Filosege de lv economte,
Reearcde F Crespo
Ase, Famplac, 2012
PP (UWS
De
El trabajo humano
En el capitulo anterior analizamos el lado de la demanda de la actividad
econémica. En este y en el préximo nos concentraremos en el sector de fa oferta.
Ex nihilo nihil fir, de la nada, nada se hace. Todo resultado tiene un origen. Elabo-
ramos o producimos a partir de algo. La base de lo dado, de lo existente, es Iama-
do physis por los gtiegos, natura por los latinos, naturaleza o nature en nuestras
lenguas. Dentro de esta natura podemos distinguir una parte mas bien pasiva, la
que denominamos «naturaleza» habitualmente, y otra mds bien activa, el hombre.
Hasta el siglo xv la pampa argentina era una planicie agreste llena de cardos,
planta absolutamente indtil (salvo para ser flor nacional de Irlanda), donde los
habitantes originatios, cazadores y recolectores, sobrevivian sin dejar més restos
‘que sus osamentas. Los ganados risticos que se reprodujeron a partir de la Hegada
de los espaiioles y la apropiacién del caballo por los indigenas se combinaron
para producir una explotacién pastoril extensiva y el pillaje de estos iltimos. En
uno de esos episodios mataron a mi tatarabuelo, Juan José Crespo Guerrero, para
robarle alguna tontera. Desde fines del siglo xrx, con la expansién del comercio
y la inmigracién, trabajando, la pampa se convirtié en un prodigio de fertilidad y
produecién que hizo de la Argentina el «granero del mundo», tan potente que ain,
hoy, aunque disminuida, resiste a la persistente aplicaci6n de politicas econémicas
contradictorias. Sin ese trabajo humano, la pampa seguiria siendo un erial. Esta
complementariedad entre la naturaleza inerte y el hombre solamente pudo haber
sido diseftada por la providencia, Pero esta es otra cuestién.
Eneste capitulo nos dedicaremos al trabajo. En el préximo, al capital, riqueza
acumulada disponible para producir y la empresa, mbito y actividad (una forma
de trabajo) que tiene el fin de combinar del mejor (especialmente en el significado
cualitativo del adjetivo) modo posible el trabajo y el capital. Se debe aclarar que la
cuestién del trabajo tiene numerosas aristas y da para escribir varios libros. Aqui
he hecho una seleccién de temas, otros estén mencionados al pasar y otros ni se122 EA ACTIVIDAD ECONOMICA
mencionan. En la bibliografia citada se podrén encontrar desarrollos més extensos
de las cuestiones dejadas de lado.
1. BREVE REFERENCIA HISTORICA!
Elhombre siempre ha trabajado. John Dupré y Regenia Gagnier sefalan que,
histéricamente, la realidad del trabajo ha sido considerada desde la perspectiva
subjetiva, del hombre que trabaja, hasta bien entrado el siglo xn, Esta perspec
tiva o bien ha enfatizado las fatigas y durezas del trabajo, o bien ha destacado su
importancia para el desarrollo de la persona. Los trabajos y los oficios tenjan una
demarcacién definida, que se manifestaba en nombres especificos para su rexau-
neracién, Emolumento, para los molineros; sueldo como moneda que cobraban
Jas personas armadas para Ja defensa —llamados soldados~. Algunos de estos usos
se conservan, aplicados a profesiones como los notarios, abogados y arquitectos
y dan bastante juego a consideraciones juridicas e impositivas. Aparte de este as-
pecto subjetivo, también se consideré el objetivo: para algunos, como Aristételes,
el trabajo obraba una transformacién de la naturaleza limitada, con el fin de usar
Io necesario para la vida buena. En cambio, para otros como Locke y Calvino (en.
Ja versién de Max Weber), su fin era una acumulacién ilimitade’,
‘Al nacer Ja economia neoclisica, el trabajo pasa a ser un factor de produc-
i6n, un commodity con un precio, el salario, que antes se consideraba como el
necesario sostenimiento del trabajador. Lo que no es un commodity con precio,
como el trabajo de la mujer en su casa o el estudio, deja de ser trabajo. El trabajo
pasa a ser un input més con un precio més, sujeto a leyes de oferta y demanda. Esta
|. Miguel Alfonso Maxrivez Bonrvexa(a hace un recorrido histérico de las concepciones det
trabajo desde tn enfoque a mai juicio muy acertado ens libro Repensar el rabajo, Ediciones Interna
cionales Universitaries, Madr, 2004.
2. John Durat y Regenia Gacsuén, «A bref history of work, Journal of Economic Issues, 30/2,
4353-559. Este axticulo contiene varias visiones muy agudas. Agradezco a Matias Petersen que me 10
{io a conocer. Se debe advertir que su planteamieato de fondo es marxisia, con los probleasas que ello
‘rae consigo coo zelaci6n al trabajo (al respecto, oft Hannah ARENDT, La condiciOn humana, Paidés,
Buenos Aires, 1993 (Zhe human condition, The University of Chicago Press, 1958), cap. 3; 1. Viz
ALATOUX, Sienification humaine de travail, Les Editions Ouvritres, Pars, 1953, pp. 206-210; Rafael
‘Comazén Gonzi, Fundamentos para una flosofia del irabaio, Cuademos de Anuati Filoséfico,
1. 72, Pamplona, 1999, pp. 9-10; y fos6 Angel Gaxcia CuaDkabo, Antropologia filaséfica, EUNSA,
Pamplona, 2001, pp. 206-207)
'. Las tesis de Weber en La ética protestane y el espiritu del capitalism (Peninsula, Barcelona,
1969) faa sido muy discutidas. Sin embargo, como afirma Kurt SastJs.s0n (Religién y economia,
Baiciones Marova y Fontanella, Madeid y Bercelona, 1970), ban tenido gran influencia,
ELTRABAIO HUMANO
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‘Dap ECONEICA BL TRABAJO HUMANO 123
2s més extensos vvisién implica un empobrecimiento noiable de la nocién del trabajo. Su aspecto
subjetivo queda entre paréntesis y todo el valor del trabajo pasa a radicar en su
aporte al proceso productive y a medirse por el salario, Grimaldi culmina su his-
toria del concepto afirmando: «El trabajo acaba siendo considerado tinicamente
desde una perspectiva exclusivamente financiera: solo trabaja aquel (0 aquello)
que incrementa el capital o produce ganancia»*. Con esta concepeién el mismo
tier sefialan que, ‘rabajador tiende a considerar el valor de su trabajo en fincién de los bienes que
2 la perspectiva puede comprar con su fruto, no por su aspecto subjetivo, ni tampoco por el ob-
2, Esta perspec- jetivo, es decir, el valor de lo que produce. Cuanto més puede comprar, mas vale
su trabajo; y para el ethos de la economia neoclisica, no hay limite en ese «mas».
‘De este modo, la economia se constituye en el soporte cientifico del consumismo,
legitima la codicia. Como setiala MacIntyre: «... la pleonexia {codicia], un vicio
segin el esquema aristotélico, es ahora la fuerza que mueve el trabajo produetivo
modemoy*, Las personas adquieren este vicio, mds atin cuando el tener pasa a ser
la ratz y signo del prestigio. Midiéndose el valor de las personas por su ingreso,
definen su identidad por lo que compran con este. Cuanto més tengan (y lo mues-
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onl fin de usar {nventan modas que inducen a un consumo creciente presionando sobre el trabajo
sey Calvino (en como mercaneia, Este cireulo vicioso que «racionaliza la vida» constituye una
«caja de hierro» en que tanto Weber como Marx consideran que las personas estén
sctor de produe- encerradas.
deraba como el Solo cuando la economia incorpora valores diversos del salario como benefi-
dity con precio, cios intangibles que pueden agregarse al resultado total, estos valores comienzan &
recuperarse, pero more econdmico. Esto supone una simplificacién, pues implica,
entre otras cosas, que esos valores, que deberian ser inconmensurables, resultan
intercambiables. Cabe pensar en mutar familia por salario con el fin, bien paradé-
jico, de mantener a la familia; y, de hecho, se pierde por culpa de esa mutaciéa. La
identidad de la persona constituida, entre otros elementos, por su vocacién profe-
sional, pasa a ser comerciable. Todo se negocia, incluidas las personas, a través de
su trabajo, Hasta la idea sana de que hay cosas que no tienen precio (priceless) y
que el dinero no puede comprar sirve de propaganda a una tarjeta de crédito, Se
puede interpretar tanto positiva como irénicamente. Estas consideraciones no se
oponen al sistema de salatios determinados en el mercado, con las légicas regula-
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‘Anustio Filosbtico,
‘Ailoséfica, BUNSA,
exinsula, Barcelona, 44, «Semntic del abajo, en Montserat Hemtsno (coord), Socledad del abajo y soctedad det
conocimento en la era de la globalizaciin, Prentice Hall, Madrid, 2003, pp. 11-15: . 15.
tligidn » econcmia,
‘5. En Tras la virtud, Cxtica, Barcelona, 2001, p. 280.124 LA ACTIVIDAD ECONOMICA
el salario cubra las necesidades (en un sentido amplio) del trabajador y su familia.
Si la estructura de costos de Jo producido no permite este objetivo, el problema
es de la empresa o del producto, no del trabajador. Pero en cualquier caso hoy dia
seria impensable un sistema distinto. Solo se trata de recordar que este salario no
¢s el precio de un commodity ni el fin del trabajo, sino una condicién de posibil
dad de este. No constituye ni la esencia ni el valor ni el fin del trabajo. El trabajo
se valora primordialmente por la perfeccién que posibilita a su sujeto (y por ende,
por sw contribucién al bien comin de la comunidad pequefia en que trabaja ~la
empresa-, desu familia y de la sociedad civil), en cuanto a la dimensién subjetiva,
y por la calidad del producto o servicio que genera, en cuanto a la objetiva. El tra-
bajo genera la riqueza pero es solo parcialmente fuente de su valor econémico.
Frente a este proceso contempordneo, comienzan reacciones de todo tipo.
Son de destacar, primero, tanto por su prioridad temporal como por la finura de
sus propuestas, Ia de la Doctrina Social de la Iglesia Catética, especialmente en
la Enciclica Laborem Exercens (1981), del beato Juan Pablo I, y el Compendio
de la Doctrina Social de la Iglesia (2004), del Consejo Pontificio para la Justicia
yy la Paz. Su mensaje fundamental ¢s ver al trabajo como acto humano, con todas
sus consecuencias ~acto ético y social-, y, por tanto, reconocer la prioridad del
aspecto subjetivo del trabajo sobre el objetivo. Ademis, conectan el trabajo con la
dignidad humana; el trabajo es un bien digno del hombre: «... mediante el trabajo
el hombre no solo transforma la naturaleza adaptandola a las propias necesida-
des, sino que se realiza a si mismo como hombre, es més, en un cierto sentido “se
hace més hombre”» (a. 9). En expresién de Martinez Echeverria, «la esencia del
trabajo es la biisqueda de un sentido més pleno de la vidan*, Esta es una verdad
‘que estamos en proceso de descubrir, Afirma a continuacién el mismo autor:
‘Todavia hoy cuando se habla del trabajo persiste el prejuicio de que se esti
haciendo referencia a aquellas actividades que se juzgaban necesarias e imprescin-
dibles para el mantenimiento de la vida corporal. Solo en tiempos muy recientes se
ta podido comprobar que la esencia del trabajo es efectivamente sacar adelante la
‘vida humana, pero considerada en su plenitud. Es decir, ha dejado de ser un tipo de
activided concrete, para apuntar al esfverzo comin para vivir una vida humana ms
plena.
Por otra parte, la disciplina de la direccién o administracién de empresas,
recurriendo a conocimientos de psicologia basados en diversas visiones antropo-
6. Repensar el trabajo, cit, 2004, 2.
EL TRABAIO HUMAN
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EL TRABAJO HUMANO 125
logicas, también rescata la importancia de los diversos tipos de motivaciones en el
trabajo, yendo més alld de la consideracién del salario’. El trabajo debe permitir el
despliegue libre de la inteligencia y creatividad humanas, del espiritu de iniciativa,
colaboracién y capacidad directiva, en el marco de las funciones que competen a
cada uno. Estas disciplinas estén recuperando parte de la riqueza perdida por la
simplificacién incurrida por la economia.
En definitive, la clave para una reconsideracién enriquecedora del trabajo
radica en la recuperacién de su aspecto subjetivo o préctico. Como hemos desa-
rrollado extensamente en capitulos anteriores, la economia modema eliminé el as-
pecto préctico y se quedé con el téenico 0 poiético. Asi, como sefiala Cruz Prados,
el trabajo «dejé de ser una prictica dotada de bienes internos -una actividad en
que la excelencia es auténtica virtud~ para convertirse en un quehacer meramente
instrumental, al servicio de bienes externos exclusivamentey*. El aspecto subjeti-
v0 0 préctico, al comprender la autorrealizacién personal, incluye necesariamente
su referencia a la comunidad en la que se vive, pues no se puede alcanzar sin esta.
Es decir, hablar del aspecto prictico es hablar del aspecto ético-politico, con refe-
rencia aun bien comin.
‘Ahora bien, la flosofia clasica ha distinguido siempre dos tipos de actos hu-
manos, el facere 0 producir y el agere o hacer, haciendo radicar el cardcter ético en
esie tiltimo. Para comprender a fondo el trabajo, el cardcter no escindible y prio-
ritario de su aspecto subjetivo, debemos pasar por comprender que no podemos
hablar de facere y agere como distinciones absolutes, como muchas veces se ha
tendido a hacer, sino como aspectos del acto humano. Esa mala comprensi6n est
en la raiz de las distinciones tajantes entre técnica y ética, entre moral y negocios.
Entonces, primero analizaré esta cuestién con cierto detenimiento. Aunque pueda
parecer un paso algo arduo, considero que bien vale la pena darlo. Luego sera mas
ficil volver sobre el trahajo y su recta comprensién.
2. AGERE Y FACERE
Aristételes distingue entre la praxis y la péiesis: «Accién =prézxis—es aquella
en la que se da el fin» (Metafisica IX, 6): la visiéa, el pensar, el vivir, acciones
171. Chr, especialmente Ig propuesta de Juan Antonio Pézuz Lover de considerar motivaciones
cextrinsecas, intrinsecas y tascendentes: Fundamentos de la direccién de empresas, Rialp, Madrid,
1983.
8, Filasoffa de la politica, EUNSA, Pamplona, 2009, p. 115.