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¿Por qué “ideología”?

Es bien sabido que la sociedad vive por medio de


distintos conjuntos de creencias, paradigmas, técnicas, formas de decir las cosas
y demás aspectos para tratar de canalizar la realidad que se planta ante la misma.
La forma en que se vive delimita la cultura de determinada zona geográfica –la
mayor parte de las veces- pero también es sabido que la sociedad ha vivido
estratificada dentro de este escenario geográfico. Naturalmente, cada una de las
mentes integrantes de esta sociedad constituye un asalto a la homogeneidad de la
materia.

Puede notarse a simple vistazo que las minuciosidades rigen las


personalidades de todos los integrantes de cualquier cúmulo social. La formación
social de cada quien es una legítima odisea. Las formas de pensamiento pueden
llegar a ser masas con formas un tanto específicas pero cada enfoque racional
varia sorprendentemente. Es posible que las reprimendas por parte de una mente
hacia otra no acaben; el afán de yuxtaponer ideas sobre las que se consideran
intangibles y sin fundamentos continúa inmutablemente.

Planteando esas situaciones, podemos vislumbrar la estructuración de


estas contiendas sociales. Las ideologías, después de su génesis, eran un modo
de vida, con contenido de igualdad y con el planteamiento de que la sociedad es
una sola y sin diferencias de pensamiento. Estas modalidades de vida se
ajustaban solamente a unas cuantas personas y era de esperar que éstas se
consideraran pragmáticas y sin apertura a otras comodidades para el resto del
conglomerado. Las diferencias del pensamiento siempre han sido bifurcaciones de
un solo razonamiento: la necesidad de confort cotidiano. Al inicio de la existencia
de la ideología, parecía favorecedora pero el tiempo indicó que resultaría
doctrinario el pensamiento del ideólogo. La “solución” a esto: la perspectiva parcial
y desfigurada del mundo social podría corregirse con el realismo político.

En algún momento se incubaron, desde el planteamiento de una


ideología, prejuicios y formas correctas de pensar y comportarse para la sociedad.
Está de más decir que este conjunto de pensamientos estaban basados en una
convicción, una solitaria convicción; la estructuración de estas formas de pensar
contienen una moral específica y un fundamento central, todo esto fecundado en
una corriente social perseguida por toda la gente.

La Sociedad es creadora de sus propias arquitecturas del raciocinio y el


saber. Además, ella es quien se moldea por medio de lo temporal. La Sociedad
existe en sí misma y contiene todo lo material y abstracto, incluyendo un indefinido
número de ideologías para entenderse a sí misma.

Las primeras Ideologías culminaron sus formas en épocas de revueltas


francesas -donde el pensamiento “liberal” surgió del oscurantismo del
pensamiento- y la Ilustración. La sociedad exige ser reconstruida de manera
racional por medio de la aplicación científica (termino prematuro todavía); este
conjunto de aplicaciones científicas y críticas se volcaron al término ideología. En
palabras de Antoine Desfutt de Tracy (1754-1836) –“inventor” del término
ideología-: “Una forma de conocimiento enciclopédico y digno de crédito”1

El tiempo transcurrió y la diferenciación de pensamientos era indudable.


Marx se mofó del concepto de la ideología de la Ilustración –socialmente útil y
para una sociedad “neta”- para contra argumentar que la ideología surge de la
lucha de clases, donde esta contienda crea razonamientos antagónicos
(ideologías) y que sólo son creadas para el bien de sus respectivos creados y
adeptos; son partidarios. De igual manera, se obtiene una conclusión a partir de
un análisis de este conjunto de variables: la clase dominante tiene control de los
medios de producción y control del mayor ingreso económico en la sociedad y es
de esperar que estos también monopolicen los modelos educativos,
paradigmáticos y, cómo no, las ideologías y formas de vivir. La propagación de
ideas de control social a la merced de la clase dominante ejerce una gran
coacción sobre las clases obreras; esta acción creada por los grandes regentes
económicos provoca sensación de subyugación sobre la gran mayoría de los
ciudadanos. La fricción de estas clases propicia modelos de vida singulares,
donde cada uno expone su forma de percibir y aprehender la realidad, teniendo de
base una constitución moral y ética. La reproducción de ideas a la merced de la
1
Eccleshall, R. (1993). Ideologías políticas. Madrid: Tecnos. P.31
sociedad industrial; el control de la propagación del conocimiento social. Se puede
entender también que la concepción de Marx sobre la realidad en sí está a favor
de un entendimiento mayoritariamente “palpable y material”; existe una contienda
entre el pensamiento de Marx con respecto con el de Hegel. El idealismo se
trasfigura al enajenamiento en las ideas sobre una realidad que se constituye por
sí misma. “[…] Pero el hombre liberado por la crítica de las ideas es aún un
hombre abstracto, que no corresponde a los individuos concretos, reales.”2 Marx,
teniendo latentemente sus argumentos materialistas, indica que la ideología
abstracta produce una “consciencia falsa”, es decir, una consciencia que explica la
realidad de una manera invertida, al grado del enajenamiento y que no
corresponde con la realidad. “no es la consciencia la que determina la vida, sino la
vida la que determina la consciencia. En la primera manera de ver las cosas se
parte de la consciencia como de un individuo vivo; en la segunda, correspondiente
a la vida real, se parte de los mismos individuos vivientes reales y se considera la
consciencia sólo como su consciencia”3

La contienda entre las ideologías parece ser que continúan en lucha, pero
existe una semejanza entre ellas: la constante renovación de ideas. Las ideologías
continúan luchando pero son cambiantes fieles a su tiempo. La sociedad
estratificada, junto con su cultura y propiedades que la hacen sociedad
personifican nuevos modelos ideológicos. Esto conlleva que la forma de pensar se
traslade al campo de lo político; existe una nueva forma de lucha entre estas por la
hegemonía: la asignación de identidad, por medio de la personalidad ideológica, a
los conceptos o términos “comunes del discurso político.

Nuestra sociedad se ha visto inmiscuida en distintos procesos de


metamorfosis. Las ideologías son una representación de nuestra mente y los
matices que puede contener al paso del tiempo. Más allá de ser partidarios de una
ideología, nos daremos cuenta de que la sociedad y el hombre estará envuelto en
diferencias, pues nuestra percepción no es la misma y los sentidos de cada quien

2
Villoro, L. (2007). El concepto de ideología. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. P.45
3
Verlag, Dietz. (1961). Marx Engels Werke. Berlín. P.378 Trad. Luis Villoro.
son exclusivamente egoístas, fieles a la consciencia del individuo que forma el
conglomerado. Nuestras formas de ver la realidad existen gracias a la mezcla de
pensamientos precedentes a nuestra vida; nosotros continuamos por esa línea, o
mejor dicho, líneas de pensamiento temporal que se bifurcan y vuelven a
colisionar para transformar nuestra vida social. Nosotros continuaremos viviendo a
través de las ideas, de lo palpable y del confort

BIBLIOGRAFÍA

Eccleshall, R. (1993). Ideologías políticas. Madrid: Tecnos

Villoro, L. (2007). El concepto de ideología. México, D.F.: Fondo de


Cultura Económica.

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