Vous êtes sur la page 1sur 3

sec 04 ok_Revista UNAM 31/03/10 04:27 p.m.

Page 101

Aguas aéreas
El viejo y el bailarín
David Huerta

El poema de William Butler Yeats titulado Pound le leía libros en voz alta al maes- no: “Entre niñas de escuela” —o “escola-
“Among School Children” fue compuesto tro irlandés y al parecer le tenía una pa- pias”—; el poema así lo indica. Los dos versos
a raíz de la visita del gran bardo irlandés a ciencia sin límites; de Pound es esta evoca- finales —el pareado conclusivo, o llave, de la
una escuela Montessori en el condado de ción estrafalaria: última octava— son citados con frecuencia:
Waterford, en el año 1926. Esa visita te-
nía un propósito político, pues Yeats era Yeats trató de aprender esgrima a los cua- O body swayed to music! o brightening
entonces senador del Estado Libre de Ir- renta y cinco años. Tiraba el florete como glance!
landa, proclamado en 1922, y le corres- una ballena. A veces daba la impresión de How can we know the dancer from
pondía supervisar y valorar las condicio- ser más idiota que yo mismo. the dance?
nes en las cuales se desarrollaba en su país
la educación de la niñez; pero el resulta- Esa curiosa e irreverente estampa yeatsia- Una módica versión a nuestro idioma
do notorio y auténticamente memorable na de Ezra Pound aparece en el libro El ofi- daría más o menos lo siguiente, con metro
de la visita fue uno de los poemas más ce- cio de escritor, espléndida colección de entre- (son dos alejandrinos) y rima:
lebrados de su madurez. vistas literarias hechas por los redactores de
En 1926, el poeta tenía sesenta años de la legendaria Paris Review y publicada en ¡Cuerpo en vaivén de música, ojo
edad, era una celebridad nacional e inter- México por Ediciones Era, donde ha teni- resplandeciente!
nacional y se consideraba a sí mismo un an- do varias reimpresiones. ¿Al bailarín del baile distinguirá la mente?
ciano. Tres años antes de esa visita, en 1923,
le había sido concedido el Premio Nobel de
Literatura. En 1922, otro irlandés —tam- *** ***
bién de Dublín como Yeats, por más se-
ñas— había publicado una novela revolu- Yeats nació en 1865. En 1926, en los salo- Según la antigua preceptiva, el final de una
cionaria: Ulysses. Se llamaba James Joyce y nes y los pasillos de la escuela Montessori octava deber tener cierto aire sentencioso,
nunca recibiría, como su paisano, el pre- de Waterford, se sentía acabado; aun así, no autoritario; o bien dibujar, con relativa ro-
mio literario más famoso del mundo. Sin se conducía con amargura y prodigaba son- tundidad, el cierre de las ideas o imágenes
embargo, sería difícil oponerlos: ambos for- risas a las niñas y a las monjas-maestras: se desarrolladas en la estrofa.
man parte del núcleo irradiante del movi- veía a sí mismo —y veía cómo lo veían, co- En el caso de “Among School Children”,
miento moderno en la literatura de lengua mo “A sixty-year-old public smiling man” el último verso del poema, composición for-
inglesa, la más influyente de nuestra época. (verso 8 del poema), “un ya sexagenario, mada por 64 versos (8 multiplicado por 8),
Sólo un par de escritores de lengua espa- sonriente hombre público”. O como dice, es una pequeña obra maestra, más toda-
ñola, Jorge Luis Borges y Gabriel García autorretratándose una vez más, en el verso vía: una diminuta obra abierta, casi autó-
Márquez, conseguirían una influencia se- 32: se había convertido en “a confortable noma; pero no tiene ninguno de los rasgos
mejante a la ejercida por los autores angló- kind of old scarecrow”, “una cómoda espe- intelectuales, retóricos o conceptuales de
fonos; pero eso ocurriría varias décadas des- cie de viejo espantapájaros”. una sentencia: ¿cómo puede tenerlos una
pués, en la segunda mitad del siglo XX: la El poeta murió a los 73 años, en 1939, el pregunta? (Es posible para la práctica de la
primera mitad estaría dominada por escri- año inicial de la Segunda Guerra Mundial. filosofía Zen, según entiendo; pero en eso
tores de los Estados Unidos, de Inglaterra mejor no me meto).
y de Irlanda —con algunos casos extraor- El contenido de una pregunta es su res-
dinarios, como el del transterrado T.S. Eliot *** puesta; así, el modo de distinguir el baile
y el del ávido cosmopolita y europeizante del bailarín, la danza del danzante —la vía
Ezra Pound, en cierta época (1913-1914) se- En el título del poema de Yeats, la palabra para conocer su diferencia o para discernir
cretario de Yeats. children debe entenderse en género femeni- sus lindes—, no es aclarado directamente

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 101


sec 04 ok_Revista UNAM 31/03/10 04:27 p.m. Page 102

por Yeats. La pregunta permanece sin res- ocuparé más adelante— traduce “encen-
puesta, lo cual está lejos de indicarnos una dida”; pero el sufijo gerundial de la palabra
falta de sentido en el verso. Dicho de otra tiene un sentido más vivaz: algo así como
manera: el verso yeatsiano posee una capa- “abrillantadora” o “encendiente” —de ahí,
cidad enorme para sugerirnos respuestas po- en la versión presentada al principio escri-
sibles, a la luz del poema completo —severa bí “ojo resplandeciente”, sintagma en el cual
reflexión acerca de la vejez, “entre las esco- “ojo” es metáfora de mirada.
lapias”—, y ese poder de suscitación cons- Ese verso penúltimo no aclara si el ojo
tituye el centro diamantino de su valor poé- o la mirada pertenece al bailarín o a un es-
tico y una incitación a la imaginación y la pectador conjetural —quizás el poeta mis-
inteligencia de los lectores. En efecto: ¿có- mo. Cabe la siguiente posibilidad, si es el
mo podemos conocer la diferencia, la fron- ojo o la mirada del bailarín: ese brillo ocu-
tera, el límite, la separación (si la hay) en- lar es un emblema cifrado del cuerpo en
tre el baile y el bailarín? En el momento de movimiento. Luz en movimiento: cuerpo
leer ese verso-pregunta, cada lector, cada danzante. Cuerpo mirado, contemplado:
persona intenta imaginar una respuesta: el cuerpo del bailarín en la contemplación de
poema se abre más allá de sí mismo. (Para sus propias figuras, filigranas, evoluciones
Paul de Man esa pregunta debe entenderse sobre el escenario.
a la vez literal y retóricamente; según este
mismo crítico, las principales líneas de in-
terpretación de esos dos versos apuntan a ***
“la unidad potencial entre la forma y la ex-
periencia, entre el creador y la creación”). El poema “Among School Children” ha me-
recido comentarios diversos. He visto los dos
versos finales —en especial el último—
*** citados innumerables veces, en diferentes
contextos y para fines múltiples; su cele-
Según Helen Vendler, la pregunta sobre la bridad está bien merecida.
William Butler Yeats
danza y el bailarín en “Among School Chil- La forma escogida por Yeats para este
dren” comporta una reflexión de índole es- poema es una invención italiana. Yo mismo
toica acerca de la propia existencia perso- una huella con una forma determinada, y me ocupé de algunos capítulos de la histo-
nal: el baile es el dibujo dinámico de la vida esa forma es similar a las formas produci- ria de la octava real, en un librito titulado
y el bailarín es el viviente, inclinado sobre das por las evoluciones de un bailarín o por Tres formas, con una introducción del poeta
un dibujo movible (el de la propia vida) para los intrincados esquemas de un fabricante Antonio Deltoro y otros dos ensayos —ade-
considerar las implicaciones de esa activi- de laberintos, de dibujos o de tapices. La más del mío, “octaviano”— sobre el ro-
dad modeladora, como el hacedor de un la- forma de la vida: el arte de la vida. Poco an- mance (Eduardo Hurtado) y el verso libre
berinto en cierta página de Jorge Luis Borges. tes de considerar la figura del bailarín, Yeats (Josu Landa). Quise hacer, como mis cole-
(Borges: otro escritor-poeta de una fecun- ha interrogado el misterio de un robusto gas en ese libro, un texto útil, lo mejor do-
da vejez). castaño: no se sabe —la duda está formu- cumentado posible; al paso del tiempo, me
El epílogo de El hacedor (1960) con- lada también por medio de una pregun- he dado cuenta de cuán corto me quedé: a
cluye con estas palabras, con esta fábula: ta— si el árbol está en el tronco, en las flo- pesar de ser una estrofa o forma poética
res o en el follaje, es decir, si su ser está en prácticamente caída en desuso, su historia
Un hombre se propone la tarea de dibujar las relaciones y en el entretejimiento de sus es mucho más rica, complicada y llena de
el mundo. A lo largo de los años puebla un partes, o bien en la maciza integridad de implicaciones, logros y fracasos, de como
espacio con imágenes de provincias, de rei- su presencia completa, acaso indivisible. fue registrada en mi ensayito. Tres formas fue
nos, de montañas, de bahías, de naves, de El verso anterior a la pregunta final del coeditado en 2005 por LunaArena, Arle-
islas, de peces, de habitaciones, de instru- poema habla del cuerpo y de la mirada. El quín, Ariadna y la Casa del Poeta.
mentos, de astros, de caballos y de perso- cuerpo danzante se mece con la cadencia La postura común y corriente, aun entre
nas. Poco antes de morir, descubre que ese hipnótica de la música y en ese largo y di- poetas, es desdeñar estos asuntos de métri-
paciente laberinto de líneas traza la imagen latado momento de contemplación la mi- ca como temas de una aridez intransitable,
de su cara. rada se enciende. Yeats puso en su poema puntos “académicos” o “detalles” de plano
una hermosa palabra, brightening, para cali- inútiles. Es algo de veras extraño, como si
Para Borges y para Yeats, la vida de un ficar esa mirada luminosa. Juan Tovar —de le dijéramos con todo aplomo a un esfor-
individuo traza en el escenario del mundo cuyo trabajo con los poemas yeatsianos me zado estudiante de música: “No te preocu-

102 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO


sec 04 ok_Revista UNAM 31/03/10 04:27 p.m. Page 103

EL VIEJO Y EL BAILARÍN

pes de partituras; despreocúpate de la no- entendía y experimentaba con todas sus Waterford. ¿Esas niñas y sus madres saben,
tación, pues estás llamado a cosas más altas complicaciones, incluidas las estribacio- se pregunta Yeats, cómo se verán cuando
y todo eso te distrae de tu genio. No te que- nes eróticas, cifradas en las imágenes sobre sean unas ancianas? El tormento del viejo
mes las pestañas ni te desveles. Basta lo si- el cuerpo de Leda, uno de los temas recu- poeta ante su propia decadencia física es
guiente: el canto o el chiflido de una melo- rrentes en la obra poética de Yeats. un complicado haz de actitudes, ideas, de-
día es lo importante; puedes prescindir de rivaciones míticas. Desde sus primeros libros
las complicaciones de la armonía y de todas poéticos, Yeats fue un explorador insacia-
esas tecniquerías”. En poesía, el resultado *** ble de las energías sexuales; éstas tienen un
de estas recomendaciones está a la vista. lugar en sus investigaciones paranormales
Nadie quiere, claro, poetas ocupados de la El cuerpo mítico de Leda está en el centro y mágicas, desde luego, también. Pero a lo
métrica todo el tiempo; más bien, poetas de muchas disquisiciones poéticas de Yeats largo de su vida creativa nunca permitió la
conocedores de su oficio, aun cuando más en torno de la sexualidad. Como se sabe, desfiguración de su poesía por esos otros in-
temprano o más tarde rompan todas las re- según el mito, el dios máximo, Júpiter, se tereses “esotéricos”, aun cuando echó mano
glas. ¿Cómo me voy a oponer al endecasí- convirtió en un cisne y violó, en la vasija de ellos a menudo.
labo si no sé nada acerca de su historia ni corporal de esa transfiguración, a Leda, Esas fabulaciones míticas del viejo Yeats
de sus características? Cuando lo haya co- quien nueve meses más tarde dio a luz a tienen un asidero, en este poema de sus años
nocido bien, seré capaz de subvertirlo, des- Helena y a Clitemnestra, y a los Dioscu- de madurez espléndida, en la filosofía. En
truirlo, modificarlo. ros: Cástor y Pólux. el poema aparecen Platón, Pitágoras y Aris-
El primer “octavista” de la lengua es- Yeats identificaba a su amada de mu- tóteles; hay además una cala en la materni-
pañola fue, a principios del siglo XVI, el ca- chos años, Maud Gonne, con la Leda de la dad. Se trata de un poema con muchas ver-
ballero catalán Juan Boscán, compadre y mitología clásica, y la veía como una parte tientes, todas ellas combinadas y expuestas
compañero de armas del genial toledano cardinal de otra mitología, un conjunto de con singular brillo en versos de una extra-
Garcilaso de la Vega, ambos integrantes de ideas, historias e imágenes para su uso per- ña nobleza, desconcertantemente conmo-
los cuerpos de élite y de la corte del empe- sonal y poético. Como otros poetas de ge- vedores. Ese tenaz asedio filosófico-poético
rador Carlos V. Garcilaso utilizó la octava nio, Yeats era perfectamente capaz de rein- a grandes temas de la vida humana —en
para componer uno de los grandes poe- ventar las tradiciones y de inventar por su general, pero sobre todo tal y como la ex-
mas de su madurez artística: la Égloga ter- cuenta todo lo necesario para la construc- perimentaba el propio Yeats— alcanza su
cera, examinada con finas herramientas ción de su obra, de su visión. En esos pro- culminación en sus deslumbrantes versos
estilísticas por Dámaso Alonso en su im- cesos, su imaginación alcanzaba alturas y finales, en especial el justamente memora-
prescindible libro Poesía española; lleno de profundidades insólitas. Además de ser una ble pareado de la última octava.
admiración por el genio de Garcilaso, Alon- figura de su vida personal, Maud Gonne Pocas veces en la tradición occidental
so exclamaba al final de su ensayo crítico fue la imagen ideal o idealizada para esas (Victor Hugo, Walt Whitman, Jorge Luis
poco más o menos esto: “¡Al diablo con la invenciones y reinvenciones yeatsianas. Borges) un poeta anciano ha sido capaz de
estilística y con todos los estudios supues- Desde luego, la implicación de recurrir escribir obras maestras de un valor seme-
tamente científicos; la gran poesía de Garci- al mito de Zeus y Leda es obvia: el poeta se jante a este poema de Yeats de 1926.
laso de la Vega rebasa y deja empequeñeci- veía a sí mismo como la reencarnación o el
dos esos caminos e instrumentos rigurosos avatar de otro dios, acaso una divinidad bár-
de aproximación al texto, supuestamente dica de la tradición celta, tradición de cuyo ***
‘científicos’!”. acervo mitológico se beneficiaron sus ver-
El más grande octavista del idioma es- sos en incontables ocasiones. Maud Gonne El escritor mexicano Juan Tovar hizo en
pañol, sin duda, mi poeta favorito: Luis de fue una mujer con una personalidad pro- 1977 una extensa selección de la obra poé-
Góngora. La “Fábula de Polifemo y Gala- pia y una vida interesante, al margen o más tica de Yeats y la publicó con el sello edito-
tea” ha sido considerada por la crítica más allá de haber desempeñado el papel de “mu- rial de Era. Se titula Símbolos. Es una intro-
esclarecida —con Góngora hay mucho de sa” de Yeats: revolucionaria, agitadora so- ducción excelente a la obra de este inmenso
la otra clase de crítica— como el poema cial, feminista, actriz de temperamento fuer- poeta moderno. El excelente poeta espa-
más eufónico de nuestro idioma y uno de te y de enérgicas convicciones. ñol Jordi Doce trabaja actualmente en la
los más bellos de la lengua española. En “Among School Children”, medi- traducción de la poesía de Yeats.
Los preceptistas clásicos consideran la tación sobre la vejez y sus consecuencias Un precioso apunte sobre W.B. Yeats y
octava real como un módulo ideal para las —es ésta sólo una de las posibles maneras su participación en la sociedad iniciática
composiciones de tema grave, mitológico de verlo—, aparece de nuevo, en su per- llamada Golden Dawn puede leerse en el
o épico. Ante “Among School Children”, turbadora luminosidad, el cuerpo de Leda número 71, de enero de 2010, de la Revis-
uno se pregunta si Yeats tuvo en cuenta esas (“cuerpo lédico” traduce Juan Tovar); el con- ta de la Universidad de México: es una en-
ideas o preceptos. En ese caso, el mito re- texto es múltiple, irradiante: el viejo Yeats trega, valiosa como todas, de la columna de
creado es el de la Vejez, tal y como Yeats lo entre las niñas del colegio Montessori de José Gordon.

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 103

Vous aimerez peut-être aussi