Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Lipoproteínas Plasmáticas
Son macromoléculas cuya función es empaquetar los lípidos insolubles en el medio acuoso del plasma
y transportarlos desde el intestino y el hígado a los tejidos periféricos y, desde estos, devolver el colesterol al
hígado para su eliminación del organismo en forma de ácidos biliares. Constituyen un sistema polidisperso y
heterogéneo de partículas de morfología casi esférica que tienen un núcleo central hidrófobo formado por
lípidos no polares, es decir, colesterol esterificado y triglicéridos, y por una capa superficial más hidrófila que
contiene colesterol no esterificado, fosfolípidos y proteínas especificas denominadas apolipoproteína o
apoproteínas, las cuales no solo desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la estructura de la
partícula lipoproteica, sino que intervienen en su metabolismo, ya que actúan como activadoras e inhibidoras
de enzimas, transfieren lípidos de unas partículas a otras o interaccionan con receptores celulares específicos.
Las partículas lipoproteicas se diferencian entre sí por la distinta proporción de colesterol, triglicéridos y
fosfolípidos que contienen, así como por las diferentes apoproteínas integradas en su estructura. Se clasifican
de acuerdo con su densidad específica en quilomicrones (inferior a 0,93 kg/L) que en condiciones fisiológicas
solo se encuentran en el plasma después de una comida grasa, lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL; d:
0,93- 1,006 kg/L), lipoproteínas de densidad intermedia (IDL; d: 1,006-1,019 kg/L), lipoproteínas de baja
densidad (LDL; d: 1,19-1,063 kg/L), lipoproteína (a) o Lp(a) (d: 1,040-1,130 kg/L) y lipoproteínas de alta
densidad (HDL; d: 1,063-1,210 kg/L).
Metabolismo de las lipoproteínas
a) Transporte de los lípidos exógenos:
Los triglicéridos de la grasa de la dieta son hidrolizados en la luz intestinal por la lipasa pancreática para
formar ácido grasos y 2-monogliceridos. Junto al colesterol de origen alimentario y biliar y ácidos biliares se
integran en micelas que facilitaran su absorción. El colesterol penetra en el enterocito a través de un
transportador específico de membrana, el Nieman Pick C1 Like 1 (NPC1L1). En el enterocito se forman
triglicéridos y el colesterol, por acción de la acilcoenzima A-colesterol-aciltransferasa (ACAT), se esterifica.
Las moléculas de colesterol no esterificadas son expulsadas a la luz intestinal a través de ATP binding cassette
(ABC)G5/G8. Los triglicéridos, el colesterol esterificado, la apolipoproteína B48 y otras (apo-AII, apo-AIV y
apo-C) se integran en los quilomicrones. Estos se secretan al sistema linfático a partir del cual alcanzan el
conducto torácico y, finalmente, el torrente circulatorio. En este recorrido pierden apo-AI y AIV y adquieren
apo-C, especialmente apo-CII, cofactor de la lipoprotein-lipasa (LPL), y apo-E, necesaria para su interacción
con los receptores de las células hepáticas.
Los quilomicrones maduros circulantes entraran en contacto con la LPL, una enzima fijada en la
membrana de las células del endotelio capilar de ciertos tejidos como el adiposo, el muscular y otros. Su acción
consiste en hidrolizar los triglicéridos de los quilomicrones, lo que permite que los ácidos grasos derivados de
ellos penetren en el tejido adiposo y en el tejido muscular para el almacenamiento y producción de energía. Las
partículas residuales finalizan su etapa metabólica en el hígado, internalizadas a través de la denominada
proteína relacionada con el receptor LDL (LRP) que se une a la apo-E.
b) Transporte de los lípidos endógenos:
En el hepatocito, los ácidos grasos que no siguen la vía oxidativa pasan a formar triglicéridos que, junto
a esteres de colesterol, forman las VLDL; para ello se precisa la síntesis de apoproteínas, B100, C y E. Las
VLDL alcanzan el torrente circulatorio, donde ceden apo-C y apo-E a las HDL e interaccionan, al igual que los
quilomicrones, con la LPL. Esta enzima provoca la deslipidación de la partícula, que resulta en una partícula
de menor tamaño denominada IDL. Las IDL pueden internalizarse directamente por los hepatocitos o bien dar
origen a las LDL mediante la intervención de la lipasa hepática.
Las LDL son muy ricas en esteres de colesterol y contienen una única molécula de apo-B100. La
regulación de la síntesis de LDL es muy compleja e intervienen factores ambientales, fundamentalmente
dietéticos, y genéticos. La función básica de las LDL es transportar colesterol a los tejidos periféricos y también
al hígado, donde se catabolizan. Las LDL interaccionan con dichas células mediante un receptor altamente
especifico, el receptor LDL o de apo-B100/E. El receptor LDL es una proteína transmembrana que se une a la
apo-B100, tras lo cual se internaliza toda la partícula LDL y se libera el colesterol en el interior de la célula
para ejercer la regulación del metabolismo endógeno del mismo. De forma paralela a la síntesis del receptor
LDL se sintetiza la enzima PCSK9, un mecanismo de autocontrol, que inhibe el receptor LDL. Las LDL pueden
sufrir catabolismo por otras vías independientes a las del receptor LDL que adquieren importancia en ciertas
circunstancias patológicas.
c) Transporte centrípeto del colesterol
El transporte desde los tejidos periféricos al hígado se denomina centrípeto y esta mediado
principalmente por las HDL. Las HDL nacientes adsorben colesterol de las membranas celulares a través de la
acción de la ATP binding cassette tipo A1 (ABC A1). Por acción de la lecitin-colesterol-aciltransferasa (LCAT)
se esterifica el colesterol.
Las partículas circulantes más densas se denominan HDL3. Estas también absorben colesterol de los
tejidos periféricos a través de ABCG1. Con la incorporación de más esteres de colesterol por la acción
continuada de la LCAT, se convierten en HDL2. Las HDL2 transfieren esteres de colesterol a otras partículas
lipoproteicas; para ello es de gran importancia la acción de la proteína transportadora de esteres de colesterol
(PTEC), y a cambio reciben triglicéridos. También transfieren esteres de colesterol a células de tejidos
esteroidogénicos y al hígado mediante la interacción con receptores específicos como SR B1.
Las cifras aconsejables, más que normales, para la población general son colesterol total inferior a 200 mg/dL
(5,2 mmol/L) y triglicéridos inferiores a 150 mg/dL (1,7 mmol/L).