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ALIMENTOS Y MEDICINAS QUE NO SE MEZCLAN

Algunos alimentos que forman parte de nuestra dieta diaria pueden interferir con los
efectos de los medicamentos para mejorar la salud, por lo que se recomienda no
mezclarlos, cuando menos durante un tiempo; ¿cuáles son?

Los efectos colaterales (que causan cierto tipo de alteraciones al organismo) de


ciertos medicamentos pueden tener su origen en nuestro propio cuerpo, pues hay
factores que influyen para que así sea. Por ejemplo, el proceso de digestión de los
alimentos en el cuerpo puede interferir positiva o negativamente en el
aprovechamiento del fármaco por el organismo, ya que hay algunas medicinas que
son asimiladas mejor en presencia de alimento en el aparato digestivo; asimismo,
existen otras que requieren que el estómago esté vacío para rendir adecuadamente.

En alto porcentaje, los medicamentos ingeridos cuando se tiene el estómago vacío


pueden ocasionar ciertos problemas gástricos, como dolor abdominal, náuseas y
cólicos, pero esto dependerá también del estado nutricional del enfermo, sexo, edad
y la dosis del fármaco.

Por otra parte, algunos médicos omiten en ocasiones preguntar sobre el régimen alimenticio de sus pacientes y,
por tanto, no indican qué tipo de bebida o comida debe evitarse o ingerirse, si es el caso, para que el
medicamento no tenga un efecto contrario al deseado. A continuación algunas malas combinaciones que usted
debe evitar:

Antibióticos. Empleados para el tratamiento de infecciones. Absténgase de tomar bebidas alcohólicas durante el
tiempo que dure su administración para evitar dolores de estómago, náuseas, vómito o enrojecimiento de la cara.
Particularmente, las tetraciclinas no deben tomarse dentro de las primeras dos horas después de haber ingerido
productos lácteos como leche, yogurt o queso, o después de haber tomado suplementos de calcio o hierro, ya que
puede causar problemas estomacales mayores.

Anticoagulantes. Para evitar la formación de coágulos en quienes tienen problemas de circulación. El consumo
excesivo de alimentos cuyo contenido de vitamina K es elevado -vísceras, papa, aceites vegetales, yema de
huevo y verduras de hoja verde como espinacas, col y coliflor- promueven la coagulación de la sangre y trabajan
directamente en forma opuesta a las medicinas a las que nos hemos referido.

Antihistamínicos. Se usan para prevenir y aliviar los síntomas de los resfriados, asma, rinitis y ciertas alergias.
Durante su administración evite el consumo de bebidas alcohólicas, pues esta combinación produce somnolencia
y que los reflejos reaccionen en forma lenta.

Antiinflamatorios. Como su nombre lo indica, reducen la inflamación de músculos y articulaciones, pero deben
acompañarse de algún alimento o un vaso con leche para evitar la irritación estomacal.

Ácido acetilsalicílico. Alivia dolor, baja la fiebre, reduce inflamación de articulaciones y las molestias causadas
por gota. Por su naturaleza como ácido su uso puede causar irritación estomacal, que puede agudizarse al
tomarla con jugos de cítricos o bebidas alcohólicas.

Broncodilatadores. Para el tratamiento de asma bronquial, bronquitis crónica y enfisema. Porciones abundantes
de alimentos o bebidas que contengan cafeína deben ser evitadas, ya que el sistema nervioso central (cerebro y
médula espinal) puede verse afectado.

Corticosteroides. Fármacos derivados de la cortisona que se emplean para aliviar la inflamación en algunas
partes del cuerpo. La mezcla con alcohol causa irritación estomacal, razón por la que también deben evitarse
alimentos con demasiada sal.

Diuréticos. Medicamentos o agentes que aumentan la eliminación de agua, sodio y cloruro del cuerpo. El alcohol
tiene igualmente efectos diuréticos, por lo que en combinación con los prescritos médicamente pueden ser causa
de pérdida considerable de minerales como calcio y magnesio, muy importantes para el buen funcionamiento del
organismo. Los alimentos ricos en potasio, como brócoli o plátano, en combinación con diuréticos puede modificar
el ritmo cardiaco y generar palpitaciones.
Vasodilatadores. Usados para mejorar la circulación sanguínea, sobre todo por quienes han padecido problemas
del corazón. Para lograr completa eficiencia de estas drogas, el uso de sal debe ser restringido.

Como puede ver, el alcohol es un muy mal compañero de los medicamentos, pero quienes deben tener mucho
más cuidado son los enfermos diabéticos, ya que si toman un fármaco destinado a bajar los niveles de glucosa e
ingieren bebidas alcohólicas el riesgo es que se incrementen las cantidades de ácido láctico, que puede llegar a
ser mortal.

En otras ocasiones, las dietas ricas en fibra o el consumo de soya también interfieren en la correcta absorción de
alguna medicina.

Tal vez le sorprenda, pero se han dado a conocer casos en que el jugo de toronja ha logrado inhibir la acción de
algunas enzimas intestinales responsables del óptimo aprovechamiento de ciertos medicamentos (para tratar la
acidez estomacal o la presión arterial alta, sobre todo). Los especialistas recomiendan tomar esta bebida dos
horas antes o después de ingerir algún fármaco.

Por ello, siempre que asista a consulta comente con su médico el tipo de alimentación que acostumbra seguir, si
prefiere ciertos alimentos o bebidas, o si reconoce que alguno tiene efecto especial sobre su persona, información
que le servirá para saber qué prescribirle y evitar problemas adicionales.

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