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Temas en sigma

Vamos a pasar ahora a la lección l, donde trataremos los temas en ‘s’.


Se trata de la última lección en donde nos vamos a detener a analizar
cuestiones de morfología nominal. Lo que resta de la tercera declinación, que
es muy poco, será visto en líneas generales en los prácticos, porque ustedes ya
dominan muy bien la lógica de esta declinación y podemos nosotros avanzar
así en la morfología verbal.
Volviendo: vamos a estudiar los sustantivos y adjetivos masculinos,
femeninos y neutros con tema terminado en ‘s’. Como dice la presentación de
la lección, con síncopa de la ‘s’ entre vocales y consiguiente contracción de
dichas vocales. En esa presentación se nos dan, además, algunos ejemplos, de
los que me interesan particularmente en este momento
trih¿rhj, ge¿noj y eu)genh¿j. Además, hay algunas novedades sintácticas
como el complemento de fin y complemento adverbial en posición y función
atributiva.
Vamos a tomar el cuadernillo de Morfología Nominal y, de los modelos
que se mencionan, voy a trabajar con los temas en -ej, motivo por el cual les
señalé esos ejemplos de la Guía y no otros. Sin embargo, yo voy a reemplazar
el tercer ejemplo por a)lhqh¿j, porque es el que tenemos declinado en el
Cuadernillo. Con respecto a los modelos correspondientes a los temas
finalizados en -aj y -oj, no los voy a desarrollar, ya que se trata de un grupo
realmente muy pequeño en relación con el otro. Por otra parte, la comprensión
a fondo de los que voy a desarrollar da pie para entender perfectamente los
otros. Sepan que en la observación 4. de la página 49 del Cuadernillo se nos
dice que el grupo de sustantivos con tema -oj consta de sustantivos femeninos
no atestiguados en plural. O sea que además de ser muy pocos, no tienen
plural.
Comencemos con trih¿rhj, declinado en la página 47 del cuadernillo
que estamos usando. Sepan que se trata originariamente de un adjetivo,
“trirreme”, que sobreentiende al sustantivo femenino nau=j, “nave”. No es que
se haya sustantivado, sino que se ha recategorizado. No está atestiguado como
adjetivo, por lo que el modelo de su declinación va a ser el modelo de
sustantivo. En la página 590 del diccionario, segunda columna, lo tenemos
enunciando como trih¿rhj ej, es decir como un adjetivo, como pronto
veremos.
El gran problema de los temas en sigma va a ser precisamente la sigma,
porque, como he anunciado, la sigma desaparece entre vocales. Es un
problema complicado, porque a decir verdad ustedes conocen la sigma de
futuro, que es intervocálica y, sin embargo, no desaparece. Ocurre que si
cayera en el futuro, en la medida en que las desinencias de futuro y presente
son las mismas, entonces no habría manera de reconocer si un verbo está en
futuro o en presente.
Las leyes fonéticas indican que la sigma entre vocales tiende a
desaparecer, pero estas leyes fonéticas seguirán su inercia natural en la medida
en que la lengua lo permita. Si la lengua dice que la noción de futuro depende
de la presencia de una sigma entre vocales, las leyes fonéticas se someten a la
lengua.
Ustedes saben que en el perfecto medio tenemos la forma de primera
persona singular le¿lumai y la de segunda persona singular le¿lusai. Eso
da la pauta de que podamos hablar de que las desinencias medio - pasivas son
-mai -sai -tai -meqa -sqe -ntai en los tiempos no históricos, es decir
presente, futuro y perfecto. Hay otro grupo, como saben, de desinencias
históricas, para el imperfecto, aoristo y pluscuamperfecto. Entonces, en el
perfecto uno puede observar la desinencia -sai, porque en el perfecto las
desinencias se unen directamente al tema verbal, ésa es su característica. En
los demás tiempos, si miran el cuadro de la conjugación verbal, no se observa
ese -sai como desinencia de segunda persona singular. ¿Qué ha pasado?
Precisamente, en presente y futuro ha caído la sigma y se han contraído las
vocales que quedaron en contacto por efecto de esa caída. En presente
tendríamos que pensar en una segunda persona
*lu/esai > *lueai > lu/$ (o lu/ei), donde ha ocurrido la caída de la
sigma y luego la contracción de ‘e’ y ‘ai’ en ‘$’ (o ‘ei’). Lo mismo ocurre en
el futuro.
Estos problemas de la segunda persona en la voz media nos remiten
entonces a la caída de la sigma intervocálica. Eso mismo se va a dar aquí en
los temas en ‘s’. Voy a desarrollar algunas de las formas para que vean cómo
se producen las contracciones y luego, al hacer una recorrida morfológica por
las oraciones, vamos completando el panorama. Tienen ustedes el cuadro
completo en el Cuadernillo como para luego hacer un seguimiento detallado
de estas cuestiones.
Vamos a partir siempre del tema puro trihrej. No le pongo acento
porque me refiero al tema, no es todavía una palabra. Los masculinos y
femeninos con tema en ‘s’ no forman un nominativo sigmático, eso sería
absurdo; siempre con estos temas el nominativo se forma mediante el
alargamiento de la vocal predesinencial. Por eso, el nominativo de esta palabra
va a ser trih¿rhj.
Para el acusativo tenemos que pensar en el tema trihrej más la
desinencia -a, lo que me va a llevar a los problemas que les mencionaba:
*trih¿resa > *trih¿rea > trih¿rh. Este fenómeno de tendencia a la
desaparición de la sigma entre vocales no es solamente griego: quizá
escucharon hablar del fenómeno llamado ‘rotacismo’ en latín. Observen
términos como rus ruris o mos moris: en ambos genitivos la ‘s’ ha mutado en
una ‘r’ en la posición intervocálica. Siempre repugna al indoeuropeo la sigma
entre vocales.
En genitivo tendremos: *trih¿resoj > *trihreoj > trih¿rouj.
La última forma, ya contracta, es la que encontraremos en los textos clásicos.
Para algunos términos el diccionario indica el genitivo sin contraer y luego,
entre corchetes, pone la contracción: ge¿noj gene¿oj [ouj] to/, así les da el
enunciado de este sustantivo neutro. Otras veces, sin embargo, pone
Swkra/thj ouj o(, donde se observa directamente la contracción. Claro
que este nombre propio es ático, obviamente, mientras que otros sustantivos
pueden aparecer en otros dialectos sin contraer. Es importante la indicación de
este genitivo, porque este nominativo puede confundirse con los masculinos
de primera declinación, tipo poli¿thj. Incluso tardíamente en griego se dan
algunas confusiones entre los mismos escritores griegos que no sabían bien
por cual de las declinaciones flexionar la palabra.
Les pongo ahora el dativo singular y ustedes deducen los plurales, que
de todas formas van a aparecer en el recorrido que voy a hacer ahora:
*trih¿resi > trih¿rei. En relación a este dativo, aquí comienzan otro tipo
de peligros, porque muchas veces se da la confusión con un verbo en tercera
persona del singular; hay que tener mucho cuidado. Por ejemplo, fu/sei es el
dativo singular de la palabra fu/sij, “naturaleza”, pero también perfectamente
el futuro en tercera persona singular del verbo fu/w.
Les menciono, ya que estoy, el nominativo-vocativo plural:
*trih¿resej > *trih/reej > trih/reij. Observen que el acusativo queda
igual, en plural, al nominativo y vocativo. Esto mismo se menciona en la
Observación 3. de la página 49 del Cuadernillo. Allí se dice que la contracción
que se dio en el acusativo no es la esperada, sino que se conformó por
analogía al nominativo. No se preocupen por esto, me interesa más bien en
este momento que puedan reconocer las formas.
Voy a trabajar ahora con el modelo a)lhqh¿j e/j, que se encuentra
desarrollado en la página 53 del cuadernillo de morfología. En la columna de
la izquierda tienen allí el masculino/femenino y en la de la derecha, el neutro.
Observen que en este caso es posible observar el tema puro, porque se da en el
neutro. Se trata de un adjetivo de dos terminaciones, la primera para los
géneros masculino y femenino, la segunda para el género neutro, es decir que
desde esta perspectiva es exactamente lo mismo que, por ejemplo,
eu)dai¿mwn on, adjetivo de dos terminaciones, pero con tema en nasal.
También en clases anteriores vimos pa=j pa=sa pa=n, adjetivo de tres
terminaciones. No quiero que se compliquen ahora con esto, son hechos de la
lengua, pero secundarios frente a lo que ahora nos interesa.
Tenemos, entonces, al mismo nivel que estos que mencioné en cuanto a
la clase de palabras, a)lhqh¿j e/j. Para el comportamiento de este adjetivo,
hay que tener en cuenta que el genitivo y dativo, como es norma, son iguales
para el masculino/femenino y neutro, por lo que las diferencias están en el
nominativo, vocativo y acusativo singular y plural. Claro que puede parecer
confusa la declinación, difícil identificar los casos, pero en la oración concreta
esto va a resultar totalmente claro, porque allí van a tener un contexto
oracional que les va a resultar esclarecedor respecto de la función de la
palabra en esa oración.
Observen: si pensamos en el acusativo singular masculino/femenino y
en el del neutro, decimos que en el primero se produce lo siguiente: *
a)lhqesa. Por caída de la sigma intervocálica llegamos al resultado
a)lhqe¿a > a)lhqh=, con contracción de vocales en el último paso. Ahora
bien, el nominativo, vocativo y acusativo plurales se forman así *
a)lhqesa > a)lhqe¿a > a)lhqh=. Resultó entonces que la forma es
exactamente igual. Como ustedes no van a encontrar estas formas aisladas,
sino en una oración concreta, van a poder decidir ante cuál de todas estas
posibilidades se encuentran.
Quisiera ir, por último, al modelo del sustantivo neutro ge¿noj,
desarrollado en la página 51 del Cuadernillo de morfología. Lo que ocurre con
este término puede ser pensado a través del verbo gi¿gnomai, en el que la raíz
es -gn-, tras eliminar la vocal de unión y desinencia y la duplicación en iota
del presente que hemos visto en algunos verbos. Si vamos al perfecto, tenemos
ge¿gona: aquí la duplicación es en epsilón y la raíz aparece dada como -gon-.
Ha ocurrido una modificación de la raíz verbal: en el primer caso tenemos el
grado cero de la raíz, en el segundo el grado ‘o’. La relación entre ambas
variantes se denomina ‘apofonía’.
Si ahora vamos a ge¿noj nos encontramos con la apofonía ‘e’ de la
raíz, a lo cual se suma una variante vocalica en el tema: genoj para el n.v.a.
singulares y genej para los restantes casos. ¿Son neutros terminados en
sigma? No, es el tema puro, la sigma no es aquí una desinencia, pertenece al
tema de la palabra. El genitivo y dativo trabajan con el tema genej: el
genitivo será gene¿oj, tras la caída de la sigma intervocálica y, con
contracción, quedará ge¿nouj; el dativo, con caída de la sigma resultará
ge¿nei. En el plural se sigue utilizando este tema, así que la palabra sólo tiene
el tema en ‘-oj’ en nominativo, vocativo y acusativo singulares.
En nominativo, vocativo y acusativo plurales, tendremos *
genesa > genea > ge¿nh. Dejo para que ustedes los vean el genitivo y
dativo plurales.
Cuando uno hace un intento de sistematización de la lengua, se
encuentra ante la cuestión de la analogía: no es difícil defender que en la
lengua existe la analogía. La gramática es una te¿xnh, puede ser enseñada, no
es mera experiencia, e)mpeiri¿a, un tema interesante y muy trabajado por una
docente de la cátedra. La idea frente a lo que acabamos de ver es que no basta
quedarse con un grado de analogía del tipo nominativo a)/nqrwpoj frente al
mismo caso presente en ge/noj -lo que nos llevaría a un grado de inferencia
erróneo al pensarlos sujetos al mismo paradigma-, sino que es necesario ir en
pos de un tipo completo de analogía, que pondrá a luz la identidad de la
flexión (“2ª.” declinación) entre a)/nqrwpoj / a)nqrw/pou y lo/goj /
lo/gou, que no es la misma que se da en la declinación de los también
nominativos y genitivos singulares de los temas en sigma del tipo ge/noj /
ge/nouj y o)/roj / o)/rouj.
Hay dos registros de analogía ahí en juego: uno que es el más
generalizador en el que podríamos decir que a)/nqrwpoj es a
a)nqrw/pou como ge/noj es a ge/nouj y, en general, como cualquier
nominativo es a su correspondiente genitivo. En esta relación analógica que
plantea Ángel se está atendiendo a ciertas determinaciones particulares de la
morfología que hacen posible establecer una distinción ente grupos de temas
diferentes, es decir con distintos comportamiento. Yo ahora estoy
refiriéndome al segundo de esos registros.
Hay casos de nombres propios muy discutidos, porque al ser tema en
sigma fueron confundidos con masculinos de primer del tipo poli¿thj y
flexionados de otra manera. Esta confusión ya está en los mismos autores
griegos. Hay que pensar que no había un control tan fuerte sobre la lengua
como el que hoy genera la escuela, las academias, los medios, etc.
Vamos ahora a la lección l, página 81 de la Guía. Primero vamos a
hacer una recorrida morfológica y luego nos detenemos en alguna en
particular para reflexionar sobre algunos fenómenos.
En la oración 1. nos encontramos con la palabra Sw¿kratej en caso
vocativo. Tiene la marca de vocativo reflejada por la presencia del tema puro,
además de que se retrotrae el acento. El nominativo correspondiente
esSwkra¿thj.
Pronto vamos a tener una charlita sobre algunos temas de acentuación y,
a su vez, vendrá a cuento la derivación de algunos nombres propios griegos a
nuestra lengua pasando por el latín.
En la palabra Swkra¿thj el acento cae, como indican las reglas
generales de acentuación, sobre la sílaba más alejada del final de la palabra,
pero sin superar los tres tiempos: la ‘h’ vale dos, por lo que debe caer en la
segunda sílaba contando desde el final, que vale uno. Esto último es la ley de
limitación. En el vocativo Sw¿kratej la distribución de los tiempos cambió:
tenemos un tiempo en la última sílaba y otro en la penúltima, por lo que el
acento llega hasta la primera. Veamos, sin embargo, lo que ocurre con la
palabra a)/nqrwpoj: aquí se hace evidente que la segunda sílaba –contando
desde el final de la palabra- siempre vale un único tiempo, sea cual fuere su
vocal. No así la primera, por eso el genitivo es a)nqrw¿pou.
Ahora bien, es evidente que nuestra palabra ‘Sócrates’ no deriva del
vocativo griego, sino que es el resultado del pasaje de la palabra por el latín.
En latín el comportamiento de la ley de limitación es diferente: la última
sílaba siempre vale uno, no la segunda. Así las cosas, en una palabra trisílaba,
si la penúltima es larga, allí cae el acento; si breve, en cambio, la palabra es
esdrújula. Agreguemos que no hay palabras agudas, y que toda palabra
bisílaba es grave.
En el latín Socrates la última es una ‘e’ larga, pero por lo que acabo de
decir cuenta como un único tiempo, por lo que el acento se retrotrae hasta la
primera sílaba de la palabra, ya que la ‘a’ es también breve. Por eso nuestra
acentuación de ‘Sócrates’ es la propia del latín, no tiene nada que ver con el
vocativo griego.
Otro ejemplo clásico es el nombre del dios del vino. Si pensamos en el
nominativo Dio¿nusoj, nos vamos a encontrar con que la ‘u’ es larga. Sin
embargo, a los fines de la acentuación griega, la penúltima es siempre breve,
por lo que el acento se retrotrae hasta la primera sílaba de la palabra. En el
latín Dionysus, en cambio, ocurre que la primera siempre vale uno, por lo que
tendré que contar dos tiempos, de acuerdo a la cantidad propia de la vocal que
hay allí, para la segunda, y el acento no podrá llegar hasta la primera sílaba:
/dionýsus/.
También existe en griego el nombre ‘Dionisio’, por ejemplo Dionisio de
Halicarnaso o Dionisio Aeropagita. A veces por una hipercorrección
encontramos ‘Dioniso de Halicarnaso’, pero esto es incorrecto, hay que tener
conciencia de que ambos nombres son posibles, y que el único Dioniso es el
dios también llamado Baco.
Les dejo la traduccion de 1. para que después revisen la sintaxis:
“¿Cómo dices, excelente Sócrates?”
En la oración 2. tenemos otro nombre propio, I) sokra¿thj, esta vez
en nominativo. La traducción es: “Joven todavía, Fedro, es Isócrates.” El
vocativo constituye, como sabemos, ese registro impresivo-afectivo que trae
al interlocutor a la cadena hablada.
La oración 3. la vamos a revisar con algún detalle:

au)ta¿rkhj h( areth£ pro£j th£n eu)daimoni¿an.

El adjetivo que nos interesa es au)ta¿rkhj, que podemos relacionar con


el modelo a)lhqh¿j e/j. No hay que confundir ese -ark- con el del verbo
a)¿rxw, que si bien tiene tema en velar no es el mismo que el que vemos en
esta palabra de tema en sigma. au)ta¿rkhj ej tiene que ver con la
suficiencia, la independencia. En la oración lo tenemos en nominativo
singular.
pro£j th£n eu)daimoni¿an merece una mención aparte.
eu)daimoni¿a aj h( es el sustantivo “felicidad”. Lo que constituye esta
unidad de preposición y término está mencionado en el contenido de los temas
de esta lección: un complemento de fin. Tiene la estructura de un
to¿poj poi=, pero aquí refiere a algo más abstracto como la meta o el destino,
la finalidad.
au)ta¿rkhj h( areth£ pro£j th£n eu)daimoni¿an.

pred. suj. complemento de fin


Predicado Sujeto

Traducimos: “Autosuficiente la areté para la felicidad.”


En la oración número 4. tenemos la ya conocida a)lhqe/j, en
nominativo neutro singular. Si observan luego la estructura sintáctica de esta
oración, que contiene una ya resuelta en un recorte que aparece en una de las
primeras lecciones de la Guía, verán que este adjetivo predica de una
proposición sujetiva introducida por o(¿ti, a lo que se debe su género neutro.
Les dejo la traducción de la oración: “Pues es verdadero que son arduas
las cosas difíciles.”
En la oración 5. nuevamente tenemos el neutro a)lhqe¿j, esta vez
sustantivado por la presencia del artículo to¿. Es interesante el término
ou)de¿pote, donde aparecen el adverbio po¿te de tiempo (“cuando”) y,
también, un adverbio de negación ou)de¿. El significado es “nunca”, “jamás”.
La traducción de 5. es “Lo verdadero jamás se refuta.”
En 6. está nuevamente el neutro a)lhqe¿j pero, si miran la oración, en
acusativo, que naturalmente en este género no tiene diferencias con el
nominativo. Tengan cuidado cuando hagan el análisis porque tenemos aquí un
objeto directo (tou=to) y un predicativo objetivo (a)lhqe¿j), como hago notar
en la traducción: “También dices eso como verdadero.”
La oración 7., en realidad, la vimos en oportunidad de la clase anterior,
pero tiene la novedad plh=qoj. Lo que nos interesó en ese momento fue el
potamo\j w¿j ( , que constituía una subordinada de índole modal-comparativa.
Mucho cuidado con la palabra plh=qoj, porque en el diccionario vamos a
encontrarla como plh=qoj ouj to¿: es del tipo ge/noj, cuyo genitivo, como
vimos, ya contracto, es ge/nouj. La traducción de 7.: “Un montón de
desgracias, como un río, viene sobre nosotros.” Es un verso de Esquilo, con el
acostumbrado lenguaje altisonante.
La oración número 8. la voy a analizar con algún detalle:

kai\ a)fiknou=ntai oi( (¿Ellhnej e)pi\ to\ o)¿roj t$= pe¿mp$ h(me¿ra.

Lo que nos interesa aquí especialmente no es el verbo a)fiknou=ntai


que, dicho sea de paso, es un verbo medio con primera persona a)fikne¿omai.
Se trata de un preverbio a)po- sumado al espíritu áspero que tiene el verbo
i(kne¿omai, lo que produce la presencia de la espirada ‘f’ en ese preverbio.
Es un verbo contracto, con tema en epsilón, lo que produce la forma
a)fiknou=ntai que tenemos en la oración, ya que el encuentro entre
a)fikne- y la desinencia -ontai producen la contracción ‘ou’.
oi( (¿Ellhnej es evidentemente el sujeto y, como el verbo es de
movimiento, “llegar”, tenemos un complemento encabezado por preposición
e)pi\ to\ o)¿roj. Esta forma o)¿roj puede ser desconcertante, ya que es muy
fácil confundirla con un nominativo de segunda declinación. Sin embargo, se
trata de o)¿roj ouj to¿, sustantivo neutro del tipo ge/noj que, por lo tanto,
está en acusativo, como corresponde a lo que pide la preposición e)pi¿.
t$= pe¿mp$ h(me¿ra, finalmente, es un xro¿noj po¿te, conclusión a
la que sólo se puede llegar ayudados por la semántica, ya que el sentido de
h(me¿ra es, justamente, “día”.

kai\ a)fiknou=ntai oi( (¿Ellhnej e)pi\ to\ o)¿roj


Adv. de
Af. v. to¿poj poi=

Predicado Sujeto

t$= pe¿mp$ h(me¿r#.

xro¿noj po¿te
La traducción de la oración es: “Y llegan los helenos a la cima de
montaña en el quinto día.” En muchos contextos o)¿roj significa “cima de la
montaña” y no solamente “montaña”.
La oración que viene, la número 9., también la hago en el pizarrón:

pollw=n xrhma¿twn krei¿ttwn o( para\ tou= plh¿qouj e)¿painoj.

Observen, ante todo, que aparece la palabra plh¿qouj acompañada por


su artículo en genitivo. La palabra, además, siendo neutra, tiene aquí un
sentido antropológico (“multitud”), como ven ya no coinciden los géneros de
las palabras con los de las cosas animadas e inanimadas.
xrhma¿twn, también genitivo, es un neutro en dental
xrh¿ma atoj to¿, acompañado por el adjetivo pollw=n.
krei¿ttwn es un adjetivo de dos terminaciones con tema en nasal:
krei¿ttwn on. Es el comparativo de a)gaqo¿j, por lo que los genitivos serán
un segundo término de comparación.
Tenemos luego el artículo o( que va con e)¿painoj y
para\ tou= plh¿qouj queda entre el artículo y el sustantivo, en posición
atributiva. Por la estructura de preposición más genitivo, evidentemente indica
un lugar de procedencia, un po¿qen. e)¿painoj es “elogio” y lo que nos dice
este po¿qen es el punto de origen de ese elogio, es decir la multitud.

pollw=n xrhma¿twn krei¿ttwn o( para\ tou= plh¿qouj


atributo núcleo
segundo término de comparación núcleo atributo = to¿poj po¿qen
Predicado = predicativo sujetivo Sujeto

e)¿painoj.

núcleo
Evidentemente estoy reponiendo un e)sti¿. La traducción de la oración
es: “Mejor que muchas riquezas es el elogio de la mutitud.” En castellano “de
la multitud” es la única manera de dar eso que está expresado mediante un
verdadero complemento en posición atributiva en griego. Ya hemos visto
algunos ejemplos de esto, incluso en la lección a, oración 13., con un adverbio
en posición atributiva. Del mismo modo, observen luego, en la ejercitación de
la lección h, en la oración 26., un complemento de especificación en posición
atributiva (o, para dar un ejemplo más entre numerosísimos, la oración 1 de la
página 69).
No debemos olvidar que estos complementos que observamos en todos
estos ejemplos se encuentran en posición atributiva, lo que implica que están
de algún modo adjudicando una propiedad consustancial al núcleo.
Generalmente la categoría léxica que usa la lengua en estas ocasiones es el
adjetivo. Podría decirse entonces que esos complementos cumplen de algún
modo la función de atributo, como de hecho puse en el análisis sintáctico. La
función atributiva no es cumplida por una única categoría de palabras: hay una
categoría prototípica, el adjetivo, pero la lengua deja abiertas otras opciones.
Esto plantea también que un estudio apriorístico de la lengua es
necesariamente pobre. No se pueden conocer todas estas posibilidades de la
expresión planteando esquemas apriorísticamente. Se pueden bajar muchos
paradigmas desde el pizarrón, así se concibe a veces la enseñanza, pero
después uno no sabe qué hacer con esos paradigmas, porque la lengua de
ningún modo se ajusta a ellos, sino que en todo caso la construcción de esos
paradigmas es posterior al conocimiento de la lengua. No es una matemática
la lengua, no es sistematizable en paradigmas de esa manera. Sí se puede
intentar sistematizar desde el sintagma, desde el conocimiento de los
fenómenos particulares de la lengua.
El griego es mucho más rico en posibilidades expresivas que nuestra
lengua, por ejemplo en cuanto a lo que estamos estudiando, ya que, como ven,
a duras penas podemos traducir un complemento colocado en posición
atributiva.
Sigamos: en la oración número 10. aparece el término e)¿tei. Reparemos,
además, en el verbo gego¿nasin, del que justamente hablamos hoy para
mostrar la alternancia de vocales en la raíz o apofonía. Aquí se trata del
perfecto de gi¿gnomai en tercera persona del plural.
e)¿tei, como indica el artículo que está allí en la oración, es un dativo. El
enunciado correspondiente es e)¿toj ouj to¿, tema en sigma del tipo ge/noj.
El dativo se formó a partir de la caída de la sigma intervocálica: *
e)¿tesi > e)¿tei.
De paso, noten que está allí presente la palabra t%=de, el dativo
masculino o neutro singular del demostrativo o(¿de h(¿de to¿de, en el cual
declina la primera parte -exactamente como la declinación del artículo- y
permanece invariable ese de.
La traducción de la oración, para que luego revisen la sintaxis, es: “Éste
año han sucedido muchas vicisitudes.” También es posible leer allí en vez de
‘vicisitudes’ un sentido más fuerte, como el de ‘desgracias’.
La oración número 11. nos trae ta\ e)¿ph: como indica el artículo, no
puede ser más que un neutro plural, en nominativo o acusativo. Nuevamente,
estamos ante un neutro del tipo ge/noj, cuyo enunciado, entonces, será:
e)¿poj ouj to¿. e)¿ph se ha formado así: * e)¿pesa > e)/pea > e)¿ph. De este
término, que significa “palabra”, se formaron otros como, por ejemplo,
‘epopeya’.
La traducción de esta oración es “Todos los rapsodas conocen esos
poemas.”
En 12. tenemos a)lhqh=, palabra ya estudiada, aquí evidentemente en
acusativo singular femenino, ya que aparece como atributo de do¿can. La
traducción de la oración es “Digo que la opinión verdadera es ciencia.”
La oración 13. nos trae ta)lhqh=. De acuerdo a la estructura de la
oración, este elemento no puede ser más que objeto directo. Si miramos bien
el término, tiene una crasis: esto significa que se han unido dos cosas para
conformar la palabra. Evidentemente se trata del artículo ta¿ y el adjetivo
a)lhqh=, que queda sustantivado por ese artículo. Podría hablarles de
pro\j h(ma=j, el complemento que tenemos allí, pero quiero ir terminando
porque estamos sobre la hora. La traducción de la oración es: “Pues es
necesario decir para nosotros las cosas verdaderas.”
Les dejo la traducción de las tres que siguen para que las revisen
ustedes:

14. “A los impíos no ama un dios.”

15. “Un varón honrado quiere abstenerse de ganancias vergonzosas.”

16. “El dios goza con los caracteres sencillos y piadosos.”

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