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Problemáticas en la organización.
El papel de la mujer dentro de las organizaciones y las empresas es cada vez más
relevante, pero aún quedan algunas barreras que impiden una completa
realización profesional.
El reciente Global Gender Gap Report del Foro Económico Mundial estima que
tomará más de 80 años lograr la equidad de género en el lugar de trabajo con el
ritmo actual de avance de las mujeres.
Existen retos que deben superarse: El primer reto es cultural y es el más fuerte,
porque finalmente hemos sido educados, tanto los hombres como las mujeres,
para fungir ciertos roles ante la sociedad. La segunda es que el incursionar de la
mujer en el organigrama de la organización no sea en función de cuotas, o sea, en
función de la llamada equidad de género, porque se desvirtúa el concepto de la
razón por la cual la mujer debe estar dentro de una posición de decisión dentro de
una organización; automáticamente se nulifica su credibilidad o su poder de
decisión, porque finalmente es por cumplimiento. Finalmente, la mujer tiene que
lograr balancear su vida en el aspecto profesional, familiar y personal.
Sólo el 18% de los puestos de alta dirección en América Latina está en manos de
mujeres, de acuerdo con la última investigación del International Business Review,
encuesta de Grant Thornton aplicada a 5,520 empresas en 36 economías del
mundo.
Los datos reportados por los principales países de la región reflejan una baja
proporción de mujeres en la alta dirección empresarial. En Brasil apenas un 19%
de las empresas tienen a mujeres en puestos directivos, mientras que México y
Argentina reportan el 18 porcentaje.
El porcentaje en México ha bajado 10 puntos. En 2014 se ubicó en 28% y en el
2015 fue de 23 por ciento, un 6% de los consejos directivos y de administración, y
tan sólo 5% de los comités ejecutivos.
La investigación explica que las mujeres líderes en todo el mundo se enfrentan a
obstáculos para ocupar las funciones de negocio de más alto rango. A nivel
mundial, sólo el 9% de las mujeres en la alta dirección son directores generales.
No obstante, México y Argentina se ubican entre los diez países con mayor
proporción de CEOs mujeres, con el 15 por ciento.
El G-7 se encuentra entre las regiones con peores resultados en todo el mundo,
con sólo 22% de los puestos directivos ocupados por mujeres y el 39% de las
empresas con ninguna mujer en puestos de alto rango. Mientras tanto, Europa del
Este y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático reportan la mayor
proporción de mujeres en cargos de liderazgo con el 35% y el 34%
respectivamente, y sólo el 16% y el 21% de las empresas sin mujeres en la alta
dirección, respectivamente.
En cuanto a los sueldos, el reporte The female millennial: A new era of talent,
arroja que casi la mitad de las mujeres millennials dicen que los empleadores se
inclinan más a hacia los candidatos masculinos cuando se trata de una promoción
interna.
Maternidad y empleo
Dentro de las organizaciones y empresas, el embarazo es un tema controversial.
Para la CEO, la maternidad es una ley natural de la vida y una decisión individual.
Las organizaciones, dice, deben apoyarlas y acompañarlas en el proceso, y
siempre darles seguridad de que, en el momento que regresen, van a tener un
lugar en la organización.
La división sexual del trabajo, que durante siglos imperó en la sociedad y que
sigue presente en la actualidad, condiciona la vida profesional de las mujeres. Al
considerar que es su obligación atender a sus hijas e hijos y personas
dependientes en general, se condiciona su carrera profesional y se limitan sus
posibilidades de promoción. La maternidad se presenta, pues, como el
mayor hándicap para lograr la igualdad real.
la maternidad tiene unas connotaciones diferentes a las de la paternidad a la hora
de pensar en el empleo. Mientras que para un hombre ser padre puede ser
considerado por las empresas como un valor añadido a la hora de involucrarse en
la empresa, para las mujeres ser madre, por el contrario, se presenta como un
condicionante y por ello se penaliza.
La realidad es que mientras las tareas de cuidado sean vistas como “cosa de
mujeres” poco avanzaremos. Potenciar la corresponsabilidad en el cuidado es la
mejor manera de superar la desigualdad. Ya hemos señalado que ser madres y
ser padres tiene diferentes connotaciones y por ello son necesarias medidas para
propiciar el cambio de roles y eliminar los estereotipos de género.
El tema de la maternidad y la lactancia ha evolucionado mucho en México; ya hay
muchas empresas que tienen salas de lactancia, aunque también hay muchos
lugares que no cuentan con este beneficio. Una gran mayoría ven la maternidad
como un costo extra para la empresa, debido a los gastos en cuanto a salud se
van a generar por las distintas visitas médicas que debe tener una mujer
embaraza; por otro lado, se ve el embarazo en la mujer como un obstáculo para
empresa, pues la empleada tendrá que ausentarse en diversas ocasiones, antes,
durante y después del embarazo, convirtiéndola en un gasto sin retribuciones para
la empresa y dicha organización se verá en la necesidad de cubrir esa ausencia
ya sea mediante horas extras o empleados provisionales.
La protección de la maternidad no debe hacerse, en ningún caso, limitando los
derechos de las mujeres. Se trata, por el contrario, de considerarlas como sujetos
de derecho, con independencia de si son o no madres, y, por otro lado, se debe
poner al mismo nivel la paternidad, dando los mismos derechos a los hombres
para cuidar a sus hijas e hijos desde el momento del nacimiento.