.
Un caso reseñable es el empleo de un polímero de uso general como fibra
de altas prestaciones. Así, el polietileno (PE) es el polímero de mayor consumo y

10
Se comercializa bajo el nombre de Zylon® por la empresa Toyobo Corporation.
11
LOI: limiting oxygen index.

37
de menor precio con el que se fabrican, por poner dos ejemplos, forros para libros
y bolsas de supermercado, siendo un ejemplo típico de fabricación de productos
baratos y con márgenes económicos mínimos, es decir, de muy bajo valor añadido.
En este sentido, con el mismo precio reducido de los productos de partida del PE,
este material se puede preparar y transformar en fibras de alto módulo multiplicando
su precio hasta 70 veces. Es este un ejemplo habitual en ciencia y tecnología de polí-
meros, donde la clave del éxito en el diseño de materiales avanzados, sin competen-
cia en el mercado, está tanto en la química como en la tecnología que engloba aspec-
tos físicos, matemáticos e ingenieriles. La clave de la preparación de fibras de altas
prestaciones de PE está en el hilado en gel de polietileno de ultra-alto peso molecular
(UHMW-PE),12 seguido de la orientación extrema de la fibra mediante estirado a alta
y baja temperatura, lo que da lugar a una orientación mayor del 95 % y a una crista-
linidad de hasta el 85 %, dando lugar a tenacidades y módulos superiores a 5 N/tex
y 120 N/tex, respectivamente, que además se conjuga con una densidad mínima, de
0,98 g/cm3. Al igual que en el caso de las fibras de aramida, pocas empresas disponen
de la tecnología necesaria para la obtención de fibras de PE de altas prestaciones,
encontrándose entre ellas las que dominan el mercado de las aramidas,9 lo que es un
claro ejemplo de la apuesta de determinadas empresas por la alta tecnología, bajos
volúmenes de producción, y márgenes comerciales significativos. Recientemente, en
los últimos dos años, estas empresas han desarrollado procesos para la producción de
láminas finas (~ 50 µm) de este material capaces de detener el impacto de una bala.
La resistencia química de estas fibras es asimismo extraordinaria, aunque su mal
comportamiento frente a la temperatura y el fuego es un factor limitante. Así, funden
en el entorno de los 150 °C y su LOI es de 20, lo que significa que puede arder en
condiciones ambientales convencionales [34]. Las fibras tienen aplicación en pro-
tección balística, equipamiento anti-punción y anti-corte, y cordeles, redes y cuerdas
para aplicaciones especiales, de alta demanda mecánica y química, por ejemplo en
entornos marinos.
Una forma visual, incluso artística, de representar la tenacidad de las fibras es
mediante la longitud de rotura libre, que es la longitud de una fibra, hilo o cuerda a
la que se rompe bajo su propio peso, longitud que es independiente del espesor [34].
Esta longitud es de 400 km para las fibras de altas prestaciones de polietileno, 235
km para las de aramida, 195 km para la fibra de carbono, 135 km para las fibras de
vidrio, 85 km para el poliéster y el nailon, y 25 km para el acero.

12
UHMW-PE: ultra-high molecular weight polyethylene.

38
3.4.2. Polímeros en automoción y aeronáutica
En el sector de la automoción, uno de los puntos de confluencia de los inte-
reses de los fabricantes de automóviles y los clientes es el ahorro de combustible y
la consiguiente disminución de la emisión de CO2 [39]. Ésta es realmente la fuerza
impulsora de la introducción de los materiales plásticos en los vehículos, a pesar del
incremento de coste en relación con los materiales convencionales. Este incremento
de costes se debe tanto al precio de los a polímeros como materia prima como a la
inversión en investigación y desarrollo necesaria. Así, por ejemplo, la disminución
de masa se traslada directamente a un ahorro de combustible en un porcentaje apro-
ximadamente igual a la mitad del porcentaje de reducción de masa. En números
concretos, 50 kg menos en un coche medio dan lugar a una disminución de 5 g de
CO2/km junto con un ahorro de combustible del 2 %. En este sentido, el uso de 100
kg de plástico reemplaza a 200-300 kg de materiales convencionales.
En el año 1984 el contenido en plásticos de los coches rondaba el 8,5 %, en
masa, mientras hoy en día es aproximadamente del 11 % [40]. Los polímeros que
se emplean en mayor medida, además de los cauchos, son los de menor densidad y
mayor facilidad de transformación y disponibilidad, como el polipropileno (PP), 37
%, poliuretanos (PU), 17,3 %, el terpolímero acrilonitrilo-butadieno-estireno (ABS),
12,3%, materiales compuestos, 11,5 %, polietileno de alta densidad (HDPE), 10,8
%, policarbonato (PC), 6,8 %, y poli(metacrilato de metilo) (PMMA), 4,4 %. Con
estos polímeros se fabrican parachoques, engranajes, correas, sistemas de amorti-
guación, deflectores aerodinámicos, revestimiento de interiores, asientos, guanteras,
faros, etc.
Sin embargo, son los coches de alta gama los que indican de alguna forma la
tendencia en el sector. Así, por ejemplo, los Mercedes Clase S actuales se fabrican,
entre otros, con los siguientes materiales: polímeros 21,6 % (18,5 %), metales y alea-
ciones ligeras 23,3 % (10,4 %), acero y otros materiales férricos 42,5 % (60,4 %).
Entre paréntesis se muestra los datos correspondientes al modelo anterior, de 2012
[41]. Éstos indican no sólo el alto contenido en plástico de este tipo de vehículos,
sino una evolución rápida hacia su aumento, junto con el de las aleaciones y metales
ligeros, con una disminución paralela de los metales férricos.
En cuanto a los retos, el aligeramiento de la masa de los vehículos, a raíz de la
opinión de los expertos, pasa por su disminución en el motor y en la transmisión, en
el chasis y en la carrocería [42]. En este sentido, son necesarios avances en nuevos
materiales poliméricos que posean una serie de características complejas para los
materiales orgánicos, como unas propiedades mecánicas excepcionales a elevadísi-
ma temperatura combinadas con una gran resistencia química. En relación a estos

39
retos, es significativa la apuesta por otra de las empresas que fabrica vehículos de
alta gama, que comercializó en diciembre de 2013 coches eléctricos, tanto un utilita-
rio (BMW i3) como un deportivo (BMW i8), con carrocería monocasco (habitáculo
y jaula de seguridad) fabricada completamente con material compuesto de fibra de
carbono, o plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP), que es un 30 % más lige-
ro que el aluminio. La empresa describe su composición en la sección de seguridad
de la información sobre los vehículos. Es de resaltar que BMW haya desarrollado
la tecnología para producir estos monocasco en cadena y a precios de mercado. De
forma análoga, en marzo de 2013 Volkswagen anunció un prototipo de coche híbrido
(Volkswagen XL1) con chasis monocasco de CFRP y un consumo de 0,9 litros cada
100 km, que también ha entrado recientemente en producción en serie, aunque limi-
tada por su precio prohibitivo [43].
Los polímeros que se utilizan en aeronáutica se pueden clasificar en dos gran-
des bloques. En el primero de ellos se incluyen los materiales empleados en el re-
vestimiento interior de las aeronaves, en el que se usan polímeros de forma similar
al sector de la automoción, aunque con requerimientos más severos de seguridad
en relación, por ejemplo, con las características ignífugas. En cuanto al segundo
bloque, engloba a los plásticos con función estructural, y más específicamente al
uso de materiales compuestos en el fuselaje y en las alas. Nuevamente, el impulso
al empleo de estos materiales avanzados procede de la necesidad de la reducción de
masa, así como de otras mejoras relacionadas con la seguridad y con la disminución
del ruido generado por las aeronaves. La evolución de la utilización de este tipo de
materiales ha sido exponencial, ya que en los años 80 del pasado siglo su uso era tes-
timonial, del 5 - 6 % en masa, mientras que en la década pasada se incrementó hasta
el 35 - 50 %. El porcentaje del 50 % se alcanzó con el lanzamiento del Boeing 787
en el año 2011, apodado Dreamliner, que supuso un hito importante en relación a la
tecnología aeronáutica y que además trajo consigo una disminución del consumo de
combustible del 20 % y del ruido del 60 %. Un segundo hito lo protagonizó hace un
año Airbus, con el primer vuelo en junio de 2013 del A350 XWB, aeronave todavía
en producción con órdenes de compra superiores a las 700 unidades, con un 53 %
de materiales compuestos y un ahorro de combustible del 25 % en relación con su
antecesor. La sustitución del clásico fuselaje metálico, así como otras estructuras,
ha dado lugar a la reducción del acero utilizado hasta el 6 %, disminución motivada
también por su sustitución por aleaciones de aluminio (19 %) y titanio (14 %) [44].
Los materiales compuestos están formados por una matriz de resina epoxi o de po-
liéster insaturado y un refuerzo de tres fibras, carbono, aramida y vidrio, en ocasio-
nes utilizadas de forma combinada, específicamente las dos primeras. En el ámbito
de los aviones de combate, que indican el futuro de la aviación civil, donde el coste

40
es menos importante, el porcentaje de materiales compuestos es muy superior, y en
el caso del Eurofighter es del 82 %, con únicamente un 15 % metálico [45].

3.4.3. Biopolímeros. Aplicaciones en medicina


La definición de biomaterial está relacionada directamente con su utilidad.
Así, se trata de un material compatible biológicamente con seres vivos, independien-
temente de su origen natural, artificial o mixto, implantable en el cuerpo humano
y que encuentra su uso en el reemplazo o reparación de tejidos naturales dañados,
como huesos, dientes, piel, venas, arterias, etc. [46]
Los biomateriales poliméricos se denominan biopolímeros, y el término no
guarda relación, aunque puede llevar a confusión, con los de origen natural, o inclu-
so con los de síntesis que se preparan a partir de monómeros que tienen un origen
biológico. Los biopolímeros no son generalmente específicos y en la mayoría de los
casos son los mismos materiales que se emplean en aplicaciones convencionales y
de ingeniería.
Los biopolímeros se utilizan de forma masiva en clínica y su éxito se debe,
como en otros ámbitos, a la amplia disponibilidad de polímeros biocompatibles, y a
la facilidad de conformarlos en forma de fibra, tejido, partícula o bloque. Los implan-
tes pueden ser temporales o permanentes, siendo los polímeros utilizados biodegra-
dables o bioestables, respectivamente. Los primeros deben tener una funcionalidad
adecuada durante un tiempo limitado, mientras que los segundos tienen que sustituir
parcial o totalmente al tejido u órgano lesionado durante toda la vida del paciente
[46]. Además de éstos, hay otro grupo de polímeros con aplicaciones importantes en
medicina, los hidrogeles. Son polímeros hidrofílicos que una vez reticulados forman
redes insolubles en agua que se hinchan en medios acuosos, y por tanto biológicos,
sin perder su funcionalidad.
Así, los biomateriales se utilizan en: a) oftalmología, como lentes de contacto
e intraoculares; b) cirugía cardiovascular, como marcapasos, válvulas cardíacas e
injertos vasculares; c) cirugía plástica, como prótesis de nariz, barbilla y de mama; d)
odontología, como dientes y empastes; e) cirugía general, en suturas convencionales
y reabsorbibles, así como en placas y tornillos asimismo reabsorbibles; f) ortopedia,
como juntas y prótesis de articulaciones, cementos óseos para la fijación de éstas; y
g) auxiliarmente como bolsas de sangre, catéteres, y especialmente en equipamiento
y membranas para diálisis [47].
En general se utilizan termoplásticos de uso común como poliolefinas, concre-
tamente polietileno y polipropileno, explotando su inercia química, o polímeros acrí-
licos, como poli(metacrilato de metilo) (PMMA) o poli(cloruro de vinilo) (PVC), o

41
materiales de ingeniería, como las poliamidas alifáticas (nailon), fluorados, como el
politetrafluoroetileno (PTFE), resinas acetálicas y polisulfonas, así como termoesta-
bles, como poliuretanos, y elastómeros como polisiloxanos (siliconas).
Así, por ejemplo, el polietileno es un material de referencia en prótesis ar-
ticulares. El poli(metacrilato de metilo) se utiliza como cemento óseo en este tipo
de prótesis, así como en odontología, dada su rápida polimerización, y en lentes
intraoculares, y lentes blandas y duras. El poli(cloruro de vinilo) en tubos de diálisis,
catéteres y bolsas de sangre. Las poliamidas en suturas y membranas para hemofil-
tración, junto con las polisulfonas, y los poliuretanos en la elaboración de marcapa-
sos, bolsas de sangre y todo tipo de accesorios tubulares.
Los materiales biodegradables, como el poli(ácido láctico) y el poli(ácido gli-
cólico) se emplean para la elaboración de suturas, tornillos y placas que se degradan
evitando una intervención posterior y que además dan lugar a un proceso de curación
óptimo, puesto que la degradación conlleva la recuperación de la funcionalidad del
sistema fisiológico [48].
En general, los hidrogeles presentan, por su hidrofilia y su contenido en agua,
una biocompatibilidad excelente, por lo que se emplean como lentes de contacto,
uréteres, tejidos blandos, conductos y partes del esófago, revestimiento de suturas,
en cirugía intraocular en el suplemento y reemplazo del humor vítreo, en apósitos
para la cura de heridas infectadas o no, etc. Por otra parte, su utilización como an-
damiaje temporal en ingeniería de tejidos, donde las células pueden crecer, es muy
importante. Además, este tipo de materiales también se emplean en la liberación
controlada de fármacos, que persigue que una única dosis dé lugar a que la concen-
tración del fármaco se sitúe entre los límites de eficacia, evitando picos y valles de
concentración por encima y por debajo de este límite [46]. En relación directa con
este tema, hace poco más de una década que se publicaba una revisión en Nature Re-
views Drug Discovery titulada el amanecer de los polímeros terapéuticos13 como las
primeras nanomedicinas poliméricas, con tamaños entre 5 y 100 nm, en la interfase
de la química de los polímeros y la biomedicina. Su valor terapéutico en clínica ya se
ha demostrado, sobre todo en relación con el tratamiento del cáncer. Los desarrollos
no han hecho más que comenzar. El término polímero terapéutico es un paraguas que
abarca un amplio espectro de nuevas tecnologías terapéuticas relacionadas con los
medicamentos poliméricos, conjugados polímero-medicamento, conjugados polí-
mero-proteína, micelas poliméricas a las que se encuentran anclados covalentemente
diversos medicamentos, y poliplejos multicomponente que se están desarrollando
como vectores no-virales [49].

13
The dawning era of polymer therapeutics [49].

42
En relación con este ámbito, cabe mencionar los polímeros antimicrobianos y
su aplicación en la fabricación de órganos artificiales, implantes, medicinas, produc-
tos de higiene, etc., además de su uso y potencial en otros entornos como la alimen-
tación, industria textil y tratamiento de agua [50].

3.4.4. Polímeros como aislantes y conductores. Aplicaciones en la industria


de la electricidad y la electrónica
El desarrollo de la incipiente industria eléctrica de principios del siglo pasado
fue paralelo al éxito comercial del primer polímero sintético comercializado, las resi-
nas fenólicas,14 que sustituyó como aislante a los que se utilizaban hasta el momento,
que eran caros, difíciles de procesar y manufacturar, así como poco satisfactorios
para un gran número de aplicaciones [1].
En general, se puede decir que la característica de aislamiento (eléctrico y
térmico) es inherente a los polímeros, y se debe a la constitución química de los
mismos, al enlace covalente. Por tanto, la mayoría de los polímeros comerciales son
excelentes dieléctricos, con resistividades para el polietileno que se utiliza general-
mente en el aislamiento de cables de 1017 Ω cm, mientras que polímeros con gru-
pos funcionales, y por tanto dipolos permanentes, presentan valores muy inferiores
de resistividad, como por ejemplo las poliamidas alifáticas y las resinas fenólicas14
(1012 Ω cm y 1010 Ω cm, respectivamente). En este contexto, la mayoría de los polí-
meros convencionales como el poliestireno, el poli(cloruro de vinilo) y el polietileno
de baja densidad, y en menor cuantía otros polietilenos, resinas fenólicas y el ABS,15
se emplean en la construcción y en la industria en el aislamiento de cables, cintas ais-
lantes, conexiones, etc. Además, se utilizan minoritariamente otra amplia variedad
de materiales para aplicaciones específicas, como resinas epoxi, poliamidas, poliimi-
das, policarbonatos, resinas de urea-formaldehído, polipropileno, poli(tereftalato de
etilenglicol), politetrafluoroetileno, así como diversos elastómeros [1].
Uno de los aspectos tecnológicos más relevantes para la sociedad de la comu-
nicación, en la que el papel de los polímeros como aislantes es indispensable, es la
fabricación de circuitos integrados (CI). En ellos, los materiales orgánicos juegan un
papel doble. Por una parte pasivo, como componente estructural y protección de los
CI, donde resinas epoxi y epoxi-siloxanos protegen mecánicamente y aíslan de la
humedad al dispositivo. Y por otra parte doblemente activo, donde el primer papel
implica un proceso de litografía positivo o negativo que permite ejecutar un patrón

14
Comercializadas como Baquelita.
15
ABS: copolímero de acrilonitrilo-butadieno-estireno.

43
sobre el que se dispone el conjunto de transistores, diodos, condensadores y resisten-
cias que conforman el dispositivo. El diseño de las resinas reactivas es fundamental
a la hora de conseguir la máxima integración. Así, los materiales han evolucionado
desde los procesos de fotolitografía diseñados originariamente para las placas de cir-
cuitos impresos (chips, tarjetas de circuitos impresos), pasando por la microlitografía
para patrones menores de 10 µm, y finalmente nanolitografía (< 100 nm) para los CI
de los microprocesadores modernos. Para ello se requieren radiaciones con longitu-
des de onda (l) cada vez menores, que han ido evolucionando desde el uso inicial de
la radiación ultravioleta hasta los rayos X (l = 1 – 0,01 nm) o los haces de electrones
(l = 0,02 nm, 3600 V). En el diseño de los materiales se debe tener en cuenta que
deben absorber la radiación, en el caso de la no ionizante, o dar lugar a procesos
más o menos controlados de entrecruzamiento y degradación con la ionizante. Se
utilizan resinas fenólicas modificadas, poliisopreno parcialmente ciclado con azidas
aromáticas como fotosensibilizadores, polímeros acrílicos con cadenas laterales con
enlaces múltiples, derivados de poli(p-hidroxiestireno), etc. Además, el segundo pa-
pel activo está relacionado con el aislamiento en horizontal y en vertical, entre las
diversas capas, de los componentes conductores, como los transistores. Los materia-
les que pueden realizar esta tarea deben tener unas propiedades excepcionales desde
el punto de vista dieléctrico, mecánico, químico y térmico. Sólo unos pocos cumplen
estos criterios, y todos son polímeros, tanto inorgánicos ([SiO2]n), como orgánicos
[copolímeros de tetrafluoroetileno y 2,2-bis(trifluorometil)-4,5-difluoro-1,3-dioxol],
presentando estos últimos constantes dieléctricas todavía inferiores a los primeros
[1,23,31].
Tal como se ha comentado, los polímeros orgánicos cuya cadena principal se
estructura principalmente a través de uniones carbono-carbono son aislantes, aunque
naturalmente se pueden volver conductores mediante la adición de una fibra, refuer-
zo o carga conductora, pero la conducción de la electricidad tiene lugar a través de
los productos añadidos, sin intervención del polímero. Sin embargo, en el año 1977
se produjo un descubrimiento de enorme importancia en relación al poli(trans-ace-
tileno), polímero conjugado considerado aislante, ni siquiera semiconductor. Sin
embargo, la adición de pequeñas cantidades de yodo16 condujo a un incremento de
la conductividad de diez órdenes de magnitud, transformando al conjunto en con-
ductor, y dando lugar a una nueva área de estudio denominada metales sintéticos
(synthetic metals). A partir de entonces se estudiaron y desarrollaron diversos polí-
meros conjugados [poli(para-fenileno), poli(sulfuro de fenileno), polipirrol, politio-
feno, polianilina, etc.] que se transforman en semiconductores, o en conductores con

16
Proceso denominado dopado.

44
conductividades comparables a las de los metales, mediante procesos de dopado por
agentes oxidantes y reductores. Así, por ejemplo, el dopado de poli(cis-acetileno)
con AsF5 da lugar a un material con conductividad similar a la del cobre.
Hoy en día el potencial de los polímeros conjugados como conductores y se-
miconductores se asocia con: a) la elaboración de tintas conductoras o semiconduc-
toras para la preparación de dispositivos electrónicos mediante electrónica impresa,
mediante técnicas de las artes gráficas, como por ejemplo la serigrafía y la inyección
de tinta; b) la preparación de dispositivos electrónicos flexibles por deposición de ca-
pas de este tipo de polímeros sobre soportes flexibles que actúan como conductores.
En este ámbito se puede destacar utilización de estos materiales como emisores de
luz, o diodos poliméricos emisores de luz (PLEDs)17 en la preparación de pantallas.
En este sentido la elaboración de pantallas extremadamente planas y completamente
flexibles es una realidad próxima. La misma tecnología se asocia a la preparación de
células fotovoltaicas; c) sensores, puesto que la estructura conjugada amplifica la se-
ñal ante el estímulo físico o químico. Paralelamente a esta aplicación están otras re-
lacionadas con los materiales inteligentes asociados a propiedades ferromagnéticas,
piroeléctricas y piezoeléctricas, como por ejemplo las electromecánicas en músculos
artificiales y todo tipo de micromáquinas; d) baterías recargables ligeras y flexibles,
completamente plásticas; y e) aplicaciones en óptica no lineal.
Sin embargo, el desarrollo de este tipo de aplicaciones implica, necesaria-
mente, la resolución de problemas inherentes a los polímeros conductores. Estos
materiales son, por una parte, muy caros, y por otra presentan unas propiedades que
hoy por hoy son poco adecuadas en términos de procesado, propiedades mecánicas,
y estabilidad ambiental. Es decir, la oxidación o reducción que se lleva a cabo en el
dopado confiere a los materiales orgánicos características propias de las sales, lo que
por una parte reduce significativamente su solubilidad, limitando su procesabilidad,
y por otra aumenta su hidrofilia incrementando la absorción de agua ambiental, he-
cho negativo para cualquier aplicación en el ámbito electrónico [31,51].

3.4.5. Membranas. Tratamiento de agua, confort, diálisis, almacenamiento


de energía -pilas de combustible-, transporte y separación de gases y
vapores, envasado de alimentos
Las membranas son materiales que permiten el transporte selectivo de ciertas
sustancias, tal como ocurre en la bicapa lipídica de las membranas de las células. Por
imitación de la naturaleza se desarrollaron las membranas poliméricas semipermea-

17
PLEDs: polymer light-emitting diodes.

45
bles, aunque los principios físicos y químicos que gobiernan el transporte y difusión
a través de membranas naturales y sintéticas son generalmente diferentes. En las
membranas artificiales estos principios dependen tanto de la naturaleza de la fuerza
que impulsa la separación, que puede ser, por ejemplo, por gradiente de concentra-
ción o presión, como de la propia naturaleza química del material en membranas
densas, o de la estructura física en membranas porosas, o una combinación de ellas,
como en las membranas de ósmosis inversa.
El tratamiento de agua y bebidas mediante tecnología de membranas porosas
permite la esterilización a temperatura ambiente (mediante el corte por tamaño de
virus y bacterias), la clarificación de bebidas como zumos, vinos y cerveza, la sepa-
ración de emulsiones, la separación de suspensiones para la industria farmacéutica y
alimentaria, así como el pretratamiento de agua para tratamiento posterior mediante
membranas de nanofiltración y ósmosis inversa. El general, el ámbito de aplicación
lo define el tamaño de poro de la membrana, ya que el rechazo de las sustancias que
no atraviesan la misma depende de su tamaño en disolución, hidrodinámico, y la
separación es, por tanto, un fenómeno físico. En relación con el tamaño, las mem-
branas se pueden clasificar como de microfiltración, con tamaños de poro de 0,1 - 10
µm, y ultrafiltración, con poros entre 0,001 y 0,1 µm. La tecnología involucrada está
relacionada tanto con la composición química de la membrana, que ha de soportar
los ciclos de lavado y tener la resistencia mecánica y química adecuada al medio y
presión de empleo, como con los fenómenos físicos que se utilizan para la genera-
ción de los poros de tamaño controlado, entre los que destacan la inversión de fase.
Como ventajas de esta técnica cabe destacar tanto el bajo consumo de energía en
los procesos de tratamiento como la temperatura de trabajo, ya que se puede operar
a temperatura ambiente o sub-ambiente, incluso en procesos de esterilización. Se
utilizan todo tipo de polímeros de ingeniería para la elaboración de las membranas,
que pueden ser tanto planas enrolladas como fibras huecas, maximizando siempre la
superficie de membrana en relación con el volumen ocupado.
La disminución del tamaño de poro por debajo de 1 nm da lugar a membranas
que generalmente se elaboran a partir de películas de polímeros y permiten la reten-
ción de cationes polivalentes hidratados, como Ca2+ y Mg2+, por lo que se emplean
en la disminución de la dureza del agua y en la industria farmacéutica y alimentaria,
ya que por ejemplo permiten la extracción de aminoácidos y lípidos de sangre y
otros cultivos celulares a temperatura ambiente. Por debajo de este tamaño de poro
se encuentran las membranas de ósmosis inversa, que consisten en una capa activa
densa, prácticamente monoatómica, sobre un membrana de ultrafiltración, que ade-
más se deposita en un tejido-no-tejido de poliéster que aporta la resistencia mecánica
necesaria para soportar las altas presiones a las que trabaja esta tecnología. Este tipo
de membranas permiten el rechazo de cationes monovalente hidratados, como el
46
Na+, por lo que se utilizan en la potabilización de aguas salobres y agua de mar en
el proceso denominado desalinización por ósmosis inversa. Las desalinizadoras son
hoy en día un recurso imprescindible que permite disponer de agua potable en regio-
nes donde el agua dulce es escasa, así como en regiones turísticas donde el consumo
es estacional. En España hay más de medio centenar de plantas de desalinización
operativas, con una capacidad de 3 millones de metros cúbicos por día y con un
consumo energético estimado entre 3 y 5,5 kWh/m3, un orden de magnitud inferior
al de hace cuatro décadas.
En relación con las membranas porosas cabe destacar una aplicación relacio-
nada con el confort de las prendas de vestir y otra con la medicina (membranas para
diálisis). En relación con la comodidad en el vestido y calzado, membranas semi-
permeables con el tamaño de poro adecuado permiten la transpiración, dando lugar
a tejidos impermeables y transpirables. Estas membranas transportan moléculas de
agua en fase gaseosa y bloquean por tamaño las gotas de agua líquida, manteniendo
el cuerpo humano seco, tanto en condiciones de sudoración como de lluvia o inmer-
sión en agua. La tecnología la patentó la compañía W. L. Gore & Associates, Inc.,
bajo la marca comercial Gore-Tex® [52], y consiste en el estirado en caliente de
politetrafluoroetileno (PTFE) para dar lugar a politetrafluoroetileno expandido (eP-
TFE) con una estructura microporosa. Actualmente se utiliza además en aplicaciones
médicas internas, como por ejemplo venas y arterias, injertos vasculares, ligamentos,
así como en ingeniería de tejidos. En el ámbito de las membranas para hemodiálisis,
realmente el proceso consiste en la difusión de solutos y ultrafiltración de un fluido a
través de una membrana semipermeable como las comentadas en el párrafo anterior,
que mimetiza el comportamiento del riñón.
Un proceso similar es el que se requiere para el funcionamiento de una pila de
combustible de intercambio protónico (PEMFC), donde se produce energía eléctrica
en condiciones suaves a partir de la alimentación del oxígeno e hidrógeno en caras
opuestas de una membrana de intercambio protónico (PEM). La tecnología radica
tanto en el catalizador, que divide catalíticamente en el ánodo al hidrógeno en proto-
nes y electrones, como en la membrana, que ha de permitir el trasporte de protones
con el bloqueo paralelo tanto de oxígeno como del hidrógeno. En el cátodo se genera
agua por reacción del oxígeno con los protones y electrones. Los requerimientos
técnicos son complejos, ya que además del transporte selectivo de protones a la tem-
peratura de trabajo (80 - 105 °C), que implica que la membrana ha de estar hidratada,
el polímero ha de ser resistente al ambiente reductor y oxidante en el cátodo y ánodo,
respectivamente.

47
El transporte de gases y vapores a través de membranas densas poliméricas es
otro ámbito de aplicación de la tecnología asociada al transporte selectivo a través de
polímeros, en este caso densos, es decir, sin poros [53]. El fenómeno de transporte a
través de una película fina y densa de polímero se asocia a un doble mecanismo de
disolución-difusión, por lo que depende de dos procesos independientes, uno quími-
co y otro físico, que se han de tener en cuenta a la hora del diseño de la membrana.
Hay que considerar, por tanto, tanto el polímero a utilizar como los gases y vapores
a separar. En relación con la separación de vapores, la técnica de pervaporación per-
mite la separación de mezclas de disolventes orgánicos. En cuanto a los gases, mem-
branas densas de polímeros de ingeniería posibilitan la separación de prácticamente
cualquier mezcla, siendo de especial relevancia industrial la obtención de oxígeno
y nitrógeno a partir del aire, así como cualquier otra mezcla de interés económico,
como el gas natural, o ambiental, como en la separación de gases de residuos in-
dustriales, incluido CO2. Como característica general, la tecnología de membranas
presenta como ventajas sobre las técnicas de separación convencionales un menor
consumo de energía y un coste de instalación inferior [54].
El envasado de alimentos es uno de los ámbitos donde la tecnología de mem-
branas está teniendo más éxito, en el llamado envasado activo. El envase aportó
originalmente la manejabilidad del alimento y una protección frente a golpes, vibra-
ciones, cambios bruscos de temperatura y luz. Actualmente, con la incorporación
de los envases inteligentes, además los filmes deben comportarse como un material
barrera típico, con un transporte de gases adecuado, con lo que se consigue prolongar
la vida útil de los alimentos, manteniendo durante más tiempo sus características
nutricionales y organolépticas. Como la atmósfera que se requiere en el interior del
envase para conseguir este efecto es compleja, y depende del alimento en sí mismo,
un material único no es válido para el mantenimiento de la combinación ideal de
gases y humedad, por lo que se preparan filmes multicapa que en su conjunto cum-
plen con este objetivo, en algunos casos apoyados por tratamientos mecánicos como
microperforaciones. Actualmente se diseñan películas co-extruidas con hasta once
capas de distintos polímeros, que además suelen ser incoloras y transparentes para
permitir al consumidor apreciar visualmente el alimento. Como retos, además de la
mejora de estas características, actualmente se diseñan envases con otro tipo de pro-
piedades, como sensores inteligentes que informan al consumidor de la salubridad
del alimento, bactericidas o bacteriostáticos, solubles en agua, etc.

48
4. EDUCACIÓN EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE POLÍMEROS

“Aunque la escasez de educación en ciencia de los polímeros está disminuyen-


do lentamente, todavía es evidente en muchas áreas. Lo más lamentable es que
no es debido a la falta de conocimiento, sino más bien una falta de interés”1
Fred W. Billmeyer [55]
La educación, en todos los ámbitos del saber, y su acceso en condiciones de
igualdad, es el factor fundamental de progreso y equidad. En este sentido, el desa-
rrollo sostenible de las sociedades modernas se asienta en la producción de bienes
tangibles o intangibles de alto valor añadido, así como en la reutilización y reciclado
de los primeros. A su vez, éstos proceden de la innovación que tiene su base en la
investigación y ésta paralelamente en la educación, que está relacionada tanto con el
conocimiento en sí mismo como con el pensamiento crítico.
En el ámbito que nos ocupa, en 1940 se crea en Europa el Institüt für Makro-
molekulare Chemie, Albert-Ludwigs-Universität Freiburg,18 al que siguió la primera
revista específica en 1943, Makromolekulare Chemie. En 1946 se inaugura en Amé-
rica el Polymer Research Institute (PRI), Polytechnic University,19 Nueva York (Ins-
tituto de Investigación en Polímeros en la Universidad Politécnica), que coincidió
con el lanzamiento de la revista Journal of Polymer Science. Estos Centros fueron
pioneros en su enfoque docente e investigador en ciencia y tecnología de polímeros.
A partir de entonces se multiplicaron los centros dedicados a esta ciencia en todo el
mundo, ofertando estudios específicos universitarios de grado y posgrado.
En España, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas crea el Insti-
tuto de Plásticos y Caucho, en 1967, que pasa a denominarse Instituto de Ciencia
y Tecnología de Polímeros (ICTP) en 1987. Dos décadas de retraso con respecto a
Alemania y Estados Unidos que no reflejaban totalmente la diferencia en el desfase
tecnológico del momento, puesto que el ICTP estaba relacionado principalmente con
la investigación y la innovación, y paralelamente con la docencia de posgrado, pero
no con la docencia de grado. Actualmente, casi siete décadas después, España no
cuenta con grados especializados y los materiales poliméricos se estudian en casos
contados en asignaturas optativas de cuarto curso del Grado en Química y, colateral-
mente, en otra asignatura general de Ciencia de los Materiales. Asimismo, se tocan
esporádicamente aspectos básicos de transformación de plásticos en relación con la

18
Instituto de Química Macromolecular, Universidad de Friburgo, Alemania.
19
Hoy en día Instituto Politécnico de la Universidad de Nueva York (Polytechnic Institute, New York Uni-
versity).

49
ingeniería de procesos en algunos grados de ingeniería y en los diferentes Grados
específicos en Ingeniería de Materiales.
La ciencia y tecnología de polímeros es eminentemente multidisciplinar, hecho
que se infiere directamente de su propio origen. Evidentemente la química, como
ciencia central, fue el origen de esta ciencia y está relacionada con el dominio de la
materia, con su diseño y síntesis. En cualquier caso, es necesaria la concurrencia de
la física y las matemáticas para la comprensión de las propiedades de la materia, en
lo que se viene a denominar relación estructura/propiedades, y, ciertamente, para su
diseño con las características específicas que la tecnología demanda. Por otra parte,
la ingeniería, en el sentido más amplio, arropa el proceso de diseño y más específi-
camente el de transformación en los productos acabados. Así, ya en los años treinta
del siglo pasado Carothers, personaje fundamental en el establecimiento de las bases
científicas de la ciencia que nos ocupa, pensaba que “las matemáticas se podían apli-
car para comprender la formación y propiedades de los polímeros” y, con este pensa-
miento en mente, contrató a Flory. Entre ambos establecieron las bases de muchos de
los métodos teóricos para el estudio de los polímeros que utilizamos hoy en día [56].

5. RETOS Y PERSPECTIVAS

Los retos actuales de la ciencia y tecnología de polímeros se dividen en dos blo-


ques, el primero relacionado con el impacto en el medio ambiente, y el segundo con
la evolución de la ciencia y tecnología de polímeros en el marco general de la ciencia
de materiales. Generalmente, todo reto lleva asociado una perspectiva, aunque en la
organización de esta lección se ha optado por dividir este apartado en dos secciones,
la primera relacionada con el medio ambiente, y la segunda con los desarrollos en
curso que en el futuro próximo darán lugar a nuevas y avanzadas aplicaciones.

5.1. Polímeros y medio ambiente

El éxito de los polímeros se debe a una conjunción de factores que incluyen un


precio razonable en relación con su aplicación, una baja densidad, una gran versati-
lidad en la preparación de bienes con todo tipo de formas y disposiciones, así como
una impresionante inercia química. Se trata, sin duda, de uno de los mayores casos
de éxito científico y tecnológico, asociado al dominio de la materia, tanto desde el
punto de vista del diseño y preparación inherente a la química como al tecnológico
asociado a la física, las matemáticas y la ingeniería. Por desgracia, como contrapar-
tida, los polímeros, tanto como materia prima en forma de granza como en plásticos

50
en bienes acabados, dan lugar a residuos que además de ser visibles y perdurables en
tierra, presentan un problema de contaminación, especialmente en el medio marino.
La polución asociada al extenso uso de los polímeros es en menor medida una
cuestión técnica, y está relacionada mayormente con aspectos sociales y culturales,
políticos y, paralelamente, económicos.
En general, el problema proviene del empleo de bienes de uso único,
específicamente en el envase y embalaje, y particularmente en el ámbito alimentario.
Así, por ejemplo, la utilización de una bolsa de polietileno, o una bandeja alimenta-
ria de poliestireno, suponen un problema que se incrementa si el usuario no la separa,
clasifica y dispone correctamente en los contenedores adecuados.
La componente política se relaciona tanto con la publicación de directrices
de reciclado, reutilización y disposición final de residuos que afectan a la industria,
como con las cuestiones relativas a la de educación de la población para la reutili-
zación, y en su caso separación eficiente de los residuos. La componente económica
se entrelaza con la política, puesto que estos procesos, como los correspondientes a
otros residuos, tienen un coste económico, que en última instancia se ha de trasladar
a los ciudadanos. Las opciones tras la separación doméstica e industrial, seguida de
la clasificación en plantas de tratamiento, son varias, entre las que se encuentran: la
disposición en vertederos, el reciclado físico, la reutilización, la generación de ener-
gía por incineración o gasificación, y el reciclado químico.
Evidentemente, el traslado a vertederos es la opción más sencilla, pero de un
considerable impacto ambiental. Este impacto está asociado a la inercia de estos
materiales, que además es inherente a su constitución química y a su éxito, así como
al propio volumen generado. Técnicamente es posible llevar a cabo una selección de
materiales y procesos que minimicen este impacto, aunque hay que asumir el coste
asociado.
La primera opción en el tratamiento de residuos debe ser el reciclado, que
no siempre es posible. Hay que separar e identificar correctamente a los residuos, y
molerlos y transformarlos en granza como materia prima para la elaboración de plás-
ticos. En este ámbito, hay que resaltar como caso de éxito el reciclado de los envases
de poli(tereftalato de etilenglicol) (PET),20 que suponen la mayoría de los envases de

20
Para facilitar el reciclado, los materiales poliméricos van marcados con un número indicativo. Al PET le
corresponde el número 1:

51
uso alimentario y doméstico. El impulso político y el del propio sector han permitido
que se recuperen el 57 % de los envases plásticos,21 con los que se fabrica granza de
PET para otro tipo de producto, como por ejemplo textil. Este éxito se ha producido
además en un período corto de tiempo, en el que paralelamente se han dedicado
recursos a la concienciación y educación ciudadana, dirigidos en gran parte a la
juventud, con campañas de tanto éxito como “Da una nueva vida a los envases, 40
botellas de plástico = 1 forro polar” [21]. Otro caso de interés está asociado al sector
de la automoción, donde para el año 2015 el 95 % de los elementos constitutivos de
un automóvil se reciclarán o reutilizarán.22
La segunda opción lógica debe ser la reutilización de los residuos en otro
ámbito, tras un reprocesado mecánico. Los plásticos que son una mezcla compleja
de polímeros, o los que sufren degradación en el proceso de reciclado, o los que no
se pueden reciclar por ser termoestables, se pueden utilizar para la preparación de
otros bienes. Un ejemplo característico es el empleo de los neumáticos molidos en la
elaboración de carreteras o en los suelos flexibles de parques infantiles. Otro ejem-
plo está relacionado con los envases de cartón (75 %), aluminio (5 %) y polietileno
(20 %) (conocidos por el nombre del envase de una marca comercial, Tetra Brik®),
donde tras su molienda se recupera por cada kilo 5,2 kWh de energía, 25 gramos de
aluminio y 700 gramos de fibra de papel.
La incineración puede ser un proceso de apoyo para polímeros sin halógenos
siempre que se recupere la energía y se traten correctamente los gases generados.
Los materiales orgánicos proceden de recursos hidrocarbonados fósiles y, al igual
que éstos, se pueden utilizar como combustibles. El reciclado químico también es
viable técnicamente, y consiste en la despolimerización o craqueo que permite la
obtención de productos químicos de utilidad industrial.
Alternativamente a todas estas técnicas está la preparación de polímeros de-
gradables o biodegradables para la elaboración de bienes cuyo reciclado no es eco-
nómicamente factible. Estos plásticos deben de tener un ciclo de vida adecuado a su
función, y se preparan incorporando grupos funcionales susceptibles de hidrólisis y
oxidaciones enzimáticas (biodegradables), o mediante agentes ambientales, especí-
ficamente luz y oxígeno.
En general, el tratamiento de los residuos plásticos supone una oportunidad
tecnológica que se asocia al éxito de la recogida selectiva. Además, ante la compara-
ción con otro tipo de materiales hay que tener en cuenta el coste del tratamiento y va-

21
Fuente ECOEMBES (http://www.ecoembes.com). Fecha de consulta: 1 de septiembre de 2014.
22
Directiva 2000/53/CE, conocida como ELV (End of Life of Vehicles, fin de vida de vehículos).

52
lorización de los residuos pero también el de producción y transporte de los mismos.
Es decir, un balance energético de ciclo completo, que generalmente no se realiza.
En este sentido, la baja densidad de los polímeros, así como las bajas temperaturas y
los sistemas eficientes de transformación juegan a su favor en un balance energético/
económico global.

5.2. Perspectivas

El futuro desarrollo de nuevos polímeros para nuevas aplicaciones, así como


el de nuevas aplicaciones relacionadas con los polímeros existentes, con su modifi-
cación, con la copolimerización en distintas vertientes, mezcla o preparación de ma-
teriales compuestos variados, está por escribir. Sin embargo, observando los desa-
rrollos científicos recientes en la técnica se pueden inferir algunas líneas que abrirán
nuevos campos, probablemente menos generalistas y más específicos y, por tanto, de
gran relevancia científico-tecnológica, que permitirán la elaboración de productos de
gran valor añadido.
En relación con los polímeros como materias primas, hay un interés creciente
en el empleo de biomasa para la obtención de monómeros con los que preparar po-
límeros, cuyo impulso es múltiple. Por una parte político, de cara a la disminución
de la dependencia de recursos fósiles y, por otra social, cuya demanda de productos
renovables presionan indirectamente a las empresas, que a su vez rentabilizan publi-
citariamente su adopción. Actualmente el empleo de polímeros obtenidos de fuentes
renovables es pequeño (< 5 %) debido a su alto precio y a sus propiedades marca-
damente inferiores en relación con los obtenidos a partir de monómeros procedentes
de la industria petroquímica. En este contexto, el reto evidente está relacionado con
la necesidad de elaborar este tipo de polímeros en grandes volúmenes y bajos costes
para aproximar éstos a los polímeros de uso general [57], todo ello utilizando bioma-
sa que no afecte ni ponga en riesgo el suministro alimentario y con un una política
de trasparencia que refleje verazmente el impacto asociado al uso de recursos fósiles
en su producción.
Las aplicaciones específicas avanzadas requieren de un gran dominio de la
materia en relación con el binomio estructura química/propiedades. Algunos ejem-
plos de estas aplicaciones son: a) biomateriales para prótesis, medicamentos de li-
beración controlada, y sobre todo dirigida y precisa a las regiones de interés ante
estímulos diversos; b) sensores químicos para el ámbito médico y ambiental cuya
utilización sea posible por parte de toda la población; c) fibras inteligentes que de-
tecten ambientes perjudiciales para la salud, que alerten de enfermedades, y que

53
liberen fármacos en caso de necesidad; d) polímeros para la elaboración de pantallas
flexibles, incluyendo electrodos transparentes, PLEDs y transistores orgánicos de
película delgada; y e) polímeros híbridos inorgánico-orgánicos poco explorados pero
con potencial en aplicaciones sensoras y biomédicas. Los progresos en este ámbito
son todavía moderados y los éxitos parciales, por lo que hay un amplio campo de
trabajo por delante [49,58-60].
Ejemplos característicos del avance que se está produciendo en los últimos
años en la comprensión de la relación estructura/propiedades se encuentran en el
desarrollo de las diversas metodologías de polimerización controlada llevadas a cabo
en las dos últimas décadas [61-63], que permiten la obtención de estructuras poli-
méricas con cualquier tipo de geometría espacial y de distribución de secuencias en
copolímeros empleando los monómeros existentes [64], el diseño y biosíntesis de
polímeros protéicos mediante técnicas de ingeniería genética [65], y la preparación
de polímeros anfifílicos por diversas técnicas, con aplicación previsible en múltiples
tecnologías, y específicamente en el campo de los biomateriales [66].
Otro ámbito general de desarrollo está relacionado con el menor consumo de
energía, tanto en el transporte como en la construcción. En el sector de la construc-
ción un campo en continua expansión es el asociado al ahorro de energía, tanto por
el comportamiento pasivo de los materiales, por el uso de aislantes más eficientes
y duraderos, como por el comportamiento activo de éstos, como por ejemplo en la
preparación de materiales de cambio de fase (PCM) para el control de temperatura
en edificaciones. En relación con el transporte, la tendencia general de uso de mate-
riales plásticos está relacionada con la disminución de masa como medida directa de
ahorro de combustible. El problema asociado es el incremento de costes ligado a la
sustitución de materiales convencionales por plásticos, especialmente en el ámbito
estructural. Este hecho es importante en automoción, menos en transporte ferrovia-
rio, pero casi irrelevante en aeronáutica y transporte marítimo, donde el fuselaje de
los aviones y barcos medios diseñados en esta década está realizado completamente
con materiales compuestos. Respecto al transporte marítimo, uno de los retos plan-
teados en la actualidad es la mejora de la antiadherencia de la pintura de los cascos,
que se estima que en los próximos años podría dar lugar a una disminución del 40 %
de consumo de combustible.
Entre las técnicas de transformación también se están produciendo nuevos
desarrollos que se relacionan con la eficiencia energética, con la integración de los
propios residuos de producción en los polímeros que se utilizan como materias pri-
mas y con la propia disminución en la generación de estos residuos. Además, en este
entorno es de destacar la irrupción de las técnicas de impresión 3D de polímeros

54
que permiten la elaboración de piezas de difícil factura, así como la producción de
pequeñas series, e incluso unitarias realizadas a medida, a bajo coste. En función de
la evolución de las diferentes técnicas de impresión y de los propios polímeros in-
yectables e imprimibles, es posible que estas técnicas estén llamadas a revolucionar
tanto la producción industrial de piezas de plástico como la propia elaboración de
éstas por el usuario en el hogar.

6. CONCLUSIONES

Un mundo de plástico. Así podríamos clasificar periodísticamente a nuestro


entorno en relación con la ubicuidad de los polímeros artificiales. En este marco
tampoco hay que olvidar los tres tipos de macromoléculas naturales esenciales para
todas las formas conocidas de vida: los ácidos nucleicos, las proteínas y los poli-
sacáridos. Así, la irrupción de los polímeros como materiales en el siglo pasado ha
supuesto una revolución en nuestra forma de vida, copando todos los ámbitos que
afectan al ser humano, desde lo más cotidiano, como el embalaje, hasta la más alta
tecnología relacionada con las comunicaciones, la medicina, la aeronáutica, o las
fibras de seguridad e inteligentes, por poner algunos ejemplos. Este rápido desarrollo
tecnológico ha generado asimismo problemas asociados a la mala disposición de los
materiales que se fabrican con carácter desechable, dando lugar a una brecha entre
el desarrollo científico-tecnológico y el sociopolítico. Este hecho supone, por otra
parte, un reto en sí mismo y una oportunidad, tanto en el ámbito de la educación
como en el científico, de cara a la disminución de los residuos generados así como a
su valorización. Además, en el horizonte próximo hay otra serie de oportunidades re-
lacionadas con el diseño de nuevos materiales y la adaptación de los existentes a las
nuevas tecnologías en relación con: la minimización del consumo de energía en el
transporte y en los edificios; nuevos sistemas de regeneración tisular, nuevas medici-
nas y explotación de los medicamentos existentes mediante su transporte activo, an-
claje y liberación controlada; materiales inteligentes; fibras de alto rendimiento para
la elaboración de tejidos de protección; materiales compuestos avanzados con fun-
ción estructural; materiales conductores y semiconductores para electrónica flexible,
etc. En nuestras manos, como sociedad, está aprovechar estas oportunidades.

He dicho.
Burgos, 3 de octubre de 2014

55
56
Referencias bibliográficas
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