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APUNTES “¿CÓMO SOBREVIVEN LOS MARGINADOS?

(Larissa Adler)
La elaboración definitiva de un marco teórico para el análisis de la marginalidad corresponde a
otras disciplinas, dotadas de herramientas teóricas y metodológicas que la antropología no
puede arrogarse sin perder de vista sus objetivos específicos. Especialmente en lo referente a
estudios urbanos, la división del trabajo entre las ciencias sociales es todavía materia de
discusión entre los especialistas. Wolf ha sugerido que la antropología debe dedicarse
principalmente al estudio de las instituciones informales que surgen en el medio urbano
(y en las sociedades complejas en general), dejando a otras disciplinas el análisis de las
instituciones formales. Es plausible, por lo tanto, utilizar las herramientas
metodológicas de la antropología para estudiar los mecanismos informales de
subsistencia de los marginados, puesto que el medio urbano industrial no cuenta con
instituciones formales capaces de asegurar su subsistencia.

La combinación ecléctica de métodos provenientes de diferentes áreas de las ciencias sociales


fue la que hizo posible la obtención de los principales resultados de este trabajo, tales como el
hallazgo de las redes sociales de intercambio recíproco en la barriada. Sin embargo, parece
importante destacar que estos métodos deben estar siempre subordinados a la
observación directa: la antropología urbana no es diferente a la de las sociedades
pequeñas o rurales en este respecto. El enfoque holístico “desde adentro”, que ha sido
característico de lo mejor de la antropología tradicional, sigue siendo válido hoy para la
nueva rama de la antropología urbana.
En este trabajo hemos descrito el origen de una barriada de la ciudad de Mexico, y su proceso
de desarrollo desde la época de 1930 hasta los años 1971-1972 en que se llevó a cabo el estudio
de campo. Hemos hecho un análisis cuantitativo, apoyado y corroborado en cada punto por la
observación participante, de la composición social de origen de los pobladores, de su vida
económica y de sus relaciones sociales.
En el curso de este estudio se identificaron 45 redes de intercambio reciproco, que hemos
clasificado y descrito según los tipos de unidades domesticas que las constituyen. Hemos
presentado una acumulación de evidencia que permite señalar estas redes como el
elemento de estructura social más significativo en la barriada, ya que permiten explicar
el proceso de migración, el patrón de asentamiento en la ciudad, los frecuentes
movimientos y cambios de domicilio dentro del radio urbano, el patrón ocupacional de
los pobladores, y, sobre todo, el hecho incontrovertible de su supervivencia económica.
…se define consistentemente el punto de vista según el cual la marginalidad no consiste
en una simple clasificación por ingresos, origen geográfico o social, patrones de
residencia urbana ni por hipotéticos rasgos culturales, sino que representa y refleja una
situación estructural peculiar en relación con la economía. Vemos a la marginalidad
como un proceso, que tiene su origen en el desarrollo industrial y que adquiere
características especiales en las condiciones económicas propias de América Latina. La
principal de estas características es la inseguridad económica crónica. Lo esencial en la
marginalidad es su falta de vinculación y de integración al sistema económico urbano-
industrial.
En Cerrada del Cóndor no se observó el patrón descrito para otras ciudades latinoamericanas,
según el cual el migrante llega inicialmente a los tugurios centrales y se traslada posteriormente
a las barriadas periféricas. Posiblemente, en la ciudad de Mexico los tugurios se hayan
saturados desde hace bastante tiempo y no representan residencias de paso.
Cada poblador tiende a atraer, o ser atraído, por un grupo de parientes que se instalan
en unidades domesticas comunes o contiguas. Con el tiempo, y mediante el proceso de
migración y los sucesivos cambios de residencia urbana, se forman redes familísticas
basadas en la vecindad y el intercambio reciproco. Este proceso es muy generalizado, de
modo que la estructura social de la barriada se asemeja a un conjunto de redes. Los
vecinos no emparentados tienden a integrarse a tales redes mediante el compadrazgo y
el cuatismo. Los miembros masculinos de las redes frecuentemente tienden a las mismas
ocupaciones, lo que se debe a que los migrantes son introducidos a su trabajo urbano
por familiares ya establecidos en la ciudad.
Las ocupaciones representativas de la barriada son de tipo marginal: trabajadores no
calificados o “peones”, y trabajadores calificados ambulantes o “maestros”, todos ellos
desprovistos de seguridad de ingresos. Existe una diferenciación económica en la
barriada, que parece deberse menos a diferencias reales de ingresos como a factores de
educación y de aculturación a la ciudad.
Existe una correlación directa entre los niveles de vida y los siguientes factores: escolaridad del
jefe de familia, tipo de ocupación del jefe de familia, número de personas que trabajan en la
familia, tenencia del terreno y moderación en el consumo de alcohol. Todos estos factores
repercuten en las entradas netas de la familia. Sin embargo, la seguridad laboral no depende
del nivel de vida ni del nivel de calificación, ya que los artesanos más altamente calificados
carecen de ella. En cambio, hay veladores o barrenderos que han logrado obtener posiciones en
industrias o en dependencias públicas, por lo que gozan de algún seguro laboral y de cierta
estabilidad de empleo, que sin llegar a ser equivalente a la de un obrero industrial o de un
empleado es mayor a la de la generalidad de los marginados.
Las redes de intercambio que hay en la barriada suplen mediante la ayuda mutua los
efectos de la inseguridad laboral. Las redes pueden clasificarse de acuerdo con el tipo de
unidad domestica que las forman en redes de tipo extenso (con o sin gasto común), redes
de tipo compuesto, redes mixtas y redes de vecinos no emparentados. Esta misma
clasificación implica un continuum de mayor a menor intensidad de intercambio mutuo entre
los individuos componentes de la red. La escala de intensidad de intercambio mide pues un
aspecto de solidaridad, que se rige mediante la “confianza”. La mayor intensidad de
intercambio se encuentra en la red de tipo extenso. En cambio, la red de tipo compuesto
es la más frecuente y la que parece adaptarse mejor a las condiciones típicas de vida en
la marginalidad, gracias a su mayor flexibilidad. Las unidades domesticas de tipo
compuesto consisten en un grupo o hileras de unidades residenciales vecinas o contiguas, que
permiten combinar las ventajas de la familia extensa con la privacidad de la familia nuclear.
Algunas redes coinciden con unidades domésticas, mientras otras abarcan a dos o más unidades
domésticas. Hay también conjuntos de redes dispersas en la barriada, pero unidas por
vínculos de parentesco especialmente fuertes: las llamamos “macro-redes”. En cada
caso, la red de intercambio ocurre allí donde la vecindad y el campo de relaciones
sociales coinciden y hacen intensificarse los lazos de reciprocidad. La igualdad
socioeconómica representa otra condición previa para el intercambio reciproco. Ni
siquiera el parentesco cercano es capaz de sobreponerse a los obstáculos de un desnivel
económico. En cambio, cuando hay igualdad y predisposición para el intercambio se
crean lazos de parentesco ficticio (compadrazgo) donde no haya consanguinidad. Aun en
las redes formadas exclusivamente por parientes existen frecuentes compadrazgos entre los
integrantes de la red. De la misma manera el cuatismo refuerza la amistad entre los
integrantes masculinos de las redes, a través de la rueda de bebedores y de los demás
mecanismos de solidaridad propios de esta institución.
En cambio, llama la atención la virtual ausencia de otras asociaciones a nivel local,
urbano o nacional. Aparte de la red de intercambio prácticamente no hay participación
de los pobladores en instituciones comunitarias, políticas o sociales de ninguna índole.
La confianza es el cemento que une a los integrantes de la red, pues describe la cercanía
psicosocial capaz de reducir las barreras al intercambio y de promover las expectativas
de reciprocidad. Esto es necesario puesto que la reciprocidad, a diferencia del
intercambio de mercado, es una relación económica no explicita y no especifica, que se
realiza en un plazo diferido indeterminado, y que siempre se inserta en una relación
social.
…los marginados viven en los espacios sobrantes o intersticiales del radio urbano;
desempeñan labores u ocupaciones que por serviles o tradicionales no son codiciadas por la
fuerza laboral urbana; se alimentan y se visten de las sobras de la economía urbana; hacen su
casa de los desechos industriales urbanos y carecen de las garantías mínimas del proletariado
urbano que incluyen las leyes del trabajo y del seguro social.
La tesis de este libro sostiene que el marginado sobrevive gracias a una organización
social sui generis, en que la falta de seguridad económica se compensa mediante redes
de intercambio reciproco de bienes y servicios. Estas redes representan de hecho un
sistema de seguro cooperativo informal que incluye entre sus múltiples funciones la de
alojar y alimentar a los migrantes durante el periodo inicial de su adaptación a la ciudad,
y la de mantener a los pobladores de barriadas durante los frecuentes periodos de
desempleo o incapacitación. Además, las redes otorgan un apoyo emocional y moral al
individuo marginado, y centralizan su vida cultural, frente a la virtual ausencia de
cualquier otro tipo de participación organizada en la vida de la ciudad o de la nación.
Podemos afirmar, por lo tanto, que la red de intercambio reciproco constituye la
comunidad efectiva del marginado urbano, en las barriadas latinoamericanas.

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