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Artículo 15.

"Toda persona tiene derecho a una


nacionalidad".
Este mes de noviembre se conocía que cada diez minutos un niño nace
en el mundo sin nacionalidad. Según datos de 2011, hay alrededor de
12 millones de apátridas en el mundo, la mayoría procedentes de países
donde se les discrimina por su etnia, su religión o su género. No son
reconocidos por estados, por lo que además de inclumplir el artículo
15, rompen con el Artículo 6 ("tiene derecho, en todas partes, al
reconocimiento de su personalidad jurídica"). La situación de estos
apátridas inclumple además otros derechos fundamentales de esta
Declaración de Derechos Humanos, ya que no pueden comprar una
propiedad (Artículo 17) , no pueden abrir una cuenta de banco, no
pueden casarse (Artículo 16) y ni siquiera registrar el nacimiento de
sus hijos (Artículo 16)

Violaciones al derecho a la nacionalidad


en República Dominicana, el hogar de la
apatridia
El Mundo
7 Nov 2014 - 9:22 AM
Daniel Salgar Antolínez
El Tribunal Constitucional dominicano decidió que el Estado no está obligado
a cumplir las sentencias de la Corte Interamericana de DD.HH.
Protestas frente a la sede del Tribunal Constitucional de República Dominicana, el 10 de octubre de
2013. / EFE

El Tribunal Constitucional de República Dominicana decidió ayer que ese


Estado no está obligado a cumplir las sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH). La decisión se da dos semanas después de
que la Corte condenara a República Dominicana por tomar medidas
discriminatorias contra haitianos y dominicanos de origen haitiano, y se
pronunciara sobre la ilegalidad de un fallo emitido en 2013 por el Tribunal
Constitucional, el cual privaría de nacionalidad a alrededor de 200.000
haitianos nacidos en suelo dominicano.

La reciente sentencia del Tribunal Constitucional dice que la membresía en la


Corte Interamericana, firmada en febrero de 1999 por el entonces presidente
Leonel Fernández, es “inconstitucional” porque nunca fue ratificada por el
Congreso. Dado que no se cumplieron los requisitos legales y constitucionales
para adherirse a la Corte IDH, las sentencias de ese tribunal no tendrían un
efecto vinculante sobre el Estado hasta que el Congreso realice la ratificación.
Detrás de los argumentos jurídicos que sustentan este alejamiento de la Corte
IDH está la tragedia de muchos haitianos que, habiendo nacido en suelo
dominicano, no tienen derecho a esa nacionalidad. La sentencia emitida el 22
de octubre por la Corte IDH declaró culpable a República Dominicana por
desconocer los derechos a la personalidad jurídica, la nacionalidad y el
nombre, y por someter a privaciones ilegales de libertad y expulsiones
sumarias a 23 haitianos y dominicanos de origen haitiano indocumentados,
entre ellos 13 menores de edad, en 1999 y 2000.

En el mismo fallo, la Corte IDH determinó que una sentencia emitida el 23 de


septiembre de 2013 por el Tribunal Constitucional dominicano viola el
derecho a la nacionalidad, a la personalidad jurídica, a la identidad, a la
igualdad ante la ley y la obligación de prevenir la apatridia, entre otros. La
sentencia obligó al Estado, entre otras medidas de reparación para las
víctimas, a hacer lo necesario para dejar sin efecto toda norma que prive de
manera arbitraria a una persona del goce del derecho a la nacionalidad si nació
en República Dominicana y no tenía acceso efectivo a alguna otra.

La decisión, tomada en 2013 por el Tribunal dominicano, resolvía el caso de


Juliana Deguis Pierre, quien había nacido en territorio dominicano de padres
haitianos y había sido registrada como dominicana por las autoridades, cuando
la Constitución reconocía que nacer en el territorio basta para adquirir la
nacionalidad.

Sin embargo, el Tribunal resolvió privar a Juliana Deguis de la nacionalidad e


impuso una nueva interpretación de “extranjeros en tránsito”, la cual equipara
este concepto con el de extranjeros en situación irregular. Con esto, el tribunal
modificó la normativa vigente en el país desde 1929 hasta 2010. Además
ordenó a las autoridades examinar los registros de nacimientos desde 1929
hasta hoy, para identificar casos similares y despojar también a estas personas
de su nacionalidad.
Así, el Tribunal logró que miles personas nacidas durante esos años en suelo
dominicano, la mayoría de ascendencia haitiana, quedaran en condición de
apátridas. Según una encuesta realizada en 2012, en República Dominicana
habitan 244.151 personas nacidas en este país de padre o madre de origen
extranjero, de los cuales 209.912 son hijos de haitianos.

El fallo afectó a tres generaciones de dominicanos de origen haitiano,


descendientes en su mayoría de jornaleros contratados para cortar caña en
ingenios azucareros del país caribeño. Entre esos trabajadores, la mayoría
sometidos a extensas jornadas y con escasas ganancias, está el padre de
Juliana Deguis.

La decisión del Tribunal Constitucional dominicano generó un fuerte rechazo


de organizaciones de derechos humanos, de los estados miembros de la
Comunidad del Caribe y de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH, el organismo que eleva las demandas ante la Corte IDH). La
CIDH enfatizó que República Dominicana, miembro de la Convención
Americana de Derechos Humanos, estaba actuando en contra de ese tratado,
que establece que toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en
cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra, y que a nadie se privará
arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla.

La sentencia emitida por la Corte Interamericana hace dos semanas reiteró


estos pronunciamientos de la CIDH y el gobierno dominicano ha manifestado
su rechazo al fallo. La semana pasada, durante el 153 período de sesiones de
la CIDH, los representantes del Gobierno alegaron que resulta “imposible”
acatar la exigencia, “por violar la soberanía de la nación dominicana”.

En el marco de ese período de sesiones, el comisionado Felipe González,


relator de los derechos de los migrantes de la CIDH, aseguró que República
Dominicana, en vez de acudir a un argumento soberanista para incumplir sus
obligaciones internacionales, debería incorporar la sentencia de la Corte IDH
como un elemento clave de su constitución. Y añadió que actualmente no
existe en el continente “una situación comparable en términos de peligros de
apatridia”.

En una entrevista previa con este diario, González dijo que desde 1997, año en
que la Comisión visitó República Dominicana y manifestó su preocupación
por la violación del derecho a la nacionalidad de miles de personas, hasta hoy,
la situación se ha agudizado, “tanto por prácticas de los organismos del Estado
como por problemas administrativos y más recientemente por la sentencia del
Tribunal Constitucional dominicano. Lo que venía ocurriendo es que a
muchos que ya poseían documentos dominicanos se los quitaban, o cuando
iban a renovarlos les quitaban la partida de nacimiento, etc. Eso ocurría de
manera discrecional y arbitraria, pero ahora se vino a consolidar con la
sentencia de la Corte Constitucional”

Derecho de nacionalidad
Artículo 15 de la Declaración Universal de Derechos Humanos

2. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.


3. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de
nacionalidad.
Según la Real Academia Española, el significado de nacionalidad es el siguiente:
1.f. Condición y carácter peculiar de los pueblos y habitantes de una nación.
2.f. Der. Vínculo jurídico de una persona con un Estado, que le atribuye la condición ciudadano de
ese Estado en función del lugar en que ha nacido, de la nacionalidad de sus padres o del hecho de
habérsele concedido la naturalización.
3.f. Esp. Comunidad autónoma a la que, en su Estatuto, se le reconoce una
especial identidad histórica y cultural.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Por otra parte, esta misma institución, salvaguarda de la lengua, determina que:

Ciudadanía, tiene las siguientes acepciones y significados:


1. f. Cualidad y derecho de ciudadano.
2. f. Conjunto de los ciudadanos de un pueblo o nación.
3. f. Comportamiento propio de un buen ciudadano.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Varias cuestiones, en el comentario de la DUDDHH objeto de este apartado de nuestra revista con la A:
1ª.- Hablar, a día de hoy, de la cuestión de la “nacionalidad” es, cuando menos, arriesgado.

2ª.- Por más que me empeño en buscar un vínculo entre la cuestión de la nacionalidad y el feminismo,
entendido este en un sentido muy amplio, no soy capaz de alcanzar a decir grandes cosas, más allá de
señalar que la idea de una “nación de las mujeres” nunca, hasta donde yo sé, ha sido una idea muy
extendida, cuando si este concepto hace referencia a una condición y carácter, me pregunto si éstos
recogen las características de nuestra condición y de nuestro carácter, cualquier cosa que sea este
último. ¿No estaremos, quizás, hablando sólo de la condición y carácter de los varones?
3º.- Por qué, se preguntarán, he insertado la definición de “ciudadanía”… pues, obviamente, porque en
ese ámbito se menciona el vocablo “derecho” y ahí, en ese terreno, aún tenemos mucho que reivindicar y
construir y, también, algunas situaciones que celebrar.

4º.- La siguiente “voz” del Diccionario:

Vínculo jurídico de una persona con un Estado, que le atribuye la condición ciudadano.
Me resulta inquietante. Me pregunto si podría presentarse el caso descrito. Me pregunto si la condición de
ciudadanía no es atribuible a toda persona por el hecho de existir, de haber nacido… ¿O solo le serán
reconocidos los Derechos de esta Declaración…?

Finalmente, constatar que la RAE debe de ir pensando en utilizar vocablos neutros que incluyan a las
mujeres. El masculino genérico debe de ser cuestionado.

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