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La rehabilitación de la
economía clásica por Sraffa.
Meek, Ronald.
Economía e ideología y otros ensayos.
Ed. Ariel.
España 1972, pp. 243 -- 268.
LA REHABILITACIóN DE LA ECONOMIA CLÁSICA
POR SRAFF A 1
243
marginalista. Por último, también se puede considerar como
una especie de gloriosa rehabilitación del planteamiento
clásico (y del marxiano, hasta cierto punto) de ciertos pro-
blemas cruciales referentes al valor y la distribución. En el
presente ensayo deseo atender a este-tercer aspecto del libro.
Al hacerlo no pretendo sugerir que la esencia del lib~o de
Sraffa estribe en esta rehabilitación del planteamiento clá-
sico: la intención principal de Srafta es construir un modelo
propio del siglo xx para tratar problemas del siglo xx. Si
me acerco a su libro del particular modo que he dicho es
porque creo que ese modo ofrece el mejor método para en-
tender su argumentación básica.
Empecemos por dejar en claro tres cuestiones generales
acerca de la relación entre el modelo de Sraffa y los viejos
modelos clásicos. En primer lugar, tanto el modelo de Sraffa
cuanto los modelos clásicos atienden a la investigaci6n de
un mismo conjunto de propiedades del sistema econ6mico,
las propiedades que, como dice Sraffa, ~'no dependen de
cambios de la escala de producci6n ni de la proporci6n de
los 'factores"'.'" Los economistas clásicos se ocupaban en
general y de hecho-al menos en su análisis básico de la
economía cómo tal- s610 de esas propiedades, puesto que
generalmente tendían a pensar que los beneficios de escala
para la industria en su conjunto son constantes, y que las
proporciones según las cuales se usan los diferentes medios
de produ~ción en cualquier in4ustria están determinadas tec-
nológicamente. Sraffa se distingue de esto en que no enun-
cia ni supone nada acerca de la variabilidad o de la oons;'
tancia de tales rendimientos. Se limita a escoger para el análi-
sis un tipo particular -de sistema económico en el cual care-
ce de iffiportancia la cuesti6n de si los rendimienios son va,"
riables o constantes. Se trata de un sistema en el eualla pro-
ducci6n procede un día tras otro y un año tras otro exacta-
mente del mismo modo, sin ca.."Ilbiosde escala ni de las pro-
."
3. 01'. cit., p. V.
244
porciones entre los factores. Por este procedimiento Sraffa
puede dedicarse delibe'í'adanwnte a la investigaci6n de las
mismas propiedades del sistema econ6mico de las que se
lJcuparon objetivamente los clásicos, pero evita al mismo
tiempo la necesidad de' adelantar supuesto alguno, (tal vez
objetable) acerca dt la naturaleza de los rendimientos.
La segunda cuesti6n es ésta: los economistas clásicos,
deseosos de proponer enunciados generales o "leyes" refe-
rentes a la economía que les. interesaba, querían, como es
natural, que sus sistemas fueran" determinados", en 'algún
sentido útil y significativo del término. Los métodos que uti-
lizaron para conseguir el grado de determinaci6n requerido
fueron a menudo agudos y sugestivos. Pero no dieron con
la idea de que les sería muy útil para garantizar la determi-
naci6n el postular determinadas interrelaéiones' entre ele~
mentos del input y elementos del output para el conjunto
de la economía, de modo que el output de determinadas
industrias se considerara input de otras. Sin duda supieron
que esas interrelaciones existen y son importantes: no se
puede olvidar que Quesnay ha construido :su notable .Ta-
bleau Économique, ni que Marx ha elaborado sus célebres
esquemas de la reproducci6n, ni que Ricardo (si no yerra
SrafFa) ha sostenido en cierto momento una "teoría del be-
neficio basada en la p;roporci6n del trigo".4 Lo único que
me. interesa afirmar aquí es que, en general, los clásicos no
utilizaron. esas interrelaciones postuladas como parte inte-.
grante de los. métodos que empleaban .para conseguir' que
fueran determinados los precios y las rentas de los factores,
esto es, para resolver el problema general del. valor,mien-
.
~ras que eso es precisamente 10 que hace SrafFa,5 . .
245
"oUU del sistema capitalista, pero cI'eían que como condi-
ción previa para el estudio de ese problema había que anali-
zar la naturaleza del sistema capitalist2. como tal. Y creían
que el método mejor para conseguir ese análisis consistía
en empezar por imaginar la irrupción repentina del capita-
lismo en una forma precapitalista dl,3e'con(\mía en la cual el
trabajo fuera realmente el único «fuctor" remunerado. En
esta economía precapitalista, llamada por Smith el "estadio
temprano y rudo de la sociedad" y por Marx "producción
simple de mercancías", todo el producto del trabajo va a
manos de los trabajadores.6 Se afirmaba entonces que en una
economía así los precios de equilibrio relativos de las mer-
cancías tenderían a ser iguales a las cantidades de trabajo
requeridas para producirlas desde el principio hasta el final.
¿Qué ocurría al-aparecer en escena una clase de capitalistas
y al repartirse el producto neto de la economía entre ellos
y los trabajadores? En particular, ¿qué ocurría con los pre-
cios de equilibrio relativos? ¿Seguirían siendo iguales a las
cantidades relativas de trabajo incorporado o divergirían
ahora d~ esas cantidades? Y si divergían, ¿serían las dife-
rencias al azar O se podría mostrar que estarían "sometidas
a ley", en algún sentido útil de esta expresión? ¿Impondrían
las divergencias el abandono completo de la simple "ley del
val.or" que actuaba en la economía precapitalista, o serían
sólo modificadoras de su funcionamiento? Estas preguntas
no se consideraban puramente académicas, ni de poca im-
portancia para los problemas de la política económica. Antes
al contrario: los economistas clásicos creían que si se consi-
guieran respuestas adecuadas se penetraría hasta la esencia
misma del sistema capitalista y Sé.obtendrían Iosinstrumen-
tos adecuados para proceder a la tarea principal, la deter-
minación de lo que Marx (y Mill) llamaron las "leyes del
movimiento" del sistema capitalista.'l El procedimiento gene-
246
, ,
. ~
-----
II
10. Se notará que, puesto que cada una de las k ecuaciones se puede
inferir de la suma de las demás, no hay en realidad más que k - 1 ecua-
k -
ciones independientes. Pero es fácil reducir el número de inc6gnitas a
1 tomando una mercancía como medida del valor y haciendo su pre-
cio igual a la unidad. Véase Sraffa, 01'. cit" p. 5. .
11. 01'. cit., pp. 6 ss.
248
de la subsistencia. Una tal economía podría tener las si-
guientes condiciones de producción:
249
nomía más compleja que produzca un número cualquiera,
k, de mercancías diferentes. Se puede formular un conjunto
de k ecuaciones de producción expresadas en precies y en
el cual el número de ecuaciones independientes sea igual al
número de incógnitas, de modo que queden determinados los
pn~ciós de las k mprcancías y la tasa media de beneficio. u
Ahora tenemos que alterar el supuesto que venimos ha-
ciendo acerca de los salarios. Hasta este momento, efectiva-
mente, hemos supuesto que los salarios consisten en medios
de subsistencia necesarios para los trabajadores, de tal modo
que, como dice Sraffa, los salarios intervienen en el siste-
ma "en el mismo plano que el combustible de los motores
o el pienso del ganado".H; Pero, en realidad, los salarios
pueden contener no sólo el "elemento siempre presente de
la subsistencia" (que es constante), sino también una ~'par-
ticipación en el plusproducto" (que es variable).16 ¿Qué se
puede hacer con esta nueva circunstancia? Lo más correcto
sería dividir el salario en sus dos partes componentes, seguir
tratando los bienes necesarios para la subsistencia de los tra-
bajadores como medios de producción, igual que el combus-
tible, el pienso, etc., y tratar el elemento variable del sala-
rio como parte del plusproducto del sistema. Pero Sraffa,
para evitar "manipular el concepto tradicional de salario",
trata a partir de este punto el salario entero como variable,
esto es, como parte del plusproducto. Esto quiere decir que
a partir de ahora la cantidad de trabajo utilizada en cada
industria tiene que aparecer explícitamente en nuestros
enunciados sobre las condiciones de producción, ocupando
el lugar que en nuestros enunciados anteriores cubrían las
correspondientes cantidades de bienes de subsistencia.
14. Hay k ecuaciones independientes que, si SP-toma una mercancía
como medida del valor haciendo que su precio sea igual a la unidad, bas-
tan para determinar los k-I precios y la tasa de beneficio, t.
15. Op. cit., p. 9.
16. Esto implica que en realidad Sraffa define el "p1usproducto" de
un sistema como la diferencia entre el output bruto y lo que Ricardo
llamaba "los gastos de producción absolutamente necesarios".
250
'.~-
2,1:)1
Sraffa, "el sistema "sepuede mover con un grado de Hbertad~
y si se fija una de las variables quedan fijadus las demás"Y'
En particular, si conocemos los salarios, quzdan uetermina- .
dos todos los precios y la tasa ue beneficio.
111
252
los. Pues si la úrlÍca forma de .::enta es el salario, todos los
costes del input se reducen en Última instancia a .costes sala-
riales. Esto significa que el valor de cada producto final
será igual a la suma de sus il1vuts al coste salarial, 10 que
implica, naturalmente, ~i los salarios son uniformes, que las
razones e¡}tre los precies serán iguales a las razones entre
las cr.ntidades de trabajo incorporadas po Esta propusición
equivale, como es obvio, a reafirmar la verdad de la prppo-
sición de Smith, Ricardo y Marx de que en el "estado tem-
prano y r1ldo de la sociedad", en el cual no hay beneficio, la
clásica "ley del valor" actúa, por así decirIo, directamente,
de modo que las razones entre los precios en equilibrio serán
iguales a las razones entre las cantidades de trabajo in-
corporadas.
Ahora bien: Smith, Ricardo y Mar~, tras asentar esa pro-
posición, pasan a afirmar que en una sociedad capitalista, en
la cual el producto neto se divide entre salarios y beneficios,
los precios no siguen esa sencilla regla. La "ley del valor"
que originariamente funcionaba de ese modo simple y direc-
to queda entonces sometida, como dice Ricardo, a impor-
tantes "modificaciones".21 Al igual que sus predecesores clá-
253
sicos, Sraffa se dispo110 a coDside¡'ar la naturaleza y las cau-
sas de esas "modificaciones". '
La explicación por Sraffa de la causa básica de las "mo-
dificaciones" es escllcialmente la misma do Ricardo y ~Marx.
"La clave del movimiento de los precios relativos subsiguien-
te a un cambio salarial", escril)e Sraffa, "se encuentra en
la desigualdad de la~ proporciones en las cuales se emplean
en las diferentes industrias el trabajo y los medios de pro-
ducción".tZ2 Me parece que será útil empezar por explicar
este punto crucial tal como lo hizo Ricardo. Supongamos
que tenemos una economía que consta de tres industrias dis-
tintas, A, B Y C, en cada una de las cuales la proporción
en que se combinan trabajo y medios de producción difiere
de las proporciones de esa combinación en las otras dos.
La razón entr.e los salarios y el valor de los medios de pro-
ducción gastados es diferente en cada industria. Ejemplo de
una economía así puede ser el siguiente:
Valor de los
medios de
producción Salario, Precio
gastados
254
Supongamos ahora que aparecc una clase de capit~Hs-
tas que comparte el prodücto l1€to cell 185.traLajadorcs. Su-
pongamos que los salarios disminuyen cn una mitad y; como'
consecuencia de ello, los beneficios suben de O a un nivel
que implica un8 tasa media de ~ por ciento, por ejemplo,
del valor de los medios de producci6n gastados. (Prescin-
dimos provisionalmente de la importante cuesti6n de hasta
qué punto subirían l'ealmente los beneficios como resultado
de la indicada reducci6n de los salarios: nos limitamos a su-
poner que se elevarán desde () hasta la cifra, arbitrariamente
escogida, del 25 por ciento.) El precio de cada mercancía
se compondrá ahora del valor de los medios de producci6n
utilizados (que por el momento suponemos fijos en su nivel
inicial) más los salarios (reducidos ahora a la mitad en cada
caso), más un beneficio del 25 por ciento del valor de los
medios de producci6n gastados. La situaci6n será la si-
guiente:
Valor de los
medios de
producción Salarios Beneficios Precio
gastados
256
'600, pese a la disminuci¿m de los salarios. Supongamos, en
camhio, que esos medios de producción utili~ad(js e,n L hi-
dustria B sean producídos por una industria como A Je
nuestro ejemplo, una ind1Jstria en la cual h1 razón de! trabajo
a los medj0s de producción es relativamente pequeila. En
este caso el precio de los medios de producción utilizados
en B subiría al disminuir los salarios, de modo que el precio
del producto. de la industria B puede subir, en vez de dis-
minuir como disminuye en nuestro ejemplo. Así, pues, los
movimientos de los precios relativos de dos productos a con-
secuencia de un cambio de los salarios depende, como dice
Sraffa, "no sólo de la 'proporción' entre el trabajo y los me-
dios de producción por los cuales son producidos respecti-
vamenh~, sino también de la 'proporción' con los cuales se
han producido esos medios mismos y de la 'proporción' con
la cual se han producido los medios de producción de esos
medios de producción; y así sucesivamente".124
Supongamos una industria que representara una especie
de frontera entre las industrias en "déficit" y las industrias
en "superávit" que antes hemos distinguido. En una indus-
tria así, como dice Sraffa, "el montante de la reducción de
los salarios daría exactamente lo necesario para pagar los
beneficios a la tasa general".25 Supongamos, por ejemplo, que
existiera una industria que utilizara trabajo y medios de
producción en una proporción tal que, sobre la base de los
precios iniciales de los medios de producción, el montante
de la reducción de salarios suministrara exactamente lo ne-
cesario para pagar los beneficios a la tasa media, en vez de
suministrar algo menos, como en nuestra industria A, o algo
más, como en nuestras industrias B y C. Supongamos ade-
más -y esto es 10 esencial- que los medios de producción
empleados por esa industria fueran producidos ellos mismos
por trabajo y medios de producción en la misma proporción,
26. Si los salarios se reducen a cero, la razón entre el valor del pro-
ducto neto de la industria "fronteriza" y el valor de sus medios de produc-
ción se hará equivalente a la tasa de beneficio en dicha industria, y, por
hipótesis, esa razón no puede cambiar. Así, pues, si los salarios son cero,
los precios han de cambiar en el resto de la economía de tal modo que la
tasa media de beneficio se iguale a la razón entre el valor del producto
neto de la industria "fronteriza" y el valor de sus medios de producción.
258
~sa condición. No es probable que ninguna industria exis-
tente ea la economb eumpla con esos requisitos; pero Sraffa
pipnsa. que también se podría ~ratar de una mezcla de in.
dustrias o de fracciones ue industrias. Por eso su tBrea subsi-
guiente consiste en mostrar que es efectivamente posible
dE;stilar de cualquier economía existente una especie de in-
dustria compuesta en la cual la razón entre el producto neto
y los medios de producción sea invariable pese a cualquier
cambio de los salarios. Tomemos un sencillo ejemplo de esa
operación que practica Sraffa para obtener una industria
compuesta que satisfaga esa condición básica. Sea una eco-
nomía cuyas condiciones de producción físicamente expre-
sadas son las siguientes:
259
de trigo; y los medios de producción..,(:onstan de 16 tonela-
das de hierro más 400 arrobas de trigo. La razón es, pues:
¿j
tone lacIas de hícrru + 100 an:ohas de trigo
16 ton'e1adas de hierro + 400 arrobas de trigo
260
precios. Sl'alfa procede entonces a mostrar muy elegante-
mente que siempre hay un conjunto de multiplicadores
sólo J1no- quP, aplicado a las industrias de cualquier eco- -y
nomía existente, las redispone en las proporciones
.
rrectas " . "co-
Observemo~ ahora 10 que ocurre con la tasá de beneficio
en la industria compuesta o "standard"
salarios. Si designamos por R (romo antes)cuando cambian
la raZÓn los
del pro-
ducto neto a los medios de producción, por t la tasa de bene-
ficio y por s la proporción del producto neto destinada a
salarios, la relación entre los salarios y los beneficios en la
industria "standard" se puede expresar COn la siguiente sen-
cilla relación:
t:::::R(l-s)
Tomemos como ejemplo la industria
"standard"queque
mos de considerar, con R:::::1/4. Supongamos tres acaba-
cuar-
tas partes del producto neto (o sea, 3 toneladas de hierro
+ 75 arrobas de trigo) se destinan a salarios, de modo qne
el cuarto restante (o sea, 1 tonelada de hierro + 25 arrobas
de trigo) se destina a beneficios. La tasa de beneficio será:
261
también al sistema económico realclelque hemos obtenido
el sistema "standard". Pues el sistema rcal, arguye Sraffa,
consta de la~.mismas ecuaciones básicas que f'l sistema "stan-
dard", aunque con diferentes proporciones, de modo que
"una vez dado el salario, la tasa de 'heneficio queda deter-
minada para ambos sistemas independientemente de las
proporciones de las ecuaciones de cada uno de ellos" .28 Por
lo tanto, concluye Sraffa, la tasa de beneficio de la econ01nía
en su conjunto queda determinada en cuanto que conoce-
mos R (la razón del producto neto a los medios de produc-
ción en la industria "standard", que es igual a la "tasa
máxima de beneficio") y s (la proporción del producto neto
de la industria "standard" destinado a salarios). O, por de-
cirio de otro modo, cuando está dada la proporción del pro-
ducto neto de la industria "standard" que se destina a sala-
rios, la tasa media de beneficio para la economía en su con-
junto depende del nivel de R.
En el resto de su libro Sraffa utiliza abundantemente esa
sencilla relación entre los salarios y los beneficios para di-
lucidar varios difíciles problemas teóricos. En un capítulo,
por ejemplo, analiza el caso en el cual se producen mercan-
cías con medios de producción ellos mismos producidos en
diferentes períodos del pasado (y así sucesivamente), de
tal modo que el elemento beneficio de l<:>sprecios de esos
medios de producción es diferente, y se pregunta cómo varia-
rán los valores relativos de las mercancías al cambiar la tasa
de beneficio.29 En la segunda parte del libro estudia los nue-
vos problemas que surgen al tomar en cuenta el hecho de
la existencia de elementos de capital fijo que se utilizan más
de una vez y van disminuyendo gradualmente de valor a
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lo largo de su duración. ¿Qué generaliz~ciones se pueden'0'
hacer, pregunta Sraffa, sobre el curso de esa depreciación.
hasándonos en los fundamentos teóricos asentados en la pri-
mera parte del libro? For último, aplicando el método ue
aproximaciones sucesivas de un modo muy parecido al de
sus pr~deces<,res clásicos, Sraffa introduce la tierra en el
cuadro y construye nn sistema d~ ecuaciones más complica-
do, en el cual, dados los salarios,. quedan determinados los
precios de todas las mercancías, la tasa de beneficio y la
renta pagable por tierras de diferentes calidades. Para el
historiador del pensamiento económico, uno de los rasgos
más interesantes de estas ampliaciones sucesivas del análi-
sis básico de Sraffa es la cantidad de viejos conocidos cuyo
recuerdo surge por el camino. Por ejemplo, en el capítulo
sobre el capital fijo Sraffa hace un interesante uso del expe-
diente clásico -introducido por Torrens- de tratar lo que
queda del capital fijo al final del año como una especie de
producto mixto adicional de la industria en que se utiliza.
Tienen especial importancia en estas últimas partes del libro
la distinción tempranamente establecida entre productos
"básiCos" y "no-básicos" 80
y el análisis general de produc-
tos conjuntos.
263
IV
Aún queda por comentar un rasgo muy importante del
análisis de Sraffa, a saber, su rehabilitación implícita de la
teoría clásica del valor-trabajo en una forma muy parecida
a la que esa teoría tiene en manos de l\'Íarx. La teoría mar-
xiana del valor-trabajo 110dice, contra lo que se suele supo-
ner, que los precios de equilibrio de las mercancías sean
siempre proporcionales a las cantidades de trabajo necesa-
rias para producidas. Afirma, sin duda, que esa proposición
es verdadera para una economía en la cuai "el entero pro-
ducto del trabajo pertenezca al trabajador"; pero admite -y
hasta subraya- que los precios de equilibrio no siguen nor-
malmente esa simple regla en la economía capitalista, en la
cual parte del producto neto se destina a beneficios. Se mues-
tra que en una economía capitalista los precios se desvían
normalmente de las cantidades relativas de trabajo incor-
porado, por razones previamente descritas en el presente en-
sayo. Pero, para el análisis marxiano, incluso en una eco-
nomía capitalista los precios de equilibrio de las mercancías
están detenninados "'indirectamente" y "'en última instancia"
. por ciertas razones fundamentales entre cantidades agrega-
das de trabajo incorporado, aplicables a la economía tomada
en su conjunto. Pues las desviaciones de las razones entre
los preGÍos respecto de las razones entre las cantidades de
trabajo incorporado dependen -dadas las proporciones en
las cuales el trabajo y los medios de producción se combi-
nan en cada industria- del nivel de la tasa media de bene-
ficio; y la teoría marxiana -sostiene que el nivel de la --tasa
media de beneficio depende a su vez de las decisivas razo-
nes entre las cantidades de trabajo incorporado a las que
me acabo de referir. Así, pues, si se puede realmente mos-
trar que la tasa media de beneficio está detenninada por
esas razones entre las cantidades de trabajo incorporado, se
puede llegar razonablemente a la conclusión de que las des-
264
viacÜmes de las razones entre los predos de equilibrio res,;
.pecto de las razones entre las cantidades de trabajo incorpo-
rado están ellas mismas determinadas por "las cantidades de
trabajo incorporado",
El método con el que ~1arx muestra la dependencia de .
Medios de
produ<:ción Salarios Plusvalía
(A) 40 160 80
(B) 60 90 45
(C) 120 80 40
Se supone en este ejemplo que la economía. consta de
tres industrias distintas, A, B C. Las cantidade"s registra-
das bajo los rótulos ";\1edios Yde producción", "Salarios" y
"Plusvalía" están expresadas en horas de trabajo. Tomemos
como ejemplo la industria A. En la industria A los medios
de producción gastados durante un período de producción
dado "contienen" o "tienen incorporado" un total de 40 ho-
ras de trabajo pasado. Análogamente se supone que la suma
total de trabajo presente o directo absorbido por la indus-
tria durante el período considerado es de 240 horas, suma
de las cifras 160 y 80 de las columnas "Salarios" y "Plus va-
líá'. También se supone que en dos tercios de ese tiempo
total de trabajo -esto es, 160 horas- los trabajadores di-
rectos aportan al producto el valor exactament~ necesario
para cubrir sus propios salarios. En las 80 horas restantes
producen lo que Marx llamó "plusvalía", única fuente en su
opinión del beneficio capitalista, Esa misma interpretación
se aplica a las cifras de las industrias B y C, en las que se
observará que la proporción en que se combinan el trabajo
265
y los medios de.,producción difiere de la proporción de la
industria A. Pero se supone que en todas las jndustrias la
razón entre la plusvalía y los salarios es la misma (en este
caso 1 : 2).
Marx sostiene que la tasa media de beneficio de esta cco-
nomia se puede averiguar tomando la plusvaHa agregada
producida por la economía en su conjunto (165) y redistri-
buyéndola entre las tres industrias en proporción con los me-
dios de producción empleados por cada una de ellas. O, por
expresar la idea de un modo acaso más comprensible: la
tasa media de beneficio estará deternlinada por la razón
entre la plusvalía total y el total de los medios de produc-
ción. En este caso será, naturalmente, tres cuartos, 75. por
ciento.82 Así, pues, esta razón entre cantidades agregadas o
totales de trabajo incorporado determina la tasa media de
beneficio y, por lo tanto, las desviaciones de las razones
entre los precios de equilibrio respecto de las razones entre
las cantidades de trabajo incorporado.
A primera vista puede parecer que ese análisis tiene poco
en común con el de Sraffa. Pero supongamos que postula-
mos además, como la postuló Marx mismo, una industria
en la cual la razón entre los medios de producción gastados
y los salarios es igual a la razón entre esas cantidades cuan-
do son agregados, cuando son las de la economía tomada
como un todo. La industria B de nuestro ejemplo es clara-
mente una industria que presenta esa característica, una in-
dustria en la cual, por usar el léxico de Marx, la "compo-
266
sición orgánica de] capital" es igúiil a la' "media
En una industria así, como se puede ver por la ilustración,
social","
la razón de la rIusvalía a los medios de pmduceiúu (45: 60)
es "igual a la razón entre esas
la economía (165: 220), magnitudes en el conjunto de .
que la tasa mediR de beneficio en lapues,
Podemos, decirtomada COmo
eccnomía ""n Marx '"
un todo se determina por la razón de la p1usvalía a los me-
dios de producción en esta industria B, cuyas
de producción condiciones
representan una especie de "medía social",
°, por decir lo mismo de otro modo, que la tasa media de
beneBcio en el conjunm de la economía está dada por la
expresión siguiente:. 35
2R7
de prodt;.cción.36 Dicho de otro modo: Sratta postula entre
,,'
la tasa media de beneficie y las condiciones de producci6n
de Sft industria "slandard" exactamente b misma relación
que ~1an~ postula el1tre j~ tasa nJedía de beneficiu y las Con-
diciones de producción de su industria cede cflpital tic com-
posición orgánica m~dia». Lo que ambos economistas inten-
tan mos~rar es que (dados los salarios) ]a tasa media de be-
neficio y, por lo tanto, las desviaciones de las razones entre
los precios respecto de las razones entre las cantidades de
trabajo incorporado, se rigen por la razón del trabajo direc-
to al trabajo indirecto en la industria cuyas condiciones de
producción representan una especie de "media" de las con-
diciones que predominan en el conjunto de la economía.
J\1arx consigue ese resultado por el procedimiento de postu-
lar como indusb;ia "media" una industria en la cual la "com-
posición orgánica del capital" es igual a la "media social''"
Pero su resultado no puede ser sino provisional y aproxima-
do, porque para alcanzado ha hecho abstracción del efecto
que tendría un cambio de los salarios sobre los precios de
los medios de producción utilizados en la industria "me-
dia".s7 Sraffa muestra que se puede llegar al mismo resulta-
do sin hacer abstracción de ese efecto, con sólo sustituir la
industria marxiana de cecapital de composición orgánica me-
dia" por su industria "standard". Desde este punto de vista,
la industria" standard" de Sraffa es esencialmente un inten-
to de definir las .. condiciones medias de producción" de un
modo que pennita conseguir el resultado que buscaba MarX.
268