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Instituto de ciencias y estudios superiores de Tamaulipas, A.

Educación a distancia.

Cambios puberales.

Genoveva Escandón Sifuentes

Gómez Palacio, Durango. A sábado 7 de Abril de 2018


Cambios puberales.

La Pubertad es la transición natural de la niñez a la madurez reproductiva.


Podemos definirla como el período de la vida en que se producen los fenómenos
fisiológicos y los cambios morfológicos que se traducen en la adquisición de los
caracteres sexuales secundarios y la maduración de los órganos reproductivos
que permiten alcanzar la capacidad de reproducirse. En esta etapa se producen
además importantes cambios psicológicos y sociales que determinarán la
adquisición de la madurez propia del adulto.

Debemos considerar que los cambios puberales se presentan independientes de


la edad cronológica, y la intensidad de estas manifestaciones, pueden tener
variaciones entre los individuos de una misma población o entre individuos de
diferentes poblaciones. Las posibilidades de variación en este proceso son
ilimitadas, debido a que cada niño sigue un patrón de crecimiento propio, como
consecuencia de la influencia de factores genéticos, étnicos y ambientales
(nutrición, afecto, hipoxia, etc.).

Por lo general, la pubertad comienza entre las edades de 8 y 13 en las niñas y las
edades de 9 y 15 en los varones; esta amplia gama de edades puede ayudar a
explicar por qué algunos todavía parecen niños pequeños mientras que otros se
parecen más a los adultos.

Cuando el cuerpo de los jóvenes está listo para comenzar la pubertad, la glándula
pituitaria con forma de guisante y ubicada en la parte inferior del cerebro, libera
hormonas especiales conocidas como FSH (folículo estimulantes) y LH
(luteinizante), estas van a cumplir diferentes mecanismos de desarrollo
dependiendo del sexo. Las hormonas viajan a través del torrente sanguíneo y
estas estimulan a los testículos (las dos glándulas en forma de huevo en el
escroto, el cual es un saco que cuelga debajo del pene), para empezar a sintetizar
la testosterona y al espermatozoide.

En las niñas, estas hormonas se dirigen a los dos ovarios, que contienen ovocitos
que han estado en el cuerpo desde el nacimiento; las hormonas hacen que los
ovarios comienzan a producir otras hormonas llamadas estrógeno y progesterona,
la cual prepara el cuerpo de una chica para comenzar sus períodos y ser capaz de
llegar a ser algún día a estar embarazada.

Los primeros cambios suelen aparecer antes en las niñas, alrededor de los 10-11
años, mientras que en los niños comienzan más tarde, entre los 12-13 años.

En los varones es difícil saber exactamente cuándo se acerca la pubertad.


Ocurren algunos cambios, pero suceden gradualmente durante un período de
tiempo en lugar de un solo evento. Aunque cada adolescente masculino es
diferente, se en promedio entre los 10 y los 15 años.

Hay etapas de desarrollo específicas que los varones atraviesan cuando se


desarrollan las características sexuales secundarias.

El adolescente se muestra como alguien lleno de confusión ya que por un lado


necesita su propio espacio para poder crear su propia identidad pero también hay
una parte que se resiste a ello ya que implica una separación emocional con su
familia, experiencia que sin duda es dolorosa.

El duelo por el cuerpo infantil

Hasta antes de la adolescencia es decir durante la niñez ese sujeto se ha formado


una imagen corporal que lo hace vivirse desde cierto lugar respecto a los otros
que le rodean, durante la adolescencia esa imagen habrá de modificarse en
función de los cambios biológicos que están emergiendo ante el surgimiento de la
pubertad y de la adolescencia.

Los adolescentes se encuentran, sin elegirlo, con el desarrollo sexual hormonal,


con cambios en los caracteres sexuales genitales y corporales, con diferentes
deseos y conductas sexuales. Ya no se será jamás un niño nuevamente ni se
tendrá ese cuerpo infantil.

Se tendrá que desinvertir la imagen infantil de sí mismo para que el apego a


ciertos objetos internos desaparezca. Ese apego debe desaparecer porque el
adolescente ahora tiene un cuerpo nuevo sexualmente maduro que le permite
llevar a cabo sus deseos.

Esto conlleva a vivenciar un proceso de duelo ante la pérdida de un cuerpo que ya


no será más el de un niño con un sexualidad que ha permitido la fantasía
omnipotente de la bisexualidad lo cual ahora le exige renunciar para dar paso a
una elección objetal. Esto implica una vivencia depresiva ya que el menor deberá
renunciar a una relación objetal de tipo narcisista y endogámico para dar paso a
otra forma de relación, ahora sobre un objeto erótico y exogámico.

Duelo por la identidad y el rol infantil

El segundo duelo es el denominado por la identidad y el rol infantil, de esta


manera el adolescente tendrá que vérselas con una realidad que le impone
nuevas funciones y responsabilidades y a su vez que le concede menos
indulgencia ante sus errores y reconocimiento a sus logros que en su etapa
infantil.

De esta manera se encuentra ante una encrucijada, ya que no se le brinda ni


permite la dependencia de la cual gozaba el niño, pero tampoco se le brinda la
libertad que posee un adulto, de esta manera el camino que busca el adolescente
es delegar sus responsabilidades, tanto al grupo social al que pertenece como a
los padres que aún posee, recurre a esto “quedando su propia personalidad fuera
de todo proceso de pensamiento, con un manejo omnipotente; es la
irresponsabilidad típica del adolescente, que él entonces nada tiene que ver con
nada y son otros los que se hacen cargo del principio de realidad”.

Así se pueden explicar algunas de las relaciones interpersonales del adolescente


que van desde el acercamiento más intenso hasta la apatía más fría en cuestión
de pocos momentos; el sujeto lo que hace aquí es cosificar a las personas,
vinculadose a estas según su conveniencia y como le puedan servir para soportar
esta carga que se le impone desde su nuevo rol y las responsabilidades que debe
asumir.
Duelo por los padres de la infancia

El duelo por los padres de la infancia es un doble duelo, el de ellos y el de los


padres. Así se evidencia un proceso de cambios en el ciclo vital familiar.

El joven se resiste a los límites puestos por los padres, si los padres dejaran este
espacio al criterio del adolescente, los resultados pueden ser nocivos

Entre sus características se encuentran, problemas Psicosociales vinculados, la


provocación permanente hacia los padres, familias donde la confrontación es
pensada como negativa. Se trata de un proceso de separación e individualización.
Nadie se separa de quien ama sin pelearse, sin buscar las fallas, sin dolor. Desde
allí se puede pensar la confrontación entre padres e hijos como necesaria y
saludable para el crecimiento

Bibliografía
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Adolescentes. Recuperado el 7 de Abril de 2018, de
http://www.loquenosadias.com/los-10-principales-problemas-que-enfrentan-
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Hermenegildo, A. (29 de Noviembre de 2014). Adolescencia y duelo. Recuperado


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