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LA ELEGANCIA ESTILIZADA DE VAN DYCK (1599-1641)

Antonio Van Dyck fue un pintor flamenco del siglo XVII. Nació en
Amberes, en 1599 y se formó en esa ciudad bajo la influencia de Rubens, que
tenía veintidós años más que él.
No sabemos si de hecho fue discípulo de Rubens, pero sí que a los diecisiete
años, si no antes, era su ayudante. Fue un joven prodigio: a los veintidós años ya
había pintado más de 160 cuadros, muchos de ellos de gran formato.
Este cuadro es de 1618, cuando Van Dyck tenía diecinueve años. Muestra
a Cristo con la cruz a cuestas.
-La influencia de Rubens se observa en la musculosa figura de la derecha pero el
cuadro también muestra la fuerte personalidad de Van Dyck: los rostros rudos
o toscos son contrarios a la estética idealista de Rubens en ese momento.
-Van Dyck concibe la escena como un momento de alarma causado por la caída
de Jesús.
-Los brazos de las figuras se estiran en diferentes direcciones para expresar el
dramatismo del momento.
-El núcleo sentimental del cuadro es la mirada que Jesús dirige a su madre, una
mirada muy triste, de dolor resignado que nos llega al alma.
-Van Dyck pintó este cuadro para una iglesia de Amberes que se llama Sint-
PaulusKerk, donde aún se encuentra. Se instaló junto a otros catorce cuadros de
los principales pintores de la ciudad.

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Es uno de este grupo que se ve en la pantalla, de los que están más a la
izquierda, que no se llega a ver bien en la foto.
Que Van Dyck fuera elegido para este proyecto con tan corta edad, es una
prueba de su precocidad. Durante su juventud, Van Dyck ya mostró su maestría
como retratista.

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Este es de 1621. Un biógrafo suyo ha acusado a Rubens de encaminar a su
joven colega hacia la pintura de retratos, para evitar su competencia en la
pintura de temas históricos, religiosos o mitológicos, que se consideraba más
importante.
Esto probablemente no sea cierto. Sabemos que Rubens apoyó a Van
Dyck en muchas ocasiones durante su juventud, pero una cosa sí es cierta,
acabado el período de su formación, Van Dyck dedicó la mayor parte de su
carrera a pintar retratos, y Rubens debió de ser una causa indirecta: su éxito
abrumador no dejaba mucho hueco para otros pintores que aspirasen a pintar
los mismos tipos de cuadros que él.
Van Dyck tenía un gran talento natural.

Fijaos en este cuadro, en el espléndido vestido de la madre y en la viveza


de la mirada de la niña, y también en la elegante estilización de la falda de la
mujer, o de su mano izquierda: es muy característica de este pintor.
Los cuadros de Van Dyck parecen halagar a sus contemporáneos, los enaltece.

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Estas dos personas pertenecían a la burguesía de Amberes, en el retrato
casi parecen de la realeza, por las columnas y las cortinas del fondo, por su
posición, por su elegante vestimenta.
Muy pronto, Van Dyck se convertiría en uno de los pintores favoritos de los
reyes y otros personajes poderosos.
Van Dyck vivió en Italia de los 22 a los 28 años. Pintó todo tipo de
cuadros y estudió el arte de sus antecesores. Quien más influyó en su forma de
pintar en ese momento fue Tiziano.
Los retratos de Van Dyck son herederos de los del pintor veneciano.

Este cuadro muestra un comerciante flamenco que vivía en Venecia.


Le vemos elegantemente vestido ante una mesa, en la que una escultura, un
dibujo y un globo celestial nos dicen que le interesaban la ciencia y las artes, o al
menos, que quería que así lo pareciese.

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Si comparamos este retrato con otros de Tiziano o de otros pintores
del Renacimiento, veremos que buscan transmitir ideas semejantes: elegancia y
sofisticación sobre todo.
Pero ahora se hace con mayor énfasis, de manera más retórica, más teatral. Esta
intensidad comunicativa distingue al arte del siglo XVII del arte
del Renacimiento.
El cuadro es un gran ejemplo del talento de Van Dyck, tanto en la impresión
general que causa, como en los detalles.
Observad cómo está pintada la mano que se apoya en la silla,o el pesado tapiz
que cubre la mesa. Durante la última década de su vida, desde 1632 a 1641,

Van Dyck vivió en Londres, donde ocupó el cargo de principal pintor del
rey Carlos I. Su labor consistió casi exclusivamente en pintar retratos de la
familia real y de la aristocracia. Este es de hacia 1635, muestra al propio Van
Dyck a la derecha, y a un importante aristócrata inglés, Endymion Porter, con
quien entabló amistad.
-Las proporciones de los cuerpos, los sutiles colores de los vestidos, y la
columna y la tela del fondo, contribuyen a crear una imagen de gran elegancia.
-Las manos de los dos personajes descansan una junto a la otra, ambas sobre
una roca. Esto no es casual: ¿por qué pensáis que Van Dyck las pintó así?
-Está diciendo que la amistad de estas dos personas es tan sólida como una
roca. Van Dyck con frecuencia incluye en sus retratos objetos que parecen
casuales, pero que tienen un contenido simbólico.

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Este retrato también es del período inglés de Van Dyck. Muestra al
Duque de Richmond y Lennox, que era primo del rey Carlos I. En la manga
izquierda vemos una gran cruz bordada en plata, un signo de su
pertenencia a las organizaciones elitistas que eran tan características de Europa
en la época.
En este caso se trata de la Orden de la Jarretera, la más importante
de Inglaterra. La medalla que lleva sobre el pecho hace referencia a la misma
orden.

Conociendo el gusto del artista por el uso de elementos simbólicos en sus


retratos, es lógico preguntarse por el posible significado del perro.
Estos animales se asociaban tradicionalmente con la fidelidad, y si eran perros
de caza, con los privilegios exclusivos de la nobleza para practicar cierto tipo de
caza.
En este cuadro podría tener uno de ambos significados o ambos a la vez, o
podría ser sencillamente el perro favorito del duque.

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En cualquier caso, está claro que la actitud sumisa del animal, contribuye a la
impresión de que la superioridad del duque es absolutamente incuestionable, es
tan natural como la vida misma.
Así se veían los aristócratas a sí mismos.
Desde un punto de vista formal, el cuerpo estilizado del perro añade
elegancia al retrato. Van Dyck es un artista muy importante para la historia del
gusto en Inglaterra.

Tener un retrato de este artista colgado en sus grandes casas, quizás


junto a un paisaje de Claudio de Lorena, llegó a convertirse en una señal de
identidad para los aristócratas de ese país.
La elegancia deslumbrante de sus cuadros influyó no solo sobre retratistas
ingleses, como Gainsborough, sino también sobre la cultura inglesa en general.
Los retratos de Van Dyck han contribuido a una forma de entender la elegancia,
de la que podemos encontrar huellas incluso en iconos de la cultura popular
inglesa, como David Bowie o Brian Ferry, o los nuevos románticos.

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